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1.

Mitologia Griega

Los griegos fueron de origen campesino y su religión conservó siempre el


carácter que le dieron en un principio aquellos hombres apegados a la
tierra. El campesino, apenas levantado, se asoma a la puerta de su casa
y en la madrugada de la mañana, con temor y respeto, eleva su mirada
hacia la colina cercana. Allí, en la altura, reside un dios todopoderoso,
Zeus, que puede convocar todas las nubes y distribuir las lluvias.
Ellos mismos han esparcido una cantidad de dioses por el mundo. Unos
son humildes divinidades de la caza y de los campors, asociados a la
existencia cotidiana, muchos de ellos relacionados con los fenómenos
naturales, pero también asimilados a sentimientos humanos, siendo cosas
inexplicables las que atribuían a voluntades superiores salida de sus
manos y habilidades, llamándolas voluntades divinas. Adoraban en todas
las formas como las veian: piedra, animales, viento, rayo, etc;
representándolas al final como forma de hombre que podía inspirar temor
y respeto. Aunque por todo este tipo de fenómenos en los cuales eran
asociados para cada uno de los dioses, entre ellos existían generaciones
de estos mismos, pero también existía relaciones entre ellos no siempre
fueron amistosas, y sus vicios y sentimientos eran similares a los de los
humanos. La superioridad del panteón griego hizo que los romanos, al
entrar en contacto con la cultura griega, asimilaran muchas de sus
divinidades a los dioses griegos, surgiendo así el Panteón grecorromano
[2].
Figura 1. La divinidad es inmortal, pero no eterna. Se nos habla de
diversos ciclos divinos que se han sucedido en el tiempo y a través de los
cuales el poder y el dominio del universo han pasado de unas divinidades
a otras.
Zeus
Es conocido como Jupiter para los romanos, siendo para la mitología
griega el dios supremo, hijo de Cronos y Rea, este pertenece a la
segunda generación de dioses. Ocupo el lugar de su padre en el Olimpo
después de revelarse, muy normal en él metamorfosearse en cualquier
animal y mujeriego, le encantaba decidir asunto de los mortales, en las
épocas de sequia podía provocar lluvias retorciendo la lana de una oveja,
lanza un rato, y el relámpago y sobre todo mantiene el orden, el equilibrio
y la justicia del mundo. Es implacable cuando se encarga de velar por el
mantenimiento de los juramentos y por el respeto de los deberes para con
los huéspedes, quienes siempre deberán ser bien recibidos. Garantiza a
los dioses que se mantenga el poder real, la realización de tributos y
sacrificios por parte de los mortales y el estricto cumplimiento de la
jerarquía social.
En la escultura, se representa a Zeus como una figura barbada y de
apariencia regia (figura 2). La más famosa de todas fue la colosal estatua
de marfil y oro, del escultor Fidias, que se encontraba en Olimpia. Sus
principales templos estaban en Dódona, en el Epiro, la tierra de los robles
y del templo más antiguo, famoso por su oráculo, y en Olimpia, donde se
celebraban los juegos olímpicos en su honor cada cuatro años. Los
juegos de Nemea, al noroeste de Argos, también estaban dedicados a
Zeus. Zeus corresponde al dios romano Júpiter [3].

Figura 2. Zeus, dios del cielo.


Hefesto
Dios griego del fuego y de la metalurgia, hijo de Zeus y de Hera, en
algunos relatos solo hijo de Hera. Era cojo y desgarbado. Poco después
de nacer lo rechazaron del Olimpo, expulsado por Hera, quien lo
rechazaba por su deformidad, pero también pudo ser por Zeus porque
pensaba que él estaba en su contra. Pero regreso al Olimpo y se caso
con Afrodita, diosa del amor. Èl era artesano de los dioses y les fabricaba
las armaduras, armas y joyas. Se creía que su taller estaba bajo el monte
Etna, volcán siciliano. A menudo se identifica a Hefesto con el dios
romano del fuego, Vulcano. La Fragua de Vulcano es el cuadro en el que
Velázquez da su visión sobre los dioses transformándolos en campesinos
o artesanos humanos (figura 3).

Figura 3. La fragua de Vulcano

2. Mitología Incaica

Es uno de los universos de las leyendas y memoria colectiva de los


imperios de los hijos del sol que tuvo lugar en los actuales territorios de
Colombia, Ecuador, Peru, Bolivia, Chile y Argentina, incorporado en
primera instancia a los territorios de la sierra central de Perú hacia el
norte. Existió influencia política, comercial y militar antes de la conquista
de los territorios al sur y norte del Cuzco. La mitología inca estaba
formada por una serie de leyendas y mitos de esta etnia, que sustentó la
religión panteísta del Imperio inca, centralizada en Cusco. A sus dioses,
el pueblo inca les rendía culto, al igual que en otras religiones. Algunos
nombres de dioses se repetían o eran llamados de igual forma en
distintas provincias del pueblo inca. Más tarde todos estos dioses se
unificaron y formaron el que se denomina verdadero panteón inca de
divinidades.
Lo aplicado por la cosmogonía inca en el ámbito de las creencias debe
ser considerado como uno de los instrumentos más importantes utilizados
en el proceso de la formación de su imperio a la par de las
transformaciones económicas, sociales y de la administración.

