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INTRODUCCIÓN

Mantener un estilo de vida sano, sentirse a gusto con uno mismo y con los demás,
experimentar un confortable estado de bienestar, no surge por casualidad, hay que saber
fomentarlo y cuidarlo para vivir una vida razonablemente feliz. Para ello nos ayudan las
estrategias psicológicas que nos ofrecen las diversas disciplinas entre ellas el Counseling.
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El Counseling es una disciplina innovadora que surge en Gran Bretaña y Estados Unidos.
Basada en la filosofía existencial considera a la persona como una totalidad dinámica y
autónoma, abierta a cambios y aprendizajes adquiridos en la experiencia, capaz de tomar
sus propias decisiones, y de interactuar positivamente con su medio produciendo cambios
y transformaciones que le facilitan el despliegue de sus potencialidades y recursos, por
lo que podemos decir que propone una nueva mirada: Considera al que pide ayuda como
un "consultante" y no como un paciente , ya que su intencionalidad no es la curación sino
el generar procesos de cambio y transformación personal, que permitan la toma de
decisiones, la resolución de problemas y conflictos que dificultan el transcurrir vital.

Esta disciplina ha tenido un gran éxito y demanda en los últimos años gracias a sus
innumerables ventajas y aportes al bienestar de las personas, la cual integra de manera
científica conocimientos del campo de la filosofía, la sociología, la educación, la
psicología, entre otros, con la intención de asistir al ser humano en el proceso de
crecimiento, desarrollo y despliegue de sus condiciones potenciales. .
I. DEFINICIÓN

La traducción de la palabra inglesa Counselling al español, significa literalmente


consejería. Pero en muchas ocasiones, las traducciones no reflejan la verdadera atribución
de sentido que se les quiere dar en el idioma original. Por lo tanto, el término consejería
no muestra completamente el significado que -principalmente en Estados Unidos- la
especialidad posee. Consejería remite a la palabra consejo, que supone una orientación o
guía. Implica la opinión adecuada, la ayuda eficaz para destrabar una situación 2
complicada. También, esta palabra orientadora lleva implícita la constitución de un
objetivo. Un objetivo que pueda considerarse el más apropiado de acuerdo a la
problemática que plantee el sujeto que consulta. Esta sugerencia, se inserta en un circuito
relacional asimétrico en donde una persona (el paciente), agotadas las posibilidades e
intentos por solucionar su problema, solicita a otra persona (en este caso un profesional
capacitado), que se supone es un experto en resolver problemas, la ayuda en la búsqueda
de solucionar su conflicto.

Carl R. Rogers (1902-1987) concibe la persona como un todo, que siendo libre, camina
hacia su autorrealización con responsabilidad. Esto implica un compromiso y un proceso
de realización. Adquieren especial relevancia la aceptación incondicional del otro, la
comprensión empática y el respeto profundo a la dignidad del individuo. La corriente de
la «orientación no directiva» o «terapia centrada en el cliente» nació con la publicación
de Counseling and Psychoterapy (1942) de Carl Rogers, aunque fue Client-centered
therapy (1951) la que le dio la denominación con que se conoce actualmente.

Proctor, Benefield y Wrenn (1931) introducen el concepto de counseling como proceso


de ayuda individualizado. Lo definen como un proceso psicológico de ayuda para la
adecuada comprensión de la información profesional en relación con las características
personales (intereses, aptitudes, expectativas).

Georg Dietrich (1986) refiere que el counseling es una relación auxiliante en la que el
consejero intenta estimular y capacitar al sujeto para la autoayuda. La benevolencia y la
actitud amistosa del asesor ante el sujeto no significan que aquel tome las decisiones en
nombre de éste, que fije la trayectoria vital del sujeto, que le alivie de toda
responsabilidad y le remueva todos los obstáculos del camino.

Por otra parte, algunos autores señalan que el profesional que proporciona la orientación
es la figura activa de la dupla, mientras que el consultante asume una actitud pasiva de
recibir, dicha guía que lo orienta hacia la resolución. Tal vez, definir el Counseling en
esta dirección sugiere un reduccionismo en su campo de acción, que difiere del que se
ejerce en realidad. En general, el cliente asiste a un especialista por la necesidad de buscar 3
(y de encontrar) una solución a una dificultad que se ha convertido en problema desde su
particular recorte de la realidad que efectúa en ese momento evolutivo (no obstante, la
vida siempre está poblada de dificultades, el problema es cuando se transforman en
problema). Pero en sí misma, la palabra Counseling tiene una acepción más amplia y más
dinámica, que no se queda únicamente en la posición de consulta activo-pasiva, finalidad
que resulta pobre como objetivo de trabajo. O sea que, además de brindar orientación,
implica también, apoyo, contención, discusión de temas en función de objetivos,
desarrollo de una planificación, establecimiento de metas, etc.

