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UNIDAD CULTURAL
INCAS
JENNIFER MEZA
2014
OBJETIVOS
Resaltar la influencia cultural, social y arquitectónica que tuvieron los aborígenes del actual
Ecuador bajo el dominio incásico y que han trascendido hasta nuestros días.
conocimiento histórico más profundo acerca del museo del Palacio de Gobierno.
Fomentar el estudio analítico del museo en que se realizan las mediaciones turísticas.
INTRODUCCIÓN
El trabajo a continuación realizado, pretende resaltar la importancia del origen del Palacio de
edificio es el corazón de Quito y encarna la vocación de unidad del Quito ancestral, constituye
factor esencial de su fisonomía y es clave neurálgica del poder gubernativo. Ha sido testigo de
toda nuestra historia y escenario de muchos de los más trascendentales episodios del devenir
político y social del Ecuador. Además es también este “hermoso edificio, principal ornamento
En este trabajo, también se pretende dar a conocer los rasgos que han persistido de la breve
histórico, que fue uno de los núcleos político - administrativos del gran imperio del
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DESARROLLO
Desde los tiempos primigenios, con la presencia de los clanes paleolíticos en la región
andino-ecuatorial, las laderas orientales del Pichincha donde se asienta Quito, fueron el
hábitat elegido por los cazadores recolectores, por su situación ecuatorial, donde el sol
calentaba más en la época de frío. La cercanía de lugares donde aun sobrevivía la megafauna
cuaternaria, así como de yacimientos de obsidiana para las puntas de sus armas, pudieron
Lo cierto es que Quito y sus contornos fueron poblados ya sea por grupos de nómadas o
funerarios, los cuales son los que presentan mayor resistencia a la penetración imperialista de
los incas.
testimonio de la inmemorial presencia de los Quitus en estos lares, cuyo nombre perduró no
nombre dado desde comienzos de la penetración hispana a ese proceso de integración política
y cultural, aparece ya testimoniado por los cronistas hispanos. Varias de estas confirman la
valerosa y eficazmente a los Incas, con cuya heredera Huayna Cápac se ve obligado a entablar
alianza matrimonial de la que nace Atahualpa, el último de los soberanos del Tahuantinsuyo
El cronista Fernando de Montesinos, al señalar la subyugación por los Incas de los pueblos de
Quito y sus aledaños, recuerda que Túpac Yupanqui “dio orden de reedificar el Palacio para
su vivienda”: hay, pues, referencia escrita de la existencia de un palacio preinca de los reyes
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Garcilaso, perteneciente a la privilegiada casta solar de los Incas, cuya historia oficial
memorizó en el Cuzco, recuerda que en Quito, Huayna Cápac, “luego como se aquietó la
guerra, con las acequias de agua y los demás beneficios ordinarios que se hazían para
fertilizar la tierras, mandó hazer templo para el Sol y casa de escogidas, con todo el
El padre Juan de Velasco, aunque no da noticia exacta sobre el edificio de los reyes Quitus,
Juan, así como de los monasterios de escogidas. En todo caso queda clara la existencia en la
Quito preinca de un núcleo de poder civil y militar bien establecido, cabeza del llamado
“Reino de Quito”.
Según los cronistas y primeros historiadores castellanos, tanto Túpac Yupanqui como Huayna
que gobernó el Tahuantinsuyo durante muchos de sus últimos años, y aquí murió. Aquí se
iniciaron grandes construcciones, tal como lo reconocen fuentes históricas de la primera hora,
y no solamente Gacilaso de la Vega. Pedro Cieza de León, por ejemplo, en la “tercera parte”
publicada por la Dra. Francesa Cantú (Roma, 1979), señala reiteradamente la importancia de
aposentos, muchas casas principales y cavas hechas por mandato de los reyes inca”. También
da a conocer Betanzos el proyecto político de Atahualpa una vez vencido Huáscar: gobernar
el Tahuantinsuyo desde Quito, como ya lo había hecho su padre Huayna Cápac: “De
Caxamalca pienso ir al Quito donde pienso edificar nuevo Cuzco” (p. 151). (Salvador Lara,
1989).
