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Agricultura peruana y
campesinado: Balance de la
investigación reciente y
patrón de evolución
José María Caballero
sea por ios llamados productos de morca- rar: a pesar de las importaciones y de la
do restringido. respuesta de la producción, el crecimiento
En suma, el proceso de industriali- de la demanda urbana de alimentos fue por
zación - c o n sus concomitantes urbaniza- delante de la oferta, empujando hacia arri-
ción, altos ritmos de crecimiento del ingre- ba los precios minoristas. Sin embargo,
so global y expansión demográfica- pudo Hopkins (1981: Cuadro 14) encuentra que
desarrollarse durante más de dos décadas durante las mismas dos décadas hubo una
sin graves tensiones en el mercado de ali- fuerte caída del poder de compra de la p r o
mentos y con una agricultura campesina ducción agraria, medido por la relación
estancada, merced a mecanismos y circuns- entre un índice general de precios agrarios
tancias que permitieron: concentrar el grue- al productor y el índice de precios de la
so del aumento de la demanda en cierto ti- oferta y demanda global de la economía.
po de alimentos; incrementar la oferta de Parece, pues, haber una discrepancia entre
estos alimentos (en parte mediante la reo- la tendencia creciente del precio minoris-
rientación del uso de la tierra y el desarro- ta de los alimentos en las ciudades y la de-
llo de una industria de alimentos procesa- creciente del precio real al productor de los
dos); o importar lo necesario para cubrir el productos agrarios en general. Hopkins
déficit restante. (1981:85-91) ofrece varias explicaciones
posibles. Quizás la más importante es el
Este patrón funcionó bien (aunque comportamiento diferenciado de los pre-
con graves consecuencias, por cierto, para cios al productor según tipo de productos.
el ingreso de los campesinos) mientras lo En efecto, como cabe esperar a partir de lo
anterior resultó posible. A mediados de los que acabamos de ver que sucedió con la
setenta una serie de circunstancias hicieron producción y la demanda de los distintos
que se derrumbara: 1. la crisis de la balanza grupos de productos, los precios al produc-
de pagos impidió mantener el ritmo de im- tor de los de consumo urbano crecieron
portaciones alimentarias; 2. La crisis Fis- mucho más rápidamente que los de expor-
cal puso fin a los subsidios de alimentos tación y los de mercado restringido. En tér-
3. los precios de los fertilizantes en el mer- minos reales (dividiendo por el índice de
cado mundial subieron enormente, redu- precios de la oferta y demanda global), en-
ciéndose su uso en la agricultura comercial tre 1950-51 y 1968-69 los primeros caye-
y por tanto los rendimientos; 4. empezaron ron en un 15°/o, mientras los segundos lo
a tocarse los límites de la posibilidad de hicieron en un 59°/o y los últimos en un
sustituir las exportaciones agrarias 3 . La cri- 34°/o. Es, pues, la caída en los precios
sis de alimentos resultante ha tenido graví- reales de los productos de exportación y
simas consecuencias sobre los estándares consumo urbano la principal causa del
nutricionales del Perú. fuerte descenso del poder de compra de la
La evolución de los precios de los producción agraria. Este es sin embargo un
alimentos y de los términos de intercambio tema que requiere mayor investigación.
campo-ciudad, han sido también objeto de
atención en la literatura de los setenta 4 . Ha habido también algunos esfuer-
En términos generales, la evolución zos para establecer el comportamiento de
de los precios estuvo en línea con el com- los términos de intercambio del campesi-
portamiento de la producción y la deman- nado serrano. Alvarez (1980: Cuadro 8),
da, aunque algunos aspectos no resultan trabajando con precios al productor de
plenamente claros. Thorp y Bertram (1978: ocho productos típicamente campesinos
Cuadro 13.11) y Twomey (1972: Cuadro y precios al consumidor de los artículos de
20) han mostrado que los precios al por la canasta de consumo típica de la sierra ru-
menor de los alimentos en las ciudades (re- ral, muestra un comportamiento fluctuan-
presentadas por Lima Metropolitana) ten- te entre 1961 y 1976, manteniéndose sin
dieron a crecer en los cincuenta y sesenta embargo el índice todos los años por deba-
ligeramente por encima del índice del costo jo del valor correspondiente a 1961, con
de la vida, siendo por tanto identificados excepción de 1975. En una perspectiva dis-
como causa de inflación. Esto era de espe- tinta, Maletta (1979) compmeba una soste-
8 ARTÍCULOS
niela tendencia de los precios de los culti- miento, que también ha gozado de popula-
vos típicos de la agricultura campesina se- ridad hasta hace poco, es la de la descapita-
rrana a caer en relación a los jornales pa- lización de la agricultura durante los cin-
gados en la agricultura de la sierra, entre cuenta y sobre todo los sesenta y comien-
1942 y 1976. zos de los setenta. La investigación recien-
Los mecanismos de formación de te ha mostrado que es incorrecta: no hubo
los precios al productor y al consumidor de una retracción absoluta de la inversión agra-
los alimentos a nivel nacional y regional, y ria durante este periodo, aunque la eviden-
el papel allí jugado por los costos de trans- cia disponible parece indicar que se mantu-
porte, los márgenes de comercialización, el vo a niveles moderados. Como en el caso
procesamiento agroindustrial y la política de la producción, es la comparación con los
oficial de precios, son todavía poco conoci- demás sectores, donde la inversión se man-
dos. Twomey (1972) hizo un primer avan- tuvo muy alta al menos hasta 1968, lo que
ce, proponiendo un modelo grueso de for- hace parecer que hubo una retracción.
mación de precios orientado a establecer la Por el lado de la inversión en capital
relación entre precios de alimentos, deva- fijo agrario, ésta, aunque no fuera grande,
luación de la divisa e inflación. Esta línea tampoco fue insignificante. FitzGerald
de análisis no ha sido por desgracia conti- (1979:154) la estima en un 4°/o de la for-
nuada. Figueroa (1979) ha logrado recien- mación bruta de capital fijo en la economía
temente resultados interesantes en una nue- en 1960-68 y un 6°/o en 1969-76. Esto es
va dirección: la relación entre el precio fi- probablemente una subestimación dada la
nal de los alimentos y los ingresos rurales. dificultad para captar en las estadísticas
Muestra que una política de aumento de ciertas formas de inversión fija privada en
los precios al productor, encaminada a me- el agro, como mejoras en el stock ganadero,
jorar los ingresos rurales, tendría un impac- en las plantaciones permanentes o en las
to inflacionario bastante menor de lo que tierras. Aún así, los porcentajes no resul-
a priori podría suponerse. Pero, en conjun- tan demasiado bajos si se considera que la
to, este es un campo en el que queda toda- participación del sector agrario en el PBI se
vía mucho por hacer. mantuvo durante este periodo entre el
Otra cuestión, próxima a la ante- 16°/o y el 12°/o y que la relación capital-
rior, a la que me parece urgente que los producto en la agricultura era bastante más
economistas agrarios dediquen sus esfuer- baja que en otros sectores.
zos, es un análisis econométrico —que con-
tinúe el trabajo del CONESTCAR (1969) y Varios trabajos —especialmente el
de respuesta a las inquietudes de Thorp cuidadoso estudio de Maletta y Foronda-
( 1 9 6 9 ) - del impacto del proceso de cre- permiten seguir el comportamiento de los
cimiento de los cincuenta y sesenta sobre la distintos componentes del capital fijo
demanda de alimentos 5 . Habría que in- agrario.
vestigar aquí cuidadosamente el papel que El stock ganadero (medido en
las importaciones, el aumento de los rendi- unidades ganaderas uniformes) creció a un
mientos, la reorientación de cultivos y las ritmo pequeño pero positivo (1. l°/o anual)
alzas de precios al consumidor jugaron res- en el periodo intercensal 1961-72, obser-
pectivamente en enjugar el aumento de la vándose una tendencia al fortalecimiento
demanda. Y se debería tomar en cuenta de la mediana propiedad (Maletta y Foron-
tres tipos de consideraciones, que la infor- da 1980:68 y Hopkins 1981:98).
mación disponible hoy día -especialmente El parque de tractores tuvo un cre-
a partir de la ENCA y los análisis que la han cimiento rápido, expandiéndose a una ta-
seguido- permite incluir: la desagregación sa cercana al 5°/o anual en el periodo
por grupos de productos, la diversidad de 1951-77 (Maletta y Foronda 1980: Cap. 7).
