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LA LEYENDA DEL REY ARTURO

Según cuenta la leyenda, en lo que actualmente es Gran Bretaña vivía el rey Uther
Pendragon que tenía una larga disputa con el duque de Tintagel.

Con motivo de hacer las paces de una vez por todas, Uther invitó a su castillo al
duque y a su esposa Ingrayne. Al ver a la duquesa Uther se enamoró de ella y se
obsesionó a tal punto que pidió a Merlín, el mago de la corte, que la hechizara
para hacerla creer que era su esposa.
De este amor nació Arturo que fuera entregado a Sir Héctor por Merlín para que lo
adoptara como su hijo.

Al cumplir Arturo los 16 años Sir Héctor lo llevó con su propio hijo Sir Kay a
Londres, donde los caballeros luchaban sin éxito por liberar una espada de una
cárcel de piedra. Y según contaba la leyenda el que consiguiera liberar la espada
pasaría a ser el rey de toda Bretaña. Arturo lo consiguió sin ningún esfuerzo y fue
promulgado rey.

Arturo reinó rodeado de los más valerosos caballeros: Perceval, Gawain y


Lancelot. Contrajo matrimonio con la hija del rey Cameliard, Ginebra, la que lo
engañó con Lancelot. En tanto Arturo mantuvo un romance con su hermanastra
Morgana que quedó embarazada y nació Mordred.

Éste fue quien dejó en evidencia el romance oculto entre Ginebra y Lancelot,
noticia ante la cual Arturo no tuvo otra opción que ordenar que su esposa fuera
quemada en la hoguera como mandaba la ley. Pero esto no pudo darse ya que
Ginebra fue rescatada por Lancelot huyendo juntos hacia Francia. Arturo
indignado salió a perseguirlos dejando su reino al mando de su hijo Mordred.

Al regreso de Arturo al reino de Camelot, su hijo no le entrega el trono y debe


trabarse en lucha con éste para recuperarlo. Arturo y Mordred se enfrentan en una
disputa en la que el padre mata al hijo no sin que éste antes lo hiera también de
muerte.

LA LEYENDA DE LAS SIRENAS

Según la mitología griega las sirenas eran criaturas fantásticas con la mitad del
cuerpo en forma de pájaro y la otra mitad de mujer.

Eran compañeras de Perséfone y al ser raptada ésta por Hades, no lograron


salvarla por lo que en venganza la madre de Perséfone, la diosa Deméter, las
transformó en un hibrido, mitad mujer y mitad pescado.

Vivían en la isla de Artemisa y tenían un canto melódico como el de los pájaros,


sumamente atractivo, seductor, que llamaba la atención de los marineros,
advirtiéndoles de los encantos ocultos del mundo submarino, engañándolos así
para hacerlos caer en su trampa y devorarlos.
En la Odisea, el autor griego Homero relata que cuando el barco de Ulises
navegaba frente a la isla Artemisa, él hizo que toda su tripulación tapara sus oídos
con cera para no escuchar el seductor canto de las sirenas y caer en sus encantos
maléficos. En tanto él no pudo tolerar su curiosidad y planificó una estrategia, se
ató al mástil del barco y ordenó que no lo dejaran soltarse por nada. Ante esta
frustración las sirenas se tiraron al mar ahogándose.

LA LEYENDA DEL UNICORNIO

Hace muchísimo tiempo atrás, en otras épocas muy remotas, salvajes y


fantásticas criaturas vivían y andaban libres por ahí.

La más hermosa de todas ellas era el Unicornio, una criatura de color blanco, con
cuerpo de caballo, barba de chivo, patas de antílope y un cuerno en la frente, que
era perseguido permanentemente debido a los mágicos poderes curativos y de
juventud eterna de éste último.

Pero esta criatura no era fácil de atrapar, era muy rápida y ágil. La única forma de
hacerlo, era recurriendo a los encantos de las inocentes doncellas, de corazón
puro, a las que los unicornios se acercaban ingenuamente atraídos por su pureza
y apoyaban la cabeza en sus regazos.

De esta manera al estar distraídos eran atrapados por ambiciosos cazadores que
les cortaban los cuernos, muriendo como consecuencia inmediatamente después.
Así, progresivamente fueron desapareciendo y extinguiéndose todos los
unicornios, siendo hoy tan sólo una hermosa y recordada leyenda.

