Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Ahora bien, estos dos términos (comunicación e información) adquieren mayor notoriedad
cuando tratamos el fenómeno de la comunicación social, es decir, el rol de los medios
de información masivos en la sociedad actual.
Los estudios sobre el consumidor, por ejemplo, pasaron por distintas etapas según las
características de la sociedad y la época histórica.
En la primera mitad del siglo XX comienzan los esfuerzos para medir y controlar las
actitudes que las audiencias tenían frente a los medios, la publicidad y la propaganda.
Aparecen los estudios sobre los efectos a corto y largo plazo que los medios de
comunicación producen en los receptores. Se trataba de medir los efectos frente a
determinados estímulos, de manera experimental.
Hubo un largo camino sobre los estudios de la recepción de mensajes. Más adelante se
perfeccionan formas de medición de efectos de manera empírica.
A los destinatarios de los mensajes se los consideró de manera pasiva y el eje estaba
puesto en los medios masivos de comunicación, a quienes se los veía importantes,
poderosos.
Los estudios sobre la recepción de los medios se realizaban sobre individuos aislados, sin
tener en cuenta el contexto en donde dicha recepción se efectuaba, por ejemplo, los
aspectos culturales, la clase social a la que pertenecían, sus historias de vida. Aspectos
que para abordar al receptor hoy son imprescindibles. Recién a partir de los años „60
estas variables comienzan a tenerse en cuenta y continúan en la actualidad.
Se busca desde entonces una clasificación de los destinatarios según esas preferencias,
pero para ello se torna necesario un detenido estudio en relación a los diversos
comportamientos: esta es la característica más relevante de nuestro tiempo.
Pero volvamos a la dicotomía arriba planteada: “El receptor ya no es tan grande, sino que
existe alguna posibilidad de relación cara a cara, dado que el mensaje se dirige a un
núcleo determinado” (Avilia Lammertyn; 1999; 145).
¿A qué hace referencia el autor con “el receptor ya no es tan grande”? Si estamos en una
sociedad de masas, con altos índices de consumo de medios… Analicemos la dualidad
planteada previamente, entendiendo que nos será de gran utilidad para futuros abordajes
conceptuales que se irán desarrollando en la asignatura.
Los ahora llamados Canales de Comunicación Social según Avilia Lammertyn han
alcanzado un desarrollo sorprendente. Se piensa que pocos fenómenos culturales se han
instalado en nuestra sociedad. Ni la política, ni la educación, ni la economía pueden
pensarse al margen del desarrollo de los medios masivos de comunicación y de las
nuevas tecnologías informáticas.
La publicidad, las series, las telenovelas, los informativos, los distintos géneros de la
televisión y de otros medios, se estructuran en función de necesidades sociales, por
ejemplo, la seguridad, las emociones, las sensaciones, las preferencias. La radio, la
televisión, los diarios, las nuevas tecnologías forman parte de nuestra cotidianeidad, nos
involucran, nos afectan en el uso del tiempo libre, en el ordenamiento de los hábitos de la
vida cotidiana.
Esta nueva forma de presentarse por parte de los medios o Canales de Comunicación
Social nos pone nuevamente de cara a las organizaciones, quienes deben entender este
rol de los medios, esta forma de presentarse, para tomar provecho de ello en la búsqueda
de una legitimación en la sociedad, tarea permanente como venimos sosteniendo. Si los
medios masivos son parte de nuestra vida, también lo son para las organizaciones en su
afán de vincularse con distintos y variados receptores, que en definitiva son su razón de
ser (clientes, empleados, proveedores, entre otros).
Las organizaciones se encuentran insertas en una sociedad mediática, esto significa que
medios y sociedad se articulan mutuamente, jugando aquellos un papel preponderante en
la formación de la opinión pública.
¿Y por qué habría de interesarnos este fenómeno?
OPINIÓN PÚBLICA
Veamos este esquema de manera detenida: la organización envía mensajes a los medios
masivos para que éstos los difundan, pero en ocasiones son los mismos medios quienes
generan sus propios acontecimientos en aras de mantener informada a la audiencia; esa
variedad de temas tratados por los medios permite la capacidad de influir en las personas
generando de ese modo el debate público (opinión pública).
En esta imaginaria “plaza pública” diversos son los actores sociales que intentan fijar la
agenda de los medios, siendo las organizaciones uno de ellos.
Al respecto Capriotti expresa “La opinión pública sólo sería objeto de estudio (y de
trabajo) en situaciones concretas donde la organización entraría en contacto con temas
de controversia pública, como por ejemplo: la contaminación de ríos por arrojar
desperdicios industriales, la aprobación o rechazo de leyes controvertidas, la
conservación del medio ambiente, el sistema educativo y un largo etcétera”. (Capriotti;
1992; 43)
Pero de algo ya estamos seguros: todas y cada una de esas “voces”, al expresar su punto
de vista, se valen (en la mayoría de los casos) de los medios masivos de difusión y su
capacidad de hacer extensivo ese punto de vista.
Más allá de lo complejo que puede resultar el tema tratado, no debemos dejar de pensar
en la importancia del fenómeno de la opinión pública, pues abarca un sinnúmero de
aspectos de vital importancia, a saber: medios de difusión, organizaciones, contexto,
sociedad, sólo por citar algunos de ellos.