II. ORIGEN

Históricamente, el surgimiento de esta profesión data de 1909, a través de las iniciativas


del Movimiento de Guía Vocacional de Frank Person en Estados Unidos. Además de los
desarrollos e investigaciones de Stanley Hall en el Instituto de Estudio de Salud Infantil.
También, como antecedente se encuentra el Movimiento de Salud Mental de América del
Norte y el impacto de las teorías psicoanalíticas freudianas, fundamentalmente
desenvueltas durante los años 1920 y 1930 por autores de la talla de E. Fromm, K.
Horney, S. Sullivan, C. Jung, entre otros notables. A posteriori de la Segunda Guerra
Mundial, la movilización social, política y económica impregnó de revisionismo y
redefinió distintas áreas, entre ellas, la salud mental y los sistemas socio sanitarios. Las
secuelas de perturbaciones psíquicas y experiencias traumáticas vividas en ese período
nefasto de la historia, dejo a la intemperie la necesidad de expertos que trabajaran con
ese sector de la población.
En Estados Unidos, el Counseling tiene status de título oficial: MFCC (Married Family
Child Counseler), siendo una especialidad en las consultas acerca de problemas en la
familia o en la pareja. Pareciera ser que Counseling surge como título y como modelo de
abordaje al cliente, en donde el profesional cobra un rol más activo, dinámico y directivo,
en contraposición con la perspectiva de la terapia tradicional, más aún el modelo
psicoanalítico, que como tendencia terapéutica hasta el momento se venía desarrollando.
Con lo cual, puede afirmarse que este modelo se transforma en título profesional,
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desestructurando los largos tratamientos dedicados a explorar el inconsciente, revisando
las experiencias infantiles y buscando las causas en el pasado, bases teóricas que sostiene
el tratamiento psicoanalítico.

Haley (1986) en Las tácticas de poder de Jesucristo y otros ensayos, señala que la crítica
más frecuente que se efectuaba contra la formación del psicoanalista era que ésta llevaba
tanto tiempo, que en el consultorio Sólo se veían cabezas grises, Cuando se le otorgaba
el título, el analista tenía la vista tan cansada, que no podía leerlo. Estos, eran algunos de
los chistes que se realizaban en función de los largos años de formación para que los
médicos pudiesen ejercer su rol en la Psicología profunda, llamada así por la exploración
de las profundidades del inconsciente y por la tendencia a descubrir las causas, el porqué
de la sintomatología actual del consultante. En USA, los psiquiatras, por ejemplo, pueden
provenir de cursos de medicina acelerados. Existen residencias breves en farmacología
en otras profesiones que no sean médicas. La edad se reduce aún más, como es el caso
del asistente social, que tiene el grado de college (como bachelor of Arts) y le es suficiente
un año o dos en una escuela donde se enseña historia de la asistencia social para comenzar
a practicar su profesión. Los psicólogos pasarán más tiempo en laboratorio pero no llegan
a la mitad de la edad que alcanza el psicoanalista. Hoy se gradúan con títulos extraños
nuevas especies de terapeutas. Algunos se denominan terapeutas matrimoniales, algunos
terapeutas familiares; otros ministros cristianos y otros incluso, psicólogos socio-
educacionales. Con un título de master obtenido al cabo de un año en la universidad, son
lanzados al público, sin haber tenido contacto personal con el matrimonio o los hijos,
como no sea por su propia experiencia.
Haley (1986) La carrera de counseling tiene una media de duración de tres años. Las
materias que integran la carrera van desde los conocimientos básicos sobre psicología,
elementos de psicopatología y especialidades como la consultoría clínica, organizacional,
pastoral, educacional. Los counselors no pueden desarrollar trabajos terapéuticos como
los psicólogos o psiquiatras. Es decir, poseen dos limitaciones fundamentales: la primera
limitación radica en la formación de grado. El consultor posee un programa de estudios
más reducido en años y en cantidad de conocimiento específico. En segundo lugar,
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legalmente, su título no lo habilita al ejercicio de la psicoterapia. Por tanto, el consultor
psicológico está capacitado y habilitado para aconsejar, apoyar y orientar a una persona
en situación de crisis o simplemente en la resolución de problemas puntuales. Pero
cuando se excede de este perímetro, entramos en el territorio de la psicoterapia.

III. LA TENDENCIA ACTUALIZANTE DE CARL ROGERS.

Una de las principales Nociones Claves planteadas por Carl Rogers en la Psicoterapia
Centrada en el Cliente y un aspecto fundamental en esta concepción de la Psicología, lo
es la noción de Tendencia Actualizante, Rogers (1959) .La cual fue definida como: Todo
organismo tiene la tendencia innata a desarrollar todas sus potencialidades para
conservarlo o mejorarlo. ”Existe en todo ser humano, una tendencia innata a la
actualización, esto es, al desarrollo progresivo y a la superación constante, si se
encuentran las condiciones adecuadas “Rogers y Kinget (1971).Es el organismo en su
totalidad, y solo en su totalidad, el que presenta esta tendencia …»la capacidad, latente
o manifiesta, de comprenderse a sí mismo y de resolver sus problemas de modo suficiente
para lograr la satisfacción y la eficacia necesaria a un funcionamiento adecuado”. “El
ejercicio de esta capacidad requiere un contexto de relaciones humanas positivas,
favorables a la conservación y a la valoración del Yo; es decir, requiere de relaciones
carentes de amenaza o de desafío a la concepción que el sujeto se hace de sí mismo”
(Rogers, Carl & Kinget, Marian, 1967).

El Counseling desde el enfoque centrado en la persona, de Carl Rogers esta presentado


como, una profesión de ayuda que intenta hacer surgir del individuo que va en busca de
ayuda por algún malestar, crisis, inquietud existencial ; sus recursos potenciales para
lograr una mirada distinta sobre su tema de consulta. Al surgir el potencial latente desde
este trabajo vincular, su vida se irá transformando en un transcurrir más acorde a sus
propias expectativas por ende más funcional así mismo y su entorno.

