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Universidad Austral de Chile

Facultad de Filosofía y Humanidades


Pedagogía en Historia y Cs. Sociales
América Colonial

SISTEMA DE CASTAS Y ESTRATIFICACIÓN SOCIAL EN


AMERICA COLONIAL, PANORAMA NACIONAL Y
CLASES SUBALTERNAS DEL TERRITORIO.

Nombre: Mª Ignacia Torres Pimiento


Profesor: Pedro Jesús Feria Vázquez
Fecha: lunes 11 de diciembre, 2017
INTRODCCION / DISCUSION BIBLIOGRAFICA

Resulta imposible entender la realidad en que vivimos sin conocer la historia de los
grupos humanos y las variantes que la condicionaron, en este sentido este escrito tiene como
objetivo presentar la sociedad colonial y el sistema de estratificación el cual explica las
relaciones sociales con las que hoy en día nos regimos como sociedad, sin duda con
variaciones considerables pero que nacen de las condiciones antiguamente vividas.

En este escrito se abordará el sistema de castas y las relaciones sociales en América


colonial al igual que se interiorizará en el panorama de chile en la respectiva época y el
porqué de la existencia de un grupo social desarraigado a la estructura imperante significo
un problema en Chile colonial, siendo los sujetos clasificados como ociosos, vagabundos o
marginados parte de un fenómeno que abarca lo social, político, económico y cultural. La
sociedad colonial se caracteriza ante todo por comprender elementos multiculturales dentro
de una sola estructura social, conocida como la sociedad de castas, dando resultado a un
proceso de transculturación. Este sistema estamental está caracterizado por ser una sociedad
jerárquica cuyos niveles están estrictamente separados ya sea por ley o por prejuicios sociales
además de existir grandes diferencias en las costumbres de cada grupo en donde la relación
patrón clientelar invade o conforma la mayor parte del panorama social de la colonia.

La bibliografía utilizada recoge aspectos sociológicos y antropológicos en relación de


existencia de las clases subalternas en la sociedad al igual que identifica el carácter
discriminador y excluyente del sistema de castas. Utilización de fuentes secundarias que
incluyen en sus investigaciones una gran cantidad de fuentes primarias de gran importancia
como lo son los archivos judiciales y notariales, testimonios, libros parroquiales, etc.

A pesar de que la conquista del territorio latinoamericano en manos de colonos


españoles mantiene, en sí misma, cierta lejanía temporal, no deja de ser un proceso histórico
fundamental a la hora de entender la Historia de Chile y la sociedad actual en la que vivimos.
Resulta, entonces, de gran importancia estudiar los diversos fenómenos que explican el Chile
actual realizando un análisis histórico con el fin de entender sus causas, desarrollo y
consecuencias en el presente.
SISTEMA DE CASTAS

En la colonia la estratificación social se denomina sistema de castas y corresponde al


posicionamiento del poder en la sociedad es establecido mediante la “pigmentocracia”, es
decir un orden jerárquico basado en el color de la piel, lo que reflejaba según el pensamiento
de la época la cantidad de sangre de los tres principales grupos raciales, españoles, indígenas
y africanos negros. Se establece en teoría que el prestigio en sociedad o el estatus social de
la época dependían que tan cerca o lejos estaba su piel del color blanco, es decir, de la
herencia española ya que estor eran los que ocupaban el estrato más alto de la sociedad, pero,
de igual manera dentro de ese grupo había una estratificación y los rangos más altos
correspondían a los descendientes de los primeros colonizadores ya sea beneméritos o
hijodalgo y si se mezclaba su sangre con sangre indígena o negra bajan su posición en la
escala social.

Contrariamente a lo anterior mencionado se encuentran las políticas de parte de la


corona española en conjunto con la iglesia católica acerca de la fomentación de matrimonios
interraciales, en función de combatir el concubinato destruyendo así barreras que parecían
infranqueables en aquella época y que por lo demás estaban reglamentadas bajo el derecho
indiano, esta unión de culturas generó nuevos sujetos sociales o capas intermedias en la
estratificación de la época haciendo difícil la tarea de clasificación.