las dietas y los cambios en la distribución La comparación de las cifras censales de
del ingreso. 1961 y 1972 revela, además, que en esos
once años hubo una expansión muy fuerte
Acumulación de la utilización de tractores y de energía
Otra tesis, paralela a la del estanca- mecánica en general, acompañada de una
Caballero: Balance de la investigación agraria 9
pezaron a frenar esa expansión. Quiero segunda explicación está en la relación en-
presentar la siguiente hipótesis sobre la evo- tre precio internacional de los insumos,
lución de esa relación entre agroindustria tasa de cambio e inflación interna. Aunque
y producción nacional de insumos, que la no se dispone de estudios detallados de esta
divide en dos etapas. cuestión, es evidente que las compañías
Ha habido una primera etapa (cu- agroindustriales son muy sensibles a las di-
yos límites temporales habría que estable- ferencias de precios en los mercados inter-
cer con precisión para cada caso) en que las no y externo. Parece que la combinación
plantas necesitaban asegurarse un mínimo de excedentes de lácteos y granos para la
de insumos domésticos (de leche fresca, por alimentación del ganado en los mercados
ejemplo), como parte de una mezcla ade- internacionales, sobrevaluación de la tasa
cuada de insumos, y en que la producción na- de cambio e inflación interna, estimularon
cional podía expandirse rápidamente a pre- durante el segundo período la importación
cios capaces de competir con los internacio- de insumos. Se encuentra finalmente la
nales debido a condiciones favorables parti- política oficial —a la que me referiré en ma-
culares 13 . Fue sobre todo durante.esta etapa yor detalle más adelante— de no otorgar
cuando se produjo el gran impacto de la ninguna protección arancelaria a la produc-
agroindustria en la reorientación de la agri- ción interna de insumos y, particularmente
cultura en muchos puntos del agro perua- durante los setenta, dar facilidades financie-
no. A ella le ha sucedido una segunda en ras y subsidios a su importación. A estas
que las compañías agroindustriales no tres razones podrían quizás añadirse algu-
muestran ya interés (o al menos el mismo nas consideraciones sobre la estrategia glo-
interés) en la expansión de la producción
bal de las transnacionales que operan en el
interna, y prefieren atender sus requeri-
sector agroindustrial peruano 15 , pero no es
mientos crecientes de insumos aumentando
fácil conseguir evidencia sobre esto.
las cantidades importadas.
En síntesis, así como en la primera
Parece haber tres explicaciones para etapa las importaciones de insumos parecen
este cambio. La primera, particularmente haber sido usadas para mantener un precio
relevante en los casos de la leche y la ceba- interno moderado y complementar la pro-
da cervecera, son los rendimientos decre- ducción nacional sin detener su expansión,
cientes. Durante el primer período se in- en la segunda han servido para frenar tanto
corporaron como abastecedores de insumos los precios como el crecimiento de la pro-
a los productores y tierras que por su tama- ducción interna e incluso, en oportunida-
ño, localización, calidad u otras razones te- des, directamente sustituirla.
nían las condiciones más favorables. A El conjunto de la argumentación
partir de aquí se entró en una situación de anterior es solamente una hipótesis basada
tipo ricardiano: se había completado ya un en un conjunto disperso de datos, que
primer nivel de aumento de los rendimien- aguarda ser sustentada y desarrollada por
tos (de mejora genética, por ejemplo), las evidencia más firme. Este es un terreno
actividades de promoción de la compañías donde la investigación ha avanzado todavía
mostraban rendimientos marginales rápida- poco. Los estudios disponibles sobre la
mente decrecientes, y la distancia de los agroindustria peruana —con frecuencia do-
nuevos abastecedores aumentaba sensible- minados por un afán de denuncia más que
mente los costos de transporte. En tales de explicación (y débiles por tanto en la
condiciones, sin un aumentó de los precios denuncia)- han acumulado valiosos datos
y/o una importante inversión para intensi- sobre las características estructurales del
ficar la producción, no podía sostenerse el capital agroindustrial, pero no nos han di-
ritmo de crecimiento del abastecimiento cho mucho sobre su lógica de funciona-
interno a las plantas procesadoras 14 . La miento y su forma de operar en los merca-
Caballero: Balance de la investigación agraria
13
dos, fuera de repetirnos lo que ya sabía- decidió además no producir leche en polvo,
mos: que va buscando la ganancia. Hacia que hubiera sido una forma más barata y
estas cuestiones debería a mi juicio orien- eficiente de atender los requerimientos de
tarse ahora la investigación. la población, especialmente la de bajos in-
Lo anterior no agota los efectos gresos, e impidió con éxito hasta 1980 que
contradictorios del desarrollo agroindus- el Estado autorizara su importación, salvo
trial. Estos se muestran también en la rela- como insumo agroindustriaí 18 . La vertigi-
ción entre la agroindustria y la demanda nosa expansión reciente (entre 1970 y
interna de alimentos. De un lado, la indus- 1977) de la industria avícola fue en parte
tria agroalimentaria fue capaz de responder una respuesta al lento crecimiento de la
rápidamente a la fuerte expansión de la de- producción de carne de res en los cin-
manda de alimentos durante las dos déca- cuenta y sesenta (en relación al fuerte au-
das anteriores a 1975. Por tanto, contribu- mento de la demanda de carnes, pues entre
yó en forma importante y exitosa a mante- 1950 y 1970 creció sólo al 2.7 o/o anual) y
ner abastecida a ¿na población rápidamente a la restricción de su consumo mediante la
creciente (especialmente urbana) a precios imposición de una veda en 1971. En los
que no subieron demasiado. De otro lado, setenta la carne de ave sustituyó en buena
ese éxito en responder rápidamente a la de- medida a la de res 19 . La producción de
manda se basó en bienes que no se ajusta- carne de res creció despacio hasta 1971 (es-
ban bien al tipo de recursos o necesidades tancándose después como consecuencia de
nacionales y que apenas incorporaban a los la veda) debido a la competencia de la car-
productores más pobres del país: los cam- ne importada y a la total ausencia de una
pesinos serranos. Los tres mejores ejemplos política de promoción. Puesto que, como
son el pan francés, la leche evaporada y la indiqué, la carne de ave tiene un alto con-
carne de ave. tenido importado, las divisas ahorradas en
El pan tipo francés se produce, co- la importación de carne de res fueron com-
mo indiqué, a partir de trigo en un 99 o/ 0 pensadas por las gastadas en importar insu-
importado. Su enorme difusión (así como mos para ía producción de carne de ave, sin
la de los fideos, también producidos con que se produjera un ahorro 20 . El efecto, en
trigo importado) ha supuesto, de un lado, cambio, de la sustitución de carne de res
una carga cada vez más pesada en la cuenta por la de ave fue limitar el mercado para los
de importaciones y ha impedido, de otro, campesinos serranos, que son los principa-
que el campesino andino participara en el les criadores de ganado vacuno. Durante
abastecimiento de la demanda creciente de los años 1975-77 la política de promover la
pan 1 6 . Una política de protección a la pro- carne de ave a costa de la de res logró que
ducción triguera nacional y de populariza- el consumo conjunto de ambas carnes au-
ción en el consumo urbano del pan produ- mentara un 9 °/o en relación a 1970, tras
cido con el trigo blando de la sierra o con una caída del 17 o/ 0 en 1971-74 21 . Mejor
una mezcla de harinas, hubiera logrado resultado se hubiera logrado con Una políti-
esto último y hubiera reducido el creci- ca de fuerte apoyo a la producción interna
miento de las importaciones de trigo 17 . En de carne de res y crecimiento moderado de
el caso de la leché, la invasión del mercado la industria avícola,-con la ventaja adicional
por las latas de leche evaporada producidas de favorecer al campesinado serrano —en
por Perulac (Nestlé) y Leche Gloria (Carna- lugar del mediano y gran capital, sobre to-
tion) ha limitado el desarrollo de cuencas do limeño, y las compañías agroindustria-
locaies y plantas pasteurizadoras para el les, que son quienes dominan la produc-
abastecimiento de leche fluida, que podrían ción avícola— y reducir el crecimiento de
haberse distribuido ampliamente en la las importaciones.
