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Edificio Kavanagh

Este edificio de viviendas para la renta, se encuentra ubicado en una atípica


manzana triangular de la zona de Retiro con vistas privilegiadas sobre la barranca
de la plaza San Martín y también sobre el río de la Plata. Comparte la manzana
con el Plaza Hotel Buenos Aires, uno de los más tradicionales de la ciudad.
Su impulsora fue Corina Kavanagh, miembro de una distinguida familia porteña,
quien convocó al reconocido estudio Sánchez, Lagos y de la Torre con el fin de
construir un edificio de alquiler destinado a la clase más acomodada de la ciudad.
Se reservó para ella misma el departamento del piso 14, con una amplia terraza
mirador sobre la plaza y excelentes vistas al horizonte del río.
La imagen de proa orientada hacia el río de la Plata y su característica forma
escalonada se logran a partir de un inteligente juego de volúmenes yuxtapuestos
de diferentes alturas, con terrazas y miradores, Su tono gris perla y los estriados
que destacan y agudizan su verticalidad y esbeltez definen una torre de refinada
belleza, en la que se articulan principios de las corrientes racionalista y art-decó.
Sus 120 metros de altura, en los que se disponen 31 pisos con 105 viviendas,
fueron construidos en un tiempo record: algo menos de dos años. En su época fue
la estructura de hormigón armado más alta de Sudamérica. Su remate es hoy un
símbolo de la ciudad.
La obra contó con los mayores adelantos tecnológicos y de confort disponibles en
su tiempo: aire acondicionado central, ascensores y palieres privados y una
instalación eléctrica que podía abastecer a 80.000 habitantes. Curiosamente no
dispone de portero eléctrico; las visitas se deben anunciar en la recepción.
En 1999 fue declarado Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad y
en 1994 fue distinguido por la Asociación Estadounidense de Ingeniería Civil como
hito histórico internacional; es además Monumento Histórico Nacional.

Basílica del santisimo sacramento

Se encuentra en San Martín 1039, a espaldas del Edificio Kavanagh y del Hotel
Plaza. Fue inaugurada en 1916, sus arquitectos fueron los franceses Coulomb y
Chauvet, quienes manejaron una arquitectura ecléctica con influencias del
románico.

Mandada a construir por Mercedes Castellanos de Anchorena, quién donó todo el


dinero para que esta obra se lleve a cabo.

En la fachada se observan tres de las cinco torres que posee y en la central una
escultura de mármol blanco, del Beato Pedro Eymard, fundador de la
Congregación del Santísimo Sacramento, junto a 2 ángeles arrodillados,
representando la Elevación de la Custodia; las puertas de ingreso están decoradas
con motivos de apóstoles y arcángeles, las escaleras son de granito.

En el subsuelo se encuentra la Cripta, una réplica de menor altura de la Basílica.


Una de las iglesias más lujosas de la Ciudad de Buenos Aires y predilecta de la
alta sociedad porteña.
En su interior vale detenerse ante el altar mayor, donde se destaca la Gran
Custodia de 3.20 metros realizada en oro y plata, uno de los más grandes de
Sudamérica, decorado en onix, mosaico y bronce que se apoyan en una enorme
estructura de mármol blanco. Asimismo sus vitrales, ornamentos de mármol,
granito azul, bronce y mosaico veneciano, junto a los confesionarios, púlpito y
sillería del coro, exquisitas obras de artistas flamencos originarios de Brujas,
Bélgica, la convierten en una construcción de lujo.

Es uno de los templos religiosos de mayor riqueza ornamental interior en la


ciudad. Es característica de la Basílica exaltar la Adoración Perpetua, como lo
expresa el baldaquino de mármol sobre la Custodia, con la inscripción: "Adoremus
in Aeternum", a diferencia de las Iglesias tradicionales.

