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Socialismo, ¿en un punto muerto?


Por Marcelo Pascal

El socialismo hoy no esta pasando un buen momento y es necesario profundizar el debate sobre los porque.
No es solo electoral el problema, sino que es mas profundo, luego de años de crecimiento, de desarrollo
conceptual, de desarrollo territorial entramos en una meseta y luego caída que es evidente en la
desaparición de nuestra voz socialista en la mayoría de los grandes y pequeños debates sociales de los
últimos años.
Si bien diferentes dirigentes del PS se han manifestado sobre una amplia gama de temas, el PS como
Partido no ha tenido una estrategia de construir en forma integral un posicionamiento actual y a futuro sobre
educación, salud, ambiente, economía, justicia, trabajo, etc,etc.. Siendo más que evidente que el PS no ha
construido en los últimos años una propuesta programática de izquierda democrática con la que confrontar
tanto al modelo kirchnerista que nos gobernó durante estos últimos 12 años como discutirle la agenda a la
derecha que nos va gobernar.
Las razones son variadas, la coyuntura siempre nos ganó y se nos impuso. Tal vez tener un programa ya no
se lo considera importante para los tiempos políticos actuales (cosa que yo no creo) y que la cuestión se va
resolviendo a medida que aparece, pero eso está alejado del socialismo científico que deberíamos practicar.
No hay una sola explicación, no me atrevo a afirmar cual ha sido realmente el problema y es por eso que
ante muchas preguntas que tenía decidí volver a la historia para tratar de entender porque pasaron ciertas
cosas en la historia del socialismo y ver que aprendizajes tenemos que extraer para no repetir de nuevo lo
errores y apostar a los aciertos.
Estamos en momento delicado para el socialismo, es un momento imprescindible para la autocrítica, la
reafirmación o los replanteos en la estrategia, el discurso, el método y la práctica.
Debemos convertir este momento de incertidumbre en un escalón que nos permita avanzar y no en una
pendiente donde rodemos todos en la pelea.
Este artículo busca ser un aporte al debate, aporte que intenta indagar en la historia del socialismo como
forma de encontrar algunas respuestas o elementos que nos permitan analizar de la mejor manera nuestra
realidad partidaria actual.

Socialistas, ¿qué hacemos con el peronismo?


A 70 años de la puesta en marcha del gran proyecto peronista, el socialismo a mi modesto entender, sigue
transitando el mismo debate de fondo: como hacer frente al discurso, modo construcción y de destrucción del
peronismo, y del populismo todo, en definitiva sigue sin poder resolver el dilema de como construir el post
peronismo.

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Lic. Marcelo Pascal
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Sigue atrapado en la tentación de caer en el antiperonismo básico y rudimentario como forma de explicar la
realidad, y no poder elevar el análisis y accionar partidario por encima de la mediocridad generalizada en la
que se mueve la política argentina. O bien tomar el camino más corto y sumarse al peronismo.
La historia no se repite (aunque a veces se parece demasiado) pero deja enseñanzas, hay que estudiarla,
comprenderla, analizarla para poder encontrar elementos, categorías, acciones que permitan mirar el
momento que vivimos con más herramientas.
El socialismo en la Argentina tiene marcado a fuego una época dramática para su vida como movimiento
político, son los sucesos acaecidos en la década del 40-50 del siglo pasado. El nacimiento y consolidación
del peronismo fue en ese momento el principio del fin del la primera época del Partido Socialista, aprender de
porque el PS terminó autodestruyéndose es crucial para no seguir el mismo destino.
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Tomando como base el excelente trabajo de Mazzola , sumado a otros trabajos complementarios he podido
encontrarme con los debates que atravesaron al Partido Socialista entre las décadas del ´30, ´40 y ´50, que
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llevaron a que el PS pase de tener 43 diputados y 2 senadores en 1932 , o de conducir los gremios más
poderosos y la CGT en el año 1935, o de ser una referencia de todo el progresismo académico reformista ha
una situación donde el PS dejo de tener representación parlamentaria, se quedo sin base sindical y termino
tomando un camino que lo llevaría a la desaparición en 20 años.
Para este análisis tomo como referencia al planteo realizado por Julio V. González en 1950. Este afirmo que
el Partido Socialista había entrado en un punto muerto desde lo ideológico, conceptual y estratégico, al no
poder elaborar una estrategia desde la identidad socialista que le permita superar al peronismo.
Mi hipótesis apunta a que hoy nos esta ocurriendo lo mismo: estamos en un punto muerto.
Nuestros pasos o accionar lo determina la realidad, no nosotros. Nos cuesta encontrar un rumbo propio, y
solo nos movemos confiados en la táctica que vaya resolviendo para bien o para mal lo coyuntural pero no
podemos definir una estrategia, un discurso a mediano y largo plazo.
En esta situación se mezclan los problemas de cómo posicionarnos: ¿somos antiperonistas?, ¿nos
acercamos al peronismo?, ¿que hacemos con el radicalismo? O cosas más profundas: ¿cómo nos
relacionamos con lo social?, ¿como dialogamos con la realidad?, ¿Qué mensaje tenemos para el mundo del
trabajo? Etc, etc…
El recorrido que propongo indaga en la historia, y busca categorías de y/o propuestas que pueden ser
tomadas en cuenta hoy, para poder salir del pantano en que nos hemos metido.
Espero sea un insumo más para el debate que nosotros nos debemos dar.

