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cholas Dane está feliz de que su amigo Gabe haya

encontrado el amor de su vida, incluso aunque él no pueda volver


al mundo de la superficie. No puede decirse lo mismo de Nick. Él
sabe quién es su compañero demonio, pero Storym no le da ni la
hora del día.

Storym sabe que el habitante de la superficie, Nick, es su


Demonas Amaté. Pero también sabe que pondría la vida del
hombre en peligro, y Storym no puede permitir eso. Él ya lo tiene
difícil con tratar con la necesidad de Nick de salvar al mundo. No
necesita llevar más peligro al hombre.

Con miedo de no ser capaz de negarse a sí mismo si se


queda, Storym se va sin decir adiós a Nick. Con el corazón roto,
Nick regresa al mundo de la superficie para perderse en su
trabajo como detective de la policía. Por desgracia, los demonios
de las sombras parecen saber quién es, y empiezan a llegar a la
superficie tras él. La única posibilidad de Nick es volver a
Jinnistan. Pero incluso allí, su vida está en peligro porque alguien
tiene sus ojos en Nick, y ellos no dejan que nada interfiera en sus
planes, ni siquiera el Demonio de aire preparado para reclamar a
su compañero.
Nicholas Patrick Dane vio a su mejor amigo y
compañero de trabajo, Gabriele Moretti, lanzar una bola de
fuego pequeña de ida y vuelta entre sus manos. Hace un
mes, eso lo habría asustado de muerte. Ahora él sólo se
divertía, aunque sólo ligeramente. Todavía tenía las marcas
de la chamusquina en la camisa de la última vez en que Gabe
tiró una bola de fuego hacia él.

Gabe se aburría. Nick podía verlo en sus ojos. Tehmper,


el compañero demonio de Gabe, estaba fuera en una reunión
con el consejo de Jinnistan, otra vez, dejando a Gabe y Nick
para divertirse como pudieran. Eso no estaba funcionando
muy bien.

Estaban acostumbrados a una vida activa. Tanto Gabe


como Nick habían sido detectives de la policía en el mundo de
la superficie. Eran socios, luchando juntos contra el crimen,
lado a lado. Sentarse en sus culos todo el día era aburrido.

Nick miró cuando Gabe sostenía una bola de fuego en la


mano y la levantó en el aire. Él se apresuró a señalar con el
dedo a Gabe. —Me lanzas una de esas cosas otra vez y te
arrancaré la piel.

La sonrisa de Gabe era traviesa.


—Oye, mira, todavía tengo marcas de quemaduras de la
última vez. Lo digo en serio, Gabe. Que hagas esa mierda, me
da escalofríos. —Nick respiró un poco más fácil cuando las
llamas en la mano de Gabe se apagaron.

—Tienes que estar bromeando —dijo Gabe cuando se


sentó y miró a Nick—. ¿Después de todo lo que ha pasado en
el último mes, estás preocupado por una piel chamuscada?

Había mucho por lo que Nick estaba preocupado. El


nuevo mundo en el que había aterrizado era uno de los que
batían récords en los libros. En él existían tipos malos que lo
querían chupar hasta secarlo y algunos de los mejores
calientes malditos hombres... err... demonios, que Nick
hubiera visto nunca. Era una lástima que casi ninguno de ellos
llamara su atención. Si se añadía a esto la profecía de los
elegidos, Nick se sentía como si estuviera realmente fuera de
su elemento, o de su mente.

Nick frunció el ceño. Su cabeza en realidad trataba de


resolverlo todo. Había una parte muy fuerte de Nick que sólo
quería volver al mundo de la superficie y olvidarse de que
algo de esto existía. Estaba muy confuso.

—¿Qué? —preguntó Gabe.

Nick se encogió de hombros. —¿Alguna vez has


descubierto por qué estos malditos tatuajes significan tanto
para ellos?

Gabe encorvó la espalda contra los cojines del sofá. —


Tehmper trató de explicármelo, pero no lo entendí con
exactitud. —Gabe movió sus manos en el aire—. Todo es
demasiado confuso para mí.
—¿Y? —preguntó Nick, sentándose delante de Gabe. La
curiosidad estaba comiéndolo, sobre todo porque él tenía uno
de los tatuajes, aunque el suyo era ligeramente diferente al
de Gabe. El tatuaje de Gabe tenía llamas ardiendo en torno a
una rueda de medicina. Nick tenía uno donde el viento
soplaba en torno a una rueda de medicina. Ellos los habían
visto en un sueño.

—¿Qué dijo? —preguntó Nick.

Gabe rodó sus ojos y se inclinó hacia adelante


apoyando los codos en los muslos. —Por lo que entiendo, la
profecía dice que cuando todos los elegidos se encuentren y
se acoplen con su Djini, Jinnistan experimentará un período
de paz y prosperidad que durará mil años. —Gabe agitó una
mano ligeramente—.Estoy parafraseando, por supuesto.

—Oh, por supuesto. —Nick se echó a reír—. Por lo


tanto, nosotros somos los salvadores de Jinnistan, ¿eh?

—Eso parece.

—¿No le parece un poco extraño que se suponga que


debemos ser los salvadores de Jinnistan, y seamos habitantes
de la superficie? Se podría pensar que los salvadores serían
nativos de aquí, ¿no es así?

—Lo que me parece extraño son todos los demonios


que siguen viniendo a conocerte. Es como si hubiera pasado
todo demonio por aquí últimamente.

Nick resopló. —Me lo dices a mí. He tenido más


propuestas en la última semana, que en toda mi vida en la
superficie. Si tomase la décima parte de las ofertas que estos
chicos me han dado, no podría caminar durante una semana.
Cada uno de esos malditos está completamente seguro de
que soy su compañero.

—¿Y tú? —preguntó Gabe. Movió las cejas


sugestivamente—. ¿Alguno de ellos te parece que lo sea?

La necesidad de ocultar sus secretos deseos levantó sus


defensas. —Has visto a estos chicos, ¿verdad? —Nick se rió
nerviosamente—. Son como orgasmos caminando. He tenido
suficientes sueños húmedos últimamente para que me duren
durante un mes.

Bueno, no realmente, pero Gabe no necesitaba saber


eso. Sólo un demonio excitaba a Nick, y Storym no le daría ni
la hora del día. Nick pensó que podría tener algo que ver con
ser un habitante de la superficie. No todo el mundo en
Jinnistan estaba encantado de que estuvieran aquí.

—¿Entonces? Eres joven, libre y soltero —dijo Gabe—.


¿Por qué no tomas uno de ellos?

Nick sacudió la cabeza. —No, simplemente no me


parece bien. Me gustan estos chicos, no me malinterpretes,
pero todos ellos parecen estar buscando al único, ¿sabes? —
Nick torció las manos—. Creo que yo también lo hago.

De hecho, él sabía quién era. Un demonio en particular


había llamado su atención. Sólo deseaba poder averiguar si él
había atrapado el interés del demonio. El hombre había
estado evitándolo desde que descubrió que Nick podría ser
uno de los elegidos.

—Nick, no es una mala cosa —dijo Gabe mientras se


levantaba y cruzaba la habitación para sentarse al lado de
Nick—. Mira, no es fácil. Nunca podré volver a casa. Extraño a
mi familia, mis amigos, la vida que tenía. Pero si conseguir
todo eso de nuevo significa perder a Tehmper, entonces no
vale la pena.

—Realmente lo amas, ¿no? —preguntó Nick después de


un momento. Él sabía lo que Gabe le respondería antes de
que el hombre ni siquiera abriera su boca. En todos los años
que lo había conocido, Nick nunca había visto tan feliz a Gabe
como se encontraba ahora con su demonio.

—Sí, lo sé. Toda la cosa de demonio de fuego, la


mordida de apareamiento, ser uno de los elegidos, todo es un
poco raro, debo admitirlo, pero los beneficios superan con
creces los inconvenientes. —Gabe suspiró profundamente—.
Tehmper me hace hervir la sangre.

—Literalmente. —Nick soltó una risita.

—Sí, sí, pero es más que eso. Soy el centro del universo
de Tehmper y ¿sabes lo maravilloso que es eso? Él hace todo
lo posible para hacerme feliz. Mira lo rápido que liberó a la
gente del harén. Se negó a dormir esa noche hasta que todos
estuvieron acomodados en casas o regresaron con sus
familias. Sabía lo importante que era para mí.

—Sí, eso fue muy bueno. —Nick se rió entre dientes al


pensar en todos los hombres presos en el harén del Amir
antes de ser rescatados por Tehmper—. Estoy sorprendido de
que tantas personas estuvieran siendo retenidas contra su
voluntad y que nadie lo supiera.

Gabe hizo una mueca. —Oh, alguien lo sabía muy bien,


la guardia personal del Amir. ¿Por qué crees que están en la
cárcel en este momento en espera de juicio? Lo que hicieron
estuvo mal, y el pueblo de Jinnistan quiere justicia.
Nick quería cambiar de tema. Se estaban poniendo
demasiado serios para entrar en una zona que Nick prefería
evitar en este momento. Él dio un codazo a Gabe en el
costado.

—Eh, cuidado —rompió Gabe mientras se frotaba su


costado—, o te voy a incendiar.

—¿Es verdad que tú y Tehmper quemáis las sábanas,


literalmente?

Gabe se rió entre dientes. —No te gustaría saberlo.

—Oh, vamos, dímelo —dijo Nick—. Estoy viviendo la


vida de un monje aquí. Tengo que tener algo con qué soñar.

Gabe se echó a reír.

—¡Hey! —espetó Nick, cuando Gabe lo golpeó en el


brazo.

—No, no, yo sólo tuve unas imágenes en mi cabeza… Si


Tehmper y yo tenemos sexo, nosotros hacemos que se
quemen las sábanas. Estamos hablando sobre poner todo en
llamas. Pero estoy acoplado con un demonio de fuego. Eso es
de esperarse. Pero tú tienes el signo de aire en tu tatuaje.
Tienes que preguntarte qué va a pasar cuando tengas sexo.

Las cejas de Nick se alzaron. Mierda, no había pensado


en eso. Él empezó a sonreír cuando las posibilidades llenaron
su cabeza. —Estoy pensando en un tornado o algo así, tal vez
flotar libre en el aire durante el sexo. ¿Te imaginas lo que
sería eso? Me pregunto si podremos volar.

Nick rodó los ojos cuando Gabe se echó a reír


histéricamente. Pero entonces la imagen de tener sexo
mientras flotaba llenó su cabeza. En cuestión de segundos,
Nick se estaba riendo junto con él, ambos hombres
apoyándose uno en el otro.

—No estoy seguro de que sea así como un Demonas


Amaté del nuevo clan gobernante deba comportarse. No
parece muy adecuado.

Nick saltó y echó la cabeza hacia atrás para ver al


demonio Tehmper de pie detrás del sofá. Tragó saliva ante la
adoración que podía ver en los ojos de Tehmper cuando el
hombre miró a Gabe. Quería a alguien que cuidase de él de
esa manera.

Gabe saludó con la mano. —Hola, bebé, ¿cómo estuvo


el trabajo?

Tehmper arqueó una ceja. Nick rodó los ojos. La risa de


Gabe lentamente se desvaneció cuando se volvió a arrodillar
en el sofá y agarrar la camisa de Tehmper.

—¿Acabas de decir que nuestro clan es el nuevo clan


gobernante?

—Creo que lo hice —contestó Tehmper—. La decisión


fue tomada por el consejo esta tarde.

—¿Por qué?

«Sí, ¿por qué?», se preguntó Nick en silencio.

—El consejo cree que nuestro clan es el más adecuado


para el puesto.

—¿Eso es todo? —preguntó Gabe—. ¿Nosotros somos


los más adecuados para el puesto?
—Bueno, podría haber tenido algo que ver con que mi
Demonas Amaté sea uno de los elegidos, pero puedo estar
equivocado.

Gabe se dejó caer en el sofá. —Yo sabía que esto iba a


volver para morder mi culo.

—No, no —dijo Tehmper.

Gabe gritó cuando Tehmper se agachó y lo levantó.


Nick se echó a reír cuando su mejor amigo fue tirado por
encima del hombro de Tehmper y llevado hacia el estudio.

—Yo soy el único que llegará a morderte en el culo —


gruñó Tehmper.

Nick vio a Gabe rodar los ojos justo antes de que la


pareja desapareciera al doblar la esquina. Podía oír los
pesados pasos de Tehmper mientras llevaba a Gabe por las
escaleras. Un momento después, se oyó el golpe de una
puerta cerrándose, y Nick estaba solo.

Miró a su alrededor en la habitación vacía. Era tan


tranquilo que podía escuchar su propio latido del corazón.
Para un lugar que estaba lleno de demonios, este lugar
parecía una tumba. Nick hizo girar los pulgares durante unos
minutos mientras trataba de contener el flujo abrumador de
aburrimiento que lo invadía.

Cuando eso no funcionó, Nick se puso de pie y se fue en


busca de aquello con lo que realmente quería ocupar su
tiempo: el más sexy maldito demonio que jamás hubiera
visto.
—Hey, Storym.

Storym ni siquiera miró hacia arriba, se limitó a asentir


con la cabeza. Había oído al humano venir antes de que
incluso llegara a la biblioteca. Asentir fue todo lo que pudo
manejar sin atacar al habitante de la superficie. Si miraba a
Nick hubiera sido casi imposible resistirse.

—¿Qué estás haciendo?

—Trabajando.

Storym sabía que había dado la respuesta con los labios


apretados y gruñendo. No podía evitarlo. Apenas podía
aferrarse a su control de esa manera. Cuanto más tiempo
pasaba en torno a Nick, menor control tenía. ¿Por qué
simplemente Nick no se alejaba de él?

O mejor aún, ¿por qué no volvía a la superficie del


mundo al que pertenecía? Nick no tenía nada que hacer en
Jinnistan. A Storym no le importaba que se supusiera que
Nick era uno de los elegidos. Cada segundo que Nick pasaba
en Jinnistan su vida corría peligro. Storym no podía entender
por qué los demás no lo entendían. Era claro como el día para
él.

—Oh —dijo Nick simplemente—. ¿En qué estás


trabajando?

Storym rodó los ojos cuando Nick se acercó detrás de


él, mirando por encima de su hombro. Suspiró y se frotó el
puente de la nariz. —Esto es importante.

—¿Puedo ayudar en algo?


—¡No! —Storym ladró. Inmediatamente se arrepintió de
sus palabras cuando al hablarle fuertemente a Nick hizo que
este hiciera una mueca y diera un salto atrás. La idea de estar
encerrado en la misma habitación con Nick durante horas hizo
picar la piel de Storym.

Él no sería capaz de mantener su control si estaba en


cualquier lugar cerca de Nick durante un período prolongado
de tiempo. La mera visión del hombre era suficiente para que
él apretara los dientes y huyera en otra dirección.

—Lo siento —dijo Nick mientras se alejaba—. Te dejo en


paz entonces.

—Mira…

—¿Por qué no te agrado? —Nick le preguntó cuando se


dio la vuelta para mirar fijamente a Storym—. ¿He hecho algo
que te ofenda de alguna manera?

—No, por supuesto, pero…

—¿He roto una regla o algo así?

—No, pero…

—¿Es porque se supone que soy un elegido? ¿Es por eso


que no te agrado?

—Sabes que los elegidos son reverenciados por mi


pueblo —dijo Storym rápidamente—. Tu lugar en este mundo
está bien establecido. Tú puedes…

—Entonces, ¿por qué sigues evitándome como si tuviera


la peste? —Nick inclinó la cabeza a un lado. La frente
arrugada, como si estuviera en una profunda reflexión.
Storym contuvo el aliento mientras esperaba que Nick
dijera algo más. Estaba un poco sorprendido cuando Nick
sacudió la cabeza y comenzó a caminar de nuevo. —No es
que no me agrades, simplemente…

Nick se detuvo en la puerta, pero él no se giró. —Está


bien, Storym. —La sonrisa de Nick era un poco triste cuando
se dio la vuelta. Sus ojos azules parecían aún más pálidos que
de costumbre—. A pesar de que yo sea alguien proclamado
como un elegido, nada dice que tengo que agradarte. No te
volveré a molestar.

Nick salió de la habitación antes de que Storym pudiera


contestar. Storym suspiró y se reclinó en su silla. Él no
necesitaba esta mierda. Se suponía que debía estar revisando
los pergaminos antiguos para ver si Clagh se había perdido
algo.

No se suponía que debiera preocuparse por los


habitantes de la superficie, pero no había sido capaz de sacar
a Nick fuera de su cabeza desde que lo vio. El hombre le
había intrigado. Infiernos, el hombre le hacía desear caer de
rodillas y suplicar misericordia.

Nicholas Patrick Dane, era todo lo que un Demonas


Amaté debía ser, y era el de Storym, pero este no podía
reclamarlo. No tenía intención de unirse a un habitante de la
superficie. En el libro de Storym, Nick estaba totalmente fuera
de los límites; no importaba cuánto quisiera Storym al
hombre.
Nick se recostó contra la pared del balcón y miró a los
guerreros en el patio de entrenamiento. Tenía que admitir que
era bastante impresionante. Estaba acostumbrado a usar una
pistola y los puños. Estos chicos utilizaban espadas.

A veces, Nick se preguntaba si había sido transportado


a otro tiempo en lugar de a un mundo bajo la superficie de la
tierra. Las cosas eran un poco medievales. Nick les estaba
eternamente agradecido de que tuvieran inodoros. Por suerte
no estaban afuera.

Los ojos de Nick se posaron en un guerrero de cabello


oscuro blandiendo su espada. Él había estado observando a
Storym los días previos y posteriores a que hubieran hablado.
Sabía que el hombre era un experto con la espada, pero
siempre estaba un poco sorprendido de ver cuánto.

También había estado evitando a Storym en esos días.


Nick no era tan obstinado como todo el mundo parecía
pensar. Él podía tomar una indirecta. Storym había dejado
más que claro que él no quería tener nada que ver con Nick,
ni siquiera como un amigo. Nick lo comprendió. Se había
mantenido al margen del hombre desde entonces.

Eso no significaba que dejara de mirar a Storym cuando


pudiera, ni tampoco de fantasear sobre el hombre. Los dos
metros con quince centímetros de altura de Storym, sólo
hacían que se le cayera la baba. Agregando a eso todos los
músculos gruesos y el cabello largo y negro del demonio, Nick
estaba en un húmedo sueño en el cielo.

Realmente era una lástima que Storym no mostrase


ningún interés. Nick no tendría ningún problema en agacharse
para registrar lo que Storym tenía entre sus piernas. Él sería
el primero en admitir que sería algo de un tamaño queen1, y a
él le gustaba saber que estaba siendo llenado cuando alguien
lo jodía.

Su único problema era que había encontrado muy pocos


tipos con los que quisiera follar. Infiernos, a excepción de
Storym, en realidad no había encontrado a nadie que le
interesara. La única razón por la que había estado con otros
hombres en el pasado, se debió a la soledad. Ahora no era
diferente, excepto que no quería estar con nadie que no fuera
Storym. Estar solo se veía mejor y mejor a cada momento.

Por fin había encontrado a un hombre que hacía que su


pene se pusiera duro como una roca, y este no estaba
interesado. Eso apestaba totalmente. Nick miró hacia el cielo
azul respirando profundamente. Si se mantenía de esta
manera, se tiraría él sí mismo a Storym. Necesitaba encontrar
otro gran guerrero fuerte y tener sexo.

Cuando Nick miró hacia abajo, Storym estaba mirando


directamente hacia él. Nick sintió que su rostro se sonrojaba
cuando él le devolvió la mirada. En realidad, no era justo que
un hombre pudiera verse tan condenadamente bien. Cada vez
que Nick estaba alrededor de Storym, sólo quería frotarse en
todo el hombre.
1
Hace referencia a que el tamaño sería mucho más que GRANDE, jejeje. Se prefirió dejar
queen porque es más representativo (N de T)
—Tú eres el elegido, ¿no?

Nick se dio la vuelta para ver a un hombre de aspecto


bastante desesperado detrás de él. La mirada ansiosa en la
cara del hombre le dio qué pensar. ¿Se trataría de otro
guerrero que deseaba un Demonas Amaté? Nick suspiró.
Además de ver que el hombre era algo atractivo, no sentía
nada por él.

—Soy Nick.

—¿Tú eres el elegido?

—Supongo. —Nick todavía no estaba seguro de eso.

El hombre sonrió. —Entonces, tú eres mío.

—Whoa, amigo, yo nunca he dicho que vaya a ser tuyo.


—Nick comenzó a retroceder a medida que el hombre
avanzaba. Podía ver una especie de ardor desesperado en los
ojos del hombre. La intensidad de su mirada le daba
escalofríos. Nick levantó rápidamente las manos para alejar al
hombre—. Oye, mira, esto no es una buena idea.

—Yo soy un demonio de aire. Tú tienes el signo de un


demonio de aire. Eres un elegido. Serás mío.

—¿No crees que tengo algo que decir al respecto?

—¡No!

Nick saltó hacia atrás cuando el hombre se abalanzó


sobre él, pero no fue lo suficientemente rápido para escapar.
El demonio lo tomó de los brazos y lo atrajo hacia él. El
estómago de Nick comenzó a revolverse cuando el hombre
trató de atacar su boca. Un olor fétido llenaba el aire, por lo
que Nick sintió arcadas. Estaba seguro de que iba a vomitar.
—¡Vete al infierno lejos de mí! —exclamó Nick. Gritó y
el demonio agarró un puñado de su cabello, sosteniendo aún
su cabeza. Nick dio un tirón, tratando de escapar, pero todo
lo que consiguió fueron unos cuantos cabellos menos en su
cabeza ya que varios fueron arrancados.

—Te reclamo como mi Demonas Amaté.

—¡Yo no creo esa mierda! —gritó Nick cuando cayó de


rodillas entre las piernas del hombre. Oyó el gruñido del
hombre cuando conectó justo donde su mamá le había
enseñado que golpeara. Las manos aun sujetaban sus brazos.
Nick rápidamente empujó con todas sus fuerzas.

—Tendrás que pagar por esto, Demonas Amaté —gruñó


el demonio.

—¡Jódete!

El dolor estalló en la cabeza de Nick cuando el gran


demonio le dio un revés en la cara. Voló hacia atrás y golpeó
contra la barandilla de piedra. Nick tuvo el tiempo justo para
mirar hacia arriba y ver al demonio avanzar hacia él antes de
que sintiera cómo la barandilla detrás de él comenzaba a
desmoronarse.

Nick gritó cuando la barandilla cedió y cayó hacia atrás


dentro de nada más que aire. Lo último que vio antes de caer
al duro suelo, fue al demonio sonriendo hacia él desde el
balcón roto.

Nick no podía respirar. El dolor impregnaba todos los


huesos de su cuerpo. Sabía que iba a morir. No era posible
sentir ese nivel de dolor y no morir. Simplemente no era
posible. No había un lugar en su cuerpo que no le doliera con
soporífera agonía.
Nick parpadeó varias veces mientras esperaba la
muerte. Sentía una profunda tristeza entrando en su corazón
cuando se dio cuenta de que nunca sabría por qué no le
gustaba a Storym. Y que nunca tendría la oportunidad de
encontrar a su propio demonio.

Tal vez esto fuera lo mejor. Un amor como el que


soñaba existía sólo en los cuentos de hadas y las novelas
románticas, y tal vez entre Gabe y Tehmper. No era para él.
Nick cerró los ojos y dejó que el dolor se lo llevara.

El corazón de Storym retumbó en su pecho en el


momento que oyó gritar a Nick. Dejó de latir por completo
cuando vio a alguien golpear a Nick, y luego a Nick volando
hacia atrás. El balcón cedió, y Nick cayó a la tierra antes de
que Storym pudiera detenerlo.

Nick no se movió.

Storym dejó caer su espada en el suelo y corrió hacia el


lado de Nick, cayendo al suelo. Él inhaló profundamente ante
la palidez de la piel de Nick. El aire se precipitó justo atrás
cuando vio la acumulación de sangre alrededor de la cabeza
de Nick. Un goteo pequeño cayó de la esquina de los labios de
Nick.

—¿Demonas Amaté? —susurró Storym. Tenía miedo de


que el hombre no quisiera responder y miedo de que lo
hiciera. Nick parecía roto. Storym sabía que era culpa suya.
Tendría que haber estado vigilándolo con más cuidado.
Tendría que haber sido capaz de detener esto. Él era un
jodido demonio de aire. ¿Qué tan bueno era si no podía usar
sus poderes para salvar a su Demonas Amaté?

—Demonas Amaté, vamos, abre tus ojos.

Storym acarició la rubia cabellera de Nick apartándole


unos mechones de los ojos, rezando para que pudiera
abrirlos. Cuando no lo hizo, Storym tuvo ganas de gritar a los
cielos. Sin duda, los dioses no serían tan crueles como para
traer a este hombre a su vida, y luego arrebatárselo.

—¿Qué demonios ha pasado? —gritó Tehmper al salir


corriendo al patio de entrenamiento y se dejó caer al lado de
Nick.

—Alguien atacó a Nick, y se cayó del balcón —gruñó


Storym.

—¿Está vivo? —parecía que Tehmper quería tocar a


Nick, pero tenía miedo de hacerlo.

—No lo sé.

Tehmper levantó la vista y miró a su alrededor hasta


que vio a otro guerrero de pie cerca. —Ve a buscar a mi
Demonas Amaté y tráelo tan rápido como puedas. También
quiero que llames a un sanador. Y encuentra al jodido que
estaba en el balcón.

Un par de guardias salieron corriendo. Storym sólo se


quedó mirando a Nick. No tenía ni idea de cómo tratar a un
ser humano. Él sabía cómo hacerlo con los demonios. Nada de
lo que hiciera tendría el potencial de matar a Nick. Entonces
Storym se quedó allí, sentado, con un sentimiento de
impotencia.
—Oh, Dios mío, ¿qué pasó? —gritó Gabe al salir
corriendo del edificio y parándose al lado de Nick. Tehmper lo
atrapó y lo retuvo aún antes de que Gabe pudiera caer hasta
el suelo al lado de Nick.

—Nick se cayó del balcón, Demonas Amaté —dijo


Tehmper suavemente—. Necesito tu ayuda. No sé si los seres
humanos tienen la misma constitución que los de aquí en
Jinnistan. ¿Qué debo buscar?

—¿Tiene pulso?

—¿Pulso?

Gabe apartó a Tehmper y se arrodilló en el suelo junto


a Nick. Storym observó atentamente mientras Gabe se
agachaba y ponía dos dedos en un lado de la garganta de
Nick. Casi gruñó al ver a otro hombre tocar lo que era suyo,
pero se detuvo justo a tiempo. Él no tenía ese derecho.

—Oh, gracias a Dios, está vivo —susurró Gabe.

—¿Está vivo? —Storym sentía que el corazón le


empezaba a latir de nuevo.

Gabe asintió y comenzó a recorrer con sus manos los


brazos y las piernas de Nick.

—¿Qué estás haciendo? —gruñó Storym, incapaz de


mantener la nota de tensión en su voz esta vez. Realmente
no le gustaba la forma en la que Gabe tocaba a Nick.

—Estoy comprobando si tiene huesos rotos.

—Su cabeza está sangrando.

—Tiene heridas sangrantes en la cabeza, Storym.


—Pero podría estar muriendo. —Storym no entendía por
qué Gabe no estaba más preocupado. La sangre de Nick
estaba por toda la tierra.

—Y su cabeza tiene que ser revisada, pero antes de que


podamos avanzar hay que asegurarse de que no tiene ningún
hueso roto. Si Nick se ha roto la espalda y lo movemos,
podría quedar paralizado por el resto de su vida.

—¿Paralizado? —susurró Storym cuando la sangre se le


subió a la cabeza tan rápido que sentía como si estuviera
nadando en el lodo—. ¿Nick está paralizado?

Gabe suspiró profundamente. —No lo parece, no, pero


tengo que estar seguro. —Gabe miró alrededor con rapidez y
luego señaló—. Trae ese tablón aquí, y necesito una cuerda o
un trapo, algo para atar a Nick al tablón.

Las manos de Storym estaban apretadas formando un


puño cuando él gruñó. —¿Por qué quieres atar a Nick?

—Quiero mantener a Nick abajo, Storym. Si tiene


cualquier tipo de lesión en la espalda, la rigidez evitará que
empeore mientras lo movemos.

Storym no entendía exactamente lo que Gabe estaba


diciendo, más allá del hecho de que todo lo que Gabe iba a
hacer podría salvar a Nick de una lesión mayor. Rápidamente
se puso de pie y corrió dentro de la casa. Agarró lo primero
que pudo ver, un mantel, y lo arrancó de la mesa. Mientras
regresaba al patio de entrenamiento, Storym comenzó a
rasgarlo en tiras largas.

—¿Funcionará? —preguntó Storym mientras corría de


vuelta hacia el lado de Nick. Levantó un puñado de tela
rasgada, orando haber hecho lo correcto.
—Sí, eso debería funcionar perfectamente. —Gabe hizo
un gesto con la mano—. Está bien, tráeme ese tablón y
ponerlo junto a Nick. Tehmper, quiero que me ayudes a rodar
a Nick por su lado. Storym, quiero que hagas rodar la parte
superior de su cuerpo. Voy a mantener la cabeza recta.
Cuando lo giréis, alguien tiene que deslizar la tabla debajo de
él.

Tehmper se agachó y agarró las piernas de Nick. Gabe


agarró la cabeza. Storym se deslizó hacia el otro lado de Nick,
entre Gabe y Tehmper, y lo agarró los hombros. A medida
que colocaban a Nick suavemente sobre su costado, otro
guerrero colocó el tablón debajo de su cuerpo. Con cuidado lo
dejaron caer sobre el tablón, y luego Gabe comenzó a atarlo.

A Storym todavía no le gustaba esto. Nadie debía atar a


Nick. Pero Gabe parecía saber lo que estaba haciendo. Storym
sólo se aseguró de mantener una estrecha vigilancia sobre
Nick y Gabe mientras este ayudaba a llevar a Nick a la casa y
subir las escaleras.

