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Ernesto De la Peña

Conferencia Magistral
“Las realidades
en el Quijote”
Ceremonia de entrega del XXVI Premio Internacional
Menéndez Pelayo 2012 a Ernesto De la Peña

Desde 1987, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, entrega a destacadas personalidades el Premio
Internacional Marcelino Menéndez Pelayo con el objetivo de destacar la labor literaria o
científica de las personalidades cuya obra tenga una repercusión y dimensión humanística como
la heredada por el maestro Marcelino Menéndez Pelayo. Está dirigido a los países de habla
española o portuguesa, es decir Iberoamérica. La propuesta de los candidatos al premio la
realizan las Universidades y las Academias, así como las Instituciones y Centros vinculados
a la cultura literaria, humanística o científica de los países de estas lenguas.
En esta ocasión, el 6 de septiembre, en un evento que de manera simultanea fue transmitido
a través de una videoconferencia en conjunto con la Universidad Internacional Menéndez Pelayo
y el Colegio de México, le fue otorgado al escritor Ernesto De la Peña, que debido a su
estado de salud no pudo viajar a España a recibir personalmente el premio.
A continuación, se presenta la última conferencia magistral intitulada

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“Las realidades en el Quijote”, dictada por el maestro De la Peña.

S
eñor Don Salvador Ordóñez, Delegado ciplinas aligustres; santanderino, no desistió jamás
Rector Magnífico de la Universidad In- de su empeño de aprender, de asimilar todo lo que
ternacional Menéndez Pelayo; Señor Dr. sabía, todo lo que leía, la demostración más feha-
Don Javier Garcíadiego Dantán, Director ciente de su triunfo, son sus obras en que se unen
del Colegio de México; Excelentísimo Señor Fran- información enciclopédica crítica, aguda y certera,
cisco Javier Ramírez Acuña, embajador nuestro en una prosa ejemplar por su riqueza y elegancia.
España; Señor Don Víctor García de la Concha; Menéndez Pelayo hizo un verdadero arte de la
Director del Instituto Cervantes y Director de la historia de las ideas y fue maestro de generaciones
Real Academia Española; Señora Licenciada Doña de grandes investigadores, de eruditos; en estos
Consuelo Sáizar Guerrero, presidenta nacional primeros años del siglo XXI su labor sigue siendo
para la Cultura y las Artes; señor Dr. Don Jaime La- imprescindible para conocer a fondo campos tan
bastida Ochoa, Director de la Academia Mexicana diversos como la historia de las ideas estéticas,
de la Lengua; compañeros académicos, señoras y las disensiones y controversias que se dieron en
señores. Con profundo reconocimiento intelectual España en el seno del Cristianismo, la fisionomía
recibo hoy el Premio Internacional Marcelino Me- de la ciencia hispánica a lo largo de los siglos, la
néndez Pelayo; pocos casos hay en el panorama afortunada versión de algunos autores de la anti-
de erudición mundial de una vocación tan inequí- güedad clásica, la poesía latinoamericana y otros
voca y firme como la de Don Marcelino, avocado temas más que explican y justifican la designación
desde su juventud al estudio de muy diversas dis- de polígrafo que ha merecido, pero lo sorprenden-
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Conferencia Magistral “Las realidades en el Quijote”