LEYENDA DE JOPAN
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, un hombre llamado Jopan abandono a
su familia para poder dedicarse a venerar a los dioses. Cuando ellos se dieron
cuenta decidieron probar su devoción ya que aseguro que no saldría del lugar
donde hacia sus rezos.
Los dioses le pidieron al dios Yaotl que lo tentara para así hacer que saliera y
castigarlo, pero por más que intento no pudo hacer que Jopan saliera. Entonces la
diosa Tlazolteotl decidió intentar, bajo y le dijo a Jopan que lo recompensaría por
su devoción, y Jopan cayo en la trampa, al salir Yaotl le corto la cabeza y después
lo convirtió en escorpión. Después le lleve el escorpión a la esposa de Jopan y le
conto lo que sucedió y al terminar a ella también le corto la cabeza y la convirtió en
escorpión
EL MENTIROSO

Esto comenzó hace muchos años en la ciudad de los laureles en san pedro sula
mas conocida hoy como la capital industrial del país, en una casa humilde rodeada
de espesas enredaderas construida sobre polines en el lugar denominado
barandillas, vivía una modesta familia compuesta por Don Juan y su hijo Alfredo,
desde pequeño Alfredo era muy exagerado para decir las cosas que miraba o que
oía y sus padres a cada instante lo regañaban para que no fuera tan exagerado
porque los avergonzaba delante de de los vecinos, pero paso el tiempo y Alfredo
llego a la edad de 18 años don Juan se convirtió en un alcoholito y murió
intoxicado, doña Ana se fue para Trujillo pero su hijo no la quiso acompañar
diciendo que ya tenía trabajo y además novia que el día menos pensado lo tendría
por ahí que con lo que el ganaba se podía sostener y enviarle de ves en cuando
dinero, una tarde del mes de enero se reunió con sus amigos en el barrio medina
para hablar de sus aspiraciones.

EL CONEJO EN LA LUNA

El conejo en la luna. Un día como cualquier otro, el Dios Quetzalcóatl decide en su


forma humana salir a caminar por la tierra, entonces es donde le comienza a dar
hambre y se encuentra con un conejo pequeño, él estaba comiendo Zacate,
entonces Quetzalcóatl le dice que tiene hambre y el conejo le intenta dar para que
coma lo mismo que él, pero el Dios le comenta que no come eso, por esto es que
se iba a morir de hambre, al ver el conejito esta situación le dice que él solo es un
simple animalito, pero si quería podía saciar su hambre comiéndoselo.

Este acto de entrega y total humildad le resultó muy conmovedor al Dios, por eso
es que lo levantó tan alto hasta la luna en donde plasmó su imagen, luego de
nuevo lo llevó a la tierra y le dijo que tal vez era muy pequeño, pero que no había
hombre en la tierra que ahora no pudiera ver su acto de valentía, ya que su silueta
estaría por siempre dibujada en la luna y luego lo dejó ir.

LA LEYENDA DEL CRESPÍN

Era un matrimonio de campesinos que se dedicaban a labrar y cultivar la tierra


para poder ganar para vivir, pero mientras el hombre era trabajador, paciente y
resignado, la mujer era haragana, despreocupada, sobre todo, amiga de los bailes
y las bebidas, viviendo el primero, contento con su suerte, mientras que la mujer,
malhumorada y triste, le amargaba la vida a cada rato. Un año en que la cosecha
era más abundante, que nunca, Crespín sesgaba su trigo bajo el sol de verano,
trabajando mas horas de las que podía resistir un hombre, debiendo hacerlo todo
el solo, pues su mujer no era capaz de atar una gavilla de trigo.
Un día se enfermo y solicito a su mujer que fuera al pueblo cercano a traerle
medicamentos y le recomendó que volviera pronto pues necesitaba sanar lo antes
posible para continuar la cosecha, la mujer fue hacia el pueblo y se encontró que
en uno de los ranchos del camino estaban de fiesta y se acerco solamente para
descansar un rato, pero se fue dejando ganar por la alegría y comenzó a beber,
cantar y bailar. El chipá, la caña, los chamamés y polcas despertaron en ella su
afición de siempre y se entrego a la diversión ciegamente.
Cuando mas entretenida estaba , la vinieron a llamar, pues su marido se había
agravado y reclamaba la presencia de ella, pero lejos de correr en presencia de su
moribundo marido, dijo que la vida era corta para divertirse y larga para sufrir. Lo
mismo respondió al segundo y tercer día que la vinieron a buscar y avisarle que su
marido se moría, y cuando finalmente le avisaron que ya había muerto, no dio
importancia y siguió bailando.
Unos vecinos piadosos y condolidos de la suerte del pobre CRESPIN, lo velaron y
enterraron sin que la mujer interviniera para nada, tan ocupada estaba en
divertirse.
Finalmente, pasados varios días y cuando ya la diversión finalizaba, regreso la
mujer a su hogar y se encontró en la más terrible soledad. Lloró y sufrió su pena, y
durante varios días y noches deambuló por los campos, llamando a su marido.
Enloquecida de dolor , le pidió a Dios que le diera alas para proseguir su
búsqueda, y Dios la convirtió en ave.
Desde entonces, es el pájaro huraño y solitario que en las épocas de las cosechas
llama a su compañero con dolido acento: crespín…crespín

