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FFyL, UNAM 22-05-17

Historia de la Filosofía II, semestre 2017-2 Alumna Arlene Cortés Acosta


Profesora María Teresa Padilla Longoria

La figura del cínico a partir de Luciano


El diálogo El cínico de Luciano, inicia con la descripción física del personaje. Lleva la
barba y la melena larga, no usa ningún tipo de vestimenta y elige andar descalzo. El cínico
está conforme con su vida nómada, con el suelo como su cama y el alimento suficiente
que lo mantenga vivo. Con una vida guiada por la austeridad, es fácil compararlo con los
indigentes o pobres, puesto que carece de bienes y lujos. Pero hay una diferencia
sustancial entre ambos: al primero, a pesar de que no porta vestidos ni tiene un techo fijo,
le basta su cuerpo fuerte para moverse y protegerlo porque no requiere de añadiduras para
mantenerse a salvo1; en cambio, al indigente le hace falta incluso lo que el cínico tiene,
carece de lo elemental para sobrevivir.

El elemento de suficiencia de acuerdo al cubrimiento de las necesidades, es la razón


por la cual el cínico rechaza el amplio espectro de placeres que los dioses ofrecen a los
hombres. A comparación del hombre que, arrastrado por sus pasiones, goza de lo dado
sin reparos ni actitud crítica respecto a sus hechos o deseos2, el cínico, de manera sensata,
selecciona únicamente lo que dicta su necesidad. En ese sentido, se pueden identificar en
el diálogo dos tipos de vida y las consecuencias que se desprenden de ellas. Por un lado,
se encuentran los hombres que, ocupados en disfrutar de la abundancia y el exceso, se
consumen en el ciclo vicioso que conlleva desear cada vez más, sin verse nunca
satisfechos. Esta dependencia que crean alrededor de sus necesidades superficiales y no
naturales, les generan desgracia, preocupación y desdicha. 3 Al contrario, la figura del
cínico se rige por la reflexión y el juicio. Discernir respecto a lo que se necesita y lo que
no, requiere de un ejercicio reflexivo acerca de uno mismo; en ese sentido, la autocrítica
se ejerce constantemente para evaluar en qué medida se está actuando con prudencia para
satisfacer las necesidades elementales. Saber distinguir las vanidades de lo básico, resulta
importante para librarse de las afecciones y consecuencias del deseo desbocado.

La prudencia y sensatez respecto a sus acciones, entrenadas reflexivamente, acerca al


cínico con los grandes héroes y con la divinidad. Al igual que Heracles, pretenden el
dominio de sí mismos para alejarse de las quimeras de la vanidad y la fama. De igual
manera, comparten la misma pinta con Teseo, quien andaba naturalmente desnudo y con
la melena larga, como los leones o los caballos.4 Por otro lado, los hombres cínicos se
aproximan a la suficiencia e imperturbabilidad de la divinidad porque, carentes de falsas
necesidades, se ocupan de lo mínimo. “El inferior tiene más necesidades que el superior.
Por ellos los dioses no necesitan nada, y los que más cerca están de ellos son los que
menos necesitan”.5 Así, la pinta del hombre desnudo, descalzo y de cabellos largos, es la

11
Luciano de Samósata, “El cínico”,§ 4.
2
Ibidem., § 18.
3
Ibidem., § 8.
4
Ibidem., § 13-14.
5
Ibidem., § 12.
pinta del hombre bueno, prudente para tomar lo que requiere e inteligente para alejarse
de lo que no necesita. Es la pinta que más se acerca a la naturaleza y a la simplicidad y
felicidad divinas.

Bibliografía
Luciano de Samósata, “El cínico” en Obras. Vol 4, Trad. José Luis Navarro González,
Gredos, Madrid, 1992, pp. 137-148.

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