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autonomía personal
y derechos sociales
ISSN 2545-8388
Nº 7
Mayo de 2018
igualdad,
autonomía personal
y derechos sociales
Mayo de 2018
Número 7
www.adaciudad.org.ar
ÍNDICE
Editorial
II
III
Opinión
IV
Editorial
8
ginas se encontrarán con tres secciones: un dossier sobre los
derechos de las personas afectadas en su salud mental; un artí-
culo de opinión sobre feminismo y economía del cuidado y por
último, un documento de incidencia en el cual quienes lo sus-
criben, pertenecientes a la comunidad académica jurídica, de-
jan en claro que la legalización del aborto se encuentra dentro
de las posibilidades legales que brinda el bloque constitucional
federal vigente en Argentina.
Equipo editorial.
9
II
Dossier:
salud mental
10
11
En la Ciudad,
la Salud Mental
es autónoma
Reflexiones a la luz de las posibles reformas al
Decreto Reglamentario de la Ley Nacional de Salud Mental
Alejandra Petrella1
1 Jueza de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la C.A.B.A., titular del Juz-
gado N° 12; - Doctora en Derecho y Ciencias Sociales, y Posgraduada en Derecho Administrativo y especialis-
ta en Determinantes Sociales de la Salud Mental (UBA, Ciencias Sociales). Profesora de grado y posgrado en
diversas Universidades; - Autora de numerosas publicaciones relacionadas a su especialidad, entre ellas, del
libro “Salud Mental y Salud Pública: un abordaje desde el Derecho Administrativo Constitucionalizado”, - Ex
Vicepresidenta, Consejo de la Magistratura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en representación del es-
tamento judicial (conf. Res. J.E. N°7/12).
13
Foto: Lucía Gaido
14
I.
Introduccion
al tema
15
sufrimiento mental dentro del último grupo porque el cam-
bio normativo no se ha visto dimensionado en la realidad. Las
PPM son consideradas incapaces por sus propias familias, por
los operadores de la salud y por la sociedad toda que no puede
salir del esquema binario instalado durante décadas. Este um-
bral de designación del “loco” como “demente/ incapaz” sigue
teniendo como contra cara la exclusión y hace que las nuevas
herramientas que proponen los instrumentos legales vigen-
tes (capacidades graduales, sistemas de apoyo, sentencias en
lenguaje claro, entre otros), no se erijan aun en elementos que
permitan mejorar la calidad de vida de estos seres sufrientes.
Mientras se siga pensando en las personas con padecimientos
mentales como seres que no pueden tomar decisiones por sí, y
sustituyendo su voluntad mediante tutores, curadores, médi-
cos o familiares y en tanto los jueces sigan avalando este es-
quema, no será posible concretar los cambios necesarios. Y sin
ellos, tampoco puede empezar a pensarse en nuevas pautas de
convivencia social.
16
los operadores del derecho el término “incapaz” y resulta difícil
erradicarlo, pese a las nuevas normas. La acepción “capacida-
des graduales” dista aun de haber sido incluida en el lenguaje
cotidiano y menos aun naturalizada, por lo que sostengo que
debe ser construida día a día mediante la práctica cotidiana de
cada uno de los saberes -atravesados por la interdisciplina2- y
de los propios usuarios. Asimismo, el compromiso asumido por
el estado tampoco se ve planteado en el cumplimiento de las
leyes vigentes, resultando el derecho a la salud mental una gran
deuda interna argentina.
17
II.
Lineamientos generales
18
restricción de capacidad3, resulta imprescindible para el Juez,
contar con el dictamen de un equipo interdisciplinario.
19
ta la LSM nacional no pueden menguar los derechos ya recono-
cidos en la órbita local.
4 La salud mental en cuatro dimensiones (o 4D) como suelo decirle a mis alumnos.
5 V. Plexo normativo de la salud en general y la salud mental en particular en Petrella Ale-
jandra (2015), Salud mental y Salud Pública en la CABA: un nuevo abordaje desde el derecho
administrativo constitucional, Ed RAP. Asimismo, el art. 2 de la LSM establece que los instru-
mentos internacionales son pautas orientadoras para la planificación de políticas públicas de
salud mental.
20
Desde antaño las personas con sufrimiento mental constituye-
ron el colectivo más vulnerable de la sociedad: discriminados,
apartados, temidos, rechazados.
21
causas- tropieza con una dificultad mayor a la considerada
“normal” para desarrollarse en la vida. En virtud de ello re-
quiere apoyos especiales y/o ajustes razonables: este es el nuevo
enfoque de derechos pretendido.
6 Ley de Salud Mental Nro. 448, art. 3. Adviértase que su promulgación data del 27/07/00
y su reglamentación mediante DECRETO N° 635/004 (BOCBA Nº 1927) del 26/04/2004.
22
Por otra parte, las personas con discapacidad psicosocial que
pasaron largos años internadas cargan con ese estigma de por
vida, ello conlleva un deterioro en su calidad de vida que cul-
mina, en general, en trayectorias de violencia, precariedades y
expulsiones del sistema. El estigma es una construcción social
vinculada en gran medida al aislamiento en el que viven estos
seres, al prejuicio, y al imaginario que relaciona locura con vio-
lencia. Este derrotero culmina en la violación sistemática de
sus derechos y es el estado quien -a través de sus operadores-
puede y debe revertir esta situación.
23
diagnóstico es revisable periódicamente, y que su tratamiento
no debe ser abordado solamente por la psiquiatría. De allí lo
del equipo interdisciplinario al que ut supra se hizo referencia.
24
social el juez ordene al órgano administrativo correspondien-
te la inclusión en programas sociales y dispositivos específicos
y la externación a la mayor brevedad posible. Completa esta
mirada el art. 19, inc. b) de la CDPD: “(…) Las personas con
discapacidad tengan acceso a una variedad de servicios de asis-
tencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la
comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria
para facilitar su existencia y su inclusión en la comunidad y
para evitar su aislamiento o separación de ésta.”
25
Sin embargo, con la reforma del Código Civil y Comercial se
introduce una nueva visión de la capacidad. En efecto, dentro
de los nuevos conceptos superadores del binomio capacidad/
discapacidad, se incorpora el de capacidades graduales, el que
alude a preservar el aspecto sano, o en términos jurídicos el de
preservación de capacidad de la persona. Ello refiere a que con
el nuevo Código el principio general es el de capacidad, con ex-
cepciones y para determinados actos en punto a su ejercicio. En
alusión a las PPM, la sentencia de un juez -basada en la opinión
de un equipo- y como ultima ratio, hará referencia a qué actos
no puede ejercer por sí la PPM, y por cuánto tiempo; conteste
ello con que tanto las sentencias cuanto las internaciones son
revisables periódicamente.
26
contraparte, lo que implica que no hay igualdad de las partes
que el juez deba atender- puede y debe resultar de proximidad.
Por ende, los típicos juicios de insania en los que se declaraba
demente a una persona y se archivaban los expedientes durante
años (a veces mientras los seres humanos que esos expedientes
representaban se encontraban confinados en neuropsiquiátri-
cos) deben mutar a un nuevo proceso en el que se trabaje con
herramientas distintas a las tradicionales: una justicia inter-
disciplinaria, de proximidad, activa, integral (en tanto debe
mirar no solo la problemática judicial si no el contexto social
en el que la persona se desarrolla a fin de contar con elementos
suficientes para detallar en la sentencia cómo serán las restric-
ciones que tendrá en el futuro, en quiénes se podrá apoyar y
de qué manera el sistema médico y estatal coadyuvarán para
intentar que la PPM supere su situación de vulnerabilidad), y
sobre todo, presente. La ley estipula la revisión periódica de los
procesos de insania a fin de evitar cronificaciones innecesarias
e internaciones de largo plazo. En tal sentido, la LSM propone
cambios en la tramitación de las insanias, con una participa-
ción más activa de los magistrados, sin embargo del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación aun no se ha modifica-
do en consecuencia.
27
to de dispositivos para el tratamiento anterior y posterior a la
internación que favorezcan el mantenimiento de los vínculos,
contactos y comunicación de la persona internada, con sus fa-
miliares y allegados, con el entorno laboral y social, garanti-
zando su atención integral.” Y el Art. 24: “Las internaciones de
personas con padecimiento mental podrán ser mantenidas por
períodos máximos renovables de un (1) mes.”
7 Prefiero no utilizar la palabra desmanicomialización por cuanto posee una fuerte carga
emotiva y se encuentra sobre ideologizada. El concepto de desistitucionalización entiendo que
28
Al hablar de externación -proceso de restitución de derechos,
desinstitucionalizador, que revierte los daños generados por la
reclusión excesiva y en el que la vuelta a la comunidad implica
una reincorporación a una vida libre, digna y en comunidad-
se pretende romper con el neuropsiquiátrico como centro de
vida de las PPM. Es por ello que he enumerado este en último
término. La centralidad del hospital perpetúa la dependencia
de las personas hacia un determinado sistema de vida que im-
pide la realización de los otros factores: erradicar el estigma, la
interdicción civil y el acceso a otros efectores de salud (poliva-
lentes). Pero para ello el estado debe cumplir con su obligación
de proveer activamente el acceso pleno y en igualdad de condi-
ciones a todos los derechos y, fundamentalmente crear dispo-
sitivos suficientes centrados en la comunidad que atiendan a la
salud mental de manera integral8.
es el más acorde a los procesos graduales por los que debe atravesar una persona en el camino
de su externación y posterior inclusión social.
8 V. “Cruzar el muro: desafíos y propuestas para la externación del manicomio”, (2015), 1°ed.
Bs.As., CELS.
29
El citado código establece en su art. 41 que la internación invo-
luntaria de una persona debe estar fundada en una evaluación
de un equipo interdisciplinario de acuerdo a lo dispuesto en el
artículo 37, que señale los motivos que la justifican y la ausen-
cia de una alternativa eficaz menos restrictiva de su libertad y
el art. 15 de la LSM que la internación debe ser lo más breve
posible, en función de criterios terapéuticos interdisciplinarios.
Tanto la evolución del paciente como cada una de las interven-
ciones del equipo interdisciplinario deben registrarse a diario
en la historia clínica. En ningún caso la internación puede ser
indicada o prolongada para resolver problemáticas sociales o
de vivienda, para lo cual el Estado debe proveer los recursos
adecuados a través de los organismos públicos competentes.
30
recurso terapéutico excepcional y sólo podrá realizarse cuando
a criterio del equipo médico mediare situación de riesgo cierto
para sí o para terceros.
31
III.
La Salud Mental
en la CABA
32
Resulta interesante destacar que el criterio de “locura” como
proceso histórico sociológico adquiere esta concepción -o sea,
la del loco como ser humano merecedor de un tratamiento mé-
dico- a partir de los conceptos de Foucault9.
33
En este punto se entiende como mejor denominación a otor-
gar al sujeto sufriente de patologías denominadas psiquiátri-
cas para los científicos, pero cuyas consecuencias producen un
deterioro vital, la de personas con padecimientos mentales, en
tanto son aquellas que poseen una alteración o vulneración en
su salud mental. Resta así definir qué se entiende por salud
mental.
10 Ídem OMS: “Salud mental: una nueva comprensión, una nueva espe-
ranza”, en “Introducción”. Del “informe mundial de la salud”, 2001: “Salud
mental: una nueva comprensión, una nueva esperanza”, OMS, 2001; el
artículo no está disponible en castellano.
34
El concepto de salud mental es, entonces, una construcción so-
cial y cultural, aunque pueden definirse o determinarse algu-
nos elementos comunes. Por esta razón, diferentes profesiones,
comunidades, sociedades y culturas tienen modos diferentes de
conceptualizar su naturaleza y sus causas, determinando qué
es salud mental y decidiendo cuáles son las intervenciones que
consideran apropiadas11.
11 Kraut Alfredo Jorge, 2006, Salud mental, Santa Fe, RubinzalCulzoni, p. 152.
35
gral y multidisciplinaria de las personas con padecimientos
mentales. Deviene así fundamental el rol del estado en el cum-
plimiento de las acciones pendientes, derivadas por caso, de la
Declaración de Caracas. Los servicios públicos de salud mental
deben afrontar nuevos desafíos jurídicos, técnicos y culturales,
para ello debe incluirse a esta problemática en la agenda de los
gobiernos.
36
2.- Política Pública de Salud Mental
37
tiva de la salud pública porque ello hace un concepto de la lo-
cura como una construcción histórica sociocultural18. El rol del
Estado en el mejoramiento y la preservación de la salud mental
de los individuos es el de garante19 principal o subsidiario –se-
gún el caso– y se encuentra intrínsecamente relacionado con
las políticas públicas que se formulen sobre el particular, así
como con las cuestiones presupuestarias de cada Estado.
18 Así es entendida por la Ley Nº 448 en el Artículo 2º, inc. b).
19 Con fundamento en los Artículos 1º y 2º de la Ley Nº 448.
20 Al respecto no solo violan las normas vinculadas a la salud mental en particular, sino
también las leyes de los “Derechos de los Pacientes en su Relación con los Profesionales e Ins-
tituciones de laSalud” (Ley Nº 26.529, BO 20-11-2009) y el “Marcoregulatorio de lamedicina
prepaga” (Ley Nº 26.682, BO 17-5-2011), que también impactan en cuestiones vinculadas a la
salud pública pero cuyo análisis excedería el marco propuesto por esta tesista.
38
dad actual, propiciando los cambios que se entienden deberían
operar en el sistema para otorgar viabilidad a las herramientas
legales ya existentes. Para ello, resulta importante realizar un
abordaje vinculado al costo que la salud mental implica para el
Estado. En este análisis se debe evaluar el presupuesto local en
materia de salud en general, su imputación a la salud mental,
si resulta atinada la invocación de restricciones en la materia
como justificación del incumplimiento por parte del Estado y/o
si el problema radica en una mala distribución de los recursos
existentes.
39
salud mental, ya que solo de ese modo podrán hacerse plena-
mente operativos los cambios propuestos por la normativa vi-
gente. Esta mutación excede lo meramente técnico (por caso,
no se debe limitar a la modernización de prácticas terapéuticas
sino que implica constituir un proceso de reorganización de los
servicios de salud mental). Ello importa un proceso social com-
plejo, en tanto son necesarios cambios en varias dimensiones
(epistemológicas, técnico asistenciales, jurídico políticas y so-
cioculturales).
40
“La institucionalización a gran escala y los abusos que la acom-
pañan se deben, en gran medida, a décadas de una política que
invierte en grandes instituciones que segregan a las personas,
en lugar de elaborar políticas y destinar los recursos necesarios
para el desarrollo de servicios adecuados de atención en salud
mental y apoyo en las comunidades.”23
23 Confr. CELS y MDRI, Vidas arrasadas: la segregación de las personas en asilos psiquiá-
tricos argentinos, 2008, Bs.As., Siglo XXI ed., pág. 11.
24 “Conferencia Regional para la reestructuración de la atención psiquiátrica dentro de los
sistemas locales de salud”, v. en el Cap. II la referencia.
41
humanos necesarios con un modelo que tenga como eje la aten-
ción primaria y su formación en servicios de salud mental co-
munitaria.
25 V. “La salud y sus costos” publicado en el Diario La Nación del 4/02/18, www.comuni-
daddenegocios.com.ar
42
IV.
43
de los derechos humanos.” Y… “Las personas con discapacidad
a menudo son objeto de discriminación a raíz de su condición,
por lo que los Estados deben adoptar las medidas de carácter
legislativo, social, educativo, laboral o de cualquier otra índole,
necesarias para que toda discriminación asociada con las dis-
capacidades mentales sea eliminada y para propiciar la plena
integración de esas personas en la sociedad”.26
26 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Ximenes Lopes vs. Brasil. Sentencia
de 4 de Julio de 2006
27 Fallos: 139:154.
44
Conclusiones
45
llevadas a cabo ya que no sólo existe en andamiaje normativo
que así lo prevé, sino que además, están dadas las condicio-
nes políticas y presupuestarias que permitirían lograr tal fin.
A ello debe sumársele la promulgación y reglamentación de la
LSM y el CCC.
46
basándose en el modelo manicomial en abierta contradicción
con la normativa vigente.
47
Bibliografía
Fuentes Documentales
48
Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad (aprobada por
ley 27.044).
Fuentes Bibliograficas
49
bro de resúmenes editado por la Facultad de Derecho de la UBA y la Red
Interuniversitaria Nacional (Año 2006, p. 47). Texto completo en CD edi-
tado por Carrera Docente de la Facultad de Derecho de la UBA.
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Administrativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Nro. 4, Diciem-
bre 2011.
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tervención Estatal, Servicios Públicos, Poder de Policía y Fomento”, 1ª ed.
Buenos Aires, RAP, 2011.
“Es Posible la Clínica desde una Mirada de Derechos”. Articulación Interdis-
ciplinaria como único modo. Revista CLEPIOS, Buenos Aires, primer se-
mestre de 2012, pág. 113/114
“Deconstrucción Manicomial en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, publi-
cado el 13/06/13, libro “Implementación de Sentencias Judiciales Colecti-
vas Derechos Económicos, sociales y culturales”. Publicación de la Asesoría
Tutelar de la CABA.
“La dignidad humana y los padecimientos mentales: una relación en construc-
ción”, realizado conjuntamente con la Dra. Ana Heller y la Dra. Adriana
Vilarnovo. Publicado por la Revista Salud Mental y Comunidad dirigida
por Emiliano Galende. ISSN: 2250:5768 (www.unla.edu.ar)de la Univer-
sidad de Lanús
“Articulación Multidisciplinaria como modo de abordaje de la relación entre
Derecho y Salud: Una construcción desde la perspectiva de los Derechos
Fundamentales”, presentado en “Premio Integración en Derecho y Salud
2014”, organizado por el Observatorio de Salud de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Buenos Aires. Mención especial.
“La Salud Mental enfocada desde la perspectiva de la salud pública”, 2014, Re-
vista Argentina Brasileña de Derecho Público, en ed., ponencia correspon-
diente a las segundas Jornadas Argentino Brasileras de Derecho Público
realizadas el 29 y 30 de agosto en la Ciudad de Villa La Angostura, Neu-
quén.
“Los Locos de Buenos Aires”, publicado por el libro “15 años del Centro de For-
mación Judicial, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Editorial Jusbaires,
Abril de 2015
50
Foto: Lucía Gaido
El uso de medidas
restrictivas en la atención
de salud mental de niñas,
niños y adolescentes:
implicancias desde la
perspectiva de derechos
y sanitaria1
1 Este trabajo forma parte de los resultados obtenidos en el proyecto “”, financiado por la Universidad Na-
cional de Lanús, cuya directora es la Dra. Alejandra Barcala y el co-director, el Mgter. Leandro Luciani Conde.
53
Introducción
55
la sustitución del actual sistema manicomial por otro acorde
al modelo socio comunitario, configuran un marco regulato-
rio tendiente a que el Estado garantice de manera positiva el
derecho humano a la atención de salud mental para todos los
NNyA.
56
medicalizante, mercantil, pragmática, disociada de la perspec-
tiva intercultural, de género y de derechos humanos, aunque se
haya producido la inclusión de contenidos curriculares propios
del enfoque de derecho a la salud.
57
El uso de medidas
restrictivas como prácticas
de salud mental
58
Al definir a las medidas restrictivas como una serie de pro-
cedimientos terapéuticos que de manera temporal limitan la
autonomía y el derecho a la libertad2 se establecen una serie de
criterios para su indicación e implementación, la que debe ser
clínica, individualizada y limitada en el tiempo, con carácter
de excepcionalidad, con efectividad razonable y aportando más
beneficios que riesgos. En ningún caso puede utilizarse como
castigo o forma de control ni responder a motivaciones extra
clínicas, como la falta de personal. Los trabajadores deben te-
ner conocimiento y formación específicos para implementarlas
y deben realizarse en el máximo respeto por la dignidad y los
derechos del paciente.
59
y proporcionar recomendaciones para la armonización de la
práctica en Europa.
3 4 Kallert, T.; Glokener, M.;Onchev, G.; Raboch, J.; Karastergiou, A.; Solomon, Z.; Ma-
gliano, L.; Dembinskas, A.; Kiejna, A.; Nawka, P.; Torres Gonzalez, F.; Priebe, S.; Kjellin,
L. (2005). “The EUNOMIA project on coercion in psychiatry: study design and preliminary
data”, World Psychiatry, oct., 4(3): 168-172.
4 Mental Health Act 1983. https://www.legislation.gov.uk/ukpga/1983/20/contents
5 Comité de Bioética de Cataluña (2002). Ídem.
6 Mayoral, F.; Torres, F.; Grupo EUNOMIA (2005). “La utilización de las medidas coerci-
tivas en psiquiatría”, en Actas Españolas de Psiquiatría, 33 (5): 331-338.
60
Cada una de las medidas coercitivas mencionadas requiere de
un análisis específico. Actualmente se están llevando a cabo
varias investigaciones sobre la tendencia a la utilización de es-
tas medidas en distintas instituciones psiquiátricas de Europa
y Estados Unidos 78.
En relación a las internaciones involuntarias, hay consenso respecto a su
necesidad en determinados casos, aunque resulta esencial que su realización
sea en estricto cumplimiento de los derechos humanos de la personas.
Con respecto a las contenciones o sujeciones, las posiciones son más contro-
versiales. Algunos autores, con perspectivas respetuosas de los marcos nor-
mativos, consideran que deben utilizarse sólo en casos excepcionales9. Otros
comparten la defensa de prácticas sin contención alguna, y consideran que
hasta que se alcance ese objetivo estas se deben dotar de criterios clínicos y ju-
rídicos accesibles para que los derechos humanos prevalezcan sobre otros cri-
terios en la prestación de cuidados a las personas con sufrimiento mental10.Y
definen como imprescindible la existencia de protocolos escritos específicos
que regulen los modos en que se implementan las medidas restrictivas, ya que
estas pueden violentar los derechos y la dignidad de las personas.
7 Steinert, T.; Lepping, P.; Bernhardsgrutter, R.; Conca, A.; Hatling, T.; Jans-
sen, W.; Keski-Walkama, K.; Mayoral, F.; Whittington, R. (2010).“Incidence of seclu-
sion and restraint in psychiatric hospitals.A literature review and survey of international
trends”,SocPsychiatEpidemiol, 45:889-897.
8 Sacks, M.H.; Walton, M.F. (2014).“Seclusion and restraint as measures of the quality of
hospital care: any exceptions?”, Psychiatric Services, nov., 1, 65(11):1373-5.
9 Steiner, ídem.
10 Torres, ídem.
11 OMS. (2006). Manual de recursos de la OMS sobre Salud Mental, Derechos Humanos y
Legislación. Ginebra: OMS.
61
tamente de otro y que nunca puede ser utilizado como castigo,
tanto es así que define que esto debe ser explicitado en las le-
gislaciones que regulan los abordajes en salud mental.
12 Del Giudicce,G. (2017. )La contención mecánica: ¿tratamiento sanitario o violación de
derechos humanos? En Derechos de las personas con Discapacidad. Ministerio Público de la
Defensa. Disponible en http://www.mpd.gov.ar/pdf/publicaciones/biblioteca/Libro%20
discapacidad%20con%20ISBN.pdf
13 Entre las primeras asociaciones signatarias figuran:Forum Salute Mentale, Conferen-
zaBasaglia, UnioneNazionaleAssociazioniFamiliari Salute Mentale, ConfederazioneGenera-
le Italiana del Lavoro, Fondazione Franca e Franco Basaglia yAssociazioneDiritti del Malato.
62
En la Argentina, la Dirección Nacional de Salud Mental y Adic-
ciones (2013)14 estableció lineamientos específicos en los casos
de implementación de medidas restrictivas en situaciones de
excitación psicomotriz, alteraciones de la conciencia, crisis de
ansiedad y angustia, estados delirantes y alucinaciones. Estos
lineamientos establecen que la persona con restricción mecá-
nica no puede estar nunca sola y que es necesario implemen-
tar una serie de medidas terapéuticas inmediatas: intervención
farmacológica concomitante, acompañamiento de abordajes
integrales y limitar la implementación a las medidas menos
restrictivas posibles. Asume también a la sujeción mecánica
como una última ratio en caso que la crisis no pueda resolverse
con abordajes verbales y psicofarmacológicos, y explicita que
esta no es una medida terapéutica cuando se utiliza en forma
aislada de un abordaje integral.
14 Dirección de Salud Mental y Adicciones (2013). Lineamientos para la atención de la ur-
gencia en salud mental. Ministerio de Salud de la Nación.
15 Dirección General de Salud Mental (2014). Protocolo de contención física o mecánica.
Ministerio de Salud, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
63
dirigida a la inmovilización parcial o generalizada de la mayor
parte del cuerpo en un paciente que lo precise, para tratar de
garantizar la seguridad de él mismo o de los demás. Se afir-
ma que debe utilizarse en situaciones extremas, y su indicación
sólo está justificada ante el fracaso de las otras alternativas.
16 Goren, S.; Singh,N.N; Best, A.M. (1993).“The aggression-coercion cycle: Use of seclu-
sion and restraint in a child psychiatric hospital”, Journal of Child and Family Studies, 1(2),
61-73.
