Escuela de Historia

Universidad de San Carlos de Guatemala

—USAC—
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES
HISTÓRICAS,
ANTROPOLÓGICAS Y ARQUEOLÓGICAS
—IIHAA—
Guatemala, Centro América
Edificio S-1, 2do. Nivel, Ciudad Universitaria,
zona 12

Revista Estudios
2005

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 Juan Pedro Laporte* En el proceso de
investigación arqueológica que
tiene como base el
reconocimiento y el registro de
sitios y de otras manifestaciones
culturales, es complejo extraer
explicaciones del proceso de
asentamiento, ya sea que la
interpretación busque resolver
cuestionamientos de carácter
político, social, económico o,
especialmente, la combinación
de todos ellos.
El sistema de
Para alcanzar este nivel
Información de análisis no es suficiente
Geográfica (SIG) comprender el fenómeno sobre
aplicado a la el que hay que accionar —es
interpretación decir, conocer las pecu-
arqueológica liaridades de un patrón de
asentamiento determinado—
sino que también son
necesarios cuando menos otros
cuatro pasos:

• Diseñar un marco
metodológico que
permita evidenciar la
problemática y definir un
rumbo.
• Disponer de los datos
* Profesor en el Área de Arqueología necesarios para abordar
de la Escuela de Historia y coordinador el problema.
de prácticas de campo.

ESTUDIOS 1
 • Sistematizar y procesar
estos datos en informa-
ción utilizable.
• Contar con los instru-
mentos que permitan
manejar y actualizar esta
información.
En este sentido, la
tecnología de los Sistemas de
Información Geográfica (en
adelante SIG, o también GIS por
sus siglas en inglés), es un
instrumento muy adecuado para
el manejo de información, ya
que emplea planos y mapas
digitalizados que cuentan con la
información pertinente en el
momento y en el lugar oportuno,
así como para mantener
actualizada la actividad de
reconocimiento y registro del
asentamiento arqueológico.
De esta manera, un SIG
se define como un conjunto de
métodos, técnicas y datos que
están diseñados para actuar
coordinada y lógicamente en la
captura, almacenaje, análisis y
presentación de la información
geográfica y sus atributos.
Mientras que algunas defini-
2 ESTUDIOS
ciones del SIG insisten en su
carácter de medio espe-
cializado en el almacenamiento
y manipulación de datos
referenciados geográficamente;
otras acentúan su funcionalidad
como base de datos, como
instrumento de apoyo analítico y
enfatizan sus posibilidades
interpretativas. Esta diversidad
conceptual coincide en referirse
al SIG como un sistema
integrado para trabajar con la
información espacial que sea
importante para el análisis en
áreas vitales de la investigación
(Clarke 1977; Dueker 1979;
Burrough 1986; Cowen 1988;
Parker 1988; Aronoff 1989;
Goodchild 1992; Wylie 1993;
Worbois 1995; Breternitz s.f.;
Ortiz s.f.; Tinoco s.f.). Para
exponer la aplicación del SIG al
campo de la investigación
arqueológica, se retoman
algunos textos expuestos por los
especialistas antes indicados.
Para resolver problemas
en el estudio del patrón de
asentamiento arqueológico se
requiere el acceso a varios tipos
de información que sólo pueden
ser relacionados por la
distribución espacial y la
geografía, por lo cual es primor-
dial contar con cartografía sobre
la cual asociar una base de
datos que contenga la
información pertinente a la
investigación. Como programa,
el SIG permite manejar
conjuntamente la cartografía y las
bases de datos asociadas,
además de generar nuevos
planos en función de los
resultados obtenidos al
combinar los criterios
alfanuméricos (las bases de
datos), y espaciales (mapas).
Asimismo, el proceso de
convertir mapas y otra
información espacial en una
forma digital permite desarrollar
métodos innovadores para la
manipulación y exhibición de
datos geográficos.
Por estas posibilidades
analíticas del SIG, su
componente más importante es
la propia información. Se
requiere de datos de soporte
adecuados para que el SIG
responda en forma acertada a
las preguntas que se formulen,
es decir, de la calidad de la
información que posea la base
de datos, por lo que su
implementación es un proceso
continuo, progresivo, complejo y
laborioso, como un esfuerzo
permanente por ampliar y
mejorar los datos almacenados,
incorporando así el concepto de
información en proceso al ser el
principal activo del sistema. Las
bases de datos de un SIG
integran dos dimensiones:
• Una es la delimitación
espacial de cada una de las
unidades geográficas
involucradas en el estudio,
es decir, el mundo
geográfico real —como son
latitud y longitud, o la
topografía y las vías
fluviales— para lo cual es
esencial contar con los
mapas más recientes.
• Otro tipo de información
representa los atributos
temáticos asociados,
generalmente de tipo cul-
tural, como es —entre
otros— el pasado arqueo-
lógico.
ESTUDIOS 3
 Al añadir la dimensión
espacial que ha sido bien
desarrollada en arqueología
(Willey 1956; Clarke 1977), e
insertar los resultados del SIG en
modelos que les den sentido,
entonces puede afirmarse que
éstos son instrumentos de
apoyo importantes. En este
sentido, el SIG acuña el término
“topología” para el método
matemático-lógico que es
usado al definir las relaciones
espaciales entre los objetos
geográficos. Es precisamente la
topología lo que diferencia a un
SIG de otros sistemas
informáticos de gestión de
información.
En su aplicación a la
arqueología regional, un SIG es
—en esencia— una base de
datos geográfica, es decir, una
colección de información que se
refiere a objetos que están
localizados en el espacio (como
puntos, líneas o polígonos), y que
a su vez está ordenada en
distintos campos al organizar
varias capas o coberturas
(Carmona y Monsalve 2002).
Los resultados de un
reconocimiento arqueológico se
4 ESTUDIOS
adaptan de manera natural al
modelo de campos, objetos y
capas debido al carácter de la
información recabada, la cual
incluye varios aspectos
geográficos y muchos otros de
tipo cultural.
Es en este sentido que la
base de datos constituye un
medio muy adecuado para
mantener un inventario de toda
clase de elementos y atributos
susceptibles de ubicación
geográfica. La facilidad con que
los SIG muestran y miden las
relaciones espaciales que
existen entre distintos objetos y
cualidades —sean éstas de
contigüidad, conexión,
proximidad o lejanía— fomenta
la detección de patrones
complejos, da pie a la
generación y el contraste de
hipótesis, y permite el ensayo de
modelos de simulación.
Con una base de datos
correcta y la ejecución de varios
procesos básicos, un SIG está
listo para responder a
cuestionamientos e interro-
gantes. Para ello hay preguntas
simples y directas, tal como:
¿Cuál es la distancia entre dos
puntos dados?; pero también
hay cuestionamientos analíticos
que exigen el cruce de datos
para obtener respuestas, como
al intentar —por ejemplo—
¿Cuáles áreas son las
adecuadas para habilitar
conjuntos de habitación en la
vega de un río?, para lo cual
ejecuta un “análisis por capas”,
partiendo de mapas separados
que generan una carta única en
la que la información deseada
es consolidada.
Las cuestiones a las
cuales responde el SIG versan
sobre:
• Localización:
¿Qué hay en...?
• Condición:
¿Dónde sucede que...?
• Tendencias:
¿Qué ha cambiado...?
• Rutas:
¿Cuál es el camino
óptimo para…?
• Pautas:
¿Qué pautas existen...?
• Modelos:
¿Qué ocurriría si...?
Tipos de Sistemas de
Información Geográfica
(SIG)
Los SIG funcionan con
dos tipos diferentes de
información geográfica: el
Modelo Raster y el Modelo Vec-
torial. No existe un modelo de
datos que sea superior a otro,
sino que cada uno tiene una
utilidad específica.
El Modelo Raster
funciona a través de una retícula
que permite asociar datos a una
imagen; es decir, se pueden
relacionar paquetes de
información a los pixeles —o
celdas— de una imagen
digitalizada. Se puede decir que
todos los pixeles están geo-
referenciados. Este modelo es
útil para describir objetos
geográficos con límites difusos.
En el Modelo Vectorial la
información sobre puntos, líneas
y polígonos se almacena como
una colección de coordenadas
—x, y— relativas a algún
sistema cartográfico, es decir,
con un par de coordenadas se
define un punto, con dos puntos
ESTUDIOS 5
se genera una línea, y con una
agrupación de líneas se forman
polígonos. A estos objetos de
dibujo se asocian luego las
diversas capas de información.
Los SIG y la teoría
arqueológica
Al igual que ha ocurrido
en otras ocasiones dentro de la
historia de la arqueología, la
relativa popularidad adquirida
por esta poderosa herramienta
técnica tras su importación en la
disciplina, se ha visto seguida
de llamadas a la reflexión. Sus
aplicaciones requieren el marco
de una profundización teórica
que guíe y procure un sentido a
los resultados. Jesús Adánez (en
Laporte et. al. 2004), precisa
que es necesario evitar los
efectos de aquella “ley del
martillo” (Moore y Keene 1983),
en que cualquier modelo y
técnica novedosa debe ser
aplicada a la interpretación,
puesto que quien ose no
emplearla estará desac-
tualizado. Como ejemplo baste
mencionar las teorías que
pretenden explicaciones
definitivas pero que siempre
6 ESTUDIOS
resultan ser transitorias sobre
los orígenes o el colapso en las
Tierras Bajas. Cualquier nuevo
modelo —que aparece cada
tres o cuatro años— nulifica los
esfuerzos previos.
En la mayoría de los
casos, la tecnología de los SIG
se ha desarrollado sin una
profundización teórica que sirva
de base para su diseño e
implementación. La relativa
facilidad con la que actualmente
es posible obtener
representaciones digitalizadas
de la fisiografía de un área,
convierte fácilmente al SIG en un
sinónimo del examen de la
asociación entre asentamientos,
cursos de agua o características
topográficas, especialmente por
la evidente liga de la población
con el ambiente natural (Cle-
ment et. al. 2001; D. Hansen
2000). Esta premisa no es
nueva al arqueólogo, quien haría
uso de un mapa topográfico
como la herramienta primaria
para predecir la ubicación de
nuevos sitios.
Aunque nada de eso es
irrelevante por sí mismo, todo
ello ha de insertarse en un
diseño gobernado por los
objetivos teóricos de la
investigación mediante la
elaboración de modelos de tipo
lógico, físico y conceptual
(Carmona y Monsalve 2002;
Rivett 1997).
• Los modelos lógico y
físico se refieren a la
estructura de la base de
datos, es decir, a la selección
de atributos y a la
planificación de las tablas
que los contendrán y de las
relaciones que existen entre
éstas, así como a su
implementación de acuerdo
con el software utilizado.
Existen programas para ser
aplicados al análisis
espacial y la teoría de
localización que ha sido
establecida ya hace tiempo
en los estudios del patrón de
asentamiento prehispánico
(Hodder y Orton 1990).
• El tercer modelo —es
decir, el conceptual— apunta
a la necesidad de advertir
que toda esta organización
ha de responder a una
conceptuación adecuada de
la información misma,
conectada con la formulación
de los problemas por
investigar y el conocimiento
arqueológico relevante. El
poder formular tales
preguntas y determinar el
tipo de información que es
necesaria para responderlas
constituye la etapa de
formación del modelo con-
ceptual. De su correcta
resolución depende la
firmeza de toda construcción
posterior.
Muchos de los modelos
que son aplicados en
arqueología están relacionados
con un espacio físico continuo en
el cual los sitios cercanos tienen
atributos similares (Anselin
1989). En esto, la aplicación del
SIG es de gran ayuda para
observar las variaciones y otros
factores con base en la
proximidad geográfica, dado
que el sistema es capaz de
manejar numerosos tipos de
relaciones y de asistir en la
respuesta a muy distintas
preguntas.
ESTUDIOS 7
Una base de datos de
carácter arqueológico para
las tierras bajas
Los SIG se aplican en
arqueología desde hace dos
décadas (Estrada Belli 1999),
aunque a nuestro parecer, la
aplicación de los SIG debiera
estar limitada a estudios de
escala regional, si bien en la
literatura arqueológica también
hay ejemplos en los que se les
emplea como una herramienta
para la organización y análisis
de la información espacial
dentro de un solo sitio, aun
dentro de un espacio restringido
como viene a ser una cueva
(Moyes y Awe 2000).
Consideramos que en estos
casos la aplicación se refiere a
los aspectos técnicos de
programas asociados con los
SIG (especialmente ArcView),
más bien que a los SIG como
metodología de análisis e
interpretación.
Según se ha indicado, la
base de datos para alcanzar una
interpretación de un fenómeno
de asentamiento a nivel regional
debe incluir distintos campos o
8 ESTUDIOS
coberturas. Un ejemplo para las
Tierras Bajas viene a ser el
siguiente.
• Una de las maneras más
utilizadas para capturar
información geográfica e
incorporarla a un SIG lo
constituye el Sistema de
Posicionamiento Global o
GPS (acrónimo de la
expresión inglesa). Este
sistema permite calcular las
coordenadas de cualquier
sitio arqueológico o
elemento geográfico.
• Además, los elementos
culturales que se consideren
válidos en un nivel regional,
todos conectados a través
de una perspectiva histórica,
a manera de ir construyendo
con los diferentes datos una
idea básica sobre el
proceso económico, social,
cultural y político de esta
región.
• Los rasgos de
producción económica
incluyen: la posición de cada
sitio; su relación a diversas
cuencas fluviales; la
 formación de terrazas en
cerros y serranías; los
trabajos hidráulicos como
pozos y aguadas; la
presencia de chultunes; la
asociación con vegas y
terrazas fluviales; el acceso
a recursos; los afloramientos
de pedernal y las áreas de
actividad para la producción
de implementos de piedra; y
los posibles caminos.
• A su vez, la estructura de
las ciudades está represen-
tada por los conjuntos
arquitectónicos y otros
elementos característicos de
las áreas centrales en las
ciudades de las Tierras
Bajas, como son los
Conjuntos de Tipo Grupo E,
las Acrópolis, las Calzadas y
los terrenos para el Juego de
Pelota, así como la
presencia de monumentos
lisos y tallados, mientras que
los aspectos de población
refieren a áreas de
habitación directamente.
Hay aspectos rituales
adicionales en la presencia
de cuevas y abrigos
rocosos.
• Por otra parte, las
relaciones entre sitios y
regiones se ven apoyadas
por la introducción en el
sistema de algunos grupos y
tipos cerámicos diagnós-
ticos de varias etapas
cronológicas y cuya
presencia y distribución
puede ser significativa; entre
muchos otros pueden
mencionarse categorías
como Mars Naranja y
Naranja Fino, grupos de
decoración negativa y
policromada; tipos especí-
ficos como Chaquiste y
Pantano Impreso; o
tradiciones de pintura
policromada.
• La categoría más alta en
la organización de la
información cultural se refiere
a los conceptos de
organización política en zo-
nas geográficas definidas,
en particular al concepto de
entidades políticas que haya
sido definido como derivado
de la aplicación de algunos
modelos geográficos que
incluyen la Teoría del Lugar
Central, el Análisis del
ESTUDIOS 9
 Vecino más Cercano, y
—principalmente— el
Modelo de Gravedad como
versión ponderada de los
Polígonos de Thiessen, al
colocar los límites de
acuerdo al peso relativo de
los centros (Dunham,
Jamison y Leventhal 1989;
Hodder y Orton 1990; García
Campillo 1992; Laporte y
Mejía 2000; Anaya 2001).
De esta manera, se logra
el diseño de la base de datos
— en sentido conceptual, lógico
y físico— y, por otro, el desarrollo
de algoritmos con los cuales se
puede trasladar al programa los
procedimientos ya ensayados al
amparo de los modelos
geográficos. La aplicación del
ArcView GIS versión 3.2a
conlleva las extensiones
ArcView Spatial Analyst 2.0,
ArcView 3D Analyst 1.0 y Arc
View Network Analyst 1.06,
todos ellos relacionados con el
programa BD SUNIL del Instituto
Geográfico Nacional de Guate-
mala.
10 ESTUDIOS
Será el grado de
coherencia de la conjunción de
los mapas digitalizados, de la
estructura de múltiples variables
de la base de datos y de la
aplicación de los varios
programas y sus extensiones,
con las expectativas de los
supuestos adoptados en el
modelo conceptual, lo que
añada o reste firmeza a las
hipótesis territoriales que hayan
sido construidas.
Algunos ejemplos de la
aplicación del SIG en las
tierras bajas
En el estado de Tabasco,
México, como parte de las
exploraciones en las ciudades
Mayas del río Usumacinta, el
Proyecto Pomona llevó a cabo
un reconocimiento de la región
con el fin de conocer el
asentamiento y los patrones
antiguos del uso de la tierra, así
como para recolectar suficiente
información de campo para el
diseño de un modelo espacial
con base en el SIG, sobre la
extensión territorial y las
definiciones de límites entre
Pomona y Piedras Negras
(Anaya 2001, 2002). Fueron
ubicados nueve sitios de
complejidad variable, con un
sistema jerárquico de cuatro
niveles, en el cual Pomona y
Panhale ocupan los dos
primeros. Además hay tres
centros en el tercer nivel, y otros
cuatro más para el nivel inferior.
Se analiza la posición de los
asentamientos para considerar
los beneficios del control del
acceso hacia la planicie costera
de Tabasco, así como del
dominio de la tierra agrícola-
mente productiva.
Un segundo programa
que aplica un SIG está en la
región Yalahau en Quintana Roo,
en donde el singular paisaje
fisiográfico está dominado por
extensas sabanas (Glover et. al.
2004). El sitio principal de esta
región es T’isil, ubicado al
poniente de Cancún. El sitio
parece estar centralizado
alrededor de un cenote,
cubriendo 3.5 km². Además de
los levantamientos, recoleccio-
nes extensivas de superficie
fueron llevadas a cabo, así como
excavaciones de pozos de
prueba que han revelado un
corto periodo de ocupación al
final del Preclásico Tardío e
inicio del Clásico Temprano. El
uso de un SIG ha sido enfocado
hacia la determinación territorial
de cada sitio reconocido en
base al cálculo volumétrico. Así,
dos de los sitios más grandes
de la región, Sitio 7 y Kimin Yuk
están separados por una
distancia 7 km., con propie-
dades de organización interna
diferentes.
En el noreste de Petén,
los principios de dificultad
aplicados a un modelo SIG
refieren al relieve del paisaje
para entender la relación entre
sitios menores y el centro de
Holmul (Estrada et. al. 2004). En
la imagen resultante se observa
la relación de sitios menores
como Riverona, T’ot y K’o con
caminos óptimos con visibilidad
de Holmul. En el cuadrante
noroeste se descubrió el sitio
Hahakab, mientras al noreste se
observó una ruta hacia
Hamontun. Esta aplicación de
modelos SIG e imágenes de
satélite permitió definir un patrón
de sitios menores contempo-
ráneos a Holmul, y relacionarlos
ESTUDIOS 11
directamente a esta ciudad en
el Clásico Tardío, en una
distancia entre 3.5 y 5 km.
Por otra parte, un
programa enfocado directa-
mente al reconocimiento y
registro de sitios es el Atlas
Arqueológico de Guatemala,
logrando conocer los detalles
geográficos de una compleja
situación fisiográfica que incluye
a varios sistemas fluviales, altas
montañas, crestas calizas,
sabanas abiertas y regiones
pantanosas (Laporte y Mejía
2000; Laporte et. al. 2004). La
dificultad de analizar esos
amplios resultados es evidente,
por lo que el desarrollo de la
técnica de los SIG ha venido a
apoyar grandemente en el
manejo de los datos que
proceden del reconocimiento. Ya
se ha dado a conocer el primero
de los planos que engloba a las
entidades territoriales y políticas
que fueran definidas
originalmente al aplicar el
método de gravedad según el
cálculo de la volumetría de cada
centro principal, y ahora
empleando la base de datos
preparada para el SIG, en donde
12 ESTUDIOS
también existe la capa de los
polígonos ponderados.
Alcances de los Sistemas de
Información Geográfica
Así, después de exponer
los conceptos que guían al SIG
y luego de observar
someramente algunas
aplicaciones que se han hecho
en varios proyectos
arqueológicos de las Tierras
Bajas, se puede concluir que la
utilidad del SIG es ilimitada y que
en un futuro se irá ampliando su
utilidad en la interpretación de
los resultados obtenidos en los
proyectos arqueológicos
regionales. Como síntesis, se
puede agregar entonces que un
SIG permite:
• Realizar un gran número
de manipulaciones, sobre-
saliendo las superposicio-
nes de mapas, trans-
formaciones de escala, la
representación gráfica y la
gestión de bases de datos.
• Consultar rápidamente
las bases de datos, tanto
 espacial como alfanumérica,
almacenadas en el sistema.
• Realizar pruebas ana-
líticas rápidas y repetir
modelos conceptuales en
despliegue espacial.
• Comparar eficazmente
los datos espaciales a través
del tiempo (análisis tempo-
ral).
• Efectuar algunos análisis
de forma rápida, que de ser
hechos manualmente
resultarían largos y molestos.
• Integrar en el futuro otro
tipo de información
complementaria que se
considere relevante y que
esté relacionada con la base
de datos original.
• Con una base amplia
que incluya todo tipo de
información cultural, la
comparación de tales datos
a través del tiempo y espacio
será óptima.
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ESTUDIOS 17
18 ESTUDIOS
 Dr. Edgar S. G. Mendoza*
¿Qué es una Escuela
de pensamiento?
¿Cómo se aplica a la
1
investigación urbana?
* Doctor en Sociología por la Universidad
Estatal de Campinas –UNICAMP– de
Sao Paulo Brasil, Maestría en
Antropología Social por la Universidad de
Brasilia. Licenciado en Antropología y
Arqueología, ambas carreras por la
Escuela de Historia de la Universidad de
San Carlos de Guatemala – USAC–.
Académico de Número de la Academia
de Geografía e Historia de Guatemala.
Actualmente es investigador de medio
tiempo del Instituto de Investigaciones
Históricas, Antropológicas y Arqueológi-
cas de la Escuela de Historia, USAC. e-
mail: esgmendoza@yahoo.es
Introducción:
Sabemos que la ciudad
es el lugar de investigación de
los estudios urbanos de varios
campos científicos, entre ellos
los campos de la Antropología y
Sociología Urbana mundial,
dedicados a las investigaciones
de los grupos sociales que
habitan en la ciudad. La
investigación urbana en el
mundo entero tuvo esquemas
teóricos que dejaron su
influencia en los trabajos de la
época y llegan hasta hoy.