HotelPlaza

Construido en la zona de Retiro y frente a la Plaza San Martín sobre la calle Florida, en
un terreno adonde antes había funcionado un depósito de carbón, fue el primer
edificio de nueve pisos de Buenos Aires (y el más alto, en su momento), aunque
sería ampliamente superado luego por el rascacielos Kavanagh del cual apenas lo
separa un pequeño callejón llamado Corina Kavanagh, el edificio Kavanagh fue
construido en la década del 30 a metros hacia el noreste del Hotel Plaza.
do como un precoz experimento en la combinación de los criterios de composición
de raíz académica que llegaban de Europa con los nuevos que imponía la
ordenación urbana norteamericana. La experiencia de Zucker en Nueva York
permitió aprovechar al máximo el terreno y las visuales disponibles hacia la plaza,
el río y la propia ciudad. Pero la verdadera novedad consistió en el desarrollo de
un esqueleto de acero fundido que preservaba a la estructura del fuego y permitía
que los cimientos tuvieran que soportar menos peso: el edificio podía crecer en
altura. La adopción del bay window vertical corrido acentuó el ritmo ascendente de
la construcción y le otorgó mucha plasticidad. Sin embargo, Zucker debió hacer
concesiones al gusto ecléctico de la élite local, y la fachada sigue al pie de la letra
el programa clásico de basamento, cuerpo central y coronamiento con mansarda de
pizarra gris que tanto adoraban los argentinos de gusto francófilo. Pero fue muy
astuto al restringir la ornamentación exterior, haciéndole “ver” a Tornquist que el
ojo humano tenía un límite que la construcción en altura superaba.
Tornquist lo dejó hacer pero con una condición: su residencia privada se
encontraba frente al terreno donde se levantaría el futuro hotel, cruzando la calle
Charcas (hoy, Marcelo T. de Alvear) y, según se relata, el proyecto original de
Zucker tuvo que ser modificado porque el edificio proyectaría sombra sobre la
casa de su propietario. Por eso, se realizaron modificaciones: el proyecto fue
corrido unos metros hacia el este y su planta fue girada para ajustarse a esa parte
del irregular terreno. La parte correspondiente a la esquina de la calle Charcas se
dejó sin construir, y fue recién en 1913 que los arquitectos Giré y Molina Civit
construyeron la actual entrada de carruajes en ese rincón y el Salón Colonial del
primer piso, que dialogaba en aspecto y altura con la esquina de enfrente.
El Plaza Hotel continuó creciendo, fue modernizado en 1934 (cuando perdió
mucha de su ornamentación de fachadas y sus salones adquirieron la estética art
decó de moda), y entre 1942 y 1948 los arquitectos Rocha y Martínez Castro lo
ampliaron con un anexo de grandes dimensiones hacia el lado de la calle San
Martín, que se distingue del edificio original por su menor ornamentación y mayor
sobriedad.
En 1977, con motivo de la celebración de la Copa Mundial de Fútbol de 1978, fue
nuevamente remodelado por los arquitectos Clorindo Testa y Héctor Lacarra y se
aumentó su capacidad. En esa ocasión se buscó modernizar diversos aspectos
funcionales relacionados con los cambios en el uso de los hoteles y sus
habitaciones, buscando respetar el valor arquitectónico del edificio. En el 8° piso
se dotó de balcones a las habitaciones, todos los baños fueron modernizados y
decorados a nuevo, y se reorganizaron las habitaciones en general. Además, se
actualizaron las instalaciones, agregando TV, música de fondo y servicio de
habitación con timbre.
En la actualidad, el Plaza Hotel posee 325 habitaciones.

