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El acoso laboral o "mobbing" (del inglés "to mob": acosar, atacar en masa), también llamado a
veces bullying laboral en algunos países (como México o Chile), es una forma de maltrato laboral,
principalmente psicológico o moral, que se caracteriza por un hostigamiento persistente,
sistemático y continuo sobre el trabajador de diferentes formas.
Aunque el acosador o acosadores en general no hacen uso de la violencia física, en algunos casos
sí se han reportado casos de mobbing con agresión. Sin embargo, la mayoría de las veces no es
necesario el uso de la violencia física para hundir a la víctima en la peor de las pesadillas.
El maltrato psicológico al que se ve sometido la víctima puede incluír burlas, falsos rumores,
amenazas, exclusión, desprecios y muchas otras formas de maltrato, como veremos más
adelante.
Por otra parte, el acoso puede provenir de uno o varios compañeros, por parte de los jefes o
superiores (en cuyo caso hablamos de "bossing" - del inglés "boss": jefe) e incluso puede
provenir, aunque con mucha menor frecuencia, por parte de subordinados.
El mobbing es una importante fuente de estrés laboral que puede llegar a cronificarse en forma
de Síndrome de Burnout (cuando la víctima no puede o no quiere abandonar su puesto de
trabajo), e incluso es relativamente frecuente entre quienes han padecido mobbing el desarrollo
del denominado trastorno de estrés postraumático, un tipo de estrés crónico muy perjudicial.
Técnicamente, aunque dentro del mobbing se incluyen todas aquellas prácticas de maltrato
psicológico en las que la víctima es hostigada por uno o varios individuos, es comúnmente
aceptado que cuando hablamos de mobbing nos estamos refiriendo al de tipo laboral.
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El término mobbing fue empleado por primera vez en 1966 por Konrad Lorenz (1903-1989),
zoólogo de origen austriaco, que se especializó en el estudio del comportamiento animal. Lorenz
descubrió que ante la presencia de un depredador algunos animales reaccionaban atacándolo
en grupo para defenderse (lo que se conoce como mobbing animal).
En 1972, el médico sueco Peter-Paul Heinemann (1931-2003), utilizó este concepto para
referirse al comportamiento destructivo y abusivo que presentaban algunos grupos de niños
contra otro compañero (lo que conocemos actualmente como acoso escolar o bullying).
Ejemplo de bullying
La primera aplicación del término mobbing en el entorno laboral se dió durante la década de los
80 de la mano del psicólogo y profesor de origen alemán Heinz Leymann (1932-1999), que inició
una investigación sobre este tipo de comportamiento en el lugar de trabajo, basándose en
algunos casos de intento de suicidio que se habían producido entre enfermeras y cuyo origen
parecía ser laboral.
Leymann descubrió que el mobbing provocaba con relativa frecuencia en sus víctimas trastorno
de estrés postraumático y logró tratar con éxito a muchos afectados por dicho síndrome de
estrés crónico en su clínica de Suecia.
Gracias a sus investigaciones, Leymann logró que el estudio e investigación del mobbing
alcanzaran una amplia divulgación a nivel internacional. Además, desarrolló el que denominó
Leymann Inventory of Psychological Terror (LIPT) (Inventario de Leyman del Terror Psicológico -
en español), un cuestionario dicotómico (sí o no) de 45 ítems que analiza las 45 posibles causas
o formas de mobbing.
A continuación veremos una aproximación a la ampliación sobre dicha obra realizada por
investigadores del Instituto de Psicoterapia e Investigación Psicosomática de Madrid, en la que
se añaden 15 nuevas formas de acoso laboral (LIPT-60).
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Agresiones físicas.
Las nuevas formas de acoso laboral reflejadas en el LIPT-60 son las siguientes1:
Se someten informes confidenciales y negativos sobre usted, sin notificarle ni darle oportunidad
de defenderse.
Las personas que le apoyan reciben amenazas, o presiones para que se aparten de usted.
Cuando solicita un permiso o actividad a la que tiene derecho se lo niegan o le ponen pegas y
dificultades.
Sin embargo, la modificación realizada en el LIPT-60 no se limita a ampliar las posibles formas
de acoso laboral, sino que profundiza en la frecuencia e intensidad con que dichas formas de
acoso se manifiestan y distingue 6 nuevas subescalas de acoso. Si lo desea, puede acceder al
trabajo completo del LIPT-60 en pdf.