Entendemos que es necesaria
e importante la investigación
empírico-descriptiva pero
también la investigación sobre
la teoría que es la que permite
un esquema de análisis. La
justificación del artículo
comienza con la pregunta: ¿Qué
es una Escuela de
pensamiento?, ¿Por qué de la
1
Este artículo es parte de un capítulo
de la investigación en desarrollo que
se titula: La ciudad en Guatemala:
Teoría y estudios antropológicos (1950-
2000), para el Instituto de
Investigaciones Históricas, Antro-
pológicas y Arqueológicas de la
Escuela de Historia, USAC.
ESTUDIOS 19
selección del término Escuela?
¿Por qué estudiar las Escuelas
de pensamiento de lo urbano?
A mi criterio la trascendencia del
problema que se plantea dentro
del campo científico de la
Antropología y la Sociología de
la ciudad, es porque se
encuentran influenciados por tres
Escuelas teóricas de
pensamiento: La Escuela
Sociológica de Chicago, la
Escuela Antropológica de
Manchester y la Escuela
Marxista Francesa de
Sociología Urbana, todas ellas
gestadas en un período de
tiempo y espacio entre 1915-
1977. Sin embargo, a pesar del
tiempo en la actualidad estas
escuelas continúan con validez
a través de los corpus
bibliográficos que dejaron para
la posteridad.
En los antecedentes de
la historia de las ciencias en
general existen Escuelas de
pensamiento que son un inicio
de la conformación de un pen-
samiento que surge en diversos
momentos históricos, políticos y
sociales. La Escuelas también
20 ESTUDIOS
aparecen en las ciencias físicas
y sociales. Para el caso de las
últimas, el aparecimiento de au-
tores, obras y equipos de traba-
jo ubicados en alguna institución
permite una institucionalización
de las ciencias, facilitando la re-
producción de los cuadros aca-
démicos, principalmente en
Francia, Inglaterra y Estados Uni-
dos.
Entre los objetivos gene-
rales del artículo se mostrará la
importancia de la teoría en la
interpretación de Escuelas de
pensamiento que influenciaron e
influencian los estudios urbanos
a nivel mundial. De igual forma
intenta colocar en discusión
nociones teóricas que son
necesarias en la investigación
antropológica y sociológica
dedicada a lo urbano en Guate-
mala. Entre los objetivos
específicos, es un primer intento
de mapear las teorías, autores,
obras, discípulos de una
comunidad científica inter-
nacional apoyándome en la
noción de Escuela. Asimismo,
indicar la importancia de la
noción de Escuela de
pensamiento en el análisis de
tres Escuelas que influenciaron
los estudios urbanos a nivel glo-
bal.
El artículo se divide en
dos secciones: 1) La Sociología
de las Escuelas de
pensamiento, 2) Una
aproximación del desarrollo de
las tres Escuelas que han
influenciado los estudios
urbanos a nivel general como lo
son, la Escuela Sociológica de
Chicago, la Escuela
Antropológica de Manchester y
la Escuela Marxista Francesa de
Sociología Urbana. Finalmente
tenemos las conclusiones.
1. La Sociología de las
Escuelas de
pensamiento
El fundamento teórico de
este artículo es a través de un
ángulo de la Sociología del
conocimiento. La Sociología de
las Escuelas de pensamiento
muestra cómo esta categoría
puede ser útil en el análisis de
tres Escuelas a nivel teórico que
influenciaron a la antropología de
la ciudad: La Escuela
Sociológica de Chicago que dio
origen a la Sociología y
Antropología urbana, a través de
un programa de investigación de
la ciudad de Chicago entre
1915-1935. Posterior a la
Segunda Guerra Mundial, el
proyecto de investigaciones
urbanas y rurales en África-Cen-
tral fue elaborado por la Escuela
Antropológica de Manchester, en
los años 50 y 60. La otra Escuela
que influenció el campo de la
Antropología Urbana y
Sociología Urbana, venida de
Francia, fue la llamada Escuela
Marxista de Sociología Urbana,
que desarrolló investigaciones
entre 1967-1977, tomando en
cuenta al Estado, las políticas
urbanas y los movimientos
sociales.
En la Sociología, uno de
los precursores en la utilización
de la noción, fue el sociólogo
Pitirim Sorokin en su trabajo
Contemporary Sociological
Theories [1928]. Se puede decir
que fue el primer autor en
describir sobre las diversas
Escuelas en el pensamiento
ESTUDIOS 21
sociológico. En su libro propuso
una tipología como una serie de
Escuelas. Entre ellas, la Escuela
de Le Play (:63-98). La Escuela
geográfica (:99-193), Escuela
antropológica-racial (:210-308),
Escuela de interpretación
sociológica por la lucha por la
existencia y la Sociología de la
guerra (:309-356). La Escuela
sociologística (:433-487) y la
Escuela psicológica (:600-659).
En la introducción del libro,
Sorokin (:XX-XXI) explica sus
criterios de análisis a través de
una descripción en tres planos
(cronológico, económico y
biográfico). Divide el libro en
grandes Escuelas y sus
variantes representadas por una
línea de investigación
específica. Escribió comen-
tarios sobre los predecesores y
su conexión con el pasado y el
presente, sus principios,
generalizaciones y propuestas.
Al leer sobre las
Escuelas definidas por Sorokin,
observé una estructura de
análisis determinada por: a) La
existencia de un campo de
estudio, sus predecesores en el
22 ESTUDIOS
tiempo, los autores y las obras,
una localización geográfica y
temática, los líderes y su relación
con colaboradores y
seguidores, b) Los métodos, los
objetivos, las propuestas, las
categorías analíticas, las
hipótesis y finalmente, c) una
sección de crítica a la Escuela.
La riqueza del libro de Sorokin
permite tener una idea de los
indicadores para una Escuela. A
pesar de que no pretendía en los
años 20 proponer una definición
de Escuela, puedo considerarlo
el pionero de esta perspectiva.
El minucioso estudio de Sorokin
sobre el pensamiento
sociológico hasta 1928, fue un
primer intento de mapear las
teorías, autores, obras,
discípulos de una comunidad
científica internacional,
apoyándose en la noción de
Escuela.
A diferencia de Sorokin y
de la Sociología, Kuhn (1975)
definió el término Escuela para
las Ciencias Físicas como:
“Las Escuelas son una
característica de los
 primeros estados del
desarrollo de una ciencia
(:37) ... en el período pre-
paradigmático cuando se
tiene una multiplicidad de
Escuelas en competencia,
se torna muy difícil
encontrar pruebas de
progreso a no ser en el inte-
rior de las Escuelas (:205) ...
hay Escuelas en las
ciencias esto es;
comunidades que abordan
el mismo objeto científico a
partir de puntos de vista in-
compatibles ... están
siempre en competencia y
en la mayoría de las veces
esas competencias
terminan rápidamente
(:221) ... las Escuelas
compiten por el dominio de
un campo de estudios
determinado (:222).”
Podemos notar que para
Kuhn (op.cit.), las Escuelas
están en una jerarquía menor
que un paradigma bien como su
multiplicidad y competencia.
Veamos ahora la definición que
Kuhn elabora para paradigma
para contrastar con el término
Escuela:
“Considero paradigma a las
realizaciones científicas
universalmente recono-
cidas que durante algún
tiempo, proporcionan
problemas y soluciones
modelares para una
comunidad de practicantes
de una ciencia (:13) ... en su
uso establecido, un
paradigma es un modelo o
patrón aceptados (:43) ...
tradición de práctica
científica (:117) ...los
paradigmas determinan al
mismo tiempo grandes
áreas de la experiencia
(:165) ... un paradigma es
aquello que los miembros y/
o hombres de una
comunidad comparten ... un
paradigma gobierna en
primer lugar no un objeto de
estudio, pero sí un grupo de
practicantes de la ciencia
(:224).”
En las dos definiciones
se puede notar la diferencia en-
tre Escuela y paradigma. La
Escuela está definida por la
comunidad de cientistas y su
interacción. El paradigma sería
ESTUDIOS 23
el sistema de ideas producto de
los estudios de una comunidad
de cientistas. Pero esto
corresponde a las Ciencias
Físicas. Veamos cómo los
sociólogos definen una Escuela
de pensamiento.
El principal autor de una
Sociología de las Escuelas de
pensamiento es Tiryakian
(1979:215-223) sin embargo,
en su propuesta, observamos
influencia en alguna medida de
Robert Merton y su Sociología
de la ciencia. Para Tiryakian el
término Escuela de
pensamiento es un concepto
típico-ideal. Resumiendo la
definición, puedo indicar las
características generales que el
autor establece: a) la Escuela es
un concepto heurístico, b) un
grupo real de intelectuales
localizados en tiempo y espacio
en un período formativo, c) un
fundador líder como figura cen-
tral y sus seguidores, d)
personalidad y carisma del líder
como intelectual innovador con
nuevas ideas, puntos de vista y
orientaciones, d) una institución
visible, e) miembros hetero-
géneos (dentro de la Escuela),
24 ESTUDIOS
f) un paradigma innovador
creado por el líder como una
forma de análisis conceptual de
la realidad, g) seguidores de la
misma generación del líder, h)
nuevos miembros juniors
entrenados por el líder y sus
seguidores senior como
agentes de institucionalización,
formalización y sucesión, i) la
necesidad de una revista para
divulgar las ideas del grupo, así
como un editor de ella, que
también se encargue de buscar
financiamientos institucionales
importantes, j) la producción del
trabajo por dos o tres
generaciones, k) la localización
geográfica de la Escuela,
preferiblemente en áreas
metropolitanas como las
ciudades por el hecho de tener
acceso a otras disciplinas,
canales de comunicación con
colegas, publicaciones
periódicas de revistas y l) la
publicación de un documento o
manifiesto de la Escuela como
una manera de mantener una
identidad, por ejemplo, las
Reglas del método sociológico
de Durkheim, o el Manifiesto del
partido comunista de Marx.
 La definición de Escuela
de pensamiento de Tiryakian
deja de lado el contexto social
en que ella fue producida, para
él, el término no es una categoría
histórica. Las características
generales de la Escuela de
Tiryakian nos permiten saber
cómo se podría definir una
Escuela de pensamiento en la
Sociología y en la Antropología.
Con todo, existen críticos de la
noción, como Amsterdamska
(1985:332-335) el cual hace
algunos comentarios sobre el
término Escuela, sugiriendo los
conflictos, desafíos en
determinados campos y
períodos históricos, la
dependencia de una
organización institucional y una
estructura de autoridad y
jerarquía entre la comunidad de
cientistas y en la ciencia.
Por otro ángulo, Harvey
(1987:245-253) afirmó que el
término Escuela es ambiguo y
vago, porque una Escuela bien
podría tener variantes y no es
identificable como una unidad
administrativa rígida. Para él,
una Escuela de pensamiento
podría ser clasificada como un
pequeño grupo informal sin un
departamento, subgrupos
informales de un departamento,
grupo informal de subgrupos de
un departamento, subgrupo for-
mal interdepartamental, grupo
formal interdisciplinar e
interdepartamental, grupos
interfacultades o colleges o una
organización autónoma de
investigadores. Podría ser una
red de contemporáneos
aceptando o compartiendo
ideas similares sin ninguna
crítica o como dice (Crane
1972:87 citado por Harvey
ibíd.:248), “...una secta
religiosa, iglesia, doctrina o
política, relativamente cerrada,
que se resiste a las influencias
externas con una visión
ortodoxa.” Para Harvey (:24) hay
un sentido de misión, no existe
el estímulo a una
interdisciplinaridad, ni trabajo
híbrido en las fronteras
disciplinares o áreas de
investigación. La Escuela
debería de traspasar las
fronteras institucionales y no
sólo pertenecer a una institución
central. Los comentarios de
Harvey a la noción de Escuela
de pensamiento en términos
ESTUDIOS 25
generales complementan y
refinan la definición de
Tiryakian. Según Harvey, la
Escuela debe ser más abierta a
otras influencias teóricas.
La propuesta y escogidos
construcción de Tiryakian del
término Escuela de
pensamiento como una
herramienta de interpretación en
la historia de la Sociología es
reciente. En la bibliografía que
consulté la noción ha sido poco
trabajada. En el caso de la
Sociología norteamericana, el
mismo Harvey (op.cit.) hizo un
trabajo sobre la Escuela de Chi-
cago aplicando y criticando la
noción de Escuela. Por su lado
Faught (1980) trabajó la
trayectoria de Everett Hughes
localizándolo como un
reproductor de la Escuela de
Chicago en la transmisión de los
postulados metodológicos e
investigación de campo.
Otros estudios tanto
anteriores como contempo-
ráneos de la propuesta de
26 ESTUDIOS
Escuela de pensamiento de
Tiryakian, son trabajos
historiográficos e interpretativos.
Menos preocupados en pensar,
analizar o definir el término. Me
apoyo en algunos autores
para este
tratamiento. Para los Estados
Unidos, en lo que concierne a la
Sociología urbana se destacan
dentro de ella varias Escuelas
de pensamiento como la
Escuela del complejo ecológico,
Escuela económica, Escuela
tecnológica, Escuela orientada
para el valor y la Escuela del
poder social.2
En el caso francés,
tenemos varios trabajos sobre
dos Escuelas: la primera fue la
Escuela Sociológica Francesa
liderada por Émile Durkheim en
donde se discuten diversos
aspectos de la Escuela como
colaboradores, revistas,
contexto histórico etc. 3 La
segunda, la Escuela de los
Annales liderada por Marc Bloch
y Lucien Fevbre que
2
Sjoberg (1976).
3
Besnard (1976) y Karady (1979).
contribuyeron al desarrollo de
una nueva perspectiva en la
historia. Esta Escuela fue
analizada por dos historiadores
de las ideas que mostraron su
desarrollo.4
Para el caso alemán, la
Escuela de Frankfurt, con los
liderazgos de Theodor Adorno y
Max Horkheimer se realizó un
trabajo que menciona cómo el
grupo se organizó y sus
respectivas migraciones y
exilios en la época de la II guerra
mundial. 5 En Inglaterra,
existieron los liderazgos de
Bronislaw Malinowski en la Lon-
don School of Economics, y de
Alfred Radcliffe-Brown en las
Universidades de Oxford y Cam-
bridge junto con una generación
de antropólogos británicos entre
1930-1940.6 También tenemos
a Max Gluckman en la
Universidad de Manchester en
la dirección de Rhodes-
Livingstone Institute en Zam-
bia.7 Para el caso brasileño, se
han estudiado la Escuela de
Medicina de Bahia de Nina
Rodrigues,8 la Escuela Paulista
de Sociología liderada por
Florestan Fernandes,9 y de las
Escuelas Bahiana y Paulista de
relaciones raciales. 10 Como
observamos existe una
constante utilización del término
Escuela de pensamiento en
diferentes trabajos.
2. Las Escuelas de
pensamiento y su
influencia en los
estudios urbanos
2.1 La Escuela Sociológica
de Chicago
La Escuela Sociológica
de Chicago tuvo su mayor
influencia en la investigación ur-
bana en todo el mundo entre los
años 30 y 60 tanto en la
Sociología como en la
Antropología con un

7
Werbner (1984).
4
Burke (1991) y Dosse (1992). 8
Correa (1998).
5
Assoun (1991) y Ortiz (1986). 9
Arruda (1995).
6
Kuper (1978). 10
Guimaraes (1999).

ESTUDIOS 27
refinamiento teórico en los años
70 con el interaccionismo
simbólico. La Escuela
Sociológica de Chicago
conocida en el mundo entero dio
un paso importante en el
desarrollo de la Sociología en
términos generales y de una
Sociología Urbana y sociólogos perteneció a una
Antropología Urbana en
términos específicos. Su
herencia se mantiene hasta hoy
y sus trabajos seminales tanto
teóricos cuanto empíricos
continúan siendo leídos y
editados en la actualidad.
Además no puedo dejar de
mencionar otras Escuelas de
Chicago de la época, como de
Arquitectura, Ciencia Política,
Economía, Filosofía y cago— que le permitiría tener
Psicología. Todas ellas tuvieron
influencia en sus respectivos
campos de disciplinas en
determinado contexto histórico y
esquemas teóricos. De igual,
forma en mi opinión, la Escuela
de Chicago es parte de la
Sociología americana que tiene
diversas corrientes y interpretativos sobre ella. Lo que
desdoblamientos como la
desarrollada en la Universidad
de Columbia y la Universidad de
Harvard.
28 ESTUDIOS
Siguiendo a Tiryakian, la
existencia e importancia de un
líder carismático en el caso de
Chicago fue Robert Park, que
impulsó una línea o líneas de
pensamiento como la ecología
humana e interaccionismo
simbólico. El grupo de
institución, la Universidad de
Chicago con una revista para la
divulgación de los trabajos de la
Escuela como fue la American
Journal of Sociology fundada en
1895, un año antes del L’Anné
Sociologique creado por
Durkheim en 1896. De igual
forma, la Escuela estaría
localizada en una ciudad
importante —en este caso Chi-
acceso a otros medios
informativos, universidades y
grupos de investigadores.
Escribir sobre la Escuela
de Chicago es una tarea difícil,
pues existe una infinidad de
trabajos detallados e
presento aquí es un resumen,
una manera de poder entenderla
como una precursora del
surgimiento de una Sociología y
Antropología Urbana a nivel
mundial y su influencia en otros
países. Diferente de los amplios
trabajos sobre la Escuela de Chi-
cago, se pensó en organizar el
artículo de la Escuela a través de
varias generaciones siguiendo
la propuesta de Mannheim
[1928] (1982:70) de entender la
generación como un grupo de
personas que están dentro de
una estructura social y una
situación común dentro de
determinadas circunstancias
histórico-sociales.
Las generaciones de la
Escuela de Chicago
El desarrollo de la
Escuela de Chicago en mi
opinión, tuvo diferentes
momentos históricos,
generaciones y desdoblamiento
teóricos. No se puede pensar la
Escuela de Chicago como
homogénea, sino como
heterogénea con varias
perspectivas de análisis, sin
embargo mantuvo una matriz
ecológica. El refinamiento
teórico de una Escuela de
pensamiento se debe a varios
factores: el contexto histórico-
social, las teorías sociológicas
de la época y las diversas
generaciones que la conforman
y que se suceden entre ellas.
Cada generación trae un back-
ground diferente de
conocimientos que se van
consolidando y refinando. Para
defender este punto de vista,
siguiendo Mannheim sobre la
coexistencia y contempora-
neidad de generaciones,
propongo cuatro generaciones
dentro de la Escuela de Chicago
todas ellas heterogéneas
coexistiendo en cierto momento
histórico-social.
Los Estados Unidos
tuvieron un desarrollo urbano
después de la Guerra civil
(1860-1865), con el proceso de
industrialización, crecimiento
demográfico, urbanización,
ferrovías, etc., extendiéndose a
todos los lugares, como fue la
marcha para el oeste
americano. Fue una etapa de
movilidad social y de
transformaciones políticas y
económicas. En el caso de la
ciudad de Chicago se convierte
en un polo industrial con una
fuerte presencia de inmigrantes
ESTUDIOS 29
europeos y de otros lugares que
llegaron entre 1848-1945. La
ciudad de Chicago, entre 1850-
1890, se transformó en una gran
urbe con más de un millón de
habitantes. Fue la segunda
ciudad mayor americana en los
40 años siguientes. La ciudad
creció tres veces alcanzando en
1930 casi 3.400,000 habitantes
(Bulmer 1984:12). Chicago se
convierte en un laboratorio so-
cial para investigaciones junto
con el desarrollo urbano. En este
contexto la Sociología de Chi-
cago surge y se consolida. Fue
en este contexto y eventos
sociales donde las gene-
raciones de investigadores
tuvieron su producción
intelectual.
La primera generación
estuvo formada por los primeros
profesores que estuvieron
desde la fundación de la
Universidad de Chicago en
1892, participando de la
creación del primer
Departamento de Sociología en
los Estados Unidos, apoyados
financieramente por la
Fundación John D. Rockefeller.
En esa primera generación
30 ESTUDIOS
estaban, Albion Small (1854-
1926), William I. Thomas (1863-
1947), George E. Vincent (1864-
1941), Charles Henderson
(1848-1915), Georg Herbert
Mead (1863-1931), todos ellos
coetáneos y profesores en la
Universidad de Chicago al final
del siglo XIX y en los inicios del
siglo XX. Con Albion Small se
origina un énfasis de una
Sociología de investigación de
campo (Coulon 1995:15). No
obstante, según Bulmer
(op.cit.:25) existía desde los
primeros profesores una
tradición por la preocupación en
los problemas sociales,
reformas, envolvimiento social
con la ciudad etc. Se intensificó
el envío de los alumnos a
investigar esos problemas y
proporcionar informaciones de
primera mano, esto fue una
tendencia que quedaría
consolidada años después con
la investigación urbana con
Robert Park, W. Thomas y
Ernest Burgess. El interés
reformista se debe a la influencia
de una Sociología religioso-
filosófica con una tendencia al
reformismo protestante y
servicio social.
 La integración entre
universidad y ciudad mostraba
a una universidad dedicada a
los problemas de la ciudad. La
universidad estaba al servicio de
la comunidad, eso estaba ya
dado en Chicago con gran
anticipación. La investigación
urbana en Chicago fue
importante porque los temas
que estudió, hoy en día
continúan en las grandes
ciudades. El propio Robert Park
con sus ideas fundamentales de
la relación investigación y
enseñanza, son aspectos que no
se separaban, era la fórmula de
una buena enseñanza donde el
profesor debería ser al mismo
tiempo investigador.
La relación ciudad,
universidad, enseñanza e
investigación eran importantes
en ese período en Chicago, así
como los diversos trabajos de
campo que fueron hechos y que
mantienen su actualidad. De la
misma forma la influencia de una
teoría social europea tuvo su
impacto en la Sociología
americana a finales del siglo XIX
con el positivismo de Auguste
Comte, Herbert Spencer y el
llamado Darwinismo social que
fueron corrientes teóricas
importantes entre 1850-1900
que enfocaron a las sociedades
sobre la perspectiva de un
proceso de evolución. De igual
manera, otros autores clásicos
como É. Durkheim, G. Simmel y
M. Weber fueron la base de la
Escuela Sociológica de Chi-
cago en la propuesta de una
teoría de la ciudad.
No obstante, a pesar de
una fuerte orientación teórica,
según Albion Small (citado por
Bulmer op.cit.:25) para entender
determinadas abstracciones de
la realidad, se tornó necesaria
la búsqueda de respuestas en la
misma realidad, siendo este
aspecto el que sería
sistematizado por la segunda
generación de sociólogos en
Chicago en las tres primeras
décadas del siglo XX con una
serie de combinaciones de
perspectivas y de metodología
de trabajo de campo. Vemos
aquí una situación de
generación, como dice
Mannheim (op.cit.), con una
conciencia de grupo, afinidades
ESTUDIOS 31
profesionales e identidades
colectivas.
