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Anoche en el Hospital Clínico de Madrid donde estaba

ingresado por una dolencia banal, una colecistitis, fallecía


de un fallo cardiaco a los 90 añosAntonio García-
Trevijano, un luchador incansable por la libertad y el más
grande pensador político en español de todo el siglo
XX (1), cuyas obras de teoría política son las únicas
europeas modernas que se encuentran en la Biblioteca del
Congreso de los EEUU. En los años sesenta y setenta
encabezó la única oposición democrática al franquismo (el
Partido Comunista era una oposición mas totalitaria aún
que el franquismo, y el PSOE estaba de vacaciones).
Amigo personal de D. Juan de Borbón aunque
republicano, solicitaría su consejo en numerosas
ocasiones, y siempre criticaría a su hijo Juan Carlos el
haber traicionado a su padre.
A la muerte de Franco quiso promover la ruptura
democrática rechazando toda Constitución que no fuera
elaborada a través de un proceso de libertad
constituyente, donde la opción monarquía o república
debería ser votada por el pueblo y no impuesta como lo fue
por el franquismo. Encarcelado por Fraga, denunció la
traición de Suárez ("un falangista ignorante sin el menor
sentido del Estado") y los partidos legalizados,
que robaron la democracia a los españoles y la
sustituyeron por un régimen oligárquico de partidos sin
separación de poderes, cuyo único interés eran el poder, la
relevancia social y la riqueza, y sin la menor idea ni grande
ni pequeña de España. Impusieron "una Constitución al
pueblo y un Estado autonómico que es el mas
ineficiente, despilfarrador y corrupto de Occidente y que
está llevando a la ruina económica, política y social a la
nación". La doctrina política de Trevijano es la que está
inspirando hoy a la oposición radical venezolana, y es
la base de varios regímenes democráticos de la región.

Muere Antonio García-Trevijano, el jurista que soñaba con una


Tercera República
AGENCIAS
Era el fundador y presidente del Movimiento de Ciudadanos hacia la República
Constitucional, que nace en 2006, centrado en defender que en España no hay
democracia con el régimen actual

Para Trevijano, la cobardía de los presidentes de Gobierno


de la Transición ha hecho creer a los gobernados la
barbarie de que las leyes solo se cumplen mediante
consenso o acuerdos bilaterales. Esta creencia, fruto del
oportunismo y del miedo a ser tachados de
franquistas, es algo tan monstruoso que lleva
directamente a la destrucción absoluta de cualquier atisbo
de un Estado de derecho. También denuncia que la Corona
jamás se ha comprometido, mas allá de
declaraciones grandilocuentes y banales, en defensa de
la unidad de España, que es su única función constitucional
y la única justificación de la monarquía. "Es obligación
esencial mediar y solucionar los conflictos entre
instituciones, algo en lo que el monarca no ha movido un
solo dedo".
La muerte le sorprendió mientras preparaba una querella
penal contra Mariano Rajoy por ser "impulsor y
beneficiario político y personal de la corrupción", y por
"haber hecho dejación absoluta de su obligación de hacer
cumplir la Constitución y la ley y de la defensa de los
derechos humanos de los catalanes no nacionalistas", así
como por "haber permitido la utilización de edificios
oficiales y financiado con dinero público procedente del FLA
a una organización criminal para la ruptura de España, un
hecho sin precedentes en la historia política de
Europa". La desastrosa gestión de la declaración de
independencia y la aplicación de un 155 irrisorio —
dejando todas las estructuras de poder, el control de los
medios y la capacidad de coacción en manos de los
golpistas—, que improvisó unas elecciones exprés que
nadie pedía, antes de haber restaurado la democracia
secuestrada, le llevaba también a incluir en la querella a la
vicepresidenta Santamaría.
(1) Antonio García-Trevijano, como afirma la prestigiosa
University Press of America, "is a prominent figure of
Spanish politics since de late sixties, one of the most
important european intelectual figures of 20th century both
in politics and aesthetical Theory" ("es una figura
prominente de la política española desde finales de los
sesenta, una de los mas importantes figuras europeas
intelectuales del siglo XX, tanto en teoría política como
estética").
¿Cómo puede Rajoy pretender seguir siendo presidente,
sin antes someter en la urnas al veredicto de los españoles
una gestión tan desastrosa de la crisis catalana – ideada
por su “estratega” Sáenz de Santamaría – que clama al
cielo, y sus gravísimos y reiterados dislates
políticos?. Aplicó un 155 irrisorio dejando todas las
estructuras de poder, el control de los medios y la
capacidad de coacción, en manos de los golpistas, y que
improvisó unas elecciones exprés que nadie pedía, antes
de haber restaurado la democracia secuestrada por
una “organización criminal” según el auto de la juez
Lamela. Rajoy se ha mofado de los millones de
españoles que en la calle y en sus balcones le exigieron
acabar con los delincuentes de la Generalitat, a los que ha
permitido legitimar el golpe de Estado.
Por mucho que Rajoy pretenda “sostenella y no
enmendalla”, con el apoyo de los grandes medios que ha
salvado de la quiebra con nuestro dinero, la hecatombe
electoral en Cataluña generará una crisis de Estado de
consecuencias imprevisibles, y donde la oligarquía
bipartidista de la Transición se hundirá definitivamente.
Previendo esta catástrofe anunciada, el grupo de
profesores y economistas independientes¹ que venimos
denunciando reiteradamente la grosera manipulación de
la Contabilidad Nacional desde 2008, realizamos en el
Salón de Actos de la Escuela de Minas y Energía de Madrid
una exposición pública sobre el futuro político y económico
de nuestra querida y desgraciada España.

España ha experimentado el mayor

retroceso político, económico y social

respecto a los países de nuestro

entorno de todo el mundo desarrollado

Allí expusimos con hechos y cifras el desastre político,


económico y social causado por el nefasto Régimen del
78, que nos robó la democracia primero imponiéndonos
una monarquía oligárquica de partidos sin separación de
poderes, y expolió nuestra riqueza después repartiéndose
España como si fuera un solar, a cuyo fin la dividieron en
17 reinos de taifas contrarios a nuestra realidad geográfica
e histórica, a los que dotaron de todas las instituciones y
organismos propios de naciones soberanas, para enchufar
a cientos de miles de amigos. Estos funcionan con una
autonomía frente al Estado superior a la que tiene España
frente a la UE, y hasta han destruido la unidad de mercado.
No existe ninguna otro nación con mayor descentralización
del gasto – el doble de un estado federal - y a la vez con
menor control, un despilfarro anual de 100.000 millones
de euros. Como consecuencia, España ha experimentado
el mayor retroceso político, económico y social respecto a
los países de nuestro entorno de todo el mundo
desarrollado.
El desastre político
Al contrario de lo ocurrido a partir de 1989 con
las democracias populares de los países del Este, donde
las dictaduras comunistas dieron paso a verdaderos
Estados de Derecho con separación de poderes. En la
política española las élites franquistas que habían estado a
raya en lo económico en vida de Franco, la izquierda y los
nacionalistas que llevaban 40 años de vacaciones, con la
única excepción del PC, nos engañaron con la patraña de
evitar un enfrentamiento entre españoles, algo imposible
porque la democracia era la única opción posible en un
mundo democrático y con el famoso consenso, que no
era otra cosa que la renuncia a sus ideologías y principios,
para el reparto amigable del botín y el mantenimiento – hoy
por ti y mañana por mí- de lo robado.
Ley electoral: la herencia envenenada de Tarradellas contra los
independentistas
CARLOS SÁNCHEZ

Cataluña sigue con la misma ley electoral que dictó Tarradellas pese a los
drásticos cambios demográficos que ha sufrido Cataluña. Sigue beneficiando a los
soberanistas, pero menos.