Storym casi protestó cuando los otros guerreros


comenzaron a ir hacia la habitación de Nick. Él quería a Nick
cerca de él. Pero, de nuevo, él sabía que no tenía ese
derecho. Él no había dicho a Nick nada todavía. No estaba
seguro de que alguna vez se lo dijera. Pero el hecho de que el
hombre era un habitante de la superficie no lo hacía menos
importante para Storym con cada segundo que pasaba.

Cuando el sanador se precipitó en la habitación y


comenzó a echar a todo el mundo, Storym se plantó en sus
pies, cruzó los brazos sobre el pecho, y sacudió la cabeza. Él
no iba a ninguna parte, y no le importaba lo que le dijeran.

—No.
—Djini, por favor —el sanador comenzó—. Necesito
espacio para trabajar en mi paciente.

—No voy a irme.

—Djini…

—Yo no me voy.

—Muy bien —suspiró el sanador antes de girar hacia la


cama donde Nick había sido colocado, con tabla y todo. El
sanador frunció el ceño—. ¡Por los dioses, ¿por qué está
atado?

—Debido a que se cayó del balcón y podría tener graves


lesiones en su espalda —dijo Gabe—. Es una práctica común
en la superficie para mantener el cuerpo inmovilizado, cuando
existe la posibilidad de lesiones graves como esta.

—Qué interesante. —El sanador comprobó la tabla en la


que Nick había sido atado, moviendo las manos curiosamente
mientras miraba el artilugio—. ¡Qué interesante!

—Sanador, por favor, ¿puedes comprobar el tablón más


tarde? —rompió Gabe—. Nick tiene que ser revisado. Te lo
prometo, cuando él esté mejor, te daré el maldito tablón.

Los labios de Storym temblaron cuando trató de no


reírse ante las palabras de Gabe. Él también quería que el
sanador revisara a Nick. Simplemente, no lo habría redactado
tan delicadamente. Probablemente habría atacado al sanador
si no empezaba a tratar a Nick en los próximos minutos.

La espera era insoportable. Entre Gabe y el sanador,


pareció una eternidad el que pudieran comprobar el estado de
Nick. El cuerpo de Storym se tensó con cada toque invasivo.
Nadie debía estar en contacto con Nick.
—Storym, ¿no necesitas irte? —preguntó Tehmper
cuando él se acercó después de un tiempo.

—No.

—¿Estás seguro?

—Sí.

—Entonces, ¿podrías dejar de destruir los muebles?

Storym parpadeó y miró hacia abajo cuando se dio


cuenta de que tenía sus manos alrededor del borde superior
de una silla de madera. Sus manos estaban envueltas
firmemente alrededor de él, y había estado aplastando la
madera maciza.

Storym sintió que su rostro se ruborizaba cuando le


echó un vistazo a Tehmper. —Lo siento. Lo reemplazaré.

El sonrojo se hizo más intenso en su rostro cuando


Storym vio la sonrisa en el rostro de Tehmper. Sabía que el
hombre se reía de él, y sabía por qué. Tehmper había
empezado a sospechar que Nick era el Demonas Amaté de
Storym.

—¿Lo vas a reclamar? —preguntó Tehmper.

—No.

Tehmper se quedó pensativo un momento y luego


asintió. —Muy bien.

Storym esperaba que Tehmper dijera más. Cuando no


lo hizo, la sangre de Storym comenzó a hervir. —Muy bien,
¿qué?

—Nada. —Tehmper agitó su mano en señal de despido.


—Quisiste decir algo con tus palabras, Tehmper. Me
gustaría saber lo que era.

—En realidad no es nada. Han venido hasta mí varios


guerreros interesados por Nick. Los estaba alejando porque
pensaba que había despertado tu interés, pero si eso no es
cierto… —Tehmper negó con la cabeza—. Bueno, supongo que
ya no puedo postergarlo más. Voy a tener que empezar a
considerarlos como posibles compañeros de Nick.

—¡No! —gritó Storym. Sus colmillos bajaron a través de


sus encías cuando un fuerte crujido llenó la habitación.
Storym miró hacia abajo para ver la silla en pedazos en sus
manos. Había destruido totalmente la silla, sosteniéndola
entre sus manos.

—¿Tienes algo que decir, Storym?

Storym arrojó los pedazos de la silla rota al suelo y salió


de la habitación. Se negaba a ser forzado a una unión que no
era de su elección. ¿Y qué si Nick olía como la cosa más
deliciosa que había olido alguna vez? ¿Y qué si Nick era más
hermoso que cualquier puesta de sol? ¿Y qué si Storym
deseaba al hombre como a su próximo aliento? No se
acoplaría a un habitante de la superficie.

Storym evitó la habitación de Nick durante casi una


semana. Había sido doloroso y algo peligroso, ya que no
había podido dejar de pensar en el hombre. Eso no era algo
bueno teniendo en cuenta que fue a varias misiones en la
superficie para mantenerse ocupado. Casi había perdido la
cabeza dos veces durante una batalla. Él estaba demasiado
distraído. Tenía que arreglar las cosas con Nick, de un modo u
otro.

Storym se paró frente a la puerta de Nick. No podía


decidir si golpear o simplemente entrar. Sabía que Nick había
sobrevivido a su caída, ya que había perseguido a Gabe por
cada bocado de información. Nick todavía estaba dolorido y
magullado, pero no tenía ningún daño permanente. Ese
conocimiento era la única cosa que realmente mantenía a
Storym a seguir.

La necesidad de ver por sí mismo si Nick estaba bien


era abrumadora. Storym sintió que se le encogía el estómago,
mientras levantaba su mano y tocaba a la puerta. El deseo de
ver a Nick peleó con la necesidad de Storym para correr en la
dirección opuesta.

Nick era peligroso para su estado de ánimo. No podía


pensar cuando el hombre estaba a su alrededor. Infiernos,
tampoco podía pensar cuando Nick no estaba cerca. Si esto
era lo que sentía al saber quién era su compañero, Storym no
estaba seguro de querer saberlo.

—Adelante.

Storym respiró profundamente y abrió la puerta. Él


había elegido a propósito ese momento en la noche para venir
a ver Nick, así que no habría una gran audiencia. Sólo que no
había esperado que Nick estuviera totalmente solo.

—¿No deberías tener a alguien sentado contigo? —


preguntó Storym mientras cerraba la puerta detrás de él—. ¿Y
no deberías estar en la cama?
Nick se rió entre dientes. —Estoy bien. Envié a Gabe a
la cama. Él estaba exhausto.

Storym bebió de la apariencia de Nick cuando el hombre


salió de las sombras por la ventana hacia la zona más
iluminada de la habitación. Todavía tenía algunos moretones
alrededor de los ojos, pero parecían estar desvaneciéndose.

—¿Cómo estás?

—Estoy bien.

Nick sonrió, pero Storym podía ver que estaba tenso.


Storym supo de inmediato que el hombre estaba dolorido. Él
corrió y abrió sus brazos a Nick. Hizo caso omiso de las
protestas del hombre cuando lo acostó en la cama. Cuando
Nick trató de incorporarse, Storym puso una mano sobre su
pecho y lo empujó hacia abajo.

—Quédate así.

Nick rodó los ojos.

—¿Cómo de malas fueron tus heridas?

Storym lo sabía, pero quería oírlo de labios de Nick.


Infiernos, sólo quería oír hablar a Nick. Amaba la voz suave
del hombre y su expresión inusual. No había conocido a nadie
anteriormente que hablase como Nick, ni siquiera Gabe.

—He tenido una conmoción cerebral y algunos músculos


magullados. No es nada de qué preocuparse.

—Estabas sangrado, Demonas Amaté —gruñó Storym—


. Creo que eso es algo de qué preocuparse.

—Tenía heridas sangrantes en la cabeza, Storym.


—Sí, tu amigo Gabriel dijo la misma cosa. —Las manos
de Storym se apretaron—. Todavía no me gusta.

—Ah, Storym. —La sonrisa de Nick era traviesa e hizo


que la sangre de Storym empezara a hervir—. Yo no sabía
que te importaba.

Storym frunció el ceño. —Me importa.

Nick de pronto se vio un poco menos juguetón y mucho


más nervioso cuando se humedeció los labios y desvió la
mirada. —Bueno, como puedes ver, estoy bien. No hay nada
de qué preocuparse. Gracias por visitarme.

Storym tenía la clara sensación de que estaba siendo


despedido. Eso, si no otra cosa, le hizo gruñir. No le gustaba
ser despedido, especialmente por un habitante de la
superficie y desde luego, no por su Demonas Amaté.

—No me gusta ser despedido, Demonas Amaté.

Nick parpadeó por un momento y luego tiró su cabeza


hacia atrás mientras se reía a carcajadas. Storym no encontró
nada en su discusión divertido como para provocar esa
reacción en Nick. Se agachó y agarró los brazos de Nick y
luego lo sacudió.

—¡Demonas Amaté!

Nick dejó de reír casi al instante mientras miraba arriba


a Storym. —Que te jodan, Storym.

Los dientes de Storym casi se quebraron con lo mucho


que los apretaba. No podía recordar la última vez que alguien
le había hablado tan irrespetuosamente y aún tenía su
cabeza. Trató de recordar que Nick era un ser humano y no
entendía cosas como el honor y respeto. Trató de recordar
que no era más que un simple habitante de la superficie.

Storym gruñó cuando eso no funcionó, y su mente se


deslizó al borde de la rabia profunda, veía todo rojo. Jaló el
cuerpo de Nick y reclamó los labios del hombre en un beso
para castigarlo. Era eso o estrangularlo.

Pero lo que empezó como un castigo, pronto se


convirtió en algo más intenso, con la sensación de los labios
de Nick presionándose contra los suyos. Dioses, ¿alguien
podría tener semejantes labios tan suaves?

Storym gruñó y se presionó más. Acarició con la lengua


a lo largo de la costura de la boca de Nick, exigiendo entrar.
Cuando Nick se estremeció y abrió la boca, Storym se adentró
en su interior para conquistar y explorar.

Él había imaginado que besar a Nick sería estar tan


cerca del cielo como alguna vez pudiera conseguirlo. Era
caliente y apasionado, e hizo palpitar el pene de Storym de
una manera que nunca antes lo había hecho. Cuando las
manos de Nick se apoderaron de su camisa y lo jaló más
cerca, Storym supo que estaba perdido.

Storym agarró la parte delantera de su camisa y la


abrió. Las manos de Nick inmediatamente tocaron su piel,
acariciándolo. Storym necesitaba el mismo acceso. Necesitaba
sentir la piel sedosa de Nick por debajo de él. Trató de
mantener la boca unida a la de Nick cuando intentó sacar la
camisa del hombre.

Cuando eso se volvió muy complicado, Storym se alejó


y arrancó la camisa del cuerpo de Nick. Podía ver el pecho de
Nick subir y bajar rápidamente con su pesada respiración.
Podía ver el despertar del ardor en sus ojos azules.
Storym se acercó al extremo de la cama y tiró de los
pantalones de Nick por sus piernas. La visión de Nick desnudo
en la cama le quitó el aliento. Storym nunca había visto un
espectáculo más hermoso en su vida, y eso que había visto
mucho.

—Prepárate, Demonas Amaté —gruñó Storym—. Tienes


tiempo hasta que me quite la ropa antes de que te joda.

Los ojos de Nick se abrieron por un momento antes de


que se moviera a un lado de la cama y metiera la mano en el
cajón sacando una botella azul, del mismo color que sus ojos.
Nick se recostó sobre las almohadas y derramó parte del
aceite en su mano.

Storym estaba en el proceso de sacarse los pantalones


cuando Nick apretó dos dedos profundamente en su culo.
Storym hizo una pausa, tratando de llevar aire a sus
apretados pulmones. Nick estaba metiendo sus dedos dentro
y fuera de su culo y acariciando su pene al mismo tiempo. La
felicidad en el rostro del hombre hizo que Storym gruñera.
Quería ser la persona que pusiera esa expresión en la cara de
Nick.

Storym rápidamente comenzó a sacarse sus pantalones


y dejó caer los restos de su camisa en el suelo. Se subió a la
cama y lentamente se arrastró hacia adelante hasta que
estuvo entre las piernas de Nick. Se arrodilló entre ellas y
empujó las manos del hombre, apartándolas.

—No sabes nada de ser follado por un demonio de aire.


—Storym sonrió mientras tomaba las caderas de Nick y las
colocaba en su regazo—. Tú vas a aprenderlo, mi dulce.

Storym echó una bocanada de aire y la vio girar en


frente de su cara. Giró y giró hasta que un pequeño tornado
de aire volvió a la vida. Storym rió profundamente por el
shock en el rostro de Nick cuando el pequeño tornado giró
alrededor de sus muñecas derribándolo en la cama.

Storym no solía usar estas medidas la primera vez que


jodía a alguien. Las usaba únicamente con aquellos con los
que quería jugar durante un buen tiempo. Tenía previsto
jugar con Nick por un tiempo muy largo.

Dos respiraciones más de aire le dieron a Storym


pequeños tornados. Storym dirigió éstos a envolverse
alrededor de los tobillos de Nick. En lugar de colocar los
tobillos de Nick sobre la cama como había hecho con las
muñecas, Storym dirigió los mini-tornados a flotar en el aire,
lo bastante alto para que el culo de Nick se levantara justo
donde él quería.

Storym ni siquiera tenía que agacharse para joder a


Nick. Sólo tenía que seguir adelante. Storym movió sus
manos y las piernas de Nick se extendieron abiertas. Se
agachó y arrastró su mano sobre el estrecho agujero
arrugado esperando por su pene.

Había momentos en que Storym odiaba ser un demonio


de aire, pero este no era uno de ellos. Ser capaz de manipular
el cuerpo de Nick en un pensamiento y aun así tener las
manos libres era maravilloso. —No estás lo suficientemente
estirado para mi pene, Demonas Amaté.

Storym exhaló otra bocanada de aire, y luego otra. Esta


vez, él esperó hasta que el pequeño tornado se hubiera
formado y luego se inclinó y lamió el aire dando vueltas hasta
que brillaba. Agarró las nalgas del culo de Nick y luego las
separó dirigiendo el tornado justo donde él quería.
El cuerpo entero de Nick empezó a temblar cuando el
tornado empujó en él. Storym sólo podía preguntarse por la
sensación que nunca había sentido en sí mismo, pero le
habían dicho que era emocionante. El viento entraba duro y
húmedo y empujaba, y cuánto más lo hacía, más estiraba a
Nick hasta que Nick estuvo lo suficientemente estirado para el
pene de Storym.

Storym hizo que el tornado se cerniera sobre la punta


del pene de Nick mientras ajustaba la cabeza de su pene en la
estrecha abertura del culo de Nick. Mientras se hundía en él
lentamente, permitió que el tornado se hundiera sobre el
pene de Nick.

Podía sentir la sorpresa de Nick en completo éxtasis de


que ambas sensaciones le pegaron duro. Storym comenzó a
moverse antes de estar completamente dentro. La sensación
del firme cuerpo de Nick envolviéndose alrededor de él era
demasiado para soportar. Storym sabía que tenía sólo unos
momentos antes de correrse, pero se negaba a terminar
antes de que Nick lo hiciera.

—Joder, mi pene se ve bien en tu culo, Demonas


Amaté.

—Sííííííííí —susurró Nick.

—¿Te gusta esto? —preguntó Storym mientras golpeaba


dentro del hombre—. ¿Te gusta mi pene jodiendo tu culo?

—¡Sí! —gruñó Nick.

—Quiero escucharlo, Demonas Amaté. —Storym apretó


el tornado que giraba alrededor de la erección de Nick,
suprimiendo cualquier orgasmo que el hombre pudiera estar
por tener—. Yo no dejaré que te corras hasta que te oiga
gritar.

Nick lanzó un grito.

Volvió a gritar cuando Storym movió el tornado sobre


su pene. Storym gruñó cuando chorros de semen salieron
disparados del pene de Nick y salpicaron sus cuerpos. Podía
sentir los músculos internos de Nick apretando su pene,
acariciándolo. Era glorioso.

Storym permitió que el tornado se expandiera. Este se


movió a lo largo del cuerpo de Nick hasta que lo cubrió de
pies a cabeza. Storym empujó en el exquisito culo del hombre
una y otra vez. Manipuló el viento, haciendo que el viento
acariciara el cuerpo de Nick hasta que este se corrió una y
otra vez.

Sólo cuando los gritos de placer del hombre se


convirtieron en nada más que un gemido ronco, Storym se
dejó caer en el placer de su propio orgasmo. El viento se
arremolinó alrededor de Storym mientras llenaba el culo de
Nick con su liberación. Poco a poco comenzó a decaer y
desaparecer a medida que Storym se derrumbaba por encima
de Nick.

Storym sonrió cuando miró y encontró los ojos de Nick


cerrados. Tenía la cabeza girada ligeramente en la dirección
de Storym como si lo buscara, incluso en su sueño. Storym
sabía que había llevado al hombre al límite, y no lo lamentó
exactamente hasta que vio los moretones en el cuerpo de
Nick y se acordó de cuán frágiles eran los habitantes de la
superficie.

—Maldita sea —maldijo Storym cuando él se separó de


Nick y se movió a un lado de la cama, agarrando sus ropas.
Una vez que se hubo vestido, metió la mano por el cabello,
enojado porque había dejado perder el control que tanto le
había costado mantener y se había olvidado de que Nick aún
estaba herido.

Él sabía que tomar un habitante de la superficie como


su compañero era una mala idea, y esto sólo le daba la razón.
Tenía que alejarse lo más lejos posible de Nick. Ahora que
había probado al hombre, no sería capaz de impedirse el
reclamarlo la próxima vez.

Él no era tan fuerte.


Nick sentía dolor cuando abrió los ojos, pero el dolor era
en todos los lugares correctos. Había estado bien y realmente
jodido, y se sentía maravilloso, a pesar de los dolores. No
podía esperar a volver a hacerlo. El sexo nunca había sido tan
maravilloso. Infiernos, quería intentarlo de nuevo un millón de
veces.

Él sonrió y se dio la vuelta para mirar a su amante. La


sonrisa que salía de sus labios fue reemplazada por un ceño
confundido. Nick se sentó e hizo una mueca cuando un par de
músculos le dieron un tirón, y miró a su alrededor, la
habitación estaba muy vacía.

—¿Storym?

Tal vez estuviera en el baño. Nick se deslizó


cuidadosamente hasta el borde de la cama y se dirigió al
cuarto de baño sólo para descubrir que estaba tan vacío como
el dormitorio. Confusión, y la semilla de algo peor, empezó a
construirse en su interior.

Nick se apresuró a regresar a la habitación y se puso su


ropa tan rápido como pudo. Apenas tenía puestos sus zapatos
antes de que estuviese corriendo fuera de la habitación en
busca de su nuevo amante. No podía entender a dónde se
había ido Storym.
La noche había sido perfecta. Nadie había tocado a Nick
alguna vez en la forma en que Storym lo había hecho. Nick
sabía que Storym era al que había estado buscando, el
demonio que lo reclamara. De hecho, estaba un poco confuso
en cuanto a por qué no había hecho la reclamación la noche
anterior. Sabía que Storym sintió la misma atracción que él.
Lo había visto en los ojos del hombre.

—Hey, Tehmper, ¿has visto a Storym? —preguntó Nick


mientras se dirigía a la cocina.

—Desde esta mañana, no —dijo Tehmper—. ¿Está todo


bien, Nick? Te ves un poco sin aliento.

Los labios de Nick se torcieron por un momento. Sonaba


como un juego de palabras muy malo, pero nunca había oído
que Tehmper hiciera chistes. —No, sólo estoy buscando a
Storym. Tengo que hablar con él. ¿Sabes cuándo estará de
vuelta?

—Bueno, yo no estoy muy seguro, Nick. Storym pidió


ser reasignado a una misión diplomática en Juherabad. El
alcalde ha solicitado que un Djini fuera y lo asistiera con los
problemas que tiene allí con los Shayatin.

Terror llenó a Nick. —¿Cuándo pidió la reasignación?

—Esta mañana temprano antes de irse.

—¿Por cuánto tiempo se ha ido?

—Unos pocos meses.

—¿Unos pocos meses? —exclamó Nick—. ¿Dijo algo, o


me dejó una nota o algo así?

—No. —Tehmper frunció el ceño—. ¿Debería haberlo


hecho?
Las fosas nasales de Nick estallaron cuando trató de
controlarse a sí mismo. —No, no hay ninguna razón. Si tienes
noticias de él, dile que le deseo lo mejor en su misión.

Nick apretó los puños cuando se giró y salió de la


cocina. Mantuvo su mandíbula apretada, con la boca cerrada
presionando firmemente mientras caminaba de regreso a su
habitación. Sabía que si abría la boca iba a desmoronarse y
empezar a gritar.

Storym lo había dejado. Lo folló y luego lo abandonó


premeditadamente. Nick sabía que él no le agradaba a
Storym, pero no se había dado cuenta hasta ese momento
que el demonio realmente lo odiaba. Él pudo haber dicho
algo. No tenía que humillarlo en primer lugar.

Y así es como Nick se sentía: humillado. Había


encontrado a la persona en la que realmente estaba
interesado, y había sido rechazado. Infiernos, tal vez era él.
Los únicos hombres que parecían estar realmente interesados
en él eran psicóticos, como el hombre que lo había atacado,
por ejemplo. Nick apostaba a que si se le ofreciera al hombre
lo tomaría en un instante.

Nick entró en su habitación y cerró la puerta detrás de


él. Caminó por la habitación y comenzó a sentarse en la cama
hasta que recordó lo que había hecho allí con Storym la noche
anterior. Nunca sería capaz de dormir en esa cama otra vez.

Infiernos, no podía pensar en casi ningún lugar al que


fuera donde el recuerdo de Storym no lo persiguiera. Tenía
que salir rápidamente de aquí y por el infierno salir de
Jinnistan. El mundo de la superficie se veía bastante bien en
ese instante.
Nick tomó las escasas pertenencias que había
acumulado en el tiempo que había estado en Jinnistan y las
empujó todas en una bolsa pequeña. Se colgó la bolsa al
hombro, tomó su chaqueta y se dirigió hacia fuera.

Gabe estaba subiendo las escaleras cuando lo divisó.


Nick se detuvo y esperó a que Gabe llegara hasta él. Gabe
miró la bolsa sobre el hombro de Nick y frunció el ceño. —
¿Vas a algún lado, Nick?

—Me voy a casa, Gabe. Ha llegado el momento.

—Pero no puedes.

—Sí, puedo.

—Pero eres uno de los elegidos. Jinnistan te necesita.

—Jinnistan va a tener que encontrar otro elegido. Me


voy a casa. —Nick empezó a empujar a Gabe para pasar
cuando sintió la mano del hombre en su brazo—. Gabe, lo
digo en serio. Necesito ir a casa.

—¿Se trata de Storym? —preguntó en voz baja Gabe—.


Sé que él pasó la noche en tu habitación.

Nick se alejó y siguió por las escaleras. —No quiero


hablar de Storym.

—Nick…

—¡No, Gabe! —Nick rompió cuando dio la vuelta—. Ya


he terminado. —Hizo un gesto con la mano sobre su cabeza—
. He tenido bastante con los demonios y sus compañeros y las
profecías. Me voy a casa.

—Nick, espera, no puedes…


—No me jodas y me digas lo que no puedo hacer.
Encontraste a tu demonio. El mío se fue porque no quiere
cargar con un habitante de la superficie. —Nick apretó los
puños—. Si eso es todo lo que seré siempre para él, eso es lo
que voy a ser, un habitante de la superficie. Y para hacer eso,
tengo que estar en la superficie.

—Nick, no puedes…

—Gabe, te lo juro, estás estirando los lazos de nuestra


amistad hasta un extremo muy delgado.

—Si sólo cerraras la boca y me dejaras hablar, entonces


sabrías que estoy tratando de ayudarte, idiota.

Nick se cruzó de brazos sobre el pecho y entrecerró los


ojos. —Está bien. Estoy escuchando. Tienes cinco minutos.

—Dios, tú eres un burro tenaz.

—Cuatro minutos y treinta segundos.

Gabe rodó los ojos. —Tengo entendido que quieres


volver a la superficie. Lo entiendo. No me interpondré en tu
camino. Pero tienes que hablar con Tehmper antes de irte.

—¿Por qué?¿Para que él trate de convencerme?

—No, para que pueda darte una piedra de ijada2 —dijo


Tehmper desde la parte inferior de las escaleras. Señaló a
Nick—.Y no quiero oír que le hablas así a mi Demonas Amaté
de nuevo, o voy a olvidar que somos amigos.

—Lo siento. —Nick frunció el ceño—. ¿Qué es una


piedra de ijada?

2
En el original worry stone: Se trata de una piedra lisa, con una hendidura en forma de la
yema de los dedos pulgar e índice, con la finalidad de que uno la juegue dándole la vuelta entre
los dedos para liberarse de la tensión. (N de T)
Tehmper levantó la mano, mostrando la pequeña gema
azul que estaba en la palma de su mano.

—¿Para qué sirve?

—Es una manera de que puedas ponerte en contacto


con nosotros aquí en Jinnistan si nos necesitas para algo, o
simplemente si quieres hablar con Gabe. Es un poco parecido
a un teléfono celular de tu mundo, sólo que marca un solo
número —Tehmper señaló a una joya similar que Gabe tenía
en una pulsera en su muñeca—. Sólo se puede contactar con
la persona que la sostiene.

Nick se acercó y tomó la piedra que Tehmper le tendía.


—¿Cómo funciona?

—¿Has oído hablar de las piedras de ijada, no? —


preguntó Tehmper—. ¿Las que la gente frota en las manos
cuando están preocupados?

Nick asintió.

—Funciona así de fácil. La frotas con los dedos como


una lámpara con un genio y piensas lo que quieres que Gabe
escuche. Él va a escuchar tus pensamientos.

—Cool —sonrió Nick.

—Ahora, vamos. Yo te acompañaré a la puerta.

Nick se frotó el puente de su nariz y luego apoyó la


cabeza contra el reposacabezas y continuó mirando por la
ventana. Se sentía muy cansado, los ojos amenazado con
cerrarse. Odiaba estar fuera del juego. Lo odiaba aún más sin
Gabe. Por lo menos Gabe tenía sentido del humor.

Nick giró la cabeza para mirar al hombre de cabello


negro sentado en el asiento de al lado. Este tipo no tenía
sentido del humor. El detective novato vivía y respiraba el
manual de la policía. Nick tenía serias dudas de que alguna
vez se hubiera saltado las reglas en su vida.

Nick nunca había roto las reglas que le habían enseñado


en la academia de policía, pero él se las había saltado un par
de veces. Ser un buen detective significaba encontrar un
equilibrio entre el libro de reglas y la vida en las calles,
porque no había nada en el manual de la policía que
preparara a un agente para la realidad de la lucha contra el
crimen en la vida real.

Dios, odiaba estar de vigilancia con su nuevo


compañero. Él preferiría tener a Gabe como tal, pero eso no
era posible. Gabe no podría ir nunca más a la superficie. Nick
ya había ayudado a empacar el apartamento de Gabe y
presentado su renuncia al departamento de policía. En lo que
a ellos concernía, Gabe había dimitido y se había mudado.
Nadie volvería a saber nada más de él.

Cuando volvió a la superficie unas semanas atrás para


conseguir las cosas de Gabe, había pedido un permiso para
ausentarse diciendo que estaba ayudando a Gabe a
recuperarse del ataque en el callejón y luego lo ayudaría a
mudarse. Afortunadamente, nadie había cuestionado a Nick
cuando él regresó. Había ido de vuelta al trabajo y le habían
asignado un nuevo compañero.

Y aquí estaba él, con su nuevo compañero sentado


junto a él, metidos en un auto vigilando la habitación de un
hotel donde parecía que se escondían dos delincuentes
sospechosos. Nick estaba aburrido sobre sus pensamientos.
No era como si pudiera hablar de su última conquista con el
hombre, en parte porque no había habido ninguna, y en parte
porque no sabía de qué manera reaccionaría su nuevo
compañero.

Nick no estaba seguro de que el hombre supiera que él


era gay. El detective Jack Aniston era muy cerrado acerca de
contar algo sobre su vida personal. No parecía que quisiera
hablar de otra cosa que no fuera su caso actual. Cada vez que
Nick intentaba iniciar una conversación, el hombre se negaba
a hablar.

—¿No es el tipo que estábamos buscando?

Nick se dio la vuelta para ver a un hombre de aspecto


bastante cutre subir las escaleras hacia la segunda planta.
Rápidamente tomó la lectura de la APB3 y comprobó la foto
contra el perfil del hombre.

—Parece que es él.

—Bueno, vamos. —Jack comenzó a llegar a la manija de


la puerta.

—Whoa, amigo, reduce la velocidad —dijo Nick


rápidamente—. Vamos a sentarnos aquí y ver por un
momento, para saber a dónde va.

Jack suspiró y se recostó en su asiento. —Vamos a


perderlo.

—No, no lo haremos. Sólo siéntate y observa.

3
All points bulletin . Es una transmisión emitida por una agencia del orden público a otro.
Jack dejó escapar un suspiro. Nick rodó los ojos y miró
al hombre. —Hay mucho más en la resolución de crímenes
que sólo capturar a los malos, Jack. Necesitamos averiguar lo
que saben y por qué son los malos.

—La APB dice que atrapemos al hombre, no que nos


sentemos y lo observemos. —Jack movió su mano hacia las
escaleras—. ¿Cómo podemos atrapar al tipo si nos sentamos
en el coche?

—Entonces, atrapamos al hombre. Y después, ¿qué? ¿Y


si tiene compañeros? ¿Cómo vamos a saber qué se traen
entre manos, a menos que lo observemos durante unos
minutos?

—Bien.

Nick rodó los ojos cuando Jack cruzó sus brazos sobre el
pecho y comenzó a mirar por la ventana. «Novatos…» Dios,
odiaba estar de vigilancia con los chicos nuevos. Si Gabe
pudiera ver esto, estaría riéndose de su suerte.

Nick frunció el ceño. Él había perdido a Gabe.