te de sus obras en los diversos campos mencio- pia biografía, es frecuente que las circunstancias
nados no es el simple estudio y dominio de ellos, externas provoquen resultados inesperados. El
sino el sentido de orientación que impide que el año de 1985 la Ciudad de México fue parcialmente
propio autor se extravíe en un bosque de datos, destruida por un terrible terremoto, mi compañera
Menéndez Pelayo fue un polimagiz hombre de y esposa María Luisa Tabernier estuvo a mi lado de
muchos haberes que con generosidad transmi- una manera tan inteligente y generosa que gracias
tió a la posteridad, que se sigue nutriendo en su a su estímulo en lugar de dejarme abatido y derro-
obra; la simple lectura de la lista de quienes me tar por haberme quedado sin casa saqué fuerzas
han precedido en este honor aumenta a la par mi de flaqueza y me siento una inveterada intimides,
satisfacción y agradecimiento, pero sobre todo un empecé a escribir relatos que se convertirían en
compromiso moral tan grande que me siento co- las estratagemas de Dios, el primer libro que pu-
hibido de estar en tan brillante compañía; para el bliqué favorecido con el Premio Xavier Villaurrutia,
otorgamiento de este premio tan ilustre se conju- siempre a mi lado con una firme cultura y un afi-
garon las circunstancias mas propicias, una ver- nado sentido crítico María Luisa ha estado con-
dadera pleya de sabios, humanistas y científicos tribuyendo indefectiblemente mis tareas, respeto
de igual consenso en tanto me favorece, Don Sal- en ella, entre otros muchos aspectos valiosos, su
vador Ordóñez importante geólogo catedrático en reciedumbre moral y su compañerismo incesante
petrología y geoquímica que preside los destinos puesto a prueba particularmente en los años re-
de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo cientes en que la enfermedad me ha visitado con
vio con ojos favorables la propuesta de mi candi- impertinente frecuencia; esa primer publicación fue
datura que partió de Don Jaime Labastida, actual perseguida como otras varias que contribuyeron
Director de la Academia Mexicana de la Lengua, de modo determinante a que mi nombre fuera pro-
doctor en Filosofía, gran poeta, ensayista y el más puesto como candidato a tan distinguido premio,
dinámico e inteligente conductor de esta institu- de no ser por ella, por María Luisa, no habría yo po-
ción, para mi fortuna fue secundado por el gran dido romper mi inseguridad interna y tal vez cierto
hispanista Don Víctor García de la Concha, actual temor disfrazado o atenuado cuando menos por
Director del Instituto Cervantes, Licenciado en Fi- mi autocrítica; vaya pues mi agradecimiento emo-
lología por la Universidad de Oviedo y en Teología cionado a una compañera amorosa e inteligente
por la Universidad Gregoriana de Roma, a quien y firme que ha suplido con su temple mis muchas
se deben estudios fundamentales sobre la Litera- debilidades y deficiencias, para María Luisa es al
tura Española desde la picaresca hasta la Poesía mismo tiempo amor, presencia y motivo, no quiero
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de post-guerra; apoyaron esta emoción el Doctor ser excesivo ni prolijo, espero que sea suficiente
Javier García Diego Dantán, conocedor impar de subrayar que esta distensión me reafirma en mi
la historia de la Revolución Mexicana, investigador vocación existencial al hacerme consciente de que
inminente internacionalmente respetado que rige no erré al elegirla; nada puede ser más placentero
los destinos del Colegio de México y Doña Con- para una amante de las humanidades que gozar
suelo Sáizar, Licenciada en Comunicación, cuyo de tan grata compañía encabezada por una de las
paso por la presidencia del Consejo Nacional para glorias inmarcesibles de España, nuestra madre
la Cultura y las Artes (Conaculta) ha dejado una patria. Muchas gracias.
imborrable huella de eficacia e imaginación. Daré lectura ahora a la plática que tengo el
A todos ellos, mis más profundas gracias y mi atrevimiento de presentar a su consideración. El
sincero reconocimiento personal e intelectual; la título es “Las realidades en el Quijote” y lo enca-
creación del Premio Internacional que hoy tengo beza un epígrafe que dice “There are more things
el gran honor de recibir es una contribución más in Heaven and Earth, Horatio, than are dreamt of
al reconocimiento de la labor titánica del sabio que in your philosophy”. “Hay más cosas entre el cielo
le da nombre, y un acicate para seguir adelante en y la tierra, Horacio, que las que soñó tu filosofía.”
el cultivo de las disciplinas humanísticas y su difu- Shakespeare, Hamlet, acto primero, escena quin-
sión, yo como mexicano me siento más compro- ta.
metido en mis tareas de creación e investigación al Desde sus orígenes en la antigua Grecia, el pro-
recibir esta presea que ya ha adornado a grandes blema filosófico de la naturaleza y conocimiento de
investigadores y escritores entre los cuales enor- la realidad ha sido una continua elusión. Nadie ha
gullece encontrar a varios compatriotas míos, que encontrado la solución que satisfaga a todos. La
si me perdona haré una breve incursión en mi pro- ontología y la gnoseología siguen con los brazos
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Ernesto De la Peña

abiertos. El arco intelectual que va del optimismo sí. En las letras universales, y tal vez sin proponér-
ontológico de Parménides al río que no se detiene selo, esta novela pone palmariamente de manifies-
de Heráclito, abarca todos los matices del conflic- to la relatividad del conocimiento, la elusividad del
to. En otra vertiente del mismo problema, tendría- mundo real. Lo que ve el caballero, no es lo que
mos que internarnos en las realidades atómicas y percibe su escudero. Don Quijote y Sancho son
subatómicas para descubrir que una simple rama dos miradas, dos percepciones que asintótica-
de hierba es un amasijo de extraordinaria com- mente viajan, siempre unidas sin cruzarse jamás.
plejidad, formado por órbitas de corpúsculos im- La concepción de la realidad general, la de la
perceptibles para el ojo, pero definitorios para la gente común y corriente coincide con la de San-
física. La naturaleza íntima de una rosa está for- cho. Sólo disiente de ella, la del caballero de la
mada de constelaciones diminutas que cumplen triste figura. Las primeras consecuencias de este
puntualmente sus rutinas. El mundo natural en su desencuentro saltan a la vista: Don Quijote sufre
conjunto podría definirse diciendo que está cons- palizas, estocadas y puñetazos a cada momen-
tituido y recorrido por sistemas solares, cometas y to, y Sancho, terrenal y sensato, se ve arrastrado
nebulosas. Lo real que percibimos es simplemente por las insensateces de su amo. La imaginación
una dermis que cubre convulsiones mínimas pero tiene prelacía sobre la realidad común. El mundo
que transforman a la sustancias químicas que son de esta pareja inmortal está, por así decirlo, en un
base de todo lo creado y les dan el cariz que nos continuo enfrentamiento bifronte. La fantasía del
es familiar. Para algunos filósofos sería un caso de caballero ha transformado de tal modo lo real, que
natura naturata, para los físicos es la estructura ín- logró crear un universo paralelo de su exclusiva
tima de la materia. pertenencia. Y como estamos dentro del terreno
A esto añadamos la convicción dogmática del de lo novelesco, hemos de acatar sus reglas. No
Génesis: “Y todo aquello que el hombre denomi- sólo los hombres con quienes se encuentra le dan
nó de los seres creados, ese es su nombre.” Esta maltrato, los objetos mismos se encargan de cas-
convicción, se reflejará indefectiblemente en la tigarlo. Los colosales gigantes, aviesos y desco-
cultura cristiana con el resultado del maridaje in- medidos, a quienes acomete lanza en ristre son
congruente que ha caracterizado desde sus orí- simples molinos de viento que lo arrastran con sus
genes al mundo occidental. Poder dar nombre a aspas y lo dejan muy mal parado.
una cosa es, en cierta forma, apoderarse de ella, En el fondo de su conciencia, Don Quijote debe
situarla en una especie de procedimiento entitativo de haber pensado en una especie de conjuración
original que da paz al pensamiento. Nombrar es universal, pero se consoló siempre a reflexionar