geografía del país. La industria lechera El crecimiento del consumo de ali-
14 ARTÍCULOS
adaptado a los recursos nacionales debería 'mcníi nacional' más próximo a ia 'dieta
incorporar en mucha mayor medida a ios rural' tendría efectos positivos sobre los ni-
tubérculos serranos (papa, oca, olluco), los veles nutricionales, Pero además de las con-
cereales serranos (trigo blando, maíz blan- sideraciones de eficiencia en el uso de los
do, quinua, cañahua), las legumbres,, la recursos, es claro que e! actual patrón ali-
yuca, las frutas y las verduras. Me parece mentario es francamente inadecuado desde
posible aumentar rápidamente la produc- el punto de vista de la distribución de! in-
ción de todos los productos anteriores, so- greso y el equilibrio regional, por marginar
bre todo mejorando los rendimientos. Un al campesinado serrano. En realidad, la
'menú" así incorporaría mucho más a la eficiencia en el uso de ios recursos y ¡os
sierra al abastecimiento del mercado na- efectos sobre los ingresos no se pueden tra-
cional, llevando a una mejor y más plena tar por separado: la mejor utilización de los
utilización de las áreas de secano serranas. recursos sólo se puede juzgar en relación a
En la actualidad, el 'menú nacional' su capacidad para aumentar los ingresos y/o
está basado en la producción agraria capi- mejorar su distribución. Como he argu-
talista costeña, en mucha menor medida en mentado en otro lugar (Caballero 1980:
la de las áreas irrigadas de la sierra, y en Ensayos 3 y 4), los recursos agropecuarios
proporción alarmantemente creciente, co- serranos no sólo interesan porque pueden
mo hemos visto, en las importaciones. servir para aumentar la cantidad de alimen-
Samaniego (1980:224) calcula que, en tos a disposición de la nación, sino también
1975, de la superficie cosechada de los porque sobre ellos se asienta una población
cultivos directamente ligados a la canasta (cerca del 25 °/o de las familias más pobres
de consumo urbana, el 70 o/o estaba en la de país) cuya única oportunidad de mejorar
costa, el 24 0/o en la sierra y el 6 °/o en la su situación económica depende —y depen-
selva. En cambio, según el censo de 1972, derá con seguridad por un largo tiempo-
los porcentajes de tierras utilizadas por de que esos recursos puedan ser más y me-
regiones, transformando a hectáreas estan- jor explotados. Contra lo que creyera
darizadas, son: 42 °/o en la costa, 47 °/o Stuart Mili, las leyes de la producción y las
en la sierra y i 1 °/o en la selva (Caballero y de la distribución no pueden separarse en
Alvarez 1980: Cuadro 2). La agricultura una economía de mercado: éste las mantie-
capitalista costeña tiende además a despla- ne irremediablemente atadas.
zar a los productores serranos de los mer- El terna de la dependencia alimen-
cados urbanos en aquellos productos de taria merece un par de comentarios adicio-
origen campesino/andino que se mantienen nales.
en la dieta urbana. El caso más importante El primero es que un esfuerzo por
es la papa. Como resultado de la expansión reducir la dependencia alimentaria no tiene
de su cultivo en los valles del norte y sur de por qué ir acompañado, al menos en las
Lima durante los setenta, la participación condiciones peruanas, por una reducción de
del campesinado serrano en el abasteci- las exportaciones de origen agrario. En el
miento de papa a Lima cayó del 46 °/'o cultivo costeño de algodón y azúcar, donde
en 1971 al 11 °/ Q en 1978 (Samaniego las tierras podrían sin dificultad dedicarse
1980:228). a otros usos y hay por tanto competencia
Aunque todavía no se ha investiga- entre exportación y mercado interno, ya
do sistemáticamente la eficiencia del actual se ha producido - c o m o vimos antes- la
patrón alimentario, los datos que da Torres sustitución del mercado externo por el na-
!a Jara (1980) sobre el precio implícito por cional, mediante el cambio de cultivos (al-
caloría en varios alimentos parecen mostrar godón por maíz-sorgo o papa) y el aumento
que es poco eficiente 26 , Y la información del consumo interno. No rae parece acon-
que presenta Ferroni (1979) sugiere que un sejable tratar de reducir las áreas sombra-
16 ARTÍCULOS
generar más divisas por sol invertido en au- precios moderados para los consumidores
mentar la producción agraria interna (y con extensión técnica y crédito, una polí-
reestructurar la dieta) para sustituir importa tica de incentivo mediante precios de refu-
ciones de alimentos, que en aumentar las gio y un sistema eficiente de comercializa-
exportaciones mineras, petroleras, pesque- ción estatal.
ras o manufactureras. ílay, finalmente, una
razón política en contra de la dependencia Economía campesina
alimentaria, que por difícil de evaluar no La investigación sobre el campesi-
deja de tener importancia: reducir la vulne- nado peruano estuvo tradicionalmente re-
rabilidad frente a los países y compañías servada a los antropólogos y —menos— los
con fuerte control sobre el comercio inter- sociólogos rurales, los historiadores y los
nacional de alimentos, básicamente Estados científicos políticos interesados en movi-
Unidos y las transnacionales alimentarias. mientos campesinos. En los últimos cinco
México, por ejemplo, un país que tradicio- años los economistas, han comenzado a
nalmente ha tenido bastante celo de su so- ocuparse del tema (o quizás debería decir
beranía —y que se encuentra en medio de hemos pues me incluyo entre los 27
que han
una importantísima negociación con Esta- escrito recientemente sobre él) . Los re-
dos Unidos sobre las ventas de petroleo y sultados han sido estimulantes: el conoci-
gas—, ha comenzado a cuestionar seriamen- miento de la economía campesina andina
te su vulnerabilidad alimentaria, alarmado ha avanzado en varias direcciones. Resumi-
por sus crecientes importaciones de granos. ré estos avances ordenándolos alrededor de
Concluiré esta sección con un co- cinco temas: tamaño y características gene-
mentario sobre la política agraria. No ha rales del campesinado; incorporación al
habido característica más consistente en la mercado; organización y racionalidad eco-
política económica del Perú de los últimos nómica; diferenciación; y desarrollo capita-
veinte años que su sesgo pro-urbano. Se ha lista y economía campesina.
hecho con la agricultura exactamente lo
contrario que con la industria. Mientras la Tamaño y características generales
segunda recibió a partir de la Ley de Pro- Según la definición y métodos de
moción Industrial de 1959 una protección cálculo usados, el número de familias cam-
indiscriminada, la primera estuvo sujeta a pesinas puede estimarse entre 0.6 y un mi-
una desprotección igualmente indiscrimi- llón en "197228, estando a mi juicio más
nada: no ha habido ninguna protección próximo a la última cifra; si fuesen, por
arancelaria; las exportaciones estuvieron ejemplo, alrededor de novecientas mil, las
fuertemente gravadas; los precios de los familias campesinas representarían el 27 °/o
alimentos fueron intermitentemente objeto de las del país aproximadamente. La ma-
de regulaciones y controles para mantener- yor parte del campesinado (cerca del 80 °/o)
los bajos; las importaciones competitivas se encuentra en la sierra. Hay una serie de
de alimentos han sido subsidiadas durante indicaciones de que el tamaño del campesi-
varios periodos; y el precio interno de los nado ha crecido sólo muy lentamente des-
productos de importación fue mantenido de - a l m e n o s - 1961. La población rural,
artificialmente bajo en varios años. En por ejemplo, creció sólo al 0.47 o/o en el
suma, la política se orientó consistente- período iñtercensai (1961-72), decreciendo
mente a abaratar los alimentos en los mer- inclusive en algunos departamentos (Ma-
cados urbanos a costa de un sostenido letta 1980:12). La población económica-
desincentivo para la agricultura. El único mente activa en la agricultura de la sierra
caso en que la política agraria puede presu- creció aún más despacio29en el mismo perío-
mir de éxito es él del arroz. Esto fue por- do: al 0.26 o/o anual (Caballero Í981:
que se supo combinar el mantenimiento de 138).
