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MICHAEL TOURNIER Y EL MUNDO SIN EL OTRO 301

300 FANTASMA Y LITERATURA MODERNA


2. Michel Tournier y el mundo sin el otro*
Mi~o. pero que s_e dice de lo que di.fiere en i -de lo inteñs.o, de lo
desigual q de le d.isyumo (volu .otªd de potencia). Es indudablemente «La bestia dejó de masticar de pronto, conservan10 una larga_gra-
~~ Todo, pero 41:1~se díce de lo que perm~ece desigual; es la Neee- mínea entre sus dientes. Después, soltó una carca¡ada a traves de
stdad, que se dice solamente de lo fortuito. "El .mismo es unívoco: su barba y se levantó sobre sus patas traseras. Dio algunos r:asos ·
s.er, lenguaje o silencio univ0cos. Pero el serurri:voco se dice de entes hacia Viernes, agitando en el vacío sus patas delan_teras, sacudiendo
que _no l? sonr el lenguaje unívoco se aplica a cuerpos que n·o lo on, sus inmensos cuernos como si saludara a una multitud ante su paso.
e~ sllenc10 «puro» rodea palabras que_ no • lo son. En vano · se busca- Esta mímica grotesca heló de sorpresa a Viernes. La bestia no estaba
na , pues, e? el eterno retorno la simpli idad de un círculo, .como la más que a algunos pasos de él cuando se dejó ~aer -~acia _adelante,
CC?nvergen~i~ de series ~rededor de un centro. Si hay circulas, es el tomando a la vez un impulso de catapulta en dzreccwn a el. Su ca-
c1rcu_ .lus VLtiesus deus: la dilerencia está en el centro, y la ci:rcunfe- beza se hundió entre sus patas delanteras, sus cue1:nos asomaron a
r~c1a es el eterno paso a través de las series divergentes. Círculo manera de horquilla y voló hacia el pecho de ~ze_rnes c?mo. una
siempre d~scentrado para una e,ircunferencia excéntrica El eterno enorme flecha empenachada de piel. Viernes se w:o a_ la zzq_uzerda
retorno 'es precisamente Coherencia, pero es una coherencia que no una fracción de segundo demasiado tarde. Una pestilencia almizclada
~e~a su~sistir la mi~, la del mun:do y la de Dios ..!!> Tampoco la repe- lo envolvió ... » 1 ·
tic16n ruetzscbeana uene nada que ver con la kierkegaardeana, o, mas
generalmente, la repetición del eterno ret-orno no tiene nada que ver Estas páginas tan hermosas relatan la lucha de Viernes. c?n el
con la repetición cristiana. Pues lo que la repetición cr:isr,iana haee macho cabrío. Viernes resultará herido, pero el buco monra, «_el
volver; lo hace volver una vez, nada más que una vez: la riqueza gran macho cabrío ha muerto». Y Vierr:es anuncia, su proyecto mis-
de Job y el hijo de Abraham, el cuerpo resuc.ítado y el y0 reco- terioso: el macho cabrío muerto volara y cantara, buco volado~ Y
brad0. Hay una diferencia de naturaleza entre lo que regr _esa «de musical. Para el primer aspecto de su proyecto se sirve de la piel,
una vez por todas» y lo que vuelve todas las vec-es, una infinidad depilada, lavada, pulida, extendida sobre una ~structu_ra de madera.
de veces. ambié-n el eterno retorno es el Todo, pero el Todq que se Atado a una caña de pescar, el macho cabno ampl_1fica el menor
dice ·ge; miembros disyuntos o de senes divergentes: n0 lo haee re- movimiento del sedal, asumiendo la función de un gigantesco flota-
gresar tod0 , no hace volver nada de lo que vuelve una vez, de lo que dor celeste, transcribiendo las aguas en e.l cielo. En 7uanto al se-
pretende rec.entrar el circulo, hacer las series convergentes, restau - gundo aspecto, Viernes utiliza la cabeza, y con las tnp~s hace 1:1n
i:'.a.r
, el yo, el mundo y Dios. Cristo no volverá en el círculo de Di0ní- instrumento que pone en un árbol muerto para prod~cir una sm~
s0s, el orden del anticristo expulsa al otro. Todo lo que, fundado .en fonía instantánea cuyo único ejecutante ha de ser el vient?: es asi-
Dios, hace de la. dis y unción un uso negarivo o exclusivo, eso es lo ne- como el rumor de la tierra es a su vez transportado. al cielo "/ . se
gado, lo exc(uido por el eterno rewrno. Todo eso es reinitid0 al orden convierte en un sonido celeste organizado, pansonondad, «musica
de Di9s que procede de una vez por todas. EJ fantasma del Ser verdaderamente elemental». 2 De estas dos forrr;as el gra_n macho
(eterno retorno) no hace vol er sino a fos simulacros (voluntad de cabrío muerto libera los Elementos. Se observara que la tierra Y el
potencia tomo simulación). Coherencia que no deja subsistir la. mía, aire no juegan tanto el papel de elementos particulares con1;0 el de
dos completas figuras opuestas, cada una de las cuales reune_ por
el eterno retorno es sinsentido, pero sinsentido que distribuye el sen-
tido a las series divergentes en todo el contorno del círculo descen- su cuenta los cuatro elementos. Pero la tierra es lo que los encierra
t:rad9, pues «la locura es la pérdida del mundo y di! sí mismo eo y los sujeta, )os contiene en la profundidad de los. cuerpos en t~nto
nombre · de ' un conoeim:iento sin comienzo ni fin». 37 que el cielo con la luz y el sol, los lleva al .estado hbre Y puro, hb~a-
dos de sus' límites para formar una energía cósmica de superficie,
una, y sin embargo, propia a cada elemento. ~~y, pues: un fuego, un_
agua, un aire y una tierra terrestres, pero tamb1en una tierra,_ un agua,
un fuego y un aire aéreos o celestes. Hay un combate de la tierra Y el