Demonios, incluso había perdido a Tehmper. El estar en la
superficie no era todo como lo que pintaban. Sólo había
estado en su hogar por un par de semanas, y ya quería
volver. Pero volver significaba enfrentarse a Storym, y Nick
no estaba preparado para hacer eso todavía.

Todavía no había llegado a un acuerdo con el hecho de


que el hombre destinado a ser suyo no lo quería. Nick no
estaba seguro de que jamás lo hiciera. Había pensado mucho
al respecto desde que había vuelto, y estaba bastante seguro
de que él sabía por qué Storym no lo quería. Pero saber por
qué y aceptarlo, eran dos cosas diferentes.
Storym lo había dejado después de una noche juntos.
Una noche que Nick consideró pura felicidad. Nick imaginó
que Storym no se había sentido de la misma manera. Nick
sabía que no era sólo eso y que no tenía mucha experiencia
en la cama, pero nunca había soñado que Storym lo
rechazaría debido a ello.

Nick había considerado salir y encontrar a alguien para


ganar más experiencia, y una noche de borrachera incluso lo
había intentado. Pero apenas besó al hombre vomitó sobre él.
Esa experiencia le enseñó que nunca sería capaz de soportar
el contacto de otra persona. También le enseñó que estaba
condenado a una vida en soledad.

No habría nada que lo esperara en casa después del


trabajo, excepto una botella de whisky. Al ritmo al que estaba
ahogando sus penas, iba a ser un alcohólico en un mes. Pero
por lo menos cuando bebía, podía dormir por la noche sin
pensar en Storym.

—Oye, está saliendo.

Nick levantó la vista y, por supuesto, el asesino que


buscaban salía de su habitación del hotel. Nick sacó su pistola
y comprobó las municiones mientras esperaba a que el
asesino llegara a la planta baja. Él no quería ser atrapado en
una situación en la que no pudiera salir.

—Mantén tu arma a mano —dijo Nick—. Trata de


mantenerte fuera de la vista. Quiero ver dónde va el hombre.

Jack asintió y miró su propia arma antes de salir del


coche. Nick salió, cerró la puerta y se apresuró a cruzar la
calle, con Jack pisándole los talones. Nick mantuvo sus ojos
en los alrededores, mientras seguían al hombre que
buscaban. Algo no se sentía bien, pero él no podía entender
por qué.

Colton Harris era un narcotraficante sospechoso. Él era


buscado por cargos de distribución de drogas. Eso le había
costado una temporada en prisión por robo a mano armada,
posesión con intención de distribuir, y asalto con arma mortal.
Él era considerado armado y peligroso.

Nick no sabía nada más allá del hombre. Había estado


observando a Harris la mayor parte de la semana, siguiendo a
sus clientes potenciales e interrogando a algunos asociados
conocidos. Después de investigar al hombre desde hacía
bastante tiempo, Nick sospechaba que Harris estaba en algo
más que distribución de drogas. Sospechaba que Harris
estaba haciendo las malditas cosas él mismo.

Existía una nueva droga en las calles llamada “Lujuria”.


En las últimas dos semanas, once personas habían sido
atendidas en el hospital después de tomar el medicamento.
Cinco de ellas habían muerto. Los superiores de Nick querían
a los responsables. Nick estaba bastante seguro de que Harris
era el creador.

—Quédate cerca —susurró Nick, e hizo un gesto hacia


Jack para conseguir que se quedara detrás de él. Harris se
había quedado en la esquina de un edificio de ladrillos
abandonado. Nick recordó lo que Gabe le había contado que
sucedió cuando perseguían a Bobby G y había salido corriendo
por el lado de un edificio. Él no iba a luchar contra un
Shayatin si podía evitarlo.

Nick se asomó por la esquina. Harris estaba corriendo


por la acera. La luz era tenue en el otro extremo del edificio,
muchas sombras, por lo que no podía estar seguro de que no
hubiera alguien esperando, pero no divisó a nadie de
inmediato.

Nick se deslizó por la vuelta de la esquina. Se quedó


cerca de la pared mientras corría por la acera tras Harris.
Cuanto más se acercaba al otro extremo del edificio
abandonado, más rápidamente comenzaba a latir con fuerza
su corazón.

Harris dio la vuelta a la esquina en el otro extremo del


edificio, desapareciendo de la vista. Nick apretó el paso, casi
corriendo hasta el final del edificio. Hizo un gesto con la mano
detrás de él, para indicar a Jack para que se quedara detrás,
y entonces sacó su pistola. Él no sabía por qué, pero sabía
que iba a necesitarla.

Nick se asomó por la esquina del edificio y rápidamente


se echó hacia atrás. Su boca se abrió cuando repitió la escena
en su cabeza. Nick tenía una memoria fotográfica. Él podía
recordar todo lo que veía. No quería recordar lo que acababa
de ver.

Nick colocó la mano en el bolsillo y agarró la piedra de


ijada que Tehmper le había dado. La frotó con furia mientras
esperaba que Gabe conectara con él. Iba a necesitar ayuda,
del tipo que no podía obtener de su compañero novato.

—Oye, Nick, ¿qué pasa?

—Estoy en un edificio abandonado entre la Quinta y la


Calle Central —dijo Nick rápidamente en su cabeza—.
Necesito a Tehmper y algunos de los chicos aquí, lo antes
posible. Seguía a un sospechoso, y él sólo se encontró con
una puta banda de demonios sombra.
—Joder. Bien, voy a enviarlos allí en un momento. No
hagas nada. Lo digo en serio, Nick, no te muevas por una
jodida. Esos chicos no juegan. Rasgan la garganta y te dejan
seco.

—Sólo date prisa, imbécil —dijo Nick—. Mi nueva pareja


es una mierda idiota y es susceptible a… —Nick gimió cuando
Jack hizo exactamente lo que Nick no quería que él hiciera —.
¡Mierda! Rambo acaba de correr en la línea de fuego. Dile a
Tehmper que consiga traer su culo hasta aquí antes que
pierda a otro compañero.

Después Nick salió corriendo tras Jack por la vuelta de


la esquina del edificio. Oyó disparos antes de que él pudiera
llegar hasta el hombre. Jack estaba allí, disparando su arma
una y otra vez hasta que se escuchó el „clic‟ del cargador
vacío.

—Dispararles no los matará —gritó Nick cuando llegó al


lado de Jack y le agarró el brazo. Tiró de él, duro, y trató de
alejar a Jack—. ¡Corre, pequeña mierda!

Jack se quedó allí, congelado, con su pistola vacía


apuntando a las criaturas que avanzaban hacia él. Nick
realmente no tenía ningún interés en tratar de explicarle a su
capitán que había perdido a otro compañero, incluso si creía
que Gabe simplemente había renunciado. No tenía ganas de
masticar las mierdas que le dirían si algo le pasase al
detective novato.

Cuando un demonio sombra gritó y trató de dar un


golpe a Jack, Nick empujó a su joven compañero, sacándolo
fuera del camino. Había sido un jodido movimiento tonto,
pensó, cuando las garras del Shayatin rasparon en su
espalda. No había manera de que él saliera sin laceraciones
profundas en la espalda. Podía sentir el aire frío y húmedo de
la sangre chorreando por su cuerpo.

Nick tomó la cosa más cercana que pudo encontrar, una


vieja pipa de plomo oxidada, y se puso de pie. Empezó a
agitarla antes de que incluso se pusiera completamente de
pie. El primer demonio sombra cayó con un ruido sordo y no
volvió a levantarse. Aún quedaban cuatro más.

Nick respiró profundamente, mientras esperaba a que el


siguiente llegara hasta él. Él no era tan tonto como para
abalanzarse sobre ellos y tratar de luchar contra todos al
mismo tiempo. Sólo podía esperar mantenerse con vida, y a
Jack, el tiempo suficiente hasta que los Djini llegaran hasta
ellos.
Storym asintió a los centinelas mientras se abría camino
hasta la escalinata del palacio. Odiaba vivir aquí. Él prefería la
parte del clan menos poblada. En este lugar, había gente que
salía y entraba en todo momento, de día o de noche.

A pesar de todo eso, estaba contento de estar de


regreso. Habían sido un par de semanas largos. Odiaba estar
fuera tanto tiempo. Echaba de menos su casa. Echaba de
menos a sus amigos. Y extrañaba a Nick. Storym no podía
creer lo mucho que extrañaba a Nick.

El hombre era casi lo único en lo que pensaba… otra


vez. Storym sabía que tenía que lidiar con sus sentimientos
hacia el otro hombre y meter su cabeza en el juego. Él estaba
tomando demasiados riesgos, y uno de estos días, le costaría
a alguien su vida.

Antes de que pudiera hacer frente a sus sentimientos


hacia Nick, Storym sabía que tenía que averiguar
exactamente lo que eran esos sentimientos. El hombre lo
confundía. Él no era un guerrero, sin embargo, lo era. No era
un Afrit, sin embargo, lo era. Lo único real que Storym sabía
era que Nick era su Demonas Amaté.

Los pasos de Storym se desaceleraron cuando llegó a la


entrada principal del palacio y encontró a Gabe que iba y
venía por el duro mármol. Los brazos de Gabe estaban
cruzados sobre el pecho, y su cara se veía apretada,
preocupada. Algo pasaba, evidentemente, algo molestaba al
hombre.

—Gabe, ¿está todo bien?

Gabe se dio la vuelta. Suspiró al empujar su mano por


el cabello castaño oscuro. —Joder, Storym, casi me matas del
susto. —Gabe frunció el ceño mientras miraba a Storym—.
¿Qué estás haciendo de regreso? Pensé que ibas a estar fuera
durante un par de meses.

Storym se encogió de hombros. —Ya no soy necesario


en este momento.

A decir verdad, lo más probable era que sí lo fuera. Sólo


sabía que necesitaba conseguir enderezar su cabeza antes de
que alguien resultase herido o algo peor. No estaba
trabajando con la cabeza ahora mismo, y eso significaba que
estaba poniendo en peligro a otras personas. Hasta que
pudiera resolver las cosas, lo mejor sería que él se quedase
en casa.

—Oh. —Gabe profundizó el fruncimiento del ceño, y


empezó a caminar de nuevo.

—¿Dónde está tu compañero?

—Tehmper fue a la superficie con los demás.

Storym asintió. —¿Otra misión?

—No, no, Nick se puso en contacto conmigo. Él está en


problemas. Parece que se encontró con un grupo de Shayatin
y necesitaba ayuda.
—¿Qué? —gritó Storym cuando el miedo abyecto llenó
cada célula de su cuerpo.

—Tehmper le dio a Nick una piedra de ijada cuando se


marchó. Nick la utilizó para…

—¿Qué quieres decir con “cuando se marchó”? —cortó


Storym—. Nick es un elegido. Su lugar está aquí.

Las manos de Gabe se posaron en su cadera mientras


miraba a Storym. —Bueno, al parecer, no tenía ninguna razón
para quedarse, así que se fue a casa.

Storym gruñó. —¿Cuándo? —preguntó mientras


apretaba los puños.

—¿Cuándo qué?

—¿Cuándo se fue a la superficie? —Storym se negó a


llamar a ese lugar su hogar. La casa de Nick estaba aquí, en
Jinnistan.

—El mismo día que te fuiste.

La sonrisa en la cara de Gabe, junto con sus palabras,


tomó toda la ira de Storym. Él sabía exactamente por qué el
hombre se había ido. Si algo le sucedía a Nick, sería culpa
suya. Había llevado a su Demonas Amaté lejos.

Storym tendió la mano. —Quiero tener tu piedra de


ijada.

—¿Qué? —rompió Gabe—. ¡No!

—Dámela, Gabe —gruñó Storym—. Necesito encontrar


a Nick.

—Jódete. Tuviste tu oportunidad con Nick y lo arrojaste


lejos. Infiernos, lo apartaste. Si piensas por un maldito
minuto que yo te voy a dejar que te acerques a él otra vez,
entonces estás alucinando. No te voy a dejar acercarte a más
de cinco metros de Nick.

—No depende de ti.

—Sí, lo hace. Él es mi amigo.

—Y él es mi Demonas Amaté —gruñó Storym con los


dientes apretados.

Gabe se quedó boquiabierto. —¿Nick lo sabe?

Storym hizo una mueca. —Pienso que sí.

—¿Y no lo reclamaste?

—No pude reclamar a Nick en ese momento.

—¿Y ahora? —preguntó Gabe—. ¿Vas a reclamarlo


ahora?

—Gabe…

—No lo harás —susurró Gabe cuando sus cejas se


alzaron—. No tienes intención de reclamar a Nick, ¿verdad?

—Es complicado.

—No, no lo es. —Gabe sacudió la cabeza—. O es tu


Demonas Amaté, o no lo es.

—Pero…

—No hay un „pero‟, Storym. Nick es tu Demonas Amaté.


Tienes que reclamarlo.

—No puedo.

Los ojos de Gabe se estrecharon. —¿Por qué no? ¿Estás


involucrado con otra persona?
—No, no, por supuesto, pero…

—¿Estás casado?

—No.

—¿Eres heterosexual?

—Diablos, ¡no!

—Entonces no veo el problema. Nick es tu Demonas


Amaté. Eso es el final de esto.

—¿Qué sabes al respecto? —rompió Storym. Odiaba ser


interrogado por Gabe. El hombre hacía de los interrogatorios
una forma de arte—. No eres más que un habitante de la
superficie. No tienes ni idea de lo que es ser un Djini.

—¿Estás avergonzado de Nick porque es un habitante


de la superficie?

—¿Qué? —gritó Storym con asombro.

—Ya me has oído.

—No, yo nunca podría estar avergonzado de Nick.

—¿Entonces, qué es?

—Él es un habitante de la superficie. ¿No lo entiendes?


No es lo suficientemente fuerte para vivir aquí. ¿Qué pasará
cuando alguien decida vengarse de mí y vaya detrás de Nick?
Lo mataría. No es lo suficientemente fuerte como para luchar
contra demonios rebeldes.

—Tienes miedo —susurró Gabe.

Storym gimió y se sentó en uno de los escalones


cuando sus piernas cedieron bajo su peso. Hundió la cabeza
entre sus manos. Absoluto terror le llenaba cada vez que
pensaba en Nick siendo atacado, y había pensado mucho en
ello.

Ser un demonio no era fácil. Ser el compañero de un


demonio era aún más difícil. La vida de Nick estaría en peligro
constantemente. Storym no podría vivir consigo mismo si algo
le sucediera a Nick una vez que se aparearan. Prefería no
acoplarse con él.

—Storym —dijo Gabe suavemente mientras se sentaba


a su lado—, reclamar a Nick es la mejor cosa que puedes
hacer por él. Negar el vínculo que hay entre vosotros sólo
perjudica a los dos.

—Y puede hacer que maten a Nick. —Storym fue


inundado por la miseria. Levantó la cabeza y miró al
compañero de Tehmper—. Siento como si mi corazón se
estuviera arrancado de mi pecho cada maldita vez que veo a
Nick, sabiendo que no puedo estar con él. Pero no puedo
poner en peligro su vida así.

Gabe resopló y rodó los ojos. —Odio la lluvia en tu


desfile de piedad, Storym, pero la vida de Nick está en peligro
tanto si lo reclamas como si no. —Gabe señaló hacia el techo
con el dedo—. Él está allá arriba, solo, luchando por
mantenerse con vida. Por lo menos aquí, tienes la
oportunidad de salvarlo.

—¿Cómo puedes saber eso? —preguntó Storym—. En la


superficie, es sólo otro ser humano. Sus posibilidades de ser
atacado por un demonio rebelde son bastante escasas.

—Lo que no explica por qué Nick se encuentra luchando


contra toda una banda de demonios rebeldes.
—¡Joder! —Storym pasó las manos por su cara y las
frotó sobre su mandíbula—. ¿Qué se supone que debo hacer,
Gabe? Si yo reclamo a Nick y lo traigo a casa, no sé si podré
mantenerlo a salvo. Pero si no lo reclamo, él estará ahí solo, y
sé que así no puedo mantenerlo a salvo. No puedo ganar.

Gabe se encogió de hombros. —Me gustaría poder decir


que es fácil, pero no lo es. Tengo que sentarme aquí y ver a
Tehmper ir a una misión a la superficie sabiendo que no
puedo unirme a él y mantenerlo a salvo. Sólo puedo rezar
para que llegue a casa y a mí a salvo.

Storym levantó la cara y miró a Gabe, cuando el


hombre le dio una palmada en la pierna. Estaba confundido
por la sonrisa en la cara de Gabe teniendo en cuenta que
estaban hablando acerca de la seguridad de Nick.

—Y esos momentos en los que Tehmper está en casa y


seguro, pongo todo en ello, en caso de que sea la última vez
que estemos juntos. Vivimos una vida al límite en estos días.
Nos amamos uno al otro lo mejor que podemos, porque
sabemos que podemos no tener otra oportunidad.

Storym frunció el ceño. —¿Cómo puedes vivir así?

—Amo a Tehmper.

Gabe extendió su mano y la abrió. Una pequeña piedra


azul estaba en el centro de su palma. —Si te preocupas por
Nick, toma esto y ve a buscarlo. Si no es así, si no puedes
comprometerte con él, déjalo ir, déjalo encontrar algo de
felicidad.

Storym dudó aproximadamente medio segundo antes


de llegar a más y robar la piedra azul de la mano de Gabe.
Cerró la mano con tanta fuerza a su alrededor que pudo sentir
los bordes lisos morder su piel.

Gabe se puso de pie y dio unas palmaditas en el


hombro de Storym. —Tehmper, Zayne, y Clagh fueron tras
Nick hace unos veinte minutos. Nick dijo que estaba en un
almacén abandonado con su nueva pareja, Jack, en la esquina
de las calles Quinta y Central.

—¿Qué nueva pareja? —gruñó Storym cuando se volvió


para mirar a Gabe—. ¿Quién es ese hombre que está con mi
Demonas Amaté?

—Un detective. —Gabe se rió entre dientes—. Alguien


tenía que reemplazarme.

Storym se puso de pie. —¿Es alguien al que tengo que


matar?

—¡No! —Gabe empujó la mano por el cabello—. Caray,


no, no lo mates. Infiernos, ni siquiera le digas quién eres. Es
humano, Storym. Tengo serias dudas de que él sepa quién
eres tú, por no hablar de lo que eres. Sólo... sólo mantente
alejado del nuevo compañero de Nick, ¿de acuerdo?

Storym frunció el ceño. No le gustaba la respuesta. Si


esta nueva pareja era importante para Nick, entonces quería
saber sobre él. Y ciertamente quería que el otro hombre
supiera de él. —Muy bien.

Storym sostuvo la piedra firmemente en su mano y se


detuvo en su habitación para colocarse su largo abrigo negro,
pantalones de cuero negro, y tantos cuchillos como cupieran
en la ropa.

Hizo caso omiso de todo el mundo cuando se dirigía a la


puerta que lo llevaría a la superficie. No quería hablar con
nadie. Si alguna persona le decía que no podía ir, Storym lo
destriparía. Su único objetivo era llegar a Nick antes de que
algo le sucediera.

El viaje a la superficie sólo duró unos minutos. Storym


simplemente asintió a los centinelas que guardaban la puerta
y luego caminó a través de ella. Un momento después, salió
en el mundo de la superficie. Le tomó un momento averiguar
exactamente dónde estaba, y no era donde quería estar.
Estaba a unas cinco cuadras del lugar donde se encontraba
Nick.

Storym comenzó a caminar en la dirección que Gabe le


había dado. Había muy poca gente en las calles, pero le
dieron una fuerte mirada por su apariencia. Pasó tienda tras
tienda mientras caminaba, cuadra tras cuadra, hasta llegar a
su destino.

Storym podía oír la lucha incluso antes de llegar a la


esquina. Sacó su espada y se preparó para la batalla mientras
corría alrededor de la esquina de un viejo edificio de ladrillo.
De inmediato vio a Tehmper, Clagh y Zayne, comprometidos
en una batalla con unos pocos Shayatin. Varios demonios
sombra yacían muertos en el suelo.

Storym evaluó la situación en un instante, para saber


dónde era más necesaria su ayuda. Con un solo vistazo vio a
Nick y a otro hombre luchando contra dos Shayatin. Corrió en
su dirección y comenzó a balancear su espada en el momento
en que los alcanzó.

—¡Retrocede, Demonas Amaté! —gritó Storym cuando


blandió de nuevo la espada hacia el demonio sombra. Sintió
que su espada cortaba la carne al mismo tiempo que atrapó a
otro demonio sombra arrastrándose detrás de Nick.
—¡Abajo! —gritó. Vio a Nick mientras continuaba
blandiendo la espada en torno a un círculo en la parte
superior de la cabeza del hombre. La cabeza del Shayatin fue
limpiamente cortada de sus hombros, la sangre fluía en todas
direcciones.

Storym se puso delante de Nick y mantuvo su espada


firmemente en sus manos, listo para arrancar la cabeza del
próximo hijo de puta que fuera lo suficientemente estúpido
como para tratar de llegar a Nick. Storym sonrió brevemente
cuando sintió la espalda de Nick contra la suya y se dio
cuenta de que su compañero estaba de pie, espalda con
espalda con él.

—Tenemos que conseguir una espada para ti —dijo


Storym, inclinando la cabeza ligeramente para que Nick
pudiera escucharle sobre el rugido de la batalla—. Tus armas
no tienen un gran efecto en estos chicos.

—Sí, me di cuenta de eso cuando vacié mi primer


cargador en ellos y siguieron avanzando.

Storym gruñó. —¿Te mordieron?

—¿Morderme? —Nick sacudió la cabeza—. No, pero


tengo un rasguño desagradable en mi espalda.

Storym comenzó a girar cuando vio a otro Shayatin


corriendo hacia ellos. Se puso tenso. —Prepárate —le dijo a
Nick mientras apretaba más su espada—. Tenemos más
compañía viniendo hacia aquí.

—Necesito algo para luchar, maldita sea.

Storym agarró un cuchillo de una funda en la cintura y


se lo entregó a Nick. —Esto debería bastar por ahora. Te daré
algo más grande cuando volvamos a Jinnistan.
—Uh, Storym, no voy a volver a Jinnistan.

Storym gruñó. —Hablaremos de eso más adelante.

O no. Nick iba a volver a Jinnistan. Sólo que no lo sabía


todavía. Ahora que Storym había decidido reclamar a su
compañero, no había manera en el infierno de dejar a Nick en
el mundo de la superficie. Nick pertenecía a Jinnistan, junto a
él.

—Vigila tu flanco —gritó Storym cuando otro Shayatin


avanzó hacia ellos. Su primer impulso fue proteger a Nick a
toda costa, pero de alguna manera, sabía que envolver a Nick
en una burbuja protectora no era el camino a seguir con su
compañero. Nick lucharía contra ello y contra él.

Storym necesitaba trabajar con Nick poco a poco en el


papel de Demonas Amaté. Era un papel importante. Nick sería
la luz a la oscuridad de Storym, su salvación. Ellos se
aparearían por toda la eternidad, en corazón, mente, cuerpo y
alma.

Ahora, sólo tenía que convencer a su Demonas Amaté.

Storym limpió la hoja de su espada en la espalda del


Shayatin muerto a sus pies y luego la volvió a colocar en la
vaina de cuero escondida en la parte posterior de su abrigo.
Había momentos en que caminar por ahí con una espada en
la mano no era la mejor opción. La vaina oculta la disimulaba
y era de fácil acceso.
Él se puso de pie y miró la carnicería a su alrededor. Al
menos siete Shayatin habían sido eliminados en la lucha. Dos
de ellos habían escapado. En total, nueve demonios rebeldes
se movían juntos en un grupo. A Storym no le gustaba ese
número. Sentía como que algo faltaba en la ecuación, algo
que se le escapaba.

Los Shayatin no eran conocidos por moverse en grupos


tan grandes. Uno o dos, quizá tres, sin duda, pero nueve en el
mismo grupo era algo muy raro y muy relativo. Storym miró
a Tehmper y vio la misma preocupación en su ceño fruncido.
Si los demonios estaban asociándose de esa manera, los Djini
estarían en un montón de problemas.

—No es que no me alegre de verte, teniendo en cuenta


las circunstancias, pero, ¿qué estás haciendo aquí, Storym?

Storym giró para ver a Nick frente de él. La expresión


de dolor en su rostro se ocultó rápidamente. Storym extendió
la mano y la enganchó alrededor de la nuca de Nick y luego
empujó al hombre más cerca hasta que estuvieron casi nariz
con nariz.

—Yo he venido por ti, Demonas Amaté.


Nick se puso cada vez más inquieto ante la intensa
mirada de Storym. Torpemente, se aclaró la garganta, pero
no sirvió de nada. Su voz todavía vacilaba cuando trató de
hablar. —¿Por qué? —Una voz de alerta gritó en su cabeza
que no hiciera preguntas de las que tenía miedo de oír la
respuesta.

—Tú eres mi Demonas Amaté.

Nick inclinó la cabeza y se miró las manos. Él no sabía


muy bien qué decir a las palabras de Storym, especialmente
no después de la forma en que el hombre lo había dejado
antes. Nick quería a Storym, pero no sabía si lo quería lo
suficiente como para permitir que lo dejase de nuevo. Todavía
estaba sufriendo por eso.

—Como ya has señalado de manera tan elocuente con


tus acciones... —Nick apretó sus manos para prepararse para
las palabras que iba a decir. Incluso sabiendo que harían
doler su corazón—. No estoy en condiciones de ser tu
Demonas Amaté.

—Me disculpo si mis acciones te hicieron pensar eso,


Demonas Amaté. Esa no era mi intención.

Nick entrecerró los ojos. —¿Cuál era tu intención


entonces, Storym? Me dejaste en la mitad de la noche, sin
ningún mensaje aparente, ninguna nota, ni una sola palabra.
¿Cómo se supone que debo interpretar eso?

—Demonas Amaté, no es todo como parece —dijo


Storym—. Yo tenía…

—¡Aléjate de él!

Nick se dio la vuelta para ver a su compañero, Jack, de


pie a varios metros de distancia, un arma apuntando a
Storym. —Jack, ¿qué…?

—¡Mío! —gruñó Storym.

Nick parpadeó sorprendido cuando sintió la mano de


Storym envolverse suavemente alrededor de su cuello y tirar
de él hacia atrás hasta que sus cuerpos estuvieron
presionados juntos—. Storym, ¿qué…?

—Libera a mi pareja y podremos hablar sobre esto.

—¡Mío! —gruñó Storym de nuevo.

Nick rodó los ojos. Podía ver a dónde estaba yendo


esto, y que iba cuesta abajo rápidamente. Cuando el otro
brazo de Storym se envolvió alrededor de su cintura, Nick dio
un codazo en el estómago del hombre. Oyó un gruñido, pero
Storym no lo soltó.

—¡Maldita sea, Storym!

—Libera al detective Dane —Jack amenazó—, o voy a


tener que disparar.

Storym gruñó y apretó los brazos que había envuelto


alrededor de Nick. —Mi Demonas Amaté.

—Hombre, no me importa lo que pienses que es.


Libéralo o te pego un tiro.
—¡Mío! —Storym empujó a Nick más atrás a su pecho.
Tan bueno como se sentía, Nick sabía que se enamoraría de
nuevo de este guerrero para volver a perderlo, por lo que
apartó su espalda a una pulgada de distancia del calor del
cuerpo de Storym, sabiendo que sería imposible alejarse
completamente. La distancia era buena, le daba espacio para
respirar, aunque fueran sólo una o dos pulgadas.

Jack ladeó el arma, una mirada sin emociones volviendo


su cara de piedra. Para ser un novato, el tipo tenía las bolas
muy grandes. Nick sintió un nuevo grado de respeto por el
detective, aunque él estaba tratando de suicidarse aquí. —Mi
paciencia se está agotando. Vamos. Déjalo libre.

—Yo no tengo paciencia. ¡Él es mi Demonas Amaté!

Jack movió los ojos al suelo, indicándole a Nick que


quería que se tirara al suelo para poder disparar a Storym.

—Ah, infiernos, no. —¿Estaba loco su nuevo


compañero? Nick podía no querer perdonar a Storym,
también deseaba poder darle una patada en el culo a ese
cabeza dura, pero no quería que le dieran un jodido disparo.

—Ellos trataron de matarnos, Nick. Hazte a un lado y te


sacaré esa escoria de encima —ordenó Jack con calma,
cuando levantó el arma un poco más alto, con el cañón hacia
la cabeza de Storym.

Si la situación no fuera tan grave, Nick se habría reído


de la imagen que se formó en su cabeza, de Jack tratando de
derribar a Storym. Pensándolo bien, no quería que Jack tocara
a Storym. Nick gruñó detrás de la locura de ese pensamiento
posesivo. Storym no lo quería. «Enfócate».
—Si disparas tu arma mientras mi Demonas Amaté está
en el medio, te mataré con mis propias manos —advirtió
Storym detrás de Nick.

—Entonces déjalo ir.

—Él es mío.

—Te voy a disparar.

—Él es mío.

—¡Basta! —Nick gritó con todas sus fuerzas, pero


Storym se negó a dejarlo ir—. ¿Quieres calmarte de una
jodida vez? —Nick se volvió hacia Jack—. Baja el arma. Ellos
trataron de salvarnos, si has prestado atención.

Las manos de Jack que sostenían su arma vacilaron,


pero mantuvo su arma en el aire. Jack dio un paso atrás
tentativamente, chocando a su derecha con Clagh. El novato
trató de darse la vuelta, pero Clagh desarmó a Jack en un
abrir y cerrar de ojos.

—Ahora que el arma se fue, déjame ir —gruñó Nick a


Storym. El guerrero lo liberó, pero se quedó detrás de él. Nick
respiró hondo y comenzó a caminar hacia atrás por el
callejón—. Tanto para capturar a mi asesino —gruñó cuando
se dirigía a su coche.

—Demonas Amaté, debes volver a Jinnistan. Este lugar


no es seguro para ti. —Storym se quedó cerca de la espalda
de Nick, gruñendo en su oído.

Y no era seguro para su corazón volver allí. Nick giró


sobre sus talones, los dedos apuntando hacia arriba a la cara
de Storym. —Mira. Tuviste tu diversión. Yo te di una noche
para que tomases tu venganza contra mí. ¡Ahora jódete! —
Nick giró y siguió caminando.