La segunda genera-
ción procuró una objetividad en
la búsqueda de datos y una
aproximación a la sociedad y a
la ciudad junto con el desarrollo
de una línea teórica de
investigación llamada ecología
humana, relacionada con una
psicología social, orientada a
trabajar con la ciudad y sus
problemas sociales. Además de
estas perspectivas, la Escuela
se interesó por la teoría
sociológica e Historia de la
Sociología. Esto nos lleva a
pensar a la Sociología de Chi-
cago como convergente en
términos teóricos y meto-
dológicos y no restringida a
determinada orientación teórica
unilineal. A pesar que el tema
ecología humana era pre-
dominante, la Escuela incorporó
otras tendencias teóricas en su
desarrollo.
La Escuela de Chicago
ha sido acusada injustamente
de ser una Escuela de
pensamiento más empírica que
32 ESTUDIOS
teórica. Como veremos, la
propuesta de la ecología
humana fue un cuerpo teórico
que influenció en aquella época
a la Sociología norteamericana
principalmente en los estudios
urbanos. Autores europeos,
como Émile Durkheim, Georg
Simmel, Ferdinand Tönnies,
Oswald Spengler y otros,
fortalecieron una teoría
sociológica norteamericana
junto con el Spencerismo y
Darwinismo social, alimentando
la tendencia liberal, el
individualismo y el pragmatismo
Norteamericano.
La segunda y la tercera
generación se localizan entre
las dos guerras mundiales,
siendo así que se puede
considerarlas como dos
generaciones intermediarias
dentro de una generación real
(Mannheim op.cit.). Ambas
generaciones pertenecerían a la
conocida Golden Age de la
Escuela de Chicago entre 1915-
1935 con sus brillantes
profesores, alumnos y
discípulos. Todo este grupo
construyó una Sociología a nivel
mundial. En la segunda
generación se incluye a los
profesores Robert Park (1864-
1944), Ellsworth Faris (1874-
1953), Ernest Burgess (1886-
1966), Roderick McKienzie
(1887-1940), William Ogburn
(1886-1959) y en la tercera
generación, (formada de
alumnos y discípulos) estaban,
Herbert Blumer, Everett Hughes
(1897-1981), Louis Wirth (1897-
1952), Robert Redfield, Nels
Anderson, Clifford Shaw, Robert
E. L. Faris, Frederick Thrasher,
Harvey Zourbaugh, Ruth Cavan,
Franklin Frazier, Paul G.
Cressey, Donald Cressey, Paul
F. Cressey, Frances Donovan,
Helen MacGill Hughes, Edwin
Sutherland, Samuel Stouffer,
Phillip Hauser, Earl Johnson,
Ernest Mowrer, E.T. Hiller, Harold
Gosnell, Albert Lepawsky, Walter
Reckless y William Foote
Whyte. La contemporaneidad de
las dos generaciones muestran
su convivencia interna
existiendo un nexo participativo
tanto social como académico.
Se pueden colocar juntas
a las dos generaciones por el
hecho de compartir la conocida
edad de oro de la Escuela,
donde se desarrolló la
investigación sistemática de la
ciudad de Chicago siendo hasta
hoy la ciudad más investigada
del mundo. Robert Park propuso
una agenda de investigación
que fue seguida por sus
colaboradores y alumnos
construyendo un cuerpo de
categorías analíticas tomadas
del biologismo, naciendo la
ecología humana, que al ser
aplicada a la ciudad se convirtió
en la ecología urbana. Se
considera que el aspecto más
rico de la Escuela de Chicago
fueron las investigaciones
etnográficas urbanas hechas
con un modelo de investigación
tanto cuantitativa como
cualitativa con trabajo de
campo, observación partici-
pante, métodos de historia de
vida, documentos personales,
surveys, mapas y estadísticas.
Produjo un corpus de
investigaciones que represen-
taba diversos puntos de la
ciudad de Chicago sus áreas
naturales y áreas morales, así
como sus zonas de vicio y el
comportamiento desviado de
sus frecuentadores.
ESTUDIOS 33
La ecología humana y la
interacción social
La agenda de investiga-
ción incluía la ciudad como un
todo: instituciones, estructura
social, organización social,
estratificación social, zonas de
vicio, psicología social de la
ciudad, mundos sociales,
inmigración, migración de la
comunidad afro-americana y
europea, demografía, ecología,
población, grupos marginales,
delincuencia, habitación,
aspectos patológicos, economía
informal, saneamiento, rela-
ciones raciales, delincuencia y
barrios. Según la perspectiva
reformista de los investigadores,
todos estos elementos eran
estudiados detalladamente,
como una forma de entender
primeramente la ciudad para
después cambiarla. Para
Gilberto Velho, la importancia de
la Escuela de Chicago fue
enfrentar los problemas de la
ciudad con un grupo
heterogéneo de investigadores
que desarrollaron una
metodología de trabajo de
campo que podría ser aplicado
a la metrópoli. La combinación
34 ESTUDIOS
de métodos permitió una
propuesta teórica y
metodológica innovadora en la
investigación social:
“La perspectiva de la
Escuela de Chicago, que
tuvo su origen al final del
siglo XIX e inicio del siglo
XX, enfrentó las novedades
de la vida metropolitana en
relación a lo que se sabía
de sociedades tradi-
cionales. Se trataba
fundamentalmente de un
grupo de cientistas sociales
no homogéneo, sin una
unidad de doctrina, perso-
nas que se preocupaban
con sociedades tribales, con
sociedades campesinas y
con el medio urbano y al
enfocar sus estudios a la
ciudad —específicamente
Chicago—, desarrollaron
varios métodos de trabajo
complementarios. Hacían
trabajo de campo,
observación participante,
usaban métodos cuantita-
tivos y estadística, no hacían
separaciones rígidas en
términos de métodos y
técnicas de trabajo. En la
realidad sabían que era
preciso utilizar métodos
cuantitativos en determi-
nados momentos y qué en términos teóricos,
pensaban que era muy
natural e inevitable
envolverse directamente
con los grupos que estaban
estudiando, viviendo con
ellos, conviviendo con ellos
e intentando entender lo
que para nosotros hasta hoy
estamos procurando saber:
cómo es que las personas
piensan, sienten y ven el
mundo. Cuál es la
construcción social de la
realidad que envuelve
grupos y categorías sociales
específicos. El pensa-
miento, la perspectiva y las
maneras de trabajar de la
Escuela de Chicago
estaban ligadas a ecología humana, en términos
preocupaciones evidentes
de reforma social frente a
los problemas urbanos, de
cuestiones presentes de la
vida en las grandes
ciudades, pero reflexio-
naban problemas más ge-
nerales sobre sociedades y
sobre ciudades no sólo en
los Estados Unidos como en
el mundo en general. Es
importante subrayar, por
buena parte de la
perspectiva de la Escuela
de Chicago es inspirada
directamente en la obra de
Georg Simmel ... que fue
particularmente fértil en Chi-
cago a través de Park ...”
(Testimonio de Gilberto
Velho en Bastos y Cordeiro
1997:322, 323).
La preocupación del
grupo de Chicago no sólo era la
ciudad como espacio de
investigación, pero sí, la
sociedad mayor. Robert Park
fue el principal teórico de la
ecología humana que la aplicó
al estudio de la ciudad. La
generales, como se indicó
antes, consistía en una analogía
biológica que veía a la sociedad
como un organismo biótico, so-
cial y cultural, relaciones
simbióticas, competencia entre
seres e instituciones que
contenían fuerzas selectivas de
adaptación al ambiente físico,
ESTUDIOS 35
competencia personal, econó-
mica y de especialización del
individuo urbano.
Otra característica era el
énfasis de comportamiento y de
personalidad como formas
específicas de organización so-
cial observando los grupos con
sus tipos, estilos de vida y su
lucha por la sobrevivencia,
facilitando una división funcional
de trabajo procurando aspectos
universales del comportamiento.
El estudio de la interacción so-
cial entre los grupos localizados
en la ciudad, su crecimiento
poblacional y especialización
eran preocupaciones de la
Escuela en aquella época. En-
tre las categorías más utilizadas
en el referencial teórico de la
Escuela tendríamos: la
competencia, organización y
desorganización social, comu-
nidad, simbiosis, adaptación al
ambiente y sucesión. Todas
ellas fueron categorías que
guiaron las investigaciones en la
ciudad siendo constantemente
refinadas con los datos
empíricos.
36 ESTUDIOS
Los investigadores
influenciados por la ecología
humana pretendían estudiar un
equilibrio y desequilibrio de un
conjunto de elementos limitados
por la proximidad geográfica. La
ciudad era considerada como
un área natural y en ella se
estudiarían las personas en su
organización y desorganización
social en la búsqueda de un
equilibrio en cuanto orden moral,
siendo el área natural el
instrumento que indicaría el
sistema de estructura de
competencia, localización de los
tipos de personas y
personalidades de los
individuos en su interacción so-
cial. Para los ecologistas la
ciudad era un ambiente natural
o unidad ecológica. Para Park
existían dos niveles: el biótico o
comunidad (áreas naturales) y el
nivel cultural o sociedad (orden
moral) que incluía la solidaridad
social y acciones colectivas
(Reissman 1969:103, 104).
El estudio ecológico de la
ciudad seguía tres análisis: a)
descripción y características de
las áreas urbanas apoyadas en
el uso de la tierra, b) descripción
de las características de los
habitantes de una área como la
edad, ocupación, etnia y
religión, c) los cambios y
composición de la población y
el uso de la tierra. Los análisis
iniciaron con los clásicos
estudios ecológicos de Chicago
y sus áreas naturales como
suburbios, costa de oro, gueto,
hobos (hobohemia), los distritos
centrales de negocios y otros
(Reissman ibíd.:105). La
agenda de investigación
detallaba las diversas áreas de
la ciudad de Chicago. Sus
investigadores convirtieron a
Chicago en aquel período, en el
lugar más investigado del
mundo sociológicamente y
continúa siendo hasta hoy.
Dentro de esta agenda
de investigación, encontramos
la conocida propuesta de Ernest
Burgess [1923] (1970:353-368).
Sobre las cinco zonas
concéntricas siendo el producto
de la aplicación de la ecología
urbana a la ciudad. Las zonas
eran: zona I, el centro comercial
y de negocios, la zona II, llamada
zona de transición, la zona III de
los barrios operarios, la zona IV
área residencial de clases me-
dias y elevadas, y la zona V de
las personas que vivían en los
alrededores y viajaban
diariamente a la ciudad para
trabajar. Algunas de las críticas
al esquema ideal de las zonas
concéntricas de Burgess
indicaban que no se aplican a
todas las ciudades porque
existen variaciones locales y
geográficas recurrentes. En el
modelo de las zonas
concéntricas no fue considerada
la geografía, los factores indus-
triales y la comparación con
ciudades europeas que tienen
otra distribución espacial. Otra
crítica se refiere al proceso de
urbanización que no es
simplemente la migración del
campo a la ciudad. Los grupos
mantienen y fortalecen sus lazos
y modos de vida sean primarios
o secundarios desarrollando una
organización social en el medio
urbano de las grandes ciudades.
Además de eso, la aplicación
universal del modelo posee
características de los años 20 y
30 en la ciudad de Chicago
tomado como un modelo univer-
sal y difícilmente puede ser
ESTUDIOS 37
aplicado a todas las ciudades
(Giddens 1984:79 y 81).
Aunque existen críticas al
modelo y a otras propuestas de
la Escuela, no se puede negar
que desde aquella época se
estaba haciendo una
Antropología y Sociología de la
ciudad y en la ciudad. Para el
antropólogo brasileño Gilberto
Velho, en ese mismo período,
Robert Park estaba leyendo
Malinowski en 1922 ó 1923
mostrando la actualidad de los
métodos y el acompañamiento
de lo que estaba siendo hecho
por la Antropología en esos años
20. Los dos autores Malinowsky
y Park eran contemporáneos,
uno estudiando los Trobrian-
deses y el otro la ciudad de Chi-
cago:
“Efectivamente en el inicio
del siglo XX, ya estaba
siendo hecha una
Antropología en la ciudad.
Esa idea que los antropólo-
gos estaban investigando lo
exótico distante es una
versión que tal vez pueda
ser localizada sobre todo en
la Antropología británica...
38 ESTUDIOS
esa idea de lo exótico y lo
distante como objeto
legítimo y exclusivo pertene-
ce a un linaje antropológico
que teniendo sus propios
méritos, fue dominante du-
rante algún tiempo, pero
creo que también ya dejó de
ser... La versión que
sostengo, muestra que de
cierta forma, en cuanto
Malinowski estaba es-
tudiando a los Triobrian-
deses, Park estaba
estudiando Chicago, o sea
son contemporáneos...
Exactamente, lo que estoy
intentando demostrar es
que de hecho, se comenzó
a hacer una investigación
antropológica en la ciudad
en el inicio del siglo. Tal vez
hasta con raíces más
antiguas, pero de un modo
sistemático con departa-
mentos, con instituciones
académicas, es en ese
momento que Park era una
persona que estaba
leyendo, en 1922 ó 1923, el
trabajo de investigación
innovador de Malinowski.
Park hacía un trabajo
importante y estimulante, se
 preocupaba con socieda-
des tribales y de una
manera general con la
sociedad, no sólo con su
ciudad.” (Testimonio de
Gilberto Velho en Bastos y
Cordeiro op.cit.:324).
La trayectoria de la
Escuela Sociológica de Chi-
cago llegó a una cuarta
generación que fue la de pos-
guerra estando entre los autores
más conocidos, Howard S.
Becker, Erving Goffman y Mo-
rris Janowitz, como también
hubo un desarrollo mayor del
llamado interaccionismo
simbólico. La generación fue
conocida como la New Chicago
School entrenada por la tercera
generación con una influencia
del interaccionismo simbólico
desarrollado por dos vertientes:
una más antigua, de los años 20
de George H. Mead y la otra de
los años 40 y 50 con Herbert
Blumer que mantenía el énfasis
en la investigación empírica y la
construcción de teoría. En los
años 70 fue creada la revista
Urban Life por los seguidores de
la Escuela de Chicago o neo-
chicagoanos como son
conocidos (Harvey 1987:264-
268).
A pesar del aporte de la
Escuela de Chicago, hay críticas
en términos generales a la
llamada Ecología urbana de
Chicago, no obstante la herencia
de la investigación empírica
continúa hasta hoy. Creo
oportuno indicar algunas de las
críticas a la Escuela como: a) la
ausencia de una consideración
de las causas económicas que
determinan cambios de los
grupos sociales, así como la
dificultad teórica de las
propuestas generalizantes de la
Escuela que no pueden ser
aplicadas a todas las ciudades,
b) la inexistencia de estudios de
los cambios históricos de la
sociedades de un régimen de
propiedad privada, los
movimientos sociales, determi-
nismo tecnológico en el
desarrollo de las ciudades, c) la
crítica a la tendencia amplia de
estudios de patología social y d)
se dejaban de lado las políticas
de gobierno y estatales,
conflictos de clase, Estado,
desarrollo de la ciudad junto con
el capitalismo industrial y el
ESTUDIOS 39
urbanismo. La mayoría de los
aspectos no fueron tomados en
cuenta por la Escuela de Chi-
cago en sus investigaciones,
esto es, la sociedad como un
todo no fue estudiada. A pesar
del esfuerzo de los investigado-
res sólo consiguieron estudiar
algunos sectores de la ciudad.
Esta serie de críticas en
términos generales, deben ser
entendidas en su tiempo, con su
recurso humano y el referencial
teórico de la época, o sea, no
puede ser exigido un análisis de
la ciudad de Chicago sin
comprender y entender el
período en que fue desarrollada
la investigación y las
condiciones de trabajo de
campo, métodos y finan-
ciamiento de los investigadores,
esto es, su contexto teórico e
intelectual. A pesar de las
críticas a la Escuela de Chicago
sus propuestas de investigación
y producción bibliográfica
influenciaron a la Sociología a
nivel mundial. La originalidad de
las propuestas teóricas y
metodológicas han repercutido
desde los años 20 hasta hoy.
40 ESTUDIOS
La Escuela de Chicago
fue la primera Escuela en ejercer
influencia en las investigaciones
urbanas. Desde una perspectiva
ecológica en ciertos momentos
y en otros como una Sociología
Urbana, combinando varias
teorías y autores, principalmente
europeos. Su influencia en los
trabajos de la época y de hoy
fueron en: a) los de relaciones
raciales (negros, blancos e
inmigrantes), con las categorías
de aculturación y asimilación, b)
los estudios de comunidad que
tuvieron una gran importancia a
nivel mundial, con una preocupa-
ción en las migraciones campo-
ciudad.
En este tópico se hizo
una breve trayectoria de la
Escuela de Chicago como una
perspectiva que influenció a las
investigaciones urbanas en todo
el mundo. Me apoyé en la noción
de Escuela de pensamiento y
las características de Tiryakian
para definirla, además se
propuso la existencia de cuatro
generaciones de investigadores
de la Escuela, de igual manera
se pretendió ofrecer una visión
general de la amplitud e
importancia de la Escuela de
Chicago.
2.2 La Escuela Antropológica
de Manchester
Consistió en el abordaje
de una Escuela de pensamiento
que influenció a los antropólogos
dedicados a los estudios
urbanos a nivel internacional en
los años 50 y 60 pero que
mantiene su prestigio como
esquema teórico en la
actualidad. En la década poste-
rior a la Segunda Guerra
Mundial, el mayor proyecto de
investigaciones urbanas y
rurales en África Central fue
elaborado por antropólogos-
sociólogos de dicha Escuela
liderada por Max Gluckman que
tuvo su consolidación en dos
instituciones: la Universidad de
Manchester y el Rhodes-
Livingstone Institute en Zambia
creado en 1937 donde
Gluckman fue el segundo direc-
tor que dirigió un programa de
investigación amplio e ciudades. En consecuencia, las
11
importante para la época.
11
La Escuela de Manchester tuvo fuerte
influencia en Israel, Cf. Topel (1996).
Si pensamos en las
características que definen a las
Escuelas de pensamiento según
Tiryakian (1979) encontraremos
algunas de ellas en la Escuela
Antropológica de Manchester,
como la presencia de un líder
fundador como Max Gluckman,
miembros heterogéneos
(discípulos y generaciones),
publicaciones como la revista
editada por el Instituto Rhodes-
Livingston, la localización de la
Escuela en una ciudad como
Manchester, un paradigma
innovador con estudios de dra-
mas sociales, redes sociales,
casi-grupos y análisis
situacional, así como la
influencia de los autores clásicos
principalmente Durkheim y We-
ber.
Posteriormente a la
Segunda Guerra Mundial, África
tuvo diversas transformaciones
y cambios sociales, principal-
mente el éxodo rural que llevó a
muchos grupos tribales para las
diferentes actividades comer-
ciales, industriales y administra-
tivas trajeron nuevos modos de
ESTUDIOS 41
vida urbanos y comporta-
mientos. Es en ese universo que
cobraban importancia, los
estudios de análisis situacional
y procesal liderados por
Gluckman y sus discípulos
teniendo como intereses de
investigación el proceso
acelerado de la llegada de los
grupos tribales para los
espacios urbanos, el surgi-
miento de una cultura tribal ur-
bana, parentesco, relaciones
sociales e instituciones, áreas
mineras y núcleos urbanos.
Todos ellos eran fenómenos
sociales estudiados por la
Escuela de Manchester siendo
estudios de la dinámica social
en pequeñas sociedades con
tendencia al análisis regional
(De la Peña 1993:23).
La Escuela Antropo-
lógica de Manchester entre
1950-1960 fue un período rico
en investigaciones etnográficas.
Asimismo estaba constituida
por una generación de jóvenes
antropólogos como Barnes,
Cohen, Epstein, Mitchell,
Mayers, Turner, Van Velsen y
42 ESTUDIOS
otros. 12 Todos tenían una
relación directa con el
Departamento de Antropología
en Manchester y con Max
Gluckman. Cuando Gluckman
recibe el cargo de director del
Instituto Rhodes-Livingston
como sucesor de Godfrey
Wilson (primer director 1937-
1945), propuso un proyecto y
agenda de investigación de
siete años con el objetivo de
estudiar el impacto de la
sociedad urbana en grupos
tribales en África Central en un
proceso de “destribalización” y
de migración para la ciudad
(Hannerz op.cit.:149-151). Los
estudios y conceptos resultantes
de las primeras investigaciones
continuaron siendo reformulados
en la década de los 60
originando un interés por la
etnicidad urbana.
El cuerpo de trabajos
urbanos de la Escuela
Antropológica de Manchester es
comparado con la Escuela
Sociológica de Chicago tanto
por las cuestiones teóricas
12
Dentro de esta generación se incluía
a Bott [1957] (1976).
cuanto por el cuerpo de obras
etnográficas que produjeron. La
Escuela Antropológica de Man-
chester tenía una perspectiva
que relacionaba historia, datos
documentales y análisis
antropológicos de procesos
sociales en el estudio
microscópico de los intersticios
sociales y relaciones inter-
personales (Bianco 1987:12).
Los antropólogos de Manches-
ter se diferenciaban del
estructural-funcionalismo de los
años 40 por la inclusión en sus
estudios de la cuestión política,
desequilibrio, cambio social,
estructura social, conflicto y en
el estudio del individuo en tal
situación. Algunos de los
conceptos utilizados en el
referencial teórico se encuen-
tran: casi-grupos, redes
sociales, grupos de interés,
análisis situacional, flujo local y
campo social; categorías que
eran aplicadas a situaciones
específicas. Entre las líneas
temáticas de la Escuela
Antropológica de Manchester
tenemos: organización de villas,
burocracia, papeles inter-
jerárquicos, religión e historia
(Werbner op.cit.:163-178).
La aplicación restricta de
los conceptos llevó a los
antropólogos británicos a
algunos riesgos metodológicos,
cerrándose en un cuadro de
referencia conceptual de poco
contacto con disciplinas como la
Economía Política (Bianco
op.cit.:23). Con todo, la
tendencia a los microestudios, a
pesar de dejar una rica
etnografía urbana, trajo
problemas en el momento de
relacionarlos con un contexto
mayor.