17 Furre, A.; Sandvik, L.; Heyerdahl, S.; Friis, S.; Knutzen, M.; Hanssen-Bauer, K.
(2014).“Characteristics of adolescents subjected to restraint in acute psychiatric units in
64
sos conocimientos acerca de las experiencias y las percepciones
subjetivas de los NNyA que reciben servicios de hospitalización
psiquiátrica 18.
65
Medidas restrictivas en
instituciones que abordan
problemas de salud mental
en la niñez y adolescencia en
la Ciudad de Buenos Aires
66
su modalidad de implementación, de aquellas otras que están
expresamente prohibidas pero que en la realidad se siguen uti-
lizando.
67
el incremento de las mismas,20 21 22 así como las situaciones de
vulnerabilidad de los mismos23.
20 AGT (2013a). Niñez, adolescencia y Salud Mental en la Ciudad de Buenos Aires. Informe
final de gestión del Ministerio Público Tutelar 2007-2013. Buenos Aires: Eudeba- Ministerio
Público Tutelar, Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
21 MPD (2015). “Acceso a la Justicia de Niños, Niñas y Adolescentes internados por Salud
Mental o Adicciones. Testimonio 2012-2014”. Coord.: Pablo Olmo. Ministerio Público de la
Defensa, Defensoría General de la Nación. Disponible en http://www.mpd.gov.ar/pdf/publi-
caciones/biblioteca/Libro%20Salud%20Mental%20web.pdf.
22 MPD (2016). “Informe Anual 2015”, Cap. XV. Unidad de Letrados Art. 22 Ley 26.657
(Personas Menores de Edad) Ministerio Público de la Defensa, Defensoría General de la Na-
ción. Disponible en http://www.mpd.gov.ar/pdf/ Informe%20Anual%202015.pdf.
23 Folgar, L (2016) Consumo problemático de sustancias psicoactivas de NNyA en situa-
ción de calle.Vulnerabilidad extrema: tensión entre el discurso jurídico y la realidad. Minis-
terio Público de la Defensa. Disponible en http://www.mpd.gov.ar/pdf/publicaciones/revista/
Revista%20MPD%202016.pdf
68
internaciones involuntarias (Ley 26.657, arts. 20 a 25). Cabe
agregar que según este instrumento legal las internaciones de-
ben realizarse en hospitales generales.
69
chas ocasiones las familias recurren a los efectores de la CABA
luego de un proceso de atención deficitario y presentando una
situación de cri sis, de desgaste, agravada por la mala atención
en su territorio; y en otras ocasiones llegan sin atención previa,
ya sea por falta de oferta en las localidades de procedencia o
bien porque las familias prefieren directamente acudir a servi-
cios de la CABA a sabiendas de la baja calidad prestacional en
sus territorios.
70
familiares, usuarios y profesionales a depender de un efector
monovalente para lograr el acceso gratuito a este recurso.
71
reconozca las determinaciones de conjunto que operan en el
campo bajo estudio.
24 Goffman, E (1972) Internados: ensayos sobre la situación social de los enfermos menta-
les, Buenos Aires, Amorrortu Editores.
72
el club, dejar de escribir y recibir mensajes por celular, desco-
nectarse de las redes sociales, ¿imaginamos que efectos trae
esto en un psiquismo en desarrollo? Los permisos de salida, las
llamadas por teléfono de línea en horarios de la administra-
ción pública, las escuelas o maestras/os dentro de la institución
o los centros educativos cercanos al hospital son medidas que
no permiten continuar con una vida cotidiana que se ha visto
interrumpida por el padecimiento mental, y exacerban el su-
frimiento psíquico y el desarrollo de procesos identificatorios
ligados a estereotipos estigmatizados y a pautas culturales pro-
pias del encierro institucional.
Una de las razones más frecuente por las cuales muchos NNyA
continúan internados pese a estar en condiciones de alta, es la
falta de dispositivos adecuados en su contexto socio comunita-
rio; resulta alarmante la ausencia de estructuras intermedias
con distintos grados de apoyo, que aunque deberían existir no
73
existen y que generan un “embudo” (tal la denominación de los
profesionales) que se convierte en el principal obstáculo de la
continuidad de cuidados en el marco de las necesarias externa-
ciones sustentables. La falta de políticas tendientes a generar y
financiar los dispositivos adecuados previstos por la normativa
resulta clave en la producción de esta situación.
74
cesan de intervenir una vez lograda la derivación a un hospital.
Es claro que este proceso de depositación de la situación pro-
blema en el recurso de internación, lejos de resolverlo, promue-
ve otros.
75
terjurisdiccional e interinsitucional como requisito ineludible
para evitar el fracaso.
La violencia de la internación
76
y, a su vez, la dinámica organizacional es la misma en efectores
monovalentes y generales.
77
tramusculares, medicación (que produce efecto y cambios en la
forma en que se experiencia la corporalidad, los sentimientos
y pensamientos), y que le impone un corte con diversas facetas
esenciales de su vida tales como la familia, escuela y las activi-
dades cotidianas.
Violencias institucionales
78
referencias a violencias verbales y psicológicas tanto por parte
de los profesionales como de los NNyA internados.
79
res, baños y actividades terapéuticas o recreativas expone a
NNyA a situaciones cuanto menos desagradables, cuando no
violentas. Cabe señalar que se encuentra expresamente contra-
indicado que los NNyA compartan espacios con adultos.
80
A esta falta de reconocimiento de la identidad sexual auto per-
cibida, se agregan otros desconocimientos que se han releva-
do, entre los que se destaca la falta de abordajes que incluyan
la diversidad cultural y religiosa. Teniendo en cuenta que mu-
chos de los NNyA internados en efectores públicos provienen
de contextos socio culturales heterogéneos, se ha identificado
en los relatos de los entrevistados la ausencia de prácticas de
atención inclusivas de esta interculturalidad. Cabe recordar el
filme Gerónima dirigida por Raúl Tosso (1986) para señalar la
violentación que implica la negación de la identidad cultural y
los efectos de la misma en la subjetividad de una persona.
Sujeción física
81
colo generado por Dirección de Salud Mental y Adicciones de la
CABA25. Es decir, los profesionales no cuentan con documen-
tos explicativos escritos y accesibles en caso de necesitar reali-
zar una contención física y, si bien generalmente plantean estar
al tanto de la existencia de ellos, no pueden referirse a alguno
con exactitud.
82
curso de la investigación se refirieron situaciones de sujeción
por tiempo prolongado en efectores monovalentes, sin ningún
tipo de acompañamiento.
Aislamiento
83
Conclusiones
26 AGT / Asesoría General Tutelar (2010). Situación de la salud mental de la niñez y ado-
lescencia. Informe 2009. Ministerio Público Tutelar Poder Judicial de la Nación. Ciudad de
Buenos Aires
27 MDRI/CELS (2007).Vidas arrasadas: La segregación de las personas en los asilos psi-
quiátricos argentinos. Washington: Mental Disability Rights International.
84
quico y la vulnerabilidad social, se debe en gran parte al déficit
de cuidados integrales oportunos y de calidad en el territorio
en que viven los NNyA. La falta de aplicación de las políticas de
salud mental para la niñez, y de implementación de un modelo
de salud mental comunitaria favorece la prolongación de las
internaciones por carencia de dispositivos adecuados para la
externación y una adecuada integración comunitaria, en espe-
cial de aquellos NNyA de mayor vulnerabilidad social.
28 ONU (1991). Principios para la protección de los enfermos mentales y el mejoramiento
de la atención en salud mental. A.G. res. 46/119, 46 U.N. GAOR Supp. (No. 49) p. 189,
85
Discriminación
y Salud Mental:
De Vidas Arrasadas
a vidas vivibles…
Roxana Amendolaro1
87
Foto: Lucía Gaido
Castoriadis, 1981
88
Introducción
1 A los efectos de este texto, se utilizan indistintamente los términos “personas usuarias de los servi-
cios de salud mental”, “personas con discapacidad mental” o “personas con discapacidad psicosocial”.
En tal sentido, se han contemplado los estándares internacionales en materia de derechos humanos de
las personas con discapacidad. Estos términos también incluyen a personas que puedan estar sujetas a
discriminación, basándose en la percepción de que tienen una enfermedad o un historial previo de dis-
capacidad mental.
89
cial, que nos permiten continuar construyendo herramientas
para la construcción de igualdad. Finalmente se brindará un
breve análisis de la situación actual y para cerrar se hará una
propuesta sobre posibles nuevas alianzas para profundizar el
recorrido ya realizado, ya que continuamos estando en camino.
90
La diferencia
91
Consecuentemente con lo planteado, nuestra subjetividad, esa
manera de ver, sentir y pensar que nos caracteriza singular-
mente no puede ser pensada como una esencia que nos defina
de una vez y para siempre, sino como el resultado de un proceso
en el que se articulan componentes sociales, históricos, políti-
cos, económicos, culturales, deseantes.
92
La desigualdad
93
tinciones respecto del acceso y goce a derechos y libertades
fundamentales.
94
Discriminación
en Salud Mental
95
tando internadas, detención en celdas de aislamiento durante
largos periodos y actos de violencia física y sexual. La publi-
cación también detalló situaciones insalubres como la falta de
agua en los baños, ausencia de cloacas, amenazas a la seguri-
dad y riesgos de incendio en las instituciones. El informe con-
cluyó que la institucionalización a gran escala y los abusos que
la acompañan se deben, en gran medida, a décadas de invertir
en grandes instituciones que segregan a las personas, en lugar
de elaborar políticas y destinar los recursos necesarios para el
desarrollo de servicios de atención en salud mental y apoyo en
las comunidades.
96
• Obligadas a someterse a procesos de internación sin tomar
en cuenta su voluntad;
La lógica del modelo que, por otra parte también afecta a fa-
miliares y agentes de salud condujo a destinar gran parte de
los recursos en salud mental a una hospitalización que excluyó
a las personas de su entorno y, favoreció, paradójicamente, la
cronicidad, el deterioro, la discapacidad y la segregación social
(Amendolaro, 2013).
97
ción de salud mental (66 % en el sistema público y 33 % en
el privado). En promedio, más de un 80 % de estas personas
permanecía internada durante más de un año y otras lo habían
estado de por vida4.
4 Fuentes: Yago Di Nella y Cols: Algunos aportes de la epidemiologia de la salud mental con
enfoque de derechos. Hacia la construcción de un nuevo paradigma en salud mental, 2011 y
MDRI y el CELS, Vidas arrasadas: la segregación de las personas en los asilos psiquiátricos
argentinos. Un informe sobre derechos humanos y salud mental, Buenos Aires, Siglo XXI,
2008, disponible en: <http://www.cels.org.ar>.
98
sonas pierden los lazos con sus comunidades y, con el tiempo,
se vuelven más dependientes de las instituciones. Como resul-
tado, la institucionalización custodial disminuye la autonomía
personal, contribuye a la cronificación de las enfermedades e
incrementa las discapacidades, haciendo más difícil que estos
individuos se puedan reintegrar a la comunidad (CELS, MDRI,
2008)
99
paso adelante para promover, proteger y asegurar el goce pleno
y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos
y libertades fundamentales a todas las personas con discapa-
cidad. Esta norma, que ya tenía rango superior a las leyes por
tratarse de un tratado de derechos humanos, a partir del año
2014 pasó a integrar la Constitución Nacional, en el marco de
su artículo 75 inc. 22.5
100
medida, generó condiciones de posibilidad para importantes
transformaciones institucionales. Sin embargo, debe subrayar-
se, persisten brechas que aún lo separan del modelo de capaci-
dad asumido por la Convención Internacional sobre los Dere-
chos de las Personas con Discapacidad (en adelante, CDPD).
6 Aprobado por Ley 26.994 (B.O. 8/10/2014), vigente desde el 1 de Agosto de 2015, cf. tex-
to art. 7º modif. por Ley 27.077 (B.O. 19/12/2014).
101
El nuevo Código Civil y Comercial se propuso ─según la expo-
sición de motivos─ adecuar el derecho positivo a la CDPD, y re-
ceptar el nuevo paradigma en materia de personas con discapa-
cidad psicosocial, de conformidad con la Ley Nacional de Salud
Mental 26.657. Ambas normas ya reconocían el derecho a la
capacidad jurídica de las personas con discapacidad, a la dig-
nidad y a la autonomía, a la libertad, a la integridad personal,
a la igualdad y no discriminación, al acceso a la información, a
la intimidad, a la identidad, a la integración comunitaria.
102
dad para el tratamiento y para el proceso judicial de restricción
a la capacidad jurídica; asegura el derecho de acceso a la infor-
mación adecuada para su comprensión; establece el derecho a
participar en el proceso judicial con asistencia letrada, y garan-
tiza la inmediatez entre el juez y la persona interesada; estipula
el derecho a que se prioricen las alternativas terapéuticas me-
nos restrictivas; y determina que las limitaciones a la capaci-
dad deben ser de carácter excepcional “siempre en beneficio de
la persona” (Amendolaro, Laufer Cabrera, Spinelli, 2015).
103
La generalización de definiciones como la mencionada son las
que han contribuido a estigmatizar a las personas con pade-
cimiento mental como peligrosas o incapaces. Y asimismo, a
colaborar con la consolidación de una visión social que generó
que este grupo de personas haya sido invisibilizada y margina-
da de la garantía de ejercicio de sus derechos fundamentales en
muchas sociedades. La diferencia que supone la discapacidad
mental fue percibida como motivo de segregación y naturaliza-
ción de la exclusión concomitante. Tal como el Informe “Vidas
Arrasadas…” se ocupó de documentar.
104
construcción social. No se trata de ningún hecho dado ni me-
nos aún objetivable. A lo largo de la historia cada sociedad fue
definiendo qué era lo normal y lo patológico, qué era la salud y
la enfermedad. Eso que nuestra sociedad nomina como “locu-
ra” de ninguna manera define de una vez y para siempre lo que
una persona es, en todo caso nos habla de un acontecimien-
to transitorio que afecta parcialmente su vida. Pero, al mismo
tiempo, y con los apoyos necesarios, esa misma persona podrá
seguir adelante con su vida, podrá casarse, tener hijos, traba-
jar o hacer todo aquello que ella decida que es lo mejor para sí
misma.
105
Por ello se propone que los procesos salud-enfermedad-aten-
ción son la resultante de múltiples determinaciones biológicas,
psicológicas y sociales que nos atraviesan como integrantes de
una comunidad, un grupo y en nuestra situación singular (IN-
ADI, 2012).
106
La situación hoy
107
la Ley de Salud Mental, que limitaba sustantivamente la pers-
pectiva de Derechos Humanos, reinstalaba una visión de la sa-
lud mental reducida a sus aspectos biológicos y el manicomio,
entre otros graves retrocesos.7 Así el trabajo en la construcción
de igualdades y marcos que permitan que nuestras vidas sean
vivibles, las de todas las personas, continúa siendo un imperativo.
108
Para continuar con la
construcción colectiva…
109
de 1ras. Horas que acompañan a las personas víctimas de vio-
lencia de género durante la realización de las denuncias en las
Comisarías o acompañando a las Guardias de los Hospitales
Generales para garantizar la asistencia primaria y el vínculo
con las/os profesionales o el ingreso a las Casas Refugio; d)
Subsidios de ayuda a mujeres víctimas de violencia de género
para el pago el de alquileres, pasajes, alimentos, mejoramientos
de viviendas, entre otros e) apoyos económicos en los procesos
de inclusión laboral.
110
Bibliografía
Alberti, B.; Méndez, M. (1993) “ La familia en la crisis de la modernidad”. Edi-
ciones Libros de la Cuadriga. Buenos Aires.
Amendolaro, R. Laufer Cabrera, M. Spinelli, G.: “Salud mental y Código Civil
argentino en el Siglo XXI: cambio cultural, interdisciplina, capacidad ju-
rídica, internación. De cómo las prácticas modifican las visiones y las vi-
siones las prácticas” en Derecho de Familia. Revista Interdisciplinaria de
Doctrina y Jurisprudencia, Abeledo Perrot. N° 69.
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problematica-de-salud-mental-181.html
Amendolaro, R.: “Entre el diagnóstico de cronicidad y el fenómeno de la dis-
capacidad desde una perspectiva de Derechos Humanos” en Revista Salud
Mental y Comunidad, Universidad Nacional de Lanús, Año 3, Número 3,
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brary/53/view/59/Congresos%20y%20Jornadas/19/de-la-agencia-so-
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CELS-MDRI (2008):“Vidas arrasadas: la segregación de las personas en los
asilos psiquiátricos argentinos. Un informe sobre derechos humanos y sa-
lud mental”. Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Mental Disabi-
lity Rights Internacional (MDRI), Editorial Paidós, Argentina.
111
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nación en Argentina. Diagnóstico y Propuestas.
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Quinn, Gerard, y Degener, Theresia, Uso actual y posibilidades futuras de los
instrumentos de derechos humanos de las Naciones Unidas en el contexto
de la discapacidad, ONU, Nueva York y Ginebra, 2002, p. 18, en www2.oh-
chr.org/english/issues/disability/docs/Studydisability_sp.doc
112
Foto: Lucía Gaido
113
Derecho de defensa
de niñas, niños y
adolescentes internados
por salud mental y
adicciones1
1 Este trabajo es una versión actualizada y revisada del que fuera publicado originariamente bajo el título “Interna-
ciones por salud mental y adicciones: el rol de la unidad de letrados de personas menores de edad (art. 22, ley 26.657)”,
en Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia. Derecho de Familia, n° 62, Abeledo Perrot, Buenos Aires,
2013, p. 203.
2 Abogado (UBA). Especialista en Derecho de Familia (UBA). Defensor Público Tutor, titular de la Defensoría Pú-
blica Tutoría N° 1 de la Capital Federal. Docente universitario de grado y posgrado en el área de Derechos de familia,
salud mental y discapacidad.
115
Foto: Lucía Gaido
116
I.
Introducción
1 En la justicia nacional existen ciento diez juzgados de primera instancia en lo civil, de los cuales
veinticuatro tienen competencia exclusiva y excluyente en asuntos de familia, estado civil y capaci-
dad de las personas.
117
Público de la Defensa2 y se garantiza a través de la actuación de
funcionarios de la Defensoría General de la Nación que se des-
empeñan ante dicho fuero. En orden a ello se ha creado en ese
ámbito la “Unidad de Letrados de Personas Menores de Edad
art. 22 ley 26.657”3, dependencia a través de la cual se ejerce
la defensa pública oficial prevista en el artículo 22 ley 26.657,
respecto de niñas, niños y adolescentes internados el ámbito de
la ciudad de Buenos Aires. La Unidad de Letrados fue creada
mediante res. DGN 1451/2011 (14/11/2011) y puesta en funcio-
namiento mediante res. DGN 516/2012 (21/5/2012).
118
II.
Régimen jurídico
de las internaciones
4 En adelante, Principios de la ONU. Adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en su resolución 46/119 del 17/12/1991.
5 Decreto reglamentario 603/2013 del 28/5/2013, publicado en el BO el 29/5/2013.
119
Las internaciones son voluntarias cuando el consentimiento li-
bre e informado es expresado en forma positiva y por escrito,
por el propio paciente –el consentimiento deberá ser indefec-
tiblemente personal (art. 16 inc. c de la reglamentación)–, en
tanto sea mayor de edad y con capacidad jurídica a tal fin, y
deberá mantenerse durante todo el tiempo que dure la interna-
ción (si el consentimiento informado ha sido brindado utilizan-
do medios y tecnologías especiales, deberá dejarse constancia
fehaciente de ello en la historia clínica del paciente, aclarando
cuáles han sido los utilizados para darse a entender [art. 10 de
la reglamentación]). En estos casos, la persona podrá en cual-
quier momento decidir por sí misma el abandono de la inter-
nación. Si bien, en principio, no son controladas judicialmen-
te, si se prolongan por más de sesenta días corridos el equipo
de salud a cargo debe comunicarlo al órgano de revisión6 y al
juez, quien deberá evaluar si la internación continúa teniendo
carácter de voluntaria o si ésta debe pasar a considerarse in-
voluntaria y darle ese trámite (art. 18 ley 26.657). Si se resuel-
ve mantener el carácter de voluntaria deberá reiterarse la co-
municación al cabo de los ciento veinte días como máximo –a
contar desde el momento de la internación– y deberá contener
los recaudos establecidos en el artículo 16 ley 26.657. En este
caso, a los efectos de evaluar si la internación continúa siendo
voluntaria, el juez solicitará una evaluación de la persona in-
ternada al equipo interdisciplinario dependiente del OR (art.
18 párr. 2° reglamentación). A pesar de que la persona, por su
propia voluntad, podrá abandonar la internación en cualquier
6 En adelante, OR.
120
momento (art. 18 ley 26.657), cuando existiese una situación
de riesgo cierto e inminente podrá limitarse el egreso, en cuyo
caso deberá procederse de conformidad con el artículo 20 ley
26.657 y subsiguientes (internaciones involuntarias, conforme
art. 18 párr. 1° reglamentación).
121
(art. 21 párr. 3° de la reglamentación). A los fines del control de
legalidad, ésta deberá ser comunicada en el plazo de diez horas
corridas al OR y al juez, quien podrá autorizarla o denegar-
la y asegurar la externación de forma inmediata (art. 21 incs.
a y c ley 26.657), o bien, previo a resolver, requerir informes
ampliatorios (art. 21 inc. b ley 26.657). La opción de requerir
un informe ampliatorio sólo procede si, a criterio del juez, el
informe original es insuficiente. En caso de solicitar éste o pe-
ritajes externos, el plazo máximo para autorizar o denegar la
internación no podrá superar los siete días fijados en el art. 25
ley 26.657 (art. 21 inc. b reglamentación). Una vez convalidada
judicialmente la internación, se realizarán controles judiciales
periódicos a través del envío de informes cada treinta días (art.
24 párr. 1° ley 26.657) que deberán ser interdisciplinarios e in-
cluir información acerca de la estrategia de atención, las dis-
tintas medidas implementadas por el equipo y las respuestas
obtenidas, fundamentando adecuadamente la necesidad del
mantenimiento de la medida de internación (art. 24 párr. 1°
reglamentación). Transcurridos noventa días y luego del ter-
cer informe, el juez requerirá al OR que designe un equipo in-
terdisciplinario a fin de obtener una nueva evaluación (art. 24
párr. 2° ley 26.657). En caso de que existan razones para la
continuidad de la internación involuntaria, se entenderá que la
intervención del OR procede a intervalos de noventa días (art.
24 párr. 2° de la reglamentación). Hasta tanto se creen los OR
en cada una de las jurisdicciones, el juez podrá requerir a un
equipo interdisciplinario de un organismo independiente del
servicio asistencial interviniente que efectúe la referida evalua-
122
ción (art. 24 párr. 3° de la reglamentación). El alta, la externa-
ción o los permisos de salida son facultad del equipo de salud
–compuesto de manera interdisciplinaria y bajo el criterio es-
tablecido en el artículo 16 ley 26.657 y concs. (art. 23 párr. 1°
reglamentación)– que no requiere autorización del juez (art. 23
ley 26.657). Finalmente, cuando una internación involuntaria
se transforma en voluntaria, se le comunicará al juez esta no-
vedad remitiéndole un informe con copia del consentimiento
debidamente firmado. En este caso, se procederá de conformi-
dad con lo establecido en el artículo 18 ley 26.657, debiéndose
realizar la comunicación allí prevista si transcurriesen sesenta
días a partir de la firma del consentimiento (art. 23 párr. 2° de
la reglamentación).
123
III.
Definición de internación y
otras modalidades
de alojamiento institucional
124
deberá tener en cuenta que no todo alojamiento de una persona
con una discapacidad o padecimiento mental en una institu-
ción puede ser considerado una “internación”. Pero, a su vez, se
deberá prestar especial atención ya no solamente al nombre de
la modalidad del servicio sino también a las condiciones en que
efectivamente se verifica el alojamiento de la persona en un de-
terminado establecimiento que, en principio, pudiera desde lo
formal no estar destinado a que en él se lleven a cabo interna-
ciones en los términos mencionados anteriormente. Máxime, si
se tiene en cuenta el deber de los servicios y efectores de salud
públicos y privados, cualquiera sea la forma jurídica que ten-
gan, de adecuarse a los principios establecidos en la ley 26.657
(cfr. art. 6). Y mucha más atención aún se deberá prestar cuan-
do de internaciones de niñas, niños y adolescentes se trata, ya
que, al menos en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, proli-
feran –aunque ello no siempre se condice con la disponibilidad
de vacantes– las instituciones con modalidades de atención de
lo más diversas; la situación se complejiza todavía más cuando
se pretende hacer una clasificación según cuál sea el organismo
dentro de la órbita del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
con el cual la institución esté “conveniada”.
125
el alojamiento de alguna persona podría ser asimilable a una
“internación”. Es decir, en este último caso no alcanza con ana-
lizar únicamente el tipo de establecimiento sino que además
hace falta reparar en las condiciones en las que se desarrolla
de manera efectiva la permanencia de la persona alojada y su
abordaje terapéutico, para determinar si en ese caso el control
jurisdiccional al menos cabe por la vía de excepción.