., Traducimos la expresión francesa «autrui» por «otro», «el otro», que no le


36. Les Lois de. l'hospitalité, Posfacio. Y «Oubli et anamnese ... 4, pág. 233: hace entera justicia. · . . . , 161
l. Vendredi ou les limbes du Pacifique, Gallimard, 1967, pag. ·
« ¿Quiere decir esto que el sujeto pensante per~erfa su identidad a partir de un
pensamiento cohereate que lo excluí.tia a él mismo?» 2. Pág. 171.
37. Les oís lde l'hospitalité, Posfacio , pág, 346.
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cielo, en donde lo que se juega es el apresamiento o la liberación de esos «vagidos de recién nacido de los elementos fund~mental~s: he-
todos los elementos. La isla es la frontera o el lugar de este combate. lio, oxígeno, silicio, hierro» . Y sin duda hay algo de Miller e !nclu~o
Por eso es tan importante saber de qué lado basculará, si será capaz de Lawrence en este Robinson de helio y de oxígeno: el macho cabno-
de derramar en el cielo su fuego, su tierra y sus aguas, y de conver- muerto organiza ya el vagido de los elementos fundamentales.
tirse ella misma en solar. El héroe de la novela es tanto la isla como Pero el lector tiene también la impresión de que esta gran Salud
Robinson, o corno Viernes . La isla cambia de figura en el curso de del Robinson de Tournier esconde algo que no es milleriano ni lawren-
una serie de desdoblamientos, así como el propio Robinson cambia ciano. ¿Sería esta desviación absolutamente esencial que implica, in-
de forma en el curso de una serie de metamorfosis. La serie subje- separable de la sexualidad desértica? El Robinson de T_ournier se
tiva de Robinson es inseparable de la serie de estados de la isla. opone al de Defoe por tres trazos que se encadenan con ngor: se re-
El término final es Robinson convertido en elemental en su isla mite a fines, a objetivos, en lugar de serlo a un origen; es sexuado;
restituida a su vez a los elementos: un Robinson de sol en la isl; estos fines representan una desviación fantástica de nuestro mundo,
tornada solar, uraniano en Urano . No es el origen lo que aquí impor- bajo la influencia de una sexualidad transformada, en lugar de una
ta, sino, por el contrario, el desenlace y el objetivo final, descubiertos reproducción económica de nuestro mundo, por la acción de. un tra-
a través de toda clase de avatares. Es la primera gran diferencia bajo continuado. Este Robinson no hac e nada perverso propiamente
con el Robinson de Defoe. Se ha subrayado a menudo que el tema hablando; y sin embargo, ¿cómo evitar la impresión de que él mis-
del Robinson en Defoe no era soiamente una historia, sino «el ins- mo es perverso siguiendo la definición de Freud, es d~cir , a~uel que
trumento de una búsqueda»: búsqueda que parte de la isla desierta se desvía de los fines? En Defoe era lo mismo remitir Robmson al
y que pretende reconstruir los orígenes y el orden rigurosos de los origen y hacerle producir un mundo conforme al n~estro'. en Tour-
trabajos y las conquistas que de ellos e logran con el tiempo. Pere nier, es lo mismo remitirlo a fines y hacerlo desviar, diverger en
está claro que la búsqueda está falseada dos veces. Por una part€:, cuanto a los fines. Remitido a los orígenes, Robinson tiene necesaria-
la imagen del origen presupone lo que ella pret ende engendrar (véa- mente que reproducir nuestro mundo, pero, remitido a l?s fines, ne-
se todo lo que Robinson ha salvado del naufragio). Por la otra, el mun - cesariamente se desvía. Extraña desviación que no es, sm embargo,
do .reproducido a partir de este origen es el equivalente del mundo de las que habla Freud, puesto que ella es solar y _toma por objet_o
real, es decir, económico, o del mundo tal como sería, tal y como los elementos: tal es el sentido de Urano . «Si hubiese que traducir
debería ser si no existiese la sexualidad (véase la eliminación de toda necesariamente en términos humanos este coito solar, convendría
sexualidad en el Robinson de · Defoe). 3 ¿Habrá que concluir que la se- definirme bajo las especies femeninas y como la esposa del cielo.
xualid ad es el único principio fa:ru ástico capaz de desviar al mundo Pero este antropomorfismo es un contrasentido. En realida _d, en ~l
del orden económico riguroso asignado por el origen? En suma, la grado supremo al que hemos accedido Vier1:es y yo, la diferenci~
intendón , en Defoe , era buena: ¿qu é le sucede a un hombre solo, sin de sexo está superada y Viernes puede i.dent1ficarse con Venus, asi
e_l Otro , en la isla des iert a ? Pero, el problema está mal planteado. como puede decirse, en lenguaje humano, que yo me _abro a la fec1;1n·
Porque-, en lu gar de llevar un R.obinson asexuado a un origen que dación del Astro Mayor.» 4 Si es verdad que la neurosis es lo negativo
reproduce un mundo económico análogo al nuestro, arquetípico del de la perversión, ¿la perversión, por su parte, no sería lo elemental de
nuestro, habría que llevar un Robinson asexuado a fines completa- la neurosis?
mente diferentes y divergentes de los nuestros, en un mundo fan-
tástico él mismo desviado. Planteando el problema en términos de * * *
fin y no de origen, Tournier se prohíbe dejar que Robinson aban-
done la isla. El fin, el objetivo final de Robinson es 1a «deshumani - El concepto de perversión es bastardo, semijuríd~co, semin:iédic?.
zación», el encuentro de la libido con los elementos libres, el deseu- Pero ni la medicina ni el derecho prevalecen aqm. En el mteres
brimiento de una energía cósmica o de una gran Salud elemental actualmente renovado por un concepto semejante, parece que se bt1s-
que no puede surgir sino en la isla, e incluso en la medida en que ca en una estructura de la misma perversión la razón de su tan
la isla se ha convertido en aérea o solar. Henry Miller hablaba de ambigua relación eventual, tanto con la justicia como con la medi-
cina. El punto de partida es éste: la perversión no se define por la
3. Sobre el Robinson de Defoe , véanse las observaciones de Pierre Macherey, fuerza de un deseo en el sistema de las pulsiones; el perverso no es
qµe muestran cómo el tema del origen está ligado a una reproducción económica alguien que desea, sino quien introduce el deseo en un sistema total-
del mundo y a una eliminación de lo fantástico en provecho de una pretendida
uea.lldad> de este mundo: Pour une théorie de la production littéraire, ed. Mas-
pé.ro,. págs. 266-275. 4. Pág. 185.
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mente dife rente y l o hac desempeña r. en este sistma, el papel de un objetos detrás de mi espalda se encrespan y forman un mund~, pre-
lrroite interior . de llll foco virtual o de- un punto cero (la famosa apa- cisamente en tanto que visibles y vistos por el otro. Y, para m1, esta
tía ádi~ ) - El pe rver so ya .no es un yo que desea; como el Otro, profundidad, a partir de la que los objetos se inmiscuyen o. :e muer-
para él, taJ!!p o co es un obje to de! eado dotado de existencia real. La den unos a otros, y se ocultan unos a otros, _la veo tamb1en ~orno
no, ,eia_ de Tou.ro ier no es in embru: go tma t es.is sobre la perversión. una extensión posible para el otr?, extensión en la q_ue se ahne~n
o es una novela de tes is. i una novela de per · on ajes, pu to que no y pacifican (desde el punto de vista de otra _p:ofund1dad). En sm-
hay otro. Ni una no ela de aná lisi in t erio r, pues Robinson tenía mey tesis, el otro asegura los márgenes y trans1c10n _es en el mundo.
p oca interioridad . Es una as o mbros a nove la cómica de av~n t,w :as y Es la suavidad de las contigüidades y de las semepnzas. Regula. las
UJ1a novela có mica de ava t ares. En lugar de u na tesis sohre _la per- transformaciones de la forma y del fondo, las vari aciones de profun-
ver~ón , es una nov ela qu e desarro lla la t esis misma de Robinson: el didad. Impide los asaltos por detrás . Puebla el mundo c~n un rumor
hombre sin el otr o en su isla . Pero la «t esis » encue ntr a tanto más benévolo. Hace que las cosas se inclinen las unas hacia las otr_as,
sentido en cuanto que, en vez de remitirse a un origen supuesto, v de una a- otra encuentren complem entos naturales. Cuando ~lgm~n
anuncia aventuras : ¿qué va a acontecer en el mundo insular sin el ~e lamenta de la maldad del otro, olvida esa otra maldad aun .11:ªs
otro? Se buscará, pues, en principio, lo que significa el otro por sus temible, la que tendrían las cosas si no hubiera el otr~. ~1 relat1v1za
efectos: se buscarán los efectos de la ausencia del otro en la isla, lo no-sabido, lo no percibido; porque el otro, para m1, 1~troduce el
se inducirán los efectos de la presencia del otro en el mundo habi- signo de lo 110 percibido en lo que yo percibo, m~ determina a hacer-
tual, se concluirá io que es el otro y en qué consiste su ausencia. me cargo de lo que yo no percibo como perceptible por e~ otro. En
Los efectos de la ausencia del otro son , pues. las verdaderas aven- todos estos sentidos, es siempre por el otro que pasa m1 dese?, Y
turas del espíritu: una novela experimental inductiva. Entonces, la que mi deseo recibe un objeto. Yo no deseo nada que no sea visto:
reflexión filosófica puede recoger lo que tan eficaz y vívidamente pensado, poseído por el otro posible. As~ está el fundamen~o de mi
muestra la novela. deseo. Siempre es el otro quien abate mi deseo sob~e el obJet~- ,
El primer efecto del otro es, alrededor . de cada objeto que per- ¿Qué pasa cuando el otro falta en la es~ructura ael mund~. Solo
cibo o de cada idea que pienso, la organización de un mundo ·mar- reina la brutal oposición del sol y de la nerra , de una luz insoste-
ginal, de una mancha, de un fondo de donde otros objetos y otras nible y de un abismo oscuro: «la ley sumaria del_ t_odo o nada». Lo
ideas pueden salir siguiendo leyes de transición q<J.e regulen el paso
sa b 1.d o y lo no sabido , lo percibido
. y lo no perc1b1do
. . .se
, enfren!an
d 1 la
de unos a otros. Yo miro un objeto, después me doy vuelta, lo dejo de manera absoluta en un combate sin matices; «m1 v1s10n e a 1_s
introducirse en el fondo, al mismo tiempo que emerge del fondo se reduce a ella misma, lo que de ella no veo es un ~esconoc1do
un nuevo objeto de mi atención. Si este nuevo objeto no me hiere, absoluto, por todas partes donde no estoy ~ctualmen~e _rema un~ n_o-
si no me agrede, con la violencia de un proyectil (como cuando uno che insondable ».6 Mundo crudo y negro, sin pote¡1c~ahdades n~_vir-
tropieza contra algo que nunca ha visto), es porque el primer objeto tualidades: ¡0 que se ha desmoronado e~ la categona de lo po~1ble.
disponía de todo un margen en el que yo sentía ya la preexistencia de En lugar de formas relativamente armomosas _que saler.i de un fondo
los siguientes, todo un campo de virtualidades y de potencialidades para volver a entrar según un orden _d~l espacio y del t~empo, no h~
que sabía capaz de actualizarse. Ahora bien, un tal saber, o sentimien- sino líneas abstractas, luminosas e h1nentes, no hay mas q:1e un si
to de la existencia marginal, no es posible más que por el otro. «El fondo rebelde y huidizo. Nada más que Elemenws. El srn-fondo Y
otro es para nosotros un potente factor de distracción, no solamente la línea abstracta han reemplazado a lo modelado y el fon~o. Todo
porque nos molesta sin cesar y nos arrebata nuestro pensamiento es implacable. Al dejar de tenderse y de plegarse unos hacia otr?s,
intelectual, sino también porque la sola posibilidad de su adveni- l~s objetos se alzan amenazantes; descubrimos entonces mal~aaes
miento arroja un vago destello sobre un universo de objetos situados que no son ya Jas del hombre. Diríamos que, cada c?sa, habiendo
al margen d~ nuestra atención, pero capaz en todo instante de con- renunciado a su modelado, se reduce a sus h~eas mas duras, nos
vertirse en su centro.» 5 abofetea O nos golpea por detrás. La ausencia ?el otro es como
La part~ del objeto que no veo la pongo al mismo tiempo como cuando nos tropezamos, y se nos revela _la veloc:dad sorprende1;t~
visible para el otro; hasta el punto de que, cuando haya dado el ro-
deo para alcanzar esta parte oculta, me encontraré con el otro tras
de nuestros gestos. «La desnudez es un luJO q~e solo el homb~e
damente rodeado por la multitud de sus sem 7_1antes pu~de atnbm,se
~:h-
el objeto para hacer una totalización previsible. Y siento que los sin peiigro. Para Robinson, mientras no hubiera cambiado de alma,

