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EL ROL DE LA MORAL EN LA SOCIEDAD

Se puede considerar moral a una persona siempre y cuando, esta se preocupe por los intereses
de los demás quienes se verán naturalmente afectados por las acciones de dicho sujeto. Es así,
pues, que presenta el rasgo de ser cautelosa puesto que se caracteriza por distinguir
cuidadosamente los hechos y sus implicancias. De la misma manera que discierne entre los
principios de conducta para después determinar el grado de firmeza y su viabilidad. Hablamos
de un individuo que se guía por la “razón” y la lógica, incluso cuando dichas entidades amenacen
sus propias convicciones, y que, pese a todo aquello, se encuentre dispuesto a actuar siguiendo
los pasos de su deliberación. En ese sentido, en el presente trabajo se pretende abordar el tema
de la moral, su rol e implicancias en la sociedad; el cual es relevante y de alto impacto en
nuestros días, ya que revele un problema ético cuya discusión presenta posturas demasiado
polarizadas dentro del campo filosófico y se encuentra verdaderamente extendida en dicha área
de conocimiento: ¿De qué sirve la moral en una sociedad? Ante la formulación de semejante
problemática, se han tomado cuatro ejes fundamentales que se detallarán y explicarán en las
siguientes líneas.

En primer lugar, se referirá a la moral como el principal ente regulador del comportamiento de
los integrantes que comparten una misma sociedad. Para empezar, es necesario resaltar dos
puntos importantes de su naturaleza. Primero, los juicios morales deben apoyarse en buenas
razones; es decir, abstraer toda clase de sentimientos dado que, muchas veces, estos suelen ser
irracionales: por muy intensos que puedan ser, generalmente son productos del prejuicio,
egoísmo o del condicionamiento cultural. Del mismo modo, los sentimientos hacen que
personas diferentes adopten posturas opuestas. Por ejemplo, el terrible crimen de César Alva
Mendoza indignó a la población peruana. “El monstruo de La Huayrora” confesó que ultrajó,
estranguló, asesinó e incineró a una menor de tan solo once años, quien se encontraba
desaparecida tras asistir a sus clases en un taller dentro de la comisaría de Canto Rey, ubicada
en San Juan de Lurigancho. El horrible delito hizo que miles reclamen, convencidos totalmente,
la pena de muerte para el asesino. En cambio, también hubo sectores que tenían la firme
convicción de que no era necesario recurrir a extrema medida. No obstante, es imposible que
ambos sentimientos puedan ser correctos al mismo tiempo. De otro lado, es necesario distinguir
los juicios morales de las expresiones de gusto moral. No hace falta que una persona defienda
“racionalmente” su afición por los deportes, en especial, el futbol. Ello porque simplemente,
está declarando dicho aspecto sobre sí misma y tal asunto no entra en discusión por ser una
cuestión subjetiva. Por el contrario, si alguien dice que algo es moralmente incorrecto sí necesita
dar razones. Esto se aprecia en los conservadores religiosos que condenan la homosexualidad
como un acto inmoral, basándose en lo que dice la biblia: “No te acostarás con varón como
mujer: es abominación” (Levítico 18:22). Sin embargo, el problema con los textos sagrados es
que sus principios son dogmáticos; esto es, carecen de razones. Así pues, se evidencia un fallo
lógico colosal en tal argumento central de los fanáticos religiosos.

Segundo, un requisito moral importantísimo es la imparcialidad. Desde el punto de vista moral,


no hay personas privilegiadas. Dado que la idea principal es que los intereses de todo son igual
de importantes, cada uno de nosotros debe reconocer que el bienestar de las personas tiene el
mismo valor que el nuestro. Es justamente este principio que impide el trato diferente a los
miembros de grupos minoritarios como grupos moralmente inferiores, condenando de cierta
manera el racismo y todo tipo de discriminación. Así, el principio de imparcialidad no es más una
prohibición contra la arbitrariedad al tratar a la gente; en otras palabras, nos impide tratar
diferente a una persona cuando ni hay una buena razón para hacerlo. Ejemplo de esto podría
ser, la rectificación que le hizo Donal Trump a su discurso presidencial: “El racismo es el mal y
aquellos que causan violencia en su nombre son criminales, incluyendo el KKK, los neonazis, los
supremacistas blancos y otros grupos de odio que son repugnantes a todo lo que queremos en
Estados Unidos”. Presionado por su administración y numerosos republicanos, Donald Trump
condenó y discriminó explícitamente a los movimientos extremistas como el del KKK y los
neonazis tras la tragedia sucedida en Charlottesville, Virginia. Demás está juzgar la acción del
presidente estadounidense en contra de estos grupos que fomentaban la discriminación y la
violencia. Se habla, de este modo, de la exclusión misma a un grupo discriminador.

