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3 artista publica un nuevo libro, esta vez centra-

do en la imagen postfotográfica. Bajo el títu-


lo La furia de las imágenes su último proyecto
Joan Fontcuberta* encuentra su eje axial en esa extraña con la que
todos interactuamos, pero sobre la que queda
La furia de las imágenes. mucho por saber. Fontcuberta se centra en la
Notas sobre la postfotografía revisión del concepto de postfotografía, lo que
le sirve de pretexto para reconsiderar la figura
(Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2016) del autor y la noción de creación, así como el
papel del espectador y el de la propia fotogra-
fía como lenguaje.2
por El propósito de esta reseña no es sólo re­­
paula velasco padial** pasar dichas ideas, que configuran el plan-
teamiento teórico expuesto en La furia de las
Corre el rumor de que la fotografía ha muerto. imágenes, sino analizar desde una perspecti-
Se dice que hace tiempo que lo hizo. Y que en va crítica el diagnóstico llevado a cabo por
su lugar se ha colocado un nuevo tipo de ima- Fontcuberta. Mi objetivo será demostrar que
gen que, pese a convivir con nosotros, es una muchos de los atributos que el autor conside-
gran desconocida: la postfotografía. ra propios de la postfotografía siempre confor-
Las características básicas de lo fotográfi- maron lo fotográfico, si bien fueron obviados
co han mutado considerablemente, por lo que o carecieron de la relevancia que tienen en
apremia repensar tanto su nombre como su nuestros días. De esta manera defenderé que la
definición. Joan Fontcuberta lleva años subra- fotografía siempre ha sido escritura y lengua­
yando esta necesidad. Casi dos décadas des- je del mismo modo que es invariablemente
pués de El beso de Judas. Fotografía y verdad 1 el arte y documento. Por otra parte, plantearé
que el supuesto cambio de la esencia de la ima-
* Texto recibido el 5 de diciembre de 2016; devuelto gen fotográfica, que viraría del “esto ha sido”
para revisión el 2 de mayo de 2017; aprobado el 4 de al “yo estaba allí” no es tal, pues la subjetivi-
mayo de 2017. dad, el “para mí”, siempre estuvo incluida en
**Doctora adscrita a la Universidad de Sevilla.
http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.2017.111.2607. 2.  Años antes, en escritos previos, el autor ya anticipa­
1.  Joan Fontcuberta, El beso de Judas: fotografía y ba que “es justo considerar la fotografía como un tipo
verdad (Barcelona: Gustavo Gili, 1997). parecido de escritura, o sea, de lenguaje escrito” (55).

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280 reseñas

el proceso fotográfico. La meta será, en defini- En otras palabras, Fontcuberta propone la


tiva, probar que la necesidad de avanzar hacia superación de una fotografía que, en sus pro-
lo postfotográfico no se debe a una modifica- pios términos, era postfotográfica. Pero, tal
ción de la imagen fotográfica, sino a la supe- y como se alertaba previamente, la imagen
ración de un ideal de la fotografía que nunca postfotográfica no se define sólo en sí mis-
se correspondió con lo que ésta es. ma, sino en la relación con su entorno, y es
Para Fontcuberta el término postfotográ- en este aspecto en el que difieren principal-
fico no define imágenes determinadas, sino mente la fotografía del siglo xix de la del xxi.
un fenómeno complejo que emerge en unas Lo postfotográfico se define, en este contexto,
coordenadas espacio-temporales muy concre- por oposición a lo fotográfico. Es por ello que
tas.3 Tal y como queda aclarado en la pri­mera el autor defiende que “no presenciamos por
página de la obra, “la postfotografía hace refe- tanto la invención de un procedimiento sino
rencia a la fotografía que fluye en el espacio la desinvención de una cultura: el desmantela­
híbrido de la sociabilidad digital y que es con- miento de la visualidad que la fotografía ha
secuencia de la superabundancia visual” (7). implantado de forma hegemónica durante
Lo fotográfico ha cambiado de naturaleza, lo siglo y medio” (28).
