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Los problemas antropológicos se imponen por sí mismos, irrumpen en la existencia y se plantean por
su propio peso. La existencia, al hacerse problemática, requiere una respuesta y obliga a tomas
posiciones. La antropología filosófica no crea ni inventa los problemas del hombre. Se los encuentra,
los reconoce, los asume. E intenta dar una respuesta que pueda iluminar la problemática existencial.
La problemática antropológica se asoma a la vida concreta de maneras muy distintas: admiración y
maravilla, frustración y desilusión, experiencia de lo negativo.
A) ADMIRACIÓN Y MARAVILLA
La reflexión sobre las dimensiones fundamentales del hombre puede nacer de la maravilla y de la
admiración frente al universo o frente al hombre y sus creaciones. También la experiencia religiosa
puede abrir semejantes horizontes de maravilla. La admiración expresa en cierto modo una actitud
contemplativa, profundamente mortificada en la civilización industrial, pero nunca extinguida por
completo. Está orientada hacia el reconocimiento de la grandeza.
B) FRUSTACIÓN Y DESILUSIÓN
El fracaso de nuestros propios proyectos, el cansancio de vivir, en pocas palabras el contraste entre
lo que uno es y lo que le gustaría o debería ser para ser plenamente hombre, son otras tantas
experiencias que nos invitan a reflexionar y a suscitar los interrogantes de siempre: ¿Qué es el
hombre? ¿Quién soy yo?
C) LO NEGATIVO Y EL VACÍO
El hombre corre detrás de valores engañosos, olvidándose de los verdaderos problemas. Y esto no
ofrece ninguna satisfacción, sino que se hunde dejando aparecer el vacío y la nada. De ahí el
interrogante fundamental ¿vale la pena vivir? Existe un solo problema filosófico verdaderamente
serio: el suicidio. Juzgar la vida merece o no merece ser vivida es responder a la cuestión
fundamental de la filosofía.
La problemática antropológica parece estar sostenida sobre todo por ciertas experiencias e
instancias específicas: por la libertad, por las relaciones interpersonales, por una necesidad de
encontrar un significado global a la existencia humana.
Dos formas negativas: la indiferencia y el odio. Dos formas positivas: el amor y la justicia.
C) EL CONFLICTO
Para Hegel los conflictos surgen necesariamente. Su expresión es la relación amo-esclavo. El
conflicto sólo podrá resolverse cuando el esclavo se dé cuenta del sometimiento y lo termine.
Marx niega las relaciones personales, sólo reconoce las económicas y las de entre clases. Las clases
dominantes y las dominadas necesariamente entran en conflicto entre sí: es la lucha del proletariado
contra el capitalismo.
Sartre sostuvo que la mirada del otro me reduce a objeto. Puedo afirmar mi subjetividad mirando al
otro y reduciéndolo a objeto. “El infierno son los otros, la vida es un vómito”.
D) LA INDIFERENCIA
Al otro no le importa mi existencia y a mí no me importa la del otro, no me preocupa lo que le pase
al otro.
5) EL MISTERIO DE LA PERSONA
En el encuentro con el otro, cada uno está también en disposición de comprender el significado del
yo. Yo soy yo, cuando tengo frente a mí un tú. Para indicar el verdadero significado del yo, se usa el
término “persona”.
La idea de persona va ligada a:
• Unicidad: todo ser humano es único. Soy irremplazable como persona. Todo hombre se
distingue por consiguiente de los demás individuos de la misma especia por medio de ciertas
características individuales: peso, forma, color. Es la unicidad la que se manifiesta de un
modo trágico en la muerte de la persona.
• Comunión interpersonal: la persona no es un ser cerrado, convive con otros, es por
excelencia el ser de la palabra y el amor.
• Interioridad: indica al hombre en cuanto que es capaz de pensar y de obrar conscientemente
y de decidir de forma autónoma.
• Carácter sagrado o metafísico: la realidad de la persona es la realidad trascendente, la
realidad metafísica por excelencia.
6) FINITUD NO ES RELATIVISMO
La finitud de la verdad no niega ni mucho menor que haya aspectos de absoluto en casa verdad, sin
los que por otra parte ni siquiera podría hablarse de verdad. Cada verdad parte de una verdad
absoluta. La verdad humana debe manifestarse en un discurso cultural, en el caso de ciencias como
la matemática se expresa en fórmulas.