De otro lado, gracias a la moral se puede lograr una reforma en la sociedad. En un principio, la
moral permite identificar los principios que rigen la convivencia social. Asimismo, permite llevar
el registro de las creencias y costumbres, sujetas a estos principios. De este modo, resalta los
valores dentro de la sociedad, lo que posibilita la crítica del individuo. Por ejemplo, en la década
de los 50’, se vivía un ambiente desfavorable en Estados Unidos para los afrodescendientes
quienes eran sumamente marginados por la sociedad blanca. La influencia del KKK y otros
grupos extremistas agravó la situación, promoviendo así violentas campañas en contra del
reconocimiento de los derechos civiles de estas minorías. Aquí la moral posibilita la
identificación del conflicto: el reconocimiento, tema principal a debatir. Podemos rastrear el
origen de dicha actitud a través de la historia. La Guerra de Secesión estadounidense confrontó
a dos grupos: republicanos y demócratas, debido a la esclavitud de los negros. Tras la victoria de
los primeros, aún quedaron resentimientos en el bando vencido, el cual pese a todo mantenía
el mismo comportamiento excluyente a la población negra. Entre los acuerdos luego de la
guerra, se estableció la Decimotercera Enmienda, ratificada en 1865, que prohibía la esclavitud
dentro de los Estados Unidos dando cierta ciudadanía a los antiguos esclavos. No fue hasta la
Decimoquinta Enmienda, ratificada el 3 de febrero de 1870, que se prohibió explícitamente la
discriminación. Sin embargo, algunos legisladores de los estados sureños encontraron nuevos
medios para coartar los derechos electorales de los negros, a través de la intimidación, violencia
y las leyes Jim Crow. Obviamente, se notaba la oposición de los demócratas, el cual se puede
catalogar como una especie de costumbre histórica alentada por el sentimiento de derrota.
Recién en 1965, casi un siglo después, se promulgó la Ley de Derecho al voto, que prohibió las
prácticas discriminatorias en el derecho al voto a los afroamericanos en todos los estados. De
este modo, a través de la moral se permite criticar a la sociedad para ejercer la reforma social.

En tercer lugar, la moral permite identificar los valores universales. James Rachels considera que
“hay algunas reglas morales que todas las sociedades deben tener en común, porque esas reglas
son necesarias para que la sociedad exista. Las reglas contra la mentira y el asesinato son dos
ejemplos”. La principal diferencia en la cosmovisión de las culturas radica en su sistema de
costumbres y creencias. Muchos factores se combinan para producir las costumbres de una
sociedad, tales como las creencias religiosas o fácticas de sus miembros y las circunstancias
físicas en que deben vivir. Asimismo, se resalta la participación de los valores. Se tiene así que
puedan tratarse de los mismos valores que dan origen a distintas costumbres. Por ejemplo, la
cultura Paracas realizaba deformaciones craneanas para otorgar cierto estatus a los miembros
de su nobleza; en contraste, la cultura Chimú confeccionaba atuendos despampanantes hechos
de metales preciosos a cargo de hábiles orfebres, para sus gobernantes. En ambos casos se
evidencia el valor de la “distinción” a la clase social más alta, pese a ser costumbres que no
tienen nada en común. En cuanto a los ejemplos de los valores universales, estos son necesarios
para la existencia de la sociedad. Sin la verdad sería imposible la comunicación. Esto debido a
que en una sociedad en la cual no existe tendencia a decir la verdad, las personas no podrían
saber cuándo su interlocutor esté mintiendo o no. Como consecuencia, la interacción
comunicativa perdería todo sentido. Y sin comunicación entre sus miembros, la sociedad sería
imposible. Del mismo modo, es necesaria la prohibición del asesinato, inclusive la mayoría de
los países cuentan con códigos penales en los que se resalta esta restricción. En la película “La
purga” existe una noche en la cual todo delito es permitido. Ante el temor de ser asesinados, los
personajes se asocian en pequeños grupos en los que confían formando pequeñas sociedades
que de cierta manera acuerdan en prohibir el asesinato. Si bien pueden existir excepciones con
estos dos valores, en casos más particulares, el acuerdo principal está enmarcado en una
cuestión general.

En ultima instancia, la moral fundamenta un juicio moral así el origen de este sea, de cierta
manera, subjetiva. La naturaleza de los juicios morales es distinta a la de las meras expresiones
de preferencia personal; estas ultimas no necesitan estar respaldadas por razones a diferencia
de las primeras. Al confrontar dos juicios morales, se debe considerar aquel que está respaldado
por mejores razones y de por qué estás razones importan. En Argentina, se debatía sobre la
despenalización del aborto. La oposición se encuentra conformada en su mayoría por sectores
religiosos y conservadores, cuyo principal argumento es que el aborto atenta contra la familia y
los “valores”. Esta definición de valores es bastante vaga. ¿A qué se refiere exactamente? Por
su parte, los que están a favor afirman que se debe garantizar el bienestar de la madre del bebé
en condiciones libres de complicaciones legales. Además, debe ser gratuito y contar con las
respectivas condiciones de salubridad. Si sopesamos ambas razones, está claro cual es la mas
relevante.

En conclusión, la moral cumple cuatro funciones fundamentales en una sociedad. Primero,


regula el comportamiento de los miembros gracias a la calidad de las razones y al criterio de la
imparcialidad. Asimismo, permite la reforma social a través de la crítica a los principios que rigen
a la sociedad. Tercero, identifica los valores universales o en común de las sociedades diferentes.
Por último, fundamenta los juicios morales ayudada por la razón.

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