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EL JUICIO ORAL

Principios. Tramitación. El debate oral. La sentencia en el


procedimiento oral
PRINCIPIOS
Principios Procedimentales
Pág. 13:
2.1. Principio de Inmediación
2.2. Principio de Oralidad
2.3. Principio de Concentración
2.4. Principio de Publicidad
2.5. Concepto de proceso por audiencias
TRAMITACIÓN
Ámbito de aplicación actual
De la introducción de la causa
De la instrucción preliminar
Contenido y función de la audiencia preliminar
EL DEBATE ORAL
De la audiencia o debate oral
3.1. Contenido
3.2 Carga procesal para las partes. Perención. El auto de
fijación de la audiencia oral sobre la inasistencia de las partes
3.3 Desarrollo de la audiencia o debate oral. Apertura.
Exposiciones. Recepción de las pruebas practicadas y evacuación
de otras pruebas. Testimoniales, posiciones juradas y experticias.
Observaciones a las pruebas. Reglas de evacuación.
La sentencia en el procedimiento oral
Recursos
CONCLUSIONES
Bibliografía

EL JUICIO ORAL

Principios. Tramitación. El debate oral. La sentencia en el procedimiento oral

PRINCIPIOS

Artículo 860.- En el procedimiento oral, la forma escrita de los actos


sólo será admitida en los casos expresamente contemplados en
disposiciones del presente Título y cuando deban practicarse pruebas
antes del debate oral, que requieran el levantamiento de un acta. Son
aplicables supletoriamente en el procedimiento oral las disposiciones
del ordinario en todo aquello no previsto expresamente en este Título,
pero en estos casos, el Juez procurará asegurar la oralidad, brevedad,
concentración e inmediación del procedimiento oral.
En todo caso, las disposiciones y formas del procedimiento oral no
pueden renunciarse ni relajarse por convenio de las partes ni por
disposición del Juez.
Duque (1999, p. 388):
Así entonces, la forma escrita es excepcional en el
procedimiento oral, y no puede sustituir a la forma verbal, hasta
el punto, por ejemplo, que en la audiencia o debate oral no se
permite a las partes ni la presentación ni la lectura de escritos,
salvo que se trate de algún instrumento o prueba existente en
los autos a cuyo tenor debe referirse la exposición oral,
conforme lo establece el artículo 872 eiusdem.
Artículo 861.- Para asegurar la eficacia de la audiencia y la
continuidad del debate oral en los Tribunales a los cuales se les
asigne el conocimiento del procedimiento oral, la autoridad
competente designará uno o más Relatores para la sustanciación de
los procesos escritos conforme a lo previsto en el artículo 125 de este
Código, o elegirá uno o más Jueces que integren el Tribunal, conforme
a las previsiones que establezca la Ley Orgánica del Poder Judicial
sobre la materia.
Márquez (1988):
En el artículo 861 se agregó la posibilidad de elección de uno o
más jueces que integren el tribunal, conforme a las previsiones
que establezca la Ley Orgánica del Poder Judicial sobre la
materia, todo a fin de asegurar una mejor administración de este
novísimo procedimiento, que no estará asegurada con la simple
designación de uno o más relatores para la sustanciación de los
procesos escritos.
Artículo 862.- La causa se tratará oralmente en la audiencia o debate.
Las pruebas se practicarán por los interesados en el debate oral, salvo
que por su naturaleza deban practicarse fuera de la audiencia. En este
caso, la parte promovente de la prueba, tratará oralmente de ella en la
audiencia, pero la contraparte podrá hacer al Tribunal todas las
observaciones que considere pertinentes sobre el resultado o mérito
de la prueba.
Si la prueba practicada fuera de la audiencia fuere la de experticia, se
oirá en la audiencia la exposición y conclusiones orales de los
expertos y las observaciones que formulen las partes, sin lo cual la
prueba carecerá de eficacia y será desestimada por el Juez.
En todo caso, el Juez puede hacer los interrogatorios que considere
necesarios a las partes, a los testigos y a los peritos en la audiencia o
debate oral.
Artículo 863
Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, los actos y pruebas
cuya ejecución se disponga fuera de la audiencia, se cumplirán bajo la
dirección del mismo Juez que debe pronunciar la sentencia, a menos
que sea necesario comisionar a la autoridad judicial de otra
circunscripción territorial.
Observa Duque (1999, p. 392) que se trata de una expresión del
principio de inmediación.
Exposición de motivos:
Se declaran aplicables supletoriamente las disposiciones, del
procedimiento ordinario en todo lo no previsto expresamente,
pero se exige del juez, que en estos casos, asegure la brevedad,
concentración e inmediación del procedimiento oral (Art. 860).
Pensando en las dificultades prácticas que pueden producirse
cuando en un mismo Tribunal se sigan diversos procedimientos,
entre ellos el oral, se ha tratado de evitar la paralización de la
actividad en el proceso escrito, durante el tiempo del debate en
el proceso oral, autorizando al Ejecutivo Nacional para designar
uno o más Relatores que actúen en la sustanciación del proceso
escrito, para permitir así al Juez natural ocuparse plenamente de
la audiencia o debate oral, y asegurar de este modo la
concentración y la inmediación procesales, características del
juicio oral (Art. 861).
Márquez (1988):
En el artículo 860 se hizo una amplia mejora de su redacción, a
objeto de hacer más categórico el principio de que la oralidad es
la forma de realización de los actos en el procedimiento oral, y
de enfatizar la supletoriedad de las disposiciones del
procedimiento ordinario. Y se agregó también un aparte no
contemplado en el Proyecto original, con el fin de atribuir a las
disposiciones y formas del procedimiento oral un manifiesto
carácter de orden público. Por estos motivos, el artículo 860
quedó redactado de la siguiente manera: "En el procedimiento
oral, la forma escrita de los actos sólo será admitida en los
casos expresamente contemplados en disposiciones del
presente título y cuando deban practicarse pruebas antes del
debate oral, que requieran el levantamiento de un acta. Son
aplicables supletoriamente en el procedimiento oral las
disposiciones del ordinario en todo aquello no previsto
expresamente en este título, pero en estos casos el juez
procurará asegurar la oralidad, brevedad, concentración e
inmediación del procedimiento oral. En todo caso, las
disposiciones y formas del procedimiento oral no pueden
renunciarse ni relajarse por convenio de las partes ni por
disposición del juez".
Exposición de motivos:
En el artículo 862 se recoge el principio fundamental de que la
causa se tratará oralmente en la audiencia o debate.
La audiencia o debate oral, es así el centro del juicio oral, y en
ella deben practicarse todas las pruebas, bajo la inmediata
dirección del Juez que ha de decidir la causa, salvo que por su
naturaleza deban practicarse fuera de la audiencia .
Sin embargo, aun en este caso, la inmediación exige que las
pruebas que deban practicarse fuera de la audiencia, se
cumplan bajo la dirección del mismo Juez que debe decidir la
causa, a menos que sea necesario comisionar a la autoridad
judicial de otra Circunscripción territorial (Art. 863).
Dada la trascendencia que tiene el debate, como centro del
juicio oral, se dispone que aun en el caso de pruebas
practicadas fuera de la audiencia, como las de inspección ocular
o experticia, la parte promovente de la prueba, tratará oralmente
de ella en la audiencia, y la contraparte podrá hacer al Tribunal
todas las observaciones que considere pertinentes sobre el
resultado o mérito de la prueba (Art. 862).Asimismo, en el caso
de experticias practicadas fuera de la audiencia, es requisito
para su eficacia, que los expertos sean oídos en la audiencia, en
la cual harán la exposición oral de sus conclusiones y las partes
podrán hacer las observaciones pertinentes.
En todo caso, el Juez tiene un amplio poder para formular los
interrogatorios que considere necesarios a las partes, a los
testigos y a los peritos en la audiencia o debate oral.
Cappelletti (1975):
Pág. 94:
(...) las razones por las cuales ha tenido lugar aquel "movimiento
en favor de la oralidad", que provocó debates los cuales, como
escribió Chiovenda en 1924, "agitaron media Europa durante el
siglo pasado" y del cual resultaron las más importantes leyes
procesales de reforma a partir del código de Hannover de 1850,
y de las Zivilprozessordnungen alemana y austríaca de 1877 y
de 1895, para llegara los códigos húngaros del 1911, danés del
1916, polaco del 1933, sueco del 1942, etc. etc.
Las razones de aquel movimiento fueron múltiples, pero se
pueden traducir en la fórmula siguiente: reacción contra ciertas
características, vistas ya entonces como graves defectos del
procedimiento ordinario de derivación ítalo-canónica y común,
características todavía presentes, en medida más o menos
acentuada, en vastas regiones de Europa en la segunda mitad
del siglo pasado y también en tiempos más recientes. Tales
características eran, con cierta aproximación; las siguientes:
Primero: predominio, si no propio y verdadero monopolio, del
elemento escrito respecto al oral. (...) "quod non est in actis non
est de hoc mundo".
Segundo: falta de inmediatez. Todo contacto personal y directo
del juez con las partes, los testigos, los peritos y las demás
fuentes de prueba (lugares, cosas), era prohibido, o por lo
menos, desalentado.(...)
Tercero: prevalencia del método de la prueba legal. Reglas
abstractas y apriorísticas determinaban la admisibilidad de las
pruebas(...).
Pág. 95:
Cuarto: el desenvolvimiento del proceso carecía de toda
concentración; se trataba, al contrario, de un procedimiento
dividido en una larga serie de pequeñas etapas y fases, con el
impulso procesal atribuido casi exclusivamente a la
discrecionalidad de las partes(...).
Las características hasta aquí delineadas estaban, como es
