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Edward Said. El mundo, el texto y el crítico. Trad. Ricardo García Pérez. Barcelona: Debate, 2004.

Introducción
Crítica secular.

• Crítica literaria: 4 formas fundamentales:


1. Crítica práctica; reseñas y periodismo.
2. Historia de la literatura; heredera de la filología, la erudición clásica o la historia cultural.
3. valoración e interpretación literaria; académica y pedagógica, cómo leer.
4. Teoría literaria; “la teoría literaria estadounidense no alcanzó su mayoría de edad hasta la década de 1970,
y ello se debió a la atención notoriamente deliberada hacia modelos europeos anteriores (el
estructuralismo, la semiótica, la deconstrucción)” (11).

• Pero si lo que en este volumen llamo crítica o conciencia crítica tiene alguna contribución que hacer, se trata
del intento de ir más allá de estas cuatro formas tal como están definidas más arriba (12).

• Constante, para cualquier forma de trabajo crítico  la especialización; “para la clase intelectual, la
especialización ha sido normalmente un servicio prestado, y vendido, a la autoridad central de la sociedad”
(12); “su especialización se basa en la no interferencia con lo que Vico denominaba de forma grandilocuente el
mundo de las naciones, pero que también podría llamarse simplemente y de forma prosaica «el mundo»” (12)
 el intelectual construiría el imaginario de un mundo sobre el que guarda silencio, no habla, no dice.

• Teoría de los ’60  insurrección: “La teoría se proponía a sí misma como una síntesis que invalidaba los
mezquinos feudos en que se compartimentaba la producción intelectual” (14)  deseo por unidad de los
saberes.

• Sin embargo, hacia los 70s se produce una renaturalización de los estudios literarios: “dejó de ser un atrevido
movimiento intervencionista que atravesaba las fronteras de la especialización para replegarse en el laberinto
de la textualidad […] La «textualidad» es el objeto en cierto modo desinfectado y místico de la teoría literaria”
(14).

• Tal como se practica hoy en día en las universidades estadounidenses, la teoría literaria ha aislado en gran
medida la textualidad de las circunstancias, / los acontecimientos y las sensaciones físicas que la hicieron
posible y que la vuelven inteligible como resultado de la elaboración humana (14-15)

• Al haber renunciado al mundo por completo a favor de las aporías y las inimaginables paradojas de un texto, la
crítica contemporánea se ha apartado de su público constitutivo, los ciudadanos de la ciudad moderna, que han
sido abandonados en manos de las fuerzas del «libre» mercado (15).

• Reclamo por una reivindicación de la crítica, que interfiera en las realidades sociales, políticas y humanas que
son, precisamente, las que alimentan los mundos intertextuales. Crítica que solo se puede realizar desde el
margen y más allá de los consensos.

• Respecto a Auerbach y Mímesis: “Y al perder así la presencia real de la cultura, tal como la simbolizan
materialmente las bibliotecas, los institutos de investigación y los demás libros y eruditos, este europeo
exiliado [en Estambul] se convertiría en un desorbitado náufrago del sentido, la nación y el entorno” (17).

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• Mímesis  obra, y pensamiento, construida desde la experiencia del exilio y desde la experiencia de lo extra-
europeo, lo oriental, lo turco. “la propia cultura, con sus agentes autorizados y sancionadores, habría impedido
la tan audaz labor para un hombre solo”. Escritura desde las libertades prestadas por la alienación cultural.

• En este libro utilizare la palabra «cultura» para referirme a un entorno, un proceso y una hegemonía en los que
se insertan los individuos (con sus circunstancias particulares) u sus obras, al tiempo que son vigilados desde
la cima por una superestructura y desde la base por todo un conjunto de actividades metodológicas. Es en la
cultura en donde podemos buscar el rango de significados e ideas transmitidos por los términos perteneciente
a o de un lugar, entendiéndose por en casa y en un sitio (20).

