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ASTRONOMÍA

La reciente
posibilidad de
estudiar los mismos
eventos astronómicos
mediante luz,
partículas y ondas
gravitacionales,
una combinación
llamada
«astronomía de
multimensajeros»,
está permitiendo
obtener una imagen
mucho más completa
de algunos de
los fenómenos
más misteriosos
del universo

Mensajeros
celestes
Ann Finkbeiner
Ilustración de Maria Corte Maidagan

Julio 2018, InvestigacionyCiencia.es  27

E
Ann Finkbeineres periodista científica especializada
en astronomía, cosmología y la confluencia entre ciencia
y seguridad nacional.

El 22 de septiembre de 2017, a las 16:54 según la hora de la costa este de EE.UU., un neutrino
impactó contra los detectores de IceCube, un gigantesco experimento enterrado bajo el hielo
de la Antártida. Su energía superaba los 100 teraelectronvoltios, unas diez veces más de lo que
puede lograr el acelerador de partículas más potente del planeta. Treinta segundos después,
IceCube enviaba una alerta que indicaba la energía del neutrino, el momento de su llegada
y la dirección aproximada del cielo desde la que provino.
En la Universidad de Maryland en College Park, el investiga- predichos pero no vistos, o bien vistos pero no entendidos. Ahora,
dor Erik Blaufuss, miembro de IceCube, recibió la alerta en un con más señales a su disposición, los astrónomos pueden final-
mensaje de texto. Al verla supo que, con esa energía, la partícula mente comprenderlos. «Estas fuentes son complejas», explica
probablemente hubiese llegado desde más allá del sistema solar. Francis Halzen, físico de la Universidad de Wisconsin-Madison
En el último año Blaufuss ya había visto unos diez neutrinos con e investigador principal de IceCube. «No es posible entenderlas
energías similares, pero pensó que igualmente merecía la pena a menos que dispongamos de varias maneras de estudiarlas.»
difundirlo. A las 20:09 publicó un aviso sobre la partícula, hoy
conocida como IceCube-170922A, en una de las redes de alerta LA FUENTE DE TEXAS
usadas por los astrónomos. Los más de 5000 sensores de IceCu- Cuatro días después de que Blaufuss enviara el aviso de IceCube,
be, diseñados para detectar los destellos que se generan cada vez el observatorio Swift, un telescopio espacial de rayos X, detec-
que un neutrino interacciona con los átomos del hielo, permiten tó nueve objetos en la misma área del cielo de la que provino
rastrear la zona del cielo desde la que proviene la partícula. IceCube-170922A.
Blaufuss esperaba que aquel aviso nocturno sorprendiese a los Dos días más tarde, el 28 de septiembre a las 06:10, el teles-
astrónomos trabajando y los incitase a estudiar esa región del copio espacial de rayos gamma Fermi observó una fuente en la
firmamento. Con suerte, podrían descubrir la galaxia u objeto zona del cielo asociada a IceCube-170922A y al segundo de los
celeste que emitió el neutrino. objetos referidos por Swift. Sara Buson, miembro del equipo de
Los neutrinos son solo una de las muchas señales físicas pro- Fermi en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, y
venientes del firmamento. Durante largo tiempo, los astrónomos sus colaboradores enviaron un aviso público en el que aclaraban
se han visto obligados a estudiar exclusivamente la luz. Hace que esa fuente de rayos gamma ya era conocida y se llamaba
unos treinta años, sin embargo, comenzaron a detectarse los TXS 0506+056, aunque más tarde los astrónomos la apodarían
primeros neutrinos. Y, desde 2015, es posible observar también «fuente de Texas». «Fue muy emocionante», explica Buson. «El
ondas gravitacionales. Con todo, combinar diferentes señales neutrino estaba exactamente sobre la fuente de rayos gamma;
para analizar un mismo fenómeno, una técnica conocida como era la primera vez que observábamos una coincidencia tan afor-
«astronomía de multimensajeros», constituye un avance rela- tunada.» En las dos semanas anteriores, Fermi había visto que
tivamente reciente. la intensidad del objeto había aumentado en un factor de seis.
Una gran ventaja de la astronomía de multimensajeros re- El mismo día, a las 14:00, los científicos de la misión ASAS-
side en que, a diferencia de lo que ocurre con la luz (una onda SN, que opera en longitudes de onda visibles, anunciaron que
electromagnética que puede ser reflejada, absorbida y desviada), el brillo de la fuente de Texas había estado creciendo durante
no existe prácticamente nada que pueda detener las ondas gra- los 50 días previos hasta llegar al mayor alcanzado en años. Y
vitacionales o los neutrinos. La información que transportan es un día después, el 29 de septiembre a las 09:00, otro telescopio
pura: llega directamente desde la fuente y a una velocidad igual o óptico descubrió que la fuente de Texas era un blázar: un agu-
muy cercana a la de la luz. Otra ventaja de estas señales se debe a jero negro supermasivo en el centro de una galaxia distante, el
que los misteriosos fenómenos que las generan —colisiones entre cual estaba emitiendo un chorro de partículas en dirección a la
agujeros negros, explosiones de supernova o fusiones de estrellas Tierra y experimentando fulguraciones esporádicas a medida
de neutrones— son breves y terriblemente violentos. Habían sido que la materia caía en su interior. Más tarde, el 17 de octubre, el