PS: Breve repaso histórico


El PS nació de la mano de Juan B Justo como una fuerza representante del proletariado en su lucha contra
la burguesía, y tuvo una estrategia reformista que enfatizó la acción parlamentaria como mecanismo de
cambio. Se consideraba así mismo como el único partido realmente existente, y luchaba por la
democratización del Estado y la sociedad argentina. Poniendo mucho énfasis en que este logro pasaba por
que los trabajadores debían participar activamente en la vida política, desarrollando una vasta tarea
sociocultural cuyos frutos llegan hasta el día de hoy en innumerables instituciones.
A lo largo de estos años el PS encaro la lucha electoral en solitario tratando de diferenciarse de todas las
restantes fuerzas políticas, especialmente de la UCR- Yrigoyenista, ya que la consideraba como un resabio
del pasado, quedando en claro que siempre el Socialismo tuvo un problema serio en la interpretación de los
populismos.
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Durante este período obtuvo buenos resultados electorales, especialmente a nivel parlamentario donde logro
la aprobación de leyes laborales trascendentes y la consolidación de una inserción sindical muy fuerte y
extendida.
El PS mantuvo esta estrategia electoral hasta principios de la década del ´30. Luego de sufrir golpes muy
duros: en 1927 pierde la mayoría de su grupo parlamentario con la división y creación del PSI (Partido
Socialista Independiente), en 1928 muere Juan B. Justo, y en las elecciones de 1930 la consigna “ni reacción
conservadora ni barbarie yrigoyenista” resulto arrasado por el radicalismo, el socialismo decide cambiar su
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estrategia electoral y apostar al frentismo .
De la mano de la influencia creciente de Américo Ghioldi, la variable del antitotalitarismo se fue consolidando
como eje central de la política del PS.
“La guerra mundial ocupaba, salvo caso de comicios nacionales, las primeras páginas La Vanguardia, donde
incluso se comentaban, con precisión diversa, las vicisitudes militares de los campos de batalla. El
alistamiento antifascista recorría todo el arco de la izquierda, del radicalismo al comunismo, pero en el caso
del socialismo, esta lucha contra el totalitarismo a escala mundial podía entroncar con la vieja prédica de las
virtudes cívicas y republicanas en el plano nacional, una convergencia ya visible a comienzos de los ´30 ,
pero que se consolidará en la oposición al gobierno de Manuel Fresco en la Prov. Bs As, primero, y al
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“neutralismo” del presidente Ramón S. Castillo, después” .
Esto fue determinante a la hora de encarar el ciclo peronista, inaugurado con el golpe del GOU en 1943.