7 “Medidas excepcionales. Son aquellas que se adoptan cuando las niñas, niños y adolescentes estu-
vieran temporal o permanentemente privados de su medio familiar o cuyo superior interés exija que
no permanezcan en ese medio…” (art. 39), “…será la autoridad local de aplicación quien decida y es-
tablezca el procedimiento a seguir, acto que deberá estar jurídicamente fundado, debiendo notificar
fehacientemente dentro del plazo de veinticuatro horas, la medida adoptada a la autoridad judicial
competente en materia de familia en cada jurisdicción…” (art. 40).
8 Artículo 20 CDN: “1. Los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar, o
cuyo superior interés exija que no permanezcan en ese medio, tendrán derecho a la protección y asis-
tencia especiales del Estado”.
126
IV.
Distintos aspectos de la
participación de niñas,
niños y adolescentes
internados por salud mental
y adicciones
9 Artículo 14 CDPD: “Libertad y seguridad de la persona. 1. Los Estados Partes asegurarán que las
personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás: a) disfruten del derecho a la li-
bertad y seguridad de la persona; b) no se vean privadas de su libertad ilegal o arbitrariamente y que
cualquier privación de libertad sea de conformidad con la ley, y que la existencia de una discapacidad
127
discapacidad en general, ni de las personas menores de edad
en particular. En cambio, sí advertimos un límite establecido
en dicha normativa: los motivos que habilitan una internación
forzosa deben ser de aplicación igualitaria a toda persona, de
modo que no sea la existencia de una discapacidad la que legi-
time la internación, sea en forma directa (la sola discapacidad
en sí misma) o indirecta (la discapacidad más otro requisito)
sino algún parámetro objetivamente considerado, aplicable a
cualquier persona sin distinción10, como ser v.gr., la verificación
de “riesgo cierto e inminente para sí o para terceros” tal como
lo prescribe la ley 26.657 en su artículo 20.
no justifique en ningún caso una privación de la libertad. 2. Los Estados Partes asegurarán que las per-
sonas con discapacidad que se vean privadas de su libertad en razón de un proceso tengan, en igual-
dad de condiciones con las demás, derecho a garantías de conformidad con el derecho internacional
de los derechos humanos y a ser tratadas de conformidad con los objetivos y principios de la presente
Convención, incluida la realización de ajustes razonables”.
10 En igual sentido ver también: VILLAVERDE, María Silvia, su comentario al art. 14, CDPD,
en Rosales, Pablo O. (comp.), Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ley
26.378). Comentada, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2012, y MINKOWITZ, Tina, “No discrimina-
ción, capacidad jurídica y derecho a no ser sometido a tratamiento médico obligatorio”, en Agustina
Palacios y Francisco Bariffi (coord.), Capacidad jurídica, discapacidad y derechos humanos. Una revi-
sión sobre la Convención internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Ediar, Bue-
nos Aires, 2012, p. 545.
128
Así, cabe distinguir entre los derechos participativos o eman-
cipadores, que se van transfiriendo al niño gradualmente, y los
derechos protectores de la infancia de carácter universal, que
se aplican independientemente de las facultades individuales
del niño. Este último catálogo de derechos está estrechamen-
te relacionado con las protecciones contra la explotación y los
abusos. En efecto, existen situaciones en las cuales tiene vigen-
cia el derecho absoluto a la protección y al respeto de la integri-
dad física –que la CDN exige independientemente de la edad
del niño– y en las que la competencia del niño no incide de nin-
guna manera. Es decir, los niños, por competentes que sean,
no pueden elegir renunciar a sus propios derechos, puesto que
éstos son –o deberían ser– protecciones universales que cubren
a todos los niños (ejemplo: protección contra los abusos y malos
tratos, establecimiento de una edad mínima para participar en
conflictos armados, para consentir relaciones sexuales y para
contraer matrimonio, etc.).11
11 LANSDOWN, Gerison, La evolución de las facultades del niño, Save the Children - Unicef, 2005.
129
3. Importancia del consentimiento informado de niñas,
niños y adolescentes
130
que no importa lo que opine la persona con relación a su inter-
nación. Simplemente ocurre que este consentimiento otorgado
no tiene la suficiente proyección para considerar voluntaria la
internación y darle dicho trámite, tal como sí ocurre en el caso
de los adultos. Tanto es así, que este consentimiento deberá ser
otorgado por la niña, niño o adolescente de conformidad con
los lineamientos de la ley 26.061, tal como lo prescribe el pro-
pio artículo 26 ley 26.657; pero de todas formas la internación
igualmente se reputará involuntaria a los fines de rodearla de
todas las garantías que el caso amerita.
131
ley 26.657)– o su representante legal tiene derecho a designar
un abogado. Por lo tanto, la actuación de la defensa pública es
subsidiaria, puesto que en primer término la ley da la posibili-
dad de designar un abogado particular.
132
directa del establecimiento de internación a la defensa pública
para que esta última asuma la función. La actuación del defen-
sor público será gratuita.
12 En la redacción anterior a la ley 26.657, el artículo 482 CC preveía en su tercer párrafo la desig-
nación de un defensor especial a la persona internada, para procurar que la internación no se prolon-
gara más de lo indispensable. Dicha figura fue derogada por la ley 26.657 y en su reemplazo estableció
la función del abogado defensor previsto en el artículo 22.
13 MARTÍNEZ ALCORTA, Julio A., “El defensor del usuario del servicio de salud mental”, Cuader-
no Jurídico de Familia, nro. 14, El Derecho, Buenos Aires, febrero 2011, p. 4.
14 ANTÓN, Ricardo E., MORENO, Gustavo D., “Estrategias de la Defensa Pública de Niñas, Ni-
ños y Adolescentes en las vías recursivas. Análisis de casos de la Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción”, en Acceso a la justicia de niñas, niños y adolescentes. Estrategias y buenas prácticas de la defensa
pública, Ministerio Público de la Defensa - Unicef, Buenos Aires, 2011, p. 45 (disponible también en
www.mpd.gov.ar [21/6/2013]).
133
metros de la defensa pública15. En efecto, su naturaleza tiene
rasgos distintivos, dada la especificidad de la normativa que
le resulta aplicable –especialmente en internaciones de niñas,
niños y adolescentes– y el particular marco de actuación para
el cual ha sido pensado. De modo que en el ejercicio de la de-
fensa técnica no requiere que su defendido firme los escritos, a
la vez que su designación para intervenir en casos concretos no
es –en principio– un resorte judicial sino que ahora el sistema
está planteado para que sea el propio Ministerio Público de la
Defensa quien se encargue de asignar un letrado que ejerza la
función desde el mismo momento de la internación y sin dila-
ciones innecesarias16. Ello así, sin perjuicio del deber del juez
de dar intervención a la defensa pública cuando advierta la au-
sencia de defensor en algún caso concreto, en virtud de la falta
de comunicación por parte del establecimiento de internación,
o bien ante el desplazamiento judicial del abogado designado
por la propia persona internada o sus representantes legales, en
supuestos de conflictos de intereses.
15 OLMO, Juan Pablo, PINTO KRAMER, Pilar M., “Comentario a la Ley Nacional de Salud Mental
26.657”, Anales de Legislación Argentina, año LXXI, nro. 11, del 2/5/2011, La Ley, Buenos Aires, p. 1.
16 OLMO, Juan Pablo, “Comentario a la reglamentación de la Ley Nacional de Salud Mental 26.657
(decr. 603/13)”, Revista de Derecho de Familia y de las Personas, año V, nro. 7, La Ley, Buenos Aires,
agosto 2013.
134
corresponde fijar estándares mínimos de intervención y actua-
ción, sin perjuicio de los que se puedan establecer desde la Coor-
dinación de la Unidad de Letrados. En efecto, una vez recibida
la comunicación de la internación por parte del establecimien-
to donde se lleva a cabo o habiendo tomado conocimiento por
otro medio, la Unidad de Letrados deberá tomar contacto con
la situación y asumir la defensa cuando en ese momento no
surja de modo fehaciente, según la información suministrada,
que la persona menor de edad o su representante legal hayan
designado un abogado en forma particular. Ello así, sin per-
juicio de hacer saber dicha circunstancia al Juzgado Nacional
en lo Civil que intervenga en el control de la internación. Para
cumplir acabadamente con el ejercicio de la defensa técnica, la
Unidad estará integrada por los Letrados seleccionados a tal
efecto, quienes estarán habilitados para llevar a cabo las ta-
reas propias del ejercicio de la función, como ser la de realizar
visitas a los lugares de internación; entrevistar a las personas
defendidas, labrar actas dejando constancia de su voluntad y
preferencias, como así también de otras personas intervinien-
tes en el caso; tomar conocimiento de las historias clínicas de
los asistidos; realizar a su sola firma presentaciones judiciales,
administrativas y de otra índole; entre otras”.
135
y su abogado, y requerir la designación de un nuevo defensor si
fuese necesario (art. 22 párr. 6° de la reglamentación).
136
pudieran existir. e) Mantener contacto con la persona asistida
en cualquier momento, en los establecimientos públicos y pri-
vados donde se desarrolla su internación, por sí o a través de
integrantes del Ministerio Público de la Defensa, mantenien-
do entrevistas en ámbitos de confidencialidad y privacidad. f)
Ingresar a los establecimientos públicos y privados donde se
desarrollen las internaciones, sin necesidad de autorización
previa por parte de los efectores de salud ni de ninguna otra
autoridad, incluido el acceso a toda documentación relativa a
la persona defendida que obre en poder de las instituciones.
g) Brindar información a sus asistidos respecto de su función,
datos personales y el estado del proceso. h) Contar con el apo-
yo del equipo interdisciplinario necesario para brindar defensa
técnica especializada; i) Realizar los informes de gestión que
les sean requeridos por la Defensoría General de la Nación”.
137
La significativa cantidad de casos de internaciones de niños y
niñas de corta edad nos lleva, en primer lugar, a desechar toda
posibilidad –tal como ya lo adelantáramos– de que la naturale-
za jurídica del defensor sea la de un “abogado patrocinante”, a
la vez que obliga a replantear el perfil de actuación en el marco
del ejercicio de la defensa prevista en el artículo 22 ley 26.657,
en casos de niños de corta edad, ya que, de suyo, deberá enca-
rarse con sumo cuidado y prudencia.
Su regulación en el Código
Civil y Comercial
de la Nación
17 Artículo 41 CCyCN: “Internación. La internación sin consentimiento de una persona, tenga o no
restringida su capacidad, procede solo si se cumplen los recaudos previstos en la legislación especial y
las reglas generales de esta Sección. En particular: a) debe estar fundada en una evaluación de un equi-
po interdisciplinario de acuerdo a lo dispuesto en el art. 37, que señale los motivos que la justifican y
la ausencia de una alternativa eficaz menos restrictiva de su libertad, b) solo procede ante la existen-
cia de riesgo cierto e inminente de un daño de entidad para la persona protegida o para terceros; c) es
considerada un recurso terapéutico de carácter restrictivo y por el tiempo más breve posible; debe ser
supervisada periódicamente, d) debe garantizarse el debido proceso, el control judicial inmediato y el
derecho de defensa mediante asistencia jurídica, e) la sentencia que aprueba la internación debe espe-
cificar su finalidad, duración y periodicidad de la revisión. Toda persona con padecimientos mentales,
se encuentre o no internada, goza de los derechos fundamentales y sus extensiones”.
139
una eventual internación18. A ello se le suma, como novedad en
la materia que nos ocupa, que los adolescentes de entre 16 y 18
años de edad son considerados como adultos para las decisio-
nes sobre el cuidado del propio cuerpo (art. 26 CCyCN).
18 Artículo 42 CCyCN: “Traslado dispuesto por autoridad pública. Evaluación e internación. La
autoridad pública puede disponer el traslado de una persona cuyo estado no admita dilaciones y se
encuentre en riesgo cierto e inminente de daño para sí o para terceros, a un centro de salud para su
evaluación. En este caso, si fuese admitida la internación, debe cumplirse con los plazos y modalida-
des establecidos en la legislación especial. Las fuerzas de seguridad y servicios públicos de salud de-
ben prestar auxilio inmediato”.
140
de 16 o 17 años puede consentir su propia internación y, en caso
de que lo haga, si la misma debe ser igualmente reputada como
“involuntaria” a los fines de la comunicación al juez para su con-
trol, o bien se la considera “voluntaria” por asimilar su situación
a la de una persona mayor de edad que presta el consentimiento.
141
4. En cambio, en el Código sí hay distinciones según la franja
etaria en la que se encuentre el adolescente (13 a 18 años): si
tiene entre 16 y 18 años es considerado como un adulto para la
toma de decisiones vinculadas al cuidado del propio cuerpo.
19 OLMO, Juan Pablo, Salud mental y discapacidad. Análisis del Código Civil y Comercial de la
Nación, 2° edición ampliada, Dunken, Buenos Aires, 2017, p. 82.
142
VI.
Palabras de cierre
143
El rol del Órgano de
Revisión de Salud
Mental en la prevención
y protección de derechos
humanos de las personas
usuarias de servicios
de salud mental1
1 (*) Abogada (UBA). Maestranda en Diseño de Políticas y Programas Sociales (FLACSO). Posgraduada en
Determinantes Sociales de la Salud Mental (FSCOC. UBA). Funcionaria de la DGN, Integrante de la Secreta-
ria Ejecutiva Organo de Revision de Salud Mental
Una versión abreviada de este artículo fue publicada en el Número 11 de la Revista del Ministerio Público de
la Defensa de la Nación “Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad Psicsocial”.
145
Foto: Lucía Gaido
146
La sanción de la Ley Nacional de Salud Mental (Nº 26.657
LNSM)1 marcó un hito en el camino de desandar el paradig-
ma, aún hoy fuertemente instalado en Argentina, basado en el
encierro y la segregación de las personas usuarias de los servi-
cios de salud mental, y en la sustitución de su voluntad bajo una
pretendida finalidad de protección.
147
la LNSM y el recientemente sancionado Código Civil y Comer-
cial de la Nación (CCCN).
148
Antecedentes de la creación
del Órgano de Revisión
de Salud Mental
149
la atención primaria de la salud, donde los recursos, cuidados
y tratamiento provistos deben, entre otras cuestiones, salva-
guardar, invariablemente, la dignidad personal y los derechos
humanos y civiles 3.
150
quejas y establecer procedimientos disciplinarios o judiciales
apropiados para casos de conducta profesional indebida o de
violación de los derechos de los pacientes”5.
151
aproximadamente 25.000 personas que −al momento de su
realización−, estaban detenidas8 en las instituciones psiquiá-
tricas argentinas, se formularon diversas recomendaciones
tendientes a evitar esas graves violaciones de derechos huma-
nos. Entre ellas, se incluyó la de sancionar una ley nacional de
salud mental que, entre otras garantías, asegure el derecho a
la revisión periódica por un órgano de revisión independiente
e imparcial de las internaciones involuntarias.
8 Desde el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, queda claro que la internación
involuntaria es una restricción de la libertad ambulatoria y diversos instrumentos jurídicos re-
conocen esta clasificación. En el mismo sentido está reconocida por la LNSM y por el Código
Civil y Comercial de la Nación.
9 OMS (Organización Mundial de la Salud); Manual de Recursos sobre Salud Mental, De-
rechos Humanos y Legislación, Ginebra, 2006.
152
Otro organismo que mostró preocupación por la puesta en
funcionamiento del ORN fue el Sub Comité de Prevención de
la Tortura (SPT) quien, como resultado de la visita que reali-
zaron a nuestro país en el marco del Protocolo Facultativo de
la Convención contra la Tortura (OPCAT) −que fue ratificado
por Argentina en 2004− recomendó celeridad en la conforma-
ción del el “órgano de revisión” competente para monitorear el
estatuto de las internaciones en centros monovalentes10.
10 ONU Subcomité de Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos
o Degradantes Informe de visita a la Argentina, publicado en http://www.apt.ch/es/news_on_
prevention/spt-publica-informe-de-su-primera-visita-a-argentina/#.V3Kq2_ krLcd
153
Conformación, funciones
y competencia
11 ARTICULO 38. Créase en el ámbito del Ministerio Público de la Defensa el Órgano de
Revisión con el objeto de proteger los derechos humanos de los usuarios de los servicios de sa-
lud mental.
154
se incluye organizaciones de personas usuarias de servicios de
salud mental12.
155
enunciadas en ese artículo sino todas aquellas que sean com-
plementarias a efectos de proteger los derechos humanos de las
personas usuarias de los servicios de salud mental, de lo que se
deduce que la enumeración de funciones previstas en el art. 40
de la LNSM no es taxativa.
156
a) funciones operativas que prevén la intervención en casos
concretos, entre las cuales se destaca la revisión de las interna-
ciones involuntarias19 y las voluntarias prolongadas20; el control
de que las derivaciones fuera del ámbito comunitario cumplan
las previsiones del art. 3021 y el cuidado por el cumplimiento
de los derechos de las personas en procesos de declaración de
inhabilidad22;
19 Art. 7 inc. h); Art. 40 inc. c); Art. 21; Art. 24, Art. 25, Art. 26; Art. 40 inc. l)
20 Art.7 inc. h); Art. 18.
21 Art. 40 inc d), art. 30
22 Art. 40 inc. l)
23 Art. 40 inc a), b)
24 Art. 40 inc. h
25 Art. 40 inc. i)
26 Art. 40 inc. k)
27 Art. 40 inc f )
28 Art. 40 inc. g)
157
En relación con la competencia del Órgano de Revisión Na-
cional, la norma en cuestión es respetuosa de las competencias
provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, en esa
inteligencia, el Decreto N° 603/13 precisa −en su artículo 40−
que el ORN podrá ejercer sus funciones de modo facultativo en
todo el Territorio Nacional, en articulación con el Órgano de
Revisión local, cuando considere la existencia de situaciones de
urgencia y gravedad institucional. Y, en los casos particulares
que estén bajo proceso judicial con competencia de la justicia
federal, provincial o de la CABA, deberá intervenir el Órgano
de Revisión Local (ORL) aun cuando –como en el caso de la
CABA− la justicia interviniente fuese nacional29. Sin perjuicio
de ello, en este último supuesto, el ORN podrá ejercer subsidia-
riamente dichas funciones.
158
aunque -en resguardo de las competencias locales- la LNSM
prevé que habrá de articularse la intervención del ORN con los
órganos de revisión locales. Ahora, mientras estos organismos
no se creen, no existe impedimento legal a fin de que el ORN
intervenga en aquellas situaciones que se califiquen como de
gravedad. En el mismo sentido, aun cuando se creen los orga-
nismos locales, la negativa de éstos a facilitar la labor del ORN
nunca podría traducirse en la perpetuación de violaciones de
derechos humanos.
159
La supervisión y monitoreo
de las condiciones de
internación y la prevención
del maltrato
31 El Instrumento de Monitoreo fue aprobado por Resolución Nº 14/15 y puede verse en
www.mpd.gov.ar/pdf/Resol%20SE%2014%2015%20Aprobaci%C3%B3n%20del%20Ins-
trumento%20de%20Monitoreo.pd
160
apartado que busca recabar información sobre cuestiones vin-
culadas a identidad de género32
32 Este apartado fue elaborado con el asesoramiento de la Comisión de Género de la DGN.
33 Al respecto, ver informe de gestión 2014 del Órgano de Revisión en www.mpd.gov.ar/pdf/
Resolucion%20SE%2005%202015.pdf ) e Informe Anual 2015 del Ministerio Público de la
Defensa (p. 269-279), en www.mpd.gov.ar/pdf/Informe%20Anual%202015.pdf.
161
soluta insuficiencia de políticas específicas que garanticen la
continuidad de sus cuidados por fuera del ámbito hospitalario.
34 Al respecto, ver el Informe de gestión 2014 del Órgano de Revisión en www.mpd.gov.ar/
pdf/Resolucion%20SE%2005%202015.pdf ) y el Informe Anual 2015 del Ministerio Público
de la Defensa (p 269 - 279), en www.mpd.gov.ar/pdf/Informe%20Anual%202015.pdf
162
autoridades responsables y también la formulación de algunas
denuncias penales.
35 La “salas de aislamiento” están prohibidas en la legislación argentina (art. 14 del Decre-
to 603/2013). Para más información, ver Informe Anual 2015 del Ministerio Publico de la De-
fensa (p. 272) en www.mpd.gov.ar/pdf/Informe%20Anual%202015.pdf
36 Ver el “Documento sobre Muertes en Instituciones Monovalentes de Salud Mental” en
www.mpd.gov.ar/pdf/RE%20SE%20N%C2%BA%2015-2014.pdf
37 Ver el “Dictamen sobre el uso de Electroshock” en www.mpd.gov.ar/pdf/RE%20SE%20
N%C2%B0%2017_14.pdf.
163
Las muertes en contextos de encierro por salud mental rara-
mente son investigadas. Así también lo afirmaba el informe
VIDAS ARRASADAS elaborado por el CELS, que ya citá-
ramos. En ese contexto el ORN estableció que toda muerte
producida en contexto de encierro, en instituciones públicas y
privadas de salud mental debe ser investigada −aún aquellas
comúnmente denominadas “muertes naturales”− y se requirió
a dichas instituciones que en todo fallecimiento se disponga,
como primera medida la inmediata intervención de la justicia
penal. Similares resoluciones fueron dictadas por el Órgano
de Revisión de la provincia de Buenos Aires (PBA) y por el
Ministerio de Salud de la provincia de Salta38. A su vez, como
consecuencia de la resolución dictada por el ORN la Suprema
Corte de la PBA dispuso la creación de un “Registro único de
personas fallecidas en condiciones de encierro”.
38 Resolución Nº 379D/15 del día 28-05-2015 Boletín Oficial de Salta Nº 19553 Publicado
el día Jueves 04 de Junio de 2015 MINISTERIO DE SALUD PÚBLICA
39 Entre los instrumentos normativos de cuya interpretación se nutre la resolución, cabe
destacar: a saber: la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su
Protocolo Facultativo, la Ley Nacional de Salud Mental; Principios de la ONU, la Convención
contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes y su Protocolo Fa-
cultativo y la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura
164
su informe a la Asamblea General40, consideró a la utilización
forzosa o no consentida del electroshock “como una práctica
contraria a la prohibición absoluta de la tortura y otros tratos o
penas crueles, inhumanos y degradantes” y exhortó a los Esta-
dos miembros a imponer su “prohibición absoluta”; el método
también había sido cuestionado por su antecesor en 200841.
40 ONU. Asamblea General Informe del Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o pe-
nas crueles, inhumanos o degradantes, Juan E. Méndez A/HRC/22/53
41 ONU. Asamblea General Informe del Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o pe-
nas crueles, inhumanos o degradantes, Mandred Nowak A/63/175
165
de revisión de los cuales tres están en pleno funcionamiento y,
en al menos, seis provincias se han presentado proyectos de ley
para su creación.42
42 Ver Apartado sobre ORL en Informe de Gestión 2015 (pág. 269, http://www.mpd.gov.
ar/pdf/Informe%20Anual%202015.pdf ) y en el Informe de Gestión 2014 (pág. 13 www.mpd.
gov.ar/pdf/Resolucion%20SE%2005%202015.pdf ).
166
Las observaciones del
Comité de Derechos Humanos
al Estado Argentino sobre
el maltrato en instituciones
monovalentes
de salud mental.
167
psiquiátricos en este país y le requirió al Estado Argentino que
informe sobre la adopción de tales medidas.44
44 ONU. Comité de Derechos Humanos. Lista de cuestiones previa a la presentación del
quinto informe periódico de la Argentina CCPR/C/ARG/QPR/5. 28 de Abril de 2014, pg 4.
45 INFORME ALTERNATIVO DEL MINISTERIO PÚBLICO DE LA DEFENSA DE LA
REPÚBLICA ARGENTINA EXAMEN DEL ESTADO ARGENTINO ANTE EL COMITÉ
DE DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS (5to Ciclo) Buenos Aires, Argentina,
27 de mayo de 2016. Pg. 42/43
168
plazo del año 2020;46 ii) el fortalecimiento de la labor, y la obli-
gatoriedad del cumplimiento de los dictámenes, del Órgano de
Revisión de Salud Mental, contribuyendo además a la creación
de órganos de revisión en cada provincia, como mecanismos
destinados a garantizar la protección de los derechos humanos
de las personas internadas en servicios de salud mental; y iii)
el apoyo a la consolidación e implementación efectiva de la de-
fensa pública especializada en salud mental para personas in-
ternadas involuntariamente (cf. art. 22 Ley 26.657, y tal como
la Unidad de Letrados de Salud Mental de la DGN).
46 De conformidad con las previsiones del art. 27 de la Ley 26.657 y del Decreto 603/2013.
169
Algunas palabras finales
170
procesos de adecuación institucional a los estándares de dere-
chos humanos.
171
Fuentes
Amendolaro, Roxana 2015 “Salud Mental y Código Civil Argentino en el Siglo
XXI: Cambio Cultural, Interdisciplina, Capacidad Jurídica, Internación.
Derecho de Familia. Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurispruden-
cia (69): 44-66
Kraut, Alfredo Jorge Kraut. 2015. Comentario a los arts. 31 a 50 en Código
Civil y Comercial de la Nación Comentado. Lorenzetti, Ricardo Director.
2015, 125:278. Buenos Aires. Rubinzal – Culzoni.
