4

El retorno de lo reprimido: Los com-
plejos discursivos y el complejo-psi.
Jan Parker 147
Discurso, orden social y relaciones de
poder. U na propuesta y su ejemplifica-
ción en el discurso sobre la maternidad.
Margot Puja[ y loan Pujo[ 165
Una aproximación al Análisis del Discur-
so desde la Teoría de la Enunciación.
Agnes Vayreda 185
Información 203
Repression comes back: Discursive
complexes and psi-complex.
Jan Parker 147
Discourse, social order and power
relationship. A proposal and an
exemple about maternity.
Margat Puja[ y loan Pujo[ 165
An approach to Discourse Analysis
from Enunciation Theory.
Agnes Vayreda
Information
Métodos cualitativos en Psicología Social: Presentación
Qualitative method in Social Psychology: Presentation
RESUMEN
El artículo presenta un debate entre
los métodos cualitativos y los cuantitati-
vos desde tres posiciones: una posición
defensiva, una posición propositiva y una
posición práctica. Este debate es una
185 estrategia para definir la metodología
cualitativa y para presentar una reflexión
crítica sobre la metodología en Psicolo-
203
gía Social. El artículo describe también
las características básicas de cuatro mé-
todos concretos: la etnografía, el análisis
narrativo y autobiográfico, el análisis
conversacional y el análisis del discurso,
presentando al tiempo las contribuciones
de los distintos autores y autoras a este
número monográfico.
Palabras clave: Metodología Cuali-
tativa; Psicología Social; Etnografía; Aná-
lisis Narrativo y Autobiográfico; Análisis
Conversacional; Análisis del Discurso.
Lupicinio Iñiguez Rueda
Universitat Autonoma de Barcelona
ABSTRACT
A debate between qualitati ve and
quantitative methods from three different
positions, a defensive position, a
propositive position and a practica! posi-
tion, is presented. The debate is used asan
strategy to define the qualitative method-
ology and offers too a critica! reflection
on methodology in Social Psychology.
The author also describes the main ele-
ments of four specific methods: Ethnog-
raphy, Narrative and Autobiography
Analysys and Discourse Analysis, and in
addition, the contributions of the authors
to the present special issue.
Key words: Qualitative Methodol-
ogy; Social Psychology; Ethnography;
Narrative and Autobiography Analysis;
Conversational Analysis; Discourse
Anal y sis.

l. INTRODUCCIÓN.
Dicen Denzin y Lincoln (1994) en el prefacio al «Handbook» de Investi-
gación Cualitativa que en las últimas dos décadas se ha producido una
importante revolución en las Ciencias Sociales. No es extraño por ello que
también en los últimos años comience a identificarse un «nuevo ambiente» en
Psicología Social: Algunas posturas disidentes, en lo teórico y en lo metodológico,
se oyen más y se escuchan con mayor atención. Este efecto se aprecia más
intensamente en lo que respecta al análisis empírico de los procesos sociales,
dónde, por ejemplo, el peso de los métodos experimental y correlaciona! se ve
cada vez más compensado por el uso de métodos cualitativos. Esto viene

Unitat de Psicologia Social. Facultat de Psicologia. Edifici B. Universitat Autonoma de Barcelona.

08193 Bellaterra (Barcelona). Tfn. 93-5812874. Fax: 93-5812324.
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Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995 Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995

6 Métodos cualitativos en Psicología Social: Presentación
dibujando un contexto que podríamos calificar de disputa entre los enfoques
cuantitativos en la investigación y los enfoques cualitativos. Jesús lbáñez
(1992) lo ha llamado «la 'guerra' incruenta entre 'cuantitativistas ' y
'cualitativistas '. Constituye sin duda un síntoma de la transformación que la
Psicología Social está viviendo después de la «crisis» (lbáñez, 1992). Hay que
reconocer, no obstante, que ésta no es la única vía de salida que se está
dibujando, aunque sí una de las que muestra mayor consistencia.
Esto no debe llevar a suponer que el uso de métodos cualitativos se haya
generalizado. Todavía se enseña a profesores/as y estudiantes de manera
mayoritaria que los métodos cuantitativos, sobretodo los experimentales, son
los estándares de una ciencia sistemática (Jensen y Jankowski, 1993). Mirar
cualquier manual de métodos de investigación en Psicología Social proporcio-
na una buena prueba de ello: lo habitual es encontrar que lo más próximo a los
métodos cualitativos sea el Análisis de Contenido y la presentación de las
técnicas de entrevista, aunque no enmarcadas dentro de un método cualitativo
(véase por ejemplo Clemente, 1992, entre los últimos aparecidos). Una expe-
riencia similar se produce si se vuelve hacia cualquier monografía psico-social:
véase por ejemplo el número monográfico de Psicología Social de la revista
Psicothema (1993) en el que se observa una dominacia absoluta de los métodos
cuantitativos.
Una de las características más definitorias en este tipo emergente de
corriente post-crisis es la de su fuerte apuesta por la metodología cualitativa.
Pero, ¿de qué hablamos cuando decimos 'metodología cualitativa'? Para evitar
interpretaciones equívocas, conviene precisar cuál es el sentido que va a tener
aquí el uso de los términos metodología, método y técnica.
Sugiero entender por metodología la aproximación general al estudio de
un objeto o proceso, es decir, el conjunto de medios teóricos, conceptuales y
técnicos que una disciplina desarrolla para la obtención de sus fines. En
palabras de Taylor y Bogdan (1984: 15) «el término metodología designa el
modo en que enfocamos los problemas y buscamos las respuestas. En las
ciencias sociales se aplica a la manera de realizar investigación. Nuestros
supuestos, intereses y propósitos nos llevan a elegir una u otra metodología.
Reducidos a sus rasgos esenciales, los debates sobre metodología tratan sobre
supuestos y propósitos, sobre teoría y perspectiva».
Por método entenderemos los caminos específicos que permiten acceder
al análisis de los distintos objetos que se pretenden investigar. Engloba todas
las operaciones y actividades que, regidas por normas específicas, posibilitan
el conocimiento de los procesos sociales.
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
--1
Lupicinio /ñiguez Rueda 7
Reservaremos, finalmente, la denominación de técnicas para los procedi-
mientos específicos de recogida de información. Los procedimientos específi-
cos no son necesariamente en sí mismo cuantitativos o cualitativos, la diferen-
ciación en cualquier caso provendrá de su enmarque en un método específico.