Adicionalmente, se impuso un sistema electoral que


favorece escandalosamente a los nacionalistas - sus
votos valen cinco veces lo que los no nacionalistas- lo que
les ha permitido convertirse en árbitros de la formación de
gobiernos y chantajearlos sin contemplaciones, para
obtener concesiones inauditas en dinero y en soberanía
que han llevado, entre otras cosas, a un régimen fiscal en
el País Vasco que les permite el expolio de 12/13.000
millones de euros anuales al resto de España, y a la
hecatombe del 21-D, donde la negligencia de Rajoy ha
fortalecido el sentimiento independentista, que dará paso
a una situación de preguerra civil que como es imposible se
convertirá en la destrucción de la convivencia dando paso a
la coexistencia como en la Guerra Fría. Nunca se había
llegado a ese extremo de odio y de incompatibilidad para la
convivencia en una región española.
El desastre económico y social
Pero así como del desastre político son ya conscientes la
mayoría de españoles, del económico muy pocos
entienden la gravedad y la profundidad de nuestro
retroceso respecto a los países de nuestro entorno. Y
menos aún el desastre que se cierne sobre las
generaciones futuras, donde por primera vez en siglos los
hijos viven peor que los padres, y donde la gigantesca
burbuja de deuda ya imposible de devolver arruinará la vida
de los españoles durante los próximos 50 años. Y es que
las personas solo se fijan en las cifras absolutas, cuando
son las relativas - la comparación con los demás - las
únicas que permiten comprender la realidad. Hoy gracias al
espectacular desarrollo de la tecnología hay más de todo
que en 1975 tanto en España como en el último país del
planeta, dando la sensación que en economía las cosas
van bien cuando la realidad es justo la contraria.
Merrill Lynch no ve solución para Cataluña y prevé que
castigará la inversión en España
EDUARDO SEGOVIA

El pesimismo invade a los grandes inversores tras las elecciones catalanas. El


banco de inversión teme una escalada independentista, no ve ninguna solución y
anuncia un castigo a España

España ha experimentado el mayor retroceso respecto al


resto del mundo desarrollado de toda Europa. Durante 40
años España ha crecido por debajo de su potencial, tanto
que en 1975 Irlanda que tenía la misma renta per
cápita que España, 12.000 $ hoy tiene un 144% más,
68.500 $ y nosotros 28.000; tanto que nuestro potente
sector industrial ha sido aniquilado, pasando del 36 al 15%
del PIB ; tanto que de una deuda externa cero hemos
pasado a un billón de euros, una de las mayores del
mundo; tanto que casi un tercio de la clase media ha sido
destruida; tanto que la distribución de la renta y la riqueza
ha pasado a ser la más injusta de la UE, con un tercio de
los niños viviendo por debajo del umbral de la pobreza, y
tanto que han llevado a la quiebra el sistema de
pensiones y nuestros pensionistas acabarán perdiendo
casi un tercio de sus ingresos, lo que llevará a la miseria a
millones.
Hitos de este desastre fueron la destrucción de la
enseñanza pública, que ha dejado de ser el gigantesco
ascensor social que fue en el pasado. El desastroso
mecanismo de insolidaridad y desigualdad territorial. El
desguace de varias centrales nucleares casi terminadas,
que producirían hoy electricidad a la décima parte del coste
de las renovables, lo que nos lleva a pagar la electricidad
más cara de Europacuando teníamos la más barata. El
desmantelamiento industrial – "reconversión" – para entrar
en la UE a toda prisa, un peaje que ningún otro país ha
pagado. La venta a precio de saldo de las empresas
públicas por Aznar a los oligarcas para entrar en el euro sin
analizar un segundo sus consecuencias. La negación de
la burbuja inmobiliaria y de la crisis, y la comportamiento
delictivo del BdE, causa de la destrucción del sistema de
Cajas de Ahorro, la mitad del sistema financiero y refugio
seguro del ahorro popular durante 180 años.

Hitos de este desastre fueron la

destrucción de la enseñanza pública,


que ha dejado de ser el gigantesco

ascensor social que fue en el pasado

A la plaga bíblica que supuso Zapatero, le sucede un


Rajoy con poder de sobra para haber reconducido
totalmente la situación. Hizo lo contrario. Al revés de lo
prometido, elevó los impuestos sobre la clase media y
trabajadora a su máximo histórico – el doble de EEUU
después de la bajada de Trump - . Se negó a recortar en
despilfarro político, “eso ni se toca” diría, y en su lugar lo
mantuvo y financió con más de 200.000 millones de euros
a las CCAA a interés cero. En vez de pedir como Grecia un
rescate que implicaba una reducción de nuestra deuda del
50% a cambio de recortes del despilfarro político, se plegó
ante Merkel devolviendo lo prestado por las cajas alemanas
que habían financiado la burbuja inmobiliaria, algo que no
hizo ningún otro país, endeudando a los españoles en más
de 600.000 millones de euros, la mitad para devolver la
deuda a las cajas alemanas, el rescate bancario y los
agujeros de los oligarcas del IBEX, y la otra para financiar
el despilfarro autonómico fuera de control.
Y mientras tanto, el país sigue arrastrándose en medio de
su decadencia económica y social y su inmensa
podredumbre moral en un mundo que cambia a toda
velocidad y que nos sigue dejando atrás a marchas
forzadas. En palabras del mejor pensador político español,
D. Antonio García Trevijano: “El futuro de España es
absolutamente incierto, porque la tendencia que prospera
entre los españoles es la dejadez mental y moral ante los
desastres nacionales, y cualquier vaticinio requiere una
lógica que no puede contemplar las consecuencias de la
actual disolución del carácter y de la moralidad nacionales,
es decir, de la inteligencia y de la voluntad colectivas.
Puede pasar cualquier cosa, porque tenemos un monarca y
una clase política cobardes, que serían incapaces de
emplear a la jurisdicción militar como prevé el Art. 116 de la
Constitución si el Supremo no se atreve a aplicar la Ley
como se haría en cualquier Estado de Derecho, ya no
queda ni valor para eso”.
(1) Juan Laborda, J.C. Barba, J.C, Bermejo y servidor.
Aunque la mayoría prefiera las ilusiones falsas a la
realidad, España se desliza hacia un desastre económico y
social sin precedentes, cuyo momento culminante será la
quiebra de las cuentas públicas, a partir de la cual nos
espera, en palabras del economista jefe de Bloomberg
para Europa, “un largo valle de sombras”, donde van a
hacer agua todas las grandes conquistas sociales de
los últimos 50 años, desde la clase media, al sistema de
pensiones, pasando por sistema nacional de salud y las
prestaciones a los parados. Es evidente que la
incompetencia oceánica, el sectarismo radical, y la carencia
absoluta de sentido del Estado de Jose Luis Rodríguez
Zapatero han acelerado el proceso, pero no es el único
culpable. Nuestra ruina comenzó mucho antes.
Y entonces, ¿cuándo se jodió España? El origen es claro
e inequívoco: el pactismo, la frivolidad y la mediocridad
de los padres de la Transición, plasmados en la locura
colectiva del ‘café para todos’, que dio paso a un modelo de
Estado económica y políticamente inviable, en el que se
inventaron 17 autonomías, contrarias en su mayoría a la
realidad histórica y objetiva de España; a una partitocracia
totalitaria que impide la separación de poderes y somete al
Ejecutivo el resto de poderes del Estado; y a un sistema
electoral no representativo de listas cerradas, que prima a
las minorías nacionalistas, y permite a las oligarquías
partidistas, confiscar la soberanía nacional y expoliar a los
ciudadanos sin que estos tengan posibilidad de
defenderse.