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poseer. Lo nombrado nos pertenece y podemos que tales contratiempos son inherentes al sacro-
ejercer una especie de dominio sobre ello. Recuer- santo ejercicio de la caballería andante y que él,
den el pasaje del hombre sin atributos de Musil, epónimo de tal actividad, ha de padecer los sin-
en donde la mujer que va caminando por la calle sabores de sus amados héroes Amadís, Palmerín,
tiene un accidente y entonces el que la acompaña Tirante el Blanco, Esplandián, Pedianís. Tal vez un
le dice que se trata de un problema de ruta de propósito subyacente o un paralelismo notable en
frenado y aunque ella no entiende lo que significa el denodado recorrido del caballero y su escudero
“bremsweg” se siente muy contenta con tener una por diversos linderos de España es la búsqueda,
designación para eso. la quest, encaminada a encontrar ese objeto in-
Pero nombrar es mucho más, es dar entidad a determinado que se llama Grial, el Santo Grial. En
lo nombrado, que a partir del momento en que re- todo caso la actitud moral del caballero sigue rutas
cibe este privilegio existe, no antes. Pero muy lejos similares en su intento de encontrar, contra toda
de mi intención está acercarme a esos despeña- esperanza, la bondad que anida en el corazón de
deros del pensamiento. Mi propósito es más sen- los hombres. Y llamo indeterminada a aquella en-
cillo y tiene una relación directa con los intereses cuesta porque su naturaleza varía, desde la gene-
vitales del gran erudito cuyo centenario celebra- ralizada idea de que se trata del cáliz de la tran-
mos: Marcelino Menéndez Pelayo. Se trata de mis sustanciación, el recipiente en el que, de acuerdo
modestas aproximaciones a la obra emblemática con los cristianos, Cristo trocó en vino su propia
de la literatura española, El ingenioso hidalgo Don sangre, como lo concibió Chrétian de Troyes, y la
Quijote de la Mancha, cuyo planteamiento inicial idea que recorre el Parcifal, de Wolfram von Es-
nos ofrece dos realidades, o dos aspectos de una chenbach, un objeto indefinido de renuncia espiri-
sola, que se enfrentan, que no concuerdan entre tual con correlatos quizás alquímicos o mágicos. A
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Conferencia Magistral “Las realidades en el Quijote”