que ha derivado en su propia metamorfosis, El autor establece como características
una mutación que supone una ruptura con su necesarias de este nuevo contexto tres fac-
pasado. El mismo autor que hace un tiempo tores fundamentales: “La inmaterialidad y
nos decía que toda fotografía era un embuste, transmitabilidad de las imágenes; su profu-
y que el buen fotógrafo era aquel que “mentía sión y disponibilidad; y su aporte decisivo a
bien la verdad” hoy asegura que: la enciclopedización del saber y de la comu-
nicación” (9). En el trasfondo de esta defini-
si la fotografía ha estado tautológicamente ción se encuentra cada lector, que participa y
ligada a la verdad y a la memoria, la postfoto- perpetúa dichos factores en su relación con
grafía quiebra hoy esos vínculos: en lo ontoló- la imagen (post)fotográfica y con su propio
gico, desacredita la representación naturalista entorno.
de la cámara; en lo sociológico, desplaza los Aquello que Fontcuberta considera intrín-
territorios tradicionales de los usos fotográ- seco a lo postfotográfico se encuentra perfi-
ficos (15).4 lado en lo que el autor denomina “decálogo
postfotográfico”,5 cuyos diez puntos destaca-
3.  En este sentido, el planteamiento de Fontcuberta
coincide con la reflexión que Robert Shore introduce 5.  Este texto vio la luz por primera vez en 2011, cuando
en Postphotography, the Artist with a Camera (Londres: se publicó en el diario La Vanguardia. Nótese cómo
Lawrence King, 2014). En su propuesta, que mantiene el editor del periódico decidió eliminar la “t” en la
paralelismos con la del autor que me ocupa, Shore publicación, mientras que Fontcuberta opta por
plantea que la postfotografía “es un momento, no un recuperarla para el capítulo del mismo nombre que
movimiento” (Shore, Postphotography, 7) (trad. de la aparece en La furia de las imágenes. Si en 2011 decidía
autora). La imagen fotográfica muta en postfotográfica seguir las recomendaciones de la Real Academia,
cuando se ve expuesta a unas condiciones específicas, cinco años después volvía a la forma latina, quizá
a saber, los tiempos que corren. con la intención de remarcar que lo postfotográfico
4. Fontcuberta, El beso de Judas, 15. es aquello que viene después de lo fotográfico.
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dos pueden resumirse en tres principios. De y transparencia:7 “Para la fotografía digital la


un lado se sitúa la figura del autor, el cual, le­­ verdad constituía una opción, no ya una obs-
jos de identificarse con quien acciona el dispa- tinación” (30). Se podría argumentar en este
rador, amplía su espectro a todos los estadios punto que la aparición del sensor digital no
del gesto fotográfico. Se evidencia, así, la hace sino constatar que la fotografía y lo real
necesidad de reformular el concepto de auto- no mantienen una relación directa. Las nuevas
ría, pues el creador ha pasado de elaborar cámaras hacen evidente la intervención de dis-
imágenes a “prescribir sentidos” (39). No sólo tintas subjetividades en la creación del objeto
eso: como segunda característica, Fontcu- fotográfico, y destierran la fe en la objetividad
berta destaca la responsabilidad de creador basada en el registro mecánico (y, por tanto,
que, en un mundo saturado de imágenes, debe objetivo) de la realidad.
adscribirse a las lógicas de reciclaje. La causa Lo que muta no es la captura, sino la
directa de esta toma de conciencia es la pro- sociedad. El nuevo público ya no cree en
liferación de propuestas apropiacionistas que la posibilidad de una fotografía no media-
enfatizan, a su vez, los transtornos que afec- da, una que emerge directamente de lo real y
tan al concepto de autoría y, en c­ onsecuencia, que debe percibirse como una ventana abier-
a la propia obra. Pero hay un elemento más ta hacia su referente. Hoy asumimos que toda
que conforma el fenómeno de lo postfotográ- captura es siempre una ficción. Como apun-
fico: su carácter inminentemente social. Este ta Fontcuberta, “la cuestión no estribaba en
aspecto, potenciado por las redes socia- que la fotografía digital también podía men-
les, desdibuja los límites ya de por sí difusos tir, sino en cómo la familiaridad y facilidad
entre lo público y lo privado, y acaba situan- de la mentira digital educaba la conciencia
do la imagen como un elemento indispensa- crítica del público” (30). El cambio de esta-
ble de la comunicación, un lenguaje universal tus de nuestra relación con la imagen foto-
a partir del cual nos definimos y nos rela- gráfica, iniciado por la primera incursión del
cionamos. avance tecnológico,8 se hace definitivo cuan-
Con una clara intención ilustrativa, Font-
cuberta vuelve la vista atrás para situar el origen tal y como la fotografía precisa de un fragmento de
del término. La década de los años noventa, lo real en el que gestarse. Para profundizar en esta
con sus reflexiones en torno a la posmoderni- categorización se recomienda la lectura de Charles
dad y los avances tecnológicos, fue la que vio S. Pierce, ¿Qué es un signo?, trad. Uxía Rivas, 1999,
wwunav.ex/jep/signo.htm/.
