Primera parte, Técnicas fundamentales para tratar con el prójimo
Capítulo 1: “Si quieres recoger miel, no des puntapiés a la colmena”
Este capítulo nos habla sobre la crítica y de cuán destructiva puede llegar a ser para las personas a quién va dirigida. Al abordar a las demás personas, siempre debemos hablar con calma, empatía y respeto para conseguir entablar una conversación que fluya naturalmente y no sea forzada. Este libro recalca que el trato que tenemos con los demás es muy importante, y para explicarlo de mejor manera nos da algunos ejemplos: - “Dos Pistolas” Crowley, era un asesino a sangre fría que no admite las consecuencias de sus actos y culpa a los demás por las cosas que le pasan. Crowley, quien escribió: “Tengo bajo la ropa un corazón fatigado, un corazón bueno: un corazón que a nadie haría daño”, nunca se culpó por sus acciones, ni se hizo responsable, para él era muy sencillo criticar a los demás pero nunca a sí mismo. - Al Capone, fue Enemigo Público Número Uno, el jefe de la peor banda de criminales en Chicago. Capone no se culpó de sus actos, él decía ser un benefactor público al que nadie apreció. - Dutch Schutlz, un criminal muy famoso de New York, también se creía un benefactor público. - John Wanamaker, fundador de las tiendas que llevan su nombre, pensaba en cambio que era un tontería regañar a los demás, ya que tenía suficientes errores y limitaciones propias en que ocuparse. La moraleja de estos ejemplos es que éstas personas estaban muy ocupadas criticando a los demás y pensando que el mundo está mal, que no se dieron cuenta que eran ellos mismos quienes justificaban sus acciones, sin percatarse de sus propios errores. Miles de páginas de historia, revelan que cuando las personas reciben críticas, se cierran y en el cerebro se activan zonas que evitan que recibamos nuevas ideas o posibilidades de aprender. Por el contrario, al recibir opiniones positivas, el cerebro activa zonas relacionadas con el pensamiento creativo y el aprendizaje. El camino para mejorar el desempeño de las personas no pasa por la crítica sino por las intervenciones positivas. Todos necesitamos saber cuáles son nuestras debilidades para trabajar sobre ellas, es así como mejoramos nuestro desempeño. Por lo tanto, debemos evitar el deseo de criticar a los demás, debemos detenernos y analizar la razón por la cual otra persona nos molesta. Criticar jamás lleva a resultados positivos. Las personas nunca se critican a sí mismos, tienden a justificar su manera de actuar con cualquier excusa. Criticar a los demás no conduce a nada ya que coloca a la otra persona a la defensiva y puede generar un resentimiento que puede ser guardado por años. La satisfacción a corto plazo que producen las críticas, no compensa el dolor de largo plazo. Varios estudios demuestran que las personas responden más a los refuerzos positivos que a los regaños y críticas. Cuando sientas la necesidad de criticar, una manera de detener el impulso, es empezar por nosotros mismos, ver nuestros errores y limitaciones, mas no las de los demás. Dirigirnos a los demás de forma amable, tratar de hacerle ver sus errores y corregirla respetuosamente, es mucho más útil que dirigirnos a esta persona en forma autoritaria y criticar sus acciones. Una crítica puede desmoralizar familias, provocar renuncias de empleados y crear resentimientos que pueden durar años, y aun así, pude no corregir la situación que se ha criticado en un inicio. Debemos considerar que la tolerancia y el respeto por las demás personas, son valores indispensables en todos los aspectos de nuestra vida, sin ellos, sería muy difícil enriquecer nuestras relaciones interpersonales. Aquella persona que se preocupa por respetar estos valores, cultiva confianza, amistad, generosidad, etc. El actual ritmo de vida nos da pocas oportunidades de conocer a los demás, de ayudarlos y tratarlos como es debido; por lo tanto, la empatía debe ser el motor fundamental que caracterice cada acción que realicemos y que nos identifique mejor como seres humanos. Para finalizar, aprendamos las sabias palabras de Dale Carnegie: “En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesante que la crítica; y de ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad”.