Esta nueva forma de
estudiar los grupos con una vida
tribal dentro de las ciudades
urbanas con sus costumbres y
valores traídos de las zonas
tribales formaban parte de un
contexto concreto. Sin embargo
los antropólogos ingleses no
pudieron compararla con sus
homólogas en las zonas
urbanas que pertenecen a otro
contexto diferente Mitchell [1966]
(1980:61). Para Mitchell
(ibíd.:64) se colocaba en duda
la llamada “aculturación”, pues
una institución social urbana no
es una institución rural
ESTUDIOS 43
transformada, son dos
fenómenos diferentes.
En esta nueva situación,
Mitchell (ibíd.:65, 66) expresaba
que existen dos tipos de factores
que determinan el contexto de
las ciudades a los cuales llamó
de “imperativos externos e
internos”. Entre los imperativos
externos están: a) densidad de
población, b) movilidad, c)
heterogeneidad, desproporción
demográfica, d) diferenciación
económica y f) limitaciones
políticas y administrativas
(elementos que recuerdan
Durkheim y Weber). Entre los
imperativos internos están las
relaciones sociales vistas desde
una perspectiva más específica
de los individuos. Según Mitchell
(ibíd.:67-72), existen tres tipos
de relaciones sociales: a)
relaciones estructurales que
consisten en relaciones de
trabajo en el medio comercial e
industrial y de otras institu-
ciones, b) relaciones categoria-
les que serían aquellas que se
desenvuelven en lo cotidiano de
los grupos y las ciudades, c)
redes que tratan de lazos
personales produciendo
44 ESTUDIOS
sistemas dentro de la sociedad
urbana. Según los antropólogos
de la Escuela de Manchester,
todos estos aspectos estarían
dentro de lo que se denominó:
campo social, definido como
una serie de relaciones
interconectadas que se influyen
recíprocamente (ibid.:73). Para
finalizar, la Escuela Antropo-
lógica de Manchester modificó
los estudios urbanos en África y
repercutió en todo el mundo esa
nueva forma de interpretar los
fenómenos urbanos desde otra
forma de análisis.
2.3 La Escuela Marxista
Francesa de Sociología
Urbana
Así como la Escuela de
Chicago y la Escuela de Man-
chester, tenemos una Escuela
más que influenció el campo de
la Antropología Urbana y
Sociología Urbana. Venida de
Francia, fue la llamada Escuela
Marxista Francesa de
Sociología Urbana, liderada por
Manuel Castells y sus discípulos,
que orientó investigaciones e
hizo una crítica desde una
perspectiva marxista a los
estudios urbanos anteriores a
1972. Mostró, en alguna
medida, cierto avance en las
interpretaciones de la
Sociología Urbana. Algunas
veces con críticas injustas y con
poco fundamento al cuerpo de
trabajos que se había hecho en
esa área hasta aquel momento.
No obstante, se reconoce su
importancia al resaltar los
conflictos de clase, contra-
dicciones y el papel del Estado.
La ciudad ya no es vista
ecológicamente, o como una
visión simplista de ser el
resultado de un proceso rural-
urbano, o tribal-urbano, pero sí
la ciudad es considerada como
un espacio de consumo
colectivo.
Para escribir sobre la
Escuela, sería necesario
localizarla en la propia historia
de la Sociología Urbana en
Francia, sin embargo este no es
el lugar para hacerlo, de modo
que no entraré en detalles.
Juzgo suficiente un resumen,
como fue hecho con las dos
Escuelas anteriores. Valién-
dome de trabajos donde la
Escuela es mencionada,
presento sobre ella una breve
compilación.
La Escuela Marxista
Francesa de Sociología Urbana
tuvo corta existencia así como
las otras dos Escuelas (Chicago
y Manchester), teniendo su auge
entre 1968-1977, sin embargo
en ese corto período su
producción intelectual recorrió
todo el mundo. Retomo la noción
de generación, que puede ser
utilizada aquí, ya que la Escuela
se hace definir por un grupo de
jóvenes que a finales del 68 se
estaban formando y
comenzando sus carreras
profesionales, la mayoría
influenciados por la sociología
de Alain Tourraine y el marxismo
estructural de Louis Althusser.
Entre esos jóvenes, liderados
por Manuel Castells, estaban
Topalov, Préteceille, Godard,
Lojkine y otros. Recordando a
Tiryakian (op.cit.), tendríamos
las características de una
Escuela de pensamiento, con un
líder como Manuel Castells, una
generación de seguidores,
investigaciones hechas en
Francia, una perspectiva teórica
que fue el marxismo,
ESTUDIOS 45
instituciones y la localización de
la Escuela en una ciudad
importante como Paris.
La Francia de los años
60 fue marcada por el desarrollo
urbano y por una gestión de
gobierno tecnócrata que
impulsó la planificación urbana
regional a través del Estado
francés, aproximándose a las
Ciencias Sociales con
financiamiento para investiga-
ciones urbanas y permitiendo a
los investigadores una gran
autonomía (Topalov 1988:7, 10).
Desde los años 50-60 se hacía
en Francia una Sociología ur-
bana, donde predominaba una
investigación psicosocial,
liderada por Henry Chombart de
Lauwe con una tradición
humanista y reformadora con el
interés centrado en la
descripción de barrios, familias
y comportamientos urbanos
(Topalov ibíd.: 9). El contexto so-
cial y político de los años 60-70
marcó el crecimiento capitalista
en Francia, el movimiento
estudiantil, la relación Este-
Oeste, la descolonización, el
partido socialista, el euro-
comunismo originó un campo
46 ESTUDIOS
intelectual conjunto con el
aumento de los “marxismos” y
con el objetivo de hacer un
mapeo crítico de la realidad so-
cial convirtiéndose en un
instrumento de análisis. Sobre
estas bases surgieron nuevos
actores políticos, como fue el
caso de los movimientos
sociales urbanos estudiados por
Castells, tratando de identificar
las relaciones estructurales
objetivas de los agentes de la
urbanización y como ocurría su
acción (Topalov ibíd.:11).
La Escuela Francesa de
Sociología Urbana, desde una
perspectiva marxista, investigó
el Estado y la política de
planificación urbana y sus
impactos en los movimientos
sociales de base, que se
convierten en actores sociales
en un espacio de consumo
colectivo: la ciudad. Para
Castells, la Sociología Urbana
es una ideología y la cuestión
urbana es antes de todo una
cuestión política (Bettin
op.cit:155). La ciudad, para
Castells, es localizada dentro de
una estructura mayor de una
totalidad en las contradicciones
de clase y conflictos,
insertándose la ciudad dentro
de la dinámica del capitalismo y
de su acumulación. Contra-
dicciones que dan origen a
nuevos objetos de estudio para
ser analizados, tomando la
ciudad como el lugar de
consumo colectivo y de
reproducción del trabajo.
El Estado era el foco prin-
cipal de investigación principal-
mente en su planificación urbana
(Topalov op.cit.:12, Rémy
1987:57 y Amito 1986). Según
Bettin (op.cit.:151), para Castells
era preciso establecer las
conexiones necesarias de la
estructura urbana en función de
las clases sociales y de
desarrollo de las fuerzas
productivas, que definen el
espacio como objeto de estudio
de la política urbana y de las
luchas sociales. La política ur-
bana con apoyo del Estado se
revela como el instrumento de
control, de regulación y de
conservación; el Estado se
convierte en el verdadero
planificador del proceso general
de consumo. La respuesta para
las políticas del Estado son los
movimientos sociales urbanos,
tomados como actores políticos
con una estructura social, una
base real conformada por
grupos institucionalizados con
vínculos sociales y de
participación.
La influencia de la
Escuela Marxista Francesa de
Sociología Urbana fue conocida
por todas las comunidades
científicas dedicadas a la
cuestión urbana. En algunas
partes del mundo como América
Latina, el impacto fue en el nivel
de las investigaciones de
movimientos sociales, ofrecien-
do un marco de análisis al
mostrar las situaciones micro-
sociales en relación con las
macrosociales. El aumento de
los movimientos de barrio,
habitación, de los conflictos, etc.,
podían ser analizados con este
referencial teórico. Estos
movimientos sociales estaban
dentro de una estructura de
clases y podrían ser una
respuesta a las políticas urbanas
del Estado.
Manuel Castells tuvo una
gran importancia en los estudios
ESTUDIOS 47
urbanos en el mundo entero a
comienzos de la década de 70.
No sólo en las Ciencias
Sociales sino que también en el
urbanismo, en los urbanistas y
planificadores. Parte de la
contribución de Castells fue
mostrar que muchos procesos
que eran estudiados en un
contexto limitado de la ciudad,
eran segmentos, pero el
problema era más amplio y
tenía que ver con la acumulación
capitalista, el sistema
económico, político etc. Quizá la
mayor contribución de Castells
fue para los estudios de los
movimientos sociales, justa-
mente trataba las relaciones
políticas que se establecen en
las ciudades partiendo de
tensiones y conflictos. La obra
de Castells y sus discípulos fue
una perspectiva importantísima,
porque redefinió el sentido de
esos estudios localizados
realizados en barrios populares,
todos ellos construidos en la
década de 70. Los investi-
gadores ya procuraban ver en lo
micro, una cristalización de
procesos más generales y
mantenían las preocupaciones
de cómo se estaban
48 ESTUDIOS
organizando por ejemplo, las
protestas, cuál era el papel que
desempeñaban las reivindica-
ciones de infraestructura
urbanas etc.
Los movimientos socia-
les urbanos en los años 70 fue
un tema de investigación de la
Sociología y la Antropología
Latinoamericana, algunos de
ellos se consolidaron en la
década de 80, surgiendo una
bibliografía considerable, pero
no toca aquí analizar esa vasta
información. La influencia de
Castells se muestra en la
perspectiva que difícilmente se
pueden estudiar los
movimientos sociales y la
ciudad, sin relacionarlos con el
Estado, políticas y planificación
urbana. Para concluir este
tópico sobre la Escuela Marxista
Francesa de Sociología Urbana,
puedo afirmar que ella tuvo
mucha aceptación en todo el
mundo principalmente en el
tema de los movimientos
sociales, más que propiamente
los estudios de la ciudad. Tanto
la Sociología Urbana como la
Antropología Urbana tuvieron
entre sus líneas de investigación
el tema de los movimientos
sociales.
Conclusiones
La pertinencia de este
artículo fue indicar la importancia
de la teoría en el estudio de lo
urbano en todas sus facetas,
teniendo en cuenta que cualquier
investigación necesita de
categorías teóricas de análisis,
ya que si no se quedaría en un
nivel descriptivo, y que a pesar
de su importancia, es necesario
ir más allá, hasta llegar a la
interpretación de los datos.
Me gustaría indicar que
en otras áreas, como en la
Literatura, Historia del Arte,
Pintura, la noción de Escuela ha
sido empleada, ya sea como un
estilo literario, técnicas,
representaciones o como un
pequeño grupo de un maestro y
sus discípulos. Del mismo modo,
no se debe confundir una secta
con iglesia, partido político, gran
familia o hermandad religiosa,
en la que existiría una devoción,
abnegación y obediencia por
parte de los seguidores en
relación a su líder. En las
Ciencias Sociales, se pretende
dar a la noción una mirada más
sociológica con la finalidad de
proponer una herramienta válida
de análisis.
Las Escuelas de
pensamiento fueron el objeto de
estudio de este ensayo. Se
demostró que el término
Escuela de pensamiento ha
sido utilizado sin ningún análisis,
se ha empleado en diversas
situaciones, discursos, investi-
gaciones, etc., sin ninguna
reflexión. Es difícil encontrar
autores que definan el concepto
Escuela desde un punto de vista
epistemológico siendo una de
mis preocupaciones. Sin em-
bargo se encontró a Sorokin y
Tiryakian, principalmente este
último que nos sugirió una
propuesta de cómo identificar
una Escuela de pensamiento.
En la historia de la Antropología
y la Sociología existieron grupos
de científicos agrupados en
instituciones que estudian la
realidad desde diversos
ángulos, algunas veces
liderados por hombres
carismáticos capaces de
desarrollar perspectivas
ESTUDIOS 49
teóricas originales. Estos grupos
son considerados como
Escuelas de pensamiento.
La noción de escuela de
pensamiento de Tiryakian, no fue
aplicada mecánicamente para
comprender las tres escuelas de
pensamiento, como la Escuela
Sociológica de Chicago,
Escuela de Antropología de
Manchester y la Escuela
Marxista Francesa de
Sociología Urbana que
influenciaron el campo científico
de lo urbano en diferentes
momentos teóricos e históricos.
La noción de Escuela de
pensamiento trabaja con grupos
pequeños de cientistas,
trayectorias, líderes, una
corriente de pensamiento
dominante, que es compartido,
discípulos tomados como
reproductores de la escuela. El
trabajo de interpretación fue en
alguna medida, la contrastación
entre un modelo teórico de
Escuelas de pensamiento y tres
ejemplos concretos que
influenciaron a la antropología y
la sociología urbana en el mundo
entero.
50 ESTUDIOS
Los resultados del
ensayo permiten conocer cómo
el período formativo de las
disciplinas es más propenso al
surgimiento de las Escuelas de
pensamiento, tanto menores
como mayores, ya que
delimitaron entre ellas los
respectivos campos de estudio
y sus identidades. La crítica
coloca en evidencia que el
concepto típico-ideal de Escuela
de pensamiento necesita de un
refinamiento teórico, pero
también es posible utilizarla
como un instrumento de análisis
e interpretación. Con todo, en mi
opinión, las Escuelas de
pensamiento aparecen en
determinado contexto histórico y
situación social. La Sociología
de las Escuelas de pensamiento
muestra una posibilidad de
entender a un grupo específico
de cientistas que siguen una
línea teórica. En este caso,
permite reconocer las tres
Escuelas de pensamiento que
influenciaron el campo
intelectual de la Antropología de
lo urbano a nivel mundial.
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 Malco Arana González* Algunas consideraciones

Es importante señalar en
primer término que el motivo de
escribir sobre estas tres
temáticas, es porque existe
cierta confusión en torno a los
usos que se hace de las
categorías, en el ámbito
académico, institucional y en lo
sociocotidiano. No sólo hay
diversidad de interpretaciones,
sino también confusiones en su
Contribución a la utilización. Este artículo tiene el
propósito de contribuir a la
teoría de la Historia. clarificación de las categorías y
La historia, contextualizarlas, así como
la memoria histórica también de utilidad instrumen-
y la memoria tal a los estudiantes de la
colectiva. Escuela de Historia,
académicos y demás carreras
Relaciones,
de las Ciencias Sociales.
concreciones y
diferencias Para la comprensión,
interpretación y explicación de
las categorías en cuestión
propongo partir de preguntas
metodológicas y epistemo-
lógicas que permitan
*
Profesor de la Escuela de Historia e aproximarse a su concreción. En
investigador del Instituto de tal sentido planteo los siguientes
Investigaciones Históricas,
cuestionamientos para
Antropológicas y Arqueológicas,
Escuela de Historia, Universidad de aproximarme a los procesos de
San Carlos de Guatemala. los cuales emergen e identifican

ESTUDIOS 57
su categorización, su
diferenciación y las
posibilidades de ser utilizadas
como herramientas en la
interpretación y explicación en
los estudios históricosociales,
son las siguientes:
1. ¿Cómo surgen estas
categorías en sentido
deductivo o en sentido
inductivo?
2. ¿La construcción
categorial es un proceso en
el que se parte de la
acumulación teórica de
conocimientos o de la
práctica social?
3. ¿La historia, la memoria
histórica y la memoria
colectiva son procesos o
meras conceptualizaciones
que emergen aisladas, o
existe interrelación en su
práctica y construcción?
4. ¿Qué es lo que
caracteriza a cada una de
estas categorías, en relación
a sus particularidades,
diferencias y qué puntos de
encuentro se generan entre
ellas?
5. ¿En qué sentido pueden
ser en algún caso métodos y
58 ESTUDIOS
en otras herramientas para el
estudio de los procesos
históricosociales?
La historia, la memoria
histórica y la memoria
colectiva como
construcción social
En respuesta a las
preguntas: ¿Cómo surgen estas
categorías en sentido deductivo
o en sentido inductivo?, ¿La
construcción categorial es un
proceso en el que se parte de la
acumulación teórica de
conocimientos o de la práctica
social? Dialécticamente es
imposible separar ambas
categorías, el hecho que sean
contradictorias, no implica que
sean opuestas, es decir, se
configuran relacionalmente y no
de manera determinista. Los
positivistas parten de la
elaboración a priori de
constructos mentales de
categorías y conceptos de
manera unilateral, descon-
textualizada y ahistórica de los
hechos sociales. La deducción
es resultado y no punto de
partida.
 Por el momento no exis-
te en lo social algo que no haya
sido producto o construido por
la propia sociedad. Es decir,
únicamente podemos pensar en
aquellas partes de la naturaleza
que no han sufrido cambio algu-
no, que por cierto ya quedan muy
pocas; todo lo demás es cons-
trucción social. La naturaleza es
lo único preexistente a lo huma-
no o social, es decir, la naturale-
za es lo objetivo, lo que sí es in-
dependientemente de la volun-
tad y conciencia de los hombres
y mujeres.
Estas tres categorías que
nos ocupan son construcciones
sociales, porque son procesos
relacionales de cuya práctica
emergen las categorías. El in-
vestigador no positivista, el dia-
léctico, lo que hace es identifi-
car sus características, inserto
en el contexto con su práctica
social y luego conceptualizarlas
y no al revés. Puesto que el co-
nocimiento es práctica social y
no marcos teóricos, teoría y teo-
ría; en tal sentido “...el conoci-
miento como práctica social en
la cual son los hombres [y muje-
res] los que definen los procedi-
mientos de elaboración de la in-
formación, los medios por los
que una formulación es conside-
rada...”.1 Aquí enfatizo que no
existe dicotomía entre la reali-
dad y el sujeto, son procesos
dialécticos, que se construye,
deconstruye y reconstruye. La
separación de los sujetos de la
realidad, es una mera ilusión,
que sólo los positivistas creen.
En este contexto y
procesos se puede concretar
que: “...nada sería social si no es
constituido como tal en el mundo
de los significados comunes
propios de una colectividad de
saberes humanos, éstos
implican que lo social no radica
en las personas ni tampoco
fuera de ellas sino que se ubica
entre las personas, es decir en
el espacio de significado del que
1
Tocornal, Ximena y Vergara, María.
La memoria del régimen militar. Un
análisis psicosocial desde la
perspectiva socioconstruccionista.
UARCIS. Departamento de
Investigaciones, Universidad de Arte y
Ciencias Sociales. Santiago de Chile,
Chile. p. 4.
ESTUDIOS 59
participa o constituye
cognitivamente como lo planteó
Vygotsky...”.2
Con lo anterior podemos
inferir categorías procesuales y
relacionales, es decir producto
de la práctica social, que me
permiten interpretar y explicar: la
historia, la memoria histórica y
la memoria colectiva, como pro-
cesos que emergen de la prác-
tica social, en tanto relacionales,
es decir, surgen en los
intercontextos, de la interacción
social que los sujetos sociales
construimos. Es decir son cate-
gorías que se identifican a tra-
vés de procesos dialécticos
inductivos. Si recordamos que
“...lo real deviene así el mundo
concebido: el movimiento de las
categorías aparece a esta con-
ciencia como un verdadero acto
de producción que recibe un
simple impulso del exterior. De
este modo el movimiento de las
2
http://members.tripod.com/
Milton_Leonardo_C/tesis_
practica_integrada/marcot.html. Se
refiere a Lev Vygotsky.1896-1934. Tiene
varias obras, entre ellas: Pensamiento
y Lenguaje.
categorías tiene por resultado el
mundo. Esto es correcto —aun-
que se trate de una simple tau-
tología— en la medida en que
la totalidad es concreta, puesto
que es totalidad pensada o re-
presentación intelectual de lo
concreto es producto del pensa-
miento y de la representación.
Pero no es producto en absolu-
to del concepto que se engen-
dra a sí mismo, que pensaría
parte y por encima de la percep-
ción y de la representación: es
producto de la elaboración de
los conceptos partiendo de la
percepción y de la intuición (...)
también el método teórico, es
preciso que el sujeto —la socie-
dad— obre constantemente
sobre la mente como condición
previa...”.3
La historia, la memoria
histórica y la memoria colectiva
son procesos sociales, en
consecuencia prácticas
sociales, que a través de su
3
Marx, Karl. El Método de la
Economía Política. México, 1971.
Editorial Grijalbo. pp. 38-39.

60 ESTUDIOS
devenir identificamos sus
características, factores y
componentes de cuyo
movimiento construimos
socialmente el proceso en
categorías, en conocimiento.
Construimos lo concreto
pensado, es decir construimos
la realidad, como resultado de
nuestra práctica concreta. La
práctica entonces es lo concreto,
pero no lo concreto coseidad,
sino la relación sujeto-
conocimiento, la realidad y que
constantemente cambia. La
realidad la construimos
relacionalmente, es obtenida a
través de la práctica y que en su
concreción se configuran
factores de cohesión social, en
caso que sean relaciones de
equidad y contribución mutua;
pero si es seudoconcreción, se
instituye desde la hegemonía y
se establecen factores positivos
de extrañamiento y sub-
alternidad social.
La historia
A partir de la práctica so-
cial se identifica la historia en
dos sentidos, como práctica y
conocimiento. Empero son
procesos inseparables, porque
se relacionan mutua e
interactivamente, la sola
separación de uno de ellos no
lleva a la positividad de su
aplicación.
La historia propiamente,
es aquella que responde a la
intencionalidad sistemática de
reconstruir los hechos,
acontecimientos y procesos
sociales historiográficamente y
que es escrita desde diferentes
concepciones del mundo. Las
más deductivas plantean la
historia como sinónimo de
pasado y restringen a narrar los
hechos, utilizan el pasado para
idealizarlo, pero no lo
causalizan. Otras más
inductivas parten de los
procesos en relación a las
condiciones materiales de
existencia, pero positivizan los
hechos y se retrotraen en el
deductivismo de nueva cuenta.
Pero otras en cambio menos
deterministas, con mayor
inductividad y dialecticidad
construyen las acciones sociales
sin fragmentar la temporalidad
en pasado, presente y futuro,
ESTUDIOS 61
sino como procesos, donde el
eje central es el presente, que es
el mismo pasado y futuro a la
vez.
En relación a las
preguntas metodológicas que
he formulado, en las que
cuestiono: ¿La historia, la me-
moria histórica y la memoria
colectiva son procesos o meras
conceptualizaciones que
emergen aisladas o existe
interrelación en su práctica y
construcción?, ¿Qué es lo que
caracteriza a cada una de estas
categorías, en relación a sus
particularidades, diferencias y
qué puntos de encuentro se
generan entre ellas? Los
procesos de interacción social,
posibilita su identificación a
través, no de la práctica como
hechos objetivos, que no hablan
por sí solos, como que existieran
antes de lo social, sino como
objetivación de la práctica
intersubjetiva de los sujetos
sociales. Los hechos sociales,
son hechos por construcción y
obra de los sujetos sociales.