Antiperonismo como una continuación del anti-fascismo de los años ´30


Durante el peronismo, el socialismo quedo ubicado claramente en el polo antiperonista. Esta ubicación, que
determino y condiciono todas sus estrategias es el resultado de circunstancias históricas vividas a nivel
mundial y local en la década del ´30.
Para los socialistas esto resulto en una etiqueta que nos ha acompañado hasta el día de hoy, por eso es
importante analizarlo y no quedarnos en la superficialidad de la etiqueta.
Dos intelectuales de peso como Gino Germani y Halperin Donghi plantearon sendas tesis sobre esa
estrategia política, cada uno generó una lectura diferente del momento.
La tesis de Gino Germani (muy sintéticamente) sostuvo que el socialismo formaba parte de una movilización
secundaria como respuesta a la movilización principal que representaba el peronismo. Algo así como una
simple acción – reacción. En esta visión binaria calza perfecto al relato de malos y buenos, de ellos y
nosotros y ahí los socialistas más allá de los errores cometidos quedamos etiquetados como “gorilas” hasta
la eternidad.
Halperin Donghi complejiza el razonamiento al sostener que existía una continuidad entre el antifascismo de
la década del ´30 e inicios del ´40 con el antiperonismo desplegado por el PS a lo largo de los gobiernos de
Perón.
Este antiperonismo retomaría ciertas pautas de entendimiento político nacidas en el combate a los gobiernos
conservadores de la década infame consolidadas luego del golpe de 1943.

Esta postura antifascista fue moldeando en las filas socialistas la convicción de que el rol prioritario del PS
era la defensa de la Constitución y de las Instituciones de la Republica. Esto implicó en los hechos un pase a
segundo lugar de las posiciones sostenidas por los sectores sindicales, que si bien llegaron a controlar la

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CGT y numerosos sindicatos de mucho peso, no pudieron hacer valer su posición en las decisiones que
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tomaba la conducción partidaria .
Con el especial aporte de varios intelectuales entre los que sobresale A. Korn, el discurso socialista deja de
practicar y hacer referencia al socialismo científico y pone foco en el socialismo ético. Es así que a través de
esta operación discursiva se puso al socialismo en la línea de la tradición nacional de Mayo, Moreno, Alberdi.
Todas estas transformaciones discursivas encuentran explicación en parte por un contexto de lucha contra el
fascismo que llevo a que el PS postergara la lectura de los fenómenos sociales y políticos que se estaban
dando desde una clave socialista por un planteo ético y civilizatorio de culto a la Constitución. Con esto el PS
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quedo inserto en la tradición nacional cortada a la medida del liberalismo clásico .
A partir de estos análisis es que el socialismo califico al 17 de octubre del ´45 como un candombe, una
murga, planteando que los manifestantes que apoyaron al líder peronista y la clase obrera organizada eran
cosas totalmente diferentes y no se las podía considerar formando parte de algo homogéneo. Escribía
Ghioldi en una editorial de La Vanguardia: “Ahora, avergonzados y entristecidos, hemos descubierto que
había un fondo de primitividad y miseria listo para ser utilizado por caudillos militares ».
“Se establecía así dos categorías que serán operativas de aquí en más: el obrero-lumpen, que,
sensualizado, buscaba con ritos carnavalescos la satisfacción inmediata de sus necesidades, y el obrero-
ciudadano, cuya consciencia de clase no le impedía trabajar «por el mejoramiento de las condiciones
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sociales y políticas del país» .
En el marco de una profunda transformación socioeconómica, especialmente en el mundo del trabajo y a la
creciente adhesión de los sindicatos y trabajadores al proyecto peronista, el PS durante el ´45 resumió “su
política nacional a exigir, juntos con los demás partidos «constitucionales», la entrega del gobierno a la Corte
Suprema de Justicia para organizar comicios libres. Su oposición electoral a la candidatura presidencial del
General Perón terminará de fundir sus especificidades- ¿las había?- en la Unión Democrática, de la que
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incluso Repetto reivindicaba la paternidad de la idea” .

