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Actas
Autoridades
Facultad de Humanidades y Artes
Decano: Prof. José L. Goity
Vicedecano: Arq. Salvador D. Randisi
Secretaria Académica: Dra. Liliana I. Pérez
Escuela de Letras
Directora: Mg. Marcela Zanin
Editor responsable:
Escuela de Letras (Facultad de Humanidades y Artes, UNR)
Entre Ríos 758, Rosario, Argentina
2013
ISSN: 2314-2421
Presentación
Tengo el enorme agrado de presentar los trabajos leídos por estudiantes de Letras en
ocasión de las II Jornadas Estudiantiles de Escritura e investigación “Cuando escribir es
investigar”, organizadas por la Escuela de Letras y realizadas durante los días 12 y 13 de
septiembre de 2013.
Tal como ocurriera en las I Jornadas, realizadas en 2012, estudiantes y docentes
compartimos un espacio común de trabajo, escucha y diálogo; fuimos partícipes del encuentro
de trabajo y producción académica proveniente de las distintas áreas que componen la carrera
de Letras, en un espacio productivo de intercambio.
El entusiasmo de los estudiantes en las diferentes etapas de producción de sus trabajos
y la calidad de las ponencias presentadas (con la asistencia invalorable de los profesores que
avalaron su tarea) nos dan el impulso para esta nueva edición, para la publicación de estas
actas, y para pensar, además, en modos que puedan optimizar el funcionamiento de los
próximos encuentros.
En los trabajos aquí presentados volvemos a leer una motivadora diversidad;
diferentes temas, diferentes perspectivas y orientaciones teóricas le dan cuerpo a una
experiencia real de intercambio y discusión anclada en la generosidad de todos los
participantes. Experiencia que nos ratifica el valor de propiciar, entre los estudiantes, el
desarrollo y la difusión de la producción escrita -siempre a partir de la reflexión de sus
escrituras críticas- en tanto que ésta resulta, inevitablemente, en una maduración de sus
capacidades creativas y en la proyección de diferentes instancias de investigación y de lo que
será, en un futuro cercano, ejercicio profesional.
Agradezco, así, a todos los estudiantes que han participado, por el modo en que han
participado, por la colaboración en las Jornadas y por la rápida respuesta a la hora de las
correcciones para la publicación.
Finalmente, quiero destacar las excelentes conferencias de las profesoras de la Escuela
de Letras: la Dra. Norma Desinano y la Dra. Mónica Bernabé, quienes nos han acercado sus
trabajos para esta publicación, y a quienes agradezco muy especialmente. Y por supuesto, un
agradecimiento especial a todos los profesores que han colaborado con las ponencias de los
estudiantes, no sólo en las instancias de elaboración sino, fundamentalmente, por su presencia
respetuosa como oyentes y sus generosas intervenciones.
El presente trabajo responde a mi desempeño como ayudante-alumna en la materia Socio y Psicolingüística de
la carrera de Letras (Facultad de Humanidades y Artes, UNR.
1
Corredor Lanas, Cristina. Filosofía del lenguaje. Una aproximación a las teorías del significado del siglo XX.
Madrid: Visor, 1999, pág. 23.
2
Eagleton, Terry. Ideología. Una introducción. Trad. de Jorge Vigil Rubio, Barcelona: Paidós, 2005, pág. 251.
3
El concepto de ‘Zona de Desarrollo Potencial’ es clave para comprender esto. Vygotski introduce dos
conceptos: el ‘Nivel de Desarrollo Actual –reúne actividades que el chico es capaz de realizar por sí mismo– y el
‘Nivel de Desarrollo Potencial’ –reúne las actividades que el niño puede realizar con ayuda–. De la distancia
entre estos dos niveles nace la ‘Zona de Desarrollo Potencial’, que es la zona del aprendizaje por excelencia, ya
que en ella surge la aspiración a un nuevo estadio dentro del proceso evolutivo.
4
Azcoaga, Juan E.; Derman, Berta; Frutos, Walter M. Alteraciones del lenguaje en el niño. Rosario: Editorial
Biblioteca Departamento de Publicaciones de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, 1971, pág. 22.
