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Resumen: Abstract:
El presente artículo analiza la This article analyzes the
“temporalidad longitudinal” en el “longitudinal temporality” in
cine. Dicha temporalidad tiene una cinema. This temporality has a
presencia significativa en el significant presence in non-fiction
documental así llamado, cinema, in the so called
“longitudinal”, que se lleva “longitudinal documentary,” which
realizando desde los años sesenta has being made since the Sixties up
hasta la actualidad. También se to now. It can also be found in
puede observar en las filmografías autobiographical filmographies such
de corte autobiográfico, como las de as the ones of Alan Berliner and
Alan Berliner o Ross McElwee. Y Ross McElwee. And recently, fiction
recientemente el cine de ficción la cinema has explored it in a very
ha trabajado de modo muy explícito explicit way in the successful film
en la exitosa Boyhood. Aquí se Boyhood. Here we will analyze the
analizarán las pautas narrativas y narrative and thematic features that
temáticas que caracterizan este tipo characterize this type of temporality,
de temporalidad, explorando los exploring the likeness and
parecidos y diferencias entre las differences between the more
propuestas más clásicas de no- classical proposals of non-fiction
ficción y la reciente propuesta que cinema and the recent one posed by
plantea Boyhood desde el cine de Boyhood from the side of fiction
ficción. cinema.
Palabras clave:
Temporalidad; documental; longitudinal; autobiografía; Boyhood
Keywords:
Temporality; Documentary; Longitudinal; Autobiography; Boyhood
1. Introducción
3Para un análisis de estas tendencias, véase, entre otros, Ben Highmore (ed.), Everyday Life
Reader (2002), Alf Lüdtke (ed.), History of Everyday Life: Reconstructing Historical
Experiences and Ways of Life (1995) y Giovanni Levi, “Sobre microhistoria” (1993, pp. 97-
119).
Pero los casos que remiten de un modo más directo a los documentales
longitudinales estudiados por Kilborn son los de filmografías configuradas en
su totalidad o en su mayoría por trabajos autobiográficos. No son muchos los
casos en los que se da esta circunstancia, pues en bastantes ocasiones
encontramos obras autobiográficas singulares en el contexto de una
filmografía documental no autobiográfica o incluso en cineastas que trabajan
habitualmente en el ámbito de la ficción. Un primer nombre que podría
encajar aquí es el de Jonas Mekas, por el carácter diarístico de su filmografía.
Sin embargo, su caso no se ajusta del todo a esta categoría, pues el carácter
no retrospectivo del diario termina marcando el tono principal de sus
películas, a pesar de que hay un trabajo de post-producción –textos escritos,
músicas, voces en off– que sitúa sus obras a medio camino entre el diario
escrito y la autobiografía canónica.4 Más interesantes resultan los casos de
cineastas como Alan Berliner o Ross McElwee, dos de los cineastas más
conocidos que han construido su filmografía documental sobre bases
habitualmente autobiográficas.5 Desde Intimate Stranger (1991) hasta First
4 He abordado con más detalle este carácter híbrido del cine de Mekas en la parte
introductoria (pp. 55-57) de mi artículo “The Immigrant Experience in Jonas Mekas’s Diary
Films: A Chronotopic Análisis of Lost, Lost, Lost” (2006).
5 Para un estudio más amplio de estos cineastas, véase Efrén Cuevas y Carlos Muguiro (eds.),
El hombre sin la cámara. El cine de Alan Berliner (2002); y Efrén Cuevas y Alberto N.
García (eds.), Paisajes del yo. El cine de Ross McElwee (2008).
4. Boyhood
Sin duda resuena en este proyecto de Richard Linklater los postulados de dos
clásicos de la teoría realista, André Bazin y Sigfried Kracauer, pues su
apuesta creativa rezuma del ideal de cine realista que ambos autores
defendían. En el caso de Kracauer (1989), se perciben ecos claros de su
empeño por subrayar la capacidad del cine para rescatar la realidad física (p.
368) y por defender un cine caracterizado por su carácter de narración
abierta, conectada con el flujo de la vida, con una permeabilidad que permite
que la vida material fluya a través de la película (pp. 316-319). Algo que más
allá de la ambientación, tan pegada a la cotidianeidad de la sociedad texana,
se refleja en ese seguimiento de la evolución física de los actores convertidos
en personajes. Las tesis bazinianas encuentran también un eco evidente en su
idea fundacional de la capacidad del cine para momificar el cambio, liberar el
tiempo de su corrupción (Bazin, 1990, p. 29), al tiempo que en su defensa de
un cine que capte la ambigüedad de lo real (Bazin, 1990, pp. 94-96). La
cerrada defensa del neorrealismo abanderada por Bazin encuentra también
claros ecos en Boyhood, en relación con aspectos como la amalgama de
actores profesionales y no profesionales, el recurso al rodaje en localizaciones
reales y, sobre todo, a la primacía de la representación de la realidad sobre
las estructuras dramáticas (Bazin, 1990, pp. 375-379), que otorga a los
hechos “una cronología accidental y como anecdótica” (Bazin, 1990, p. 330).
Para construir este armazón narrativo, Linklater maneja con maestría una
figura narrativa fundamental en este relato: la elipsis temporal. La película
salta literalmente de año en año, de secuencia en secuencia, sin apenas
indicar esas elipsis, sin recurrir a fundidos a negro que las señalicen o a
diálogos que sitúen cómodamente al espectador tras cada cambio temporal.
Se trata de una estrategia deliberadamente buscada por Linklater, que de
hecho llegó a eliminar alguna transición del montaje final por resultarle
demasiado obvia.7 El cineasta buscaba un relato fluido y su trabajo con las
elipsis se convierte en la herramienta narrativa fundamental para
conseguirlo, logrando captar en 159 minutos el retrato de una época a través
de tres generaciones. Las partes omitidas del relato no resultan indiferentes,
más bien adquieren una presencia propia, de un modo implícito pero
concreto, gracias a la fluidez que imprime Linklater al ritmo narrativo, a ese
uso de la elipsis que hace que los diferentes saltos temporales queden
incorporados de un modo tan natural en la dinámica del despliegue
biográfico de los personajes. Quizá lo más sorprendente es la maestría con la
que Linklater combina los cambios de ritmo, las diferentes velocidades
narrativas (recuperando de nuevo la terminología genettiana [1989, pp. 152-
171]). No existen aquí sumarios, tampoco anacronías temporales, pues la
película sigue un orden cronológico lineal. Abundan los momentos
tranquilos, en los que casi nos acercamos a la pausa descriptiva, pero
combinados con elipsis audaces, que realizan saltos temporales como los
7Así lo explicita en la entrevista realizada por Scott Tobias para The Dissolve, 18 de julio de
2014.
You know what I'm realising? My life is just going to go. Like that. This series
of milestones. Getting married. Having kids. Getting divorced. The time that
we thought you were dyslexic. When I taught you how to ride a bike. Getting
divorced... again. Getting my masters degree. Finally getting the job I
wanted. Sending Samantha off to college. Sending you off to college. You
know what's next? Huh? It's my fucking funeral!
5. Conclusiones
Referencias bibliográficas
https://thedissolve.com/features/interview/666-interview-richard-
linklater/ Consultado 20-9-2015.
Wickman, F. (2014). FAQ: How They Made Boyhood. En Slate Magazine. 11-
7-2014
http://www.slate.com/blogs/browbeat/2014/07/11/boyhood_movie_
explained_how_they_made_it_whose_boyhood_inspired_it_and_m
ore.html. Consultado 18-9-2015.
Películas citadas