A partir de estos elementos es que la conducción encabezada por Ghioldi elaboro una lectura de la derrota
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de 1946 absolutamente distorsionada, donde Perón represento la vuelta del “rosatotalitarismo”, una mezcla
de oportunismo entre modelos extranjeros y los peores vicios de ser criollos. Para el PS: “Facundo ha
retornado”.
Ghioldi, reconoció que la predica de Perón encontró en la masa trabajadora explotada un suelo fértil donde
desarrollarse debido a las malas condiciones socioeconómicas que estaban atravesando. Pero luego afirmó
que la masa conseguía ventajas pasajeras a cambio perder libertades y garantías individuales.
Concluyendo con dos afirmaciones que se alejan bastante de cualquier análisis científico de la realidad, el
peronismo triunfa por el mito del resentimiento de la masa popular, siendo necesario diferenciar la masa
laboriosa y fecunda, de la dictadura que los engañaba y sojuzgaba.
Para los socialistas “…la lucha antitotalitaria era «el único método serio, responsable y efectivo» no solo para
alcanzar la democracia, sino también para asegurar la marcha al socialismo, como lo escribe Rómulo
Bogliolo, una de las principales cabezas teóricas del partido, en ese mismo año. No solo la línea de lucha
antitotalitaria se absolutiza ante «el fascismo criollo», sino que aparece ahora potenciada por una segunda
coordenada: «la incapacidad de la masa popular», - según la fórmula del mismo Bogliolo en aquel diciembre
de 1946 -, y que se tornará cada vez más central en los análisis de los principales dirigentes del PS…Para
determinar la naturaleza fascista del peronismo, Ghioldi se limita a las formas exteriores del totalitarismo, sin
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analizar la profundidad o la amplitud de esos rasgos. Su uso, es polémico más que analítico. Pero es el
concepto de totalitarismo que le permitirá pasar del antifascismo a la defensa de la civilización occidental en
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los años posteriores” .

El debate adentro del PS


Contrariamente a lo que uno suele creer, la conducción del socialismo tuvo planteos opositores muy
elaborados que buscaron otro camino al antiperonismo furioso del PS que no implicaba sumarse al
peronismo, sino avanzar en la mirada del mismo y superarlo.
El llamado a la Reforma Constitucional en 1948 y el Congreso Partidario de 1950 marcaron la presencia más
fuerte de voces disonantes con la férrea conducción partidaria que ejercía Américo Ghioldi.
Con el llamado a la Convención Constituyente se genero al interior del partido un debate durísimo sobre si
participar o votar en blanco, contra toda la histórica línea reformista del partido, el Comité Nacional decide
votar en blanco. Esta actitud dejo al PS en un lugar marginal del que casi no volvió más.
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José Luis Romero fue una de esas voces. Este (desde un lugar un poco paternalista) planteo que era
necesario comprender la mutación de la realidad social argentina que se estaba viviendo. Y sostuvo que el
PS debía entender que si bien en el peronismo había elementos reaccionarios y fascistas, no se podía ser
lineal y considerar que la masa también era reaccionaria y fascista por elegir otro camino.
Básicamente apunto al hecho de que la masa no esta bien formada y como tal le cuesta distinguir lo
verdadero de lo falso. Es en ese contexto donde el socialismo debe volver al pueblo a repetir la verdad
socialista, con otras palabras y con otro enfoque pero con los mismos principios.
Romero considera que el PS había nacido en medio de una Argentina muy cambiante, en formación y que
como organización había tenido la capacidad de ir moldeándose, ahora ante este nuevo cambio de la
realidad lo podría hacer de nuevo. El socialismo tenía que visualizar que “la dinámica social haría que los
ideales sociales y políticos de las masas populares seguirían siendo imprecisos, y en consecuencia, sus
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reacciones acusando una juvenil versatilidad” .
Julio V. González planteo en cambio que el PS debía realizar un cambio de estrategia partidaria. “El
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socialismo debía recuperar una línea decididamente socialista” .
“El planteo de González retoma esa inquietud y pone como eje «la incapacidad del Partido para penetrar en
la masa trabajadora» [O, p. 5]. Ya en un artículo aparecido en 1948, cuyos párrafos desarrollará dos años
más tarde, databa los problemas del partido en la década del ’3032. En ese sentido, el problema era para él
mucho más antiguo que la captación de las masas por parte del régimen peronista y, sobre todo, se
originaba en la propia política del partido, que sin haber dejado nunca la defensa jurídica de los trabajadores
en el Parlamento, se concentró en exceso en el terreno propio a los partidos de la burguesía, dándose como
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tarea la de corregir sus vicios, y moralizar sus instituciones” .
El peronismo era un síntoma de la crisis del partido pero de ningún modo su causa y en ese sentido su
análisis no busco desentrañar al peronismo. Pensaba a grandes rasgos al igual que la conducción partidaria
que el peronismo “se trata de una «dictadura» que se sostiene con el apoyo de parte de los trabajadores,
«hábilmente fraguado y magnificado» desde el poder, aunque prefiera seguir calificando de «ambigua» la
obra de justicia social del peronismo más que condenarla sin reparos [O, p. 22]33. Y sin dejar de subrayar el
cercenamiento de las libertades civiles y sindicales, tampoco le adjunta el mote de « fascista » o
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totalitarismo, como era usual en los documentos partidarios” .