“Muchos escribanos y párrocos, encargados de rotular a las personas, experimentaron


la dificultad de clasificar a los individuos, por lo que no fue raro que un mismo sujeto fuera
negro en un bautismo y, más tarde, fuera registrado como mulato en su partida de
matrimonio. De esta manera, sujetos provenientes de distintas castas se aprovecharon de estas
contradicciones entre los funcionarios para mudar de estatus. También, los con menor
jerarquía elaboraron diversas estrategias para intentar "pasar por" otra casta. Varios se
cortaban el pelo o utilizaban otra vestimenta para aparentar una calidad mayor. El dominio
de un oficio artesanal les proporcionaba riqueza y una serie de contactos sociales que le
otorgaban un prestigio que les había negado -en teoría- su nacimiento”. (Memoria chilena)

En la práctica las castas fueron pensadas como estamentos sin movilidad alguna, sin
embargo, se puede dar cuenta que no fueron grupos ni homogéneos ni herméticos cada
nivel tenia diferentes integrantes con diferencias económicas y de prestigio diferencias que
permitían o no crear jerarquías internas. Se concluye entonces que, si bien la movilidad era
muy estrecha no era irreal y la sociedad colonial en determinadas épocas y en cierto grado
entrego posibilidades para superar la jerarquía establecida por el color de la piel.
CRITERIOS DE ESTRATIFICACIÓN

La administración de la justicia era la función primordial del Rey de Castilla, en las


cuales su desempeño en la creación de nuevas normas legales se traducía en la categoría de
un buen gobierno el cual busca el bien común, este fin se complicó en américa por la
colectividad dividida entre españoles e indígenas en donde los interés de ambas culturas se
contraponen provocando un dualismo en la sociedad siendo este cada vez más ficticio al
progresar la mezcla entre culturas, guiando así la política española a lo largo del periodo
colonial. Para esto es necesario tener en cuenta, primeramente, la estrecha relación entre la
Iglesia y el Estado, sobre todo durante el periodo Habsburgo el cual reflejaba fuertemente los
ideales y morales religiosas en la política y legislaciones estatales con respecto a la sociedad
estas aún más estrictas en las colonias fueras del continente europeo. Más tarde, sin embargo,
con la llegada del poder Borbón a la corona las metas en torno a las legislaciones sociales se
volverán un tanto más utilitarias y secularizadas en donde la razón del estado vendría a
remplazar el bien común. A lo largo del periodo colonial la política social se caracterizó por
un alto nivel de regulación estatal los más destacado en relación al tema que nos convoca son
el matrimonio mixto, el estado legal de las diversas capas étnicas, los fueros corporativos, la
nobleza, la encomienda, el derecho testamentario, la propiedad de tierras y el mayorazgo.

El matrimonio mixto tuvo un rol clave en la política racial de la corona como se


menciona anteriormente se trata desde la iglesia aplicar el precepto canónico de libertad. No
se trataba, sin embargo, de un fomento directo del matrimonio mixto sino más bien de un
experimento social típicos de la época temprana. Solo en el caso de las hijas de caciques a
quienes pertenecía "la sucesión por falta de varones", la corona, por motivos políticos, en
1516 explícitamente se expresó́ a favor del matrimonio mixto. Por otra parte, la corona se
oponía al matrimonio mixto con personas africanas, ya que mancharía el linaje español con
el estigma de esclavitud correspondiente a esa clase social, además el concubinato entre las
culturas africanas e indígenas fue duramente castigado.