Palacio Estrugamou

Alejandro Estrugamou, un terrateniente bonaerense descendiente de vascos, fue


quien encargó la construcción de este gran edificio de departamentos de alto
nivel para renta/alquiler, en una de las zonas más elegantes de la ciudad, donde
se encontraban varias de las residencias de las familias más prestigiosas de la
sociedad porteña de entonces.
El exterior manifiesta los principios de la arquitectura académica o beaux-arts de
la mejor tradición francesa. La notable fachada sobre Juncal, que es la más
extensa, está compuesta a partir del principio de la simetría: un conjunto de
cuatro grandes columnas que articulan tres niveles de viviendas se ubica en el
centro de la composición y define con su presencia una estructura de basamento
(planta baja y primer piso), desarrollo (los tres pisos centrales) y un remate
constituido por dos niveles más y un tercero, ubicado en el inicio de la
característica mansarda. Además, separado por el primer nivel del remate, se
ubican alineadas con el grupo de cuatro columnas, otras cuatro que sostienen un
llamativo frontis curvo. Todo este conjunto define con precisión el centro de esta
fachada. Una situación similar –el uso de un motivo central- se repite en la
fachada sobre la calle Arroyo. En ambos casos, las alas laterales están tratadas
con una ornamentación más ligera y la mansarda pierde altura. La esquina
también recibe una solución especial, ya que, además del valor de su posición, es
el elemento articulador entre las dos dirección.
Por otra parte, las características de su implantación (amplio desarrollo sobre la
calle Juncal pero tomando, a su vez, la esquina con Arroyo) resaltan la elegancia
de sus formas. Por un lado, la importante extensión sobre Juncal, que con su
marcada pendiente evidencia la presencia de la barranca sobre la costa del Río de
la Plata, que en el siglo XIX llegaba hasta las proximidades de este lugar. Por el
otro, la fachada que se extiende por la calle Arroyo funciona como fondo del
recorrido de ésta.
El resto de los edificios de esta cuadra de Juncal fueron construidos con
posterioridad y continuaron (sobre todo el adyacente) con la misma división de
niveles y disposiciones de balcones, cornisas y motivos formales que se
encuentran en el Palacio Estrugamou.
Esta idea de construir un edificio de gran tamaño para renta y utilizar una imagen
de unidad edilicia cercana a la de las grandes residencias beaux arts de esa
época, convierten al Palacio Estrugamou en un ejemplo de una arquitectura poco
frecuente en Buenos Aires. El Palacio de los Patos (Ugarteche 3050, Palermo)
construido en 1929 pertenece también a esta categoría de viviendas colectivas de
alto nivel, presentando rasgos formales y expresivos similares a esta obra.

Edificio Mihanovich

Este edificio de viviendas para la renta surgió de la voluntad del empresario


Nicolás Mihanovich, quien quiso construir un edificio para alojar, en este
distinguido barrio, a aquellos que por su condición económica no pudiesen hacerlo
en una vivienda individual. Para ello compró una parcela con frente sobre Arroyo,
calle cuyos escasos trescientos metros describen un trazado pintoresco y singular.
Un año después de la inauguración, el empresario murió y los hermanos Bencich,
dueños de la prestigiosa empresa que había construido el edificio, se lo
compraron a la sucesión de Mihanovich.
El edificio se compone de tres volúmenes claramente diferenciados; dos gemelos
de 7 plantas cada uno, ubicados sobre la línea municipal y sobre cada uno de los
ejes medianeros del conjunto. Originalmente, el hueco resultante por la
separación de estos dos cuerpos se utilizaba para el acceso de carruajes y, el
tercer cuerpo se encontraba en el final de este pasaje. Actualmente esta calle
interior está ocupada por el lobby del hotel. Este último volumen es una torre de
20 pisos de altura que, después de reducir su planta con una morfología que
evoca al Mausoleo de Halicarnaso, (una de las siete maravillas del mundo
antiguo) remata, al igual que éste, con una forma piramidal. En el edificio de la
calle Arroyo, el remate sostiene un faro, en alusión a la compañía naviera,
propiedad de Mihanovich. La torre tiene una altura cercana a los 80 metros, razón
por la cual se contó entre los edificios más altos en la época de su construcción.
Esta distribución de una torre en posición central y dos cuerpos simétricos más
bajos, ubicados lateralmente, remite a una solución esencialmente clásica, donde
han sido considerados los principios de composición piramidal, jerarquía, simetría,
distribución y armonía. El conjunto presenta un academicismo sumamente
despojado de ornamentaciones, salvo el detalle historicista del remate de la torre,
los cornisamientos en los tres volúmenes y la utilización de almohadillados que
desprenden -por diferencia de texturas- el basamento del desarrollo.
Este edificio fue el primero que se construyó en Buenos Aires con estructura de
hormigón armado.
En 1997 el conjunto fue comprado por el Grupo Accor que inició su refacción para
convertirlo en el Hotel Sofitel Buenos Aires; con los arquitectos Fernandez y Lizaso
a cargo del proyecto de arquitectura y el estudio Rochon (con el estudio Hampton-
Rivoira, como contraparte local) en el interiorismo. Fue inaugurado en 2002,
manteniendo la fisionomía general de la obra original en el exterior. Como ya se
ha dicho, el antiguo pasaje de carruajes ha sido techado con una cubierta vidriada
para alojar el lobby; pero la equilibrada y armónica visión del conjunto de los tres
volúmenes desde la calle se ha mantenido. Cuenta con algo más de 150
habitaciones distribuidas en los tres cuerpos del conjunto.
El arquitecto A. Jacobs (integrante del equipo proyectista) fue presidente de la
Sociedad Central de Arquitectos.