nacer la idea de lo postfotográfico. El punto
7.  El hecho de que una imagen fotográfica se entienda
de inflexión se gesta cuando el píxel sustitu- como una manera de atender una realidad de la que
ye al nitrato de plata. Esto supone un nuevo no somos testigos más que en su representación
desafío, pues el formato digital termina de una tiene mucho que ver con esta idea de transparencia.
vez por todas con las ideas de indexicalidad6 Esta forma de entender lo fotográfico, que es parte
del denominado realismo fotográfico, la planteó
6.  La propuesta de una fotografía basada en la idea Kendall Walton en “Transparent Pictures: On the
del índice nos remite directamente al pensamiento de Nature of Photographic Realism”, Critical Inquiry
Charles Sanders Peirce (1839-1914). En su reflexión 11, núm. 2 (1984).
sobre los signos, el pensador asegura que el índice 8.  El autor trabaja este tema con mayor detenimiento
está físicamente vinculado con aquello que representa, en una obra previa, titulada La cámara de Pandora. La
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do entra en escena lo que Fontcuberta consi- la mayoría de las tomas elaboradas en los albo-
dera una “segunda revolución digital”. Esta res de lo fotográfico estaban destinadas a servir
transformación se debe al desarrollo general como ventana a otras realidades, y que la difi-
de internet y, en concreto, a la aparición y el cultad de un procedimiento cuasi alquímico
incremento del uso de las redes sociales. Pre- hacía que la imagen sólo fuese asequible para
cisamente es este factor el que lleva al autor a unos pocos, pero tan pronto como comenzó
redefinir lo fotográfico: para él, “la postfoto- el proceso de democratización de la fotogra-
grafía no es más que la fotografía adaptada a fía se inició su uso como elemento autodefi-
nuestra vida online” (39). La imagen pasa de nitorio y social.
ser un instrumento para la memoria9 a cons- No se puede negar que fotografiar ha ido
tituir una de las vías principales de comunica- cobrando peso en la manera en la que nos re­­
ción y relación interpersonal. lacionamos con nuestro entorno. Sin embar-
“Si la fotografía nos hablaba del pasado, go, considero que yerra al plantear que la
la postfotografía nos habla del presente, por- imagen ya no se hace para ser vista. Es posi-
que lo que hace justamente es mantenernos en ble que el peso que la imagen tenía como evo-
un presente en suspensión, eternizado” (114) cadora de la memoria propia haya menguado
señala el autor. Esta línea argumental inci- en la misma proporción en la que se ha incre-
de en la idea de que la fotografía ejerce de mentado el número de capturas que tomamos.
­aliada de la memoria, mientras que la postfo- Un retrato nunca ha sido para uno mismo,
tografía suprime esta necesidad del recuerdo sino para los demás. La imagen fotográfica
para primar su función como lenguaje. El con- siempre ha sido social. Si, con Dubois pensa-
traste entre los tiempos verbales que se atribu- mos en el gesto fotográfico como un proceso
yen a cada modelo hace pensar que la fotografía que va desde que se gesta la idea de la po­sible
nunca sirvió para narrar presentes, y que en la captura hasta que dicha toma es percibida (y
postfotografía no hay lugar para la evocación. en ocasiones compartida) por su público se
Sin embargo, la fotografía ya nació impregna- evidencia que la construcción de la imagen
da de esta voluntad social.10 Bien es cierto que queda ligada inevitablemente a su compo-
nente social. En la actualidad, la importancia
fotografí@ después de la fotografía (Barcelona: Gustavo recae en esta última fase, pero porque el peso
Gili, 2010). En este libro examina las características del gesto fotográfico se ha desplazado hacia
de un nuevo modelo de fotografía en contraste con ella, y disminuye la trascendencia de la que
el arquetipo tradicional de esta imagen. Plantea cues-
previamente gozaba el referente.