claro, estrechamente conectadas entre sí: todas confluían en un
tipo de proceso exasperadamente lento, con una neta
separación del juez de los hechos y por consiguiente con una
forma de exaltación de las cuestiones abstractas de derecho con
respecto a aquellas concretas de hecho, con un exceso de
formalismo paralizante, especialmente, pero no únicamente, en
la admisión, asunción y evaluación de las pruebas, y en fin con
un sistema procesal que no corresponde a la filosofía
experimental, a las exigencias de eficiencia y al sentimiento de
justicia del mundo moderno.
Pág. 96:
Como en otros países, así en Italia el movimiento en favor de la
oralidad ha querido reaccionar contra todos estos defectos e
introducir un sistema procesal inspirado en una serie de criterios,
simbólicamente expresados por la palabra "oralidad", pero en
realidad bastante más comprensivos de lo que tal palabra, en sí
y por sí, podría significar. Lejos de querer imponer el pasaje de
un exceso al exceso opuesto, o sea a la exclusión total y
apriorístico de cada elemento escrito en el proceso, aquel
movimiento, en sus manifestaciones más iluminadas y
conscientes, ha significado en efecto, sobre todo, inmediatez en
los contactos entre el juez y la prueba, admisión y evaluación de
la prueba remitida a la "sana crítica" del juez, desenvolvimiento
del proceso en la manera más eficiente, rápida y concentrada
posible a fin de no perder los beneficios de la inmediatez y de no
hacer, por lo tanto, imposible una evaluación crítica de la prueba.
Propiamente en esta dirección se ha movido, como se sabe, la
campaña conducida en Italia por Giuseppe Chiovenda en favor
de la oralidad, una campaña que, aunque continuada por
Calamandrei, no ha encontrado sin embargo el apoyo de otros
tres insignes maestros del procesalismo italiano: Mortara,
Carnelutti y Redenti. Los resultados de este contraste se
reflejarán, como veremos, en el código de 1940-1942, que ha
representado un compromiso, poco feliz y en efecto privado de
éxito, entre dos concepciones del todo antitéticas.
Pág. 97:
De otra parte, no parece haber duda que en la historia no hay
progreso sin riesgo. La conservación razonable deviene reacción
irracional cuando rechaza también un riesgo justificado. Es por
esto que ciertas posiciones, comprensibles quizás hace unos
cincuenta años, parecen hoy del todo reprobabas y merecen ser
condenadas.
(...)
Se comprende por consiguiente, de nuevo, cómo jurista de tan
alto nivel como un Carnelutti o un Redenti, pero cuyo empeño
intelectual probablemente no incluía una reforma en sentido
social de la justicia, fueran sordos a este tipo de exigencias.
Sería en verdad interesante investigar si existe aunque fuese un
solo inicio de profundización, en las obras de estos por lo demás
grandes juristas, sobre los problemas de la justicia de los
pobres, de la igualdad real de las partes, de los costos de la
justicia o del significado social de la lentitud del proceso. La
verdad es que hasta hace pocos años, estos problemas eran
totalmente ignorados por la "ciencia" oficial italiana, y el mismo
Calamandrei debió aprovechar su viaje a México para tratarlos,
por primera vez, orgánicamente en aquellas luminosas
conferencias suyas sobre "Proceso y democracia", las cuales
sólo recientemente han comenzado también en Italia a tener la
resonancia que merecen.
Pág. 98:
El Código de Procedimientos Civiles del 1940-1942
ha proclamado, en abstracto, el principio de oralidad (art. 180),
pero no lo ha de hecho realizado en cuanto no ha realizado
aquellas características (inmediatez, concentración, libre
admisión y libre apreciación de la prueba), que de la oralidad
constituyen la sustancia vital.
Julio César Newman (1999, p. 8-12) reseña como principios
procesales (del proceso propiamente dichos) al principio dispositivo o
de dirección del proceso por las partes y el principio que denomina
"oficial" de dirección del proceso por el juez; en tanto que trata como
principios procedimentales:
Principios Procedimentales
Pág. 13:
2.1. Principio de Inmediación
La inmediación supone que el Juez que ha de resolver el litigio,
se entienda con las partes a fin de averiguar la verdad material e
intervenga directamente en la presentación de los alegatos y la
evacuación de las pruebas. Señala Couture (1981,199), que, "El
nombre de principio de inmediación se usa para referirse a la
circunstancia de que el juez actúe junto a las partes, en tanto
sea posible en contacto personal con ellas, prescindiendo de
intermediarios tales como relatores, asesores etc".
Asienta Chiovenda (1949,47):
El principio de inmediación quiere que el juez que deba
pronunciar la sentencia haya asistido al desarrollo de las
pruebas de las cuales debe derivar su convencimiento, esto es,
que haya entrado en relación directa con las partes, con los
testigos, con los peritos y con los objetos del juicio, de modo que
pueda apreciar las declaraciones de tales personas y la
condición de las personas, etc., a base de la inmediata
impresión recibida de ellos, y no a base de la relación ajena.
(...)
Por el contrario, cuando el criterio o la opinión del Tribunal se
forma bajo el influjo de comunicaciones preparadas por un
tercero, entonces el procedimiento puede decirse de mediación.
Este dice Molina G., (1996,62), mantiene alejado "... al justiciable
de la justicia, al punto de que los abogados que litigan pueden
llegar a no verse ni conocerse a lo largo del juicio, ni ver ni
conocer al juez. Además de que la prueba llega indirectamente
al juez".
(...)
La inmediación asegura al mismo proceso lo mismo que se
busca en el tráfico extrajudicial. Facilita las aclaraciones sobre
todos los extremos litigiosos, suministra los mejores puntos de
vista sobre las actuaciones tácticas y las mejores impresiones
sobre las personas. Algunas palabras... llevan más lejos que
extensas exposiciones escritas; una tajante objeción aclara la
aportación de una parte, y de un sólo golpe, lleva la discusión
por otro camino. El verse directamente "(Auge in Auge)" de la
verdadera inmediación lleva consigo más orden, moral y
disciplina al procedimiento de los que exigía la legislación
anterior a través de pluscuamperfectos deberes; y desde todos
los puntos de vista el contacto procesal inmediato entre el juez
partes y medios de prueba, es de lo más fructífero. La labor de
información del juez, de este modo, se hace más fácil, y así se
pierde menos tiempo y hay menos costas. (Cita indirecta de
Klein, en Fairén 1977, 382)
Pág. 16:
2.2. Principio de Oralidad
"Se entiende por principio de oralidad del procedimiento el de
que la resolución judicial puede basarse sólo en el material
procesal proferido oralmente...... (Goldschmidt citado por Fairén,
1975,317)."Significa que el juez debe conocer las actividades
procesales, no a base de escritos muertos, sino a través de la
impresión recibida, refrescada por los escritos de la actividades
ocurridas ante él" (Rodríguez U., 1984,125).Han sido muchos los
significados que a través de la historia se ha querido señalar a
este principio, llegando en ocasiones a mitificarlo, hasta
presentarlo como inalcanzable.
Actualmente, este principio se encuentra en un estadio evolutivo
en el que la crisis de su gestación, en la cual privaron más las
pasiones de reforma inspiradas en la sustitución de todo lo
escrito por lo oral, parece racionalmente superada. Ya en su
madurez, la oralidad se presenta con un criterio definido acerca
de su alcance y valor real dentro del proceso, limitado
fundamentalmente a la fase probatoria y dentro de ésta a las
pruebas a constituir.
En este sentido aclara Chiovenda (1949,198-199) "... por
oralidad no se entiende ni la simple discusión oral,... ni mucho
menos, la exclusión de la escritura del proceso, como el nombre
podría hacer creer a los inexpertos".
Para estudiar el valor actual de la oralidad cualquier investigador
debe remitirse a la experiencia comparativa del más
representativo oralista contemporáneo Mauro Cappelletti (1972),
quien considera que este principio rinde sus mejores resultados
en la fase probatoria y que ello es corroborado por casi todos los
ordenamientos procesales modernos que lo han adoptado,
conclusión que resulta de analizar el proceso en cada una de
sus fases con el principio opuesto alternativo, el principio de la
escritura, y del cual pudiera resumiese en lo siguiente:
a) respecto de la formulación–proposición de la demanda
judicial, y, por consiguiente, también respecto de la formulación
de los elementos esenciales–constitutivos de la misma (petitum
y, por consiguiente, conclusiones; causa petendi y, por
consiguiente, alegaciones de los hechos constitutivos del
derecho o del contraderecho hecho valer en juicio), no parece
dudoso que, en la normalidad de los casos, la forma escrita no
pueda dejar de contribuir a la precisión, a la seriedad, a la
"puntualización” de la demanda misma (... )
b) con respecto a las argumentaciones jurídicas (teórico-
jurídicas: interpretación de normas, de los negocios, de los
documentos, etc.), parece no menos dudoso que, sin negar en
algún caso la oportunidad del debate oral y sobre todo el
coloquio oral entre juez y abogados, normalmente es mucho
más seria y mucho más útil la elaboración escrita, que permite a
la parte, y hasta a su defensor, y al juez mismo, una más serena
y meditada elaboración, (pp.87-88).
Con respecto a las pruebas, Cappelletti enseña que el principio
de la oralidad implica una revalorización de la prueba oral. Pero
que hay pruebas escritas como las documentales
preconstituidas que tienen una gran importancia y cuyo valor no
puede ser disminuido, pues éstas, aún fuera del proceso en el
mundo de las relaciones sustanciales proporcionan un alto grado
de seguridad y confianza a los justiciables y, que incluso, se
debe admitir la valoración legal de estas pruebas, aún cuando el