(1) Gonzalez de Rivera, JL y Rodríguez-Abuin, MJ: Cuestionario de estrategias de acoso en el
trabajo. El LIPT-60. Editorial EOS, Madrid, 2005.
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Entre las características mas habituales de un acosador laboral, encontramos algunas como las
siguientes:
Mentiroso:
El acosador suele ser un mentiroso compulsivo con una amplia experiencia en el arte de la
invención y no dudará en idear cualquier artificio para dañar la reputación personal o profesional
de la víctima, extendiendo falsos rumores o bulos.
Carente de empatía:
Experto manipulador:
Suele tratarse de una persona con gran facilidad para ganarse la confianza de los demás y
manipularlos a su antojo, gracias a su habilidad en el uso de la palabra y su capacidad de
persuasión.
La envidia y la inseguridad suelen ser otras de las características de los acosadores. Es habitual
que las competencias, inteligencia o capacidades de la víctima sean superiores a las suyas y que
vea en ello una amenaza que pueda perjudicar sus intereses o hacerle quedar en evidencia
frente a los demás. Es por ello que no dudará en utilizar estrategias de acoso encaminadas a
ocultar o desviar la atención sobre su propia incompetencia.
Egoísta:
Los acosadores suelen ser personas egoístas y con una minusvalía moral importante. Para ellos
lo más importante son ellos mismos, y no dudarán en pasar por encima de quién sea para
obtener el más ridículo de los beneficios, aún cuando dicho beneficio implique destruír
psicológicamente a otra persona.
Perverso:
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Existen diversos tipos de acoso laboral en función de la posición jerárquica de los acosadores y
de los motivos que hay tras el acoso:
Leymann fue el primero en establecer una clasificación natural del acoso laboral en función de
la relación jerárquica entre víctima y acosador, estableciendo las tipologías "vertical",
"horizontal", "ascendente" y "descendente":
Acoso horizontal:
Se da cuando los acosadores o maltratadores se encuentran en la misma posición jerárquica que
la víctima, es decir, son compañeros de trabajo.
Un ejemplo típico sería el de aquel trabajador que acaba de entrar en una empresa y posee unas
habilidades o espíritu trabajador que el resto de compañeros ve como una amenaza frente al
modo establecido de hacer las cosas.
Aunque mucha menos frecuencia, se da cuando la víctima del acoso se encuentra por encima
en la escala jerárquica. Puede darse cuando los subordinados no aceptan por alguna razón a la
persona que han colocado a su cargo. Un estilo de liderazgo demasiado débil o demasiado
autoritario en ocasiones puede estar detrás de este tipo de acoso. Incluso se han dado casos en
los que los propios subordinados ejercen mobbing sobre su superior amenazándole con
denunciarle fálsamente por acoso laboral.
Acoso multidireccional:
Se da cuando se combinan dos o más de las anteriores tipologías. Un ejemplo típico sería cuando
tanto la dirección de la empresa como los propios trabajadores quieren provocar un despido,
por lo que el acoso se dará desde al menos dos niveles jerárquicos diferentes.
Otra clasificación posible es la que hace referencia a la motivación en que se apoya el mobbing.
En ocasiones también se pueden dar varias motivaciones de forma simultánea:
Es una forma de mobbing en la que dicha conducta forma parte de la estrategia del jefe o de la
empresa, con un objetivo claramente económico.
Se trata de uno de los casos más habituales de mobbing y es aquel en el que se quiere provocar
la baja voluntaria del trabajador para ahorrarse el dinero de un despido improcedente, por lo
que se intenta por todos los medios destruir la autoestima de la víctima con el objetivo final de
que abandone el puesto voluntariamente.
Es una forma de acoso laboral particularmente nociva y cruel consistente en acosar a una mujer
que ha quedado embarazada para servir de ejemplo y amenaza al resto de sus compañeras,
evitando así que accedan a una baja por maternidad. Como es lógico, más de una se lo pensaría
dos veces antes de quedarse embarazada tras ser testigo de las circunstancias de su compañera.
En muchas ocasiones también se persigue el despido voluntario.