Lo que la Transición heredó y destruyó.

El periodo 1959-1975 fue el de mayor crecimiento


económico de nuestra Historia, y con el mejor reparto de la
riqueza creada jamás conseguido. En solo unos años, un
reducido grupo de economistas, sin más ayuda que su
inteligencia, convertirían un país atrasado en un país
industrial. La cifra clave para demostrar ésta afirmación es
el grado de convergencia con el grupo de nueve países
que entonces constituían la CEE. De un 58,3% del PIB per
cápita español en porcentaje del PIB medio de estos nueve
países en 1959, pasaría al 81,4% en 1975, el mayor nivel
de convergencia jamás alcanzado. Y en cuanto al reparto
de la riqueza creada, la parte del trabajo alcanzaría el 56%
del PIB, frente al 45% hoy, y un cambio social sin
precedentes, la clase media pasaría del 19,8% en 1935 al
45,3% en 1975.

Pues bien, el desastre de la Transición, hundiría la


convergencia hasta el 70,8% en 1985, y 32 años
después, en 2007, el año de máxima convergencia
posterior, no había podido superar la cifra de 1975, es
decir, sería el 78,6% de los nueve países centrales, y
probablemente no lo superará tampoco en los
próximos 32 años. Por supuesto hemos crecido en
riqueza absoluta, todo el mundo lo ha hecho, pero solo la
convergencia, el crecer más que los demás, permite valorar
la realidad.

En cifras absolutas, el colapso fue tal que de un


crecimiento del 7,5% en el periodo 60-75, pasaríamos al
0,8% en 1975-85; el paro del 6% en 1974 al 36% en 1977;
la inflación del 7% al 44% a mediados del 77, y la deuda
externa superaría en tres veces las reservas del BdE. En
solo dos años colocarían España al borde del colapso,
evitado “in extremis” por Fuentes Quintana con los Pactos
de la Moncloa, que dimitiría poco después por la
irresponsabilidad de Oliart, siempre al servicio del poder,
opuesto a racionalizar el sistema eléctrico. Otra cifra
representativa: en 1975, España e Irlanda tenían la misma
renta per cápita, 10.000 dólares. Hoy incluso con la crisis,
la de Irlanda es un 40% superior a la española y la segunda
de la UE.

La época de Aznar

No es posible en tan breve espacio mencionar siquiera


muchos hechos clave y, para centrar las cuestiones de hoy,
tengo que prescindir de Felipe González, una persona llena
de luces y sombras, con gran sentido del Estado al
contrario que Zapatero, pero que en lo económico cometió
errores esenciales, la negociación de entrada en la UE por
unas prisas que, aunque comprensibles, fue un desastre
para España. Hubiéramos entrado igual sin ceder nada,
como también fue un desastre la reconversión industrial, y
la utilización de los excedentes de la Seguridad Social para
financiar al Estado, 220.000 millones de euros entre 1982-
96. En 1996, Solbes, un funcionario sin ideas y poco
trabajador, dejaría España sumida en una grave crisis y
el Estado casi quebrado.

Fue la hora de Aznar, que se encontraba en el sitio


adecuado en el momento adecuado, unos cuantos
tijeretazos al gasto, pero sobre todo la venta de las
joyas de la corona, la privatización de las grandes
empresas públicas, le permiten ordenar las cuentas y
entrar en el euro, y a partir de ahí el ciclo alcista de la
economía mundial nos llevaría en volandas: crédito
ilimitado, bajos tipos de interés, y el inicio del boom
inmobiliario garantizarían un crecimiento muy rápido. Por
eso, cuando uno oye hoy al PP decir que ellos sacaron a
España de una crisis y que lo volverán a hacer, uno no
sabe si reírse o llorar, hasta Bibiana Aído hubiera pasado
por un genio de las finanzas. Tanto es así que los dos
mayores inútiles de nuestra historia económica, Solbes y
Zapatero, consiguieron sin despeinarse crecimientos
mayores aún en la parte final del ciclo alcista.

¿Supieron Aznar y su equipo gestionar la riqueza y la


mayoría absoluta, y tomar las decisiones esenciales
para garantizar un crecimiento sostenible y regenerar
España? La respuesta es un no rotundo. Los defectos
estructurales fueron tapados por la burbuja inmobiliaria, y
no sólo no se abordaron, sino que resultaron amplificados y
consolidados. El desbarajuste autonómico, en vez de
ordenarse y limitarse, creció sin freno, y hasta el cupo
vasco, en una negociación errónea y disparatada del
ministro Rato, quedó reducido a menos de la mitad de lo
que correspondía. Los monopolios públicos con precios
regulados pasarían a monopolios privados con precios
libres. Ni contención del empleo público, ni reforma del
mercado de trabajo, ni reformas estructurales, ni nada de
nada. Y en cuanto a regenerar España, ni siquiera lo
intentaron, y hoy el PP con un líder sin convicciones,
pusilánime e incapaz se encuentran en proceso de
degeneración acelerado.
La época de Zapatero

El programa con el que Zapatero ganó las elecciones


era correcto. Señalaba los problemas y abogaba por el
cambio de un modelo económico insostenible. Pero una
vez en el poder, un Solbes abúlico y sin ganas de meterse
en problemas, que por otra parte desconocía, veía cómo la
economía crecía sin saber por qué, mientras sesteaba y
hacia sudokus, pero le daba igual, como el que la
desigualdad creciera exponencialmente y el 10% más rico
se apropiara del 70% de la riqueza; y no digamos Zapatero,
dedicado a tiempo completo a la involución de España, a
enfrentar a los españoles, a fomentar la homosexualidad y
el aborto, al ataque sin tregua al cristianismo utilizando
para ello el islamismo que aspira reconquistar Al-Andalus, a
destruir el sistema de enseñanza pública que ha dejado de
ser el ascensor social que fue en el pasado, y a la
liquidación, en suma, de la nación española, “algo discutido
y discutible”.

Pero como era obvio, todo ha llegado a su fin, acelerado


por la crisis mundial y por la delirante reacción de Zapatero
ante la misma. Primero negó la crisis, después que
estamos a punto de salir de ella, y su estrategia actual
entra en el terreno de la demencia: para retomar el
crecimiento, la chapuza de Zurbano y el cochecito
eléctrico; para arreglar el déficit, acuerdo de austeridad
con las CCAA, en 1.975 millones de euros, lo que
gastan en cafés; para ocultar la quiebra de bancos y
cajas, modificación de la Ley del Suelo; para ocultar la
quiebra de las grandes constructoras y el hundimiento
de la inversión pública, plan de infraestructuras
absurdo, el 70% se invertirá en líneas AVE, una ruina
económica y solo unos miles empleos en su
construcción, e hipotecando al Estado durante 30 años
en condiciones leoninas. ¡Eso sí que es dinero de verdad
y no el de los chorizos de medio pelo de Gürtel!