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Ahora bien, si profundizaba su análisis al considerar que la demagogia practicada desde el peronismo
alteraba el “orden de valores en que descansaba el sistema económico, social y moral de la burguesía” pero
que no alcanzaba esto para explicar las transformaciones sociales que estaba transitando el país. La clase
obrera había cambiado y su influencia en la sociedad argentina paso a ser gravitante, más allá del apoyo al
régimen peronista. González fue pragmático y hablo del “sentido realista de las masas” que las llevaba a
buscar un bienestar inmediato sin que ello implicara un juicio negativo por esta actitud.
Dentro de este contexto sostuvo que el PS en 1950 se encontraba en un “punto muerto” ya que había
concentrado todas sus energías en la etapa previa de realizaciones inmediatas postergando sine die la
finalidad revolucionaria.
Era claro que el PS se había desangrado en la “lucha por la democracia” y se había implicado en una
campaña civilizadora” que había oscurecido su visión acerca de que la lucha primordial era “contra el
sistema”.
“El PS al abandonar los fines específicamente socialista se convirtió en un partido más, en algo que no podía
trascender ya que perdió su identidad”. Desnaturalizo sus fines convirtiéndose en un partido reformista liberal
que se dedica a sostener el régimen con paliativos y retoques”.
Según planteo el partido en el plano teórico debía abandonar la reflexión filosófica y volcarse al estudio
concreto y práctico de la planificación socialista.
“En definitiva, se trata para González, como él lo subraya durante el Congreso, de un problema de método,
específico al PS argentino. González marca con acierto la monopolización de la lucha cívica en el partido, su
«campaña civilizadora» — resumida en el slogan electoral «manos limpias y uñas cortas» —, que le había
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hecho perder de mira sus fines específicos” .
Planteos como esto, como sostiene Carlos Herrera, ya se habían dado en el partido en el año 1934. Los
voceros habían sido un grupo de izquierda encabezado por Sánchez Viamonte (amigo de González). En ese
momento Repetto fue el encargado de descalificar las posiciones izquierdistas.
En esta oportunidad González avanzo en sus planteos y directamente calificaba al partido de practicar una
política de “monitor de la burguesía para el perfeccionamiento de las instituciones representativas” y fracasar
ante el movimiento obrero.
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El análisis de González marcaba la capacidad del peronismo por apropiarse del programa mínimo del PS ,
reivindicaba la capacidad para resolver muchos de los puntos de este programa. Ante esto planteaba una
cuestión central: el PS debía ir por un Plan de Máxima, “la obra del peronismo era la prueba que la política
de realizaciones inmediatas, basada en la legislación social, ya se había cumplido al máximo dentro del
capitalismo, lo que significa, en clara diferencia con respecto a Ghioldi, reconocerle una realidad y no un
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mero espejismo” .
O sea, tomar nota de los avances registrados (con el cumplimiento de casi la totalidad del Programa Mínimo)
y plantear un Programa de Máxima, que fuerce la realidad hacia la izquierda. Esto implicaba el abandono de
la centralidad en la defensa de las instituciones democráticas (no abandonarla definitivamente) y volcarse a
una línea partidaria más social, más vinculados con los trabajadores.
En definitiva, para González “la crisis del PS no tenía que ver con el régimen peronista, sino con la ausencia
de perspectivas para la toma del poder. De lo que se trata entonces - la «oportunidad» que subraya
González ante una nueva edad histórica – era de conducir a los trabajadores a esa conquista del poder
político. Y ello solo podía hacerse asumiendo el programa máximo de socialización y supresión del salario,