El conocido lingüista Roman Jakobson, entre 1939 y 1945, escribió una serie de
ensayos sobre los trastornos afásicos, reunidos posteriormente en un libro titulado Lenguaje
infantil y afasia. Del griego ‘a-’: “sin” y ‘phásis’: “palabra”, la afasia es la alteración en el
dominio de alguna de las habilidades del lenguaje -la expresión y/o la comprensión– como
consecuencia de un daño neurológico. A principios del siglo de XIX, se incrementó
considerablemente la descripción del habla de pacientes con este tipo de alteración lingüística;
sin embargo, no se supo muy bien qué hacer con todos esos datos. Más adelante, a comienzos
de la década de 1860, el médico francés Paul Broca asoció la incapacidad de hablar con
lesiones en un área determinada del cerebro. A su vez, en 1874, el neurólogo y psiquiatra
alemán Carl Wernicke identificó otra zona cerebral vinculada a los problemas ligados a la
comprensión. Estos hallazgos dieron lugar a la distinción entre las denominadas ‘afasia
motriz’ y ‘afasia sensorial’, respectivamente. Para Jakobson esta discriminación es
insuficiente puesto que no da cuenta del funcionamiento del lenguaje en uno y otro caso; por
lo que “…los deterioros del lenguaje observados en la afasia pueden considerarse como
formando un desorden general de una única dimensión”. 5 La motivación que lo acerca hacia
el estudio de esta patología se debe a que estima que “Los lingüistas se interesan por el
lenguaje en todos sus aspectos –el lenguaje en actividad, el lenguaje considerado en
movimiento, el lenguaje en su estado naciente, el lenguaje en disolución”.6 Argumenta que la
lingüística es la disciplina más competente para el estudio de alteraciones de este tipo, puesto
que conoce el funcionamiento normal del código lingüístico. Por este motivo, Jakobson
insiste en clasificar desde este campo del saber los trastornos afásicos, de modo que se apele a
la existencia de un criterio homogéneo y se evite tropezar con falsas interpretaciones. Decide
tratar las afasias desde una perspectiva cualitativa y se vale de la siguiente justificación:
En la época del otro período –cuando la lingüística sólo desempeñaba un papel menor en
el estudio de los trastornos del lenguaje- nacieron ciertas concepciones entre los no
lingüistas, que revelan, por decir las cosas claras, una despreocupación total en cuanto al
aspecto lingüístico de la patología del discurso (…). Por desgracia, muchos psicólogos
han acabado creyendo que la afasia no presenta más que un único tipo, y que las
diferencias que se pueden encontrar entre las diversas variedades de perturbaciones
verbales no son nunca cualitativas, sino simplemente cuantitativas (…). Pero para ser
capaces de contar seriamente es preciso saber lo que se está contando. Sería inútil contar
sin haber definido características cualitativas, sin disponer de una clasificación de las
unidades y las categorías que hay que contar.7
5
Jakobson, Roman. “Hacia una tipología lingüística de los trastornos afásicos”. En Lenguaje infantil y afasia.
Trad. de Esther Benítez, Madrid: Ayuso, 1974. 175-206, pág. 182.
6
Jakobson, Roman. “La afasia como problema lingüístico”. Op. Cit. 139-174, pág. 141.
7
Jakobson, Roman. “Tipos lingüísticos de afasia”. Op. Cit. 207-234, pág. 210-211.
A partir de aquí, establece una diferenciación entre dos tipos de trastornos afásicos.
Señala que el lenguaje tiene un doble aspecto, puesto que para hablar hay que seleccionar y
combinar. Si la primera capacidad es la que se ve dañada, es propicio hablar de un trastorno
de la semejanza en el eje paradigmático -polo metafórico del lenguaje-; en cambio, si es la
segunda capacidad la disminuida, cabe hablar de un trastorno de la contigüidad en el eje
sintagmático -polo metonímico del lenguaje-. En el primer caso, el afásico pierde la
‘capacidad de conmutación del código’, no puede buscar sinónimos, ni heterónimos ni
expresiones equivalentes en otros idiomas; en cambio, el contexto8 es fundamental: “Cuanto
más dependan sus palabras del contexto, más éxito tendrán sus esfuerzos de expresión”. 9 En
el segundo caso, lo que se ve alterado es el contexto, o mejor dicho, “…la facultad de
combinar entidades lingüísticas simples para constituir otras más complejas…”,10 esto hace
que en la frase se manifiesten desorganizaciones sintagmáticas. Jakobson explica que en las
afasias lo relevante no es la capacidad de producir o percibir sonidos, sino el valor lingüístico
que se les otorga, y en este aspecto reside el quid de las cuestiones afásicas.
