La radiotelegrafía o la telegrafía sin cables transmite mensajes usando la
radio; Véase Guglielmo Marconi.
Para funcionar correctamente, todos los sistemas de radiocomunicaciones utilizan frecuencias radioeléctricas adecuadas. Ahora bien, las ondas se propagan según las leyes de la física y las frecuencias radioeléctricas no respetan las fronteras nacionales. En ocasiones esto es consecuencia de una acción voluntaria a fin de prestar servicios de radiocomunicaciones internacionales, por ejemplo, en el caso de los sistemas satelitales y de radiodifusión de alta frecuencia, o de las comunicaciones aeronáuticas y marítimas. Para acompañar la evolución de las tecnologías radioeléctricas, la comunidad internacional ha creado estructuras para coordinar las actividades relativas a la utilización del espectro y la prevención de interferencias radioeléctricas. En la primera Conferencia Radiotelegráfica (Berlín, 1906) se estableció el Cuadro internacional de atribución de bandas de frecuencias, por el que se asignan frecuencias entre 500 y 1.000 kHz para uso público en el servicio marítimo, una banda de frecuencias (inferior a 188 kHz) para las comunicaciones de larga distancia desde estaciones costeras, y otra banda (188–500 kHz) para estaciones militares y navales inaccesibles para el público. Con el fin de facilitar y reforzar esta cooperación internacional se crearon estructuras y procedimientos de organización.
A grandes rasgos, podemos resumir la transmisión inalámbrica de ondas
hertzianas de la siguiente manera: Por un lado tenemos el emisor, que se compone de un generador de corrientes alternas de alta frecuencia el cual se conecta por una parte a un hilo conductor aislado del suelo llamado antena, y por la otra a una toma de tierra. Por otro lado tenemos el receptor, que a su vez se compone de una antena y una toma de tierra similares a las del emisor y de los circuitos necesarios para procesar la señal recibida de acuerdo a la aplicación final que vaya a dársele. Las ondas electromagnéticas que parten de la antena emisora y viajan a la velocidad de la luz alcanzan la antena receptora e inducen en ella unas corrientes eléctricas que son idénticas a las producidas por el generador original. Una vez que hemos recepcionado dicha señal, la cuestión es procesarla adecuadamente y usarla de acuerdo a nuestros propósitos. Mantener un silencio radiotelegráfico de 3 minutos entre los minutos 15 y 18 y 45 y 48 de cada hora, para poder captar sin interferencias, cualquier SOS transmitido.
El código o alfabeto Morse puede emplearse con ondas luminosas, acústicas o
radioeléctricas. Es un alfabeto alfanumérico binario compuesto por puntos, rayas y espacios. Cada letra o número se transmite de forma individual con un código consistente en rayas y puntos. Podrá transmitir y recibir textos legibles o ilegibles en cualquier idioma sin problemas fonéticos, siempre que esté escrito con el alfabeto latino.