Y así las cosas, los indicadores de oferta, consumo de las


familias y mercado laboral del primer trimestre, en lugar de
estabilizarse, muestran nuevos retrocesos, y en julio se
culminará la mayor subida de impuestos de nuestra
historia, cuyo efecto negativo sobre el PIB, como
demuestran la evidencia empírica y los modelos teóricos,
será tres veces mayor consecuencia del multiplicador -
¿sabrá la Sra. Salgado qué es eso?–, lo que nos hundirá
de nuevo en una profunda recesión, que ya no podremos
arreglar emitiendo más deuda o con menores tipos de
interés. En unos meses estaremos como Grecia, pero con
el doble de tasa de paro, más del doble de funcionarios por
mil habitantes, el sistema financiero quebrado y unas
cuentas públicas desbocadas, un 70% fuera del control del
gobierno. Da igual lo que digan el gobierno y sus secuaces,
o que muchos cierren los ojos esperando un milagro. No
habrá milagro alguno. El futuro llegará inexorable, mientras
la mayoría silenciosa está más silenciosa que nunca,
contemplando cómo destruyen su futuro, el de sus hijos y el
de las próximas generaciones.
¿Cómo puede Rajoy pretender seguir siendo presidente,
sin antes someter en la urnas al veredicto de los españoles
una gestión tan desastrosa de la crisis catalana – ideada
por su “estratega” Sáenz de Santamaría – que clama al
cielo, y sus gravísimos y reiterados dislates
políticos?. Aplicó un 155 irrisorio dejando todas las
estructuras de poder, el control de los medios y la
capacidad de coacción, en manos de los golpistas, y que
improvisó unas elecciones exprés que nadie pedía, antes
de haber restaurado la democracia secuestrada por
una “organización criminal” según el auto de la juez
Lamela. Rajoy se ha mofado de los millones de
españoles que en la calle y en sus balcones le exigieron
acabar con los delincuentes de la Generalitat, a los que ha
permitido legitimar el golpe de Estado.
Por mucho que Rajoy pretenda “sostenella y no
enmendalla”, con el apoyo de los grandes medios que ha
salvado de la quiebra con nuestro dinero, la hecatombe
electoral en Cataluña generará una crisis de Estado de
consecuencias imprevisibles, y donde la oligarquía
bipartidista de la Transición se hundirá definitivamente.
Previendo esta catástrofe anunciada, el grupo de
profesores y economistas independientes¹ que venimos
denunciando reiteradamente la grosera manipulación de
la Contabilidad Nacional desde 2008, realizamos en el
Salón de Actos de la Escuela de Minas y Energía de Madrid
una exposición pública sobre el futuro político y económico
de nuestra querida y desgraciada España.

España ha experimentado el mayor

retroceso político, económico y social

respecto a los países de nuestro

entorno de todo el mundo desarrollado

Allí expusimos con hechos y cifras el desastre político,


económico y social causado por el nefasto Régimen del
78, que nos robó la democracia primero imponiéndonos
una monarquía oligárquica de partidos sin separación de
poderes, y expolió nuestra riqueza después repartiéndose
España como si fuera un solar, a cuyo fin la dividieron en
17 reinos de taifas contrarios a nuestra realidad geográfica
e histórica, a los que dotaron de todas las instituciones y
organismos propios de naciones soberanas, para enchufar
a cientos de miles de amigos. Estos funcionan con una
autonomía frente al Estado superior a la que tiene España
frente a la UE, y hasta han destruido la unidad de mercado.
No existe ninguna otro nación con mayor descentralización
del gasto – el doble de un estado federal - y a la vez con
menor control, un despilfarro anual de 100.000 millones
de euros. Como consecuencia, España ha experimentado
el mayor retroceso político, económico y social respecto a
los países de nuestro entorno de todo el mundo
desarrollado.
El desastre político
Al contrario de lo ocurrido a partir de 1989 con
las democracias populares de los países del Este, donde
las dictaduras comunistas dieron paso a verdaderos
Estados de Derecho con separación de poderes. En la
política española las élites franquistas que habían estado a
raya en lo económico en vida de Franco, la izquierda y los
nacionalistas que llevaban 40 años de vacaciones, con la
única excepción del PC, nos engañaron con la patraña de
evitar un enfrentamiento entre españoles, algo imposible
porque la democracia era la única opción posible en un
mundo democrático y con el famoso consenso, que no
era otra cosa que la renuncia a sus ideologías y principios,
para el reparto amigable del botín y el mantenimiento – hoy
por ti y mañana por mí- de lo robado.

Ley electoral: la herencia envenenada de Tarradellas contra los


independentistas
CARLOS SÁNCHEZ

Cataluña sigue con la misma ley electoral que dictó Tarradellas pese a los
drásticos cambios demográficos que ha sufrido Cataluña. Sigue beneficiando a los
soberanistas, pero menos.

Adicionalmente, se impuso un sistema electoral que


favorece escandalosamente a los nacionalistas - sus
votos valen cinco veces lo que los no nacionalistas- lo que
les ha permitido convertirse en árbitros de la formación de
gobiernos y chantajearlos sin contemplaciones, para
obtener concesiones inauditas en dinero y en soberanía
que han llevado, entre otras cosas, a un régimen fiscal en
el País Vasco que les permite el expolio de 12/13.000
millones de euros anuales al resto de España, y a la
hecatombe del 21-D, donde la negligencia de Rajoy ha
fortalecido el sentimiento independentista, que dará paso
a una situación de preguerra civil que como es imposible se
convertirá en la destrucción de la convivencia dando paso a
la coexistencia como en la Guerra Fría. Nunca se había
llegado a ese extremo de odio y de incompatibilidad para la
convivencia en una región española.
El desastre económico y social
Pero así como del desastre político son ya conscientes la
mayoría de españoles, del económico muy pocos
entienden la gravedad y la profundidad de nuestro
retroceso respecto a los países de nuestro entorno. Y
menos aún el desastre que se cierne sobre las
generaciones futuras, donde por primera vez en siglos los
hijos viven peor que los padres, y donde la gigantesca
burbuja de deuda ya imposible de devolver arruinará la vida
de los españoles durante los próximos 50 años. Y es que
las personas solo se fijan en las cifras absolutas, cuando
son las relativas - la comparación con los demás - las
únicas que permiten comprender la realidad. Hoy gracias al
espectacular desarrollo de la tecnología hay más de todo
que en 1975 tanto en España como en el último país del
planeta, dando la sensación que en economía las cosas
van bien cuando la realidad es justo la contraria.

Merrill Lynch no ve solución para Cataluña y prevé que


castigará la inversión en España
EDUARDO SEGOVIA

El pesimismo invade a los grandes inversores tras las elecciones catalanas. El


banco de inversión teme una escalada independentista, no ve ninguna solución y
anuncia un castigo a España

España ha experimentado el mayor retroceso respecto al


resto del mundo desarrollado de toda Europa. Durante 40
años España ha crecido por debajo de su potencial, tanto
que en 1975 Irlanda que tenía la misma renta per
cápita que España, 12.000 $ hoy tiene un 144% más,
68.500 $ y nosotros 28.000; tanto que nuestro potente
sector industrial ha sido aniquilado, pasando del 36 al 15%
del PIB ; tanto que de una deuda externa cero hemos
pasado a un billón de euros, una de las mayores del
mundo; tanto que casi un tercio de la clase media ha sido
destruida; tanto que la distribución de la renta y la riqueza
ha pasado a ser la más injusta de la UE, con un tercio de
los niños viviendo por debajo del umbral de la pobreza, y
tanto que han llevado a la quiebra el sistema de
pensiones y nuestros pensionistas acabarán perdiendo
casi un tercio de sus ingresos, lo que llevará a la miseria a
millones.
Hitos de este desastre fueron la destrucción de la
enseñanza pública, que ha dejado de ser el gigantesco
ascensor social que fue en el pasado. El desastroso
mecanismo de insolidaridad y desigualdad territorial. El
desguace de varias centrales nucleares casi terminadas,
que producirían hoy electricidad a la décima parte del coste
de las renovables, lo que nos lleva a pagar la electricidad
más cara de Europacuando teníamos la más barata. El
desmantelamiento industrial – "reconversión" – para entrar
en la UE a toda prisa, un peaje que ningún otro país ha
pagado. La venta a precio de saldo de las empresas
públicas por Aznar a los oligarcas para entrar en el euro sin
analizar un segundo sus consecuencias. La negación de
la burbuja inmobiliaria y de la crisis, y la comportamiento
delictivo del BdE, causa de la destrucción del sistema de
Cajas de Ahorro, la mitad del sistema financiero y refugio
seguro del ahorro popular durante 180 años.