5. Pág. 32. 6. Pág. 47.


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representi:tba una prueba de una temeridad homicida. Despojado d.t este mundo posible llamado Albertine. En una palabra, el otro como
esos pobres harapo -usado • lacerados, mantj:llados, pe,ro napiel0s estructura es la expr esión de un mundo posible, es lo expresado to- -
de vario milenios de civilización e- impregnados de humanidad - , u mado como aún no existente fuera de lo que lo expresa. «Cada uno
carne se ofrecía vulnerable ·y bl~ca a la radiáci.én de los elementos de estos hombres era un mundo posible , bastante coherente con sus
puros.» 7 Ya no hay má-s transiciones; e terminó la suavidad de las valores, sus focos de atracción y de repulsión, su centr? de gra;1e-
contigüidades y las semejanzas que nos permitían habitar el mund.Q . dad. Por diferentes que fueran unos de otros , esos posibles teman
No ub i ten más que profundídade infranqueables, distancias y actualmente en común una pequeña imagen de la isla -¡cuán ~u-
diferencias absolutas , o bien -, por el contrario , insoportables repeti - maria y supe rfici a l!- en torno de la que se qrganiz~ban. -y en un nn-
ciones <::ómo extensiones exactam~nte superpue tas. cón de la cu al se encontrab a un náufrag o lla m a d o R obinso n Y su
Comparando los primeros efectos de su presencia y lo de su siervo mestizo . Pero p or central que fu es e esa imagen, cad a tlÍl á esta-
ausencja, .podemos decir lo q_ue es el otto. El error de l~ teorías ba marcada po r lo s signos de lo p rovi sional, d e lo efímero , co n d en ada
filosóficas es reducirlo tanto a un objeto particufar como a otro su je- a retornar en un plazo breve a la nada de donde la había sacado el
to . (e incluso una concepción como la de Sartre se limitaba, en El S er extravío accidental del White bird. Y cada uno de esos mundos po-
y la nada., a reunir la s dos determinacion es haciendo del otro un sibles proclamaba ingenuamente su realidad. Eso era el otro: un pósi-
objete bajo mi mirada c·on el riesgo de que él, a u vei, me mire ble que se empeña en pasar por real.» 8
y m e transfor.me en objeto). Pero el otro no es ni un objeto en el Podemos comprender m ejor los efecto s de la presencia del otro .
campo de mi percepción, ni un sujeto que me percibe· es, en pri me r La psicología moderna ha elaborado una rica seri e de categorías que
lugar , una estructura del campo perceptivo sin la cual este campe, dan cuenta del funcionamiento del campo perceptivo y de las va-
en su conjunto, no funcionaría como lo hace. Que es~ estructura riaciones del objeto en este campo: forma-fondo , profundidad-longi-
sea efectuada por personajes reales por ujetos variable , ya para tud, tema-pote:n'cialidad , perfiles-unidad de objetos , franja-centro,
vosotro;;, y vosotros para mí, no impide que preexista, como condi - texto-contexto, tética-no tética, estados transitivos-partes sustantivas,
ción de organización en genera:)., a los términos que la actualizan en etcétera. Pe r o el problema filosófi co correspondiente probablemente
cad _a campo per ceptivo organizado -e l vuestro, el mío-. Así, E l Otro no está bien planteado: se pregunta si estas categorías pertenecen al
a priori, como estructura absoluta, funda la relatividad de lo otr os campo perceptivo mismo, y si le son inmanentes (monismo) _, o bien
como ténnin9s qtte efectúan la estructura en cada camp o . Pe ro ¿ cuál se remiten a síntesi s subjetiv a s ejercidas sobre una m atena de la
es esta estructura? Es la de lo posible. Un rostro espantado es 1a percepción (dualismo). Sería un error rechazar la interpretación dua-
expresión de un espantoso mund9 posibJe , o de algo espantase en lista bajo el pretexto de que la percepción no se realiza a través ~e
el mundo, que yo no veo todavía. Comprendemo que l0 po sible no es una síntesis intelectual que juzga; evident emente, se pueden concebir
aquí una categoría abstracta que de signa algo que no existe: el mun - síntesis pasivas de un tipo de sensibilidad muy diferente actuando
do posible e>--presado existe perfectamente , pero no existe (actqal- sobre una materia (Husserl , en este sentido, nunca renunció a un
ment e) fuera de lo que lo expresa . El rostro aterrado no se parece cierto dualismo). Pero, incluso así, dudamos de que el dualismo esté
a la cosá aterrador a ; la implica la envuelve como otra cosa, en una bien definido mientras que se establezc a entre una materia del campo
especie de tor ión que pone lo expresado en lo expresant e. C~nando perceptivo y las síntesis prerreflexivas del yo. El verdadero dualismo
yo capto a mi vez y por mi cuenta la realidad de lo qu e el otro ex.pre - está por completo en otra parte: entre los efectos de la «~structura
saba , no hago nada más que explicar al otro, desarr ollar y realizar el Otro» en el campo perceptivo, y los efectos de su ausencia (lo que
el !OtJndo p osible correspondi~nte. Es verdad que el otro a d a una sería la percepción si no hubiera el otro) . Es necesario comprender
cierta realidad a lo s po sibles q1,1eenvu elve: hablando, precisament e . que el otro no es una estructura entre otras en el campo de la per-
El otro es la existencia de lo po sibl e envuelto. El lenguaje es la re a- cepción (en el sentido en que , por ejemplo, se le reconocería una
lidad de lo pasible en tanto · que tal. El o es el de arrollo, la expli - diferencia de naturaleza con los objetos). Es la estruct ura ql!-e con-
cacjón de los pesibl es, su proce so de realización en lo actual . Al ver diciona el conjun to del campo y su funcionamiento, haciendo posible
a Aibenine; J>r0ust dice de ella que envuelve o expresa la pl aya -y el la constitución y la aplicación de las categorías precedentes. No es el
rótnper de las olas : (<Si ella me hubiese visto, ¿qué hubier a podi do yo , es el otro como estructura lo que hace posible la perce~ción.
yo representarle? ¿Desde el seno de qué univ er so me distinguía ell a ? .. Son , pues, los mismos autores los que interpretan mal el du~hsmo,
El amor, los celos, serán la tentativ a de desarr olla r, d e de sp~egar y no salen de la alternativa según la cual el otro sería , o bien un