—¡Demonas Amaté!

—Jódete. —Él hizo un gesto a Storym con la mano


sobre su cabeza. Nick no quería escucharlo. No había manera
de que fuera a abrirse a Storym sólo para que el demonio
rasgara su corazón y caminara sobre él de nuevo.

—Vamos, Jack. Salgamos de aquí. —Nick dio otro paso


hacia su automóvil sólo para que Storym bloqueara su
avance.

—Tienes que volver a Jinnistan. Este lugar no es seguro


para ti.

«¡Eso es suficiente!» Nick estaba cansando de esta


conversación de disco rayado. Se giró y señaló a Storym con
el dedo en el pecho cuando le gritó—. ¡Yo no soy tu puta! Tú
no puedes entrar en mi cama y después decidir irte sin más.

Su dedo se deslizó sobre los musculosos pectorales de


Storym. Nick apretó los dientes y sacó su dedo. ¿Había algo
en el manual de los Djini que dijera que todos ellos tenían que
ser tan estupendos y no usar camisas?

«Enfócate».

—Vete... donde sea. Sólo mantente alejado de mí. —


Nick notó la mirada perpleja en el rostro de Jack antes de que
la ocultara. «Que se joda, también». Nick no estaba de humor
para lidiar con la mierda de nadie en esos momentos. Ya tenía
hasta el cuello con todas las mierdas por las que había
pasado.

Necesitaba un trago.
—¡Demonas Amaté!

«¡Joder!» Nick rodó los ojos. «¿Por qué Storym no…?»


—¡Guau! —Los pies de Nick dejaron el suelo cuando Storym lo
tomó en sus brazos. Estaba a punto de darle unos golpes
cuando se dio cuenta de que Clagh agarraba a Jack. Corrieron
hacia el centro del callejón. Storym puso a Nick en sus pies y
luego sacó su bolsa sagrada de sal y comenzó a crear un
círculo en el suelo.

—¿Me estás obligando a ir contigo? —preguntó Nick con


incredulidad.

A Storym le tomó sólo un segundo apuntar en la


dirección del coche de Nick. Parecía que dos de los Shayatin
habían regresado, y traían a sus amigos. Nick contó cinco en
total. Parecía que estarían jugando por siempre.

—Uh, está bien. Estoy bien con esto. —Nick oyó que
Jack gritó algo. Echó un vistazo para ver a su compañero
luchar con Clagh. Se acercó y golpeó a Jack en la parte
posterior de la cabeza—. Quédate quieto, novato. No tienes la
menor idea de en qué tipo de mierda estamos metidos. Estos
dos tipos están tratando de salvar nuestras vidas.

—Soy perfectamente capaz de salvar mi propia vida —


espetó Jack, pero no dejó de luchar—. Me gradué como
experto en el campo de tiro, ya sabes.

—Y eso es genial, Jack —señaló Nick a los demonios


sombra que avanzaban sobre ellos desde el otro extremo del
callejón—. ¿Los ves? A ellos no les importa qué tan
jodidamente buenas sean tus puntuaciones. Ellos sólo quieren
matarte. Ni siquiera te harán preguntas primero ni se pararán
para mirar por encima de tus documentos de calificación. Y
las balas no los detendrán.
—No seas ridículo —dijo Jack—. Cualquier persona cae
si pones suficientes balas en ella.

—Estos tipos no. —Nick hizo una mueca y miró más allá
de Jack para encontrarse con los ojos de Clagh. El demonio
asintió. Nick suspiró y miró a Jack. Su nueva pareja estaba a
punto de descubrir que la realidad no encajaba en su buen,
estupendo y ordenado mundo—. No son humanos, Jack.

Jack parpadeó. Su mandíbula cayó. —Uh, ¿qué?

—Ahora, Demonas Amaté —gritó Storym.

Nick se dio la vuelta para ver a Storym haciéndole un


gesto. Zayne y Tehmper recogían los cadáveres de los
Shayatin que habían matado, colocándolos en los remolinos
de viento sobre el círculo de sal sagrada tan rápido como
pudieron.

—Estás a punto de descubrir de lo que estoy hablando,


Jack. —Nick agarró el brazo de Jack y lo arrastró hacia el
viento que giraba—. Ahora, ¡muévete!

Storym caminó fuera de la puerta del dormitorio de


Nick. Debía golpear para que se le concediera el acceso a su
Demonas Amaté. El habitante de la superficie estaba
completamente obstinado en esta materia. Storym estaba
seguro de que Nick se emocionó cuando le había informado
de que tenía la intención de reclamarlo. ¿Qué más quería de
él ese habitante de la superficie?
Storym gruñó y golpeó con un puñetazo en la puerta de
madera maciza de roble. —Esto es completamente ridículo,
Demonas Amaté. Déjame entrar.

—Jódete —gritó la voz de Nick desde el otro lado de la


puerta.

Storym frunció los puños, dispuesto a echar la maldita


puerta abajo y exigir a su Demonas Amaté que dejara de
actuar como un niño.

—Déjame intentarlo a mí —dijo Gabe, mientras paseaba


por el pasillo—. No atraparás abejas con la fuerza bruta.

Storym gruñó al compañero de Tehmper. —Estoy


tratando de acceder a mi Demonas Amaté, no jugar con
insectos. —Storym no estaba seguro de si alguna vez
comprendería a los habitantes de la superficie. Ellos eran muy
extraños y hablaban más extraño aún. ¿Qué demonio tenían
que ver las abejas con esto?

Gabe rodó los ojos mientras se movía a un lado de


Storym. —Mira y aprende, grandote.

Storym se hizo a un lado y observó mientras Gabe


llamó, gritando quién era, y entonces la puerta se abrió ante
Gabe por arte de magia. ¿Qué demonios? Cuando trató de
caminar detrás de Gabe, la puerta se cerró en sus narices.

Él dio un puñetazo en la puerta una vez más, enojado


de que su Demonas Amaté lo tratara de tal manera.

—¡Deja de golpear! —Gabe gritó, esta vez a través de la


puerta.

Storym pasó la mano por su cara cuando comenzó a


pasear por el pasillo de nuevo. ¿Cuál era el gran problema? Él
quería a Nick, y Nick lo habían seguido como un perrito
perdido antes. Esto debería ser fácil. Storym no debería tener
que golpear la puerta para entrar a ver a su Demonas Amaté.
Quería golpear algo. Duro.

La puerta se abrió y Gabe se deslizó fuera. —Puedes


entrar ahora. Pero te lo advierto, deja tu temperamento aquí,
en el pasillo.

Storym asintió y entró en la habitación, cerrando la


puerta detrás de él. Nick estaba en la sala con los brazos
cruzados sobre su ancho pecho, tirando dagas con su mirada
a Storym.

—Adelante. Di lo que tengas que decir para que yo


pueda volver a estar enojado como el infierno contigo.

Storym metió las manos en los bolsillos de sus


pantalones de cuero negro. Ahora que tenía toda la atención
de Nick, sus pensamientos se dispersaron. Él era un guerrero.
Un Djini. ¿Qué demonios se suponía que iba a hacer ahora?
Sus habilidades de combate no le iban a sacar de ésta.
Probablemente ser honesto lo ayudaría, pero ¿cómo le decía a
su compañero que tenía miedo?

—Pensé que eras un habitante de la superficie débil que


no serías capaz de cuidarte. —Storym supo de inmediato que
él debería haber redactado un poco diferente lo que dijo
cuando Nick entrecerró los ojos y se volvieron una sombra
profunda de rojo. Lo que dijo sonaba lógico para él.

—Besa mi culo débil, Storym. Creo que he demostrado


que puedo cuidarme solo. No necesito que corras detrás de mí
tratando de matar a mis dragones. Soy perfectamente capaz
de hacer eso mismo, jódete y mucho.
Storym fue sorprendido por las ondas de hostilidad que
le llegaba de su Demonas Amaté. ¿De verdad le había hecho
tanto daño? ¿Había herido tanto a Nick que no lo iba a
perdonar? Storym tenía que pensar en una forma de extinguir
el dolor crudo en los ojos de su pareja. Se le estaba
rompiendo el corazón en dos.

—Whoa, mantén el infierno arriba. —Nick levantó


ambas manos cuando Storym cruzó la habitación y jaló a su
compañero hacia su pecho. Había terminado de hablar. Hablar
no los estaba llevando a ninguna parte. Storym iba a
mostrarle a su Demonas Amaté que lo quería.

Storym besó el cuello de su compañero, siguiendo un


patrón lento y perezoso por su jugosa piel, succionó la nuez
de Adán. Sus labios se curvaron hacia atrás en una sonrisa
cuando Nick se quejó. Él no era tan inmune a Storym después
de todo.

—Maldito seas —se quejó Nick mientras golpeaba con el


puño sobre los hombros de Storym, utilizando ninguna fuerza
real detrás del acto—. Esta no es una lucha justa.

—No peleemos —susurró Storym contra su piel—.


Quiero reclamarte.

—Oh diablos, ¡no! —Nick interrumpió cuando comenzó


la lucha.

Storym se sorprendió por la fuerza de Nick cuando el


hombre luchó para escapar de él. Estaba devastado de que
esta fuera la reacción de Nick a sus palabras.
¿Verdaderamente su compañero no lo quería? La angustia
que llenó a Storym con ese pensamiento casi lo llevó a sus
rodillas. Liberó a Nick y dio un paso atrás.
—¿Tú no quieres que yo te reclame, Demonas Amaté?

—Nick. —Nick se sentó en el borde de la cama y metió


la mano a través de su espeso cabello rubio como la arena—.
Mi nombre es Nick.

—Nicholas Patrick Dane —dijo Storym—. Soy consciente


de ello.

—Entonces llámame Nick, maldita sea. La forma en que


me llamas Demonas Amaté me hace sentir como si yo pudiera
ser cualquiera, siempre y cuando yo sea tu pareja. Eso lo
hace sonar como que no te importa lo que soy como persona.

La boca de Storym cayó. —Eso no es cierto, Demonas


Amaté.

—Sí, lo que sea.

Storym cayó de rodillas delante de Nick. —No sé cómo


solucionar este problema, Demonas Amaté. ¿Cómo puedo
conseguir que me perdones por todo lo que he hecho?

Un mundo de tristeza llenó los ojos color azul pálido de


Nick mientras miraba a Storym. —Tal vez si entendieras lo
diferente que sería para mí, pero no lo entiendes. Y no seré…
no seré utilizado.

—Yo no quiero utilizarte, Demonas Amaté. Quiero


reclamarte, tenerte a mi lado.

Storym se apoyó en la mano con la que Nick acariciaba


su mejilla. Era tan cálida, tan suave, no era algo a lo que
Storym estuviera acostumbrado cuando era tocado por un
amante. A él le gustaba y quería más, pero sabía que no iba a
conseguir lo que quería cuando la mano de Nick cayó de
nuevo en la cama.
—Sí, sí —le susurró Nick—. Lo demostraste cuando me
dejaste en la mitad de la noche sin decir una palabra.

Las cejas de Storym se juntaron cuando él frunció el


ceño. —No podía quedarme. Yo soy un peligro para ti. No
podía poner tu vida en peligro más de lo que ya estaba.

—¿De qué demonios estás hablando? —espetó Nick—.


Nunca me harías daño.

—No. —Storym negó con la cabeza—. Eso no es lo que


quiero decir.

—Entonces, ¿qué es?

—Como mi Demonas Amaté, con sólo amarte te traigo


peligro. Eso es inaceptable. Si algo llegara a pasarte, no lo
sé…

—Espera, espera, detente. —Nick frunció el ceño y


levantó la mano—. ¿Me amas?

—Sí.

—Entonces, ¿por qué…? —Nick de repente se puso


rígido y su cara se convirtió en una máscara de fría
indiferencia. Empujó a Storym lejos y caminó atravesando la
habitación, llegó a la puerta y le dio un tirón para abrirla—.
Vete.

—Demonas Amaté, qué…

—Lo digo en serio, Storym. Quiero que te vayas ahora.

Toda la confusión y la angustia que Storym había


estado sintiendo desde el instante en que puso sus ojos en
Nick se unieron en una gran tormenta de caos. Él entrecerró
los ojos mientras se ponía lentamente de pie. Podía sentir su
cabello largo soplando alrededor de su cara cuando empezó a
perder su férreo agarre sobre su control.

—¡Eres mío! —gruñó mientras se dirigía lentamente


hacia Nick—. Tú eres mi Demonas Amaté, me has sido dado
por los dioses. Eres la única persona en nuestros dos mundos
que existe sólo para mí, y yo no me daré por vencido.

—No eres mi dueño —gritó Nick.

—Soy dueño de tu corazón, igual que tú del mío. Tú


eres la luz de mi oscuridad, la otra mitad de mi alma. —
Storym se detuvo frente a Nick. Quería desesperadamente
alcanzar y tocar a su compañero, pero sus emociones estaban
tan fuera de control, que tenía miedo de lo que pudiera hacer
si lo hacía—. Tú, Nicholas Patrick Dane —susurró en lugar de
gritar—, eres mi razón de vivir.

—Me dejaste —le susurró Nick de nuevo—. Me diste


esperanza, y entonces me dejaste.

Storym podía ver la angustia en la cara de Nick, y eso


rompió algo muy dentro de él. Él había causado que su
Demonas Amaté sintiera ese dolor, nadie más. —Tenía miedo.

Las cejas oscuras de Nick rápidamente se juntaron. —


¿Qué? ¿Por qué? ¿Acaso no eres uno de los hombres más
fuertes que conozco? ¿A qué podrías tenerle miedo?

—A perderte.

Nick parpadeó. —Nunca hubiera pasado. No me


reclamaste, ¿recuerdas? Soy un habitante de la superficie.

—¿Cómo puedo hacer que entiendas, Demonas Amaté?

—¿Entender qué?
—Tú no eres un Djini. No tienes la fuerza para luchar
contra los Shayatin. No puedes mantenerte a salvo. No aquí
en Jinnistan y no en la superficie. Si te reclamaba, pondría tu
vida en peligro más aún.

—Pero… —Nick frunció el ceño de nuevo mientras


miraba a través de la sala a donde habían estado momentos
antes—. Acabas de decir que ibas a reclamarme.

—Lo haré. —La comisura de la boca de Storym se elevó


cuando Nick se quedó boquiabierto—. Gabe me señaló que no
puedo mantenerte a salvo en ninguno de los dos mundos,
pero tienes una mejor oportunidad de sobrevivir conmigo
para velar por ti.

—Storym, no, esto no es...

—También me señaló que el tiempo que tenemos juntos


es precioso, y debemos vivir una vida en esos momentos
robados, tal como lo hace él con su pareja. —Storym se
apoderó de la mandíbula de Nick con una de sus manos—.
Quiero esos momentos, Demonas Amaté.
Nick quería esos momentos también. La única cosa que
lo detenía era el hecho de que Storym lo viera como su
Demonas Amaté, su compañero. Él era más que eso. Era
Nick, un ser humano que tenía sentimientos. Nick quería que
Storym lo quisiera por lo que era, no por lo que él
representaba.

Nick había estado esperando toda su vida para


averiguar por qué era tan indiferente cuando se trataba de
sexo y relaciones, y ahora sabía por qué. No había encontrado
a su compañero todavía. Pero eso no significaba que Storym
pudiera usarlo y tirarlo a un lado o usar palabras bonitas para
reclamar a su Demonas Amaté. Él era Nick, ¡maldita sea!

—Hasta que no me puedas ver por lo que soy, no creo


que debamos vernos. —Esas fueron las palabras más duras
que Nick había dicho, pero necesitaba que Storym se diese
cuenta de que él era más que un compañero.

—Entonces muéstrame quién eres. Háblame de ti. —


Storym quedó inmóvil en la puerta—. Dime quién es Nicholas
Patrick Dane.

De acuerdo. Nick no lo esperaba. Él estaba esperando


que Storym demandara el reclamarlo o que saliera fuera de la
habitación y lo ignorara. ¿Pero esto? —Yo... eh... soy como el
chocolate.

Storym sonrió mientras tomaba la mano de Nick y lo


guiaba de vuelta a la cama.

—Qué estás haciendo…

—Nosotros sólo vamos a conocernos. Nada más —le


aseguró Storym cuando él se sentó en el borde de la cama y
dio unas palmaditas en el espacio junto a él—. Ven, Demonas
Amaté, siéntate. Habla conmigo, háblame de mi compañero.

Nick se sentó, manteniendo un montón de espacio entre


ellos. Miró a Storym, sin saber qué decir. No es que Nick no
quisiera llegar a que se conocieran el uno al otro.
Simplemente había sido atrapado con la guardia baja.

—¿Qué es ese chocolate del que hablas que te gusta


tanto?

Nick sintió que sus cejas se elevaban. —¿En serio?


¿Nunca has probado el chocolate?

—No sé. No he oído hablar de él antes.

—Uh, es un dulce, de sabor dulce. —Nick sacudió la


cabeza—. Maldita sea, las cosas son realmente arcaicas aquí
abajo.

—Tú deseas algo de ese chocolate, ¿no?

Nick se encogió de hombros ligeramente. —Bueno, sí,


yo nunca bajé algo de chocolate.

—Si me dices cómo llegar a ese chocolate, voy a


traértelo de mi próximo viaje a la superficie.

—¿Tienes dinero?
—¿Dinero?

—Moneda del mundo de la superficie. —Nick podía


decir, por la cara de confusión de Storym, que no lo tenía. Se
levantó y sacó un billete de un dólar de su bolsillo y se lo
entregó—. Aquí, esto debe comprar al menos una barra de
caramelo. Al volver a la superficie, encuentra un mercado y
compra una barra de caramelo.

Storym frunció el ceño al dólar en la mano. —¿Qué tipo


de barra de caramelo?

Nick se rió entre dientes. —Algo con chocolate oscuro


en ella.

—¿Chocolate negro? —Storym miró hacia arriba.

—Sabe mejor que el chocolate con leche.

—Ah. —Storym asintió como si entendiera, pero la


confusión en su rostro decía lo contrario.

—¿Cuál es tu placer culpable?

Las cejas de Storym se elevaron. —¿Mi placer culpable?

—Sí —rió Nick—. ¿Qué cosa de sabor dulce te gusta?

—Tú.

Nick parpadeó y entró en calor, espirales de lujuria


atravesaban cada célula de su cuerpo. —Wow —dijo mientras
se ponía de pie y comenzaba a caminar. Se detuvo junto a la
ventana y trató de parecer casual, porque tenía miedo de que
si daba un paso más, su dolorido pene rompería sus
pantalones—. Esto no está trabajando.

—Está trabajando muy bien, Demonas Amaté.


Nick suspiró y se recostó sobre el pecho de Storym, casi
contra su voluntad. Era como si él no pudiera estar de pie al
lado del hombre sin querer tocarlo o ser tocado por él. Se
moría por sentir las manos de Storym en su cuerpo otra vez.
Los recuerdos de su noche juntos aún lo perseguían.

—Ahora sé que tú deseas chocolate negro y tú sabes


que yo te deseo.

—No estás ayudando aquí, Storym —gruñó Nick.

—Entonces déjame aliviar tus preocupaciones, Demonas


Amaté —Storym le susurró al oído—. Déjame darte placer.

Los ojos de Nick se cerraron. Le dolía mucho la piel, le


picaba. Sin embargo, si aceptaba, ¿qué quedaría de él cuando
Storym se fuera de nuevo? —Storym, no creo…

—No pienses, Demonas Amaté, sólo siente.

Nick no podía resistirse a las palabras que susurró


Storym con voz ronca. Él apoyó la cabeza contra el pecho de
Storym y permitió que las manos de este se movieran por su
cuerpo. —Me duele, Storym. Mi piel duele.

—Estás sintiendo el calor del apareamiento.

—Se siente como si un centenar de pequeñas hormigas


se arrastrasen por todas partes de mi cuerpo.

—Mi toque te trae alivio, ¿no?

—¡Sííííí! —Nick silbó cuando los dedos de Storym


trabajaron bajo su camisa y presionaron contra su piel
desnuda. Él gimió y se apoyó en la punta de sus pies cuando
sintió la lengua de Storym moviéndose a lo largo de la suave
curva de su garganta.
—Aquí es donde te marcaré, Demonas Amaté, cuando
te reclame. —Las palabras de Storym fueron suaves, un
susurro, pero llenas de una gran cantidad de deseo, lo
suficiente como para hacer erizar a Nick de deseo—. Te
morderé aquí y nos mantendremos unidos por toda la
eternidad.

Nick sintió los botones de su pantalón desabrocharse y


luego ser empujados hasta las rodillas. Se llenó de júbilo
cuando la mano de Storym se envolvió alrededor de su pene
dolorido, un momento después. Storym lo seducía con sus
palabras, minando la resistencia de Nick con cada caricia de
sus manos.

Nick levantó la mano detrás de él, envolviendo sus


brazos alrededor del cuello de Storym y apretando las manos
mucho tiempo en el cabello del hombre. Echó la cabeza hacia
un lado para dar mejor acceso a Storym, quien no lo
defraudó. Su boca se pegó a la piel suave entre el hombro de
Nick y su garganta, y empezó a chupar profundamente.

—Puedo sentir lo mucho que te gusta esto, mi Demonas


Amaté —susurró Storym—. Las pulsaciones de tu pene en mi
mano cada vez que beso tu piel caliente.

Nick respiró profundamente cuando la mano de Storym


se apretó de repente alrededor de su pene.

—¿Lo sientes, Demonas Amaté? ¿Ves cómo tu cuerpo


pide ser mío?

Nick asintió.

—Entonces muéstramelo, amor —dijo Storym cuando


empezó a acariciar el pene de Nick en su agarre, su mano se
movía más y más rápido—. Muéstrame lo mucho que me
deseas.

Nick gritó cuando Storym empujó su otra mano entre


ellos y la bajó a su parte trasera, entre las nalgas de su culo.
Los dedos de Storym rozaron temblorosamente sobre el
agujero de Nick, presionando ligeramente, pero sin violar la
estrecha entrada.

—Cuando me permitas reclamarte, Demonas Amaté, te


llevaré aquí. Voy a llenarte con mi pene, mi esencia, una y
otra vez, hasta que no sepas dónde terminas tú y comienzo
yo. Vamos a ser un solo corazón, una mente, un solo cuerpo y
una sola alma.

Nick apretó los ojos con fuerza, cuando todo su cuerpo


pareció apoderarse de las palabras de Storym. Él no quería
otra cosa que ser uno con Storym, pero no sabía si era
posible. ¿Storym se quedaría a su lado cuando las cosas se
pusieran difíciles, o que se alejaría nuevamente? ¿Nick tendría
la valentía de dar el salto sin saberlo?

—Ven a mí, mi precioso único.

Nick gritó cuando todos sus deseos se estrellaron junto


a la ruda demanda de Storym. Sintió la mano de Storym
apretar alrededor de su pene. Al mismo tiempo, los dedos
jugueteando en su culo, metidos en él, tirando de su
orgasmo, llevándolo a un momento de ceguera envuelto en
pura pasión.

Storym siguió acariciando su pene y metió los dedos en


su culo hasta que las piernas de Nick temblaron debajo de él.
La cabeza de Nick colgaba sobre el pecho de Storym cuando
él se subió a sus brazos y dejó que le llevara hacia la cama.
Storym recostó a Nick en la cama y se estiró a su lado.
Nick jadeaba fuertemente, esperando a que el aire que
necesitaba regresara a sus pulmones. Cuando por fin pudo
respirar de nuevo, Nick abrió los ojos y giró la cabeza para
mirar a Storym.

Los ojos azules de Storym eran intensos mientras


miraba hacia abajo a Nick. El color se arremolinaba,
cambiando de color azul claro a azul oscuro, luego de vuelta a
azul claro. Nunca parecían estar del mismo color.

—¿Todos los demonios tienen aire girando en los ojos, o


eres sólo tú?

La comisura de la boca de Storym se levantó. —Es un


rasgo de un demonio de aire.

—¿Y ese pequeño tornado que utilizaste en mí la última


vez? ¿Eso también es un rasgo de los demonios de aire?

—Imagino que sí, aunque nunca he estado con un


demonio de aire, así que no puedo estar seguro.

—¿Seré yo capaz de hacer mini tornados? —Eso sería


genial. Él podría incluso enfrentarse contra Gabe por todas las
marcas de quemaduras que él había dejado en las camisetas
de Nick.

—Sí. Tú eres mi…

—Demonas Amaté, lo sé. —Nick se echó a reír,


mientras yacía en la cama junto a Storym. Eso realmente era
una batalla perdida.

—¿Qué es tan gracioso?

—No me vas a llamar Nick, ¿verdad? —Lo absurdo de la


situación le hacía reír, haciéndole perder su maldita mente.
En realidad no era el nombre, no tanto como perder su
identidad y ser herido de nuevo. Nick tenía que estar seguro
de que Storym no iba a volver a abandonarlo una vez que
accediera a ser reclamado, ya que sabía que no sería capaz
de alejarse de esta relación una vez que fuera reclamado. Se
acurrucó más cerca, lo que permitió a Storym acariciar sus
costados y su espalda, soñando con una vida con un
compañero, un compañero que lo tratara como su igual y lo
respetara.

Nick oró por que Storym fuera ese hombre... err...


demonio.

Storny y Nick entraron al estudio y vieron a Jack lanzar


libros y una taza de café a Clagh. Su cara, echada hacia atrás
reflejaba ira, arrojó la taza a Clagh, rompiendo la porcelana
sobre la cabeza del demonio y dejando una lluvia de
fragmentos sobre la alfombra.

—Amigo, era mi taza favorita —gritó Nick a un lado de


Storym—. ¿Qué diablos te está pasando?

Storym agarró a Nick y empujó a su compañero detrás


de él, cuando un libro muy grande salió volando por el aire.

—¿Te has lastimado? ¿Alguien te ha lastimado? —gritó


Nick desde un lado de Storym, quien podía sentir los dedos de
su Demonas Amaté clavándose en su brazo cuando Nick dio
un paso adelante. Storym lo empujó de nuevo tras él justo
cuando una lámpara de mesa se estrelló contra la pared.

Storym y Nick entraron en el estudio para ver a Jack


—¿Lastimado? —gritó Jack a Nick, con el rostro de un
rojo intenso. Storym ladeó la cabeza mientras observaba los
niveles de color rojo, casi de color púrpura. ¿Era normal
ponerse así para los habitantes de la superficie?

—No, no estoy lastimado. Ese hijo de puta —Jack


señaló con un dedo acusador a Clagh—, me dio un beso.

Nick tosió en su puño, tratando de ocultar una sonrisa.


Storym lo oyó y se echó a reír también. —¿Te dolió? ¿Se te
rompió algún hueso en el proceso?

—Bueno, no. —Jack sacudió la cabeza cuando el libro


que había agarrado se elevó sobre su cabeza, entrando en la
posición inicial para lanzárselo a Clagh—. ¡Pero yo no lo hago
con hombres! —Él tiró el libro cuando dijo la última palabra,
dándole a Clagh en el hombro con él.

—Demonas Amaté —dijo Clagh dando un paso hacia


Jack.

—Demonas nada. Es mejor que permanezcas lo más


lejos posible de mí, tú Grape Ape4 —gruñó Jack mientras
corría detrás de la mesa—. Lleva tus labios cerca de mí otra
vez, y voy a meter mi rodilla en tus malditas joyas,
¿entendido?

—¿Qué son las „joyas‟? —susurró Storym a su Demonas


Amaté.

Nick alzó una ceja, dándole a Storym una mirada de


complicidad.

4
Dibujo animado donde el protagonista es un gran gorila de 40 pies de
altura.
—Oh. —Storym se retorció un poco, pensando en sus
joyas siendo manejadas de una manera tan ruda. Empezó a
sentirse mal por Clagh.

Nick levantó ambas manos delante de él. —Cálmate,


Jack. Era sólo un simple beso.

—¿Simple? —chilló Jack—. ¿Llamas a que un hombre


me bese algo simple?

—Bueno, sí. —Nick se encogió de hombros.

Storym se echó a reír al ver la expresión simplista en la


cara de su Demonas Amaté. Llevaba una expresión que decía
que era un hecho cotidiano normal. Este Jack no lo creía. —
No es como si hubieras besado a la defensa de la reina
Victoria.

—Yo no beso hombres —gritó Jack antes de lanzar un


pisapapeles en forma de un pequeño Djini a Clagh.

Storym vio el juego de confusión en el rostro de Clagh.


Su compañero guerrero extendió las manos para defenderse,
viéndose confundido e impotente. Storym sentía lástima por
Clagh. Él también había pasado la mayor parte de su tiempo
confundido por su morador de la superficie.

—Pero tú eres mi Demonas Amaté. ¿Por qué estás


pretendiendo otra cosa? —preguntó Clagh mientras saltaba a
un lado, evitando por poco el pisapapeles—. ¡Es necesario que
detengas este comportamiento!
Jack agarró la parte posterior de la silla, sus dedos se
pusieron blancos cuando su cara se convirtió en una mueca
violenta. —¡Muérdeme, Dough Boy5!

—Jack, realmente necesitas calmarte —dijo Nick—. No


tienes idea de lo que está pasando aquí.

—Y no quiero saberlo —replicó Jack—. Yo no lo hago


con chicos.

—Te hemos escuchado la primera vez. —Nick cruzó los


brazos sobre el pecho—. Infiernos, creo que tal vez hasta lo
hayan escuchado en Jersey, y teniendo en cuenta dónde
estamos, eso es mucho decir.

Jack hizo una pausa, frunciendo el ceño profundamente.


—¿Dónde estamos?

Storym gruñó cuando Nick se alejó de su lado. No sabía


nada de este habitante de la superficie, y Demonas Amaté de
Clagh o no, él no estaba dispuesto a confiar en el hombre.
Nick se acercó a una ventana y luego hizo un gesto a Jack
para que se acercara. Jack respiró profundamente.

Nick movió su mano hacia el escenario fuera de la gran


ventana. —Jack Aniston, bienvenido a Jinnistan.

—¿Qué diablos es esto, Nick? —Jack preguntó en voz


baja—. ¿Dónde estamos?

