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El uso del sonido como medio para sanar no es nada nuevo, probablemente sea tan antiguo como el

primer sonido producido por el ser humano. Este concepto ha existido explícita o implícitamente en la
mayor parte de las culturas y épocas. La visión de la música como elemento terapéutico es una
constante de los pueblos. Se cree que los primeros humanos utilizaron los sonidos como medios sacros y
rituales para promover la fertilidad, facilitar el crecimiento de las cosechas, invocar espíritus y
antepasados como defensa de numerosos males y para el placer. La música tenía origen divino. En otras
culturas del pasado la música no estuvo tan separada como en occidente. Culturas como la Egipcia,
Griega y Tibetana entendían la relación que había entre la música y la sanación ya que todo lo que se
trataba de vibración era fuerza creativa primaria del universo. El uso de la voz para equilibrar y armonizar
los chacras ha formado parte de la medicina ayurvédica hindú durante anos. Esta manera de aplicación
del sonido generalmente se lleva a cabo por medio de la recitación de mantras. Sin embargo, hay sonidos
vocales armónicamente relacionados que también afectan a los chacras. El Sonido, aplicado
correctamente, podía producir curaciones restaurando la integridad musical del cuerpo y el alma. Entre las
recomendaciones de los médicos antiguos, solían figurar los cantos rítmicos y los cánticos escogidos
entre un repertorio tradicional de secuencias melódicas sagradas. En los papiros egipcios que contienen
textos médicos de 2.600 anos de antigüedad se habla de los cánticos para curar la esterilidad, los dolores
reumáticos y las picaduras de insectos. Hacia el 324 a. C., la música de la lira devolvió la cordura a
Alejandro Magno. En el Antiguo testamento se recuerda que David alivió la depresión del rey Saúl
tocando el arpa. Los esenios y los terapeutas curaban con palabras sagradas. Y en la cultura helenística
los dolores de la ciática y de la gota se aliviaban con música de flauta. El conocimiento de los sonidos, los
ritmos y los cánticos era parte fundamental de los poderes curativos del chamán, del curandero o
curandera y de los sacerdotes-doctores druidas de las culturas celta. Los grandes sabios y maestros de la
época medieval y renacentista reconocían la importancia vital de la música para la comprensión del
universo y de la humanidad, estudiando su influencia en la respiración, la presión de la sangre, actividad
muscular y la digestión.

En numerosos textos nos vamos a encontrar escritos sobre la teoría de los cuatro humores, uno de los
que estudiaron esta teoría fue Avempace, expone que el ser humano esta formado por cuatro humores
que están equilibrados, si este equilibrio se rompe aparecen las enfermedades, pues bien, se pensaba
que la música era capaz de devolver el cuerpo a su equilibrio natural, de dar alegría, ablandar el corazón
y sanar a los enfermos. Entre estos hombres polifacéticos había curanderos y médicos. El médico
Thomas Campian practicaba la curación psicológica de la depresión y de otras afecciones parecidas por
medio de sus canciones, durante el reinado de IsabelI de Inglaterra. En la última década el uso del
sonido no está tan limitado a tradiciones espirituales y esotéricas como lo estuvo en sus primeros
tiempos, sino que el uso del sonido para curar se ha convertido en un objeto de estudio científico.
Actualmente existen organizaciones como la sociedad Internacional de la Música en la Medicina y la
Asociación de Medicina y Arte que reúnen científicos y otros profesionales para trabajar juntos sobre
esto.

EL SONIDO Y LA SANACIÓN El sonido es una parte integral de nuestras vidas, vivimos en un mundo
de sonidos. El ser humano está inmerso en un universo energético donde todo está en constante estado
de vibración que transmite sensaciones. Éstas las percibimos a través de nuestro cuerpo, el cual aparece
como un receptor del mundo exterior que le rodea y de sus influencias. Nuestro cuerpo, cada órgano,
célula, hueso, tejido es semejante a un instrumento musical. Suena afinado cuando está sano y desafina
cuando aparecen, en este caso, bloqueos energéticos que impiden el equilibrio. Desde que estamos en
el vientre de la madre empezamos a recibir estímulos sonoros del interior de nuestra madre y a partir de
los cuatro meses somos capaces de captar emisiones sonoras del exterior. Cabe destacar que el feto a
partir de este período en adelante es capaz de activar un mecanismo de protección sonora en el momento
que recibe un impacto sonoro procedente tanto de la madre como del exterior.Los cuerpos están
inmersos dentro de un cuadro social que se traduce en una serie de patrones culturales que le
condicionan su experiencia de vida. En el proceso de transmisión de los modos de comportamiento en
una sociedad concreta se transmiten toda una serie de pautas que en cierta manera reprimen los
instintos sonoros del nino, y en consecuencia del futuro adulto. Los ninos por naturaleza son
espontáneos y naturales pero es el adulto quien educa y reprime al pequeno. Así pues, se pierde la
expresión de muchos sonidos propiciando bloqueos emocionales en el cuerpo de la persona.