Laufer Cabrera, Mariano 2011. “Reflexiones sobre la Ley Nacional de Salud
Mental Nº 26657: su impacto sobre la administración de justicia, la Defen-
sa Pública, y el ámbito de la infancia” en Acceso a la Justicia de Niñas, Ni-
ños y Adolescentes Estrategias y Buenas Prácticas de la Defensa Pública.
2011, 191:211. Buenos Aires. Unicef.
CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) y MDRI (Mental Disability
Rights International); Vidas arrasadas: la segregación de las personas en
los asilos psiquiátricos argentinos. Un informe sobre Derechos Humanos y
Salud Mental, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2008
CIDH, Recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Sobre la Promoción y Protección de los Derechos de las Personas con Dis-
capacidad Mental, 111ª Ses., del 4 de abril de 2001.
MPD. Informe de Gestión Anual 2014 y 2015
ORN. Informe de Gestión Anual 2014 y 2014
OMS (Organización Mundial de la Salud); Manual de Recursos sobre Salud
Mental, Derechos Humanos y Legislación, Ginebra, 2006.OMS. DECLARA-
CION DE CARACAS Caracas, Venezuela 14 de noviembre de 1990 Adoptada
por aclamación por la Conferencia Reestructuración De la Atención Psiquiá-
trica en América Latina Caracas, Venezuela 11-14 de noviembre de 1990.
172
ONU. Asamblea General Informe del Relator Especial sobre la tortura y
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, Mandred Nowak
A/63/175
ONU. Asamblea General Informe del Relator Especial sobre la tortura y otros
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, Juan E. Méndez A/
HRC/22/53
ONU Informe del Relator Especial sobre el derecho de toda persona al dis-
frute del más alto nivel posible de salud física y mental, Sr. Paul Hunt, Co-
misión de Derechos Humanos, 61º período de sesiones, Tema 10, Doc. E/
CN.4/2005/51 (2005).
ONU Subcomité de Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes Informe de visita a la Argentina.
ONU. Comité Derechos Humanos. Observaciones finales, Argentina. CCPR/C/
ARG/CO/4 31 de marzo de 2010.
ONU. Comité de Derechos Humanos. Lista de cuestiones previa a la presenta-
ción del quinto informe periódico de la Argentina CCPR/C/ARG/QPR/5.
28 de Abril de 2014.
Informe Alternativo del MINISTERIO PÚBLICO DE LA DEFENSA de la
REPÚBLICA ARGENTINA. Examen del Estado argentino ante el CO-
MITÉ DE DERECHOS HUMANOS DE NACIONES UNIDAS (5to Ci-
clo) Buenos Aires, Argentina, 27 de mayo de 2016
173
Derechos Humanos de las Personas
con Discapacidad Psicosocial.
Nuevos Estándares
para la Defensa
Pública en Salud
Mental 1
1 El presente artículo es una reedición, actualizada al año 2018, del trabajo originalmente publicado en ps.
11-22, en la Revista del Ministerio Público de la Defensa de la Nación, Nº 11, Diciembre 2016, disponible en
www.mpd.gov.ar/pdf/publicaciones/revista/Revista%20MPD%202016.pdf
2 Abogado (UBA). Maestrando en Derecho Civil Constitucionalizado en la Universidad de Palermo. Defen-
sor Público Coadyuvante, Coordinador de la Unidad de Letrados de Salud Mental de la Defensoría General de
la Nación, y representante suplente del Ministerio Público de la Defensa de la Nación ante el Órgano Nacio-
nal de Revisión de Salud Mental.
175
Foto: Lucía Gaido
176
Presentación
178
tal bajo el prisma de los derechos humanos, como “un proceso
determinado por componentes históricos, socio-económicos,
culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejo-
ramiento implica una dinámica de construcción social vincu-
lada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda
persona” (art. 3 LNSM).
en los asilos psiquiátricos Argentinos - Un informe sobre Derechos Humanos y Salud Mental
en Argentina” elaborado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y Mental Disabi-
lity Rights International (MDRI) en el año 2007, en el cual se documentan las violaciones a los
derechos humanos de las que son objeto las personas alojadas en las instituciones psiquiátricas
en la Argentina. Disponible en www.cels.org.ar/common/documentos/mdri_cels.pdf
179
efectores existentes, la promoción de la atención primaria de
la salud y la atención en dispositivos comunitarios, incluyen-
do los hospitales generales.
180
2.2) Estándares Internacionales
y antecedentes jurisprudenciales
181
Por su parte, la doctrina sentada por la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos (Corte IDH) en el caso “Ximenes
Lopes c. Brasil”7, y por la Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción (CSJN), en materia de salud mental y adicciones, a través
de los fallos “Tufano”8, “R.M.J.”9 y “Arriola”10, orientó también
el contenido de la LNSM. La CSJN ya había interpelado a tra-
vés de estos fallos, a los poderes legislativo y ejecutivo, para que
se avance en el rediseño de normas y políticas públicas de salud
mental, de acuerdo a los estándares internacionales de dere-
chos humanos.
182
ser el reconocimiento, ejercicio y salvaguardia especial de
esos derechos”, destacando “la necesidad de establecer una
protección normativa eficaz”.
183
El cambio de rol asignado
al Poder Judicial
por la CDPD y la LNSM
184
En el mismo sentido, la LNSM encuadra la internación
involuntaria como una privación de libertad, que será legíti-
ma en tanto esté justificada, colocando al poder judicial en rol
de garante último de esa situación, y asignándole el deber de
controlar para evitar detenciones arbitrarias. Se le impone así
al juez el deber de examinar que dichas medidas respeten los
recaudos de legalidad, proporcionalidad y razonabilidad exi-
gidos para toda restricción de un derecho humano.
13 Ver arts. 14, 15, 20 y 21 de la LNSM. En el mismo sentido, ver ppios. 11.11, 16.1.a, y 17.3 de
los “Principios de Salud Mental ONU”.
185
3. se indique como la alternativa terapéutica más conveniente,
y menos restrictiva posible;
14 El criterio de riesgo cierto e inminente para sí o para terceros, como única causal válida
para proceder a una internación coactiva, fue especificado en el art. 20 del Decreto 603/13, re-
glamentario de la LNSM, al establecer: “entiéndese por riesgo cierto e inminente a aquella con-
tingencia o proximidad de un daño que ya es conocido como verdadero, seguro e indubitable
que amenace o cause perjuicio a la vida o integridad física de la persona o terceros.”
186
a la defensa pública y al Órgano de Revisión), que controlará la
procedencia de la medida.
15 Para profundizar en este tópico, ver Laufer Cabrera, Mariano, “Reflexiones sobre la Ley
Nacional de Salud Mental N° 26.657: su impacto sobre la administración de justicia, la defen-
sa pública, y el ámbito de la infancia”, Ministerio Público de la Defensa y UNICEF Argentina,
Acceso a la Justicia de Niñas, Niños y Adolescentes. Estrategias y Buenas Prácticas de la De-
fensa Pública, Buenos Aires, 2011, pp. 189-202.
187
El cambio de rol asignado a
la Defensa Pública
por la CDPD y la LNSM
188
La LNSM también produce innovaciones en la interven-
ción que corresponde a la defensa pública. En este sentido, el
art. 3 de la LNSM aclara que “se debe partir de la presunción
de capacidad de todas las personas”, en línea con el art. 12 de la
CDPD, en cuanto al trato de la persona con discapacidad como
sujeto pleno de derecho, con capacidad jurídica, y por ende con
la posibilidad de tomar decisiones autónomas, y así manifes-
tar voluntad, deseos, preferencias, y mandatos al defensor que
deba asistirlo jurídicamente.
20 El Código Civil Argentino, hoy derogado, se sancionó mediante la Ley Nº 340, en el año
1869.
189
“contra sí misma” y evitarle los “males” que pudiese provocarle
la relación con el mundo exterior.
5. la autonomía personal;
190
intérpretes, u otras disciplinas, que colaboren con la tarea del
defensor, y ayuden a comprender más fielmente la voluntad de
la persona asistida jurídicamente.
191
que el defensor pueda tener respecto de la conveniencia de esa
decisión sobre la salud de la persona, teniendo en cuenta que
quién asume el papel de decisor final es el juez, y que el princi-
pal derecho tutelado por la defensa en estos casos, es, precisa-
mente, el derecho a ser oído, a la defensa en juicio, y el acceso a
la justicia.22
22 Para ver en detalle lo concerniente a las nuevas obligaciones de la defensa pública en la
materia, ver CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), “El derecho de defensa y el acceso
a la justicia de las personas usuarias de los servicios de salud mental”, en Derechos Humanos
en Argentina: Informe 2009, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2009, p.359-394. También
ver Laufer Cabrera, Mariano, “Reflexiones sobre la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657:
su impacto sobre la administración de justicia, la defensa pública, y el ámbito de la infancia”,
Ministerio Público de la Defensa y UNICEF Argentina, Acceso a la Justicia de Niñas, Niños
y Adolescentes. Estrategias y Buenas Prácticas de la Defensa Pública, Buenos Aires, 2011, pp.
189-202.
192
El rol asumido por el
Ministerio Público
de la Defensa de la Nación
(MPDN) en el cambio de
paradigma en salud mental
193
Civil, se generaron guías para la mejor actuación de los Defen-
sores de Menores e Incapaces en los procesos que afectan a per-
sonas con padecimiento mental, que se plasmaron en la “Guía
de Buenas Prácticas en la Implementación de la Ley Nacional
de Salud Mental Nº 26.657”23.
194
cho a contar con un abogado que procure hacer efectivos sus
requerimientos y voluntad.
195
Innovaciones en salud mental
desde el nuevo Código Civil27
mación sobre el trabajo desarrollado desde el año 2011 por éste área, ver “La experiencia de la
Unidad de Letrados de Salud Mental: 5 años, 12 mil defensas, y la amplificación del derecho
a ser oído en las internaciones forzosas”; CAPURRO ROBLES, Facundo y LAUFER CABRE-
RA, Mariano; en Revista del Ministerio Público de la Defensa de la Nación, Nº 11, Diciem-
bre 2016, ps. 53-69, disponible en www.mpd.gov.ar/pdf/publicaciones/revista/Revista%20
MPD%202016.pdf
27 Este acápite se basa en lo expresado en un trabajo previo, ver “Salud Mental y Código Ci-
vil Argentino en el Siglo XXI: cambio cultural, interdisciplina, capacidad jurídica, internación.
De cómo las prácticas modifican las visiones y las visiones las prácticas”; AMENDOLARO,
Roxana, LAUFER CABRERA, Mariano, y SPINELLI, Gabriela; en Revista Interdisciplinario
de Doctrina y Jurisprudencia DERECHO DE FAMILIA Nº 69, (Directoras: Cecilia Grosman,
Nora Lloveras, Aida Kemelmajer de Carlucci, Marisa Herrera), Ed. AbeledoPerrot, Buenos Ai-
res, Mayo 2015.
28 Aprobado por Ley 26.994 (B.O. 8/10/2014), vigente desde el 1 de Agosto de 2015, cf. tex-
to art. 7º modif. por Ley 27.077 (B.O. 19/12/2014).
196
con lo que exige el Derecho Internacional de los Derechos Hu-
manos, en materia de salud mental y discapacidad.
29 Para ver en detalle una crítica razonada y con enfoque de derechos humanos al antiguo
texto del art. 482 del Código Civil, ver CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) y MDRI
(Mental Disability Rights International), Vidas arrasadas: la segregación de las personas en
los asilos psiquiátricos argentinos. Un informe sobre Derechos Humanos y Salud Mental, Si-
glo XXI Editores, Buenos Aires, 2008, p. 95-107; en similar sentido, para un análisis con eje
en el modelo social de la discapacidad, ver REDI (Red por los Derechos de las Personas con
Discapacidad) y RI (Rehabilitación Internacional), “Capacidad jurídica y acceso a la justicia:
una propuesta de reforma legal desde las organizaciones de las personas con discapacidad”,
p. 22, 33, y 35, en http://www.redi.org.ar/index.php?seccion=publicaciones&d=&subsec=16
197
examinar que las internaciones involuntarias respeten los re-
caudos de legalidad, proporcionalidad y razonabilidad.
198
prolonguen más del tiempo mínimo necesario” (art. 40, incisos
b y c, LNSM).
30 En sentido similar opina la doctrina especializada. Ver al respecto Kraut, Alfredo, “El
instituto de la internación como derecho en el proyecto de Código Civil y Comercial”, p. 69, en
http://www.rubinzalonline.com.ar/blog/el-instituto-de-la-internacion-como-derecho-en-el-
proyecto-de-codigo-civil-y-comercial-1-por-alfredo-jorge-kraut/
199
la internación. Ello así por cuanto la Ley define que toda inter-
nación involuntaria siempre es excepcional y debe adoptarse
sólo en una situación de emergencia, lo que autoriza a proceder
rápidamente al personal sanitario, para no generar omisiones
ni demoras que perjudiquen la salud del afectado. En esos ca-
sos, se impone la obligación al efector sanitario de dar inme-
diato aviso al juez, que controlará la procedencia de la medida.
31 El CCC da cumplimiento, al menos en parte, a lo exigido por el “Consenso de Brasilia”, ela-
borado en la “I Reunión Regional de Usuarios de Servicios de Salud Mental y sus Familiares”,
convocado en 2013 por la OPS/OMS (Organización Panamericana de la Salud / Organización
Mundial de la Salud), en cuanto allí se requirió “tener acceso a la protección legal, técnica y a
otros instrumentos contra la internación involuntaria por problemas de salud mental”.
200
dos previamente al derecho argentino por la doctrina de nues-
tra CSJN y por la LNSM, norma que en definitiva se consolida,
al brindársele al actual paradigma de salud mental comuni-
taria, un resguardo normativo, simbólico e institucional de la
entidad de un nuevo Código.
202
ceptan derechos humanos, interpelan a todos los actores a re-
plantearnos aquellas preguntas. Aunque, claro está, la respuesta
siempre fue clara: nunca hay razones atendibles para ejercer la
discriminación, la exclusión, y la perpetuación del estigma.
203
La salud mental
en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires frente
a la Ley 26.657
y el Código Civil y
Comercial de la Nación
205
Foto: Lucía Gaido
1 Saer, Juan José, El entenado, 5ª ed., Buenos Aires, Seix Barral, 2006, p. 179.
206
La memoria. Un sueño.
1 Ver: Kraut, Alfredo J. / Diana, Nicolás, Derecho de las personas con discapacidad mental:
hacia una legislación protectoria, LL, 8/6/11, p. 1; Kraut, Alfredo J. / Diana, Nicolás, “Un bre-
ve panorama de la legislación, la jurisprudencia y el Proyecto de Código Civil y Comercial. Una
imprescindible relectura del status jurídico de las personas con discapacidad mental”, en Re-
vista de Derecho Privado y Comunitario, 2012-2, “Proyecto de Código Civil y Comercial – I”,
Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2013, pp. 141-217; Kraut, Alfredo J. / Diana, Nicolás, “Derecho de
las personas con discapacidad mental: hacia una legislación protectoria”, en Blanck, Ernesto
(coord.), Panorámicas de salud mental: a un año de la Ley Nacional Nº 26.657, Asesoría Gene-
ral Tutelar, Buenos Aires, Eudeba, 2011, pp. 31-72; Kraut, Alfredo J. / Diana, Nicolás, ”Sobre
la reglamentación de la ley de salud mental,” 8-VII-13, pp. 1-9, LL, 2013-D. .
2 Ver Centro de Estudios Legales y Sociales, “Derechos humanos en Argentina. Informe
207
La Ley 26.657 que regula, en el orden nacional, el derecho a la
protección de la salud mental, ha merecido distintos comen-
tarios doctrinarios.3 De los fundamentos del proyecto luego
sancionado, cuadra resaltar que la continuación, promoción y
afianzamiento de políticas, acciones e investigación son deudas
que aún tiene la sociedad y el Estado, en el marco de la defensa
de los Derechos Humanos de las personas con padecimiento
mental. Deudas que, conforme indica el art. 75, inc. 23, de la
Constitución Nacional, conforman una obligación indelegable
del Congreso Nacional, en cuanto la norma impone en cabeza
de dicho órgano legislar y promover medidas de acción positiva
que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y
el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta
Constitución y por los tratados internacionales de derechos hu-
208
manos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los an-
cianos y las personas con discapacidad.4
4 Por todos, ver: Rosales, Pablo O., “Discriminación en razón de la discapacidad: las conven-
ciones internacionales de discapacidad y su aplicación como herramienta interpretativa del de-
recho interno“, SJA 28/7/2010; “Un estudio general de la Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad”, SJA 27/8/2008 - JA 2008-III-1022.
5 Del Prete, Sergio y otros, El derecho a la salud en Argentina – 2017, ISALUD, 2017, p. 56.
6 Del Prete, S., op. cit., p. 57.
209
sexo femenino) y el abuso o dependencia del alcohol a 1,7 millo-
nes (85% de sexo masculino). Se estima que solamente el 59,9%
de las personas que padecían de depresión mayor y el 71,4% de
las que abusaban o dependían del alcohol recibían tratamiento
en 2010. La Ley 26.657, al decir de la OPS, se enmarca en un
modelo comunitario de atención en salud mental y está guiada
por las convenciones internacionales y regionales relacionadas
con la protección de los derechos humanos de las cuales el país
es signatario. No obstante, dicha legislación representa un im-
portante desafío en su implementación efectiva.7 Un sueño.
Tanto la Ley CABA 448 (Salud Mental) como la Ley CABA 153
(Básica de Salud) son así respuestas locales que se correspon-
den como un imperativo categórico impuesto al legislador por
lo normado en el art. 21 de la Constitución de la Ciudad de
Buenos Aires, en cuanto establece que “…Las políticas de sa-
210
lud mental reconocerán la singularidad de los asistidos por su
malestar psíquico y su condición de sujetos de derecho, garan-
tizando su atención en los establecimientos estatales. No tienen
como fin el control social y erradican el castigo; propenden a
la desinstitucionalización progresiva, creando una red de ser-
vicios y de protección social…”.
211
Generalidades
nes del reciente Código Civil y Comercial de la Nación y normas de superior jerarquía. “Quita
de la competencia del Ministerio Público de la Defensa la designación de la máxima autori-
dad del Órgano de Revisión de la Ley y se la adjudica al Ministerio de Salud de la Nación. De
esta forma la Autoridad de Aplicación de la ley será quien designe al responsable de ejercer las
funciones de control sobre sí misma. A su vez, impone una nueva conformación plenaria que
desequilibra la pluralidad de sectores y favorece mayorías médico hegemónicas.” (recuperado
de: https://www.cels.org.ar/web/2017/11/ley-de-salud-mental-un-cambio-por-decreto-de-
su-reglamentacion-elimina-la-perspectiva-de-derechos-humanos/)
10 OPS, “Sanción de la Ley 26.657 de Salud Mental en la Argentina,” Boletín de Salud Men-
tal, noviembre-diciembre 2010, http://new.paho.org/bulletins/index.php?option=com_cont
ent&task=view&id=781&Itemid=303.
11 http://www.who.int/topics/mental_health/es/.
212
miento de la mente son importantes, porque proporcionan el
fundamento necesario para comprender mejor el desarrollo de
los trastornos mentales y del comportamiento. En los últimos
años, la nueva información procedente de la neurociencia y
la medicina conductual ha ampliado de manera espectacular
nuestros conocimientos sobre el funcionamiento de la mente.
Resulta cada vez más evidente que dicho funcionamiento tiene
una base fisiológica, además de estar esencialmente relaciona-
do con el funcionamiento físico y social, y con los resultados
de salud.”12 La Ley 26.657, según la OPS, “constituye un texto
de avanzada en la Región y sin duda permitirá a otros países
promover transformaciones. Se abre ahora para la Argentina
una nueva etapa histórica: el desafío de hacer efectiva la
aplicación de la ley construyendo un sistema de salud mental
más justo y accesible para todos.”13
12 OMS, “La salud pública al servicio de la salud mental,” 2001, http://www.who.int/
whr/2001/en/whr01_ch1_es.pdf.
13 OPS, “Sanción de la Ley 26.657 de Salud Mental en la Argentina,” op. cit.
14 Aprobada mediante Ley 26.378 (2008) y con jerarquía constitucional a partir de la san-
ción de la Ley 27.044 (2014).
213
forma independiente y atender la salud en la comunidad (art.
19 CDPD), de la salud y el consentimiento informado (art. 25
CDPD), de la rehabilitación (art. 26 CDPD), entre otros.”15
15 Laufer Cabrera, Mariano, “Reflexiones sobre la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657:
su impacto sobre la administración de justicia, la Defensa Pública, y el ámbito de la infancia,”
en AA.VV., Acceso a la justicia de Niñas, Niños y Adolescentes. Estrategias y Buenas Prácticas
de la Defensa Pública, Ministerio Público de la Defensa – UNICEF, 2011, p. 194.
16 OMS, “Conjunto de Guías sobre Servicios y Políticas de Salud Mental. Legislación sobre
salud mental y derechos humanos,” 2005, p. 2, http://www.who.int/mental_health/policy/le-
gislation_module_spanish.pdf.
17 Ver Kraut, Alfredo J., Pacientes mentales y derecho privado. Tutela jurídica, Santa Fe, Ru-
binzal Culzoni, 2005, p. 141, en particular, cap. 5, pp. 133-153.
214
y la integración en la comunidad de personas con trastornos
mentales, la prestación de una atención de calidad, a su accesi-
bilidad, la protección de los derechos civiles y políticos,18 la pro-
tección y promoción de derechos en otras áreas clave (vivienda,
educación y especialmente un empleo digno.)
18 En materia de derechos políticos, las Leyes 25.858, 26.774 y 26.571 han conformado un
camino importante hacia el pleno reconocimiento del derecho al sufragio, aunque restan to-
davía mayores recursos y herramientas para garantizar la plenitud de su goce (ver al respecto:
Juzgado Civil de Personas y Familia N° 6, Salta, in re: “N., G. A. s/ PROCESO DE RESTRIC-
CION DE CAPACIDAD”, 18-VI-2015, Infojus, Nro. Fallo: 15170019.)
19 http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2008/pr37/es/index.html; “Millones
de personas con trastornos mentales están privadas del tratamiento. La OMS exhorta a au-
mentar la escala de los servicios para trastornos mentales,” 9 de octubre de 2008, Madrid / Gi-
nebra.
20 Kraut, Alfredo J., Salud Mental – Tutela Jurídica, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni, 2006,
p. 70.
21 Ver OMS, Proyecto de la OMS sobre Políticas y Planes de Salud Mental: atendiendo las
necesidades y mejorando los servicios, en: http://www.who.int/mental_health/policy/mhpp_
brochure_spanish.pdf.
22 Al respecto, se ha señalado que “…el art. 32 del CCyC mantiene el criterio biológico-ju-
215
constituye uno de los primeros ordenamientos codificados que
ajusta sus disposiciones a los principios de la Convención de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Disca-
pacidad (aprobada por ley 26.378). Existe un amplio reconoci-
miento de los derechos personalísimos (arts. 51 y ss.) que inclu-
ye la inviolabilidad de la persona humana (art. 51), protección
de la imagen (art. 53), investigaciones en seres humanos (art.
58), consentimiento informado (art. 59),23 el reconocimiento de
mayores libertades en materia de nombre (arts. 62 y ss.), el va-
lor otorgado a la autodeterminación en relación a los intereses
atinentes a la esfera vital de la persona (arts. 55, 56, 58, 59, 561
y concs.) en el marco axiológico de la dignidad humana (arts.
51, 52, 279 y 1004). Estas normas se inscriben en una fuerte
tradición humanista.”24
rídico para regular dos supuestos con soluciones protectorias diferentes: 1) personas con ca-
pacidad de ejercicio restringida para determinados actos, para los cuales la sentencia debe
especificarlos y designar apoyos que le brinden asistencia; 2) personas con incapacidad, que
carecen de capacidad de ejercicio y a quienes la sentencia debe designarles un curador para que
los represente. El «modelo social de la discapacidad» auspicia eliminar esta última figura debi-
do a la sustitución de la persona que encarna el curador, por lo cual si bien el art. 32 CCyC con-
servó la incapacidad como estado, la reservó para situaciones bien excepcionales en las que la
persona se encuentre absolutamente imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar
su voluntad por cualquier modo, medio o formato adecuado, para la cual el sistema de apoyos
resulte ineficaz.” (Cámara de Apelaciones de Gualeguaychú, Sala Primera en lo Civil y Comer-
cial, “A. J. C. s/Declaración de inhabilitación,” 13-VIII-2015.)
23 El modelo de Consentimiento Informado Bilateral que debe ser utilizado voluntariamen-
te por todos los prestadores, efectores y profesionales médicos que participen en los subsiste-
mas de Empresas de Medicina Prepaga y Obras Sociales en los casos previstos en el art. 7° de
la Ley 26.529, modificada por la Ley 26.742, se encuentra aprobado por Resolución de la Su-
perintendencia de Servicios de Salud N° 561 de fecha 26 de marzo de 2014.
24 Lorenzetti, Ricardo Luis, “Introducción,” en Código Civil y Comercial de la Nación - Ley
26.994, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2014, p. 10.
