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Transformar el espacio público utilizando la

metodología Oasis
20/11/2017 ARTÍCULO ESCRITO POR JUAN ORTIZ DELGADO 3 COMENTARIOS

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Cada vez son


más las ciudades y barrios en las que grupos de personas se reunen para cambiar la realidad
física en la que viven. Un urbanismo participativo que se nutre de las diferentes aproximaciones,
miradas y realidades de la gente que los habita. Espacios de creación colectiva como los generados
siguiendo la metodología Oasis.

De entre todas las metodologías participativas el Juego o Metodología Oasis me llama la atención
como arquitecto. Porque su objetivo es conseguir una transformación real (y rápida, en pocos
días) del espacio público. A la vez -y además- consigue fortalecer las relaciones sociales de la
comunidad. Fue desarrollada por el Instituto Elos de Brasil, y ya ha sido puesta en práctica en
multitud de países.

Para desarrollar un Oasis se necesita un grupo de personas involucradas que tirarán y animarán al
resto de la comunidad. Serán los y las jugadoras principales que contarán con el apoyo de otras
personas facilitadoras especialistas en la metodología. Siete serán los pasos que deberan
seguir hasta que acabe el proceso.

Los 7 pasos de la metodología Oasis


La
mirada apreciativa. Una vez determinado el lugar en el que actuar, se realiza una búsqueda de lo
bello que allí se encuentra. Puede ser algo físico como un graffiti, un balcón adornado con macetas
o lo que sea. O algo inmaterial como el hecho de que la gente se salude sin conocerse por la calle.
Una búsqueda de la abundancia por muy degradado que esté el barrio. Siempre encontraremos
cosas que destacar.

El afecto. El segundo paso consiste en encontrar la historia detrás de cada cosa bella del
barrio. Buscar las personas que las han generado y preguntarles cuáles son sus talentos.
Entonces se realiza un listado de las personas talentosas del barrio, qué sabemos hacer cada una. Y
finalmente un Encuentro de Talentos, un primer acto comunitario en el que todos y todas muestren
esos saberes especiales al resto.

El sueño. Soñar lo que nos


gustaría para el barrio, recoger los sueños de todas las personas para conformar el sueño
colectivo de la comunidad. Y esos sueños plasmarlos en maquetas para ver como quedaría ese
territorio transformado. Todo el mundo, niños y niñas, adultos y mayores trabajando a la vez en
diferentes maquetas.

El cuidado. El cuidado de esos sueños y de las personas que los sueñan. Definir exactamente lo
que se hará a partir de los talentos humanos y los recursos materiales de la comunidad. Procurar lo
necesario para hacerlos realidad.
La acción. Ponerse manos a la obra para en el tiempo establecido, una tarde, un día… construir
físicamente el sueño colectivo. Cuantas más personas participen mejor, cada una aportando sus
conocimientos. Hay quien construye, quien pinta… y también quien cocina, quien ameniza la
jornada con música, etc.

La celebración. Una fiesta en la que alegrarse por la conquista colectiva gracias a las
contribuciones individuales.
La re-evolución. Pensar en el futuro, en cómo mantener lo construido y en nuevas acciones a
desarrollar más adelante.

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