7. Pág. 27. 8. Pág . 192.


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objeto particuLar en el campo~ o bien on:o sujeto d· campo. Pefi- aterrado por el mundo; envuelve bajo otros aspectos al propio mun-
niendo el otro, a partir de Tounuer, como ia expresión de un mundo do que se desarrolla delante de mí; constituye en el mundo tantas
-posible , io con ertimos , JJO.rel contrario, en el principio a priori de la o cuantas burbujas que contienen otros tantos mundos pos1ºbl es. . 11
organización de -todo campo pereeprivo e:gún las categ_orias; lo con, En este sentido, el otro hace que mi conciencia caiga necesariamente
ver~o en la estructura que permite el funciorurmiento y la «cate- en un «yo era», en un pasado que no coincide ya con el objeto. ~n_tes
go_rización» de ese campo . El verdadero dualismo , entonce , ªparece de que apareciera el otro, había, por ejemplo, un mundo tranqmhza-
con la ausencia del otro: ¿qué le ucede en ese caso al campo percep- dor del que no · se distinguía mi conciencia; el otro surge expr_e-
tivo? ¿Está est.ruc1urado según otra categorías? O, por el contrario, sando la posibilidad de un mundo aterrador que no se desarrolla sm
¿se abre_ sobre una materia muy especial , haciéndono penetrar n hacer que pase el precedente. Yo, yo no soy otra cosa que mis objetos
un .informal particular? He. aquí ~ aventura de Robinson. pasados, mi yo no está hecho sino de un mundo pasado, p~ecisamente
La tesis, la hlpótesis-Robinson, tiene una gran ventaja: la •disolu- aquel que el otro hace pasar. Si el otro es un mundo posible, yo soy
ción, progresiva de la estructura d l Otro se nos prese nta como un mundo pasado. Y todo el error de las teorías del conocimi~nto
debida a las circunstan _ cfas de la isla desierta. Por supuesto que la consiste en poslular la contemporaneidad del sujeto _Y ~el -~bJeto,
estructuí.a sobrevive y funciona aún mu ho tiempo después de que mientras que el uno no se constituye sino por la amqmlac10n del
Robin on, en la isla, no encuentre a terminas actuales o personajes otro. «Y de pronto se produce un corte. El sujeto se despega del ob-
p~a efectuarla. Pero llega el momento en que: « Los faros han de a- jeto despojándolo de una parte de su color y de su peso. Algo ha
parecido de mi camp9. Alimen ta da por mi fantasía, su luz había lle- estaliado en el mundo y un pedazo de las cosas se derrumba trans-
gado hasta mí durante mu .cho tiempo . Ahora, es rm hecho, me rodean formándose en yo. Cada objeto es descalificado en_ provecho de un
las tinieblas.»9 Y cuando Rol;,inson encuentra a Viernes., como vere- sujeto correspondiente. La luz se hace ojo, y ya no existe como t~l:
mo.s, y.a ilo lo captará corno el otro. ya no es otra cosa que excitación en la reti?ª· El o~or se hace nanz,
y; cuando al final tm navío llega, Robinson saQrá qae ya no puede y el mismo mundo resulta inodoro. La música del viento en_ los man-
restaurar a los nombres en su función de otro, puesto que ha desa- o.lares es negada: no es otra cosa que un trastorno del t1mpano .. -
par~cido la est!:_!1.cturamisma que ellos _podrían llenar. «Eso era el El sujeto es un objeto descalificado. Mi ojo es el cadáver de la luz,
otro: un posible. que se empeña en pasar por reaJ . Y pqr más cr:uel, del color. Mi nariz es todo cuanto queda de los olores una vez de-
egoís t a e imnoral que fuese desestimar esa .exigencia , eso era lo que mostrada su irrealidad. Mi mano niega la cosa sostenida. A partir _de
toda su educación había inculcado a Robinson, pero 1_o había oJvi• aquí, el problema del conocimiento nace de un ar.iacr~nismo. Im_phca
dada, durante sus años de soledad y ahora se preguntaba si alguna la simultaneidad del sujeto y del objeto, cuyas m1stenosas relac1?n~s
vez. lJe_garía a retomar -el pliegue perclido.» 10 Ahora bien, esta disolu- auisiera esclarecer. Así, el sujeto y el objeto no pueden coexistir,
ción progresiva pero irreversible de la estructura, ¿no es precisa- puesto que son la misma cosa, en principio integrada al mur.id~ n?~l,
mente lo que el perverso alcanza por otros medios, en su «isla» luego arrojada al desperdicio.» 12 El Otr? ~se~1;1ra, pues, la clistu1:c10n
interior? Para decirlo como Lacan, la «forclusión» del otro hace de la conciencia y de su objeto como d1stmc1on terr.ipo:al. ~-1 pnmer
que los demás no sean ya aprehendidos como los otros, puesto que efecto de su presencia concernía al espacio y a la d1stn~u~10n, de las
falta · la ·estructura que podría darles ese lugar y esa función. ¿Pero categorías de la percepción; pero el segundo efecto, qu1za mas pro-
acaso no es también precisamente todo nuestro mundo percibido lo
que se hunde? ¿En provecho de otra cosa ... ?
Volvamos, pues, a los efectos de la presencia del otro, tal y como 11 La copcepción de Tournier tiene evidentemente ecos leibnizianos (!a
món~da corno expresión del mundo), pero también e_cos sartreanos. La teona
se desprenden de la definición «el otro-expresión de un mundo posi- de Sartre en El Ser y la Nada es la primera gran teona del _otro, po~que sup_era
ble». El efecto fundamental es la distinción de mi conciencia y de su la alternativa : ¿el otro es un objeto (aunque fuese un o~Jeto particular en el
objeto. Esta distinción se deriva, en efecto, de la estructura el Otro. campo perceptivo) 0 bien es sujeto (aunque fuese otro. suJeto para otro c_ampo
He aquí lo que es el otro: puebla el mundo de posibilidades, de fon- perceptivo)? Sartre es aquí el precursor del estructurahsmo pu~s es _el pnIIl:ero
en haber considerado al otro como estructura propia o espec1fic1da~ irreduct1b)e
dos, de franjas, de transiciones; inscribe la posibilidad de un mundo al objeto y al sujeto. Pero, como definía esta estructura por la «m1ra_da», reca1a
aterrador aún cuando yo no estoy aterrado, o bien, al contrario, la en las categorías de objeto y sujeto, haciend? del_ otr? el que·me_ constituye como
posibilidad de un mundo tranquilizador cuando yo estoy realmente objeto cuando me mira, a riesgo de convertirse el m1s_mo en _obJeto cuand? yo_lo
miro. Parece que la estructura El Otro precede a la mirada; e~ta marca mas b~en
el instante en que alguien viene a llenar la estructura; _la n_urada n~ hace smo
9. Pág. 47. efectuar actualizar uria estructura que ha de ser defimda mdepend1entemente.
10. Págs. 192-193. 12. Págs. s2-s4.
310 FANTASMA. Y LITERATURA MODERNA MICHAEL TOURNIER Y EL MUNDO SIN EL OTRO 311