Storym miró a los ojos de Nick cuando el hombre miró


por encima del hombro. —¿Sí, Demonas Amaté?
5
Es la mascota de una empresa de dulces y repostería. consiste en un muñequito,
aparentemente hecho de masa para donut/galletas. Lleva un gorro de cocinero con el
logotipo oficial de Pillsbury Company en la parte de abajo. Es algo gordito, y ese hecho le
ha dado su toque de diversión a sus múltiples anuncios, incluyendo algunas veces la
acción de soltar una flatulencia cuando se ríe demasiado por las cosquillas que le hacen.
También esto ha dado lugar a muchas parodias en webs y animaciones de Internet.
—¿Cuánto debo decirle?

—¡Todo! —Replicó Jack.

Storym se rió entre dientes cuando Nick rodó los ojos.


Él asintió hacia Clagh, que estaba observando a Jack con un
brillo depredador en sus ojos a pesar de que no se movió más
cerca.

—Creo que, dadas las circunstancias, debes decirle


todo.

—¿Puedes rastrear a Gabe y pedirle que se una a


nosotros? —preguntó Nick—. Creo que sería mejor que
estuviera aquí también.

Storym inclinó ligeramente la cabeza, después se


acercó al centinela más cercano que flanqueaba la puerta. Él
no iba a abandonar el estudio para nada, menos cuando su
Demonas Amaté estaba dentro con un loco.

—Encuentra al Demonas Amaté de Tehmper , y pídele


que se una con nosotros aquí —le dijo Storym—. Dile que es
de suma importancia.

El centinela asintió y se fue cuando Storym dio un paso


atrás en la habitación, cerrando la puerta detrás de él. En el
momento en que dio la vuelta, Nick había sentado a Jack en
una silla delante de la chimenea. Nick se sentó en el sofá.

Storym se acercó y se sentó al lado de su Demonas


Amaté, tan cerca como pudo sin compartir el mismo espacio.
Nick se rió y se apoyó contra el brazo que Storym había
colocado en el sofá detrás de él.

—Jack, accidentalmente has tropezado con un mundo


que…
—¿Tropezado? Infiernos —espetó Jack al tiempo que
miraba a través de la habitación a Clagh—. Fui arrastrado.

—Está bien, fuiste arrastrado a un mundo del que tú no


tenías conocimiento que existiera.

—Estoy empezando a creer eso.

—Este es Jinnistan, el mundo bajo la superficie.

Las cejas de Jack se alzaron. —¿El qué?

—Tú y yo somos considerados habitantes de la


superficie porque hemos nacido en la superficie de la tierra. —
Nick movió su mano hacia Storym y Clagh—. Ellos nacieron
aquí, en Jinnistan. No son humanos como tú y yo pensamos
que son. Son Djini.

—¿Dj-qué?

—Djini. —Nick tenía una mueca en su rostro mientras


miraba a Storym—. Son demonios guerreros.

El rostro de Jack se drenó. —¿Demonios reales? —


susurró.

—Sí, demonios reales, pero no del tipo que se leen en


los libros o se ven en las pantallas de cine. Los Djini son los
demonios buenos.

—Que haya demonios buenos implica que hay demonios


malos.

—¿Recuerdas a los tipos que estaban peleando en la


superficie, los que no pueden ser asesinados con balas? Se les
llama demonios Shayatin, o demonios sombra. Ellos son los
malos.
—Los Shayatin son demonios que se han convertido en
demonios rebeldes —agregó Storym—. Ellos son maliciosos y
se han volcado al mal, rompiendo nuestras leyes más
sagradas. Son los vampiros de las leyendas, y van a la
superficie para alimentarse de los humanos.

Jack tragó saliva. —¿Alimentarse?

—Drenan la sangre de los seres humanos.

Jack miró por un momento y luego se puso de pie. Su


mano temblaba cuando él la empujó a través de su cabello. —
¿A qué clase de mundo me has traído, Nick?

—Este mundo siempre ha estado aquí, al igual que el


mundo de la superficie —dijo Storym—, pero tenemos leyes
en contra de la asociación con habitantes de la superficie. Si
estos supieran acerca de Jinnistan, los efectos podrían ser
devastadores para nuestros dos mundos. Es por eso que
tenemos guerreros demonios. Los Djini cazan a los demonios
rebeldes que han invadido el mundo de la superficie y los
traen de vuelta a Jinnistan para que sean castigados.

—¡Ustedes están asociados con nosotros! —Replicó


Jack—. ¿Eso significa que nos van a matar?

Nick se rió entre dientes. —Nosotros somos un poco


diferentes, Jack. Somos Demonas Amaté. Eso nos pone en
una categoría totalmente diferente.

—Esas palabras otra vez —dijo Jack—. ¿Qué quiere


decir Demonas Amaté?

Storym sintió tensarse a Nick junto a él al mismo


tiempo que oyó un gruñido venir de la esquina donde estaba
parado Clagh.
—El concepto del Demonas Amaté está escrito en
nuestros rollos más sagrado. Ellos son la salvación de los
Djini. Complementan a los Djini y los mantienen a salvo de los
estragos incontrolables que les alcanzarán durante la batalla.
El Demonas Amaté es la otra mitad del alma de un guerrero
demonio, su razón de vivir.

—Como un cazador de demonios, que lucha cada día


para mantener nuestro reino y la gente a salvo de los
Shayatin —dijo Tehmper desde la puerta—, mi recompensa
por años de lucha es el consuelo que encuentro en los brazos
de mi Demonas Amaté, Gabriele.

—¡Gabe!

—Oye, Nick —dijo Gabe al entrar en la sala al lado


Tehmper—, me alegra ver que regresaste en una sola pieza.

Nick se encogió de hombros e hizo un gesto hacia


Storym. —El insistió.
La cabeza de Nick dolía en el momento en que él y
Storym abandonaron el estudio. Jack no estaba tomando todo
muy bien, y Nick se había cansado de tratar de explicárselo.
El hombre era como un pit bull6 con un hueso. Él no se
rendiría al hecho de que no era gay.

Jack tendría que hacerlo si era el Demonas Amaté de


Clagh. Justo ahora a Nick le importaba un bledo el caso de
closet del novato. Su cabeza estaba doliendo como si una
banda de música tocara dentro, y sus ojos se sentía pesados.
Todo lo que quería era descansar un poco.

Nick todavía tenía que averiguar qué iba a hacer


respecto a Storym. Sus sentimientos eran contradictorios y
confusos a la hora de enfrentarse a ese magnífico trozo de
demonio. Cada fibra de su cuerpo clamaba para que Storym
lo reclamara, pero el miedo al abandono era como un tumor
creciendo lento en su columna vertebral. Y no se iba.

—Tú eres mi Demonas Amaté. Ven a mí.

6
El American pit bull terrier es ocasionalmente confundido con el American Staffordshire
Terrier, raza con la cual comparte orígenes, pero difiere en cuanto a estándar y criterios
de selección. No debe ser confundido tampoco con el stafordshire bull terrier (raza de
compañía y de menor talla) ni con el bull terrier inglés
Nick se dio la vuelta y gruñó. Era el mismo idiota hijo
de puta que prácticamente lo había arrojado desde el balcón
anteriormente. —Bésame el culo, vete a la mierda enfermo.

—Oh, no, tu lenguaje no ha mejorado.

El demonio comenzó a avanzar hacia Nick con una


mirada de superioridad e irritación en los ojos. Nick no estaba
deseoso de repetir la actuación. Se quitó del pasillo del
palacio, pensando en dónde diablos se había metido todo el
mundo y se enojó por la cobardía que estaba naciendo dentro
de él. Pero bueno, él no era estúpido.

—¡Vuelve, Demonas Amaté, ya!

—Muérdeme, puta —gritó Nick sobre su hombro


mientras corría hasta que chocó con algo sólido y cayó hacia
atrás. Sus brazos se dispararon para amortiguar la caída que
nunca llegó. Storym estaba allí, atrapándolo antes de que su
culo se pusiera en contacto con el mármol.

—¿Estás bien, Demonas Amaté?

Si Nick escuchaba esas palabras una vez más, iba a


gritar como nunca. —No, no estoy bien. Ese jodido demonio
loco está detrás de mí otra vez.

Storym rugió mientras se ponía cerca de Nick. —


Centinelas, comprueben si hay intrusos en el palacio. Quiero
que revisen todo en profundidad. ¡Quiero que me traigan a
ese demonio, ahora!

Nick trató de tirar de los brazos de Storym, pero el


demonio tenía un agarre asfixiante sobre él. —Puedes dejar
que me vaya ahora.
—No voy a soltarte hasta que sea encontrado. ¿Te hizo
daño de alguna manera, Demonas Amaté? —comenzó Storym
pasando sus manos sobre el cuerpo de Nick, haciéndole
retorcerse en sus brazos.

—¿Vas a soltarme? No te acerques a mí. —Nick golpeó


en las manos de Storym cuando él volvió a intentar liberarse.

—No te muevas —dijo Storym suavemente mientras


caminaba con Nick pegado a su pecho.

Nick no tuvo más remedio que aferrarse a él cuando


Storym lo acompañó a su habitación. Él lucía una erección, y
se frotaba en el estómago de Storym. Cuán maldita
vergüenza. Esas manos grandes habían hecho el truco cuando
empezaron a andar a tientas sobre él.

Storym tenía que saberlo, porque una sonrisa se dibujó


en sus labios. «Hijo de puta engreído». Nick se movió
rápidamente fuera del camino cuando Storym lo liberó para
cerrar la puerta con llave. Él comenzó a recitar los
procedimientos policiales en la cabeza para tratar de hacer
que su jodido pene bajase.

Y no estaba funcionando.

Nick se rascó la mandíbula cuando se dirigió a la cama,


y luego se lo pensó mejor. Eso sólo sería un problema, como
si estuviera haciendo una invitación. En su lugar, optó por
sentarse en la silla ante la mesa. Storym gruñó cuando vio el
cambio rápido de planes de Nick. «Lo siento, amigo grande»,
Nick pensó para sí mismo.

—Dame una descripción de cómo es ese demonio —


pidió Storym mientras caminaba detrás de la silla y ponía sus
manos sobre los hombros de Nick, por lo que su pene palpitó
con un golpe adicional.

—Un demonio.

Storym se inclinó otra vez hasta que Nick estaba


mirando fijamente a sus ojos. —Soy consciente de que él se
ve como un demonio. ¿Hay alguna característica distintiva de
los otros?

—Bueno, ahora que lo mencionas, él parecía un idiota.

Storym gruñó. —No estás ayudando, Demonas Amaté.


Soy muy serio. Este asunto debe ser aclarado. No quiero a
nadie deambulando tratando de hacerte daño.

Nick resopló. —La mitad de mi distrito está fuera


intentando hacerme daño. ¿Me has oído hacer una broma? —
De acuerdo, él estaba siendo un testarudo. Nick estaba
nervioso como el infierno y lo mostraba de una mala manera.
Su erección no se había ido, y la cercanía de Storym estaba
haciendo estragos en sus nervios.

—Está bien. Si quieres ser difícil, voy a manejar esto


por mi cuenta.

Storym sonaba enojado, pero el demonio no hizo


ningún movimiento para irse. De hecho, él se acercó más.
Nick hizo lo que pudo para aplastar el miedo de quedarse solo
en la mitad de la noche cuando las manos de Storym se
movieron sobre sus hombros en un gesto suave.

El pene de Nick se estaba poniendo más duro bajo sus


pantalones mientras hacía todo lo posible para recitar los
malditos procedimientos de la policía. Storym se acercaba.
Sacó a Nick de la silla y lo hizo girar, conectando sus labios en
un beso ardiente. Nick prácticamente se subió en el pecho de
Storym. Él estaba más caliente que el infierno y quería tener
sexo.

Storym lo acercó a la cama mientras Nick refregaba su


pene en su musculoso abdomen. Los planos y lisos músculos
eran justo lo que necesitaba para la fricción. Si no se detenía,
Nick iba a correrse en sus malditos pantalones.

—Demonas Amaté, eres realmente maravilloso. —dijo


Storym en la oreja de Nick cuando lo acostó, arrastrándose
sobre él.

Nick estaba jadeando con el peso del demonio sobre su


cuerpo más pequeño. Nick no era un hombre pequeño, de
ninguna manera, pero Storym lo cubría. Nick ladeó la cabeza,
capturando los labios de Storym cuando las manos del
demonio acariciaban su costado y caderas. Nick se estremeció
cuando Storym agarró la parte inferior de su camisa y tiró de
ella, dejando libre su cintura, sacándosela por la cabeza.

Él no iba a mentirse a sí mismo. Nick estaba esperando


a los mini-tornados de nuevo. Era algo salido de un cuento de
hadas que no podía haber sido real, y estaba ansioso de
experimentarlo una y otra vez.

Nick gimió cuando Storym se apartó, una pequeña


porción de inseguridad se apoderó de él, hasta que vio que
Storym no se iba a ninguna parte. Su demonio se desprendió
de su ropa, su gran pene era impresionante y tocaba su
ombligo, justo cuando una sonrisa tiró del lado de su boca de
nuevo.

«Ah, sí, amigo. Ahí vienen».

Storym levantó la mano y sopló. La cascada de aire fue


hacia su mano y un pequeño tornado volvió a la vida, silbando
y girando. Storym levantó la otra mano y repitió el proceso.
Movió sus muñecas y guió los tornados hacia los tobillos de
los pantalones de Nick.

Nick se echó a reír cuando los torbellinos tiraron de sus


pantalones. Nick desabrochó rápidamente sus pantalones y
empujó la cintura, dejando que los tornados hicieran el resto.
Él tuvo que levantar sus caderas para liberarse de ellos, pero
vio maravillado cómo los micro-tornados hicieron volar los
pantalones de su cuerpo.

—Buen truco.

—Oh, tengo un montón más, Demonas Amaté. —


Storym le guiñó un ojo mientras él levantaba sus manos y
dejaba escapar dos tornados más pequeños. Los maravillosos
micro-tornados giraron, emitiendo un pequeño silbido cuando
Storym los guió a sus muñecas. Nick quedó sin aliento cuando
sus tobillos y muñecas se levantaron de la cama. Los mini-
tornados le dieron la vuelta para colocarlo en sus manos y
rodillas, pero lo mantuvieron flotando sobre la cama, no muy
abajo. Storym se arrastró detrás de él y lamió un camino
largo por el lado de una de sus nalgas, y luego por el lado de
la otra.

Nick. Estaba. En. El. Cielo.

Sus bolas se sacudieron, y su pene saltó cuando Storym


deslizó un dedo mojado dentro de él. No podía retroceder. Los
maravillosos tornados lo impedían. Nick soltó un grito cuando
esas maravillas le dieron la vuelta una vez más, el dedo de
Storym nunca lo abandonó.

—Muéstrame… —se quejó Nick.


Storym se rió entre dientes mientras seguía preparando
a Nick, extendiendo su pulsante agujero. Nick amó cada
segundo de ello, cada embestida, cada retiro, cada momento
de su mente adormecida.

Nick gimió cuando notó los dedos Storym abandonar su


culo, hasta que sintió una presión arremolinada y fuerte que
lo llenaba. Nick abrió la boca.

—¡Detén… joder! —Nick se estremeció. Estaba siendo


follado por un pequeño tornado. ¿Cómo era posible? Nick
podía sentir el viento, girando e impulsándose dentro y fuera
de su culo. Llenó su estrecho canal, tensionándose y
flexionándose para dar masajes a cada centímetro de él.

De repente, la presión en el culo tomó forma. Nick gritó


y se agarró las sábanas en un abrazo a la muerte cuando el
tornado fue reemplazado lentamente por el pene de Storym.
Nick levantó la mirada, sus ojos se cernían sobre los de
Storym.

—Mi Demonas Amaté —susurró Storym cuando se


inclinó sobre Nick—. Mi Nicholas.

La respiración Nick quedó atrapada en su garganta


cuando oyó su nombre como un susurro en los labios de
Storym. Desde que se conocieron nunca había escuchado que
Storym lo llamara realmente por su nombre. Siempre era
llamado como Demonas Amaté.

—Storym.

—Yo te reclamaré ahora, si me lo permites.

Nick respiró profundamente, no sólo para retornar aire


a sus pulmones, sino porque él podía ver la cuestión de lleno
en el torbellino de los ojos azules de Storym. Su amante
dejaba la decisión en manos de él. No obligaría a Nick, no
importaba cuánto lo quisiera.

Nick escuchó la salida de un pequeño grito de los labios


de Storym cuando él inclinó la cabeza hacia atrás, dando
silenciosamente su permiso para que Storym lo reclamase. Él
tenía que creer que una vez reclamado, Storym no lo dejaría
otra vez. La necesidad de pertenecer a Storym era demasiado
grande para ceder a sus temores.

Por supuesto, si Storym lo dejaba después de esto, Nick


lo perseguiría y haría que los demonios sombra parecieran
niños jugando con piedras. También estaba pensando en
conseguir su nombre tatuado en la frente Storym, para que el
hombre nunca lo olvidara.

El pene que llenaba el culo de Nick no se movió. Storym


nunca puso una mano sobre su pene. Él simplemente hundió
sus colmillos en la garganta de Nick. El dolor fue olvidado
rápidamente cuando un éxtasis nunca vivido inundó su
cuerpo.

Nick gritó cuando cada terminación nerviosa de su


cuerpo estalló en una lluvia de fuego de sensaciones. Su
mente estaba nublada, adormecida por el deleite que
parpadeaba a lo largo de su piel. Era lo único que podía
sentir. Estaba rodeado por ello, arropado en el placer.

—Demonas Amaté —susurró Storym contra el cuello de


Nick—, tienes que morderme para fortalecer nuestro vínculo.

Nick abrió los ojos al ver que la cabeza de Storym se


giraba hacia el costado y arqueaba la espalda. La oscura piel
bronceada del hombre brillaba con pequeñas gotas de sudor.
Los tensos músculos se movieron cuando Storym tragó.
Nick sintió a Storym temblar cuando él se inclinó y
acarició con su lengua los fuertes músculos tensos. Él movió
alrededor su boca hasta que encontró un lugar que sintió
correcto, y en ese momento apretó los dientes tan fuerte
como pudo.

Los tornados se elevaron con fuerza y atravesaron la


habitación, golpeando todo cuando la sangre inundó la boca
de Nick. Storym gritó y golpeó en el culo de Nick. Ráfagas de
deseo lo asaltaron, y su cuerpo se fragmentó cuando Storym
lo reclamó. Su piel se estremeció cuando las manos y los
labios de Storym vagaron sobre él, acariciándolo por todos los
lados hasta que no quedó ni un punto sin tocar. Storym rugió.
Su cuerpo se tensó por un momento y luego se dejó caer
contra Nick cuando chorros de semen llenaron su culo.

—Mi Demonas Amaté —se quejó Storym—. Mi Nicholas,


mi hermoso Nicholas.

Nick se estremeció mientras levantaba la boca de la


garganta de Storym y lamía las gotas de sangre que corrían
por el cuello. Se echó hacia atrás y miró a los ojos a Storym,
viendo los remolinos de unos tornados muy pequeños que el
hombre tenía en ellos.

Él llevó su mano por el lado de la cara de Storym. —Mi


demonio.

Storym se apoyó en su mano, luego giró la cabeza para


besar la palma.

—Aereverto —susurró—. Mi nombre demonio es


Aereverto.

Nick parpadeó. —Uh... mi nombre humano es Nicholas.


Storym sonrió y acarició el lado de la cara de Nick. —Sí,
lo sé.

Nick frunció el ceño cuando Storym se apartó de él


repentinamente y se bajó de la cama. ¿Era esto entonces?
¿Storym se iba a ir de nuevo? ¿Por qué parecía que Storym se
iba cada vez que tenían sexo? ¿Era tan malo en el sexo?

Nick sintió que las lágrimas cosquilleaban en la esquina


de sus ojos mientras giraba a un lado, de espaldas a Storym.
Deseaba estar dormido como la última vez. Su corazón ya
estaba rompiéndose. Se rompería si realmente veía salir a
Storym.

—Nicholas.

—¿Sí? —Nick sintió la presión en la cama y supo que


Storym se había sentado detrás de él, pero se negó a darse la
vuelta. Ya estaba casi llorando como un cobarde. No le hacía
falta también que Storym lo viera así.

—Date la vuelta, Demonas Amaté. Tengo algo para ti.

La curiosidad mató al gato, y también causó dolor en


Nick cuando no pudo negarse. Rápidamente limpió sus ojos y
se giró para ver a Storym sosteniendo un anillo de plata con
una piedra azul brillante en el centro, justo en la palma de su
mano.

—¿Qué es esto?

—Es mi regalo para ti, Demonas Amaté, un símbolo de


mi devoción por ti. Cada Djini debe presentar a su Demonas
Amaté con un símbolo de su devoción hecho por su propia
mano. Es una manera de mostrar a todos que has sido
reclamado.
—Como el colgante de Gabe.

—Exactamente como el colgante de Gabe. Y por lo


general, estos regalos se dan en colgantes, pero como soy un
demonio del aire —Storym se rió entre dientes— y como
imaginé que ibas a pasar una gran cantidad de tiempo
zarandeado en el aire, he decidido que un anillo sería algo
mejor. De esta manera, no hay ninguna posibilidad de que se
pierda.

Nick arqueó una ceja. —¿Zarandeado en el aire?

—Admítelo, Demonas Amaté, te gusta ser zarandeado


en el aire.

Nick sintió que su cara tomaba color. —Tal vez.

Storym se echó a reír, mientras tomaba la mano de


Nick y deslizaba el anillo en el dedo. Nick frunció el ceño
cuando Storym sólo se quedó mirando el anillo durante un
largo rato. Había una expresión en la cara Storym que no
podía identificar.

—¿Storym?

—He esperado mucho tiempo para ver mi anillo en la


mano de mi Demonas Amaté —susurró Storym. De pronto se
estremeció como si algún pensamiento intenso lo sacudiera y
llegó a un bolso negro que estaba en la cama junto a él. Se lo
entregó a Nick.

—¿La sal? —Nick le preguntó cuando miró dentro.

—Debes espolvorear en la mordida que me diste.

—Pero, eso hará…


—¿Que deje una cicatriz? —Storym sonrió—. Sí, es
algo… con lo que he estado muy ilusionado.

—¿Quieres tener una cicatriz en el cuello?

—Quiero tener una prueba de que me has aceptado, un


símbolo de nuestra unión.

Nick pensó que Storym estaba loco, pero roció la sal en


la herida de Storym de todos modos. Si eso era lo que el
hombre quería, ¿quién era él para detenerlo? Además, él
estaba gustoso de saber que había dejado una marca
permanente en el hombre para que todos la vieran. Nick roció
un poco más de sal en su justa medida. Nadie se acercaría a
su demonio.

—Veo que estás de acuerdo —Se rió entre dientes


Storym cuando los dedos de Nick suavizaron la sal en la
mordida y luego añadió un poco más.

—Por supuesto. Tus maravillosos tornados me


pertenecen solo a mí, amigo. —Nick se rió cuando Storym se
inclinó y besó la punta de su nariz. Era sentimental y
romántico, y Nick estaba feliz.

—Como tú me perteneces a mí, Nicholas.

Nick podía decir que Storym estaba tratando de hacer lo


mejor. Había que darle crédito por eso. —Está bien, puedes
seguir llamándome Demonas Amaté. Sé que me has
escuchado.

—Sí, de hecho lo hice, Demonas Amaté. —Storym lo


besó una vez más antes de sentarse.

Nick se sentó allí, admirando el anillo. En realidad,


nadie jamás le había dado nada antes. No sólo lo apreciaba
porque simbolizaba su unión, sino porque fue su verdadero
primer regalo. Por lo menos ahora podía voltear a ese
demonio molesto y mostrarle su posesión más preciada al
mismo tiempo.

«Lindo».

Otro pensamiento golpeó a Nick, y él sonrió


maliciosamente mientras miraba a Storym. —Muéstrame
cómo hacer los tornados.

«Gabe caería».
Storym se quedó con Tehmper mientras escuchaba a
los centinelas decirle que no habían hallado a ningún extraño
en el palacio. Storym se enfureció. Sabía, sin una sombra de
duda, que Nick estaba diciendo la verdad. Tenía que haber
una manera de que esta persona se hiciera invisible. Tenía
que haber un pasadizo secreto que no conocían.

—Busquen en cada centímetro cuadrado de este


palacio. Busquen puertas ocultas y pasadizos. No es un mago.
No hay manera de que se aparezca de la nada. —Storym se
paseó por la entrada principal del palacio, mientras trataba de
encontrar la manera de mantener a su Demonas Amaté
seguro sin atarlo a su lado. Nick no lo aprobaría, pero Storym
estaba considerándolo seriamente.

—Cálmate, Storym. Nick está con Gabe y Jack. Está a


salvo por ahora. —Tehmper trató de calmarlo, pero Storym
estaba demasiado furioso para calmarse en ese momento. No
se calmaría hasta que el culpable que estaba tratando de
robar su Demonas Amaté fuera detenido.

Su Demonas Amaté era un habitante de la superficie,


acostumbrado a ver estos actos horribles. Los instintos de
Storym lo impulsaban a querer protegerlo de todo eso y
mucho más. Este demonio ya había dañado a su Demonas
Amaté una vez. Storym no permitiría que volviera a ocurrir
nuevamente.

—Ven, vamos a buscar en los mapas del palacio para


ver si podemos encontrar esas puertas ocultas —dijo Tehmper
mientras Storym lo seguía a la biblioteca. Tener algo que
hacer ayudaba a aplacar un poco la ira de Storym. Si
pudieran encontrar esa entrada, podría poner un centinela en
la apertura.

—No voy a permitir que mi Demonas Amaté pueda


verse perjudicado, Tehmper. Ese hombre debe ser capturado.

—Ese demonio es un peligro para todos los Demonas


Amaté, Storym, no sólo para el tuyo. Él no sigue las leyes
relativas a la reivindicación de nuestros compañeros. Hasta
que sea capturado, todos nuestros Demonas Amatés están en
peligro.

Storym sabía que Tehmper tenía razón, pero por el


momento, lo único que podía pensar era en un demonio
rebelde llegando tras de Nick. La necesidad de mutilar y
matar a quien tocara un pelo en la magnífica cabeza de Nick,
era abrumadora.

Storym vio a Tehmper sacar varios mapas de sus cajas


de protección y ponerlos sobre la mesa. Pasó la mano por su
cabello, tirando de los extremos de una de las trenzas que
enmarcaban su rostro.

—¿Cómo hacer frente a esta necesidad imperiosa de


proteger, Tehmper? —preguntó, frustrado por la negativa de
Nick a estar bajo llave hasta que el demonio rebelde fuera
encontrado—. Me consume.
—Y siempre será así, mi amigo. —Tehmper parecía tan
sombrío y frustrado como Storym se sentía—. No son como
nuestros afrit. No se puede razonar con ellos. Tienen una
terquedad en ellos que nunca he visto antes.

—¿Cómo vivir con ello? —Tehmper se había acoplado


antes que Storym, aunque solo fuera por unos pocos meses
antes. Tenía que tener la respuesta. Él y Gabe eran tan felices
juntos como Storym nunca había visto a dos personas.

—Supongo que es un poco más fácil para mí, porque mi


Demonas Amaté no puede regresar a la superficie. Sólo tengo
que preocuparme por él aquí, en Jinnistan. —Tehmper rió—.
Pero eso es bastante malo. Gabriele no tiene ningún concepto
de las reglas. Él simplemente hace lo que le da la gana, sin
importar lo que yo diga.

—Nick quiere volver a la superficie.

Tehmper giró la cabeza para mirar a Storym. —¿Está


loco?

—Es muy posible. —Storym estaba comenzando a


preguntarse eso seriamente—. Nick se encuentra actualmente
en el patio de entrenamiento con tu Demonas Amaté.

Las cejas de Tehmper se levantaron. —¿Disculpa?

—Después de haber sido reclamado por ti, Gabe se


mantuvo lanzando bolas de fuego a Nick, que estaba
básicamente indefenso en el momento. Ahora no lo está.
Aprendió a hacer mini-tornados.

—¿Y se los va a lanzar a mi Demonas Amaté?

—Cálmate, Tehmper. Gabe es amigo de Nick. Él nunca


dañaría intencionadamente a tu Demonas Amaté.
—Bueno, no por eso tiene que gustarme —se quejó
Tehmper.

—Dímelo a mí. Yo sería mucho más feliz si Nick se


quedara en nuestros barrios rodeado de guardias. En cambio,
está en el patio, donde alguien puede atacarlo.

Tehmper se puso rígido. —Ellos no están sin protección,


¿verdad?

—¡Por supuesto que no! —rompió Storym. Él no era tan


estúpido—. Clagh está allí con ellos, junto con una legión de
centinelas. Hice que Gabe y Nick prometieran que ninguno de
ellos iría a ninguna parte sin supervisión.

—Me pregunto cuánto tiempo va a durar eso.

Storym se rió entre dientes. —No mucho, estimo.


Sugiero que miremos los mapas lo más rápido posible y luego
bajemos a rescatar a los demás.

Tehmper asintió y se giró hacia la mesa, mirando el


mapa que había encima de ella. Storym se acercó a su lado y
se inclinó sobre el mapa. Se suponía que era un modelo del
palacio elaborado hacía más de quinientos años atrás, cuando
el lugar fue construido. Parecía sólo un montón de líneas para
Storym. No podía hacer nada.

Storym miró a Tehmper por el rabillo de su ojo. La


frente de Tehmper estaba arrugada como si estuviera
concentrándose duro. —Tú estás tan confundidos como yo,
¿no?

Tehmper se rió entre dientes. —Sí, bastante.

—Realmente necesitamos a Clagh aquí. Él es mucho


mejor en esta materia que yo. Puedo investigar las cosas en
nuestros registros históricos, pero yo no sabría qué buscar en
un mapa.

—Espera, ¿qué es esto aquí? —Tehmper señaló un


punto en el mapa—. Si no recuerdo mal, eso es un pequeño
patio que tiene una fuente.