Luego en 1776 la Corona promulgó normas enfáticas sobre el matrimonio en España


para impedir la relación entre sujetos de diferentes posiciones sociales, esfuerzo
característico de esa época. Para los novios menores de 25 años, la aprobación de los padres
constituía un requerimiento formal obligatorio. Al extender estas normas a las colonias más
lejanas en 1778, se hizo una exención de este requerimiento en el caso de "mulatos, negros,
coyotes e individuos de castas y razas semejantes". Entre los individuos de color sólo los que
fueran oficiales de la milicia debían llenarlo. Detrás de esta actitud había la idea de que los
miembros de las "castas", de sangre mixta, eran por lo general hijos ilegítimos que no podrían
ubicar a sus padres, pero también expresaba una indiferencia desdeñosa por su "status". Sin
embargo, gracias a la oposición de las Audiencias de Chile y de México, el Consejo de Indias
se vio luego obligado a aclarar que los indios, mestizos, se pondrían en el mismo fundamento
que los españoles. Por otra parte, no solamente los españoles sino también los indígenas
deberían ser advertidos por los curas en contra las uniones con negros y mulatos. En 1805,
se decretó́ que personas "limpias de sangre" tendrían que solicitar permiso del Virrey o de la
Audiencia para casarse con negros o mulatos. La política discriminatoria se hizo más liberal
hacia el final del periodo colonial.

En relación al patrón de clasificación étnica, los españoles incluían a peninsulares,


criollos y mestizos legítimos al igual que los indígenas (luego del periodo de esclavización
inicial), son reconocidos como vasallos libres y súbditos de la corona, sin embargo, la
población indígena fue desplazada al estrato inferior de la sociedad española, la cual de a
poco hizo más claras las legalidades con respecto a los indígenas por miedo a levantamientos,
así los indigenas podían ser gobernados por autoridades propias, en parte y más relacionado
al ámbito privado podrían vivir conforme a sus antiguas costumbres pero seguían estando
fuertemente controlados por la corona al nivel de restringir su libertad de movimiento.

“Debían tributar al Rey y realizar trabajos forzados (mita, cuatequil) pero gozaban de
una exención parcial de diezmos y completa de alcabala. Eran exentos del servicio militar a
la vez que no se les permitía emplear armas de fuego ni espadas, ni tampoco montar a
caballo.
 legalmente “menores” gozaban de una protección legal especial y eran exentos de
la jurisdicción de la Inquisición; con la misma base, no podían concluir contratos legales,
tampoco comprar vino” (Mörner, 1980, p.9)

Otro grupo dotado de estado legal especial eran los esclavos africanos. Por definición
eran de propiedad de otros, dejados al arbitrio de ellos. Los hijos de madre esclava tendrían
el mismo estado. Hubo interés por parte de la Iglesia (y del estado) en la cristianización de
los esclavos y en la extensión del matrimonio a ellos. Por otra parte, los castigos de los
esclavos sancionados en el derecho tenían un carácter especialmente feroz reflejando, como
en toda sociedad esclavista, el miedo a la venganza.
“El surgimiento de un número creciente de jóvenes de origen racial mixto no había
sido previsto por la legislación temprana y la Corona no pudo esconder su disgusto. " Cómo
se puede desaguar esta gente y atajar los inconvenientes que de su aumento y malas
costumbres se pueden temer?", preguntó el Monarca al Virrey del Perú́ en 1609. A causa
sobretodo de la ilegitimidad, en el siglo XVI, prácticamente por definición, los mestizos
fueron poco a poco privados del acceso a puestos honoríficos y relacionados con los indios.
En 1549 mestizos, mulatos e ilegítimos en general fueron excluidos de la posibilidad de tener
encomiendas. A fines del siglo se les vedó el acceso a las posiciones de protectores de indios,
notarios públicos y caciques.” (Möner, 1980, p.9)
Por otra parte, los descendientes de esclavos africanos nunca se librarían del estigma
de la esclavitud y la ilegitimidad propia de su raza, además de sufrir todas las restricciones
impuestas a los mestizos, los negros estaban obligados a pagar tributo al igual que los
indígenas.