partir de las viejas leyendas que Esto a los ojos de Don Quijote fue un ingrediente
hacen viajar hasta la actual In- más de su desvarío. A partir de Roldán, los insig-
glaterra a José de Alimatea y nes caballeros aventureros son emblemas de la
el colosal e influyente Ciclo moral cristiana. Son heraldos del más allá que con
Artúrico y de los caballeros sus acciones desean asegurarse un sitial entre los
de la Tabla Redonda, las elegidos. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
expediciones caballeres- Mancha podría, sin traicionar su esencia, interpre-
cas se tiñen con este halo tarse como una forma de la misma búsqueda, de la
de misterio, santidad, y quest, condicionada y adobada, por trasuntos del
busca del sentido de la amour courtois, que había permeado de elegan-
vida. cia y delicadeza los ideales caballerescos. Pero el
Todo esto influyó en el común de sus contemporáneos no comprende tal
ánimo de Cervantes, por- actitud y la rechaza de manera instintiva. Lo otro,
que se había infiltrado en lo diferente, no es bienvenido; hay que eliminarlo.
mayor o menor medida, La tarea aparentemente superficial de proscribir la
en las novelas de caballe- lectura de estos libros engañosos queda cumplida
ría que él conoció también. en las páginas de la magistral novela. En los pa-
Pero el cerco que le pusie- sajes que narran las aventuras de esta indeleble
ron la actitud y las aventuras pareja se notan muy a las claras, las muchas lec-
mismas que emprende su per- turas que el propio Cervantes había hecho de las
sonaje hace a un lado, omite tal novelas de caballería.
vínculo que, repito, es simplemente El escrutinio que emprenden en su biblioteca el
una especie de realidad intangible del cura y el barbero, apoyados por la sobrina y el ama
mundo cristiano. En la empresa intrépida y alu- despliega ante nosotros el amplio conocimiento
cinada del caballero, la concepción de ese ideal que Cervantes tuvo de este género novelesco y
moral, encarnado en el Grial, se acendra en un el gran deleite que le produjo. Porque los comen-
empeño generoso y caritativo, a la genuina manera tarios que hace el cura denotan que ha leído mu-
cristiana, en busca de la justicia y la equidad entre chas de las obras y puede emitir un juicio sobre
los hombres. No hay vinculación literal alguna, en- ellas. Este discrimen es el del propio Cervantes,
tre las aventuras, algunas veces esperpénticas de como lo es el desarrollo de la locura del caballero,
Don Quijote, y la persecución del objeto sagrado. locura que a fin de cuentas es un acercamiento
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El nexo es de índole no externa, por eso es más diferente, de acercamiento a la realidad. Porque
profundo y significativo. Los paladines que trastor- tampoco podemos perder de vista que el loco, a
naron el seso al caballero, convirtieron la realidad menudo, es más sensato que los cuerdos, y Don
circundante en pretexto de aventuras que demos- Quijote, gracias a su fantasía y a su ánimo bonda-
traran su heroicidad, su temeridad y su rendimien- doso, logra transformar el mundo en que se mueve
to a la dama que los ha convertido en vasallos de haciéndolo más rico y más fructífero; cualidades
su albedrío. Y aquí percibimos la huella de la con- derivadas de tal insania.
cepción provenzal del amor. Estaría incompleto el Erasmo, al dirigirse al pueblo en general, se en-
poderoso influjo medieval si no tuviera una donce- mascara tras la figura de un bufón, más sabio que
lla en cuyo honor hace sus desplantes. Así nace la comunidad. Su locura es, en realidad, una su-
Dulcinea del Toboso. puesta insensatez; la que se puede esperar de un
El mundo está sometido a la fantasía. La rea- individuo no respetable. Es la estulticia, la moría, a
lidad es una especie de máscara que compete al la manera griega, la estulticia elevada por Erasmo
caballero arrancar para descubrir su verdad intrín- al punto máximo de la capacidad de diálogo. Esta
seca, poética. Don Quijote es la culminación y aca- saludable, sabia estulticia caracteriza de cuerpo
bamiento de esta idea heroica, mística y mágica entero la prudencia y la cordura de Sancho, pero
del mundo natural. Su osadía inicial y determinan- no es menos connatural a Don Quijote. Las conver-
te, consiste en renunciar a una vida muelle y sin saciones entre el amo y el escudero son al princi-
problemas en pro de lo incierto y azaroso de lo pio un diálogo de sordos, para transformarse gra-
caballeresco. dualmente en un intercambio de realidades. Pero
La prédica cristiana habla de la transitoriedad el caballero tiene prelacía social y cultural sobre el
de este mundo y de la perennidad del venidero. escudero, que se ve forzado a apechugar con las
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consecuencias de los desmanes de su señor. Don certidumbres de uno o varios trasmundos que sólo
Quijote es un redentor fallido y, por ende, en lugar visitan los privilegiados.
de una crucifixión en forma, recibe heridas, estaca- Aproximadamente a doscientos años de Cer-
zos y descalabros que interpreta como los azares vantes nació un sistema de escritura cuyo sentido
inherentes al ejercicio caballeresco de las armas. se escabulle ante los ojos profanos para sólo ser
¿Con qué contribuye la insensatez, la estulti- comprendido por quienes tienen la clave pertinen-
cia de nuestro señor Don Quijote? Llamado quizás te: la esteganografía de Tritemio, sistema de ocul-
Quijada o Quezada, pero también Quejana, Cer- tación que en la actualidad tiene muchos empleos
vantes, así como no revela el nombre del lugar de en la cibernética. Con esto quiero señalar que la
origen de su héroe, se deleita abriendo posibilida- tarea cervantina está acompañada en este terreno
des hasta para el apellido. Desde este momento de índole simbólica por otras manifestaciones de
nos introduce en una especie de trasmundo: el de las que no tuvo noticia pero que constituían expre-
las posibilidades y las conjeturas. De modo que siones válidas a partir del Renacimiento. Sólo me
¿con qué contribuye la insensatez, la estulticia de queda añadir la gran boga que tuvieron los em-
nuestro señor Don Quijote, transfigurado en ada- blemas que son comparables con los enxiemplos,
lid de los menesterosos, a la percepción siempre ingredientes todos ellos del espíritu del tiempo, del
huidiza de la realidad? ¿Es un simple pretexto su Zeitgeist. Vienen a ser como sombras titulares del
actividad desatentada para divertir a los lectores? genio.
¿Puede verse en este demente algún sesgo de No afirmo en ningún momento, sería un de-
filósofo? ¿El contraste continuo entre la realidad satino, que Cervantes tuvo noticia de estas cosas,
fantasiosa del caballero y la supuesta realidad real pero sí considero que formaban parte de la temá-
de Sancho constituye una propuesta de solución tica y las modas que caracterizan a cualquier épo-
al problema filosófico que desde el principio he- ca de la historia. En conclusión, luchan en la obra
mos señalado? Nada de ello y todo al mismo tiem- maestra, en igualdad de fuerzas, lo que podemos
po. Los estratos de una lectura atenta de la novela llamar realidad real y realidad ficcional. Detrás de lo
son múltiples y complejos. que vemos, como en un proceso esteganográfico,
Trataré de deslindar alguno, en la inteligencia hay otra verdad, otra realidad, y este otro estrato
de que lo que lo propongo es simplemente una lucha denodadamente para ocupar el primer lugar,
tesis poética, que tiene por respaldo lo que actual- venciendo a la obviedad.
mente se llamaría realidad virtual. Una importante aclaración metodológica es,
Hablemos pues de realidad y realidades, de lo además, tener siempre que la novela que nos ocu-