Hitos de este desastre fueron la

destrucción de la enseñanza pública,

que ha dejado de ser el gigantesco

ascensor social que fue en el pasado

A la plaga bíblica que supuso Zapatero, le sucede un


Rajoy con poder de sobra para haber reconducido
totalmente la situación. Hizo lo contrario. Al revés de lo
prometido, elevó los impuestos sobre la clase media y
trabajadora a su máximo histórico – el doble de EEUU
después de la bajada de Trump - . Se negó a recortar en
despilfarro político, “eso ni se toca” diría, y en su lugar lo
mantuvo y financió con más de 200.000 millones de euros
a las CCAA a interés cero. En vez de pedir como Grecia un
rescate que implicaba una reducción de nuestra deuda del
50% a cambio de recortes del despilfarro político, se plegó
ante Merkel devolviendo lo prestado por las cajas alemanas
que habían financiado la burbuja inmobiliaria, algo que no
hizo ningún otro país, endeudando a los españoles en más
de 600.000 millones de euros, la mitad para devolver la
deuda a las cajas alemanas, el rescate bancario y los
agujeros de los oligarcas del IBEX, y la otra para financiar
el despilfarro autonómico fuera de control.
Y mientras tanto, el país sigue arrastrándose en medio de
su decadencia económica y social y su inmensa
podredumbre moral en un mundo que cambia a toda
velocidad y que nos sigue dejando atrás a marchas
forzadas. En palabras del mejor pensador político español,
D. Antonio García Trevijano: “El futuro de España es
absolutamente incierto, porque la tendencia que prospera
entre los españoles es la dejadez mental y moral ante los
desastres nacionales, y cualquier vaticinio requiere una
lógica que no puede contemplar las consecuencias de la
actual disolución del carácter y de la moralidad nacionales,
es decir, de la inteligencia y de la voluntad colectivas.
Puede pasar cualquier cosa, porque tenemos un monarca y
una clase política cobardes, que serían incapaces de
emplear a la jurisdicción militar como prevé el Art. 116 de la
Constitución si el Supremo no se atreve a aplicar la Ley
como se haría en cualquier Estado de Derecho, ya no
queda ni valor para eso”.
(1) Juan Laborda, J.C. Barba, J.C, Bermejo y servidor.
Lo que España pudo
ser y la traición
impidió (I)
En 1975 la renta per cápita española, después de una
carrera de crecimiento económico sin paralelo en el mundo
occidental, equivalía al 81,3% de la media

ROBERTO CENTENO

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TIEMPO DE LECTURA11 MIN

23.09.2013 – 06:00 H.

En 1975, la renta per cápita española, después de una


carrera de crecimiento económico sin paralelo en el mundo
occidental, equivalía al 81,3% de la media de los nueve
países europeos miembros de la entonces CEE (1), según
Funcas. En 1959, era tan sólo el 55%, una cifra propia de
un país subdesarrollado. Esta renta relativa a los países
centrales de Europa sería la primera víctima del desastre
político-económico de la Transición, que hundiría
nuestro proceso de convergencia con la CEE hasta el
70,8% en 1985. Y en los 37 años transcurridos este nivel
no se recuperaría jamás, ni siquiera con las cifras oficiales
del PIB, que desde 2008 sobrevaloran la realidad en un
30% y situaron el nivel en el 73,3 % en 2012.
Pero no se trata sólo de la convergencia con los países
centrales. El resto de indicadores también fallaban. La
industria, que representaba el 36% del PIB en 1975, fue
desmantelada y hoy representa un 14%. Las rentas
salariales, que suponían en aquel año un 62,8% del índice
(de acuerdo con los datos de BBVA), se han desplomado al
44,2% -a fin de 2012-, la cifra más baja de toda Europa. El
10% más rico de la población, que poseía un 26% de la
riqueza en 1975, posee hoy el 48% y, además, el 70% de
la riqueza financiera. El paro era entonces del 2% -o del
6% si consideramos a los emigrantes como desempleados-
y ahora se sitúa en el 27%. El hundimiento
económico fue tal que, de un crecimiento real del 7,5%
anual en el periodo 1959-1975, se pasó al 0,8% en el
periodo 1976-1985. Y la inflación se disparó desde el 7 al
44% a mediados de 1977, mientras que la deuda externa
se multiplicó por cuatro. En sólo dos años, los traidores de
la Transición colocarían a España al borde del colapso
primero y en un nivel de crecimiento inferior a su potencial,
después.
Cada partido tiró para su lado

comenzando por la deslealtad del PSOE

de Felipe González, que quiso entrar, de

acuerdo con Fraga, por la ventanilla de

Carlos Arias Sin embargo, ese no era el destino

de España. Todos los países europeos se recuperaron


rápidamente de la crisis del petróleo, excepto nosotros. Un
ejemplo perfecto para cuantificar lo que España pudo y
debió ser es Irlanda. En 1975 Irlanda y España tenían la
misma renta per cápita: 10.000 dólares. En los años
siguientes, Irlanda subió como la espuma, mientras que
España se hundió, primero, y creció mucho menos,
después. Hoy el PIB per cápita de Irlanda es un 29%
superior al nuestro, pero como el PIB oficial es falso y está
sobrevalorado en un 30%, la realidad es que la renta per
cápita española sería un 46% inferior.
Los traidores de la Transición
Nunca en la historia de Europa un grupo tan reducido de
hombres pequeños, de mente pequeña y de ambición
personal infinita, sin moral, sin ideales y sin patriotismo y
gracias, exclusivamente, al sistema electoral proporcional
-el mismo sistema que permitió a Hitler y Mussolini la
conquista del Estado- han hecho tanto daño permanente
a una nación como los llamados 'padres de Transición',
que la Historia recordará algún día como padres de la
Traición.
La primera y gran traición fue la de todos los
partidos ilegales, el grupo de los nueve, al compromiso
escrito y firmado por todos ellos en el despacho del
jurista Antonio García Trevijano sobre la obligación
recíproca de actuar todos en la misma dirección. Los
puntos esenciales de ese compromiso eran:
 No aceptar por separado ninguna legalización de
partidos que no fuera simultánea a todos ellos.
 No aceptar ningún sistema político que no fuera una
democracia representativa.
 No aceptar ningún régimen que no fuera resultado de
un referéndum para la libre elección de los españoles de la
Monarquía o la República e implantar una ley electoral
similar a la francesa.
Un compromiso que no sería cumplido en ninguno de sus
puntos. Cada partido tiró para su lado comenzando por
la deslealtad del PSOE de Felipe González, que quiso
entrar, de acuerdo con Fraga, por la ventanilla de Carlos
Arias. Esa era la naturaleza de la oposición a Franco, cuyo
único interés era participar en el poder político, en el poder
económico y en la adulación social, y de los que Cela diría:
“Si fueran hombres, se habrían pegado un tiro”; pero no lo
eran.
Se repetía la famosa sentencia de Ortega y Gasset en la
que afirmaba que “cuando en España se habla de
reconciliación y de consenso, hay seguro un reparto de
botín”. ¡Y que botín! Inventarían el Estado de las
autonomías para dividir España y repartírsela como
despojos. Institucionalizarían la corrupción, el pelotazo y el
pacto con las élites depredadoras financieras y
monopolistas que, junto con el nepotismo y la
incompetencia, serían sus principales señas de identidad.