“Sufrían otras restricciones en cuanto a movimiento y vestido y no podían poseer


armas de fuego, medidas motivadas por desdén o temor. No tenían acceso a las universidades.
Al culminar la discriminación contra el elemento negroide, "de vilísimo nacimiento", hacia
fines del periodo colonial la corona auspició dos exenciones interesantes, dictadas por
razones consideradas más importantes. Primero, al organizarse tropas regulares y milicias,
se formaron unidades especiales reclutando negros y mulatos, eufemísticamente
denominados "morenos" y "pardos" en tal contexto. No pagarían tributo y gozarían del estado
jurídico militar especial (fuero). Segundo, elementos "pardos" que, pese a todos los
obstáculos, habían reunido fortuna y cierto status, tuvieron la posibilidad de comprar
licencias llamadas "Cedulas de gracias al sacar" que los volverían legalmente blancos”
(Möner, 1980, p.10)

Esta fue una demostración de la ambición por parte de la monarquía de los Borbones
con el fin de demostrar la superioridad del rey el cual es capaz de sacar a cualquiera desde su
“inferioridad de nacimiento” sin embargo, entre las verdaderas razones se pueden encontrar
dos la necesidad financiera rasgo característico del poder Borbón y por otra parte el disminuir
el poder criollo el cual consideraba cada vez más amenazante.

“Poco a poco se formó́ una política de separación racial territorial entre, por un lado,
los indígenas y, por el otro todos los demás elementos de la población (con los mestizos
crecidos con sus madres indias en los pueblos de indios como una de las muy pocas
exenciones). Esta política, codificada en la Recopilación de 1680, tuvo su origen en el
concepto dualista de las dos Repúblicas, y la realización del "mal ejemplo" dado por los
foráneos que pasaban o se radicaban en los pueblos de indios. Fué inspirada por muchos
religiosos y sacerdotes. A pesar de su conflicto con otro objetivo de la Corona, la difusión
del castellano entre los indios, esta legislación continuó en pié hasta fines del periodo colonial
cuando ya por mucho tiempo habían cesado los esfuerzos quijotescos por hacerla aplicar. En
lo esencial, esta política de "apartheid" implicaba una discriminación no contra los indios,
para quienes generalmente era bienvenida, sino contra los elementos mestizos y mulatos
pobres” (Möner, 1980, p.10-11)

Uno de los privilegios más resentidos y apreciados del antiguo régimen era el de las
jurisdicciones corporativas especiales más conocidas como fueros. “El ordenamiento
corporativo era esencialmente de orden vertical. Abarcaba todos los miembros desde arriba
hasta abajo. Dentro de la Iglesia, el clero regular, secular y la Inquisición y las Universidades
gozaban de fueros especiales. Los militares, como ya queda mencionado, gozaban del mismo
privilegio. Los miembros de los Consulados y los mineros, también. De los grupos étnicos,
el status jurídico especial de los indios se había hecho especialmente explícito. En el
Virreinato de la Nueva España funcionaba una corte especial, el Juzgado General de indios
el cual, sin embargo, no tenía contrapartida en el Perú́” (Möner, 1980, p.11)

La alta nobleza peninsular por otra parte se componía de dos grupos específicamente
marcados “los títulos de Castilla, cuyos miembros ocupaban la cúspide de la pirámide social,
y los hidalgos, grupo numeroso y heterogéneo, cuya exención del pago de impuesto personal
(pecho), sin embargo, les distinguía de los demás (pecheros). En las ciudades, un grupo de
patricios, los caballeros, formaban, en cierto modo, una capa intermedia entre títulos e
hidalgos” (Möner, 1980, p.11) sin embargo en américa los títulos eran muchos menos ya que
había una gran cantidad de hidalgos pobres en el continente, dando paso a los criollos más
ricos la compra de estos títulos sin embargo la corono no estaba a favor de una capa muy
extensa de nobles en las américas.