Las discusiones y los debates se simplifican en buena medida cuando se
introducen estas distinciones. Éstas son indudablemente útiles porque permiten
asumir que cuando debatimos las cuestiones relativas a técnicas o a métodos,
no estamos únicamente discutiendo sobre si optamos por unas alternativas o por
otras, sino sobre opciones que vienen claramente definidas por dimensiones
teóricas y epistemológicas; todo debate en este contexto se basa en posiciones
epistemológicas opuestas (Henwood y Pidgeon, 1992).
2. EL CONTEXTO.
Es imprescindible mantener el debate abierto. El campo de la investiga-
ción social es, como dice Hammersley (1993), una zona de guerra en la que
compiten paradigmas basados en concepciones muy diferentes pero, precisa-
mente por ello y mientras las diferencias prosigan, el debate debe estar abierto.
Se puede convenir que para mantener este debate las posiciones de partida
deben estar claras. Presentaré aquí algunas de estas posiciones, sin ánimo de ser
exhaustivo, que permiten ciertos debates en algunas direcciones y dejando claro
que la investigación cualitativa son muchas cosas distintas, pero por lo menos
son dos, como dicen Denzin y Lincoln (1994): un compromiso con alguna
versión de la aproximación naturalista e interpretativa, y una crítica continua a
la política y a los métodos del positivismo.
2.1. Una posición defensiva.
El uso de métodos y técnicas cualitativas en Psicología Social ha estado
acompañado de críticas que, resumiendo mucho, se han centrado en su presunta
falta de objetividad, la imposibilidad de reproducción de sus resultados, la falta
de validez, etc, en definitiva, que se trata de un tipo de actividad más próxima
a la literatura que a la ciencia. Estas críticas colocaron a quienes practicaban
estos métodos en una situación de inferioridad y de falta de reconocimiento.
Con frecuencia estas críticas mostraban más las consecuencias de posiciones
prejuiciosas que las ganas de entrar en un debate serio sobre los antecedentes
y las consecuencias teóricas y epistemológicas de las prácticas cualitativas
emergentes.
Paradójicamente, los métodos cuantitativos no eran problematizados
jamás (Cherry, 1995). Su uso es lo correcto y la única forma de hacer ciencia
y ser científico/a. La transmisión de conocimientos, la formación de nuevos/as
profesionales ha asegurado el mantenimiento de este presupuesto.
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
8 Métodos cualitativos en Psicología Social: Presentación
Pero, con el tiempo, relegados y relegadas a la periferia de la comunidad
científica, algunos y algunas profesionales de las Ciencias Sociales comenza-
ron un tímido contraataque consistente en poner sobre la mesa el análisis de las
prácticas científicas dominantes, a la luz de las propias reglas que dichas
prácticas decían seguir. No extrañe pues lo de «posición defensiva» en el título
de este apartado, como dicen Ruiz de Olabuénaga e Ispizúa (1989: 16) «esta
defensa de la alternativa cualitativa de la metodología investigadora refleja,
no pocas veces, la impaciencia y el resentimiento de quien se ha visto expulsado
y rechazado por los mentores de la ciencia que han estigmatizado a la
metodología cualitativa y a sus seguidores como colectivos de científicos de
segunda categoría y de aficionados más que de auténticamente profesionales».
Esta práctica permitió identificar los principales puntos débiles de la
investigación cuantitativa redibujando así un contexto, un escenario, en el que
poder iniciar de verdad un debate sobre la metodología en Ciencias Sociales.
No me estoy refiriendo a ningún autor o autora en particular, sino más bien
a una actividad conjunta que permitía, como digo, redefinir el debate. Los
elementos principales de esta acción han sido fundamentalmente: la crítica a la
medida en las Ciencias Sociales, la crítica al empiricismo y el énfasis en la falta
de coherencia interna en la investigación cuantitativa.
(A) ALGUNOS PROBLEMAS REI.ACIONADOS CON I.A MEDICIÓN
En primer lugar, los métodos cuantitativos en Psicología Social, y en las
Ciencias Sociales en general, descansan en la medición como resulta obvio. El
problema radica en las características y las implicaciones que ésta tiene
(Cicourel, 1964). En efecto, muchas de sus implicaciones son problemáticas y,
sin embargo, no están suficientemente consideradas. Una de las más importan-
tes es la segmentación, en pocas palabras, el comportamiento social no puede
ser ni segmentado ni dividido puesto que es un flujo; pero toda medida implica,
ineludiblemente, troceamiento y segmentación (Harre, 1979).
No obstante éste es tan sólo uno de los problemas que podríamos citar: el
nivel de medida y sus condicionantes y consecuencias, las características de las
distintas teorías de la medida que circulan sobretodo en las Ciencias Humanas,
son algunos otros.
Citaré también, con J.lbáñez (1991), el que la medición en Ciencias
Sociales está desarrollada de tal modo que implica la separación del sujeto que
mide y el objeto medido: «En física clásica -mesofísica-, la medición deja de
lado el dispositivo de medida y el sujeto que mide: es posible alcanzar la
objetividad, cruzando intrasubjetividad e intersubjetividad [. ..]. En física
relativista -macrofísica-, el sujeto que mide y el dispositivo de medida son
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
Lupicinio /ñiguez Rueda 9
modificados por el sujeto medido, y en física cuántica -microfísica- el sujeto
que mide y el dispositivo de medida modifican el objeto medido (incertidum-
bre). En el primer caso, el sujeto (observador) y el dispositivo de medida son
exteriores al objeto medido: en los dos segundos casos hay que considerarlos
interiores. El juego del lenguaje «estímulo/respuesta» aplica en ciencias
sociales el enfoque clásico de la medida» (p.60).
Aún más generalmente, se podría aludir también al dispositivo que las
versiones dominantes en las Ciencias Sociales han construido, convirtiendo a
la medición y a la cuantificación en el ejemplo supremo de objetividad y
neutralidad que ignora que, como dice J.lbáñez (1985: 109) «la medición es una
operación subjetiva: más aún, es la marca de la subjetividad. No hay medición
si no hay sujeto que mide. El mundo medido es el mundo visto y manejado desde
la perspectiva de un sujeto. No es posible una medición objetiva».