Para estas personas, someter, humillar y hundir psicológicamente a su víctima les hace sentir
bien. Aunque en ocasiones maltratan a la víctima sin que haya testigos, no les resulta difícil
encontrar cómplices rápidamente, dada su facilidad para ganarse la confianza de los demás y
manipularlos a su antojo.
Entre las formas más comunes de acoso sexual encontramos comentarios sexistas, tocamientos
no consentidos e incluso intentos de agresión sexual o chantajes en los casos más graves.
Dadas sus particularidades, algunos autores sugieren establecer una clara distinción entre el
acoso laboral ordinario o mobbing y el acoso laboral sexual. Si desea obtener más información
le recomendamos visitar esta página.
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Las fases del mobbing pueden presentar variaciones en función de cada caso específico, aunque
en general, podemos hablar de 3 fases básicas: el conflicto, el acoso y la resolución:
FASE DE CONFLICTO:
Como hemos visto, en todo acoso laboral existe una causa que impulsa al agresor a hostigar a la
víctima. En muchos casos, tras esta causa se esconde algún tipo de conflicto entre la víctima y el
acosador (personal o de otro tipo), lo que supone el detonante del mobbing.
Esta fase de conflicto incluso puede no existir (por ejemplo en el acoso laboral por simple placer),
e incluso aunque exista, podría pasar totalmente inadvertida para la futura víctima: imaginemos
el ejemplo de una simple discusión de trabajo a la que la víctima no da mayor importancia, pero
que el futuro agresor considera todo un atentado contra su persona. El futuro agresor podría
fingir que no ha sucedido nada, e incluso ser amable con la futura víctima con la intención de
ganarse su confianza y recopilar información personal con la que poder atacar sus puntos débiles
más adelante. Incluso ésto podría hacerse con la intención de que una vez comience el acoso, el
daño psicológico sea mayor, al haber depositado la víctima su total confianza en el agresor.
FASE DE ACOSO:
Ésta es la fase principal y en la que pueden tener lugar todas las formas de acoso imaginables,
como humillaciones, falsos rumores, bromas de mal gusto, agresiones verbales o físicas,
llamadas telefonicas anónimas a altas horas de la madrugada para molestar y en general
cualquier tipo de vejación concebible.
Esta fase de acoso puede tener una duración muy variable, dependiendo de factores como la
resistencia de la víctima frente al acoso, los recursos de que dispone para enfrentar el acoso, su
posición jerárquica dentro de la empresa o su grado de dependencia del puesto de trabajo.
La fase final implica el fin del acoso laboral, y ésto puede tener lugar debido a una de las
siguientes razones:
La víctima logra defenderse y poner fin al acoso, generalmente mediante el apoyo de otros
compañeros, de la dirección de la empresa o con ayuda externa.
Sin embargo, es importante destacar que el fin del acoso laboral no implica necesariamente que
la víctima recupere el nivel de bienestar anterior al acoso, ya que el mobbing puede ocasionar
una profunda huella psicológica difícil de borrar en aquellos que lo sufren, graves problemas de
salud e incluso en los casos más graves, el suicidio.
Si usted cree que puede estar siendo sometido a acoso en el trabajo, no se dé por vencido y
consulte a continuación nuestra guía de consejos sobre cómo actuar frente al mobbing. ¡Mucho
ánimo!
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Consiga pruebas:
Probablemente se trata del paso más importante. Ante un caso de acoso laboral, usted debe
saber que tiene derecho a denunciar.
En primer lugar, antes de hacer nada más, es una buena idea contactar con un abogado laboral
para obtener un asesoramiento profesional sobre cómo actuar, ya que la legislación puede
variar de unos países a otros.
En segundo lugar, siempre teniendo en cuenta los consejos que le ha dado su abogado, proceda
a recopilar todas las pruebas que pueda. Algunas ideas al respecto:
AVISO IMPORTANTE: Tenga en cuenta que la legislación de su país puede impedirle recopilar
determinadas pruebas o realizar determinadas prácticas sin infringir la ley, por lo que le
recomendamos consultar la legislación de su país o contar con el apoyo de un abogado
especializado en derecho laboral antes de lanzarse a recopilar pruebas. Por otra parte, algunos
tribunales de justicia podrían no dar validez a determinadas pruebas e incluso volverlas en su
contra, de ahí la importancia de contar con el apoyo de un profesional.