Así pues, el hombre no tiene una verdad absoluta, que esté libre de la relatividad de los puntos de
vista históricos y culturales. Ninguna verdad permite identificarse con lo absoluto.
7) LA MULTIPLICIDAD DE LA VERDAD
FORMAS DE CONOCIMIENTO:
• Verdad precientífica: es la experiencia vivida que existe con anterioridad a toda investigación
científica.
• Verdad científica: agrupa genéricamente a todas las formas de conocimiento y de verdad que
se adquieren según unos principios metódicos y de algún modo empírico. Las ciencias se
caracterizan por el principio de objetividad y de verificabilidad: comprobar los hechos, buscar
y verificar sus relaciones, todo ello según un método riguroso. Hay al menos dos grandes
grupos: las ciencias naturales y las ciencias del hombre.
• Verdad filosófica: no interroga la realidad a través de unos esquemas objetivos y verificables;
intenta expresar la realidad en toda su amplitud. Busca la esencia de las cosas, la causa final.
• Verdades religiosas: esa verdad tiene mucho en común con las problemáticas filosóficas que
se interesan por el significado último de la existencia humana: la libertad, la muerte, la
felicidad, el mal, etc., que se insertan en un sector de la realidad que está caracterizado por
la relación personal con Dios.
Es todo lo que permite dar un significado a la existencia humana. Es una cualidad del bien, bien como
trascendente. Los objetos tienen 3 valores: valor utilidad, valor estético y valor afectivo.
Una de las características de los valores es:
TENSIÓN DIALÉCTICA ENTRE EL ASPECTO OBJETIVO Y SUBJETIVO: Hay que distinguir entre las cosas
materiales, portadoras de valores (los bienes) y el aspecto de valor de que están revestidas esas
cosas (su valor).
Los valores no existen si no son expresados. Los valores artísticos por ejemplo, se expresan en las
obras de arte, literarias; los valores morales, en las relaciones con los otros. Los valores no existes sin
el hombre, son creados por él, no son un hecho natural.
9) ESFERA DE VALORES
Afirmar que el hombre es libre significa que tiene la capacidad para elegir y obrar por sí mismo.
LIBERTAD Y ÉTICA
Desde el principio la libertad humana se realiza en el contexto de la llamada que el otro me dirige.
Por tanto, la dimensión ética es la quinta-esencia de la libertad. No puede concebirse que pueda
darse una oposición entre libertad y dimensión ética. La vocación auténtica de la libertad está en
reconocer al otro en cualquier nivel de civilización.
LIBERTAD Y AMOR
Existe un vínculo inseparable entre la libertad y el amor. A primera vista parece como si la libertad
precediese del amor, ya que entrar en una relación amorosa es algo que depende de una opción
libre. En realidad ninguna libertad puede desarrollarse hasta la edad adulta fuera del contexto de
una relación de amor. Para entrar en la posesión plena de la propia libertad, el hombre tiene que
pasar a través del don del amor.
Un hombre que no vive un verdadero amor en su vida no puede llamarse un hombre completo y
verdaderamente libre. Seguirá estando prisionero de su egoísmo, cerrado de sí mismo.
En el marco de una libertad que tiene que realizarse junto con los demás en el mundo, la libertad se
encuentra necesariamente en situación. Es totalmente imposible describir o enumerar todos los
aspectos de la facticidad y de la situación en que se encuentra la libertad humana. Solamente es
posible aludir en general a algunos aspectos:
• El mundo material, natural y biológico, con las fuerzas que lo dominan, las condiciones
climatológicas, los cataclismos, las enfermedades, etc.
• El tiempo obliga al hombre a realizarse sucesivamente, no es posible hacerlo todo en un
instante, ni hacer muchas cosas al mismo tiempo.
• El espacio en el que hay que obrar está empapado de fuerzas naturales y de leyes rígidas; el
espacio social está igualmente invadido por la libertad de los demás, que es preciso tener en
cuenta.
• La condición corpórea, la genética, el temperamento, los defectos innatos, la raza, etc.
• Los condicionamientos culturales ocupan sin duda un notable lugar.
