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Investigar en educación: su importancia, necesidad y pertinencia

La educación es un componente fundamental en el auge y progreso de una nación;


es decir que su evolución y su aplicación no deben ser abandonadas
a los caprichos del azar o a intereses particulares.
Toda renovación pedagógica debe reposar sobre un conjunto ordenado
de investigaciones sistemáticas y continuas
si deseamos acrecentar la calidad de las escuelas y
favorecer la evolución del dominio de la educación
Renald Legendre (2001)1

La citación anterior ofrece tres fundamentos para su análisis lectura y el análisis


de la citación anterior suscitan una serie de reflexiones en cuanto a la necesidad, la
pertinencia y la importancia de desarrollar y favorecer la investigación educativa en
Venezuela.
A pesar de la gran cantidad de investigaciones que analizamos a diario, ya sean
publicados en revistas científicas, presentados en congresos y jornadas o simplemente
discutidos en grupos de investigación, existe una pregunta que se repite incesantemente:
¿por qué investigar en educación? Sin embargo y a pesar de los esfuerzos desplegados
en este sentido, esta pregunta permanece aún sin una respuesta clara. Pero sobretodo,
permanece sin una respuesta consistente que encierre en sí misma la importancia, la
pertinencia y la necesidad de realizar investigaciones, es decir, la esencia de lo que es el
arte de investigar científicamente en educación.
No pretendemos de ningún modo, a través de esta breve disertación, dar la
respuesta tan anhelada. Sin embargo, como docentes, desearíamos presentar una
posición que tal vez ayude a tomar conciencia del papel que juega la investigación
dentro de nuestra formación continua y de nuestro desarrollo profesional como
educadores. Comencemos pues por definir lo que se entiende por investigación en
educación. Según El Diccionario Actual de la Educación (Legendre, 1993) la
investigación educativa se define como la:
... investigación que aplica en educación los principios del método científico con
el objeto de estudiar y de resolver los problemas relacionados con el dominio de
la educación (p. 1079) 2

1
«L’éducation est une composante fondamentale de l’essor d’une nation; c’est dire que son évolution et son
application ne doivent pas être abandonnées aux caprices du hasard ou à des intérêts particuliers. Tout renouveau
pédagogique doit reposer sur un ensemble coordonné de recherches systématiques et continues si nous désirons
accroître la qualité des écoles et favoriser l’évolution du domaine de l’éducation.» (Legendre, 2001. p. 274)
2
«Recherche en éducation: Recherche qui applique des principes de la méthode scientifique en vue d’étudier
et de résoudre des problèmes reliés au domaine de l’éducation» (Legendre, 1993, p.1079)
2

Aplicar el método científico a la educación puede parecer una idea incoherente,


dada la gran cantidad de factores que rodean las situaciones educativas problemáticas.
Más difícil aún es pretender, que a través del uso de esta metodología, se resolverán los
problemas educativos. Aunque esta puede ser la idea inicial que se tiene de la
investigación en educación, exhortamos a docentes y estudiantes a vencer sus temores y
dudas para impregnarse del arte y de la pasión que caracterizan a la investigación en
educación.

La importancia y la pertinencia de la pesquisa educativa

Mencionábamos anteriormente que la investigación en educación es un arte y es,


al mismo tiempo, una pasión. Es un arte porque para investigar es necesario tener
dominio de la estructura global de una pesquisa: las diversas y muy particulares
problemáticas que se presentan, los problemas inherentes a las mismas, los diferentes
paradigmas que permitirán abordar y estudiar el problema, así como las teorías,
técnicas, y métodos sin los cuales sería imposible llevar a cabo una investigación de tipo
científico en educación. Investigar también es un arte ya que no basta dominar los
conocimientos antes mencionados, también es necesario saber combinar creativa y
armoniosamente la amplia gamma de posibilidades que se ofrecen, respetando siempre
la rigurosidad, la lógica y la coherencia que deben caracterizar a toda investigación
científica.
De igual forma, investigar en educación es una pasión porque como docentes,
-agentes de transmisión de conocimientos-, debemos estar continuamente «en alerta»
con relación a las necesidades que nuestro medio de trabajo nos impone. Las
dificultades de enseñanza y de aprendizaje particulares a cada disciplina, los distintos
estilos de aprendizaje de los alumnos, los diferentes estilos de enseñanza de los
profesores, las mejores estrategias didácticas, los nuevos métodos de evaluación, los
cambios necesarios en cuanto a los valores educativos de nuestra sociedad actual,
representan un abanico de «motivos de reflexión» para un docente creativo, apasionado
pero sobretodo, actualizado. La pasión por la investigación, manifestada a través de esta
señal de alerta, nos lleva a confrontar continuamente aquello que está establecido como
costumbre en educación, con miras a mejorarlo y de esta manera, fortalecer nuestra
práctica educativa.
3

