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Artículos

Agricultura peruana y
campesinado: Balance de la
investigación reciente y
patrón de evolución
José María Caballero

La investigación agraria en el Perú ha cono- va pasando al énfasis en el análisis (que a la


cido un desarrollo inusitado en los setenta. postre es la única forma para que la investi-
Ha habido una ruptura con el pasado. A gación logre resultados y sea tomada en
diferencia de la investigación de las dos dé- serio). Los métodos propios del trabajo
cadas anteriores, cuyo cuerpo e impulso científico van imponiéndose, aunque —hay
procedía principalmente de investigadores que reconocerlo— aveces a ritmo bastante
extranjeros, sobre todo americanos, ésta se lento. Ha surgido (¿continúa surgiendo?)
ha hecho con 'recursos nacionales' (inclu- una nueva generación de investigadores cu-
yendo algunos importados de otras áreas yo peso se ha dejado sentir; los avances
latinas, lo suficientemente establecidos y registrados son en definitiva el producto
asimilados como para que la distinción de su esfuerzo colectivo.
pierda interés). El trabajo procede además El mayor dividendo global que de-
de investigadores independientes, en uni- jan estos diez años de investigación es —a
versidades y centros de investigación, y mi juicio- haber desplazado una visión
tiene una orientación crítica más que tec- firmemente arraigada, un paradigma bastan-
nocrática y una voluntad de servir a los in- te esquemático del campo peruano, que do-
tereses populares y no sólo al avance de las minaba hasta hace poco el pensamiento de
carreras académicas de los autores. Se tra- los científicos sociales y los partidos po-
ta también, de investigación hecha con se- líticos de la izquierda. Sus orígenes están
riedad y rigor. Dicho más exactamente, el en los años veinte, en la pintura trazada
volumen de trabajos serios (dentro del to- por Mariátegui y Haya de la sociedad pe-
tal de investigaciones sobre temas agrarios) ruana de la época, que tenía entonces fres-
ha alcanzado en los setenta una magnitud cura y vigencia. Se perpetuó hasta finales
importante. Del énfasis en la denuncia que de los sesenta -y todavía hoy perdura en.
dominaba la investigación crítica, local, se muchos lados- a través de trabajos como el
4 ARTÍCULOS

de Roel (1961) o el del CIDA (1966), pequeña y mediana propiedad comercial,


que, aunque valiosos, en su diagnóstico del hicieron clara la pujanza de este sector pro-
campo peruano no supieron insistir con su- ductivo. Los efectos de la crisis del sector
ficiente energía en las nuevas tendencias externo iniciada a finales de 1974 sobre el
en marcha desde la Segunda Guerra abastecimiento urbano de alimentos, abrió
Mundial aproximadamente. El estructuralis- los ojos sobre la dependencia alimentaria,
mo cepalino y el pensamiento reformista las modificaciones en el patrón de consu-
agrario de los cincuenta y sesentas reforza- mo y la importancia de la agroindustria.
ron el paradigma aceptado, convertido en Recientemente, la importación de azúcar,
una visión cada vez más ideologizada de la debida a la sequía, ha corroborado un he-
realidad. Sus características centrales son: cho claramente mostrado desde hace tiem-
una interpretación dualista del campo, ta- po por las estadísticas: que este producto
jantemente dividió en un mundo rural tra- clásico de exportación es en realidad básica-'
dicional y una agricultura capitalista vol- mente de consumo interno (al igual que el
cada a la exportación; el "sobredimensiona- algodón Tangüis, que es el que más se culti-
miento del mundo rural tradicional", en va).
expresión de Maletta (1978 : 5); el énfasis En varios terrenos ha avanzado la
en el complejo latifundio-minifundio y la investigación: historia económica y social
servidumbre semifeudal como elementos de haciendas y regiones; etnografía andi-
centrales del campo andino; y un marca- na; movimientos campesinos; análisis de la
do optimismo en la capacidad de resolver reforma agraria; y economía política de la
el conjunto de los problemas agrarios me- agricultura peruana. Me ocuparé exclusi-
diante la mejor distribución de las tierras vamente de esto último y dividiré la presen-
y el cambio de la agroexportación a la pro- tación en seis temas: producción y precios;
ducción de alimentos para el mercado in- acumulación; agroindustria, alimentación y
terno. Como omisiones están: el análisis política agraria; y economía campesina.
del abastecimiento de los mercados urba- Mi intención es hacer un balance de lo es-
nos; el del papel de la agroindustria; el de la crito sobre estas cuestiones durante los
mediana propiedad; y el de la diferencia- setenta, especialmente en la segunda mitad
ción campesina y la integración de los cam- de la década, que ha sido la más productiva.
pesinos al mercado. Señalaré los avances logrados, los temas en.
debate y los problemas pendientes. Es cla-
Si el trabajo reciente de investiga- ro que no podré hacer justicia a todos los
ción ha sido capaz de desmontar los investigadores que han participado en el
postulados anteriores —a veces sin propo- análisis o la discusión. Diré en mi descar-
nérselos expresamente—, ello obedece a que go que la abundancia de contribuciones
la realidad los hizo objeto de su propia y los límites de tiempo, espacio y materia-
crítica práctica; los investigadores fueron les a mi disposición me impiden una revi-
alertados por sonoros acontecimientos. Al- sión exhaustiva; necesariamente tendré que
gunos ejemplos. ser selectivo.
La incapacidad de la reforma agra-
ria del gobierno militar para aumentar la Producción y precios
producción y beneficiar a un porcentaje Hasta hace muy poco la tesis segu-
suficiente de campesinos, puso en tela de ramente más popular sobre la producción
juicio tanto la teoría del complejo latifun- agropecuaria peruana era la del estanca-
dio-minifundio como el optimismo sobre la miento, según la cual desde la década de los
redistribución de tierras para resolver de cincuenta la producción estuvo estancada,
por sí los grandes problemas de la econo- creciendo a tasás per cápita nulas o incluso
mía agraria. Llamó de paso la atención negativas 1 . En años recientes la investiga-
sobre la cuestión de la escasez y heteroge- ción ha mostrado que esta tesis aunque no
neidad de las tierras. La capacidad de orga- es falsa si es inadecuada. En tíos sentidos.
nización y resistencia que los medianos Primero, el crecimiento o no de la
propietarios mostraron ante la reforma, y producción agraria tiene que ser juzgado
la vitalidad de las áreas dominadas por la teniendo en cuenta el comportamiento de
Caballero: Balance de la investigación agraria 5

los demás sectores, el de la población glo- los cincuenta (Twomey, 1972:8).


bal y el de la población agropecuaria. El En relación al comportamiento de
vivo crecimiento que experimentaron los los distintos tipos de unidades, hay en va-
otros sectores (manufacturas, construcción, rios trabajos recientes una serie de indica-
minería, pesca, comercio, servicios y go- ciones de que el estancamiento de la pro-
bierno) y el aumento en la tasa de creci- ducción abarcó a la pequeña propiedad de
miento de la población (debido a la dismi- sem¡subsistencia y a los latifundios atrasa-
nución de la mortalidad, sobre todo infan- dos andinos. Las grandes haciendas coste-
til) hace parecer particularmente bajo el ñas mantuvieron un crecimiento de la pro-
crecimiento del sector agrario. Una tasa ducción moderado pero sostenido, y las
promedio de crecimiento agrícola como medianas propiedades comerciales (en cos-
la registrada, de más del 2°/o anual por un ta, sierra y selva) aumentaron bastante en
periodo de 25 años, sería seguramente con- número y más que proporcionalmentc en
siderada satisfactoria para otro periodo de peso en la producción total. Maletta y Fo-
la historia peruana, por ejemplo en las pri- ronda (1980) muestran una serie de indica-
meras cuatro décadas del siglo, en que la dores indirectos que en conjunto dejan po-
población creció sólo ligeramente por en- co lugar a dudas sobre la creciente impor-
cima del l ° / o y el despegue industrial aún tancia de las medianas propiedades.
no había comenzado. Por otra parte, en los Pero quizás lo más interesante que
cincuenta y sesenta la población activa en la investigación ha puesto en claro es el
la agricultura decreció fuertemente en desigual comportamiento de los distintos
términos relativos y aumentó poco en tér- tipos de productos. Siguiendo una meto-
minos absolutos (menos del l ° / o anual). dología que establecimos en un equipo
Más adecuado, pues, me parece sostener de investigación sobre "Reforma y Trans-
que la agricultura quedó retrasada en rela- formaciones Agrarias en el Perú", en el
ción al crecimiento de la población y del Instituto de Estudios Peruanos, Hopkins
conjunto de la economía, en lugar de es- (1981:Cap. 3.2) y Alvarez (1980:Cap. í)
tancada. han analizado la producción agraria distin-
Segundo, el comportamiento de la guiendo cuatro grupos de productos se-
producción ha sido sumamente desigual se- gún su principal destino: de consumo ur-
gún: 1. subperiodos; 2. regiones; 3. tipo de bano directo, de consumo agroindustrial,
unidades; y 4. tipo de cultivos. de exportación y de mercado restringido o
A un periodo de alto crecimiento autoconsumo. Los resultados son de gran
(5°/o anual) entre 1944 y 1954, sucedió valor: mientras la producción de los pro-
una grave crisis, debida sobre todo a la se- ductos de consumo urbano directo y la de
quía, en 1955-57, con una fuerte recupera- los de uso agroindustrial creció en forma
ción en 1958-61. Entre 1963 y 1968 el rápida (en el primer caso al 4.0°/o en 1950-
crecimiento fue bajo, pero se recuperó en 69 y al 4.5o/o en 1960-77, y en el segundo
1969 y 1970. En 1971-76 el crecimiento se al 6.3 lo/o y en las mismas fechas), la de los
mantuvo nuevamente muy bajo, reducien- de exportación y la de los de mercado ros-
do la tasa promedio anual 1969-76 al restringido creció en forma lenta o negativa
1.8°/o (Alvarez, 1980:21) (en el primer caso 3.2 o/o y -1.3 o/o, y en el
segundo 0.5°/o y -1.1°/o, para 1950-69 y
Aunque no hay disponible suficien- 1969-76 respectivamente). Como conse-
te información desagregada sobre produc- cuencia de ello, los productos de consumo
ción regional, la información sobre áreas urbano directo y los de uso agroindustrial,
sembradas y cultivos, cuyos patrones re- que conjuntamente representaban un
gionales son bastante estables, muestra cla- 27.9°/o del VBP agropecuario en 1950,
ramente que la única región donde la pro- pasaron a representar un 65. l ° / o en 1976,
ducción se mantuvo estancada en términos mientras que los de mercado restringido
absolutos o creció sólo muy ligeramente es pasaron del 50.1°/o al 27.0°/o y los de ex-
la sierra. La expansión de las áreas cultiva- portación del 22.0°/o al 7 . 9 % .
das en la selva fue muy fuerte, y fue tam-
bién importante en la cosía, sobre todo en En suma, mientras la producción de
6 ARTÍCULOS

semisubsisíencia y la agricultura de la sierra ficas serranas a reorientar su producción. El


como región se mantuvieron efectivamente tercero, ligado a los dos anteriores, fue ia
estancadas, la agricultura capitalista, locali- sustitución de exportaciones agrarias. Se
zada sobré todo en la costa, experimentó produjo de dos maneras: sustituyendo
una profunda reestructuración, con un áreas sembradas por cultivos de exporta-
fuerte desarrollo de la mediana propiedad ción por cultivos agroindustriales (algodón
y un pronunciado cambio de ia producción por maíz duro, por ejemplo) o por cultivos
para la exportación a la producción para el de consumo urbano directo (algodón por
mercado interno 'solvente': las ciudades y arroz o por papa), y destinando al consumo
las agro industrias. La producción de todos interno buena parte de la producción antes
los tipos atravesó marcadas oscilaciones exportada (lo que sucedió con el azúcar y
coyunturaíes asociadas sobre todo a facto- el algodón). Está, por último, la expansión
res. climáticos. La tesis del estancamiento —con cierto apoyo estatal— de los cultivos
pasa todo esto por alto. de consumo urbano directo y agroindustria-
El análisis desagregado por tipo de les en la selva (arroz, maíz amarillo duro,
productos tiene un mérito importante: pastos para ganadería, frutas), el aumento
ayuda a estudiar la adecuación de la oferta de los rendimientos en la producción para
a la fuerte expansión y cambio de la es- el consumo directo de la costa (arroz espe-
tructura de la demanda de alimentos cialmente), merced al apoyo crediticio re-
ocurridos a partir de los cincuenta. Aunque cibido para la compra de fertilizantes y se-
no se dispone de un análisis cuantitativo millas mejoradas, y el aumento del cultivo
global de esta cuestión, varios trabajos re- de la papa y de ía cebada cervecera con fi-
cientes 2 arrojan luz sobre lo sucedido. nes puramente comerciales en ciertas
Lo principal puede resumirse así. zonas de la sierra.
El proceso de industrialización/ur- A estos cuatro mecanismos pode-
banización/expansión demográfica trajo mos quizás agregar dos circunstancias. La
consigo un gran crecimiento de la demanda primera se refiere a los cambios en la dis-
de alimentos, especialmente de aquellos tribución del ingreso, la segunda a la pola-
que forman parte importante de la dieta rización de las dietas alimentarias rural y
típicamente urbana. Pero el problema clá- urbana (que trataré en detalle más adelan-
sico - t a n t o en los textos sobre desarrollo te). Thorp (1969) ha insistido —con razon-
como en muchas experiencias históricas- en el posible impacto de ios cambios en la
de extraer suficiente producción agrícola distribución del ingreso sobre el ritmo de
del campesinado para atender a la creciente expansión de la demanda de alimentos. Que
demanda urbana, apenas se presentó en el la distribución del ingreso empeoró en el
Perú. Fue posible sortearlo, y mantener si- periodo 1950-66 ha sido mostrado por
multáneamente una agricultura campesina Webb (1977). El efecto seguramente fue
estancada y un abastecimiento creciente de reducir el ritmo de aumento de la demanda
alimentos a las áreas urbanas, a través de global de alimentos. Pero la polarización de
cuatro mecanismos. El primero fueron las las dietas alimentarias permite —o, más
importaciones de alimentos (en ciertos ca- bien obliga a— distinguir dos tipos de de-
sos con subsidio estatal), que pudieron cre- manda: de alimentos procesados y de con-
cer mucho sin competir severamente con las sumo urbano directo, de un lado, y de pro-
demás importaciones, gracias a la fuerte ex- ductos de mercado restringido, consumi-
pansión de las exportaciones mineras y pes- dos típicamente en áreas rurales, de otro.
queras y a favorables términos de intercam- El crecimiento marcadamente lento de los
bio. El segundo, íntimamente ligado al an- ingresos del "sector rural tradicional"), (en
terior, fue el veloz crecimiento de una relación a los de ¡os sectores "moderno" y
industria agroalimentaria, muy dependien- "urbano tradicional"), mostrado por Webb
te de las importaciones de insumos agrí- (1977:39), significa, por tanto, que el grue-
colas y sumamente favorecida por la polí- so de la reducción en el ritmo de aumento
tica económica, que estimuló a los produc- de la demanda fue experimentada por los
tores costeños y los de algunas áreas especí- alimentos dominantes en la dieta rural, o
Caballero: Balance de la investigación agraria 7