18 ARTÍCULOS
Algunas de las características clási- al igual que una vasta literatura antropoló-
cas del campesinado han retrocedido sensi- gica sobre la 'modernización' del campesi-
blemente. Las culturales que resultan más nado andino— apunta hacia la existencia de
fáciles de medir son las relativas a educa- importantes cambios, y es claro que el cam-
ción formal y lenguas autóctonas. La po- pesinado ha vivido una fuerte transforma-
blación analfabeta en el área rural, por ción cultural y comercial en los últimos 30
ejemplo, pasa del 42 o/o en 1961 al 34 o/ 0 años, ello'no ha ido acompañado de una
en 1972, en varones, y del 76 o/ 0 al 69 o/o, verdadera revolución económica: tomada
en mujeres, siendo el cambio mucho más en su conjunto la economía campesina
pronunciado en ios jóvenes. La escolaridad andina se mantiene a un nivel de reproduc-
infantil en áreas rurales ha aumentado mu- ción simple desde hace al menos dos déca-
cho, llegando al 90 o/o. Ha habido así mis- das; la producción, los rendimientos, el
mo una disminución relativa de la pobla- capital acumulado, los ingresos y la pobla-
ción quechua y aymara hablante y una caí- ción han crecido poco o nada 3 0 . Aun cuan-
da absoluta y relativa de la que no habla do el campesinado en su conjunto no tiene
castellano, que en el área rural era alrede- capacidad de acumular —como muestran
dor del 20-25 o/ 0 en 1972 (Maletta 1978: directamente los bajísimos promedios de
21-26). La sujeción a relaciones de tipo ahorro/inversión encontrados en las encues-
semifeudal, especialmente el pago de rentas tas de presupuestos familiares de Figueroa
de campesinos a terratenientes, era reduci- (1981:56) y González (1980:56)-, hay sin
da ya en 1961 y disminuye aún más después, embargo acumulación individual y creci-
incluso antes de la reforma agraria. Una re- miento en ciertas áreas particulares, así
visión de las cifras censales de 1961 y 1972 como una importante diferenciación cam-
y de alguna otra información numérica me pesina. Hay también una alta tasa de creci-
permitió constatar (Caballero 1981:318): miento vegetativo - a u n q u e no de la pobla-
"1. la escasa significación del colonato a ción, debido a la fuerte emigración perma-
finales de los años 50 y comienzos de la nente, con probabilidad superior al 1 °/o
década de 1960; 2. la importancia relativa- anual (Caballero 1981:145)-, y ha habido
mente reducida que tenía la sujeción al pa- una rápida incorporación de los campesinos
go de rentas (en dinero, especie o trabajo) al mercado. La situación global de repro-
por conducción de tierras ya en 1961; 3. la ducción simple no hay pues que entenderla
expansión de las economías campesinas en como un estado de inmovilismo: se produ-
la década de 1960 a costa de las tierras de ce —y reproduce— en un contexto de fuer-
las unidades mayores; y 4. la gran pérdida tes cambios.
de importancia que experimentó la sujeción
al pago de rentas durante esa década". Los Incorporación al mercado
campesinos peruanos son fundamentalmen- Desde época temprana en el perio-
te propietarios o poseedores libres de sus do colonial el campesinado andino partici-
tierras; en una proporción que desde la se- pó en el mercado, no se conoce bien, sin
gunda mitad de la década de los 60 pode- embargo, cómo evolucionó esa participa-
mos con seguridad situar por encima del ción hasta llegar a su fuerte incorporación
80 o/o. Viven por lo general agrupados en los setenta, mostrada por la investiga-
en comunidades o aldeas, muchas de las ción reciente. Un conjunto de evidencias
cuales tienen ciertas formas propias de indirectas y de estudios monográficos
organización y un derecho formalmente tienden a indicar que la participación se
aceleró en los cincuenta y sesenta, sobre to-
colectivo sobre la tierra, aunque el uso es do por la apertura de carreteras. Un tema
individual/familiar y se transmite por he- que merece atención, todavía no estudiado,
rencia. es el papel que jugó la 'destrucción de la
Aun cuando la información anterior economía natural' en la ampliación del
Caballero: Balance de la investigación agraria 19
que existen en cada comunidad". Y que "la cia (alimentos, vestidos). La organización
proporción del ingreso monetario agríco- social se basa en la familia y la explota-
la en el ingreso total disminuye con el ni- ción familiar de la tierra, pero incluye va-
vel de ingreso; lo mismo ocurre con el in- rias formas de cooperación para distintos
greso salarial (por migraciones). En estos propósitos. El 'elemento motor' es la sa-
dos casos, las elasticidades son menores que tisfacción de las necesidades familiares
uno, indicando que estos ingresos constitu- (presentes y futuras) más que la acumu-
yen una proporción creciente del ingreso lación o que algún principio abstracto de
total". Estos resultados son interesantes, reciprocidad.
aunque es probable que los coeficientes de La opinión actualmente dominan-
regresión positivos estén sobreestimados y te entre los economistas y antropólogos
los negativos subestimados por la presencia económicos que se han ocupado del cam-
de una correlación espúrea entre "la parte pesinado andino es que, dentro de las con-
(los ingresos parciales, tomados como va- diciones descritas, su economía es eficiente.
riable endógena) y el todo (el ingreso to- Aspectos que a primera vista parecen mos-
tal, tomado comovariable exógena) 34 . Dan trar ineficiencia, como la fuerte fragmenta-
a entender que: 1. son los campesinos po- ción de la tierra, son, examinados más de
bres quienes sobre todo se emplean en el cerca, consistentes con una estrategia de
mercado de trabajo agropecuario local; 2. aprovechar las variaciones microecológicas,
no sólo la diferencia en los recursos agro- diversificar riesgos y programar cultivos de
pecuarios sino también en los conocimien- manera que los requerimientos de mano de
tos —que dan acceso al mercado de trabajo obra no se acumulen demasiado en ciertas
calificado— y en la posibilidad de migrar semanas. La tecnología está mejor adaptada
temporalmente, inciden sobre la diferencia- al medio de lo que comunmente se supone,
ción " campesina; y 3. los campesinos ricos aunque sin duda podría mejorar mucho si
son los qúe proporcionalmente tienen más hubiese una enérgica política en este senti-
intereses en lá ganadería y el comercio, pe- do 3 5 . La investigación reciente ha mostra-
ro no en la agricultura. do la importancia de la estacionalidad y el
riesgo. La estacionalidad és fundamental: es
Organización y racionalidad económicas el elemento articulador de muchos aspectos
de la actividad económica y la vida del cam-
Hay a mi juicio cuatro elementos pesinado, en particular la secuencia de acti-
determinantes de la vida económica del vidades y las migraciones temporales (Ca-
campesinado: la naturaleza y recursos en ballero 1981: Cap. 7). También lo son los
general; la relación con el mercado; la or- esfuerzos de reducir el riesgo para asegurar
ganización social; y el 'elemento motor'. En la sobrevivencia. La fragmentación en par-
el caso andino, la naturaleza es sumamente celas, sobre todo en distintos pisos ecoló-
heterogénea en cuanto a clima y suelos, con gicos, la diversificación de actividades e, in-
pronunciadas variaciones microclimáticas, cluso, ciertos tipos de resistencias a utilizar
marcada estacionalidad y riesgos diversos insumos modernos, pueden —probablemen-
(sequías, heladas, derrumbamientos); la te deben— ser interpretados como una ma-
ecología es Vertical': de montaña; y las nera en que el campesinado hace frente al
tierras son escasas y de baja calidad. La re- riesgo.
lación con el mercado es —como acabamos
de v e r - profunda: los campesinos no llevan Tomando ambos factores en cuen-
al mercado el excedente sobrante después ta, Figueroa (1981: 95) presenta una hipó-
de cubrir sus necesidades; en su estrategia tesis sobre la estrategia de asignación del
de asignación de recursos la producción trabajo en la economía familiar campesi-
para el mercado está desde un Inicio pre- na: "...del total de mano de obra con que
sente; dependen del mercado no sólo para cuenta la familia una parte se dedica pri-
la adquisición ocasional de herramientás o mero a la actividad agropecuaria y la can-
'bienes de lujo' que la economía domésti- tidad de trabajo residual que queda lo uti-
ca no puede producir, sino también de ar- liza en autoemplearse en la producción de
tículos fundamentales para la sobreviven- bienez Z (artesanías, comercio) y en em-
Caballero: Balance de la investigación agraria 23
plearse en los mercados de trabajo. Hipo- co riesgoso y con mercado seguro), puesto
tizamos, por lo tanto, la existencia de un que la economía campesina necesita ase-
orden en la asignación de mano de obra fa- gurar cierta disponibilidad de dinero. En la
miliar a las actividades A-P (agrícolas- segunda fase la "actitud frente al riesgo es
pecuarias) primero y Z-L (artesanías, neutral o incluso favorable, y se asignan
comercio-trabajo asalariado) después". Y los recursos que quedan de la primera de
más adelante - p á g . 9 9 - indica que "las tal forma que se maximice el ingreso neto.