—De acuerdo, así que es un patio. —Storym estaba


confundido—. ¿Y qué?

—¿Ves la flecha que apunta aquí a esta sala? —


Tehmper señaló en los planos una pequeña habitación de
madera a un lado de la fuente. Había una flecha que
apuntaba desde el patio a la pequeña habitación.

—Sí.

—Si no me equivoco, esta flecha indica que la


habitación se conecta con el patio de alguna manera, pero
nunca lo he visto. —Tehmper miró a Storym—. ¿Tú sí?

—Nunca he visto ese patio. —Storym entornó los ojos


para obtener una mirada más cercana—. ¿Dónde está?

—Uh... —Tehmper se rascó la barbilla.

—No lo sabes, ¿verdad?

—No exactamente. Sin embargo recuerdo esta fuente.

Storym rodó los ojos cuando dio un paso atrás y cruzó


los brazos sobre su pecho. —Bueno, eso es ciertamente
ayuda...

—Sé que he estado en esta fuente antes.

—¿Puede haber más de una fuente como esta?


—No lo sé —dijo Tehmper cuando comenzó a explorar el
mapa—. Vamos a asegurarnos de que esta sea la única, antes
de empezar a tratar de encontrar la maldita cosa.

Storym asintió. Miró el cuadro dibujado a mano de la


fuente, entonces comenzó a buscar en el resto del mapa,
luego en el siguiente y el siguiente. Fue una tarea lenta. El
palacio era enorme, y cada sección tenía un conjunto de
mapas distintos, uno miraba hacia abajo en cada habitación,
como una imagen en 3-D, otro de ellos mostraba la estructura
real del edificio, y otro mostraba cómo cada sección se
suponía debía verse con los muebles y todo.

Storym frunció el ceño mientras miraba a los mapas de


la construcción de una sección del palacio. Levantó el mapa y
comprobó el mapa consecutivo, luego volvió al primero. —
Hey, Tehmper, creo que he encontrado algo.

—¿Ah, sí?

—Mira, en el dibujo de este arquitecto. Muestra una


gran sala con chimenea y un conjunto de libreros empotrados
en la pared. —Storym señaló a la imagen en el mapa—. Pero
si miras bien, no sólo la chimenea no existe, sino que la
habitación es más pequeña.

Tehmper se encogió de hombros. —Tal vez decidió no


construir la chimenea.

—¿Entonces por qué no las sacó de todos los dibujos y


no sólo de uno?

—¿Dónde está esta sala?

—Al sur del corredor.

—Vamos a echar un vistazo.


Storym asintió y se puso de pie.

—Y trae los mapas —añadió Tehmper.

Storym dio la vuelta y agarró los mapas, enrollándolos


antes de unirse a Tehmper. Tardaron nada más que unos
pocos minutos en llegar al corredor sur. El palacio era un
lugar grande, y empezaron en el lado opuesto de a donde se
dirigían.

—Creo que es aquí —dijo Storym mientras caminaban


por el corredor sur hasta que llegaron a una serie de puertas.

—¿Qué puerta?

—Es la tercera por la izquierda.

Cuando Tehmper se detuvo delante de la puerta


indicada, Storym miró por el pasillo. Estaba extrañamente
tranquilo, tal vez demasiado tranquilo. —Hey, ¿Tehmper? ¿No
te parece todo un poco demasiado tranquilo? ¿No debería
haber gente caminando arriba y abajo por el pasillo?

—No tengo ni idea —rió Tehmper—. Todavía no puedo


ver cómo alguien puede vivir aquí. Yo ni siquiera sabía que
este pasillo se utilizaba.

Tehmper abrió la puerta y entró en la habitación.


Storym sólo dio un paso dentro de la habitación y miró antes
de avanzar más lejos. Él no iba de entrar en una habitación
de la que no supiera nada sin echarle un vistazo. Fue
sorprendentemente fácil. La habitación estaba vacía. Ni
siquiera había muebles. Era sólo una habitación vacía.

La falta de cualquier cosa en la sala dio un escalofrío


por la espalda de Storym. Había algo que no estaba bien con
eso. Storym se acercó a la ventana para tratar de obtener
una idea de dónde estaba situada la habitación, viendo qué
era exactamente lo que estaba en el exterior.

—Tehmper, creo que he encontrado la fuente.

Situado justo debajo de la ventana, estaba un pequeño


patio cerrado. Centrada directamente en el medio había una
fuente. La fuente era muy hermosa y tres delfines grandes
parecían estar saltando fuera de la piscina. El agua brotaba de
la boca de los delfines y caía a la piscina de poca profundidad.

Tehmper se paró junto a Storym y miró por la ventana.


—Eso ciertamente se parece.

—¿Crees que la habitación que apuntaba la flecha es


esta?

—Eso podría ser muy cierto —dijo Tehmper mientras se


alejaba de la ventana y comenzaba a caminar por la
habitación, cerca de la pared.

Storym frunció el ceño cuando Tehmper empezó a


golpear en la pared cada pocos pasos. —¿Qué estás
haciendo?

—Revisando si hay pasajes ocultos. ¿Qué más? Si las


paredes son sólidas, entonces no debería haber ningún
cambio en el sonido cuando golpee en ellas.

—Pero ¿cómo sabrás si las paredes son sólidas o no? —


preguntó Storym—. Podrían estar hechas de madera o de
barro o alguna otra cosa.

—Sé que las paredes deben ser sólidas, porque mi


padre me habló de la construcción del palacio. Se enteró de la
historia por su padre. Es por eso que sabía acerca de la
fuente. Mi padre me la mostró siendo yo un niño, cuando él
me estaba enseñando acerca de la construcción del palacio.

Storym caminó entonces hacia el lado opuesto de la


ventana y comenzó a dar golpes en la pared mientras
caminaba. —¿Tu padre te dijo algo más sobre este gran
palacio nuestro?

—Sí. —Tehmper rió—. Me dijo que el hombre que lo


construyó era un genio.

Storym arqueó una ceja mientras miraba más a


Tehmper. —¿Ah, sí?

—Sí. Al parecer, el clan que gobernaba en ese momento


era muy querido por la gente de Jinnistan, y este arquitecto
quería construir un hogar que mostrara las gracias de la gente
por la dedicación del clan.

—Bueno, este lugar es sin duda suficientemente


ostentoso.

—Es algo que te hace extrañar tu casa, ¿no?

Storym asintió. Él nunca pensó en extrañar el recinto de


su pequeño clan. Sólo había sido un lugar para dormir y
entrenar. Ahora, viviendo en el enorme palacio, chocaba con
todo el mundo cuando se daba la vuelta.

—Sí, supongo que sí. Es una lástima que tengamos que


servir a nuestro pueblo viviendo aquí.

—Va a mejorar una vez que nos instalemos.

—Espero que tú… ¡hey! —Storym se detuvo y golpeó la


pared donde lo había hecho sólo unos segundos atrás. Dio
unos golpecitos en la pared a cada lado y notó una clara
diferencia en el sonido que escuchó—. Tehmper, creo que he
encontrado algo.

Storym continuó golpeando en la pared alrededor de la


zona que estaba buscando. El sonido hueco se fue todo el
camino hasta el suelo. Tehmper golpeó en la otra parte de la
pared. Finalmente, Storym se detuvo y se quedó mirando la
pared.

—¿Alguna idea ahora?

—Bueno, si se trata de un pasaje secreto de algún tipo,


entonces tiene que haber una manera de abrirlo.

—Estoy abierto a sugerencias.

Storym se quedó mirando la pared.

Tehmper se quedó mirando la pared.

Tehmper sonrió.

Storym puso nervioso. —¿Qué?

—Las puertas en los pasajes secretos tienen grietas de


aire, ¿no?

—Correcto.

—¿Qué mejor manera de encontrar una entrada secreta


a un pasadizo secreto que humo?

—¿Humo?

—Fuego. —Tehmper se señaló a sí mismo y después a


Storym—. Y aire.

Storym sonrió y sopló en la palma de su mano. Hizo


girar los dedos alrededor y un pequeño tornado se empezó a
formar en la mano. —A Nicholas le gustan estas cosas.
—No tengo ninguna duda.

Storym vio a Tehmper producir una pequeña bola de


fuego en la palma de su mano. —No me quemes.

Tehmper apenas rodó los ojos. —Sólo golpéalo.

—Lo siento, lo tengo —rió Storym enviando el pequeño


tornado hacia la bola de fuego. Los dos elementos se
mezclaron, creando una nube de humo. Storym dejó escapar
un suspiro profundo, soplando el humo hacia la pared.

Para su asombro, el humo se elevó en el aire y se filtró


en las grietas a lo largo de la pared, destacando una puerta.
Tehmper parpadeó, rodando sus ojos cuando el hombre sólo
se rió de él.

—Te dije que iba a funcionar.

—Por lo tanto, sabemos dónde está la puerta secreta


hacia el pasadizo secreto. ¿Tienes alguna idea brillante de
cómo abrir dicha puerta secreta?

—¿Pateando?

Storym miró a Tehmper por un momento luego se giró


y dio una patada a la pared. Tehmper comenzó a patear la
pared con él. Juntos dieron patada tras patada hasta que la
pared comenzó a ceder. Astillas de madera, y un crujido
fuerte llenaron la habitación.

—Maldita sea, hay un pasadizo secreto aquí —espetó


Storym. Odiaba la idea de que alguien pudiera estar utilizando
el paso para entrar y salir del palacio desapercibidamente. No
podía dejar de preguntarse si era así como el demonio rebelde
se metía dentro.
Storym dio una patada más fuerte hasta que suficiente
madera dio paso para que pudieran ver el interior al otro lado
de la pared. Se agachó y miró a través de la pared rota. —
Tehmper, necesito un poco de luz aquí.

Storym saltó hacia atrás cuando otra pequeña bola de


fuego apareció de pronto al lado de su cabeza. —Hey,
cuidado.

—¿Qué ves, Storym?

—Un pasillo.

—¿Algo más?

—No, sólo un pasillo. —Storym estaba de pie y miró a


Tehmper—. Pero es un pasillo limpio.

—¿Un pasillo limpio? —preguntó Tehmper—. ¿Qué se


supone que significa eso?

—Si no se hubiera usado en años, entonces habría


telarañas y polvo cubriéndolo, ¿no?

Tehmper asintió.

—No es así. Este pasillo está muy limpio, casi como si


alguien lo hubiera barrido.

—O lo voló hasta dejarlo limpio. —Tehmper tenía una


mirada perpleja en su cara mientras se frotaba la barbilla—.
¿No era el demonio que atacó a Nick un demonio de aire?

—Creo que sí.

—Entonces es lógico, si este pasaje está tan limpio que


ese tipo probablemente utilice este pasaje para poder entrar
en el palacio.
Storym movió su mano hacia el pasadizo secreto. —
Sólo hay una manera de averiguarlo, Tehmper. Tenemos que
descubrir dónde conduce este pasaje y luego tenderle una
trampa a nuestro visitante no deseado.

La idea de entrar en el estrecho pasillo le dio


escalofríos, pero nunca había dejado antes que sus temores lo
detuvieran. Él no iba a dejar que eso lo detuviera ahora.
Encontrar al hombre que continuaba yendo tras Nick, era más
importante.

—Sin embargo, creo que tenemos que reunirnos con


Clagh y Zayne antes de aventurarnos en cualquier lugar —dijo
Storym—. No sabemos lo que nos espera allí. Tenemos que
traer a los demás antes de ir a explorar.

—De acuerdo.

—Vigila la puerta. Voy a reunir a todo el mundo. —


Storym se dirigió a la puerta, pero Tehmper lo detuvo con una
mano sobre su brazo—. ¿Hay algo más?

—Ya sabes… Gabriele y Nick van a insistir en unirse a


nosotros.

Storym suspiró. —Sí.

—Asegúrate de que estén debidamente armados en


primer lugar. Sus armas de la superficie realmente no tienen
ningún efecto aquí.

—Yo preferiría que se quedasen encerrados en un


cuarto seguro, rodeados de todos los centinelas que se
pudieran encontrar, pero ambos sabemos que eso no va a
suceder.
—Nop. —Tehmper rió y soltó el brazo de Storym—. En
el lado positivo, tener un Demonas Amaté que entienda la
necesidad de una batalla, es una ventaja. Gabriele nunca
discute conmigo cuando tengo que ir a las misiones, y está
muy agradecido cuando regreso sano y salvo.

—Eso también sería una ventaja para mí, si Nicholas no


tratara de ir en mis misiones conmigo. Por lo menos tienes la
tranquilidad de saber que Gabe tiene que quedarse aquí en
Jinnistan. Mi Demonas Amaté no tiene que hacerlo.

Tehmper frunció el ceño. —Yo no había pensado en eso.

—Créame, es casi todo en lo que pienso.

—Tiene que haber un arreglo que puedas encontrar


hacer con tu Demonas Amaté.

—No —dijo Storym mientras caminaba hacia la puerta—


. Tengo que enseñarle a Nicholas cómo matar a un Shayatin.
—Toma eso, maldito —gritó Nick mientras soplaba
sobre su mano y luego giraba su muñeca, moviendo el
pequeño tornado hacia Gabe. Se giró en torno a él,
levantando a Gabe del suelo y luego dejándolo caer de culo
en el suelo. Las manos de Nick cayeron sobre sus rodillas
mientras reía hasta que Gabe se dio la vuelta sobre su
espalda y tiró una bola de fuego hacia él.

«Guau».

Nick corrió alrededor de la fuente, situándose detrás de


Jack, y luego alrededor de Clagh. —No eres lo
suficientemente rápido, Gabe. Tal vez estás demasiado viejo
para esto —se burló Nick, y después sus ojos se abrieron,
agachándose cuando Clagh gritó, una bola de fuego pasó
zumbando entre ellos dos.

—No debéis comportaros de esa manera —gruñó


Clagh—. Estos poderes son para proteger, no para que os los
lancéis el uno al otro como armas.

—¡Él empezó! —Nick gruñía mientras se arrastraba


hasta el otro lado de las piernas de Clagh y después sopló en
la palma de su mano derecha, luego en su izquierda, y en la
derecha una vez más. Giró las muñecas, enviando micro-
tornados hacia Gabe.
Gabe gritó y salió corriendo detrás de los dos
centinelas, arrojándose al suelo cuando los estos fueron
levantados y cayeron a unos metros. —Lo siento, mi error —
dijo Nick a los dos centinelas que estaban murmurando
mientras volvían a incorporarse—. ¿Pueden mantenerlo sujeto
para mí?

—Como desees. ¿Qué pasa, Nick? ¿No puedes


manejarme por tu propia cuenta? —Gabe se rió entre dientes
mientras enviaba dos bolas de fuego a Nick que corría por el
patio, las llamas gemelas pisándole los talones.

—Oh, puedo manejarte bien. Toma esto, bebé. —Una


serie de incendios y de golpes de viento iban y volvían,
mientras ambos corrían entre los centinelas. Clagh, e incluso
Jack, les gritaron a la pareja.

—Estoy de acuerdo con Clagh. ¡Los dos estáis actuando


como idiotas! —gritó Jack cuando una bola de fuego pasó
junto a su hombro.

—¿Estás de acuerdo conmigo? —preguntó Clagh a Jack


asombrado.

—No dejes que se te suba a la cabeza, amigo. —Jack


rodó los ojos mientras cruzaba los brazos sobre el pecho.

—Creo que le gustas, Clagh —bromeó Nick cuando


lanzó dos tornados más pequeños a Gabe.

—¡Yo no lo hago con hombres! —Jack se giró, su cara


de un rojo brillante, mientras sus manos estaban en puños a
los costados—. ¡Sólo dije que vosotros dos estáis actuando
como idiotas!

—¿Cuál es tu poder, Clagh? —preguntó Nick mientras


esquivaba otro ataque con misiles de bolas de fuego.
—Tierra —se jactó con orgullo Clagh—. Puedo mezclar
pociones, hacer crecer cosas de la tierra, sanar, y además soy
empático.

—Impresionante —dijo Nick mientras corría alrededor


de la fuente—. Mira, Jack. Si dejas que Clagh te joda,
entonces tendrás la capacidad de sentir lástima por Gabe. Si
eso no funciona, podrás mezclar una poción que le da gas por
una semana. Por supuesto, el chile hará el truco. —Nick se
echó a reír cuando se puso en cuclillas detrás de la fuente y
esperó a que Gabe dejara de esconderse detrás de los
centinelas. Ellos no se veían muy felices por eso.

Un par de ellos estaban enojados mientras que unos


pocos parecían asustados como el infierno. Pero todos ellos se
mantuvieron firmes, como si estuvieran orgullosos de servir a
los Demonas Amaté. Nick se rió entre dientes.
«Chupamedias».

—¡Eso no es para lo que debe utilizarse! —gruñó Clagh


como ofendido por la flagrante falta de respeto a sus poderes.

—Sí, sí. Yo… Oh, mierda. —Nick cayó lejos de la fuente


cuando tres bolas de fuego se estrellaron contra la estructura
de granito. Nick rodó un par de veces, se puso de pie, y luego
levantó las manos, sólo para ser detenido por Storym.

—La práctica fue suficiente —dijo su demonio, mientras


tomaba las manos de Nick. Zayne se puso delante de Gabe en
el patio, bloqueando cualquier otro intento de que arrojara
algo.

—Pero, papá, yo sólo estaba jugando. —Nick hizo un


mohín mientras miraba a Gabe—. Eres mío —dijo Nick a Gabe
con la boca sin emitir sonido.
—Ven por mí. —Gabe le contestó de la misma manera.

—Hemos encontrado un pasadizo secreto y necesitamos


investigarlo —Storym informó a Nick cuando rodeó sus
muñecas y tiró de él.

—Bien. Podría hacer un poco de trabajo policial por aquí


—gruñó Nick mientras seguía a su compañero. Gabe y Jack
estaban muy de cerca, con Clagh y Zayne cerrando la parte
trasera—. ¿Qué tenemos?

Storym se rió entre dientes. —Ahora veo cómo es que


has atrapado a tantos habitantes malos de la superficie.
Tienes un guerrero en tu corazón. —El rostro de su
compañero se puso serio con su siguiente aliento—. No vas a
ponerte en peligro. Eso es para los Djini.

—Este es un trabajo de detective. Algo para lo que


Gabe, Jack y yo, hemos sido entrenados.

—Bien. Ya estaba cansado de estar sentado sobre mi


culo —se quejó Jack. ¿Por qué el novato tenía que hacer que
fuera tan fácil? No había manera en el infierno que Nick
pudiera dejarle pasar esta.

—Si le hubieras dado ese culo a Clagh, no tendrías que


preocuparte de sentarse en él. —Nick se rió junto con Gabe,
los dos chocando los cinco entre sí.

Jack se dio la vuelta y apuntó hacia arriba a Nick, su


mirada asesina. —Yo no hago…

—Sí, sí. Te hemos escuchado las primeras cien veces —


se burló Nick cuando esquivó a Jack.

Jack lo miró fijamente.


—Toma, necesitarás esto, Demonas Amaté —dijo
Storym cuando se detuvo cerca de la puerta que daba al
pequeño patio. Agarró una de las espadas envainadas
apoyadas contra la pared y se la entregó a Nick.

—Uh... —Nick se quedó mirando la espada. No tenía


idea de qué hacer con ella.

—No se puede matar a los demonios sombra con una


pistola, Demonas Amaté. Debes separar la cabeza de sus
cuerpos.

—Voy a ser honesto, soy más propenso a cortar la


mano que la cabeza de alguien.

—Yo te entrenaré, Demonas Amaté. —Storym sonrió y


frotó el dorso de la mano sobre la mejilla de Nick—. Si vas va
a ir conmigo en mis misiones, debes estar debidamente
armado.

Nick se quedó boquiabierto. —¿Vas a dejarme ir en


misiones contigo?

—Prefiero mantenerte encerrado en una habitación


rodeado de centinelas para mantenerte a salvo, pero dudo
que lo permitas. Por lo tanto, tengo que enseñarte la manera
correcta de protegerte.

Nick se quedó atónito. Storym había luchado tanto y


durante tanto tiempo para mantenerlo a salvo, y ahora no
sólo decía no solo que Nick podía entrar en situaciones de
peligro, sino que él le iba a enseñar cómo protegerse a sí
mismo. ¿Alguien tenía un demonio más maravilloso?

—Tendré cuidado, Storym, te lo prometo —le susurró


Nick.
—Lo sé, Demonas Amaté, y yo estaré allí para proteger
tu espalda mientras tú cuidas la mía.

Algo tierno parpadeaba en los ojos de Storym. Fue


suficiente para que el aire se capturara en la garganta de
Nick. Tragó saliva y deseó tener el coraje de decirle a Storym
cuánto el hombre empezaba a significar para él. Él era un
gallina, lo sabía.

—Ven, Demonas Amaté, debemos investigar este


pasaje secreto. Tus clases comenzarán a partir de mañana.

Nick asintió mientras miraba la mano de Storym


mientras les daba una espada a Gabe y Jack. Se rió de los
atónitas y un poco confundidas que se veían sus caras. —La
escuela comienza mañana —sonrió a Gabe—. Voy a ser el
preferido del maestro.

Jack todavía se veía confundido. Gabe sólo rodó los


ojos. Nick casi saltó de su piel cuando Storym de repente
cayó de rodillas y agarró su muslo. —¡Storym!

Storym sonrió como si supiera el efecto que había


tenido su toque en Nick, luego tomó la vaina que llevaba a la
cintura y colocó el lazo alrededor de su muslo. Cuando
Storym estuvo de pie, Nick miró hacia abajo.

—Caray, me veo como un pirata.

—¡Te ves caliente! —Gabe movió las cejas—. Muy


caliente.

—¿Por qué no puedo usar mi arma? —preguntó Jack.

Nick rodó los ojos. —Dado que las armas de la


superficie no matan a los Shayatin.

—Necesito un arma más grande.


—Ven, Demonas Amaté, Tehmper está esperando.

Nick sostuvo la empuñadura de la espada con la mano y


siguió a Storym al interior del palacio. Caminaron por un
pasillo después de subir unas escaleras, y luego por otro
hasta que se acercaron a uno muy tranquilo.

—¿Nadie viene aquí? —Nick miró de un demonio al


siguiente. Ni un alma se había visto en esta parte del palacio.
Le pareció muy extraño.

—Es lo mismo que he observado, Demonas Amaté.

Storym parecía orgulloso de la observación de Nick. En


cierta forma, a Nick le agradó. Él no era un idiota total. Nick
tenía sentimientos por Storym después de todo. La sonrisa de
suficiencia en la cara de Storym acariciaba el ego de Nick
mejor que cualquier recomendación que tuvieran. Nick se
aclaró la garganta, sintiendo su cara enrojecer. Tenía que
dejar de suspirar por encima de su novio y volver al trabajo.

—Aquí. —Storym señaló con su mano una puerta


cuando llevó al grupo a la habitación.

Nick sintió un escalofrío viajar por su espalda mientras


caminaba en la habitación vacía. Algo estaba mal. Podía
sentirlo en sus huesos.

—¿No sientes eso? —Gabe preguntó Nick a cuando se


detuvieron en el centro de la habitación vacía.

—¿Sentir qué? —preguntó Jack, cuando se unió a ellos.

Nick estaba a punto de decir algo inteligente, pero no


quiso avergonzar a Jack frente a Clagh. Jack era un novato y
tenía que aprender mucho, aunque se quedaran en Jinnistan.
Los crímenes ocurrían en todas partes, incluso en las
ciudades por debajo de la superficie. Es cierto que Jinnistan
no tenía la tasa de criminalidad de las ciudades humanas,
pero la avaricia, la lujuria, la envidia, y todas esas cosas,
todavía existían en todas partes.

—Cierra los ojos, novato, y siente. —Haría falta más


que eso, pero Jack necesitaba entrar en el hábito de usar sus
instintos. Era un tipo de „según los libros‟, al cien por cien, y
eso no era bueno. Un buen detective aprendía a escuchar a
sus entrañas.

—No siento nada —susurró Jack a Nick.

Nick se rió y aplaudió a Jack en su hombro. —


Conseguirás hacerlo. Se necesitan años de experiencia para
llegar a entender cómo seguir tus instintos, y entonces nunca
te dejará. Todo depende del detective.

Nick se dirigió a Tehmper. —¿Alguien ha estado en ese


pasaje ya? —Nick sacudió la cabeza hacia el gran agujero
abierto en la pared al otro lado de la habitación. Parecía que
los demonios lo habían forzado para abrirlo. Astillas de
madera yacían en el suelo, y el cuarto estaba en ruinas
totales.

Tehmper negó con la cabeza mientras miraba de Nick a


Storym, una mirada de confusión total en su rostro. —Yo
estaba esperando que llegasen el resto de los Djini.

Nick vio la sonrisa, pero optó por ignorarla. No le


importaba. Era su vida la que estaba siendo amenazada, y
Nick quería llegar al fondo de las cosas. Nick se acercó a la
ventana para ver abajo un pequeño patio con una fuente,
pero no era el mismo en el que acababan de jugar un poco .
Este estaba desierto, y la fuente se había secado.
—Supongo que este lado de la casa no es utilizada muy
a menudo. —Nick se giró a mirar a Storym.

Su compañero se encogió de hombros mientras estaba


allí con sus compañeros Djini. —No llevamos aquí mucho
tiempo, vosotros lo sabéis.

—¿Vamos a ver dónde nos lleva este pasaje o a hablar


toda la tarde? —Zayne preguntó a los otros Djini.

—El pasaje no va a ir a ninguna parte, y tenemos que


buscar pistas. ¿No has investigado algo? —preguntó Nick.

Zayne estaba junto a Storym con aspecto aburrido e


irritado. Mal por él. Nick estaba en una misión, tratando de
armar este rompecabezas, y todo el mundo necesitaba ser
paciente. Cuando el Djini se quedó con las manos en las
caderas o los brazos cruzados sobre el pecho, Nick rodó los
ojos y movió la mano hacia el pasillo. —Está bien, lidera el
camino. Sin embargo, no debes tocar nada

—No creo que vayamos a buscar huellas dactilares —


dijo Gabe cuando entraron en el oscuro túnel con corrientes
de aire.

—¿Soy yo o este lugar está un poco demasiado


limpio?— Gabe preguntó.

—Mi Demonas Amaté parece ser tan inteligentes como


el tuyo —Tehmper rió cuando le dio un codazo a Storym. Nick
no podría oír realmente eso. ¿Estaban los demonios
alardeando uno al otro? Probablemente no.

Bajaron más con algunos giros y vueltas antes de salir


al patio desierto. Nick puso sus manos sobre sus caderas
mientras revisaba el área. No había más que prados abiertos
tan lejos como llegaba la vista, con un bosque a uno de los
lados. Era una defensa de mierda si le preguntaban a Nick.
Cualquiera podía deslizarse a través del bosque y conseguir
entrar.

—No hay ninguna defensa aquí. —Storym hizo la misma


observación.

—Yo digo que una vez que pongamos una trampa,


sellemos esta entrada para detener a cualquier otro invasor —
sugirió Gabe mientras caminaba un poco más alrededor de la
fuente—. Ahora, ¿cómo podemos capturar a este jodido
demonio loco?

—Ahí es donde entra en juego Clagh —Storym guiñó el


ojo a Nick—. No sólo puede hacer crecer las cosas de la tierra,
sino que también puede hacer que la tierra sea una prisión.

—¿Cómo? —Nick, junto con Gabe y Jack, preguntaron al


mismo tiempo.

—Simple —respondió Clagh, pero sólo mirando a Jack.

El pobre demonio estaba tan malditamente enamorado,


y Jack no le daba ni la hora del día. Eso hizo que Nick quisiera
caminar por allí y golpear a Jack justo en la parte posterior de
su cabeza. Clagh parecía que estaba sufriendo porque no
podía tocar a Jack.

«Imbécil».

—Yo puedo hacer que las vides crezcan a lo largo de la


pared —señaló Clagh encima de su hombro, una mirada de
genio en sus ojos, y Nick se echó a reír por la forma en que
Clagh le iba mostrando a Jack— y que crezcan en la puerta de
entrada una vez que alguien haya dado un paso a través de
ella. Crecerán tan espesas que ninguna cantidad de mini-
tornados será capaz de penetrar por allí.
—Entonces, ¿cómo podremos saber cuándo alguien está
ahí? —Jack preguntó a Clagh. El novato dio un paso atrás
cuando Clagh tocó la frente de Jack.

—Haces las preguntas correctas, Demonas Amaté. Un


centinela montaría guardia en la habitación de arriba y nos
alertaría cuando alguien entre. Si es de hecho otro demonio
de aire, hará bastante ruido.

—Es una pena que los chicos no tengan teléfonos


celulares o walkie-talkies. Eso haría que nuestro trabajo fuera
mucho más fácil —dijo Nick.

—¿Qué es ese walkie-talkie? —preguntó Storym


mientras caminaba al lado de Nick.

Nick rodó los ojos y sonrió. —Una radio de dos vías que
permite a las personas comunicarse a grandes distancias. —
Como Storym todavía parecía confundido, Nick lo dejó caer7.
Le mostraría a Storym de lo que estaba hablando cuando
regresaran al mundo de la superficie, y también le mostraría
el chocolate.

—Haz lo tuyo, Clagh. Vamos a esperar arriba —dijo


Gabe.

Nick notó que Jack no los seguía. Sacudió la cabeza


mientras se perdían detrás de todos los demás, dejando a los
dos solos. Tal vez eso es lo que necesitaban. Un tiempo para
compartir juntos y llegar a conocerse uno al otro. Eso
ciertamente no sería malo.

Nick pensó en el incidente en la biblioteca y cambió de


opinión. Eso debía haber dolido mucho. Por suerte no había

7
Lo que quiere decir es que no siguió insistiendo con el tema (N de T)
libros encuadernados o pisapapeles en la fuente. Clagh
debería estar relativamente seguro.

—No entiendo por qué ese tipo está tan obsesionado


conmigo. Quiero decir, entiendo toda esa cosa de
compañeros, pero se ha ido de la normalidad con su
necesidad de tener sus manos en mí —Nick dijo a Storym
mientras subían hacia arriba a través del pasillo—. Está loco.

