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FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

TESINA
NIVELES DE AGRESIVIDAD EN ESTUDIANTES DE 5º DE SECUNDARIA
DEL COLEGIO NICOLÁS COPÉRNICO DE SAN JUAN DE LURIGANCHO
EN EL AÑO 2016-II

AUTOR(A):

HUARCAYA QUISPE, KAREN ZAIDA

ASESOR:

MGTR. JUAN BAUTISTA CALLER LUNA

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:

VIOLENCIA

LIMA – PERÚ

2016-II
NIVELES DE AGRESIVIDAD EN LOS ESTUDIANTES DE 5º DE SECUNDARIA
DEL COLEGIO NICOLÁS COPÉRNICO DE SAN JUAN DE LURIGANCHO EN
EL AÑO 2016-II
DEDICATORIA

A mis padres, por su amor, apoyo, comprensión


y valoración de cada esfuerzo a lo largo de mi
vida estudiantil y que siempre tuvieron una
palabra de aliento en los momentos difíciles.
AGRADECIMIENTO

Agradezco al director y a los profesores por permitirme el acceso al colegio Nicolás


Copérnico para trabajar con los estudiantes de la institución.

A los alumnos, por su agradable disposición expuesta en el desarrollo de esta


investigación.

A mis asesores, el Mgtr. Juan Bautista Caller Luna por aportar en la elaboración de
este trabajo de investigación, constantemente con la tolerancia, paciencia y
amabilidad que lo caracteriza.
I. INTRODUCCIÓN

Los comportamientos agresivos de los seres humanos es un tema estudiado desde


siempre que ha existido la conducta humana, actualmente debido a las grandes
implicancias que presenta para la vida diaria y a los altos costos que significa para
la sociedad si hablamos del deterioro material, físico y emocional que causa este
tipo de problemática.

Si analizamos un poco el panorama del desarrollo de la conducta humana desde el


nivel preescolar, es dónde se respaldan las habilidades como capacidades y
competencias en el ser humano, aun así se han observado ciertas anomalías en el
comportamiento desde los más niños hasta que llegan a ser jóvenes adolescentes,
uno de ellos es la agresividad.

La agresividad en etapa escolar es parte de las principales quejas frecuentes de


padres y educadores respecto de los estudiantes. A menudo nos enfrentamos niños
y jóvenes agresivos, manipuladores o rebeldes pero no comprendemos muy bien
el porqué de estos hábitos, como debemos actuar con ellos o cómo podemos
modificar su conducta.

Diferentes factores son los que afectan al adolecente para su desarrollo emocional
y afectivo que al no poder establecerlos de la manera adecuada puede formar
conductas que no se sepan emplear y dirigir apropiadamente, inclusive podría
generar problemas para las propias personas cercanas el no saber cómo
sobrellevarlas. Actualmente en el medio latinoamericano se ha podido observar un
aumento significativo de la violencia y como uno de los países principales, el Perú.

Es por eso que ante la situación actual que transcurre en mi país, considerando el
distrito de San Juan de Lurigancho como uno de los principales focos de
abundancia poblacional y diversidad comportamental, he tomado la decisión de
averiguar ¿Cuáles son los niveles de agresividad en los estudiantes de 5º de
secundaria del colegio Nicolás Copérnico de San Juan de Lurigancho en el año
2016-II?
Ante esta cuestión se recolecta muchas fuentes de información sobre las conductas
agresivas en adolescentes y niños como múltiples definiciones de agresividad por
parte de autores relevantes, también existen conceptos por las organizaciones
internacionales y nacionales empezando en el lenguaje común de la palabra
agresividad que es definida como la tendencia que tiene un individuo a actuar o a
responder violentamente, y la palabra agresión, como el acto de acometer a otro
para matarlo, herirlo o hacerle daño (Real Academia Española, 2001).

