Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Ethos –ética en griego- designa una morada humana. El ser humano separa una
parte del mundo para, moldeándola a su juicio, construir un abrigo protector y permanente.
La ética, como morada humana, no es algo pronto y construida de una sola vez. El ser
humano esta siempre tornando habitable la casa que construyo para sí.
Ético significa, por lo tanto, todo aquello que ayuda a tornar mejor el ambiente para
que sea una morada saludable: materialmente sustentable, psicológicamente integrada y
espiritualmente fecunda.
Lo mutable es el estilo con que cada grupo construyó su morada. Es siempre morada
diferente: rustica, colonial, moderna, de paja, de piedra... Entonces diferente y mudable, el
estilo esta al servicio de lo permanente: la necesidad de tener casa. La casa, en sus
diferentes estilos, deberá ser habitable.
Moral, del latín mores, designa las costumbres y las tradiciones. Cuando un modo
de organizar la casa es considerado bueno al punto de ser una referencia colectiva y ser
reproducido constantemente, surge entonces una tradición y estilos arquitectónicos.
Asistimos, al nivel de dos comportamientos humanos, al nacimiento de una moral.
1
Existen sistemas morales que permanecen inalterados por siglos. Son
renovadamente reproducidos y vividos por determinadas poblaciones o regiones culturales.
Así, la poligamia entre los árabes y la monogamia de las culturas occidentales. Por su
naturaleza, la moral se concretiza como un sistema fechado.
Mas la ética introduce una operación necesaria: abre ese arraigo. Esta atenta a los
cambios históricos, a las mentalidades y las sensibilidades cambiantes, a los nuevos
desafíos derivados de las transformaciones sociales. Ella impone exigencias a fin de tornar
la morada humana más honesta y saludable. La ética acoge transformaciones y cambios que
atiendan a esas exigencias. Sin esa apertura a cambios, la moral se fosiliza y se transforma
en moralismo.
La ética, por lo tanto, desinstala la moral. Impide que ella se feche sobre sí misma.
La obliga a la constante renovación en sentido de garantizar la habitabilidad y la
sustentabilidad de la morada humana: personal, social y planetaria.
No basta ser apenas morales, apegados a valores de tradición. Eso nos haría
moralistas y tradicionalistas, fechados sobre nuestro sistema de valores. Cabe también ser
éticos, es decir, abiertos a valores que traspasan aquellos del sistema tradicional o de alguna
cultura determinada. Abiertos a valores que conciernen a todos los humanos, como la
preservación de la casa común, nuestro esplendoroso planeta azul-blanco. Valores de
respeto a la dignidad del cuerpo, de defensa de la vida bajo todas sus formas, de amor a la
verdad, de compasión para con los que sufren y los indefensos. Valores de combate de la
corrupción, la violencia y la guerra. Valores que nos tornan sensibles a lo nuevo que
emerge, con responsabilidad, seriedad y sentido de contemporaneidad.
Hay personas que insisten en morar en sus casas antiguas, sin cuidarlas y sin
adaptarlas a nuevas necesidades. Ellas dejan de ser lo que deberían ser: acogedoras,
protectoras y funcionales. Es la moral desgarrada de la ética. La ética convida a reformar la
casa para tornarla nuevamente cálida y útil como habitación humana. Como el filosofo
griego Heraclito decía”: la ética es el ángel protector del ser humano”.
2
Por esa actitud ética, los actos morales acompañan la dinámica de la vida. La moral
debe renovarse permanentemente bajo la orientación y la hegemonía de la ética. Cabe a la
ética garantizar la morada humana, bajo diferentes estilos, para que sea efectivamente
habitable.
3
Doctor en Filosofía y Teología. Reside en Petrópolis, RJ.