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03/02/2018

Ejecución del contrato de obras: ejecución de las obras.

Moreno Molina, José Antonio

Pleite Guadamillas, Francisco

El Consultor Contratación Administrativa, Editorial LA LEY

De conformidad con el artículo 230 TRLCSP (LA LEY 21158/2011) «las obras se ejecutarán con estricta
sujeción a las estipulaciones contenidas en el pliego de cláusulas administrativas particulares y al
proyecto que sirve de base al contrato y conforme a las instrucciones que en interpretación técnica de
éste diere al contratista el director facultativo de las obras. Cuando dichas instrucciones fueren de
carácter verbal, deberán ser ratificadas por escrito en el más breve plazo posible, para que sean
vinculantes para las partes».

Una vez iniciados los trabajos, cuantas incidencias puedan surgir entre la Administración y el
contratista serán tramitadas y resueltas por la primera a la mayor brevedad, adoptando las medidas
convenientes para no alterar el ritmo de las obras. A estos efectos según el artículo 142 (LA LEY
1470/2001) del Reglamento el órgano de contratación facilitará las autorizaciones y licencias de su
competencia que sean precisas al contratista para la ejecución de la obra y le prestará su apoyo en los
demás casos

La ejecución del contrato se realizará a riesgo y ventura del contratista. Durante el desarrollo de las
obras y hasta que se cumpla el plazo de garantía el contratista es responsable de los defectos que en
la construcción puedan advertirse. La ejecución del contrato se realizará a riesgo y ventura del
contratista quien no tendrá derecho a indemnización por causa de pérdidas, averías o perjuicios
ocasionados en las obras, sino en los casos de fuerza mayor. En estos supuestos y siempre que no
exista actuación imprudente por parte del contratista, éste tendrá derecho a una indemnización por los
daños y perjuicios que se le hubieren producido. Tendrán la consideración de casos de fuerza mayor
según el artículo 231 (LA LEY 21158/2011) TRLCSP los siguientes:

a) Los incendios causados por la electricidad atmosférica.


b) Los fenómenos naturales de efectos catastróficos, como maremotos, terremotos, erupciones volcánicas,
movimientos del terreno, temporales marítimos, inundaciones u otros semejantes.
c) Los destrozos ocasionados violentamente en tiempo de guerra, robos tumultuosos o alteraciones graves
del orden público.

En estos supuestos de acuerdo con el artículo 146 (LA LEY 1470/2001) RGLCAP el contratista que
estimare que concurre la aplicación de alguno de los casos de fuerza mayor enumerados anteriormente
presentará la oportuna comunicación al director de la obra en el plazo de veinte días, contados desde

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la fecha final del acontecimiento, manifestando los fundamentos en que se apoya, los medios que haya
empleado para contrarrestar sus efectos y la naturaleza, entidad e importe estimado de los daños
sufridos.

El director de la obra comprobará seguidamente sobre el terreno la realidad de los hechos, y previa
toma de los datos necesarios y de las informaciones pertinentes, procederá a la valoración de los
daños causados, efectuando propuesta sobre la existencia de la causa alegada, de su relación con los
perjuicios ocasionados y, en definitiva, sobre la procedencia o no de indemnización. La resolución del
expediente corresponderá al órgano de contratación, previa audiencia del contratista e informe de la
Asesoría Jurídica.

De este modo la Audiencia Nacional ha interpretado que unas precipitaciones con una magnitud
comprendida entre los 20 y 40 litros por metro cuadrado en cuatro de los días y siendo la lluvia en el
resto, menor de 20 litros por metro cuadrado no suponen que exista causa de fuerza mayor según la
sentencia 17-3-2006, rec. 111/2004 (Ponente: Lesmes Serrano, Carlos) en la que se afirma que:

«TERCERO. Como el recurrente fundamenta su pretensión indemnizatoria en las lluvias caídas en la


zona de la obra, que considera catastróficas y constitutivas de fuerza mayor, es preciso reflejar el
volumen de dichas lluvias con arreglo a los datos disponibles de los centros meteorológicos más
próximos al lugar de la obra.

Según el listado de precipitaciones que obra en el expediente se deduce que de los 35 días registrados
entre el 12 de febrero y el 18 de marzo de 2001, llovió en 13, produciéndose precipitaciones con una
magnitud comprendida entre los 20 y 40 litros por metro cuadrado en cuatro de los días y siendo la
lluvia en el resto, menor de 20 litros por metro cuadrado.

Con arreglo a estos datos objetivos, es claro para este Tribunal, como lo ha sido previamente para los
órganos consultivos de la Administración, que tales precipitaciones por su volumen no tienen el
carácter de catastróficas, aunque hayan sido superiores a precipitaciones medias de la zona donde se
ubica la obra y puedan haber sido las causantes de los daños denunciados.

Quiere ello decir que la indemnización pretendida por el contratista con fundamento en el artículo 144
de la ley de Contratos de las Administraciones Públicas no puede ser atendida.

Este precepto señala que en los casos de fuerza mayor y siempre que no exista actuación imprudente
por parte del contratista, éste tendrá derecho a una indemnización por los daños y perjuicios que se le
hubieren producido, añadiendo que tendrán la consideración de fuerza mayor "b) los fenómenos
naturales de efectos catastróficos, como maremotos, terremotos, erupciones volcánicas, movimientos
del terreno, temporales marítimos, inundaciones u otros semejantes".

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Vemos que la norma enumera, ad exemplum, determinados supuestos de fenómenos naturales de


efectos catastróficos, ejemplos que sirven para perfilar y definir cuáles tienen esta consideración y
cuáles no. Y es claro, insistimos, que unas lluvias superiores a la media, pero que no superan ningún
día los 40 litros por metro cuadrado, no pueden tener la consideración de fenómeno natural de efectos
catastróficos pues tales lluvias no pueden producir inundaciones.

CUARTO. En la realidad, los defectos que se adviertan en una obra pública mientras se ejecuta, e
incluso hasta que se cumpla el plazo de garantía de un año computado desde su recepción por la
Administración, es responsabilidad del contratista, salvo que tales defectos sean imputables a
instrucciones recibidas por la Administración, al propio proyecto o a los supuestos de fuerza mayor a
los que antes nos referíamos. Imputación de responsabilidad que es consecuencia inmediata del
principio de riesgo y ventura del contratista consagrado en el artículo 98 de la ley de Contratos de las
Administraciones Públicas».

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