• No solo se pertenece a la cultura; también se posee, uno se apropia de ella, construyendo límites entre lo
intrínseco y lo extrínseco de ella. Al mismo tiempo, la cultura es un agente: autoriza, domina, diferencia, “en el
seno de su dominio y también más allá de él” (21). Proceso desde arriba hacia abajo: desde la altura, la cultura
(como sistema de ideas luchando por la hegemonía) intenta diseminarse a gran escala; los sujetos más culturas
son los que creen en este proyecto, los “iluminadores”.

• Pensando en Foucault, y aunque no de acuerdo con todos sus postulados, Said sí afirma que “no podemos dejar
de estar seguros de que la dialéctica de autofortalecimiento y autorratificacion mediante la cual la cultura
alcanza su hegemonía sobre la sociedad y el Estado se basa en la diferenciación ejercida constantemente entre
ella misma y lo que cree no ser ella misma. Y esta diferenciación se ejerce normalmente valorando la cultura
por encima del Otro” (25).

• Por una parte, la mente individual se inscribe en y es muy consiente del todo colectivo, del contexto o l
situación en la que se encuentra. Por otra, precisamente debido a esta conciencia –una autocolocación
mundana, una respuesta sensible a la cultura dominante–, la conciencia individual no es simple y naturalmente
una mera hija de la cultura, sino un factor histórico y social dentro de ella. Y debido a esa perspectiva, que
introduce la circunstancia y la distinción en donde solo había habido conformidad y pertenencia, hay distancia
o lo que también podríamos llamar crítica (29).

• [Por ejemplo] En Auerbach tenemos un ejemplo tanto de filiación con su cultura natal como, debido al exilio,
de afiliación con ella a través de la conciencia crítica y el trabajo intelectual (30).

• Respecto de la filiación: “Parejas sin hijos, niños huérfanos, nacimientos abortados y hombres y mujeres
incorregiblemente célibes pueblan con asombrosa insistencia el mundo del modernismo refinado, todos los
cuales dan a entender las dificultades de la filiación” (31)  paso a la afiliación. “Lo que estoy describiendo
es la transición de una idea o posibilidad de filiación fallida hacia una especie de orden compensatorio que, ya
sea un partido político, una institución, una cultura, un conjunto de creencias o incluso una visión de mundo,
proporciona a hombres y mujeres una nueva forma de relación, a la cual he estado denominando afiliación,
pero que constituye un nuevo sistema” (34).

• Así, si una relación filial se mantenía firme anteriormente mediante lazos y formas de autoridad naturales –que
incluían la obediencia, el temor, el amor, el respeto y el conflicto de instintos–, la nueva relación afiliativa
transforma estos lazos en lo que parecen ser formas transpersonales –como la conciencia de gremio, el
consenso, la colegialidad, el respeto profesional, la clase y la hegemonía de una cultura dominante. El esquema
filiativo pertenece a los dominios de la naturaleza y de la «vida», mientras que la afiliación pertenece
exclusivamente a la cultura y a la sociedad (34).

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• No seria necesario decir que esta nueva estructura afiliativa y sus sistemas de pensamiento reproducen más o
menos directamente el esqueleto de la autoridad familiar supuestamente dejado atrás cuando se dejó atrás la
familia (37).

• A Said no le preocupan las tendencias conservadoras por el establecimiento de monumentos literarios que
archiven el pasado. Sus críticas se dirigen hacia:
1. “En primer lugar, la suposición ideológica sostenida de modo casi inconsciente de que el modelo
eurocéntrico de las humanidades representa realmente un contenido natural y adecuado para el erudito
humanista (37)[…] El proceso de representación, mediante el cual se reproduce la filiación en la
estructura afiliativa y se la hace representar a lo que nos pertenece (igual que, a su vez, pertenecemos a la
familia de nuestras lenguas y tradiciones), refuerza lo conocido en detrimento de lo por conocer” (38).
2. “En segundo lugar, la suposición de que las principales relaciones en el estudio de la literatura –aquellas
que he calificado como basadas en la representación– deben hacer desaparecer los rastros de otras
relaciones existentes en el seno de las estructuras literarias que se basen principalmente en la adquisición
y la apropiación” (38).