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aquel que ningún partido burgués podía llevar a cabo, pero lo que implicaba también, abandonar el eje
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antitotalitario de lucha contra el peronismo” .
Ghioldi tuvo una respuesta durísima a estos planteos, acuso a todos los que disentían de estar atrapados en
una lógica de desviación izquierdista y una lectura simplista del marxismo. Descalificó todo el debate
argumentando que los izquierdistas hacían una lectura economicista del marxismo y eso los llevaba a perder
el eje correcto del momento.
En su respuesta afirmo lo que sería la línea política del PS para enfrentar al peronismo: “la libertad es el
elemento dialéctico por excelencia, y todo esta supeditado a la defensa del patrimonio histórico de la
nacionalidad, en las luchas por la libertad y la democracia”. O sea el papel central del socialismo era la
resistencia contra la dictadura y por la democracia, y en ese sentido tenia que sumar elementos que
coincidieran con esta lucha aún cuando no tuvieran formación ni convicción socialista. Con soberbia planteó
con dureza que “sabiéndonos poseedores de la verdad y la razón, no tenemos otra obligación moral que la
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de enfrentar las fuerzas del mal con todas las potencias del bien que seamos capaces de movilizar” .
La conducción encabezada por A. Ghioldi sepulto cualquier intento de los sectores disidentes al afirmar que
la misión del PS es “la de realizar el ideal de justicia social y, además, la de convertir en liberales a las masas
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muy propensas a las especulaciones demagógicas de las dictaduras y totalitarismos”
A estas voces disidentes se sumo una que venía de la juventud socialista, Dardo Cuneo. Este ante el
seguidísmo acrítico que hacía el PS del liberalismo realizo un profundo y muy crítico análisis del mismo.
Para ello argumento que esta idea se hallaba habitada por una tensión entre imposible de eliminar entre
recobración humanista y resurgimiento burgues.
Poniendo énfasis en la dimensión económica y social de la dominación afirmó que había que hacer un
diferenciación clara entre libertad económica y libertad política.
Cuneo en su análisis sostenía que había una línea entre la libre empresa (sostenida por el liberalismo
económico), la formación de grandes trust y a través de ellos las guerras y el fascismo.
En su análisis sostuvo que si bien había que rescatar la palabra “liberalismo” como sinónimo de hombre
anhelante de libertad, había que dejar en claro que la misma ya era vieja porque se había negado a través
de la limitación impuesta por la “sociedad de los propietarios”. El socialismo era lo nuevo y como tal debía
utilizar la doctrina socialista para analizar la realidad.
Estos planteos se dieron de frente contra la posición oficial del PS con respecto a la política económica del
peronismo, que rechazaba el intervencionismo en la economía, por ejemplo la política estatal de regular los
precios de los productos agrarios u otros sectores productivos.

Camino al cementerio
Romero, J. V. González, Cuneo fueron las voces más visibles dentro del PS de un sector que busco cambiar
no solo la estrategia partidaria sino también la retórica, el discurso y la práctica llevada adelante por el sector
encabezado por Américo Ghioldi.
La lectura de la derrota de 1946, la decisión de votar en blanco en la elección Constituyente de 1948 (a pesar
de la oposición de muchos sectores partidarios, especialmente los sindicales que quedaban) y el crucial
Congreso partidario de 1950 fueron derrotas de estos sectores que lentamente terminaron alejándose del
PS.

