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Luis es un malhumorado ferretero argentino, no soporta el contacto con el mundo que lo rodea.

Lleva una vida monótona y rutinaria, todos los días se levanta y se acuesta a la misma hora. Se
prepara el desayuno, y le quita la corteza al pan. Abre su local bien temprano y cuenta uno por
uno los tornillos Phillips de cada caja. Generalmente se encuentra con menos de la cantidad
indicada, lo que le provoca un estado de furia que deriva en el reclamo a la fábrica de tornillos.

Colecciona noticias insolitas del mundo publicadas en los diarios que el canillita de la cuadra le
provee y visita a sus padres todos los sabados en el cementerio. Cada tanto recibe la visita de la
prima del diariero, Mari, una dulce mujer que vive en el campo, enamorada de el, y con quien tuvo
una relación fugaz en el pasado.

Un dia, cerca del aeropuerto, Luis se encuentra con Jun, quien acababa de ser arrojado de un taxi
en movimiento. Jun, que solo hablaba su idioma materno (Chino Mandarin), tiene una dirección
escrita en el brazo y Luis, aunque no entiende chino, decide llevarlo en su auto. En el trayecto, Jun
vomita en el coche provocando la ira de Luis que , enfadado, lo echa a la calle y se va a su casa.
Mas tarde, cuando ve que hay una fuerte lluvia, retorna y levanta a Jun en el mismo lugar donde lo
dejo para llevarlo a su destino. Cuando llegan a la dirección, se entera que la propiedad fue
vendida por un chino y que no saben nada de su paradero. Luis lleva a Jun a la comisaría, donde
pretenden encerrar al joven chino en una celda. Frente a esto y al hecho de que el oficial al mando
lo trata mal, Roberto discute con el oficial, le pega un cabezazo, se lleva a Jun y le permite que se
quede una noche en su casa.

Al día siguiente, Roberto y Jun visitan la Embajada de la República Popular China, donde le toman
los datos y prometen encontrar a su tío. Roberto intenta sin resultado deshacerse de Jun
dejándolo en la embajada. Después ambos van al barrio chino donde Jun pregunta sobre su tío a
los comerciantes, también sin resultado. Roberto lo toma por siete días como su "ayudante" para
sacar la basura acumulada en su patio, al cabo de los cuales se tendrá que ir de la casa.

A los siete días, la Embajada le notifica que han encontrado a su tío y que vendrán a buscarlo la
mañana siguiente. Esa noche Mari se queda a comer y piden comida china como despedida para
Jun; cuando llega el mandadero -que es chino- le piden que haga de intérprete para entender algo
de los que dice Jun. A la mañana, llega una familia de chinos. El jefe de la familia hace que un
hombre ciego baje de la camioneta para reconocer a Jun tocándole el rostro, pero no reconoce a
Jun como su sobrino ni éste a aquél como su tío.

Roberto trata nuevamente de conseguir respuestas en la Embajada, pero quien los había atendido
anteriormente ya no está, y como se pone nervioso, lo expulsan. Roberto da otra tarea a Jun: ha
de limpiar la pieza que él está ocupando. Lamentablemente cuando Jun está sacando la basura
que había allí, rompe accidentalmente un mueble donde Roberto guardaba recuerdos de su
madre. Acto seguido, Roberto lleva a Jun a un taxi y le dice al taxista que lo deje en el barrio chino.
Ese día Mari visita a Roberto para darle a Jun algunas fotos que se habían tomado juntos en un
paseo; cuando Roberto le contesta que ya se fue, Mari le dice lo afortunado que fue Jun al tener
alguien que lo ayudase y también le dice que lo quiere. Roberto recapacita y va a buscar a Jun pero
es interceptado por el policía que había agredido anteriormente, quien a punta de pistola lo obliga
a ir a un descampado donde lo golpea. Jun, que había visto la situación, interviene, golpea al
policía y salva a Roberto.

Roberto compra nuevamente comida china y deja que el mandadero coma con ellos y oficie de
intérprete. Allí, Roberto le dice que se va a poder quedar un tiempo más, que va a pagarle clases
de español y que cuando sepa algo tendrá que buscar trabajo. Jun le pregunta por qué colecciona
las noticias insólitas y Roberto le cuenta su historia: su madre murió cuando él nació, su padre —
inmigrante italiano—, leía un diario italiano que le llegaba todos los domingos y en una noticia
sobre la Guerra de las Malvinas vio una fotografía de Roberto como soldado. Cuando Roberto
regresó de la guerra, se enteró de que su padre había muerto de un paro cardíaco aquel día,
impresionado porque ignoraba que su hijo estaba en el frente de batalla. Roberto le dice que la
vida es un absurdo y le muestra las noticias que había recolectado, entre ellas la de un avión que
robaba vacas en China: al escapar un grupo de campesinos los sigue y le dispara al avión en pleno
vuelo, se abre la puerta trasera, caen dos vacas y una de ellas mata a una chica, la cual resulta ser
la novia de Jun.

Sorprendido al descubrir que la noticia hablaba de la tragedia de Jun, Roberto se emborracha y


empieza a contar los tornillos como siempre hacía. A la mañana siguiente, llama una persona que
dice ser el tío de Jun y que vive en Mendoza: el sobrino se pone al teléfono y lo confirma, por lo
que Roberto le compra un pasaje de avión y ambos amigos se despiden con un apretón de manos.
Cuando al día siguiente Leonel, el diariero cuñado de Mari le trae el periódico, Roberto le cuenta
lo sucedido y se entera que Mari había vuelto al campo.

Esa noche, Roberto descubre en el patio trasero una vaca bien dibujada por Jun (ya que había sido
artista) en la pared que le había pintado: ello le hace reflexionar y la última escena muestra a
Roberto reencontrándose con Mari en el campo.

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