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I. Introducción
Pedirle a Dios que nos enseñe a vivir se compara a los estudiantes que se ponen delante del maestro
escuchando, tomado atención y estudiando. Pedirle a Dios que nos enseñe a vivir es provocar que él se
acerque y nos comience a mostrar cuál es su voluntad. ¿Estás listo para eso?
También depender de Dios no lleva poco a poco a la madurez, esta no sólo se refiere a un pleno desarrollo
o alcanzar nuestro mejor momento; la madurez que Dios perfecciona en nosotros es importante y
requisito que no debe faltar.
II. Madurez
No hay mejor cualidad que la de saber escuchar y reflexionar (en las enseñanzas divinas), quien sabe
escuchar y tomar atención es la persona que se perfila a la madurez. La madurez de hecho toma su tiempo,
pero podemos aprender mejor y más rápido que los demás, depende de nuestra actitud.
La madurez bíblica se compara a la terminación llegar al límite (dado por Dios), como alcanzar la medida
y llegar al punto que Dios quiere que lleguemos; resaltemos aquí lo fundamental de que es Dios el que
determina qué debemos alcanzar y por tanto es él quien da certeza y testimonio de que cumplimos.
Ir madurando es desarrolla facultades como la sensibilidad a Dios (poder darnos cuenta cuando él nos
quiere dirigir), la comprensión de la enseñanza de Dios y la obediencia a lo dispuesto por Dios. Estas son
expresiones de lo que llaman AMAR A DIOS, más allá de un sentimiento son demostraciones.
III. Lo que Dios está deseoso de comunicarnos
La Escritura afirma, y podemos confiar que así será, “Dios ha preparado cosas que nadie jamás pudo ver,
ni escuchar ni imaginar…”, ¿Para quiénes las preparó? Las preparó para quienes lo aman y quienes han
desarrollado la madurez necesaria.
Cuando Dios prepara algo respecto a nosotros nos da a entender que él dispone las cosas, las
circunstancias, las oportunidades y las bendiciones para que alcancemos un propósito, la razón de nuestra
existencia. ¿Qué desea comunicarnos? Todo aquello que corresponde a nuestra vida, las metas dónde
llegar, los sueños que cumplir, las bendiciones a alcanzar y, sobre todo, cómo llegaremos a bendecir a los
demás.
Conocer la PALABRA DE DIOS (La Biblia es tan práctica que puede darnos dirección específica sea
cual sea la situación, es conocer lo que él quiere comunicarnos)
Guardar y vivir la PALABRA DE DIOS (Es tomarla como la prioridad y dejar que ella nos guíe)
Orar a Dios (Practicar la dependencia y el sentido del oído hacia él)
Estas prácticas nos llevarán cada vez más a conocer la voluntad de Dios clara y precisamente.