La encomienda en américa a diferencia de la española tendría una diferente índole


legal, pero en teoría correspondía básicamente en lo mismo. “Nunca implicaría una
jurisdicción sobre los indios, teóricamente vasallos libres. Tampoco, en teoría, ningún
derecho a sus tierras, de cuya continuada posesión debían ser asegurados. Como figura
jurídica, poco a poco elaborada, la encomienda constituiría la concesión del pago de tributo
al encomendero, en vez del Rey. Aquel, en cambio, extendería protección a los indios,
haciéndose responsable incluso de su cristianización. Era una concesión gradualmente
extendida por varias vidas, pero nunca, pese a los muchos esfuerzos de la élite
hispanoamericana, reconocida en "perpetuidad"” (Mörner, 1980, p.12)

El fin legal de esta institución fue en 1720, algunos historiadores postulan desde un
punto de vista formal, que la encomienda fue una serie de compromisos por parte de la corona
en función de prevenir la formación de un grupo privilegiado que pudiera haber amenazado
el poder de la burocracia colonial del monarca.

En el caso de las encomiendas se planteaban problemas específicamente americanos


con respecto a la sucesión,

“Con respecto a la sucesión de bienes materiales, el derecho castellano impuso su


división entre viuda/viudo e hijos/hijas. Hubo la posibilidad de "mejoras" a favor de un
heredero favorecido, pero ellas no podían exceder la tercera parte de la herencia total. Estas
normas legales iban a tener consecuencias importantes, sobre todo para la estructura agraria,
ayudando a explicar la alternación de concentración y fragmentación de propiedades, lo
mismo que la frecuencia de compraventas. Había, sin embargo, a partir de 1529 un escape
legal: la creación de un mayorazgo, que aseguraría la sucesión de bienes como "indivisibles,
inalienables e imprestables" en una mano. Poco a poco, las autoridades se dieron cuenta de
los inconvenientes de la institución y en 1789 impusieron normas restrictivas para la
concesión de mayorazgos en las Indias, a fin de no obstaculizar "la circulación de bienes
estables"” (Mörnen, 1980, p.12)

PANORAMA CHILENO Y CLASES SUBALTERNAS “OCIOS, VAGABUNDOS Y


MAL ENTRETENIDOS”

El sistema de Encomienda se conformó como el derecho de propiedad de los colonos


por sobre los indios con el deber de protegerlos y evangelizarlos. “En recompensa por los
servicios militares y financieros proporcionados durante la conquista, la Corona concedió
encomiendas a los conquistadores. Estas correspondían a repartimientos de indios, es decir,
un conjunto de población nativa organizada a través de caciques o curacas. Cada
encomendero estaba autorizado de percibir tributos de los indios asignados. A cambio
estaban obligados a proteger y evangelizar a los indios.” (Memoria Chilena)

Aun con la existencia de un sistema que regulaba el trabajo indígena en condición de


súbito, existía en Chile una considerable población denominada Vagabundos “situación
ambivalente de la persona que, careciendo de vínculos sociales permanentes y medios
visibles y legítimos de sostenimiento, se muestra voluntariamente refractaria al trabajo
regular sistemático y habitualmente profesado” (Prat, 1949). A esta población, que no
mantenía vínculos de dependencia, se les atribuía la condición de ociosos y mal entretenidos.

“Ya en el siglo XVIII la ociosidad había sido proclamada como la madre de todos los
vicios y, por tanto, el origen de todo tipo de desórdenes. Limpiar, cercenar y eliminar todas
las formas de desorden pasaron a ser los objetivos de un buen gobierno. Por otro lado, dado
que el ocio era el mayor vicio, el trabajo era la mayor virtud entendido este como hacer lo
que a cada uno le corresponde, que era igual a tener un destino útil”. (Araya, 1999, p.17)