tiones que también están presentes en la obra que me
ocupa, como, por ejemplo, que “la fotografía digital
Por este motivo considero que la afirma-
es consecuencia de una economía que privilegia la ción “las fotos pasan a actuar como ­mensajes
información como mercancía […]. Tiene como que nos enviamos unos a otros. Antes la foto-
material el lenguaje, los códigos y los algoritmos”. grafía era una escritura, ahora es un lengua-
9.  Ya en 2010 anticipaba esta ruptura con el recuerdo: je” (119) puede llevar al error. Del mismo
“La fotografía ha estado tautológicamente ligada a
la memoria y en la actualidad se empieza a quebrar
ese vínculo” (27). del mundo la imagen fotográfica ha ocupado un puesto
10.  Desde que el gobierno francés decidió liberar importante en nuestras relaciones interpersonales. Así
el invento de Daguerre como un regalo para el resto se evidencia en la charla “Vernacular Photography”.
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modo que Fontcuberta defendía en sus pri- turas de manera inmediata. Se fomenta así la
meras obras que la fotografía era siempre “arte creación y el consumo de imágenes de manera
y documento”, hoy es necesario defender que constante, un fenómeno que parece ser un hito
toda captura es siempre “escritura y lenguaje”. sin precedentes en la historia de la fotografía.
Pero esta aclaración está en la propia formula- Esta democratización de la imagen pone
ción que realiza el autor, ya que la escritura es en jaque varias ideas que se creían parte indi-
una de las formas del lenguaje. Si antes limi- sociable de lo fotográfico. Una de ellas queda
tábamos la fotografía a su función de escritu- expuesta por Fontcuberta: “La aparición del
ra no era porque no fuese esa lengua universal Homo photographicus nos permite hablar de
que hoy intuye Fontcuberta, sino porque aún una revolución de los aficionados que nece-
no habíamos descubierto sus posibilidades. sariamente pasa por una revisión de la figura
La alteración de la manera en la que nos del amateur” (117). El hecho de que cualquie-
relacionamos con la imagen hace que Font- ra pueda formar parte del proceso fotográfico
cuberta inserte un nuevo peldaño en la escala y salir más o menos airoso del mismo ha hecho
evolutiva: el ocupado por el Homo photogra- que los profesionales redefinan su estrategia.
phicus.11 La transformación principal radica en Ya no se puede asociar lo que tradicionalmente
que hoy “todos somos productores y consumi- se ha conocido como una “buena foto” al ojo
dores de imágenes” (32). Hoy los dispositivos experto, al tiempo que el propio concepto de
de telefonía móvil giran en torno a la cámara “buena” o “mala” fotografía se ha diluido. Las
y su principal aportación es compartir las cap- características estéticas de la imagen resultan-
te, aquellas que previamente definían su éxito
11.  ¿Cuánto hay del Homo ludens de Flusser en el o su fracaso, han sido relegadas al olvido por
Homo photographicus de Fontcuberta? El primero la mayoría de los artistas. Fontcuberta consi-
consideraba que el fotógrafo no podía considerarse dera que el valor de creación se ha trasladado
Homo faber pues “no juega con sino contra su juguete a un nuevo nivel, en el que lo importante no
[…] El fotógrafo está dentro del aparato y entrela-
son los valores estéticos que posee la imagen
zado con él” (Vilém Flusser, Hacia una historia de
la fotografía [Madrid: Síntesis, 2001], 28). El gesto por sí misma, sino en “la capacidad de dotar a
fotográfico descrito por este autor considera aparato la la imagen de intención y de sentido, en hacer
cámara, pero también los canales de distribución, que la imagen sea significativa” (53).