La búsqueda constante de un espacio de reflexión que otorgue respuestas más efectivas,


distintas, creativas y puntuales hace de este enfoque otra alternativa válida efectiva, en la
utilización del counseling como propuesta de consulta para las dificultades de parejas y 6
familia.

El porqué de trabajar en pareja y familia desde una impronta Rogeriana. Las cualidades
de este enfoque permite que los participantes del encuentro, en un tiempo facilitador, no
se sientan juzgados por su forma de actuar en su reacciones poco funcionales, cuando
buscan la resolución del problema, ni apresurados en sus tiempos de exposición y
explicación de cómo, en su expresión genuina percibe la dificultad .Este contexto de
confianza, admite la posibilidad de develar, la utilización de mecanismos defensivos
frente a la otra parte de la pareja que le resulta amenazante. El reconocimiento de su
individualidad y el vínculo que establece el counselor, así como la validación en sus
intentos de resolución individual, permitirán la apertura para una búsqueda más
satisfactoria en el descubrimiento de las necesidades personales y vinculares, contratos
internos implícitos, así como, dilucidar temores, formas de interacción que les resultan
inadecuadas, cambios no sospechados del ciclo vital personal y familiar o perspectivas
familiares ocultas.

Kinget y Rogers (1967) en su libro Psicoterapia y relaciones humanas, destacan que el


clima o atmósfera en un proceso de consulta, se refiere a un tipo de situación, en el cual
nuestros consultantes perciben ciertas cualidades afectivas o morales, una combinación
de elementos que existen y son impalpables, difíciles de describir pero que son
penetrantes y permanentes, se caracterizan por la calidad humana de la situación
terapéutica. El establecimiento de esta atmósfera es importante sobre todo, al principio
de la relación, ya que la pareja o familia que acude a una consulta, lo hace porque se
encuentra en un estado de tensión, angustia, crisis; necesita entonces percibir ese
ambiente cálido y facilitador para afianzar la relación de ayuda que viene buscando. Este
clima o atmósfera, propicio reunirá dos condiciones fundamentales, generadas por el
counselor:

La seguridad y el calor. Siendo la seguridad externa: el secreto profesional, la discreción


del counselor y la seguridad interna, referida a un estado psíquico por parte del counselor
que favorezca la tranquilidad emocional de los consultantes asociada a la confianza que
se tenga en él como ayudador, y su mirada resiliente en cuanto al desarrollo de las
capacidades propias de la pareja o familia para superar las dificultades o la vergüenza 7
que siente al poner de manifiesto sus sentimientos ante otro, y ante sí mismo. El
establecimiento de esta seguridad interna no anula la angustia de la pareja, pero sí le da
la fuerza necesaria para afrontarla.

El logro de esta seguridad interna, hará necesario que no aparezcan ciertas conductas o
actitudes tales como: conductas tutelares (estilos paternalistas de intervención,
reconfortar o dar ánimos de modo directo y explícito), estandarizar el problema de la
pareja (indicar que su problema es común, que lo tiene la mayoría de las personas). Desde
este inicio de la consulta se desarrollará la observación de la pareja (impresión
diagnostica) a partir de una mirada fenomenológica existencial. En este clima psicológico
particular, se considerará el sistema familiar. Cómo es su constitución, cuáles son sus
creencias, ideas de pareja o familia, roles de sus integrantes y el significado que le dan al
espacio vincular.

Respecto al calor: No se trata de amistad, de amabilidad, ni de benevolencia (en el sentido


paternalista de la palabra) sino de una cualidad hecha de bondad, de responsabilidad, y
de interés desinteresado. Implícita en la conducta del counselor. Para que la actitud
afectiva del terapeuta tenga efectos positivos, debe lograr un cierto equilibrio. Ya que si
el calor es demasiado intenso, compromete a la vez el proceso y el resultado terapéutico

La persona del counselor y su encuentro con la pareja La apertura personal y experiencial


del consultor (auto revelaciones, información sobre :mitos, sexualidad, reflejo de las
formas de interacción y estilos de comunicación, entre otros), junto al aprendizaje
implícito de la empatía, le facilitará a la pareja en consulta, mejorar su comunicación
interna y externa ,una mayor amplitud en su campo de experiencias y percepción, la
apropiación de nuevas maneras de acercarse a la situación que enfrenta ,una mejor
apreciación de sí mismo individual y de su pareja, así como un despliegue propio de
potencial de cada uno de los integrantes de la misma, hacia zonas de desempeño personal
no exploradas con anterioridad al desarrollo del proceso. El counselor abierto a su
experiencia, sentimientos, sensaciones y pensamientos en el devenir del proceso de
consulta; aun implicado en ella, profundizará en el bagaje de formación particular en
pareja y familia. Con este equipaje se permitirá desde su acuerdo interno, la coherencia
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entre su sentir pensar y hacer, utilizar según sea más adecuado al caso, distintos recursos
ya sean metafóricos, imaginarios, visuales, psicodramáticos, para que esta pareja o
familia explore diferentes opciones de su situación con el respeto propio hacia la libertad
de elección de los mismos. Este clima de seguridad mencionado estimulará la actividad
de autodeterminación de nuestros consultantes, potenciándose en práctica los resortes de
la actividad autónoma de la pareja, por muy debilitada que se encuentre. Por medio de
actitudes de esta clase el counselor, le comunica a la pareja sin instruirle, que la dirección
del encuentro está entre sus manos, así como sus elecciones, sus ideas, sus decisiones,
donde él no es más que un ayudante, validando incondicionalmente sus experiencias.