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intangible y lo incorpóreo, de lo que está a la mano pa es por derecho propio lo que la literatura nórdica
y de lo que se alcanza únicamente mediante el de Europa, tan fecunda en gestas y aventuras de
ejercicio de la fantasía y la vigencia de lo poético. El esta naturaleza, llama “Lugissaga” (transcripción
resultado será por consiguiente una realidad que fonética), una saga o narración mentida que puedo
deberemos llamar ficcional, perenne, indeleble; o no tener un trasfondo anecdótico verdadero. La
esa peculiar realidad de las grandes creaciones sorprendente introducción de un posible y genuino
del arte, oculta y desafiante. Baste recordar, por narrador original, el arábigo Cide Hamete Benen-
lo que atañe a las artes pláticas, cómo el talento geli, reafirma la voluntad artística de Cervantes de
de Panofsky supo deslindar los distintos niveles de enfrentarse al mundo circundante de muy diversas
significación de la pintura. Embozado tras los tro- y artificiosas maneras.
piezos del caballero está un sentido peculiarmente No quiero que se me quede en el tintero una
suyo de la realidad. La de Sancho es una realidad hipótesis atrevida pero muy sugerente. No es al
palmaria, patente; la plebeya presencia del mundo azar el nombre que le da Cervantes a Cide Hamete
circundante, de la cotidianeidad y la superficiali- Benengeli. Cide, pues es Cid, pero el Benengeli lo
dad. No hay efugio alguno, sólo comprobacio- explica esta tesis, quizá muy fantasiosa, pero poé-
nes confirmadas por los cinco sentidos. Pero el tica al fin, que dice que deriva de Ibn al yal (trans-
Quijote tiene un sexto y séptimo y un enésimo y cripción fonética), que significa hijo del siervo. Y
despierto sentido que, como los velos que cubren por otra parte, dicen, Cervantes tiene que ver con
la desnudez seductora de Salomé, tiene que irse los siervos, de ahí deriva su apellido. Es fascinante.
suprimiendo si se quiere llegar a la revelación. La El cambio de narrador es un recurso genial que
mente del caballero de la triste figura tiene y pade- sigue proyectando su sombra hasta nuestros días.
ce continuas alucinaciones que son otras tantas En las sagas mentidas, la voz narrativa puede ex-
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Conferencia Magistral “Las realidades en el Quijote”

perimentar estas mutaciones. Este planteamiento, lo demás, y en cierta medida colateral, la novela
que probablemente suene muy remoto, explica a de Cervantes tiene parentesco tanto con el Ciclo
mi juicio la contextura general, no sólo de esta no- Carolingio como con la Matière de Bretagne. La
vela, sino de todas aquéllas que le dieron, más que cultura cervantina está formada, en gran propor-
nacimiento, pretexto para desarrollarse y vivir. Por- ción, por novelas de caballería. Su propia expe-
que el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha riencia guerrera, sus prisiones y la mala suerte
es, a su muy peculiar manera, un poema épico, que lo acompañó fielmente proyectan una sombra
una saga alternadamente grotesca y patética, que amarga que sólo pudo superar mediante la afición
tiene entre otros precedentes – que no anteceden- suprema. Las desventuras de su héroe son, con la
tes – la Prise d´Orange y otros poemas medievales distancia de la ironía, las amargas experiencias del
del mismo tenor: el macarrónico Baldo de Folengo inmortal manco de Lepanto.
y el Morgante de Pulci. La universalidad que cobró A nadie se le oculta, desde un principio de la
muy temprano El Quijote estriba, a juicio mío, en la obra, que la percepción de lo real está bifurcada.
verosimilitud de sus personajes argumentales y las Lo que ve Don Quijote no coincide con lo que con-
expresiones orales, en la alternancia de desvarío sideramos habitualmente la realidad real. En cam-
y cotidianeidad, de insensatez y cordura. En una bio, la sensatez palurda de Sancho contribuye a
palabra, refleja fielmente la trama diaria e íntima de que percibamos, en toda su dimensión, la insania
la vida de todos y cada uno de nosotros, abismos del caballero de la triste figura y que tengamos una
y cúspides, dudas y certidumbres. visión común y corriente de lo que está sucedien-
Uno de los muchos ardides que empleó Cer- do. Los descomunales gigantes no son sino mo-
vantes en su obra indeleble es la mezcla continua linos de viento y las mozas del partido en quienes
de cuando menos dos concepciones de lo real ya Don Quijote descubre damas y princesas, denotan
planteadas al principio. Pero una observación más su verdadera posición social al no comprender el
atenta permite penetrar con más hondura en los arcaico y altisonante lenguaje del caballero, y esta
múltiples planos que recorren las andanzas del falta de comprensión se refleja en una risa burles-
aparentemente iluso caballero y su quizás cabal- ca y hueca. Donde el caballero ve ejércitos que se
mente sensato escudero. acuchillan entre sí, el escudero sólo percibe mugi-
Sin embargo, algunos críticos modernos y dores rebaños.
contemporáneos han subrayado con pertinencia Cervantes usó con una eficacia envidiable este
lo que llaman quijotización de Sancho Panza y la enfrentamiento continuo de doble cauda. Pero hay
otro factor que considerar, la gente que rodea al ilu-
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sanchización del denodado aventurero; el entre-


