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I.

LAS UNIFICACIONES DE ITALIA Y ALEMANIA

 LA UNIFICACIÓN DE ITALIA

Tras el Congreso de Viena, Italia quedó dividida en siete Estados independientes: el reino de Piamonte, bajo la casa de
Saboya; el reino Lombardo-Véneto, bajo el dominio directo de Austria; los Ducados de Parma, Módena y Toscana, regidos
por príncipes austriacos; los Estados Pontificios, bajo el dominio del Papa; el reino de las Dos Sicilias, donde se repuso el
trono de los Borbones. Esto suponía una dificultad mayor para los patriotas italianos, que deseaban la unificación italiana.
El sentimiento nacionalista italiano se verá reforzado por historiadores, músicos y literatos, que popularizan y difunden la
riqueza cultural y las pasadas grandezas de Italia desde la antigüedad clásica.
Por otra parte, los liberales, empujados por la represión absolutista de los reinos italianos, se agruparán en sociedades
secretas, desde donde, con una intención conspiradora y de exaltación romántica, participarán en los levantamientos.
Tres soluciones se presentaban para llevar a cabo el proceso unificador, todas ellas coincidían con la necesidad previa de
acabar con el dominio austriaco en Italia, pero esto no sería posible sin la colaboración de alguna de las potencias
europeas. Se presentaron diferentes procesos unificadores:
- El defendido por Mazzini, mezclaba las ideas nacionalistas con las utopías revolucionarias. Propugnaba una política
unitaria, instaurada por la insurrección general de las masas.
- Los sectores liberales y nacionalistas más moderados se apartaron del proyecto de Mazzini y buscaron una solución
política a la cuestión italiana, desde esta perspectiva se proponía una Confederación presidida por el Papa; este proyecto
consiguió un notable éxito , que aumentaría con la elección , en 1846, de Pío IX, a quien se consideraba favorable al
Risorgimento de Italia. Sin embargo, los acontecimientos revolucionarios de 1848 hicieron que Pío IX renunciara a
cualquier papel político en el proceso unificador.
- Los piamonteses Cesare Balbo y Massimo d'Azeglio, proponían una tercera alternativa: que fuera la casa de Saboya la
que dirigiese el proceso unificador nacional. Tras el fracaso en Italia de la oleada revolucionaria de 1848, sólo quedaba
esta posibilidad

LA PREPARACIÓN DEL PROCESO DE UNIFICACIÓN: 1849- 1859


Tras el aplastamiento austriaco de la insurrección italiana de 1848, el reino de Piamonte prepara sus fuerzas con una
política de consolidación interior promovida por d'Azeglio y Cavour, dicha política de reformas interiores fomentó el
librecambismo e introdujo el ferrocarril, además se aplicó una política de acogida para todos aquellos patriotas que corrían
peligro por sus ideas en los demás estados italianos. todo esto provocó en toda Italia una corriente de simpatía hacia la
casa de Saboya, que Cavour supo aprovechar para sus planes unificadores.
Cavour había comprendido que no podía realizarse una unificación italiana sin la ayuda de una gran potencia, por este
motivo desplegará su actividad diplomática buscando la alianza con Francia. El 21 de julio de 1858, Napoleón III y Cavour
se reunirán en secreto y establecerán un plan de intervención en Italia. Francia aportaría una importante cantidad de
dinero y un ejército de doscientos mil hombres contra Austria. Napoleón III pretendía además, que una vez liberada Italia
de Austria, se estructurase como una federación de Tres Estados bajo la influencia francesa y que Francia obtuviese como
compensación Saboya y Niza. Cavour acepta, pues este era el único modo de contar con la tan necesaria ayuda de
Francia para expulsar a los austriacos de Lombardía y el Véneto.

LAS GUERRAS DE ANEXIÓN: 1859- 1871


El 25 de abril de 1859, estalla la guerra y el ejército franco -piamontés, en poco tiempo, vence a los austriacos en Magenta
y Solferino, lo que provoca la retirada austriaca de Lombardía. En los primeros días de julio, Napoleón III sorprenderá
firmando la paz con Austria, ya que temía que los prusianos atacasen Francia. En este momento, Cavour dimite y
Garibaldi aprovecha para extender la insurrección por toda Italia, llegando incluso a ocupar el reino de las Dos Sicilias, al
frente de un cuerpo de revolucionarios. A los pocos meses, vuelve Cavour al gobierno, el cual incitó a que, por medio de
plebiscitos los ducados de Parma, Módena y Toscana pidieran su incorporación al Piamonte. Tras negociar con Garibaldi,
también Sicilia y Nápoles piden su anexión al reino piamontés. El 14 de marzo de 1861, el Parlamento italiano proclamó en
Turín rey de Italia a Víctor Manuel II. Unos meses después Cavour moriría repentinamente, dejando sin resolver la
incorporación del Véneto, que seguía en manos austriacas, y el problema de los Estados Pontificios. Sin embargo, ambas
cuestiones se resolverían a remolque del proceso de unificación alemana. La cuestión del Véneto se resolverá en 1866,
por la paz de Viena, en la cual Italia recuperaba el Véneto. El problema de los Estados Pontificios fue más complicado,
Francia no estaba dispuesta a consentir que se incorporasen al recién creado reino de Italia, y estableció una importante
guarnición en Roma para proteger al Papa. Sin embargo, cuando estalla la guerra franco prusiana en 1870 y se produce la
derrota francesa en Sedán, los italianos ocupan Roma. En 1871 Víctor Manuel II entra en Roma como rey de Italia y
establece allí la capital del nuevo reino. El proceso de unificación italiano había concluido.