Kinget y Rogers (1967) la identidad del counselor se estructura en el momento vincular


con la pareja, allí somos lo que somos, por lo que hacemos mientras lo hacemos. Sanchez
Bodas (1997) Las tres actitudes descriptas por Rogers, aceptación positiva incondicional,
empatía y congruencia, forman parte insustituible de este proceso, así como las
cualidades personales:

 Intuición diagnostica: Descubrir, analizar y formular las necesidades no simbolizadas


de la pareja poniendo en juego su propia función intelectual, lo cual implica la
valoración de dicha experiencia, por parte de él sin la necesidad de manifestarla en la
relación de ayuda.
 Madurez emocional: implica participar en la tarea de cambio de la pareja o familia,
sin moldearlos a imagen de sí mismo, y sus ideas, por lo tanto el counselor no se pone
como guía, juez o experto, sino que intenta ser resonador o amplificador de los
esfuerzos de la pareja por cambiar. Sumadas a su identidad, la integridad personal,
seguridad interna y autoconocimiento, le permiten, respetar el tiempo de sus
consultantes y el suyo propio .No solo refleja para devolver la responsabilidad al
consultante, de valorar su propia experiencia, sino que actúa como agente de la
realidad, tratando de ayudar a reflexionar acerca de las consecuencias de cada una de
las decisiones que consideren importante llevar a su práctica.

La incorporación desde el comienzo del proceso de ayuda de la escucha de


comprensión empática, elemento dilucidador que admite la comprensión, no sólo
como capacidad de captar el significado de la experiencia ajena, sino también como 9
capacidad de devolver este significado a quien lo vive, para que de esta manera sienta
que está siendo comprendido, dará como resultado, puntualizar junto a la pareja o
familia; el tema de conflicto o problema. Más allá del reflejo estilo verbal propuesto
inicialmente por Rogers, fruto de esta escucha particular, las intervenciones
comunicacionales utilizadas en el transcurso del proceso de ayuda, pueden facilitar
un cambio en la percepción frente al tema en consulta. Mediante este tipo particular
de estimulación, la pareja describe, analiza, elabora, amplía, profundiza en su
experiencia y revela al counselor más, sobre su mundo fenoménico.

Abordándolo en el aquí y ahora, identificando las dinámicas de interacción y


comunicación en las cuales ellos se encuentran sumergidos, él hará la devolución de
lo escuchado, a través de una comunicación empática asertiva. Ellos acordaran si así
lo desean, el supuesto objetivo a alcanzar, dependiendo de la valoración que hayan
hecho de cada momento del encuentro o según como haya sido afectado su campo de
experiencia durante el tiempo de sesión y fuera de ella, semana a semana

Para finalizar; el counselor en parejas y familia será el proveedor de ese marco


facilitador para que la pareja encuentre las condiciones adecuadas, en las cuales
pueda, a través del dialogo, reflexión o dinámica de interacción, desarrollar los
distintos aspectos de su vida con mayor eficacia y por consecuencia, bienestar. Estas
“condiciones adecuadas” en referencia a lograr contacto, entre sí y con el counselor.
Rogers, (1959) en cuanto a este va a decir “cuando dos personas están en presencia
una de la otra y cada una afecta el campo experiencial de la otra en forma percibida o
subliminal” el resultado será entonces que la pareja pueda comprenderse y resolver la
dificultad que lo aqueja de manera satisfactoria.
IV. OBJETIVO DEL COUNSELLING

El profesional del counseling, facilita la resolución de problemas, fomentando el


desarrollo y la utilización del potencial de la persona, sin que esto implique una profunda
reestructuración de la personalidad. Acompañar a la persona y ayudarla a abordar una
situación de caos o encrucijada (desde un duelo por la muerte de un ser querido hasta 10
asumir una enfermedad grave o superar barreras profesionales), por medio de la
identificación de sus propias capacidades y habilidades para generar confianza,
autoaprendizaje y un pleno desarrollo personal, que le ayuden a resolver su predicamento
- Prevención y promoción del bienestar individual y grupal.
- Asistencia para el cambio (resolución de problemas, conflictos que producen "mal
estar", perturbaciones emocionales y/o dificultades vinculares).
- Facilitación del crecimiento y del desarrollo personal. (toma de conciencia de sí
mismo para generar el cambio)
- Facilitación del despliegue de los potenciales humano.

V. ÁREAS DE INTERVENCIÓN EN EL COUSELING:


El counseling está orientado a las personas que no tienen patologías psíquicas pero están
atravesando trastornos o problemas que los tienen mal o les provocan dificultades. Por
eso, primero deben resolver esos conflictos y, cuando lo hacen, se avocan a su desarrollo
personal.