—Tienes que recordar que los demonios pueden oler la


sangre. Los demonios no desean a otros por su apariencia
solamente, como lo hacen los humanos, sino por el olor de su
sangre. Un ser humano puede ser hermoso para vuestros
estándares humanos y ser feo para los estándares de los
demonios. Y tú hueles muy bien. Si él ha tomado tu olor,
puede ser difícil para él negarse a la necesidad de tratar de
reclamarte.

—Eso aún no explica las cosas. ¿Seguro como la mierda


que no actuarás así? —Nick levantó las manos para detener el
argumento de Storym. Podía ver que venía uno—. No estoy
diciendo que sea una mala cosa. Es que este tipo sólo no es
normal. Jinnistan debería tener algún tipo de institución
mental para chiflados como él.

—No necesitamos un hospital para enfermos mentales.


Eso se tratará conforme a la ley de Jinnistan.

—Yo no quiero ni saberlo —gruñó Nick cuando llegaron


a la habitación de arriba tras salir del pasadizo secreto. Nick
tuvo ese extraño escalofrío de nuevo en el segundo que entró
en la habitación. No podía ser una coincidencia que él y Gabe
lo hubieran sentido, o que él lo estuviera sintiendo ahora de
nuevo cuando entró en la habitación.
Nick dio vueltas alrededor de la habitación, sus ojos
escaneando cada centímetro de las paredes hasta que vio un
par de ojos mirándolo desde una mirilla en la pared. «Hijo de
puta». Nick corrió por la sala y arremetió contra la puerta
abierta. Podía oír el rechinar contra la pared mientras corría
por la habitación de al lado.

—Nick —Storym gritó mientras corría tras Nick.

Nick pateó la puerta, mirando la pared por la que el


perpetrador los había estado observando, pero no había nadie
allí. Vio una silla contra la pared. Nick caminó dentro para ver
que aquel que los miraba tenía que usar la silla para poder
ver. Eso significaba que era más bajo que Nick.

—¿Qué es? —preguntó Storym cuando se estrelló contra


la puerta y luego entró en la habitación, deteniéndose junto a
Nick.

Nick señaló la silla y luego a los agujeros dobles en la


pared. —Alguien nos miraba desde esta habitación. Él o ella
estaban de pie en una silla mirando a través de los agujeros.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Storym mientras


se acercaba a la silla, la empujó a un lado, y luego miró a
través de los agujeros—. Puedo ver directamente dentro de la
otra habitación, claro como el día.

—No estoy seguro. Pero estoy pensando que el maldito


demonio tiene un cómplice. Alguien nos está vigilando para él,
tal vez incluso le alerta de cuándo estoy solo.

Storym se apartó de la pared cuando un rugido vibró en


su pecho. —¿Alguien está espiando?

—Parece que sí. Supongo que es uno de los sirvientes,


porque un centinela no es suficientemente pequeño para
necesitar una silla para ver a través de los agujeros. —Nick
señaló a la pared.

Gabe, Zayne, y Tehmper aparecieron en la puerta de


entrada. —Quiero a todos los sirvientes detenidos. Alguien va
a hablar, o todos irán a la cárcel —gritó Storym mientras salía
de la habitación hecho una furia.

—Escucharon al hombre. Es hora de una redada —dijo


Nick cuando salió de la habitación detrás de Storym. Se le
erizaron los pelos en la parte posterior de su cuello. No le
gustaba la idea de que alguien pudiera estar espiándolo. Él
quería que capturaran y enjuiciasen a ese demonio, aunque
fuera con la justicia de Jinnistan.

—¿Storym?

—¿Sí, Demonas Amate?

—¿Cómo vamos a ser capaces de saber si los sirvientes


están diciendo la verdad? ¿Suero de la verdad? ¿Morderlos?
¿Poner brotes de bambú bajo las uñas?

Las cejas de Storym estaban cerca de su frente cuando


se giró para mirar a Nick. —Estás muy sedientos de sangre,
¿no?

Nick se sonrojó. —No, simplemente no me gusta que


alguien nos espíe. Me enoja.

—Tengo una sugerencia —dijo Gabe.

Nick arqueó una ceja y se volvió para mirar a su ex


compañero. —¿Qué?

—Vayamos a hablar con Brayan. —Gabe saltó cuando


Zayne gruñó. Nick soltó una risita—. Él ha vivido en el palacio
desde hace bastante tiempo y podría ser capaz de
conducirnos en la dirección correcta.

—Él vivía en el harén, Gabe, no en la parte regular del


palacio.

—Es cierto, pero él tiene orejas, ¿no? Y la gente habla,


sobre todo cuando piensan que nadie está escuchando.

Nick no podía encontrar fallo en la lógica de Gabe.


Habían resuelto más de un delito con conversaciones
escuchadas por alguien accidentalmente. Y él sabía por
experiencia personal que nunca sobraba localizar todas las
pistas, sin importar lo extraño que fueran.

—Eso suena bien —admitió Nick cuando empezó a


caminar de nuevo—. Vamos a ir a hablar con Brayan.

—Ustedes no van a implicar a Brayan en esto —espetó


Zayne.

—Yo creo que depende de Brayan —dijo Nick.

—¡No!

Nick se detuvo y giró para mirar a Zayne. Él entendía


de dónde venía el hombre. Brayan había sido terriblemente
marcado por la guardia personal del Amir. Era tímido y
tranquilo, y se escondía de todo el mundo.

Y era el Demonas Amaté de Zayne. Zayne era aún más


protector que cualquiera de los otros demonios. Nick no
quería ni pensar en cómo sería Storym de obsesivo en las
mismas circunstancias.

—Mira, Zayne, sé que quieres proteger a Brayan, pero


no puedes envolverlo entre algodones. Él nunca va a volver a
la tierra de los vivos si no sale y experimenta el mundo.
—Yo no lo quiero envolver en nada —espetó Zayne—.
Quiero mantenerlo a salvo.

—Esto significa la misma cosa, Zayne. Tú quieres


mantenerlo envuelto de cualquier cosa que le puede hacer
daño.

Zayne frunció el ceño, mirando confundido. —Sí.

—No puedes. —Nick rápidamente levantó la mano


cuando la cara de Zayne empezó a oscurecerse. Podía ver a
dónde iba esta conversación—. Sólo tienes que responderme
una pregunta. Desde que fue liberado del harén, y nos
mudamos aquí, ¿ha estado Brayan alguna vez fuera del
palacio?

—No, por supuesto que no. Es demasiado peligroso


para él.

—¿Ha estado fuera de su habitación, al menos?


¿Explorado el palacio? ¿Ido a dar un chapuzón a la piscina?

—No, no le gusta salir de su cuarto.

—Y nunca lo hará si tú no se lo permites. —Nick dio la


vuelta y empezó a bajar por el pasillo de nuevo. Sabía que
Zayne estaba tratando de proteger a Brayan, pero también
sabía que él tenía razón. Si Brayan se dejaba languidecer en
su habitación, él nunca volvería al mundo.

Dioses, sálvenlos de esos demonios sobreprotectores.


Storym podía sentir la agitación de Nick saliendo de él
en ondas. Estaba tratando de entender cómo se sentía Nick,
pero él estaba más del lado de Zayne. No deseaba a nadie, lo
que le había sucedido a Brayan. Eso había sido brutal. Pero la
necesidad de Nick para salvar el mundo estaba volviéndolo
loco.

Él estaba orgulloso de su Demonas Amaté. Nick era el


compañero perfecto, pero era un poco demasiado agresivo
para el gusto de Storym. Preferiría que Nick permaneciera a
salvo en su habitación como lo hacía Brayan, pero también
sabía que no iba a suceder. Su compañero podría ser el
perfecto Demonas Amaté, pero definitivamente no era como
cualquiera que Storym hubiera conocido.

Storym no estaba muy seguro de que fuera algo malo.


Nick era lo suficientemente enérgico para luchar contra él,
pero también le traía el consuelo arraigado en un Demonas
Amaté. Era como tener lo mejor de ambos mundos envuelto
en un cuerpo pequeño y hermoso. Sólo de pensar en lo sexy
que Nick se veía, era suficiente para hacer gemir a Storym y
tener que reajustarse su pene endurecido cuando lo veía.

Ahora no era el momento de encenderse.


Storym asintió a los dos guardias delante de la puerta
de Brayan cuando se detuvo. Ambos cerraron sus puños y
golpearon sobre sus pechos. Storym apretó los labios y repitió
el gesto. No estaba seguro de que alguna vez se
acostumbrara a pertenecer a uno de los clanes dominantes.
Toda la pompa y circunstancia rallaba sus nervios.

Storym abrió la puerta, entró y escaneó rápidamente la


habitación antes de hacerse a un lado y permitir que alguien
más entrase. Si había alguien esperando por ellos, además de
Brayan, quería ser capaz de proteger a quienes estaban
detrás de él.

—Brayan —dijo en voz baja cuando vio al hombre


sentado junto a la ventana.

Brayan se giró y rápidamente se puso de pie para dar a


Storym una ligera reverencia con la cabeza. —Djini.

—Tú eres de la familia ahora, Brayan —respondió


Storym—. Tienes que llamarme Storym.

Una pequeña sonrisa levantó las comisuras de los labios


de Brayan. —Storym.

Storym vio los ojos de Brayan ir más allá de él y sabía


que él estaba buscando a Zayne. Storym sonrió e hizo un
gesto a sus espaldas cuando escuchó a todos los demás en la
habitación. —Tenemos un misterio que esperamos que
puedas ayudarnos a resolver.

Los ojos de Brayan volvieron a Storym. —Sí, por


supuesto, si puedo ayudar.

—Hemos descubierto un pasadizo secreto en una de las


habitaciones en el corredor sur. Conduce a un patio
abandonado en el lado sur del palacio, hacia el bosque.
¿Sabes algo al respecto?

—Conozco algunos de los pasadizos secretos en el


interior del palacio. Así es como me escapaba del palacio para
avisar a Tehmper lo que estaba sucediendo en el harén. Sin
embargo, no estoy familiarizado con el paso del corredor sur.

—¿Sabes si alguien más está al tanto de estos otros


pasajes secretos?

—Amado y Galan, sin duda, pero no estoy enterado si


alguien más sabe de ellos.

—¿Confías en estos dos hombres?

—Con mi vida.

Eso era lo suficientemente bueno para Storym. —


¿Puedes mostrarnos dónde se encuentran los otros pasajes?

Brayan se estremeció visiblemente. —¿Podría elaborar


un mapa? Sólo hay una manera de entrar en el pasaje que yo
sepa, y es desde el interior del harén. Prefiero no volver allí si
puedo evitarlo. Mi... err... recuerdos, sobre ese lugar, no son
agradables.

—En realidad —dijo Nick mientras daba un paso hacia


adelante—, Tehmper mantuvo su palabra y eliminó el harén.
Se ha convertido en una zona de la piscina con patio y áreas
individuales de descanso. Creo que te gustaría.

—¿Ya no es un harén?

—No. —Nick sonrió mientras se apoyaba en Storym—.


Nuestros demonios no tienen necesidad de un harén. —
Storym gruñó cuando el codo de Nick se clavó de nuevo en su
costado—. ¿Cierto?
—Por supuesto que no, Demonas Amaté —Storym no
era estúpido, respondió a la pregunta Nick tan rápido como
pudo. Molestar a su Demonas Amaté no era algo que esperara
con interés. Todavía esperaba tener sexo esa noche.

—Ven con nosotros, Brayan, y verás que el harem ya no


existe. —Nick hizo un gesto a Zayne, que estaba cerca
comiendo a Brayan con los ojos—. Zayne te mantendrá a
salvo.

Brayan vaciló hasta que Zayne le tendió la mano, y


luego corrió a sus brazos. Él se agarró a la mano de Zayne
con tanta fuerza que su mano se volvió blanca. Zayne pasó su
otro brazo alrededor del hombro de Brayan y le susurró algo
al oído que eliminó la tensión de sus hombros.

Storym podía sentir la satisfacción rodando en Nick en


olas cuando él lo acompañó hacia la puerta. —¿Orgulloso de ti
mismo, Demonas Amaté?

Nick se rió entre dientes. —Sí, lo estoy. Brayan tiene


que salir de su escondite y Zayne tiene que dejarlo, pero él
también tiene que estar allí para apoyar a Brayan, porque no
va a ser fácil para él. Puede ser que sea lo más difícil que
ellos hayan hecho o hagan a partir de ahora, pero valdrá la
pena al final.

—¿Qué quieres decir?

—He visto esto en mi trabajo como detective. Las


víctimas de asalto suelen embotellarse para ocultarse del
mundo. Eso sólo permite a los bastardos ganar. Ellos
necesitan vivir sus vidas al máximo. Es la mejor venganza.
—¿Venganza? —Las cejas de Storym se juntaron lleno
de confusión—. Haber llevado al Capitán de la guardia ante la
justicia es la mejor venganza.

—¿Para quién? ¿Para Brayan o para ti?

Storym frunció el ceño. —Dime qué significa eso,


Demonas Amaté.

Nick resopló y se detuvo a mirar a Storym. —Sí, llevar


al Capitán de la guardia ante la justicia ayudará a Brayan,
pero a largo plazo, ¿qué hará esto por él? ¿Va a hacer que se
sienta más seguro? ¿Retirará las cicatrices de su cuerpo o lo
hará sentirse cómodo de estar rodeado de gente? ¿Va a
llevarle la felicidad?

—No lo sé.

—El Amir y el Capitán de la guardia abusaron de Brayan


para castigarlo y mantenerlo bajo control. Ellos querían
destruir su autoestima y destruir a la persona que era. Ellos
hicieron esto por sus propios placeres perversos.

—Esto es cierto —Storym asintió estando de acuerdo.

—Al vivir su vida al máximo, encontrar el amor y la


felicidad, Brayan estará escupiéndoles en la cara y diciéndoles
que lo que le hicieron no lo rompió. Él podría estar
ligeramente flexionado, pero no está roto.

—¿Y eso es mejor que el hecho de que el Capitán de la


guardia se enfrente a la ley de Jinnistan por sus crímenes?

—Yo creo que sí. Las ley de Jinnistan condenarán a este


hombre a la cárcel o la muerte, pero ¿qué harán por
Brayan?¿No sería mejor para Brayan volver a la tierra de los
vivos, cumplir con su papel de Demonas Amaté de Zayne, y
ser feliz?

—¿Estás diciendo que no quieres que ese hombre se


enfrente a la justicia?

—¡Diablos, no! —rompió Nick—. Creo que debe ser


descuartizado. Se merece todo lo que le den. Espero que se
pudra en el infierno. Pero mi principal preocupación, es
Brayan y los otros hombres torturados por este monstruo, en
lugar de qué tipo de justicia se merece.

—Voy a tener que pensar en lo que has dicho, Demonas


Amaté. Estoy acostumbrado a imponer castigos como lo dicta
la ley de Jinnistan. No estoy acostumbrado a tratar con las
víctimas de esos crímenes.

Nick hizo un gesto sobre su hombro, hacia donde


Brayan y Zayne estaban caminando. Zayne tenía su brazo
alrededor de los hombros de Brayan y prácticamente se
cernía sobre él. Brayan no parecía que tuviera intención de ir
a ninguna parte sin el hombre pegado a su cadera.

—Es mejor que te acostumbres a ello, porque no creo


que Brayan vaya a ninguna parte. Como dijiste, él es de la
familia ahora.

Storym asintió pero no dijo nada. Echó una mirada más


a Brayan y Zayne, y entonces miró hacia adelante. Nick
parecía saber mucho más sobre lo que ocurría durante un
crimen que él. Él estaba acostumbrado a luchar en una
batalla, llevando a los demonios rebeldes ante la justicia, y
luego olvidarse de ello. En realidad, nunca había pensado en
las víctimas que habían quedado atrás.
Les tomó a todo el grupo unos minutos llegar al
renovado harén, que se encontraba en el tercer piso del
palacio. Storym podía sentir construirse la emoción en Nick y
sabía que el hombre estaba ansioso por mostrar las nuevas
habitaciones.

Tehmper había hecho todo tal como lo dijo Nick. El


antiguo harén había desaparecido, sustituido por una gran
piscina, dos jacuzzis grandes y varias pequeñas áreas de
descanso separadas por cortinas, para aquellos que querían
privacidad. Ante la insistencia de Gabe, se había colocado un
fogón con asientos alrededor y el tragaluz abierto para crear
un patio abierto a la piscina. Era bastante impresionante.

Un pequeño gemido sonó detrás de Storym cuando


llegaron a las puertas del gran harén. Antes de que Storym
pudiera darse la vuelta, oyó que Zayne le susurraba algo a
Brayan. Storym se apresuró a abrir las puertas a sabiendas
de que cuanto más rápido Brayan viera la nueva zona, más
rápido iba a perder el miedo al lugar.

—Gabe y yo solíamos pasar un montón de noches


sentados en la terraza trasera de nuestras casas, haciendo
una barbacoa y relajándonos en el jacuzzi. Cuando Tehmper
comenzó la restauración de este lugar, queríamos que se
construyera aquí algo así, un lugar al que todos podamos ir y
simplemente relajarnos. —Nick señaló las nuevas puertas a
Brayan—. Empezamos retirando las cerraduras de las puertas.

Storym abrió las puertas y dio un paso atrás, mientras


Nick entraba con Brayan y Zayne. Gabe y Tehmper los
siguieron rápidamente. Los pasos de Brayan eran vacilantes a
medida que caminaba lentamente hacia el gran recinto y
miraba a su alrededor.
—Se ve tan diferente —susurró—. Ni siquiera parece el
harén que era.

—Esa es la idea en general. —Nick se echó a reír.

Storym trató de ver el lugar a través de los ojos de


Brayan: las habitaciones separadas con las cortinas corridas
sobre los grandes arcos, la gran piscina en el centro de la
sala, el patio que se había construido fuera de los dormitorios.
No podía. Para él, sólo parecía una habitación. Por supuesto,
tampoco había visto el harén desde el punto de vista de
Brayan.

Storym dio a Brayan varios minutos más para explorar


el nuevo entorno y se aclaró la garganta para llamar la
atención del hombre. —¿Dónde está esa entrada secreta,
Brayan?

Brayan palideció y señaló a la pared del fondo en la


parte trasera del patio. —No estoy seguro de si todavía está
allí, pero se encontraba dando la vuelta en la esquina de la
sala de espera.

—¿La sala de espera?

—Es donde ellos te preparaban para tu noche con el


Amir —dijo Gabe, haciendo una mueca—. No era un lugar
divertido. También era el lugar donde los guardias llevaban a
cabo sus castigos si te metías en problemas —agregó Brayan.

—¿Y Galan, Amado y tú, sois los únicos que sabíais de


este pasaje secreto? —preguntó Storym.

Brayan asintió. —Hasta donde yo sé. Nosotros no lo


usábamos a menudo, ya que conducía a la mazmorra. —
Brayan se estremeció—. No es un lugar al que me guste ir si
puedo evitarlo. No tengo buenos recuerdos de ninguno de
estos lugares.

—Conozco un pasaje en la mazmorra —dijo Tehmper—.


Así es como llegué junto a Gabe cuando el Amir lo mantenía
encerrado para el juicio. Rara vez se utilizaba debido a la
necesidad de mantener el secreto. Si este pasaje lleva a la
mazmorra y no hay otro pasaje que sale de la cárcel,
entonces no es más que un camino dentro y fuera del palacio.

—Esto me gusta cada vez menos —dijo Nick mientras


daba un paso más cerca de Storym—. Obviamente alguien
está entrando y saliendo del palacio. La pregunta es quién y
por qué. ¿Es un jodido demonio loco que va tras de mí, o es
alguien que está trabajando para acabar con nuestro clan?

—O con todos en Jinnistan —agregó Gabe—. No todo el


mundo ha estado muy contento de que el Amir fuera retirado
del trono. Alguien podría estar tratando de acabar con el clan
desde el interior.

Storym negó con la cabeza. —No, yo no lo creo. Los


ciudadanos de Jinnistan sufrieron bajo el gobierno del Amir.
No han hecho otra cosa más que apoyarnos desde que fue
expulsado del trono.

—¿Quién dijo que fueran los ciudadanos? —preguntó


Nick, una de sus perfectas cejas arqueadas—. El Amir dio un
montón de posiciones de poder a varias personas cuando fue
gobernante. Tengo mis serias dudas de que ellos quieran
alejarse de esos puestos. El Capitán de la guardia, por
ejemplo.

—Él está encerrado en el calabozo —dijo Storym, pero


una extraña sensación se apoderó de él cuando dijo las
palabras, y comenzó a preguntarse: «Si había gente
entrando y saliendo del palacio, ¿cómo podría estar seguro
de que el hombre permaneciera encerrado?»

Storym apuntó hacia la pared del fondo. —Tehmper, tú


y Gabe acompañar a Brayan y Zayne y seguir ese camino.
Nick y yo iremos por la ruta normal hasta el calabozo y nos
encontraremos allí. Si ese hijo de puta anda caminando libre
por aquí, quiero saberlo.

Storym agarró el brazo de Nick y comenzó a arrastrarlo


hacia la puerta. —Bajo ninguna circunstancia te permitiré que
participes en una batalla si nos metemos en una. Defiéndete
si es necesario, pero no busques una pelea. ¿Entendido?

—Sí —dijo Nick mientras corría por el pasillo al lado de


Storym—. Créeme, lo entiendo.

—Hasta que no puedas entrenar en el uso de una


espada, podrías estar desventaja en una pelea. —Storym
levantó rápidamente la mano para detener el argumento que
sabía se avecinaba—. No digo esto para restar importancia a
tus habilidades, Demonas Amaté, pero sabes que estoy en lo
correcto. Tienes el espíritu de un guerrero, pero no tienes la
experiencia ni la formación. Hasta que la tengas, yo preferiría
que trataras de mantenerte a salvo.

—Voy a hacer mi mejor esfuerzo para mantenerme


fuera de problemas, Storym, pero no voy a permanecer al
margen mientras alguien trata de matarte. Si quieres que no
me meta en problemas, mantén tu propio culo fuera de ellos.

Storym sonrió. Eso no era para nada el acuerdo que


quería, pero tenía que tomarlo por el momento. Mañana,
podría comenzar enseñanza enseñar a su compañero cómo
utilizar una espada para más que adornar la cadera. Después
de cincuenta o sesenta años de entrenamiento, podría dejar a
Nick en el campo.

Cuando llegaron a la parte inferior de la escalera que


conducía al corredor de cara a la mazmorra, Storym se
detuvo. Había algo fuera de lugar. No sabía lo que era, pero
podía sentirlo en los huesos. Ese instinto lo había salvado de
que le separasen la cabeza de sus hombros más de una vez.

Storym se llevó el dedo a la boca para indicarle a Nick


que era necesario que se callara, luego sacó su espada de la
vaina cuando el otro hombre asintió. Nick palideció y
rápidamente hizo lo mismo. Storym dio la vuelta y se metió
por el pasillo que conducía a la mazmorra.

No fue sino hasta que Storym hubo avanzado varios


metros por el pasillo, que de repente se dio cuenta de lo que
estaba tan mal. No había centinelas apostados en la parte
inferior de las escaleras. Siempre había centinelas que
guardaban la cárcel, tanto de la gente que salía como de la
que trataba de entrar.

Storym se detuvo y esperó a Nick para decirle lo que


sucedía. Una vez que lo hizo, Storym se inclinó hasta que
sintió que cepillaba con los labios el oído de Nick. Él tomó una
fracción de segundo para disfrutar del pequeño escalofrío que
recorrió el cuerpo de Nick cuando tocó su piel y luego puso su
mente de nuevo en la tarea en cuestión.

—No hay centinelas de guardia —le susurró tan


silenciosamente como pudo—. Ellos han desaparecido.

Nick tragó saliva y asintió.

—Concéntrate —advirtió Storym y luego comenzó a


avanzar por el pasillo de nuevo. Él sabía que cuando llegaran
a la final del pasillo se encontrarían con una gran sala donde
solían reunirse los centinelas que no estaban de turno. Las
celdas individuales, entre ellas la que debía ser la del Capitán
de la guardia, estaban a ambos lados del pasillo pasando ese
cuarto.

Cuando llegó a la sala grande, Storym se aplastó contra


la pared y se deslizó los últimos metros hasta el borde de la
pared. Muy pronto se asomó por la esquina y se inclinó contra
la pared mientras trataba de no olvidar lo que veía.

Nick rodó los ojos y miró a su alrededor por una


fracción de segundo, después se echó hacia atrás al igual que
lo había hecho Storym. Nick se apoyó en sus pies para llegar
al oído de Storym.

—Tengo una memoria fotográfica, cariño. Recuerdo


todo lo que he visto. La habitación está vacía, salvo por una
gran mesa en el centro y varias sillas. No hay nadie en la
habitación, pero la taza en la mesa está caída. Lo que estaba
en ella está goteando todo el piso. Para mí, esto sugiere que
o bien alguien la dejó en un apuro, o la dejaron caer.

—Estoy de acuerdo.

—¿Cuál es el plan? —preguntó Nick.

Storym hizo una mueca. —No creo que pueda


convencerte de que te quedes aquí, ¿verdad?

—No pasará, cariño. —Nick soltó una risita.

—No lo creo. —Storym inspiró en una respiración


profunda—. Bueno, vamos a ir juntos. Quiero que vayas por
la izquierda. Yo voy a ir por la derecha. Mantente alerta. Si los
centinelas han sido neutralizados, entonces sospecho que
quien lo hizo todavía está aquí.
Storym comenzó a alejarse, pero Nick le agarró por el
mentón y tiró de él hacia atrás. Storym arqueó una ceja
cuestionadoramente hasta que Nick se inclinó hacia adelante
y presionó sus labios juntos. Storym dejó escapar un gemido
pequeño y presionó de nuevo, el dulce sabor de su Demonas
Amaté lo consumía.

Estaba jadeando en el momento en que Nick se separó.


Había algo místico en los hermosos ojos color azul pálido de
Nick mientras miraba a Storym, algo que Storym nunca había
visto antes. Su piel se estremeció cuando Nick acarició la
marca de acoplamiento en su cuello.

—Si te hacen daño, voy a estar muy molesto —susurró


Nick—. Quiero a mi demonio en una sola pieza.

—Lo mismo va para ti, Nicholas. Tú eres mi corazón,


mente, cuerpo y alma. Tú eres mi todo. Perderte a ti sería
perderme a mí mismo.

—Tú dices las cosas más dulces. —Nick le guiñó un ojo


antes de ir a luchar contra lo desconocido.
Nick no estaba muy seguro acerca de este plan de
Storym. No estaba acostumbrado a manejar una espada. Si le
daban una pistola, entonces estaba seguro de sí mismo. Este
asunto con la espada que tenía en sus manos lo hacía sentir
un poco pesado y torpe.

Se arrastró alrededor de una esquina para ver las


celdas vacías. Todas las celdas estaban vacías. Esto no era
bueno. Deberían haber estado llenas de prisioneros. Nick se
asomó en todas las celdas a su paso, cada una de ellas
carente de un prisionero.

Cuando oyó un ruido que venía desde el otro lado de la


mazmorra, Nick caminó con cautela hacia las voces. ¿Dónde
había un auricular cuando necesitaba uno? No había manera
de decirle a Storym lo que estaba pasando sin salir de su
escondite e ir en busca de su compañero. Nick estaba
empezando a enamorarse de Jinnistan, pero la falta de
tecnología era frustrante en momentos como estos.

—No me importa que los Djini vivan ahora aquí. Este


fue nuestro palacio antes de que lo robaran justo delante de
nuestras narices. No son lo suficientemente dignos de
postrarse a los pies del Amir —dijo alguien con rabia a unos
pocos metros de distancia.
Nick hizo un chequeo rápido, maldiciendo por lo bajo
cuando vio que el Capitán de la guardia estaba allí discutiendo
con otra persona. Entonces, el hijo de puta estaba libre. Nick
iba a asegurarse de que la situación cambiara muy pronto. El
Capitán era un enfermo hijo de puta que no merecía respirar
el mismo aire que los ciudadanos de Jinnistan. Infiernos,
sobre todo, no el mismo aire que Brayan.

—Tenemos que ser cautelosos. Se están convirtiendo en


sabios. Ellos estaban investigando el patio en el lado sur del
castillo. Lo vi con mis propios ojos.

Bueno, al menos Nick sabía quién era el Peeping Tom8


ahora. Él lo recordaría si los demonios hicieran una
alineación9. La única persona que faltaba en la ecuación era el
jodido demonio loco que trataba de reclamarlo. Todas las
piezas empezaban a encajar. Nick sólo tenía que envolverlo
todo en un bonito lazo, y patear el culo a todos.

—¿Cautelosos? He estado esperando mucho tiempo


para exigir mi venganza contra esos engreídos Djini. ¿Quiénes
se creen que son, entrando en mi casa y tomando decisiones
como si fueran los dueños? Clan gobernante, ¡bah!

Así que el tipo era un ególatra. Eso podía funcionar a


favor de Nick. La gente como él cometía errores todo el
tiempo en su necesidad de llegar al poder. Estaban tan
seguros de sí mismos, que se hacían laxos.

—¿Qué tenemos aquí?

Nick se dio la vuelta para ver a alguien de pie detrás de


él. Mierda, esto no era bueno. Levantó la espada para

8
Tom el mirón, un personaje de la leyenda de Lady Godiva que no pudo resistir la
tentación de mirar a la mujer por un agujero.
9
Se refiere al careo de sospechosos. (N de T)
enfrentarse al hijo de puta, pero la espada fue retirada
rápidamente de sus manos. Esto pasaba cuando hacía las
cosas a la manera de Storym. Nick debería haber llevado su
pistola.

—Te conozco —espetó el Capitán cuando se dio la


vuelta—. Tú estaba en la arena.

—Sí, y tú debiste haber muerto al igual que el Amir. —


Eso le ganó a Nick un buen golpe con la mano abierta en la
cara. Si él pudiera conseguir liberar sus brazos, estos hijos de
puta girarían en el aire. Nick volvió a mirar al capitán y
escupió la sangre que tenía dentro de su boca en la cara del
hombre—. ¡Jódete!

