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JESÚS EN EL EVANGELIO DE JUAN

El tema central

A diferencia de los sinópticos en donde el mensaje central es el anuncio del


Reino, en el evangelio de Juan el tema central es Jesús. En este evangelio Jesús
es quien viene a los hombres para mostrarnos al Padre. Comienza en el prólogo
resaltando la divinidad de Jesús y su relación intratrinitaria. La misión de Jesús es
hacer la obra del Padre que darlo a conocer a los hombres. En el esquema de
Juan, Jesús sale de Dios y se hace hombre para dar a conocer al Padre, y vuelve
al Padre para atraer a todos los hombres hacia Él.

Dios

Hombres

La estructura del Evangelio

Juan divide su evangelio en dos partes:

 El Libro de los signos: a diferencia de los demás evangelios en los que los
milagros proclaman la presencia del Reino entre nosotros, los signos en el
evangelio de Juan nos muestran quién es Jesús, es decir, su divinidad. Los
siete signos deben ser interpretados para descubrir el mensaje que se nos
quiere transmitir, en algunos casos el mismo Jesús proclama su divinidad
relacionándola con un signo, por ejemplo “Yo soy el pan vivo bajado del
cielo” (Jn 6,41).

 El Libro e la Hora: en la primera parte Juan nos muestra quién es Jesús a


partir de los signos que realiza y los discursos que pronuncia, a partir de
esto podemos comprender la profundidad de su acto salvador. La palabra
clave es “la Hora”, en la primera parte Jesús dice “todavía no ha llegado mi
hora” (Jn 2, 4). En el capítulo 13 se aclara que ha llegado la hora y en que
consiste esta afirmación “Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús
que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre” (Jn 13,1). Es
decir que esta hora se refiere a que el Hijo de Dios entra a padecer para
resucitar. A este proceso Juan lo llama glorificación. Para Juan la gloria del
Señor se muestra en la cruz, por eso su crucifixión se parece a una
coronación real. La muerte y resurrección de Jesús es la Hora de pasar de
este mundo al Padre y completar su misión de revelarnos el más auténtico
rostro de Dios: el amor.

Los títulos de Jesús

Juan utiliza en su evangelio tres títulos para hablar de Jesús que nos
revelan la profundidad de la teología de Juan sobre quién era Jesús para él.

 La Palabra: (Jn 1,1-4-14) es un término que proviene del Antiguo


testamento y que resalta la preexistencia del Verbo antes de hacerse
hombre. Jesús es el Verbo de Dios y por medio de Él fueron hechas todas
las cosas.

 Hijo de Dios: entre los judíos era un término común que se utilizaba para
nombrar al que seguía los preceptos de Dios, para el hombre justo. Pero en
Jesús vemos que se utiliza con otra fuerza, Él es el Hijo de Dios igual al
Padre (Jn 5,17-18), es el único que conoce al Padre y por eso nos lo puede
revelar. La expresión tiene todo un significado de vínculo profundo.

 Yo Soy: Es la traducción del nombre de Dios “Yahveh” que se le había


revelado a Moisés en el Antiguo Testamento (Ex 3, 13-15). Para un judío
estaba prohibido utilizar el nombre de Dios, Jesús no solo lo dice sino que
se lo aplica a él mismo diciendo que ël es el mismo Yahveh (Jn 8, 58). A su
vez Jesús muchas veces utiliza la expresión “Yo Soy” con un apelativo que
suele estar relacionado con algún signo realizado por Él. Así aparecen las
expresiones:
Yo soy el Pan de Vida
Yo soy la Luz del mundo
Yo soy la Puerta del corral
Yo soy el Pastor Bueno
Yo soy el camino, la Verdad y la Vida
Yo soy la Vid
Yo soy la Resurrección y la Vida

Estas expresiones hablan de la identidad de Jesús pero también de su


relación con los que creen en Él. A veces la expresión alude al don que Dios
otorga a quien cree en su Hijo. Y otras al vínculo que se establece. En ambos
casos siempre está en juego la Vida misma de Dios que ha querido ser el gran
regalo para todo el que crea en Él. Esa vida se refiere no a la vida natural,
biológica, que ya de hecho tenemos todos, sino a la Vida que hay en el mismo
Dios. Por eso la escribimos con mayúscula. En griego ambos términos (vida
natural –psiqué- y Vida divina –Zoé-) tienen palabras diferentes. La Vida divina es
la Vida del mismo Dios que se entrega al creyente y lo salva, lo diviniza. En la
teología cristiana esa vida se la llama: vida sobrenatural, vida eterna, gracia…