La andina prehispánica era animista, perfilaba a los astros y a los grandes


hechos y fenómenos geográficos como deidades en sí mismas. El
único dios en sentido pleno de la palabra, fue Viracocha, el dios creador.
Otras deidades importantes eran el sol (inti), la luna (Mama Quilla)
protectora de las mujeres, la tierra (Pacha Mama) de la fertilidad agrícola,
y el rayo (Illapa) trinidad del rayo, trueno y relámpago, dios de la batalla.

A sus dioses el pueblo les rencia culto y sacrificios, al igual que en otras
mitologías. Algunos dioses se repetían o eran llamados de la misma
manera en distintas provincias. Luego se unificaron y se formaron el que
se denomina verdadero Panteón inca de divinidades (figura 4).

Figura 4. Panteón Inca, Representación de la unificación de los dioses


incaicos [4].
Viracocha

Es la versión cuzqueña de una divinidad similar que, en el centro y norte


del Perú, es conocida como Huari y en la costa como Huichama. En
cualquiera de sus versiones, se trata siempre de una divinidad agrícola
estrechamente vinculada con el sol que destruye, o manda a destruir a
través de él, una primera humanidad (presolar) antes de que surja la
humanidad actual consagrada a la agricultura de riego. Las etimologías
de los términos wari y wiraqucha remiten a este acto y concretización del
surgir: « gente del amanecer » y « mar de la gente del amanecer »,
tratándose, en un caso, de los hombres que salen de las entrañas de la
tierra y, en el otro, del mar de donde surgen los ancestros de los
agricultores de riego. En efecto, wiraqucha es el océano que sostiene y
circunda la tierra y, además, es el « mar de grasa » (o « sebo »), con el
sentido vital asociado al segundo de los términos.

La principal función de Huari o Viracocha es la de otorgar – y velar por –


el agua necesaria para el feliz desenvolvimiento de la agricultura de riego.
La naturaleza de esta entidad es fundamentalmente acuática, tratándose
del « agua subterránea que abastece el conjunto de las redes
hidrográficas locales » (p. 46) y, como tal, es la divinidad principal de las
poblaciones que habitan y usufructúan los valles y quebradas mediante
sistemas de riego artificial. A su vez, Huari o Viracocha presenta una
naturaleza unitaria y múltiple, tratándose de un ser a la vez universal y
específico de un lugar, o, mejor dicho, de « una especie de prototipo con
hipóstasis o epifanías locales » (p. 48). Entre los prototipos individuales
de la familia de los Viracocha destaca Ticsi Viracocha(n), tratándose en
este caso de una divinidad unitaria de la región del Cuzco, diferenciada de
otras hipóstasis locales. El análisis de los muchos sentidos de tiqsi en su
asociación con el nombre wiraqucha nuevamente confirma su naturaleza
acuática: « (el) Viracocha base (del mundo) » o « (el) océano base (del
mundo) » (p. 59), es decir, la extensión acuática sobre la que descansa el
mundo y en la que cada noche el sol se hunde para volver a surgir en el
siguiente amanecer.

Pacha Mama ou Pachamama


De quíchua Pacha, "universo", "mundo", "tiempo", "lugar", e Mama,
"mãe",[5,6] "Mãe Terra") es La deidad máxima de los Andes, Bolivianos y
Peruanos Del noroeste argentino y del extremo norte de Chile. Vários
autores consideran la Pacha Mama como una divinidad relacionada con la
tierra, la fertilidad, la madre, lo femenino. [6]. Pacha Mama es
una diosa que produce, e engendra. Segun la tradición, vivía en Cerro
Blanco (Nevado de Cachi), en cuya cima hay un lago que rodea una isla
habitada por un toro dorado y babeante que al mugir expulsaba nubes de
tormentas por la boca [7].

Referencias.
[1] López, M. I. R. (2015). El asalto al Olimpo: la Gigantomaquia. De Arte. Revista
de Historia del Arte, (8), 7-26.
[2] Gotta, C., Buzzi, A. E., & Suárez, M. V. (2008). Siringomielia y otras etimologías
mitológicas. Revista argentina de radiología, 72(2), 143-152.
[3] García, A. V. “Los dioses ya no se divierten: el Olimpo en tres dimensiones”
Publicado en Metakinema. Revista de Cine e Historia 6 (abril 2010).
[4] Sendón, P. F. (2015). Itier César, Viracocha o el océano, naturaleza y funciones
de una divinidad inca. Instituto Francés de Estudios Andinos/Instituto de Estudios
Peruanos, Lima, 2013. Journal de la société des américanistes, 101(101-1 et 2),
329-332.
[5] Pablo F. SENDÓN, « ITIER César, Viracocha o el océano, naturaleza y funciones de una
divinidad inca », Journal de la société des américanistes, 101-1 et 2 | 2015, 329-332.
[6] Paredes, M. R. (1976). Mitos, supersticiones y supervivencias populares de
Bolivia (No. 17). Biblioteca del Sesquicentenario de la República.
[7] Paredes, M. R. (1963). Mitos, supersticiones y supervivencias populares de
Bolivia. 3ra. Ed. La Paz, Bolivia: Ediciones “Islas.

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