Palacio Ortiz Basualdo

La Plaza Carlos Pellegrini tiene una configuración singular. Su planta triangular,


rodeada por la Av. Alvear, Libertad y Arroyo evidencia el encuentro de dos
diferentes direcciones, presentes en el trazado de las calles de ese sector. Por un
lado, la extensión de la cuadrícula definida en el casco fundacional de la ciudad y,
por otro, la dirección perpendicular al Río de la Plata, que tuvieron las divisiones
de las quintas que se ubicaban en esa zona de las afueras, sobre la barranca del
río.
En el perímetro de esta plaza se ubican varios edificios de gran valor patrimonial,
entre los cuales se destacan el Palacio Pereda (actual embajada de Brasil), el
Palacio Unzué Casares (actual sede del Jockey Club), el Palacio Atucha y el Palacio
Ortiz Basualdo. Cuando a fines de la década de 1970 se llevaron a cabo las
últimas obras para completar la apertura de la Av. 9 de Julio, se tenía prevista la
expropiación y demolición de éste último. Sin embargo, la resistencia de la
Embajada de Francia logró que se modificara la traza de la avenida y, por lo tanto,
que el edificio se salvase de su destrucción. De esta manera, la residencia que se
encontraba hasta entonces inserta en la continuidad del tejido urbano, pasó a
quedar aislada de cualquier construcción, con su perímetro completamente
exento. Se ejecutó entonces un tratamiento en los dos nuevos frentes del predio
que quedaron expuestos: un cerramiento sobre la avenida (como límite del jardín)
y en el lateral hacia la calle Arenales se cubrió la pared medianera con elementos
del lenguaje clásico, similar al del resto de las fachadas.
Este edificio se cuenta entre los mejores ejemplos de arquitectura académica de
origen francés de Buenos Aires y en él pueden observarse las características
principales que definen a esta arquitectura. Por un lado, la clara distinción de los
niveles interiores: una planta baja, por la que se accede y en la que se ubican los
locales de servicio, un primer piso con salas de recepción y estar, un segundo
nivel de dormitorios y, en el último, ubicado en la base de la mansarda, las
habitaciones de servicio. Por otro lado, por tratarse de un lote en esquina, esta
condición fue aprovechada para ubicar en ella el motivo central de la composición
de la fachada. Las dos alas laterales (una sobre Carlos Pellegrini y la otra sobre la
calle Arroyo) son idénticas en su resolución formal. Una cúpula de esbelto perfil
revestida en pizarra se ubica sobre el motivo de la esquina, articulando el cambio
de dirección de la fachada y creando un interesante juego volumétrico entre los
distintos cuerpos que conforman la mansarda.
Desde 1939 este edificio es sede de la Embajada de Francia.
Sobre la Plaza Carlos Pellegrini, en la esquina de Av. Alvear y Libertad, se
encuentra un edificio de renta de expresión racional funcionalista obra también
del arquitecto Pater, en este caso asociado a Alberto Morea. El edificio adyacente,
sobre la Av. Alvear, también fue proyectado por estos dos arquitectos y es
ejemplar de la buena arquitectura moderna que tiene la ciudad.

Palacio Alzaga Unzué

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