Вы находитесь на странице: 1из 3

Emma Carballo Villalba | 3º Doble Grado H. A. y CC. y LL. A.

| Práctica I | Arqueología de
la Península Ibérica.
En clase se han comentado los motivos de destrucción del patrimonio, los cuales son, el cambio
de uso y función del lugar, el saqueo y tráfico, la falta de conciencia de la población, así como
la falta de planificación urbana y rural, las invasiones, la contaminación ambiental, la falta de
políticas culturales, la falta de recursos financieros, la legislación inadecuada, el impacto
turístico; el desinterés, desconocimiento e incapacidad de los sectores públicos, etc. Se abrió
debate sobre las faltas de planes urbanos sacando el tema del encubrimiento de yacimientos por
parte de empresas privadas de construcción, destrucciones del patrimonio por obras,
yacimientos en tierras privadas, expolios y la Dama de Elche, sobre estos dos puntos voy a
centrar mi opinión.
Cabría comentar la idea de que, si ciertas piezas son patrimonio de la humanidad, no pertenecen
a nadie y a la vez nos pertenecen a todos. En este supuesto, el hecho de que una pieza se
encuentre o no en un lugar ajeno al de su procedencia, a mis ojos, genera más conflictos
políticos que artísticos, aparte de la descontextualización que sufren los materiales.
En el caso de los mármoles del Partenón, creo que a día de hoy sí deberían ser devueltos a
Atenas, su ciudad de origen puesto que, en la actualidad, Grecia es más que consciente del
ingente valor de las piezas y no cabe duda de que estarían en buenas manos. Además, me parece
un poco irónico e innecesario que al ir al Museo de la Acrópolis encuentres reproducciones de
las piezas de las que carecen, puesto que estas existen y están en el Museo Británico. Ahora
bien, personalmente no creo que Lord Elgin se merezca ser recordado como un vándalo puesto
que indiferentemente del motivo que lo llevase a obtener los frisos y las esculturas, las
salvaguardó de ser convertidas en simple cal.
Generalmente me suele parecer mejor la idea de que las piezas excepcionales se conserven en
su país de origen o región de origen, puesto que, aunque sean consideradas cultura material
perteneciente a la humanidad en su cómputo total, el estar en su sitio de origen las dota de todo
el contexto histórico y cultural tomando un significado especial. En cuanto a piezas repetitivas,
como puede ser la cerámica, la cual se encuentra en grandes cantidades y con motivos
repetitivos, me parece incluso enriquecedor que puedan ser conservadas por museos externos
en vez de en su lugar de origen ya que son piezas que aparte de su obvio atractivo visual, pueden
ser dotadas de un gran uso didáctico e ilustrativo tanto para estudiosos como para cualquier
ciudadano con interés en la cerámica (en este caso el ejemplo, pero es aplicable a cualquier otro
material), ya que permite ver, examinar y apreciar de primera mano, materiales que de otra
manera, posiblemente no pudiera ver nunca. En el caso de que no fuera posible la conservación
óptima de los materiales en los museos de su lugar de origen ya sea debido por falta de espacio,
instalaciones o por condiciones precarias de conservación, me parece una buena idea que se
depositen piezas en museos extranjeros durante cierto tiempo, hasta que puedan ser conservadas
y salvaguardadas en su lugar de origen.
Es cierto que existen ocasiones en las que estas piezas son vendidas por sus gobiernos de origen,
los cuales después las reclaman aun habiendo sido ellos mismos los que se deshicieron de ellas.
En estos casos habría que tomar cada caso individual ya que las características varían entre uno
y otro. Al ser piezas vendidas entre gobiernos, el tema se vuelve más complicado y mis
opiniones pueden llegar a ser contrarias. Por un lado, opino que, al vender un bien, siendo una
venta regulada y voluntaria, aun al tratarse material arqueológico, su comprador tiene un
derecho legítimo sobre este. Por otra parte, en lo referente a piezas excepcionales, las cuales
pueden llegar a ser unicum de una cultura me parece una mejor idea que residan en su lugar de
origen, evitando estar descontextualizadas en una sala de museo a kilómetros de distancia. Esta
última opinión está condicionada por la idea de que una pieza, no es solo un objeto, sino que