(B) ALGUNAS CRÍTICAS AL EMPIRICISMO
En segundo lugar, existe una tendencia sistemática en la investigación
social cuantitativa al empiricismo en su versión más desnuda y clara. La
producción de datos en la investigación social de carácter cuantitativo es
vertiginosa adquiriendo día a día niveles de sofisticación elevadísimos. Con
mucha frecuencia esta progresión se realiza a costa de la potencia teórica en la
que se sustentan, y se esconde tras un artefacto, muy sutil, que el mismo em-
piricismo radical ha logrado instituir. Me refiero, evidentemente, al valor de
verdad que toda producción cuantitativa de datos tiene, sólo por haber sido
obtenidos mediante formas o procedimientos muy elaborados y analizados con
las más sofisticadas y complejas técnicas de análisis de datos. Dejemos no
obstante a la Sociología del Conocimiento un estudio más detallado de este
proceso y de estas consecuencias.
Otra de las características que se desatienden con frecuencia es la
minimización de las distorsiones inherentes al uso de los métodos cualitativos,
distorsiones provenientes de los instrumentos que se usan, de los prejuicios de
los/as investigadores/as y del contexto social en el que se produce la práctica
científica concreta.
(C) FALTA DE COHERENCIA
En tercer y último lugar, señalaré la falta de coherencia interna en la
investigación cuantitativa. Meehl (1967, 1978, 1986) introdujo una bomba en
el seno mismo de los métodos cuantitativos cuando señaló un mecanismo
«perverso» particular: toda hipótesis nula es falsa puesto que la diferenciación
es una característica intrínseca de las personas de dónde se desprende que sea
rechazada o aceptada la hipótesis nula siempre puede ser atribuido directamente
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
10 Métodos cualitativos en Psicología Social: Prese11tació11
a la imperfección de los métodos utilizados. En relación a ello, aumentar la
precisión de los procedimientos siempre conduce a un aumento de la probabi-
lidad de encontrar una diferencia significativa en la dirección que prevee la
hipótesis; es decir, la confirmación que se obtiene es extraordinariamente débil
y lo es, paradójicamente, tanto mayor cuanto más preciso es el instrumento que
se utilice. Este planteamiento introduce, al menos, dudas razonables en relación
a la testabilidad en Ciencias Humanas y Sociales y son tanto más relevantes
cuanto que han sido dificultades señaladas desde el interior mismo de los
métodos cuantitativos.
2.2. Una posición propositiva.
Hasta ahora, he presentado argumentos favorables a la investigación
cualitativa desde una posición que en el título anterior denominé «defensiva».
Hay que proceder a presentar argumentos en positivo para precisar aún más el
contexto de la discusión.
La división cuantitativo/cualitativo (división entre «numerería» y «pala-
brería» como dijo en feliz expresión J.Ibáñez, 1985) enmarca suficientemente
cualquier reflexión metodológica que se quiera realizar, no sólo en Psicología
Social, sino también en el conjunto de las Ciencias Humanas y Sociales. De
hecho, la típica y ya clásica reflexión sobre «los dos métodos», correlaciona! y
experimental, magistralmente tratada en nuestro entorno en el memorable
trabajo de Al vira et al. (1979), quedaría sumida en el contexto más específico
de la tradición metodológica cuantitativa («numerería»), que domina en
Psicología Social. Esta nueva demarcación amplía sin duda alguna los márge-
nes de la discusión que se pueda mantener entre perspectivas teóricas y
metodológicas distintas en esta disciplina, así como en el ámbito general de las
Ciencias Sociales.
En efecto, la tradicional alusión a «los dos métodos», podría ser posterior
a la clasificación de las «dos metodologías» en las Ciencias Sociales. No puede
ser, sin embargo, una simple clasificación descriptiva, ni una estigmatización
maliciosa. Ha de tenerse en cuenta que la problemática que está detrás de esta
polémica pertenece necesariamente a un ámbito epistemológico, lo que propor-
ciona una nueva y distinta dimensión a la de una discusión en términos
estrictamente metodológicos.
Para este debate epistemológico, remitiré a algunas obras recientes como
las de Banister et al. ( 1994), Hammersley ( 1992), Henwood y Pidgeon ( 1992),
Ibáñez ( 1992), Patton ( 1980), Ruiz de Olabuénaga e Ispizúa ( 1989), Schwartz
y Jacobs ( 1984), y a los capítulos correspondientes del «Handbook>> de investi-
gación cualitativa (Denzin y Lincoln, 1994), y a otras más «clásicas» como las
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, 11º 112, 1995
Lupicinio lñiguez Rueda 11
de Blumer ( 1969) o Giddens ( 1967), por lo que voy a centrarme solamente en
un aspecto muy particular: el de la relación teoría-método.
En los últimos años domina un cierto «eclecticismo» en sectores impor-
tantes de las Ciencias Sociales por lo que respecta a los métodos de investiga-
ción. «Todo vale» podría ser una especie de seña de identidad para ciertas
concepciones de lo que ha de ser la investigación, en dónde parece que
cualquier procedimiento es compatible con cualquier cosa, y cualquier método
con cualquier teoría. A modo de ilustración, entre la literatura producida en
castellano o traducida al castellano podemos encontrar este planteamiento en
Cook y Reichardt (1982), en Latiesa (1991) o en Pérez Serrano (1994). Esta
última autora afirma, por ejemplo, que «debemos partir del supuesto de que
ningún método se halla libre de prejuicios y que sólo nos podremos aproximar
un poco más a la verdad a través del empleo de métodos y técnicas variadas»
(p.55) o que «se puede afirmar que los atributos de un paradigma no se hallan
inherentemente ligados a los procedimientos de investigación cualitativos ni a
los cuantitativos» (p.61 ).
Aquí defenderé una postura radicalmente distinta, aunque de ella no se
vaya a desprender necesariamente la consecuencia de que no se pueda utilizar
ningún método cuantitativo en ninguna circunstancia, ni en ningún modo se
deba concluir la preeminencia de ciertas técnicas sobre otras. Se trata simple-
mente de una postura que supedita el método a la teoría. Como dicen Goetz y
LeCompte (1984:57) «los marcos teóricos, sistemas conceptuales y orienta-
ciones filosóficas van indisolublemente unidos a todas las fas es de investiga-
ción con independencia de si el hecho de que se utilicen sea consciente y
explícito o inconsciente e implícito. Cualquier proceso de indagación, cientí-
fico o no, tiene lugar en el contexto de las experiencias personales de quien lo
realiza, de unas normas socioculturales generales y de ciertas tradiciones
filosóficas. Todo ello contiene supuestos acerca de la naturaleza de la realidad,
del conocimiento y de los valores que interactúan con los constructos de la
ciencia social en que el investigador enmarca su trabajo. Los métodos de
investigación y las opciones metodológicas son parte integral de los sistemas
teóricos empleados por el investigador. Por ello, nuestra exploración general
del diseño de la investigación tiene como marco la teoría».