• Dos posibilidades para el crítico contemporáneo:


1. “Una es la complicidad orgánica con el modelo que he descrito. El crítico posibilita, de hecho negocia, la
transferencia de legitimidad de la filiación a la afiliación […] Esto guarda relación con el estrecho circulo
de lo que es natural, apropiado y válido para «nosotros», y a partir de entonces excluye lo no literario, lo
no europeo” (39).
2. “La segunda alternativa para el crítico es reconocer la diferencia entre filiación instintiva y afiliación
social, y mostrar cómo la afiliación unas veces reproduce la filiación y otras adopta sus propias formas.
Inmediatamente, entonces, la mayor parte del mundo político y social queda disponible para el escrutinio
crítico y secular” (40).

• Crítica «opositora»: “Porque en lo esencial –y aquí seré explícito– la crítica debe pensar en sí misma como
algo que realza la vida y está constitutivamente opuesto a toda forma de tiranía, dominación y abuso; sus
objetivos sociales son el conocimiento no coercitivo producido en interés de la libertad humana” (47).

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1. El mundo, el texto y el crítico.

• La teoría crítica reciente ha realizado un énfasis indebido en la falta de límites de la interpretación. Se


argumenta que, como toda lectura es malinterpretación, ninguna lectura es mejor que otra y, por tanto, todas
las lecturas, potencialmente infinitas en número, son en último término interpretaciones igual de malas (60) 
El texto como unidad inserta en un universo textual hermético.

• Said está en desacuerdo con la postura anterior, al pensar los textos como entes del mundo, y en tanto son
contextualizados por la atención del mundo; de ahí, ellos mismos establecen restricciones para su
interpretación.

• El escritor es tan interlocutor como descriptor. De manera similar, el lector es un participante pleno en la
producción de significado, viéndose obligado como cualquier otro mortal a actuar, a producir algún sentido
que aun cuando sea desagradable es en todo caso mejor que la falta de significado (61).

• El trabajo de los filólogos  los textos dejaban de ser objetos de la intervención divina (en función de un
prototexto: La Biblia), y adquirían materialidad histórica  “El fallecimiento de la autoridad divina hace
posible la aparición del etnocentrismo europeo mediante el cual los métodos y el discurso del academicismo
occidental encierran a las culturas inferiores no europeas en una posición de subordinación. Los textos
orientales pasan a habitar un dominio carente de desarrollo o de poder, un dominio que corresponde
exactamente a la posición de una colonia de los textos y la cultura europea. Todo esto sucede al mismo tiempo
que se están originando, o están floreciendo, los grandes imperios colonialistas europeos en Oriente” (69).

• El ensayo, como forma tradicional de la crítica  problema del ensayo  su localización  tres modos que
adopta el crítico para situarse. “Por tanto, la localización lleva consigo las relaciones, las afiliaciones, los
hábitos de los críticos con los textos y los públicos a los que se dirigen; lleva consigo también la dinámica que
ocupa el lugar del propio texto de un crítico tal como se produce” (73).
1. Primer modo de afiliación: “relación del ensayo con el texto o con el acontecimiento al que pretende
aproximarse” (73).
2. La “intención que tiene el ensayo (y la intención, presupuesta o quizá creada por el ensayo, que su
público tiene) a la hora de intentar hacer una aproximación” (74).
3. “Se refiere al ensayo como zona en la que se producen determinados tipos de ocurrencias como un
aspecto más de la producción del ensayo” (74).

• Todo lo que traté de decir anteriormente sobre un texto –su dialéctica de compromiso con el tiempo y los
sentidos, las paradojas de un texto mediante las cuales / su discurso de presenta como inmutable y sin embargo
contingente, como algo tenso y políticamente intransigente como el conflicto entre dominante y dominado–
representaba todo ello un rechazo implícito del papel secundario habitualmente asignado a la crítica (74-75)

• Lo que deseo subrayar aquí es que los críticos no solo crean los valores mediante los cuales se juzga y se
comprende el arte, sino que encarnan en la escritura aquellos procesos y condiciones reales del presente
mediante los cuales el arte y la escritura transmiten significado (77).

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