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Introducción
Este ensayo pretende mostrar las diferentes maneras en que la sociedad se ha
configurado y continúa haciéndolo. La sociedad se configura de diversas maneras,
es un proceso de acumulación de factores que la sociedad adquiere a través de su
inserción en una cultura.
En este texto se explorarán distintos discursos humanos y teorías propuestas por
diversos autores que pretenden explicar qué es la sociedad, cómo se hace la
sociedad, qué factores influyen en su configuración y cómo se pueden resolver los
conflictos que aquejan a los individuos.
¿Qué es la sociedad?
La sociedad no es un sistema ordenado que actúe bajo las mismas reglas, ni son
individuos aislados que no interactúan entre sí. La sociedad puede ser vista como
una configuración o un proceso que atraviesan un conjunto de individuos en un
determinado espacio.
Cómo definimos la otredad nos da una visión de qué es la sociedad, pues es partir
de esta definición que otorgamos un valor al otro. Para empezar a entender esto se
pueden retomar diversos discursos humanos que pretenden abarcar la
universalidad de lo humano mediante su singularidad.
El evolucionismo, en el siglo XIX, explica que aquello que nos diferencia del otro es
el lugar que ocupemos en la línea evolutiva, que tiene como punto culminante la
civilización. Es decir, se cree que aquel que no esté dentro de los límites de la
occidentalización es un ser primitivo o salvaje que requiere intervención para
alcanzar la civilización.
El funcionalismo afirma que lo diferente existe en la medida que Occidente lo
construye, es decir, en el momento en que mediante la colonización se apropian del
otro a través del acto de definirlo es cuando comienza la existencia del otro.
La acción de reconocimiento que se hace del otro suele ser reduccionista y lleva
implícita una relación de poder entre el dominante y subordinado.
El relativismo cultural relata la singularidad y particularidad de cada pueblo; los
pueblos son auténticos en función de su diversidad, misma que es consecuencia
del contacto y apropiación de elementos pertenecientes a otros pueblos.
Siguiendo el concepto de identidad expuesto por Taylor, (2009) esta se construye
mediante el diálogo y relación con otros grupos culturales, de esta forma se nutre y
conforma al yo que es auténtico en cada miembro. La identidad individual es un
constructo permanente que permite al individuo, dentro de una sociedad moderna,
la oportunidad de reflexión y elección.
Bartolomé, (2006) expone que la cultura puede cambiar, pero la identidad se
mantiene y se solidifica debido a que cada cambio contribuye al proceso de
identidad. Se da un proceso de transfiguración cultural en el cual se reelaboran los
supuestos y a partir de esto, surgen cosas nuevas.
En un sentido opuesto, Coronado y Hodge, (2004) hablan de una pérdida de
equilibrio en el Estado debido a las distintas manifestaciones de culturas que se
encuentran yuxtapuestas en un grupo, esto, como consecuencia de una saturación
de historia acumulada en un pequeño espacio en el que todos conviven en el mismo
tiempo. Estos autores opinan que el cambio de cultura también cambia la identidad.
La cultura como dimensión cognitiva resalta las formas de aprender y aprehender,
de hacer, mientras que la dimensión simbólica, nos enseña signos y formas de ser.
Estas dimensiones constituyen la identidad.
La sociedad se mueve en un Estado moderno (Taylor, 2009) en el cual el
multiculturalismo tiene un límite. A pesar de que el Estado se muestra neutral y
universal, solo acepta aquello que comparta más características con lo occidental,
y el resto es discriminado. Ante esto, el autor propone el reconocimiento a la
diferencia que plantea la creación de derechos colectivos que protejan a las
minorías. Para Taylor la diversidad cultural debe plantearse en un orden de la
jurisprudencia.
Debido a que los derechos humanos no garantizan la no discriminación, surgen
definiciones que no dotan de calidad humana al individuo, le dotan de una categoría
inferior. Debido a esto los pueblos proclaman derechos colectivos que cubran sus
necesidades. Sin embargo, estos derechos no pueden implementarse porque
quitarían el carácter de neutralidad al Estado, y esto desestimaría su autoridad.
Conclusiones
La sociedad es un proceso de constante reconfiguración. Cada individuo que
conforma la sociedad es diverso en la medida en que se relaciona con otros, por lo
que el constante diálogo es causa de cambios que nutren la identidad de cada uno.
Un grupo cultural que se niega al contacto con otros está destinado a perecer.
Ante la diversidad de propuestas de solución, se pueden rescatar aspectos de cada
una de ellas, pero el más destacado es la recuperación de los derechos humanos.
Si bien queda claro que no se ha logrado que los pueblos adopten los derechos
humanos occidentalizados, parece que existe confusión entre la universalidad de
los derechos y la uniformidad. La universalidad debería proveer los medios para
realizar una adaptación de los derechos de acuerdo con el contexto, y así, no
expandirlos en el mundo como una regla uniforme que fue creada bajo un contexto
específico que no necesariamente coincide con el del resto del mundo.
Bibliografía
Stavenhagen, Rodolfo. (2001). La cuestión étnica, ed. El Colegio de México,
México.