La historia es la
deconstrucción, y recons-
62 ESTUDIOS
trucción del pasado desde el
presente, pensado desde el fu-
turo, es decir la dialecticidad de
los tiempos es una y diversa, es
múltiple y no binaria ni
dicotómica. Cualquier sector,
grupo o sujeto social, por más
reaccionario que fuese, pensará
la historia futuriblemente. Lo que
sucede es que su estrategia de
futuro, en el caso de los
reaccionarios positivistas, el
pasado que es su propio
presente lo enajenan, lo separan,
lo ocultan y lo niegan, pero sólo
recuperan lo que les es utilitario.
Los personajes, fechas y demás
símbolos de su especie.
El elemento que tipifica a
las tres construcciones
mnemónicas o la memoria, que
son construidas desde el
presente de sus actores, aunque
éstos sean reaccionarios o
revolucionarios. Por ejemplo
construyeron memoria histórica
en el “Acta de Independencia de
Guatemala” de España, donde
reza: “1º. Que siendo la
independencia del gobierno
Español, la voluntad gral. Del
pueblo de Guat.a, y sin perjuicio
de q. determine sobre ella el
Congreso q. debe formarse, el
Sor. Gefe Politico la manda
publicar pa. Prevenir las
consecuencias q. serian
temibles en el caso de q. la
proclame de hecho el mismo
pueblo…” (Sic)4
La historia como práctica
y conocimiento nos indica que
los procesos no son
independientes de los sujetos
sociales, es decir, son
históricosociales, son cons-
truidos socialmente. La historia
no es sinónimo de pasado, ni el
pasado es la base para el
estudio de la historia, sino que
el pasado es construido desde
el presente, pensando en el fu-
turo. Aquí estoy hablando de
cualquier presente que hubiese
sido desarrollado en diferentes
momentos que corresponde a
los significados desde la
relación de la práctica de los
sujetos sociales que se trate.
4
Luján Muñoz, Jorge. La
independencia y la anexión de
Centroamérica a México. Guatemala,
1977, Editorial, Serviprensa Centro-
americana. p. 66.
La memoria histórica
La memoria histórica, es
aquella que responde a todo
documento o texto abierto que
se ha escrito sin mayor cuidado
científico, con el rigor o
sistematización de las ciencias
sociales y puede aparecer con
carácter simbólico, gráfico, mu-
sical o monumental que ha
quedado en un contexto social.
El Popol Vuh, El Memorial de
Sololá, la ciudad Maya de Tikal,
el monumento a la revolución de
octubre, etc., son ejemplos de
memoria histórica.
Hay cortes muy precisos
que diferencia la memoria
colectiva de la memoria
histórica, por ejemplo:
“Halbwachs distinguió entre ‘la
memoria histórica’, que sería
una memoria prestada,
aprendida, escrita, pragmática,
larga y unificada y la ‘memoria
colectiva’ que, por el contrario,
sería una memoria producida,
vivida, oral, normativa, corta y
ESTUDIOS 63
plural…”.5 La historia en relación
a la memoria colectiva son
complementarias, agrega Joel
Candau, yo también incluiría en
esa complementariedad la me-
moria histórica.
En consideración a las
diferencias de los proceso
mnemónicos6 o construcciones
de la memoria, ya podemos
seguir buscando como los que
han estudiado la memoria la
entienden y explican. He iniciado
con Félix Vázquez, por qué me
parece muy inductiva la
metodología que emplea en
definir la memoria como acción
social y construye toda una teoría
sobre ésta. En tal sentido
Vázquez logra decir que “Lo so-
cial es aquello que es instituido
como tal en el mundo de
significados comunes propios
de una colectividad de seres
humanos. Es decir en el marco
5
Candau, Joel. Antropología de la
memoria. Buenos Aires. 2002.
Ediciones Nueva Visión. p. 57.
6
Mnemónico o procesos de memo-
ria, es decir lo relativo a la memoria,
las formas de manifestarse.
64 ESTUDIOS
y por medio de la
íntersubjetividad. Esto implica
que lo local no radica en las per-
sonas sino entre las personas,
es decir, en el espacio de
significados del que participan
o que construyen conjunta-
mente.” 7
La memoria colectiva o
memoria oral
Por ser este un tema de
interés en estos momentos que
cobra importancia, le
dedicaremos un poco de más
espacio en el desarrollo. Es
importante hacer la aclaración
en relación a la diferenciación
que busco aproximar entre los
tipos de memoria que se
construyen socialmente y que
nos ocupa en esta oportunidad:
la historia, la memoria histórica
y la memoria colectiva.
Antes de entrar en este
subtema aclaremos la
diferencia entre las tres. La me-
moria colectiva es aquella que
7
Vázquez, Félix. La Memoria Como
Acción Social. España, 2001. Paidós.
pp. 118-119.
resulta de los recuerdos que se
construyen a través de la
oralidad y se comparten
relacionalmente, ya sea en las
unidades familiares, grupos o
comunidades, instituciones,
sectores o diversas instancias
donde exista relación social.
La historia por su parte,
que también es memoria, en el
sentido que es reconstrucción
de los procesos sociales con la
particularidad que hace datación
de los hechos, los registra y los
documenta de manera
intencional, sistemática y lo
significa teóricamente. La me-
moria histórica, es cualquier
registro escrito, documental,
monumental, gráfico, poético,
leyenda, pictórico, simbólico, o
fílmico que los grupos o perso-
nas hallan elaborado en el
contexto que han vivido o viven.
Corresponde en mayor medida
a la vida cotidiana.
La memoria no es algo
que los seres humanos
traigamos al nacer, la memoria
en primer lugar es un proceso,
es decir es una construcción
social. Cuando decimos que es
una construcción social,
estamos afirmando que la me-
moria es el resultado de las
relaciones sociales, de la
interacción social. En tal sentido
es un proceso aprendido, de
intercambio, de coexistencia y
convivencia cotidiana. A través
de este proceso, que
evidentemente es complejo, que
se configura de diversas
maneras y adquiere múltiples
formas. Pero no es un proceso
en la que una comunidad como
la estudiada, lo realice sola o
aislada, la memoria que
construye colectivamente
emerge en interacción con
múltiples factores. Hay factores
que la instituyen a partir de los
intereses del Estado, la Iglesia
y otros de no mayor importancia.
Estas formas van generando, lo
que Castoriadis identifica como
“La institución histórico social es
aquello en y por lo cual se
manifiesta y es lo imaginario
social. Esta institución es
institución de un magma de
significaciones, las signifi-
caciones imaginarias sociales.
El sostén representativo
participable en esas signi-
ESTUDIOS 65
ficaciones…”. 8 Esto según
Castoriadis no se reducen y que
pueden ser directos o indirectos,
es decir, se traducen en
imágenes o figuras, tales como
palabras, billetes, monumentos,
iglesias, utensilios, herra-
mientas, uniformes, pinturas,
cifras, sotanas, partituras musi-
cales, etc.
Podemos decir que la
memoria es un proceso, múltiple
y contradictorio que se construye
en las interacciones sociales y
que adquiere diversos sentidos
y en su cotidianidad se articula
porque vincula a las personas
socialmente. Por ser la memo-
ria un proceso complejo, es
pertinente que se estudie de
diversas perspectivas, pero no
de manera multidisciplinaria y
tampoco sólo de manera
interdisciplinaria, sino que
también transdisciplinaria. En la
primera es el estudio
sectorizado, unilateral de una
disciplina o ciencia; en la
8
Castoriadis, Cornelius. La Institución
Imaginaria de la Sociedad. Argentina,
2003. Tusquets Editores. Vol. 2. p.122.
66 ESTUDIOS
segunda se da la integración, la
interacción, intercambio y
coordinación descentrada de
las disciplinas y la última
corresponde a una práctica
axiomática común que demanda
insertarse en las otras
disciplinas.
Es importante clarificar
que no se puede estudiar e
identificar la memoria colectiva
como coseidad, sino como
proceso, ligado a la construcción
histórico-social, es decir la me-
moria es un proceso relacional,
que evidentemente emerge en
constante dinamismo y
movimiento. Pero de lo que “No
se trata, porque cada vez resulta
más difícil, es de mantener una
visión de la realidad social como
un objeto deificado, sino de
considerarla una construcción
conjunta de los seres humanos
que comparten significados
vehiculados a través de la
comunicación.”9
Los procesos de
interacción comunicativa no se
9
Ibíd. p. 24.
generan endógenamente tal
como se pudo observar en la
comunidad estudiada como
caso concreto. Es decir, la
comunicación es un proceso
complejo donde interactúan
múltiples factores que inciden en
la configuración de la memoria
colectiva. En tal sentido Thomp-
son señala que: “Las
personalidades que aparecen
en películas o programas de
televisión, se vuelven puntos de
referencia comunes en una
cultura que se extiende más allá
de la esfera de la interacción
social; estos y otros productos
de comunicación forman un
denso tejido de experiencias
comunes y nutren la memoria
colectiva. Formas de
entretenimiento que han existido
por mucho tiempo, como la
música popular y los deportes,
son también hoy en día insepa-
rables de los medios de la
comunicación masiva. La
música moderna, los encuentros
deportivos y otras actividades
son hoy día promovidos por las
industrias de los medios que no
solamente tienen que ver con la
transmisión de formas culturales
preexistentes sino también en su
creación y reproducción...”.10
Los que han investigado
sobre la memoria han visto que
“La memoria social puede ser
considerada como uno de estos
lazos débiles, un componente
indisociable que impregna
buena parte de los fenómenos y
procesos sociales y que
posibilita, en algún sentido, la
continuidad de lo social. Bajo
ningún concepto puede ser
considerada como una
ramificación o un subproducto
inerte respecto a lo social y al
conocimiento…”.11 En este punto
se puede ver que a la memoria
colectiva se le llama memoria
social que para mí es apropiado,
y si queremos contextualizarlo
10
Thompson, John B. La
comunicación masiva y la cultura
moderna. Contribución a una teoría
crítica de la ideología. Revista Versión.
Estudios de comunicación y política,
No. 1, Universidad Autónoma
Metropolitana-Unidad Xochimilco,
México, octubre de 1991. pág. 1.
Versión tomada de: http://
www.nombrefalso.com.ar/apunte.
php?id=32.
11
Castoriodis, ibíd. p. 25.
ESTUDIOS 67
aún más le llamaríamos memo-
ria comunitaria. Estas memorias
ya sean colectivas, sociales o
comunitarias se han visto
cosificadas o petrificadas por la
historia oficial en el sentido de
reproducir el sistema.
La memoria no es algo
que está fuera de una
comunidad, o fuera del contexto
que ésta ha construido y
tampoco este contexto es
independiente de una sociedad
o sistema, la realidad se
construye en ese devenir. La
memoria no es pura, es decir, es
un proceso problemático, en el
que tienen que ver factores que
la instituyen y que de alguna u
otra manera se inserta y genera
sumisión a los grupos
subalternos. “La realidad social
es procesual: no se puede
concebir como un resultado. El
presente construye el pasado y
futuro como procesos continuos.
Entre ambos pivota la memoria
que dota de continuidad a la
realidad social. Mediante la me-
moria se construye y resignifican
los acontecimientos. Sin em-
bargo, la realidad social no se
detiene en la construcción del
68 ESTUDIOS
pasado y del presente: se
proyecta en el futuro. La memo-
ria, como vínculo que provee de
continuidad, permite la
proyección al futuro. El futuro se
construye como elementos del
presente y del pasado. No se
trata únicamente de proyectar el
futuro, el pasado y el presente,
sino de considerar y,
eventualmente, crear las
posibilidades a través de las
cuales el futuro podrá
desarrollarse. No es concebible
señalar el desenlace, pero
queda abierta la posibilidad.”12
El tiempo no es un proceso
separado, es decir, el pasado
del presente o el futuro de am-
bos, sino procesos, aunque
discontinuos, con rupturas,
avances y retrocesos son
construidos desde los sujetos
sociales. Porque el presente
siempre va ser el pasado y fu-
turo de quien lo construye,
imagina y recrea.
La categoría de memo-
ria, ha adoptado diferentes
nombres, Félix Vásquez, señala
12
Ibíd. p. 25.
que: “En el habla cotidiana y en
los medios de comunicación es
frecuente oír hablar de memoria
colectiva, memoria social, me-
moria pública, etc., para hacer
referencia a lo que se
presupone es una memoria
compartida por la gran mayoría
de la población, prescindiendo
de especificaciones o de
cualquier matización en torno al
significado otorgado a cada uno
de los términos.” 13
También sucede lo
mismo en el ámbito académico,
sin embargo las acepciones son
polisémicas. El origen e
identificación de la categoría se
le debe a Maurice Halbwachs,
aunque en sus trabajos la utiliza
en diferentes acepciones. Lo
relativo al marco de la
subjetividad habría que
comprenderlo como, lo que
llama marcos sociales, según él
“…dichos marcos pueden ser
específicos, como los ya
explicitados en relación a la fa-
milia, la religión o las clases
sociales, pero hay otros, de
13
Ibíd. p. 27.
carácter más general, que son
el espacio, el tiempo y el
lenguaje…”.14
En las acciones de la vida
cotidiana participamos de
manera directa en la
construcción de nuestra realidad
o somos instituidos, arrastrados
por la influencia del grupo,
comunidad o institución en la que
estemos. Vamos con los
intereses del presente al
pasado, en tal sentido: “Los
seres humanos, seamos,
conscientes de ello o no,
participamos en y de procesos
de construcción continua de
nuestro pasado, en este sentido
se puede afirmar que, en buena
medida, la continuidad y el
mantenimiento de la sociedad
está propiciada por la memoria
y el olvido. De ellos se
desprende que la memoria y el
olvido son actividades
eminentemente sociales, y no
simples procesos o contenidos
psicológicos que, en el mejor de
los casos, contemplan lo social
14
Urmeneta, Vicente Huici, Copyright:
T001/2002 vhuici@bergara.uned.es
ESTUDIOS 69
como contexto facilitador o
inhibidor de los mismos.”15
En los procesos
metodológicos, epistemo-
lógicos y hermenéuticos para
recuperar las memorias
colectivas se presentan
posibilidades de muy buena
aproximación a su construcción.
La dialecticidad de co-construir
la recuperación es una
posibilidad desde y con los
sujetos sociales a través de
procesos de interacción social,
donde el investigador deja de
ser neutral y se inserta, esto para
el positivismo no es posible,
porque debe cumplir la norma
de mantener la distancia
objetiva, que no es más que la
interpretación del unilateral punto
de vista del investigador.
En la memoria colectiva
su dimensión más importante
es la social. En este sentido: “El
principal detalle teórico y
metodológico, que nos induce a
una reflexión más profunda
sobre las dimensiones sociales
15
Ibíd. p. 29.
70 ESTUDIOS
de la memoria, no se refiere
solamente al nivel de explicación
en el que se colocan los
modelos teóricos y las
elecciones metodológicas. El
atributo <<social>> cambia, de
hecho, no sólo el tipo de
explicación propuesta, sino la
misma finalidad de los procesos
de memoria.” 16 En esta
dirección nos orienta a pensar,
que la memoria no es una
investigación que parte de lo
cognitivo racional que busque la
contrastación o verificación, por
que esto llevaría a lo individual
aislado y que radicaría en el
cerebro de los “individuos”. El
proceso metodológico y
epistemológico tiene que ser
social, es decir, partir de las
relaciones contextuales, porque:
“Cuando la memoria es
concebida como una función
sustancialmente cognoscitiva, la
irrupción de la complejidad de
los niveles sociales puede
fomentar dudas sobre la misma
realidad de base del recuerdo
16
Rivero, Bellelli y Bakhurst. Memo-
ria colectiva e identidad nacional.
España, Editorial Biblioteca Nueva,
2000. p. 150.
individual, que coincide con la
convergencia hacia una versión
socialmente convalidada (…)
Nos encontramos, así,
atrapados en el callejón sin
salida de un dilema entre dos
posiciones, ambas inde-
fendibles. Por un lado, una
impotente cantidad de datos nos
lleva a rechazar cualquier
<<realismo ingenuo>>, que
hipotetice que la memoria indi-
vidual está anclada en el dato
cognoscitivo de base, sin
interferencias de carácter so-
cial.”17
Si reflexionamos un
momento con volvernos al
pasado, no lo hacemos por el
pasado mismo, sólo en caso de
que estemos conscientes de
separarlo por cuestiones
estratégicas, ya sea ideológicas
o políticas, por eso Vázquez,
citando a Mead, Barlet,
Halbwachs, Douglas, y Ricoeur;
son los que han trabajado, entre
otros, con mayor profundidad,
dicen que “…el estudio de la me-
moria y el olvido sociales
17
Ibíd. pp.150-151.
requiere, paradójicamente, de la
atención prioritaria al presente y
no al pasado. Dicho con otras
palabras, la memoria y el olvido
sociales responden primor-
dialmente más a intereses del
presente que del propio
pasado…”.18 La memoria y el
olvido hay que comprenderlas
como procesos sociales, reitero
relacionales y que no se dan
aislados de la sociedad en su
conjunto, porque: “En efecto, la
memoria y el olvido están en
estrecha relación con las
posibilidades de memoria y el
olvido que constituyen el propio
orden social. Cada orden social
vehicula valores, normas,
creencias que posibilitan o
inhiben determinadas memorias
o recuerdos y, en este sentido,
es plenamente ideológico.”19
Si nos preguntamos si:
“Las personas sólo podemos
olvidar nuestro presente,
difícilmente nuestro pasado, ya
que sólo lo presente pertenece
al ámbito de nuestra
18
Ibíd. p. 29.
19
Ídem. p. 29.
ESTUDIOS 71
experiencia, entendida ésta no
sólo como vivencia directa, sino
también como legado
activamente transmitido e
incorporado a nuestras
relaciones e interpretaciones de
la sociedad.” 20 El presente
puede ser olvidado porque es
nuestra cotidianidad en las que
vamos priorizando lo
significativo, a lo que nos
preocupa.
Las formas por las cuales
la memoria se comparte, es a
través de las representaciones,
cuya acción directa es el
lenguaje, que no se queda en los
símbolos, sino lo más
importante es la relación con la
evocación y como lo significa,
por lo que: “El punto de partida
es que las representaciones
sociales están unidas a la me-
moria colectiva y constituyen su
núcleo (…) En este sentido,
representarse alguna cosa
socialmente comparta un uso de
la memoria. No obstante, desde
esta perspectiva, lo más
sustancial de una representa-
ción social, es decir, su aspecto
20
Ibíd. p. 30.
72 ESTUDIOS
definitorio, es además del
contenido de lo que se
recuerda, su carácter colectivo
y compartido que se manifiesta
en su función comunicativa, la
definición de identidades
grupales y su dimensión
normativa.”21
El estudio de “…la me-
moria no es patrimonio de los/
as psicólogos/as, ni la historia lo
es de los/as historiadores/as.
Ambas son objeto de estudio y
de investigación de psicólogos/
as, sociólogos/as, antropólogos/
as y, por supuesto, de
historiadores /as. En mi opinión,
lejos de introducir confusión y de
proveer de identidad a la
historia y/o a la memoria, pienso
que este interés multidisciplinar
y, en ocasiones, interdisciplinar
y/o transdisciplinar, les confiere
mayor relevancia al impedir un
tratamiento reduccionista.”22
El pensar que el pasado
nos habla independientemente
del presente es lo aparente,
21
Ibíd. pp. 48-49.
22
Ibíd. p. 53.
aunque: “La memoria se refiere
al pasado, pero no es el pasado;
de la misma forma que el
pasado, tampoco es la historia.
Quizás esta sea una afirmación
que carece de sentido por ser
manifiestamente evidente, al
menos en los ámbitos
profesionales.”23 Lo anterior da
lugar a muchas reflexiones para
los historiadores que hasta el
momento hemos trabajado sólo
la historia como cuestión
sistemática, intencional y a lo
que llamamos historia científica.
Pero cuando se trabajan los tres
procesos, Vázquez, adelanta
que es relevante en cuanto a los
diferentes efectos que produce
cuando se alude a la memoria o
a la historia en el espacio social
de lo cotidiano. “En este sentido
también, la memoria se
convierte en el objeto
historiográfico, ya que forma
parte del funcionamiento de la
historia misma. Es decir: La
memoria es además un objeto
de la historia del tiempo
presente en la medida en que el
funcionamiento de los
23
Ídem. p. 53.
historiadores, sobre la forma en
que orientan sus investiga-
ciones, sobre el enfoque que
dan a sus análisis históricos.”24
En relación a la dirección
y significado de la memoria
respecto a la historia, en este
sentido “…la historia difiere de
la memoria por cómo el
conocimiento es adquirido,
validado, pero también en cómo
es transmitido y preservado. Por
el contrario, la memoria se ubica
en el interior del acontecimiento,
favoreciendo las relaciones y el
sentimiento de pertenencia de
las personas. Sintéticamente, el
corolario que establece es que
la historia tiene por objetivo la
verdad mientras que, en
contraste, la memoria tiene por
objetivo la fidelidad…”.25
Si precisamos en las
diferencias, a este respecto
Vázquez es categórico al
referirse a este punto y señala
que “…la diferencia entre memo-
ria e historia no son tan netas
24
Ibíd. p. 54.
25
Ibíd. p. 55.
ESTUDIOS 73
como pretendía Maurice
Halbwachs (1950) ni como
señala Francois Bédarida
(1993), al menos en dos
sentidos. El primero se refiere a
la historia misma y a su escritura
que (…) es una observación que
también se debe aplicar a la
construcción de la memoria. En
efecto, por muy manifiestas y
explícitas que sean las
premenciones del historiador/a
de distanciarse respecto de su
objeto de estudio, éstas se ven
afectadas por el conocimiento
que tiene, en la actualidad, sobre
el desarrollo de los
acontecimientos o, como señala
David Lowental: Conocer el fu-
turo del pasado fuerza al
historiador a modelar su
explicación para que las cosas
resulten tal como han sido. El
tiempo, las contracciones y la
escala temporal de su narrativa
reflejan su conocimiento
retrospectivo, puesto que no sólo
debe usar aquello que sabe
para contar su historia (…) El
segundo aspecto se refiere a la
intersección o incluso se podría
decir a la intertextualidad, del
discurso de la memoria y el
discurso de la historia. En la
74 ESTUDIOS
sociedad actual, fundamental-
mente (aunque no exclusiva-
mente) por la relevancia de los
medios de comunicación en la
provisión, relatos y discursos, la
memoria y la historia mantienen,
a nivel de las relaciones
cotidianas una relación de
ósmosis. En efecto la memoria
no sólo se alimenta de sí misma,
sino que asimila relatos e
informaciones procedentes
tanto de la historia, de las
historias, de las lecturas, de los
medios de comunicación y de
otras múltiples y diferentes
recolecciones (museos,
celebraciones, etc.)…”.26
De lo anterior se puede
destacar para los que nos
dedicamos al estudio del
conocimiento social, los
siguientes puntos y aspectos:
• Se destaca la relación como
intersección o intertextua-
lidad en la construcción del
discurso de la historia.