Es ampliamente asumida la convención de que los datos empíricos tienen
una gran importancia en la práctica científica. A pesar de la amplitud y la
generalidad de este acuerdo, siempre aparece un problema cuando se trata de
ver qué papel juegan exactamente los datos en este proceso. A este respecto, se
pueden distinguir dos orientaciones, que representan formas particulares de ver
cuál es esa relación y cuáles son los problemas implicados.
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, 11º 112, 1995
12 Métodos cualitativos en Psicología Social: Presentación
En la primera orientación a los datos se les confiere tal importancia que
su acumulación constituye el corpus teórico mismo de la disciplina. Desde este
punto de vista, la relación teoría/método descubre características particulares:
las distintas ciencias utilizan métodos concretos para recoger y analizar datos
de los que extraen cierto número de conclusiones que apoyan la teoría. Tal y
como señalan Al vira et al. ( 1979), entre la teoría y la metodología se establece
una relación particular estructurada recursivamente: por un lado el tipo de
problemas a investigar determina los métodos a utilizar y, por otro, el uso de
métodos concretos influye fuertemente en la solución de estos problemas.
En la segunda, el problema de la relación teoría/método se ubica en el
ámbito general de sus implicaciones epistemológicas. En el sentido de esta
segunda orientación, no parece conveniente negar la posibilidad de «hacer
ciencia» de lo inobservable, ni que los observables sean elementos incontesta-
bles ni que la mayor cantidad de datos empíricos que confirman una teoría
aumenten su veracidad (Ibáñez, 1985); sin embargo, parece aconsejable asumir
que la teoría y «la realidad» están relacionadas, y que no puede establecerse una
independencia absoluta entre ellas (Ibáñez, 1985; Gergen, 1985).
Sin olvidar que podría ser posible un acuerdo sobre la importancia de los
datos empíricos, las consecuencias de la segunda aproximación al problema son
importantes: (a) La preponderancia del marco teórico sobre los datos. Es
decir, no es tan importante ni tan determinante la decisión sobre los métodos
como el marco teórico del que surgen. La experimentación es, desde esta
perspectiva, un método capaz de generar resultados más satisfactorios que los
que generaría una epistemología positivista sin recurrir a la experimentación,
como señalaba lbáñez ( 1985). Las propuestas teóricas en la elaboración de los
métodos determinan sus resultados y esto probablemente más que a la inversa.
(b) La reflexión sobre la eficacia de la metodología establecida, unida a las
carencias de la teoría, proporciona la oportunidad de elaborar métodos «alter-
nativos» para el análisis de los procesos sociales como aparecen ya en algunas
de las «orientaciones críticas» de la Psicología (lbáñez, 1985). Quizás los
métodos cualitativos están recogiendo esta posibilidad.
Aunque afirmar que todo método, y las técnicas de recogida de informa-
ción, desembocan necesariamente en su análisis, sea tan obvio, esta afirmación
es de gran valor pues en ella se encierran algunos de los problemas metodológicos
y teóricos más sintomáticos. Efectivamente, sea cual fuere el tipo de método y
consiguientemente el tipo de análisis, este proceso es indispensable considerar-
lo en el contexto general de la relación teoría/método. No basta dar por supuesto
que esto es así, ni ignorar su importancia pues las carencias e incluso la falta total
de relación entre ellos lleva a sesgos, cuando no a errores típicos: en la
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
Lupicinio /ñiguez Rueda 13
investigación cuantitativa su ignorancia se ve compensada por una pretendida
rigurosidad y sofisticación del método, y en la investigación cualitativa por la
trivialización de la reglas y las normas de la interpretación.
En esta relación estoy defendiendo la idea de la supeditación de la teoría
al método. El método, la instrumentación necesaria para la recogida de
información y el análisis de datos, son elementos importantísimos que no
debemos minimizar pero creo que hay que otorgar a la metodología, a la teoría
y a la epistemología un lugar preponderante en la práctica de la Psicología
Social.
Esta pretensión es la que ya se encuentra presente en los debates contem-
poráneos en Psicología Social (Banister et al., 1994). Cada día observamos cómo
aumentan las discusiones sobre diferentes métodos, y cómo crece el uso de los
métodos cualitativos. Esta prácticas se presentan habitualmente como alterna-
tivas a muchos de los problemas teóricos y metodológicos planteados en la
Psicología Social tras la «crisis» (lbáñez, 1992; Parker, 1989). Efectivamente,
cuando asumimos la ineludible relación entre teoría, método y resultados,
ponemos de manifiesto una de las características más obvias de la investigación
en Ciencias Sociales: la interacción entre las características del objeto y las
propiedades del método. Es decir, si algo se ha puesto de manifiesto tras la
«crisis» (Ibáñez, 1992) de la Psicología Social, aunque no sólo en Psicología
Social, es la dimensión simbólica de lo social y el papel que juegan los
significados en todo proceso social.
Si se comparte este aspecto, entonces se muestran como más adecuados
todos aquellos instrumentos analíticos que descansan en la interpretación.
Por otra parte, al considerar la recuperación de las más antiguas dicotomías
presentes desde la emergencia de las Ciencias Sociales, estos procedimientos
se adecúan también mejor al buscar la comprensión de los procesos sociales,
más que su predicción, o si se prefiere, al buscar dar cuenta de la realidad social,
comprender cuál es su naturaleza, más que explicarla. En buena medida, al
ubicar el debate en estos parámetros, pierden fuerza las críticas estereotipadas
(y con frecuencia, poco fundamentadas como hemos comenzado a ver) que la
investigación cualitativa recibe en términos de falta de objetividad, falta de
validez, trivialidad o relativismo.