216
Consideraciones previas
217
las Personas con Discapacidad (la Convención Interamericana
sobre Discapacidad)29 y la Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad. A su vez, quedan
incorporados algunos de los estándares especializados adop-
tados por la Asamblea General de las Naciones Unidas, tales
como los Principios para la Protección de las Personas con
Enfermedades Mentales y el Mejoramiento de la Salud Men-
tal (Principios de Salud Mental),30 Normas Uniformes sobre la
igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad
(Normas Uniformes), 31 así como documentos sobre las políti-
cas redactados por la Organización Mundial de Salud sobre
cuáles son las mejores prácticas a implementar, incluyendo la
Declaración de Caracas32 y la Declaración de Montreal sobre la
discapacidad intelectual,33 la Recomendación de la Comisión
218
Interamericana de Derechos Humanos Sobre la Promoción y
Protección de los Derechos de las Personas con Discapacidad
Mental,34 Y, más recientemente, las Reglas de Acceso a la Jus-
ticia de las Personas en Condición de Vulnerabilidad.35
cional debe reconocer que sus valores universales de dignidad, autodeterminación, igualdad y
justicia social para todos” (art. 2°).
34 Recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Sobre la Promo-
ción y Protección de los Derechos de las Personas con Discapacidad Mental, Com. Inter. D.H.,
111ª Ses., el 4 de abril de 2001 [en adelante CIDH Recomendación].
35 Aprobadas por la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, que ha tenido lugar en Brasilia
durante los días 4 a 6 de marzo de 2008, cuya comisión de seguimiento se encuentra integra-
da por Argentina, Costa Rica, España, Guatemala y México.
36 CSJN, Fallos, 316:479.
37 CSJN, Fallos, 321:1684.
219
art. VII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, del art. 25, inc. 2, de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, de los arts. 4°, inc. 1° y 19 de la Conven-
ción Americana sobre Derechos Humanos -Pacto de San José
de Costa Rica-, del art. 24, inc. 1°, del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y del art. 10, inc. 3°, del Pacto In-
ternacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
vinculados con la asistencia y cuidados especiales que se les
deben asegurar.”38
220
Es de interés también destacar el contenido de los “Principios
para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejo-
ramiento de la Atención de la Salud mental”, aprobados por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en 17 de diciembre
de 1991, mediante Resolución 46/119; como también de la De-
claración de Luxor sobre los Derechos Humanos para los En-
fermos Mentales de 198941 y Declaración de Caracas de 1990.42
221
“Porco”49— obligatorios para la Argentina, conforme lo expues-
to, en su condición de Estado parte.
49 CIDH, “Marcela Alejandra Porco v. Bolivia”, Caso 11.426, Informe Nº 8/08, Admisibili-
dad, 4-03-08 (http://www.cidh.org/annualrep/2008sp/bolivia11426.sp.htm).
50 Ver, al respecto: Villaverde, María Silvia, “Una nueva mirada sobre la discapacidad. Con-
vención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad,” publicado en http://www.villa-
verde.com.ar/es/assets/publicaciones/varios/nueva-mirada-fundejus%282%29.doc.
51 CSJN, “F., A. L.”, 13-III-12, Fallos, 335:197 con cita de Fallos, 331:211.
222
se enfrentan al estigma, la discriminación y la marginación en
todas las sociedades, incrementando las posibilidades de que:
(a) se violen sus derechos y (b) no se realicen socialmente.
52 Laufer Cabrera, Mariano, Reforma legal en base a la Convención sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad: Capacidad jurídica y acceso a la justicia, Buenos Aires, RE-
223
El respeto del modelo social implica que no debe privarse a
la persona de su posibilidad de elegir y actuar. La aplicación
del sistema creado a partir de la Convención de la ONU para
Personas con Discapacidad, debe guiarse por el principio de la
“dignidad del riesgo”, es decir, el derecho a transitar y vivir en
el mundo, con todos sus peligros y la posibilidad de equivocar-
se. En contraposición a este paradigma, los sistemas jurídicos
de muchísimos países, tutelares y asistencialistas, se han ba-
sado en la dicotomía clásica entre “capacidad de derecho” —o
capacidad de goce— y “capacidad de hecho” —o capacidad de
ejercicio— reconociendo la primera, pero no la segunda, y de
esa manera se ha cercenado sistemáticamente la posibilidad de
que, en la práctica, puedan ejercer sus derechos, bajo la excusa
de proteger a las personas con discapacidad de “los peligros de
la vida en sociedad”. Entre los principios de la Convención so-
bre los Derechos de las Personas con Discapacidad se destaca
la promoción y protección de los derechos humanos de todas
las personas con discapacidad, incluidas aquellas que necesi-
tan un apoyo más intenso.53
REDI, 2010, pp. 13-27. Ver también, PALACIOS, AGUSTINA, El modelo social de la dis-
capacidad. Orígenes, caracterización y plasmación de la Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad, Madrid, Cinca, 2008.
53 Dictamen de la Procuradora Fiscal en CSJN, “Pardo, Héctor Paulino y otro c/ Di Césare,
Luis Alberto y otro s/ art. 250 del C.P.C.”, sentencia de 6-XII-11.
224
en sí mismo, como una garantía transversal e instrumental que
permite ejercer todos los demás derechos por voluntad propia.
La dignidad inherente se refiere al valor de cada persona, al
respeto de sus experiencias y opiniones. La autonomía indivi-
dual implica poder estar a cargo de la propia vida y tener la
libertad de tomar decisiones.
54 Ver KEMELMAJER DE CARLUCCI, AÍDA / FERNÁNDEZ, SILVIA E. / HERRERA, MARISA, “Bases
para una relectura de la restricción a la capacidad civil en el nuevo Código,” LL, 18/08/2015, p. 1 ss.; con cita de:
CIDH, caso “García y Familiares Vs. Guatemala”, sentencia de 29-XI- 2012 Serie C No. 258, párrafo 109; BARIFFI,
F., El régimen jurídico internacional de la capacidad jurídica de las personas con discapacidad, Madrid, Cinca,
2014, p. 307; y CIDH, caso “Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs. Paraguay”, sentencia de 29-III-2006. Serie
C No. 146, párrafo 189.)
225
voluntad, a efectos de protegerla de los “peligros de la vida en
sociedad”.
226
Objetivos, principios y
ámbito de validez y eficacia
de la Ley 26.657
227
nes que se sancionen en el futuro por las jurisdicciones mencio-
nadas, el principio de no retrogradación en lo que a derechos
humanos concierne.
228
La conjunción de tales prescripciones, implicó una acentuación
del estado social de derecho, no cabiendo duda alguna de “se-
gún la letra de la Constitución el estado tiene la carga constitu-
cional de dar respuestas satisfactorias a una serie de necesida-
des básicas y elementales.”56
56 Cayuso, Susana G., Constitución de la Nación Argentina. Comentada, Buenos Aires, La
Ley, 2009, p. 316.
57 CSJN, Fallos, 329:2179.
58 Nos referimos a los Principios de Naciones Unidas para la Protección de los Enfermos
Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de Salud Mental, adoptado por la Asamblea
General en su resolución 46/119 del 17 de diciembre de 1991. Asimismo, la Declaración de Ca-
racas de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud,
para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica dentro de los Sistemas Locales de Sa-
lud, del 14 de noviembre de 1990, y los Principios de Brasilia Rectores para el Desarrollo de la
Atención en Salud Mental en las Américas, del 9 de noviembre de 2005 (con relación a estos
últimos, la Ley N° 26.657 contiene un error material que consideramos no altera su validez, al
indicar como año de su emisión “1990”).
229
No es el mismo efecto lo expreso que lo implícito, jamás. Desta-
camos que el conjunto de disposiciones de la Constitución Na-
cional que consagra un marco de libertades y garantías, con-
formado por los derechos básicos de los individuos, constituye
una trama de ubicación de los individuos en la sociedad, en la
que se entrelazan derechos explícitos e implícitos y en la cual la
libertad individual está protegida de toda imposición arbitra-
ria o restricción sin sentido, desde que su art. 28 impide al le-
gislador obrar caprichosamente de modo de destruir lo mismo
que ha querido amparar y sostener. 59
230
Interdisciplinariedad del
abordaje de la salud mental.
Alcance.
231
28). Esto obedece, precisamente, a la política legislativa que
postula la norma y que se expresa con precisión en el texto del
artículo 27: “Queda prohibida por la presente ley la creación
de nuevos manicomios, neuropsiquiátricos o instituciones de
internación monovalentes, públicos o privados. En el caso de
los ya existentes se deben adaptar a los objetivos y principios
expuestos, hasta su sustitución definitiva por los dispositivos
alternativos. Esta adaptación y sustitución en ningún caso
puede significar reducción de personal ni merma en los dere-
chos adquiridos de los mismos.”60
232
interdisciplinaria (art. 5°). Todos los servicios y efectores,
públicos y privados, deben adecuarse a la nueva ley (art. 6°).62
62 Ver, al respecto, la Resolución del Ministerio de Salud 1876-E/16 y la derogada Resolución
del Ministerio de Salud 1003/16, en cuanto establecen normas de fiscalización y habilitación
para establecimientos de salud mental (con/sin internación). Asimismo, por Resolución del Mi-
nisterio de Salud 1045-E/17 se creó la Comisión de Asesoramiento en Salud Mental y Adicciones
para la Habilitación y Fiscalización de Establecimientos y Servicios de Salud Mental y Adiccio-
nes, la cual tiene como objetivo formular observaciones y recomendaciones respecto de la actua-
lización y seguimiento de normas de habilitación y fiscalización de dichos establecimientos y que
funcionará en el ámbito de la dirección nacional de salud mental y adicciones.
233
sean supervisadas periódicamente por el Órgano de Revisión;
i) Derecho a no ser identificado ni discriminado por un pade-
cimiento mental actual o pasado;63 j) Derecho a ser informa-
do de manera adecuada y comprensible de los derechos que lo
asisten, y de todo lo inherente a su salud y tratamiento, según
las normas del consentimiento informado, incluyendo las al-
ternativas para su atención, que en el caso de no ser compren-
didas por el paciente se comunicarán a los familiares, tutores o
representantes legales;64 k) Derecho a poder tomar decisiones
relacionadas con su atención y su tratamiento dentro de sus
posibilidades; l) Derecho a recibir un tratamiento personaliza-
do en un ambiente apto con resguardo de su intimidad, siendo
reconocido siempre como sujeto de derecho, con el pleno respe-
to de su vida privada y libertad de comunicación; m) Derecho a
no ser objeto de investigaciones clínicas ni tratamientos expe-
rimentales sin un consentimiento fehaciente; n) Derecho a que
el padecimiento mental no sea considerado un estado inmodi-
63 Ver, entre otros: Córdoba, Marcos M., Normas jurídicas que atienden a los discapacita-
dos, La Ley 28/03/2011); Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Río Negro, A. M. I.
Nº 1 c. A., J. V. s/ insania s/ casación, sentencia del 16-VI-11, voto del Dr. Sodero Nievas, LL Pa-
tagonia 2011 (octubre), 481, con nota de Yuba, Gabriel; DJ 14/12/2011, 31; Cámara de Apela-
ciones en lo Civil y Comercial de Mar del Plata, sala III, C., P. A. S/ Insania, Expte. N° 149093,
sentencia del 5-X-11.
64 El consentimiento es una expresión de voluntad del paciente, previa la información que
se considere necesaria, de aceptar o rechazar una práctica, y que liga contractualmente a dos ti-
tulares (médico y paciente), perfectamente individualizables. El consentimiento informado es
un derecho del paciente establecido por la Declaración de la Asociación Mundial de Psiquiatría
de Hawaii (1977) y de la Asociación Médica Mundial de Lisboa (1981), hoy impuesto a nivel
nacional no sólo por la Ley 26.657, sino también por su par, Ley 26.529 y modif., y la Conven-
ción sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Ley 26.378.) En el caso argentino y
en el orden federal, este derecho humano se encuentra legislado en el CCCN (arts. 55 y ss.), en
la Ley 26.529 y su reglamentación, e implementado a través de la Resolución de la Superinten-
dencia de Servicios de Salud N° 561 de fecha 26 de marzo de 2014.
234
ficable; o) Derecho a no ser sometido a trabajos forzados; y p)
Derecho a recibir una justa compensación por su tarea en caso
de participar de actividades encuadradas como laborterapia o
trabajos comunitarios, que impliquen producción de objetos,
obras o servicios, que luego sean comercializados.
235
conductas auto o heterolesivas; n) respeto y dignidad inherente
a toda persona; ñ) garantías procesales y judiciales frente a la
internación institucional y a su control; o) a la externación y al
alta médica como etapas del tratamiento; y p) no ser declarado
incapaz, insano o inhabilitado sino en los casos en que médica
y jurídicamente corresponda.65
65 Al respecto, ver: Kraut, Alfredo J., Salud mental. Tutela jurídica, Rubinzal-Culzoni,
2006, p. 143. En el ámbito federal ver: Ley 26.529, reglamentada por Decreto 1089/2012.
236
constitucional integral y en todas sus facetas se revela la ne-
cesidad de preservar un derecho humano. El acceso a la salud
se cristaliza con el proceso judicial de protección al incapaz,
quien requiere el auxilio del llamado proceso justo en cuyo tra-
zado no puede prescindirse de un amplio informe social.”66
237
mental, y coloca al Estado como su principal garante, no sólo
a través de políticas y acciones positivas, sino también por vía
presupuestaria.
67 Para un análisis más específico del tema, puede consultarse: Kraut, Alfredo J., “Derechos
de las personas con trastornos mentales,” en Revista de derecho privado y comunitario, diri-
gida por Alegría, Héctor Eduardo/Mosset Iturraspe, Jorge, Sante Fe, Rubinzal Culzoni, 2011,
pp. 161-210.
238
humanos son requeridos para proveer la atención y el cuidado
que necesitan aquellos que sufren trastornos mentales y para
proteger y promover la salud mental. Los países, especialmen-
te aquellos con recursos limitados, necesitan establecer políti-
cas, planes e iniciativas definidas a fin de promover y apoyar
la salud mental.”68 La inversión en salud, en el ámbito de la
CABA, asimismo, está contemplada en el art. 20 de su Cons-
titución, en tanto reconoce que “…El gasto público en salud
es una inversión social prioritaria. Se aseguran a través del
área estatal de salud, las acciones colectivas e individuales de
promoción, protección, prevención, atención y rehabilitación,
gratuitas, con criterio de accesibilidad, equidad, integralidad,
solidaridad, universalidad y oportunidad…”.
68 OMS, Invertir en salud mental, Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias,
Organización Mundial de la Salud, Ginebra, 2004, p. 3; http://www.who.int/mental_health/
advocacy/en/spanish_final.pdf.)
239
La norma impone el deber de promover el mantenimiento de
vínculos, contactos y comunicación de las personas internadas
con sus familiares, allegados y con el entorno laboral y social,
salvo en aquellas excepciones que por razones terapéuticas de-
bidamente fundadas establezca el equipo de salud interviniente
(art. 14). Deberes, todos ellos, que se condicen con la obligación
de las autoridades de salud de cada jurisdicción, en coordina-
ción con las áreas de educación, desarrollo social, trabajo y
otras que correspondan, en la implementación de acciones de
inclusión social, laboral y de atención en salud mental comuni-
taria, tales como: Consultas ambulatorias; servicios de inclu-
sión social y laboral para personas después del alta institucio-
nal; atención domiciliaria supervisada y apoyo a las personas y
grupos familiares y comunitarios; servicios para la promoción
y prevención en salud mental, así como otras prestaciones tales
como casas de convivencia, hospitales de día, cooperativas de
trabajo, centros de capacitación socio-laboral, emprendimien-
tos sociales, hogares y familias sustitutas (art. 11).
240
El art. 16 indica que la internación de pacientes deberá hacer-
se con la firma de dos profesionales o técnicos integrantes del
equipo interdisciplinario, uno de los cuales debe ser necesaria-
mente psicólogo o médico psiquiatra.
241
Las internaciones involuntarias deben estar justificadas, de-
ben ser por un tiempo mínimo y quedan restringidas y sujetas
a control por un Órgano de Revisión en el que participarán
organismos de derechos humanos. Se propicia que las inter-
naciones, siempre por lapsos breves, se efectúen en hospitales
generales: éstos –si se cumple la ley– no podrán negarse a reci-
bir a estos pacientes porque esto “será considerado acto discri-
minatorio.” Pasados sesenta días de una internación voluntaria
(es decir, aquella iniciada con el consentimiento del paciente o
de su representante legal) debe notificarse al juez competente
y al órgano de revisión. En este caso, el juez debe decidir si
mantiene la internación como tal o la transforma en una inter-
nación involuntaria, que como corolario impide que la persona
internada pueda dejar el establecimiento por su sola voluntad
y, al mismo tiempo, la existencia de un riesgo cierto e inminen-
te para sí o terceros.
69 Ver, al respecto, entre otros, Famá, M.V. / Herrera, M./ Pagano, L.M., op. cit., p.82.
242
Es provechoso indicar que, conforme el art. 28 de la Ley 26.657,
las internaciones de salud mental deben realizarse en hospita-
les generales. A tal efecto los hospitales de la red pública deben
contar con los recursos necesarios.70 El rechazo de la atención
de pacientes, ya sea ambulatoria o en internación, por el sólo
hecho de tratarse de problemática de salud mental, será consi-
derado acto discriminatorio en los términos de la Ley 23.592.
70 Con el objetivo de mejorar la infraestructura en materia de salud mental, por Resolución
del Ministerio de Salud 1586-E/17, se creó el “Programa nacional de subsidios para el mejo-
ramiento en calidad de salud mental y adicciones en dispositivos de salud mental y viviendas
asistidas”, para remodelación, ampliación o puesta en valor.
71 En caso de que la prolongación de la internación fuese por problemáticas de orden social,
el Juez deberá ordenar al órgano administrativo correspondiente la inclusión en programas so-
243
Autoridad de aplicación.
Órgano de revisión
244
En lo que a la CABA se refiere, para el ejercicio presupuestario
2018 aprobado por Ley CABA 5915, se fijaron $ 2.817.025.513
para el área de salud mental, lo que representa el 1,26% del pre-
supuesto total de gastos y el 8,05% del presupuesto asignado a
salud (gastos corrientes y de capital).
245
existencia o no de consentimiento, situación judicial, situación
social y familiar.73 Dicho censo debe reiterarse con una periodi-
cidad máxima de dos años.
73 Los resultados del censo todavía no han sido publicados en la Dirección de Estadística e
Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación (www.deis.gov.ar).
246
portamiento, así como proponer aquellas medidas adecuadas
para el tratamiento de las adicciones.
74 El que ordena que “Los servicios y efectores de salud públicos y privados, cualquiera sea
la forma jurídica que tengan, deben adecuarse a los principios establecidos en la presente ley.”
75 Los nuevos estándares de intervención en materia de defensa de las personas con disca-
pacidad se ven aún más profundizados, a partir del art. 41, inc. d) del Código Civil y Comercial
de la Nación y el art. 47 de la Ley 27.149 (Ley Orgánica del Ministerio Público de la Defensa.)
247
en cualquier momento. El juzgado deberá permitir al defensor
el control de las actuaciones en todo momento.
76 Ver art. 39 de la Ley 26.657. Cabe indicar que mediante Resolución 15/15 de la Secretaría
Ejecutiva del Órgano de Revisión se aprobó el procedimiento de selección de las organizacio-
nes referidas en el art. 39, incs. d), e) y f ) del Decreto 603/13 reglamentario de la Ley 26.657;
declarándose abierto el procedimiento de selección correspondiente.
77 Cfr. intervención de la Senadora Rojkes de Alperovich, Versión Taquigráfica del Sena-
do, 24-11-10, p.113. Ver también la Ley 26.682, que aprueba el Marco Regulatorio de Medici-
na Prepaga.
78 Cfr. Resolución 1/18 de la Secretaría Ejecutiva del Órgano de Revisión.
248
caso puede significar reducción de personal ni merma en los
derechos adquiridos de los mismos” (art. 27).
79 La Ley 2440/91 de Río Negro dice: “Queda prohibido la habilitación y funcionamiento
de manicomios, neuropsiquiátricos o cualquier otro equivalente, público o privado, que no se
adecue a los principios individualizados en dicha ley.”
80 Se debe promover el desarrollo de dispositivos tales como: consultas ambulatorias; ser-
vicios de inclusión social y laboral para personas después del alta institucional; atención domi-
ciliaria supervisada y apoyo a las personas y grupos familiares y comunitarios; servicios para
la promoción y prevención en salud mental, así como otras prestaciones tales como casas de
convivencia, hospitales de día, cooperativas de trabajo, centros de capacitación sociolaboral,
emprendimientos sociales, hogares y familias sustitutas (art. 11). Como nota interesante y ex-
periencia anterior a la Ley 26.657, en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires desde 1999
se vino ejecutando, como precedente, el Programa de Rehabilitación y Externación Asistida
(PREA) como fruto de la decisión política de revertir la realidad del manicomio, con apoyo del
personal asistencial y recursos del hospital público (Woronowski, Mario, “Efecto natural del
manicomio,” Página 12, 17-09-15.)
249
como cada una de las intervenciones del equipo interdiscipli-
nario.
81 Al respecto ver: Kraut, Alfredo J. / Diana, Nicolás, “La salud mental en la Ciudad Autó-
noma de Buenos Aires: ¿Un problema de interpretación judicial?”, JA, 2002-IV-1023, y “La
salud mental ante la ley en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ¿Permanece como un proble-
ma de interpretación judicial?”, JA, 2004-III-1017.
250
En tal sentido, con el propósito de avanzar en el cumplimiento
de la Ley CABA 448, en diciembre de 2005 se creó la Dirección
General de Salud Mental cuya función es diseñar e implemen-
tar los ejes estratégicos de gestión del sector. Esta modificación
en la estructura organizativa tenía por finalidad fortalecer el
desarrollo de las políticas en salud mental y generar una eficaz
asignación, coordinación y control de los recursos disponibles.
En 2018 esta Dirección General enfatizará sus acciones en los
siguientes aspectos: Avanzar en la implementación de las re-
des de contención socio-económicas y sanitarias; progresar en
el desarrollo de las obras de infraestructura necesarias para el
proceso de desinstitucionalización de los pacientes con trastor-
nos mentales; desarrollar programas de prevención y atención
de temas centrales como violencia y adicciones; integrar el re-
curso humano interdisciplinario a las estructuras de guardia
para el abordaje conjunto de la problemática emergente en las
áreas de urgencia; continuar la recuperación edilicia de los es-
tablecimientos del sector para albergar a la población que no
pueda incorporarse en el proceso de reintegración social.82
251
MSGC/07); 2) Programa de Prevención, Asistencia y Rein-
serción Social en Droga-dependencia (Resolución 530/SS/97);
3) Programa de Asistencia en Red de Violencia (Resoluciones
318/SS y 1234/SS/03); 4) Programa de Investigación y Vigi-
lancia Epidemiológica en Salud Mental (PIVESAM) (Resolu-
ción 1044/SS/2004); 5) Programa AdoP - AdoPi - Programa
de Atención Domiciliaria Psiquiátrica - Psicológica - Social
Programada para Pacientes en Situación de Crisis (Resolución
2200 /MSGC/06); 6) Programa Hiv-Sida y Salud Mental (Re-
solución 1044/SS/04); 7) Programa Salud Mental Desastres y
Desarrollo (Resolución 1234/03); 8) Programa de Prevención y
Rehabilitación en Salud Mental (Resolución 1317/MSGC/15);
9) Programa Emprendimientos Sociales (Resolución 893/
MSGC/07); 10) Programa “Residencias”; 11) Programa Salud
Mental y Derechos Humanos (DI-2015-67-DGSAM). Esto
bajo la coordinación de la Dirección General de Salud Mental
y el Consejo General de Salud Mental (cfr. arts. 6° y 7°, Ley
CABA 448).
252
Foto: Lucía Gaido
253
El CCCN, internación
y capacidad84
254
pacidad de ejercicio. Toda persona humana puede ejercer por
sí misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente
previstas en este Código y en una sentencia judicial”. Se refuer-
za la noción de capacidad como principio general, siendo las
únicas excepciones admisibles aquellas contempladas bajo el
género denominado restricciones al ejercicio de la capacidad,
bajo los recaudos establecidos por la legislación (art. 24 inc.
c), art. 31 y ss. CCyC). La capacidad también era la regla en
el código vigente hasta el 31/07/2015 (conf. arts. 52, 140, 141
y concs.). Sin embargo, como efecto del ya referido control de
constitucionalidad/convencionalidad imperativo de las nor-
mas reglamentarias, nuestro país debía superar la concepción
decimonónica de la incapacidad civil, propia del modelo mé-
dico vigente en el Código Civil; en efecto, tras la sanción de la
Convención de Naciones Unidas, el ordenamiento civil había
devenido violatorio de los estándares internacionales conteni-
dos en dicha Convención, poniéndose en crisis su ajuste con-
vencional y constitucional.”89
89 Kemelmajer de Carlucci, Aída /Fernández, Silvia E. /Herrera, Marisa, “Bases para una
relectura de la restricción a la capacidad civil en el nuevo Código,” LL, 18/08/2015, p. 1 ss.
90 Ver Garay, Oscar, Tratado Práctico de la Legislación sanitaria, Buenos Aires, La Ley,
2010, tomo II, capítulo 35.