Ahora, para avanzar en el análisis de la agresividad en un panorama de violencia,


conviene revisar el concepto de violencia que presenta la Organización Mundial de
la Salud-OMS (2006), definiéndola como “el uso intencional de la fuerza física,
amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene
como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un
traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte”. Concepto
que trae consigo varios supuestos; de un lado que la violencia es un acto
intencional, lo cual significa que quien la ejecuta es consciente cuando la lleva a
cabo, a no ser que estemos en presencia de un sujeto con un trastorno mental que
lo inhabilite en la toma de decisiones de manera autónoma.

En cuanto a la violencia juvenil según los estudios de la OPS y OMS (2001) indican
que “los adolescentes son la población más afectada por todo tipo de violencia”.
Esta no sólo se limita a la agresión física, sino que también incluye el abuso sexual,
verbal y emocional y el abandono. Al mismo tiempo, se ve a menudo influenciada
por los mensajes agresivos y violentos producidos por los medios de comunicación
masiva. Además de ser las víctimas más usuales, los jóvenes son quienes con
mayor frecuencia ejecutan actos violentos. Las características individuales,
experiencias familias, el acceso a armas de fuego, alcohol, drogas, violencia política
y social afectan con más frecuencia a este grupo de edad, principalmente a los
varones. Estas conductas son aprendidas y con frecuencia se originan en un
ambiente familiar violento (OMS, 2001).

Según el Manual de diagnóstico y estadística de trastornos mentales de la


Asociación Psiquiátrica Americana, cuarta edición (DSM-IV) como “un patrón
repetitivo y persistente de comportamiento en el que los derechos básicos de los
demás o las reglas sociales principales relacionadas con la edad se transgreden”,
por ello un buen pronóstico a tiempo mejora siempre una conducta anómala que
habitualmente suele predecir otras patologías psicológicas en la edad adulta.
Se estima que en el periodo 2000-2012 las tasas de homicidio se han reducido en
poco más del 16% en todo el mundo (de 8 a 6,7 por 100 000 habitantes), y en los
países de ingresos altos en un 39% (de 6,2 a 3,8 por 100 000 habitantes). (UNODC,
2014).

Ante toda esta información, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró


preocupante la agresión, en forma de castigo corporal, a los niños por parte de los
padres y los cuidadores, debido a sus efectos nocivos y duraderos ya que el
problema de la agresividad infantil es uno de los trastornos que más invalidan a
padres y maestros junto con la desobediencia y a menudo nos enfrentamos a niños
agresivos, manipuladores o rebeldes pero no sabemos muy bien cómo debemos
actuar con ellos o cómo podemos incidir en su conducta para llegar a cambiarla. En
este artículo intentaremos definir los síntomas para una correcta evaluación de este
trastorno caracterizar y establecer diferentes modos de solución.

Se realizaron estudios previos considerando como principal importancia los temas


referentes a conductas agresivas, sobre todo en poblaciones jóvenes, entre los de
nivel internacional se encuentra a:

Mirian Elena Benítez Cubilla (2013), de la Universidad Tecnológica


Intercontinental de Paraguay, realizo el estudio “Conducta agresiva en
adolescentes del nivel medio del colegio nacional Nueva Londres de la ciudad de
Nueva Londres” con el objetivo principal de determinar la existencia de conductas
agresivas entre los adolescentes del nivel medio del colegio nacional de Nueva
Londres, a través de una investigación no experimental de tipo descriptivo de corte
transversal a una muestra de 43 adolescentes de sexos masculino y femenino de
16 a 18 años. Como resultado se obtuvo los tipos de agresiones por orden de
preferencia, encabezado por insultos y amenazas de puntuación 72,09 %, maltratos
físicos de 44,19%, el rechazo con 44,19% y otras formas de agresión con un
69,77%. También se determinó los lugares por orden de preferencia encabezado
por el patio con un41,86%, en el aula con un 51,17%, en el pasillo con un 48,84%
y otros lugares con un 51,16%. De esta manera concluyo que si existen conductas
agresivas y se hallan presente de distintas formas por la que se requiere de control
suficiente para poder solucionar los conflictos que se presentan en la institución.