- Espacio de reconocimiento mutuo


- Parejas en formación buscan información en forma preventiva.
- Satisfacción de necesidades personales postergadas
- Decisión de separación y/o divorcios
- Decisiones de adopción
- Decisiones de aborto
- Mejorar /yo transformar la comunicación
- Orientar a padres primerizos en la crianza
- Asesorar a padres de adolescentes
- Acompañar a padres que tiene hijos con capacidades diferentes (chicos
especiales)
- Prevenir interrelaciones violentas
- Infidelidad
- Desencuentros en los inicios de la convivencia
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- Acompañar el proceso de separación y/o divorcio
- Organización familiar en una familia ensamblada.
- Entre otros Condiciones del proceso de ayuda

VI. RASGOS EN EL PROFESIONAL DE COUNSELLING

En relación con el posible influjo de esta corriente en la psicoterapia (que incluye, por
tanto, también el counselling como uno de sus componentes) son cinco los rasgos que se
muestran como prototípicos:

a) La desaparición de la condición de experto del terapeuta. Especialmente,


preocupa la posibilidad de una relación de poder en la que el terapeuta esgrimiera
-aun inconscientemente- una actitud de superioridad intelectual. De acuerdo con
la filosofía constructivista, el saber se construye en el diálogo entre ambos actores,
sin que ninguno de los dos parta de una situación de ventaja. Aunque,
lógicamente, la experiencia del cliente es el material sobre el que se trabajará pues
es su verdad. Pérez Álvarez señala el problema que esto representa, ya que el
terapeuta debe fingir que no sabe y que no ha influido en los resultados, lo cual
lleva a la conclusión práctica de que tampoco debería cobrar por su actuación,
cuestión similar a la que se plantea en la enseñanza totalmente “democrática”
donde se espera que los alumnos realicen la mayor parte de la tarea (objetivos,
metodología, contenidos, criterios de evaluación, etc.), y que también sugiere el
peligro de manipulación ya señalado por los críticos de la no directividad y de la
dinámica grupal (cfr. Gordillo, 1996).
b) La concepción del yo del cliente no como algo unitario sino como una voz
polifónica de voces, siempre en un proceso cambiante de acuerdo con las distintas
experiencias del sujeto. La prioridad del terapeuta es permitir que se oigan las
voces más débiles que están sojuzgadas por las más potentes de la cultura y el
medio donde el cliente se desenvuelve. La base se encuentra en la saturación del
yo que da lugar al vacío del que habla Cushman (1999). Desde un punto de vista
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filosófico responde a las consecuencias del subjetivismo que no admite ningún
otro criterio más que la propia experiencia, lo cual supone una clara limitación en
el conocimiento y un empobrecimiento personal.

c) La narrativa como forma de construir nuevos significados. La importancia dada


al lenguaje es una característica de esta corriente que si, en general, puede ser
bastante discutible, aquí claramente lo es. El hecho de que los acontecimientos
sólo adquieran realidad y significado a través del lenguaje es una posición teórica
que no se corresponde con la experiencia -por no decir, la realidad- de muchas
personas. Los hechos lingüísticos deberían ser considerados como un hecho más,
no como el único o prioritario por importante que sea el lenguaje para el
conocimiento. La ayuda terapéutica debería tratar de contrastar la narrativa con
otros datos internos y externos del sujeto y externos de su entorno para lograr una
mejor comprensión de la misma.

d) El rechazo de las clasificaciones tradicionales de diagnóstico. Siguen aquí los


enfoques de la anti psiquiatría de los años setenta que preconizaba la idea de que
la causa de las patologías no estaba dentro del sujeto sino en la sociedad. En la
corriente posmoderna, sin embargo, su justificación parece más ligada al
subjetivismo y a la ausencia de realidad exterior con la cual el sujeto pueda
medirse. En el construccionismo social, especialmente en Gergen y sus
seguidores, encontrar la causa de los problemas (no las patologías o
enfermedades) en la sociedad sí que es más frecuente.

e) La importancia otorgada a la relación interpersonal como causa y solución de los


trastornos psicológicos. Al margen de consideraciones intrapsíquicas en las que
el responsable es el sujeto, se traslada la atención al ámbito social, especialmente
al de las relaciones interpersonales. También aquí los antecedentes no se
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encuentran en corrientes propiamente posmodernistas. Lo positivo de este
movimiento es su rechazo al excesivo cognitivismo que estaba dominando la
psicoterapia. Pero, dado que esta oposición ocurre en muchas corrientes
terapéuticas diferentes, no está claro lo que se debe al posmodernismo como
ideología o a movimientos de renovación teórica internos a las mismas corrientes.
Trataremos de debatir estos aspectos en capítulos posteriores.

VII. ACTITUDES BÁSICAS

Después de los recursos del ayudado –primer factor terapéutico–, lo más importante para
promover el cambio en una persona que precisa ayuda, no son los conocimientos técnicos
ni las habilidades del ayudante sino sus actitudes. Las tres actitudes en que se apoya este
modelo de relación de ayuda y acompañamiento son: la empatía terapéutica, la aceptación
incondicional o consideración positiva y la autenticidad, genuinidad o congruencia.