Suárez, un político mediocre y

cortoplacista sin ninguna visión de

España, aceptó entusiasmado la idea del

PSOE de crear una estructura de Estado

donde hubiera puestos de poder para

todos La idea de reparto del botín partió del PSOE, y

más concretamente de Enrique Múgica, que con una


miseria moral inaudita afirmaría: “Lo de las ideas está
muy bien, pero lo importante son los partidos y las
personas que defienden la democracia y no hay puestos
para todos, por lo que es imprescindible crearlos mediante
la desconcentración del poder”. Esto implicaba vaciar de
competencias y de poder al Estado español. Antes de
eso, Suárez había prometido a Tarradellas y al PNV por
separado devolver a Cataluña y al País Vasco la autonomía
que les fue anulada después de la guerra civil. Les engañó
vilmente, lo que ha acabado creando un problema mayor.
Suárez, un político mediocre y cortoplacista sin ninguna
visión de España, aceptó entusiasmado la idea del PSOE
de crear una estructura de Estado donde hubiera puestos
de poder para todos, ya que su partido, la UCD, un hatajo
de oportunistas sin ningún ideal, ni desde el punto de vista
ideológico ni patriótico, sólo querían parcelas de poder para
poder trincar a manos llenas. Y fue el origen de la
destrucción de la nación española y de su ruina económica.
Y así, el andaluz Arévalo, que no estaba dispuesto a
renunciar a su parte del botín, hizo su propuesta a Suárez y
este aceptó el “café para todos”. Se trata, sin duda, de
uno de los mayores y más graves errores de toda la historia
de España. Parafraseando a Mario Vargas Llosa, fue
entonces cuando “se jodió España”. El país se dividió en
diecisiete taifas ingobernables, despilfarradoras y
corruptas, que arruinarían a la nación y la encaminarían
hacia su destrucción, física, moral y social.
González vuelca la balanza a favor de la oligarquía
política
La traición de los padres de la Transición al implantar un
modelo de Estado que les permitiera expoliar España
con total impunidad la ocultaron con un mito repetido por
ellos y por todos los medios y plumas mercenarias a su
servicio. Y constituye uno de los mayores engaños de
nuestra larga historia: “Nosotros hemos traído la
democracia”. Nada más falso. A la muerte de Franco, un
régimen autoritario en una Europa democrática era
insostenible, como lo fue el mantenimiento de las
dictaduras del Este tras la retirada soviética. La
democracia se habría implantado en España con ellos
o contra ellos.
Lo que hicieron en realidad fue hurtar la democracia a los
españoles con el establecimiento de un sistema oligárquico
de partidos, que permitiera a una casta política
incompetente y corrupta mantenerse en el poder
indefinidamente, impidiendo que los ciudadanos pudieran
elegir libremente a sus representantes como en el resto de
las democracias. Ni un solo historiador o cronista, la
mayoría atados al pesebre, ha contado la verdad de lo que
en realidad sucedió. Y para rematarlo, asustaron a los
ciudadanos con el cuento chino del “ruido de sables”,
un invento Santiago Carrillo a sabiendas de que era
mentira, algo habitual en el comportamiento de tan siniestro
personaje.

Sin democracia, sin separación de

poderes y con una estructura de Estado


imposible de financiar, España jamás

podrá superar la crisis en forma estable.

A esto se añade un Gobierno en estado

de caos Y lo sabía porque Antonio García

Trevijano, que era el encargado en la Junta de mantener


los contactos con a las Fuerzas Armadas, les informaría
reiteradamente de que D. Manuel Díez Alegría, jefe del Alto
Estado Mayor y máxima autoridad del Ejército, D. Luis Díez
Alegría, director General de la Guardia Civil, D. Camilo
Alonso Vega, ministro de la Gobernación y director general
de Seguridad y jefe de la Policía, el coronel D. Eduardo
Blanco y el Teniente General D. José Vega Rodríguez, con
los que estaba en contacto permanente, estaban
dispuestos a respaldar la voluntad popular y la
democracia. Quien no lo estaba era la oligarquía política
que se había autoproclamado portavoz del pueblo. Sólo
querían el poder y su parte en el botín, y quien no estaba
conforme era un fascista.
Fraga, que fue embajador en Londres, estaba
entusiasmado con el sistema electoral inglés de elección
uninominal por distritos, sin lista alguna. Eso no convenía
en absoluto a ninguno de los partidos, porque ni tenían
partidarios, ni eran conocidos, no eran nadie ante la
sociedad civil. Suárez, Gutiérrez Mellado, Fernando Abril y
Alfonso Guerra llamaron por teléfono a Felipe González,
que estaba en Moscú. Y decidió, con el apoyo entusiasta
de Suárez, implantar un sistema oligárquico de partidos sin
separación de poderes, la antítesis de la democracia.
González, a cambio, se comprometió a no pedir un
referéndum sobre monarquía o república, traicionando así
los acuerdos firmados y a los españoles.
A partir de este momento, la suerte estaba echada. La ley
electoral fue impuesta por la oligarquía política y jamás
fue sometida a aprobación por parte del pueblo español.
Adicionalmente, no sólo el poder legislativo y el poder
judicial, sino todas las instituciones de control, como el
Banco de España, el INE y el Servicio de Competencia,
quedaron sometidas al poder político o la Fiscalía
Anticorrupción, diseñada para proteger a las élites
corruptas políticas, financieras y económicas. “Montesquieu
ha muerto”, diría Alfonso Guerra en un arrebato de
desprecio por los ciudadanos y de cinismo. Habían robado
la democracia a los españoles e instituido un Estado para
el expolio permanente de España sin riesgo alguno.

La Constitución sería un gigantesco

engaño al pueblo español, al que se le

ofreció en bloque la Monarquía, el


sistema de partidos, el sistema electoral

de listas cerradas, la ausencia de toda

forma de separación de poderes y

cargar sobre los ciudadanos el inmenso

derroche de diecisiete gobiernos El ministro

de Hacienda de González, Carlos Solchaga, el gran


apóstol del pelotazo, afirmaría públicamente: “España es el
país del mundo donde más rápido puede uno hacerse rico”,
cualquiera con poder de decisión puede exigir comisiones
con total impunidad, algo que se convertiría en el
procedimiento habitual para obtener contratos públicos,
recalificaciones y cualquier tipo de favor político. Hoy Rajoy
está comprando, con miles de millones de los españoles, el
aplazamiento del referéndum en Cataluña cuando podría
prohibirlo imponiendo la legalidad como es su obligación.
Y PP y PSOE han pactado pasar página en el caso
Urdangarin, en los ERE de Andalucía y en los presuntos
sobresueldos y financiación ilegal del PP.
La Constitución sería un gigantesco engaño al pueblo
español, al que se le ofreció en bloque la Monarquía, el
sistema de partidos, el sistema electoral de listas cerradas,
la ausencia de toda forma de separación de poderes y
cargar sobre los ciudadanos el inmenso derroche de
diecisiete Gobiernos dotados de todos los elementos de un
Estado real, aparte los gastos de los partidos, sindicatos y
patronal. No hubo alternativa. Una propaganda masiva y
absolutamente mendaz, asegurando que con eso
implantaba la democracia, cuando era justo lo contrario,
dirigida a uno de los pueblos peor informados e indolentes
de Europa haría el resto.
Ahora está pagando las consecuencias, porque sin
democracia, sin separación de poderes y con una
estructura de Estado imposible de financiar, España jamás
podrá superar la crisis en forma estable. A esto se añade
un Gobierno en estado de caos, con un presidente
cobarde incapaz de poner orden, donde todos están contra
todos, y barones y alcaldes por libre que no obedecen a
nadie excepto a sus propios intereses personales con el
dinero que les entrega el irresponsable de Rajoy en lugar
de intervenirlos.
(1) Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Holanda,
Irlanda, Italia, Luxemburgo, Reino Unido.
Nota aclaratoria: A algún lector le ha sorprendido la
mención a Camilo Alonso Vega, cuando el ministro del
Interior en 1976 era Manuel Fraga, la confusión se debe a
que las conversaciones de Antonio García Trevijano con los
altos mandos del Ejército y de la Policía datan de 1969.
Trevijano le pidió a Alonso Vega que convenciera a Franco
de que no nombrara a Juan Carlos Rey. Alonso Vega lo
hizo pero sin éxito.