sea por ios llamados productos de morca- rar: a pesar de las importaciones y de la
do restringido. respuesta de la producción, el crecimiento
En suma, el proceso de industriali- de la demanda urbana de alimentos fue por
zación - c o n sus concomitantes urbaniza- delante de la oferta, empujando hacia arri-
ción, altos ritmos de crecimiento del ingre- ba los precios minoristas. Sin embargo,
so global y expansión demográfica- pudo Hopkins (1981: Cuadro 14) encuentra que
desarrollarse durante más de dos décadas durante las mismas dos décadas hubo una
sin graves tensiones en el mercado de ali- fuerte caída del poder de compra de la p r o
mentos y con una agricultura campesina ducción agraria, medido por la relación
estancada, merced a mecanismos y circuns- entre un índice general de precios agrarios
tancias que permitieron: concentrar el grue- al productor y el índice de precios de la
so del aumento de la demanda en cierto ti- oferta y demanda global de la economía.
po de alimentos; incrementar la oferta de Parece, pues, haber una discrepancia entre
estos alimentos (en parte mediante la reo- la tendencia creciente del precio minoris-
rientación del uso de la tierra y el desarro- ta de los alimentos en las ciudades y la de-
llo de una industria de alimentos procesa- creciente del precio real al productor de los
dos); o importar lo necesario para cubrir el productos agrarios en general. Hopkins
déficit restante. (1981:85-91) ofrece varias explicaciones
posibles. Quizás la más importante es el
Este patrón funcionó bien (aunque comportamiento diferenciado de los pre-
con graves consecuencias, por cierto, para cios al productor según tipo de productos.
el ingreso de los campesinos) mientras lo En efecto, como cabe esperar a partir de lo
anterior resultó posible. A mediados de los que acabamos de ver que sucedió con la
setenta una serie de circunstancias hicieron producción y la demanda de los distintos
que se derrumbara: 1. la crisis de la balanza grupos de productos, los precios al produc-
de pagos impidió mantener el ritmo de im- tor de los de consumo urbano crecieron
portaciones alimentarias; 2. La crisis Fis- mucho más rápidamente que los de expor-
cal puso fin a los subsidios de alimentos tación y los de mercado restringido. En tér-
3. los precios de los fertilizantes en el mer- minos reales (dividiendo por el índice de
cado mundial subieron enormente, redu- precios de la oferta y demanda global), en-
ciéndose su uso en la agricultura comercial tre 1950-51 y 1968-69 los primeros caye-
y por tanto los rendimientos; 4. empezaron ron en un 15°/o, mientras los segundos lo
a tocarse los límites de la posibilidad de hicieron en un 59°/o y los últimos en un
sustituir las exportaciones agrarias 3 . La cri- 34°/o. Es, pues, la caída en los precios
sis de alimentos resultante ha tenido graví- reales de los productos de exportación y
simas consecuencias sobre los estándares consumo urbano la principal causa del
nutricionales del Perú. fuerte descenso del poder de compra de la
La evolución de los precios de los producción agraria. Este es sin embargo un
alimentos y de los términos de intercambio tema que requiere mayor investigación.
campo-ciudad, han sido también objeto de
atención en la literatura de los setenta 4 . Ha habido también algunos esfuer-
En términos generales, la evolución zos para establecer el comportamiento de
de los precios estuvo en línea con el com- los términos de intercambio del campesi-
portamiento de la producción y la deman- nado serrano. Alvarez (1980: Cuadro 8),
da, aunque algunos aspectos no resultan trabajando con precios al productor de
plenamente claros. Thorp y Bertram (1978: ocho productos típicamente campesinos
Cuadro 13.11) y Twomey (1972: Cuadro y precios al consumidor de los artículos de
20) han mostrado que los precios al por la canasta de consumo típica de la sierra ru-
menor de los alimentos en las ciudades (re- ral, muestra un comportamiento fluctuan-
presentadas por Lima Metropolitana) ten- te entre 1961 y 1976, manteniéndose sin
dieron a crecer en los cincuenta y sesenta embargo el índice todos los años por deba-
ligeramente por encima del índice del costo jo del valor correspondiente a 1961, con
de la vida, siendo por tanto identificados excepción de 1975. En una perspectiva dis-
como causa de inflación. Esto era de espe- tinta, Maletta (1979) compmeba una soste-
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niela tendencia de los precios de los culti- miento, que también ha gozado de popula-
vos típicos de la agricultura campesina se- ridad hasta hace poco, es la de la descapita-
rrana a caer en relación a los jornales pa- lización de la agricultura durante los cin-
gados en la agricultura de la sierra, entre cuenta y sobre todo los sesenta y comien-
1942 y 1976. zos de los setenta. La investigación recien-
Los mecanismos de formación de te ha mostrado que es incorrecta: no hubo
los precios al productor y al consumidor de una retracción absoluta de la inversión agra-
los alimentos a nivel nacional y regional, y ria durante este periodo, aunque la eviden-
el papel allí jugado por los costos de trans- cia disponible parece indicar que se mantu-
porte, los márgenes de comercialización, el vo a niveles moderados. Como en el caso
procesamiento agroindustrial y la política de la producción, es la comparación con los
oficial de precios, son todavía poco conoci- demás sectores, donde la inversión se man-
dos. Twomey (1972) hizo un primer avan- tuvo muy alta al menos hasta 1968, lo que
ce, proponiendo un modelo grueso de for- hace parecer que hubo una retracción.
mación de precios orientado a establecer la Por el lado de la inversión en capital
relación entre precios de alimentos, deva- fijo agrario, ésta, aunque no fuera grande,
luación de la divisa e inflación. Esta línea tampoco fue insignificante. FitzGerald
de análisis no ha sido por desgracia conti- (1979:154) la estima en un 4°/o de la for-
nuada. Figueroa (1979) ha logrado recien- mación bruta de capital fijo en la economía
temente resultados interesantes en una nue- en 1960-68 y un 6°/o en 1969-76. Esto es
va dirección: la relación entre el precio fi- probablemente una subestimación dada la
nal de los alimentos y los ingresos rurales. dificultad para captar en las estadísticas
Muestra que una política de aumento de ciertas formas de inversión fija privada en
los precios al productor, encaminada a me- el agro, como mejoras en el stock ganadero,
jorar los ingresos rurales, tendría un impac- en las plantaciones permanentes o en las
to inflacionario bastante menor de lo que tierras. Aún así, los porcentajes no resul-
a priori podría suponerse. Pero, en conjun- tan demasiado bajos si se considera que la
to, este es un campo en el que queda toda- participación del sector agrario en el PBI se
vía mucho por hacer. mantuvo durante este periodo entre el
Otra cuestión, próxima a la ante- 16°/o y el 12°/o y que la relación capital-
rior, a la que me parece urgente que los producto en la agricultura era bastante más
economistas agrarios dediquen sus esfuer- baja que en otros sectores.
zos, es un análisis econométrico —que con-
tinúe el trabajo del CONESTCAR (1969) y Varios trabajos —especialmente el
de respuesta a las inquietudes de Thorp cuidadoso estudio de Maletta y Foronda-
( 1 9 6 9 ) - del impacto del proceso de cre- permiten seguir el comportamiento de los
cimiento de los cincuenta y sesenta sobre la distintos componentes del capital fijo
demanda de alimentos 5 . Habría que in- agrario.
vestigar aquí cuidadosamente el papel que El stock ganadero (medido en
las importaciones, el aumento de los rendi- unidades ganaderas uniformes) creció a un
mientos, la reorientación de cultivos y las ritmo pequeño pero positivo (1. l°/o anual)
alzas de precios al consumidor jugaron res- en el periodo intercensal 1961-72, obser-
pectivamente en enjugar el aumento de la vándose una tendencia al fortalecimiento
demanda. Y se debería tomar en cuenta de la mediana propiedad (Maletta y Foron-
tres tipos de consideraciones, que la infor- da 1980:68 y Hopkins 1981:98).
mación disponible hoy día -especialmente El parque de tractores tuvo un cre-
a partir de la ENCA y los análisis que la han cimiento rápido, expandiéndose a una ta-
seguido- permite incluir: la desagregación sa cercana al 5°/o anual en el periodo
por grupos de productos, la diversidad de 1951-77 (Maletta y Foronda 1980: Cap. 7).
las dietas y los cambios en la distribución La comparación de las cifras censales de
del ingreso. 1961 y 1972 revela, además, que en esos
once años hubo una expansión muy fuerte
Acumulación de la utilización de tractores y de energía
Otra tesis, paralela a la del estanca- mecánica en general, acompañada de una
Caballero: Balance de la investigación agraria 9

significativa 'democratización', en el senti- medio alrededor del 17 °/o en el período


do de extenderse a unidades medianas y 1950-74, pasando del 23.6 o/ 0 en 1950-59
pequeñas, especialmente en la costa (ver al 14.2 o/o en 1960-69 y al 18.6 o/o en
una discusión de este fenómeno en Figue- 1970-74 (Alberts 1981: 226). Hopkins
roa 1976: 111-124, Hopkins 1981: 109-11 (1981:136) presenta datos del CONÉST-
y Maletta y Foronda 1980: 131-6). Sin CAR (1969) que indican una participación
embargo, como Maletta y Foronda (1980: privada importante (especialmente en la sie-
152) reconocen: "Las áreas geográficas rra y la selva) en obras de irrigación, drena-
tractorizadas... son los más ricos valles de je, colonización y mejoramiento de tierras
la costa junto con las partes planas de la irrigadas en 1951-64. La participación pro-
sierra dedicadas a cultivos comerciales", medio de la inversión privada se estima en
Además, como insiste Alvarez (1974: 59 o/o frente a 41 o/ 0 de la pública. Final-
Cap. 2.2.3.), la tractorización favorece mente, Maletta y Foronda (1980: Cap. 9)
sobre todo a unos cuantos cultivos comer- muestran, a partir de las cifras censales, que
ciales, y hay claros indicios de que un gra- ha habido una 'democratización' en el uso
do relativamente bajo de tractorización del agua de riego, en el sentido de un im-
convive con la subutilización del parque portante aumento en el acceso a ella de las
disponible y un gran número de tracto- unidades medianas y pequeñas.
res averiados.
La comparación de las cifras cen-
sales de 1961 y 1972 permite también Tendencias semejantes se observan
constatar la expansión de otra forma de en el comportamiento de la inversión en
capital fijo: las plantaciones permanentes capital circulante.
(árboles frutales, plantas de café, té, co- Hopkins (1981: Cap. 5.3) y Maletta
ca, vid y olivos, especialmente). El ritmo
y Foronda (1080: Cap. 4) encuentran que
de crecimiento anual en el periodo inter-
censal fue superior al 4 ° / o (Maletta y Fo- durante las dos últimas décadas hubo una
ronda 1980: 96); fuerte expansión del volumen de fertilizan-
La inversión —pública y privada— tes químicos utilizado. Aunque éstos en
en irrigaciones, colonización y acondicio- parte sustituyeron al guano de las islas, la
namiento de tierras, ha tenido también suma de ambos tipos de fertilizantes arroja
cierta significación, como muestran Al- un moderado crecimiento en el contenido
berts (1981), Hopkins (1981), Maletta y de NPK utilizado, alrededor del 2.5 °/o
Foronda (1980) y Twomey (1972). Nue- anual para el periodo 1950/3-1975/7. La
vamente las medianas y pequeñas unida- comparación de las cifras intercensales ha
des comerciales parecen haber sido las más permitido así mismo comprobar un gran in-
dinámicas, aunque la evidencia disponi- cremento del número de unidades que uti-
ble no es concluyente sobre este punto. lizaron fertilizantes químicos y/o guano de
Maletta y Foronda (1980: 192), conti- las islas, que aumentaron 3.5 veces en el on-
nuando las series de Twomey (1972:6), cenio 1961-72. El crecimiento proporcio-
encuentran que en el periodo 1952 -76 nalmente mayor se registró en las unidades
se mantuvo el ritmo anterior (1905—52) medianas y pequeñas. La distribución re-
de expansión de la superficie irrigada de la gional del consumo de fertilizantes sigue
costa, a razón del 1.5°/o anual. Muestran sin embargo estando muy sesgada hacia la
también que la inversión pública en irriga- costa, donde se utiliza más del 80 °/o del
ciones -alrededor de un 90 °/o de la cual total (Figueroa 1976: 127). La expansión
estuvo concentrada en la costa- crece fuer- de los usuarios de fertilizantes en los depar-
temente entre 1950 y 1978: de un prome-
tamentos de la sierra está muy ligada al
dio anual de 219 millones en 1950-59 a
crecimiento del cultivo de la papa con fines
648 millones en 1960-69 y 2,491 millones
en 1970-78 6 . Como proporción de la inver- comerciales: en 1972 una cuarta parte de
sión total del gobierno central, la inversión los agricultores que sembraron papá (la in-
pública en irrigaciones se mantuvo en pro- mensa mayoría localizados en la sierra)
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utilizaron abonos comprados. Un tema tradicionalmente pasado


El crédito agropecuario, que es un por alto en los estudios sobre el sector agra-
buen indicador de la inversión en capital rio peruano, objeto sin embargo del análisis
circulante ya que el volumen prestado para de varios autores en los últimos años, es el
capitalización ha sido tradicionalmente de la industria agroalimentaría 7 . El rápido
muy bajo (alrededor del 5 °/o), ha crecido crecimiento del sector agroindustrial, que
también significativamente en las últimas FitzGerald (1979: 264) estima en un 6 o/o
décadas. En términos reales el crédito agra- anual entre 1960 y 1976, y !a gran impor-
rio casi se dobló entre 1960 y la segunda tancia cobrada por el consumo de alimen-
mitad de la década de 1970. Como porcen- tos procesados, han hecho que la agroindus-
taje del PB1 agropecuario, el volumen de tria reciba finalmente la atención de los
crédito se ha mantenido aproximadamente investigadores.
constante (entre el 16 °/o y el 18 °/o) desde
La expansión agroindustrial se pro-
1955, con una tendencia a crecer en la se-
dujo sobre todo en los complejos de lác-
gunda mitad de la década de los setentas
teos, molinerías (alimentos concentrados
(Haudry 1978: Cuadro 5, Maletta v Foron- para animales y harina para pan, fideos,
da 1980: Cuadro 13). Alvarez (1980), etc.), procesamiento de harinas (panifica-
Haudry (1978), Maletta y Foronda (1980), ción, fideos, galletas y similares), aceites y
Hopkins (1981) y Samaniego (1980), que grasas comestibles, chocolates y confitería,
han analizado el comportamiento del crédi- industria cervecera e industria avícola. Sus
to agrario en el Perú, coinciden en señalar principales características, puestas de mani-
varias tendencias: 1. un importante aumen- fiesto por la investigación reciente, pueden
to del número de usuarios, aunque éste sea resumirse en tres.
sin embargo reducido; 2. cierta expansión
del crédito hacia la sierra y sobre todo la La primera es el acusado grado de
selva, aunque la costa continúa siendo con monopolización que existe en la industria.
gran diferencia la región más favorecida; y Lajo (1980: 110), uno de los autores que
3. cierta expansión de los préstamos hacia más ha contribuido al estudio de este tema,
la pequeña y mediana agricultura, aunque calcula que en 1973 nueve grupos económi-
la gran agricultura sigue absorbiendo el cos controlaban el 36 °/'o del valor bruto
mayor porcentaje del monto prestado. producido en toda la industria alimentaria,
En resumen, la evidencia acumulada cifra que alcanzaría el 50 °/o si se excluye-
por la investigación reciente echa por tierra ra la industria azucarera. Estos porcentajes
la tesis de la descapitalización de la agricul- son bastante elevados si se tiene en cuenta
tura. Si bien es cierto que la inversión agra- que por su propia naturaleza la industria de
ria quedó bastante rezagada en relación a alimentos se presta bien a una producción
los otros sectores, los datos tienden a mos- en pequeña escala y de tipo artesanal 8 . El
trar: 1. un persistente aunque moderado grado de monopolización aparece más claro
crecimiento del capital agrario, mayor pro- cuando se consideran ramas particulares.
bablemente en los cincuentas que poste- Así, según manifiesta Lajo (180: 111):
riormente; 2. una tendencia al crecimiento ". . . los grupos Bunge, Nicolini y Cogorno
proporcionalmente más rápido de la inver- controlaban (en 1973) el 88 °/o de la pro-
sión en los sectores de mediana y pequeña ducción de la harina de trigo, base del pan
agricultura comercial; y 3. una cierta y de los fideos; los mismos Bunge, Nicolini
'democratización' del acceso a algunas for- y Purina producían 80 °/o de los alimentos
mas de capital agrario. balanceados, base de los pollos y los hue-
vos; nuevamente Bunge, Pacoclía (Unilever)
Agroindustria, alimentación y y Romero controlaban el 64 Q/'o de los acei-
política agraria tes, grasas comestibles y margarinas; y
Caballero: Balance de la investigación agraria
u
Carnation (norteamericana) y Nestló (suiza) repetidamente comparada con una indus-
controlaban el 100 °/o de la leche evapora- tria de "ensamblaje". González Vigil et al
da". A esto podemos añadir que la cuatro (1980:236) estiman que en 1974 el compo-
mayores empresas controlaban en 1973 el nente importado del precio final (41 soles)
63 o/o de la producción de cacao, chocolate de 1 Kg de carne de pollo era 26 soles, o
y confitería y el 61 o/o de la industrializa- sea un 63 °/o. Turne (1980:86) calcula que
ción de frutas y legumbres (Lajo 1980: en 1977 el componente importado; de una
109), y que dos grupos económicos (Nicoli- lata de leche evaporada era el 57 °/o del
ni y La Fabril) controlaban en 1974-77 el precio final; solamente la hojalata (íntegra-
69 o/o de la producción de fideos (Gonzá- mente importada) representaba un 25 °/o.
lez Vigil et al 1980:104). Las grandes com- La tercera característica de la agro-
pañías y grupos tienen en su mayoría carác- industria es su papel ambiguo y contradic-
ter transnacional (bien porque sean direc- torio en relación a la producción agraria y
tamente subsidiarios de transnacionales o a la demanda de alimentos. Podemos dis-
porque, sin serlo, se mantengan estrecha- tinguir aquí dos aspectos.
mente unidos a ellas a través de varios me- El primero concierne la relación en-
canismos) y tienen a operar además en va- tre agroindustria y producción nacional de
rias ramas 9 . insumos agroindustriales. No hay duda de
La segunda característica de la que la expansión del mercado agroindus-
agroindustria peruana es su fuerte depen- trial ha estimulado mucho en ciertos rubros
dencia de insumos importados. El caso más la producción de insumos agrarios, y que
importante es el de la harina de trigo: el las propias empresas transformadoras han
99 °/o del trigo utilizado por los molinos participado activamente durante cierto
industriales es importado 1 0 . En 1970-74 tiempo en el financiamiento de la produc-
las importaciones (CIF) de trigo representa- ción de insumos, la mejora genética, la ex-
ron anualmente en promedio 65 millones tensión técnica y, como consecuencia, la
de dólares, o sea alrededor del 70 °/o del mejora de los rendimientos. Este es el caso
total de importaciones de alimentos. En en la producción del maíz duro, cebada
1974-77 el valor fue de 108 millones de cervecera y especialmente leche 11 . Hay sin
dólares anuales (González Vigil et al 1980: embargo otros rubros, sobre todo el trigo y
61). Un fenómeno similar se presenta aun- en cierta medida las semillas oleaginosas
que en menor escala, en las otras ramas (por ejemplo la soya), en que la agroindus-
principales de la agroindustria. Lajo (1980: tria ha jugado el papel inverso: frenó desde
un inicio la producción agraria correspon-
117) calcula que en 1975-80 se importaron
diente, prefiriendo importar los insumos
el 45 o/o del maiz amarillo duro y el 99 °/o
necesarios. En el caso del trigo, la estrecha
de la soya (los dos principales insumos des-
vinculación entre las compañías molineras
tinados a la producción de alimentos ba-
y los grandes traders internacionales ha in-
lanceados para animales), el 76 °/o de la le-
clinado siempre a tas primeras (y como coi>
che utilizada por la industria láctea y el
secuencia de su presión, al Estado) a impor-
72 o/o de la cebada usada por la industria tar el trigo duro usado por la agroindustria,
cervecera. La industria avícola - e l subsec- en lugar de promover su producción inter-
tor de la industria alimentaria que más rápi- na y/o adaptar la tecnología para procesar
damente se expandió: entre 1964 y 1977 el trigo blando serrano 12 . En aquellos ru-
la producción de carne de ave se multiplicó bros en que el mercado agroindustrial y las
por siete- depende de la importación de ra- actividades de promoción de las plantas
zas reproductoras para postura y engorde, condujeron a una fuerte expansión de la
pollos BB, vacunas y medicinas y granos producción, a partir de cierto momento las
para la producción de alimentos balancea- Importaciones de insumos competitivos ein-
dos. No es pues de extrañar que haya sido
12 ARTÍCULOS