a) Empatía
La empatía es la actitud que permite comprender al otro y que éste se experimente
de alguna manera comprendida. Es decir, en virtud de la empatía, el ayudante hace
el esfuerzo de captar la experiencia del otro, sus sentimientos, sus contradicciones,
sus expectativas y deseos y sus valores. El objetivo no es vivir los mismos
sentimientos y emociones de la persona a la que se quiere comprender (en ese
caso hablaríamos de simpatía), sino captarlos, en lo posible, tal y como son
vividos por ella, adoptando su marco de referencia personal. Para ello, el ayudante
deja momentáneamente a un lado su modo de ver las cosas, hace un paréntesis
para contemplar la realidad a través de los ojos del otro. Consiste, en definitiva,
en intentar captar la experiencia ajena, poniéndose en el lugar del otro, sin
juzgarlo, y además transmitirle que le hemos comprendido. La empatía, como
disposición interior de la persona que ayuda hacia el ayudado, es unidireccional y
no requiere vivir las mismas emociones que la otra persona sino captarlas y
comunicar que se han captado. Para que la intervención empática sea creíble y no
parezca artificial, es muy útil operativizarla de manera concreta y no general. En
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lugar de decir: “Comprendo cómo te sientes”, o simplemente “Te entiendo”, es
mejor decir: “Comprendo que esta noticia de… te haga sentir…”. La actitud
empática concreta, al personalizar en la situación del ayudado, evita el riesgo de
sonar falso y constituye uno de los modos más eficaces de generar confianza en
la relación de ayuda. La palabra empatía ha vivido una gran evolución y
popularización, encontrándonos fácilmente con significados polisémicos que
permiten hablar de “bosque conceptual”. Por eso, cada vez hay más autores que
proponen utilizar en este tipo de contextos calificativos como “empatía
terapéutica” o “empatía profesional”, para referirse a cuanto venimos diciendo en
el contexto de relaciones de ayuda.

b) Aceptación incondicional
Sentirse aceptado es una necesidad experimentada por todos en cualquier relación
interpersonal profunda, pero sobre todo por quien tiene necesidad de ayuda. La
aceptación del ayudado (paciente y familiar) por parte del counsellor (profesional
sanitario) es el primer paso para que aquel se acepte a sí mismo, y posteriormente
a los demás. Para ayudar mejor y generar una atmósfera de confianza facilitadora
del cambio buscado se necesita:
 Ausencia de juicios moralizantes sobre la persona del ayudado, que es digna
de respeto, como ser humano, por encima de sus comportamientos, aunque el
ayudante no los considere correctos según su escala de valores. Respetar a la
persona no significa aprobar su conducta como buena. Significa que el
ayudante no utiliza su propia escala de valores para juzgar al ayudado.
 Acogida incondicional de los sentimientos y las emociones, que en sí mismos
no son ni buenos ni malos moralmente, y cuya energía debe ser encauzada
hacia un comportamiento que ayude a la persona en conflicto a afrontar sus
dificultades.
 Consideración positiva. Es uno de los pilares fundamentales del counselling:
considerar que la persona a la que se pretende ayudar tiene recursos propios
para afrontar la situación de dificultad en la que está inmersa. Consiste en
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reconocerla como “capaz”, como protagonista del proceso de cambio. La
confianza en los recursos del ayudado es una disposición que va contra el
paternalismo en las relaciones de ayuda y favorece el empoderamiento.
 Cordialidad o calor humano, ya que lo contrario genera distancia.

c) Autenticidad o congruencia
Una persona (el ayudante) es auténtica cuando es ella misma, cuando entre su mundo
interior, su conciencia y su comunicación externa hay sintonía. Es la coherencia entre
lo que se piensa, lo que se siente y lo que se expresa, sin máscaras. Por ejemplo, si un
paciente pregunta al profesional por qué tiene que morir, es muy probable que éste
no tenga una respuesta. Si no sabe qué decir, es mejor admitirlo, sencillamente. Ser
auténtico confiere autoridad al profesional. Pero la autenticidad comienza por el
autoconocimiento, es decir por reconocer los propios sentimientos y emociones que
pueden surgir en la comunicación con el paciente y por aprender a manejar la propia
vulnerabilidad en favor de la relación terapéutica; en otras palabras, en la medida en
que el profesional esté familiarizado con sus límites y debilidades tendrá una mayor
capacidad de comprensión de los límites y dificultades ajenos.

VIII. ALGUNAS HABILIDADES PARA EL COUNSELLING

a) Escucha activa.
La actitud de escuchar activamente tiene en sí misma carácter terapéutico. Pero
escuchar de esta forma significa mucho más que oír y requiere una técnica que se
puede aprender. Se escucha haciendo silencio interior, con la mirada, acompañando
en el diálogo, en definitiva, con toda la persona.

Los que cuidamos a los enfermos, en ocasiones podemos estar empleando, sin darnos
cuenta, técnicas que nos mantengan a una distancia emocional de los mismos; así por
ejemplo, si decimos al paciente que “No hay razón para sentirse mal”, le estaremos
indicando que solo aceptamos pensamientos positivos y que pretendemos que nos
diga que está bien aunque en realidad se sienta infeliz. Nuestro tono de voz, 16
movimientos corporales, expresiones faciales, son formas por las que,
inconscientemente, les podemos indicar que no deseamos escucharles

b) Respuesta empática
Es el tipo de respuesta por la que el ayudante transmite a la persona que necesita
ayuda que le comprende en lo que le está comunicando, por lo que supone centrarse
intensamente en el ayudado, en lo que dice y en lo que no dice, poniéndose en su
lugar para ver las cosas desde su punto de vista. La técnica más utilizada en la
respuesta empática, pero no la única, es la reformulación, que consiste en captar lo
que el paciente expresa, verbal y no verbalmente, y presentárselo, con claridad como
si usase un espejo en el que se viera reflejado.