• Como el conocimiento del
futuro del pasado, fuerza al
26
Ibíd. pp.55-56.
 historiador a modelar su
explicación.
• El conocimiento de la
actualidad hace que el
historiador/a tome distancia
respecto de su objeto de
estudio, porque éstas se ven
afectadas por el
conocimiento que tiene, en la
actualidad.
• La especificidad de la
historia en cuanto a
diferenciarla radica en su
escritura.
• La memoria y la historia
mantienen, a nivel de las
relaciones cotidianas una
relación de ósmosis o
influencia que se genera en-
tre ambas.
• En efecto, la memoria no
sólo se alimenta de sí
misma, es decir de su propia
práctica compartida, sino
que asimila relatos e
informaciones procedentes
tanto de la historia como del
contexto.
• Cuando se refiere a la
intersección o incluso se
podría decir a la
intertextualidad, del discurso
de la memoria y el discurso
de la historia, significa que
los contextos que se
configuran, generan
interacción de los sujetos
sociales con los
investigadores que co-
participan en la co-
construcción del discurso.
En el proceso históricosocial
guatemalteco, en el caso de los
grupos étnicos se puede
comprender cómo las memorias
colectivas y memorias históricas
que cada pueblo fue
construyendo y que fueron
brutalmente rotas y perse-
guidas, tal es el término que
Flores Cano utiliza para referirse
a lo que llamó memoria oficial
hegemónica contra los pueblos,
de la invasión hasta la
actualidad. “El primer efecto de
la Conquista sobre la memoria
indígena fue la destrucción del
sistema estatal que recogía y
propagaba el pasado por medio
de los códices, los ritos, la
arquitectura, el canto y los
centros ceremoniales colecti-
vos. Al desaparecer las
instituciones que almacenaban
la memoria se perdieron
ESTUDIOS 75
también los instrumentos que
aseguraban su transmisión de
una generación a la siguiente.”27
La memoria oficial que
reacciona contra las memorias
múltiples o como señala Sergio
Tischler en su novena tesis dice
que: “La existencia de
diversidad de memorias, de
sujetos colectivos, es una fisura
en el tiempo homogéneo y li-
neal; la memoria implica un
tiempo propio que no es
cuantificable ni homogenizable.
Es una insurgencia que
reconoce el hecho homogeni-
zante del capital como dominio
(la diversidad de <<lo
mismo>>en la calidad de
mercancía); una insurgencia
contra el capital.”28 La memoria
es construcción de lo plural con-
tra lo lineal, su lucha es contra la
alienación, porque se arraiga a
no ser separada del nosotros
27
Flores Cano, Enrique. Memoria
indígena. México, 1999. Editorial Tau-
rus. p. 232.
28
Tischler Visquerra, Sergio. Memo-
ria, Tiempo y Sujeto. F&G
Editores.Guatemala, 2005. p.107.
76 ESTUDIOS
plural, un tiempo de los sujetos
múltiples que apunta Tischler.
Los sistemas de
opresión han convertido a la
memoria social o colectiva y
heterogénea en una memoria
relegada y postergada “Desde
la implantación del dominio
español la memoria indígena se
convirtió en una memoria mar-
ginal. Perseguida y contin-
gente.” 29 En los actuales
procesos y momentos han
surgido memorias colectivas
con un carácter contra-
hegemónico que busca romper
con lo instituido y constituirse
como acción transformadora en
mantener y desarrollar sus
relaciones sociales de apoyo y
contribución mutua ya sea en sus
comunidades o grupos sociales.
En la ruralidad guatemalteca se
puede observar cómo la
recuperación de la tierra en el
sentido del arraigo es
recuperado a través de la
construcción de la memoria
colectiva. Este es un proceso
que se puede explicar en las
29
Flores. Ibíd. p. 233.
formas dialogales en la
interacción social de estos
grupos.
En los contextos
dialogales que cada grupo o
comunidad construye, no lo hace
aisladamente, se dan inter-
secciones que influyen: me
refiero a que en “Esta dialoga-
lidad de la memoria no sólo se
pone de manifiesto en las
conversaciones en las que dos
o más personas recuerdan jun-
tos (en actos de cognición
compartida), sino que puede
observarse también en los
intercambios comunicacionales
que se dan a través de distintos
medios de comunicación escrita
en donde lo que una voz dice no
puede dejar de contemplarse en
relación con lo dicho por otras
voces…”.30
En estos momentos de
atención a la memoria colectiva
resurgen temáticas y procesos identitarios bien
problemáticas que tienen que
30
Rivero, Bellelli y Bakhurst. Memo-
ria colectiva e identidad nacional.
España. 2000. Editorial Biblioteca
Nueva. p. 31.
ver con la memoria, una de ellas
es la identidad. Al respecto se
refieren los académicos
españoles, como Darío Páez,
José Valencia, Nekane Basabé
y otros, ellos plantean sobre
identidad social y la cultura e
identidad étnica, como
“…identidad india, maya o vasca
se forman en oposición a los
ladinos o españoles. Aunque
desaparezca el quiché o el
esukera, aunque la mayor parte
de las costumbres ancestrales
hayan sido eliminadas o
reabsorbidas por centenares de
años de dominación, la
identidad étnica seguirá
subsistiendo como una
estructura relacional de
diferencia ellos nosotros…”.31
En Guatemala existe en este
mismo sentido de la memoria
colectiva, lo que podríamos
llamar la memoria étnica, que en
algunos pueblos llamados hoy
mayas, la encontramos con
diferenciados, sin embargo en
otros, con configuraciones
híbridas o absorbidas y anuladas
por fenómenos de ladinización
31
Ibíd. pp. 388-389.
ESTUDIOS 77
y con mucha influencia
occidental.
A partir de este análisis puedo
llegar a las siguientes
reflexiones:
• En el proceso epis-
temológicamente es
importante identificar qué es
memoria. Pero es más
importante identificar cómo
se construyen las represen-
taciones, cuyos signifi-
cados, y significantes nos
develan las zonas de sentido
y sentimientos de una
comunidad que luego
pueden dirigirse a una
concienciación de mayor
consecuencia de las
comunidades o de un
pueblo.
• La metodología es
posibilitada a través de la
interacción social de las y los
investigadores en sentido de
co-construir dialecticidad
inductiva de manera
coparticipativa desde y con
los sujetos sociales.
78 ESTUDIOS
• La memoria no es una
cuestión universal pre-
existente a los sujetos
sociales sino que éstos
construyen memorias
colectivas a partir de sus
relaciones sociales, puesto
que la realidad tampoco es
preexistente a esa
configuración de la memoria
plural, porque es diversa y
diferenciable en su alteridad.
• Los procesos plurales en
los que se constituyen las
memorias colectivas se
supera la dicotomía de lo
social-individual, porque son
procesos interrelacionados.
• El proceso de emer-
gencia de las relaciones
intersubjetivas son cons-
truidas socialmente y se
objetivan en manifes-
taciones de resistencia ante
relaciones sociales de
subordinación e inequidad.
Guatemala,
septiembre de 2005.
 Lesbia Ortiz Martínez*
Reseña histórica
de la producción
del café en
Guatemala y la
migración
de trabajadores
temporeros agrícolas
(1774-2000)
*
Antropóloga graduada de la Escuela de
Historia, de la Universidad de San Carlos
de Guatemala. Con estudios de Maestría
de la Universidad de Paris 8, sede Gua-
temala. Coordinadora del Instituto de
Investigaciones Históricas, Antropo-
lógicas y Arqueológicas, de la Escuela
de Historia, de la Universidad de San
Carlos de Guatemala. Representante de
la Comisión Universitaria de la Mujer y
Miembro del Comité Ejecutivo del Instituto
Universitario de la Mujer, —IUMUSAC—
de la Universidad de San Carlos de Gua-
temala.
Introducción
El presente artículo
forma parte del proyecto de
investigación titulado La
migración de mujeres en la
zona cafetalera de la Costa
Sur de Guatemala, enmarcado
en el subprograma de Migración
que desarrolla el Instituto de
Investigaciones Históricas,
Antropológicas y Arqueológicas
de la Escuela de Historia.
Esta línea de investiga-
ción tiene como objetivo
actualizar la información sobre la
problemática que sufre el agro
guatemalteco a partir de la cri-
sis económica que afecta
especialmente a los trabaja-
dores temporeros agrícolas. Se
pretende identificar cuáles son
las causas de la migración
interna de trabajadores
agrícolas en Guatemala,
provocada por la falta de acceso
a la tierra, debido a que desde
la época colonial, se fue
configurando la contradicción
minifundio-latifundio.
Con la Reforma Liberal
de 1871, esta contradicción se
ESTUDIOS 79
reforzó cuando el Estado
expropió las tierras comunales
y los bienes de la Iglesia
Católica. Desde entonces, la
falta de tierra, la situación de
pobreza y pobreza extrema y la
baja disponibilidad de
alimentos, es decir, las mínimas
necesidades de sobrevivencia,
han obligado a las poblaciones
del altiplano guatemalteco a ir en
busca de trabajo fuera de sus
lugares de origen, siendo las
fincas cafetaleras, bananeras y
algodoneras de la costa sur y la
zona del Soconusco las
principales fuentes de trabajo
temporero.
Así también servirá para
elaborar nuevos análisis de la
historia de las migraciones en
Guatemala, desde una
perspectiva antropológica, para
proponer instrumentos concep-
tuales para el análisis de la
migración económica interna.
Esta reseña histórica de
la introducción del café a Gua-
temala, su azaroso desarrollo y
sus contrastes en distintos
períodos de la historia
guatemalteca nos permite
80 ESTUDIOS
reconstruir desde la
antropología, las lógicas de
articulación social que mueven
a las y los trabajadores
temporeros agrícolas a migrar
para satisfacer sus más mínimas
necesidades de sobrevivencia,
y caracterizar a los trabajadores
agrícolas desde el imaginario de
los empleadores.
Una de las particulari-
dades de la caficultura
guatemalteca, es que como
actividad socioproductiva, es un
espacio en donde se da un
tramado de interrelaciones
sociales (pluriculturales,
multiétnicas y multilingües) de
clase y de género, que surgen
cotidianamente entre distintos
grupos que cultivan, procesan,
venden, transportan, compran y
consumen café.
En este entretejido de
relaciones sociales, por un lado,
encontramos históricamente a
sujetos sociales que
protagonizan todo lo
relacionado al trabajo productivo
y reproductivo asociado a ha-
ciendas y pequeñas fincas y al
trabajo libre o coaccionado. Por
otro lado, encontramos a los
representantes de una cúpula
acentuada en la acumulación de
riquezas y poder, capaces de
controlar poblaciones desposeí-
das, por tanto, de la mano de
obra disponible para engan-
charlas como mano de obra
barata en las fincas cafetaleras.
Se observa también
variabilidad en las interrela-
ciones entre organizaciones
técnicas y sociales de la
producción cafetalera, inserta a
su vez en muy diversos sistemas
productivos, relaciones de
poder y manifestaciones
culturales.
En Guatemala las
demandas del mercado
cafetalero internacional, durante
el período de expansión, se
internalizaron junto a prácticas
tradicionales y cambiantes
relaciones socioagrarias. Esta
situación trajo como conse-
cuencia que el café fuera un
cultivo de la oligarquía en donde
la concentración de la riqueza y
el poder estuvo asociada por
más de un siglo, pese a la
existencia de un sector de la
caficultura campesino. La
expansión cafetalera en Guate-
mala se debe a la herencia
precafetalera de origen colonial
que contó con un sistema laboral
apoyado por los distintos
gobiernos de turno (y las
estructuras de poder) y por el
tipo de unidades productivas,
además, por las formas de
tenencia y las redes
mercantiles.
1. Introducción del cultivo
del café durante la
colonia
En Guatemala, el cultivo del
café fue introducido por los
jesuitas, aproximadamente en
1760, como una planta orna-
mental para sus jardines, en La
Antigua Guatemala. Luego con
el desarrollo del período liberal
y la búsqueda de nuevos cultivos
no tradicionales, se empiezan a
realizar los primeros ensayos
para determinar si este grano se
podía utilizar en sustitución de la
grana. Al comprobarse que el
grano sí era factible de cultivar,
fueron necesarias grandes
extensiones de tierra y mano de
obra agrícola para su cultivo.
ESTUDIOS 81
 Es sabido que durante el
siglo XVI, en el Reino de Guate-
mala, se dio un lento desarrollo
de la producción agropecuaria,
debido a que la economía se
basaba en el monocultivo del
xiquilite (Indigofera suffruticosa)
—planta de donde se extrae el
colorante azul conocido como
índigo, o añil, utilizado en la in-
dustria textil europea. El cultivo
del jiquilite o añil fue la única
fuente comercial de ingreso, de
exportación, puesto que los
colonizadores no se preocu-
paron por diversificar la
agricultura, ni tecnificar, ni por
mejorar el sistema tradicional de
preparación del suelo.
Los españoles dividieron la
agricultura en dos grandes
sectores: el comercial, formado
por medianos y grandes
terratenientes, interesados en el
cultivo del cacao, jiquilite y caña
de azúcar. Los campesinos
indígenas y mestizos, estaban
dedicados al cultivo de
productos de autosubsistencia.
De esta manera los
colonizadores hacían producir la
tierra para comercializar los
productos arriba mencionados y
82 ESTUDIOS
la población indígena y mestiza
trabajaban para su alimentación
y el pago de tributo.
A fines del siglo XVIII la
comercialización del añil o
xiquilite entró en crisis por la
competencia en el mercado
internacional, por la creación de
los tintes químicos, por los
grandes impuestos a que era
sometido y la competencia del
añil asiático.
Según J. Castellanos
Cambranes, 1 la crisis
económica del jiquilite, motivó a
algunos productores y a
comerciantes de tendencia libe-
ral de la Sociedad Económica
de Amigos del País, a
recomendar que se pusiera fin
a la política del monocultivismo
y que se hicieran urgentemente
ensayos con otros cultivos,
cuyos frutos pudieran gozar de
demanda en los mercados
internacionales. Es por ello que
1
Julio Castellanos Cambranes. Café
y campesinos en Guatemala, 1853-
1897. Colección Realidad Nuestra.
Editorial Universitaria. USAC. Guate-
mala. 1985. p. 26.
para 1803 se decidió exonerar
del pago de impuestos y del
diezmo a todos los terratenientes
que lograran diversificar la
producción agraria en el país.
Con el fin de ayudar a los
cosecheros de jiquilite, el
gobierno colonial, decidió
exonerar a este producto de
todo tipo de impuestos,
haciéndose extensivo para los
productores de cacao, azúcar,
algodón y café.
Aunque en Guatemala el
café ya era cultivado para
entonces, pareciera ser que el
mismo no se hacía a gran
escala, a pesar de que ya tenía
demanda en el mercado
europeo.
Es importante señalar el
hecho arriba mencionado,
puesto que ésta es “…la primera
vez que se mencionó en Guate-
mala al café como producto de
comercialización en el mercado
internacional.”2
2
Ídem.
2. Surgimiento del café en
Guatemala
Fue en el siglo XVIII, cuando
en Guatemala se introdujo el
café para exportación. Éste
inicialmente fue cultivado como
planta ornamental y de manera
experimental, pero no fue sino
hasta en la primera mitad del
siglo XIX, cuando ya se solía
vender café del país, tostado y
molido, en las farmacias y
mercados callejeros de la capi-
tal y del interior del país. Se dice
que en sus inicios el café fue
bebido como calmante y
remedio para la embriaguez, y
que también era común
encontrar ventas de café
importado.
La hacienda del Sayate, de
don Miguel Álvarez de las
Asturias, en Jutiapa, fue una de
las primeras fincas donde se
cultivó café. El primer registro de
cafeto en plantación data de
1800, como un cultivo en las
orillas de la ciudad de Guate-
mala, sembrado por don Juan
Rubio y Gemir, esposo de doña
Inés Álvarez de las Asturias.
ESTUDIOS 83
 En 1800, el padre Juarros
se refiere al cafeto como un
cultivo de la provincia de la
Verapaz. En 1803, por Real
Orden se impulsa el cultivo del
cafeto al otorgar exoneración de
Alcabala, diezmos y cualquier
impuesto, durante 10 años, al
cacao, café, azúcar y algodón.
Estos acuerdos se ratifican y
amplían en 1805 y 1807.
En 1811, comerciantes
radicados en Guatemala
recomiendan el cultivo del café
con fines de comercialización
dada la gran demanda del grano
especialmente el de Cuba.
Sin embargo, se dieron
algunos factores para que el
café no se cultivara en Guate-
mala con fines comerciales
hasta antes de mediados del
siglo XIX. Tales factores fueron
por ejemplo, el desconocimiento
de cuáles eran las mejores
condiciones de producción, el
método de cultivo y la tecnología
más adecuada para el mismo.
Otro factor, y quizá el más
importante fue, que se trataba
de un cultivo que requería una
gran inversión y no todos los
84 ESTUDIOS
terratenientes estaban
dispuestos a correr ese riesgo,
fue por ello que muchos se
inclinaron por el cultivo de la
grana que no requería mayor
inversión ni mayores riesgos
como los que presentaba el
café. Otras razones fueron que
para el cultivo del café requería
grandes extensiones de tierra y
la utilización de grandes
cantidades de mano de obra.
3. Período conservador
De acuerdo con Thomas R.
Herrick3 a finales del período
conservador hubo un
movimiento, parcialmente
apoyado por el gobierno, para
cambiar el carácter económico
de Guatemala, a fin de
acomodarlo al capitalismo
moderno. Para ello, impulsó el
cultivo del café como sustitución
de la grana pues habían caído
las ventas de este producto. El
café había adquirido demanda
3
Thomas R. Herrick. Desarrollo
Económico y Político de Guatemala
1871-1885. Editorial Universitaria
Centroamericana -EDUCA-. Guate-
mala, 1974. p. 115.
desde 1840, en consecuencia
durante los Gobiernos de Rafael
Carrera (1847-1848/1851-
1865) y Vicente Cerna (1865-
1871), se trató de estimular la
caficultura, con una serie de
subsidios, exoneraciones de
impuestos y otras medidas que
impusieron el cultivo de este
producto.
A partir de 1850, ya se había
iniciado y extendido la caficultura
comercial, como nuevo producto
agrícola de creciente demanda
en el mercado internacional, en
departamentos como Escuintla,
Suchitepéquez, Guatemala,
Sacatepéquez, San Marcos,
Sololá, Santa Rosa y
Chimaltenango.
Es importante recordar, que
para ese entonces, se dio una
incontrolable usurpación de
tierras comunales por parte de
los ladinos para cultivar el café.
Además, el gobierno emitió
disposiciones favorables para
los mismos.
En 1860, surgen algunas
fincas dedicadas al cultivo del
café en los departamentos de
Guatemala, Suchitepéquez,
Retalhuleu, Jutiapa y
Quetzaltenango.
En 1871, el cultivo del
cafeto era ya un negocio
lucrativo, y se constituyó en el
renglón principal de la economía
nacional y pasó a ocupar el
primer lugar entre los productos
de exportación.
Debido a que el café había
despertado tal interés, se inició
un examen de las leyes y
prácticas económicas, dando
como consecuencia algunas
reformas, tal es el caso del
sistema de creación de la
banca, del crédito y la monetaria.
Pero no fue sino hasta la
Reforma Liberal de 1871,
cuando se emitieron leyes sobre
hipoteca y préstamo.
Fue entonces cuando según
Castellanos Cambranes
“…aparecieron las fuerzas
económicas que caracterizan la
economía guatemalteca,
encabezada por el capital
alemán que promovió el
latifundismo neocolonial y el
ESTUDIOS 85
desarrollo del monocultivo de la
producción de café.”4
3.1 Obstáculos en la
difusión de la caficultura
en Guatemala
El primer obstáculo fue la
existencia de una lucrativa
producción exportadora,
estructurada según lineamientos
coloniales. Fue por ello que la
aceleración de la expansión
cafetalera, debió esperar a la
decadencia de la grana o
cochinilla. Pero a la vez, también
se requirió de una sustancial
reorganización de las relaciones
social-agrarias, resuelta por el
Estado y a través del
reclutamiento coercitivo de
mano de obra indígena para la
caficultura, y de la apropiación
de tierras pertenecientes a
comunidades indígenas.
Otro obstáculo fue, que a
pesar de que había tierras
disponibles, muchas de ellas no
eran aptas para el cultivo del
4
Julio Castellanos Cambranes. 500
años de lucha por la tierra. FLACSO.
Guatemala, 1994. p. 305.
86 ESTUDIOS
café, ni para la agricultura
extensiva. Sin embargo, para
1866, ya se hablaba de la
importancia del cultivo del café.5
No fue sino hasta con la
Reforma Liberal de 1871, que se
introdujeron cambios en la
economía para fomentar su
desarrollo. Todo ello trajo
consigo: nuevos sistemas de
crédito, nuevas formas de
tenencia de la tierra y de
enganche (reclutamiento) de
trabajadores. Asimismo, la
supresión de la importancia
política y económica de la iglesia
y el desarrollo de un producto
agrícola de exportación, que trajo
como consecuencia un aumento
sustancial de la tasa de
crecimiento general. Estos
cambios ya se veían a finales de
la administración de Rafael
Carrera.
4. Caracterización del
período liberal 1871
La desamortización de los
bienes eclesiásticos y la
apropiación de grandes
5
Ibíd. p. 121.
extensiones de baldíos
nacionales, así como de tierras
comunales en la Bocacosta y
otras zonas cafetaleras, fue un
factor decisivo en la dinámica
social cafetalera de los
conservadores, asociada a la
privatización de la Reforma Li-
beral. En cambio, las
comunidades indígenas del alti-
plano conservaron buena parte
de su tierra por ser tierras altas
y frías no aptas para este cultivo,
surgiendo así poblados para
reserva de mano de obra
dependiente. Ello, a su vez,
redujo la presión sobre las
nuevas tierras cafetaleras.