fundo, concierne al tiempo y a la distribución de sus dimensiones, de Es esto lo que la novela destaca en su descripción: en cada caso,
lo precedente y de lo siguiente en el tiempo. ¿ Cómo podría haber allí el extraordinario nacimiento del doble erigido. Ahora bien, ¿ cuál es
todavía un pasado cuando el otro no funciona ya? exactamente la diferencia entre la cosa tal como aparece en presen-
En la ausencia del otro, la conciencia y su objeto no son más que cia del otro y el doble que tiende a desprenderse en su ausencia?
uno. Ya no hay posibilidad de error: no simplemente porque el otro El otro es quien presidía la organización del mundo en objetos y las
ya no esté ahí, constituyendo el tribunal de toda realidad, para dis- relaciones transitivas entre estos objetos . Los objetos _no existían
cutir, invalidar o verificar lo que yo creo ver, sino porque, faltando sino por las posibilidades con las que el otro poblaba el mundo; cada
en su estructura, deja a la conciencia adherirse o coincidir con el uno se cerraba en sí, no se abría a otros objetos sino en función
objeto en un eterno presente . «Por consiguiente, se diría que mis de los mundos posibles expresados por el otro. En suma: es . el otro
días se han enderezado. Ya no se apoyan unos sobre otros. Se man- quien apresaba los elementos en el límite de los cuerpos, y, más áún;
tienen de pie, verticalmente, y se afirman soberbiamente en su valor en los límites de la tierra. Pues la tierra misma no es sino el gran
intrínseco . Y como ya · no están diferenciados por las etapas sucesi- cuerpo que retiene los elementos. La tierra no es tierra más ·que po-
vas de un plan en vías de ejecución, se parecen tanto que se super- blada por los otros. ·Es el otro quien fabrica los cuerpos con elemen-
ponen exactamente en mi memoria y me parece revivir sin cesar el tos, los objetos con cuerpos, como fabrica su propio rostro con los
mismo día.» 13 La conciencia deja de ser una luz sobre los objetos mundos que expresa. El doble liberado, cuando el otro se hunde, no
para convertirse en una pura fosforescencia de las cosas en sí. Ro- es, pues, una réplica de las cosas. El doble, al contrario, es la imagen
bin ·on no es sino la conciencia de la isla, pero 1a conciencia de la enderezada donde los elementos se liberan y se recogen; todos los
.i.s,la es la conciencia que la isla tien e de sí .misma, y _por lo tanto elementos son ahora celestes, y forman mil cap ri chosas figuras ele-
es la isla en si misma . Se comprende entonces la paradoja de la isl a mentales. Y en primer lugar, la figura de un Robinson solar y des-
de;;ieña: el náufrago, si es lJDÍCO, si ha perdido la estructura el Otro, humanizado: «Sol, ¿estás contento de mí? Mírame. Mi metamorfo-
no altera en nada lo desierto de la is.la, más bien lo consagra La sis, ¿se cumple un poco en el sentido de tu llama? Ha desaparecido
isla -se llama Speranza, ¿pero quién es Yo? «La pregunta esta lejos mi barba cuyos pelos vegetaban en dirección a la tierra como otras
de ser ociosa, ni siquiera es· insolubl e, porque si esto no es él, enton- tantas raicillas geotrópicas. En cambio , mi cabellera tuerce sus bu-
ces e,s Speranza.» 1~ Es así como Robinson se aproxima progresiv a- cles ardientes corno una antorcha dirigida al cielo. Soy una flecha
mente -a una revelación: la pérdida del otro la había experimentado disparada hacia tu hogar ... »16
al pri:ocipio comQ un f;rastorno .funda:mental del mundo; ya s·oLo Es como si la tierra entera intentara escaparse por la isla no sólo
subsistía la oposición de la luz y de la noche, todo se hacía hiriente, restituyendo los otros elementos que tenía indebidamente bajo la in-
el Ilfu.tldo había perdido sus transiciones y sus virtualidades. Pero fluenci~ del otro, sino trazando por sí misma su propio doble aéreo
descubre (lentamente) que es más bien el otro quien turbaba el mun- que la hace a su vez celeste, que la hace converger con los otros
do. El era la turbación. Desaparecido el otro ya no son únicamente elementos en el cielo y para las figuras solares. En síntesis, el otro
los días los que se enderezan . También las co as, al no ser ya plega- es lo que, envolviendo a los mundos posibles, impedía que los dobles
da unas sobre otras por el otrc_,.También el deseo, al no er ya ple- se enderezasen. El Otro era el gran abatidor. Hasta el punto de que
gado sobre un objeto ó un mundo po ible expresad0 por el otro. La la desestructuración del otro no es una desorganización del mundo,
isla desierta entra en un e;nderezamiento, en una erección genera- sino una organización-de-pie, en oposición a la organización acosta-
l.izada. da; el enderezamiento, el desprendimiento de una imagen por: fin ver-
La conciencia se ha convertido no sólo en una fosforescencia inte- tical y sin espesor, después de un elemento puro por fin liberado.
rior a las cosas, sino en un fuego en sus cabezas, en una luz por enci- Han sido necesarias catástrofes para esta producción de dobles
ma de cada una, en un « Yo volante» . Ert esta luz aparece otra cosa: y de elementos: no sólo los ritos del gran macho cabrío muerto, sino
un doble . aéreo de cada cosa. «Me parecía entrever entonces, durante una formidable explosión en la que la isla hechó todo su fuego y se
un breve instante, otra isla escondida... Desde ahora, estoy trasla- vomitó ella misma a través de una de sus grutas. Pero, a través de
dado, estoy instalado permanentemente en un momento de inocen- las ·catástrofes, el deseo enderezado muestra cuál es su verdadero
cia, en esa otra Speranza.» 15 objeto. La naturaleza y la tierra, ¿no nos decían ya que él objeto del
deseo no es el cuerpo ni la cosa, sino tan sólo la Imagen? Y cuan-
do deseábamos al otro, ¿a qué apuntaba nuestro deseo sino a ese pe-
13. Pág. 176.
14. Pág. 75.
15. Pág . 177. 16. Pág . 175.
312
MICHAEL TOlJRNIER y EL MUNDO SIN EL o;rno 313
FANTASMA Y LITERATURA MODERNA