criterio valorativo de los procedimientos orales debe ser basado
en la libertad (Cappelletti, 1972).
Pág. 22:
2.3. Principio de Concentración
Una de las aspiraciones de cualquier sistema procesal es la
sustanciación del procedimiento en el menor tiempo posible con
el mayor respeto de las garantías del debido proceso, “pues la
lentitud en la justicia es en sí una injusticia”. Fairén Guillén
(1955), indica que la medida para acelerar el proceso es la de
concentrar sus actividades en un espacio de tiempo lo más corto
posible, reuniendo en la menor cantidad posible de tratamiento
todo el contenido del proceso. Bien decía, Sentís Melendo
(1970,53-55) "Si el proceso en su etimología, quiere decir
avanzar, adelantar, para que haya un proceso es necesario que
no nos detengamos. Un proceso paralizado, detenido, no es un
proceso".
En un proceso domina el principio de la concentración procesal,
cuando el examen de la causa se realiza en un período único,
que se desarrolla en una audiencia o en pocas audiencias
próximas, de tal modo que los actos procesales se aproximen en
el espacio y el tiempo y se suceden ininterrumpidamente
(Rengel Romberg, 1991,133)
Pág. 27:
2.4. Principio de Publicidad
Es un principio procedimental de carácter eminentemente
político, que se funda en la conveniencia del control popular en
la administración de justicia. Couture decía que la publicidad del
proceso es la esencia del sistema democrático de gobierno, "El
pueblo es el juez de los jueces" (Couture citado por Fairén,
1975, 322).
La publicidad es un modo de controlar la falibilidad humana de
los jueces. Bien decía Mirabeau ante la Asamblea Constituyente:
"Dadme el juez que vosotros queráis, parcial, corrompido,
incluso mi enemigo si queréis; no me importa, siempre que él no
pueda actuar mas que ante la cara del público. (Montero Aroca,
1983, 272)
Según Ramos Méndez (1982), la publicidad del proceso tiene
diversos objetivos: respecto al ciudadano le permite que su
causa sea vista a la luz pública y no a escondidas, (significa la
manifestación del principio de audiencia y de contradicción, para
ejercer debidamente su derecho de defensa y de impugnación
de las resoluciones judiciales); respecto de la administración de
justicia se traduce en la oportunidad de que los justiciables vean
por sí mismos cómo se gestiona el servicio de justicia en el
estado de derecho. Almagro Nosete (1981) agrega a ésta última,
una función de control social de los órganos jurisdiccionales por
el público asistente y por la difusión de sus resoluciones, que se
puede complementar con la asistencia a las audiencias de los
órganos de difusión (prensa, radio y televisión),
Pág. 79:
2.5. Concepto de proceso por audiencias
El proceso por audiencias no es más que un proceso, en el cual
su desenvolvimiento y tramitación se centra en una o más
audiencias próximas, a las que deben comparecer ambas
partes, con la presidencia del Tribunal y, que tienen contenido
distinto de acuerdo al caso. En la primera o primeras de ellas se
persigue evitar el litigio, limitar su objeto y depurar el proceso.
En la segunda, complementaria o complementarias siguientes,
se persigue el conocimiento de fondo del asunto.
TRAMITACIÓN
Artículo 859.- Se tramitarán por el procedimiento oral las siguientes
causas, siempre que su interés calculado según el Título I del Libro
Primero de este Código, no exceda de doscientos cincuenta mil
bolívares:
1° Las que versen sobre derechos de crédito u obligaciones
patrimoniales que no tengan un procedimiento especial contencioso
previsto en la parte primera del Libro Cuarto de este Código.
2° Los asuntos contenciosos del trabajo que no correspondan a la
conciliación ni al arbitraje, y las demandas por accidentes de trabajo.
3º Las demandas de tránsito.
4° Las demás causas que por disposición de la ley o por convenio de
los particulares, deban tramitarse por el procedimiento oral.
Ámbito de aplicación actual
TSJ RESOLUCIÓN N° 2006-00067 de 18 de octubre de 2006
Artículo 1: Se tramitarán por el procedimiento oral las causas a que se
refiere el artículo 859 del Código de Procedimiento Civil, con
excepción de las previstas en el ordinal segundo, siempre que el
interés principal de la demanda no exceda en bolívares, al equivalente
a dos mil novecientas noventa y nueve unidades tributarias (2.999
U.T.).
Artículo 2: A partir de la entrada en vigencia de la presente Resolución,
todos los Tribunales de Municipio del Área Metropolitana de Caracas y
de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, con sede en
Maracaibo, como tribunales pilotos, serán competentes para tramitar
las causas por el procedimiento oral a que se refiere el artículo 1 de
esta Resolución.
Artículo 3: Las causas que actualmente cursan ante los Tribunales de
Municipio a que se refiere el artículo anterior, continuarán su
tramitación por el procedimiento con el cual se iniciaron hasta que se
dicte sentencia definitiva.
Artículo 4: El conocimiento de los recursos de apelación interpuestos
contra las decisiones dictadas por dichos Juzgados de Municipio
corresponderá a los Tribunales de Primera Instancia en lo Civil y
Mercantil de las mismas Circunscripciones Judiciales.
Artículo 5: Corresponderá a los Tribunales de Primera Instancia en lo
Civil y Mercantil de las Circunscripciones Judiciales del Área
Metropolitana de Caracas y del Estado Zulia, respectivamente, el
conocimiento de las causas cuya cuantía sea superior a las dos mil
novecientas noventa y nueve unidades tributarias (2.999 U.T.).
Artículo 6: Las causas que actualmente cursan ante los Tribunales de
Primera Instancia de las Circunscripciones Judiciales a que se refiere
el artículo anterior, continuarán su tramitación por el procedimiento con
el que se iniciaron hasta que se dicte sentencia definitiva.
Márquez (1988):
En el artículo 859 se modificó la cuantía a objeto de abarcar
todas las causas hasta Bs. 250.000,00, de modo que todos los
tribunales, incluyendo los juzgados de parroquia o municipio y
los de distrito o departamento, puedan tener la experiencia del
procedimiento oral en las materias que este artículo indica. Se
corrigió su ordinal 1º a fin de excluir del procedimiento oral todas
las materias que correspondan a procedimientos especiales
contenciosos previstos en la Parte Primera del Libro Cuarto, y no
solamente el procedimiento de intimación a que se refiere el
Capítulo II, Título II de dicho Libro Cuarto. En consecuencia, el
artículo 859 quedó redactado así: "Se tramitarán por el
procedimiento oral las siguientes causas, siempre que su interés
calculado según el Título I del Libro Primero de este código, no
exceda de doscientos cincuenta mil bolívares. 1. Las que versen
sobre derechos de crédito u obligaciones patrimoniales que no
tengan un procedimiento especial contencioso previsto en la
parte primera del Libro Cuarto de este código. 2. Los asuntos
contenciosos del trabajo que no correspondan a la conciliación
ni al arbitraje, y las demandas por accidentes de trabajo. 3. Las
demandas de tránsito. 4. Las demás causas que por disposición
de la ley o por convenio de los particulares, deban tramitarse por
el procedimiento oral".
Duque (1999, p. 384):
De la enumeración de las causas contempladas en
el artículo 859 eiusdem, puede observarse que se excluyó la
materia referente a los derechos reales, por lo que, por ejemplo,
las acciones de reivindicación de muebles o inmuebles, o las
acciones relativas al reconocimiento de desconocimiento de
servidumbres, que no tienen pautado procedimientos especiales,
no pueden ser tramitadas por el procedimiento oral, hasta tanto
el Ejecutivo Nacional, en ejercicio de la facultad que le confiere
el artículo 880, último aparte eiusdem, no extienda la aplicación
de dicho procedimiento a la materia de los derechos reales.
De la introducción de la causa
Artículo 864.- El procedimiento oral comenzará por demanda escrita
que deberá llenar los requisitos exigidos en el artículo 340 de este
Código. Pero el demandante deberá acompañar con el libelo toda la
prueba documental de que disponga y mencionar el nombre, apellido y
domicilio de los testigos que rendirán declaración en el debate oral. Si
se pidieren posiciones juradas, éstas se absolverán en el debate oral.
Si el demandante no acompañare su demanda con la prueba
documental, y la lista de los testigos, no se le admitirán después, a
menos que se trate de documentos públicos y haya indicado en el
libelo la oficina donde se encuentran.
Artículo 865.- Llegado el día fijado para la contestación de la demanda
según las reglas ordinarias, el demandado la presentará por escrito y
expresará en ellas todas las defensas previas y de fondo que creyere
conveniente alegar.
El demandado deberá acompañar con su escrito de contestación, toda
la prueba documental de que disponga y mencionar el nombre,
apellido y domicilio de los testigos que rendirán declaración en el
debate oral.
Si el demandado no acompañare su contestación con la prueba
documental, y la lista de los testigos, no se le admitirán después, a
menos que se trate de documentos públicos y haya indicado en el
escrito de contestación la oficina donde se encuentran.
Exposición de motivos:
La introducción de la causa se lleva a efecto con la demanda escrita, y
la contestación de ésta se realiza también por escrito, en la forma
ordinaria (Arts, 864 y 865).Sin embargo, se exige que tanto el
demandante en su libelo, como el demandado en su contestación,
acompañen toda la prueba documental de que dispongan y la lista de
los testigos que rendirán declaraciones en el debate oral.
La forma escrita de la demanda y de la contestación no contradicen en
absoluto el principio fundamental de la audiencia o debate oral como
centro del juicio, porque aquellas tienen la función de ser actos de
introducción y preparación de la causa, que aseguren con certeza los