pezaron a frenar esa expansión. Quiero segunda explicación está en la relación en-
presentar la siguiente hipótesis sobre la evo- tre precio internacional de los insumos,
lución de esa relación entre agroindustria tasa de cambio e inflación interna. Aunque
y producción nacional de insumos, que la no se dispone de estudios detallados de esta
divide en dos etapas. cuestión, es evidente que las compañías
Ha habido una primera etapa (cu- agroindustriales son muy sensibles a las di-
yos límites temporales habría que estable- ferencias de precios en los mercados inter-
cer con precisión para cada caso) en que las no y externo. Parece que la combinación
plantas necesitaban asegurarse un mínimo de excedentes de lácteos y granos para la
de insumos domésticos (de leche fresca, por alimentación del ganado en los mercados
ejemplo), como parte de una mezcla ade- internacionales, sobrevaluación de la tasa
cuada de insumos, y en que la producción na- de cambio e inflación interna, estimularon
cional podía expandirse rápidamente a pre- durante el segundo período la importación
cios capaces de competir con los internacio- de insumos. Se encuentra finalmente la
nales debido a condiciones favorables parti- política oficial —a la que me referiré en ma-
culares 13 . Fue sobre todo durante.esta etapa yor detalle más adelante— de no otorgar
cuando se produjo el gran impacto de la ninguna protección arancelaria a la produc-
agroindustria en la reorientación de la agri- ción interna de insumos y, particularmente
cultura en muchos puntos del agro perua- durante los setenta, dar facilidades financie-
no. A ella le ha sucedido una segunda en ras y subsidios a su importación. A estas
que las compañías agroindustriales no tres razones podrían quizás añadirse algu-
muestran ya interés (o al menos el mismo nas consideraciones sobre la estrategia glo-
interés) en la expansión de la producción
bal de las transnacionales que operan en el
interna, y prefieren atender sus requeri-
sector agroindustrial peruano 15 , pero no es
mientos crecientes de insumos aumentando
fácil conseguir evidencia sobre esto.
las cantidades importadas.
En síntesis, así como en la primera
Parece haber tres explicaciones para etapa las importaciones de insumos parecen
este cambio. La primera, particularmente haber sido usadas para mantener un precio
relevante en los casos de la leche y la ceba- interno moderado y complementar la pro-
da cervecera, son los rendimientos decre- ducción nacional sin detener su expansión,
cientes. Durante el primer período se in- en la segunda han servido para frenar tanto
corporaron como abastecedores de insumos los precios como el crecimiento de la pro-
a los productores y tierras que por su tama- ducción interna e incluso, en oportunida-
ño, localización, calidad u otras razones te- des, directamente sustituirla.
nían las condiciones más favorables. A El conjunto de la argumentación
partir de aquí se entró en una situación de anterior es solamente una hipótesis basada
tipo ricardiano: se había completado ya un en un conjunto disperso de datos, que
primer nivel de aumento de los rendimien- aguarda ser sustentada y desarrollada por
tos (de mejora genética, por ejemplo), las evidencia más firme. Este es un terreno
actividades de promoción de la compañías donde la investigación ha avanzado todavía
mostraban rendimientos marginales rápida- poco. Los estudios disponibles sobre la
mente decrecientes, y la distancia de los agroindustria peruana —con frecuencia do-
nuevos abastecedores aumentaba sensible- minados por un afán de denuncia más que
mente los costos de transporte. En tales de explicación (y débiles por tanto en la
condiciones, sin un aumentó de los precios denuncia)- han acumulado valiosos datos
y/o una importante inversión para intensi- sobre las características estructurales del
ficar la producción, no podía sostenerse el capital agroindustrial, pero no nos han di-
ritmo de crecimiento del abastecimiento cho mucho sobre su lógica de funciona-
interno a las plantas procesadoras 14 . La miento y su forma de operar en los merca-
Caballero: Balance de la investigación agraria
13
dos, fuera de repetirnos lo que ya sabía- decidió además no producir leche en polvo,
mos: que va buscando la ganancia. Hacia que hubiera sido una forma más barata y
estas cuestiones debería a mi juicio orien- eficiente de atender los requerimientos de
tarse ahora la investigación. la población, especialmente la de bajos in-
Lo anterior no agota los efectos gresos, e impidió con éxito hasta 1980 que
contradictorios del desarrollo agroindus- el Estado autorizara su importación, salvo
trial. Estos se muestran también en la rela- como insumo agroindustriaí 18 . La vertigi-
ción entre la agroindustria y la demanda nosa expansión reciente (entre 1970 y
interna de alimentos. De un lado, la indus- 1977) de la industria avícola fue en parte
tria agroalimentaria fue capaz de responder una respuesta al lento crecimiento de la
rápidamente a la fuerte expansión de la de- producción de carne de res en los cin-
manda de alimentos durante las dos déca- cuenta y sesenta (en relación al fuerte au-
das anteriores a 1975. Por tanto, contribu- mento de la demanda de carnes, pues entre
yó en forma importante y exitosa a mante- 1950 y 1970 creció sólo al 2.7 o/o anual) y
ner abastecida a ¿na población rápidamente a la restricción de su consumo mediante la
creciente (especialmente urbana) a precios imposición de una veda en 1971. En los
que no subieron demasiado. De otro lado, setenta la carne de ave sustituyó en buena
ese éxito en responder rápidamente a la de- medida a la de res 19 . La producción de
manda se basó en bienes que no se ajusta- carne de res creció despacio hasta 1971 (es-
ban bien al tipo de recursos o necesidades tancándose después como consecuencia de
nacionales y que apenas incorporaban a los la veda) debido a la competencia de la car-
productores más pobres del país: los cam- ne importada y a la total ausencia de una
pesinos serranos. Los tres mejores ejemplos política de promoción. Puesto que, como
son el pan francés, la leche evaporada y la indiqué, la carne de ave tiene un alto con-
carne de ave. tenido importado, las divisas ahorradas en
El pan tipo francés se produce, co- la importación de carne de res fueron com-
mo indiqué, a partir de trigo en un 99 o/ 0 pensadas por las gastadas en importar insu-
importado. Su enorme difusión (así como mos para ía producción de carne de ave, sin
la de los fideos, también producidos con que se produjera un ahorro 20 . El efecto, en
trigo importado) ha supuesto, de un lado, cambio, de la sustitución de carne de res
una carga cada vez más pesada en la cuenta por la de ave fue limitar el mercado para los
de importaciones y ha impedido, de otro, campesinos serranos, que son los principa-
que el campesino andino participara en el les criadores de ganado vacuno. Durante
abastecimiento de la demanda creciente de los años 1975-77 la política de promover la
pan 1 6 . Una política de protección a la pro- carne de ave a costa de la de res logró que
ducción triguera nacional y de populariza- el consumo conjunto de ambas carnes au-
ción en el consumo urbano del pan produ- mentara un 9 °/o en relación a 1970, tras
cido con el trigo blando de la sierra o con una caída del 17 o/ 0 en 1971-74 21 . Mejor
una mezcla de harinas, hubiera logrado resultado se hubiera logrado con Una políti-
esto último y hubiera reducido el creci- ca de fuerte apoyo a la producción interna
miento de las importaciones de trigo 17 . En de carne de res y crecimiento moderado de
el caso de la leché, la invasión del mercado la industria avícola,-con la ventaja adicional
por las latas de leche evaporada producidas de favorecer al campesinado serrano —en
por Perulac (Nestlé) y Leche Gloria (Carna- lugar del mediano y gran capital, sobre to-
tion) ha limitado el desarrollo de cuencas do limeño, y las compañías agroindustria-
locaies y plantas pasteurizadoras para el les, que son quienes dominan la produc-
abastecimiento de leche fluida, que podrían ción avícola— y reducir el crecimiento de
haberse distribuido ampliamente en la las importaciones.
geografía del país. La industria lechera El crecimiento del consumo de ali-
14 ARTÍCULOS

montos procesados por ia agroindustria es medios.


parte de un fenómeno más general ai que En un documentado trabajo, Sama-
también ha prestado atención la investiga- niego (1980) ha insistido en dos consecuen-
ción reciente: los cambios en la dieta ali- cias de esta evolución del patrón de consu-
mentaria 22 . Estos se pueden resumir del mo de alimentos: 1a dependencia alimenta-
siguiente modo. En primer lugar, se ha pro- ria y el deficiente uso de los recursos agro
ducido lo que Hopkins (1981: Cap. 7.2) pecuarios nacionales. La dependencia ali-
acertadamente llama un tránsito del plato mentaria está asociada a la gran expansión
regional al menú nacional, caracterizado de la agroindustria y sus importaciones de
por la sustitución del consumo de alimen- insumos, antes señaladas, pues la propor-
tos en estado natural por el de procesa- ción que se importa de los alimentos direc-
dos 23 , y por la 'internacionalizado!!' de la tamente destinados al consumo final no es
dieta, cada vez más semejante a la de los grande, especialmente desde que la carne
países templados europeos y norteamerica- de ave sustituyó la mayor parte de las im-
nos 24 . Segundo, el 'menú nacional', que se portaciones de carnes rojas 25 . De otro lado,
ha vuelto dominante en la dieta urbana, ha Samaniego (1980:218) indica —con mucha
comenzado también a expandirse en las r a z ó n - que: "El patrón de consumo de
áreas rurales. Sigue aquí, no obstante, pre- alimentos que tiene cómo base a productos
dominando (sobre todo en la sierra y selva) del trigo, iácteos, aceites vegetales, carne
una dieta distinta, apegada a los recursos y de pollo, huevos y carne de vacuno, es el
costumbres locales. Ha habido pues una resultado histórico del desarrollo de la agri-
polarización en la dieta. Probablemente en cultura y de la industria de los países cen-
ningún otro momento de la historia post- trales ubicados en climas templados". Y
colombina del Perú hubo tal distancia entre luego de analizar las características de los
lo que consume el ciudadano medio de recursos agropecuarios en estos países, con-
Lima o Trujillo, por ejemplo, y el del cam- cluye: "En general, puede considerarse que
po serrano. En la 'dieta urbana' las princi- en los países centrales el patrón de consu-
pales fuentes calóricas son: arroz, pan, azú- mo de alimentos predominante guarda una
car (blanca), aceites y grasas y, en menor relación lógica con los recursos agropecua-
medida, fideos , papa y leche; y las princi- rios y clima. Sin embargo, ese patrón de
pales fuentes protéicas: leche, carne de res, alimentos en países con condiciones geo-
pollo, huevos y pescado. En la 'dieta rural' gráfico-ecológicas como las del Perú y espe-
(especialmente serrana), por el contrario, cialmente de limitados recursos agropecua-
dominan la papa, el trigo, el maíz y la ceba- rios, es contradictorio al desarrollo de su
da y, en menor medida, las grasas y el azú- agricultura e industria nacional".
car (rubia) corno fuentes energéticas; las
proteínas se obtienen sobre todo de los La cuestión de cuál es el patrón
propios cereales, de ciertas legumbres y de alimentario que mejor se adapta a los re-
algunas carnes como las de ovino, porcino cursos nacionales es un tema urgente a in-
y cuy. Tercero, dentro mismo de la dieta vestigar. Los agrónomos peruanos vienen
urbana hay una diferenciación claramente desde hace tiempo trabajando sobre él, aun-
ligada a los niveles de ingreso. Así, por que con enfoques más bien microregiona-
ejemplo, el arroz, la papa, el camote, las le- les. Los economistas le han prestado poca
gumbres, el pescado y las menudencias se atención, sin embargo. Un esfuerzo con-
consumen en mayor proporción en los es- junto en este terreno, con una perspectiva
tratos bajos; ¡a carne cíe res, la leche fresca, nacional más que microregional, es de la
los huevos, el pan y las frutas en los altos; mayor importancia, y creo que existen las
la carne de pollo se consume en todos los condiciones para que llegue a resultados
estratos pero sobre todo en ios de ingresos interesantes en un plazo corto.
Mi hipótesis es que un 'menú' más
Caballero: Balance de la investigación agraria 15

adaptado a los recursos nacionales debería 'mcníi nacional' más próximo a ia 'dieta
incorporar en mucha mayor medida a ios rural' tendría efectos positivos sobre los ni-
tubérculos serranos (papa, oca, olluco), los veles nutricionales, Pero además de las con-
cereales serranos (trigo blando, maíz blan- sideraciones de eficiencia en el uso de los
do, quinua, cañahua), las legumbres,, la recursos, es claro que e! actual patrón ali-
yuca, las frutas y las verduras. Me parece mentario es francamente inadecuado desde
posible aumentar rápidamente la produc- el punto de vista de la distribución de! in-
ción de todos los productos anteriores, so- greso y el equilibrio regional, por marginar
bre todo mejorando los rendimientos. Un al campesinado serrano. En realidad, la
'menú" así incorporaría mucho más a la eficiencia en el uso de ios recursos y ¡os
sierra al abastecimiento del mercado na- efectos sobre los ingresos no se pueden tra-
cional, llevando a una mejor y más plena tar por separado: la mejor utilización de los
utilización de las áreas de secano serranas. recursos sólo se puede juzgar en relación a
En la actualidad, el 'menú nacional' su capacidad para aumentar los ingresos y/o
está basado en la producción agraria capi- mejorar su distribución. Como he argu-
talista costeña, en mucha menor medida en mentado en otro lugar (Caballero 1980:
la de las áreas irrigadas de la sierra, y en Ensayos 3 y 4), los recursos agropecuarios
proporción alarmantemente creciente, co- serranos no sólo interesan porque pueden
mo hemos visto, en las importaciones. servir para aumentar la cantidad de alimen-
Samaniego (1980:224) calcula que, en tos a disposición de la nación, sino también
1975, de la superficie cosechada de los porque sobre ellos se asienta una población
cultivos directamente ligados a la canasta (cerca del 25 °/o de las familias más pobres
de consumo urbana, el 70 o/o estaba en la de país) cuya única oportunidad de mejorar
costa, el 24 0/o en la sierra y el 6 °/o en la su situación económica depende —y depen-
selva. En cambio, según el censo de 1972, derá con seguridad por un largo tiempo-
los porcentajes de tierras utilizadas por de que esos recursos puedan ser más y me-
regiones, transformando a hectáreas estan- jor explotados. Contra lo que creyera
darizadas, son: 42 °/o en la costa, 47 °/o Stuart Mili, las leyes de la producción y las
en la sierra y i 1 °/o en la selva (Caballero y de la distribución no pueden separarse en
Alvarez 1980: Cuadro 2). La agricultura una economía de mercado: éste las mantie-
capitalista costeña tiende además a despla- ne irremediablemente atadas.
zar a los productores serranos de los mer- El terna de la dependencia alimen-
cados urbanos en aquellos productos de taria merece un par de comentarios adicio-
origen campesino/andino que se mantienen nales.
en la dieta urbana. El caso más importante El primero es que un esfuerzo por
es la papa. Como resultado de la expansión reducir la dependencia alimentaria no tiene
de su cultivo en los valles del norte y sur de por qué ir acompañado, al menos en las
Lima durante los setenta, la participación condiciones peruanas, por una reducción de
del campesinado serrano en el abasteci- las exportaciones de origen agrario. En el
miento de papa a Lima cayó del 46 °/'o cultivo costeño de algodón y azúcar, donde
en 1971 al 11 °/ Q en 1978 (Samaniego las tierras podrían sin dificultad dedicarse
1980:228). a otros usos y hay por tanto competencia
Aunque todavía no se ha investiga- entre exportación y mercado interno, ya
do sistemáticamente la eficiencia del actual se ha producido - c o m o vimos antes- la
patrón alimentario, los datos que da Torres sustitución del mercado externo por el na-
!a Jara (1980) sobre el precio implícito por cional, mediante el cambio de cultivos (al-
caloría en varios alimentos parecen mostrar godón por maíz-sorgo o papa) y el aumento
que es poco eficiente 26 , Y la información del consumo interno. No rae parece acon-
que presenta Ferroni (1979) sugiere que un sejable tratar de reducir las áreas sombra-
16 ARTÍCULOS

das; el margen que queda es pequeño (salvo en cuatro razones distintas.