255
General de las Naciones Unidas del 13 de diciembre de 2006-
en cuyo Preámbulo -los apartados m) y n) , en especial-, se
enfatiza y reconoce la importancia de las contribuciones que
pueden efectuar las personas con discapacidad para al avance
de la sociedad y la importancia que recobra, en este sentido,
la autonomía e independencia individual, incluida la libertad
de tomar sus propias decisiones para alcanzar ése y otros fines
propuestos en la Convención. Importa, en particular, destacar
este apartado en donde se reconoce la trascendencia de las per-
sonas con discapacidad y de los aportes que ellas efectivamente
brindan a la sociedad.
256
mite la capacidad de ejercicio de tales personas; 2) determinar
quiénes pueden ser protegidos por esos procesos, las personas
legitimadas para iniciarlos, las facultades y deberes judicia-
les, el régimen de la prueba; 3) reconocer las nuevas figuras
como las redes de apoyo; 4) priorizar los aspectos personales,
sociales y familiares de esas personas por sobre los patrimonia-
les; 5) fijar pautas generales para los traslados e internaciones
para evitar todo tipo de abusos; 6) sistematizar las normas
sobre validez y nulidad de los actos celebrados por las mismas.
Metodología que resulta razonable, desde que vigentes las nor-
mas de la CDPD y la LSM, se viene a conformar, junto con las
disposiciones de los ordenamientos procesales, el “microsiste-
ma” correspondiente. En el aspecto sustantivo se implementan
dos sistemas, uno de incapacidad genérica —declaración de
incapacidad— y otro de capacidad genérica —declaración de
capacidad restringida—, ambos flexibles y graduales, con el
objetivo central de asegurar toda la libertad posible otorgándo-
le al mismo tiempo la protección necesaria (arts. 31 inc. a) y b);
32). El juez, en la sentencia, debe determinar la extensión y al-
cance de la incapacidad y designar representantes o apoyos. Si
considera que la persona está en situación de conservar su ca-
pacidad con limitaciones o restricciones, declara los límites o
restricciones a la capacidad y señala los actos y funciones que
no puede realizar por sí mismo. A fin que la persona tome su
decisión le designará los apoyos necesarios (art. 38). La revi-
sión de la sentencia declarativa puede tener lugar en cualquier
momento, a instancias del interesado. En los supuestos del art.
32, debe ser revisada por el juez en un plazo no superior de tres
257
años (art. 40). En realidad, como se ha señalado, no se trata
de “revisar” la sentencia, sino la situación de la persona de-
clarada incapaz o con capacidad restringida, para que, en un
eventual pedido de rehabilitación, observándose el trámite que
la misma norma establece, se revise la sentencia.”91
91 Berizonce, Roberto O., “Normas procesales del Código Civil y Comercial de la Nación.
Personas con capacidades restringidas,” LL, 2015-C, 735.
92 Para consultar derechos mínimos protectorios de las personas con sufrimiento mental
(extensiones de los derechos fundamentales), ver: Kraut, Alfredo J., Los derechos de los pa-
cientes, op. cit.
93 Art. 32. “Persona con capacidad restringida y con incapacidad. El juez puede restrin-
gir el ejercicio de la capacidad de una persona mayor de TRECE (13) años cuando no pue-
da comprender total o parcialmente la naturaleza y consecuencias de determinados actos por
cualquier modo, medio o formato adecuado, siempre que estime que del ejercicio de su plena
capacidad puede resultar un daño grave a su persona o a sus bienes.”
94 Cuando la persona, con discapacidad mental, se encuentre absolutamente imposibilita-
da de interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por cualquier modo, medio o for-
mato adecuado, y el sistema de apoyos resulte ineficaz, el juez puede declarar la incapacidad y
designar un curador (art. 32).
95 Cárdenas, Eduardo José/Grimson, Ricardo/Álvarez, José Atilio, El juicio de insania y la
internación psiquiátrica, Buenos Aires, Astrea, 1985, p. 76.
258
El nuevo Código prevé la entrevista personal del juez con el in-
teresado, la posibilidad de toma de medidas cautelares y los
requisitos de la sentencia con relación a la acreditación del be-
neficio que reportará la decisión para la persona y el derecho-
deber de revisión de la sentencia conforme a lo normado por el
art. 40. En definitiva, el CCCN es fiel, también en este aspecto,
a lo dispuesto por la CDPD, en cuyo art. 12, ap. 4, se impone a
los Estados asegurar que las medidas relativas al ejercicio de
la capacidad jurídica respeten los derechos, la voluntad y las
preferencias de la persona, que no haya conflicto de intereses
ni influencia indebida, que sean proporcionales y adaptadas a
las circunstancias de la persona, que se apliquen en el plazo
más corto posible y que estén sujetas a exámenes periódicos
por parte de una autoridad o un órgano judicial competente,
independiente e imparcial. Las salvaguardias serán proporcio-
nales al grado en que dichas medidas afecten a los derechos e
intereses de las personas.96
96 Ver Caramelo, Gustavo / Picasso, Sebastián / Herrera, Marisa, Código Civil y Comercial
de la Nación. Comentado, Buenos Aires, Infojus, 2015, pp. 80-100; Olmo, Juan Pablo /Me-
nossi, María Paula, “Capacidad jurídica y salud mental: aplicación del nuevo Código Civil y Co-
mercial con relación al tiempo,” RCCyC 2015 (julio), 61.
259
persona pueda causarse un daño de entidad o damnificar a
terceros97 (conductas auto o heterolesivas). Se requiere que esa
lesividad sea, previsible, inminente.98 Lo primero en cuanto a
que el accionar desplegado por el sujeto permita predecir una
lesión para sí o para un tercero. Lo inminente alude a la impo-
sibilidad de frenar el resultado predecible por otro medio sus-
titutivo del encierro. La internación es, por tanto, una medida
restrictiva y excepcional que tiene como finalidad el bien exclu-
sivo de la persona, no su simple reclusión.
97 Ver capítulo VII Ley 26.657. En la Provincia de Mendoza se rechazó la acción resarcitoria
incoada por un hombre que había sido denunciado por su ex esposa e hija por lesiones y ame-
nazas quien al concurrir a la comisaria fue detenido y su internación finalmente ordenada con
intervención del Fiscal Correccional en turno en la causa penal. Se consideró entonces que la
internación fue legítimamente dispuesta atendiendo al particular estado en que se encontraba
el actor y que solo permaneció en la situación restrictiva de libertad 4 días (Cámara 4a de Ape-
laciones en lo Civil, Comercial, Minas, de Paz y Tributaria de Mendoza, 08-VIII-11, F., E. D. c.
Provincia de Mendoza, RCyS 2012-I, 177.)
98 Cfr. art. 20 inc a), Ley 26.657-
99 Se considera que el concepto discapacidad psicosocial” o “discapacidad mental” es prefe-
rible a “paciente psiquiátrico o mental” o “paciente con afecciones o padecimientos mentales”
por entender que aquellos se compadecen con el modelo social de discapacidad, atento la dis-
criminación y la exclusión que les impiden a estas personas ejercer sus derechos en igualdad de
condiciones y asumir el rol de ciudadanos.
260
genérico a la intimidad, cuenta con el derecho a la confidencia-
lidad de su tratamiento, salvo consentimiento por escrito que
lo autorice.100 Tiene derecho a no ser objeto de experimentos
y a raíz de los Principios de Salud Mental 11 (2) se prohíbe la
esterilización y se limitan los tratamientos psicoquirúrgicos.
La internación es un derecho en beneficio de la persona y bajo
ningún concepto podrá ser aplicada si existe otro medio alter-
nativo de tratamiento. La persona tiene derecho a oponerse a
una transferencia institucional injustificada salvo acreditado
beneficio esperado para la persona. Por supuesto, cuenta con
el derecho al egreso y al alta médica y a la consecuente repa-
ración de los daños originados en la internación o retención
institucional arbitrarias. No menos importante es el derecho a
la rehabilitación y resocialización de las personas con discapa-
cidad.101
261
La eliminación de la internación policial y de urgencia refle-
ja un importante avance; las autoridades públicas colaboran
y sólo pueden trasladar a una persona “cuyo estado no admita
dilaciones y se encuentre en riesgo cierto e inminente de daño
para sí o para terceros, a un centro de salud para su evalua-
ción. En este caso, si fuese admitida la internación, debe cum-
plirse con los plazos y modalidades establecidos en la legisla-
ción especial. Las fuerzas de seguridad y servicios públicos de
salud deben prestar auxilio inmediato” (art. 42).
102 Ver De Asis Roig, Rafael, “Sobre la Capacidad (pp.14-31); Bach, Michael, “El derecho a
la capacidad jurídica en la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas con disca-
pacidad: conceptos fundamentales y lineamientos para una reforma legislativa” (pp. 55-107);
Palacios, Agustina, “Reinterpretando la capacidad jurídica desde los derechos humanos. Una
nueva mirada desde la Convención de los Derechos de las personas con Discapacidad” (p. 201),
y Bariffi, Francisco, “Capacidad Jurídica y Discapacidad: una visión del derecho comparado”
(pp. 289-332) en: Palacios, Agustina/Bariffi, Francisco (coord..), Capacidad Jurídica, Disca-
pacidad y Derechos Humanos, Buenos Aires, Ediar, 2012.
103 Ver: Bariffi, Agustin, “Capacidad Jurídica y capacidad de obrar de las personas con dis-
capacidad a la luz de la Convención de la ONU,” en la obra colectiva Hacia un Derecho de la
Discapacidad en homenaje al Profesor Rafael de Lorenzo, Pérez Bueno, L. C. (Dir.), Pamplo-
na, Thomson Reuters Aranzadi, 2009.
262
Como lo ha recordado cierta jurisprudencia, frente a la situa-
ción de vulnerabilidad, “la Constitución Nacional prioriza la
igualdad real de oportunidades y de trato y el pleno goce y ejer-
cicio de los derechos en ella contenidos, como así también en los
tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en
particular, respecto de los niños,104 las mujeres, los ancianos y
las personas con discapacidad (art. 75, inc. 23)… el artículo 31
del nuevo Código Civil y Comercial establece, en su inciso a),
que la capacidad general de ejercicio de la persona humana se
presume, aun cuando se encuentre internada en un estableci-
miento asistencial, agregando el inciso f) que deben priorizarse
las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos
y libertades. A su vez, el art. 34 dice que «Durante el proceso, el
juez debe ordenar las medidas necesarias para garantizar los
derechos personales y patrimoniales de la persona».”105
104 Ver: Famá, María Victoria, “Capacidad progresiva de niñas, niños y adolescentes en el
Código Civil y Comercial,” LL, 20/10/2015, 1.
105 CNACiv., Sala H, “T., O. F. y otro c/L. V. S. y otro s/ Medidas Precautorias”, 13-VIII-
2015.
106 Ver Garay, O., Tratado…, ob. cit., pp. 632-667.
107 Garay, O., Tratado…, ob. cit., pp. 667-895.
263
conforme surge de la armónica interpretación del “Bloque de
Constitucionalidad Federal”,108 los tratados –fuera de los pre-
vistos en el art. 75 inc. 22 con análogo valor a la Constitución
con los alcances allí señalados– tienen superioridad a las leyes.
Por lo que, ante cualquier duda sobre el significado o interpre-
tación de una norma inferior, es el tratado el que ha de primar.
La reforma incorpora los principios básicos que deben presidir
cualquier regulación avanzada, racional, protectoria del uso de
medios coercitivos o arbitrarios en detrimento de personas es-
pecialmente vulnerables.109
108 Puede verse: Manili, Pablo Luis, El Bloque de Constitucionalidad, La Ley, 2003; Ge-
lli, María Angélica, Constitución de la Nación Argentina. Comentado y Concordada, La Ley,
2008, 4ª ed.; Bidart Campos, Germán, Manual de la Constitución Reformada, Buenos Aires,
Ediar, 2006.
109 Ver Barrios Flores, Luis Fernando, “Uso de medios coercitivos en Psiquiatría: retrospec-
tiva y propuesta de regulación”, Derecho y Salud, Vol. 11, Núm. 2, Jul-Dic. 2003, pp. 155-163;
Kraut, Alfredo, Salud Mental. Tutela Jurídica, cit., Capítulo 8, pp. 237- 299.
264
Colofón
265
Frente a la Ley 26.657, a nivel nacional, y frente a la Ley CABA
448, a nivel local, el operador jurídico tiene tanta responsabili-
dad en esta tarea como la poseen todos los profesionales de la
salud, el Estado Nacional, las Provincias y la CABA. Debemos
evitar que la actividad jurídica se desplace, como lo viene ha-
ciendo, “desde la adquisición del conocimiento a su comunica-
ción persuasiva, desde la comprensión a la argumentación;”113
omitiendo asumir su rol social y carácter eminentemente prác-
tico. El límite en todo esto no son las normas. El límite es el
hombre, continente y contenido de todo el sistema jurídico.
266
ciones e informes de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, y las opiniones consultivas y sentencias de la Cor-
te Interamericana de Derechos Humanos, dentro del sistema
del Pacto de San José de Costa Rica,115 en la Convención sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo
facultativo,116 por vía del control de convencionalidad y ahora,
en especial, con la sanción de la Ley 26.657.
267
Las solas normas no bastan, se requiere educación y compro-
miso de la sociedad en su conjunto para que tal como lo dispone
la Convención sobre Personas con Discapacidad, en su art. 1°,
se promueva, proteja y asegure el goce pleno y en condiciones
de igualdad de todos los derechos humanos y libertades funda-
mentales por todas las personas con discapacidad, y el respeto
de su dignidad inherente.
268
Foto: Lucía Gaido
269
¿Qué hacer cuando
parece no haber mucho
por hacer?
El derecho a una vivienda adecuada de las personas afectadas en su
salud mental y la falta de políticas públicas acordes a su situación.
271
Foto: Lucía Gaido
272
Introducción
1 Vegh Weiss Valeria, La Perspectiva de los Derechos Humanos: el nuevo paradigma en sa-
lud mental, Revista Institucional de la Defensa Pública de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Edición N° 7, Julio de 2015, pág. 143, disponible en https://www.mpdefensa.gob.ar/bi-
blioteca/pdf/revista7.pdf [sitio consultado el 28-03-2018]
273
personas, y el desentendimiento de su responsabilidad en la
promoción de políticas públicas de inclusión social en sustitu-
ción de las anteriores instituciones terapéuticas monovalentes.
274
procede a su inclusión como beneficiarios del genérico subsi-
dio habitacional establecido por el Decreto local 690/062 (mo-
dificado por los Decretos 960/08, 167/11, 239/13 y 637/16) y,
ocasionalmente, a la implementación de la modalidad de pago
tutelado, sin dejar de ser soluciones a corto plazo que no sólo
no resuelven el problema de fondo, sino que, además, tienden a
agravar la realidad y la exclusión que ya de por sí enfrentan los
individuos involucrados.
275
Marco normativo
276
tes deben adoptar medidas positivas para lograr el disfrute del
derecho a la salud, sobre todo “ (…) en los casos en que los parti-
culares o los grupos no están en condiciones, por razones ajenas
a su voluntad, de ejercer por sí mismos ese derecho con ayuda de
los medios a su disposición” (artículo 37).
277
(…)” sin verse “(…) obligadas a vivir con arreglo a un sistema de
vida específico” (artículo 19 inciso a) y en su “(…) acceso a una
variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial
y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la asis-
tencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia
y su inclusión en la comunidad y para evitar su aislamiento
o separación de ésta” (artículo 19 b). Además, la Convención
también prevé que “(…) Los Estados Partes reconocen el derecho
de las personas con discapacidad a un nivel de vida adecuado
para ellas y sus familias, lo cual incluye alimentación, vesti-
do, y vivienda adecuados, y a la mejora continua de sus con-
diciones de vida (…)” (artículo 28 inc. 1).
278
construcción social, y está vinculada a la concreción de los de-
rechos al trabajo, al bienestar, a la vivienda, a la seguridad
social, a la educación, a la cultura, a la capacitación y a un
medio ambiente saludable” (artículo 2).
279
por parte del Estado en virtud de su particular condición de
vulnerabilidad. De esta forma, mediante este nuevo abordaje,
el foco de atención dejó de colocarse en la comunidad temerosa
por el eventual daño que pudiese causar el paciente10- como
ocurría con anterioridad a la aparición de todo el plexo nor-
mativo previamente descripto- y ubicó a la persona en un lugar
preponderante, obligando al Estado a garantizar que su pade-
cimiento y su especial situación no conlleven al desmedro de
sus derechos.
10 Casado V., “El lugar del loco en el discurso jurídico: qué ha cambiado y qué no”, Revista
Institucional de la Defensa Pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Edición N° 7, Ju-
lio de 2015, pág. 34, disponible en https://www.mpdefensa.gob.ar/biblioteca/pdf/revista7.pdf
[sitio consultado el 28-03-2018]
280
Prestaciones habitacionales
en el ámbito de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
281
igualmente el GCBA les hace entrega de una suma mensual de
dinero para que puedan cubrir total o parcialmente sus costos
habitacionales, sin diferenciar si el individuo puede adminis-
trar dinero, si cuenta con alguna red de contención familiar o,
siquiera, si está en condiciones de vivir solo.
282
Con relación a este punto, corresponde destacar que varias de
las personas que requieren de la asistencia del Ministerio Pú-
blico de la Defensa y que también resultan beneficiarios de los
programas habitacionales establecidos por el Ministerio de De-
sarrollo Humano y Hábitat del GCBA son personas solas que,
producto de sus vaivenes habitacionales, la carencia de lazos
afectivos, y sus respectivas historias de vida, entre otros fac-
tores, presentan diversos grados de dificultad mental, sin que
por ello hayan sido declaradas incapaces judicialmente. Por tal
motivo, no sólo no cuentan con familiares, sino que tampoco
disponen de la asistencia de curadores o representantes legales
que puedan coadyuvarlos en la administración de los fondos
que perciben, o la toma de sus decisiones habitacionales.
283
programa habitacional y efectivamente encuentran un lugar
donde vivir, en general terminan alquilando alojamientos que
no sólo no reúnen condiciones básicas de habitabilidad, sino
que tampoco les aseguran estabilidad habitacional. Sumado
a ello, en muchas ocasiones los propietarios de estos lugares
abusan de la vulnerabilidad de sus inquilinos, cobrándoles su-
mas que no condicen que el estado del inmueble y terminan
pidiéndoles que se retiren por no poder sostener pautas de con-
vivencia. Como consecuencia de ello, dichas personas vuelven
a requerir ayuda al Ministerio Público de la Defensa para ges-
tionar nuevos pagos ante el GCBA, recayendo así en un círculo
vicioso que no llega a satisfacer ni siquiera en forma cercana
sus verdaderas necesidades.
284
El rol del Ministerio Público
de la Defensa de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
285
A tal fin, y con el objeto de brindar una defensa más adecua-
da a sus consultantes- particularmente en el caso de personas
que padecen trastornos de salud mental- poder comprender
cabalmente sus intenciones y lograr transmitirles el rango de
alternativas disponibles, resulta imprescindible que los letra-
dos pertenecientes a la Defensa Pública trabajen en conjunto
con profesionales de otras áreas, como trabajadores sociales y
psicólogos para poder realizar un abordaje interdisciplinario
que permita mejorar las estrategias de defensa e incorporar
nuevos métodos de resolución de conflictos que sean acordes a
la situación particular del asistido12.
286
Conclusión
287
trategias de defensa, enfatizar las falencias de los programas
existentes y promover nuevos diseños e innovaciones en las po-
líticas públicas existentes que tiendan a su inclusión y el forta-
lecimiento de sus capacidades.
288
Bibliografía
Casado V., “El lugar del loco en el discurso jurídico: qué ha cambiado y qué
no”, Revista Institucional de la Defensa Pública de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, Edición N° 7, Julio de 2015, disponible en https://www.
mpdefensa.gob.ar/biblioteca/pdf/revista7.pdf [sitio consultado el 28-03-
2018]
Equipo de Psicólogos de Cuerpo de Mediación- Secretaría Jurisdiccional De-
fensoría General de la CABA, Método Alternativo de Resolución de Con-
flictos. Una mirada interdisciplinaria, Revista Institucional de la Defensa
Pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Edición N° 3, agosto
de 2012, disponible en https://www.mpdefensa.gob.ar/attachments/arti-
cle/4438/revista_institucional_3.pdf sitio consultado el 28-03-2018]
Vegh Weiss Valeria, La Perspectiva de los Derechos Humanos: el nuevo para-
digma en salud mental, Revista Institucional de la Defensa Pública de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Edición N° 7, Julio de 2015, dispo-
nible en https://www.mpdefensa.gob.ar/biblioteca/pdf/revista7.pdf [sitio
consultado el 28-03-2018]
289
Todo lo que usted
siempre quiso saber
sobre salud mental
pero no se atrevió
preguntar
por Alfredo Kraut
290
Películas, cortos Obras
y series de arte
1. Doce hombres en pugna 1. El grito
(Edvard Munch)
2. Cabo de miedo
2. Papel Maché
3. Primal Fear.
(Marco Cavallo)
Las dos caras de la verdad
3. Autoretrato
(Van Gogh)
291
Frases
1. Imaginemos ahora un hombre a quien, además
de a sus personas amadas, se le quitan la casa,
las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo
lo que posee: será un hombre vacío, reducido al
sufrimiento y la necesidad, falto de dignidad y de
juicio, porque a quien lo ha perdido todo fácilmente
le sucede perderse a sí mismo; hasta tal punto que
se podrá decidir sin remordimiento su vida o su
muerte prescindiendo de cualquier sentimiento
de afinidad humana; en el caso más afortunado,
apoyándose meramente en la valoración de su
utilidad. Comprenderéis ahora el doble significado
del término «campo de aniquilación», y veréis
claramente lo que queremos decir con esta frase:
yacer en el fondo. (Primo Levi, Si esto es un
hombre).
2. “Pueblo que no regresa, pueblo que no progresa”.
3. “Historia Est Magistra Vitae”. Cicerón.
4. Si usted es capaz de temblar de indignación
cada vez que se comete una injusticia en el mundo,
somos compañeros”. Ernesto “Che” Guevara.
5. “Nadie es completamente loco ni completamente
cuerdo las 24 horas del día”.
6. “Donde hay un sueño hay un camino”
5. Sumisión
Libros (Michel Houellebecq)
1. La guerra y la paz 6. El prezzo de la folia
(Leon Tolstoi) (Paolo Cendon)
2. Si esto es un hombre 7. Responsabilidad civil
(Primo Levi) de los médicos
3. El hombre que amaba los perros (Alfredo Kraut, Ed. Mosset
(Leonardo Padura) Iturraspe)
293
III
Opinión
294
295
Sumario:
296
Feminismo
Deconstructivo y
Economía
del Cuidado:
¿Igualdad o “In-diferencia”
de Género?
Nadia Solange Aguayo1
1 Nadia Solange Aguayo. Secretaria de Primera Instancia en la Defensoría General de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. Abogada (UBA), graduada con Diploma de Honor. Estudios de post-grado en Derecho Ad-
ministrativo (UCA), Derecho Constitucional y Derechos Humanos (Universidad de Salamanca), en Magistra-
tura (Escuela del Servicio de Justicia de la Nación-UNLAM) y de Doctorado en Ciencias Jurídicas (USAL).
Docente de Derechos Humanos (Carrera de Post-grado, UP) y Autora de diversos trabajos en materia de De-
rechos Humanos y Constitucional, Derecho Administrativo y Filosofía del Derecho
297
Foto: Lucía Gaido
1 Rodríguez Enríquez, Corina, “Economía feminista y economía del cuidado. Aportes con-
ceptuales para el estudio de la desigualdad”, Revista Nueva Sociedad, Nº 256, marzo-abril de
2015.
298
Cuidado, desigualdad
sistémica y violencia
contra la Mujer
299
del trabajo “hogareño” no remunerado en el proceso de acumu-
lación capitalista, y sus implicancias en términos de explota-
ción de las mujeres, tanto por parte de los capitalistas como de
los maridos5.
también trabajo, trabajo doméstico. La iniciativa generó una importante literatura, escindién-
dose luego de la perspectiva marxista.
5 Véase Rodríguez Enríquez, Corina, “Análisis económico para la equidad: los aportes de
la economía feminista”, Saberes – Revista de Ciencias Económicas y Estadística, Nº 2, 2010.
6 Véase Esquivel, Valeria, La economía del cuidado en América Latina. Poniendo a los cui-
dados en el centro de la agenda, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
Panamá, 2011.
300
Así concebido, el cuidado refiere, no solamente a las actividades
destinadas a atender las necesidades de las personas que por su
edad o por sus condiciones o capacidades, son consideradas
dependientes (niños y niñas, personas mayores, enfermas o con
alguna discapacidad), sino también las que se dirigen a aque-
llas personas en condiciones de auto-proveerse dicho cuidado
—o independientes—.7
7 Véase Rodríguez Enríquez C. y Pautassi L., La organización social del cuidado de niños y
niñas. Elementos para la construcción de una agenda de cuidados en Argentina, ELA/CIEPP/
ADC, Buenos Aires, 2014; Rodríguez Enríquez C., La economía del cuidado: un aporte con-
ceptual para el estudio de políticas públicas, documento de trabajo No 44, Centro Interdisci-
plinario para el Estudio de Políticas Públicas, 2005; Esquivel V., La economía del cuidado en
América Latina, ob. cit. en nota 6; Pautassi L. y Zibecchi Carla (coords.), Las fronteras del cui-
dado. Agenda, derechos e infraestructura, ELA/Biblos, Buenos Aires, 2013.