ya que “El fotógrafo participa en esta codificación. Ya La importancia de esta aserción radica
al tomar la foto, tiene como objetivo destinarla a un en que, tal y como se plantea en el capítu-
canal específico del aparato de distribución, y codifica
lo dedicado a la adopción digital, en la era de
su imagen en función de ese canal […] Y lo hace así
por dos motivos: por una parte, porque el canal le
la infoxicación el fotógrafo debe hacer acopio
permite llegar a muchos receptores y, por otra, porque de su responsabilidad y plantear su creativi-
el canal es su sustento (Flusser, Hacia una historia de dad desde la ecología de las imágenes. Desde
la fotografía, 52). La idea de Flusser es muy cercana esta óptica, la artisticidad se desplaza del pro-
a la de Fontcuberta, pues considera que el fotógrafo ceso de producción a “la prescripción de los
es aquel que, sin saber las reglas que articulan la valores que puedan contener o acoger las imá-
cámara (ya que se trata de un juguete complejo, como
genes” (54). El concepto de acogida, cercano
advierte en su texto), elabora una imagen y la utiliza
en un canal concreto para llegar al máximo número al de apropiación, es sumamente interesante.
posible de receptores. En primer lugar, porque se une a la tendencia
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a desafiar la idea romántica de autoría. Pue- gen siempre superpone miradas: las miradas
de parecer que la fotografía llega demasiado de quienes la producen y las miradas de quie-
tarde a esta tendencia, pero no debemos olvi- nes la observan. Podemos considerar, especula­
dar que una gran parte de su historia se basó tivamente, que toda imagen concita también
en demostrar justamente lo contrario: que el la superposición de autorías” (125). Su pos­tura
fotógrafo imprimía, de facto, valores estéticos es muy cercana, tal y como él mismo señala,
ajenos a lo real, motivo por el cual la imagen a la de Jauss.14 Sin embargo, y dado el peso
fotográfica podía proporcionar una experien- que el propio autor otorga a las redes sociales
cia estética en sí misma y no en la percepción y a la dotación de significado, se echa en falta
indirecta de un instante congelado.12 En esta una crítica a esta estética de la recepción, en
propuesta se advierte, además, un ligero viraje la que el público goza de mayor libertad, pero
hacia una estética de la recepción. Tal y como sin dejar de ser quien pone punto y final a una
podemos leer en las páginas del libro que nos reflexión que otro ha comenzado. Sería intere-
ocupa, “la noción de autoría basada en la indi- sante apostar de lleno por una nueva estética
vidualidad y en el genio retrocede ante los pro- y, tras aceptar el desafío, eliminar de una vez
yectos en equipo de autoría compartida y no por todas las fronteras que separan al autor del
jerarquizada, ante la proliferación de obras coautor, porque todo coautor se torna autor
colectivas e interactivas, pero, sobre todo, ante cuando decide volver a poner en funciona-
la concepción del público, ya no como mero miento la imagen a la que otro ya dotó de sig-
receptor pasivo, sino como coautor” (55). nificado al distribuirla en sus redes sociales.
Fontcuberta introduce la figura de un Pero volvamos a la idea de adopción
público activo, implicado por completo en el pues, como señalábamos, pone en jaque otro
proceso de gestación de la obra. Puesto que,
tal y como se ha visto y siempre según el autor, 14.  Hans Robert Jauss abogó por un cambio de
crear una imagen es prescribirle un sentido, el paradigma en el cual la estética de la creación fuese
superada por una estética de la recepción. Jauss no fue
gesto de decodificación con el que el especta-
el primero en plantear la necesidad de acabar con la
dor se hace partícipe del proceso fotográfico pasividad del espectador, pero su pensamiento, reco-
implica necesariamente ser partícipe de dicha gido en obras como Experiencia estética y hermenéutica
creación.13 En sus propias palabras, “una ima- literaria: ensayos en el campo de la experiencia estéti-
ca (Madrid: Taurus, 1964) fue clave para el desarrollo
12.  A este respecto cabe señalar el artículo de Dominic de esta teoría. En dicho libro plantea que “Al involucrar
Lopes, “The Aesthetics of Photographic Transpa- al propio observador en la constitución del objeto
rency”, en el que defiende la posibilidad de aunar estético (pues, a partir de ahora, la poiesis supone un
la teoría de la transparencia fotográfica desarrollada proceso en el que el receptor se convierte en co-creador
por Kendall Wallton. de la obra) el arte libera a la recepción estética de su
13.  Estas ideas se venían gestando desde obras ante- pasividad contemplativa, H. R. Jauss, Experiencia
riores. Volviendo a La cámara de Pandora se puede estética y hermenéutica literaria: ensayos en el campo
leer que el principal cambio que supone la imagen de la experiencia estética (Madrid: Taurus, 1992).
digital no se encuentra en las derivaciones técnicas de Es precisamente esta intervención en la creación de
la imagen, sino en “una nueva conciencia crítica por la obra la que interesa a Fontcuberta. Al plantear la
parte de los espectadores. O sea, lo verdaderamente fotografía como lenguaje se hace necesario que exista
revolucionario en el cambio de paradigma que se hace un receptor capaz de decodificar el mensaje original
efectivo en la esfera de la recepción” (64). para darle una nueva significación.