La creación de un mercado
de tierras, como corolario de la
privatización, permitió un
reforzamiento de la concen-
tración por vía de transacciones
inmobiliarias, y pese a algunas
medidas compensatorias, se
aceleró el traspaso de tierras
cafetaleras a manos pudientes,
sobre todo cuando el caficultor
había tendido a especializarse
o había hipotecado su finca.
Más tarde se abren al café
numerosas fincas de otros
departamentos como Baja
Verapaz, San Marcos, Huehue-
tenango, Sololá, Chiquimula,
Zacapa, Jalapa, Quiché y aun
Petén.
Allí, donde hubo comuni-
dades indígenas que fungieron
como fuente estacional de mano
de obra para las cosechas,
muchos hacendados cafeta-
leros desarrollaron mecanismos
de exportación que combinaban
las deudas pagaderas en trabajo
(la habilitación o el enganche) y
la coacción. Esto les permitió
asegurar, durante el último tercio
del siglo XIX y primero del XX,
el abastecimiento de trabaja-
dores estacionales con bajos
niveles de remuneración. Solía
estar asociado, asimismo, con
sistemas de cultivo extensivos y
con costos de transporte
elevados.
El reclutamiento coercitivo,
reflejaba nítidamente las
desiguales relaciones de poder
interétnicas. Posteriormente, se
transitó hacia formas de trabajo
asalariado más o menos libre,
pero el sistema dejó su impronta
ESTUDIOS 87
en las relaciones sociales del
agro guatemalteco.
Es así como el auge en la
producción de café y la toma del
poder por parte de los liberales
a finales del siglo XIX, significó
para los campesinos guatemal-
tecos un período de trabajos
forzados. En 1877 se emitió la
primera ley de esta índole, con
el Decreto 177, denominado
Reglamento de Jornaleros.
4.1 Leyes y reglamentos
La creación del Reglamento
de Jornaleros, 6 legalizó las
bases para facilitar el acceso a
la fuerza laboral, que requerían
los cultivadores del café. Este
reglamento determinaba que los
pueblos proporcionarían a los
finqueros todos los trabajadores
que fuesen necesarios, hasta
cincuenta o cien según la
importancia de la empresa, y en
6
Reglamento de Jornaleros.
Colección Investigación para la
Docencia No. 4. Facultad de Ciencias
Económicas. Universidad de San
Carlos de Guatemala. Guatemala.
1984.
88 ESTUDIOS
cualquier época del año. En los
pueblos de noroccidente del
país la movilización de
campesinos hacia los trabajos
agrícolas de la costa sur fue en
gran magnitud.
El decreto 471 emitido el 23
de octubre de 1893, abolió los
mandamientos y se derogó más
tarde, en marzo de 1894, el
decreto 177 (Reglamento de
Jornaleros).
Thomas R. Herrick7 señala
que las leyes en contra del censo
Enfitéutico y la política de
baldíos, fueron los principales
factores para un movimiento de
bloque, que expulsó a los indios
de sus tierras, reduciéndolos a
un régimen de trabajo diseñado
para servir al desarrollo del
sistema de plantación,
particularmente en las zonas de
café.
Además de las tácticas
para desplazar de sus tierras a
los indios, éstos fueron
reclutados forzosamente para
trabajar en las fincas o
7
Herrick. op. cit. p. 134.
plantaciones. Para entonces, la
clase hegemónica manejaba un
discurso racista y xenofóbico,
que denotan un pensamiento
discriminatorio y etnocéntrico
hacia los grupos étnicos
guatemaltecos. En ese sentido
se crearon estereotipos, en el
imaginario de los grupos no
indígenas y a partir de éstos se
considera que los indios son
“gente inferior” y por lo tanto,
podían ser sometidos por la
fuerza, favoreciendo el progreso
de la agricultura en Guatemala.
Estas ideas se reflejaban, en las
instrucciones dirigidas a los jefes
políticos, en un reglamento ge-
neral de trabajo, que fue el
instrumento para el trabajo
forzado, emitido el 3 de abril de
1877.8 Esta ley recibió el apoyo
de las Leyes de Vagancia y de
una admonición de los jefes
políticos para suministrar
trabajadores a los finqueros que
los solicitaran para «el
mejoramiento del país».
8
Decreto 177. Reglamento de
Jornaleros. Colección Investigación
para la Docencia No. 4. facultad de
Ciencias Económicas. Universidad de
San Carlos de Guatemala. Guatemala,
1984.
Después, se implementaron
otras disposiciones que
obligaron a los campesinos a
trabajar en las fincas de los
grandes empresarios. Como
resultado se implementaron las
“Compañías de los Zapadores”
y el Reglamento del Servicio de
Trabajadores Agrícolas, decre-
tado el 27 de abril de 1884.9
Justo Rufino Barrios realizó
un programa de modernización
que incluyó: un sistema crediticio
y bancario, un mejor sistema
monetario y la mejor utilización
de ciertos cultivos (como el
café), así como un amplio
sistema de mercadeo, que
incluía la construcción de líneas
de comunicación, la creación del
ferrocarril, el transporte tanto
interno como externo. El
programa giró alrededor de la
agricultura y este proceso
modernizador fue suficiente
para emitir nuevas leyes para el
control de la fuerza de trabajo
indígena.
9
Reglamento del servicio de
trabajadores agrícolas. Decreto No.
243, de 27 de abril de 1894.
Recopilación de leyes de la República
de Guatemala. Tomo 12. pp. 535-538.
ESTUDIOS 89
 Ya para el año 1934, las
leyes que obligaban a los
campesinos a trabajar en las
fincas cafetaleras, por las
deudas que contraían con ellas
(trabajo por deuda), fueron
suprimidas y, en su lugar se creó
la llamada Ley contra La
Vagancia, decreto 1,996.10
Con la emisión de dicha ley,
a mediados de la década de los
treinta, se pretendía dar un matiz
modernizador al trabajo o
proceso productivo en Guate-
mala. En ella se especificaba,
que los campesinos ya no
estarían obligados a trabajar por
deudas, sino que cada persona
tenía plena libertad para
contratarse con el patrono que
más le conviniera. De esta
manera, y superficialmente, se
imponían en Guatemala las leyes
de la oferta y la demanda
laboral.
Ni la libre contratación, ni la
libertad de trabajo fueron
intereses primordiales de dicha
10
Decreto Legislativo 1996, 8 de mayo
de 1934. Ley Contra la Vagancia.
Recopilación de Leyes. Tomo 53.
90 ESTUDIOS
ley. Las consideraciones que se
hicieron en ella, especificaban
que para prevenir la ociosidad
de los hombres sin tierra, éstos
debían hacerse contratar
obligatoriamente por un número
determinado de jornales al año
con cualquier finquero o
propietario.
De acuerdo con Rodas y
Esquit,11 dichas consideracio-
nes fueron publicadas en
septiembre de 1935 en idioma
kaqchiquel y se reiteraban en
1937 de la siguiente manera:
“…a) El jornalero que cultiva
con su trabajo personal por lo
menos tres manzanas de café,
caña o tabaco en cualquier zona
o tres manzanas de maíz con
dos cosechas anuales en zona
cálida o cuatro manzanas de
maíz en zona fría o cuatro
manzanas de trigo, patatas,
hortalizas y otros productos en
cualquier zona. Este jornalero no
11
Isabel Rodas y Edgar Esquit. Elite
ladina vanguardia indígena. De la
intolerancia a la violencia. Patzicía
1944. Guatemala Universidad de San
Carlos de Guatemala. DIGI, IIHAA, IEI.
1997. p. 71.
es vago, ni está obligado a
trabajar por cuenta ajena. b) El
jornalero que cultiva con su
trabajo personal extensiones
menores que las puntualizadas
anteriormente pero que no bajan
de diez cuerdas de veinte
brazadas cada una. Este
jornalero para no ser reputado
como vago está obligado a
hacer 100 días de jornales de
trabajo al año en fincas o
heredades ajenas, no pudiendo
bajo ningún concepto pretender
que se le abonen trabajos
verificados en su propia parcela.
c) El jornalero que no tenga
cultivos propios o los tenga en
extensión menor de diez
cuerdas. Este jornalero para no
ser reputado como vago está
obligado a hacer 150 jornales o
días de trabajo al año en fincas
o heredades ajenas, no
pudiendo bajo ningún concepto
pretender que se le abonen
trabajos verificados en su
parcela, en caso de tenerla...”12
12
Archivo Municipal de Patzicia
(AMP). 1.2 Correspondencia. paquete
140. Con traducción al Kaqchiquel.
Citado por Rodas y Esquit. 1997. p.
123.
La presión del decreto
1,996, obligaba a los
campesinos a servir en las
fincas cafetaleras. Los dueños o
encargados de éstas
determinaban la forma que
adoptaban las relaciones
laborales en Guatemala, cuando
anotaban en la libreta que
portaba cada individuo, el
número de días trabajados por
ellos.
La Ley de Vagancia trajo
consigo otras formas de
relaciones laborales pero
también se adaptó a las ya
existentes en todo el ámbito terri-
torial guatemalteco. El arrenda-
miento por trabajo, la relación
del colono y del jornalero en las
fincas cafetaleras, siguieron
vigentes.
Según Rodas y Esquit “…el
gobierno siempre se preocupó
por que las fincas cafetaleras
tuvieran la fuerza de trabajo que
requerían. Tanto así, que algunos
años, en la región del altiplano
central, el jefe político de
Chimaltenango mandó sus-
pender los trabajos en caminos
para que los peones
ESTUDIOS 91
comprometidos con las fincas
cumplieran sus contratos.”13
Asimismo señalan, que las
fincas de café a donde acudían
las personas a trabajar para
cumplir con los jornales
estipulados por la ley, que
estaban en la Bocacosta eran:
La Torre, Panabajal, San José,
El Platanar, Santa Clara y La
Felicidad, estaban ubicadas en
Yepocapa. Santa Lucía
Cotzumalguapa o en Pochuta.14
El arrendamiento por
trabajo, reforzado con la Ley de
La Vagancia, era un mecanismo
eficaz para laborar las tierras. La
producción en las pequeñas
parcelas resultaba insuficiente
para pagar con dinero el
arrendamiento de las tierras. Su
producto sólo constituía la base
de la economía de subsistencia
de los campesinos. También
hubo otros labradores que
cumplían los jornales —esti-
pulados por la Ley— en las
tierras de cualquier ladino
13
Ídem.
14
Ídem.
92 ESTUDIOS
poderoso de los pueblos del al-
tiplano occidental y del altiplano
central y éste era quien les
firmaba sus libretas de
jornaleros.
5. Medios extraeconómicos
para obligar a trabajar a
los trabajadores
Para el historiador Juan
Francisco Barillas,15 una de las
características esenciales de las
relaciones de producción
existentes en las fincas
cafetaleras hacia 1922-1926,
fue el empleo de la coacción
extraeconómica para obligar a
los productores directos a
trabajar para otro. La coacción
consistió en el uso de la fuerza
a través de la legislación laboral,
y el uso de otros medios como
la fuerza física, aunque es
sabido que en el sistema
económico que se impulsaba
era innecesaria esa fuerza, pues
el productor directo ya había
sido despojado de sus medios
15
Juan Francisco Barillas. En torno
al trabajo forzado en las fincas
cafetaleras (1922-26). Tesis de Grado.
Guatemala, 1981. p. 161.
de producción y por tanto se veía
en la necesidad —presión
económica— de vender su
fuerza de trabajo al propietario
de los medios de producción so
pena de morirse de hambre. El
trabajo adquiere un carácter
libre, voluntario, espontáneo, en
el que el trabajador libremente y
voluntariamente vende su fuerza
de trabajo al dueño de los
medios de producción.
Toda esta presión ejercida
sobre los trabajadores de las
fincas fue denunciada por varios
diputados a la Asamblea
Legislativa y se refirieron al
apremio corporal utilizado por
los finqueros para hacer trabajar
al indígena en sus fincas, Barillas
cita al diputado Quiñónez, quien
observa:
“Uno de los mayores daños
de Guatemala consiste,
precisamente, en esa facultad
que hasta hoy han tenido los
finqueros de convertir a sus
mozos en esclavos, porque
mediante el apremio, los han
vuelto verdaderos esclavos.”16
16
Ídem.
En el informe del Jefe
Político de Quiché al Ministro de
Gobernación y Justicia, también
se hace referencia al factor
fuerza —coacción extra-
económica— para obligar a los
indígenas a trabajar en las
fincas.
“...del Municipio de Nebaj,
que en su mayoría es de
indígenas, quienes anterior-
mente vivían entregados a sus
trabajos propios, lo cual hoy no
sucede sino que son moles-
tados de distintos modos y son
llevados a la fuerza aun cuando
sea para perecer con sus
familias, a las fincas de la Costa
después de ser dueños y
propietarios los infelices
indios...”17
El Estado también se valió
del aparato de presión
extraeconómica para obligar a
los indígenas a trabajar en las
fincas, a pesar de haber sido
abolidos en 1893 los
mandamientos de jornaleros,
éstos de hecho eran todavía
17
Ibíd. p. 163.
ESTUDIOS 93
utilizados por las autoridades. A
continuación podemos leer el
informe del Jefe Político de
Sololá quien señala al respecto:
“...las autoridades del
Departamento, las cuales,
inspiradas siempre en lo
preceptuado por la Ley de
Trabajadores y deseosos de
lograr su mayor enganche a
efecto de satisfacer mejor las
necesidades de nuestro
consumo, no omitieron medios
en proporcionar a los
agricultores los brazos y auxilios
que para atender a sus cultivos
necesitaron, haciendo que los
mozos reacios en salir en
cumplimiento de sus
obligaciones, fueran a desquitar
de conformidad con los
contratos respectivos las sumas
de dinero que a cuenta de
trabajo personal habían
recibido... Este despacho
reglamentó la forma en que cada
municipio debía proporcionar los
brazos para los diferentes
trabajos de los vecinos, cuya
disposición vino a evitar las
preferencias con que algunas
autoridades abusaban en dar
mozos únicamente a determi-
94 ESTUDIOS
nadas personas, amparando
con esta medida a los
agricultores en pequeña escala,
puesto que se hace la
distribución de brazos de una
manera equitativa y justa sin
distinción de clases.”18
Muchas veces se recurrió al
engaño y la mentira, abusando
de la ignorancia de los indígenas
para llevar mozos a las fincas,
so pretexto de que habían sido
nuevamente decretados por la
ley los famosos mandamientos.
Así lo revela otro informe del
mismo Jefe Político de Sololá:
“...los de los pueblos de
Santa Clara La Laguna, San
Pedro La Laguna, Atitlán y otros
más... azuzados por tinterillos y
habilitadores antiguos, eternos
explotadores de estos
indígenas, les han hecho creer
que se trató de los
mandamientos de otros
tiempos, tan temidos de estos
infelices; y con tal motivo han
marchado a esa Capital dos
comisiones: una de Atitlán y otra
de San Pedro La Laguna a
18
Ibíd. p.162.
quejarse contra el suscrito y con-
tra el Alcalde de cada pueblo
creyendo que estas disposi-
ciones emanan, como antaño,
de miras personales de
provecho para las respectivas
autoridades.”19
Todas estas medidas de
coacción extraeconómica para
la contratación de trabajadores
en las fincas le dieron un matiz
servil a las relaciones sociales
de producción de las fincas
cafetaleras.
6. El fenómeno de la
migración
El fenómeno migratorio en
Guatemala se produce con el
ascenso de los liberales al
poder, al quedar liberada la
fuerza de trabajo, y como ya
apuntamos antes, ésta fue
vinculada de manera forzada a
la explotación de la tierra, que se
destinó además de otros
procesos, al cultivo del café.
Las migraciones se dieron
hacia varias regiones tanto fuera
19
Ibíd. p. 165.
como dentro del país. Así
tenemos migraciones de
regiones cercanas de Guate-
mala hacia la Sierra Madre de
Chiapas, en un proceso de
colonización de dicha región, y
hacia fincas cafetaleras del
Soconusco.
Durante el reparto agrario
(en México) impulsado por
Lázaro Cárdenas en 1934-1940,
se produce una fuerte demanda
de mano de obra guatemalteca
en las plantaciones,
especialmente del café en
Chiapas.
En 1952 en Guatemala, La
Reforma Agraria hizo disminuir
el flujo de jornaleros a Chiapas,
porque en lugar de salir a vender
su fuerza de trabajo, éstos se
quedan trabajando sus propias
parcelas, lo cual nos indica que
la marginación a la que ha sido
sometido el campesino
guatemalteco lo ha obligado a
migrar.
En 1954 cuando se produjo
la contrarrevolución, se
declararon nulas las adju-
dicaciones de tierra a los
ESTUDIOS 95
campesinos implementadas por
la Reforma Agraria de Jacobo
Arbenz, de esta manera, las
condiciones del flujo de
trabajadores guatemaltecos a
Chiapas volvió a su anterior
estado.20
En los años 1768 a 1770, el
arzobispo doctor Pedro Cortés
y Larraz realizó una visita pasto-
ral a la Diócesis de Huehuete-
nango, según lo refiere en su
Descripción Geográfico-Moral
de la Diócesis de Guatemala, en
ella destaca la situación de
pobreza y atraso de la población
nativa de esta región, las
condiciones de miseria
existentes que atribuye a la poca
fertilidad de la tierra y a la
desidia de los indios. Sin em-
bargo es importante señalar que
a la altura del siglo XVIII ya se
producían corrientes migratorias
de esta región hacia territorios
situados más allá de lo que hoy
marcan los límites del
20
Antonio Mosquera Aguilar. Los
trabajadores Guatemaltecos en
México. Editorial Tiempos Modernos.
Guatemala, 1990. p. 43.
96 ESTUDIOS
departamento de Huehue-
tenango.
A finales del siglo XIX se
produjo una segunda migración
de campesinos. Este
desplazamiento de grupos
humanos generado por
motivaciones de carácter
socioeconómico reflejó la
crudeza con que se produjeron
los efectos del despojo que
fueron víctimas los campesinos
de sus tierras comunales du-
rante el régimen liberal en 1871.
La migración de trabaja-
dores temporales se produce
anualmente para el corte de
café, en ellas confluyen hombres,
mujeres y niños, familias
completas provenientes de la
zona central, sur y oriental de
Huehuetenango. Este es un
fuerte movimiento migratorio de
trabajadores temporales hacia
las fincas de café y algodón de
la costa sur de Guatemala,
especialmente de los municipios
de Todos Santos Cuchumatán,
San Juan Ixcoy, Soloma,
Chiantla, San Juan Atitlán y
Aguacatán.
6.1 Principales problemas
que enfrentan los
trabajadores migratorios
a las fincas
En los lugares de trabajo,
los campesinos sufren
diversidad de problemas, entre
ellos, el clima inclemente de la
costa y Bocacosta con los
consiguientes efectos de
proliferación y persistencia de
insectos que provocan
enfermedades de todo tipo en
las plantaciones; largas y
extenuantes jornadas de trabajo
que comienzan a las tres de la
madrugada y terminan a las
cinco de la tarde.
A primera hora reciben la
ración de alimentos consistente
en siete u ocho tortillas, frijol. El
desvelo disminuye la capacidad
para el rendimiento en el trabajo.
En algunas fincas deben
transportar el café en sacos de
hasta 125 libras, por distancias
hasta de 2 kilómetros, acto
seguido esperar la selección del
grano y la pesada para
comprobar que la medida,
cortada y entregada esté cabal.
El hacinamiento en
viviendas colectivas denomi-
nadas “galeras” es preocupante.
Los galerones son de 15 metros
de largo por 5 de ancho, del
suelo al techo hay otros cinco o
seis metros, que se dividen en
dos, por un par de planchas de
cemento que corren a todo lo
largo de la construcción y cada
cinco pasos, tocan con una
pared. Esta tiene una forma de
nicho en el que duermen los
trabajadores. No hay puertas
amplias, ni ventanas, menos aún
baño. En las galeras de las
fincas hay entre 700 a 1,000
trabajadores.
Por ser la caficultura la
actividad que en mayor medida
absorbe fuerza de trabajo
migrante temporal y a su vez la
cosecha del grano implica más
alta demanda de brazos,
referiremos que se da escalo-
nadamente dependiendo de la
región. Durante los meses de
septiembre a noviembre es
intensa en la región de la Costa
Sur, porque el proceso de
maduración del café es más
acelerado por cuestiones
climáticas, acá es donde se
ESTUDIOS 97
concentra el más alto porcentaje
de la masa de trabajadores
migrantes estacionales que
provienen del Altiplano. En
noviembre, diciembre y enero se
traslada la actividad de
recolección hacia las regiones
del Altiplano Occidental y Cen-
tral, la Bocacosta y otras zonas
templadas.
7. El trabajo familiar en
fincas cafetaleras
A lo largo del período de la
expansión cafetalera hubo
trabajo propiamente asalariado,
aunque ya dijimos fue asociado
a un proceso de privatización de
la tierra, con una población rural
libre y geográficamente aislada
en el occidente del país, que se
veía obligada a migrar a las
fincas cafetaleras de la
Bocacosta en las que los
sistemas de cultivo eran
relativamente intensivos,
basados en insumos laborales
y no en insumos tecnológicos.
El trabajo familiar en
pequeñas fincas cafetaleras, ya
fuese de propiedad privada o
ejidal, bajo arrendamiento o
98 ESTUDIOS
ciertas formas de mediería tuvo
importancia en Guatemala.
Para asegurarse mano de
obra, en las comunidades donde
sus miembros no poseyeran
tierras se les hacían donaciones
con el objetivo de crear
minifundios entre el campe-
sinado. De esta manera se les
aseguraba a los finqueros una
fuerza de trabajo temporal que
tuviera un lugar en donde
efectuar sus cultivos de
subsistencia y no se muriera de
hambre todo el tiempo que no
estaba en las plantaciones de
café y caña de azúcar.
Tenemos que al
campesinado tradicional de las
comunidades, los liberales le
asignaron el papel de
minifundistas que produce la
tierra para sobrevivir mientras
no es empleado como
trabajador temporal en las
plantaciones de café y caña de
azúcar durante la época de
cosecha, llegando a ser parte
fundamental del sistema
latifundio-minifundio.
 Esta política contribuyó a la
reducción del nivel de vida rural
y al crecimiento de un
proletariado agrícola. La meta
del gobierno fue la creación de
la mano de obra barata, móvil y
dependiente del empleo para su
supervivencia, en las
plantaciones. Desde esta
época se podía contratar a
familias de minifundistas en las
temporadas de más actividad y
luego despedirlos cuando no
había trabajo en las fincas, para
que se ganaran la comida en
otro lugar.