8 En la Ciudad de Buenos Aires, el 70% del trabajo de cuidado es realizado por mujeres,
mientras solo el 30 % restante, lo realizan varones (conf. datos oficiales, Dirección de Estadís-
ticas de la Ciudad de Buenos Aires, véase https://www.cronista.com/economiapolitica/El-tra-
bajo-domestico-no-remunerado-equivale-al-134-del-PBI-porteno-20180313-0094.html).
301
todos los días haya fuerza de trabajo disponible, el sistema eco-
nómico9 no podría funcionar. Se trata por ende, de un tipo de
actividad imprescindible e ineludible para el sostenimiento de
la estructura social imperante. No obstante y en comparación
con el trabajo pago, se halla social y económicamente depre-
ciada. Paralela y consecuentemente, el trabajo de cuidado es
invisible: son escasos los ámbitos –por no decir inexistentes–
en los cuales se cataloga y contabiliza como “horas de trabajo”
el tiempo que se dedica a actividades “domésticas”10 tales como
planificar o preparar la comida; planificar o hacer compras;
preparar, lavar, ordenar o planchar la ropa; ordenar o limpiar
la casa; cuidar a los hijos, ayudarlos con los deberes, llevarlos
al colegio, etc.
302
tribución desigual entre los ámbitos públicos y privado11: las fa-
milias asumen casi exclusivamente la responsabilidad del cui-
dado. Luego, también en el ámbito privado, la responsabilidad
se distribuye de manera desigual entre varones y mujeres12.
11 Esa forma de organización social del cuidado deriva históricamente de los regímenes de
bienestar, en los que la cuestión del cuidado fue considerada como responsabilidad principal
de los hogares (y dentro de ellos, de las mujeres). De este modo, la participación del Estado
quedó reservada para aspectos muy específicos (por caso, la educación escolar) o como com-
plemento de los hogares cuando las situaciones particulares lo ameritaran (por ejemplo, para
el caso de hogares en situaciones de vulnerabilidad económica y social).
12 Conforme los datos aportados por el INDEC en la Encuesta sobre Trabajo No Remune-
rado y Uso de Tiempo, correspondiente al tercer trimestre de 2013, la tasa de participación y
tiempo promedio diario dedicado por los varones al trabajo doméstico no remunerado corres-
pondía a un 57,9% y 3,4 horas, mientras que en el caso de las mujeres la proporción era de un
88,9% y 6,4 horas diarias.
13 En efecto, los hogares pertenecientes a diferentes estratos económicos cuentan con dis-
tintos grados de libertad para decidir la mejor manera de organizar el cuidado de las perso-
nas. Las mujeres que viven en hogares de ingresos medios o altos cuentan con la oportunidad
de adquirir servicios de cuidado en el mercado (salas maternales o jardines de infantes priva-
dos) o de pagar por el trabajo de cuidado de otra mujer (una empleada de casas particulares).
Esto alivia la presión sobre su propio tiempo de trabajo de cuidado no remunerado, liberán-
dolo para otras actividades (de trabajo productivo en el mercado, de autocuidado, de educa-
ción o formación, de esparcimiento). Estas opciones, sin embargo, se encuentran limitadas o
303
cae sobre la mujer), ni todo lo que se terceriza se des-feminiza.
Al contrario, también fuera del hogar, para realizar las tareas
de cuidado, las familias buscan (porque es lo que encuentran):
jardines maternales (no paternales), empleadas domésticas
(no empleados domésticos), niñeras (no niñeros) y enfermeras
(y no enfermeros).
directamente no existen para la enorme mayoría de mujeres que viven en hogares de estratos
socioeconómicamente bajos. En estos casos, la presión sobre el tiempo de trabajo de las muje-
res puede ser superlativa y las restricciones para realizar otras actividades (entre ellas, la par-
ticipación en la vida económica) son severas. De este modo, la organización social del cuidado
resulta en sí misma un vector de reproducción y profundización de la desigualdad.
14 La Ley 26.485, Ley de Protección Integral a las Mujeres, define en su artículo 5º, inciso 4,
a la violencia económica y patrimonial como aquella que “[…] se dirige a ocasionar un menos-
cabo en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a través de: a) La perturbación de
la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes; b) La pérdida, sustracción, destrucción, reten-
ción o distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bie-
nes, valores y derechos patrimoniales; c) La limitación de los recursos económicos destinados
a satisfacer sus necesidades o privación de los medios indispensables para vivir una vida dig-
na; d) La limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario menor por
igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo”.
304
noscabo en los recursos económicos de la mujer; en este caso,
con un origen y proyección en el ámbito socio-cultural.
15 Texto completo del artículo 5º, inciso 5, de la Ley 26.485: “Simbólica: La que a través de
patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca domina-
ción, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación
de la mujer en la sociedad”.
305
mercado laboral16 o soporte una doble jornada laboral; en parte
fuera, en parte dentro del hogar. Mitad visible, mitad invisible.
16 Conforme la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) el 45,7%
de las mujeres en cuyo hogar hay niñas o niños menores de 7 años, se encuentran fuera del
mercado laboral; y solo el 10% de los hombres se encuentra en esa misma situación. Fuen-
te: https://www.cepal.org/es/infografias/consolidar-politicas-integradas-cuidado [consulta-
do 28-2-2018].
17 En efecto, tal como nos referimos anteriormente, esta situación se evidencia en el texto de
la Ley de Protección Integral a las Mujeres al hablar de violencia simbólica y de su reproducción
en la sociedad mediante patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos que natura-
lizan la subordinación de la mujer en la sociedad. Viene al caso recordar las declaraciones de Hil-
da “Chiche” Duhalde al expresar que “[…] tiene que entrar en el debate nacional si la mujer está
preparada para ejercer la política per se”, y agregó que: “[l]a mujer no participa masivamente
en política. Aún es más cosa de hombres” (“Chiche mandó a las mujeres a lavar los platos”, Dia-
rio Página 12, 16/08/2013, https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-226926-2013-08-16.
html); o bien, los dichos de Sergio Massa cuando, en alusión a la división de roles con su mujer,
se jactó: “Nosotros dividimos muy bien los roles: en casa manda ella y en la política mando yo”
(“Galmarini: «CFK está enferma, le deseo lo mejor»”, Revista Noticias, 13/01/2014, http://noti-
cias.perfil.com/2014/01/13/cfk-esta-enferma-le-deseo-lo-mejor-pobre).
306
Ciertamente, este estado de cosas restringen severamente las
oportunidades de participar en condiciones igualitarias en el
mercado laboral. Por ello, creemos que abordar la cuestión de
la organización del cuidado es crucial cuando se aspira a cons-
truir sociedades más igualitarias.
18 Para este tema, véase Rodríguez Enríquez C. y Pautassi L., La organización social del cui-
dado de niños y niñas. Elementos para la construcción de una agenda de cuidados en Argenti-
na, ob. cit. en nota 7; Esquivel V., La economía del cuidado en América Latina, ob. cit. en nota
6; Pautassi L. y Zibecchi Carla (coords.), Las fronteras del cuidado. Agenda, derechos e infraes-
tructura, ob. cit. en nota 7.
19 Véase Rodríguez Enríquez C., “La cuestión del cuidado: ¿el eslabón perdido del análisis
económico?”, Revista de la CEPAL, Nº 106, abril 2012.
20 La original habla también de “paternales”.
307
vidades de cuidado21, y d) transformar los estereotipos de género
en torno del cuidado, desnaturalizando su feminización.
21 Véase Rodríguez Enríquez C. y Pautassi L., La organización social del cuidado de niños
y niñas. Elementos para la construcción de una agenda de cuidados en Argentina, ob. cit. en
nota 7; Rodríguez Enríquez C., La economía del cuidado: un aporte conceptual para el estudio
de políticas públicas, ob. cit. en nota 7.
22 Nancy Fraser es una intelectual feminista estadounidense, profesora de ciencias políti-
cas y sociales. Considera que la justicia es un concepto complejo que comprende varias dimen-
siones: la distribución de recursos, el reconocimiento y la representación, sugiere una síntesis
de elementos de la Teoría crítica y el post-estructuralismo para superar la “falsa antítesis” en-
tre ambos y para alcanzar una comprensión más completa de los temas sociales y políticos a
los cuales se abocan ambas escuelas de pensamiento. Fraser aboga por un acercamiento neo-
pragmático a éstas para obtener un análisis democrático de las instituciones sociales y de los
movimientos sociales.
308
El colectivo femenino como
Comunidad Bivalente
y el Dilema Redistribución-
Reconocimiento
309
nados es la forma habitual de corregirlas en la esfera simbóli-
co-cultural. Por citar dos casos emblemáticos: no es lo mismo
la clase indigente intentando des-diferenciarse de las clases so-
ciales más aventajadas, mediante una correcta redistribución
de cargas y beneficios, que la comunidad homosexual en busca
del reconocimiento y el respeto de su identidad. La afirmación
de la identidad del colectivo GLTTB23, ha sido, de hecho, el ca-
mino para la restitución progresiva de los derechos de las per-
sonas que lo integran.
23 Que en nuestro país se congregó en la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) —inte-
grada por personas gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales— cuyo objetivo es velar
por la no discriminación de las personas en razón de su orientación sexual e identidad de género.
24 Desde esa perspectiva, la injusticia que padecen es esencialmente un asunto de reconoci-
miento; son víctimas del heterosexismo que determina la construcción autoritaria de normas
que privilegian la heterosexualidad y conllevan la devaluación de la homosexualidad. Son ob-
jeto de discriminación y violencia y se les niegan sus derechos legales y una igual protección.
Ciertamente, son también víctimas de graves injusticias económicas, por ejemplo, si se les nie-
gan beneficios de la seguridad social o el acceso a ciertos empleos. Pero esas injusticias, lejos de
estar arraigadas en la estructura económica-social, derivan de una estructura cultural-valora-
tiva injusta. Es por ello que la manera de corregir la injusticia es el reconocimiento. Porque es
310
La fórmula parece simple: inequidades derivadas de una in-
justa distribución, se resuelven con estrategias redistributivas;
inequidades ocasionadas por el irrespeto cultural, requieren
soluciones de reconocimiento. Como consecuencia de la correc-
ción de las primeras, la distinción entre el grupo desaventajado
y los otros, se desvanece. Como consecuencia de la corrección
de las segundas, la distinción se mantiene. Solo que el grupo
desaventajado se “re-jerarquiza”.
Por cierto –al igual que ocurre con muchos grupos a los que
Fraser califica como híbridos—, el colectivo femenino se ve
afectado por un cúmulo de desigualdades que se entrelazan y
se refuerzan dialécticamente. La economía y las desventajas
económicas restringen su igual participación en el mercado al
mismo tiempo que la cultura androcéntrica continúa deter-
minando valoraciones sexistas. Sin embargo, nadie se atreve a
señalar a ciencia cierta cuál de estas injusticias (mala distribu-
preciso cambiar las valoraciones culturales (y sus expresiones legales) que privilegian la hetero-
sexualidad, niegan igual respeto a homosexuales y rehúsan reconocer la homosexualidad como
una manera legítima de ser sexual. Se trata de revalorizar una sexualidad despreciada, conce-
der un reconocimiento positivo a la especificidad de los homosexuales.
311
ción socioeconómica y erróneo reconocimiento cultural) es la
causa y cuál, a su vez, es el efecto directo de la otra.
312
dientes de la estructura económica y no son meramente super-
estructurales; con lo cual no pueden ser reparadas solamente
con la redistribución económico-política, sino que requieren
soluciones adicionales e independientes de reconocimiento. En
efecto, es necesario cambiar las valoraciones culturales —así
como sus expresiones legales— que privilegian la masculinidad
y niegan igual respeto a las mujeres. La lógica, consecuente-
mente, se vale de la afirmación de la especificidad del grupo
devaluado –el colectivo femenino—.
313
De la Afirmación
de la Identidad a la
Transformación de los
modelos
314
ayuda material necesaria, dejan intactas las estructuras de
grupos que generan las desventajas. El efecto colateral (inde-
seado, desde luego) suele ser que la clase menos favorecida que-
de marcada como inherentemente deficiente e insaciable, como
si siempre necesitara más. Las soluciones transformativas, en
el otro extremo, combinan programas universales de bienes-
tar social, tributación progresiva, políticas macroeconómicas
dirigidas a la generación de empleo, un sector público amplio,
etc. Tienden a socavar la diferenciación entre clases: reducen la
desigualdad social sin “re-crear” grupos sociales estigmatizan-
tes altamente vulnerables.25
25 Es este campo, emprender únicamente acciones afirmativas conlleva el riesgo de repro-
ducir la matriz del esquema liberal benefactor; en el cual la vulnerabilidad del grupo funciona
como criterio de reasignaciones superficiales que si se vuelven permanentes, lejos de tender a
la eliminación de las diferencias, las acentúa. La atenuación del riesgo estará dada por la im-
plementación conjunta de políticas públicas estables que tiendan a la transformación de las
estructuras socioeconómicas que han dado lugar a la conformación de grupos desaventajados;
que como tales tengan en cuenta la multidimensionalidad de la pobreza; y, paralelamente, de-
berían elaborarse respuestas afirmativas a las demandas de injusticia social a través de un de-
recho social de emergencia, que se constituyese en un estadio preliminar y provisorio, capaz de
operar una vez admitidas sus limitaciones frente a la necesidad de romper con las estructuras
económicas que generan la situación de base.
Tal tarea, claro está, requiere de grandes, complejos y transversales esfuerzos político-institu-
cionales y sociales de largo plazo. Sin embargo, no es un dato novedoso que la conquista de de-
rechos es un proceso gradual que muchas veces debe nutrirse con la obtención de resultados
parciales.
Ambos tipos de acciones deberían atender a todas las facetas comprometidas por las desigual-
dades que padece el grupo.
Puntualmente, el diseño del derecho social de emergencia —de respuestas afirmativas— debe-
ría ponderar todas las dificultades que enfrenta un referente grupal paradigmático. Así, debería
instar acciones afirmativas inmediatas, que aunque no apuntasen directamente a transfor-
mar la estructura político-económica subyacente, permitiera el acceso a condiciones materia-
les básicas —como la preservación de la integridad física, la salud, el acceso a la alimentación,
a una vivienda digna y educación, a un trabajo remunerado, a la asistencia psicológica, a un
tratamiento médico— que, en la cotidianeidad de quienes padecen graves carencias materia-
les, pueden tener un impacto real que, a largo plazo, combinadas con el escenario que se vaya
construyendo a través de políticas públicas más universales, tiendan a la eliminación del grupo.
Tan peligroso como creer que con este tipo de medidas se puede satisfacer las demandas de
315
En el plano cultural, un ejemplo de las primeras está asociado
al multiculturalismo que propone superar la falta de respeto
mediante la revalorización de las identidades de grupo injus-
tamente devaluadas, pero deja intacto tanto el contenido de
esas identidades como de las diferencias de grupo implícitas.
Acciones transformativas, en ese ámbito, por otra parte, están
asociadas con la idea de deconstrucción. La eliminación de la
falta de respeto se busca a través de la transformación de la es-
tructura cultural-valorativa subyacente. Por ejemplo, en el caso
de las comunidades sexuales devaluadas, el objetivo transfor-
mativo no es consolidar una identidad gay, sino de-construir
316
la dicotomía homo-hetero con el fin de desestabilizar todas
las identidades sexuales. La diferencia crucial con la política
de identidad gay, que tiende a aumentar las diferenciaciones
entre grupos conforme al sexo, es que está orientada a desesta-
bilizarlas a largo plazo.
317
turalmente, que luego, esas estructuras simbólicas repercuten,
también en la posición de la mujer en el mercado laboral.26 En
particular, uno de los factores que podría explicar las mayores
dificultades de acceso al mercado de trabajo remunerado, es,
ciertamente, que las tareas del cuidado recaigan mayoritaria-
mente sobre el universo femenino. Por esa misma razón, aun-
que acciones afirmativas —como el establecimiento de cupos
o el aumento de los permisos— ayudan a paliar esas dificulta-
des y mejoran, de hecho, la situación individual de muchísimas
mujeres, no resuelven la desigualdad de base.
26 Al mismo tiempo, ha determinado una división interna del trabajo remunerado, reser-
vando a las mujeres el servicio doméstico y el de “cuello rosado”.
318
La de-construcción
empieza por casa
319
todas aquellas situaciones familiares que a juicio del legislador
merecen protección especial, han sido reglamentadas en clave
femenina.
30 Las diferencias, en rigor, son significativas. Abordaremos la cuestión de las inequidades
que resultan de la aplicación simultánea de una multiplicidad de regímenes laborales con di-
ferencias significativa, en nuestro trabajo Aguayo, Nadia Solange y Colla, Ángeles, “Feminis-
mo Deconstructivo: Maternidad y Cuidado en la Legislación Laboral” (próximo a publicarse
en esta misma revista).
31 El tema específico de la reglamentación de la dicotomía en la reglamentación de las licen-
cias por maternidad y paternidad, lo abordamos en nuestro trabajo Aguayo, Nadia Solange y
Colla, Ángeles, ya citado.
32 Ídem.
33 La brecha de la desigualdad real depende del marco normativo específico. Así mientras,
algunas reglamentaciones son burdamente desiguales, otras están a la vanguardia del Dere-
cho Comparado Internacional. Así, por ejemplo, el Reglamento del Poder Judicial de la CABA
320
A simple vista, estamos frente a una legislación protectoria de
la mujer. Sin embargo, todo indica que en el mercado laboral
esa “superprotección” legal funciona como una desventaja para
el colectivo femenino.
(Res. CM Nº 170/2014) consagra una licencia por paternidad de dos meses, e idéntico derecho
reconoce en situación de co-maternidad (conf. art. 45). De manera tal que la asimetría es noto-
riamente menor que la que se produce en la mayoría de los sistemas laborales.
321
Si nace un hijo
- Ese plazo podría extenderse por hasta 6 meses más si: el nacimiento
es múltipled, el niño es prematuroe, se le diagnostica enfermedadf o dis-
capacidadg o sencillamente porque la madre lo decida, aun cuando no
percibiera haberesh.
Si adopta un hijoi
- Va a faltar. - No va a faltarn.
322
sentar el pensamiento o la conducta de ningún empleador en
particular y mucho menos, sugerir nada acerca de las actitudes
concretas que adopten las madres o los padres –que, en última
instancia, dependerán de los deseos, valoraciones y posibilida-
des individuales de cada familia— sino que, por el contrario,
pretendemos graficar la dicotomía entre géneros que expresa
el modelo legal y la forma en que esa asimetría estigmatiza a
la mujer, al estereotiparla como un sujeto menos predispuesto
para dedicarse al trabajo remunerado. Asimismo, ha sido nues-
tra intención demostrar las razones por las cuales las mujeres
pueden parecer sistemáticamente menos atractivas que los va-
rones, sin por ello pretender formular un juicio de valor abarca-
tivo de todas las situaciones en que alguien prefiera contratar a
un varón antes que a una mujer.
34 De hecho, conforme la LCT la paternidad se rige por lo dispuesto en el artículo 158, ubi-
cado en el CAPITULO II, régimen a las licencias especiales, incluido a su vez, en el TITULO
V (“De las Vacaciones y otras Licencias”). La maternidad, por su parte, está regida por los artí-
culos 177 y siguientes del CAPITULO II (De la protección de la maternidad) del TITULO VII,
dedicado al “Trabajo de Mujeres”.
35 Cynthia de Paz y Lucía Cirmi Obón, “La economía de cuidado en la agenda para el desa-
rrollo”, Revista del Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Benjamín Hopenhayn,
Nº 2, junio 2014, pág. 19.
323
trario; muchas veces ese tipo de normas son la resultante de
reivindicaciones afirmativas del colectivo femenino que, preci-
samente, han intentado paliar el hecho de que, en la realidad,
la mayoría de las mujeres está obligada a conciliar ambos tipos
de tareas.
36 La única diferencia entre los dos supuestos (que el cuidado es doméstico y que el cuidado
es femenino) es que en este trabajo, no nos ocupamos de de-construir el modelo de distribu-
ción social del cuidado entre las instituciones públicas y la familia, mientras que la de-cons-
trucción de la división sexual intra-familiar está en el centro de nuestra preocupación.
324
higienizar a los niños, cobijarlos, hacerlos dormir, despertarlos,
preparar la comida, limpiar la casa, y en general realizar las
diversas actividades que incluye el cuidado, sea que se encuen-
tren o no, en directa relación con el cuidado de los niños).37
37 Véase Gala Díaz Langou y Florencia Caro Sachetti, Más días para cuidar: Una propuesta
para modificar el régimen de licencias desde la equidad, Recomendación 193, Área de Desa-
rrollo Social, Programa de Protección Social, CIPPEC, Octubre de 2017.
38 Todas o algunas.
325
a La extensión del plazo puede variar de un régimen a otro. No obstante, lo más usual es que
las reglamentaciones ronden los valores referidos.
b Que es lo que prevén en general todos los regímenes aplicables en nuestro país. Por citar
dos ejemplos, la LCT, en su artículo 177, establece que “[q]ueda prohibido el trabajo del perso-
nal femenino durante los cuarenta y cinco (45) días anteriores al parto y hasta cuarenta y cin-
co (45) días después del mismo. Sin embargo, la interesada podrá optar por que se le reduzca
la licencia anterior al parto, que en tal caso no podrá ser inferior a treinta (30) días; el resto del
período total de licencia se acumulará al período de descanso posterior al parto”; mientras que
el Reglamento del Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires plantea una licen-
cia de nuestro 4 meses (Art. 44: “[p]arto normal y simple: 120 (ciento veinte) días corridos
por parto, distribuidos, en 2 (dos) períodos, uno anterior, de 30 (treinta) días, y otro posterior
al parto, de 90 (noventa) días corridos. Sin embargo, acreditando autorización médica, podrán
solicitar la reducción del período previo, en cuyo caso se extenderá proporcionalmente el pe-
ríodo posterior. Este criterio se aplicara también cuando el parto se adelante respecto de la fe-
cha probable del mismo”).
c Es el plazo del régimen general de la LCT aplicable a todo el país. El artículo 158 prescribe
que “el trabajador gozará” (entre otras licencias especiales), “a) Por nacimiento de hijo, dos (2)
días corridos”, es decir, ocho días menos que los diez que le corresponden por casarse (cfr. el in-
ciso b) del mismo artículo). Y lo mismo que si tuviera que rendir un examen en la enseñanza
media o universitaria (de acuerdo con lo que prevé el inciso e) de la misma norma).
d Vgr. Inciso II, Art. 44 del Reglamento del Poder Judicial CABA, “En todos los supuestos
que a continuación se prevén, las Magistradas, Funcionarias y Empleadas tienen derecho a li-
cencia extraordinaria con percepción de haberes debiendo acreditar con suficiente antelación
la fecha probable del alumbramiento mediante certificado médico. II) Nacimientos múltiples:
60 (sesenta) días corridos a partir del vencimiento de la licencia por maternidad estipulada en
el punto I. La Magistrada, Funcionaria o Empleada tendrá derecho a la licencia posterior al
parto en toda la extensión prevista en este artículo, aun cuando su hijo/a naciera sin vida, o fa-
lleciere a poco tiempo de nacer”.
e Art. 177 LCT: “[…] En caso de nacimiento pre-término se acumulará al descanso posterior
todo el lapso de licencia que no se hubiere gozado antes del parto, de modo de completar los
noventa (90) días”.
f Por ejemplo, el inc. III del art. 44 del Reglamento del Poder Judicial de la CABA dispo-
ne que “En todos los supuestos que a continuación se prevén, las Magistradas, Funcionarias y
Empleadas tienen derecho a licencia extraordinaria con percepción de haberes debiendo acre-
ditar con suficiente antelación la fecha probable del alumbramiento mediante certificado mé-
dico. III) Nacimiento de niña/o con discapacidad o alguna afección en la salud que requiera
una mayor atención física o psicológica: 60 (sesenta) días corridos a partir del vencimiento de
la licencia por maternidad estipulada en el punto I”.
g Vgr., la ley 24.716 establece que la madre trabajadora en relación de dependencia tiene de-
recho a seis meses de licencia sin goce de sueldo ─desde la fecha del vencimiento del período de
prohibición de trabajo por maternidad─ por el nacimiento de un hijo con Síndrome de Down.
h Art. 183, LCT: “La mujer trabajadora que, vigente la relación laboral, tuviera un hijo y con-
tinuara residiendo en el país podrá optar entre las siguientes situaciones: […] c) Quedar en si-
tuación de excedencia por un período no inferior a tres (3) meses ni superior a seis (6) meses.