Si bien las descripciones de las patologías hechas desde la medicina separan entre
trastornos del habla y del lenguaje, en general no emplean criterios cualitativos para hacerlo ni
explicitan en ningún momento en qué medida se puede hallar comprometida la subjetividad
del hablante. Asimismo, si bien es alentador que Jakobson como lingüista se haya ocupado de
los trastornos afásicos y haya contribuido a lograr un orden para poder pensar las operaciones
del lenguaje involucradas en las afasias, lo cierto es que al igual que los enfoques científicos,
presenta limitaciones a la hora de deliberar acerca de la incidencia de un trastorno de esta
índole en la constitución de la subjetividad. Si bien atiende al impacto que provoca la afasia
en las unidades lingüísticas –morfema, sintagma, frase, discurso–, desatiende el impacto que
produce en el sujeto. Al respecto, el hecho de que cifre la disolución del lenguaje en el afásico
como un espejo de la adquisición, en el sentido de que el afásico perdería primero los últimos
elementos lingüísticos que ha adquirido, da cuenta de que el lenguaje se entiende de modo
acotado: Jakobson hace a un lado su dimensión subjetiva, lo cual no le deja advertir la
distancia que separa a un afásico de un niño: una criatura que todavía no ha adquirido el
lenguaje, no se encuentra subjetivada por él, es decir, no tiene conciencia de ‘yo’, recién se
encuentra comenzando su proceso de socialización y sus relaciones con la palabra del otro, de
8
Por ‘contexto’ se entiende un contexto estructural y exclusivamente lingüístico, referente a los distintos niveles
y no a un contexto socio-cultural, o sea que el morfema es contexto del fonema, la palabra es el contexto de los
morfemas y la frase, contexto las palabras.
9
Jakobson, Roman. “Dos aspectos del lenguaje y dos tipos de afasia”. En Halle, Morris; Jakobson, Roman.
Fundamentos del lenguaje. Trad. de Carlos Piera, Madrid: Ayuso, 1973, pág. 7. [Disponible en internet].
10
Jakobson, Roman. Op. cit., pág. 11.
…si el niño ha sufrido un traumatismo o tumor cerebral después de los 4-5 años de edad,
las manifestaciones clínicas que presentará en este orden de cosas serán las que
corresponden a un adulto afectado por una lesión similar (…). Pero si la lesión (…) [se
presenta] dentro del primer año de vida, el niño no consigue organizar la elocución del
lenguaje y como consecuencia, su desarrollo se caracterizará por la falta de expresión
oral. En ambos casos, se ha comprometido el analizador motor verbal, pero la diferencia
reside en la existencia o no de lenguaje integrado.11
De todas formas, cabe destacar que tampoco estos profesionales tienen en cuenta la
incidencia del lenguaje en la subjetividad, ya que para ellos, “…el desarrollo del lenguaje en
el niño es un proceso biológico, dotado de leyes internas, con etapas principales y con los
correspondientes indicadores de esas etapas”.12 Consideran que una afección del lenguaje
puede derivar en una complicación u obstáculo para el aprendizaje de tipo más abstracto,
complicación sometida a variación según la gravedad del caso. Sin embargo, si la capacidad
lingüística se encuentra alterada, no habría mayores inconvenientes para los aprendizajes de
tipo concreto ¿Realmente importa si hay aprendizaje concreto cuando lo primero que debe
aprender el niño es a vivir y actuar en sociedad? ¿Se puede interactuar sin lenguaje, es decir,
sólo manejando ‘conocimientos concretos’? ¿Es posible que haya sujeto sin lenguaje?
Para responder esta serie de preguntas, se hace necesario cambiar la perspectiva de
análisis sobre él: la socio y la psicolingüística proporcionan una mirada ventajosa en este
sentido. Ellas, en su intención de superar un análisis estanco y disciplinar, a la hora de hacer su
interpretación sobre el lenguaje, logran combinar las dimensiones comunicativa y epistémica,
propias del tercer paradigma. Desde este punto de vista, el lenguaje no vehicula sólo un mensaje
confeccionado según reglas del código, sino también información social -edad, sexo, zona de
pertenencia, etc.- e incluso emocional -estados de ánimo-. El lenguaje no es un simple
instrumento de comunicación sino condición por la que el ser humano se constituye en sujeto
11
Azcoaga, Juan E. et al. Alteraciones del lenguaje en el niño. Rosario: Editorial Biblioteca Departamento de
Publicaciones de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, 1971, pág. 67.
12
Azcoaga, Juan E. et al. Op. cit., pág. 27.
social e individual. El lenguaje no es aquello que siempre dominamos sino aquello que en
ocasiones nos domina y, en este sentido, acudiendo al psicoanálisis, cabe preguntarse si
hablamos un lenguaje o si acaso es él quien nos habla. El lenguaje no es medio sino condición
de conocimiento. Entonces, teniendo en cuenta la cantidad de direcciones en que disemina, ¿es
lícito pensar en que un trastorno del lenguaje implique sólo una afección de tipo lingüístico?