El uso del sonido aplicado al cuerpo humano aparece como una herramienta vibracional que permite
regenerar las frecuencias energéticas del ser humano devolviéndolas a un estado de vibración
armónica: "El sonido es el nivel más alto de sanación por la vibración que tienen y el efecto directo que
puede tener". En investigaciones recientes realizadas por terapeutas del sonido y biólogos, se han puesto
de manifiesto los efectos de las vibraciones sonoras sobre las células vivas. Usando Diapasones como
fuentes de sonido, las diferentes frecuencias de la escala musical provocaron cambios de forma y color en
las células de la sangre. Por ejemplo, la nota “DO” las alargó. “MI” las volvió esféricas, y “LA” les cambió
el color del rojo a rosa. Las células cancerosas, comparadas con las sanas, se pueden considerar débiles,
flácidas y gordas sometidas a la misma sucesión de secuencias crecientes, se fueron disgregando, y se
desintegraron a los 400-480 Hz. Es posible que las resonancias refuercen las células enfermas. Esta
investigación puede suponer el comienzo del uso terapéutico de los sonidos para el tratamiento del
cáncer. Uno de los fenómenos semejantes, con refuerzo de las células sanas e inhibición de los tejidos
enfermos, pueden explicar la eficacia de los diapasones en la terapia de los sonidos. Cabe destacar las
capacidades sanadoras de los armónicos y su empleo en los campos de la salud y el bienestar. Su
importancia reside en el empleo potencial de éstos para sanar el cuerpo y la mente, ya sea con
instrumentos y cintas grabadas que usan frecuencias armónicamente relacionadas, o con el trabajo de la
voz para crear armónicos vocales. Entre ellas destacamos las teorías del doctor Manners, creador de la
terapia cimática en la que se utiliza el instrumento cimático. Durante mas de veinte anos ha tratado
diversas enfermedades con sonido. Trabajando con la premisa de que la enfermedad es una
"desafinación".

Otras investigaciones como la de Stockhausen, o Sparer , hablan del uso terapéutico de los armónicos
relacionado con la resonancia del cerebro según estos sonidos, y no sólo afecta al cráneo sino también al
ritmo respiratorio básico y al flujo del líquido cefalorraquídeo a través del cráneo. El líquido
cefalorraquídeo parece tener un efecto general en la salud y el bienestar de un individuo. Un bloqueo en
este flujo puede crear desequilibrios en el cuerpo físico.

Actualmente la músico terapia estudia como favorecen los sonidos en pacientes que sufren afasia,
desordenes musculares, síndrome de Down, desórdenes neurológicos, autistas, depresiones....

TERAPIA DE SONIDO La terapia de sonido actúa equilibrando el cuerpo psíquico y físico de la persona
utilizando la vibración para restablecer la armonía. Principalmente esta terapia se fundamenta en los
principios de la resonancia, es decir, cada objeto tiene un índice vibratorio y cuando se encuentra cerca
de otro objeto le provoca a este una vibración semejante a la que el otro emite. “Cuando las ondas
sonoras entran en el cuerpo se producen por simpatía vibraciones de sus células vivas que ayudan a
restaurar y a reforzar la organización saludable. El sanador escucha el cuerpo del paciente, saca el
sonido que necesita y lo produce a través de instrumentos o bien con su voz. Para cada individuo se
utiliza diferentes sonidos dependiendo de la realidad energética de la persona. Unos sonidos purifican,
otros nutren, otros limpian, otros actúan como caricias para calmar. A través de la música y su vibración
se pueden producir diferentes efectos: cambios en el metabolismo, alteración del ritmo de la respiración,
cambios en el tono muscular, cambios en la actividad neuronal, comunicación con estados emocionales
permitiendo la expresión de emociones, modificación del estado de ánimo, estimulación de la
imaginación, evocación de recuerdos, estimulación de la capacidad de atención y de la memoria a largo
plazo y finalmente, favorece la integración social y la cohesión grupal.

Canto Prenatal
A partir del cuarto mes de vida intrauterina el bebé empieza a oír y escuchar los
sonidos exteriores.

Tal como puede percibir los cambios lumínicos también percibe los cambios
sonoros. Especialmente distingue la voz de su madre de los latidos rítmicos del
corazón y también de los sonidos acuosos de los demás órganos. La existencia
prenatal va acompañada del sonido de la madre y del padre, estimulando la
formación neurosensorial.

El marco de esta experiencia es la Psicofonía, técnica de trabajo vocal creada por


Marie-Louise Aucher. En ella se trabaja el cuerpo como instrumento musical y como
tal sensible de ser “afinado”, armonizado en su totalidad a través de la vibración de
la propia voz.

El bebé siente la vibración de la voz de su madre. Esta vibración recorre la piel, la


musculatura y los huesos de la madre recibiéndola el bebé como un masaje
afectivo.
Esta comunicación tan directa se potencia con la conciencia del canto modulado.
Según los tonos utilizados el bebé se activará o relajará. También las notas graves
ayudan a desarrollar especialmente las conexiones neuronales del tronco y las
articulaciones inferiores, así como las notas más agudas desarrollan la parte
superior del tronco y la cabeza.

El canto moviliza la musculatura de una manera afectiva realizando suaves


presiones con el diafragma sobre el cuerpo del bebé. Estas respiraciones profundas
ayudan a nivelar la energía de la madre. También a reconocer y conectar con el
diafragma, tan importante en el momento del parto.

El canto ayuda no sólo en la vida prenatal sino en el momento del parto. Hay tonos
para dilatar el cuello del útero, y tonos para activar la salida del bebé. Cantar
pariendo.

Las diferentes colocaciones posturales ayudarán a conectar con el diafragma, a


reconocerlo en su masaje interior al bebé. También los balanceos laterales y
frontales que acompañan las canciones provocan movimientos interiores de
seguridad al bebé.

Volver a conectarnos con el sonido de nuestra voz, ofrecer al bebé “su canción“,
aquella que le ayudará a conciliar el sueño, creando un puente entre la vida
intrauterina y la vida física. Canción que le proporcionará seguridad y confianza.

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