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Estas posturas, J.L.Romero llamando a vincular movimiento político y movimiento social, J. V. González y
Cuneo afirmando que la postura no podía ser la defensa de la Argentina pre-peronista sino la superación del
peronismo en el terreno social, planteaban básicamente que la estrategia del PS no podía ser la del
antiperonismo ciego sino que tenía que construir una tercera posición, marcaron una posición que aún hoy
es actual.
J. V. González fue el más explicito de todos ya que afirmo que el PS se encontraba para 1950 en un “punto
muerto”, donde la única manera de salir del mismo era abandonar el polo antiperonista o el acercamiento al
polo peronista, y recusar a ambos en nombre de una propuesta que por su carácter revolucionario, dejara
atrás al peronismo y con ello al antiperonismo.
La conducción socialista no hizo lugar a ninguna de estas miradas, las combatió de un modo brutal
obligándolos a dejar el PS. Profundizo la línea partidaria que considera que el PS tenía la misión de ser una
resistencia de la civilización ante la barbarie peronista, posición que termino (luego de la quema de la Casa
del Pueblo) en un análisis disparatado donde se lo consideraba al peronismo (y a Perón) como una
aberración psicológica. Camino que llevo al Partido a justificar y apoyar activamente el golpe, las
persecuciones y la política de desperonizar al pueblo argentino.

Reflexiones finales
Este breve recorrido por los debates en el seno del socialismo de las décadas del ´40 y ´50, busca encontrar
elementos y categorías de análisis que nos permitan dimensionar el peligroso “punto muerto” en que ha ido
entrando el Partido Socialista.
El socialismo en su nueva etapa busco (primero con el PSP y luego como PS), especialmente a través de los
desarrollos teóricos de Estévez Boero, generar una plataforma de construcción política propia: socialista y
transformadora, ubicándose por encima de la grieta peronismo/antiperonismo.
Plataforma que tuviera anclajes en la defensa de la Constitución y las instituciones de la democracia. Pero
que se construya desde el estudio de la realidad nacional (histórica y actual), la participación plena de todos
los sectores partidarios dentro del partido y el dialogo con la sociedad toda, especialmente los movimientos
sociales, los sindicatos, las cooperativas, el movimiento estudiantil, etc.
Plataforma que para estar por delante del resto de las fuerzas políticas en sus planteos de transformación
socioeconómica tiene que tener un programa propio, preciso, concreto y sin ambigüedades de lo que
queremos para el país.
Hoy la plataforma programática nacional no existe, la atomización electoral del partido en las últimas
elecciones nacionales hace que no pueda existir. Hoy el PS no dice claramente que quiere hacer con la
economía, con la educación, con la salud, el ambiente, la justicia, etc, etc. en definitiva que quiere hacer el
socialismo en la Argentina.
En este sentido el PS no puede seguir sosteniendo como único programa el ser honestos y defender las
instituciones, continuar con esta línea peligrosa de no ser nada, va profundizar este estado de punto muerto
en que estamos como organización.
Salir va requerir humildad y grandeza, estudio y mucho debate, la historia ya mostró lo que le ocurre al
socialismo cuando deja de ser socialista.
El Socialismo en la Argentina esta para transformar la realidad social, de no ser así no tiene sentido su
existencia.

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Anexo
Programa Mínimo del Partido Socialista de la Argentina
Aprobado en el Primer Congreso celebrado los días 28 y 29 de junio de 1896 en Buenos Aires
Fuente: Oddone, Jacinto (1983). Historia del socialismo argentino/1, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
ISBN 950-25-0003-2, pags. 66-67.
Programa Mínimo