EN SÍNTESIS

Dos eventos recienteshan inaugurado la era mo-
derna de la «astronomía de multimensajeros», la
técnica consistente en observar los mismos fenó-
menos celestes mediante luz, partículas y ondas
gravitacionales.
Cada uno de esos mensajerostransporta infor-
mación única. Combinar los diferentes datos que
aporta cada uno está permitiendo a los astrónomos
entender mejor algunos de los fenómenos más
misteriosos del cosmos.
En el último añose han detectado los neutrinos y la
luz procedentes de un agujero negro supermasivo
que absorbe materia, así como las ondas gravita-
cionales y la luz generadas por una colisión entre
estrellas de neutrones.

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 BAJO EL HIELO del Polo Surse esconden los miles de sensores del observatorio de neutrinos IceCube. Estos han sido diseñados para
detectar las raras ocasiones en las que un neutrino interacciona con los átomos del hielo. En 2017, un neutrino de alta energía desencadenó una
serie de observaciones desde telescopios terrestres y espaciales para identificar la fuente de la partícula.
conjunto de telescopios VLA de Nuevo México, un observatorio
que opera en longitudes de onda de radio, confirmó que la luz
provenía del chorro de un blázar.
Los blázares ya se conocían bien; sin embargo, nunca se ha-
bían observado en múltiples longitudes de onda e identificado
simultáneamente como fuente de neutrinos. Además, aquella fue
la primera ocasión en que un neutrino de alta energía coincidía
en el espacio y el tiempo con un fotón de rayos gamma de una
energía similar. Halzen señala que, en todo el cielo, el número
de neutrinos de alta energía es aproximadamente igual al de
fotones de rayos gamma, por lo que lo más lógico es pensar
que se trate de las mismas fuentes. La similitud entre ambos
números, añade Imre Bartos, físico de la Universidad de Flori-
da, constituye una «coincidencia notable y sugerente». Pero la
implicación de que provienen de los mismos objetos cósmicos,
los blázares, «es una gran extrapolación», advierte Halzen. En
cualquier caso, el descubrimiento de IceCube-170922A podría
ayudar a distinguir entre las diferentes teorías que tratan de
explicar cómo aceleran los blázares los chorros de partículas
hasta energías tan elevadas. «Es un buen primer paso, pero nece-
sitamos más observaciones de multimensajeros», matiza Bartos.
UNA LARGA ESPERA
Los primeros mensajeros cósmicos distintos de la luz fueron
Felipe Pedreros, IceCube y Fundación Nacional para la Ciencia de EE.UU.
los neutrinos. En febrero de 1987 se observaron los emitidos en
la explosión de supernova 1987A: una estrella moribunda cuyo
núcleo colapsó bajo su propia gravedad y luego explotó. En to-
tal, se detectaron 25 de estas partículas en Japón, EE.UU. y la
Unión Soviética. Tres horas después llegó la luz visible generada
por la onda de choque que atravesó la superficie del astro. En
noviembre se observaron los rayos X y gamma generados por
la desintegración de los elementos radiactivos producidos en el
estallido, así como la luz infrarroja emitida por los nuevos ele-
mentos pesados que también se formaron en él. La supernova
1987A ayudó a los astrónomos a entender cómo se producen
estas explosiones, señala Doug Cowen, físico de la Universidad
Estatal de Pensilvania que forma parte del equipo de IceCube.
De hecho, dejó claro que la mayor parte de la energía de la explo-
sión se emite en forma de neutrinos. Pero eso fue hace 30 años,
«y hemos estado esperando desde entonces», apunta Halzen.
La coincidencia del neutrino IceCube-170922A con la fuente de
Texas, que acabaría siendo observada por al menos 19 instrumen-
tos en rayos gamma, rayos X, luz visible y ondas de radio, se ha
convertido en el segundo evento cósmico de multimensajeros en
el que intervienen los neutrinos.
Sin embargo, aunque los neutrinos puedan ser excelentes
mensajeros, los más extravagantes de todos son las ondas gravi-
tacionales. Durante un siglo no fueron más que una predicción
teórica de la relatividad general de Einstein. Esta explica la
atracción entre dos masas (como una manzana y la Tierra) a
partir de la hipótesis de que toda materia curva el espaciotiempo
circundante. Por tanto, cuando una masa se acelera, ese cambio
en la curvatura se propaga hacia el exterior en forma de ondas,
las cuales no son más que el propio espaciotiempo encogiéndose
y estirándose. Si una onda gravitacional atravesara el cuerpo
de una persona, esta sería primero «más alta y más delgada, y
luego más baja y ancha», explica Szabolcs Marka, físico de la
Universidad de Columbia.
La relatividad general es una teoría ampliamente aceptada.
De hecho, y si bien de manera indirecta, los científicos ya habían
detectado la curvatura del espaciotiempo que la teoría predice
para cuerpos como estrellas y galaxias. No obstante, hasta hace
poco nadie había logrado observar ondas gravitacionales de for-
ma directa. En 2014 concluyeron varios trabajos de mejora en
el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría
Láser (LIGO). Este consta de dos interferómetros independientes
situados en sendos extremos de EE.UU., cada uno de los cuales
se compone de dos brazos de unos 4 kilómetros de longitud
dispuestos en ángulo recto. Desde un extremo de cada brazo
se dispara un rayo láser; este rebota en un espejo situado en el
otro extremo, regresa y se mide el tiempo de viaje. Una onda
gravitacional que pase por el detector contraerá y estirará los
brazos, lo que modificará el tiempo de viaje de los rayos láser
en una parte en 1021. En un brazo de 4 kilómetros, eso corres-
ponde a un cambio de longitud del orden de la milésima parte
del tamaño de un protón.
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 detección múltiple