• La opinión pública o social constituye muchas veces un condicionamiento muy poderoso.
• Las propias opciones y elecciones orientan a la existencia en una línea determinada.
• El subconsciente cristaliza muchas experiencias; los traumas experimentales pueden seguir
influyendo profundamente en el comportamiento humano.
Es importante que la situación o facticidad, aunque restrinjan las posibilidades de obrar libremente, no
impiden del todo la acción libre.
El problema existencial e igualmente filosófico, con el que el hombre tiene que enfrentarse al considerar
la muerte inevitable, es precisamente el problema del significado. La existencia humana es por definición
y en su más pura esencia la búsqueda de realizar una libertad plena y un amor duradero en la comunión
con los demás. La existencia no puede separarse de ninguna manera del significado. Y sin embargo este
significado parece quedar radicalmente bloqueado por la muerte. Todo lo que tiene valor en el mundo se
nos arrebata. El contraste fundamental entre el significado existencial que se impone y la desaparición del
significado en la muerte suscita un interrogante: ¿la muerte extingue totalmente el significado de la
existencia humana? Evidentemente, con esta pregunta del significado fundamental de la existencia, está
también relacionado el problema de la inmortalidad personal. El problema está en saber si en la
dimensión de significado, hay alguna profundidad o alguna dimensión que no se ve afectada por la
muerte.
DUDA:
Una vez satisfecho el asombro y la admiración, se anuncia la duda. Mientras vamos acumulando
conocimientos, entendemos que no hay nada seguro, dudamos.
Por todos lados se alzan afirmaciones frente a otras. Filosofando me apodero de la duda, intento
hacerlo radical.
SITUACIONES LÍMITES:
Son situaciones de las que muchas veces no podemos salir, y que no podemos alterar. En la vida
corriente huimos frecuentemente ante ellas cerrando los ojos y haciendo como si no existieran,
olvidamos por ejemplo que tenemos que morir. A estas situaciones reaccionamos ya cuando nos
damos cuenta realmente de ellas, con la desesperación. Una vez que hemos salido del trance y
seguimos viviendo, nos dejamos deslizar de nuevo por la vida feliz. Pero nos volvemos prudentes con
semejantes experiencias, porque ellas nos enseñan a fracasar. Pero siempre buscamos la salvación.
La admiración, la duda y las situaciones límites, están subordinados a una condición: la de
comunicación entre los hombres. Yo sólo existo en compañía del prójimo, solo no soy nada.
La filosofía consiste en un diálogo entre la filosofía y la realidad. Pero lo real puede ser visualizado
desde distintos ángulos.
Debe haber una correlación entre el acto de interrogar y el objeto que se interroga. Cada objeto
exige ser interrogado desde su configuración interna, de lo contrario, el objeto aparecerá
desfigurado. Es sobre todo en la ciencia, en el arte, en la filosofía y la religión donde la exigencia de
esta actitud interior se deja sentir con mayor urgencia.
La filosofía tuvo una desviación: cuando elevó el tipo de racionalidad propio de las ciencias positivas
al rango de modelo inteligible exclusivo, comenzó a entrar en un camino falso. Esto significó para la
filosofía pérdida de su autonomía y descenso jerárquico. Pero ese camino era intransitable para la
filosofía y desembocó en una verdadera crisis: las últimas décadas del siglo XIX muestran el grado de
desnaturalización a que había llegado el saber filosófico. Una de las raíces de este proceso se halla en
el “matematismo cartesiano”. Esta doctrina intentaba buscar la unidad de la ciencia, extendiendo
metódicamente a la universalidad del saber, los procedimientos del análisis y síntesis propios de la
matemática.
Una de las características que señaló el comienzo de la filosofía actual fue la reacción contra esta
manera matemática de hacer filosofía.
EL OCIO Y LA ADMIRACIÓN
A) EL OCIO: el hombre se halla urgido por una doble exigencia: por una parte sus necesidades
vitales, y por otra, el reclamo de las exigencias interiores de su espíritu. Sólo cuando el
hombre alcanzó un bienestar material que cubría las necesidades vitales, pudo entregarse a
un tipo de conocimiento desinteresado. Libre de las urgencias de la vida, comenzó a cultivar
las capacidades contemplativas y creadoras de su ser. Este ámbito interior, libre de las
necesidades laborales, configuró lo que los filósofos denominaron el “ocio”.