términos de la controversia a tratarse en el debate oral.
A su vez, la exigencia de que se acompañen con la demanda y con la
contestación toda la prueba documental y la lista de testigos, realiza el
principio de la acumulación eventual y de la concentración en esa
etapa del procedimiento, principio que se hace más evidente después,
con la práctica de las pruebas en la audiencia o debate oral.
Manifestación del mismo principio en esta etapa del juicio, es la
exigencia de que el demandado, en su escrito de contestación,
exprese todas las defensas previas y de fondo que creyere
conveniente alegar (Art. 865), principio que se afirma todavía más,
cuando sólo se permite decidir previamente las cuestiones de
jurisdicción y de competencia, a que se refiere el ordinal lo del artículo
346, quedando todas las demás cuestiones previas para su
tratamiento en la audiencia o debate oral y decisión previa a la
definitiva, sin oírse apelación (Art. 866).
Duque (1999, p. 393):
Además de los requisitos formales de toda demanda, en el
procedimiento oral, por el principio de la concentración procesal,
de acuerdo con el artículo 864 ya citado, la prueba documental y
la testifical han de promoverse junto con el libelo ' hasta el punto
de que precluye el derecho a promoverlas después, si no se
cumple con tal requisito, salvo en el caso de los documentos
públicos respecto de los cuales puede indicarse sólo la Oficina
donde se encuentran, sin que tengan que acompañarse al libelo.
En cuanto a la testifical, en el mismo libelo hay que incluir la lista
de los testigos, señalando su nombre, apellido y domicilio, y su
declaración se hará en el debate o audiencia oral. Pero,
evidentemente, si se omiten algunos de estos datos, después no
podrá admitirse nuevamente su promoción. Las posiciones
juradas pueden solicitarse en el libelo o en el lapso probatorio,
pero únicamente se absolverán en el debate o audiencia oral.
Por supuesto, en el procedimiento oral tiene aplicación el
artículo 361 eiusdem, respecto de la inadmisibilidad de la
demanda cuando sea contraria al orden público, a las buenas
costumbres o a alguna disposición expresa de la Ley(...).
La contestación de la demanda se realiza conforme a las reglas
del procedimiento ordinario, es decir, para dentro de los veinte
días de despacho siguientes a la citación del demandado, o del
último de los demandados, conforme a lo previsto en el artículo
344 del Código de Procedimiento Civil, puesto que también en el
procedimiento oral es formalidad necesaria para la validez del
juicio la citación del demandado para la contestación de la
demanda, conforme al principio contemplado en el artículo
215 eiusdem. Citación esta que es una de las principales
manifestaciones de la garantía del derecho de defensa, a que se
contrae el artículo 68 de la Constitución. Las formalidades de la
citación son las previstas para el juicio ordinario, conforme lo
determina el artículo 865, antes citado, (...)
Igualmente, por aplicación del principio de la concentración
procesal en la oportunidad de la contestación, el demandado la
presentará por escrito y expresará en ella todas las defensas
previas y de fondo que crea conveniente alegar, y deberá
acompañar con el escrito de contestación la prueba documental
de que disponga y el listado de los testigos, indicando su
nombre, apellido y domicilio, que rendirán declaración en el
debate oral. De no hacerlo así precluye para el demandado el
derecho de promover estas pruebas después, salvo que en el
caso de documentos públicos haya indicado la Oficina donde se
encuentran.
Por último, también en el proceso oral cabe la reforma de la
demanda, por aplicación supletoria del artículo 343 eiusdem, con
la limitación de que el demandante puede hacerlo por una sola
vez, antes de que el demandado haya contestado la demanda,
en cuyo caso se conceden al demandado otros veinte días para
la contestación, sin necesidad de nueva citación.
De la instrucción preliminar
Artículo 866.- Si el demandado planteare en su contestación
cuestiones previas de las contempladas en el artículo 346, éstas se
decidirán en todo caso antes de la fijación de la audiencia o debate
oral, en la forma siguiente:
1º Las contempladas en el ordinal 1º del artículo 346, serán decididas
en el plazo indicado en el artículo 349 y se seguirá el procedimiento
previsto en la Sección 6ª del Título I del Libro Primero, si fuere
impugnada la decisión.
2º Las contempladas en los ordinales 2º, 3º, 4º, 5º y 6º del artículo 346
podrán ser subsanadas por el demandante en el plazo de cinco días
en la forma prevista en el artículo 350, sin que se causen costas para
la parte que subsana el defecto u omisión.
3º Respecto de las contempladas en los ordinales 7º, 8º, 9º, 10 y 11
del artículo 346, la parte demandante manifestará dentro del mismo
plazo de cinco días, si conviene en ellas o si las contradice.
El silencio se entenderá como admisión de las cuestiones no
contradichas expresamente.
Márquez (1988):
En el artículo 866, se modificó sustancialmente el régimen de las
cuestiones previas de modo que ellas puedan ser decididas en
la etapa preliminar de instrucción, antes del debate oral, para
que este quede expedito para el tratamiento oral del mérito de la
causa solamente. Esta modificación representa una regulación
completamente nueva de esta materia con respecto a la que se
encontraba prevista en el Proyecto original, pero en todo caso
justificada por considerarse más conveniente y más consistente
con la sistemática general del nuevo código en lo concerniente
al planteamiento y decisión de las cuestiones previas.
Artículo 867.- Si la parte demandante no subsana las cuestiones
indicadas en el ordinal 2º del artículo anterior, en el plazo
señalado o si contradice las cuestiones indicadas en el ordinal 3º
del mismo artículo, se concederán ocho días para promover e
instruir pruebas, si así lo pidiere alguna de las partes y si las
cuestiones o su contradicción se fundaren en hechos sobre los
cuales no estuvieren de acuerdo las partes; pero en ningún caso
se concederá término de distancia .
El Tribunal dictará su decisión en el octavo día siguiente al
último de la articulación, con vista de las conclusiones escritas
que puedan presentar las partes.
Si no hubiere articulación, la decisión será dictada en el octavo
día siguiente al vencimiento del plazo de cinco días a que se
refiere el artículo 351.
La decisión del juez respecto de las cuestiones previstas en los
ordinales 2º, 3º, 4º, 5º, 6º, 7º y 8º del artículo 346, no tendrá
apelación en ningún caso.
La decisión de las cuestiones previstas en los ordinales 9º, 10 y
11 del artículo 346 tendrá apelación libremente. Las costas de la
incidencia se regularán como se indica en el Título VI del Libro
Primero de este Código.
Los efectos de la declaratoria con lugar de las cuestiones
previas, serán los indicados en el Capítulo III del Título I del
Libro Segundo para estas cuestiones, salvo respecto de las
previstas en los ordinales 7º y 8º del artículo 346, las cuales
declaradas con lugar, producirán el efecto de paralizar el juicio
hasta que el plazo o la condición pendientes se cumplan, o se
resuelva la cuestión prejudicial que debe influir en la decisión de
él.
Artículo 868.- Si el demandado no diere contestación a la
demanda oportunamente se aplicará lo dispuesto en el artículo
362, pero en este caso, el demandado deberá promover todas
las pruebas de que quiera valerse, en el plazo de cinco días
siguientes a la contestación omitida y en su defecto se
procederá como se indica en la última, parte del artículo 362(...).
Exposición de motivos:
Es de observarse que la controversia sólo puede quedar
decidida sin debate oral, en el caso de falta de contestación de
la demanda por parte del demandado y de falta de promoción de
alguna prueba en el término de cinco días a contar de la fecha
de la contestación omitida (Art. 867).En este caso, el Juez
deberá decidir la causa sin más, ateniéndose a la confesión del
demandado como se indica en el artículo 362.Solución
razonable, que encuentra su fundamento en la confesión ficta,
agravada por la omisión de promover pruebas para desvirtuar la
confesión, lo que justifica la no iniciación de un debate
innecesario.
Artículo 868.- Si el demandado no diere contestación a la
demanda oportunamente se aplicará lo dispuesto en el artículo
362, pero en este caso, el demandado deberá promover todas
las pruebas de que quiera valerse, en el plazo de cinco días
siguientes a la contestación omitida y en su defecto se
procederá como se indica en la última, parte del artículo 362.
Verificada oportunamente la contestación y subsanadas o
decididas las cuestiones previas que el demandado hubiere
propuesto, el Tribunal fijará uno de los cinco días siguientes y la
hora para que tenga lugar la audiencia preliminar en la cual cada
parte deberá expresar si conviene en alguno o algunos de los
hechos que trata de probar la contraparte, determinándolos con
claridad; aquellos que consideren admitidos o probados con las
pruebas aportadas con la demanda y la contestación; las
pruebas que consideren superfluas o impertinentes, o dilatorias
y las que se proponen aportar en el lapso probatorio y
cualesquiera otras observaciones que contribuyan a la fijación
de los límites de la controversia. De esta audiencia se levantará
acta y se agregarán a ella los escritos que hayan presentado las
partes.
Aunque las partes o alguna de ellas no hubiesen concurrido a la
audiencia preliminar, el Tribunal hará la fijación de los hechos y
de los límites de la controversia dentro de los tres días
siguientes por auto razonado en el cual abrirá también el lapso
probatorio de cinco días para promover pruebas sobre el mérito
de la causa. Admitidas las pruebas, se evacuarán las
inspecciones y experticias que se hayan promovido en el plazo