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elemen­to clave a la hora de pensar lo foto- photographicus. Fontcuberta reflexiona sobre la


gráfico, también relacionado con el concep- era selfie, modelo de fotografía que sirve como
to de auto­ría. La patria potestad de la imagen excusa para repensar la manera en la que nos
puede ser reclamada por cada una de las sub- relacionamos con las imágenes y a partir de
jetividades que forman parte del proceso de ellas. El texto plantea entonces la necesidad
creación15 y, precisamente por esto, Fontcu- de modificar lo que hasta entonces se consi-
berta defiende el término adopción. Así queda deraba la esencia de lo fotográfico: sustituir el
expresado en el texto: “Podemos adoptar una noema “esto ha sido” por un “yo estaba allí”.16
imagen como se adopta una idea, una ima- Este matiz interfiere también en la finalidad
gen que hemos elegido porque tiene un valor con la que se crea la imagen: “no queremos
determinado: intelectual, simbólico, estético, tanto mostrar el mundo como señalar nues-
moral, espiritual o político. En este caso no se tro estar en el mundo” (87). Esta afirmación,
trata de transmitir a la imagen un nuevo esta- una de las más novedosas, potentes y trascen-
tuto jurídico, sino más bien de preescribirle dentes de La furia de las imágenes deriva, una
un estilo de vida, de pensamiento o de con- vez más, en un callejón sin salida. Y lo hace
formidad con lo que la imagen transmite de en los términos que el propio autor reconoce:
acción” (60). igual que el selfie ya existía, el “esto ha sido”
“Adoptar es, por tanto, el acto de elegir, contiene necesariamente un para mí, lo que
no un intento de poseer la imagen” (60). nos remite a un indispensable “yo estaba allí”.
No acaba aquí la reflexión que plantea La Hay una idea que cruza transversalmente
furia de las imágenes en lo que respecta al Homo esta reflexión sobre la postfotografía: la sospe-
cha de que la imagen ha superado la reali-
15.  Ariella Azoulay también plantea esta cuestión dad. Dicha suspicacia aparece formulada en
desde un enfoque político en su obra The Civil los últimos capítulos, en los que se plantea
Contract of Photography (Cambridge: mit Press, que “las fotografías no se limitan a dar cuen-
2008). En dicha obra, la problemática queda
ta de cada mínimo fragmento del mundo,
expuesta en los siguientes términos: “There is
something that extends beyond the photographer’s sino que lo rebasan” (184). Si esta afirmación
action, and no photographer, even the most resulta familiar es porque deriva en las teorías
gifted, can claim ownership of what appears más conocidas del pensamiento posmoder-
in the photograph. Every photograph of others bears no. Es fácil ver la influencia de Baudrillard
the traces of the meeting between the photographed y, sobre todo, de Debord entre sus palabras.
persons and the photographer, neither whom can,
Fontcuberta parece lanzarnos hacia las con-
on their own, determine how this meeting will be
inscribed in the resulting image” (“Hay algo que se
sideraciones que aparecen en La sociedad del
extiende más allá de la acción del fotógrafo, y ningún espectáculo: “el espectáculo no es un conjunto
fotógrafo, ni siquiera el más dotado, puede reclamar de imágenes sino una relación social entre las
la propiedad de aquello que aparece en la fotografía.
Cada fotografía de los otros atestigua las trazas del 16. En La cámara de Pandora Fontcuberta ya adelantaba
encuentro entre las personas fotografiadas y el fotó- la importancia que tendría la imagen en la definición
grafo, ninguno de los cuales puede, por sí mismo, del individuo. Con la afirmación “hoy existimos gracias
determinar cómo sera inscrito este encuentro en la a las imágenes: imago, ergo sum” (Fontcuberta, La
imagen resultante”), en Azoulay, The Civil Contrat cámara de Pandora, 17) estaba anticipando su propia
of Photography, 12. definición del Homo photographicus.