en el algodón de fibra extra-larga de Piura, La primera es su efecto positivo so-
que por sus características especiales sería bre los ingresos y su distribución (personal,
oportuno mantener) y hay que prever futu- sectorial y regional), mencionado más arrir
ras expansiones del consumo interno de ba. La segunda es la necesidad de aislar en
ambos productos. En la producción de la medida posible el precio interno de los
lanas y café hay poca competencia por los alimentos de las fluctuaciones de los pre-
recursos: son escasos los usos alternativos cios internacionales y de los movimientos
de los pastizales serranos y de las laderas de la tasa de cambio. Con fuerte depeden-
sembradas de la ceja de selva. Lo mismo cia alimentaria, es 1111 país pobre, como el
se aplica a otros productos de exportación Perú, en que el gasto de alimentos es un
menores situados en la ceja de selva, como porcentaje alto del ingreso familiar, la tasa
el cacao y el té. de cambio se convierte en una variable de
Más aún, es posible aumentar bas- política económica rígida, cuya modificación
tante las áreas sembradas concultivos de ex- supone un costo social muy alto: las de-
portación en la selva alta y baja e introducir valuaciones aumentan automáticamente el
nuevos cultivos exportable, sin competir precio de los alimentos, empujando violen-
con la producción para el mercado interno. tamente hacia arriba la tasa de inflación;
Y la mejora de los pastos altoandinos y del las revaluaciones reducen automáticamente
ganado ovino y auquénido podría simultá- la competitividad de la agricultura nacional
neamente aumentar la exportación de lanas frente a las importaciones, disminuyendo el
y el consumo interno de carnes. Una polí- ingreso de los productores. Los aprietos
tica de reducción de la dependencia alimen- fiscales debidos al aumento de los subsidios
taria podría, pues —y a mi juicio debería—, que siguió a las fuertes alzas del precio in-
ir acompañada por otra de expansión de las ternacional de los granos en 1973, y los
exportaciones de origen agrario. Merece graves efectos sobre los precios de los ali-
la pena señalar esto explícitamente porque mentos de las devaluaciones que han segui-
en algunos análisis de la agricultura peruana do a la crisis iniciada en 1975, dejan poco
pareciera que la reducción de la dependen- lugar a dudas sobre esto. La tercera razón
cia alimentaria implica una tendencia a la se refiere a la disponibilidad de divisas. Es
autarquía. No es así. claro que la reducción de la dependencia
alimentaria dejaría más divisas libres para
El segundo comentario se refiere a
otros usos. Una argumentación refinada en
la cuestión de la ventaja comparativa. Esta
favor de la especialización de acuerdo a la
es ciertamente un principio de asignación
ventaja comparativa tendría naturalmente
de recursos que hay que tener en cuenta en
en cuenta la utilización de divisas, intentan-
cualquier ejercicio de planificación. Pero do comprobar —lo que no me parece fácil—
no es ni un principio supremo ni, por su- que es más rentable asignar divisas a la im-
puesto, el único a considerar. Puede -y portación de alimentos que tratar de pro-
suele— además entrar en conflicto con ducirlos internamente. Si alteramos los
otros. Sus pros y contras deben ser puestos términos y nos preguntamos cuál es la me-
en la balanza en cada oportunidad. No se jor manera de aumentar la disponbilidad
trata sólo de ventajas dinámicas frente a total de divisas, las ventajas de reducir la
estáticas o de infant industry arguments. dependencia alimentaria pueden aparecer
En el caso presente, la reducción de la de- más claras. No hay cálculos sobre esto
pendencia alimentaria mediante el impulso -sería útil que algún economista se anima-
de un nuevo patrón de producción/alimenta- ra a hacerlos—, pero no me parece optimis-
ción, que utilice mucho más intensamente ta suponer que, dentro de ciertos límites de
recursos agropecuarios pobres como los de tiempo y montos invertidos, se podrían
la sierra (sin ventaja comparativa), se basa
Caballero: Balance de la investigación agraria 17

generar más divisas por sol invertido en au- precios moderados para los consumidores
mentar la producción agraria interna (y con extensión técnica y crédito, una polí-
reestructurar la dieta) para sustituir importa tica de incentivo mediante precios de refu-
ciones de alimentos, que en aumentar las gio y un sistema eficiente de comercializa-
exportaciones mineras, petroleras, pesque- ción estatal.
ras o manufactureras. ílay, finalmente, una
razón política en contra de la dependencia Economía campesina
alimentaria, que por difícil de evaluar no La investigación sobre el campesi-
deja de tener importancia: reducir la vulne- nado peruano estuvo tradicionalmente re-
rabilidad frente a los países y compañías servada a los antropólogos y —menos— los
con fuerte control sobre el comercio inter- sociólogos rurales, los historiadores y los
nacional de alimentos, básicamente Estados científicos políticos interesados en movi-
Unidos y las transnacionales alimentarias. mientos campesinos. En los últimos cinco
México, por ejemplo, un país que tradicio- años los economistas, han comenzado a
nalmente ha tenido bastante celo de su so- ocuparse del tema (o quizás debería decir
beranía —y que se encuentra en medio de hemos pues me incluyo entre los 27
que han
una importantísima negociación con Esta- escrito recientemente sobre él) . Los re-
dos Unidos sobre las ventas de petroleo y sultados han sido estimulantes: el conoci-
gas—, ha comenzado a cuestionar seriamen- miento de la economía campesina andina
te su vulnerabilidad alimentaria, alarmado ha avanzado en varias direcciones. Resumi-
por sus crecientes importaciones de granos. ré estos avances ordenándolos alrededor de
Concluiré esta sección con un co- cinco temas: tamaño y características gene-
mentario sobre la política agraria. No ha rales del campesinado; incorporación al
habido característica más consistente en la mercado; organización y racionalidad eco-
política económica del Perú de los últimos nómica; diferenciación; y desarrollo capita-
veinte años que su sesgo pro-urbano. Se ha lista y economía campesina.
hecho con la agricultura exactamente lo
contrario que con la industria. Mientras la Tamaño y características generales
segunda recibió a partir de la Ley de Pro- Según la definición y métodos de
moción Industrial de 1959 una protección cálculo usados, el número de familias cam-
indiscriminada, la primera estuvo sujeta a pesinas puede estimarse entre 0.6 y un mi-
una desprotección igualmente indiscrimi- llón en "197228, estando a mi juicio más
nada: no ha habido ninguna protección próximo a la última cifra; si fuesen, por
arancelaria; las exportaciones estuvieron ejemplo, alrededor de novecientas mil, las
fuertemente gravadas; los precios de los familias campesinas representarían el 27 °/o
alimentos fueron intermitentemente objeto de las del país aproximadamente. La ma-
de regulaciones y controles para mantener- yor parte del campesinado (cerca del 80 °/o)
los bajos; las importaciones competitivas se encuentra en la sierra. Hay una serie de
de alimentos han sido subsidiadas durante indicaciones de que el tamaño del campesi-
varios periodos; y el precio interno de los nado ha crecido sólo muy lentamente des-
productos de importación fue mantenido de - a l m e n o s - 1961. La población rural,
artificialmente bajo en varios años. En por ejemplo, creció sólo al 0.47 o/o en el
suma, la política se orientó consistente- período iñtercensai (1961-72), decreciendo
mente a abaratar los alimentos en los mer- inclusive en algunos departamentos (Ma-
cados urbanos a costa de un sostenido letta 1980:12). La población económica-
desincentivo para la agricultura. El único mente activa en la agricultura de la sierra
caso en que la política agraria puede presu- creció aún más despacio29en el mismo perío-
mir de éxito es él del arroz. Esto fue por- do: al 0.26 o/o anual (Caballero Í981:
que se supo combinar el mantenimiento de 138).
18 ARTÍCULOS

Algunas de las características clási- al igual que una vasta literatura antropoló-
cas del campesinado han retrocedido sensi- gica sobre la 'modernización' del campesi-
blemente. Las culturales que resultan más nado andino— apunta hacia la existencia de
fáciles de medir son las relativas a educa- importantes cambios, y es claro que el cam-
ción formal y lenguas autóctonas. La po- pesinado ha vivido una fuerte transforma-
blación analfabeta en el área rural, por ción cultural y comercial en los últimos 30
ejemplo, pasa del 42 o/o en 1961 al 34 o/ 0 años, ello'no ha ido acompañado de una
en 1972, en varones, y del 76 o/ 0 al 69 o/o, verdadera revolución económica: tomada
en mujeres, siendo el cambio mucho más en su conjunto la economía campesina
pronunciado en ios jóvenes. La escolaridad andina se mantiene a un nivel de reproduc-
infantil en áreas rurales ha aumentado mu- ción simple desde hace al menos dos déca-
cho, llegando al 90 o/o. Ha habido así mis- das; la producción, los rendimientos, el
mo una disminución relativa de la pobla- capital acumulado, los ingresos y la pobla-
ción quechua y aymara hablante y una caí- ción han crecido poco o nada 3 0 . Aun cuan-
da absoluta y relativa de la que no habla do el campesinado en su conjunto no tiene
castellano, que en el área rural era alrede- capacidad de acumular —como muestran
dor del 20-25 o/ 0 en 1972 (Maletta 1978: directamente los bajísimos promedios de
21-26). La sujeción a relaciones de tipo ahorro/inversión encontrados en las encues-
semifeudal, especialmente el pago de rentas tas de presupuestos familiares de Figueroa
de campesinos a terratenientes, era reduci- (1981:56) y González (1980:56)-, hay sin
da ya en 1961 y disminuye aún más después, embargo acumulación individual y creci-
incluso antes de la reforma agraria. Una re- miento en ciertas áreas particulares, así
visión de las cifras censales de 1961 y 1972 como una importante diferenciación cam-
y de alguna otra información numérica me pesina. Hay también una alta tasa de creci-
permitió constatar (Caballero 1981:318): miento vegetativo - a u n q u e no de la pobla-
"1. la escasa significación del colonato a ción, debido a la fuerte emigración perma-
finales de los años 50 y comienzos de la nente, con probabilidad superior al 1 °/o
década de 1960; 2. la importancia relativa- anual (Caballero 1981:145)-, y ha habido
mente reducida que tenía la sujeción al pa- una rápida incorporación de los campesinos
go de rentas (en dinero, especie o trabajo) al mercado. La situación global de repro-
por conducción de tierras ya en 1961; 3. la ducción simple no hay pues que entenderla
expansión de las economías campesinas en como un estado de inmovilismo: se produ-
la década de 1960 a costa de las tierras de ce —y reproduce— en un contexto de fuer-
las unidades mayores; y 4. la gran pérdida tes cambios.
de importancia que experimentó la sujeción
al pago de rentas durante esa década". Los Incorporación al mercado
campesinos peruanos son fundamentalmen- Desde época temprana en el perio-
te propietarios o poseedores libres de sus do colonial el campesinado andino partici-
tierras; en una proporción que desde la se- pó en el mercado, no se conoce bien, sin
gunda mitad de la década de los 60 pode- embargo, cómo evolucionó esa participa-
mos con seguridad situar por encima del ción hasta llegar a su fuerte incorporación
80 o/o. Viven por lo general agrupados en los setenta, mostrada por la investiga-
en comunidades o aldeas, muchas de las ción reciente. Un conjunto de evidencias
cuales tienen ciertas formas propias de indirectas y de estudios monográficos
organización y un derecho formalmente tienden a indicar que la participación se
aceleró en los cincuenta y sesenta, sobre to-
colectivo sobre la tierra, aunque el uso es do por la apertura de carreteras. Un tema
individual/familiar y se transmite por he- que merece atención, todavía no estudiado,
rencia. es el papel que jugó la 'destrucción de la
Aun cuando la información anterior economía natural' en la ampliación del
Caballero: Balance de la investigación agraria 19

mercado interno y el crecimiento económi- las, ganaderos, artesanales), del comercio y


co de los cincuenta y sesenta. Si se llegara del trabajo asalariado. La participación de
a comprobar que ha tenido cierta impor- esta última fuente es importante. Figueroa
tancia y que como parece posible- el (1981: 75) la estima en un 19 o/o del ingre-
proceso de sustitución de ingreso natural so total (monetario más natural) para el
por mercantil se agotó en ios setenta, se po- promedio de las comunidades por él estu-
dría concluir que el capitalismo peruano ha diadas. González (1980: 46) encuentra en
perdido una de sus fuentes de energía, al las comunidades de la Pampa de Anta un
menos en ciertas ramas (vestido, calzado, promedio también del 19 o/o. Esta cifra,
bebidas y algunos tipos de herramientas y sin embargo, probablemente subestima la
bienes de consumo duradero, por ejemplo); participación del ingreso salarial en el con-
un freno de tipo luxemburguíano a su ex- junto de la sierra pues el campesinado de
pansión.- Pero esto es por el momento espe- la sierra sur está en "general menos 'salariza-
culación solamente. do' que el del centro o el norte. El prome-
La incorporación se refiere a los dio serrano parece estar comprendido entre
mercados de bienes y trabajo. Sobre la base el 25 y el 35'o/o (Caballero 1981: 218-20).
de los datos de la ENCA, procesados por Los ingresos salariales proceden de
Amat y León y León (1977), los de un es- dos fuentes: el mercado local de trabajo y
tudio sobre el campesinado de Cajamarca mercados de trabajo distantes donde la par-
(CRIAN 1974) y los de varios estudios de ticipación implica una migración temporal.
ingresos campesinos realizados por COMA- No hay datos globales sobre la importancia
CRA, concluí (Caballero 1981: 228) que a relativa de cada cual. En las comunidades
comienzos de la década de los 70 el prome- estudiadas por Figueroa (1981: 79) el 57 °/o
dio de la participación del ingreso moneta- del ingreso salarial procede del mercado lo-
rio en el ingreso total de las familias campe- cal, y en las estudiadas por González (1980 :
sinas serranas debía estar comprendido en- 46) el 81.2 o/o, pero éstas últimas son un
tre el 65 y el 80 o/o. A la luz de otros tra- caso especial pues las oportunidades de em-
bajos este estimado me parece ahora un po- pleo en la ciudad del Cuzco forman parte
co alto; creo que un margen del 60 al del mercado local. En general, sin embárgo,
70 °/o es más razonable. Así, Maletta no hay duda de la importancia del mercado
(1978: 33), a partir de una reinterpretación local de trabajo en el campo serrano —un
de los datos dé la ENCA, estima la partici- mercado fundamentalmente temporal/
pación del ingreso monetario para la sierra eventual para labores agropecuarias- y de
rural (donde están incluidas familias no que el campesinado participa activamente
campesinas) en 69.8 °/o en el norte, en él como oferente "y demandante. Así,
70.1 o/o en el centro y 55.8 o/ 0 en el sur. Maletta (1978: 41), a partir de los datos del
Los datos del estudio de Figueroa (1981: censo de 1972, estima en un 40.6 °/o el
69) sobre ocho comunidades de la sierra porcentaje de la superficie cultivada de la
sur (que se encuentran probablemente en sierra correspondiente a unidades agrope-
el extremo inferior de la incorporación al cuarias que han empleado trabajo asalaria-
mercado) indican una participación del do (permanente y/o eventual, en su mayo-
ingreso monetario bruto "(o sea incluyen- ría lo segundo) 31 . También según el censo
do insumos comprados) en el ingreso total de 1972, un 37.5 o/ 0 de las unidades agro-
(bruto) que va del 31.0 o/o al 59.2 o/o, con pecuarias de la sierra contrataban mano de
un promedio del 50.5 o/ 0 . Los resultados obra asalariada eventual y un 1.2 °/o per-
de una encuesta a diez comunidades de la manente (Caballero 1981: 121). Es intere-
Pampa de Anta (también en la sierra sur, sante que el porcentaje de contratación de
pero más mercantilízadas que las de Figue- trabajo eventual varía poco con el tamaño
roa por su proximidad a la ciudad del Cuz- de las unidades agropecuarias, lo que indica
co) arrojan un promedio del 63.0 o/o que los campesinos párticipan como deman-
(González 1980: 46). dantes eventiiales de trabajó asalariado, jun-
to a los medianos propietarios y los terrate-
Los ingresos monetarios campesinos nientes. Por último, Amat y León y León
proceden de la venta de productos (agríco-
20 ARTÍCULOS