2.3. Una proposición práctica.
Inicialmente el uso de métodos cualitativos penetró más por la investiga-
ción aplicada que por la investigación básica. En las últimas dos décadas ha
habido un notabilísimo aumento en el uso de métodos cualitativos en la
investigación de políticas de aplicación social (Ritchie y Spencer, 1994 ). Pero,
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
14 Métodos cualitativos en Psicología Social: Presentación
dejando de lado a la Antropología, dentro de las Ciencias Sociales, esta
penetración fue más importante probablemente en la investigación educativa
que en ninguna otra área (Goetz y LeCompte, 1984; Cook y Reichardt, 1982;
LeCompte, Millroy y Preissle, 1992; Pérez Serrano, 1994; Santos Guerra,
1990).
Una mención especial merecen, no obstante, los métodos de evaluación.
En ese ámbito la expansión de los métodos cualitativos ha sido espectacular,
paralela a las transformaciones que la noción misma de evaluación ha ido
construyendo (Patton, 1980).
Esto no podrá ocultar que la aplicabilidad ha emergido en muchas
ocasiones como resultado de la presión institucional de falta de recursos para
la investigación (Silverman, 1993). Con todo, en esos casos los efectos quizás
hayan sido menos perniciosos que los que provienen de haber instituido formas
de intervención que acaban por imponer «expertos sociales» a la población.
Afirmaciones como las hechas hasta ahora en este apartado ocultan sin
embargo otra forma de conceptualizar el carácter práctico de la investigación
cualitativa. Que una investigación de esta clase pueda ser instrumental resulta
obvio: cualquier técnica sirve a los objetivos de obtener cierta clase de
información, del mismo modo que distintas estrategias de análisis pueden
constituirse en útiles para determinadas pretensiones. Pero la posición práctica
fundamental de la investigación cualitativa radica en su carácter intrínsecamen-
te práctico, debido a las asunciones teóricas que requiere, la imagen de persona
y de lo social que implica. La metodología cualitativa está comprometida con
el cambio y la transformación, y no sólo en el sentido que la investigación
participativa ha dado a esta idea, sino también en el carácter generativo de las
teorías. Su reconocimiento de la naturaleza socialmente construida de la
realidad, la difuminación de la frontera sujeto/objeto, es decir la íntima relación
entre el/a investigador/a y lo que se estudia, da a toda investigación realizada
bajo los parámetros cualitativos un carácter de intervención intrínseca; cómo
orientarla, es un problema no obstante, cuya solución sólo podremos encontrar
a la luz de una valoración ética y una consideración política. Convengo con
Silverman (1993) que antes de ser «legislador» de los cambios, los investiga-
dores y las investigadoras deben ser facilitadores de los cambios que movilicen
la capacidad innovadora de la gente.
3. LAS CONTRIBUCIONES.
Lo que se ha pretendido en el apartado anterior es describir algunos
parámetros de una reflexión crítica sobre la metodología en Psicología Social,
que permita entender las aportaciones a este monográfico.
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
lupicinio /ííigucz. Rueda 15
En él, se ofrece una panorámica del uso de metodologías cualitativas en
Psicología Social. Dado el auge que este tipo de trabajo ha adquirido tras el
período de la «crisis» de la Psicología Social, sería imposible ofrecer una
muestra exhaustiva. No se introducen investigaciones realizadas en el marco de
métodos como la investigación-acción, el estudio de casos, la «grounded
theory», ni los métodos interpretativos de los grupos de discusión u otras
técnicas grupales.
Se presentan, por tanto, descripciones metodológicas y estudios empíricos
concretos en cuatro direcciones básicas, representativas de estas <<nuevas
formas de hacer»: (a) la etnografía, (b) el análisis narrativo y autobiográfico, (c)
el análisis conversacional y (d) el análisis del discurso -de diferente factura.
(a) La Etnografía.
La Etnografía que originariamente se desarrolló en el seno de la Antropo-
logía Cultural, es probablemente la forma básica de investigación cualitativa
(Hammersley y Atkinson 1983, 1995). En el seno de la Antropología, se han
escrito etnografías de distintas sociedades, culturas y grupos, algunas tan
clásicas como la de Malinowski. Poco a poco, sin embargo, los estudios
etnográficos se expandieron hacia contextos y grupos menos alejados espacial
y culturalmente pudiéndose encontrar ahora etnografías de nuestros entornos
sociales más inmediatos. En la actualidad las aportaciones metodológicas y
técnicas de la etnografía se aplican en distintas situaciones por parte de
etnógrafos/as provenientes de distintas disciplinas desde las Ciencias Sociales,
como en el caso de la Psicología Social, hasta las Ciencias de la Salud (Boyle,
1994).
La Etnografía, para la Antropología, no era un método sino un producto.
Pero la recuperación que las Ciencias Humanas y Sociales han hecho de ella,
asumiendo las formas, los procedimientos y el punto de vista de los estudios
etnográficos originarios, sí que la ha instituido en proceso, en método, y en uno
de los más importantes entre los cualitativos (Hammersley, 1990).
Cu.ando se entiende más como proceso que como producto, y debido
también a las aportaciones de la investigación fenomenológica más tradicional,
suele denominarse «investigación etnográfica» (Goetz y LeCompte, 1984) o
«de tipo etnográfico» como Sánchez-Candamio hace en este número
monográfico. Esta acepción aproxima la Etnografía a otros métodos cualita-
tivos, pero fundamentalmente se refiere a la participación del/a investigador/a
en la vida cotidiana de la gente en un período largo de tiempo, observando,
escuchando, hablando con la gente, en definitiva, recopilando cualquier infor-
mación disponible sobre las cuestiones objeto de investigación. Esta concep-
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
 16
Métodos cualitativos en Psicología Social: Presentación
ción extendida de Etnografía ha permitido un amplio abanico de diseños de
investigación (Boyle, 1994; Hammersley y Atkinson, 1995; Werner y Schoepfle,
1987a, 1987b) y de técnicas de investigación específicas (Briggs, 1986;
Porter,1994; Spradley, 1979).
En nuestro pais la investigación etnográfica ha entrado sobretodo de la
mano de la investigación educa ti va (Goetz y LeCompte, 1984; Velasco, García
YDíaz deR ada, 1993; Wood. , 1986) aunque se llan p1·e entado otro contextos
de aplicación corno lo medios de com unicación de masas (Morley y Silver
S_tone 1993). La aportación de Sánchez-Candamio a este monográfico e un
eJe1:11plo de la aplicabilidad de lo estudio etn gráficos a ámbito psico-
so~1ales . _Con_ ~an clruidad y conci ión, describe la características del proceso
de mvestigac1onelnográfica y expli ca una aplicación concrela, la evaluación de
un progr~~ de inserción laboral. Es te e tudio ilustra suficiente n1ente qué tipo
de aportac1on puede ofrecer la Etnografía en eJ ámbito de la Psicología s cial.