Si la investigación es un arte y es una pasión, ¿cuál es entonces su finalidad?,


¿para qué investigamos? El objetivo primordial de la acción de investigar es la
producción de conocimiento para satisfacer nuestras constantes necesidades educativas.
En efecto, los resultados de las diferentes pesquisas nos llevan a «construir» un enorme
conjunto de conocimientos, el cual podrá ser aprovechado por todos los agentes de la
educación según su área de trabajo. En el momento en que el docente lucha por ser
reconocido como un profesional a igual título que cualquier otro individuo dentro de las
diversas actividades sociales, se impone la producción de un conjunto de conocimientos
propios a la profesión docente de manera que sirvan de guía y de estímulo a la práctica
educativa.
Los señalamientos anteriores ponen en evidencia la importancia y la pertinencia
de la investigación en este dominio. Es importante investigar en educación ya que con
ello construimos las bases de una Ciencia: Las Ciencias de la Educación, dominio
amplio que requiere con urgencia estudios propios que permitan comprender un sin
número de fenómenos educativos con el objeto de mejorar las situaciones problemáticas
que se presentan a diario. Es pertinente la investigación en educación porque al
construir las bases de este dominio educativo estaremos construyendo los cimientos de
nuestra realidad educativa venezolana, la cual es muy particular y se encuentra
estrechamente dependiente de nuestra cultura, de nuestra lengua y de nuestros valores
como nación.
Al exponer la importancia y la pertinencia de la investigación en educación
estamos obligados a aceptar que existe la necesidad de comprender los problemas
educativos, todo lo cual representa el gran desafío al que nos enfrentamos como
profesionales.

La necesidad de investigar en educación: un desafío

Desde hace más de una década, algunos autores señalan que los resultados de las
investigaciones no llegan a satisfacer las necesidades en educación (Morles, 1991). En
efecto, ya sea por falta de un diagnóstico adecuado de la situación-problema o por falta
de recursos o de conocimientos, la investigación en educación aporta pocas respuestas a
los problemas que a diario confrontan profesores y maestros. El análisis de la literatura
correspondiente indica que éste no es un problema sólo nuestro. En efecto, en la
4

Provincia del Québec-Canadá, docentes como Karsenti y Savoie-Zajc, (2000) coinciden


con Morles (1991) al señalar la ruptura existente entre la investigación y la práctica
educativa, entre los docentes-investigadores y los docentes-practicantes. Sobre este
particular, Savoie-Zajc y Karsenti (2000) expresan que, dentro de la realidad educativa
del Québec:
...el problema no se plantea en relación a la constitución de una base de
conocimientos si no más bien, en relación con la poca difusión de los resultados
de investigación entre los actores de la educación... (p.296)3

Estos autores alertan sobre la necesidad de que los resultados de investigación


sean debidamente divulgados y, añadimos nosotros, ampliamente comprendidos por
docentes y estudiantes
En relación a la realidad educativa venezolana, el problema se plantea de forma
diferente ya que para nosotros, es necesaria la constitución de una base de
conocimientos propios a nuestra nación, así como también es necesaria la formación de
estudiantes y docentes a la práctica investigativa y a la subsiguiente divulgación de los
resultados obtenidos en las mismas.
Morles (1991) señala también la necesidad de que los resultados de
investigación deben provocar un cambio social:
Educar lleva implícito producir cambios en el individuo y en la sociedad. Por lo
tanto, la investigación educativa, (…) debe perseguir también cambios en el
individuo y en la sociedad (…) la investigación debe también contribuir al éxito
de la educación, al igual que cualquier otra actividad educativa. (p.10)
Podríamos decir entonces que los conocimientos producidos a través de las
diferentes investigaciones educativas no tienen eco dentro del salón de clase y menos
aún llegan a provocar cambios individuales y/o sociales. Pero ¿por qué, a pesar de los
esfuerzos realizados, la investigación en educación es ineficaz para aportar respuestas
válidas a los problemas educativos? Pensamos que una de las razones es que la
investigación en educación ha sido tradicionalmente el privilegio de las universidades
las cuales, como torres de marfil, encierran a una élite capaz de «hacer investigación».
Sin embargo, si consideramos que todo docente en su salón de clases se encuentra en la
posición de un investigador y que los resultados de toda investigación en educación no
buscan otra cosa que la de mejorar la práctica educativa, entonces éstas son razones
3
«...le problème ne se pose pas tant par rapport à la constitution d’une base de connaissances, mais plutôt
par rapport à sa faible diffusion auprès des intéressés que sont les acteurs de l’éducation...» (Savoie-Zajc y
Karsenti, 2000, p.296)
5