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 LA UNIFICACIÓN DE ALEMANIA

PLANTEAMIENTOS UNIFICADORES DE BISMARCK

Otto Von Bismarck, Canciller de Prusia desde 1862, será el artífice de la unidad alemana. Abordará el proceso unificador
con una política realista, bajo el único criterio de la razón de Estado. El único modo de que Prusia llevase a cabo la
primera parte del plan de unificación , era mediante una derrota militar de Austria.
Para llevar a cabo sus planes, Bismarck debía:
1. Aislar a Austria diplomáticamente, para ello busca el apoyo de Francia y consigue distanciar a Rusia de los austríacos.
2. Reorganizar el ejército para disponer de una superioridad militar que le permitiese hacer frente a un enfrentamiento con
Austria, para ello se apoyará en dos generales prusianos: Von Moltke y Von Roon.
Una vez conseguidos estos dos objetivos ya sólo quedaba buscar la ocasión para proceder a la unificación, dicha ocasión
se presentó con motivo de la llamada Guerra de los Ducados, que iniciará las Guerras de Unificación.

LAS GUERRAS DE UNIFICACIÓN


1. La Guerra de los Ducados: Los ducados alemanes de Schlesving, Holstein y Lauemburg, administrados por Dinamarca
desde 1852 , se negaron a reconocer al nuevo rey que pretendía integrarlos en el reino danés. Prusia y Austria decidieron,
en una reunión extraordinaria de la Confederación Germánica, invadir militarmente estos territorios y declarar la guerra a
Dinamarca. Tras la derrota del ejercito danés en agosto de 1864, Austria y Prusia se hacen cargo conjuntamente de los
ducados, pero un año más tarde, por el tratado de Gastein, Holstein quedaba bajo la tutela de Austria y Schlewing y Kiel
bajo la de Prusia, aunque todos los ducados quedaban integrados en el Zollverein.
2. La Guerra Austro- Prusiana: El reparto de los ducados entre Prusia y Austria constituyó un nuevo problema ya que
fueron frecuentes las disputas entre ambos sobre la forma de administrar los ducados.
En abril de 1866 se expuso abiertamente el conflicto, cuando Prusia sugirió a la Dieta imperial la creación de un
parlamento alemán elegido por sufragio universal masculino, sabiendo que Austria no podía aceptar esta propuesta. Este
mismo mes Prusia firmaba con el mismo Reino de Italia un tratado ofensivo- defensivo y Bismarck se aseguraba la
neutralidad de Napoleón III en caso de guerra.
La inmensa mayoría de los alemanes no era partidaria de la guerra y prácticamente todos los estados alemanes eran
partidarios de apoyar a Austria cuando Prusia invadió Holstein. La situación se invirtió tras la incursión del ejercito
prusiano, dirigido por Von Moltke, en territorio austriaco y su victoria sobre las tropas austriacas, que obligó a Austria a
firmar la paz de Praga, en la cual se concertó la anexión de Holstein a Prusia y la organización de la Conferencia
Germánica del Norte.
Sadowa fue una derrota austriaca en el terreno militar con repercusiones políticas internas al sustituir la estructura unitaria
del Imperio austriaco por la estructura dual del Imperio Austro- Húngaro. Pero igualmente fue una derrota de Napoleón III
como diplomático y de Francia como árbitro de los conflictos internacionales, es por ello que las relaciones entre Bismarck
y Napoleón III fueron empeorando.
El siguiente paso en el proceso unificador lo dio Bismarck en 1867 al firmar conjuntamente una alianza militar ofensiva-
defensiva y unos acuerdos comerciales con los estados alemanes del sur, que incluía la creación de un Parlamento
Aduanero elegido por sufragio universal masculino. Bismarck forzó la negociación conjunta de ambos tratados con la
intención de preparar el terreno para la futura integración de estos tratados en el nuevo Reich.
3.La Guerra Franco- Prusiana: La tercera etapa en el proceso unificador tuvo como causa inicial el enfrentamiento entre
Napoleón III y Bismarck respecto a la candidatura propuesta en febrero de 1870 por el jefe de gobierno provisional
español, general Prim, para nombrar como rey de España al príncipe de origen alemán Leopoldo de Hohenzollern. Este
proyecto, bien visto por Bismarck, fue rechazado por Napoleón III, el cual exigió a Prusia la inmediata retirada de su
apoyo a esta candidatura. Ni Guillermo I ni Bismarck estaban dispuestos a aceptar y es por esto por lo que estalla la
guerra entre Francia y Prusia.
La victoria prusiana de Sedán, la destrucción del ejercito francés en Metz y la capitulación de París (28- 1-1871), después
de cuatro meses de asedio, terminaron con el Imperio de Napoleón III y potenciaron el nacimiento del Imperio Alemán, al
que se incorporan los territorios franceses de Alsacia y Lorena. La población de estos territorios, de origen y de lengua
alemana, deseaba seguir perteneciendo a Francia y su incorporación al II Reich contra su voluntad tendría consecuencias
negativas en un futuro.
4. La fundación del II Reich: Después de la victoria de Sedán en septiembre de 1870, de nuevo el prestigio del ejército
prusiano impulsó los fervores nacionalistas alemanes lo que fue aprovechado por Bismarck para, desde Versalles,
acelerar las negociaciones con los estados alemanes del sur y obtener su incorporación al inminente Reich. Todos los
estados aceptaron, aunque hubo algunas reticencias por parte de Luis II, rey de Baviera, y esta aceptación llevó a la
creación de un estado federal, unido bajo la presidencia del rey de Prusia, Guillermo I, que se convierte en el primer
emperador del II Reich, siendo proclamado como tal el 18 de enero de 1871 en la Galería de los Espejos del Palacio de
Versalles.

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