1. Jornada de ocho horas para los adultos, de 6 para los jóvenes de 14 a 18 años y prohibición del trabajo industrial
de los menores de 14 años. Descanso obligatorio de 36 horas continuas por semana.
2. A igualdad de producción, igualdad de retribución para los obreros de ambos sexos.
3. Reglamentación higiénica del trabajo industrial, limitación del trabajo nocturno a los casos indispensables,
prohibición del trabajo de las mujeres en lo que haga peligrar la maternidad y ataque la moralidad.
4. Creación de comisiones inspectoras de las fábricas y de las habitaciones, nombradas por los obreros y pagadas
por el Estado.
5. Creación de tribunales, nombrados mitad por los obreros y mitad por los patrones, para solucionar las diferencias
entre unos y otros.
6. Responsabilidad de los patrones en los accidentes del trabajo.
7. Abolición de los impuestos indirectos, y especialmente los de consumo y de aduana.
8. Impuesto directo y progresivo sobre la renta.
9. Extinción gradual del papel moneda y, en general, todas las medidas tendientes a valorizarlo y a darle un valor
estable.
10. Reconocimiento legal de las asociaciones obreras.
11. Supresión de todo fomento artificial de la inmigración.
12. Abolición de las leyes de conchavo, vagancia, etc..
13. Instrucción laica y obligatoria para todos los niños hasta 14 años, estando a cargo del Estado, en los casos en que
sea necesario, la manutención de los educandos.
14. Sufragio universal para todas las elecciones nacionales, provinciales y municipales. Voto secreto.
15. Autonomía municipal.
16. Jurados elegidos por el pueblo para toda clase de delitos.
17. Separación de la Iglesia y el Estado. Supresión de las prerrogativas del clero y devolución al Estado de los bienes
cedidos por éste al clero.
18. Supresión del ejército permanente y armamento general del pueblo.
19. Revocabilidad de los representantes electos, en caso de no cumplir el mandato de sus electores.
20. Abolición de la pena de muerte.
21. Reconocimiento de los derechos de ciudadanos a los extranjeros que tengan un año de residencia en el país.

1
Mazzolla – Punto muerto. Los debates del Partido Socialista en los años primeros años del primer peronismo
2
María Cristina Tortti, El viejo partido socialista y los orígenes de la nueva izquierda.
María Cristina Tortti, Clase obrera, partido y sindicatos: estrategia socialista en los años ’30
Carlos Miguel Herrera, El Partido Socialista ante el peronismo. El debate González – Ghioldi.
Cecilia Blanco (UBA).“Los jóvenes del Partido Socialista: crisis de identidad y debate de ideas en el escenario pos-peronista, 1955-1956”
3
Luego el PS pasó a tener 42 diputados en 1935, y 25 en 1937. Y llego a la 0 diputados en 1946.
4
En 1931 luego de un duro debate interno el PS rompe la tradición y se alía con el PDP en la Alianza Civil, llevando a presidente la
formula De La Torre – Repetto. Formula que es derrotaba, fraude mediante.
5
Carlos Miguel Herrera, “El Partido Socialista ante el peronismo. El debate González – Ghioldi”. Taller. Revista de sociedad, cultura y
política, Buenos Aires, n° 21, 2003, pp.116-141.
6
Para profundizar el análisis de esta lucha de visiones al interior del PS ver María Cristina Tortti - Clase obrera, partido y sindicatos:
estrategia socialista en los años ’30. Publicado en el Nº 3 de la Serie Cuadernos de Historia Argentina, Editorial Biblos, Buenos Aires,
1989.
7
El ejemplo más paradigmático de ese culto se vio en 1943, cuando la Vanguardia dedico un número especial que editaba todos los
años al 1ro de Mayo dedicado a celebrar el pronunciamiento de Urquiza, la Batalla de Caseros, la publicación de las “Bases” y la
aprobación de la Constitución Nacional, dejando de lado la conmemoración del día del trabajador. O sea la ponderación de la tradición
liberal alcanzaba el punto de anteponer el aniversario constitucional a la más importante conmemoración de la tradición socialista.
8
Carlos M. Herrera, op.cit.
9
Carlos M. Herrera, op.cit.
10
La elección determino que el Partido Socialista se quede sin representación parlamentaria.
11
Carlos Herrera, op. cit.
12
Editorial de la Revista El Iniciador editado por la Comisión de Cultura del PS
13
José Luis Romero 1946.
14
Julio V. González – en 1948 mantuvo esta posición en artículos de la Vanguardia y en 1950 antes de un congreso partidario edito un
libro profundizando su análisis.
15
Carlos Herrera, op. cit.
16
Carlos Herrera, op. cit.
17
Carlos Herrera, op. cit.
18
Programa mínimo, ver Anexo
19
Carlos Herrera, op. cit.
20
Carlos Herrera, op. cit.
21
Carlos Herrera, op. cit.
22
Ghioldi 1950; “Marxismo, socialismo, Izquierdismo, Comunismo y la Realidad Argentina hoy”.Edic. Populares

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Lic. Marcelo Pascal
marcelopascal@yahoo.com.ar

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