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Entender esta verdad nos llevaría a valorar un poco más a las plantas y a
los árboles, a las montañas y a los ríos,
a las playas y a las llanuras, pero si no
nos amamos a nosotros mismos como
vamos a amar al prójimo y peor aún
cómo vamos a amar a un pequeño
lagartijo. Es que el amor por mi
naturaleza se expresa en amar mi
entorno. La naturaleza está en franco peligro de extinguirse y pensar que
en la escuela nos enseñaron acerca de los recursos naturales renovables y
no renovables, pero bastó unos años para que esa cosmovisión naturalista
errada se convirtiera en una triste pantomima de nuestra realidad,
porque resulta que los recursos no renovables no lo son porque ya no
existen y los renovables ahora cuesta miles de años que se renueven, un
ejemplo de ello son los ríos, donde la otrora concepción de renovables fue
echada al bote de la basura después que nos dimos cuenta que los
desechos tóxicos de una fábrica jamás abandonaran el lecho de tan vital
fuente de agua natural. Nos estamos matando señoras y señores, el ciclo
vital del hombre cada día muere
junto con él y que estamos
haciendo para revertir años de
daño ecológico, ¿qué estamos
aportando para frenar un poco el
atroz asesinato natural?¿tendrá
esta barbarie retroceso? Sería muy
bueno saberlo. Yo pienso que todo
esto es el resultado de nuestro
pensamiento egoísta y humanista,
claro si somos el centro de todo
que nos debe importar el daño que
hacemos a nuestro alrededor y si
mi entorno ecológico está afectado
al fin y al cabo cuando muera le
dejaré toda esa basura a mis hijos
y nietos, ellos como también son el
centro del universo que se
encarguen de limpiar la cochinera que esta generación le está dejando.
Nos estamos matando, no sólo con emisiones de CO2, también lo hacemos
con el mayor de los contaminantes que por años a atrapado a la
humanidad y se llama el pecado de la indiferencia humana que se rehúsa
a entender que cada elemento que le rodea es el centro de la creación y
que como yo merezco respeto, mi prójimo también lo merece, mis
mascotas lo merecen, las plantas lo merecen y todos y cada uno de los
microcosmos que sostienen el equilibrio perfecto de una tierra herida de
muerte. Comencemos por nosotros mismos, busquemos mejorar hábitos
de vida, entendamos que fuimos creados con un propósito y no
necesariamente para servirnos de la naturaleza, sino para ser parte de
ella y que colaboremos en complementar el ciclo de vida de esta tan bella
naturaleza que el Creador nos a permitido administrar, conciencia es lo
que se necesita y seres humanos que imiten la inteligencia de los seres
vivos que no entorpecen el desarrollo vital de la tierra sino que son parte
colaborativa de ella.
Edgar Alexander Gutierrez Ramirez
e-mail: alexanderguti1@hotmail.com
Comunidad FATLA
Experto en medios digitales
Modulo: Revista Digital Online