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CODIGO DEODONTOLOGICO A ENFERMERIA

El experto en Deontología Periodística, Porfirio Barroso, da una definición de


código deontológico muy acertada:
Un código ético o deontológico es el conjunto de principios de conducta, derechos,
deberes y normas profesionales emanadas de los propios profesionales o de una
empresa u organización determinada, cuyo cumplimiento se asume
voluntariamente. Por otro lado, es el conjunto de creencias y valores que una
organización profesional considera válidos, y representan una forma de entender
la profesión y una orientación sobre el modo de practicarla. Disponer de un código
ético es uno de los símbolos que distingue a un determinado trabajo como
profesión, y es el modo en que los profesionales de un sector económico
reconocen el servicio social que cumplen y la manera de asumir su
responsabilidad frente a ello
En el apartado anterior ya hemos recordado algunas de las funciones que
cumplen los códigos deontológicos.
Profundicemos, ahora, un poco más en ello y desarrollemos con más amplitud
cuáles son las funciones de los códigos:

a) El reconocimiento público de la dimensión ética de una profesión o


actividad por parte de los mismos que la llevan a cabo. Frente a una concepción
meramente tecnicista o de rentabilidad de lo que es ser un buen profesional, con
la aprobación de códigos se intenta revalorar la profesión por su dimensión moral
y al profesional por la ejemplaridad ética en su trabajo. En este sentido, los
códigos también sirven de tarjeta de presentación del grupo de profesionales
frente a su cliente para que este lo identifique11.
En el caso del periodismo, existe la tendencia a entender por profesionalidad el
dominio de técnicas y herramientas, aparejado a la rentabilidad y al éxito, sin tener
en cuenta el cultivo de las virtudes profesionales. Por la rutina del trabajo diario
siempre está el riesgo de deshumanizar el trabajo. Esto es bastante peligroso
teniendo en cuenta la dimensión eminentemente humanista de algunas
profesiones como la abogacía, la sicología, la educación, el periodismo, que
actúan directamente sobre la vida de las personas y sobre asuntos muy delicados
de las mismas.
b) Especificar los contenidos morales concretos de una profesión, es decir, las
normas y
obligaciones que tienen que guiarla. Esta labor prescriptiva de los códigos tiene
varios objetivos.
Por un lado, conocer los aspectos éticos de la profesión permite a los
profesionales tener un
punto de referencia para los problemas que se le presentan. Por otro lado, la
existencia de códigos combate el relativismo y el subjetivismo pues exigen
consensuar un marco común ético de valores, principios y normas a partir de los
cuales dialogar y discutir12. Por último, los códigos van acumulando e
incorporando contenidos y problemas éticos a medida que se van actualizando y
de esta manera van constituyendo un acervo o patrimonio moral de la profesión,
reflejando el progreso ético de la misma.
En este sentido, los códigos tienen la virtualidad de ir construyendo una
sensibilidad hacia los valores éticos y profesionales, sobre los cuales ir formando
la conciencia moral personal. Sin esta educación de la conciencia moral carecen
de sentido y de eficacia los códigos y la ética profesional sería algo puramente
teórico. Aquí radica la gran importancia de los códigos y es que “recuerdan,
orientan y disponen”13 al profesional a ir formándose esa verdadera personalidad
ética, ese ethos profesional con el que no nacemos y que hay que irse apropiando
con el ejercicio de actos y hábitos virtuosos.
c) La existencia de códigos en una profesión ayuda a una persona a
defenderse mejor de las presiones externas, es decir, de la presión de los
intereses o bienes extrínsecos que ya hemos mencionado (dinero, poder,
prestigio, estatus) y a la profesión en sí a hacerse valer y respetar frente a los
condicionantes externos.
d) Compromiso de una profesión de llevar a cabo su misión de una forma moral y
digna. La
Formulación y adopción de códigos implica reconocer que una profesión debe
mejorar y estar en continua vigilancia sobre las prácticas éticas de sus actividades.
Por ello, “comprometerse a trabajar de acuerdo con un código de ética es la señal
más evidente de la reivindicación de un estatus social mejor por parte del
profesional”

e) Espíritu de servicio. Los códigos deontológicos no pueden servir para reforzar


un espíritu

gremial entendido como defensa de unos privilegios de clase, o como incremento


del poder de las agrupaciones profesionales. La motivación de los códigos
deontológicos tiene que ser hacer mejores profesionales para servir mejor a la
sociedad, es decir, potenciar el espíritu de servicio.

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