suficientes para reconsiderar las torres de marfil y construirles «puentes» que


favorezcan el contacto directo entre los docentes-investigadores universitarios y los
docentes-practicantes quienes conocen a fondo los problemas educativos puesto que los
sobrellevan día a día en las aulas de clase.
No obstante, ¿cómo podemos construir los puentes entre las torres de marfil y
las escuelas?, ¿cómo pueden estrecharse los lazos entre docentes investigadores-
universitarios y docentes-practicantes? Creemos firmemente que la respuesta a esta
pregunta se encuentra en la adecuada formación a la investigación, tanto para docentes
en ejercicio como para futuros profesores no importando el nivel educativo en el cual se
desempeñen. Insistimos en esta idea y la ampliamos: queremos invitar a todos aquellos
docentes interesados en aprender a investigar, a vencer sus temores y a saciar sus dudas
asistiendo y participando activamente en los diferentes cursos, talleres y lecturas que se
dictan actualmente en los diversos institutos de educación superior y que los iniciarán
dentro del campo de la investigación en educación.
No pretendemos hacer creer que este aprendizaje será fácil, por el contrario, la
investigación en educación debe ser profunda, lógica, coherente y bien argumentada; sin
embargo, podemos garantizarles que no se trata de una utopía o de una meta
inalcanzable, con esfuerzo constante TODO DOCENTE estará en capacidad de realizar
buenas investigaciones y de discutirlas con sus colegas para que, de esta manera,
contribuyan al desarrollo óptimo de la educación en Venezuela. Así pues, la formación a
la investigación es la mejor forma de estrechar los lazos entre las universidades y las
escuelas y liceos puesto que se estaría favoreciendo la colaboración entre los dos
sectores implicados, desarrollándose, de esta manera, investigaciones-colaborativas
dentro de las cuales se dé, en mayor o menor grado, una acción concreta de cambio, de
manera que sus efectos se sientan en el aula. Afortunadamente en nuestro país se
observa una colaboración cada vez más estrecha entre docentes-investigadores y
docentes-practicantes. La prueba de esto la tenemos en las diferentes ponencias a las
cuales asistimos dentro del marco de las diversas jornadas y grupos de trabajo que se
promueven actualmente en el Instituto Pedagógico de Caracas. A pesar de ello, no
debemos perder de vista la necesidad de una comunicación adecuada, -estrecha y
continua-, entre estos medios de producción de conocimiento como lo son las
universidades y la escuela. Nuestros objetivos se centran entonces alrededor de una
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adecuada y temprana formación a la investigación y en este sentido nuestra proposición


será expuesta a continuación

La formación en investigación
Como lo han señalado varios autores, creemos que la formación en investigación
debería comenzar desde los primeros semestres de formación en pregrado. Durante la
misma, los cursos dedicados a la introducción a la investigación además de promocionar
exclusivamente el aprendizaje y dominio de los diferentes tipos de investigación
existentes, deberán hacer hincapié y favorecer la colaboración recíproca entre docentes-
investigadores y docentes-practicantes con el fin de mantener viva la relación entre
escuela y universidad (Morles, 1991; Karsenti y Savoie-Zajc, 2000). En cuanto a los
docentes en ejercicio en cualquiera de los diferentes niveles educativos proponemos el
mejoramiento profesional continuo mediante la asistencia a cursos y talleres y la
participación en congresos, jornadas o grupos de investigación.
Es de hacer notar que los docentes en ejercicio son las personas idóneas para
actualizarse, capacitarse y adquirir conocimientos y destrezas en el campo de la
investigación en educación. En efecto, ellos se encuentran confrontados con las
situaciones pedagógicas conflictivas que los aquejan constantemente, pero que, sin
embargo, representan un laboratorio estimulante para la reflexión de su praxis
educativa. Con una adecuada formación, éstos serán los primeros profesionales que
tendrán la oportunidad de desarrollar investigaciones y de construir y producir
conocimientos
No obstante, para lograr lo anterior, serían necesarias tres acciones previas:
1.- Acabar con el «mito de la investigación» para una élite y exhortar y estimular la
formación continua de los docentes en lo que concierne a los conocimientos y a la
metodología de la investigación en educación.
2.- Fomentar una nueva cultura y una actualización de la investigación en el caso del
docente-investigador y una mejor utilización de los resultados de las pesquisas de parte
del docente-practicante con miras a contribuir con nuestro desarrollo profesional como
educadores.
3.- Comunicar adecuadamente los resultados de investigaciones y resaltar los lazos de
las mismas con la práctica educativa en el aula.
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Reflexionando sobre lo expuesto anteriormente llegamos a la conclusión junto a