Lo que España pudo


ser y la traición
impidió (y II)
Franco nunca tuvo oposición democrática, sólo de
totalitarios y terroristas, PCE y ETA. El PSOE y UGT
estuvieron 35 años de vacaciones y UCD era una
amalgama de franquistas y oportunistas

ROBERTO CENTENO

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30.09.2013 – 06:00 H.

Franco nunca tuvo oposición democrática, sólo de


totalitarios y terroristas, PCE y ETA. El PSOE y UGT
estuvieron 35 años de vacaciones y UCD era una
amalgama de franquistas y oportunistas. Lo primero que
hicieron CCOO y la resucitada UGT fue asegurarse
subvenciones de lujo, exenciones de impuestos y todo
tipo de chollos para vivir como rajás -desde políticas de
empleo de miles de millones a comisiones del 8% en
cientos de miles de ERE a costa del trabajador- con coches
oficiales, viajes en primera clase, VISA oro, mariscadas…
algo casi inimaginable.
En plena crisis del petróleo, estos irresponsables
empezaron a promover huelgas para conseguir unas
mejoras salariales imposibles -IPC+3 puntos-,
un incremento de costes que arruinaría la
productividad y nos llevaría a una situación crítica,
utilizando además todas las ventajas laborales del
sindicalismo de Franco, donde los trabajadores no podían ir
a la huelga pero tampoco podían ser despedidos.
Esto llevó a España al borde del colapso, lo que hizo
inevitable un Pacto de Estado. Se lo encargaron al
mejor: Fuentes Quintana. El 25 de octubre de 1977,
después de meses de preparación, presentó un paquete de
medidas conocido como los Pactos de la Moncloa, que
tuvo un éxito notable. Sin embargo, las reformas
estructurales, esenciales para el crecimiento, chocaban con
los intereses deshonestos de las oligarquías financieras y
monopolistas y fueron rechazadas. Fuentes dimitió por ello.
La etapa de Felipe González
El 28 de octubre de 1982, el PSOE arrasó en las
elecciones generales y la UCD desapareció para siempre.
El responsable económico sería el físico Miguel Boyer,
para quien el resto de ministros eran, en el mejor de los
casos, unos indocumentados, por lo que los trataba con
total desprecio. “Usted cállese porque de esto no sabe
nada”, le dijo a uno que osó llevarle la contraria en un
Consejo de Ministros. Sólo respetaba a Mariano Rubio, el
último gran gobernador del Banco de España.

La parte negativa de Boyer fue la

adjudicación de los monopolios de

petróleo y gas a dedo a las élites

depredadoras y por la décima parte del

valor de sus activos Boyer evitó que González

imitara la política de François Mitterrand, que acabó en un


desastre, pero sus medidas de recortes le enfrentaron a
muchos ministros y a Nicolás Redondo (UGT). Esto a
Boyer le importaba un pimiento, así que metió en cintura a
la 'banda del gasto', y puso en marcha un plan de ajuste
de corte monetarista diseñado por Mariano Rubio. Sin
embargo, sus enfrentamientos con Alfonso Guerra, a quien
consideraba un seudointelectual sin maneras, le llevaron a
dimitir.
La parte negativa de Boyer fue la adjudicación de los
monopolios de petróleo y gas a dedo a las élites
depredadoras y por la décima parte del valor de sus
activos. Boyer convirtió los monopolios públicos con
precios administrados en monopolios privados con
precios libres. Fue el gran héroe de la oligarquía.
En esta etapa se produjo la mayor canallada del
socialismo: la destrucción de la enseñanza pública. Los
responsables, queden sus nombres para conocimiento y
desprecio por las generaciones futuras, fueron: José María
Maravall, Javier Solana y Alfredo Pérez Rubalcaba.
Estos desalmados comenzaron por expulsar a los mejores
catedráticos y profesores de las universidades españolas
con la llamada ley de incompatibilidades. Los mejores
catedráticos de España, que lógicamente trabajaban
también en el mundo real -cirujanos, economistas,
abogados, ingenieros-, tuvieron que marcharse.
Simultáneamente, anularon las oposiciones como método
de acceso a las cátedras, y las sustituyeron por el dedo y la
militancia de izquierdas, además de reprimir a todas las
profesiones de la excelencia: notarios, abogados y
economistas del Estado, entre otras. ¡Fuera
toda aristocracia profesional!, ¡mueran las élites
intelectuales! Estos desalmados borraron el conocimiento
de todas las esferas del saber, no tienen perdón. El daño
es irreparable: a día de hoy, el 85% de los profesores no
tienen los conocimientos para impartir las materias a su
cargo.
Entre las 200 mejores universidades del mundo no hay ni
una sola española y sólo 10 entre las 500 mejores.
Sembraron por doquier universidades públicas con niveles
culturales irrisorios. Hoy existen 50 y sobran unas 30;
sería más barato cerrarlas y pagar las carreras a los
alumnos en Harvard que mantenerlas abiertas. La
canallada para las clases menos favorecidas ha sido brutal:
la enseñanza pública ha dejado de ser el ascensor social y
cultural que fue en el pasado.

Al final González perdió las elecciones

por el desastre económico. Los GAL y

FILESA apena restarían votos. Era la

hora de Aznar. Boyer fue sustituido por Carlos

Solchaga, el apóstol del pelotazo, que desarrolló una


política económica típicamente socialista: gasto sin
control. Pronto explicó a quien quiso escucharle esta
cultura del pelotazo: lo importante era enriquecerse con
rapidez, la superioridad de la especulación y el
nepotismo sobre el trabajo bien hecho. Los hechos los
he explicado en detalle en otro lugar (1), este es el
resumen.
Moratoria nuclear: se desmantelaron cuatro grandes
centrales casi terminadas y se paralizaron seis a punto de
empezar a ser construidas. Resultado: la electricidad vale
hoy el doble que en Europa. Reconversión industrial: no
hubo reconversión, sino desmantelamiento. Industrias que
podían haber sobrevivido perfectamente con las
inversiones adecuadas, como la naval, la siderúrgica o la
textil, que crecían espectacularmente en el resto del
mundo, fueron desmanteladas. La entrada en la UE: las
prisas de González fueron letales, nadie en toda la historia
de UE pagaría tal precio. La cabaña lechera sería
drásticamente reducida a favor de Francia; la flota
pesquera, la mayor de Europa y la tercera del mundo,
quedó casi desmantelada. Eximirían del pago de
impuestos a las grandes fortunas a través de las sicav
(sociedades de inversión). El AVE a Sevilla: una ruina
total. Los ingresos de los AVE no cubren siquiera los costes
variables.
Solchaga fue sustituido por Pedro Solbes en 1993 y con él
todo iría mucho peor. La situación económica al final de la
etapa de Felipe González era realmente penosa. El paro
ascendía al 23%, el déficit público al 6,7% del PIB y la
deuda al 70%, los valores más altos de nuestra historia. Y
como guinda del pastel, la Seguridad Social estaba en
quiebra y los intereses al 20%: el socialismo volvía a
batir récords de ruina para España. Al final, González
perdió las elecciones por el desastre económico. Los GAL y
FILESA apena restarían votos. Era la hora de Aznar.
La etapa de Aznar
José María Aznar era una persona rendida ante los
hombres de poder, Franco, Fraga, Bush… Humilde ante
el superior y despectivo ante el inferior. A un líder lo siguen
personas competentes, a un jefe lo obedecen los
trepadores: sus dos lugartenientes, Rodrigo
Rato y Mariano Rajoy, dos trepas profesionales incapaces
de gestionar una mercería, son buena prueba. Todos sus
esfuerzos se centraron en entrar en el club de los ricos,
la zona euro, sin pararse a sopesar los pros y los contras
de tan trascendental decisión. Y si la moneda única podía
ser una bendición para países con gobiernos sensatos, era
un desastre para países con gobiernos insensatos. Fue
nuestro caso. A día de hoy, el euro ha sido un desastre
para España por la incompetente e irresponsable
utilización de las ventajas derivadas del mismo.