—Nadie me habla así —espetó el capitán—. Vas a morir


por tu insolencia.

—Llórame mucho10, idiota. —Nick hizo una mueca


cuando el Capitán lo golpeó de nuevo. Wow, estaba
acumulando una gran cantidad de puntos aquí. Tendría que
recordar armarse con otras armas para la próxima vez. Un
bazooka vino a su mente inmediatamente.

—Tú eres un Demonas Amaté, ¿no?

Uh-oh. El Capitán sonrió, y un escalofrío recorrió la


espina dorsal de Nick. Él estaba en problemas.

—¿Quién es tu demonio, habitante de la superficie?

—¡Muérdeme!

En lugar de golpearlo en la cara, esta vez el Capitán


dobló su puño y lo estrelló en el estómago de Nick. Este gimió

10
En el original Cry me a river. La traducción literal es Llórame un río, o sea, lo que quiere
decir es que lo llore mucho cuando muera. (N de T)
cuando un dolor increíble, que se distribuyó por sus entrañas,
lo llenó. Tosió varias veces mientras trataba de recuperar el
aire en sus pulmones.

Su cabeza fue jalada pronto de nuevo por la mano que


agarró un puñado grande de su cabello. El Capitán sonrió y se
inclinó más cerca. —Voy a hacer que hables.

—Wow, tú serías un mafioso muy malo. La frase


correcta sería: „Tenemos maneras de hacerte hablar‟ y tienes
que utilizar un acento italiano muy pesado.

—¿Qué?

Nick soltó una risita. Sintió que el agarre en su cabello


del Capitán se aflojó y condujo su cabeza hacia adelante,
estrellándola en la cara del Capitán. La sangre salió a
borbotones por todas partes. El Capitán gritó y se alejó un
poco hacia atrás agarrándose la nariz.

Quien fuera el que sostenía las manos de Nick detrás de


su espalda, lo empujó hacia la pared y se acercó para ayudar
al Capitán. Nick tuvo la oportunidad de liberar sus manos. Ya
estaba en la creación de un tornado en el momento en que
las tuvo delante de él.

Nick no perdió tiempo. Él comenzó a lanzar tornados a


los tres hombres lo más rápido que podía crearlos. No eran
grandes tornados de cualquier forma, desde luego, no
estaban al nivel de los que Storym podía crear. Pero
mantuvieron al Capitán y a sus secuaces alejados el tiempo
suficiente para que Nick se pusiera a resguardo poniendo un
poco de espacio entre ellos.

—Storym —gritó Nick desde la parte superior de sus


pulmones—. ¡Storym, necesito ayuda!
—¡Demonas Amaté!

Nick se quedó helado cuando unos fuertes brazos se


envolvieron alrededor de él por detrás y lo levantaron en el
aire. Esa no era la voz de Storym.

Nick comenzó a luchar. Tenía un mal presentimiento de


que ese era el jodido demonio loco.

—¡DÉJAME IR!

—Mi Demonas Amaté.

—¡No! —gritó Nick—. Yo pertenezco a Storym.

—Storym, ¿verdad? —Se rió el malvado Capitán—. ¿Ese


es tu demonio, habitante de la superficie?

«¡Mierda!»

—Uh...

—Tráemelo, demonio —ordenó el Capitán.

—No, él es mi Demonas Amaté.

—¡Te dije que me lo trajeras!

—¡No me lo arrebatarás! —gritó el demonio.

La cabeza de Nick giró cuando el demonio lo colocó de


repente sobre su hombro y echó a correr. Nick podía ver
sobre el hombro del demonio que el Capitán y los otros dos
hombres iban detrás de ellos.

—¡Déjame ir! —gritó Nick.

—¡Mío!

Nick rodó los ojos y empezó a golpear en la espalda del


demonio. No tuvo ningún efecto. El demonio siguió corriendo.
Necesitaba otro plan. Nick comenzó a mirar alrededor tanto
como pudo. Sus ojos miraban a izquierda y derecha en busca
de algo para defenderse y se detuvieron en la vaina en la
cadera del demonio.

Nick tomó el mango del cuchillo cuando el demonio


tropezó y cayó al suelo. Nick lanzó un gruñido de dolor que
llenó todo su cuerpo cuando cayó de golpe abajo en el suelo,
el demonio aterrizando encima de él.

No podía respirar. Se sentía como si mil libras de


demonio se sentaran en su pecho. Jadeó fuertemente hasta
que el aire volvió a sus pulmones. Nick oyó el gruñido del
demonio y levantó la vista justo a tiempo para ver al Capitán
de la guardia tirando de una espada sangrienta de la espalda
del demonio. Los ojos de Nick se unieron a los del demonio.

—Lo siento, Demonas Amaté —susurró el demonio.


Dolor y arrepentimiento llenaron los ojos del demonio
mientras acariciaba el lado de la cara de Nick—. Yo hubiera
sido un buen compañero para ti.

Nick se quedó sin habla. No sabía qué decirle al


demonio cuando podía ver la vida que se drenaba de sus ojos.
El demonio estaba loco, obsesionado, pero Nick no quería
verlo muerto. Las cosas podrían haber sido diferentes si no
hubiera conocido a Storym, pero lo había hecho y ya se
habían acoplado. Este era el final para Nick. Nadie más podía
tener una oportunidad una vez que se acopló a Storym.

—Yo también lo siento —susurró Nick de nuevo.

—Corre, Demonas Amaté.

Nick parpadeó. ¿Cómo iba a correr con un millón de


libras de demonio encima de él? La respuesta llegó un
momento más tarde, cuando el demonio de repente se puso
de pie y comenzó a luchar contra el Capitán y sus matones,
lanzando un tornado detrás de otro hacia ellos, cada uno de
los tornados creciendo en tamaño hasta que todo el corredor
estuvo gritando con remolinos de viento.

—¡Corre! —gritó el demonio.

Nick se puso de pie y echó a correr tan rápido como


pudo. No tenía idea de a dónde iba, pero no le importaba,
siempre y cuando se dirigiera en la dirección opuesta de la
lucha detrás de él.

Nick escuchó el rugido del demonio y miró por encima


del hombro, justo a tiempo para ver al hombre derrumbarse
en el suelo. Algo le dijo que el demonio estaba muerto. Pudo
ver la sonrisa que el Capitán envió en su dirección cuando
empezó a correr tras él.

Nick incrementó la velocidad, corriendo más rápido. Él


no iba a permitir quedar atrapado de nuevo. Los ojos de Nick
se abrieron como platos cuando levantó la vista y vio el
pasillo llegando a su fin. Eso iba a ser muy molesto si se
había topado con un callejón sin salida.

Justo cuando llegó a la final del pasillo, Nick notó una


pequeña abertura a un lado. No se veía como una puerta,
sino más bien como si una parte de la muralla hubiera sido
dejada de lado. Se lanzó hacia ella, inhalando profundamente
y apretándose a través de la pequeña abertura.

El momento en que fue a través del pequeño espacio,


Nick se giró y comenzó a empujar la puerta de piedra pesada.
Podía oír los gritos del Capitán, y pasos rápidos, y supo que
tenía apenas unos segundos para cerrar la puerta antes de
que lo alcanzaran. Utilizando hasta la última gota de la fuerza
que tenía, Nick empujó en la partición de piedra hasta que
sintió que comenzaba a cerrarse.

Nick cerró la puerta el resto del camino justo cuando vio


un destello de la tela del mismo color que la camiseta del
Capitán. El sordo gritar desde el otro lado de la puerta de
piedra gruesa, cuando se cerró de golpe, hizo que Nick riera.
Se apoyó contra la pared por un momento mientras
recuperaba el aliento, luego se giró a ver en dónde demonios
estaba.

Se trataba de una pequeña habitación de madera hecha


de la misma piedra que los muros del palacio. Una pequeña
mesa estaba en el centro de la habitación, una silla a cada
lado de ella. Justo en el centro de la mesa, había una vela,
una vela encendida.

Nick calmó su cuerpo y escaneó el resto de la


habitación. Una vela encendida significaba que alguien había
estado recientemente dentro de la habitación. A excepción de
lo que había visto ya y un arco pequeño en el lado opuesto de
la habitación, el lugar estaba vacío.

Daría cualquier cosa por saber dónde estaba.

Nick se apartó de la pared y comenzó a caminar


alrededor del perímetro de la habitación hacia el arco. Tomó
pasos pequeños, medidos, caminando lo más silenciosamente
que pudo. Si alguien más estaba cerca, él no deseaba que
supiera de su presencia.

Nick se detuvo en el borde de la bóveda y miró a su


alrededor al lado de él. Más allá había otra habitación del
mismo tamaño que en la que él estaba, sólo que ésta estaba
llena de cosas. Nick frunció el ceño al mirar más de cerca.
Estaba llena de sus cosas.
Cruzó la habitación hacia un montón de elementos
apilados cuidadosamente en una mesa contra la pared del
fondo. Comenzó a observar a través de ellos, reconociendo su
camisa, un par de zapatos que habían desaparecido, incluso
un par de calzoncillos blancos con corazones rojos por todos
lados.

Nick se giró y examinó el resto de la habitación. Todo


estaba limpio como una patena. La cama estaba hecha. Los
platos apilados cuidadosamente en un estante. Incluso la silla
frente a una mesa de lectura estaba empujada contra esta y
los libros apilados en la parte superior de la mesa estaban en
perfecta simetría. El que ocupaba la habitación tenía un caso
grave de OCD11 y de robo.

Nick saltó cuando escuchó que la partición de piedra en


la otra habitación se abrió. Frenéticamente buscó en la
habitación un lugar para esconderse, sus ojos se congelaron
en la cama. Nick se apresuró a ir hacia la cama y se dejó caer
al suelo. Se puso debajo de la cama y tan atrás contra la
pared como pudo.

Vio en el otro lado sólo un conjunto de botas. Nick


contuvo el aliento y miró. Él levantó sus manos, listo para
crear un tornado si era descubierto, y oró para pasar
desapercibido.

—Puedo olerte, Demonas Amaté. Sé que estás aquí.

El aire se precipitó fuera de los pulmones de Nick en un


zumbido enorme cuando él reconoció la voz de Storym. Él
comenzó a empujarse al otro lado del suelo, tratando de
llegar a su compañero, cuando la cama se levantó de pronto
dejándolo a la vista de Storym.

11
Síndrome obsesivo compulsivo por el orden.
—¿Has terminado de jugar por el día de hoy, Demonas
Amaté?

—Jugar, mi culo —espetó Nick cuando se puso de pie y


se movió fuera del alcance de la cama. Miró a Storym cuando
el hombre dejó caer la cama en su lugar—. Yo estaba
corriendo por mi vida, muchas gracias.

—Y si me permitieras mantenerte a salvo en lugar de


salir corriendo a la batalla, ese no sería el caso.

—Sigue soñando, niño demonio.

Nick vio girar los ojos azules de Storym y correr arriba y


abajo por su cuerpo. Sabía que el demonio estaba en busca
de cualquier señal de daño.

—¿Estás ileso, Demonas Amaté?

Nick sonrió. El miedo en la voz profunda de Storym se


hizo evidente por el ligero temblor en su profunda voz.
Storym estaba tratando de hacerse el fuerte para salir como
un tipo duro, pero estaba demasiado preocupado. Sus manos
estaban temblando aún, a pesar de que estaban apretadas en
puños.

—Estoy completamente sano y salvo —dijo Nick—. No


tengo ni un solo rasguño.

Storym respiró profundamente. —Eso es bueno.

—Sí, bien. —Nick hizo una mueca—. Tengo serias dudas


de que fuera así si ese jodido demonio loco obsesionado no
hubiera salvado mi culo.

—¿Él... te rescató? —Los ojos de Storym recorrieron


rápidamente toda la habitación—. ¿Dónde está?
—Muerto. —Nick tragó duro—. Él dio su vida para salvar
la mía.

Los ojos de Storym se abrieron como platos. —Dime


quién era ese demonio para que yo pueda darle mi
agradecimiento a su familia.

—No lo sé. —Nick sacudió la cabeza—. Él murió antes


de que pudiera darme su nombre.

—¿Dónde está su cuerpo?

Nick movió su mano hacia la otra habitación. —Está por


ese camino en algún lugar. Me temo que no sé exactamente
dónde. Yo estaba muy ocupado tratando de alejarme del
Capitán de la guardia y sus secuaces.

—¿El Capitán de la guardia? —rugió Storym—. ¿Es el


que está detrás de todo esto? ¿Estaba trabajando con ese
demonio?

—No, esa no es la impresión que me dio. Creo que eran


dos cosas separadas. El Capitán de la guardia es ciertamente
peligroso, y es claro que está demente, pero no tenía nada
que ver con que el demonio fuera tras de mí. Eso fue todo
idea del demonio.

—Tenemos que encontrarlo —espetó Storym—. ¿Por


dónde se fue?

Nick hizo una mueca. —No podría decirlo. Ni siquiera sé


dónde estoy.

Storym comenzó a reír. —Yo tampoco.

—Bueno, al menos nos hemos perdido juntos.


—Si volvemos por el mismo camino, podremos ser
capaces de encontrar una salida. El camino por el que yo vine
está bloqueado.

—¿Bloqueado?

Storym asintió mientras se dirigía a la otra habitación.


Señaló a la siguiente pared por la que había llegado Nick. —La
puerta parece que se abre para adentro, no hacia afuera.

—Yo he venido por ahí —Nick señaló la otra pared—. Me


metí bajo la cama cuando escuché que se abría una pared.
Asumí que era el Capitán que había conseguido mover por la
que yo entré. No sabía que se podía entrar por una puerta
diferente.

—No me gustan todas estas puertas secretas y los


pasadizos. No hace al palacio un lugar muy seguro para estar.

—Quizás debamos convertirlo en una especie de hotel o


algo así. O simplemente cerrarlo y volver a la residencia del
clan. Estoy seguro de que vosotros sois perfectamente
capaces de gobernar Jinnistan desde casa.
Storym sintió que algo caliente y sensible se movía a
través de él cuando Nick llamó hogar al compuesto del clan.
Él no quería nada más que mudarse allí de nuevo: un lugar
que estaba seguro, era seguro. Odiaba vivir en el palacio.

—Tal vez eso es algo que podríamos discutir con los


demás cuando encontremos el camino de regreso.

—Sí, quieres decir —gruñó Nick—, si encontramos el


camino de vuelta, y me preguntaba si eso va a suceder
pronto. Ni siquiera estoy seguro de que estemos en Jinnistan.
Podríamos estar en la luna, por todo lo que sé.

—No te preocupes, Demonas Amaté, vamos a encontrar


nuestro camino de regreso. No voy a permitir que nada más
te pase.

—Amo lo confiado que eres. —Nick se echó a reír y


movió su mano hacia la puerta por la que había llegado a la
habitación—. Muéstrame el camino, oh hermoso.

Storym frunció el ceño. Las palabras de Nick decían una


cosa, pero su tono de voz decía algo más. Nick tenía miedo y
no creía que pudieran encontrar la salida. Storym sabía que lo
harían. Tal como había dicho, no iba a permitir que ninguna
otra cosa pasase. La vida de su Demonas Amaté estaba en
juego.
—Ven. —Storym caminó hacia la pared señalada por
Nick y comenzó a estudiar la misma. Él sabía que tenía que
haber una especie de palanca que abriera la puerta. Así fue
como encontró su camino a la habitación. No tenía mucho
sentido que hubiera una manera de entrar en la habitación y
ninguna para salir.

Storym tocó a tientas a lo largo de los pliegues de la


piedra hasta que sintió una pequeña placa. —Hazte a un lado
—dijo a Nick y luego empujó la placa. Para su deleite, la
separación de la piedra comenzó a abrirse.

Storym tomó su espada de la vaina atada a su espalda,


la sostuvo en sus manos, y se colocó entre Nick y la puerta.
Cualquier persona que estuviera en el otro lado, tendría que
pasar a través de él para llegar a su Demonas Amaté.

Cuando nadie apareció en la puerta, Storym cruzó hacia


el corredor. Podía ver que estaban al final de un largo pasillo,
y no se veía a nadie en el otro extremo, por lo que hizo un
gesto a Nick para que lo siguiera.

—Quédate cerca, Demonas Amaté.

—Sí, seguro.

Storym estudiaba el suelo mientras caminaban por el


largo pasillo. Podía ver los pasos en el polvo aquí y allá, pero
no podía decir a quién pertenecían o en qué dirección iban.
Había también muchos de ellos.

—¿Algo de esto te parece familiar, Demonas Amaté —


preguntó Storym dando la vuelta a una esquina.

—Sí, eso.
Storym siguió la dirección que Nick estaba señalando y
jadeó cuando vio al demonio muerto que yacía en medio del
pasillo. Y era obvio, por el gran charco de sangre debajo de
su cuerpo, que el demonio estaba muerto.

—¿Es este el demonio que te salvó?

Nick asintió.

—Quédate aquí. —Storym podía ver lo mal que se


estaba poniendo Nick, al mirar al muerto. Su rostro era ceniza
blanquecina. Él no quería exponer a Nick a los horrores más
de lo que tenía que hacerlo. Storym se acercó al demonio y lo
giró.

Reconoció al hombre como el que había atacado a Nick


en el balcón, pero no lo conocía personalmente. Realmente
era una lástima. Si el hombre no hubiera estado obsesionado
con tener a Nick, podrían haber sido amigos.

—¡Storym!

Storym dio la vuelta cuando escuchó el grito


desesperado de Nick. Sintió la sangre subir a su rostro cuando
vio al Capitán de la guardia detrás de Nick, con una espada en
la garganta de su compañero.

—Lastímalo y morirás con una muerte muy dolorosa —


gruñó Storym poniéndose de pie y avanzando un par de pasos
hacia el Capitán.

—Uh uh uh, pon la espada hacia abajo, Djini —dijo el


Capitán.

Storym dejó caer la espada inmediatamente.

—Mantén tus manos donde pueda verlas y no hagas


nada gracioso.
¿Nada gracioso? Storym ladeó la cabeza hacia un lado
cuando un pensamiento entró de repente en su cabeza, uno
que no había considerado previamente. —Tú eres un
habitante de la superficie, ¿no?

—¡Yo soy el próximo Amir! —replicó el Capitán—. Os


veré a todos en la cárcel, y luego gobernaré Jinnistan como
estaba destinado a ser gobernado.

—Tú y el ex-Amir, teníais planeado esto desde el


principio, ¿no? —Storym no podía entender por qué no lo
había visto antes. El Capitán de la guardia y el ex-Amir, quien
también era un habitante de la superficie, habían trabajado
estrechamente. Tenían que haber venido del mismo lugar.
Eran muy parecidos.

—Encontramos un camino dentro de vuestro pequeño


mundo años atrás —se burló el Capitán— siguiendo a los
cazadores de demonios justo hasta aquí. El último Amir era
un tonto, pero un tonto fácil de controlar. Él quería un hijo tan
desesperadamente, que estuvo dispuesto a adoptar al Amir y
convertirlo en el heredero al trono.

—¿Y eso cómo te hace a ti ser el próximo en la línea?

—La única cosa que me detiene sois vosotros. Una vez


que libere al mundo de los Djini, me pondré en el trono y
reinaré durante mil años.

Storym se tensó, gruñendo bajo en la garganta cuando


el Capitán lamió el lateral de la cara de Nick. Le arrancaría
esa lengua y lo quemaría en el momento en que pusiera las
manos sobre el Capitán. Nadie tocaba a su Demonas Amaté.

—No soy tan tonto como el Amir —dijo el Capitán—. Yo


entiendo que este mundo está gobernado por la profecía. Sé
acerca de tu Demonas Amaté, Nicholas, y de Brayan,
Gabriele, y el otro. ¿Cómo se llamaba? ¿Jackson?

La sangre de Storym se heló cuando el Capitán dijo los


nombres de cada uno de los compañeros de su clan. Tenía
que haber más espías de los que habían pensado
originalmente para saber tanto, ya que el nombre de un
Demonas Amaté era un secreto celosamente guardado.

—Todos son habitantes de la superficie, igual que yo —


continuó el capitán—. Y una vez que los tenga a todos, seré el
Amir.

—Sobre mi cadáver —gruñó Storym.

—Eso se puede arreglar. —La vil risa del Capitán llenó el


corredor cuando hizo un gesto a alguien que se encontraba de
pie detrás de él.

El corazón de Storym se hundió cuando dos hombres se


pararon junto al Capitán. Reconoció a uno como uno de los
hombres que habían sido rescatados del harén. El otro estaba
vestido como un habitante de la superficie, por lo que Storym
supuso que lo era.

El Capitán empujó para atrás la cabeza de Nick. —


Quiero que tu Demonas Amaté mire mientras te cortan el
corazón.

Storym oyó quejarse a Nick cuando los dos hombres


avanzaron hacia él, pero no podía apartar los ojos de la
amenaza que veía sobre su compañero. Se estrujó el cerebro
mientras trataba de encontrar un plan de ataque lo más
rápidamente posible.
—Recuerda, Djini —dijo el capitán mientras los dos
hombres llegaban a Storym—, tengo la vida de tu Demonas
Amaté en mis manos.

Storym gruñó al verse obligado a arrodillarse. No podía


luchar contra ellos mientras que Nick tenía una espada en la
garganta, y él lo sabía. Alguien agarró un puñado de su
cabello y tiró su cabeza hacia atrás. Los ojos de Storym
buscaron a Nick.

Su corazón se rompió en dos cuando vio una lágrima


rodando por la mejilla de Nick. Esto no era correcto. Ellos
estaban destinados a estar juntos por toda la eternidad, no
sólo unos pocos días. Había luchado demasiado tiempo y
demasiado duro para perder lo que tenía ahora. Debía haber
una manera de salir de este lío sin que ninguno de ellos
muriera. No podía pensar en una.

—Corazón, mente, cuerpo y alma, Nicholas.

Nick asintió, y Storym supo que su compañero había


entendido sus palabras. Quería decir que amaba a Nick, pero
él no permitiría que el Capitán o sus secuaces usaran eso en
su contra o en la de Nick. Al utilizar el verdadero nombre de
Nick y no Demonas Amaté, Storym esperaba estarle
transmitiendo a Nick todo lo que sentía hacia él.

Storym trató de no tragar el nudo en su garganta


cuando sintió una prensa de hoja afilada contra su piel. Podía
ver construirse de horror en los ojos de Nick. Storym no
quería que Nick lo viera morir. No quería que ese recuerdo
quedase en su compañero.

—Cierra los ojos, Demonas Amaté.


—¡No! —comenzó a gritar el Capitán cuando Nick al
instante cerró los ojos—. Tú lo verás morir. Abre los ojos. ¡Yo
te lo ordeno!

Nick mantenía los ojos bien cerrados, sin importar lo


mucho que el Capitán le gritase, y Storym estaba agradecido
por ello. Sólo había algunas cosas de las que nadie debería
ser testigo.

—Tú puedes matarme ahora.

—¡No, no, no! —gritó de nuevo el Capitán—. Esta no es


la forma en que debería ser. Quiero que tu Nicholas te vea
morir como yo tuve que ver morir al Amir. Todos vosotros
debéis pagar por su muerte.

—¿Es eso de lo que se trata? —Storym se rió


duramente—. ¿Venganza?

—Tú mereces morir por matarlo.

—¡Entonces tú también!

Storym parpadeó sorprendido cuando apareció de


repente Tehmper detrás del Capitán y arrancó la espada del
cuello de Nick. Storym reaccionó al instante. Él empujó su
brazo y tiró un tornado hacia Nick, mandándolo a volar por el
aire y dejándolo fuera de peligro, con la esperanza de que
pudiera aterrizar suavemente.

El corredor se llenó de repente de Djini, algunos que


Storym reconocía, y otros que no. La espada en la garganta
se apartó, y la lucha se puso en marcha. Storym se levantó y
comenzó a lanzar tornados mientras corría hacia Nick.

Eludió bolas de fuego, tornados, bolas de agua y vides


creciendo de la tierra. Por un momento, reinó el caos cuando
los Djini arrojaron todos los elementos posibles hacia el
Capitán y sus secuaces.

Para cuando Storym llegó al lado de Nick, la sala había


caído en el silencio. Miró por encima del hombro para ver al
Capitán en el suelo junto a sus dos matones con grandes
agujeros en sus pechos. Ellos no serían más una amenaza.

Storym cayó de rodillas al lado de Nick que aún seguía


hecho una bola, entonces tocó suavemente su espalda. —
¿Demonas Amaté? —susurró en voz baja, temeroso de que
Nick no le contestara—. ¿Nicholas?

Una alegría diferente a todo lo que Storym había


sentido alguna vez, lo llenó cuando Nick gimió y rodó sobre su
espalda. Agarró a Nick y tiró al hombre a sus brazos. —
¡Nicholas!

—Oh, no aprietes —se quejó Nick—. Creo que me he


roto una costilla.

Storym se echó a reír a través de las lágrimas que


empezaban a caer hasta su garganta y aflojó sus brazos lo
suficiente como para dejar que Nick pudiera respirar. —He
cambiado de opinión. Te encerraré y te rodearé de centinelas.
No habrá más misiones.

Nick se rió y le acarició la barbilla. —Voy a pensar en


ello.
—Entonces, esta cosa del tornado —dijo Jack—,
¿pudiste crearlos una vez que fuiste reclamado por Storym?

—Sí. —Nick hizo girar su dedo, y un pequeño tornado se


construyó en la palma de su mano, girando cada vez más
rápido.

La frente de Jack se arrugó cuando frunció el ceño. —


¿Cómo?

—Lo hago —Nick se encogió de hombros—. Es algo que


yo puedo hacer, al igual que Gabe puede crear bolas de
fuego.

Nick se rió cuando Gabe creó una bola de fuego en la


palma de su mano y la envió volando hacia la cabeza de Jack.
—Es mejor observar, Gabe. Tehmper sigue estando bastante
molesto por los agujeros en la pared del estudio. Les llevó a
los carpinteros dos semanas para arreglarlos todos.

Gabe hizo un mohín. —Bueno, él no me había dicho que


no podía mantener mi espada, ¿o sí?

—¿Qué vas a hacer con una espada? No es que como si


pudieras regresar a la superficie para pelear.
—Como todos hemos descubierto recientemente, la
lucha no se limita al mundo de la superficie, y me niego a ser
encerrado en una celda acolchada.

—Es cierto. No me importaría entrenar tanto, si Storym


no tuviera un ataque de pánico cada vez que le pego al dedo
de mi pie. ¿Sabes lo vergonzoso que es? Quiero decir, en
serio, entrenar con todos los demonios, y que se asuste
totalmente si uno de ellos es un poco duro. Todos tienen
miedo a entrenar conmigo.

—Tienes la suerte de poder entrenar —dijo Gabe—.


Tehmper y yo todavía estamos discutiendo el asunto.

—Habla con él sobre ello mientras le estés dando una


mamada —dijo Nick—. Nunca te podrá decir que no con la
polla en tu boca.

—Eeewww —se quejó Jack—. Mucha información,


chicos.

—Oh, por favor. —Nick soltó una risita—. Te he visto


mirando el paquete de Clagh más de una vez, y si no me
equivoco, alguien tenía los labios hinchados cuando salíais del
estudio la otra noche.

El rostro de Jack se sonrojó, y desvió rápidamente la


mirada. —No sé de lo que estás hablando.

—Seguro.

—Yo no lo hago con hombres.

—Sí, pero ¿qué tal con demonios?

Jack se echó a reír de repente a pesar de que su rostro


se volvió aún más rojo. —Tal vez.
Nick inclinó la cabeza hacia atrás y sonrió más a Gabe.
—Ahora le toca a Brayan.

—¿Brayan? —Gabe parecía confundido—. ¿Qué pasa con


él?

—Bueno, todos nos hemos mudado de nuevo a la


antigua residencia del clan, a excepción de Brayan. Nosotros
tres tenemos que lograr que se mude aquí. Es uno de
nosotros.

—Ya lo has oído, así como lo hice yo. Él no quiere salir


del palacio.

—No, él tiene miedo de salir del palacio. Hay una gran


diferencia.

—¿Por qué crees que tiene miedo?

—Por un centenar de razones, estoy seguro, pero la


más importante es que se avergüenza de las cicatrices de su
cuerpo. Él tiene que estar aquí con nosotros, donde podemos
enseñarle que no tiene nada de qué avergonzarse. Además,
Zayne está aquí, y qué mejor manera de que Brayan vuelva a
la tierra de los vivos que con su demonio a su lado.

—¿Conspirando de nuevo, Demonas Amaté?

Nick dio un salto cuando escuchó la voz risueña de


Storym detrás de él. El tornado en su mano se le escapó
cuando perdió la concentración y voló por la habitación para
aplastar la librería. Los libros se estrellaron contra el suelo
con un ruido sordo.

Nick se sentó por un momento y miró, sorprendido,


cuando el silencio llenó la habitación. El silencio fue roto por
una pequeña risita de Jack, y luego se le unió Gabe. Muy
pronto, los dos hombres estaban rodando en el sofá, riendo
con el culo hacia arriba.

—Necesitas más práctica, Demonas Amaté.

Nick se rió entre dientes mientras se giraba para ver a


su demonio descansando contra el arco. —¿Práctica? —Nick
tuvo una visión en la cabeza de mini tornados sosteniendo a
su gran demonio sobre la cama cuando violara el cuerpo
desnudo del hombre. Nick movió las cejas. —Me gusta
practicar.
Stormy Glenn cree que solo hay una cosa más sexy
que un hombre en botas vaqueras y eso es dos o tres
hombres en botas vaqueras. Ella también cree en el amor a
primera vista, en las almas gemelas, el amor verdadero, y

el vivieron felices para siempre.

Cuando no está siendo madre de sus seis


adolescentes o limpiando a sus dos cachorros labrador de
treinta kilos, la puedes encontrar acurrucada en su cama
con un libro en su mano o en su laptop, creando el
siguiente sexy personaje de su historia. Stormy le da la
bienvenida a los comentarios de sus lectores. La puedes
encontrar en su web site en www.stormyglenn.com.
Pervy

Gaby

May

Gaby
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disfrutar de todas estas historias!

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