EL MICO BRUJO
En Guatemala y en toda la región centroamericana se conoce la leyenda del
“Mico Brujo”. En algunas partes también le
dicen la Mona. Decían nuestros antepasados que había unas mujeres que a las once de
la noche se daban tres volantines para atrás y luego tres para adelante; que esta mujeres
tenían un guacal blanco y que a la última voltereta vomitaban el alma en el guacal.
Ya sin alma, tomaban figura de monos o micos y
se dedicaban a hacer “diabluras”. Y así, estas
brujas, acompañadas de la oscuridad de la noche, se trepaban a los árboles y tiraban frutas a la
gente. Se subían a los techos de las casas, saltando de un lugar a otro y arrojando
pedradas contra las piedras de la calle. Muchas personas han tratado de agarrar y
matar a la mona o al mico, pero de nada les sirve, pues cuando ya están cerca y creen
tenerlo acorralado se les esfuma como por encanto. También contaban nuestros antepasados
que estas mujeres podían convertirse
en cerdas grandes, negras y llenas de lodo. Apenas veían a la persona “señalada”,
aligeraban su trote y comenzaban a gruñir. Embestían furiosamente a la persona y ledaban
trompadas y mordiscos en las piernas hasta derribarla y hacerle perder el conocimiento. Al día
siguiente, la víctima amanecía molida y mordida, y con los bolsillos vacíos.

LA LEYENDA DEL DRAGÓN Y EL AVE FÉNIX.

Cuando todavía las aguas no estaban controladas y los ríos en su desborde


arrasaban los campos, la diosa madre procreó benéficos descendientes que
terminaron ordenando ese caos diluvial.

Trabajando en el control de los ríos, de los lagos, del mar y de las nubes, los
brillantes dragones navegaron por las aguas y el cielo. Con zarpas de tigre y
garras de águila, rasgaban con estruendo las cortinas de lo alto que chispeando
ante el descomunal embate dejaban en libertad a las lluvias.

Ellos dieron cauce a los ríos, contención a los lagos y profundidad a los mares.
Hicieron cavernas de las que brotaba el agua y por conductos subterráneos las
llevaron muy lejos para que surgieran de pronto, sin que el asalto abrasador del
sol las detuviera.

Trazaron las líneas que se ven en las montañas para que la energía de la tierra
fluyera, equilibrando la salud de ese cuerpo gigantesco. Y muy frecuentemente
tuvieron que luchar con las obstrucciones que provocaban los dioses y los
hombres ocupados en sus irresponsables afanes.

De sus fauces brotaba como un humo la niebla, vivificante y húmeda, creadora de


mundos irreales. Con sus escamosos cuerpos serpentinos cortaban las
tempestades y dividían los tifones. Con sus poderosos cuernos; con sus afilados
dientes, ningún obstáculo era suficiente, ningún enredo podía permanecer.

Y gustaban de aparecerse a los mortales. A veces en los sueños, a veces en las


grutas, a veces en el borde de los lagos, porque en éstos solían tener sus
escondidas moradas de cristal en las que bellos jardines se ornaban con frutos
destellantes y con las piedras más preciosas.

El Long inmortal, el dragón celeste, siempre puso su actividad (su Yang) al


servicio del Tao y el Tao lo reconoció permitiéndole estar en todas las cosas,
desde lo más grande a lo más pequeño, desde el gran universo hasta la partícula
insignificante. Todo ha vivido gracias al Long. Nada ha permanecido inmutable
salvo el Tao innombrable, porque aún el Tao nombradle muda y se transforma
gracias a la actividad del Long. Y ni aún los que creen en el Cielo y el Infierno
pueden asegurar su permanencia.
Pero el Long ama al Feng, al ave Fénix que concentra el germen de las cosas,
que contrae aquello que el Long estira. Y cuando el Long y el Feng se equilibran el
Tao resplandece como una perla bañada en la luz más pura.

