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Afirmar que la comunicación con el usuario es una parte esencial del trabajo
enfermero, en las consultas de Atención Primaria, no es algo novedoso, ni mucho
menos revelador, pero sí que conviene aclarar qué aspectos contempla y la
diferencian de la comunicación social que tiene lugar día a día con amigos, familia
etc. fuera del ejercicio del rol profesional.
Se trata de realizar una comunicación terapéutica, la cual es definida por Ruiz
Moral1 como una relación entre el profesional y el paciente, su familia o ambos, que
tiene repercusión directa en los objetivos de la misma (es terapéutica), y que por lo
tanto su establecimiento o mantenimiento representan un objetivo por sí mismo para
el profesional. Esta definición se puede completar con la dada por Valverde Gefaell2
en su libro “Comunicación terapéutica en enfermería” en la que concreta el rol de
ayuda, escucha y diálogo que debe de desempeñar el profesional y establece que
el centro de atención es el paciente, su narrativa, lo que dice, cómo lo dice y la
experiencia de este respecto a la enfermedad. La relación de ayuda que establece
el profesional con el paciente a través de la comunicación terapéutica no va a
significar “un plus” ni un añadido al trabajo propio enfermero, sino que es algo
intrínseco a los propios cuidados, forma parte de ellos y constituye la pieza clave de
lo que es enfermería.
El realizar una comunicación terapéutica de calidad, según revelan numerosos
estudios, se ha relacionado con una mayor satisfacción y adherencia al tratamiento
y los profesionales de enfermería dado el tipo de relaciones, la accesibilidad, el
carácter de los cuidados que ofertan a los pacientes, se encuentran en una posición
privilegiada para poder conseguirlo. Por otra parte, para los profesionales el poseer
una habilidad sistematizada para resolver de la forma más eficaz los problemas que
presentan los pacientes redunda en beneficios tanto al nivel personal, como social
y laboral; en el ámbito personal aumenta la seguridad, potencia el autocontrol, el
auto concepto y la autoestima; en el ámbito profesional y social se consiguen
relaciones interpersonales más satisfactorias y mayor competencia en los ámbitos
mencionados.
La comunicación terapéutica, cuya definición aparece en la introducción, posee
sus propios objetivos y precisa de unas habilidades concretas.
1. Objetivos de la comunicación terapéutica
La prosémica:
Hace referencia a la utilización que se hace del espacio y a la distancia que emplean
al interactuar las personas. Las distancias van a variar según el tipo de
comunicación que se quiera establecer: en una comunicación íntima se estima entre
0-40cm, en una personal de 40cm a 1m, en las relaciones formales (sociales y
laborales) de 1 a 3m y para la comunicación pública (conferencias...) más de 3m;
aunque existen importantes diferencias dependiendo de las culturas, el género, la
situación social y de las preferencias individuales. Los profesionales de enfermería
a la hora de realizar determinados cuidados precisan entrar en distancias muy
cortas por lo que han de ser especialmente cuidadosos y respetuosos, solicitando
el permiso y dando las explicaciones que sean pertinentes al paciente.
La kinésica:
El para lenguaje:
El silencio:
“Por su complejidad y riqueza es una parte esencial de la comunicación que tiene
sus propias funciones y significados, por lo que es importante que no se trivialice, ni
se trate de eliminar evitándolo amueblándolo con preguntas o desviando el tema de
la conversación”. El silencio ayuda al profesional a demostrar escucha activa,
interés, aceptación y comprensión hacia el paciente, a captar las emociones de este
y reflexionar sobre qué y cómo poder intervenir. Sin embargo “el aguantar” y
sostener estas situaciones puede resultar difícil e incómodo si no se está formado
ni entrenado para ello.
Cuando el paciente permanece en silencio, puede estar reflejando un rechazo a la
comunicación, ocasionado por un estado de angustia o ansiedad ante el problema,
que le bloquea y que le impide expresarse e incluso escuchar al profesional, también
puede ser que necesite más tiempo para aclarar sus pensamientos y emociones o
que exista una confrontación que le resulte amenazante o que perciba al profesional
como una figura autoritaria entrometida y que le provoque resistencias. En caso de
dudas sobre su significado o ante la prolongación o intensificación de éste, el
profesional debe intentar clarificarlo, preguntando la causa al paciente y mostrando
interés por sus sentimientos.
2.6. Negociar
La base de la relación terapéutica es el trabajo en equipo entre paciente y enfermera
y la identificación de objetivos en común. “Cuando dos personas interactúan para
conseguir un objetivo común siempre existe un proceso de negociación” .Para que
esta interactuación resulte eficaz se requiere por parte del profesional considerar
que el paciente es valioso que posee sus potencialidades y recursos para afrontar
el problema, esto no significa que ignore los límites y las dificultades que puedan
presentarse , y que el paciente ante la responsabilidad de asumir el problema y
tomar decisiones puede sentirse desasosegado e inseguro.
El que el profesional se interese por corresponsabilizarse y muestre interés en la
resolución de los problemas es un aspecto de la comunicación que los pacientes
valoran positivamente.
Para que una persona decida realizar un cambio, no es suficiente que sepa que
debe de llevarlo a cabo, ni siquiera cómo hacerlo; es necesario que la persona
desee realizarlo y que tenga motivación para ello. Se entiende por motivación un
estado interno de disposición al cambio influenciado por múltiples factores y que
fluctúa de una situación a otra o de un momento a otro.
Entre los factores que influye en la motivación los hay que dependen del paciente y
otros que van a depender del profesional que le trate.
Con respecto al paciente:
El nivel de malestar o amenaza que le produce el problema (en una situación
de crisis es habitual que en un principio exista una alta motivación).
El locus control (si piensa que el control de la situación está en él y no
depende de agentes externos, mejora la motivación).
La capacidad de flexibilizar (las personas flexibles suelen estar más
motivadas).
Los valores y creencias, si el cambio está de acuerdo con sus creencias y
valores es más fácil realizarlo.
Las expectativas.
Para aumentar la motivación del paciente por parte del profesional resultan útiles
las siguientes intervenciones: mostrar interés de cómo vivencia el paciente el
problema, invitarle a la reflexión sobre las ventajas y desventajas del cambio
propuesto, permitirle que exponga sus propias estrategias, dudas y dificultades,
evitar las prisas en la consecución de objetivos, tanto por parte del profesional como
del paciente, y reforzar la autoeficacia.
Conclusiones
La comunicación terapéutica es considerada una pieza clave del trabajo enfermero,
aporta beneficios tanto para el paciente como para el propio profesional, pero al no
tratarse de una cualidad innata, requiere de unos conocimientos y de unas
habilidades que el profesional de enfermería ha de adquirir y desarrollar.
Dentro de las bases en las que se fundamenta la comunicación terapéutica
destacan: recibir de forma adecuada, practicar la escucha activa, mostrar empatía,
preguntar eficazmente, integrar la información, negociar y motivar.
En toda comunicación terapéutica el rol del profesional ha de ser de colaboración
con el paciente, intentar conocerle lo mejor posible, atender a sus preocupaciones,
averiguar sus motivaciones, valorar y reforzar sus propios recursos y
potencialidades y mostrarle respeto en todo momento.
Objetivos
Tema
Profesora
Integrantes:
Nivel 3
Grupo mixto
Bibliografia
http://www.wobook.com/WBw12EV3fK6w-1/Collection-1/APUNTESrelacion.html
http://www.elsevierinstituciones.com/ficheros/pdf/27/27v40n05a13120020pdf001.pdf