cruzamiento y hasta confusión de sus respectivos so señor Quijano se percata de su insensatez y se
papeles. aprovecha de ella para jugarle muy malas pasadas.
El primer matiz en el que quiero insistir, por lo La alucinación del Quijote es mucho más fuer-
que atañe al comportamiento de Don Quijote, es te que las dolorosas heridas que recibe por en-
la voluntad de renunciar a una vida gris y monó- trometido. No las causan seres de carne y hueso,
tona en pro de un desafío a su propia existencia sino gigantes o magos que son sus enemigos na-
cotidiana en la búsqueda de una realidad externa turales. Y está tan persuadido de la existencia de
que pueda respaldar y justificar su propia visión esta especie de submundo, que puede nombrar
del sentido de nuestra existencia. Contribuyeron a inmediatamente a quien lo ha dañado. En el capí-
la elección de Cervantes, sin la menor duda, las tulo XVIII de la primera parte, en vez de rebaños de
novelas en las que se muestra tan versado. Pero ovejas y carneros, el héroe ve una realidad escon-
en muy buena medida, las andanzas del caballero dida: son las huestes enemigas del gran empera-
de la triste figura son trasunto de aquellos ficticios dor Alifanfarón, señor de la grande isla Trapobana
personajes a quienes pretende superar por la fuer- y el Rey de los Garamantas, Pentapolín del Arre-
za de su brazo y su temeridad con un resultado mangado Brazo. Y así continúa denominando a los
que sólo se da cuando el arte supremo acompaña combatientes dentro de una especie de taxonomía
al ánimo creador. ilusa que, al parecer, sólo tiene sentido y acomodo
Don Quijote de la Mancha goza desde fechas para él. Pero recordemos el acierto que llegó a la
muy tempranas de una gloria inmarcesible que no cultura occidental desde el Génesis: “Lo que se
tienen los otros. Excepción hecha, quizás, de al- nombra adquiere entidad, realidad independiente.”
gunos de los caballeros de la tabla redonda, en- El mundo pues, oculta una imperceptible pre-
cabezados por el propio rey Arturo. Porque, por sencia que sólo es dada a descubrir a quien pa-
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dece la maravillosa locura de Don Quijote, porque ta aventuresca tiene ya su partitura. Desde este
puede enumerar a todos y cada uno de los ha- momento estaremos enfáticamente frente a una
bitantes de ese universo asintótico. Este hombre, realidad bifronte y verdadera, porque me niego a
emblema y representación de nuestros sueños y escatimar este nombre, equívoco por lo demás, a
nuestros deseos, tiene en su poder una facultad lo que percibe el caballero de la triste figura. En
casi divina: transformar la realidad en materia de una operación de equilibrio estructural, Cervantes
la fantasía. Y es tan profundo este poder, que en introduce el contrapeso a la fantasía, y al mismo
el momento en el que se confabulan en su con- tiempo abre las puertas a la sabiduría popular de
tra, con las mejores intenciones, las personas más Sancho, que se manifiesta sobre todo en el em-
cercanas a él y hacen desaparecer el cuarto en pleo irrestricto de refranes y proverbios.
que el hidalgo había perdido la cordura, arrastrado Quedan así enfrentados, indeleblemente, los
por la potencia superior de sus lecturas, Don Qui- delirios de la caballería medieval y la realidad po-
jote, repuesto de su postración, busca su refugio pular del siglo XVII. Precisamente por esta razón,
favorito, pero fue murado y tapiado para escon- buscar este contraste, el escudero astuto y de-
derlo. Entonces Ilama y la sobrina, que ha com- nodado, que suele aparecer en las novelas que le
prendido el matiz de la insania del jefe de la casa, quemaron el “celebro” a Don Quijote, queda ven-
le informa que se lo llevó el diablo o un encantador tajosamente sustituido por un hombre del pueblo,
que llegó nocturnamente, cabalgando una nube. que se nutre de la verdad que se encuentra en la
El caballero, remiso a ceder en su visión de la rea- plaza pública, en el trato cotidiano con los menes-
lidad, acepta esta última versión y corrige el nom- terosos, y que ocasionalmente permite filtraciones
bre, Muñatón, que le da su sobrina, diciéndole que del mundo canallesco encarnado por ejemplo, en
sin duda fue Frestón, sabio hechicero y enemigo Rinconete y Cortadillo. Para Don Quijote, sus su-
personal suyo. puestos enemigos pertenecen por definición a la
En este capítulo queda muy claro para el lec- gentuza que habita el Patio de Monipodio. Pero en
tor que el caballero tiene una alucinación inamo- sitios similares, como en la Corte de los Milagros,
vible y que por ello subordina el acontecer real a habita también la luz poética de François Villon, ca-
los dictados de ese mundo subyacente que es su nalla iluminado. Los pícaros comunes y corrientes
propia realidad. El remedio que buscaron a su lo- tienen poderes inmensos para alucinar y hechizar
cura no tuvo efecto. No sólo esto; la desaparición a los demás, pero no pueden hacer nada ante la
del cuarto, encarnación física de la caballería an- reciedumbre moral y el temple caballeresco de
dante, puesto que está representada cabalmente Don Quijote.