«frenética», donde el único mal es consumir, puesto que se consume


ueño muñdo posible e~-pres ado, qu~ el o~ cometía el error de en-
siempre solo y para sí. Y, paralelamente a esta actividad de trabajo,
volver en él , en lugar de dejarlo flot ar y volar por encima del mun- como correlato necesario, se desarrolla una extraña pasión por el
do, de arro llad o eomo uri doble glorioso ? Y c_tJando contemplamos esparcimiento y la sexualidad. Deteniendo a veces su clepsidra, habi-
esa mariposa que mero dea una flor rep roduci endo exactamente el tuándose a la noche sin fondo de una gruta, untando todo su cuerpo
abdomen de u hern ~r ? y que sale de ella llevándo en su cabeza dos
de leche, Robinson se hunde hasta el centro interior de la isla, y en-
cuerno de pole n , parece que los cu erpo s no son más que desviacio-
cuentra un alveolo en el que se acurruca, que es como la envoltura
nes.:para -alcanzar las Imá genes , y que la exualida d real iza tanto me - larvaria de su propio cuerpo. Regresión más fantástica que la de la
jor y más pro nt amen te su· pr opósito cuando ella economiza est a des- neurosis, puesto que se remonta a la Tierra Madre, a la Madre pri-
\'Íación , cuando e dirige directamente a las Im áge n es y, finalmente , mordial: «El era esa pasta blanca contenida en un puño de piedra
a los Elememo ho era dos de los cuerpos .17 La conj 1.1.,:,<>ctción de la todopoderoso . Era esa haba, alojada en la carne maciza e inquebran-
libid0 eon los elementos , t al es la des viació n de Robin son; mas toda table de Speranza .»19 El trabajo conservaba la forma de los objetos
la hí to1:ia de est a des iació n en cuanto a los .fines es también el como otros tantos vestigios acumulados; en cambio, la involución
«enderezamiento» de las cosas , de la tierra y del deseo. renuncia a todo objeto formado en provecho de un interior de la
Cuántas penas han sido necesarias para llegar ahí, cuántas aven- tierra y de un principio de enterramiento. Pero se tiene la impresión
turas novelescas. Porque la primera reacción de Robinson fue el de- que las dos conductas tan diferentes son singularmente complemen-
sespero. Y ella expresa exactamente ese momento de la neurosis tarias. En ambas hay frenesí, doble frenesí, que define el momento
donde la estructura el Otro todavía funciona, aun cuando no haya de la psicosis, y que aparece, evidentemente , en el retorno a la
nadie para llenarla, para efectuarla. En cierto modo, funciona tanto Tierra y a la genealogía cósmica del esquizofrénico, pero también en
más rigurosamente cuarito ya no está ocupada por seres reales. Los el trabajo, en la producción de ·objetos esquizofrénicos inconsumi-
demás ya no se ajustan a la estructura; ésta funciona en el vacío bles, procediendo por amontonamiento y acumulación. 20 Aquí, por
y, por lo mismo , más exigentemente. Ella no cesa de rechazar a Ro- consiguiente, es la estructura el Otro la que tiende a disolverse: el
binson a un p·asado personal no reconocido, a las redes de la me- psicótico intenta paliar la ausencia de los otros reales instaurando
moria y a los dolores de la alucinación. Este momento de la neuro- un orden de vestigios humanos, y la disolución de la estructura , orga-
sis (donde -es Robinson enteramente quien se encuentra «rechazado») nizando una filiación sobrehumana.
se encarna en el fango que Robinson comparte con los jabalíes: Neurosis y psicosis, tal es la aventura de la pi::ofundidad. La ~~­
«Sólo sus ojos, su nariz y su boca afloraban de la alfombra flotante tructura el Otro organiza la profundidad y la pacifica, la hace visi-
de lentejuelas acuáticas y huevos de sapo. Liberado de todas sus ata- ble. Además, los trastornos de esta estructura implican un desarre-
duras terrestres, derivaba en un sueño embrutecido de retazos de glo, un enloquecimiento de la profundidad, como un retorno_ agre-
recuerdos que, brotando de su pasado, bailaban contra el cielo en sivo del sin-fondo que no se puede ya conjurar. Todo ha perdid_o su
los entramados del follaje inmóvil.» 18 sentido todo se convierte en simulacro y vestigio, incluso los obJetos
El segundo momento, sin embargo, muestra que la estructura el del trabajo, incluso el ser amado, incluso el mundo en sí mism~, Y
Otro comienza a desmoronarse. Saliendo del fango, Robinson busca el yo en el mundo ... A menos que exista, sin embargo, una salv~c10n
un sustituto d~l otro, capaz de mantener a pesar de todo el pliegue para Robinson. A no ser que Robinson _s~ inv~nt~ una nueva dimen-
que el otro daba a las cosas: el orden, el trabajo, La ordenación del sión o un tercer sentido para l¡¡. expres10n «perdida del otro». A no
tiempo por la clepsidra, la instauración de una producción abun- ser que la ausencia del otro y la disolución de su estructu~a no deso~-
dante, el establecimiento de un código de leyes, la multiplicidad de ganicen simplemente el mundo, sino abran, por el contrario, una po~1-
títulos y funciones oficiales con los que Robinson se reviste; todo bilidad de salvación. Es preciso que Robinson vuelva a la superficie,
esto testimonia un esfuerzo para repoblar el mundo de los otros que que descubra las superficies. La super~cie pura es, quizá, lo que el
son aún él mismo, y para mantener los efectos de la presencia del otro nos oculta. Quizá sea en la superfic1e donde, como un vapor, una
otro cuando la estructura desfallece. Pero la anomalía se hace sen- imagen desconocida de las cosas se desprenda, y de la tierra, una nue-
tir: en el momento en que el Robinson de Defoe se prohíbe producir
más allá de sus necesidades, pensando que el mal comienza con el 19. Pág. 91. . . f b · d
exceso de la producción, el de Tournier se lanza a una producción 20. Véanse las páginas de Henri Michaux que descr _1ben una mesa, a nea a
por un esquizofrénico : Les Grandes épreuves ~e l'esprtt , Galhmard, pags. 156 Y
sigs. No deja de tener analogía con el barco mtransportable fabncado por Ro-
17. Véanse págs. 100 y 111. binson.
18. Pág . 34.
314 FANTASMA Y LITERATURA MODERNA MICHAEL TOURNIER Y EL MUNDO SIN EL OTRO 315

va figura enérgica, una energía uperficiaJ sin otro posible. Porque el sino por azar, en un tiro fallido, cuando quería matarlo. Pero lo
cielo no ignifica, en modo alguno, una altura que fue e simplemente es encial es que Viernes no funciona_, en m odo alguno, como el otro
le inver o de la profundidad. En su o_posición con la tierra profunda, r ecob rad o. E s d~masiado tarde, la ~struc;tura ha desaparecido . Or a
el arre y eJ cielo son la descripcion de una superficie pura, y el o- fun cion a como un ob jeto in sólit_o, ora como un extrañ ·o cóm pl ice .
brevuelo del c;ampo de esta super.ficie. El cielo olipsista no tiene R qbinson lo trata ya como un esclav o al qu e intenta integrar en el
profundidad: «<extraña _postura la que valora ciega.meo.te la profun - or den ~conómico de la isla , pobre simulacro, ya como el detentad or
didad a expensas de la superficie y que quiere que uperficial ígni- de un seereto nue\19 qp e am.enaza el orden, misterioso fantasma . Unas
fiqu~, n0 de vasta dimensión, sino poca profundidad, mientras que veces casi como un objeto o un animal, otras , como si Viernes estu-
profundo jgnifica al contrario de gran profundidad y no de débil viera más allá de sí mismo; más all á de Viernes, el doble o · la ima-
uper.ficie. Y _sin embargo, un se:ntimiento como el amor se mide gen de sí. Tan pronto más acá del otro, como más allá . La diferencia
mucho mejor, me parece, de ser posible medirlo, por la impo'rtancia es esencial. Porque el otro, en su funcionami ento normal , expresa
~ su superficie que por su grado de profundidad,..». 21 Primero, se un mundo posible; pero ese mundo posible existe en nuestro mun-
elevan estos dobles o es tas . Imágenes . aéreas en la superficie; des- do , y si no se desarrolla o realiza sin cambiar la cualidad de nues-
pués , en el sobrevuelo celeste de1 campo, los Elementos puros y libe- tro mundo, lo hace al menos según leyes que constitu yen el orden de
rados. La erección generalizada es la de las superficies, u rectifica., lo real en general y la sucesión del tiempo. Viernes funciona de ma-
ci6n, el otro desaparecido. Entonces, los simulacros ascienden, y se nera totalmente distinta; indica un otro mundo supuestamente ver-
convierten en fantasmas en la superficie de la isla y en el sobre- dadero, un doble irreductible , único verdadero. Y en este otro mun-
vue1Q del cielo. Dobles sin semejanza y elementos sin coacción son do , un doble del otr o que él ya no es, que no puede ser. No el otro,
los dos aspectos del fantasma. Esta reestructuración del mundo ·es sino algo totalm ente-otr o que el otro. o una répfü::a, sino un Do-
la gran Salud de Robinson, la conquista de la gran Salud, o el tercer ble: el revelador de los elementos puros, el que dísu elve los objetos,
sentido de «pérdidas del otro». los cuerpos y la tierra. «Parecía que (Viernes) pertenecía a otro rei-
Es ahí donde interviene Viernes. Porque el personaje principal, no, en oposición con el reino telúrico de su amo sobre el cual él
como dice el título, es Viernes, el muchacho. Sólo él puedé guiar y tenía efectos devastadores a poco que se intentase encerrarlo en
terminar la metamorfosis empezada por RobiDson y revelarle el en - él.» 23 Por ello, ni siquiera es objeto de dese o para Robinson. Robin-
tido, el fin. Todo ello, inocentemente, superficialmente . Es iemes son gusta de abrazarle las rodillas, contemplar sus ojos , pero es sólo
qu:iep de truye el orden económico y moral instaurado por Robin - para aprehender al doble luminoso que ya apenas retiene los ele-
son en la i la. Es él quien le quita el gusto a Robinson por la ladera, m ento s lib r es esca p ados de su cuerpo. «Ahora bien, con respecto
al haber hecho crecer , con su propio placer, una mandrágora dé a mi sex ualidad, m e parec e qu e sól o una vez Viernes despertó en
especie diferente. Es él quien hªce saltar la isla, fumando el tabaco mí una tent a ción sodomista. S uced e , en prim er lugar, qu e llegó
prorubido cerca de un barril de pólvora, y el que restituye al cielo demasi ado tard e: mi sexualidad era ya elemental, estaba dirigida
talito la tierra comó las agqas y el fuego. Es él quien hace volar y h a cia Sp e,ran za y hacia ella se volvía ... No se trataba -ya ae volver ha-
canra:r al buco muerto · ( = Robioson). Pero es él, sobre todo, quien cia amores humanos, sino, sin dejar de ser elemental , de nacerme
presenta a Rebinson 1a imagen del doble. personal, como comple - cambiar de elemento. »24 El otro rebaja: rebaja los elementos a tierra,
mento necesario de la imagen de la isla: «Robinson da vueltas y ,'11el- la tierra a cuerpos , los cuerpos a objetos . Pero Vie r nes , inocente-
tas en sí mismo . a esta pregunta. Por primera vez entrevé Ditida- mente, endereza los objetos y los cuerpos, transporta al cielo la tie-
mente, bajo el mestizo grosero y estúpido que lo irrita, la existencia rra, libera los elementos. Enderezar , rectificar , es también encoger.
posible de otrc, Vie:rne -como ha o pechado hace tiempo, mucho El otro es una extraña de sviación, pliega mis deseos sobre los obje-
ante de descubrir la gruta y la ladera, otra isla, escondida bajo la tos, mis amores sobre los mundos. La sexualidad sólo está ligada
i la adníinistrada.» 22 Finalmente, es él quien conduce a RobinsQn al a la generación por una tal desviación que haga pasar por el otro, en
des~ubrimiento de los Elementos libres, más radicales que las Imá - primer lugar, la diferencia de sexos . En principio, la diferencia de
genes o los Dobles. puesto que ellos los forman. ¿Qué decir de ier- los sexos es fundada, establecida, en el otro y por el otro. Instaurar
nes ino g_ue es revoltoso y pilluelo, todo superficie? Rohinson no el mundo sin el otro, enderezar el mundo (como lo hace Vierne ·s, o
dejará de tener hacia él sentimientos ambivalentes, no lo ha salvado más bien como Robinson percibe que Viernes lo hace) es evitar la