hipótesis de la aversión al riesgo y la esta- Pueden incluirse aquí actividades agrícolas
cionalidad agrícola juntas implican que la en que tanto los riesgos como la rentabili-
producción de bienes Z no compite de una dad potencial sean altos, por ejemplo la
manera significativa con la producción, producción comercial de papa; y puede
agropecuaria, sino con los salarios que pre- que se programe cierta producción de au-
valecen en los mercados laborales. Esto toconsumo no estrictamente necesaria para,
quiere decir que el campesinado puede de- la sobrevivencia y que implique riesgos, pe-
dicarse sólo parcialmente a la actividad ro que sea preciada por la familia campesi-
agropecuaria y todavía considerarla la ac- na, por ejemplo la siembra de maíz (quizás
tividad más importante en la obtención de para la preparación de chicha) en terrenos
su sustento económico". Esta hipótesis es altos dónde los azares climáticos son
atractiva y, según mi propia experiencia, fuertes.
contiene una fuerte dosis dé verdad. Tiene,
sin embargo, la limitación de referirse ex- González (1980) presenta una hábil
clusivamente a la mano de obra y de vin- formalización gráfica de la economía cam-
cular su orden de asignación a la priori- pesina, donde aparece explícitamente la
dad de actividades más que de objetivos. disponibilidad de tierras y trabajo y simul-
tánéamente se determinan los ingresos pro-
Una hipótesis más general —aunque cedentes de la tierra propia, de la tomada o
quizás más difícil de p r o b a r - consistiría cedida en aparcería y del trabajo asalariado,
en distinguir dos principios en la progra- dada la tecnología agrícola, el precio de los
mación de la asignáción de recursos" de la productos agrícolas, la tasa de salario y la
familia campesina (que pueden visualizar- fórmula de reparto de' la aparcería. El
se como dos fases, aunqué no separadas en modelo es útil para hacer análisis de estáti-
el tiempo), de acuerdo a la actitud frente al ca comparativa y permite además analizar
riesgo y la finalidad perseguida. En la explícitámente los efectos de diferentes
primera, que es prioritaria y está dominada dotaciones de tierras —campesinos 'ricos'
por la aversión ai riesgo, el campesino asig- y 'pobres'- y distintos tamaños de la fami-
na sus recursos (tiempo de trabajo, tierras, lia. Los supuestos de comportamiento no
dinero disponible para fines productivos, están, en cambio, claramente formulados y
animales) en forma tal que la probabilidad no se consideran los problemas de la esta-
de asegurar sus necesidades elementales sea cionalidad y el riesgo.
máxima, para lo cual es posible —pero sólo Desde una perspectiva antropoló-
posible- que se aferré "a lo que Lipton gica, Golte (1980) há presentado una inte-
( 1 % 8 ) ha llamado un 'algoritmo de sobrevi- resante y ambiciosa hipótesis sobre la ra-
vencia'. Aun cuando es probable - p e r o no cionalidad del campesinado andino. Con-
necesario— que la agricultura/ganadería siste en esencia en lo siguiente. La combi-
domine la escena en esta fase, no tiene por nación de pobreza de recursos y heteroge-
qué monopolizaría: se puede planificar la neidad ecológica ha llevado al hombre an-
producción de ciertas artesanías, periodos dino, a través de la historia, a adoptar una
de migración o algunas actividades de co- estrategia productiva basada en combinar
mercio, con tal que acarreen pocos riesgos. ciclos agro-ganaderos de tal manera que se
La programación de cultivos pondrá segura- utilice al máximo, durante todo el año, la
mente énfasis en la producción para el capacidad de trabajo disponible. El campe-
autoconsumo, pero es probable que inclu- sino andino no puede 'permitirse el lujo' de
ya también algo para te venta (por ejem- la inactividad estacional de los campesinos
plo cebada cervecera, que es un cultivo po- con tierras fértiles en climas templados o de
24 ARTÍCULOS
lluvias estacionales. Tiene que vencer la las épocas de siembra y cosecha". Y añade
estacionalidad mediante una cuidadosa que "la generalización del ayni en Anta-
combinación de cultivos y crianzas, aprove- pampa es evidente, pues el 92 o/o de los
chando las fuertes diferencias microclimá- comuneros dan y reciben aynis". Estos da-
ticas. Para ello, la cooperación intercampe- tos son insuficientes para formular un jui-
sina, a distintos niveles, es fundamental. cio sobre la importancia del intercambio de
Los vínculos institucionales y de parentes- trabajo entre los campesinos, pero tienden
co y las normas de reciprocidad/redistribu- a corroborar una sospecha levantada por
ción conducen a establecer las formas ade- los estudios monográficos de los antropó-
cuadas de cooperación campesina, y de- logos: que la reciprocidad es más importan-
ben, por tanto -según Golte-, ser explica- te cualitativamente que cuantitativamente.
dos a partir de su papel en garantizarlá. He
expuesto en otro lado (Caballero) en Un gran avance para comprender la
mi opinión sobre esta hipótesis. Sólo aña- economía del campesinado andino ha sido
diré que creo que abre una importante vía el rechazo de la noción de subempleo co-
para la investigación empírica. Los antro- mo categoría de análisis. Considerar sub-
pólogos económicos y los economistas empleado al campesinado andino arroja
agrarios pueden encontrar aquí —así co- más confusión que luz sobre su vida eco-
mo en las hipótesis sobre motivaciones y nómica. La debilidad de los principios teó-
prioridades en la asignación de recursos- ricos y los cálculos llevados a cabo por el
una guía para orientar el trabajo de campo. CEEB (1970) y el Ministerio de Trabajo
(DGE 1972) para medir el subempleo en la
El tema de la cooperación en la eco- agricultura peruana ha sido puesta de mani-
nomía campesina andina ha recibido bas- fiesto por Maletta (1978a y 1978b) y Ca-
tante atención de los antropólogos 36 pero ballero (1981: Cap 6). ¿Qué entender por
muy poca de los economistas, y no ha habi- subempleo y cómo medirlo en un sector "de
do intentos de cuantificación, exceptuando la población donde domina el autoempleo,
el de González para las comunidades de la hay gran variedad de actividades y la prin-
Pampa de Anta! Se estima aquí que en cipal de ellas, la agricultura, está sometida a
promedio cada familia campesina entrega fuérte estacionalidad y no se ciñe —ni se
algo más de 31 días/hombre al año bajo el puede ceñir— al ritmo propio de la activi-
sistema de reciprocidad, recibiendo una dad fabril? La imposibilidad de dar una
cantidad equivalente. Si suponemos que to- respuesta satisfactoria a esta pregunta ha
dos los miembros de la familia en edad de llevado abandonar la noción de subempleo.
trabajar (entre 17 y 50 años) entran en el Cuando se intenta medirlo calculando se-
sistema de reciprocidad —lo que es exagera- paradamente los requerimientos y disponi-
bilidad de mano de obra en el campó, in-
do pues éste está normalmente reservado a
mediatamente aparecen varios problemas.
los varones—, y que hay 265 días útiles al
Primero, no es probable que ambas cosas
año, las cifras que presenta González (1980: sean independientes entre sí en el mediano
7 y 33) permiten calcular que el trabajo en y largo plazo. Segundo, ¿cómo elegir los
reciprocidad representa un 5 o/o de la dis- coeficientes técnicos con los que calcular
ponibilidad totaí de trabajo familiar y alre- los requerimientos de mano de obra? ¿Có-
dedor de un tercio del trabajo fuera de la mo asegurar que no son los coeficientes
explotación familiar. Si suponemos que la propios de explotaciones no campesinas?