Sin lugar a dudas, la existencia de un grupo social que no se restringiera a la nueva


estructura instaurada por la Corona Española en el Reino de Chile, era una problemática
social que ponía en constante cuestionamiento el orden implantado por la Colonia. Sin
embargo, no se debe entender este fenómeno social, denominado vagabundaje, como
característico sólo de la sociedad colonial chilena. La recopilación de las leyes de los Reinos
de India establecía al vagabundaje como un problema social traído desde España y
contemplado a través de la ley. Más tarde, debido al vínculo colonial español, se conformó
la ley en Chile, a través de la dictación de una real cédula para América con el fin de legislar
para una sociedad ordenada. Dicha ley establecía que el problema de la vagancia residía en
la población española asentada en el territorio nacional.
“Los vagabundos españoles que viven entre los indios y en sus pueblos, les hacen
muchos daños, agravios y molestias intolerables y conviene que los virreyes, presidentes y
gobernadores… provean que no pueden estar entre los indios, ni habitar en los pueblos, con
graves penas que les impongan y ejecuten en los que contravinieren sin remisión alguna”
(Felipe II, 1568, p.319)

Hacia el siglo XVIII, el discurso hegemónico apuntaba al control de la sociedad por


medio de diversos mecanismos que promovieran el orden y la productividad agrícola ante la
situación de crisis demográfica de mano de obra. De esta forma, la idea que las clases de
poder en la Colonia quisieron establecer acerca del ocio, en relación al trabajo, señala que
“es un vicio perder el tiempo, malgastarlo o desperdiciarlo, dejarlo pasar inútilmente no
haciendo nada o no ocupándose en cosa alguna” (Araya, 1999, p.36)

Los indios fueron, fuertemente, definidos bajo el estigma de la ociosidad como


característica propia a su raza en relación a la productividad del trabajo. Sin embargo, ante
la baja de la población indígena, es decir, mano de obra, a otro grupo social se le atribuyeron
dichos rasgos: los mestizos. Así, los mestizos se formaban, progresivamente, como la nueva
mano de obra de la sociedad colonial chilena, considerados, socialmente, gente inferior por
su característica natural heredada, el ocio. El historiador Diego Barros Arana, explicaba que
el mestizo debía su condición de miserable por “vicios inherentes a las dos razas de que
provenía, a la ignorancia en que estaba sumida y a la miseria creada por falta de industria”.
Se establecía, entonces, al mestizo como la población que, teniendo las capacidades físicas
para el desarrollo del trabajo, prefería la improductividad, cuestión que se debía a la
miserable situación hereditaria que mantenían. La integración de este grupo social al trabajo
favoreció la conformación de la plebe, grupo social que une, en el discurso, a mestizos y
peones bajo la tacha de la ociosidad como rasgo característico.

“A mediados del siglo XVIII, la plebe era “peligrosa” tanto por su número como por
su diversidad. Esta percepci6n llevo a que las autoridades hiciesen del disciplinamiento social
una tarea prioritaria, el miedo a la población numerosa, desconocida y diversa desconcertó a
1os grupos dominantes. Ya no se trataba simplemente de indios y españoles, ni siquiera de
estos y mestizos, sino que de toda clase de mezclas” (Araya, 1999, p.48)

A finales del siglo XVIII, el discurso de ociosidad en el Chile Colonial, al ser


enfrentado a la realidad que vivía la plebe en relación a la oferta de trabajo, fue material de
análisis de diversos intelectuales de la época, estableciendo que el problema principal no era
precisamente la improductividad causada por el ocio del Vagabundo, sino, la cesantía
existente por la falta de oferta laboral. Se reconoció, entonces, que “había pobres que no lo
eran por ociosos o viciosos y hombres sin trabajo no por su voluntad” (Araya, 1999, p.51),
eso sí, sin dejar de considerar a la ociosidad como la madre de todos los vicios.
Se establece entonces que “los ociosos, vagabundos y malentretenidos en la sociedad
colonial constituyen un problema: la vagancia” (Araya, 1999, p.11), presentando, así, la
relación directa que el término de vagancia mantiene con el ocio y malentretenimiento. Se
entiende, entonces por vagabundo “La situación de desvinculación y desarraigo social
acompañada de actividad deambulatoria, improductividad y generalmente de la práctica de
la mendicidad (…) que puede constituir un índice de peligrosidad” (Góngora, 1966, p.11)