21. Págs. 58-59. 23. lbld.


22. Pág. 149. 24. Ibid . UNIVERSID/>.D
.
AUTONOMA
MADRID
316 FANTASMA Y LITERATURA MODERNA
MICHAEL TOURNIER Y EL MUNDO SIN EL OTRO 317

desviación. Es se_parar el deseo de s_u objeto , de su desviación por deseo en el Otro sino los mundos posibles que _expresa. El Otro
un cuerpo para devol erlo a una causa pura: lo~ Elementos. «Ha aparece como lo que organiza los Elementos en Tier~a, la tierra en
desaparecido el andamiaje de instituciones y de mitos que permite cuerpos, los cuerpos en objetos, y lo que regula y mide a la vez el
tomar cuerpo al deseo, en -el doble sentido del -términa, es decir, objeto, la percepción y el deseo. .
darse u.naforma de1inid.a y fundirla sob r e un cuerpo furoenino.» 25 ¿Cuál es el sentido de la ficción «Robinson»? ¿Qué es uo_a robm-
Robins<:>n ya no puede aprehenderse a i;í mismo ., o aprehender a Vier- sonada? Un mundo sin el otro. Toumier supon e que a través de mu-
nes desde el punto de vista de un sexo diferenciado. Es libre el psi- dios sufrimientos Rob.inson descubre y conquista una gran Salud, en
co-aná:1ísis de ver en esta abolición de l a desviación, en esta separa- la medida en que las cosas acaban por organizarse d~ muy distinta
citSn de la causa del deseo con el objeto, en este retorno a los e1e- manera que con el otro , porque liberan una imagen sin semejanza,
mentos, el signo de un instinto de muerte : .instinto solar . un doble de- ellas mismas ordinariamen t e rechazado, y que este do-
ble, a su vez , libera puros eleme n tos or dinariamente apresados .. Este
* * * no es el mund0 trastornado por la ausencia del otro; al contrario, es
el doble glorioso del mundo que se encuentra oculto por su pre-
Todo és novelesco aquí, ipcluso la teoría, q_ue se confunde con una sencia. He aquí el descubrimiento de Robinsón: descubrimiento de
fic;ción ne-cesarla: unacierta teoría del otro. En primer lugar, hemos la superficie, del más allá elemental, de ese Otro del Otro. Enton-
de concecler la máxima importancia a la concepción del atto como ces, ¿por qué se tiene la impresión de que esta gran Salud es P_~r-
.estruetura: ae ninguna manera eomo «forma» particular en un cam- versa, de que esta «rectificación» del mundo y d_el des~o ~s tambien
po perceptivo (distinto de la fonna «objeto» o de la forma «animal»), desviación y perversión? Robinson, empero, no tiene_ ~ungun compor-
sino como sistema que condiciona el fundenamíenío del conjunto tamiento perverso, Pero todo estudio de_ la pe_rvers10n, toda novela
del campo perceptivo en general. Tenemos que distinguir, por lo tán- de la perversión, intenta manifestar la existencia de una «estructura
to, el Otro-a_priori, que designa esta estructura, y este otro--aqui, este perversa» como principio del cual derivan eventualmente los com-
otro-ahí, que designan los -térmmos reales que efectúan_ la ~ctura portamientos perversos. En este sentido, la estructura perversa pue-
en tal o cual campo. Si est~ otro-aquí es siempre alguien, yo para de ser considerada como aquella que se opone a la estructu~a ~l
vosotros, vosotros para mí, es decir, en cada campo , perceptivo el Otro, y que la sustituye. E igual que los otros-concretos son termi-
sujeto de un. campo diferente, el Otro a priori., en cambi~, no es na- nos actuales y variables que efectúan esta estr"[Jctura el Otro, lo:5 com-
die, puesto que la estructura es trascendente a los ténnmos que la portamientos del perverso, presuponiendo :5iempre una aus~ncia fun-
efectúan .. ¿Cómo definirla? La expresividad que define Ja estructura damental del otro, son sólo términos vanables que efectuan la es-
el OÚo está constituida por la categoría de lo posible. El Otro-a priori tructura perversa. , ,
es la existencia de lo posible en general: en tanto que 10 posible exis- · Por qué el perverso tiende a imaginarse como un a11:gelradiante
te sólo como expresado, es decir, en un expresante que ne se le de helio y de fuego? ¿Por qué tiene, a la vez ~ontra la tierra, contra
par.eee (torsión él.e lo expresado en lo exp~sante). Cuando el h~roe la fecundación y los objetos del deseo, este ~dio que ya encontramo:5
d-e KieJ"kegaar<l r.eclama : «Lo posible, lo posible, si no me asfixio», sistematizado en Sade? La novela de Tourmer no se p_ropone expli-
o cuando James reclama «el oxígeno de la posibilidad», no hacen car sino mostrar. Por eso coincide, por medios muy diferentes, con
otra cosa que invocar el Otro-a priori. Hemos intentado demostrar los' estudios psicoanalíticos recientes que parecen haber renovado el
en este sentido cómo el otro condicionaba el conjunto dél c'ampo estatuto del concepto de perversión, en primer lu~ar, al saca:1° de
perceptivo, la aplicación a este campo de las_categorías del qbjeto esta incertidumbre moralizante en la que lo habian 1:1-ª~temdo la
pe_reíbido y de las dimensiones del sujeto perC(lptor y, finalment~, la psiquiatría y el derecho aunados. Lacan y su escuela msiste~ pro-
distriboción de los otros-aquí en cada campó. En efecto, las leyes fundamente: en la necesidad de comprender _los comportamientos
de la percepdón para la constitución áe objetos (forma, fondo, -etc.), perversos a partir de una estructura y de defimr esta estructura que
para la determinación temporal del sujeto, !?ara e1 desarr_ollo suce- condiciona los comportamientos como tales; en la manera com? el
sivo ae los muíJ.dós, nos parecía q_ue dependían de lo p0S1ble como deseo sufre una especie de desplazamiento en esta estructura Y com~
estructura el Otro. Incluso el deseo, ya sea el deseo de objeto o el de- la Causa del deseo se separa así del objeto; en la forma como la di-
seo del otro, depende de la estructura. Yo no deseo un ~bjeto sino ferencia de los sexos es negada por el perver:5~, en provecho de u~
como lo expresado por el otro sobre el mundo de lo posible; yo no mundo andrógino de los dobles; en la anulaoon del otro en la per
versión, en la posición de un «más allá de! Otro» o de ese Otro del
25. Pág. 99. Otro, corno si el Otro desprendiera a los OJOS del perverso su propia
318 FANTASMA Y UTERATURA MODERNA ZOLA Y LA GRIETA 319