(b) Análisis Narrativo y Autobiográfico.
«Contar historias es lo que hacemos con nuestros materiales de investi-
gnción Y los que los/as infornumtes hacen con nosotros» Riessman, 1993).
~s to ~s Jo_ ~ue es~ e~ la ~ase del análi sis nanativo, tomru· como objeto de
m vest1gac10n la hi tona l111sma. Un ca o pruticular del análisis narrativo es el
del análisis de las narrativas personales o autobiográficas.
Es este un ámbito de investigación marcadamente interdi ciplin ar. Pode-
~os encontrar entre los/as diferentes analistas de la narración person as prove-
ruentes de muy di versas di ciplin a de las Ciencias Sociales como la P. icolocria
(Bruner, 1986, 1990;Sarabia, 1985, 1986), la SocioJogía(Ro enwaldyOchbe~cr
1992~ y la Hi toria(Folguera, J994; Marinas y San tamaría J993; White, l 98;
por citar algunos/a de ello y alguna contribuciones ilustrati vas. El núcleo
fuerte, ~in embargo, habría gue buscarlo en el «giro>> narrati vo producido en tas
humamdades como puede verse en el impacto de autore como Bajtin Barthes
o Ricoeur. · '
~l an_álisis narrativo tiene que ver con cómo la gente interpreta sus propfa
~xpenencias y con la manera de hacer una interpretación sistemática de estas
mterpretaciones (Riessman, 1993). A pesar de valerse de los procedimientos
comunes en todo análisis de textos, desde la semiótica, la hermenéuti ca 0 Ja
retórica basta el análisis del di cur o, el análisis narrativo e distancia de otros
pro~edi~i ento~ por u énfasis en Ja experiencia de la propia gente y en el
caracter 10tenc10naJ de la agencia humana y porque lo que los/as analistas
persiguen bá ican1ente es ver cómo Ja historia y la cultura determina las
narraciones de Jos/as agente .
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
Lupicinio flíig11ez Rueda 17
Las contribuciones de Serrano y García-Borés en este monográfico
representan sendos trabajos de _análisis narrativo en el_ contexto discip~i~~r de
la Psicología Social. Serrano afirma que este planteamiento abre la pos1b11Idad
«de comprender lo que un conjunto de voces nos dicen acerca de la realidad
social y cultural». Y en efecto, su artículo es un «manual» de la perspectiva
narrativa que muestra con rigor las características de los discursos narrativos y
de los autobiográficos enmarcándolos en la corriente interpretativa.
Por su parte García-Borés presenta un estudio empírico concreto: el
análisis crítico de la reeducación en las cárceles. Este trabajo utiliza las historias
de vida como fuente fundamental, y las complementa con otra técnica original,
que denomina Técnica de Refrendación de Texto.
(c) Análisis Conversacional.
El Análisis Conversacional (Atkinson y Heritage, 1984; Boden y
Zimmerman, 1991; Psathas, 1979; Schenkein, 1978) es un método que surge
inicialmente de la Etnometodología (Button, 1991; Garfinkel, 1967) y que
estudia procesos psicosociales que se producen en situaciones de interacción
cara-a-cara. La hipótesis básica que subyace al Análisis Conversacional es que
el lenguaje puede ser comprendido por su uso. Así, el Análisis Conversacional
asume que la conversación es la forma social de uso del lenguaje, es decir «de
hacer cosas con las palabras» (en célebre expresión de Austin) conjuntamente
con otras personas. Este aspecto permite identificar la otra gran raíz del Análisis
Conversacional, la Pragmática (Levinson, 1983; Mey, 1993). El Análisis
Conversacional lleva hasta sus últimas consecuencias también la máxima de la
Etnometodología (Coulon, 1987), buscar empíricamente cómo las personas
realizan sus acciones cotidianas y por qué medios les dan sentido.
Estos parámetros sitúan a los/as analistas en una posición radicalmente
distinta a la de muchas otras posiciones características de los métodos cualita-
tivos . A saber, para los/as analistas de la conversación el significado no es en
ningún caso el resultado de una operación externa a las acciones sociales que
la gente desarrolla, sino más bien la constatación del significado que las
personas participantes en una situación dan a sus acciones, a la situación misma
y a las consecuencias que de ella se derivan. Dicho muy brevemente, el
significado de un tumo de conversación se conforma finalmente por el siguien-
te. Las consecuencias de este planteamiento no son banales, implican la
asunción de que los hechos son construidos por las personas que participan en
la interacción y por lo tanto que el significado lo proporcionan las personas
interactuantes (Antaki e Iñiguez, 1995).
El Análisis de la Conversación es un método que está siendo utilizado con
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
18 Métodos cualitativos en Psicología Social: Presentación
gran éxito en el análisis de contextos de la vida cotidiana más común, como los
institucionales, y de la vida cotidiana más «excepcional» como los contextos
terapéuticos o jurídicos (Boden, 1994; Drew y Heritage, 1992).
En el ámbito disciplinar de la Psicología Social sin embargo, el Análisis
Conversacional está penetrando sobretodo en tanto método riguroso de análisis
de las interacciones sociales. Particularmente ha mostrado su complementariedad
con una parte de la Psicología Social que, después de interesarse por las
atribuciones de causa, derivó al estudio de las explicaciones que damos en la
vida cotidiana (Antaki, 1988; Antaki, 1994).
Las contribuciones de Antaki y Díaz a este número monográfico son
representativas del creciente interés que se observa en Psicología Social por el
Análisis Conversacional. Antaki muestra en su artículo, cargado de ejemplos,
como investigar las interacciones sociales teniendo en cuenta la organización
de las expresiones y la conducta de la gente, y lo hace analizando el caso
particular de las discusiones. Este artículo es un magnífico ejemplo de las
consecuencias que se desprenden de la posición de la Etnometodología y el
Análisis Conversacional, que los procesos sociales no pueden ser analizados al
margen de los/as agentes sociales mismos ni al margen de sus propias compren-
siones.