Un sencillo ejemplo de reformulación puede ser: Una madre dice al educador que
cuando discute con su hija siempre terminan gritando. El ayudante reformula: “Así
que me dices que cuando discutes con tu hija, siempre termináis gritando...”. Es una
técnica que puede parecer sencilla, pero que requiere una gran habilidad por parte del
profesional para que resulte natural. Es muy útil para comunicar que se está
comprendiendo (no juzgando) lo que la madre dice y se le anima a que siga hablando.

c) Asertividad
Es una habilidad social de comunicación que nos permite manejar nuestros
sentimientos sin dejar que estos dominen nuestro comportamiento. Es decir, somos
asertivos cuando hacemos respetar nuestros derechos de una forma que no viola los
derechos del otro, o sea, cuando expresamos de manera abierta y honesta nuestros
puntos de vista, al tiempo que manifestamos que entendemos la posición del otro. La
asertividad, reflejo de un adecuado nivel de autoestima es el punto medio entre la
pasividad y la agresividad. La comunicación asertiva se realiza desde los mensajes en
primera persona: “Yo creo… A mí me parece… Mi opinión es…” evitando los
mensajes “Tú”: “Tú debes… Tú eres… Tú siempre…”.

d) Personalización
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Personalizar es lo contrario de generalizar. Con la destreza de personalizar se pretende
que el ayudado se haga cargo de su propio problema. Es decir, que no lo vea como
algo ajeno a él o debido meramente a circunstancias ambientales y externas, fuera de
su control, sino que analice su grado de responsabilidad en el problema, su capacidad
de control del mismo, y en qué grado, realmente, desea superarlo. Cuanto más
personales y concretas sean nuestras intervenciones, cuanto más adaptadas a la
persona (en nuestro caso el paciente) con la que nos estamos comunicando, más
conectadas estarán con su experiencia afectiva y emocional y por tanto más útiles
serán. “¿Qué supone para ti este problema que me estás contando?”, “¿Por qué razón
esto es tan importante para ti?”, “¿En qué medida has contribuido tú a esta
situación?”, “¿Qué crees que puedes hacer ahora?”, etc. Personalizar, en el fondo, es
un modo de acompañar al ayudado (el paciente o la familia) a apropiarse de su
situación y tomar protagonismo en el afrontamiento de sus dificultades. En ese
acompañamiento hacia el carácter personal de las dificultades del ayudado, también
el profesional se sitúa no ante el paciente de la cama tal, o de la patología X, sino ante
Juan… Marta... o Víctor…, con toda su biografía, ayudándole a expresar qué cosas
le preocupan y por qué son importantes para él y para ayudarle a la toma de
decisiones... pero evitando la tentación de decidir por él: “Por lo que hemos hablado,
parece que lo más conveniente sería… ¿Qué le parece si intenta…?”.

e) Confrontación
Confrontar por parte del ayudante es acompañar al ayudado a ser consciente de las
posibles contradicciones o incongruencias entre sus palabras y sus obras; entre lo que
piensa y lo que expresa en lenguaje verbal y no verbal, entre lo que entiende que es
adecuado para él y la conducta que en realidad realiza, etc.

La confrontación no tiene como objetivo violentar al ayudado poniéndole en


evidencia por sus incoherencias, sino hacerle consciente de ellas para avanzar en el
camino de encontrar juntos posibles soluciones al problema que plantea. En cualquier
caso, la confrontación es una destreza que solo se puede realizar cuando la relación
de ayuda ya está en una etapa de confianza mutua y el ayudante ha transmitido al 18
ayudado su compresión y acogida; de otro modo, puede vivirse como una agresión.
Ejemplo de confrontación: “ Antonia, por un lado me dice que no quiere coger a nadie
para que le cuide en casa porque usted cree que todavía se vale por sí misma, pero
por otro lado dice que llama continuamente a su hija porque tiene dificultades para
actividades cotidianas como…”. De esta forma colocamos a la paciente ante esta
incongruencia, utilizando su propio discurso.

f) Iniciar
En el counselling es importante acompañar al cambio. Por eso, una técnica
fundamental en el proceso de comunicación de ayuda consiste en incitar a la acción,
es decir, acompañar a la persona a que defina su reto, sus objetivos, realice –de alguna
manera– un plan de acción. Este, lejos de ser siempre un gran proyecto, puede
consistir en un nuevo modo de gestionar los pensamientos, los sentimientos, alguna
relación difícil, una toma de decisión sobre dónde vivir las próximas semanas o
meses, cómo manejar las visitas vividas como inoportunas, etc. Es conveniente que
el counsellor o ayudante promueva la concreción de lo que el ayudado desea, de lo
que quiere en el fondo de sí mismo, así como acompañarle a definir los medios que
va a poner en práctica para conseguir dicho objetivo. Suele ser útil también ayudar a
barajar la hipótesis de que pueda ir mal y la persona piense en otras alternativas
posibles al primer curso de acción pensado.

g) Otras técnicas
No son de menor importancia la técnica de la autorrevelación del ayudante de sus
propios sentimientos y experiencias cuando esto se considera ilustrativo y de ayuda
para el ayudado. Asimismo el abordaje de situaciones de transferencia y otras
necesidades de clarificación de la relación son afrontadas eficazmente con frecuencia
mediante la inmediatez, es decir, mediante la clarificación explícita de cómo están
siendo las relaciones entre ayudante y ayudado en el aquí y ahora. Por otro lado, no
es difícil encontrar situaciones en las que la confrontación se presenta como
insuficiente para promover la ayuda eficaz, la motivación hacia el cambio, buscado
mediante los procesos deliberativos. Es entonces cuando una sana persuasión
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contribuye a la relación de ayuda.