No lucha el Long con el Feng porque se aman, se buscan haciendo resplandecer


la perla. Por ello, el sabio arregla su vida conforme al equilibrio entre el Dragón y
el Fénix que son las imágenes de los sagrados principios del Yang y el Ying.

El sabio se emplaza en el lugar vacío buscando el equilibrio. El sabio comprende


que la no-acción genera la acción y que la acción genera la no-acción. Que el
corazón de los vivientes y las aguas del mar, que el día y la noche, que el invierno
y el verano, se suceden en el ritmo que para ellos marca el Tao.

Al fin de esta edad, cuando el universo haya llegado a su gran estiramiento,


volverá a contraerse como piedra que cae. Todo, hasta el tiempo, se invertirá
volviendo al principio. El Dragón y el Fénix se reencontrarán. El Yang y el Ying se
compenetrarán, y será tan grande su atracción que absorberán todo en el germen
vacío del Tao. El cielo es alto, la tierra es baja; con esto están determinados lo
creativo y lo receptivo… con esto se revelan los cambios y las transformaciones.

Pero nadie puede saber realmente cómo han sido ni cómo serán las cosas, y si
alguien lo supiera no podría explicarlo.
El que sabe que no sabe es el más grande; el que pretende que sabe pero no
sabe, tiene la mente enferma. El que reconoce la mente enferma como que está
enferma, no tiene la mente enferma. El sabio no tiene la mente enferma porque
reconoce a la mente enferma como la mente enferma.

EL PUMA GUARANÍ,

Cuenta un relato guaraní, que un cachorro de puma que había quedado huérfano
porque unos cazadores aborígenes asesinaron a sus padres; fue criado a
escondidas por Luna, la hija del jefe de la tribu Chichiguay. Con el tiempo, este
cachorro creció y se convirtió en un majestuoso animal. Ya no era posible ocultarlo
y pasó a formar parte de toda la comunidad.

La relación entre el puma y la princesa se fue convirtiendo en algo tan estrecho


que, donde iba ella, él la acompañaba y cuidaba de los posibles peligros.
Compartían los juegos y descansos. El puma, como excelente cazador, proveía la
mayor parte de los alimentos que se consumían en la aldea Chichiguay.

Cuando una tribu vecina y enemiga ancestral, los Queraguay, resolvió atacarlos
por sorpresa durante la noche, Luna, al igual que los demás, estaba entregada al
descanso pero fue despertada por el felino que emitía enormes y aterradores
rugidos.
Para cuando los guerreros Chichiguay tomaron sus armas y se prestaron a dar
batalla contra los invasores, el puma, ya había atacado y puesto en fuga a la
mayor parte de ellos. El resto, con el temor del ataque producido por ese gran
gato, fue tomado prisionero o muerto por los defensores.

Pasado el tiempo, “Yagüá”, como se lo había bautizado, ocupó un lugar


preponderante en la aldea. Los niños jugaban con él. Las mujeres podían ir
tranquilas al interior de la selva a recoger los frutos que eran parte de su dieta,
porque eran custodiados siempre por Yagüá. Ni la poderosa anaconda se
animaba a molestar a algún integrante de la comunidad Chichiguay.

Los Queraguay, que habían escapado en esa última batalla, unieron sus fuerzas
con sus otros ancestrales enemigos: Los Quitiguay. Estos últimos, aunque
siempre fueron neutrales entre las contiendas Chichiguay-Que raguay, formaron
parte de esa alianza y atacaron en conjunto a los Chichiguay.

Sabían de antemano que, el arma más poderosa que disponían los Chichiguay era
a Yagüá. La estrategia que debían utilizar era fundamentalmente, matar al puma.