Cadena de acontecimientos cósmicos

Durante tres semanas y media de 2017,los astrónomos observaron el mismo fenómeno —lo que pareció ser una fulguración
causada por un agujero negro supermasivo que está engullendo materia— mediante luz de varias longitudes de onda y también
mediante neutrinos. Esta combinación de señales astronómicas tan diferentes está permitiendo entender varios fenómenos que
hasta ahora eran insondables.


1  El observato-
rio de neutri-

2  El telescopio espa-
cial de rayos X Swift

3  Dos días después, 
el telescopio espa-
4  A SAS-SN, una
red de telesco-

5  Otro telescopio
óptico obtuvo indicios

6  El observatorio
VLA, un conjunto
nos IceCube, comunicó que había cial Fermi identi- pios ópticos terres- de que se trataba de de radiotelescopios
en el Polo Sur, encontrado nueve ficó rayos gamma tres, anunció que la un blázar: un agujero en Nuevo México,
detectó un neu- fuentes en la misma procedentes de fuente había estado negro supermasivo confirmó que la
trino de alta región del cielo una de las fuen- aumentando de bri- que emite chorros de fuente de las seña-
energía y envió desde la que llegó el tes localizadas por llo durante los 50 partículas a medida les era el chorro
una alerta. neutrino. Swift. días previos. que devora materia. de un blázar.

22 de septiembre 26 de septiembre 28 de septiembre 28 de septiembre 29 de septiembre 17 de octubre