tiene un bagaje cultural y emocional que la dota de “vida”, llegando a parecerme en ocasiones
incluso mal, el hecho de que se desgajen conjuntos de materiales que conforman un todo, o que
las piezas se expolien o se vendan a países extranjeros.
Aun así, soy consciente del hecho de que los museos o los países pudieran apropiarse de
materiales procedentes de las excavaciones que financian es un gran incentivo para la
realización de misiones en el extranjero, las cuales, posiblemente sin tal motivo no tendrían
tanta promoción por parte de naciones extranjeras.
En cuanto a si las piezas dentro de un territorio deberían estar en sus museos regionales
correspondientes, la opinión es la misma. En el caso de piezas excepcionales, como puede ser
la Dama de Elche, si creo que deberían estarlo ya que además dotan de un gran atractivo a estas
poblaciones, que de otra manera no tendrían más interés. En clase se comentó que la Dama
debía quedarse en Madrid ya que, en caso contrario, no habría facilidad de verla, en realidad es
la misma que tienen ahora mismo los oriundos de Elche.
Hay varios casos puntuales, aunque demasiados, en los que es de agradecer que las piezas estén
en museos exteriores, como puede ser el caso de las Puertas de Ishtar, conservadas en el Museo
de Pérgamo de Berlín o los enormes Lamassus del palacio de Ashurnasirpal II conservados en
el Museo Británico, que de haber estado en sus lugares de origen probablemente hubieran
quedado reducidos como los restos de la ciudad de Palmira, o las estatuas del museo de Irak.
Otra triste posibilidad sería que fueran escondidas para su venta clandestina con el fin de
financiar la guerra. Este es el caso puntual de los territorios en la costa sirio-palestina, pero sin
irnos tan lejos podríamos remitirnos al caso de las iglesias y conventos medievales españoles.
Se ha hablado mucho y bastante mal de las desamortizaciones, por destacar las de Mendizábal
y Madoz; además de las posteriores acciones de los estadounidenses Arthur Byrne y William
Randolph Hearst en cuanto al “expolio” o más bien compra de todo tipo de obras del patrimonio
español, como son partes de monasterios, a veces incluso íntegros, e iglesias, por ejemplo, la
iglesia de Fuentidueña. Estas acciones generalmente se suelen achacar a la ignorancia general
en lo referente a los tesoros que se estaban dando con una sonrisa en la cara. Indiferentemente
de la ignorancia o no, es clara la despreocupación del estado español en cuanto a nuestro
patrimonio, posiblemente la mayor riqueza del Estado.
La llevada de estos monasterios o de sus partes, conllevó la creación de por ejemplo el Museo
de los Claustros de Nueva York, conformado por piezas hispanas, así como francesas; o bien la
exposición de piezas, como es el caso de la reja de la catedral de Valladolid, mutilada y colocada
en el Metropolitan de Nueva York o el patio del castillo de Vélez Blanco en la entrada del
mismo museo, con apenas una pequeña cartela que indica su procedencia. Cabría esperar la
opinión de que estas ventas fueron en realidad un robo al patrimonio, como se suele decir del
caso de Lord Elgin en el Partenón. Si pensamos en como hubiera sido si siguieran en la
península, su lugar de origen, podríamos llevarnos una gran decepción. Estas piezas, llevadas
al exterior, en bastantes casos son bien conservadas y salvaguardadas, aunque están
completamente descontextualizadas, no se puede negar. En cuanto a nuestro patrimonio, son
muchos los casos de mala conservación y gestión por parte de nuestras propias instituciones.
Hay innumerables ejemplos, por citar algunos, me gustaría destacar la ermita abulense de San
Pelayo y San Isidro, cuya cabecera ha acabado destinada a ser un lugar de escalada para
cualquier niño al que se le ocurra, en el parque del Retiro de Madrid. Otro, podría ser el
yacimiento en el parque de Las Aguilillas donde se está planeando hacer un circuito de
Mountain Bike o el yacimiento del Carambolo donde no se tiene ningún tipo de barreras y se
toma como lugar de entrenamiento con motos, extraoficial. Por lo que en cada caso cabe
considerar si estarían en mejores condiciones en su lugar de origen, o en museos extranjeros o
capitalinos.

Вам также может понравиться