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Introducción

En el diálogo Menón, Sócrates dice sobre un estudiante: “Al menos parece que hemos hecho que
sea más probable que él descubra la verdad. Por ahora estará contento de buscarla porque sabe
que no la sabe, antes pudo suponer que hablaba con sentido”. Dos mil años después, Ronald
Dworkin no solo se preocupó por hallar la verdad, nos conminó además a encontrar el valor de la
vida en el hecho de vivir bien del mismo modo que juzgamos valioso bailar bien. La presente
tiene por objetivo demostrar la relación entre filosofía y educación, probar que educar es hacer
operante una filosofía. Para lograrlo se toman como objeto de análisis, en relación con la práctica
cotidiana del docente, la afirmación socrática “una vida sin examen no tiene objeto vivirla” y la
invitación de Dworkin a no buscar la felicidad en el placer, sino en la culminación de una vida
lograda.

Desarrollo

Hoy, cuando la sociedad se tambalea y la educación pierde fuerza, la filosofía está llamada a
asumir su papel. El hombre de reflexionar para examinar su vida, dejándose guiar solo por lo que
es bueno para sí aunque no le permita completarse, perdió de vista que el conocimiento que logre
de sí mismo es un asunto central (Safranski, 2008: 34). Olvidó que dicho conocimiento es y debe
ser, además, un acto creativo en el que la responsabilidad y la búsqueda de la realización hagan
posible el vivir bien (Watson, 2014: 698-706).

He aquí una vida de examen: “… para usar la razón apropiadamente debemos primero darnos
cuenta de que hay algo que no entendemos del todo” (Frappier, 2009: 110). Para lograrlo, el
método socrático invita al cuestionamiento constante. Hacer operante la filosofía socrática exige
del docente no dar clase, sino ayudar a los estudiantes a aprender y a darse cuenta de que
realmente no saben tanto como piensan. Ahora bien, en un mundo de información, ¿cómo
identificar aquello que es bueno y permite completarnos? En el Fedón, Sócrates responde: “En
todos los casos establezco la teoría que creo que será la más sólida” para después contrastarla con
los hechos que al sucederse unos a otros, por fuerza, hacen cambiar cualquier teoría. De manera
que a los estudiantes no debe enseñarles cómo es el mundo, sino a pensar a pesar del mundo.
¿Les llevará esta filosofía a dudar permanentemente o a suponer que siempre tienen la razón?
Si la búsqueda de la verdad debe ir de la mano de la aspiración a un vivir bien, el conocimiento
debe ser a la vez que creativo, una acción responsable y la posibilidad de una realización. Para
Dworkin (2011) dos son los principios del vivir bien. El respeto a uno mismo que confiere el
responsabilizarse de nuestra propia vida y el principio de oportunidad, por el que cada uno de
nosotros busca culminar una vida lograda; ambos principios ofrecen una concepción de la
dignidad humana.

En este sentido, el docente debe promover el respeto de los estudiantes por sus propias
capacidades, al cuestionarlos y al poner en duda lo que creen saber; debe alentarlos a aprovechar
sus capacidades al máximo, al motivarlos a contrastar sus ideas con la realidad, al moverlos a la
acción y a la creación y debe ayudarles a conseguir que su vida no sea una oportunidad perdida,
al lograr mediante el ejemplo que respeten la vida y la dignidad de otras personas. Aquí la
educación, como responsabilidad y realización, será la concreción de la filosofía socrática.

Conclusión

Si es la filosofía el cuestionamiento constante sobre el hombre y el sentido de su quehacer, será la


educación la concreción de ese ejercicio reflexivo. De esta manera, educar es hacer operante una
filosofía, como quedó demostrado mediante el análisis de la afirmación socrática y de la
invitación de Ronlad Dworkin. El método socrático, desde su origen, tiene una aplicación en la
enseñanza, no como transmisor de información, sino como método que reconoce en el individuo
las facultades necesarias para acceder por sí mismo al conocimiento; responsabilidad que, para
Dworkin, es a su vez la oportunidad que el individuo tiene para realizarse, para lograr vivir bien.

Referencias

Dworkin, R. (2011). Justice for Hedgehogs. Cambridge: Belknap Press y Harvard University
Press.

Frappier, M. (2009). “Ser agradable está sobrevalorado”: House y Sócrates, de la necesidad del
conflicto, en Jacoby, H. y Irwin, W. La filosofía de House. México: Selector.

Safranski, R. (2008). El mal o el drama de la libertad. México: CONACULTA-Tusquets


Editores.
Watson, P. (2014). La edad de la nada. España: Crítica.

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