reciprocidad incluye sólo a los varones, re- ¿Y cómo asegurar, correlativamente, que
presénta el 10 °/o de la fuerza laboral mas- en caso de responder a las características
culina. El porcentaje de reciprocidad den- de la economía'campesina no esconden a
tro de la fúerza de trabajo masculina apli- priori una cierta dosis de lo que el analista
cada a la agricultura (que es donde más se pretende identificar como subempleo? En
utiliza) es seguramente bastante más alto. otras palabras, ¿cuán técnicos son los coe-
González (1980: 35) observa además que ficientes 'técnicos'? Tercero, ¿cómo
"contrariamente a lo que se cree, se ha en- tomar adecuadamente en cuenta el trabajo
contrado que el aynr1 es practicado du- no retribuido, y ocasional en la agricultura
rante todo el año y no solamente durante
Caballero: Balance de la investigación agraria 25
de los miembros del hogar, como esposa e temporales: las 'cortas', de uno o pocos me-
hyos? Cuarto, ¿cómo incorporar lós re- ses de duración, y las 'largas', de üno o va-
querimientos de mano de obra de las acti- rios años. Las primeras, suelen tener un ca-
vidades no estrictamente agropecuarias? rácter recurrente, se producen a distintas
Quinto, ¿cómo escapar las dificultades de edades, están muy ligadas a la estacionali-
la agregación entre explotaciones, zonas dad (ocurren en los meses de poca activi-
o actividades, en las que puede haber défi- dad agrícola), son principalmente inter-
cit de mano de obra en unas y superávit en rurales y se orientan prioritariamente al tra-
otras, para dar una cifra global de subem- bajo agrícola y secundariamente la cons-
pleo que tenga sentido? ¿Cuáles son los su- trucción, los servicios y la minería. Las se-
puestos que habría que introducir sobre la gundas no son recurrentes (constituyen por
movilidad de la mano de obra? lo general un hecho único en la vida del
Como he dicho en otro lugar (Ca- migrante), incluyen sobre todo a los jóve-
ballero 1981: 135): "...de una u otra ma- nes, son principalmente rural-urbanas y se
nera los intentos de medir el subempleo orientan poco a la agricultura. Tanto en
campesino terminan enfrentándonos al mis- unas como en otras la existencia de contac-
mo éscollo: tratar de comprender y medir tos previos (propios o a través de vínculos
una forma de producción nó capitalista con familiares o dé paisaje) es de gran importan-
conceptos y medidas propios dé la produc- cia. Los ingresos derivados de estas migra-
ción cápitalista". En las condicionés de la ciones se incorporan de dos formas distin-
economía campesina andina la noción de tas a la economía del campesinado: los pro-
subempleo no sirve sino para oscurecer el cedentes de las primeras son parte del" in-
"panorama de una agricultura donde se greso corriente campesino, entrando por
trabaja dura y sistemáticamente pero ob- tanto dentro del presupuesto anual de in-
teniendo pocos frutos" (Maletta 1978a: gresos-gastos; los de las segundas consti-
42). Y, como indica Figueroá (1976: 56), tuyen un fondo de inversión y su papel hay
el énfasis en la noción de subempleo ha que verlo dentro del ciclo vital de la familia
tenido, además, consecuencias no siempre campesina. Este fondo se invierte sobre to-
afortunadas en la política económica: do en comercio, transporte, compra de ga-
"Combatir la pobreza mediante políticas nado, educación y construcción de una vi-
de empleo o de absorción de mano de obra. vienda; poco en la agricultura o en comprar
Esta política tiene sin embargo alcance se- tierras. Aun cuando cumple un papel im-
lectivo en la medida que va incorporando portante en la diferenciación del campesi-
nuevos trabajadores a la condición de 'ocu- nado, no es suficiente para permitir una
pado' y posterga las acciones para mejorar acumulación significativa en el conjunto de
los ingresos de los 'desempleádos' ". La la economía campesina.
opinión actualmente dominánte entre los Concluiré con una reflexión sobre
economistas agrarios peruanos es que es la racionalidad mercantil eij la economía
mejor analizar en su detalle y medir en lo campesina andina. No hay duda que la ra-
posible las varias características y la racio-
cionálidad del mercado ha penetrado pro-
nalidad del comportamiento de las econo-
fundamente el campo andino. Su presencia
mías campesinas' que englobarlo todo en
una noción teóricamente ambigua y (por "no se reduce a lá incorporación de los
ello) difícilmente medible como la de campesinos a un mercado 'que les viene de
subempleo. fuera'. Otro aspecto es la mercantilización
de las relaciones tradicionalmente no mer-
Puesto que hemos visto antes que cantiles, o sea la interiorización del merca-
una parte (de cierta importancia) del ingre- d o " (Caballero 1981: 336). De una mane-
so promedio del campesinado andino pro- ra más o menos sistemática el campesinado
cede de las migraciones temporales, resulta evalúa ahora con criterios beneficios-costos
oportuno resumir ahora io que la investiga- (monetarios) sus actividades económicas.
ción ha avanzado sobre cómo se integran Es claro que los campesinos reaccionan an-
éstas en la economía campesina 3 8 . Es pre- te las señales de los precios, aunque, como
ciso distinguir dos tipos de migraciones acertadamente señala Figueroá (1981: 126),
26 ARTÍCULOS
empleo o la compra, o piensa que quien tablecería entre las tres esferas en que ope-
hoy se aprovecha de él tendrá por ello que ra el campesino —la de ias relaciones mer-
ayudarlo mañana. Algo similar sucede con cantiles, la de las personales y la de la eco-
el ayni, la minka, la república42 y otras nomía natural—, reforzando así la compleji-
formas más o menos institucionales de coo- dad del cálculo de la economía campesina..
peración del campesinado andino, cuya ca- Me he extendido en plantear estas
racterística común es que no pasan por el hipótesis sobre el carácter de la racionali-
mercado 43 , o con las prácticas comunales dad mercantil en la economía campesina
orientadas a la conservación de los recursos. porque el tema me parece de suma impor-
El parentesco (espiritual, político, de san- tancia para la investigación futura, y por-
gre) es, desde luego, un terreno muy apro- que creo que los economistas pueden hacer
piado para el desarrollo de la cooperación. aquí un aporte sustancial, aplicando las
La economía campesina cuenta, pues, con herramientas de análisis que les son propias,
un universo de reláciones personales e ins- para avanzar donde los antropólogos suelen
titucionales - j u n t o con el de las relaciones detenerse. La contribución de los econo-
de mercado- cuyo papel es crucial para su mistas está ayudando a revisar visiones de-
reproducción. Si en" el cálculo económico masiado culturalistas de la economía
de los campesinos las ventajas/desventajas campesina andina, y ha permitido avanzar
de las relaciones de mercado son confron- mucho en la cuantificación de cuestiones
tadas, de un lado —como vimos antes—, cuya magnitud se desconocía. Queda por
con las relaciones técnicas propias de la delante un esfuerzo conjunto entre antro-
contabilidad natural, también lo son, de pólogos y economistas, para establecer en
otro, con las relaciones personales. Más forma más exacta y matizada cuál es la ra-
aún, como muestra el ejemplo puesto más cionalidad económica del campesinado an-
arriba, las relaciones de mercado pueden es- dino y qué consecuencias se derivan de ella
tar mediadas por relaciones personales, y el para la política económica (y no econó-
propio mercado aparecer personalizado. mica).