Por otra parte, se caracteriza a la “ociosidad como la madre de todos los males”.
(Araya, 1999, p.17). De esta forma, la relación de ocio con el vagabundo tiene por resultado
que este sea considerado malentretenido, y, por tanto, perjudicial para la sociedad. Asimismo,
otro concepto importante de tener en cuenta para entender la relación entre los principios que
regían la sociedad chilena colonial es el trabajo y su rol en la sociedad. “Trabajar significaba,
en primer lugar, ser útil. A fines del siglo XVIII ser útil también se expresaba como destino
provechoso de las energías y el tiempo. Trabajo, destino y ocupación son los márgenes de un
problema social nuevo: la ociosidad, vagamundería y el malentretenimiento” (Araya, 1999,
p.19)

De esta forma, se establece que el vagabundo, al no poseer lazos de dependencia y


aun cuando posee capacidades para la trabajar, destina su vida a la práctica del ocio, se
constituye como un ente perjudicial para la sociedad, ya que no sigue la estructura social
establecida.
CONCLUSIONES

La conquista produjo para américa la construcción de una sociedad bajo el prototipo


castellano, con su jerarquización y estamentos fuertemente controlados por factores de
producción económica, sin embargo, no tardó en ser moldeada bajo las diferentes realidades
culturales presentes en el continente.

La conquista del territorio nacional se caracterizó, en primera instancia, por invadir


el orden natural que los diferentes pueblos indígenas mantenían en la zona, para luego,
implantar un nuevo tipo de sociedad de tipo occidental, en donde los indígenas serían,
progresivamente, considerados súbditos de un Rey que no profesaban. La colonización,
entonces, supuso el violento sometimiento de instituciones que promovieron, principalmente,
el respeto al Gobierno, la expansión del catolicismo y de las riquezas. El trabajo se
constituyó, en aquel entonces, como el principal medio por el cual se fomentaron dichas
instituciones, que tenían por objetivo dirigir las relaciones sociales y productivas de la
sociedad.

A través del escrito de vislumbra entonces como la sociedad era un ente modelador
de su población con fines de control social y producción económica, me parece relevante su
estudio ya que a través de la contextualización de la realidad histórica se visibilizan principios
e instituciones que nos rigen hasta la actualidad, es por eso que conocer la violenta
imposición de una estructura social, económica, política y cultural en todas las capas de la
sociedad me parece de gran importancia para entender nuestra realidad actual.

Por otra parte, el estudio de las clases subalternas de la sociedad como el Vagabundo
responde a la temprana conducta de desarraigo frente a la estructura social, nuevamente esto
se puede ver hasta la actualidad es por eso que el estudio de lo que fue la colonización en el
continente y específicamente en nuestro país es tan importante porque las estructuras sociales
y políticas que conformamos hoy en día son producto de esa herencia colonial, en donde los
modos de producción fueron y siguen situando a los individuos en la sociedad hasta hoy en
día.
BIBLIOGRAFIA

ARAYA, Alejandra, “Ociosos, Vagabundos y Malentretenidos”, LOM Editorial, 1999,


Chile

FELIPE II, “La recopilación de las leyes de los Reinos de India”, 1568, España.

MORNER, Magnus, “Estratificación social hispanoamericana durante el periodo


colonial”. Istitute of latin american studies, 1980, Estocolmo.

PRATT, Henry, Diccionario de sociología, 1° edición en español, Fondo de Cultura


Económica, 1949, México- Buenos Aires.

Memoria chilena, http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-97803.html

Memoria chilena, http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-685.html

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