La fe como principio de seguimiento

Desde la perspectiva de Juan nadie puede conocer a Jesús y que eso no le


cambie la vida. Todo encuentro con Jesús nos pone frente a una decisión radical,
no hay para Juan verdadera fe sin seguimiento.
La fe no es un mero acto racional sino una opción que involucra todas las
dimensiones de nuestra vida. Si miramos detenidamente los relatos de los
encuentros de Jesús con diferentes personas a lo largo del evangelio veremos que
todo encuentro con el Señor cambia la vida del creyente.
La experiencia de San Pablo

Luego de la muerte y resurrección de Jesús se abre una nueva etapa en el


anuncio de la buena noticia del amor de Dios, esta nueva etapa comienza con el
acontecimiento fundacional de Pentecostés (Hch 2, 1-11). La venida del Espíritu
Santo sobre los apóstoles dará comienzo al tiempo de la Iglesia (Hch 2, 42-47). A
“los Doce” elegidos por Jesús se sumará un nuevo personaje apasionado por
difundir la buena noticia de Jesús: Pablo de Tarso.
La experiencia de San Pablo es diferente a la de los demás apóstoles, su
conversión (Hch 9,1-19) y su misión entre los paganos (Hch 13, 44-52) serán su
sello distintivo.
La particularidad de la misión de Pablo originará las primeras controversias
dentro de la Iglesia naciente: la disputa entre los judeizantes y Pablo (Hch 15, 1-3)
y su resolución en el concilio de Jerusalén (Hch 15, 4-12). Luego Pablo continuará
sus viajes anunciando y formando comunidades entre los paganos.

Los escritos de Pablo son los mas antiguos del nuevo testamento, son anteriores a
los evangelios. Él escribe cartas a las comunidades cristianas en las que había
predicado para enseñarles o para corregirlas y guiarlas, por eso a través de sus
epístolas podemos conocer su teología y su eclesiología. Por razones
pedagógicas presentaremos sólo tres de sus temas principales: La vida nueva en
Cristo, La Iglesia y la justificación. (Flp 3, 4-15)

La vida en Cristo

Este es el centro de la espiritualidad de San Pablo, la idea de Cristo es


siempre comunitaria, es Cristo y sus miembros como veremos mas adelante. Esta
idea de vivir en Cristo tiene su raíz en el bautismo por el cuál el cristiano se
sumerge en Cristo y es a partir de allí una nueva criatura.
La vida en Cristo se opone a la vida en Adán, si por solidaridad todos
quedamos sumergidos en el pecado a causa de un hombre (Rm 5,19) a causa de
Cristo ninguno esta condenado (Rm 5,17).
A partir de estar sumergidos en Cristo no hay mas división entre personas,
todos somos iguales en cristo. (II Co 5,17; Gal 3,26-28; Gal 4,6-7; I Co 15,21-23;
Rm 8,10-17; Flp 2-5.)

La Iglesia

Sumergidos en Cristo por medio del bautismo todos formamos un solo


cuerpo que es la Iglesia. La experiencia de Pablo es una Iglesia dividida por la
disputa entre paganos y judeizantes esto lo lleva a una eclesiología del Cuerpo de
Cristo en donde todos los miembros a pesar de sus diferentes características
cumplen un rol fundamental dentro de la comunidad. (1 Co 12, 12-31; Ef 1, 22-23)
La justificación

La justificación es cómo el hombre puede hacerse justo frente a Dios: para


los judíos la herramienta para lograrlo era la Ley, por medio del cumplimiento de
ella, es decir realizando las obras que indicaba, la persona podía hacerse justa
frente a Dios.
San Pablo sostiene que la Ley nos sometía al pecado por la dificultad del hombre
para cumplirla, a partir de Jesucristo ya no es necesario cumplir las obras de la
Ley porque Cristo nos ha hecho justos a todos con su salvación. ¿Esto quiere
decir que no hay ley que cumplir? Por el contrario, ésta es una nueva forma de
vivir la Ley. Debemos tener Fe en que en Cristo ya estamos justificados, ahora
nuestro obrar debe ser fruto de esa justificación lograda por Jesús, no debemos
actuar como esclavos del pecado sino como hijos de Dios.
Antes la Ley nos proponía cosas buenas y realizarlas nos hacía buenos, ahora
con Jesús su salvación nos hace buenos y como somos buenos hacemos cosas
buenas. (Gal 3,19-29; Rm 3.5)

San Pablo descubre a partir de su conversión la misión de hacer llegar la


buena Noticia de Jesús a todos lados. Es llamado el apóstol de los paganos
porque gracias a su impulso misionero se da una gran expansión en la Iglesia
primitiva. (Podemos observa los mapas de los viajes de Pablo en la Biblia)
La Buena Noticia de Jesús debe ser anunciada a todas las naciones como
ya lo sabían los apóstoles al anunciar el kerygma, ésta es una tarea que como
cristianos debemos asumir y continuar al igual que lo hicieron aquellos que nos
precedieron.

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