José Antonio Muñoz Reyes (2012), de la Universidad Autónoma de Madrid, en


su investigación “Conducta agresiva de adolescentes como mecanismo de
competición intrasexual dentro del mercado biológico de la elección de pareja”
intentó demostrar que la conducta agresiva se relacionaría con la calidad de los
rasgos que se poseen (indicadores de habilidad de lucha y atractivo) en función
delos demás, a través de un estudio de tipo descriptivo a 358 adolescentes de 14
a 19 años del instituto mixto de Madrid, obteniendo como resultados en la relación
entre las variables morfométricas y la agresividad ocurre al final de la adolescencia
(17-19 años), pero no en etapas anteriores (14-16 años), las variables
morfométricas que se relacionan con la agresividad son la fuerza y la asimetría
fluctuante en los hombres y el índice de masa corporal y la asimetría fluctuante en
las mujeres, también existe dimorfismo sexual en los mecanismos agresivos
empleados por ambos sexos y su relación con las variables morfométricas.
Finalmente, se concluye que las variaciones de la oferta y la demanda de los
rasgos comunicadores de atractivo y habilidad de lucha configuran una presión de
selección de mercado que se relaciona con la expresión de diferentes patrones
agresivos, típicos de cada sexo.

Inmaculada Méndez Mateo (2012), de la Universidad de Murcia, investigo acerca


de “Variables de conducta, factores de riesgo para la salud y adaptación integral
relacionados con la problemática bullying en estudiantes de educación secundaria”
con el objetivo de analizar las variables sociodemográficas escolares de las
conductas agresivas así como los factores de riesgo social y la salud
predisponentes y el nivel de inadaptación en estudiantes de secundaria a través
de un estudio exploratorio de análisis descriptivo a 1239 estudiantes de primer y
segundo nivel de educación secundaria entre edades de 11 a 18 años. De tal
manera se encontró que un 80% de la población presentó índices de vulnerabilidad
global muy alto en los factores de riesgo, un 93% de la población presentaba
niveles de inadaptación general, de los que un 15% presentaban inadaptación muy
alta. Concluyendo que el rol de víctima es del sexo masculino, que disminuía con
la edad y los extranjeros eran en su mayoría los implicados, que los factores
protectores; un estilo educativo autoritario y las relaciones familiares con bajo
riesgo de consumo de drogas fueron factores de protección.

Kevin Boscan y Maygrelys Colina (2011), de la Universidad de Zulia en


Venezuela, investigaron sobre los “Factores que inducen al comportamiento
violento de los estudiantes de la Unidad Educativa Maestro Orlando Enrique
Rodríguez” enfocándose en determinar los factores que inducen al
comportamiento violento de los estudiantes a través de un estudio explicativo con
diseño de tipo cuantitativo. Los resultados arrojaron que el 35% de la población
opina que los factores familiares son generadores del comportamiento violento,
mientras que el 30% considera que es influencia social, pero el 20% cree que son
por factores biológicos y el 15% expresa que se debe a factores personales
individuales. En conclusión se indica que todos los factores mencionados influyen
en el comportamiento, dependiendo de la diversidad de cada persona.

María Letona Méndez (2012), Universidad Rafael Landívar en Guatemala, realizo


el estudio “Agresividad en adolescentes ciberadictos (estudio realizado con
adolescentes que asisten a videojuegos de la zona 3 del municipio de
Mazatenango, Suchitepéquez)” para establecer la relación de la ciberadicción con
la conducta agresiva de los adolescentes que asisten a los videojuegos de la Plaza
Las Américas de la zona 3 de Mazatenango, utilizando una metodología de tipo
descriptiva a 40 adolescentes de la empresa Fantasía de la zona 3 de
Mazatenango Suchitepéquez, donde se comprobó que el 60% de la población
evaluada se encuentra con un nivel bajo de agresividad. Donde se concluye que
la población de adolescentes tienen una personalidad estable y con niveles de
agresividad en parámetros normales, en la que los juegos solo le sirven para
entretenimiento.
Así también se encuentran las investigaciones en contextos nacionales como las
investigaciones de:

Stephanie Quijano y Marcela Ríos (2015), de la Universidad Católica Santo


Toribio de Mogrovejo, realizaron el estudio “Agresividad en adolescentes de
educación secundaria de una institución educativa nacional, La Victoria-Chiclayo-
2014”, que tuvo como objetivo determinar el nivel de agresividad en adolescentes
de secundaria de una Institución Educativa, a través de una investigación de tipo
aplicada-no experimental de diseño descriptivo a 225 estudiantes de 1º a 5º grado
de secundaria de ambos sexos y entre los 12 y 17 años. En los resultados se afirma
que existe un nivel medio de agresividad en los adolescentes con un promedio de
74, según el sexo se obtuvo un nivel medio tanto para hombres con promedio de
73 como para mujeres con promedio de 7, y según grado escolar se encontró un
nivel alto de agresividad en 2°grado con un promedio de 81, mientras que en los
restantes se evidenció un nivel medio. En conclusión, a nivel general existe un nivel
promedio de agresividad en los estudiantes de secundaria de la institución
educativa nacional.

Margarita Carrasco y Sofía Reátegui (2014), de la Universidad César Vallejo,


realizaron una investigación de “Percepción del desempeño tutor y la conducta
agresiva. Un estudio descriptivo realizado en una I.E.P. de Comas, Lima”
enfocándose en describir la percepción del desempeño tutor e identificar las
conductas agresivas con mayor predominancia en una muestra probabilística de
veinte estudiantes de 5° grado de primaria de una Institución Educativa a través de
una metodología de tipo descriptiva a 20 estudiantes del 5° grado de primaria de
tal escuela, participando 9 niñas y 11 niños. Los hallazgos determinaron que el 20%
de la muestra considera adecuada la labor del tutor, y el 45% lo consideró como
regular. A su vez, la conducta agresiva con mayor presencia fue la de tipo verbal
(divulgar rumores); y la hostilidad tuvo menor presencia. En conclusión se ha
encontrado una gran cantidad de sujetos que no se encuentran satisfechos con la
acción tutorial de su profesora, pues la esperan más efectiva en sus procesos
básicos de seguimiento: socioafectivo, rendimiento académico y actitudinal.
José Antonio Cruz (2014), de la Universidad César Vallejo, realizo un estudio “La
adicción a los videojuegos y la agresividad en los alumnos de 2do grado de
secundaria de la I. E. Mixta “Telésforo Catacora”- Santa Clara, Ate Vitarte 2014”
con el objetivo de explicar la relación que existe entre la adicción a los videojuegos
y la agresividad de los alumnos, usando una metodología de tipo hipotético
deductivo con diseño no experimental, transversal, correlacional a 84 estudiantes
del segundo año de educación secundaria donde los resultados confirma que el
1.2% de la población evaluada presenta niveles bajos de agresividad con
frecuencia y un 44,0% de la misma, presenta niveles medios de agresividad con
poca frecuencia. En conclusión se confirma la hipótesis, donde existe relación
significativa entre la adicción a los videojuegos y la agresividad en los adultos.