(MEF 1977: Cuadro 40, Anexo Estadísti- Diferenciación campesina


co) estiman, basándose en los datos de la Como en el caso anterior, la infor-
ENCA, que en el área rural peruana, en los mación sobre la situación en los setenta es
dos estratos más bajos de ingresos, el por- también aquí más abundante que sobre la
centaje de familias con ingresos salariales es evolución, y sólo fuentes parciales permiten
alto: 33.4 o/ G y 55.8 ° / 0 respectivamente. inferir que la diferenciación campesina se
El porcentaje de familias en que la princi- aceleró en los cincuenta y sesenta. Es claro
pal fuente de ingreso es el trabajo asalaria- que en los setentas las desigualdades de re-
do es: 13.9 o/o y 29.2 o/o 32 . cursos e ingresos en el seno del campesina-
do eran fuertes, tanto entre aldeas campe-
Dos muestras más de la importancia sinas como dentro de éstas.
de la incorporación del campesinado al Comencemos por los recursos. De
mercado son el papel marginal del inter- un lado, los datos a nivel distrital del censo
cambio por trueque y la dependencia de ali- de 1972 indican diferencias significativas en
mentos comprados. Figueíoa y González el promedio de tierras y ganado por unidad
presentan información sobre ello. El true- agropecuaria entre distritos. De otro, los es-
que tiene escasa significación: en las comu- tudios monográficos de comunidades y
nidades estudiadas por Figueroa (1981: 65) otras aldeas campesinas (por ejemplo los de
es en promedio un 5.6 °/o del valor total COMACRA) coinciden en mostrar" diferen-
del intercambio; en las estudiadas por Gon- cias importantes en la cantidad de tierras y
zález (1980: 43) sólo se intercambia por ganado por familia dentro de una misma lo-
trueque 1.4 °/o de la producción de papas, calidad. Es posible que ambas fuentes exa-
3.5 o/o de la de maíz, 0.9 o/ 0 de la de ceba- geren la desigualdad real debido a que no
da y nada de la de habas. La compra de ali- toman en cuenta las diferencias en la cali-
mentos es, en ambos casos, el principal ru- dad de las tierras y el tamaño de las familias.
bro del gasto, alcanzando un 48.5 %> (in- Los datos sobre las comunidades de la Pam-
cluyendo aguardiente y coca) del gasto mo- pa de Anta presentados por González
netario en las estudiadas por González (1980: 13) sortean al menos'parcialmente
(1980: 54) y un 44.2 o/o en las estudiadas el problema de la calidad de las tierras al
por Figueroa (1981: 81). reducir los terrenos con riego, de secano, de
pastos naturales y en descanso a hectáreas
En resumen, la investigación recien-
homogéneas. Aún así, la desigualdad es im-
te ha puesto de manifiesto que llegada la
portante: el coeficiente de Gini para el
década de los setenta el campesinado andi-
conjunto de la muestra es 0.46.
no se encontraba profundamente incorpo-
rado al mercado: "en promedio, más del Disponemos de mejor información
60 o/o del ingreso es monetario; la produc- sobre las diferencias de ingresos. El procesa-
ción vendida de productos agropecuários es miento de los datos de la ENCA realizado
algo mayor que la autoconsumida33 ; la par- por Amat y León y León (1977) me permi-
ticipación en el mercado de trabajo (local y tió concluir que: "Las diferencias de ingre-
no local) es fundamental para la reproduc- sos dentro del área rural serrana parecen ser
ción de la economía campesina; y lós cam- similares a las que existen dentro del Perú.
pesinos no sólo aparecen én el mercado de Es decir, a un nivel muy inferior de ingreso
trabajo eventual como oferentes, también, promedio la sierra parece reproducir el pa-
aunque desde luego en menor medida, co- trón sumamente désigual dé distribución
mo demandantes. En consecuencia, si al del^ ingreso que caracteriza al conjunto del
analizar las tendencias generales de la pro- país. Este patrón es aproximadamente el
ducción y la alimentación comprobamos siguiente: ordenando por separado las fami-
que su patrón de evolución ha tendido a lias peruanas y serranas en orden creciente
marginar al campesinado andino, ello no de ingresos, en ambos casos la mitad del in-
significa que no lo haya incorporado al greso iba al 86 o/o de las familias que pode-
mercado; significa que esa incorporación es mos llamar 'pobres' (en relación a su res-
tal que no genera un aumento ni en la pro- pectiva distribución), un 20 o/ 0 iba a un
ducción ni en los ingresos de los campesinos. 9 o/o de familias 'medias' y un 30 o/o del
Caballero: Balance de la investigación agraria 21
ingreso a un 5 °/o de familias 'ricas' " (Ca- agropecuarias de ingresos y la desigualdad,
ballero 1981: 210-11). Lo anterior se re- y, recíprocamente, el papel de la desigual-
fiere al conjunto de la sierra rural, pero los dad en los recursos "agropecuarios (por
resultados obtenidos por Webb (1977: Cua- ejemplo, tierras) en promover/permitir el
dro A.4), a partir de la información sobre acceso a otras fuentes de ingreso (por ejem-
ingresos campesinos de ocho estudios de plo, trabajo asalariado en el caso dé campe-
COMACRA, son bastante similares. Figue- sinos con recursos pobres, y comercio los
roa (1981: 84) encuentra coeficientes de de recursos ricos). Podemos, por ejemplo,
Gini que van del 0.29 al 0.53 en las ocho preguntarnos: ¿Son los campesinos pobres
comunidades que estudió, y González da los que tienen un porcentaje mayor 'de in-
un coeficiente de Gini del 0.57 para el con- greso salarial (por verse obligados a depen-
junto de las diez comunidades e'ncuestadas der del mercado de trabajo) o lo son, por
en la Pampa de Anta. el contrario, los medios y los ricos (que" al
Queda pues poca duda sobre la desi- haber tenido acceso al mercado de trabajo
gualdad en recursos e ingresos. Sin embar- han podido mejorar sus ingresos por enci-
go, ella no parece ir acompañada de las ca- ma dé los demás)? Una pregunta similar se
racterísticas ' ordinariamente asociadas con puede formular en relación al ingreso natu-
la diferenciación, de acuerdo a la tradición ral y monetario, el agrícola y pecuario, etc.
establecida por Lenin en El Desarrollo del El trabajo de Figueroá es el único
Capitalismo en Rusia: un activo mercado en el que se trata de responder a este tipo
de tierras y el desdoblamiento del campesi- de inquietudes. Para ello Figueroá estima
nado en burguesía y proletariado agrícola. independientemente los parámetros de seis
En efecto, el análisis de los datos censales ecuaciones de regresión, donde figuran res-
de 1972 muestra que el porcentaje de tie- pectivamente los ingresos monetarios pro-
rras arrendadas o sometidás a otras formas cedentes de seis fuentes distintas (agricul-
de conducción indirecta y el de unidades tura, ganadería, comercio, salario local, sa-
agropecuarias que alquilaban tierra eran lario local para trabajo calificado y salario
muy reducidos (Caballero 1981: 104 y de migración temporal) como variable en-
315). Esto se ve confirmado por los estu- dógena y el ingreso monetario total como
dios basados en encuestas sobre ingresos, variable exógena. Se utilizan las observa-
que consistentemente muestran porcenta- ciones del conjunto de la muestra (inclu-
jes muy pequeños de ingresos por' concep- yendo variables 'dummy' para neutralizar
to de rentas. El alquiler de tierras dentro dé las diferencias entre las comunidades) y se
las aldeas campesinas suele, tomar, además, usa una especificación lineal y otra logarít-
cuando tiene lugar, la forma de aparcería, mica. Los R 2 resultantes son significativos
con pago en especie. En las comunidades al 5 °/o en todos los casos, aunque no al-
de la Pampa dé Anta, por ejemplo, el tos (de 0.494 para el comercio a 0.108 pa-
82 o/o de las tierras bajo conducción indi- ra el salario de migración temporal); los
recta estaban en aparcería (González 1980: coeficientes de regresión son también sig-
11). De otro lado, "el número de proletarios nificativos al 5 o/o, salvo el del salario por
agrícolas en la sierra es muy bajo (a diferen- migración temporal, y todos positivos, ex-
cia del de campesinos que parcialmente se cepto el del salario local. Las "elasticidades
emplean como asalariados), y sólo un son positivas, salvo la del ingreso proceden-
0.9 "o/o de las unidades agropecuarias de la te deí salario local, y mayores que'uno para
sierra inferiores a 50 hectáreás contrataban el ingreso monetario pecuario y el del "co-
en 1972 trabajadores permanentemente mercio.
(Caballero 1981:121).
Sobre la base de estos resultados Fi-
Un tema importante, que apenas ha gueroá concluye que "las familias más ricas
sido estudiado, ai que me parece "urgente en las comunidades campesinas derivan más
que se dedique atención, es el de la relación ingresos de todas las fuentes, excepto del
entre eí nivel del ingreso campesino y su trabajo asalariado en la comunidad. Ello se
composición. Hay que investigar", por ejem- debe a que estas familias tienen acceso a
plo, la relación entre el acceso a fuentes no una mayor cantidad de todos los recursos
22 ARTÍCULOS

que existen en cada comunidad". Y que "la cia (alimentos, vestidos). La organización
proporción del ingreso monetario agríco- social se basa en la familia y la explota-
la en el ingreso total disminuye con el ni- ción familiar de la tierra, pero incluye va-
vel de ingreso; lo mismo ocurre con el in- rias formas de cooperación para distintos
greso salarial (por migraciones). En estos propósitos. El 'elemento motor' es la sa-
dos casos, las elasticidades son menores que tisfacción de las necesidades familiares
uno, indicando que estos ingresos constitu- (presentes y futuras) más que la acumu-
yen una proporción creciente del ingreso lación o que algún principio abstracto de
total". Estos resultados son interesantes, reciprocidad.
aunque es probable que los coeficientes de La opinión actualmente dominan-
regresión positivos estén sobreestimados y te entre los economistas y antropólogos
los negativos subestimados por la presencia económicos que se han ocupado del cam-
de una correlación espúrea entre "la parte pesinado andino es que, dentro de las con-
(los ingresos parciales, tomados como va- diciones descritas, su economía es eficiente.
riable endógena) y el todo (el ingreso to- Aspectos que a primera vista parecen mos-
tal, tomado comovariable exógena) 34 . Dan trar ineficiencia, como la fuerte fragmenta-
a entender que: 1. son los campesinos po- ción de la tierra, son, examinados más de
bres quienes sobre todo se emplean en el cerca, consistentes con una estrategia de
mercado de trabajo agropecuario local; 2. aprovechar las variaciones microecológicas,
no sólo la diferencia en los recursos agro- diversificar riesgos y programar cultivos de
pecuarios sino también en los conocimien- manera que los requerimientos de mano de
tos —que dan acceso al mercado de trabajo obra no se acumulen demasiado en ciertas
calificado— y en la posibilidad de migrar semanas. La tecnología está mejor adaptada
temporalmente, inciden sobre la diferencia- al medio de lo que comunmente se supone,
ción " campesina; y 3. los campesinos ricos aunque sin duda podría mejorar mucho si
son los qúe proporcionalmente tienen más hubiese una enérgica política en este senti-
intereses en lá ganadería y el comercio, pe- do 3 5 . La investigación reciente ha mostra-
ro no en la agricultura. do la importancia de la estacionalidad y el
riesgo. La estacionalidad és fundamental: es
Organización y racionalidad económicas el elemento articulador de muchos aspectos
de la actividad económica y la vida del cam-
Hay a mi juicio cuatro elementos pesinado, en particular la secuencia de acti-
determinantes de la vida económica del vidades y las migraciones temporales (Ca-
campesinado: la naturaleza y recursos en ballero 1981: Cap. 7). También lo son los
general; la relación con el mercado; la or- esfuerzos de reducir el riesgo para asegurar
ganización social; y el 'elemento motor'. En la sobrevivencia. La fragmentación en par-
el caso andino, la naturaleza es sumamente celas, sobre todo en distintos pisos ecoló-
heterogénea en cuanto a clima y suelos, con gicos, la diversificación de actividades e, in-
pronunciadas variaciones microclimáticas, cluso, ciertos tipos de resistencias a utilizar
marcada estacionalidad y riesgos diversos insumos modernos, pueden —probablemen-
(sequías, heladas, derrumbamientos); la te deben— ser interpretados como una ma-
ecología es Vertical': de montaña; y las nera en que el campesinado hace frente al
tierras son escasas y de baja calidad. La re- riesgo.
lación con el mercado es —como acabamos
de v e r - profunda: los campesinos no llevan Tomando ambos factores en cuen-
al mercado el excedente sobrante después ta, Figueroa (1981: 95) presenta una hipó-
de cubrir sus necesidades; en su estrategia tesis sobre la estrategia de asignación del
de asignación de recursos la producción trabajo en la economía familiar campesi-
para el mercado está desde un Inicio pre- na: "...del total de mano de obra con que
sente; dependen del mercado no sólo para cuenta la familia una parte se dedica pri-
la adquisición ocasional de herramientás o mero a la actividad agropecuaria y la can-
'bienes de lujo' que la economía domésti- tidad de trabajo residual que queda lo uti-
ca no puede producir, sino también de ar- liza en autoemplearse en la producción de
tículos fundamentales para la sobreviven- bienez Z (artesanías, comercio) y en em-
Caballero: Balance de la investigación agraria 23
plearse en los mercados de trabajo. Hipo- co riesgoso y con mercado seguro), puesto
tizamos, por lo tanto, la existencia de un que la economía campesina necesita ase-
orden en la asignación de mano de obra fa- gurar cierta disponibilidad de dinero. En la
miliar a las actividades A-P (agrícolas- segunda fase la "actitud frente al riesgo es
pecuarias) primero y Z-L (artesanías, neutral o incluso favorable, y se asignan
comercio-trabajo asalariado) después". Y los recursos que quedan de la primera de
más adelante - p á g . 9 9 - indica que "las tal forma que se maximice el ingreso neto.
hipótesis de la aversión al riesgo y la esta- Pueden incluirse aquí actividades agrícolas
cionalidad agrícola juntas implican que la en que tanto los riesgos como la rentabili-
producción de bienes Z no compite de una dad potencial sean altos, por ejemplo la
manera significativa con la producción, producción comercial de papa; y puede
agropecuaria, sino con los salarios que pre- que se programe cierta producción de au-
valecen en los mercados laborales. Esto toconsumo no estrictamente necesaria para,
quiere decir que el campesinado puede de- la sobrevivencia y que implique riesgos, pe-
dicarse sólo parcialmente a la actividad ro que sea preciada por la familia campesi-
agropecuaria y todavía considerarla la ac- na, por ejemplo la siembra de maíz (quizás
tividad más importante en la obtención de para la preparación de chicha) en terrenos
su sustento económico". Esta hipótesis es altos dónde los azares climáticos son
atractiva y, según mi propia experiencia, fuertes.
contiene una fuerte dosis dé verdad. Tiene,
sin embargo, la limitación de referirse ex- González (1980) presenta una hábil
clusivamente a la mano de obra y de vin- formalización gráfica de la economía cam-
cular su orden de asignación a la priori- pesina, donde aparece explícitamente la
dad de actividades más que de objetivos. disponibilidad de tierras y trabajo y simul-
tánéamente se determinan los ingresos pro-
Una hipótesis más general —aunque cedentes de la tierra propia, de la tomada o
quizás más difícil de p r o b a r - consistiría cedida en aparcería y del trabajo asalariado,
en distinguir dos principios en la progra- dada la tecnología agrícola, el precio de los
mación de la asignáción de recursos" de la productos agrícolas, la tasa de salario y la
familia campesina (que pueden visualizar- fórmula de reparto de' la aparcería. El
se como dos fases, aunqué no separadas en modelo es útil para hacer análisis de estáti-
el tiempo), de acuerdo a la actitud frente al ca comparativa y permite además analizar
riesgo y la finalidad perseguida. En la explícitámente los efectos de diferentes
primera, que es prioritaria y está dominada dotaciones de tierras —campesinos 'ricos'
por la aversión ai riesgo, el campesino asig- y 'pobres'- y distintos tamaños de la fami-
na sus recursos (tiempo de trabajo, tierras, lia. Los supuestos de comportamiento no
dinero disponible para fines productivos, están, en cambio, claramente formulados y
animales) en forma tal que la probabilidad no se consideran los problemas de la esta-
de asegurar sus necesidades elementales sea cionalidad y el riesgo.
máxima, para lo cual es posible —pero sólo Desde una perspectiva antropoló-
posible- que se aferré "a lo que Lipton gica, Golte (1980) há presentado una inte-
( 1 % 8 ) ha llamado un 'algoritmo de sobrevi- resante y ambiciosa hipótesis sobre la ra-
vencia'. Aun cuando es probable - p e r o no cionalidad del campesinado andino. Con-
necesario— que la agricultura/ganadería siste en esencia en lo siguiente. La combi-
domine la escena en esta fase, no tiene por nación de pobreza de recursos y heteroge-
qué monopolizaría: se puede planificar la neidad ecológica ha llevado al hombre an-
producción de ciertas artesanías, periodos dino, a través de la historia, a adoptar una
de migración o algunas actividades de co- estrategia productiva basada en combinar
mercio, con tal que acarreen pocos riesgos. ciclos agro-ganaderos de tal manera que se
La programación de cultivos pondrá segura- utilice al máximo, durante todo el año, la
mente énfasis en la producción para el capacidad de trabajo disponible. El campe-
autoconsumo, pero es probable que inclu- sino andino no puede 'permitirse el lujo' de
ya también algo para te venta (por ejem- la inactividad estacional de los campesinos
plo cebada cervecera, que es un cultivo po- con tierras fértiles en climas templados o de
24 ARTÍCULOS