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en sus libros, viene a confirmar al caballero en su La magia blanca triunfa sobre la nigromancia, la
denuedo. La buena acción de aquellos personajes bonhomía, el humanismo, vencen a los truhanes y
se transforma, en el espíritu del Quijote, en una es- los malhechores.
pecie de amuleto mágico que lo va a acompañar Comúnmente se afirma que el propósito funda-
en todo momento. Ese cuarto habita en el Quijo- mental de la novela de Cervantes fue acabar con
te y se hace manifiesto en cada nueva aventura los libros de caballería, pero no se toma en cuenta
que se le presenta, como una especie de asesor al decirlo que estamos ante uno, el más importante
fantasmal cuya fuerza decuplica la admirable fan- de todos, y que el profundo conocimiento, la fami-
tasía del héroe. Llega a ser, en contra de quienes liaridad que tuvo el escritor con estas obras, queda
bien lo quieren, pero no lo comprenden, el arsenal de manifiesto, sobre todo, en el escrutinio que se
inagotable de recursos que el andante caballero hace de su biblioteca. No sólo eso, la fuerza de su
empleará para el futuro. extravío es tan grande que no se percata cabal-
Es, ni más ni menos, una transmutación de lo mente de la desaparición de un cuarto o, en todo
real en lo fantástico. Y para cumplir con todos los caso, lo atribuye a un encantamiento. La vida, las
requisitos de la caballería andante, el iluso hidalgo aventuras y las relaciones interpersonales son for-
convence a un labrador vecino para que lo acom- mas que se acercan más o menos a una especie
pañe en sus hazañas: Sancho Panza. Cito: “Hom- de transrrealidad, soporte y sostén de los datos, a
bre de bien, que este título se puede dar al que es menudo equívocos o falsos de los sentidos. La fan-
pobre, pero de muy poca sal en la mollera.” tasía quijotesca trasciende y transforma la realidad
El ser y el deber ser se toman del brazo. A partir cotidiana y uno de los procedimientos fundamenta-
de ese momento no puede extrañar al lector el de- les para lograrlo, amén de sus desmanes, es poder
sarrollo sorprendente de sus hazañas. La orques- nombrar minuciosamente a los ficticios enemigos.
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Conferencia Magistral “Las realidades en el Quijote”