Nuevamente, con la traicionera cobertura de las sombras nocturnas, los guerreros


Queraguay y sus aliados Quitiguay, atacaron la aldea Chichiguay. Yagüá, como
siempre, estaba en una sigilosa vigilancia de la aldea. Los atacantes se dirigieron
en dos grupos fuertemente armados. Unos a la choza de la princesa Luna a la que
tomaron y quisieron llevarla prisionera, y los otros, formaron una barrera de lanzas
y flechas entre Yagüá y la princesita.
FABULAS

“EL ASNO CON PIEL DE LEÓN”

Cierto asno se vistió con una piel de león, que encontró en el camino, y de todos
los animales se asustaron y huían al verlo.
Se daba, el asno así mismo la en hora buena al verse temido y respetado y hasta
su amo, que lo andaba buscando por creerlo perdido, se asusto también al verlo
de lejos.
Pero separando en una de sus largas orejas, que asomaba por debajo de la piel
de león. Conoció la farsa se acerco a ello quito el disfraz y le molió a palos es
decir lo castigo muy fuerte.
MORALEJA:
“Si el ignorante intenta mostrarse sabio, pronto enseña la oreja como el asno de la
fabula”

“LA RAPOSA Y EL GATO”

Se a daba una raposa, hablando con el gato, de que había miles medios distintos
para preocuparse la vida la cual contestaba el gato que no era tan sabio pues solo
confiaba en su ligoreza de trepar para salir a cualquier raposa. A pareció es este
los perros y el gato logro escaparse encaramándose en un árbol pero la raposa no
pudiendo hacer lo mismo cayó en poder de sus enemigos.

MORALEJA:

- Vale más saber una casa que se a útil más bien que muchos que no sirvan.
“EL ASNO Y LAS RANAS”
Atravesando ciertos asnos una laguna cargaba de leña en medio de lagua se

cayó amargos eran sus lamentos al ver inútiles fuerzas, al levantarse

apercibiéndose de sus oyes las ranas, que habían en la laguna y gritaban diciendo

te quejas amigo cuando apenas hace un momento te caíste entonces. Que dirías

si llevarais tanto tiempo en la laguna como nosotros.

“EL MOSCON VIEJO Y EL JOVEN”


Si quieres evitar lances extraños, huye, le dijo de la luz ardiente, un astuto mosco.
Entrado en años a un mosquito joven e inocente. pero el mosquito imprudente.
Tienen dijo, los viejos la maña de estarnos predicando a troche moche y se rio del
anciano.
Y en la noche, en la luz se quemo de una bujía.
MORALEJA:
Esto sucede siempre al joven que con audacia necia, va siguiendo
Los vicios y desprecia los prudentes consejos del ancianos.
“LA LIEBRE Y LA TORTUGA”
Ciertos días una liebre se burlaba de las cortas patas y la lentitud de una tortuga al
caminar.
Pero esta última, riéndose, replico puede que seas veloz como el viento pero yo
te ganarías en una competencia.
Y la liebre totalmente segura de que aquellos eran imposibles, acepto el reto, y
propusieron a la zorra que señalara el camino y la meta.
Llegando el día de la carrera arrancaron ambas al mismo tiempo. La tortuga nunca
dejo de caminar, y a su lento pero constante paso, avanzaba tranquila hacia la
meta.
En cambio la liebre, que rato se echaba a descansar en el camino se quedo
dormida.
Cuando despertó, moviéndose lo más veloz que pudo, vio como la tortuga había
llegado primero al final y obtenido la victoria.
MORALEJA: Con seguridad constancia y paciencia aunque sea despacio
obtendrás el éxito.

LA CAJA DE PANDORA

El reparto de las cualidades lo hizo Epimeteo, otorgando una porción equitativa de