La última circunstancia se refiere al
riesgo. La actividad económica de todos los Desarrollo capitalista y economía campesina
sectores sociales está en mayor o menor Este es un tema objeto de vivo de-
medida sujeta al riesgo, y en todos ellos es bate en el Perú en la actualidad —al igual
tomado en cuenta en el cálculo económico. que en otros países latinoamericanos. So-
Pero en el caso de los campesinos se presen- bre él no hay "acuerdo. La discusión se ha
tan dos particularidades. Su condición de centrado en varios puntos: 1. Si, bajo la
productores agropecuarios independientes presión del desarrolló general del capitalis-
significa que están" expuestos a un conjunto mo, el campesinado tenderá o no a desapa-
de riesgos naturales, aúsentes en otras acti- recer; 2. En caso afirmativo, a qué ritmo,
vidades. Segundo, su ingreso sumamente de qué modo y para dar lugar a qué, o sea
bajo —en promedio bastante menor que el mediante qué proceso; 3. En caso negati-
del resto dé la sociedad-, que bordea el ni- vo, si su supervivencia implica o no la mo-
vel de subsistencia, hace que la penalización dificación de su economíá y forma de vi-
sea muy fuerte cuando se arriesga y se pier- da, y si su pobreza continuará o se espera
de. En consecuencia, las economías campe- una cierta prosperidad, y 4. Cuáles son" las
sinas son altamente sensibles al riesgo y es- formas en que el campesinado se vincula
tán dispuestas a realizar, por evitarlo, sacri- con el capitalismo en expansión y experi-
ficios mayores que otros sectores. Su com- menta sus" presiones. Con algún esfuerzo,
portamiento económico puede parecer, por las posiciones en debate pueden resumirse
tanto, irracional, cuando es evaluado desde en tres.
una racionalidad que supone neutralidad Un grupo de autores 45 , influencia-
frente al riesgo o certeza (como es el caso do por la escuela marxista francesa de arti-
de la teoría económica de manual) 4 4 . La culación de modos de producción, postula
fuerte aversión ai riesgo puede además la existencia de una especie de articulación
alterar la relación que de otra forma se es- funcional entre campesinos y capitalismo.
28 ARTÍCULOS
NOTAS
1/ El mejor indicador de la producción agrícola aumentar las importaciones de aceites y grasas ve-
disponible es un índice de la producción de un getales para sustituir a los obtenidos de la pepa de
conjunto' de 17 productos, que representan aproxi- algodón, y tendría, de otro, serios efectos sobre la
madamente el 70 o/o del VBP agropecuario, basa- ganadería lechera, que es la principal usuaria de la
do en una revisión de las estadísticas de produc- torta de pepa de algodón.
ción y un análisis por períodos debidos a Hopkins 4/ Pueden consultarse: Alvarez (1974 y 1980),
(1979) y completados por Alvarez (1980). Sobre Carbonetto, García Lamas y Martínez (1981),
estas bases Maletta y Foronda (1980 :229) estiman Figueroá (1979), Hopkins (1981), Maletta (1979),
el crecimiento en el período 1950—76 en 2.2 o/o Portocarrero y Uribe (1979), Ruíz (1980), Thorp
anual. Para los mismos anos las Cuentas Nacionales y Bertram (1978), Twomey (1972), Van Liemt
indican un crecimiento en términos reales del PBI (1978) y Vega Centeno (1979).
del sector Agricultura del 2.6 o/o anual. Ambas ta- 5/ Otros trabajos de la misma época que pueden
sas son algo inferiores a la de crecimiento de la po- servir como punto departida son Echevarría (1969)
blación, que fue 2.7 ó/o en el período. Merril y Vandendries (1968) y Misión lowa (1967).
2/ Un esfuerzo pionero en esta dirección, que 6/ Soles constantes de 1973. Si se aplica la tasa
aguarda ser continuado, fue el del CONESTCAR de cambio de ese año (43.5 soles por USA dólar)
(1969). Entre los trabajos recientes que en cierta las cifras son: 5.0, 14. y 57.3 millones de dólares
forma se ocupan del tema pueden consultarse: respectivamente.
Alberts (1978), Figueroá (1976), González Vigil, 7/ La excepción son los numerosos trabajos so-
Parodi y Turne (1980), Grillo (1980), Hopkins bre el sector azucarero.
(1981: Cap. 7), Lajo (1978), Samaniego (1980) y 8/ En 1973 había por ejemplo 3,568 panaderías
Thorp y Bertram (1978). con menos de cinco empleados y 824 con mas de
3/ En azúcar se ha tocado ya prácticamente el lí- cinco (Gonzáles Vigil et al 1980: 68).
mite puesto que en 1979 apenas se exportó un 9/ Para un detallado análisis de la participación
25 o/o del azúcar producida, y en 1980, como de las compañías transnacionales en Sos complejos
consecuencia de la sequía, ha habido que importar. avícola y del trigo en el Perú, ver González Vigil
Lo mismo en algodón, ya que la mayoría del algo- et al (1980). Un ejemplo típico es La Fabril S.A,
dón Tangüis se consume internamente y los algo- registrada en Panamá y estrechamente ligada a la
dones Pima y Supima, que son los que principal- Bunge Corporation, una de ias grandes comerciali-
mente se exportan, por su precio particularmente zadoras mundiales de granos. A través de COPSA,
alto en el mercado internacional es difícil que sean la Fabril controla el 70 o/o del jabón de lavar,
sustituidos. Además, la contracción adicional del 38 o/o del aceite vegetal, 23 o/o del compuesto,
área sembrada con algodón llevaría, de un lado, a 44 o/o de la margarina y 26 o/o de la manteca; a
Caballero: Balance de la investigación agraria 33
través de las compañías molineras Santa Rosa y equilibrio de su portafolio de cultivos y
Sid-Sur controla el 27 o/o de la producción de ha- actividades. Los costos de promoción y adminis-
rina, 28 o/o de la de fideos, 24 o/o de la de galle- tración de las plantas procesadoras son además en
tas y 11 o/o de la de alimentos balanceados; ade- este caso particularmente crecientes, debido a que
más de lo cual controla el 50 o/o del desmote de el abastecimiento procede de gran número de pe-
algodón y tiene fuertes intereses en textiles, ban- queños productores, muchos bastante distantes.
cos y seguros (Parodi 1980). 15/ Por ejemplo, Perulac, la filial de Nestlé en el
10/ El trigo utilizado por las molineras industria- Perú, tenía programado desde hace tiempo impul-
les, que usan molinos de cilindro, es trigo duro con sar la ganadería lechera y abrir una nueva planta
alto contenido de gluten, que da una harina apta en la región de Tarapoto, pero desistió de ello por
para producir el llamado pan francés. El trigo pro- razones de estrategia global, según parece.
ducido en el Perú (en su totalidad en la sierra) es 16/ La producción nacional de trigo, en su mayo-
blando y o bien se consume directamente o se ría en manos de los campesinos serranos, ha des-
transforma en harina en molinos artesanales para cendido de 155 mil T.M. anuales en 1951-53 a
producir el llamado pan serrano. 127 mil T.M. en 1974-76, según las series estadís-
11/ Sobre la expansión de la producción láctea en ticas reunidas por Hopkins (1981a). Según el censo
Cajamarca y Arequipa, como consecuencia del es- agropecuario de 1972, en ese año se sembraron en
tablecimiento de plantas procesadoras, y sus conse- la sierra 141,431 Ha. de trigo. La producción serra-
cuencias ver Caballero y Flores (1976), Deere na de trigo podría aumentar mucho rnás si hubiera
(1978), Eslava (1973), Jelicic (1978), Merino incentivo para ello, tanto por aumento de las áreas
(1978) y Taylor (1979). Sobre la expansión de la sembradas como de los rendimientos.
cebada malteraenla región sur verHophins (1978). 17/ Ver un conjunto de propuestas para sustituir
Sobre el maíz ver Rabinovich (1978). importaciones de trigo en Linares (1976). Furnish
12/ Ver un análisis de esta cuestión en González y Muñoz (1966) analizan las características del tri-
Vigil et al (1980): Cps. 1.3 y 2.0. go nacional y la competencia del importado.