¿No está lleno el imaginario europeo, desde La aventura espiritual de Don Quijote, supera con
tiempo inmemorial, de centauros, quimeras, ninfas, mucho los avatares cotidianos en que se cuela por
silfos, elfos, dragones? ¿No tiene acaso Katharine su afán de enderezar entuertos, socorrer a los me-
Briggs un enciclopédico diccionario de las hadas? nesterosos y defender a los indefensos. Su verda-
Estas obras no serían, en palabras de Bruno Bet- dera dimensión está en el descubrimiento de ese
telheim, sino usos del encantamiento. Porque si estrato posible o futurible, que puede responder
los magos, encantadores, gigantes y demás ra- victoriosamente a la frase de Shakespeare que he-
lea tienen poderes sobrehumanos, la valentía, el mos citado. Y por elemental justicia distributiva y
extravío y la temeridad de Don Quijote los vencen como una especie de concesión al sentido común,
en cualquier terreno. Tiene en su poder el arma el glotón, veraz y leal Sancho colma las medidas
más poderosa, conocer los nombres y, conside- de la relación directa –casi me atrevería a decir
ración importantísima para un cristiano, el empleo sana– con la gente, los paisajes y los objetos que
que dará a su fuerza es una forma transfigurada lo rodean, e impide –gran astucia literaria– que el
de la caridad; es la altísima calidad de las acciones arrebato del Quijote nos arrastre totalmente con-
heroicas, caballerescas, la que puede brindar un sigo.
hidalgo, no la que puede dar un santo, pero las Sin embargo, la visión de Don Quijote, por lo
dos formas colindan. que respecta a la realidad no es uniforme, y hay
Las afirmaciones de índole general suelen con- momentos en que vacilamos en la interpretación
ducir a laberintos sin salida. Se ha repetido que la al percibir falta de sinceridad en el personaje. A mi
literatura española se caracteriza sobre todo por entender, el momento culminante es el episodio de
su realismo, y parece omitirse lo que representa la cueva de Montecinos. El caballero, a quien han
la gesta del caballero. Tal vez el propio Cervantes, bajado con una cuerda a una profundidad con-
temeroso ante la magnitud inconmensurable de siderable, poco tiempo después, al regresar a la
su descubrimiento, sintió la imperiosa necesidad superficie, narra a sus interlocutores una porme-
de atemperarlo y dio nacimiento a Sancho Panza, norizada historia de lo que vio bajo tierra. El tiempo
quien en el platillo de la balanza del juicio algunas transcurrido es tan breve que hace que el bueno
veces pesa más que su propio amo, así como la de Sancho ponga en duda la veracidad de las pa-
contundencia de lo real, particularmente nuestras labras de Don Quijote, y más tarde, en el pasaje de
pasiones más profundas, nos obliga a abandonar Maese Pedro, el titerero, reitere su desconfianza.
deseos y proyectos y ceñirnos a lo posible. Pero Aquí es muy difícil deslindar cómo la captación
esta renuncia ética no tiene vigencia con Don Qui- de lo real opera en el cerebro del protagonista,
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jote. La realidad cotidiana no se cansa de castigar- porque parecen confluir en sus palabras, sin distin-
lo, pero él sigue adelante, espiritualmente indemne ción, lo real verdadero y lo real fantástico, lo tangi-
y triunfal. Los estacazos paradójicamente le duelen ble y lo inventado. Punto de intrincada hermenéu-
de una manera distinta que a cualquier mortal, a tica literaria, el lector atento – cuando menos es mi
tal grado que nos hace reflexionar en la posibilidad caso - se queda suspenso, sin saber pronunciarse
de que los viejos caballeros, sin miedo y sin tacha, acerca de la demencia, léase fantasía desbordada
hayan pertenecido a una especie sobrehumana e invasora de la cotidianeidad, que se manifiesta
porque estamos caminando sobre las arenas mo- en Don Quijote.
vedizas de lo milagroso, y lo milagroso no acata La explicación más a la mano, sería la alter-
órdenes, y transcurre en una esfera distinta de la nancia rápida de los dos polos, y tal vez sea la
realidad. correcta, pero no se puede optar definitivamente
El verbo griego μυστή, de donde deriva miste- por ella. Y no es factible hacerlo porque cohabi-
rio, significa tener los ojos cerrados, obturados. Y tan en el caballero otros matices de carácter. Los
lo misterioso apenas permite que percibamos una consejos que da a Sancho cuando va a gobernar
mínima parte de su sustancia, y nos deja en ayu- la Ínsula Barataria, muestran una cordura y una sa-
nas en torno a lo demás que lo constituye. Esta biduría humana extraordinarias. Su insistencia en
realidad formada de estratos, parece ser la misma la veracidad de lo que vio en el fondo de la tierra,
que descubre la insania del caballero de la triste en Montecinos, apuntan hacia cierta truhanería, en
figura, porque no encuentro razón válida, profunda el sentido de empecinamiento en que se acepte
para negarle el derecho a su percepción puesto su palabra y su visión del mundo a sabiendas de
que no hay un dato irrefutable que demuestre que que está mintiendo. Estas contradicciones, amén
esta realidad que tenemos enfrente sea la única. de ser profundamente humanas, contribuyen a
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Ernesto De la Peña

perfilar a Don Quijote dentro del conglomerado so- Por paradójico que pueda sonar, la realidad fic-
cial. Los duques, personajes cuya presencia oscila cional tiene una vida más duradera que la de los
entre la realidad y la fantasía, porque en ambas hombres. El caballero de la triste figura y su es-
tienen vigencia, contribuyen de burlas veras a re- cudero siguen creando una España más cabal y
calcar la coexistencia de las dos visiones. Clavileño convincente, de mayor perennidad y vuelo, que la
es la encarnación de la fantasía, y simbólicamente España real. A nosotros los hombres, bien lo dijo
su vuelo inexistente por las regiones del aire y del Catulo, “Y nosotros, una vez que se extinga una
fuego, es como el que emprenden Cervantes y su breve luz, tenemos que dormir una noche eterna.”
criatura por las rutas de la inmortalidad. La inmortalidad artística es la sombra póstuma de
los grandes. Muchas gracias.

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