dones a cada uno. A quienes tocaba fuerza, no correspondía rapidez, a los débiles
les daba armas, a los pequeños alas y así sucesivamente. Cuando repartió todos
los dones, los dotó de pelos y una piel gruesa, para protegerlos de las
temperaturas extremas. Hizo que su alimentación fuese variada, unos comían
hierbas, mientras que otros devoraban a otros animales. Así, hasta que completó
el reparto, pero no se dio cuenta de que había dejado a la especie humana sin
facultades.
Cuando llegó Prometeo a inspeccionar el trabajo de Epimeteo, vio que todos los
animales estaban justamente equipados, menos el hombre. Como Prometeo
amaba a los hombres y estos deberían vivir en la tierra sin contar con los recursos
necesarios para su supervivencia, les concedió el fuego, para que pudieran
sobrevivir y les enseñó a respetar a los dioses. Además, como los hombres fueron
hechos a semejanza de los dioses, pudieron hablar, construyeron viviendas para
refugiarse, vestidos para abrigarse y obtuvieron el alimento de la tierra.
Durante una festividad, Prometeo sacrificó un gran toro para honrar a los dioses,
pero procuró que al hacer el reparto de la carne, los hombres, que eran sus
favoritos, se llevaran la mejor parte. Entonces dividió la carne en dos partes, en
una puso la carne bajo una capa de huesos y tendones, en la otra, puso los
huesos cubiertos de rica grasa. Para no levantar sospechas, dejó que Zeus
eligiera la parte que deseaba. El dios eligió la parte de los huesos con grasa,
dejando para los hombres la parte que Prometeo deseaba darles. Zeus se ofendió
por la falta de respeto y en venganza, quitó el fuego a los hombres. Prometeo se
sintió apenado por los hombres y por tanto subió al monte Olimpo y robó la
sabiduría de las artes de Palas Atenea y el fuego de la forja de Hefesto, para
compensarlos por su pérdida.
Zeus castigó a Prometeo por la segunda ofensa, ordenó a Hefesto que creara a la
primera mujer, a la que llamó Pandora. Zeus le concedió la vida y Pandora
impresionó a todos los dioses con su belleza, por lo cual, cada uno le otorgó un
don, Atenea le dio sabiduría, Apolo dotes para la música y Hermes le dio la
elocuencia. Zeus le entregó una caja donde supuestamente había tesoros, y
ordenó a Pandora que no la abriese por ningún motivo.
Zeus entregó a Pandora y su caja a Prometeo, quien no confiaba en el dios y por
tanto, entregó el regalo a su hermano Epimeteo, ordenándole que guardara bien la
llave de la caja, para que nadie pudiera abrirla. Epimeteo se enamoró
perdidamente de Pandora y se casó con ella y guardó la llave de la caja.
Un día, Pandora no pudo resistir más su curiosidad y quitó la llave a Epimeteo y
abrió la caja, de la que salieron todas las calamidades. Cuando Pandora
comprendió su error, cerró la caja, pero sólo pudo retener dentro a la esperanza,
la que desde entonces, ayuda a los hombres a soportar los sufrimientos.
A Prometeo le tocó en suerte un castigo espantoso por sus ofensas, Zeus ordenó
a Hefesto que lo encadenara a una roca del monte Cáucaso y cada día, enviaba
una harpía a que comiera su hígado. Por ser inmortal, el hígado de Prometeo
crecía cada noche nuevamente, pero cada día la harpía volvía a comérselo. Este
castigo debía durar toda la eternidad, pero cuando habían transcurrido unos treinta
años, pasó por el lugar Heracles, que iba rumbo al jardín de las Hespérides,
cuando vio a la harpía haciendo su faena, la mató de un flechazo. Entonces Zeus
perdonó a Prometeo, pero lo condenó a llevar las cadenas y la roca a que lo
ataran, durante toda la eternidad
.

LA LEYENDA DEL JILGUERILLO


Cuenta la leyenda que hace cientos de años una tribu indígena se estableció en la
zona Atlántica de nuestras tierras. Entre ellos había un guerrero muy cruel llamado
Batsu. Un buen día Batsu decidió buscar esposa y escogió a Jilgue, una hermosa
joven que acostumbraba pasear por el bosque cantando como un pajarillo.
Cuando Jilgue se enteró de las intenciones de Batsu huyó a esconderse en el
bosque.

Batsu estalló en cólera cuando supo que la joven había desaparecido y mandó a
sus guerreros a buscarla. Al poco andar escucharon el canto de Jilgue. Pero cada
vez que se acercaban al sitio de dónde venía el canto, Jilgue había desapareció.
Entonces Batsu mandó a quemar el bosque. Cuando las llamas comenzaban a
levantarse le gritó a Jilgue que si salía podía salvarse. Ella le respondió que
prefería la muerte. El fuego se hacía cada vez más fuerte. De pronto vieron como
Jilgue cayó al cuelo u agonizó. Pero un pajarillo color ceniza, con el pico y las
patas rojas, comenzó a cantar sobre sus cabezas. No era el canto de un pájaro,
era la voz de Jilgue, que desde entonces se sigue escuchando en el canto de los
jilgueros que hoy pueblan los bosques de nuestras tierras.
LA LEYENDA DEL MICO BRUJO
En todo Centroamérica se conoce la leyenda del “Mico Brujo”. En algunas partes
también le dicen la Mona.

Decían nuestros antepasados que había unas mujeres que a las once de la noche
se daban tres volantines para atrás y luego tres para adelante; que esta mujeres
tenían un guacal blanco y que a la última voltereta vomitaban el alma en el guacal.
Ya sin alma, tomaban figura de monos o micos y se dedicaban a hacer “diabluras”.