Se considera situación de excedencia la que asuma voluntariamente la mujer trabajadora que
326
le permite reintegrarse a las tareas que desempeñaba en la empresa a la época del alumbra-
miento, dentro de los plazos fijados”.
i Si bien existen regímenes que reconocen iguales derechos a trabajadores y trabajadoras, la
mayoría de los regímenes aplicables en nuestra Sociedad, o no prevén la adopción, o reconocen
un mejor derecho a las madres. Para un análisis detallado de esa legislación, véase Aulicino C.,
Cano E., Díaz Langou G. y Tedeschi V., Licencias: protección social y mercado laboral. Equi-
dad en el cuidado, Documento de Trabajo Nº 106, CIPPEC, junio de 2013.
j Por ejemplo las empleadas públicas y docentes de la Provincia de Tierra del Fuego tienen
derecho a una licencia de 180 días (cfme. Aulicino C., Cano E., Díaz Langou G. y Tedeschi V.,
Licencias: protección social y mercado laboral. Equidad en el cuidado, Documento citado).
k Por ejemplo, los empleados públicos de las Provincias de Catamarca, Entre Ríos, San Luis
o Santa Fe (entre otras) no tienen derecho a tomarse ningún día de licencia por adopción
(ídem).
l La propia LCT prevé que “[…] En los establecimientos donde preste servicios el número
mínimo de trabajadoras que determine la reglamentación, el empleador deberá habilitar sa-
las maternales y guarderías para niños hasta la edad y en las condiciones que oportunamente
se establezcan” (Art. 179).
m Vgr. el art. 48 del Reglamento del Poder Judicial de la CABA prevé el “derecho a una re-
ducción horaria de hasta 3 (tres) horas diarias durante 5 (cinco) días corridos con goce de ha-
beres por adaptación escolar de hijo/a en los niveles de jardín maternal, preescolar y primer
grado, siempre que el establecimiento se encuentre fuera del lugar de trabajo…”. En el caso, se
trata, en rigor, de un permiso concedido sin distinción de género. No obstante, lo citamos aquí,
porque conceptualmente, se corresponde con un permiso por adaptación escolar.
n Los regímenes laborales reconocen este derecho a los varones, solo excepcionalmente y
para supuestos extraordinarios. Tal es el caso del Convenio de Trabajo para el Personal de la
Construcción, que exige se trate de “enfermedad o de accidente grave” del hijo (e inclusive de
otros familiares), que el trabajador demuestre que el menor ”esté a su exclusivo cargo”, y siem-
pre que cuidado “el cuidado sea indispensable para la vida del (menor) y si dicho obrero o em-
pleado es la única persona que puede hacerlo”. En caso (insiste la norma) de que todo ello esté
“comprobado”, “el empleador se compromete a conceder el permiso “necesario” para atender al
paciente. Es decir, el plazo queda a criterio del buen criterio y corazón del empleador.
327
Para seguir reflexionando.
¿Igualdad o Indiferencia?
39 El texto completo de la norma dice: “ARTICULO 38.- La Ciudad incorpora la perspec-
tiva de género en el diseño y ejecución de sus políticas públicas y elabora participativamente
un plan de igualdad entre varones y mujeres. Estimula la modificación de los patrones socio-
culturales estereotipados con el objeto de eliminar prácticas basadas en el prejuicio de supe-
rioridad de cualquiera de los géneros; promueve que las responsabilidades familiares sean
compartidas; fomenta la plena integración de las mujeres a la actividad productiva, las accio-
nes positivas que garanticen la paridad en relación con el trabajo remunerado, la eliminación
de la segregación y de toda forma de discriminación por estado civil o maternidad; facilita a
las mujeres único sostén de hogar, el acceso a la vivienda, al empleo, al crédito y a los sistemas
de cobertura social; desarrolla políticas respecto de las niñas y adolescentes embarazadas, las
ampara y garantiza su permanencia en el sistema educativo; provee a la prevención de violen-
cia física, psicológica y sexual contra las mujeres y brinda servicios especializados de atención;
ampara a las víctimas de la explotación sexual y brinda servicios de atención; promueve la par-
ticipación de las organizaciones no gubernamentales dedicadas a las temáticas de las mujeres
en el diseño de las políticas públicas”.
40 Fraser, Nancy, op. cit.
328
En el plano simbólico, ello se vincula con la naturalización de la
capacidad de las mujeres para cuidar; esto es, con la reproduc-
ción social de la idea de que las mujeres tienen mayor capacidad
para llevar a cabo esta tarea, que a su vez se construye a partir
de una diferencia biológica (la posibilidad que tienen las muje-
res y no los hombres, de parir y amamantar). Así, se presupone
que esta capacidad biológica exclusiva de las mujeres las dota de
capacidades superiores para otros aspectos del cuidado (como
encargarse de la higiene de los niños, la preparación de la comida
y, en suma, todo lo vinculado con la organización del hogar).
329
—como el de la “mujer maravilla”41, la “mujer multi-tasking”42,
o “la mujer orquesta”43 obligada a conciliar “sus” obligaciones
domésticas con las laborales— que no hacen sino consolidar las
desventajas existentes.
41 Véase “La Mujer Maravilla (o cómo conciliar vida profesional y personal)”, Diario Clarín,
Suplemento Entremujeres, 20/03/2012, https://www.clarin.com/entremujeres/trabajo/Mu-
jer-Maravilla-conciliar-profesional-personal_0_B1VuSntP7e.html.
42 Véase «Mujeres «multitasking», cada vez más valoradas y cuidadas en el mundo labo-
ral», Diario Clarín, Suplemento Entremujeres, 08/03/2013, https://www.clarin.com/entre-
mujeres/trabajo/Mujeres-multitasking-valoradas-cuidadas-laboral_0_rkByNptvQl.html.
43 http://www.siquia.com/2017/07/alcanzar-el-bienestar-siendo-mujer-orquesta-es-posi-
ble/.
44 Seis meses de licencia sin goce de sueldo desde la fecha del vencimiento del período de
prohibición de maternidad (conf. art. 1°).
45 Durante el período de licencia previsto en el artículo 1°, la trabajadora percibirá una asig-
nación familiar cuyo monto será igual a la remuneración que ella habría percibido si hubiera
prestado servicios.
330
de desigualdad de la mujer en el mercado laboral. Consecuen-
temente, creemos que tiene relevancia preguntarse si, al me-
nos en parte, la persistencia de las desigualdades que hemos
retratado a lo largo de este trabajo podrían tener alguna vin-
culación con el hecho de que este tipo de licencias aun sigan
siendo concebidas exclusivamente como un derecho o beneficio
exclusivo para las trabajadoras. Ello así porque, de acuerdo a
lo explicado, tal circunstancia podría significar —en el plano
simbólico— la reproducción de la idea de que la mujer está más
obligada que el hombre a conciliar trabajo doméstico con tra-
bajo remunerado.
331
gidos, que respetara las múltiples identidades y promoviese la
idea de que el cuidado es un tema que concierne, en todo caso,
a todos los adultos por igual.
46 En esa línea de razonamiento, proponemos un re-diseño del sistema de licencias paren-
tales universal en nuestro trabajo Aguayo, Nadia Solange y Colla, Ángeles, ya citado.
47 Véase texto completo del Art. 38 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires en nota 51.
332
IV
Documentos de
incidencia en la
discusión parlamentaria
sobre Interrupción
voluntaria del embarazo
334
335
La legalización del
aborto por personas
pertenecientes a la
comunidad académica
jurídica.
337
Foto: Lucía Gaido
338
Quienes suscriben este documento, pertenecientes a la comu-
nidad académica jurídica queremos dejar aclarado que la le-
galización del aborto se encuentra dentro de las posibilidades
legales que brinda el bloque constitucional federal vigente en
Argentina. De esta forma, buscamos aclarar cuáles son los es-
tándares internacionales y constitucionales vigentes que deben
tenerse en cuenta a la hora de discutir esta temática.
1 http://panorama.ridh.org/la-onu-pide-a-argentina-descriminalizar-el-aborto-y-liberar-
a-una-joven-presa-por-un-aborto-espontaneo/
2
339
de los derechos humanos” y no una protección absoluta del de-
recho a la vida.
340
vida como un derecho absoluto, cuya alegada protección pueda
justificar la negación total de otros derechos” lo cual se condice
con la última parte del art. 4.1 que señala que señala “nadie
puede ser privado de la vida arbitrariamente” con lo cual este
derecho reconocido –en el caso de la vida intrauterina- debe ser
ponderado a la par de otros en juego, en el caso de legalización
del aborto: salud, libertad, dignidad y libertad de las mujeres.
341
vención Americana”. Tampoco corresponde proyectar las de-
finiciones del Código Civil y Comercial contenidas en el art.
19 hacia la política criminal, en tanto las áreas del derecho civil
y el derecho penal rigen aspectos diferenciados de la vida de
las personas. No obstante la irrelevancia de esta norma para la
legalización del aborto, cabe destacar que la categoría jurídica
de “persona por nacer” evidencia una personalidad de carácter
condicionado al nacimiento con vida al igual que el Código de
Vélez Sarsfield.
3 http://feim.org.ar/2016/11/21/recomendaciones-del-comite-de-la-cedaw-al-gobierno-
argentino/
4 Protocolo para la atención integral de interrupciones legales de embarazo. Disponible en
http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000000875cnt-protocolo_ile_octu-
bre%202016.pdf
5 http://www.deis.msal.gov.ar/
342
(1 muerta por semana). Es una cuestión de igualdad en tan-
to la penalización del aborto impacta desproporcionadamente
en las personas con capacidad biológica de gestar y entre ellas,
profundiza la feminización de la pobreza al forzar a la mater-
nidad o empujar a la morbimortalidad del aborto clandestino a
quienes pertenecen a sectores populares desaventajados y con
una ciudadanía debilitada. Es una cuestión libertad y auto-
determinación en tanto mientras subsista la penalización del
aborto compone –apelando a la amenaza de cárcel- un mensaje
de maternidad obligatoria para niñas, adolescentes y mujeres
de todo el país. Es una cuestión de ciudadanía en tanto la
penalización del aborto al colocar a quienes tienen la capaci-
dad biológica de gestar en una situación de sometimiento res-
pecto de quienes no la tienen, fomenta un punto de partida
desaventajado para la construcción de la propia biografía. Es
una cuestión de laicidad en tanto la legalización del aborto al
igual que cualquier actividad legislativa no debe estar incidida
por posiciones religiosas que intentan expandir el ideario de un
credo y proyectarlo más allá de sus propios espacios de culto.
Finalmente es una cuestión de democracia en orden a que
constituye una demanda legitimada por un amplio sector de la
sociedad que justifica su debate parlamentario robusto, franco
y plural propio de los postulados que subyacen a una comuni-
dad orientada al respeto de todos los derechos, aún aquellos
que suscitan controversias.
343
Primeras firmas:
Soledad Deza – Docente de la Facultad de Derecho
M. Sofia Gandur – Aspirante a la docencia de la Facultad de Derecho
Gabriel Pereira – Docente de Posgrado de la Facultad de Derecho
Alicia Noli – Docente de la Facultad de Derecho
Augusto González Navarro – Docente de la Facultad de Derecho
Laura Casas – Docente de la Facultad de Derecho
Augusto Moykens – Docente de la Facultad de Derecho
Larisa Moris – Docente de la Facultad de Derecho
Andrés Garmendia – Abogado egresado de la Facultad de Derecho
Alfredo Espíndola – Docente de la Facultad de Derecho
Florencia Casas – Docente de la Facultad de Derecho
Pablo Martín Mercado – Docente de la Facultad de Derecho
Ariel F. Sosa – Docente de la Facultad de Derecho
Marcos Arias Amicone – Docente de la Facultad de Derecho
Martín Gandur –Abogado graduado de la Facultad de Derecho
Guido Buldurini – Docente de la Facultad de Derecho
Carlos Arias – Abogado graduado de la Facultad de Derecho
Lourdes Bascary – Docente de Posgrado de la Facultad de Derecho
Wenceslao Argiró – Docente de la Facultad de Derecho
Mariana Alvarez – Docente de Posgrado de la Facultad de Derecho
Luis María Ousset – Docente de la Facultad de Derecho
Florencia Sanna – Docente de la Facultad de Derecho
Esteban Nader – Docente de la Facultad de Derecho
Pablo Camuña – Docente de la Facultad de Derecho
Nicolás Coronel – Aspirante a la docencia de la Facultad de Derecho
Milagros Gallardo Gambetta – Docente de la Facultad de Derecho
Fernanda Doz Costa – Docente de Posgrado de la Facultad de Derecho
Martin H. Rivas – Docente de la Facultad de Derecho
Virginia Duffy – Docente de la Facultad de Derecho
344
Elena Liberatori – Jueza Contencioso Administrativo CABA
Julieta Evangelina Cano – Docente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de U.N.L.P.
Lucas Arrimada – Docente de la U.B.A.
Agustina Ramón Michel – Docente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Palermo e
investigadora adjunta del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES)
Alberto Bovino – Abogado graduado UBA
Lucía de la Vega - Docente Clínica Jurídica UBA-CELS
Maria Renee Carrizo – Docente UNCA
Cynthia Britez – Docente de la Facultad de Derecho UBA
Mauro Cristeche – Docente UNLP e Investigador de CONICET
Alejandra Muñoz - Docente de la Universidad Nacional del Nordeste
Laura Nogues Peralta – Docente en Facultad de Ciencias Jurídicas de la UNPSJ
Miguel Angel Cardella – Docente de la Universidad Nacional de Río Negro
Mariano Anton - Docente de la Universidad Nacional de Misiones
Mercedes Cavallo - Docente de la Universidad Torcuato Di Tella
Silvia Juliá - Directora Ejecutiva de Católicas por el Derecho a Decidir
Susana Chiarotti –Docente de posgrado en la UNR
Alejandra Perez Scalzi – Docente de la Facultad de Derecho (UNC)
Sofia Intile – Docente de la Facultad de Derecho U.N.T.
Mariana Barbitta – Docente de la Facultad de Derecho UBA
Margarita Trovato – Docente UBA
María Sofía Cazón - Tutora par de la Facultad de Derecho UNT
Silvia Thompson - Aspirante a la Docencia. Historia del Pensamiento Filosófico. UNT.
Noemí Marciali - Especialista en DDHH. Graduada de la Facultad de Derecho. UNT
Tomás Novillo - Docente de la Facultad de Derecho. UNT
Bruno Ovejero - Docente de la Facultad de Derecho. UNT
Mercedes Robba - Ayudante docente UBA
Marta Faur – Docente Universidad Nacional de Córdoba (Cátedra Derecho Constitucional-
Facultad de Derecho)
Mauro Benente – Director del Instituto Interdisciplinario de Estudios Constitucionales
(UNPAZ)
Jorgelina Montero – Docente investigadora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional del Comahue (FADECS- UNCOMA)
Florencia Sayago. Docente de postgrado de la Facultad de Derecho y Cs. Sociales
Julio Galup- Docente UNT
Fernando Graneros - Docente de la Facultad de Derecho UNT
Julieta Evangelina Cano - Docente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales UNLP
Patricia González Pardo –Docente UNCUYO
Indiana Guereño – Docente UBA - UNPAZ – UNLZ
Gabriela Gusis – Docente UBA y UNLP
Adrian Norberto Martin – Docente UBA-UNPAZ-UAI
Sandra Mónica Saidman – Coordinadora del Área de Género de Asociación Pensamiento Penal
Marta Monclus – Docente UBA-UNPAZ-UNQUI
Clara Piechestein – Docente UNPAZ-UBA
Canela Di Pino – Docente UNPAZ
345
Nora Alicia Cherñavsky – Docente UBA
Fernando J Sande – Docente UNPAZ
Fernando Avila – Docente UNPAZ, Universidad del Litoral y Universidad de Toronto
Lucía Castro Feijóo – Docente UNPAZ y UBA
Fernando Gauna Alsina – Docente UBA
Mario Juliano – Director ejecutivo Asociación Pensamiento Penal
Mariano Sicardi – Docente UBA - UNPAZ
Magalí Huñis – Docente UBA - UNPAZ
Maria Eugenia Covacich – Docente UNL
Mariano Gaitan – Docente UNPAZ
Ignacio Gabriel Anitua – Docente UBA-UNPAZ-UNQUI
Victoria Flores Beltrán – Docente UBA.
Andrés Gil Domínguez- Docente UBA y UNLP
Cecilia Hopp – Docente UBA
Romina Faerman – Docente UBA
Violeta Canaves- Docente Universidad Nacional de Litoral
Leticia Ronconi – Docente UBA
Elizabeth Gómez Alcorta – Docente UBA
Cristina Camaño – Docente UBA
Blas Sanchez Ovadilla – Tutor estudiantil de la Facultad de Derecho UNT
Abogadxs
Eleonora Lamm – Abogada egresada de la Universidad Nacional de Cuyo
María Elena Barbagelata – Abogada egresada de la UBA
Felicitas Rossi – Abogada egresada de la UBA
Pablo Gargiulo - Abogado egresado de la Facultad de Derecho de la UNT
Hernán Navarro – Abogado graduado de la Facultad de Derecho UNT
Agustin Martinez – Abogado egresado de la Facultad de Derecho UNT
Luisa López de la Casa - Abogada graduada de la Facultad de Derecho de la UNT
Lola Guerra – Abogada egresada de la UNC
Mariela Belsky- Abogada egresada UBA
Paula Condrac – Abogada egresada de la UNR
Lucía Doz Costa - Abogada egresada de la Facultad de Derecho de la UNT
Maria Eugenia Monte – Abogada egresada de la UNC
Rodrigo Nicolas Scrocchi - Abogado graduado de la Facultad de Derecho UNT
Julián Lopardo – Abogado graduado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales UNLP
María Eugenia Seleme – Abogada graduada en Derecho en la UNT
María Virginia Borigen –Abogada egresada de la UNT
María Jimena Ruiu – Abogada egresada UNT
Daniel Weisemberg – Abogado UNT
Rocío Moreno Ferraro – Estudiante de Abogacía de la UNT
Miryam Tufaro – Abogada del Ministerio de Salud de la Provincia de Chubut
María Jimena Gomez Roselló – Abogada egresada UNT
346
Betina Laguna Mendoza – Abogada UNT
Mariana Villarreal – Abogada UNC
Analia Mas – Docente Facultad de Periodismo y Comunicación Social UNLP y de Derecho del
IUNMA
Marianela Flores Diaz – Abogada graduada en la UNC
María Teresa Márquez – Abogada graduada en la UNC
Samanta Funes – Abogada graduada UBA
Enzo Gomez Rasjido - Abogado graduado de la Facultad de Derecho
Erika Moeykens – Abogada egresada de la Facultad de Derecho de la UNT
Maria Transito Urueña Russo – Abogada egresada de la Facultad de Derecho UNT
Edurne Cárdenas - Abogada egresada de la facultad de Derecho
Gaspar Lopez - Abogado egresado de la Facultad de Derecho UNT
Matias Ascoeta - Abogado recibido en la UNT
Carolina Alamino - Abogada Universidad de San Andrés.
Alejandra Iriarte – Abogada egresada de la Facultad de Derecho de la UNT
Luciana Gramaglio – Abogada egresada de la Facultad de Derecho de la U.N.T
Celeste Leonardi – Abogada egresada UBA
Verónica Spaventa- Abogada egresada Universidad de Barcelona
José Luis de Iriondo – Abogado egresado UNL
Raquel Asencio- Abogada egresada UBA
Myca Balaguer –Abogada egresada UNC
Celia de Bono – Abogada egresada UNT
Romina Arroyo- Abogada esgresada UNT
Matías Edmundo Albornoz –Procurador egresado UNT
María Terragno – Abogada egresada UBA
María Paula Mañueco – Abogada egresada UNCo
Estudiantes
Comisión de Estudiantes Feministas de la Facultad de Derecho U.N.T.
Esteban Galvaire Monroy – Estudiante de Abogacía de la UNT
Gerónimo Musso – Estudiante de la Facultad de Derecho de la UNT
Mauricio Ezequiel Corbella – Estudiante de Abogacía de la UNT
Ramiro Gandur – Estudiante de Abogacía de la UNT
Luciana Guillén – Estudiante de Abogacía de la UNT
Gustavo Nicolás Gabriel- Estudiante de Abogacía de la UNT
Tomás Elsinger – Estudiante de Abogacía de la UNT
Valentina Navarro – Estudiante de Abogacía de la UNT
Organizaciones
Asociación Pensamiento Penal
Clínica Jurídica de Interés Público de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales UNT
347
Monitoreo del debate sobre
legalización del aborto en
Argentina
REDAAS, ELA y CEDES
Descargar documento
349
350
Desgrabación completa
y textual de la exposición
de la escritora Claudia
Piñeiro en el plenario de
comisiones del Congreso
nacional en el debate
del proyecto de ley de
Interrupción Voluntaria
del Embarazo 1
1 El texto de la transcripción, si bien fue corregido y completado, fue tomado de la página web “La Vaca” y se
publica con permiso expreso de Claudia Piñeiro, a quien le agradecemos. Texto disponible en https://www.la-
vaca.org/notas/las-mujeres-estamos-aca-para-defender-nuestros-derechos-y-no-nos-vamos-a-retirar/
351
Foto: Lucía Gaido
352
“Muchas gracias, señoras diputadas y señores diputados.
¿Por qué estoy acá? Estoy porque soy mujer, porque soy madre
y porque soy escritora. Porque soy mujer y porque soy madre, no
lo voy a explicar. Voy a explicar: porque soy escritora estoy acá.
353
quieren imponer su punto de vista al otro. Hay una novela de
John Irving, permítanme la disgresión, que se llama Los Prín-
cipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra. En esa novela hay
un doctor, el doctor Larch, un personaje extraordinario, por-
que Irving hace esta novela monumental sabiendo de filosofa,
de ética, de historia, de medicina. El doctor Larch tiene que
llevar adelante un orfanato. En ese orfanato van las mujeres
pobres a dejar a sus hijos a quienes serán dados en adopción,
pero un día Larch se da cuenta yendo a comer con la gente que
banca ese orfanato, los que ponen plata, los ricos de Maine, que
le piden detrás de las cortinas si le pueden hacer un aborto a la
hija, y a la prima, y a la tía, y a quien sea. Y Larch dice: ´¿Por
qué yo tengo que ayudar a las mujeres pobres a tener un hijo y
a ayudar a los ricos a interrumpir un embarazo?´. Y dice Larch:
´Sabés qué: yo voy a ayudar a las mujeres pobres y las mujeres
pobres tambien van a poder hacer su aborto´. Pero Irving es
tan buen novelista que también pone punto de vista de un niño
que fue dado en adopcion y que va quedando en ese orfana-
to porque nadie lo adopta, que se llama Homero Wells. Wells
crece y se hace muy amigo de Larch, y casi tienen una relación
de padre e hijo. Sin embargo, Larch sigue pensando que tiene
el deber de ayudar a hacer un aborto a las mujeres pobres tal
como se lo piden los ricos que ponen la plata para llevar adelan-
te ese orfanato
354
palabras que se nos ocurren y la usamos. El problema es cuan-
do alguien nos quiere robar una palabra, dejarnos sin una pa-
labra. Ahí nos damos cuenta del valor, ahí deja de ser gratuito.
Y en este debate también nos están queriendo robar la palabra.
Hay un texto de un autor, Timothy Shriver, que se llama So-
bre la tiranía, donde advierte determinadas operaciones que se
dan en la democracia que conducen a situaciones cercanas a la
tiranía. Una de las cuestiones que describe es cuando un sector
de la sociedad se apropia de un símbolo, signo o palabra del que
excluye al resto de la sociedad. Eso está pasando hoy en la Ar-
gentina con la palabra vida: cada vez que alguien dice ´yo estoy
en contra de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo
porque estoy con la vida´, nos excluye a todos los que no esta-
mos de acuerdo con eso y que sí queremos una ley que permita
la interrupción: me está excluyendo a mí, a 200 escritoras, a
muchas de mis amigas, a muchos de ustedes.
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Por eso creo que hay gente que lo hace inocentemente, ingenua-
mente, pero no puedo permitir que ustedes, señores diputados,
y que los ministros de este gobierno, o que el señor Presiden-
te, pequen de ingenuos. Cuando ustedes dicen que no están de
acuerdo con una ley de interrupción del embarazo porque está
´de acuerdo con la vida´, están haciendo una operación del len-
guaje para separar a las sociedad y dejarnos afuera. Eso no lo
acepto. Se lo voy a decir al señor Presidente, por el cual tengo
una deuda tremenda por haber abierto este debate, creo que es
grandioso y que haya tomado las banderas de tantos colectivos
de mujeres que vienen luchando hace años por este debate, se
lo agradezco, pero le pido algo más: no vuelva a decir que es por
la vida, porque yo también estoy por la vida y defiendo la ley de
Interrupción Voluntaria del Embarazo.
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Y un tema más: abracemos a esas mujeres. Digámosles que no
van a ir presas, que van a poder hacerse un aborto no en condi-
ciones clandestinas sino con la misma salud que una mujer rica.
357
Asociación
de Derecho
Administrativo
de la Ciudad
Autónoma
de Buenos Aires
Comisión Directiva
Presidente
Guillermo Scheibler
Vicepresidente
Rosaura Cerdeiras
Secretaria
Natalia Mortier
Tesorero
Leonardo Toia
Vocales
Mercedes Aveldaño
Mariano Oteiza
María Eugenia Páez
Juan Antonio Stupenengo
Valeria E. Zayat
Vocales Suplentes
Ariel Caplan
Griselda Floriani
Enrique Mabromata
Leandro Otero
adaciudad.org.ar