lluvias estacionales. Tiene que vencer la las épocas de siembra y cosecha". Y añade
estacionalidad mediante una cuidadosa que "la generalización del ayni en Anta-
combinación de cultivos y crianzas, aprove- pampa es evidente, pues el 92 o/o de los
chando las fuertes diferencias microclimá- comuneros dan y reciben aynis". Estos da-
ticas. Para ello, la cooperación intercampe- tos son insuficientes para formular un jui-
sina, a distintos niveles, es fundamental. cio sobre la importancia del intercambio de
Los vínculos institucionales y de parentes- trabajo entre los campesinos, pero tienden
co y las normas de reciprocidad/redistribu- a corroborar una sospecha levantada por
ción conducen a establecer las formas ade- los estudios monográficos de los antropó-
cuadas de cooperación campesina, y de- logos: que la reciprocidad es más importan-
ben, por tanto -según Golte-, ser explica- te cualitativamente que cuantitativamente.
dos a partir de su papel en garantizarlá. He
expuesto en otro lado (Caballero) en Un gran avance para comprender la
mi opinión sobre esta hipótesis. Sólo aña- economía del campesinado andino ha sido
diré que creo que abre una importante vía el rechazo de la noción de subempleo co-
para la investigación empírica. Los antro- mo categoría de análisis. Considerar sub-
pólogos económicos y los economistas empleado al campesinado andino arroja
agrarios pueden encontrar aquí —así co- más confusión que luz sobre su vida eco-
mo en las hipótesis sobre motivaciones y nómica. La debilidad de los principios teó-
prioridades en la asignación de recursos- ricos y los cálculos llevados a cabo por el
una guía para orientar el trabajo de campo. CEEB (1970) y el Ministerio de Trabajo
(DGE 1972) para medir el subempleo en la
El tema de la cooperación en la eco- agricultura peruana ha sido puesta de mani-
nomía campesina andina ha recibido bas- fiesto por Maletta (1978a y 1978b) y Ca-
tante atención de los antropólogos 36 pero ballero (1981: Cap 6). ¿Qué entender por
muy poca de los economistas, y no ha habi- subempleo y cómo medirlo en un sector "de
do intentos de cuantificación, exceptuando la población donde domina el autoempleo,
el de González para las comunidades de la hay gran variedad de actividades y la prin-
Pampa de Anta! Se estima aquí que en cipal de ellas, la agricultura, está sometida a
promedio cada familia campesina entrega fuérte estacionalidad y no se ciñe —ni se
algo más de 31 días/hombre al año bajo el puede ceñir— al ritmo propio de la activi-
sistema de reciprocidad, recibiendo una dad fabril? La imposibilidad de dar una
cantidad equivalente. Si suponemos que to- respuesta satisfactoria a esta pregunta ha
dos los miembros de la familia en edad de llevado abandonar la noción de subempleo.
trabajar (entre 17 y 50 años) entran en el Cuando se intenta medirlo calculando se-
sistema de reciprocidad —lo que es exagera- paradamente los requerimientos y disponi-
bilidad de mano de obra en el campó, in-
do pues éste está normalmente reservado a
mediatamente aparecen varios problemas.
los varones—, y que hay 265 días útiles al
Primero, no es probable que ambas cosas
año, las cifras que presenta González (1980: sean independientes entre sí en el mediano
7 y 33) permiten calcular que el trabajo en y largo plazo. Segundo, ¿cómo elegir los
reciprocidad representa un 5 o/o de la dis- coeficientes técnicos con los que calcular
ponibilidad totaí de trabajo familiar y alre- los requerimientos de mano de obra? ¿Có-
dedor de un tercio del trabajo fuera de la mo asegurar que no son los coeficientes
explotación familiar. Si suponemos que la propios de explotaciones no campesinas?
reciprocidad incluye sólo a los varones, re- ¿Y cómo asegurar, correlativamente, que
presénta el 10 °/o de la fuerza laboral mas- en caso de responder a las características
culina. El porcentaje de reciprocidad den- de la economía'campesina no esconden a
tro de la fúerza de trabajo masculina apli- priori una cierta dosis de lo que el analista
cada a la agricultura (que es donde más se pretende identificar como subempleo? En
utiliza) es seguramente bastante más alto. otras palabras, ¿cuán técnicos son los coe-
González (1980: 35) observa además que ficientes 'técnicos'? Tercero, ¿cómo
"contrariamente a lo que se cree, se ha en- tomar adecuadamente en cuenta el trabajo
contrado que el aynr1 es practicado du- no retribuido, y ocasional en la agricultura
rante todo el año y no solamente durante
Caballero: Balance de la investigación agraria 25
de los miembros del hogar, como esposa e temporales: las 'cortas', de uno o pocos me-
hyos? Cuarto, ¿cómo incorporar lós re- ses de duración, y las 'largas', de üno o va-
querimientos de mano de obra de las acti- rios años. Las primeras, suelen tener un ca-
vidades no estrictamente agropecuarias? rácter recurrente, se producen a distintas
Quinto, ¿cómo escapar las dificultades de edades, están muy ligadas a la estacionali-
la agregación entre explotaciones, zonas dad (ocurren en los meses de poca activi-
o actividades, en las que puede haber défi- dad agrícola), son principalmente inter-
cit de mano de obra en unas y superávit en rurales y se orientan prioritariamente al tra-
otras, para dar una cifra global de subem- bajo agrícola y secundariamente la cons-
pleo que tenga sentido? ¿Cuáles son los su- trucción, los servicios y la minería. Las se-
puestos que habría que introducir sobre la gundas no son recurrentes (constituyen por
movilidad de la mano de obra? lo general un hecho único en la vida del
Como he dicho en otro lugar (Ca- migrante), incluyen sobre todo a los jóve-
ballero 1981: 135): "...de una u otra ma- nes, son principalmente rural-urbanas y se
nera los intentos de medir el subempleo orientan poco a la agricultura. Tanto en
campesino terminan enfrentándonos al mis- unas como en otras la existencia de contac-
mo éscollo: tratar de comprender y medir tos previos (propios o a través de vínculos
una forma de producción nó capitalista con familiares o dé paisaje) es de gran importan-
conceptos y medidas propios dé la produc- cia. Los ingresos derivados de estas migra-
ción cápitalista". En las condicionés de la ciones se incorporan de dos formas distin-
economía campesina andina la noción de tas a la economía del campesinado: los pro-
subempleo no sirve sino para oscurecer el cedentes de las primeras son parte del" in-
"panorama de una agricultura donde se greso corriente campesino, entrando por
trabaja dura y sistemáticamente pero ob- tanto dentro del presupuesto anual de in-
teniendo pocos frutos" (Maletta 1978a: gresos-gastos; los de las segundas consti-
42). Y, como indica Figueroá (1976: 56), tuyen un fondo de inversión y su papel hay
el énfasis en la noción de subempleo ha que verlo dentro del ciclo vital de la familia
tenido, además, consecuencias no siempre campesina. Este fondo se invierte sobre to-
afortunadas en la política económica: do en comercio, transporte, compra de ga-
"Combatir la pobreza mediante políticas nado, educación y construcción de una vi-
de empleo o de absorción de mano de obra. vienda; poco en la agricultura o en comprar
Esta política tiene sin embargo alcance se- tierras. Aun cuando cumple un papel im-
lectivo en la medida que va incorporando portante en la diferenciación del campesi-
nuevos trabajadores a la condición de 'ocu- nado, no es suficiente para permitir una
pado' y posterga las acciones para mejorar acumulación significativa en el conjunto de
los ingresos de los 'desempleádos' ". La la economía campesina.
opinión actualmente dominánte entre los Concluiré con una reflexión sobre
economistas agrarios peruanos es que es la racionalidad mercantil eij la economía
mejor analizar en su detalle y medir en lo campesina andina. No hay duda que la ra-
posible las varias características y la racio-
cionálidad del mercado ha penetrado pro-
nalidad del comportamiento de las econo-
fundamente el campo andino. Su presencia
mías campesinas' que englobarlo todo en
una noción teóricamente ambigua y (por "no se reduce a lá incorporación de los
ello) difícilmente medible como la de campesinos a un mercado 'que les viene de
subempleo. fuera'. Otro aspecto es la mercantilización
de las relaciones tradicionalmente no mer-
Puesto que hemos visto antes que cantiles, o sea la interiorización del merca-
una parte (de cierta importancia) del ingre- d o " (Caballero 1981: 336). De una mane-
so promedio del campesinado andino pro- ra más o menos sistemática el campesinado
cede de las migraciones temporales, resulta evalúa ahora con criterios beneficios-costos
oportuno resumir ahora io que la investiga- (monetarios) sus actividades económicas.
ción ha avanzado sobre cómo se integran Es claro que los campesinos reaccionan an-
éstas en la economía campesina 3 8 . Es pre- te las señales de los precios, aunque, como
ciso distinguir dos tipos de migraciones acertadamente señala Figueroá (1981: 126),
26 ARTÍCULOS

la respuesta es "viscosa" pues (se) necesita fuerza de trabajo en el mercado, la falta de


revisar todo un portafolio cuidadosamente oportunidades para elegir actividades Ies
establecido y experimentado". Pero el somete a condiciones de intercambio des-
comportamiento del campesino en el mer- ventajosas. Las curvas de oferta (para bie-
cado está afectado por una serie de circuns- nes y trabajo) se vuelven rígidas o incluso
tancias que lo diferencian del de otros sec- de pendiente negativa. El comportamiento
tores, haciéndolo quizás parecer 'imperfec- de los campesinos frente al mercado pare-
to' o 'irracional'. Cuatro son, a mi juicio, cerá entonces 'perverso'. El hecho de que
las principales. parte de las necesidades son cubiertas den-
La primera es la capacidad del cam- tro de la economía natural puede, tener
pesino —por poseer recursos que sirven para aquí dos efectos. De un lado - c o m o acabo
producir artículos elementales para su sub- de señalar—, cuanto mayor sea el margen
sistencia— para atender (parcialmente) a sus para 'retirarse a la economía natural' mejor
necesidades sin pasar por el mercado. En será la posición de los campesinos frente al
otras palabras, en su estrategia de asigna- mercado. De otro lado, al atender a parte
ción de recursos combina dos tipos de de las necesidades dentro de la economía
cálculo económico: el del mercado, o sea natural se reduce el precio de reserva de
el de las relaciones de precios, y el natu- aquello que el campesino vende, o sea pue-
ral, o sea el de las relaciones técnicas (de de ofrecer sus productos o su trabajo más
transformación) entre los recursos de que barato de lo que estaría dispuesto el pro-
dispone y los bienes que con ellos puede ductor puramente mercantil o el proléta-
producir. Esto lo distingue de todos los de- rio 40 .
más sectores de la sociedad, para los cuales La tercera circunstancia se refiere al
el único cálculo posible es el mercantil. papel especial del cálculo de largo plazo
Dentro de límites - d a d o s por el nivel de dentro dé la economía campesina. Como
'destrucción de la economía natural'-, cualquier otro sector social, los campesinos
el campesino operará más o menos en el velan por su reproducción: tratan de asegu-
mercado según los términos que éste le rar su sobrevivencia presente y futura y la
ofrezca. Su comportamiento frente a fenó- de sus hijos después de ellos. Tienen pues
menos propios de la economía de mercado, que calcular a largo plazo. Esto no es, cier-
por ejemplo la inflación, o su valorización tamente, una característica especial del
del dinero, pueden por tanto ser distintos campesinado, pero las circunstancias en que
de los de otros sectores económicos 39 . ese calculo se realiza en la economía cam-
Otra circunstancia particular es la pesina contiene algunas peculiaridades. La
escasa movilidad de la mano de obra entre más importante es el papel que juega la
ocupaciones y la falta de oportunidades cooperación, debido sobre todo a dos fac-
fuera de la economía campesina para los tores: la existencia de una explotación eco-
campesinos en su conjunto. Un el modelo nómica cuyo éxito y continuidad dependen
clásico de intercambio simple los producto- en grado sumo de la cooperación de otras
res pueden moverse libremente entre activi- personas; y la débil presencia del Estado y
dades. El salvaje del ejemplo de Adam sus servicios de bienestar, que tienen que
Smith cazará castores o ciervos según la re- suplirse mediante la cooperación 41 . La
lación de intercambio entre ellos y el traba- economía campesina tiene que asegurarse
jo que requiera cada cual; el productor mer- la presencia de la cooperación necesaria pa-
cantil simple de Marx se moverá entre acti- ra reproducirse. En su cálculo incluirá pres-
vidades buscando la mayor retribución a su taciones y contraprestaciones cuya lógica
trabajo e igualando con ello las relaciones está regida por motivos de sobrevivencia a
entre precios y tiempos de trabajo. En el largo plazo. El campesino estará, por ejem-
caso presente tal movilidad es bastante re- plo, dispuesto a emplearse por debajo del
ducida. En la medida en que --como vi- salario de mercado con cierto empleador, o
m o s - el nivel de 'destrucción de la econo- a vender su producto por debajo del precio
mía natural' es alto y los campesinos tie- de mercado a un cierto comprador, si es-
nen por tanto que vender productos y/o pera con ello garantizar la continuidad en el
Caballero: Balance de la investigación agraria 27

empleo o la compra, o piensa que quien tablecería entre las tres esferas en que ope-
hoy se aprovecha de él tendrá por ello que ra el campesino —la de ias relaciones mer-
ayudarlo mañana. Algo similar sucede con cantiles, la de las personales y la de la eco-
el ayni, la minka, la república42 y otras nomía natural—, reforzando así la compleji-
formas más o menos institucionales de coo- dad del cálculo de la economía campesina..
peración del campesinado andino, cuya ca- Me he extendido en plantear estas
racterística común es que no pasan por el hipótesis sobre el carácter de la racionali-
mercado 43 , o con las prácticas comunales dad mercantil en la economía campesina
orientadas a la conservación de los recursos. porque el tema me parece de suma impor-
El parentesco (espiritual, político, de san- tancia para la investigación futura, y por-
gre) es, desde luego, un terreno muy apro- que creo que los economistas pueden hacer
piado para el desarrollo de la cooperación. aquí un aporte sustancial, aplicando las
La economía campesina cuenta, pues, con herramientas de análisis que les son propias,
un universo de reláciones personales e ins- para avanzar donde los antropólogos suelen
titucionales - j u n t o con el de las relaciones detenerse. La contribución de los econo-
de mercado- cuyo papel es crucial para su mistas está ayudando a revisar visiones de-
reproducción. Si en" el cálculo económico masiado culturalistas de la economía
de los campesinos las ventajas/desventajas campesina andina, y ha permitido avanzar
de las relaciones de mercado son confron- mucho en la cuantificación de cuestiones
tadas, de un lado —como vimos antes—, cuya magnitud se desconocía. Queda por
con las relaciones técnicas propias de la delante un esfuerzo conjunto entre antro-
contabilidad natural, también lo son, de pólogos y economistas, para establecer en
otro, con las relaciones personales. Más forma más exacta y matizada cuál es la ra-
aún, como muestra el ejemplo puesto más cionalidad económica del campesinado an-
arriba, las relaciones de mercado pueden es- dino y qué consecuencias se derivan de ella
tar mediadas por relaciones personales, y el para la política económica (y no econó-
propio mercado aparecer personalizado. mica).
La última circunstancia se refiere al
riesgo. La actividad económica de todos los Desarrollo capitalista y economía campesina
sectores sociales está en mayor o menor Este es un tema objeto de vivo de-
medida sujeta al riesgo, y en todos ellos es bate en el Perú en la actualidad —al igual
tomado en cuenta en el cálculo económico. que en otros países latinoamericanos. So-
Pero en el caso de los campesinos se presen- bre él no hay "acuerdo. La discusión se ha
tan dos particularidades. Su condición de centrado en varios puntos: 1. Si, bajo la
productores agropecuarios independientes presión del desarrolló general del capitalis-
significa que están" expuestos a un conjunto mo, el campesinado tenderá o no a desapa-
de riesgos naturales, aúsentes en otras acti- recer; 2. En caso afirmativo, a qué ritmo,
vidades. Segundo, su ingreso sumamente de qué modo y para dar lugar a qué, o sea
bajo —en promedio bastante menor que el mediante qué proceso; 3. En caso negati-
del resto dé la sociedad-, que bordea el ni- vo, si su supervivencia implica o no la mo-
vel de subsistencia, hace que la penalización dificación de su economíá y forma de vi-
sea muy fuerte cuando se arriesga y se pier- da, y si su pobreza continuará o se espera
de. En consecuencia, las economías campe- una cierta prosperidad, y 4. Cuáles son" las
sinas son altamente sensibles al riesgo y es- formas en que el campesinado se vincula
tán dispuestas a realizar, por evitarlo, sacri- con el capitalismo en expansión y experi-
ficios mayores que otros sectores. Su com- menta sus" presiones. Con algún esfuerzo,
portamiento económico puede parecer, por las posiciones en debate pueden resumirse
tanto, irracional, cuando es evaluado desde en tres.
una racionalidad que supone neutralidad Un grupo de autores 45 , influencia-
frente al riesgo o certeza (como es el caso do por la escuela marxista francesa de arti-
de la teoría económica de manual) 4 4 . La culación de modos de producción, postula
fuerte aversión ai riesgo puede además la existencia de una especie de articulación
alterar la relación que de otra forma se es- funcional entre campesinos y capitalismo.
28 ARTÍCULOS