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personas mediatizada por las imágenes” (38). aprehendido indirectamente, y como tal debe
Si lo que define a la postfotografía es precisa- percibirse. Se echa en falta, no obstante, una
mente cómo la imagen “se convierte” en un mayor profundidad en la reflexión en torno a
lenguaje básico para las relaciones sociales, el lo que este nuevo modelo supone, tanto para
nuevo modelo de fotografía queda, salvando la imagen en sí como para la apreciación de la
las distancias, irremediablemente ligado a la realidad.
propuesta del autor francés. Pese a ello, Font- La furia de las imágenes plantea la necesi-
cuberta proclama: “Nos adentramos en una dad de dejar atrás todo lo que creíamos saber
nueva metafísica visual en la que sujeto y obje- sobre la fotografía para adentrarnos en una
to se confunden en la misma medida en que nueva forma de entender la imagen. Lo que
acontecimiento e imagen se confunden. Es la viene después de la fotografía rompe con los
hora del acontecimiento-imagen” (179). ideales que se han forjado en torno a este
La postfotografía se muestra, en este arquetipo de representación, pero no por ello
momento, como una representación que se supone abandonar lo fotográfico en pos de un
adueña de la realidad hacia la que apunta y modelo que se ajuste mejor a los tiempos que
modifica nuestra experiencia de lo ocurrido corren. Si es necesario dar un nuevo nombre
sin llegar a extinguir el aura de lo real. Por- a la fotografía no es porque ésta haya cambia-
que, en el fondo, el fragmento de lo ocurri- do, sino porque nunca fue lo que pensamos.
do que constituye una fotografía como tal La fotografía no ha muerto, porque un ideal
debe estar presente, por muy encriptado que no puede morir. Simplemente se ha desvela-
esté en el código de la imagen. Fontcuberta do su verdadera forma.
cuestiona una vez más la posibilidad de cono- El ideal de la fotografía continúa remitien-
cer lo real mediante la fotografía pero, pese a do a ese instante en el que la cámara registra
la complejidad de este asunto, dicha proble- lo real, pero en la construcción de este tipo de
mática queda despacha­da en una simple fra- imágenes siempre han participado otros ele-
se: “La postfotografía no impugna los valores mentos, otros factores que hoy se reivindican
de la fotografía documental, como han malin- cada vez con más fuerza. En resumidas cuen-
terpretado algunos, sino que insufla energías tas, los cambios en elementos externos a la
renovadoras en metodologías y enfoques. El imagen fotográfica (la tecnología, con su desa-
modus operandi puede cambiar, pero persiste rrollo de la fotografía digital y las redes socia-
la voluntad de entender la realidad y sus ten- les, el modelo de relaciones interpersonales)
siones. La postfotografía simplemente amplía acaban afectando el esquema básico del gesto
el marco de herramientas para esa labor” (179). fotográfico porque modifican elementos que,
Se puede interpretar esta defensa del uso aun siendo sólo una fracción de lo fotográfico,
documental de la fotografía, más cuando ésta suponen un cambio radical en la imagen. Sin
viene de Fontcuberta, como una llamada de embargo, como parece entreverse en las pala-
atención hacia la forma que tenemos de rela- bras de Fontcuberta, lo que ha cambiado no es
cionarnos con la imagen. El acontecimien- la fotografía, sino la sociedad. Y tratar de defi-
to-imagen es aquel que sólo existe porque es nir la fotografía desde fuera de sí misma, y no
imagen, de tal manera que se desvirtúa como en sí misma y en relación con lo demás, siem-
realidad, pero ofrece la oportunidad de ser pre ha sido problemático.
re señ a s 287

Como el propio autor anticipa desde el ce respuestas, pero nos da la excusa perfecta
subtítulo de su obra, el texto ante el que nos para seguir cuestionándonos qué sucede con
encontramos no es más que una recopilación la fotografía y qué papel tiene en una sociedad
de ideas y datos. Fontcuberta no nos ofre- cada vez más mediada por la imagen.

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