Y así, estas brujas, acompañadas de la oscuridad de la noche, se trepaban a los


árboles y tiraban frutas a la gente. Se subían a los techos de las casas, saltando
de un lugar a otro y arrojando pedradas contra las piedras de la calle. Muchas
personas han tratado de agarrar y matar a la mona o al mico, pero de nada les
sirve, pues cuando ya están cerca y creen tenerlo acorralado se les esfuma como
por encanto.

También contaban nuestros antepasados que estas mujeres podían convertirse en


chanchas grandes, negras y llenas de lodo.

Apenas veían a la persona “señalada”, aligeraban su trote y comenzaban a gruñir.


Embestían furiosamente a la persona y le daban trompadas y mordiscos en las
piernas hasta derribarla y hacerle perder el conocimiento. Al día siguiente, la
víctima amanecía molida y mordida, y con los bolsillos vacíos.

LA LEYENDA DE LA SEGUA
Hay varias leyendas de la Segua. Una de ellas cuenta que es una joven muy linda,
que persigue a los hombres mujeriegos para castigarlos. Se aparece de pronto en
el camino pidiendo que el jinete la lleve en su caballo, pues va para el pueblo más
cercano. Y dicen que ningún hombre se resiste a su ruego. Hay quienes le ofrecen
la delantera de la montura y otros la llevan a la polca. Para ella es lo mismo. Pero
a medio camino, si va adelante vuelve la cabeza y si va atrás hace que el jinete la
vuelva. Entonces aquella hermosa mujer ya no es ella. Su cara es como la
calavera de un caballo, sus ojos echan fuego y enseña unos dientes muy grandes,
al mismo tiempo que se sujeta como un fierro al jinete. Y el caballo, como si se
diera cuenta de lo que lleva encima, arranca a correr como loco, sin que nada lo
pueda detener.
Otras leyendas cuentan que las Seguas son varias. Y no faltan ancianos que
aseguren que cuando ellos eran jóvenes atraparon a una Segua. Pero que una
vez atrapada y echa prisionera se les murió de vergüenza. Y que al día siguiente
no encontraron el cadáver, sino solamente un montón de hojas de guarumo,
mechas de cabuya y cáscaras de plátano.

EL DUENDE

Es un singular espanto que camina con los pies volteados emitiendo un chillido
aterrador.

Se dedica a fastidiar las familias de los campesinos hasta que los desespera y los
hace emigrar hacia las ciudades.

La mayoría de veces se dedican a cambiar las cosas de su lugar o esconderlas. El


duende habita en cuevas ubicadas en barrancos, en donde acostumbra esconder
a los niños para hacerles comer excremento de caballo o enloquecerlos.

Por las noches se dedica a tirar piedras a los techos de la casas, a perseguir a las
muchachas en edad de tener novio, a hacerle trenzas a los caballo o a tocar
guitarra. Precisamente una de las maneras de ahuyentarlo es colocándole una
guitarra destemplada a media noche y así dejará en paz a la familia.

Dice la Leyenda que el duende es un ángel expulsado del cielo debido a su


envidia hacia Dios, y fue condenado a vagar por los campos asustando a las
personas.

Cuentan que "a las jovencitas que tienen novio y cuando éste está de visita, las
fastidian con órdenes o secretos malignos al oído, que el pobre joven se indigna y
termina por no volver a ver a su adorada.

Si no esta presente el muchacho o pretendiente, las perturban en la casa con


órdenes y consejos, hasta que las enajenan para que no se verifique el
matrimonio. Durante el sueño, estos espíritus les ocasionan pesadillas, las llaman
a un lugar conocido, hasta que las tornan sonámbulas.