Los campesinos —definidos como econo- inmensa mayoría en proletarios. La produc-


mías parcelarias (Montoya) o como produc- ción capitalista que los reemplazará irá, no
tores mercantiles simples (Aramburú)- obstante, por un periodo, asociada con 'for-
cumplen un importante papel en el desarro- mas de transición', en que el capitalismo es
llo capitalista, como reserva de mano de aún embrionario y se presenta teñido de
obra barata (subsidiada por la producción atributos campesinos. La proletarización
en la parcela, que cubre parte del.costo de del campesinado aparece ligada a tres fenó-
reproducción familiar) y vendedores de ali- menos: 1. La ruina de la economía campe-
mentos baratos. Por ambas vías se produce sina producida por el desarrollo capitalista
una transferencia de valor de la economía (no se explica en detalle a través de qué me-
campesina al sector capitalista. "Debe no- canismos); 2. La demanda de mano de obra
tarse que este mecanismo de transferencia asalariada procedente de la expansión, ex-
de valor implica una explotación vía la tensiva e intensiva, de la mediana propie-
plusvalía absoluta en base á una subordina- dad comercial (en áreas de frontera, en lu-
ción formal del productor al capital...", gares donde domina la gran propiedad co-
afirma Aramburú (1979: 121). La idea de mercial y en las propias áreas "campesinas);
la subordinación formal de los campesinos y, 3. La absorción de campesinos migran-
al capital (entendida —erróneamente, a mi tes como asalariados por los servicios y la
juicio— como una especie de trabajo a do- industria (pequeños o' grandes) urbanos o
micilio, que no deja excedente acumulable como 'ejército de reserva' urbano. La me-
en manos del campesino), aparece también diana propiedad comercial, por otra parte,
en Lajo y Quijano"; el ejemplo que propo- será cada vez más dependiente y estará más
nen es el de los pequeños productores que sometida al gran capital (nacional o multi-
venden a las plántas agroindustriales. La nacional) comercial, bancario o agroindus-
permanencia del campesinado es considera- trial, pero sin que éste la sustituya en la
da de gran importancia, durante el presente función directamente productiva.
periodo histórico, para la expansión capita-
lista. Puesto que el capitalismo se beneficia Por mi parte, he expuesto en otro
de la existencia de un sector (subordinado) lugar (Caballero 1981: Cap. 16.3) una opi-
campesino —es aproximadamente la con- nión distinta sobre el destino del campesi-
clusión—, éste se mantendrá, aunque den- nado. No comparto el punto de vista dé la
tro de un nivel de extrema pobreza, que ex- articulación de modos "de producción, del
cluye la posibilidad de acumulación. primer grupo de autores. Me parece preferi-
ble analizar la relación entre cámpesiñado y
Otro punto de vista es el de Maletta capitalismo como un proceso dinámico y
(1979, 1979a "y 1979b) y Maletta y Foron- conflictivo de destrucción, pero también de
da (1980), más próximos a las opiniones recreación, del campesinado. Coincido, en
originales de Marx' y Lenin sobre la "tenden- cambio, en que el campesinado sobrevivirá
cia del campesinado a desaparecer que a la por un prolongado periodo de tiempo, aun-
escuela marxista francesa contemporánea. que discrepo en las razones. La economía
Rechazando la articulación de modos de campesina "se mantendrá no porque al ca-
producción como esquema de análisis, ven pitalismo le convenga tenerla como reserva
la relación entre campesinado y capitalismo de mano de obra y fuente de alimentos ba-
como un proceso dinámico y conflictivo de ratos, sino porque no puede reemplazarla.
destrucción y reemplazo del primero por el La afirmación anterior puede justi-
segundo. Enfatizan "el papel de la mediana ficarse con varias razones: 1. El capitalismo
propiedad comercial en" este proceso, cali- tiene sus propios métodos para crear un
ficándola como forma capitalista de pro- ejército industrial de reserva." 2. Como vi-
ducción, aunque no presente el depurádo mos, el papel del campesinado en abaste-
perfil capitalista de la gran fábrica o la gran cer los alimentos que demandaba la expan-
plantación agroindustrial. La tendencia pos- sión capitalista fue bastante reducido. 'No
tulada a largo plazo es a la desaparición "del es probable que esto cambie en el futuro,
campesinado: los campesinos peruanos (o salvó que haya una política enérgica y de-
sus lujos o nietos) se transformarán en su liberada en tal sentido. El abastecimiento
Caballero: Balance de la investigación agraria 29
de alimentos baratos podrá lograrse median- y quizás algo de los ahorros procedentes de
te importaciones (si hay capacidad de im- las migraciones temporales;"tampoco veo
portar) o con el aumento de los rendimien- razón para que esto cambie; c. Hay así
tos en la agricultura capitalista, o podrá no mismo fuertes barreras institucionales y po-
lograrse; la información presentada a lo lar- líticas para expulsar a los campesinos de la
go de este trabajo muestra que los campesi- tierra 46 .
nos, si se mantienen las condiciones actua- Nos encontramos, pues —a mi mo-
les, tendrán una capacidad muy pequeña do de ver—, en una situación en que la ex-
para abastecer alimentos a las áreas urba- pansión capitalista ha mostrado capacidad
nas, por mucho que se los explote o que se —y la seguirá mostrando, pero es probable
autoexploten. 3. Postular que los deseos o que a ritmo menor— para introducir impor-
las necesidades generales del capital son ca- tantes cambios en la economía campesina
paces de lograr la perpetuación de la econo- andina: generalizar la mercantilizacióñ, ex-
mía campesina, equivale a suponer un altí- pandir el mercado de trabajo eventual y las
simo grado de identificación de sus intere- migraciones y producir una serie de trans-
ses colectivos y posibilidad de colusión de formaciones culturales. Pero, al mismo
los capitalistas, ó una gran habilidad del tiempo, se muestra incapaz —y creo que se
Estado para representar esos intereses e in- seguirá mostrando, por las razones que aca-
tervenir en la economía para imponerlos bo de exponer— de absorber a los campesi-
(contra los propios intereses particulares de nos como proletarios y reemplazarlos por
los distintos" capitales). Ninguno de estos unidades de "producción capitalistas. La ero-
dos supuestos iñe parece correcto. Dicho sión de la economía campesina tradicional
con la terminología "apropiada, lo que pue- no va por tanto acompañada de su destruc-
de ser cierto —y necesario— al nivel de la ción definitiva, y los campesinos van re-
lógica del capital en su conjunto, no tiene creando sus condiciones de vida, asimilan-
por qué serlo al nivel de la esfera de la com- do las transformaciones a que el desarrollo
general del capitalismo en el país los expo-
petencia, mucho menos al de la historia
ne. Mi propia "especulación sobre el futuro
concreta de países o regiones. Desconocer-
es, pues," que el campesinado continuará su
lo, es ignorar una de las dos contradicciones camino, dentro siempre de niveles de extre-
pilares del régimen capitalista de produc- ma pobreza, adaptándose a los cambios in-
ción: la que existe entre los intereses del troducidos por el" desarrollo del capitalismo
capital global y los de los capitales par- y ocupando," probablemente, un lugar cada
ciales. 4. La incapacidad del capital para vez más marginal en el conjunto de la eco-
destruir y reemplazar al campesinado tiene nomía.
tres orígenes: a". La economía en su con-
junto se ha mostrado hasta ahora incapaz
de absorber a campesinos como obreros o Conclusión
trabajadores independientes no agrícolas a La revisión anterior de los principa-
una tasa superior á la de crecimiento natu- les trabajos recientes sobre la economía
ral de la población campesina, como vimos agraria peruana nos deja un saldo de avan-
antes; no encuentro razón para que esto ces y tareas pendientes. Pero nos deja tam-
cambie; b. Hay fuertes barrerás ecológicas a bién - c r e o yo— algo más: un perfil del pa-
la penetración del capital (como capital trón de desarrollo agrario peruano de las úl-
productivo, o sea en la explotación directa timas 2-3 décadas, cuyas características he
de la tierra) en la mayor parte de las áreas intentado ir desgranando a medida que
campesinas, debido a la pobreza de los sue- avanzaba en la presentación de los resulta-
los y las difíciles condiciones climáticas; la dos de las investigaciones. En lugar de re-
información presentada más arriba indica sumir aquí, a modo de balance final, los
que los campesinos 'ricos' no suelen rein- avances y las tareas pendientes, prefiero
vertir sus ahorros en la tierra, y que prácti- concluir con una breve respuesta a la si-
camente ningún capital ajeno a la economía guiente pregunta: ¿Qué lecciones ofrece
campesina se invierte en ella, con excepción el patrón' de desarrollo agrario identifica-
de los escasos préstamos del Banco Agrario do para el Perú para el análisis de la reía-
30 ARTÍCULOS

ción entre agricultura y proceso de indus- -distintas de la agricultura campesina- de


trialización? donde extraer fondos para la industria, y
Como consecuencia, posiblemente, existía ya una agricultura comercial orien-
de la fuerte influencia intelectual ejercida tada al mercado interno, cuya capacidad
por los debates de los veinte sobre la in- de expansión, extensiva e intensiva (me-
dustrialización de la Rusia soviética, los de diante irrigaciones, colonización de tierras
los cincuenta sobre los planes de desarro- vírgenes y aplicación de insumos moder-
llo de la India y, en época más reciente, nos), era grande. Sólo en Centro Améri-
por los modelos dualistas, la teoría del ca, Bolivia y, quizás, Paraguay, la agricul-
desarrollo se ha inclinado a pensar la rela- tura campesina jugó -y continúa jugando—
ción agricultura-industrialización bajo una un papel "importante en el abastecimiento
forma particular. En esencia, ver al campe- de alimentos, debido al reducido tamaño
sinado como principal base de la industria- del mercado interno. Pero incluso aquí, la
lización: generando un excedente financie- mediana agricultura comercial va tendien-
ro que, una vez expropiado, pueda acumu- do a aumentar cada v.ez más su participa-
larse en la industria; exportando un exce- ción. Y el (relativamente pequeño)" desarro-
dente físico de alimentos a las áreas indus- llo industrial y del aparato del Estado, en
trial-urbanas; aportando un flujo de pobla- estos países, no se ha financiado con recur-
ción ocupable a los centros industrialés. En sos extraídos del campesinado, sino con
tal contexto, una tarea central de la políti- cargo a otras fuentes: sobre todo la agro-
ca económica —y tema básico para la discu- exportación (café, algodón, azúcar, pláta-
sión de los economistas- es diseñar los im- nos, tabaco, carnes) y la inversión extran-
puestos, mecanismos de comercialización, jera, en Centro América, y la minería, algo
manipulaciones de los precios, reordena- de agroexportación y algo de inversión ex-
mientos de la tenencia dé la tierra y siste- tranjera, eri Bolivia.
mas de incentivos, capaces de extraer de los Una consecuencia de lo anterior es
pequeños productores campesinos los exce- que, en la mayoría de América Latina, la
dentes necesarios. agricultura capitalista compite con la cam-
Este modelo es seguramente correc- pesina no sólo por tierras y, quizás, mano
to para países donde la presencia del cam- de obra - c o m o es el caso en las regiones y
pesinado es abrumadora, no hay otras fuen- períodos donde la estructura agraria es pu-
tes significativas de acumulación (petróleo, ramente dual: agricultura 'tradicional' cam-
minería o grandes plantaciones agroexpor- pesina, de un lado, y 'moderna' de exporta-
tadoras, por ejemplo) de donde obtener ción, de o t r o - , sino, también, por abaste-
fondos pará financiar el crecimiento indus- cer el mercado interno. A esta competen-
trial, y rio hay - n i es fácil desarrollar— una cia —fundamental en América Latina, la
agricultura comercial de tipo capitalista, ca- teoría del desarrollo le ha prestado poca
paz de abastecer una demanda interna, con- atención. Su costumbre de "suponer "una
centrada, de alimentos, rápidamente cre- agricultura homogéneamente carñpesina o,
ciente. No es, sin embargó, un modelo a lo sumo, distinguir dos sectores, üno cam-
general, como muestran los resultados de pesino y otro comercial exportador, no re-
la investigación sobre el patrón de desarro- fleja la realidad de la mayoría de los países
llo agrario peruano, y se ajusta mal a la ex- latinoamericanos. Hay que distinguir" tres
periencia dé los países de América Latina. sectores: campesino, capitalista exporta-
Aquí, al menos desde la post-guerra, el pa- dor y capitalista orientado al mercado in-
pel del campesinado en abastecer los ali- terno.
mentos requeridos por el crecimiento urba- La competencia entre capitalistas
no-industrial ha sido moderado, cuando no agrarios y campesinos por el, mercado de
pequeño, y su contribución a financiar el alimentos se realiza con armas desiguales.
crecimiento industrial ha sido muy baja. Por razones parcialmente de necesidad y
Esto obedece a que las condiciones des- parcialmente Históricas y de poder, los pri-
critas no han estado presentes; en particu- meros controlan las mejores "tierras y tie-
lar, había otras fuentes de acumulación nen mucho mayor acceso a créditos e in-
Caballero: Balance de la investigación agraria 31
sumos modernos. Sus rendimientos son, tener un ritmo bajo de crecimiento agro-
por tanto, muy superiores. Pero, de otro pecuario e importar alimentos que compi-
lado, sus requerimientos de ingresos son ten con la producción campesina y capita-
mayores: necesitan ganar lo suficiente para lista internas. En otros países y/o perío-
justificar su existencia como capitalistas dos esto no ha sido necesario. En Colom-
agrarios, o sea retribuir al trabajo (propio bia, México y Chile, por ejemplo, ha habi-
y ajeno) de acuerdo a los salarios del mer- do tradicionalmente un sector de agricul-
cado y obtener una ganancia que cubra el tura comercial importante, orientado al
costo de oportunidad de su capital, ade- mercado interno. Durante los años de in-
más de pagar los insumos modernos. A los tenso desarrollo industrial, en los cincuen-
elementos de ganancia diferencial - p o r ta y sesenta, fue capaz de ampliarse e inten-
acceso a mejores tierras y tecnología— sificar la producción, satisfaciendo el au-
que usufructúan los capitalistas, los cam- mento de la demanda sin que se necesitara
pesinos sólo pueden oponer el no cómputo recurrir a fuertes importaciones. En e-1
del costo de oportunidad de su 'capital', Ecuador, la aceleración del crecimiento
por falta de oportunidades alternativas de económico y la urbanización, en los últi-
inversión, y su capacidad de autoexplota- mos diez o quince años, ha coincidido con
ción, por falta de oportunidades alternati- un rápido proceso de modernización de los
vas de empleo. terratenientes y la expansión, de esta mane-
ra, de la agricultura comercial orientada al
La tendencia general creciente de la mercado interno.
participación de la agricultura capitalista y
decreciente de la campesina en el abasteci- El ejemplo peruano ilustra, final-
miento del mercado interno, muestra que mente, la importancia de la industria agro-
la batalla competitiva se viene decidiendo alimentaria y los cambios en la dieta. En el
en favor de la primera. Me parece, sin em- Perú —como vimos—, la agroindustria ha
bargo, muy difícil que los campesinos sean jugado un papel central en dar respuesta a
completamente expulsados del mercado. los aumentos "de la demanda urbana, rees-
Por fres razones. Por los límites (físicos y tructurar la producción, incrementar las
técnicos) al crecimiento de la agricultura importaciones "y expandir un cierto tipo de
capitalista (y de divisas para importar ali- dieta. No conozco si ese papel ha sido igual-
mentos). Porque, forzados a ello, los cam- mente importante en otros países latinoa-
pesinos pueden llevar a niveles muy bajos mericanos," pero me atrevo a pensar que la
su precio de oferta, con objeto de asegurar agroindustria ha debido ser á lo largo y
ia obtención de algún ingreso en forma mo- ancho del continente el principal cataliza-
netaria. Y porque es probable que el cam- dor de los cambios en la producción y el
pesinado tenga ventajas para la producción consumo de alimentos. A la "polarización de
de ciertos productos y el "abastecimiento de la dieta ha contribuido ciertamente, tam-
ciertos mercados. En la experiencia perua- bién, el hecho de que —con la 'complici-
na, por ejemplo, la presencia campesina es dad' de la agroindustria- los consumido-
fuerte en el abastecimiento de lo que llamé res urbanos tienden a desarrollar nuevos
mercados restringidos (en especial los mer- 'gustos', más en línea con el modo de
cados rurales serranos) y en él de carne de alimentación propio del capitalismo madu-
res y papa (aunque decreciente el de esta ro, y que los "alimentos qúe más y mejor
última) alas áreas urbanas. puede producir el sector capitalista agrario
("o se pueden importar) no tienen por qué
Otro punto -ilustrado bien por el
ser los producidos tradiciohalmenté por el
caso peruano— en que la experiencia lati-
noamericana se separa de la teoría ordina- campesinado.
ria del desarrollo, es en el papel de las im- Sólo saliéndose del pensamiento
portaciones de alimentos, que ésta suele clásico de la teoría del desarrollo sobre la
pasar por alto. Países con fuertes sectores relación agricultura-industrialización - p a r a
exportadores, como Venezuela, durante un incorporar la presencia de varios sectores
par de décadas Perú y muy recientemente agrarios, que compiten entre sí y cuyos rit-
México, pueden permitirse el lujo de man- mos de expansión" pueden ser distintos, y
32 ARTÍCULOS

fenómenos como las importaciones soste- latinoamericano lo coloca en una posición


nidas de alimentos, el desarrollo agroindus- vis-a-vis de la política económica distinta de
trial, los cambios en la dieta y los efectos la que tiene en el pensamiento clásico sobre
de las modificaciones la distribución del desarrollo. Su escasa importancia dentro de
ingreso— se pueden comprender las apa- la economía nacional, junto con su pobre-
rentes paradojas del patrón de desarrollo za, lo hacen -o lo deberían hacer- objeto,
agrario peruano: un cáso donde, por espa- sobre todo, de una política de ingresos
cio de más de dos décadas, el crecimiento (una parte de la cual tendrá necesariamente
lento de la agricultura ha convivido con una. que sér una política de producción). Por
rápida expansión de la demanda alimenta- desgracia, esto" empeora sü suerte, pues es
ria¡ sin que hubiera tensiones significativas improbable que, en las presentes condicio-
en el mercado de alimentos, y donde el nes" políticas, los gobiernos de América La-
campesinado se ha visto simultáneamente tina "estén dispuestos a aplicar una políti-
cada vez más incorporado al mercado y ca de ingresos "del tipo y magnitud necesa-
cada vez más marginado dentro de él. rios para poder llegar a ofrecer condiciones
La marginalidad del campesinado de vida decentes a los campesinos.