El artículo de Díaz, por su parte, se centra en el análisis de un caso
particular de interacción muy bien descrito por el Análisis Conversacional, los
posicionamientos colectivos. Este artículo destaca, sobretodo, el carácter
práctico del Análisis Conversacional. Ilustra también la posibilidad de hacer
compatible el análisis con los compromisos éticos del/a investigador/a con los
grupos más desfavorecidos; efectivamente, devolviendo la voz a los/as agentes
de lo colectivo se deconstruye la aparente neutralidad del/a analista y convierte
el análisis en una práctica social con consecuencias provechosas para ellos/as.
(d) Análisis del Discurso.
Análisis del Discurso es una etiqueta que, por el momento, nombra
distintas prácticas, distintos procedimientos con raíces y fundamentos teóricos
muy diferentes en cada uno de ellos (Schiffrin, 1994). Simplificando mucho,
hay un primer gran conjunto, de orientación lingüística que está relacionado con
la teoría de los Actos del Habla, con la Sociolingüística y con la Pragmática
(aunque nunca en dosis homogéneas). En estas perspectivas el discurso se
entiende como lenguaje en uso, la comunicación entre actores en un contexto
determinado. Como ejemplos, podemos citar el caso de Brown y Yule (1983)
o de Stubbs (1983).
Menos clásico, pero también proveniente de la lingüística, existe otro
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
Lupicinio lfiiguez Rueda 19
conjunto de analistas del discurso cuyos planteamientos le acercan a las
Ciencias Sociales de una forma más clara. Conecta con lo que se conoce como
post-estructuralismo y es deudor del trabajo de Foucault. En este grupo la
concepción de discurso es más social, siempre ideológico y de carácter
dialógico (Lozano, Peña-Martín y Abril, 1989; Macdonell, 1986).
La Escuela Francesa de Análisis del Discurso engloba otro conjunto de
concepciones y de prácticas analíticas basadas en la teoría de la enunciación
complementadada con una fructífera lectura del trabajo de M.Foucault
(Maingueneau, 1991).
Mencionaré por último el Análisis del Discurso surgido de la Lingüística
crítica. Es partícipe de los rasgos fundamentales de los tres grupos mencionados
hasta ahora, pero ha puesto el énfasis en la conceptualización del discurso como
práctica social, una práctica ideológica y de significación que construye y
reconstruye las entidades sociales. Ocupa una posición privilegiada para poder
analizar cuál es la conexión entre las prácticas discursivas, como prácticas
sociales, y la estructura social (Fairclough, 1989, 1992).
En Psicología Social la concepción del discurso y del Análisis del
Discurso se ha orientado psicosocialmente, asumiendo el papel del lenguaje y
de la interpretación en los procesos sociales; la deuda contraída aquí con Billig
ha sido enorme (1987). De forma totalmente provisional, discurso se ha
definido como«conjunto de prácticas lingüísticas que mantienen y promueven
ciertas relaciones sociales. El análisis consiste en estudiar cómo estas prácti-
cas actúan en el presente manteniendo y promoviendo estas relaciones. es
sacar a la luz el poder del lenguaje como una práctica constituyente y
regulativa» (lñiguez y Antaki, 1994:63).
El Análisis del Discurso irrumpió en la Psicología Social con el trabajo de
Pottery Wetherell (1987). Pero a pesar del impacto que esta obra tuvo, no existe
acuerdo ni en las concepciones de discurso, ni en la prácticas analíticas ni en los
fundamentos epistemológicos. Esta falta de acuerdo se aprecia nítidamente en
la apuesta de Parker por un Análisis del Discurso Crítico ( 1992). En el trabajo
de Burman y Parker (1993) pueden encontrarse una variedad de trabajos
decididamente psicosociales orientados de formas distintas, unos en concep-
ciones lingüísticas del discurso, otros próximos al Análisis Conversacional, a
la Língüística Crítica, al post-estructuralismo o al Análisis del Discurso en
versión continental.
En la actualidad el número de trabajos ha crecido sin cesar, al menos en la
Psicología Social Europea, constituyendo el grupo de trabajos más grande entre
los de orientación cualitativa. Billig y otros/as (1988) con el análisis de las
cuestiones cotidianas más inmediatas de carácter dilemático, Billig ( 1991) con
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
 p
20 Métodos cualitativos en Psicología Social: Presentación
el análisis retórico de los procesos del pensamiento cotidiano de carácter
ideológico, Edwards y Mercer (1987) con su estudio de la construcción del
conocimiento en las aulas, o Wetherell y Potter (1992) con su excepcional
análisis del racismo, son hitos importantes en las corrientes post-crisis de la
Psicología Social y representativos de estas formas de análisis.
En nuestro país también han sido frecuentes los estudios basados en el
Análisis del Discurso. Por eso esta clase de trabajo es la más abundante también
en este número monográfico. El trabajo de Cabruja y Vázquez, eminentemente
teórico, va dirigido a describir las consecuencias de considerar todo discurso
como objeto social y todo objeto social, objeto de discurso. En particular
deconstruyen el «discurso objetivo», identificando los órdenes de discurso que
configuran la objetividad, sus condiciones de producción y los elementos
retóricos que la conforman.
Gordo realiza un análisis de los discursos construidos entorno del género
tal y como se muestran en los recursos retóricos elaborados en las Clínicas de
Identidad de Género a partir del concepto de 'Objetos Límite'. Este análisis se
realiza tanto al nivel de los/as profesionales como de los «clientes» de estas
clínicas. El hecho de que los dispositivos discursivos que se movilizan en estos
servicios re-producen las identidades estereotipadas de género, el autor aboga
por prácticas de resistencia y transgresión que son también de carácter discursivo.
Parker intenta abrir vías de contacto entre el Análisis del Discurso y el
Psicoanálisis sin que impliquen abandonar el carácter crítico, o incluso aumen-
tándolo, que caracteriza las prácticas analíticas discursivas. La consecuencia
deseable de una empresa de estas características sería poder poner de manifiesto
aquellas concepciones psicológicas del yo y de las relaciones sociales para
resistir el poder que se ejerce desde la disciplina psicológica. Siguiendo este
planteamiento el autor analiza las formas de exclusión que se operan en la
organización profesional de la Psicología británica.
