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Voces reaparecidas
"¿Qué te parece este?", le dijo Máximo a Néstor Kirchner,
mientras charlaban sobre lo que el presidente diría en la Feria del
Libro de 2005, y elegían algún texto para leer en el acto oficial. Ya
estaba decidido. El poema era Quisiera que me recuerden, uno
de los tres que el libro Palabra Viva había incluido de Joaquín
Areta.
La obra de Joaquín, con poesías, textos, cartas y apuntes que
entre 1977 y 1978 había volcado en una libreta personal, fue
retomada para su edición en 2010 en otro libro, Siempre tu
palabra cerca. Un proyecto más integral que integra la colección
Los detectives salvajes dirigida por Julián Axat y Juan Aiub, hijos
de militantes desaparecidos. El enorme trabajo, meticuloso y
emocionante, recupera las voces de una generación diezmada
que además de pelear, escribía. Idea gracias a la cual se fueron
conociendo las poéticas de Rosa Pargas, Jorge Money o Carlos
Aiub, por ejemplo.
"Mi testimonio fue militante –dice Adela Segarra, la compañera de
Joaquín, en el prólogo de ese libro–, mi vida fue militante. Nuestro
amor también. Nuestro amor nació en primavera, fue de tilos,
creció adolescente; fue de varanos, aroma a jazmines,
nadábamos; pisoteó baldosas amarillas de otoños, citas; atravesó
la pobreza, la clandestinidad, la decisión de quedarnos en el país,
el mundial 78, la ausencia de tantos compañeros. Y hubo una
tarde fría de invierno en la que Joaquín fue a una cita y no volvió,
una cita en la que podríamos haber estado con nuestro hijo y a la
que fue solo, eligiendo cuidarnos."
Quisiera que me recuerden / sin llorar ni lamentarse / quisiera que
me recuerden / por haber hecho caminos / por haber marcado un
rumbo / porque emocioné su alma / porque se sintieron queridos /
protegidos y ayudados / porque nunca los dejé solos / porque
interpreté sus ansias / porque canalicé su amor.
Quisiera que me recuerden / junto a la risa de los felices / la
seguridad de los justos / el sufrimiento de los humildes.
Quisiera que me recuerden / con piedad por mis errores / con
comprensión por mis debilidades / con cariño por mis virtudes.
Si no es así, prefiero el olvido / que será el más duro castigo / por
no cumplir con mi deber de hombre.