POSICIONES:
FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA.
FILOSOFIA Y RELIGION.
FILOSOFIA Y ARTE
CONTEMPLAR Y CREAR
B) CREAR- CULMINACIÓN DEL HACER: ahora debemos volver la mirada al hacer del hombre.
Aquí también hay una culminación que se llama “creación”. Crear significa lo siguiente: a) el
ser de las cosas es “puesto” por Dios; b) es puesto como “distinto” de dios; c) no lo extrae de
su “sustancia” divina ni de un elemento preexistente; d) lo pone en la existencia por un acto
“libre” de su voluntad. Este concepto implica que las cosas “subsisten” por sí mismas, las
cosas subsisten por su propio ser. La creación es la manifestación de Dios, gratuita y libre.
Existe una dimensión humana que consiste en hacer, obrar, y comportarse activamente en el
mundo.
LA CREACION ARTÍSTICA
Si tomamos como modelo la creación divina, podremos iluminar el parecido existente con la creación
artística. Se afirma que el acto creador de dios terminaba en la posición de un ser. El acto artístico
justamente termina perfeccionando una materia. Pero donde se abre el abismo entre el crear divino
y el humano es en la necesidad de la preexistencia de una materia para poder expresar la idea
creadora. El lienzo, los colores, la piedra, las palabras, al ser investidas por la forma creada, son
levantadas, y colocadas en un marco deeternidad impasible. Aquí también existe una creación libre,
no arbitraria. Pero esta libertad debe conjugarse, con la obligación y necesidad de crear que convoca
y solicita el alma del artista.
La obra artística es como un microcosmos inventado por el hombre. En la obra de arte podríamos
distinguir un primer plano y un segundo plano o trasfondo. El primer plano está constituido por la
imagen real. Así, por ejemplo, las manchas de color sobre la tela en un espacio real bidimensional y el
espacio. Este plano goza de autonomía, es real y pertenece a este mundo sensible. El segundo plano,
es otra dimensión imperceptible a los sentidos. El él se trasluce y anuncia un trasfondo ideal, que
sólo existe en la medida que un espíritu interviene contemplándolo y actuándolo. De este modo, una
imagen real, se vuelve alojamiento de una rica idealidad.
• En la obra de arte se trasluce ante todo, la dimensión de las “cosas”. Se trata de las cosas,
pero ya elevadas a un plano de idealidad. El espacio en que se extiende, no es el espacio en
que físicamente se halla, sino el espacio que el artista me sugiere.
• En segundo lugar, se manifiesta en este plano ideal la dimensión “viviente”. A pesar de que la
obra de arte esté sellada de una aparente estaticidad, al entrar en contacto con el espíritu
viviente del hombre, asume un movimiento ideal.
• En tercer lugar, la obra de arte revela la dimensión “anímica”. La intimidad del personaje, el
frío o el calor anímicos del paisaje, la desolación o la alegría vienen a nosotros y nos
impregnan.
• Por último, en toda obra de arte se refleja el “espíritu”. La esencia del hombre, el contenido
espiritual de una época.
Podemos ahora cifrar algunas proposiciones las relaciones entre la actitud filosófica y la actitud
artística.
• En primer lugar, el puesto de la razón, es distinto en ambas actitudes. En el arte, la razón es
sólo apoyo y controlador; la imaginación y el deseo ocupan un lugar primordial. En cambio,
razón es el instrumento fundamental de la filosofía.
• La “imagen” juega un papel distinto en la tarea filosófica y en el arte. En el arte, la imagen es
el modo propio de representación. Por el contrario, en la filosofía, la imagen ayuda al
pensamiento, pero como tal es trascendida para dejar lugar al sentido, a la razón, a la idea, al
concepto.
• El filósofo y el artista, ambos, desde perspectivas distintas, con los hábitos mentales diversos,
penetran hasta el fondo del ser. Pero las intenciones son diversas. En el ámbito filosófico sólo
yace la intención de la contemplación de la verdad por la verdad misma. El artista busca
expresar la idea en una obra exterior que la manifieste.