NOTAS

1/ El mejor indicador de la producción agrícola aumentar las importaciones de aceites y grasas ve-
disponible es un índice de la producción de un getales para sustituir a los obtenidos de la pepa de
conjunto' de 17 productos, que representan aproxi- algodón, y tendría, de otro, serios efectos sobre la
madamente el 70 o/o del VBP agropecuario, basa- ganadería lechera, que es la principal usuaria de la
do en una revisión de las estadísticas de produc- torta de pepa de algodón.
ción y un análisis por períodos debidos a Hopkins 4/ Pueden consultarse: Alvarez (1974 y 1980),
(1979) y completados por Alvarez (1980). Sobre Carbonetto, García Lamas y Martínez (1981),
estas bases Maletta y Foronda (1980 :229) estiman Figueroá (1979), Hopkins (1981), Maletta (1979),
el crecimiento en el período 1950—76 en 2.2 o/o Portocarrero y Uribe (1979), Ruíz (1980), Thorp
anual. Para los mismos anos las Cuentas Nacionales y Bertram (1978), Twomey (1972), Van Liemt
indican un crecimiento en términos reales del PBI (1978) y Vega Centeno (1979).
del sector Agricultura del 2.6 o/o anual. Ambas ta- 5/ Otros trabajos de la misma época que pueden
sas son algo inferiores a la de crecimiento de la po- servir como punto departida son Echevarría (1969)
blación, que fue 2.7 ó/o en el período. Merril y Vandendries (1968) y Misión lowa (1967).
2/ Un esfuerzo pionero en esta dirección, que 6/ Soles constantes de 1973. Si se aplica la tasa
aguarda ser continuado, fue el del CONESTCAR de cambio de ese año (43.5 soles por USA dólar)
(1969). Entre los trabajos recientes que en cierta las cifras son: 5.0, 14. y 57.3 millones de dólares
forma se ocupan del tema pueden consultarse: respectivamente.
Alberts (1978), Figueroá (1976), González Vigil, 7/ La excepción son los numerosos trabajos so-
Parodi y Turne (1980), Grillo (1980), Hopkins bre el sector azucarero.
(1981: Cap. 7), Lajo (1978), Samaniego (1980) y 8/ En 1973 había por ejemplo 3,568 panaderías
Thorp y Bertram (1978). con menos de cinco empleados y 824 con mas de
3/ En azúcar se ha tocado ya prácticamente el lí- cinco (Gonzáles Vigil et al 1980: 68).
mite puesto que en 1979 apenas se exportó un 9/ Para un detallado análisis de la participación
25 o/o del azúcar producida, y en 1980, como de las compañías transnacionales en Sos complejos
consecuencia de la sequía, ha habido que importar. avícola y del trigo en el Perú, ver González Vigil
Lo mismo en algodón, ya que la mayoría del algo- et al (1980). Un ejemplo típico es La Fabril S.A,
dón Tangüis se consume internamente y los algo- registrada en Panamá y estrechamente ligada a la
dones Pima y Supima, que son los que principal- Bunge Corporation, una de ias grandes comerciali-
mente se exportan, por su precio particularmente zadoras mundiales de granos. A través de COPSA,
alto en el mercado internacional es difícil que sean la Fabril controla el 70 o/o del jabón de lavar,
sustituidos. Además, la contracción adicional del 38 o/o del aceite vegetal, 23 o/o del compuesto,
área sembrada con algodón llevaría, de un lado, a 44 o/o de la margarina y 26 o/o de la manteca; a
Caballero: Balance de la investigación agraria 33
través de las compañías molineras Santa Rosa y equilibrio de su portafolio de cultivos y
Sid-Sur controla el 27 o/o de la producción de ha- actividades. Los costos de promoción y adminis-
rina, 28 o/o de la de fideos, 24 o/o de la de galle- tración de las plantas procesadoras son además en
tas y 11 o/o de la de alimentos balanceados; ade- este caso particularmente crecientes, debido a que
más de lo cual controla el 50 o/o del desmote de el abastecimiento procede de gran número de pe-
algodón y tiene fuertes intereses en textiles, ban- queños productores, muchos bastante distantes.
cos y seguros (Parodi 1980). 15/ Por ejemplo, Perulac, la filial de Nestlé en el
10/ El trigo utilizado por las molineras industria- Perú, tenía programado desde hace tiempo impul-
les, que usan molinos de cilindro, es trigo duro con sar la ganadería lechera y abrir una nueva planta
alto contenido de gluten, que da una harina apta en la región de Tarapoto, pero desistió de ello por
para producir el llamado pan francés. El trigo pro- razones de estrategia global, según parece.
ducido en el Perú (en su totalidad en la sierra) es 16/ La producción nacional de trigo, en su mayo-
blando y o bien se consume directamente o se ría en manos de los campesinos serranos, ha des-
transforma en harina en molinos artesanales para cendido de 155 mil T.M. anuales en 1951-53 a
producir el llamado pan serrano. 127 mil T.M. en 1974-76, según las series estadís-
11/ Sobre la expansión de la producción láctea en ticas reunidas por Hopkins (1981a). Según el censo
Cajamarca y Arequipa, como consecuencia del es- agropecuario de 1972, en ese año se sembraron en
tablecimiento de plantas procesadoras, y sus conse- la sierra 141,431 Ha. de trigo. La producción serra-
cuencias ver Caballero y Flores (1976), Deere na de trigo podría aumentar mucho rnás si hubiera
(1978), Eslava (1973), Jelicic (1978), Merino incentivo para ello, tanto por aumento de las áreas
(1978) y Taylor (1979). Sobre la expansión de la sembradas como de los rendimientos.
cebada malteraenla región sur verHophins (1978). 17/ Ver un conjunto de propuestas para sustituir
Sobre el maíz ver Rabinovich (1978). importaciones de trigo en Linares (1976). Furnish
12/ Ver un análisis de esta cuestión en González y Muñoz (1966) analizan las características del tri-
Vigil et al (1980): Cps. 1.3 y 2.0. go nacional y la competencia del importado.
13/ En el caso de la leche, tanto en la campiña are- 18/ Lajo (1980 :114) es terminante sobre este
quipeña como en la cajamarquina había tierras punto: "Se produce alrededor de 110 mil T.M. de
buenas y bien situadas, que podían dedicarse fácil- leche evaporada (equivalente a 220 mil T.M. de
mente a la producción de pastos y forrajes, así co- leche fluida). . . mientras la producción de leche
mo hacendados y medianos propietarios con capi- pasteurizada es sólo de 120 mil T.M Lo desta-
tal y capacidad empresarial suficientes para orien- cable aquí no es un problema de 'gustos del consu-
tarse a la ganadería lechera. En el del maíz, la ten- midor peruano por leche evaporada'... (sino) la in-
dencia de los precios del algodón (que es el princi- creíble irracionalidad encerrada en la 'hegemonía'
pal cultivo alternativo) a caer en relación a la tasa de la leche evaporada en el mercado peruano de
interna de inflación después del boom asociado lácteos. Carnation y Nestlé ... han logrado impo-
con la guerra de Corea, hizo atractiva para la agri- nerla como alimento de consumo masivo: los estra-
cultura capitalista costeña la reorientación progre- tos de menores ingresos demandan más leche eva-
siva hacia el maíz de tierras antes sembradas con porada enlatada que los de altos ingresos porque
algodón. En el caso de la cebada cervecera, la ex- no tienen la alternativa de mantener refrigerada le-
pansión de las necesidades de ingresos monetarios che fresca o pasteurizada. La alternativa más bara-
del campesinado serrano (de lo que me ocuparé ta, la leche en polvo entera, no es producida por
mas tarde), llevó a un buen número de campesinos esas empresas pero tampoco han permitido su im-
situados en las áreas de influencia de las compañías portación...".
malteras a abrir un espacio para la cebada cervece-
ra dentro de su portafolio de cultivos, pese a que 19/ Algo similar sucedió, aunque en mucha menor
el precio recibido era bajo. Las actividades de pro- escala, con otra línea de producción progresiva-
moción de las compañías (facilitando semilla y mente más cercana a la industria que a la ganade-
crédito), la adaptabilidad del cultivo a terrenos al- ría: la de carne de porcino, que creció rápidamen-
tos, su resistencia a plagas y heladas, que lo hacen te entre 1968 y 1974.
poco riesgoso, y sus bajos requerimientos de mano 20/ Ver Lajo (1978) sobre este punto.
de obra, contribuyeron a su expansión. 21/ Ver las estadísticas de consumo de carnes en
14/ Esta argumentación, inicialmente presentado González Vigil et al (19 80 : 263).
por Caballero y Flores (1976) para el caso de la le- 22/ Amat y León y Curonisy (1979), Ferroni
che en Cajamarca, se aplica también a la cebada (1979), Grillo (1979), Grillo y Samaniego (1979),
cervecera. Aunque ios campesinos serranos po- Sam aniego (1980).
drían dedicar muchas más tierras a su cultivo, son 23/ Samaniego (1980 : 212) calcula que en 1972
necesarios probablemente precios más altos para un 53 o/o del consumo de calorías en el estrado de
hacerlos modificar en esta dirección el delicado bajos ingresos de Lima Metropolitana procedía de
alimentos procesados. El porcentaje es seguramen-
34 ARTÍCULOS

te mayor para ios estratos de ingresos superiores. das por Figueroa la situación es la contraria: el
24/ Ver un análisis de las tendencias en el consu- autoconsumo es mayor. Ello seguramente obe-
mo de alimentos en ios países capitalistas avanza- dece al carácter particularmente 'tradicional' de
cíos en C!Gaitero (cmi-df. estas comu nfcíácíés.
25/ La dependencia alimentaria puede ilustrarse 34/ Esto se podría evitar regresando el ingreso
con algunas cifras. En el estrato bajo de Lima Me- de cadá fuente con la suma de los de las otras fuen-
tropolitana cuya dieta puede considerarse repre- tes, o sea estimando los parámetros de la forma re-
sentativa de la dieta urbana a nivel nacional—, el ducida del modelo y hallando a partir de ellos los
30 o/o de las calorías ingeridas en 1972 procedían estructurales.
de alimentos directa o indirectamente importados 35/ Sobre estas cuestiones pueden consultarse Ca-
(Samaniego 1980: 212). En 1975, el 31 o/o de la ballero (1981 : Cap. 8), Figueroa (1981 : Cap. 2.2,
demanda comercial de alimentos del país era cu- 5.1 y 6.1), Fonseca (1973), Fonseca y Mayer
bierta con importaciones, mientras que en 1965 (1976), Golte (1980), Mayer(1974)y Scott (1974)
sólo lo era el 18 o/o (calculado a partir del Cuadro 36/ Ver por ejemplo los artículos en Alberti y Ma-
3 de Lajo 1979, que toma los datos de World Bank yer (1974) y el análisis de Long y Roberts (1978).
1977). Lajo (1978 : 37-8) estima que estre 1965 y 37/ Es la forma más común de cooperación. Con-
1975 la relación importaciones/consumo pasó del siste en el intercambio recíproco de trabajo entre
76 al 86 o/o en trigo, del 0 al 52 o/o en maíz-sor- dos campesinos, generalmente varones y parientes.
go, del 34 al 99 o/o en semillas oleaginosas (exclu- 38/ Sobre este tema puede consultarse Figueroa
yendo algodón), del 22 al 41 o/o en lácteos; del 12 (1981 : Caps 5.3.b, y 5.5), Laite (1981: Caps. 5-7)
al 11 o/o en carnes rojas y del 10 al 32 en cebada. y Caballero (1981 : Caps. 6.4 y 7.2).
26/ El pan francés y los fideos, por ejemplo, tie- 39/ González (1978) se refiere a estas cuestiones,
nen un precio por caloría muy alto. La papa, sin aunque en forma algo distinta ala aquí presentada.
embargo, también lo tiene. 40/ La escasa movilidad del trabajo del campesino,
El análisis de la alimentación peruana desde el pun- frente a la mayor movilidad del capital, es la base
to de vista del precio implícito de los elementos del intercambio desigual entre economía campesi-
nutrientes está enteramente por hacer. Para estu- na y economía capitalista (ver Caballero 1980: En-
diar la relación entre precio de los nutrientes, gus- sayo 4).
tos y costumbres en el consumo de alimentos y 41/ La cooperación, en el sentido amplio en que
condiciones de producción, podría utilizarse la aquí usamos el término, está presente en mayor o
teoría del consumo basada en la demanda de 'ca- menor medida en todos los sectores sociales. Lo
racterísticas' más que de 'bienes' (ver, por ejemplo, particular en el caso del campesinado es la impor-
Lancaster 1979). tancia de esa presencia y su vinculación con la or-
27/ Los principales trabajos son los de Figueroa ganización productiva.
(1977, 1978 y 1981), González (1980), Maletta 42/ La minka consiste en el trabajo colectivo y
(1978, 1978a, 1979, 1979a y 1979b) y Caballero gratuito —en un ambiente generalmente festivo-
(1980 y 1981). de varios campesinos en favor de uno de ellos, pa-
28/ Ver una discusión de los estimados en Maletta ra la construcción o techado de una vivienda o la
(1978 y 1979b) y Aramburú (1979). roturación de un campo, por ejemplo. La repúbli-
29/ Se refiere a la PEA masculina. El creimiento ca o faena comunal consiste en el trabajo-colectivo
de la femenina es difícil de medir debido a cam- y gratuito de los campesinos de una comunidad en
bios en las definiciones censales. beneficio de ésta, o sea en la producción de un
30/ Ver un análisis detallado y las cifras del creci- bien o servicio.de consumo no divisible: construc-
miento de cada uno de estos items en Caballero ción de una carretera, reparación de la escuela o
(1981: Caps. 3, 5, 8, 9 y 16). la iglesia, limpieza de la acequia, etc.
31/ Lo que no significa que el 40.6 o/o de la su- 43 f Lo que no quiere decir que no sean objeto de
perficie cultivada lo sea con trabajo asalariado. El cálculo económico ni que sus ventajas/inconvenien-
porcentaje de esto último debe ser bastante menor tes no sean comparadas con las del mercado.
pues las unidades agropecuarias que contrataron 44/ He aquí un ejemplo de mi propia experiencia.
trabajo asalariado no lo hicieron necesario para tra- Para desesperación de un amigo agrónomo, los
bajar toda su tierra ni para todas las labores. campesinos de una cierta comunidad insistían en
32/ Aunque estos porcentajes se refieren al con- utilizar una cantidad de fertilizante menor de la
junto del área rural peruana, las familias en los dos que él les aconsejaba. Detenían su aplicación no
estratos más bajos son sobre todo campesinos se- sólo antes de que la productividad marginal igua-
rranos. lase el precio - c o m o mi amigo, que había calcula-
33/ Esto se desprende del trabajo de González do cuidadosamente el asunto, y la economía de
(1980 : 46) y de los discutidos en Caballero manual quisieran-, sino incluso antes de que los
(1981 : Cap. 9.2). En las comunidades estudia- rendimientos marginales empezasen a decretar. Mi
Caballero: Balance de la investigación agraria 35

amigo insistía que ios campesinos no comprendían la producción resultante de su concentración no


la no lincalidad de los rendimientos (rendimientos ser/a capaz de compensar. De la misma manera,
marginales crecientes, primero, y decrecientes, des- aun puciiendo comprar más fertilizante no lo ha-
pués), y les instaba -sin éxito a concentrar la cían porque el aumento (aunque más que propor-
aplicación de fertilizante en una parcela, en lugar cional) de la producción no les compensaba las
de distribuirlo entre varias, si el dinero no les al- dificultades que en sus modestas economías supon-
canzaba para comprar lo suficiente. En una reu- dría la eventual pérdida de la (para ellos fuerte) in-
nión con varios de los campesinos quedó claro que versión si fracasaba la cosecha. No faltan ejemplos
entendían bien la cuestión de la no linealidad, y similares en la literatura sobre la 'revolución verde'.
que hubieran podido comprar más fertilizante. El 45/ Aramburú (1979), Lajo (1978), Montoya
problema era el riesgo. Aun sabiendo que estaba (1977, 1978 y 1980), Quijano (1979), Sánchez
siendo mal aplicado, no querían concentrar el fer- (1978).
tilizante en una parcela porque distribuyén-
dolo a su manera conseguían una dispersión 46/ Sobre las barreras ecológicas, institucionales y
del riesgo (de perder la inversión en fertilizan- políticas a la expansión del capitalismo en las áreas
te por fracaso de la cosecha) que el aumento de campesinas ver Caballero (1980 : Ensayo 3).

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