13/ En el caso de la leche, tanto en la campiña are- 18/ Lajo (1980 :114) es terminante sobre este
quipeña como en la cajamarquina había tierras punto: "Se produce alrededor de 110 mil T.M. de
buenas y bien situadas, que podían dedicarse fácil- leche evaporada (equivalente a 220 mil T.M. de
mente a la producción de pastos y forrajes, así co- leche fluida). . . mientras la producción de leche
mo hacendados y medianos propietarios con capi- pasteurizada es sólo de 120 mil T.M Lo desta-
tal y capacidad empresarial suficientes para orien- cable aquí no es un problema de 'gustos del consu-
tarse a la ganadería lechera. En el del maíz, la ten- midor peruano por leche evaporada'... (sino) la in-
dencia de los precios del algodón (que es el princi- creíble irracionalidad encerrada en la 'hegemonía'
pal cultivo alternativo) a caer en relación a la tasa de la leche evaporada en el mercado peruano de
interna de inflación después del boom asociado lácteos. Carnation y Nestlé ... han logrado impo-
con la guerra de Corea, hizo atractiva para la agri- nerla como alimento de consumo masivo: los estra-
cultura capitalista costeña la reorientación progre- tos de menores ingresos demandan más leche eva-
siva hacia el maíz de tierras antes sembradas con porada enlatada que los de altos ingresos porque
algodón. En el caso de la cebada cervecera, la ex- no tienen la alternativa de mantener refrigerada le-
pansión de las necesidades de ingresos monetarios che fresca o pasteurizada. La alternativa más bara-
del campesinado serrano (de lo que me ocuparé ta, la leche en polvo entera, no es producida por
mas tarde), llevó a un buen número de campesinos esas empresas pero tampoco han permitido su im-
situados en las áreas de influencia de las compañías portación...".
malteras a abrir un espacio para la cebada cervece-
ra dentro de su portafolio de cultivos, pese a que 19/ Algo similar sucedió, aunque en mucha menor
el precio recibido era bajo. Las actividades de pro- escala, con otra línea de producción progresiva-
moción de las compañías (facilitando semilla y mente más cercana a la industria que a la ganade-
crédito), la adaptabilidad del cultivo a terrenos al- ría: la de carne de porcino, que creció rápidamen-
tos, su resistencia a plagas y heladas, que lo hacen te entre 1968 y 1974.
poco riesgoso, y sus bajos requerimientos de mano 20/ Ver Lajo (1978) sobre este punto.
de obra, contribuyeron a su expansión. 21/ Ver las estadísticas de consumo de carnes en
14/ Esta argumentación, inicialmente presentado González Vigil et al (19 80 : 263).
por Caballero y Flores (1976) para el caso de la le- 22/ Amat y León y Curonisy (1979), Ferroni
che en Cajamarca, se aplica también a la cebada (1979), Grillo (1979), Grillo y Samaniego (1979),
cervecera. Aunque ios campesinos serranos po- Sam aniego (1980).
drían dedicar muchas más tierras a su cultivo, son 23/ Samaniego (1980 : 212) calcula que en 1972
necesarios probablemente precios más altos para un 53 o/o del consumo de calorías en el estrado de
hacerlos modificar en esta dirección el delicado bajos ingresos de Lima Metropolitana procedía de
alimentos procesados. El porcentaje es seguramen-
34 ARTÍCULOS
te mayor para ios estratos de ingresos superiores. das por Figueroa la situación es la contraria: el
24/ Ver un análisis de las tendencias en el consu- autoconsumo es mayor. Ello seguramente obe-
mo de alimentos en ios países capitalistas avanza- dece al carácter particularmente 'tradicional' de
cíos en C!Gaitero (cmi-df. estas comu nfcíácíés.
25/ La dependencia alimentaria puede ilustrarse 34/ Esto se podría evitar regresando el ingreso
con algunas cifras. En el estrato bajo de Lima Me- de cadá fuente con la suma de los de las otras fuen-
tropolitana cuya dieta puede considerarse repre- tes, o sea estimando los parámetros de la forma re-
sentativa de la dieta urbana a nivel nacional—, el ducida del modelo y hallando a partir de ellos los
30 o/o de las calorías ingeridas en 1972 procedían estructurales.
de alimentos directa o indirectamente importados 35/ Sobre estas cuestiones pueden consultarse Ca-
(Samaniego 1980: 212). En 1975, el 31 o/o de la ballero (1981 : Cap. 8), Figueroa (1981 : Cap. 2.2,
demanda comercial de alimentos del país era cu- 5.1 y 6.1), Fonseca (1973), Fonseca y Mayer
bierta con importaciones, mientras que en 1965 (1976), Golte (1980), Mayer(1974)y Scott (1974)
sólo lo era el 18 o/o (calculado a partir del Cuadro 36/ Ver por ejemplo los artículos en Alberti y Ma-
3 de Lajo 1979, que toma los datos de World Bank yer (1974) y el análisis de Long y Roberts (1978).
1977). Lajo (1978 : 37-8) estima que estre 1965 y 37/ Es la forma más común de cooperación. Con-
1975 la relación importaciones/consumo pasó del siste en el intercambio recíproco de trabajo entre
76 al 86 o/o en trigo, del 0 al 52 o/o en maíz-sor- dos campesinos, generalmente varones y parientes.
go, del 34 al 99 o/o en semillas oleaginosas (exclu- 38/ Sobre este tema puede consultarse Figueroa
yendo algodón), del 22 al 41 o/o en lácteos; del 12 (1981 : Caps 5.3.b, y 5.5), Laite (1981: Caps. 5-7)
al 11 o/o en carnes rojas y del 10 al 32 en cebada. y Caballero (1981 : Caps. 6.4 y 7.2).
26/ El pan francés y los fideos, por ejemplo, tie- 39/ González (1978) se refiere a estas cuestiones,
nen un precio por caloría muy alto. La papa, sin aunque en forma algo distinta ala aquí presentada.
embargo, también lo tiene. 40/ La escasa movilidad del trabajo del campesino,
El análisis de la alimentación peruana desde el pun- frente a la mayor movilidad del capital, es la base
to de vista del precio implícito de los elementos del intercambio desigual entre economía campesi-
nutrientes está enteramente por hacer. Para estu- na y economía capitalista (ver Caballero 1980: En-
diar la relación entre precio de los nutrientes, gus- sayo 4).
tos y costumbres en el consumo de alimentos y 41/ La cooperación, en el sentido amplio en que
condiciones de producción, podría utilizarse la aquí usamos el término, está presente en mayor o
teoría del consumo basada en la demanda de 'ca- menor medida en todos los sectores sociales. Lo
racterísticas' más que de 'bienes' (ver, por ejemplo, particular en el caso del campesinado es la impor-
Lancaster 1979). tancia de esa presencia y su vinculación con la or-
27/ Los principales trabajos son los de Figueroa ganización productiva.
(1977, 1978 y 1981), González (1980), Maletta 42/ La minka consiste en el trabajo colectivo y
(1978, 1978a, 1979, 1979a y 1979b) y Caballero gratuito —en un ambiente generalmente festivo-
(1980 y 1981). de varios campesinos en favor de uno de ellos, pa-
28/ Ver una discusión de los estimados en Maletta ra la construcción o techado de una vivienda o la
(1978 y 1979b) y Aramburú (1979). roturación de un campo, por ejemplo. La repúbli-
29/ Se refiere a la PEA masculina. El creimiento ca o faena comunal consiste en el trabajo-colectivo
de la femenina es difícil de medir debido a cam- y gratuito de los campesinos de una comunidad en
bios en las definiciones censales. beneficio de ésta, o sea en la producción de un
30/ Ver un análisis detallado y las cifras del creci- bien o servicio.de consumo no divisible: construc-
miento de cada uno de estos items en Caballero ción de una carretera, reparación de la escuela o
(1981: Caps. 3, 5, 8, 9 y 16). la iglesia, limpieza de la acequia, etc.
31/ Lo que no significa que el 40.6 o/o de la su- 43 f Lo que no quiere decir que no sean objeto de
perficie cultivada lo sea con trabajo asalariado. El cálculo económico ni que sus ventajas/inconvenien-
porcentaje de esto último debe ser bastante menor tes no sean comparadas con las del mercado.
pues las unidades agropecuarias que contrataron 44/ He aquí un ejemplo de mi propia experiencia.
trabajo asalariado no lo hicieron necesario para tra- Para desesperación de un amigo agrónomo, los
bajar toda su tierra ni para todas las labores. campesinos de una cierta comunidad insistían en
32/ Aunque estos porcentajes se refieren al con- utilizar una cantidad de fertilizante menor de la
junto del área rural peruana, las familias en los dos que él les aconsejaba. Detenían su aplicación no
estratos más bajos son sobre todo campesinos se- sólo antes de que la productividad marginal igua-
rranos. lase el precio - c o m o mi amigo, que había calcula-
33/ Esto se desprende del trabajo de González do cuidadosamente el asunto, y la economía de
(1980 : 46) y de los discutidos en Caballero manual quisieran-, sino incluso antes de que los
(1981 : Cap. 9.2). En las comunidades estudia- rendimientos marginales empezasen a decretar. Mi
Caballero: Balance de la investigación agraria 35
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