El Análisis del Discurso permite, en la contribución de Pujal y Pujol,
analizar las relaciones de poder como elemento central de las relaciones
sociales y su papel en las formas de acción política. Estos aspectos quedan
patentes en su estudio sobre la maternidad. En ese estudio, que maneja la noción
de formación discursiva, realizado desde una perspectiva feminista como
posición interpretativa, describe los efectos, acciones y condiciones de produc-
ción de dos formaciones que identificaron: una Formación Discursiva
Naturalizadora y una Formación Discursiva Desnaturalizadora. En la primera,
se reproduce un discurso tradicional que construye hombres y mujeres como
entidades separadas y escindidas, y que biologiza la función reproductora y el
cuidado de las criaturas. En la segunda, se aprecia la relativización del nexo
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
Lupicinio lñiguez Rueda 21
entre maternidad y mujer y la ruptura de la escisión hombre-mujer, al menos en
el ámbito privado.
El trabajo de Vayreda se enmarca en la tradición de la Escuela Francesa de
Análisis del Discurso. En su artículo se da buena cuenta de las características
principales de esta orientación y se describen sus bases en la lingüística
enunciativa y en el trabajo de M.Foucault. En la segunda parte del artículo se
describe el modelo de Análisis del Discurso elaborado para analizar las
formaciones discursivas de un grupo anti-aborto (Pro-Vida) y de otro defensor
del derecho al aborto (Comissió pel Dret al Avortament). El modelo permite
identificar las construcciones simbólicas que cada una de ellas genera, sus
características diferenciales y los efectos distintos que provocan.
4. EPÍLOGO.
He aquí pues un conjunto de trabajos cualitativos realizados en nuestro
país o fuertemente relacionados con él. Pero este conjunto no quiere ser, sin
embargo, un «grupo», ni sus miembros aparecer como abanderados/as de una
causa en particular. Lo que aquí se presenta de forma conjunta es el resultado
más bien de un cúmulo de coincidencias que han permitido, en un momento
concreto, una convergencia en temas y en perspectivas teóricas y metodológicas.
Efectivamente, algunos y algunas de ellas formamos parte de la misma Unidad
en la Universitat Autonoma de Barcelona (lñiguez, Puja!, Pujol, Vayreda,
Vázquez), o fueron en su momento miembros de la misma (Cabruja). La
proximidad geográfica explicaría el contacto, mucho más personal que acadé-
mico, con algunos/as colegas de la Universitat de Barcelona (García-Borés,
Serrano) o que se formaron en ese entorno (Sánchez-Candamio). Muchos/as de
nosotros/as aprendimos de una persona siempre atenta a los problemas e
intereses del sur (Antaki) y coincidimos teórica y políticamente con otra
persona sensible a la Psicología Social hecha en lengua española (Parker).
Ambos, Antaki y Parker, acogieron y contribuyeron a formar en sus Departa-
mentos a estudiantes españoles (Díaz, Gordo).
Por ello, aún siendo representativa de un tipo de investigación que se
realiza en España, esta muestra no agota todas las personas y grupos que, en el
mundo académico y profesional de la Psicología Social, trabajan en formatos
de investigación cualitativa. Cualquier pretensión en ese sentido habría sido
grotesca y pretenciosa.
Sí permite, no obstante, un repaso por algunos de los métodos que son más
habituales en la investigación psico-social. Y merece la pena enfatizar un poco
este punto: efectivamente, la particularidad última de este conjunto de trabajos
es que poseen todos ellos un carácter básica y fundamentalmente psico-
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995
22 Métodos cualitativos en Psicología Social: Presentación
social, como sus lectores y lectoras podrán apreciar. ¿En qué medida son
prácticos? o ¿en qué medida son útiles?. La respuesta la tienen sus lectores y
lectoras, aunque esperamos no defraudar el interés que la Revista mostró por su
publicación.
AGRADECIMIENTOS.
Este monográfico fue promovido por el profesor J.M.Peiró, co-director de
esta revista. Quiero expresar públicamente mi agradecimiento más sincero y el
de todos y todas los participantes en este número monográfico; agradecimiento
que es tanto mayor cuanto más infrecuentes son, en revistas como ésta, las
posturas que mantienen estos textos que ahora se publican.
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SCHWARTZ, H. y JACOBS, J. (1984): Sociología Cualitativa. Método para la En este artículo se pretende, básica- In this paper the author offers a gen-
reconstrucción de la realidad. México: Trillas. mente, aportar una visión general sobre eral view about the process of research
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Suplemento. de un estudio de tipo etnográfico. Para do that, instead of deeping in theoretical
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text and interaction. London: Sage. teóricas y de carácter conceptual que se in several publications about ethnogra-
SPRADLEY, J.P. (1979): The ethnographic interview. New York: Holt, Rinehart & pueden encontrar en diversas publicacio- phy, the emphasis is made in the proce-
Winston. nes sobre el tema, se hará referencia a los dures and the methodological aspects that
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WERNER, O. y SCHOEPFLE, G.M. (1987a): Systematicfieldwork: Foundations of fenomenológica, interaccionista, o naturalista), tiene como característica co-
ethnography and interviewing (Vol.l) Newbury Park: Sage. mún y esencial el análisis e interpretación, a través del conocimiento empático,
WERNER, O. y SCHOEPFLE, G.M. (1987b): Systematic fieldwork: Ethnographic del significado que la gente da a sus acciones (Jankowski y Wester, 1993). A
analysis and data management (Vol.2) Newbury Park: Sage. pesar de que hay distintos tipos de investigación cualitativa, sus perspectivas,
WETHERELL, M. yPOTTER, J.(1992):Mapping the Language ofRacism. London: fuentes teóricas y metodológicas coinciden en parte y, generalmente, se
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histórica. Barcelona: Ediciones Paidós. 1992.
El término etnografía se refiere a la descripción del modo de vida o las
WOODS, P. (1986): La escuela por dentro. La etnografía en la investigación
educativa. Barcelona: Ediciones Paidós. 1989. actividades propias de un grupo de individuos determinado o una raza, (Woods,
1986), y consiste en una descripción científico social de una gente y sus bases
culturales (Peacock, 1986). La investigación etnográfica se considera pues, en
este sentido, como una manera de describir y reconstruir analítica y críticamente
escenarios y grupos culturales (Torres, 1991; Goetz y Lecompte, 1984). Es uno
de los modelos generales de investigación en las ciencias sociales, y un
elemento básico a partir del cual se constituyen disciplinas como la Antropo-
logía social y cultural.

A.rea de Psicología Social. Departament de Psicología. Facultat de Ciencies de l'Educació. Universitat

de Girona. Pl. Sant Domenec, 6. 17001 Girona
Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995 Revista de Psicología Social Aplicada. Vol 5, nº 112, 1995