Se nos vendió una escandalosa pérdida

neta como un triunfal éxito de Aznar.

Una deuda que no sirvió para mejorar la

industria nacional y la productividad,

sino a la especulación y a la burbuja y a


la discutible expansión internacional de

las grandes empresas El 'éxito' económico

fue una gigantesca farsa. Aznar conseguiría, a través de


los fondos de la UE, 50.000 millones de euros en su
mandato, que se despilfarraron en mantener a vagos y
caraduras a través del PER -subsidios agrarios- y del gasto
en infraestructuras innecesarias. La venta de las grandes
empresas públicas a precio de saldo a los oligarcas supuso
40.000 millones más. La reforma fiscal y el recorte de gasto
fueron idea de Enrique Fuentes Quintana, que convenció
a Aznar, y fueron implementados por el profesor José
Barea, que dependía sólo del presidente. Fuentes ni
siquiera se reunió con Rato, al que despreciaba. El caso
Rato fue un bluf de principio a fin: nombrado presidente
del Fondo Monetario Internacional gracias a la amistad
de Aznar con George W. Bush, al que acabaron echando,
algo insólito en los anales del FMI. Su gestión
en Bankia fue tan desastrosa que está procesado por ella,
pero los oligarcas a los que ayudó le han buscado un retiro
de oro.
Aparte del dinero de la UE y el ‘regalo’ de las joyas de la
corona, el crecimiento económico de Aznar fue un engaño:
se debió, esencialmente, al endeudamiento masivo y
disparatado de familias, empresas y bancos, facilitado
por nuestra entrada en el euro. En su mandato y a precios
constantes, el PIB se incrementó en 340.000 millones de
euros, pero la deuda privada lo hizo en 710.000. Se nos
vendió una escandalosa pérdida neta como un triunfal éxito
de Aznar. Una deuda que no sirvió para mejorar la industria
nacional y la productividad, sino a la especulación y a la
burbuja y a la discutible expansión internacional de las
grandes empresas. Y hay que sumarle la ley de las
renovables, que permitió pelotazos increíbles, y la
escandalosa concesión de licencias UMTS de
telecomunicaciones por 85.000 millones de pesetas a sus
amigos, frente a los 2-3 billones que ingresaron los
gobiernos del resto de Europa.
Si el crecimiento fue un engaño, su política interna fue un
desastre sin paliativos. En lugar de dar marcha atrás,
intensificó las transferencias de educación a las
comunidades autónomas. Un paso de gigante en la
desvertebración de España. Transfirió la sanidad,
eliminando las ventajas de las economías de escala y
elevando los gastos de gestión y administrativos. Parientes
y amigos entraron en el negocio a millares: los servicios no
médicos tienen hoy diez veces más personal del
necesario. El gasto sanitario pasó de 38.000 millones en
2002 a 95.000 en 2011. Un despilfarro anual de 40.000
millones, en euros y población constantes. ¡Y no hay
dinero para las pensiones!
Aznar fue el gran presidente de los separatistas, en contra
del mito que afirma lo contrario. Les cedió las competencias
de tráfico, justicia, educación, cultura, empleo, puertos, etc.
Eliminó la figura del gobernador civil, que fue sustituida por
un subdelegado casi sin competencias, y defenestró
a Alejo Vidal-Quadras a petición de Jordi Pujol. El PP
catalán se hundiría para siempre. Y fue peor que aceptara
la Ley de Política Lingüística, que discriminaba gravemente
a los hispano-hablantes, impidió el recurso al Constitucional
y prohibió al Defensor del Pueblo que hiciera nada. Esto ya
no fue un desastre, sino un impulso decisivo a la sedición.
La etapa Zapatero
Un atentado nunca explicado llevó a José Luis Rodríguez
Zapatero, un bobo solemne, a la Presidencia en 2004.
Zapatero sería una auténtica plaga bíblica que generaría
la mayor crisis económica, política, moral e
institucional de la historia de España. Zapatero se rodeó
de un equipo ministerial que parecía sacado de una
escombrera, un auténtico insulto a los españoles: nos
excluyó del mundo civilizado. Con Zapatero se cumplió la
famosa Ley de Murphy: “Todo lo que puede ir mal, irá”.

En 2007 negaron la existencia de una

burbuja inmobiliaria e incitaron a la

gente a endeudarse, “porque cuanto

más se endeuden, más ricos serán” y


negaron que la crisis financiera mundial

nos afectara Zapatero jamás supo, y Solbes

tampoco, por qué la economía crecía y menos aún por qué


se hundía. El SOS de los inspectores del Banco de España
en 2006, pidiendo que se acabara con los préstamos
bancarios indiscriminados que nos iban a llevar a la ruina,
fue directamente a la papelera. El desastre Zapatero
superó ampliamente al de Aznar. En euros constantes, el
PIB creció en 270.000 millones durante su mandato, pero el
endeudamiento privado se incrementó en 1,02 billones, y
para acabar de arreglarlo, la deuda pública se disparó en
400.000 millones. Para crear un punto de PIB nos
endeudaron en cinco, ¡realmente de traca!.
En 2007 negaron la existencia de una burbuja
inmobiliaria e incitaron a la gente a endeudarse, “porque
cuanto más se endeuden, más ricos serán” y negaron que
la crisis financiera mundial nos afectara. En 2008
manipularon las cifras de crecimiento para ganar las
elecciones. Negaron la crisis una y otra vez: “España juega
en la Champions League” dijeron; permitieron a bancos y
cajas falsear los balances con la ayuda del BdE. Al final
llevaron a tres millones de personas al paro, destruyeron el
sistema de cajas de ahorro y permitieron los mayores robos
y latrocinios de la historia de España. Este indigente mental
negaría la existencia de España como nación y, ya el
colmo, aprobaría el Estatut de Cataluña, votado sólo por un
30% de catalanes, que convertía al resto de España en una
colonia. Zapatero fue el jefe de la quinta columna del
separatismo vasco y catalán en Madrid.
(1) El disparate nacional, Planeta.
PD: No hay espacio para la etapa Rajoy. El próximo lunes
al comentar los “Presupuestos de la Recuperación”,
hablaré de ella. Aunque hay que ser muy miserables para
llamar así a la mayor deflación salarial de nuestra historia,
donde 25 millones de personas, empleados públicos,
pensionistas y trabajadores, perderán poder de compra, y
donde los ingresos por impuestos son ciencia-ficción.

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