metá.ft»-a; la «desubj etivación» perversaJ ue es indu dab le qu e ni la Lo que no implica que el perverso es perverso no constitucionalmen-
vic'tima ni el eómplice funcionan como otros. 26 Por eje mp lo, el sá dico te sino como consecuencia de una aventura que seguramente ha pa-
despoja al a tro ele su cualidad de otro no porque t enga en vid ia , por- s;do por la neurosis y rozado la psicosis. ~s ~o q~e sugiere !our-
que desee hacerlo sufrir; a la in versa, porque care ce d e la estru ctura nier en su extraordinaria novela: es necesano 1magmar a Robmson
Otro y p orq ue '\'Il'e baj"o un a estru ctura muy dif er ent e si.menda de pervertido; la única robinsonada es la perversión misma.
condición a su mundo vivo, é1 aprehend e a los dem ás b-ieµ como víc-
timas, bien como cómplices, pero en ninguno de los dos casos los
aprehende como otros, al contrario, siempre como esos Otros dis- 3. Zola y la grieta
tintos del otro. Aún ahí es sorprendente ver en Sade hasta qué punto
las víctimas y los cómplices, con su reversibilidad necesaria, no son Es en La Bete Humaine donde aparece el texto célebre: «La fami-
en modo alguno captados como el otro: sino, ya como cuerpos detes- lia no estaba del todo bien, muchos tenían una grieta. El, a ciertas
tables, ya como dobles o Elementos aliados (y no, sobre todo, dobles horas, sentía claramente esta grieta hereditaria; no es que fuese ·-de
del personaje, sino dobles de ellos mismos, salidos siempre de sus salud precaria, pues la aprehensión y la vergüenza de sus crisis ape-
cuérpos a la conquista de elementos atómicos). 27 nas lo habían adelgazado en otr(lS ocasiones; pero en el interior de su
El contrasentido fundamental sobre la perversión consiste, en ra- ser aparecían repentinas pérdidas de equilibrio, co1:1-ofracturas, ag~-
zón de una fenomenología precoz de los comportamientos perversos jeros por los cuales su yo se le escapaba en medio de una especie
o en virtud de las exigencias del derecho, en la perversión a deter- de gran humareda que lo deformaba todo ... » Zo_la ofrece un gran
minadas ofensas hechas al otro. Y todo nos persuade, desde el punto tema que será recogido en otras formas por la literatura moderna,
de vista del comportamiento, de que la perversión no es nada sin la y siempre en relación privilegiada con el alcoholismo: el tema de la
presencia del otro: el voyeurismo, el exhibicionismo, etc . Pero, desde grieta (Fitzgerald , Malcolm Lowry). . , ,
el punto de vista de la estructura, es necesario decir lo contrario: es Es muy importante que Jacques Lant1er, el heroe de _La Bete H_u-
porque la estructura el Otro falta, sustituida por una estructura maine, sea vigoroso, sano, de buena salud. Ya que la gneta no desig-
enteramente diferente, que «los otros» reales no pueden ya desem- na un camino por el que pasen elementos mórbidos ancestrales, mar-
peñar el papel de términos ejecutores de la primera estructura desa- cando el cuerpo. En Zola llega a expresarse así, pero por comodi-
parecida, y sí, solamente en la segunda, el papel de cuerpos-víctimas dad . Y realmente es así para ciertos personajes, los enclenques, los
(en el sentido tan particular que el perverso atribuye a los cuerpos) nerviosos, pero precisamente éstos, no son los que llevan_ la ~rieta, o
o el papel de cómplices-dobles, de cómplices-elementos (también ahí en todo caso no es sólo por eso que la poseen. Lo hereditano no es
en el sentido tan particular del perverso). El mundo del perverso es lo que pasa pQr la grieta , sino la grieta misma: frae tura o rotura
un mundo sin otro, y por consiguiente un mundo sin posible. El imperceptib les . En su ver dade r o sentido, la grieta n o es un lug~ de
Otro es lo que posibilita. El mundo perverso es un mundo donde paso para una herenci;:i mórbid a ; es, por sí sola , _t od a la h ere n cia y
la categoría de lo necesario ha reemplazado completamente a la de lo todo lo mórbido . No transm it e nada, salvo a sí rn1SI® , de un cuerpo
posible: extraño spinozismo en el que el oxígeno falta, en provecho sano a otro cuerpo sano de los ~ougon-Macquart . Todo descans~ ~n
de una energía más elemental y de un aire enrarecido (el Cielo-Nece- la paradoja de ~ta herencia co nfun dida cqn su vehíc ul oº. ~1:- medio,
sidad). Toda perversión es un otroicidio, un altruicidio, por tanto de este algo transmitido 9.ue se confunde con su trans rru s1on, º. de
un asesinato de los posibles. Pero el altruicidio no es cometido por el est a transmis ión que no transm it e otra cosa que a sí mis~ la gneta
comportamiento perverso, está supuesto en la estructura perversa. cerebral en - un cuerpo vigorns o, 1a h endi dura del p.ensa rment o. Salvo
acc identes que considera r em es, el som a es vi_goroso, sano . ~~ro ~l
26. Véase la recopilación Le Dé.sír el la perversion., ed. du Seuil, 1967. El ar- aerme
e
n es la gn·eta , nada má s que la emeta. En tales condiciones,
hi .
tículo de Guy Rosolato, ~E tude d~ perve rsions sexu elles ~ partir du féti chisme it, ésta toma el a~pecto de un des tin o épico , pasaado de una sto.na
presenta ob servaciones muy in.teresat1tes, aunque demasiado apres urada s, sobre o de un cuerpo al otro , formando el hi lo r ojo de . 1-ós Ro_ugon,Mac,-
'!Ja cliforenci a de los sexos » y sob re «el dob le• (págs. 25-26). E l articul o de T~ ,1
Clavreul. «Le Couple pervers» mu es tra que ni la víctima ni el cómp lice Oetman quart. . , 1
el Jogar del Q.tro{sobre ~ «desubjetivac:ión •. véas e pá-g. ll O, y so bre la distin ción ' ¿ Qué es lo qu e se -distr ibuye al r eded er de la gnetp:? ¿Que es a
de Causíiy 01:ijeto el.eldeseo , véase del mismo autor «Remarques sur la ques- eaue ho_rm iguea en sus bor des? Lo que Zola., llama los temperam en -
tlon de. la i::éalité dans les perversi on s,., Lo. Psychllnalise, n. 8, págs. 290 y si.gs.). Pa-
rece que estos estudios, basados en el estructuralisrno de Lacan y su análisis de
Pe:º
tos , los ins tint os , «tos grande~ ap eti tos» . e~ temperament o e__el
la Verleugnung, están en curso de desarrollo. instinto no designan una en tidad psi cofis10lóg1ea. E . úB.':" n Qo on
27. Véase en Sade el terna constante de las combinaciones de moléculas . mucho más ri ca y con creta, una noci ón de nov ela. Los instint os de-

.,

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