que fije el Tribunal tomando en cuenta la complejidad de la
prueba. Este plazo no será superior al ordinario.
En ningún caso el Tribunal autorizará declaraciones de testigos
ni posiciones juradas mediante comisionados, fuera del debate
oral. Cualquiera que sea el domicilio de los testigos, la parte
promovente tendrá la carga de presentarlo para su declaración
en el debate oral, sin necesidad de citación, pero el absolvente
de posiciones será citado para este acto sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 406.
Duque (1999, p. 416):
Contenido y función de la audiencia preliminar
A la hora señalada de uno de los cinco días fijados por el
Tribunal se celebra la audiencia preliminar. Por aplicación
analógica del artículo 870 eiusdem, esta audiencia la preside el
Juez, quien es su director.(...)
En la audiencia preliminar cada parte debe expresar si conviene
en alguno o algunos de los hechos que trata de probar la
contraparte, determinando con claridad los considere admitidos
o probados con las pruebas aportadas con la demanda y la
contestación. Pruebas que son las documentales o las
confesiones expresas contenidas en actos y las testificales,
puesto que con uno u otro promueve el listado de los testigos,
mas no su interrogatorio ya que éste se formula de viva voz en
el debate oral. Y respecto de las posiciones juradas, su resultado
no se puede conocer sino en el debate oral. Por otro lado,
aunque en el segundo párrafo del artículo 868, ya citado, no se
dice, no cabe duda que también, en lugar de convenir en los
hechos que trata de probar la contraparte, también la contraria
puede contradecirlo; pero igualmente determinando con claridad
cuales son los hechos en que no conviene. A mi juicio, a pesar
de la rigidez con que el legislador exige a cada parte claridad y
precisión respecto del convenimiento con relación a la admisión
y comprobación de los hechos que trata de probar su
contraparte, así como de los que no acepta, el silencio respecto
(417) de alguno de éstos no puede interpretarse como su
aceptación. Ello sólo sucede en el caso del demandado que
incurra en confesión ficta, si no contesta oportunamente la
demanda. Y por lo que se refiere al demandante en ninguna
parte se establece una confesión similar porque no comparezca
a la audiencia preliminar.
En esta oportunidad, las partes deben expresar igualmente si
consideran las pruebas superfluas o impertinentes, o dilatorias, y
por supuesto, ilegales. Estas pruebas, por supuesto, son las que
se conocen hasta ese momento que son las documentales y las
testificales, o las posiciones juradas que se hayan promovido
con la demanda o la contestación. Y como las partes deben
señalar las pruebas que se proponen aportar, también pueden
objetar el carácter superfluo, impertinente, dilatorio o ilegal de
esas pruebas propuestas. Por ejemplo, las grabaciones o
medios audiovisuales, que soliciten que se evacuen en el debate
o audiencia oral. Por otro lado, en mi criterio, a diferencia de lo
que ocurre con la no admisión tácita de los hechos, por el
silencio de la parte, que como expliqué no es posible; sin
embargo, por lo que se refiere a las pruebas que se proponen
aportar, en razón de los principios de la igualdad y lealtad
procesales, sí creo que el silencio de las partes las perjudica.
Así, si no indican que se proponen aportar pruebas, pienso que
no deben serles admitidas las que promuevan posteriormente en
el lapso de promoción. En efecto, el señalamiento de las
pruebas que las partes anuncian promover, facilita al juez la
función de delimitar los hechos y los límites de la controversia en
el auto de apertura del lapso probatorio, previsto en el tercer
párrafo del artículo 868 eiusdem. Por otro lado, si una de las
partes cumple con tal obligación procesal y la otra las objeta,
pero guarda maliciosamente silencio sobre las pruebas que
piensa promover y luego las promueve, y se le admiten, sin que
su contraparte haya tenido oportunidad de objetarlas
anteriormente, porque se le silenciaron, ciertamente pienso que
se estaría dando lugar a una gran desigual(418)dad y
permitiendo una deslealtad, lo cual es contrario al principio de
igualdad procesal, consagrado en el artículo 15 eiusdem, y al
principio de la lealtad procesal, consagrado en el artículo
17 eiusdem, que también en el proceso oral los jueces están
obligados a garantizar. En otras palabras, que si bien la
proposición de las pruebas en la audiencia preliminar no es una
formal promoción; sin embargo, si es un verdadero adelanto de
las pruebas, a los efectos de que el juez pueda delimitar su
objeto, y las partes formular su objeción ante la inexistencia en
este proceso de una oportunidad para formular oposición a las
pruebas. No obstante, el Tribunal se pronunciará sobre la
admisibilidad de las pruebas aportadas u objetadas por las
partes por su carácter superfluo, impertinente, dilatorio o ilegal,
en el auto que debe dictar sobre la admisibilidad de las pruebas
al vencerse el lapso de promoción, que debe abrir en el auto de
fijación de los hechos y de delimitación del objeto de la
controversia que examinaré más adelante.
También en la audiencia preliminar dice el segundo párrafo, in
fine, del artículo 868, al cual me he venido refiriendo, que las
partes pueden formular “cualesquiera observaciones que
contribuyan a la fijación de los límites de la controversia". A este
respecto, las partes pueden ratificar sus pretensiones y aclarar
sus fundamentos que presenten duda, ambigüedad o
imprecisión. Y en el caso de que el demandado en su
contestación haya alegado hechos extintivos de la pretensión
demandada, el demandante puede exponer sus
contrargumentos en la audiencia preliminar, y a su vez el
demandado sobre la aclaratoria de los fundamentos de la
demanda. Inclusive dada la amplitud del derecho de las partes a
formular “cualesquiera observaciones que contribuyan a la
fijación de los límites de controversia”, pienso que las partes
pueden ampliar los fundamentos de sus pretensiones sin
introducir hechos nuevos diversos, de manera que no resulte
alterada o modificada la demanda o la contestación. Igualmente,
como explicaré para salvaguardar el principio de la
concentración y de la brevedad, en la audiencia preliminar el
demandante puede desconocer o tachar los instrumentos que
haya promovido el demandado junto con su contestación.
Las actuaciones anteriores se hacen constar en un acta que ha
de levantarse al finalizar la audiencia, a la cual se le agregarán
los escritos que hayan presentado las partes. Por ejemplo, el de
desconocimiento o de formalización de la tacha de los
documentos. A diferencia del debate oral, la audiencia preliminar
no puede prolongarse, ni tampoco fijar su continuación para
otros días, porque es un acto improrrogable que se agota el
mismo día en que se fijó.
Del inicio del penúltimo párrafo del artículo 868, en comentarios,
se desprende el carácter facultativo de la audiencia preliminar,
de modo que las partes no están obligadas a concurrir a ella. Sin
embargo, la que no haya concurrido, creo que no puede
después promover pruebas por lo que señalamos con
anterioridad, por cuanto, a mi juicio, existe una verdadera carga
para las partes, de indicar en la audiencia preliminar las pruebas
que quieren promover. Esto incluso además de garantizar la
igualdad de las partes, evita la falta de probidad o deslealtad
procesales, como ya señalé.
Aunque no se prevé expresamente, el Juez puede incitar a las
partes a una conciliación en la audiencia preliminar, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 257 del Código de
Procedimiento Civil. Mas no obligatoriamente, puesto que ello
constituye una potestad. Por tanto, no existe propiamente en
nuestra audiencia preliminar la función conciliadora. Y
finalmente, por cuanto se permite la proposición de las
cuestiones previas, que se resuelven antes de la fijación de la
audiencia preliminar, en nuestro proceso oral no existe tampoco
la función saneadora del proceso.
Artículo 869.- En los casos de reconvención, el Tribunal se abstendrá
de fijar la audiencia preliminar a que se refiere el artículo anterior,
hasta que la demanda y la reconvención puedan continuar en un solo
procedimiento conforme al artículo 369.
Cuando en la oportunidad de la contestación de la demanda alguna de
las partes solicitare la intervención de los terceros a que se refieren los
ordinales 4º y 5º del artículo 370, la fijación de la audiencia preliminar
se hará el día siguiente a la contestación de la cita o de la última de
éstas si fueren varias, de modo que se siga un solo procedimiento .
En los demás casos de intervención de terceros a que se refieren los
ordinales 1º, 2º y 3º del artículo 370, el Tribunal sólo admitirá las
tercerías si éstas fueren propuestas antes del vencimiento del lapso
probatorio a que se refiere el artículo 868, caso en el cual se
suspenderá el curso del juicio principal hasta que concluya el término
de pruebas de las tercerías, en cuyo momento se acumularán al juicio
principal. En ningún caso la suspensión del juicio principal excederá
de noventa días sea cual fuere el número de tercerías propuestas.
Evacuadas las pruebas a que se refiere el artículo anterior y el
presente artículo, el Tribunal fijará uno de los treinta días siguientes
del calendario y la hora para que tenga lugar la audiencia o debate
oral.
Duque (1999, p. 420) explica que dentro de los tres días
siguientes a la realización de la audiencia preliminar, aunque las
partes o alguna de ellas no haya concurrido a dicha audiencia, el
Juez, mediante auto razonado fija los hechos controvertidos que
serán objeto de las pruebas y los límites de la controversia. En el
mismo auto en el cual fije el objeto de la prueba y del proceso,
declarará abierto un lapso de cinco días para que las partes
promuevan las pruebas.