Milagros Martínez y Segundo Moncada (2011), de la Universidad César Vallejo,


realizo el estudio “Relación entre los niveles de agresividad y la convivencia en el
aula en los estudiantes de cuarto grado de educación primaria de la I.E.T.Nº 88013
Eleazar Guzmán Barrón, Chimbote, 2011”, con el objetivo de determinar la relación
que existe entre los niveles de agresividad y la convivencia en el aula, en los
estudiantes de cuarto grado de educación primaria a través de un estudio de tipo
correlacional a 104 estudiantes, los cuales el 45,19% eran varones y el 54,80%
mujeres. En los resultados obtenidos se determinó que un 54,80% presenta un nivel
de agresividad física bajo, un 66,34% presenta un nivel de agresividad verbal
medio, un 71,45% presenta un nivel de agresividad psicológica medio, un 71,15 %
afirma tener un nivel alto de convivencia, un 62,5 % sostiene mantener un nivel alto
interacción en el aula y un 50,00 % equivalente a la mitad de la muestra sostiene
no tener dificultad en cumplir las normas. De esta manera se concluye que según
los resultados que no existe una correlación entre ambas variables de estudio
(niveles de agresividad y convivencia en el aula) por los resultados sesgados de los
estudiantes.

Aguirre Melgar Dalyn Jerson (2015), Universidad Católica Los Ángeles de


Chimbote, realizó el estudio “Clima social familiar y la agresividad en los estudiantes
de tercero, cuarto y quinto año nivel secundario de la institución educativa Perú
Canadá– tumbes, 2015”, con el propósito de determinar si existe relación entre el
nivel de conocimiento del clima social familiar y la agresividad de los estudiante, a
través de un estudio de tipo descriptivo correlacional de corte transversal con una
población de 118 estudiantes del tercero, cuarto y quinto de secundaria. En los
resultados obtenidos se determinó que el 74.0%, ubica en un nivel promedio de
clima social familiar, señalando haber poca comunicación y respeto entre los
miembros, también se analizaron los datos de agresividad obteniendo que el
61.11% de estos se ubican en un nivel bajo, el 77.12% se ubican en un nivel medio
de agresividad. De esta manera el autor concluye que existe una correlación
significativa entre del clima social familiar y la agresividad en los estudiantes de
tercero, cuarto y quinto año nivel secundario de la institución educativa.

De esta manera se realiza la investigación considerando la relevancia a nivel social


que implican ciertas manifestaciones de agresividad en nuestros distritos del Perú,
considerando que la agresividad son admisibles en una etapa de la vida por ejemplo
es normal que un bebé se comporte llorando o pataleando; sin embargo, estas
conductas no se consideran adecuadas en etapas evolutivas posteriores ya que el
comportamiento agresivo complica las relaciones sociales que va estableciendo a
lo largo de su desarrollo y dificulta por tanto su correcta integración en cualquier
ambiente en la que tenga que interactuar.

También se justifica las teorías acerca de la influencia del contexto sociocultural en


la adquisición y mantenimiento de la conducta antisocial; en la adolescencia es
particularmente notable la incidencia del grupo de pares. Bandura (1974), con la
formulación de la Teoría del aprendizaje social, fue quien ha hecho sustanciales
aportes al respecto.

Como motivo de la metodología a emplear, es mi intención establecer un modelo


más descriptivo para un conocimiento profundo de las conductas agresivas y que
ello implique el estudio de más problemas científicos a las cuales aplicar más
ejemplos de metodología científica.

Por último, en la práctica, la presente investigación tendría por motivo intentar


establecer no solo el esclarecimiento de los constructos de agresividad o la
determinación de los niveles de agresividad, si no también incentivando a realizar
otras investigaciones sobre cómo podríamos establecer medidas de mejora para
empezar a cambiar esta realidad que se vida en muchos colegios de muchos
distritos peruanos.

De esta manera el objetivo de mi investigación es analizar los niveles de


agresividad en los estudiantes de 5º de secundaria del colegio Nicolás Copérnico
en el distrito de San Juan de Lurigancho en el año 2016-II, contando con el
instrumento útil para ser aplicado en nuestro contexto, el Cuestionario de Agresión
de Buss y Perry, lo cual permitirá una mejor identificación para las conductas
agresivas que se presentan en un contexto escolar dado que es una prueba
mayormente conocida, es adaptada a la realidad peruana presentando
confiabilidad y validez.

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