Partículas Rayos X Rayos gamma Visible Ondas de radio

Incluso con esa precisión, LIGO solo puede detectar las on-
das procedentes de fuentes muy densas y masivas, como agu-
jeros negros o estrellas de neutrones. Y aunque su resolución
angular (la capacidad para situar fuentes en la bóveda celeste)
es la máxima que puede alcanzar un experimento de este tipo,
sigue siendo muy deficiente. La incorporación de Virgo, un
tercer interferómetro emplazado en Italia, permite localizar
la fuente con una precisión de decenas de grados (la luna lle-
na abarca unos 0,5 grados). Para un astrónomo, explica Andy
Howell, de la Universidad de California en Santa Bárbara, eso
es como agitar la mano hacia el cielo y decir «probablemente
esté por ahí»..
Entre el 14 de septiembre de 2015 y el 14 de agosto de 2017,
la colaboración LIGO-Virgo detectó cinco fuentes de ondas gra-
vitacionales. En todos los casos se trató de la colisión de dos
agujeros negros y su posterior fusión en uno solo. Tales observa-
ciones fueron memorables por cuanto supusieron las primeras
detecciones directas de ondas gravitacionales; sin embargo, no
permitieron hacer astronomía de multimensajeros. Los agujeros
negros son tan densos que la luz no puede escapar de ellos, por
lo que su fusión solo puede detectarse a través de ondas gravi-
tacionales. Nadie esperaba ver luz o neutrinos procedentes de
aquellas colisiones. Y ningún detector lo hizo, a pesar de que
había muchos observando.
emblema de la astronomía de multimensajeros. El 17 de agosto
de 2017, las colaboraciones LIGO y Virgo volvieron a detectar
ondas gravitacionales. Y, tan solo 1,74 segundos después, el te-
lescopio Fermi observó un estallido de rayos gamma en la mis-
ma zona del cielo. El evento, bautizado GW170817, no parecía
corresponder a la colisión y fusión de dos agujeros negros, sino
a la de dos estrellas de neutrones.
Las estrellas de neutrones son el núcleo que sobrevive tras
una explosión de supernova. Son tan densas que sus protones
y electrones se han combinado en neutrones. Constituyen el
estadio final de aquellas estrellas que no son lo suficientemente
densas para formar agujeros negros. Las ondas gravitacionales
detectadas por LIGO y Virgo se habrían generado mientras am-
bos astros orbitaban en espiral uno alrededor del otro justo antes
de chocar. Por su parte, el estallido de rayos gamma se habría
producido tras su violenta fusión, «cuando todo se descontrola»,
en palabras de Peter Mészáros, astrónomo de la Universidad
Estatal de Pensilvania.
Durante las siguientes 24 horas fue «como si hubieran tirado
carne cruda en una fosa con osos», apunta M. Coleman Miller,
de Maryland: telescopios de todas las frecuencias, tanto desde
tierra como desde el espacio, compitieron para observar la señal.
Determinaron que la fusión se había producido en una galaxia
cercana llamada NGC 4993 y vieron cómo la mayoría de la luz
generada en el cataclismo se desvanecía de inmediato.
Nigel Hawtin

CHOQUE CÓSMICO La luz infrarroja, sin embargo, siguió aumentando de inten-

Entonces, tan solo tres días después de la última colisión de sidad hasta el tercer día: una señal de que, al fusionarse, los
agujeros negros, tuvo lugar un evento que se ha convertido en el astros expulsaron restos donde se estaban formando elementos