EL DEBATE ORAL

Artículo 870.- La audiencia o debate oral será presidida por el Juez,


quien será su director. En el caso de no existir facilidades en la sede
del Tribunal, éste podrá disponer que la audiencia oral se celebre en
otro lugar apropiado. Esta determinación deberá tomarse por el
Tribunal al fijar el día y la hora de la audiencia.
Artículo 871.- La audiencia se celebrará con la presencia de las partes
o de sus apoderados. Si ninguna de las partes compareciere a la
audiencia, el proceso se extingue, con los efectos que indica el
artículo 271. Si solamente concurre una de las partes, se oirá su
exposición oral y se practicarán las pruebas que le hayan sido
admitidas, pero no se practicarán las pruebas de la parte ausente.
Artículo 872.- La audiencia la declarará abierta el Juez que la dirige,
quien dispondrá de todas las facultades disciplinarias y de orden para
asegurar la mejor celebración de la misma. Previa una breve
exposición oral del actor y del demandado, se recibirán las pruebas de
ambas partes comenzando siempre con las del actor. En la audiencia
o debate oral no se permitirá a las partes ni la presentación ni la
lectura de escritos, salvo que se trata de algún instrumento o prueba
existente en los autos a cuyo tenor deba referirse la exposición oral.
En la evacuación de las pruebas se seguirán las reglas del
procedimiento ordinario en cuanto no se opongan al procedimiento
oral. No se redactará acta escrita de cada prueba singular, pero se
dejará un registro o grabación de la audiencia o debate oral por
cualquier medio técnico de reproducción o grabación. En este caso, se
procederá como se indica en el único aparte del artículo 189.
Artículo 873.- Recibida la prueba de una parte, el Juez concederá a la
contraria un tiempo breve para que haga oralmente las observaciones
que considere oportunas o las repreguntas a los testigos. El Juez
podrá en todo caso hacer cesar la intervención de la contraparte,
cuando considere suficientemente debatido el asunto.
Exposición de motivos:
La audiencia oral, que es el centro del proceso, debe fijarse por
el Tribunal para uno de los treinta días siguientes a la
contestación de la demanda (Art. 868), debiendo evacuarse
antes de la audiencia las inspecciones oculares y experticias
que hayan promovido las partes, en un plazo que fijará el
Tribunal tomando en cuenta la complejidad de la prueba y la
fecha fijada para la audiencia (Art. 869); pero en ningún caso el
Tribunal autorizará declaraciones de testigos ni posiciones
juradas mediante comisionados, fuera del debate oral.
Cualquiera que sea el domicilio del testigo, la parte promovente
tendrá la carga de presentarlo para su declaración en el debate
oral, sin necesidad de citación; pero el absolvente de posiciones
será citado en todo caso para este acto.
La audiencia o debate oral será presidida por el Juez, quien será
su director (Art. 370) y dispondrá de todas las facultades
disciplinarias y de orden para asegurar la mejor celebración de
la misma (Art. 872).
Como el desarrollo de la audiencia requiere ciertas facilidades
de espacio, que pudieran faltar en algunos Tribunales, se prevé
expresamente que en tales casos puede disponerse la
celebración de la audiencia en otro lugar apropiado. Surge así la
posibilidad de que con ahorro de medios, pueda el Ejecutivo
Nacional destinar salas o auditorios especiales, en los lugares
en que esté en vigencia el procedimiento oral, para la
celebración de las audiencias o debate oral, lo que contribuirá
además, sin duda, a la majestad de la justicia y a la divulgación
de la mentalidad jurídica democrática del pueblo venezolano.
En cuanto al desarrollo de la audiencia, se dan muy pocas
reglas a seguirse por el Juez, dejándose a la dirección y
prudencia de éste conducirla ordenadamente hasta su fin.
Duque (1999, p. 428):
De la audiencia o debate oral
3.1. Contenido
El "Centro del proceso" lo denomina la Exposición de Motivos
del Proyecto de Código de Procedimiento Civil a la audiencia o
debate oral. El verdadero juicio oral, podría decirse, porque se
realiza en forma continua, en un solo día o en días
subsiguientes, con la presencia del juez, las partes, los testigos
y los expertos, y de donde extrae el juez los elementos para
fundar su decisión verbal. Además la actividad probatoria que se
cumple durante su desarrollo se rige totalmente, bajo la
dirección del Juez, por los principios de la verbalidad, de la
concentración y de la inmediatez, con garantía del derecho de la
contradicción y de la igualdad y lealtad procesales y con
prohibición de la escritura. En efecto, los alegatos y
exposiciones de las partes, la declaración de los testigos, las
exposiciones de los expertos y de quienes participen en la
audiencia oral se lleva a cabo en forma oral, registrando y
grabando su desarrollo para la seguridad de su realización. Y las
pruebas que han de apreciarse sólo son las que se reciban en la
audiencia o las que se incorporen o se oigan en el mismo acto si
fueron por su naturaleza instruidas anticipadamente. Como acto
procesal, el debate oral está precedido del acto de su fijación, al
cual me referí, al concluirse la evacuación de las pruebas que
debieron practicarse, o de las incidencias autóno(429)mas
permitidas como las tercerías o las tachas de los documentos,
como se explicó. Y respecto de su realización, luego de su
apertura formal por el juez, se lleva a cabo el desarrollo del
debate mediante las exposiciones verbales de las partes, la
recepción también verbalmente de las pruebas que se realizaron
anticipadamente, así como por substanciación de las que se
evacuen en la audiencia, y de las observaciones de los
interesados sobre las pruebas de la contraria y de las
repreguntas a los testigos. Y finalmente, concluido el debate el
mismo día o agotado en días subsiguientes, en esa oportunidad,
sin interrupción, el Juez, mediante su retiro de la audiencia,
procede a la deliberación y a pronunciar verbalmente su
sentencia, que a los fines de su protocolización o registro se
extenderá, posteriormente, por escrito para que quede prueba
de ella en los autos.
3.2 Carga procesal para las partes. Perención. El auto de fijación de
la audiencia oral sobre la inasistencia de las partes
La audiencia oral requiere la presencia de las partes o de sus
apoderados, y por supuesto la del juez, quien, por disposición
del artículo 870 del Código de Procedimiento Civil, la preside.
Así se dispone en el artículo 871 del Código citado. Tal
formalidad es la garantía de la inmediación que según el artículo
860 eiusdem es uno de los principios fundamentales del proceso
oral. Por ello, de acuerdo con el citado artículo 871, si ninguna
de las partes comparece a la audiencia se extingue el proceso,
produciéndose los efectos de la perención previstos en el
artículo 271 eiusdem, en el sentido de que se prohíbe al
demandante proponer nuevamente la demanda antes de que
transcurran noventa días después de que se declare la extinción
del proceso. Y si comparece una sola de las partes, entonces, a
la ausente no se le reciben ni se le sustancian sus pruebas,
mientras que a la que concurra se le oirá su exposición verbal,
se le recibirán las pruebas y se evacuarán las que proponga en
el debate oral. Siendo, pues, la comparecencia de las partes una
carga procesal para éstas, con las (430) consecuencias
negativas señaladas, por la no comparecencia, en el auto de
fijación de la audiencia o debate oral, creo que el Tribunal debe
advertir a las partes de tal situación, previniéndolas de las
consecuencias de su no comparecencia o ausencia.
Pienso que si las partes abandonan la audiencia, la
consecuencia tiene que ser la de declarar extinguido el proceso
por no poder seguirse el debate sin ellas en atención a lo
previsto en el artículo 871, y en el artículo 860, y en especial en
su último aparte, que establece que los principios del proceso
oral no pueden renunciarse ni relajarse por convenio de las
partes ni por disposición del Juez. Y si el abandono es de una de
las partes, ésta, entonces, pierde su derecho a que se le oiga y
a que se le reciban o se practiquen sus pruebas.
Por supuesto que, de acuerdo con el principio de la postulación
a que se refiere el artículo 136 del Código de Procedimiento
Civil, las partes pueden estar representadas por sus apoderados
en la audiencia o debate oral, sin tener que estar personalmente
presentes en este acto.
3.3 Desarrollo de la audiencia o debate oral. Apertura. Exposiciones.
Recepción de las pruebas practicadas y evacuación de otras pruebas.
Testimoniales, posiciones juradas y experticias. Observaciones a las
pruebas. Reglas de evacuación.
El Juez abre la audiencia y es quien tiene que dirigir su
desarrollo, para lo cual se le inviste de todas las facultades
disciplinarias y de orden para asegurar la mejor celebración de
la misma, cuidando los principios de la oralidad, la brevedad, la
concentración y la inmediación, conforme lo previsto en el
artículo 860 del Código de Procedimiento Civil. En acto de la
apertura el Juez indica el tiempo fijado para duración de la
audiencia oral y el orden de su realización, según el artículo
860 eiusdem, comienza con una breve exposición del
demandante y sigue con la del demandado. Exposiciones que
consistirán en un resumen de los alegatos de una de las partes y
del resultado de las pruebas practicadas (431) que se van a
recibir en ese acto, y del anuncio de las que se evacuarán en el
mismo acto. Todo ello teniendo presente el auto de fijación de
los hechos y del objeto de la controversia, a que se contrae el
artículo 868, penúltimo aparte, del Código citado. En el acto de
apertura el juez fija el tiempo para cada exposición y advierte a
las partes que no se les permitirá ni la presentación ni la lectura
de escritos, salvo que se trate de algún instrumento o prueba
existente en los autos a cuyo tenor deba referirse la exposición
oral. Por tanto, las pruebas anticipadas se incorporan al debate
oral mediante su lectura. Concluidas las exposiciones, el juez