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Por su parte el cronista de la Orden Franciscana fray Diego de Córdova y Salinas, basándose
en los documentos oficiales de la Orden a la que perteneció Fray Jodoco Ricke, presente en
Quito desde los días fundacionales (fines de 1534 y comienzos de 1535), precisa hacia
mediados del siglo XVII que el monasterio de San Francisco se construyó “en el sitio e lugar
donde solían vivir los capitanes más poderosos del inca” y cita el Arzobispo Gonzaga, quien
en 1537 escribía que el convento e Iglesia de San Francisco “entre los primeros y principales
indios no dejar piedra sobre piedra en la ciudad inca de Quito, con el propósito de encontrar el
tan anhelado tesoro de Atau Huallpa, una política de destrucción se puso en marcha desde
entonces. Los españoles consideraron probablemente como “la ciudad enemiga” por haber
servido de bastión a la resistencia indígena, liderada por Rumi Ñahui. Exigían la destrucción
sabelotodo que diga que la destrucción del Quito incásico empezó con el mismo Rumi Ñahui,
cuando este decidió prender fuego a los depósitos de alimentos, ropa y utensilios, el momento
que supo que la caída de la ciudad en manos de los españoles era inminente, con el propósito
de no dejar medios ni provisiones que pueda aprovechar el enemigo pero jamás destruir la
ciudad, puesto que pensó recuperarla pronto, como en efecto lo intentó unos días después
cuando los españoles estaban ya instalados en ella. Rumi Ñahui estuvo a punto de lograrlo si
no hubiese sido por la aguerrida ayuda que los cañaris brindaron a los invasores europeos.
Una vez consolidada la presencia de los españoles, poco a poco y a medida que transcurría el
siglo XVI, los edificios incas fueron desmontados. Los sillares pulidos de los lienzos fueron
piedras de las casas de la aristocracia incaica se salvaron. Presionados por las autoridades
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eclesiásticas, la misma nobleza indígena, como fue el caso del hijo de Atau Huallpa, Don
Francisco Tupac Atauchi llamado el “auqui”, tuvo que donar los sillares de sus aposentos
ubicados en el sector de San Diego para la construcción de los muros de la iglesia parroquial
de San Roque. Entretanto, otros elementos arquitectónicos que resultaron útiles donde
Hoy sabemos que tal medida fue parte de la estrategia del barroco.
Al finalizar la colonia, nada quedaba a la vista de lo que fue la ciudad inca, nada, excepto la
leve sospecha entre ciertos letrados e intelectuales, de que bajo los principales edificios
religiosos y civiles de la ciudad, así como de algunas casas señoriales, los basamentos y
Además existe un gran testimonio en el Acta del Cabildo de 1537, que consta la entrega de
de Quito” y señala que los alcaldes Gonzalo Díaz y Juan de Padilla y los regidores Sancho de
proveyó dos fanegas de tierra en sembradura en la halda del cerro que está fron de las
casas que heran de placer de guaynacava lynde con pedro e joan del rrio como los midiere
Obviamente en el esplendor incaico de Quito “la principal edificación era, sin duda, el
Cápachuasi o Palacio de Inca, o “casas” de Huayna Cápac según las denomina Betanzos,
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jardines, que se extendía desde la gran explanada de acceso o Jatuncancha , la misma plaza
que hasta hoy existe delante de la Iglesia de San Francisco, hacia el Occidente, por los
declives del Pichincha, volcán sagrado y tutelar desde los orígenes. Los cuerpos principales
del Palacio se hallaban desde donde hoy se hallan los tanques de agua “El Placer”, topónimo
castellano que data de tiempos inmemoriales, hasta la parte alta de El Cebollar” (Salvador
Las Casas del Cabildo ocuparon el lugar actual, en cuanto al Palacio Nacional, varias
circunstancias lograron que se estableciera en el sitio histórico donde se hallaban las Casas
Reales, sede de los presidentes coloniales, en el lugar del Palacio de Atahualpa, ultimo
El edificio actual guarda en su construcción restos de los edificios pasados, tantas veces
restaurados. La muralla del atrio donde se encuentran las covachas, fue construida de bloques
de basalto rojizo que, según el arqueólogo P. Pedro Porras, formaban parte de una muralla en
No cabe duda respecto a la ubicación del Palacio de Atahualpa, en el pretil del Palacio de
Carondelet existen 120 piedras poligonales incásicas reutilizadas, de una construcción in-situ,
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Fray Antonio Vásquez de Espinosa, en su Compendio y descripción de las Indias Orientales
dice que en Quito “Topa Inca edificó algunas fortalezas famosas y una ciudad según la ciudad
asiento de su corte que después fue ennoblecida y embellecida con suntuosos edificios por su
hijo Huayna Cápac para su hijo Atahualpa a quien dejó aquel reino”.
El fray José María Vargas, al estudiar en 1970 Los Cacicazgos dio a conocer que Francisco
Patauchi Inga, hijo de Atahualpa, fue enviado por su padre a Quito desde Cajamarca, y ya en
nuestra ciudad “le pusieron en casa de Atabilpa su padre, que era donde agora son las casas
Con este antecedente, Udo Oberem localizó el archivo en Sevilla, la Pobranza de la filiación
de Don Francisco Ynga, hijo legitimo de Atahualpa, último inca del Tahuantinsuyo, y de
Payco-Ocllo una de sus mujeres, bautizada como doña Catalina. En dicha Pobranza, el 17 de
agosto de 1556, el indio Nunamango, natural de Xauxa, declaró, entre otras cosas que:
Sabe y vido que estando Atabilpa en Caxamarca mandó a don Francisco, su hijo, lo
truxesen a esta provincia de Quito y viniesen con él quatro mil indios para que lo
guardasen, que él vendría después, y lo truxeron al dicho Don Francisco a esta ciudad y lo
pusieron en la casa de Atabilpa su padre, que hera donde agora son las casas del capitán
Rodrigo de Salazar.
