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COMUNIÓN
CATEGORÍA: SANTA MISA
Al terminar, viendo hacia el pueblo anuncia la paz diciendo: “La paz del
Señor esté siempre con ustedes”. Si no celebra viendo hacia el pueblo,
debe de girarse para anunciar la paz (IGMR 154).
4. Comunión
La acción final de las cuatro que realizó Jesús en la Última Cena es dar
el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Sagrada Comunión.
b) El canto de comunión
Mientras el sacerdote sume la Sangre de Cristo inicia el canto de
Comunión (IGMR 86 y 159). Este canto puede ser la antífona del
Gradual Romano (con su salmo o sin él), o la antífona con el salmo
del Graduale Simplex. También puede ser algún otro canto adecuado
aprobado por la Conferencia de los Obispos. Lo canta el coro solo, o el
coro con el pueblo, o un cantor con el pueblo (IGMR 87), y debe
prolongarse mientras se distribuye el Sacramento a los fieles (IGMR
86).
A los fieles laicos también se les pude distribuir la comunión bajo las
dos especies, recordándoles que también bajo una sola de las dos
especies se recibe a Cristo todo e íntegro y el verdadero Sacramento
(IGMR n. 282). Esto puede hacerse en los días que indican los libros
rituales, dejando a salvo la facultad que tiene el obispo para establecer
normas acerca de la Comunión bajo las dos especies en su diócesis
(IGMR n. 283).
5. Purificaciones
Cuando el obispo
celebra, al terminar de dar la comunión, le entrega el copón a un
ministro y se dirige a la cátedra. Ahí se acercan los acólitos con la
jofaina, el aguamanil y el manutergio, para que el obispo se purifique
los dedos. Luego, se sienta y recibe el solideo. Se lo coloca uno de los
diáconos que lo asiste (CE 166). En las misas papales, el Maestro de
las Celebraciones Litúrgicas es quien se lo coloca.
La purificación del cáliz se hace con agua o con agua y vino (IGMR
279). Si se hace con agua y vino, primero un acólito vierte vino en una
cantidad similar a la empleada para la Consagración. Luego, quien
purifica mueve suavemente el cáliz para mojar toda la pared de la copa
que haya podido ser tocada por la Sangre de Cristo. Al final bebe el vino
(Ídem)
Una vez que se bebió el agua, hay que secar el cáliz con el purificador
(IGMR 163). Los manuales recomiendan proceder de este modo: sin
apoyar el cáliz sobre el altar, se puede secar el fondo de la copa con la
mano derecha, con un extremo del purificador, sosteniéndolo con el
pulgar por la parte de fuera y con los demás dedos por dentro; después,
con esa parte humedecida, se limpian los bordes del cáliz, haciéndolo
girar suavemente en sentido contrario al de las agujas del reloj. Es en
este sentido para no aflojar el tornillo que soporta la copa. Por último,
se seca el resto del cáliz. Hay que poner atención para quitar bien las
huellas de labios. Todos los movimientos hay que hacerlos sin presionar
mucho, para no rayar el cáliz.
Una vez que está seco, hay que arreglarlo como estaba al principio de
la Misa (IGMR 183). Luego, si el cáliz fue purificado en el altar, el acólito
lo lleva a la credencia (IGMR 163).
6. Acción de gracias
Desde que se termina de distribuir la Comunión, mientras se hacen las
purificaciones, en su caso, y unos momentos después, en los que el
celebrante está sentado en la sede, se guardan unos momentos de
silencio para orar, o bien se puede cantar un salmo u otro canto de
alabanza o un himno (IGMR 88). Los fieles permanecen sentados en
esos momentos (IGMR 43).