En verdad, podríamos pensar en la existencia de una dinámica interna entre el proceso de
subjetivización y el lenguaje, dinámica que en algunos casos lleva a que haya síntomas en el
lenguaje provenientes de problemas derivados de las dificultades de subjetivización; y viceversa.
Dado esto, podríamos cuestionar la clasificación clásica o usual de las patologías del
lenguaje. Estaríamos en presencia de una de ellas sólo cuando la constitución del sujeto se ve
afectada por alguna ‘falla lingüística’, o bien, cuando la ‘falla lingüística’ es signo de una
complicación dada en la dimensión subjetiva. Desde este punto de vista, la sordera, por
ejemplo, no sería una patología. En cuanto a los anacúsicos e hipoacúsicos, la mayoría de los
médicos coinciden en señalar que sólo pueden relacionarse con los elementos más concretos y
directos del ámbito cultural, en tanto que carecen del pensamiento abstracto o bien de matices
que sólo posibilita el lenguaje. Sin embargo, esto puede ser cuestionado ya que los sordo-
mudos no están por fuera de una relación con el signo lingüístico. De hecho, investigaciones
actuales en las que se utilizan mapeos cerebrales demostraron que el cerebro se vale de
‘plasticidad compensatoria’ y que la corteza auditiva -región cerebral que normalmente
procesa el sonido- de las personas sordas, no se ocupa del sonido:
…. La corteza auditiva de los sordos que leen los labios realmente empieza a responder a
movimientos de la boca (…). Del mismo modo, la corteza auditiva de las personas sordas
que se comunican mediante el lenguaje de los signos empieza a responder a movimientos
de las manos.13
Igualmente, las personas con deficiencia mental o con Síndrome de Down, tampoco
padecerían una patología lingüística, puesto que se encuentran subjetivados por el lenguaje,
razonan y se comunican gracias a él.
En definitiva, las patologías del lenguaje no remiten sólo a problemas de tipo
biológico ni plantean relaciones mecánicas y universales entre lo natural y lo simbólico: a tal
lesión, tal patología lingüística, sino que involucran también la dimensión psico-social del
sujeto, y esto sucede porque el lenguaje participa activamente en su constitución: el sujeto se
constituye en y por el lenguaje. A modo de cierre, corresponde señalar que los matices de la
13
Blakemore, Sarah-Jayne; Frith, Uta. Cómo aprende el cerebro. Las claves para la educación. Trad. de Joan
Soler, España: Ariel, 2005, pág. 224.
Azcoaga, Juan E. et al. Alteraciones del lenguaje en el niño. Rosario: Editorial Biblioteca
Departamento de Publicaciones de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, 1971.
Blakemore, Sarah-Jayne; Frith, Uta. Cómo aprende el cerebro. Las claves para la educación.
Trad. de Joan Soler, España: Ariel, 2005.
Corredor Lanas, Cristina. Filosofía del lenguaje. Una aproximación a las teorías del
significado del siglo XX. Madrid: Visor, 1999.
Eagleton, Terry. Ideología. Una introducción. Trad. de Jorge Vigil Rubio, Barcelona: Paidós,
2005.
Jakobson, Roman. Lenguaje infantil y afasia. Trad. de Esther Benítez, Madrid: Ayuso, 1974.
---------------------. “Dos aspectos del lenguaje y dos tipos de afasia”. En Halle, Morris;
Jakobson, Roman. Fundamentos del lenguaje. Trad. de Carlos Piera, Madrid: Ayuso,
1973. [Disponible en internet].
Lemos, Claudia. “Interrogando la noción de desarrollo: el caso de la adquisición del
lenguaje”. (Trad. Norma B. Desinano), 1998, S/D.
--------------------. “Procesos metafóricos y metonímicos: su estatuto descriptivo y explicativo
en la adquisición de la lengua materna”, 2000, S/D.
Quintanar-Rojas, Luis. “Breve historia del estudio de las alteraciones del lenguaje”. Revista
Española de Neuropsicología 4 (2002): 7-14. [Disponible en internet].
Rivière, Ángel. La psicología de Vygotski. Madrid: Visor, 1988.
Vygotski, Lev. Pensamiento y habla. Trad. de Alejandro Ariel González, Buenos Aires:
Colihue, 2007.
Presentación…………………………………………………………………………... i
Conferencia Dra. Mónica Bernabé: “La cuestión del espacio en el límite de la 241
literatura”………………………………………………………………………
Conferencia Dra. Norma B. Desinano: “El rol del lector / evaluador en la escritura 252
del otro”………………………………………………………………………..