IX. FASES DEL COUNSELLING

Propuesta de diferentes técnicas propias del counselling y de las tres fases de Egan,
tenemos:

 Exploring skills
Las técnicas de la 1ª fase, se enfocan en construir una relación y explorar. Ayudar
al paciente a identificar y clarificar sus problemas y preocupaciones.
Esta fase tiene como objetivo responder a la persona tratando de comprenderlo y
penetrar en su punto de vista estableciendo una relación con él que le facilite su
propia autoexploración. Las destrezas fundamentales son la escucha activa y la
reformulación para comunicar la comprensión de lo expresado por el ayudado.

Algunas de las técnicas de estimulación son:


1. El mensaje central (núcleo del mensaje). Preguntarse, al mismo tiempo
que se escucha, “Cual es el mensaje central” expresado en términos de
sentimientos, experiencias, comportamientos.
2. La reformulación. Consiste en devolver, con palabras o gestos propios,
personales cuanto se ha comprendido de aquello que el asesorado ha
comunicado, de aquello que ha dicho y que no ha dicho, pero ha
transmitido con su persona (ideas, sentimientos, reacciones).
3. Las paráfrasis. Es una frase corta que refleja o interpreta lo que la otra
persona ha dicho.
4. Uso de las preguntas abiertas. Las preguntas abiertas ayudan a que la
conversación fluya ya que animan a la persona a seguir hablando. Al
mismo tiempo permiten dirigir la conversación permitiendo que la persona
focalice y no se disperse.
5. Reflejo de sentimientos. Una forma eficaz de sacar los sentimientos es
reflejar lo percibido al observar su expresión facial y del cuerpo en
general. Al reflejar el mensaje no-verbal que se observa en la persona no
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se está haciendo ningún juicio ni interpretación, simplemente se revela lo
que se está viendo en ella.

 Understandig skills
Las técnicas de la 2ª fase buscan generar una nueva visión de la situación y ofrecer
diferentes perspectivas. Construir un nuevo escenario, ayudando al paciente a
establecer sus metas y objetivos.

El objetivo es puntualizar nuevas perspectivas, para que la persona construya y


escoja nuevas opciones, y para que fije sus objetivos. Podemos agrupar estas
técnicas en dos tipos: las de estimulación, en las cuales se clarifica la vivencia de
la persona, orientándole hacia nuevas estrategias vitales, y las de creatividad, que
operativizan cómo hacer ese cambio.

Algunas de las técnicas de estimulación son:

1. Compartir información. Puede ayudar a las personas a ver a ellos mismos


y a sus problemas desde otro punto de vista. Es útil cuando una de las
principales causas de la situación-problema es el desconocimiento o la
desinformación, o bien el desconocimiento o la desinformación está
provocando el empeoramiento de la situación-problema. Dar
información implica dar información o corregir la información que sea
poco precisa o falsa.
2. Empatía avanzada. Implica escuchar aquello que la persona dice
explícitamente y aquello que implica, esconde o no dice. Es decir,
escuchar lo que no dice y entender lo que significa para ella.
3. El modelaje. Se aplica a personas que no saben qué hacer o que son
reacias a hablar de ellas mismas o de hablar de una manera íntima y
personal
4. Brainstorning (lluvia de ideas). Procedimiento que facilita la búsqueda
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de alternativas. Consiste en pensar todas las posibles alternativas. Se basa
en cuatro normas básicas: - no criticar, todo vale, lo mejor es la cantidad,
es importante combinar y mejorar.
5. Preguntas dirigidas de futuro. Utilización de preguntas referidas al
futuro: “¿cómo te gustaría que fuera tu vida?” “¿cómo te ves de aquí a
unos años?”.

 Acting skills
Las técnicas de la 3ª fase se dirigen para entrar en acción. Ayudar al paciente a
descubrir, elegir, desarrollar e implantar estrategias de acción.

Las técnicas de esta fase pretenden ayudar a la persona a buscar estrategias o


métodos, a establecer planes de acción, a valorar los resultados y ayudar a la
persona a continuar sin la ayuda del counsellor
X. CONCLUSIONES
 El ser 'counselling' implica reforzar la competencia emocional, ética, espiritual y
cultural para centrarse en la persona ayudada de forma integral, sin fraccionarla»
 Para poder aplicar este nuevo modelo de relación centrado en el paciente se requiere,
además de poseer ciertas habilidades comunicativas, una formación específica,
entrenamiento previo en materia psicológica y, sobre todo, un cambio de mentalidad,
en la que el profesional sanitario ya no es el que recomienda al paciente a cumplir su
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tratamiento farmacológico, sino el que le «asesora» y le guía en el proceso de toma
de decisiones.
 El Counseling actúa en la promoción del bienestar y desarrollo humano, ayudando a
las personas en su relación con ellas mismas y con los demás, procurando superar los
obstáculos que dificultan el desarrollo personal, por medio de una serie de consultas

XI. BIBLIOGRAFÍA
 Dietrich, Georg (1986). Psicología General del Counseling. Herder. ISBN
 Esperanza, S., Bermejo, C., (2015). Counselling y cuidados paliativos. Madrid,
España. Ed. Desclée de Brouwer.
 Gordillo, V. (2014) Nuevas perspectivas en orientación del counseling al coaching.
Madrid, España. Editorial Síntesis.
 Mearns, D. (2009) Counseling centrado en la persona en acción. 1°Ed. Buenos
Aires: Gran Aldea Editores – GAE.
 Proctor, W. M., Benefield, W. y Wrenn, C. G. (1931).Career Counseling in
Contemporary U. S. High School. Revista educative de investigation 7, 92-147.

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