dispone que se reciban las pruebas, comenzando siempre por
las del actor y luego por las del demandado. En esta oportunidad
se podrán recibir los documentos públicos que no habiéndose
acompañado con la demanda o con su contestación; sin
embargo, se indicó en el respectivo escrito la Oficina donde se
encontraban. Los testigos, promovidos con la demanda o con la
contestación, cuya evacuación haya sido provista en el auto de
admisión de pruebas, contemplado en la parte final del
penúltimo aparte del artículo 868 eiusdem, rendirán declaración
en la audiencia oral. Para ello, el juez, como director del debate
en esta audiencia, señalará el orden de su testimonio. Aunque
no se señala expresamente, creo que no existe obstáculo alguno
para que el juez utilice la facultad de declarar suficiente el
testimonio y de declarar terminado el interrogatorio, a que se
refiere el artículo 485, último aparte, del mencionado Código.
También en el debate tendrá lugar la prueba de las posiciones
juradas, pedidas en el libelo de la demanda, o en la audiencia
preliminar, y admitidas en el auto de admisión de pruebas de la
causa, contemplado en el penúltimo aparte del artículo 868, ya
citado.
De acuerdo con el artículo 868, último aparte, del Código en
comentarios, las testificales y las posiciones juradas no se
pueden evacuar fuera del debate oral. De manera que
tratándose de testigos, cualquiera que sea su domicilio, la (432)
parte promovente tiene la carga de presentarlos para su
declaración en el debate oral, sin necesidad de citación. En el
caso de las posiciones juradas el absolvente debe ser citado
personalmente para este acto. De manera que no basta el
emplazamiento de las partes para que comparezcan audiencia
oral, para que la parte en contra de quien se promuevan las
posiciones juradas quede obligada a comparecer si no ha sido
antes citada para las posiciones. Esta citación se dispone en el
auto de admisión de las pruebas a que se contrae la parte final
-del penúltimo aparte del artículo 86.8, ya citado. La práctica de
estas pruebas se lleva a cabo en el debate oral conforme a las
reglas previstas en los artículos 4Q5 a 412, y 414, y 485 a 489 y
498, respectivamente, del Código mencionado, en cuanto no se
opongan al procedimiento oral, como se advierte el artículo
872 eiusdem .
Para la recepción de la prueba de experticia, los expertos han de
ser llamados al debate oral, para escuchar sus conclusiones,
verbalmente, y para que las partes puedan solicitar aclaraciones,
o complementaciones o formular sus observaciones. De no
cumplirse con esta formalidad, la experticia carece de eficacia y
no puede ser estimada por el Juez. Así lo dispone
terminantemente el artículo 862eiusdem.
Las reglas, pues, según los artículos 862, 872 y 873 del Código
citado, que rigen las pruebas en el proceso oral, son las
siguientes: En primer término, han de practicarse en el debate
oral; salvo que por su naturaleza deban realizarse fuera de la
audiencia. En segundo término, que aun en el caso de estas
pruebas la parte promovente ha de tratar verbalmente de ellas
en la audiencia oral. En tercer término, que la contraparte en
esta audiencia podrá hacer todas las observaciones que con-
sidere pertinentes sobre el resultado o el mérito de la prueba. En
cuarto término, que las pruebas practicadas fuera de la
audiencia carecen de valor, si no son tratadas oralmente en el
debate. En quinto lugar, salvo las pruebas para cuya evacuación
haya necesidad de comisionar a la autoridad judicial de
(433) otra circunscripción territorial, todas se evacuarán bajo la
dirección del juez que dictará la sentencia. En sexto término, que
el juez puede interrogar a los testigos, a los expertos y a las
propias partes en dicho debate. En séptimo lugar, para la
práctica de las posiciones juradas en el debate oral se requiere
la previa citación personal de la absolvente. En octavo lugar, las
partes tienen la carga de presentar los testigos promovidos para
su declaración en el debate oral. En noveno lugar, el juez en
caso de repreguntas a los testigos, de formulación de posiciones
juradas y de observaciones a los expertos o a cualquier otra
prueba, puede hacer cesar la intervención de la contraparte. Y
en décimo lugar, de cada prueba practicada en el debate oral no
se redacta un acta escrita sino que se registra o se reproduce
por cualquier medio técnico de reproducción o grabación,
aplicándose lo previsto en el artículo 189 eiusdem, por la
remisión contenida en el artículo 872 del mismo Código.
Artículo 874.- La audiencia o debate oral podrá prolongarse por
petición de cualquiera de las partes, hasta agotarse el debate en el
mismo día, con la aprobación del Juez. En todo caso, si no fuere
suficiente la audiencia fijada para agotar completamente el debate, el
Juez deberá fijar otra dentro de los dos días siguientes para la
continuación del debate, y así cuantas sean necesarias hasta agotarlo.
Artículo 872.- La audiencia la declarará abierta el Juez que la dirige,
quien dispondrá de todas las facultades disciplinarias y de orden para
asegurar la mejor celebración de la misma. Previa una breve
exposición oral del actor y del demandado, se recibirán las pruebas de
ambas partes comenzando siempre con las del actor. En la audiencia
o debate oral no se permitirá a las partes ni la presentación ni la
lectura de escritos, salvo que se trata de algún instrumento o prueba
existente en los autos a cuyo tenor deba referirse la exposición oral.
En la evacuación de las pruebas se seguirán las reglas del
procedimiento ordinario en cuanto no se opongan al procedimiento
oral. No se redactará acta escrita de cada prueba singular, pero se
dejará un registro o grabación de la audiencia o debate oral por
cualquier medio técnico de reproducción o grabación. En este caso, se
procederá como se indica en el único aparte del artículo 189.
Artículo 873.- Recibida la prueba de una parte, el Juez concederá a la
contraria un tiempo breve para que haga oralmente las observaciones
que considere oportunas o las repreguntas a los testigos. El Juez
podrá en todo caso hacer cesar la intervención de la contraparte,
cuando considere suficientemente debatido el asunto.
Artículo 874.- La audiencia o debate oral podrá prolongarse por
petición de cualquiera de las partes, hasta agotarse el debate en el
mismo día, con la aprobación del Juez. En todo caso, si no fuere
suficiente la audiencia fijada para agotar completamente el debate, el
Juez deberá fijar otra dentro de los dos días siguientes para la
continuación del debate, y así cuantas sean necesarias hasta agotarlo.
La sentencia en el procedimiento oral
Artículo 875.- Concluido el debate oral, el Juez se retirará de la
audiencia por un tiempo que no será mayor de treinta minutos.
Mientras tanto, las partes permanecerán en la sala de audiencias.
Artículo 876.- Vuelto a la Sala, el Juez pronunciará oralmente su
decisión expresando el dispositivo del fallo y una síntesis precisa y
lacónica de los motivos de hecho y de derecho.
Artículo 877.- Dentro del plazo de diez días se extenderá por escrito el
fallo completo y se agregará a los autos dejando constancia el
Secretario del día y hora de la consignación. El fallo será redactado en
términos claros, precisos y lacónicos sin necesidad de narrativa ni de
transcripciones de actas ni de documentos que consten de autos; pero
contendrá los motivos de hecho y de derecho de la decisión y los
demás requisitos exigidos en el artículo 243.
Exposición de motivos:
(...) se establece la obligación del Juez de pronunciar su fallo
inmediatamente al concluir el debate, en la misma audiencia
(Arts. 875 y 876), expresando oralmente el dispositivo del fallo,
pero quedando obligado el Juez a extender por escrito el fallo y
consignarlo completo en autos, dentro del plazo que fije el
artículo 877; fallo que deberá ser claro, preciso y lacónico como
se indica en la norma citada.
Artículo 243
Toda sentencia debe contener:
1° La indicación del Tribunal que la pronuncia.
2° La indicación de las partes y de sus apoderados.
3° Una síntesis clara, precisa y lacónica de los términos en que ha
quedado planteada la controversia, sin transcribir en ella los actos del
proceso que constan de autos.
4° Los motivos de hecho y de derecho de la decisión.
5° Decisión expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión
deducida y a las excepciones o defensas opuestas, sin que en ningún
caso pueda absolverse de la instancia.
6° La determinación de la cosa u objeto sobre que recaiga la decisión.
Los requisitos de esta disposición son necesarios en toda
sentencia, para que pueda alcanzar su finalidad de resolver la
controversia, con fuerza de cosa juzgada, posibilidad de
ejecución y suficientes garantías para las partes.
De éstos, son requisitos necesarios para la ejecución o para
determinar el alcance de la cosa juzgada, la indicación del
tribunal (ord. 1º), la mención de las partes (ord. 2º), y la
determinación de la cosa u objeto sobre que recaiga la decisión;
la motivación, además de contribuir a determinar los límites
objetivos de la controversia, a los efectos de la cosa juzgada,
constituye garantía para las partes, al permitir el control de
legalidad del fallo; asimismo, la síntesis de la controversia y la
sujeción del juez a las excepciones y defensas opuestas, son
garantías de buen decidir en el primer caso, y del contradictorio,
en cuanto al requisito de la congruencia.
Recursos
Artículo 878.- En el procedimiento oral las sentencias interlocutorias
son inapelables, salvo disposición expresa en contrario. De la
sentencia definitiva se oirá apelación en ambos efectos en el plazo
ordinario, el cual comenzará a correr el día siguiente a la consignación
en autos del fallo completo. Si el valor de la demanda no excediere de
veinticinco mil bolívares, la sentencia definitiva no tendrá apelación.
La cuantía de las controversias civiles y mercantiles que se
resuelven mediante el procedimiento oral (hasta 2.999 unidades
tributarias), impide la admisión de la casación.