Grabe las conversaciones telefónicas (existen muchas aplicaciones gratuitas para smartphones
que le permiten hacerlo, por ejemplo Call Recorder). Puede incluso probar a tender una trampa
a su acosador y dejar que él mismo se incrimine con sus palabras.
Recopile cualquier nota o manuscrito amenazante, carta, documento o email que pueda servirle
como prueba de los hechos.
Una vez haya recopilado una cantidad suficiente de pruebas sobre el hostigamiento laboral al
que está siendo sometido, es hora de formalizar una denuncia contra el acosador o acosadores
ante las autoridades competentes, asesorado de ser posible, por un buen abogado laboral.
Si usted gana el juicio, muy probablemente tendrá derecho a una indemnización por mobbing.
Para los residentes en México, recomendamos ver este vídeo, en el que se entrevista a dos
abogados laborales especializados en mobbing, que le darán algunos consejos sobre cómo
actuar.
Muchas veces el acosador persigue irritar a la víctima con discusiones absurdas. Simplemente
no merece la pena seguir su juego. Pruebe a ignorarle y busque algo más interesante en lo que
perder el tiempo.
El sentido del humor es su aliado. Algo que suele irritar a todo acosador es observar que sus
actos parecen no tener efecto sobre usted, e incluso más aún que usted los encuentre graciosos.
¿Cuando usted llega por la mañana y da los buenos días nadie le contesta? Sígalo haciendo, y si
es con una sonrisa, mejor. Ante otro tipo de situaciones en las que se le falte al respeto de un
modo más evidente, puede contestar con alguna frase afilada del tipo: "Vaya, veo que alguien
olvidó tomar sus pastillas esta mañana", o "vaya, parece que alguien no ha (lo que sea) en mucho
tiempo". Pero sobre todo no lo diga con un tono de voz que le haga parecer irritado,
simplemente dígalo como si le pareciera gracioso y siga a lo suyo.
En algunos casos, hablar con el acosador delante de otras personas puede ser una buena idea.
Por ejemplo si el acosador ha extendido un falso rumor sobre un fallo que usted ha cometido,
pídale detalles concretos sobre dicho fallo, si incurre en contradicciones quedará expuesto
frente a los demás.
No lo mantenga en silencio:
Aunque no siempre sea fácil, intente buscar aliados entre sus compañeros e incluso busque
apoyo de un psicólogo que le ayude a expresar y liberar sus emociones.
El odio es una emoción que puede tener consecuencias muy negativas para nuestra salud. Una
buena forma de canalizar el odio es a través del deporte. Existen determinados deportes, como
las artes marciales, que son especialmente útiles a la hora de canalizar la ira y aprender a
contener nuestros impulsos. El simple hecho de saber que tenemos los recursos necesarios para
defendernos si fuera necesario, nos permite actuar con mayor calma frente a situaciones que
antes nos superaban y disparaban nuestra agresividad.
Otra buena idea que debería poner en práctica es la de aprender alguna técnica de relajación,
como la meditación o el yoga. Se trata de prácticas con numerosos beneficios para la salud, que
nos harán sentir mejor, con mayor sensación de control y energía. Algunos de los beneficios de
las técnicas de relajación:
Aumento de la productividad.
No deposite su total confianza en nadie a menos que esté completamente seguro del tipo de
persona que es. El típico ejemplo es el de alguien que le trata con extrema simpatía sin apenas
conocerle de nada y que, de algún modo, logra mantener una sonrisa constante en su rostro.
Ésto no significa, por supuesto, que se trate de un psicópata, pero lo más prudente sería
desconfiar, al igual que lo sería en cualquier otro caso, a menos que tenga una buena razón para
no hacerlo.
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CONSECUENCIAS DEL ACOSO LABORAL
El acoso laboral puede tener efectos muy negativos sobre la salud física y mental de la víctima.
Entre las consecuencias negativas para el acosado encontramos las siguientes:
Adicciones.
Aislamiento social.
Por otra parte, debido al estrés laboral que provoca el mobbing en el trabajador, se pueden
producir otras consecuencias negativas asociadas a dicho estrés.
http://www.estreslaboral.info/acoso-laboral.html