Que el dicho Atabilpa lo tuvo por su hijo (a don Francisco) y lo trataba por tal y lo ymbió
con mucha gente desde Caxamalca a esta provincia de Quito para que estuviese acá en su
Se dice que las Casas Reales de 1556, labradas por Juan Larrea, estaban situadas a dos
cuadras de la plaza principal, en las cercanías del Monasterio de las Conceptas; pero los
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historiadores difieren al señalar el lugar preciso. En 1600 la rebelión de las Alcabalas dejó
mal sabor y se creía que este sitio era inseguro en caso de otra revuelta, de modo que se las
hijo Francisco; el Dr. Ricardo Descalzi, en el tomo I de La Real Audiencia de Quito, claustro
de los Andes, anota la convicción de que “el lugar donde se levantaba el palacio de
Atahualpa… estaba situado en la actual esquina formada por las calles Espejo y García
Moreno, frente a la Catedral y el Palacio de Gobierno. Para argumentarlo dice que era
costumbre del inca que el nuevo soberano construyese su mansión sin ocupar la dejada por su
padre, y en esta virtud el Inca quiteño debió hacerse edificar una morada “digna de su
jerarquía”, sin contentarse con las construcciones que para él había iniciado su padre Huayna
Cápac, sino aportando nuevas iniciativas para continuar embelleciendo Quito, entre ellas su
propio palacio”.
Para determinar el lugar exacto donde se encontraron estas casas, el arqueólogo Pedro Porras
con la colaboración del Dr. Fernando Jurado Noboa conocedor de las escrituras notariales de
los primeros años, trazaron un plano y se ubicaron en él los sitios adjudicados en los días de la
fundación castellana. Se pudieron así determinar los solares dados a Juan de Padilla, Pedro
Valverde, Diego de Tapia, Jorge Gutiérrez, Juan Díaz de Hidalgo, Juan de Ampudia, Juan
Díaz de las Cumbres, Diego de Ocampo, Isabel Gudiña, y Padre Juan Rodríguez, todos ellos
ubicados en el sector cuyos limites son las actuales calles Cuenca, Espejo, García Moreno y
Mejía. De esos lotes, el de Jorge Gutiérrez pasó a pertenecer a Rodrigo de Salazar. Se llegó a
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El Padre Porras había investigado las piedras de estilo incaico que se utilizaron en
poligonales de innegable estilo incásico en varios inmuebles del casco colonial de Quito,
dentro de un área casi trapezoidal encerrada por las actuales calles Rocafuerte, Mejía,
Flores y Cuenca, o sea en unas 33 cuadras o manzanas. Son, en total, 268 paramentos, de los
cuales 248, el 92,53%, están ubicados en el sector comprendido entre las calles García
muro frontal del pretil del Palacio de Gobierno, lo que parecía sugerir que esas piedras, de
talla anterior a la construcción del Palacio, fueron reutilizadas al edificarlo. De este modo, el
Palacio de los Presidentes del Ecuador guardaría en su propia construcción vestigios de las
casas incaicas que habían existido en el sector, casas sometidas al fuego por la indomable
paramentos, el Padre Porras llegó a la conclusión de que: “la sillería empleada en la muralla
del Palacio de Gobierno en Quito, pertenece al más puro estilo incásico: poligonal, plano no
el Palacio del Inca en Cajamarca. No hace presencia, sin embargo, en la casa del Inca en San
Los parámetros o aparejos sueltos; esto es, no trabajados con otros que podemos ver en el
etc. Probablemente fueron llevados ahí luego de las diferentes “reconstrucciones”, en varias
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No hay mayores evidencias sobre la calidad o composición del mortero empleado en la
muralla. Acaso fue el mismo empleado en los paramentos del Colegio Sagrados Corazones:
El Padre Porras examinó la vieja ciudad en busca de nuevas huellas del Quito incásico hasta
que las descubrió. Esta vez no necesitó realizar excavación alguna, muchas piedras incas y
algunos restos de los viejos muros, a pesar de permanecer a ojos vistas, no habían sido
notados. Entre otras razones porque permanecían en oscuros rincones, como las piedras que
encontró en el claustro inferior y la escalinata norte del atrio de San Francisco; porque estaban
en piedras interiores, tapadas con revestimientos modernos como los paramentos encontrados
en el Colegio de los Sagrados Corazones, ubicado en las calles Sucre y Guayaquil; o, porque
simplemente habían sido enmascaradas como las piedras del atrio de la Catedral y San
Francisco. Pues sobre la cara exterior de las mismas, se habrían labrado falsas junturas con un
afán decorativo y uniformizador, y que por supuesto, no encajaban con los ensambles
originales, hechos sin mortero alguno. Otras piedras en cambio permanecieron en sus muros
originales pero sin que se reparase en ellas porque estaban plenamente integradas a fachadas
de edificios relativamente modernos. Es el caso de las piedras del zócalo del Palacio de
Carondelet y la fachada del Colegio La Providencia, las evidencias más importantes de muros
A medida que se realizaban los trabajos de restauración del Quito colonial en las décadas de
los 80 y los 90, la imagen de un Quito incásico sepultado, quedó fuera de toda duda. En la
arquería norte del templo de San Francisco, se encontraron muros de una probable callanca.