También se puede interponer en estos juicios el recurso de


invalidación y el amparo contra decisiones judiciales, dentro de
los límites de cada uno de estos remedios procesales.
Artículo 879
En segunda instancia se observarán las reglas previstas para el
procedimiento ordinario.
Esta disposición puede necesitar una interpretación correctiva,
para armonizar el sistema y adaptarlo a la orden constitucional
de oralidad.
En efecto, Duque Corredor entiende que las grabaciones de las
audiencias orales deberán ser transcritas o protocolizadas en
actas, seguramente para permitir la aplicación de un
procedimiento escrito de apelación; tal vez es mejor solución la
interpretación correctiva, con una audiencia oral de apelación.
Artículo 880.- El ejecutivo Nacional queda autorizado para determinar
mediante Resolución tomada en Consejo de Ministros, las
Circunscripciones Judiciales y los Tribunales de éstas en que entrarán
en vigencia las disposiciones del procedimiento oral contenidas en el
presente Título y la fecha de su vigencia.
Queda igualmente autorizado el Ejecutivo Nacional, en la forma
indicada, para modificar la cuantía y las materias establecidas en el
artículo 859 de este Código; y para extender la aplicación de este
procedimiento oral otras materias que considere conveniente.

CONCLUSIONES

Exposición de motivos:
No obstante la cautela con que ha sido acogido este procedimiento
oral en el Proyecto, la Comisión tiene la esperanza de que el juicio oral
se impondrá en nuestro medio, por los indudables beneficios que
aporta a una justicia rápida, sencilla y leal, y confía la Comisión, en
que muchos Magistrados Judiciales pedirán al Ejecutivo Nacional se
asigne a sus Tribunales la vigencia del juicio oral, acelerándose así la
experiencia en este tipo de juicios y la formación de la mentalidad
jurídica que aconseje, en un futuro no muy lejano, la existencia del
juicio oral a otras materias concretas o a todas en general.
CALAMANDREI(60):
"Como ha sido revelado con frecuencia, la justicia de los hombres
tiene necesidad, para realizar su función clarificadora y pacificadora,
no sólo de ser, sino de parecer justa. Los justiciables, para inclinarse
sin rebeldía ante la terrible omnipotencia de la justicia, deben
resignarse a creer que el juez es un ser casi divino, distinto de los
otros hombres, y provisto de virtudes sobrenaturales que no admiten
revisión humana. A esto se debe el misterio casi religioso que circunda
la resolución de los jueces en las épocas primitivas, cuando se sientan
en lo alto, sobre sus tronos, y sus voces descienden desde lejos
(como la voz de la Sibila invisible que repercutía en las galerías de la
caverna); también de esta situación proviene el carácter casi litúrgico o
espectacular del ritus procesal, del que quedan vestigios actualmente
en algunas ceremonias solemnes, y en ciertas manifestaciones
anticuadas, tales como la peluca o la toga, y en algunas arquitecturas
teatrales o casi eclesiásticas de ciertas aulas oficiales.
Pero cuando el juez desciende del cielo a la tierra, y se observa que
también es un hombre, para dar crédito a su sentencia es preciso
iniciar la búsqueda, en el mecanismo cada vez más preciso del
procedimiento, de las garantías necesarias para asegurar que la
sentencia constituya, en todo caso, no el producto de la arbitrariedad,
sino de la razón.
Para el lenguaje italiano de los primeros siglos, "razón" fue sinónimo
de justicia; "dar la razón" significaba hacer justicia, y por esto el
edificio en el que se administraba justicia se llamaba, y se llama aún
en la actualidad en algunas ciudades de la Italia Septentrional,
"Palacio de la Razón". En el antiguo proverbio veneciano que enumera
irónicamente los requisitos necesarios para vencer en juicio, razón
equivale a derecho: "...tener razón, saberla exponer, encontrar quien la
entienda, y quien la quiera dar...".
Para aceptar sin revelarse el juicio, aunque sea injusto, es necesario,
por tanto, creer en el valor litúrgico del proceso y en la inspiración
divina de la sentencia, o bien cuando la justicia desciende a la tierra,
confiar en el valor racional del juicio. De esta fe iluminista en la
omnipotencia de la razón, nace la ilusión de poder reducir el proceso,
de función religiosa, a un engranaje de silogismos, o una simple
operación aritmética." (37-38)
"Hoy debo reconocer que el proceso, tal como está escrito en el
Código, no es sino un molde vacío que asume distintas figuras, al
traducirse a la realidad, de acuerdo con las sustancias que se le
vierten en el interior; y es así cómo de un modelo único pueden surgir
procedimientos de los tipos más variados en las diversas
circunscripciones judiciales del mismo Estado..." (43)
"A veces la práctica va más allá; puede transformar insensiblemente
toda la orientación de una reforma, paralizando las intenciones
renovadoras con una sorda resistencia, más mortífera que una abierta
rebelión. Repetidas experiencias históricas han demostrado que la
práctica actúa principalmente en el sentido de retardar la marcha del
proceso, más que en el de acelerarlo, contrariando las reformas a
través de la cuales el legislador tiende a imprimirle un ritmo más
rápido." (45)
"En realidad, lo que modela el proceso, lo que le da su fisonomía
típica, no es la ley procesal, sino la costumbre que la pone en práctica.
El derecho escrito no constituye sino un contorno externo, cuyo relieve
interior, con sus colores y claroscuros, lo proporciona la costumbre."
(49)
"...el proceso objeto de nuestros estudios no es como el legislador lo
ha previsto en abstracto, sino como lo hacen vivir, como lo
"representan" (en el sentido teatral de la palabra) los hombres, jueces
y justiciables, que participan en él en concreto, y que no son muñecos
mecánicos construidos en serie, sino hombres vivos, cada uno situado
en su mundo individual y social, con sentimientos, intereses, opiniones
y costumbres; estas últimas pueden ser, desafortunadamente, malas
costumbres." (55)
"También yo, en un ensayo juvenil [Génesis lógica de la sentencia
civil], he presentado la sentencia como una progresión de silogismos
en cadena, pero con posterioridad la experiencia del patrocinio forense
me ha demostrado, no que esta representación sea equivocada, pero
sí es incompleta y unilateral, porque aquel que imagina la sentencia
como un silogismo no ve la sentencia viva, sino su cadáver, su
esqueleto, su momia." (75-76)
"Es la ley la que frecuentemente da al juez el poder de decidir según
equidad, "según las circunstancias", "con apreciación equitativa de las
circunstancias del caso" (como por ejemplo, el artículo 2.056 del
Código Civil Italiano). En la técnica legislativa se adoptan con
frecuencia las expresiones tradicionales de significado genérico y
variable ("buena fe", "diligencia normal", "diligencia de un buen padre
de familia") que han sido denominadas imaginativamente los órganos
respiratorios o las válvulas de seguridad del sistema jurídico, porque a
través de ellas el juez, dando un contenido concreto, caso por caso, a
estas frases elásticas, logra hacer penetrar en las leyes muertas el
aire vivificador de las exigencias sociales que se encuentra en
perpetuo movimiento de evolución. Pero aun sin acudir a estos
conocidos expedientes técnicos, con los cuales el mismo legislador
hace que en el interior del derecho "racionalizado" penetre el oxígeno
de lo irracional, es preciso persuadirse de que toda interpretación
constituye una nueva creación y que en toda interpretación tiene
decisiva influencia la inspiración individual." (78-79)
"Este requisito de la motivación tiene preponderantemente una función
exhortativa, y por así decirlo, pedagógica. [...]La motivación es, antes
que nada, la justificación, que quiere ser persuasiva, de la bondad de
la sentencia." (116)
"Pero, además de esta finalidad psicológica de justificación y
persuasión, la motivación tiene también otra función más
estrictamente jurídica, o sea la de poner a las partes en condición de
verificar si en el razonamiento que ha conducido al juez a decidir en
determinado sentido pueden descubrirse alguno de aquellos defectos
que dan motivos a los diversos medios de impugnación." (117)
"Para obtener que en la formación de la sentencia se produzca la
deseable coincidencia entre la intuición que la dicta y la razón que la
controla (y que por consecuencia, la motivación sea verdaderamente
una leal explicación y no un falso disfraz de la decisión) es necesario
que el sentimiento y la razón del juez funcionen al unísono, o sea que
el sentimiento que se encuentra vivo en la conciencia del juzgador, y
del cual extrae su decisión antes que del razonamiento, sea el mismo
sentimiento social que el legislador ha consagrado en sus leyes. Esto
es lo que se quiere significar cuando se habla de ratio legis, de
"espíritu de la ley", de "intención del legislador"."
Bibliografía

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