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Surgen tras el eclipse de Tartesos. Los historiadores señalan la fase turdetana aquella que tiene
lugar desde el siglo V hasta la época romana.
Sevilla debió adquirir durante esta etapa un notable desarrollo urbanístico. Sondeos én la
Cuesta del Rosario detectaron restos de una casa de la época turdetana. Construida con muros
de mampostería unidos con barro y argamasa, vivienda de planta cuadrada, con tres o cuatro
estancias, pavimentada con piedras de tamaño irregular.
El crecimiento de la ciudad debió ser en dirección al río, pues Sevilla siguió desempeñando
durante esta etapa el papel de centro exportador de productos de la región, no sólo metales
preciosos, sino también productos agrícolas y fibras textiles. Paralelamente llegaban al puerto
de Sevilla mercancías para distribuirse.
Este período termina cuando sin conocerse los motivos, los turdetanos tratan de expulsar a los
fenicios, que a su vez llaman a los cartagineses en su ayuda. Hay presencia cartaginesa en
Sevilla desde mediados del siglo IV.
Los turdetanos estuvieron más de 250 años bajo los cartagineses. Luego los romanos nombran
esta región como la TURDETANIA.
El siglo VIII señala tal vez el momento en que los pobladores del Aljarafe y de los Alcores se
atreven a asentarse en las tierras llanas del valle del Guadalquivir, sin el temor constante a que
las inundaciones convirtieran las lomas en islotes e hiciera inhabitable el territorio.
Fueron los turdetanos, pueblo íbero heredero de Tartessos, los que en el siglo XIII a. C. crean
un pequeño poblado al que llaman ISPAL.
La circunstancia de que hasta la altura de Sevilla fuese navegable el río Guadalquivir para los
cargueros antiguos, acarreó el nacimiento de la ciudad en este punto preciso.
Según este esquema, el paleoestuario del Guadalquivir, es decir el tramo comprendido entre
Coria y Alcalá del río es donde se asentó el modelo colonial fenicio, una enorme área
metropolitana.
¿Dónde exactamente?
Una enorme mesa de 15 m. de cota y de 450x250 metros de superficie, limitada por un río
caudaloso y de un arroyo, el Tagarete, con su centro en la actual calle Aire a una altura máxima
de sólo 17 m., en época de grandes avenidas quedaba convertida en una isla comprendida por
las actuales calles Francos, Placentines, Argote de Molina, Segovia, Don Remondo, Abades,
Ánge4les, Mateos Gago, Rodrigo Caro, plaza de Doña Elvira, Gloria, Plaza de los Venerables,
Lope de Rueda, Santa teresa, Ximenes de Enciso, Cruces, Fabiola, F4ederico Rubio, San Nicolás,
Muñoz y Pabón, Plasencia y Cuesta del Rosario.