En el piso de la capilla del hospital San Juan de Dios, la arqueóloga Agnés Rousseau encontró
Clara afloró un muro inca. Todos estos descubrimientos fueron fortuitos, ninguna institución
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publica o privada estaba interesada en apoyar o financiar una prospección arqueológica seria
en el casco colonial.
Cuando los arqueólogos intentaban escarbar algo más de lo planificado, en busca de mayor
evidencia, las autoridades de los conventos lo impidieron o los patrocinadores les negaron
apoyo. Al mismo tiempo que se develaban evidencias físicas de la ciudad inca, los
colonial existente en los archivos del país y España. Gracias a las investigaciones de Udo
habitantes y pobladores de la ciudad incaica, de esta manera comprendimos que las evidencias
Esos mismos documentos coloniales, completaron la información que se tenía sobre las
nuevas noticias sobre otros edificios de los que cuya existencia ni se sospechaba. Por ejemplo
andenes en el barrio de La Chilena o la presencia de una edificación inca llamada “bohío del
inca” en el sitio del edificio donde funcionó el Hotel Magestic, hoy Hotel Plaza Grande.
CONCLUSIONES
sol recto y que Atau Huallpa planeó convertir en el principal centro residencial y
El Quito incásico es, por tanto, una ciudad oficialmente inexistente, solo la tradición oral ha
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ANEXOS
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Repartición de solares a la llegada hispana
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Esquema del Palacio de Gobierno
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Detalle de piedras en construcciones del Centro de Quito
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Palacio de Gobierno, fotografía muy antigua
Fotografía antigua y actual de las piedras poligonales en el pretil del Palacio de Gobierno
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Palacio de Gobierno inicios del Siglo XX
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GLOSARIO
Quitus: Eran los ocupantes originarios del área del Pichincha, en Ecuador. Su existencia data
desde 500 d.C. hasta su asimilación por los quechuas antes y durante de la conquista española.
Caras: Antiguos pueblo indígena que habitaba el Ecuador en la zona de Manabí, de la costa
curso del río Esmeraldas, lucharon con los quitus para establecerse en el lugar. Salieron
victoriosos y por esto se quedaron en la ciudad de Quito, morada de los quitus, produciendo
conjunto de los territorios gobernados por la monarquía incaica. Hace referencia a la división
territorial del Imperio Inca en cuatro suyos o regiones, identificadas con los puntos cardinales
que confluían en la capital, Cusco. El término procede del quechua tahua que quiere decir
"cuatro" , al que se le antepone el sufijo -ntin (junto, conjunto) y suyo que quiere decir región.
Albarradas: Pared de mampuestos o piedra seca, sin labrar, unidas sin argamasa ni mortero.
Callanca: Se trata de un gran galpón de planta rectangular muy alargada con techos de dos
aguas sostenido por series de pilares hincados a lo largo del eje longitudinal. Uno de los lados
más largos, con varios vanos de entrada, da siempre sobre la plaza principal.
clásica, en la que todos los sillares iguales se disponen en su dimensión más larga.
Bohío: Cabaña circular o casa rústica americana, hecha de madera, ramas, cañas o pajas, sin
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Kancha: Fue la unidad de composición arquitectónica más común, consistía en un cerco
alrededor de un patio central. Las kanchas alojaban por lo general diferentes funciones ya que
conformaban la unidad básica tanto de viviendas como también de templos y palacios; varias
kanchas podían ser agrupadas para formar las manzanas de los asentamientos incas.
Cacicazgo: Ente político autóctono con un solo líder; cargo hereditario de dicho líder.
BIBLIOGRAFIA
Del Pino, I., Oberem, U., Espinosa, M., Espinosa, W., Porras, P. & Salomon, F. (2003). La
Salomon, F. (2010). Los señores étnicos de Quito en la época de los incas: Alonso Ortiz
Crespo.
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