Así han encontrado varias vagando lejos de su residencia, que van o vienen por
determinado sitio, sin darse cuenta ellas de tal acto. Hasta que alguno de la familia
o conocido la encuentra en estado de subconsciencia."
LA RATITA BLANCA

La Hada soberana de las costumbres invitó un día a todas de las hadas de las
nieves a una fiesta en su palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de
armiño y guiando sus carrozas de escarcha. Pero una de ellas, Alba, al oír llorar a
unos niños que vivía en una solitaria cabaña, se detuvo en el camino.
El agua entró en la pobre casa y encendió la chimenea. Los niños, calentándose
junto a las llamas, le contaron que sus Padres habían ido a trabajar a la ciudad y
mientras tanto, se morían de frío y miedo.
-me quedaré con vosotros hasta el regreso de vuestros Padres –prometió ella.
Y así lo hizo; a la hora de marcha, nerviosa por el castigo que podía imponerle su
soberana por la tardanza, olvidó la varita mágica en el interior de la cabaña. El
Hada de las cumbres contempló con enojo a Alba.
¿Cómo?, No sólo te presentas se tarde, sino que además lo haces sin tu varita.
¡Mereces un buen castigo!
Las demás hadas defendían a su compañera en desgracia.
Ya sé que Alba tiene cierta disculpa. Ha faltado, sí, pero por su buen corazón, el
castigo no será eterno. Sólo durará cien años, durante los cuales vengará por el
mundo convertida en ratita blanca.

EL SAPO Y LA FLOR

En un jardín vivía una bella flor, un día vino al jardín un sapo que cuando pasó y
labio quedó admirado de su belleza y dijo: - eres la más bella de todas las flores.

Ella respondió: -si lo soy pero tú eres un sapo muy feo, vete del jardín y El sapo
muy triste se fue.

Pasaron los días y se alargó una tormenta muy fuerte, la flor perdió su belleza a
causa de la lluvia y los insectos se comieron sus pétalos; pasado un tiempo El
sapo volvió y al ver a la flor tan fea le dijo: -todos somos importantes necesitamos
del otro, me importa la apariencia si tú me permites quedarme en el jardín los
insectos nunca más de molestaran y serás siempre bella, la flor muy arrepentida le
dijo: -puedes quedarte a cuidar el jardín que no me burla de ti. Y desde ese día el
sapo y la flor son los mejores amigos del jardín.
MITOS.

QUITAR EL HIPO

Un hilo en la frente para quitar el hipo


Es tradicional que a los recién nacidos y lactantes que tienen meteorismo y presentan
hipo por irritación del diafragma, les pongan las madres un hilo mojado pegado sobre
la región central de la frente del niño.

COLGANTES Y AMULETOS

Es frecuente que prendidos a la ropa, en los dedos o en la mano (más frecuente en


etnia gitana o inmigrantes sudamericanos) o en las sabanillas de la cuna o moisés les
pongan algún objeto de color rojo, colgante en forma de mano, o de otro tipo, con la
creencia de que ahuyentan espíritus maléficos. En la tradición cristiana es habitual
ponerle al niño los escapularios con imágenes de la Virgen o de Santos, o con alguna
reliquia (flor, piedrecita) que ha sido bendecida en algún lugar de peregrinación o
santuario.
LA MUJER LACTANTE

La mujer lactante y las serpientes


Dicen que cuando una mujer está amamantando al pecho a un lactante, las serpientes o
culebras, reptiles habituales en las rastrojeras y masas arbóreas de estas tierras,
pueden llegar a succionar el pezón del seno de la madre, porque les atrae.

CORTARLES EL BABEO

Mito sobre bebes. Se refiere a no limpiarles la baba, debido a la salivación abundante


que presentan los lactantes desde los dos meses de vida y sobre todo en el periodo de
erupción dentaria. El "cortarles la baba" podría provocar alteraciones orgánicas en el
niño e incluso déficit de crecimiento.
MITO LAS MOIRAS

Las Moiras son deidades que personifican el concepto del destino. En la antigüedad se
creía que cada ser humano tenía su propia Moira o destino. Estas tenían como función
asignarle a cada uno su propia suerte y maldición, regulando así la vida de cualquier mortal.

Se dice que las Moiras son hijas de Zeus y Temis. Son tres hermanas: Cloto (rueca), que
era la mas joven y la que hilaba. Láquesis (pluma), que tejía el destino. Y Átropos
(balanza), la mayor y la que cortaba los hilos. Ellas 3 tenían que asegurar que el destino de
cada uno se cumpliera, incluyendo el de los dioses. Deben asistir al nacimiento de cada
persona, hilar y predecir su destino.

Estas deidades se asociaban en la antigüedad al nacimiento, pues se decía que en ese


momento, las Moiras decidían todo lo que iban a vivir durante su vida y cuando iban a
morir. Luego evolucionó a las 3 Moiras mencionadas y que la vida era determinada por
hilos: Blancos o dorados para los momentos en la vida de felicidad, y de lana negra los
momentos de dolor.

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