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químicos pesados. Durante las semanas siguientes, los rayos X y
las ondas de radio también se intensificaron, lo que significaba
que un chorro de partículas con velocidades cercanas a la de
la luz se estaba abriendo paso a través del material expelido
en el choque. Sin embargo, no se detectó ningún neutrino, lo
que probablemente se debiese a que el chorro de partículas no
apuntaba directamente hacia la Tierra. Halzen asegura que, de
haberse dirigido hacia nuestro planeta, los detectores de neutri-
nos los habrían visto. En conjunto, los mensajeros constituían
la prueba de un fenómeno predicho pero nunca antes visto, y
aún menos observado en tiempo real: la colisión explosiva de
dos estrellas de neutrones. Este proceso se conoce como «kilo-
nova», y su resultado final puede ser otra estrella de neutrones,
una estrella de neutrones en vías de convertirse en un agujero
negro, o un agujero negro.
Dos meses después, los astrónomos anunciaron GW170817
al mundo. El 16 de octubre de 2017, el repositorio arXiv.org, un
sitio web en el que los científicos comparten sus resultados antes
de enviarlos a una revista, recibió 67 manuscritos: un número
que en dos meses prácticamente se duplicó. «Me está costando
mantenerme al tanto de todo», confiesa Alessandra Corsi, de la
Universidad de Tecnología de Texas.
Unos cuantos problemas astronómicos que hasta entonces
carecían de solución cayeron como moscas. Ahora sabemos que
el tipo concreto de estallido de rayos gamma que observó Fermi
—una variedad conocida desde hacía décadas, pero cuya fuente
nunca se había identificado de forma directa— está causado por
fusiones de estrellas de neutrones. También se confirmó que
las kilonovas son el tipo de fenómeno donde se sintetizan gran
parte de los elementos más pesados ​​del universo, como platino,
uranio y «una masa de oro unas cien veces mayor que la de la
Tierra», apunta Samaya Nissanke, astrofísica de la Universidad
Radboud, en los Países Bajos. En las semanas posteriores, los
químicos enmendaron los listados donde recogen las fuentes de
los elementos de la tabla periódica. Además, las características
de las ondas gravitacionales detectadas han permitido descartar
varias de las teorías alternativas a la relatividad general que, a
lo largo de los años, se han propuesto para explicar la existencia
de la materia oscura [véase «Las teorías de la gravedad tras la
tormenta cósmica», por Miguel Zumalacárregui Pérez; Investi-
gación y Ciencia, junio de 2018].
Como siempre, el hallazgo también suscitó nuevas preguntas.
Los astrónomos desean saber qué sucede después de la fusión
de dos estrellas de neutrones. También les gustaría presenciar
la fusión entre una estrella de neutrones y un agujero negro.
Todavía no saben con exactitud cómo colapsa el núcleo de una
estrella cuando se desencadena una explosión de supernova.
Y querrían observar la fusión de dos de los agujeros negros
supermasivos que ocupan el centro de las galaxias.
Por tanto, además del gran número de telescopios electro-
magnéticos recién estrenados o planificados para los próximos
años, los científicos prevén la llegada de nuevos detectores para
los otros mensajeros. La red de LIGO se está ampliando con
nuevos observatorios en Japón y la India. La Agencia Espacial
Europea planea la construcción de la Antena Espacial de Inter-
ferometría Láser (LISA), un detector espacial de ondas gravita-
cionales que entrará en funcionamiento en la década de 2030.
Sus «brazos» serán rayos láser que viajarán entre tres naves es-
paciales dispuestas en un triángulo de millones de kilómetros de
lado. Y también hay en camino nuevos detectores de neutrinos
de alta energía; entre ellos, un IceCube de próxima generación
y el experimento KM3NeT, que constará de un kilómetro cúbico
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de sensores situados a 3500 metros de profundidad en el mar
Mediterráneo.
LA APUESTA
No hay nada que motive más a los astrónomos que descubrir fe-
nómenos celestes que no estaban seguros de poder ver. Nissanke
obtuvo su doctorado en 2007 en el Instituto de Astrofísica de
París, y cada día desde entonces ha estado pensando en cómo ob-
servar con luz las fuentes de ondas gravitacionales. Daba charlas
sobre el tema y recibía preguntas críticas. «Me decían: “Tienes
unas incertidumbres enormes, estás midiendo desplazamientos
diminutos con enormes errores en las posiciones celestes”.» Y
cuando no hacían preguntas, tampoco parecían impresionados:
«La mitad de la audiencia me miraba como si hubiera tomado
drogas. La otra mitad estaba dormida». Así pasó diez años.
El 17 de agosto de 2017, en una charla que impartió en una
conferencia celebrada en Ámsterdam, predijo que los primeros
eventos de multimensajeros con luz y ondas gravitacionales lle-
garían en los años veinte de este siglo. «Las manos se alzaron:
“Samaya, ¿no estás siendo demasiado optimista?”.» Después de
la charla se fue a comer con algunos integrantes del consorcio
LIGO-India y, durante el almuerzo, subió la apuesta: «[Normal-
mente] no apuesto, pero dije que creía que veríamos la primera
fusión de estrellas de neutrones». Los científicos de LIGO-India
respondieron que eso no ocurriría antes de 2019 y aceptaron
la apuesta. Una hora más tarde, LIGO-Virgo observó el evento
GW170817. Un miembro del consorcio le escribió: antes de la
próxima conferencia, «tentemos a la naturaleza» y hablemos
sobre si presenciaremos la fusión entre un agujero negro y una
estrella de neutrones.
Nissanke hace una pausa en su historia. «Pronostiqué esta
fusión de estrellas de neutrones, este sistema binario de oro,
pero tardamos varias horas en convencernos de que realmente
estábamos viéndola», dice. «Va a haber más emoción y muchí-
simos más artículos. Es increíblemente divertido.»
PARA SABER MÁS
Multi-messenger observations of a binary neutron star merger.B. P. Abbott
et al. en The Astrophysical Journal Letters, vol. 848, n.o 2, art. L12, 20 de octubre
de 2017.
en nuestro archivo
IceCube: Astrofísica desde el hielo.Carlos Pérez de los Heros en IyC, marzo
de 2013.
La observación de ondas gravitacionales con LIGO.Alicia M. Sintes y Borja
Sorazu en IyC, febrero de 2017.
Las teorías de la gravedad tras la tormenta cósmica.Miguel Zumalacárregui
Pérez en IyC, junio de 2018.
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