Morles (1991) y Karsenti y Savoie-Zajc (2000) que una formación temprana en cuanto a
los principios de la investigación contribuiría a formar un docente reflexivo y
consumidor de resultados de investigación capacitándolo, de esta manera, para analizar
los resultados de las pesquisas en su área, para juzgar críticamente sobre la validez de
dichos resultados y para reutilizarlos, si fuese necesario, dentro de su propio contexto.
De esta manera, el docente desarrollará una responsabilidad ética con respecto a su
profesión y un espíritu crítico que le permitirá mantenerse continuamente en formación,
mejorando sensiblemente su desarrollo como profesional.
De igual manera, queremos resaltar que la práctica y el desarrollo de las
habilidades de análisis y síntesis propias a la actividad investigativa, permitirá al
docente-investigador juzgar y pronunciarse de manera pertinente, no sólo en cuanto a
los resultados de una investigación en educación, sino que esta práctica desarrollaría, en
él y en sus alumnos, la habilidad de análisis de cualquier discurso, no importando la
naturaleza del mismo, favoreciendo así la formación de seres educados en todo el
sentido de la palabra, pero sobretodo, capaces de tomar decisiones conscientes y
reflexivas en cada etapa de su vida.
Finalmente y volviendo a la citación de Legendre (2001) con la cual abrimos
este artículo, queremos hacer hincapié en que si «… deseamos acrecentar la calidad de
las escuelas y favorecer la evolución del dominio de la educación» se impone la
producción de conocimientos válidos en este campo, pero dentro de nuestro contexto
nacional.
Igualmente, es imperativo desarrollar una adecuada formación a la investigación,
de manera que los docentes en ejercicio y los futuros docentes tengan bases sólidas en
cuanto a los conocimientos necesarios para llevar adelante investigaciones educativas.
Por tanto, exhortamos a todo docente en ejercicio o en formación a aceptar el reto de
reflexionar constantemente sobre su práctica educativa y a investigar sobre los
problemas que confrontan a diario para que, de esta manera, se incremente la calidad de
nuestra propia educación, siempre perfectible, así como la calidad de la educación de la
población venezolana.
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Referencias bibliográficas

Karsenti, T. y Savoie-Zajc, L. 2000. Introduction à la recherche en éducation.


Sherbrooke: Editions du CRP

Legendre, R. 1993. Dictionnaire Actuel de l’ Éducation. Montréal: Guérin; Paris: Eska.

Legendre, R. 2001. Une Éducation à éduquer! Montréal: Guérin.

Morles, A. 1991. El docente investigador. Una alternativa para mejorar la calidad de la


educación. In Revista de Investigación y Postgrado, Abril, Vol.6, No.2. Caracas:
Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

La experiencia en otros países


En esta sección, al presentar las experiencias investigativa en países como
Canadá, Francia, Estados Unidos o España pretendemos dégager las características
principales que tiene la actividad investigativa en estos países. Sabemos que las
experiencias o modelos foráneos no necesariamente son aplicables a nuestra realidad
educativa ampliamente influenciada por nuestras características culturales propias. Sin
embargo, existen ciertas «pautas» que pueden y deben ser consideradas si nuestro
objetivo es promover, difundir y facilitar el acceso de un mayor número de
profesionales a la actividad investigativa.
Comencemos entonces por señalar que en las universidades del exterior la
investigación es una actividad común y frecuente, que da lugar a la producción de
numerosos conocimientos en áreas tan variadas como las que abarcan las ciencias
naturales y las ciencias sociales. Podría decirse que toda institución universitaria
«compite» en el campo de la investigación puesto que su prestigio depende no sólo de la
calidad de la formación sino de la alta calidad de la investigación que sea capaz de
realizar. En consecuencia, el nivel de excelencia en cuanto a la actividad investigativa es
alto. Y para satisfacer este requerimiento, las universidades se preocupan de la
formación de los futuros investigadores y de la actualización de su personal docente
quienes deben mantenerse «al día» en cuanto a las nuevas producciones que se realizan
en su campo de interés. Mantenerse al día implica entonces una dedicación particular
hacia el estudio y análisis de los resultados aportados por otras investigaciones
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(recopiladas en distintas revistas de investigación) y el diseño y realización de


investigaciones propias que colaboren con la producción de conocimientos
científicamente válidos. Un punto que caracteriza a esta actividad es entonces la
exigencia requerida antes, durante y después de realizar una investigación. Para alcanzar
estos niveles de exigencia, el investigador se asegura de la creatividad y carácter
innovador del estudio que realiza, de la validez del mismo y de la lógica de cada una de
sus partes. La creatividad y el carácter innovador se alcanzan luego de un dominio de
los últimos resultados en el campo de interés del investigador pues al conocer y manejar
los resultados de otras investigaciones, se conocen las carencias que aún subsisten y se
buscan nuevos enfoques para abordarlas. La lógica viene asegurada por la calidad de la
argumentación de los propósitos presentados en

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