La política liberal de tierra y
trabajo, buscó destruir la
independencia de las familias
rurales haciéndolas depen-
dientes de la clase propietaria,
pero a la vez hay una mutua
interdependencia entre ambos
sectores. Debe tomarse en
cuenta que dentro del
campesinado encontramos un
grupo heterogéneo, debido a
sus diversas condiciones de
vida y su respectiva posición
frente al problema agrario.
El campesinado está
constituido por los campesinos
pobres sin tierra y los
minifundistas, y aquellos que
tienen acceso a ella en calidad
de colonos de fincas, pequeños
arrendatarios y aparceros y los
pequeños y medianos
propietarios.
El minifundista, (según el
tipo de tierra y de cultivo que
tenga y del número de miembros
de su familia que le ayuden a
trabajar) hace la labor de quema
y siembra, dejando a cargo de
otros miembros de su familia las
otras labores, mientras acude al
mercado de trabajo rural como
jornalero. En muchas ocasiones,
a este trabajo temporal le
acompaña su mujer y otros
miembros de la familia. Cuando
se trata de un mozo colono
atado a la plantación de un
minifundista que vive cerca de la
finca, trabaja de corrido hasta
pasado el mediodía y luego
regresa a dedicar unas horas a
su propia parcela.
Pero las características
fundamentales del minifundista,
es que cierto número de meses
al año los dedica a labores en
su parcela, procurando obtener
ESTUDIOS 99
una cosecha que le permita
alimentar a su familia, así como
obtener un pequeño excedente
de producción que pueda llevar
a vender al mercado, a fin de
poder adquirir otros productos
alimenticios o mercancías de
uso doméstico e insumos que
necesita, y si se trata de un
arrendatario poder conseguir
dinero para pagar la renta de la
tierra.
La otra parte del tiempo de
minifundista migra para trabajar
como asalariado al servicio de
un patrón, con lo que logra algún
dinero extra para otros gastos
de él y su familia. Por lo gene-
ral, la producción de los
minifundistas se compone de
maíz, trigo, frijol, papas y
hortalizas. No toda esa
producción es para consumo fa-
miliar, y no todos los frutos que
venden son excedentes, sino
que parte de la producción que
deja de consumir para adquirir
dinero en efectivo para pagar
sus deudas o adquirir otros
artículos.
Hemos demostrado enton-
ces que las migraciones de los
100 ESTUDIOS
campesinos son parte de las
actividades que fueron
impuestas por las leyes y
reglamentos que debían cumplir
con sus familias por ser indios o
mestizos al ser expulsados de
sus tierras convirtiéndose en
campesinos nómadas y
migrantes, con el desarrollo del
capitalismo guatemalteco,
estas prácticas coloniales han
sido heredadas por los actuales
campesinos y los antiguos
colonos y sus hijos quienes se
han transformado en
trabajadores agrícolas.
Este nuevo campesinado
apareció a partir del período de
la Revolución Democrático-
Burguesa de 1944, cuando los
antiguos colonos y arrendatarios
trabajaban en las plantaciones
que se fueron modernizando,
hasta convertirse en mano de
obra asalariada.
Otros factores que han
contribuido a la modernización
del campesinado es el
establecimiento de empresas
agrarias por capitalistas
extranjeros, ingenieros agróno-
mos y otros inversionistas
provenientes de la burguesía-
comercial en tierras de
medianos propietarios, como el
caso de las tierras cafetaleras
donde ahora se cultiva para la
exportación. En ellas se ha
aumentado el número de
trabajadores agrícolas que han
ido pasando de su antigua
condición de colonos, arren-
datarios, pequeños propietarios
y mozos temporales migrantes,
a una nueva condición de
trabajadores rurales fijos de
determinadas empresas, o de
fuerza de trabajo que se contrata
durante todo el año, pero cam-
bia de patrón de acuerdo al ciclo
de producción de los diferentes
productos agropecuarios para la
exportación.
8. Organizaciones de
cafetaleros
También hay que apuntar
que con el cultivo del café surge
una nueva clase de empresarios
agrícolas, conocidos como “los
cafetaleros”, los que logran la
hegemonía en el país y crearon
varias organizaciones a su favor.
Antes de la creación de la
Asociación Nacional del Café,
existió una Dependencia del
Ministerio de Agricultura
encargada de los Asuntos
Cafetaleros del país. Esta
Dependencia se inicia con el
acuerdo gubernativo emitido
por el Presidente General
Lázaro Chacón, el 6 de
diciembre de 1928, mediante el
cual se crea la Oficina Central
del Café. Su funcionamiento
estaba bajo los auspicios del
Ministerio de Agricultura y con la
Confederación de las
Asociaciones Agrícolas y
Cámara de Comercio.21
El General Jorge Ubico
(1931-1944) emitió un acuerdo
el 30 de septiembre de 1932,
adscribiendo la Oficina Central
de Café a la Secretaría de
Apicultura.
La Asociación General de
Agricultores de Oriente
(AGOGUA), principia a trabajar
con la Gremial de Caficultores
21
Emilio Mariscal Ordóñez. Desarrollo
del cultivo del café en Guatemala.
Revista cafetalera. ANACAFE. Guatemala,
No. 267.
ESTUDIOS 101
de la Asociación General de
Agricultores (AGA), y poco
después surge la Asociación de
Caficultores de Occidente.
Finalmente el 4 de noviembre de
1960 fue creada la Asociación
Nacional del Café (ANACAFE).
También en 1960 se crea
una oficina para control de las
exportaciones del café del país,
quedando constituida La Oficina
Controladora del Café.
9. Época contemporánea
Actualmente, después del
petróleo y el acero, el café en
términos de millones de dólares,
es el producto que mejor se
comercializa y se transa en todo
el mundo. Este grupo de
comerciantes se organizó con el
propósito de terminar con la
especulación fuera de control
que había causado la quiebra y
el colapso del mercado de
1980. Es así como los
productores de café crean un
mercado para cumplir con los
siguientes propósitos:
102 ESTUDIOS
• Establecer estándares para
diferenciar las diversas
calidades de café y los
orígenes.
• Proveer un mercado para
que los productores,
compradores, importadores
y tostadores pudieran
protegerse de posibles
pérdidas en el mercado
físico.
• Establecer un sistema de
arbitraje para disputas y
grabar y diseminar
información del mercado a
todos sus miembros, con el
fin de crear una organización
que pudiese proveer de
estabilidad a las industrias
que habían adolecido de
condiciones caóticas.
El mercado de futuros fue
creado para prever un
mecanismo que fuera justo y
consistente para ponerle precio
al café. El contrato “C” define los
precios del café arábigo
lavados de ciertos orígenes, en-
tre los cuales se incluye el café
de Guatemala.
El contrato de entrega
intermedia se utiliza para definir
el precio de la mercancía física.
La bolsa del café no participa en
la determinación de precios,
sino que establece un mercado
libre para que la industria defina
los precios del producto y les
permita la transferencia de los
riesgos asociados con la
volatilidad del mercado físico.
Para que un mercado de
futuros sea exitoso se necesita
de la participación de
compradores y vendedores,
quienes se pueden definir en
dos categorías.
El primer grupo es la indus-
tria. En ésta se incluyen los
productores, intermediarios,
procesadores, tostadores y
exportadores, quienes trans-
fieren el riesgo de incrementos
o descensos en los precios al
mercado de futuros y opciones.
Además, se protegen a través
de la bolsa de valores
comprando futuros, por si los
precios suben, y vendiéndolos
en caso de que los mismos
bajen.
Por otro lado, el segundo
grupo es el conformado por
inversionistas y especuladores
que buscan una oportunidad
para tomar ganancia del
movimento de los precios en
cualquier dirección. Las
órdenes se colocan a través de
las firmas comisionistas o de
brokers 22 autorizados y
controlados por El Consejo
Nacional Unitario de
Trabajadores (CFTC).
10. Estrategias de
modernización por
ANACAFE 1993-1994
A finales de 1993 y
principios de 1994 la caficultura
guatemalteca atravesaba una
de las situaciones económicas
más adversas, por la baja en los
precios internacionales del café
y la política monetaria que había
encarecido sustancialmente el
crédito elevando las tasas de
interés a niveles del 34% al 36%.
En 1994 la Junta Directiva
de caficultores decidió orientar
ciertas acciones, como mejorar
22
brokers, palabra usada para designar
a los intermediarios.
ESTUDIOS 103
los instrumentos de información
para la comercialización,
contrató créditos internacionales
para pequeños productores de
café y propuso la discusión
salarial a las centrales sindicales
con criterios de productividad.
Uno de los resultados de
aquellas acciones tomadas en el
94 fue la aprobación de un plan
para la modernización y
productividad de la caficultura.
Dicho plan sirvió posterior-
mente, para la negociación de
un acuerdo con las centrales
sindicales.
En julio de 1994, se firmó el
Acuerdo Básico para la
Modernización, Productividad y
Desarrollo Integral de la
Caficultura, entre ANACAFE y
El Consejo Nacional Unitario de
Trabajadores (CNUT) con la
presencia de los Ministros de
Trabajo, Agricultura y Finanzas.
En dicho Acuerdo son
relevantes tres aspectos: El
primero: La decisión de incluir
la productividad como criterio de
remuneración, independiente-
mente de un aumento del 45%.
104 ESTUDIOS
El segundo: se refiere a la
creación de una comisión bila-
teral de seguimiento que durante
los siguientes dos años asegure
el posicionamiento de una
estrategia de intercambio y
negociación, y El tercero: la
caficultura estableció que las
políticas de modernización y
mejoramiento de condiciones
de vida de los trabajadores se
desarrollarían a través de la
Fundación para el Desarrollo
Rural, que fue fundada y
legalmente inscrita en los meses
siguientes.
La importancia del Acuerdo
radica en que fue una búsqueda,
por parte de todos los sectores
de la caficultura de Guatemala,
de la modernización y la
productividad del sector y del
mejoramiento de todos los que
participan en la producción del
café.
El Acuerdo fue una forma de
solucionar la crisis que se
estaba atravesando, acorde a
las circunstancias que en ese
momento se vivían, y a la vez
sienta las bases de su
preparación para alcanzar
niveles de competitividad
internacional y enfrentar los
desafíos de ese mercado
internacional.
Las estrategias también
buscan la eliminación de los
sistemas tradicionales de
producción, en un proceso de
mediano plazo y acorde a los
procesos de paz en Guatemala.
En ese mismo mes de julio
de 1994, la Junta Directiva de
ANACAFE aprueba el Acuerdo
Básico, las comisiones
paritarias de salario lo recogen
en sus resoluciones y el
Gobierno de la República lo
consagra como salario mínimo
nacional para el agro
guatemalteco.
En la segunda época de la
década de los noventa, la
Asociación Nacional del Café
busca innovar sus sistemas de
producción para alcanzar
niveles más altos de
productividad, puesto que el café
como actividad económica de
exportación entre en un mercado
internacional cada vez más
competitivo y que al aumentar la
oferta a nivel mundial se disputa
una demanda con un crecimiento
anual moderado.
Por otra parte, Guatemala,
por intermedio de ANACAFE,
ha cambiado su política de
comercialización internacional,
al ser el único país que de
manera unilateral ha renunciado
a someterse a la política de la
Organización Internacional del
Café de atenerse a cuotas de
exportación. Es decir, la
ANACAFE dejó en libertad a los
productores y exportadores de
café de decidir el momento, la
cantidad, el comprador y el
precio del café que desean
vender.
El fin del siglo veinte y el
nuevo milenio, trajo consigo una
nueva crisis para los pequeños
y grandes productores de café,
provocada por los precios bajos,
en el mercado internacional del
café vietnamita. Obviamente los
más golpeados han sido los
trabajadores agrícolas
temporeros que anualmente
eran contratados no sólo en las
fincas cafetaleras nacionales,
sino que en las de la Zona del
ESTUDIOS 105
Soconusco, México. Con ello
han recrudecido los conflictos
laborales. Muchos trabajadores
y trabajadoras agrícolas han sido
expulsados de México sin recibir
sus correspondientes pagos.23
En algunos casos, los
trabajadores señalan falta de
apoyo de las autoridades
gubernamentales, y en Guate-
mala, las plantaciones
prácticamente quedaron
abandonadas. Creció el número
de desempleados y la precaria
situación socioeconómica fue la
causa de una fuerte migración
hacia los Estados Unidos, y con
ello políticas cada vez más
restrictivas para los y las
trabajadores temporeros
agrícolas.
23
En Prensa Libre del 5 de abril de
2002, se lee que 75 jornaleros fueron
expulsados sin pago en corte de café
en la Finca Prusia, Jacaltenango, La
Paz.
106 ESTUDIOS
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ESTUDIOS 107
108 ESTUDIOS
 José Edgardo Cal Montoya*
Hacia una
comprensión
provisional del
concepto moderno de
Historia en
Reinhart Koselleck
Perspectivas desde la
Historia conceptual
*
Magister en Filosofía (Universidad
Rafael Landívar). Diploma de Estudios
a profundidad y Doctorado en Historia
(Universidad Pablo de Olavide. Sevilla;
España). Enseña Historia Contempo-
ránea en la Escuela de Historia de la
Universidad de San Carlos de Guate-
mala y es Profesor Visitante del
Doctorado en Filosofía Iberoamericana
de la Universidad Centroamericana José
Simeón Cañas –UCA– de El Salvador y
del Posgrado en Historia de la
Universidad de Costa Rica. Actualmente
es Coordinador Académico del VIII
Congreso Centroamericano de Historia.
Indicaciones preliminares
sobre el término
Historia en la obra
Conceptos Históricos
Fundamentales de 1972
La Historia del concepto
moderno de Historia se
constituyó en una de las tareas
referenciales de Reinhart
Koselleck junto a Otto Brunner y
Werner Conze en su esfuerzo
colectivo que ha sido la
confección del Diccionario
Geschichtliche Grundbegriffe
[Conceptos Históricos Fun-
damentales] del año 1972.
Trabajo en el que se señaló la
importancia de analizar los
conceptos como registros de la
realidad, los que a su vez operan
como factores de cambio de la
propia realidad, correspon-
diendo a la Begriffgeschichte
estudiar el tamiz infraestructural
de diferencia o convergencia
entre conceptos antiguos y
categorías actuales del
conocimiento de lo político, los
que entrañan dos estructuras de
conformación como son el
espacio de experiencia y el
horizonte de expectativa,
referenciales decisivos de la
ESTUDIOS 109
modernidad como concepto
normativo.
Desde estas líneas de
conducción, la entrada
denominada: Historia, 1 se
constituye para nuestras tareas
de difusión de las implicaciones
de la Historia Conceptual para
la discusión metodológica de la
Filosofía Política, en un texto que
puede orientar nuestra
comprensión acerca de las
transformaciones que se han ido
desarrollando sobre dicho
concepto hasta incidir en la cri-
sis derivada de su pretensión
totalizadora. El análisis de esta
problemática efectuada por
Koselleck, hace de este estudio,
un texto de teoría de la historia,
de filosofía de la historia, de
filosofía stricto sensu o también
un preciso modelo de erudición
filológica. Esta contribución de
la vertiente metodológica
impulsada en el ámbito de la
hermenéutica gadameriana
aplicada a la Teoría de la
1
Reinhart Koselleck: Geschichte/
Histoire. En. Geschichtliche Grund-
begriffe. Historisches Lexikon zur
politisch-sozialen Sprache in
Deutschland. (7 vols.) Sttutgart, 1972.
110 ESTUDIOS
Historia, llega a la comunidad
intelectual iberoamericana en el
año 2004 como un texto
independiente publicado por la
Editorial Trotta 2 y cuyo
contenido se comentará
resumidamente —desde la
perspectiva de sus aportes a la
renovación de la Historia de las
ideas políticas en particular, y de
la Historia política, en general—
con la finalidad de difundir
dentro del medio académico
centroamericano3 los aportes
que esta corriente metodológica
puede ofrecer a la ingente
discusión sobre la conflictividad
interpretativa —siguiendo a
Ricoeur— 4 y uso público
2
Reinhart Koselleck: historia/Historia.
(Traducción e introducción de Antonio
González Ramos) Madrid, Editorial
Trotta, 2004. 153 pp.
3
José Cal: “La Historia Conceptual
como Filosofía Política. Breve reseña
desde la historiografía de la filosofía”.
En: Intuición. Revista Semestral de
Filosofía. (No. 2) Guatemala, julio-
diciembre 2004. pp. 101-123
4
Paul Ricoeur: “Función narrativa y
experiencia humana del tiempo”. En:
Historia y narratividad. Barcelona,
Ediciones Paidos, 1999. pp. 183-214.
—siguiendo a Habermas y
Bernecker— 5 de nuestro
pasado como experiencia
societaria frente a las
comprensiones de la Historia de
las ideas como un ejercicio
desconectado de los grupos
sociales y las estructuras
económicas y políticas; y de la
Historiografía intelectual como
un ejercicio histórico-filológico
de ficheros intemporales que
pretenden registrar “la historia
de cada una de las palabras”
sin atender cómo esta
pretensión “distorsiona” el
mismo devenir queriendo
caracterizarlo a modo de una
“imagen fija”.
Gadamer nos permite
referirnos a este ámbito crítico
5
Jürgen Habermas: “Sobre el uso
público de la Historia”. En: La
constelación postnacional. Ensayos
políticos. Barcelona, Ediciones
Paidós, 2000. pp. 43-57. Walther
Bernecker: “El uso público de la
Historia en Alemania: los debates de
fines del siglo XX“. En: Juan José
Carreras Ares y Carlos Forcadell
Álvarez (coords). Usos públicos de la
Historia. Madrid, Marcial Pons, 2003.
pp. 69-87.
en el que se desenvolverán
nuestras consideraciones, al
insistir que la filosofía es para él
ese proceso continuo de
conceptualización que trabaja
en la esencial indeterminación
de los conceptos y que se
desenvuelve en el medio
lingüístico del diálogo. Por lo
cual, la reflexión filosófica no
puede consistir en la depuración
escolar de los conceptos, sino
que es la puesta al descubierto
misma de sus imbricaciones
históricas tal y como se hallan
afincados en el lenguaje
cotidiano. 6 De aquí que la
historia no puede prescindir de
una delimitación conceptual de
la época, estudiando el uso del
6
Antonio González Ramos:
“Introducción. Koselleck y la
Begriffgeschichte. Cuando el lenguaje
se corta con la Historia”. En: historia/
Historia. (Traducción e introducción
de Antonio González Ramos) Madrid,
Editorial Trotta, 2004. p. 12. Debe
acotarse que esta apertura disciplinar
propuesta por Gadamer, no llegó a
incluir las prácticas discursivas y las
realidades extradiscursivas que
inciden en la historia como en el
discurso mismo, como llegó a
hacérselo notar su discípulo, Reinhart
Koselleck. Ibíd. pp. 12-13.
ESTUDIOS 111
lenguaje que se hacía al discutir
sobre el Estado, la sociedad y
la economía; ni puede dejar de
identificar los grupos, clases y
agentes históricos que usaban
–o criticaban– ese lenguaje,
analizando la comprensión que
estos agentes tenían de su
propio uso lingüístico. A la vez,
debe analizar cómo la entrada
en acción de los conceptos, de
su uso, provoca unas
transformaciones estructurales
que afectan tanto a la sociedad
como al concepto mismo, ya que
tales transformaciones, que son
la historia misma, constituyen a
la par la realidad del concepto
que se estudia. Es decir, es
preciso un estudio sincrónico de
los conceptos que se combine
con un principio diacrónico que
siga la sucesión de los
significados de las palabras y
permita así una traducción a
nuestra comprensión actual.7
Precisiones metodológicas
Para Koselleck el
carácter normativo moderno de
diversidad de conceptos como
7
Ibíd. p. 16.
112 ESTUDIOS
<<clase>>, <<Estado>>,
<<sociedad civil>> o
<<Historia>>, surgidos dentro
de la modernidad europea o
Sattelzeit, de los cuales el último
ocupa la centralidad de nuestras
reflexiones, está constituido por
cuatro rasgos a considerar: (a)
Tiene lugar en una
temporalización (Verzeitlichung)
de las categorías socio-políticas
que quedan insertadas dentro de
una u otra filosofía de la historia
por la que todo el acontecer
humano se clasifica en
períodos, fases o estados de
desarrollo; quedando así la
historia periodizada teleológi-
camente y adquiriendo una
carga de expectativa. (b) Se
democratiza (Demokra-
tisierung). El vocabulario social
y político antes restringido a
ciertas élites se universaliza,
especialmente a tenor de
procesos como la Ilustración y
la Revolución Francesa en los
que se institucionaliza el espacio
público, creciendo así las
audiencias y los usuarios del
lenguaje político. (c) Los
conceptos se ideologizan
(Ideologisierbar), ya que,
incorporados en ideologías
políticas adquieren mayor grado
de abstracción, y así lo que en
el Antiguo Régimen era más
bien particular y referido a
contextos sociales concretos,
como las libertades de los
habitantes de los burgos, se
convierte en singular colectivo y
abstracto para su uso en la
interpretación de las situaciones
políticas. (d) Los conceptos
adquieren politización
(Politisierung). La pluralización
de la sociedad y la
universalización de la política,
más la indefinición que han ido
ganando los conceptos, los
convierte en susceptibles de ser
usados en la lucha política a
modo de lemas en los que se
apela a los pares contrapuestos
de los bandos en lucha. Así
<<revolucionario>> o <<re-
accionario>> quedan a
disposición de todo el mundo y
permiten identificarse a sí
mismo y al adversario. Todo eso
supone que hay un desfase
creciente entre los conceptos y
la realidad que describen, por un
lado, y entre los conceptos y las
palabras que los expresan, por
otro. La convergencia entre
historia y concepto que es el
tema de la Begriffgeschichte
tiene lugar precisamente en ese
desfase y esa tensión
crecientes.
La Historia Conceptual
se mueve así en el hiato existen-
te entre las situaciones sociales
reales y el uso lingüístico que se
refiere a ellas. Su método
alterna la comprensión de los
mismos significados que se dan
a un mismo término (sema-
siología) y la consideración de
las múltiples denominaciones
existentes para estados de
cosas en principio idénticos
(onomasiología). En esta
tesitura, los significados de cada
concepto se establecen, por así
decirlo, estratigráficamente,
procediendo cada uno de los
estratos semánticos de tiempos
diversos, pero manteniéndose
ellos activos e interactuando.
Hay una simultaneidad de lo
simultáneo dentro de cada
concepto, que le da a éste, a la
vez, su consistencia y su
polivalencia histórica; también
su capacidad de evolución. El
exceso de significado de cada
concepto, extendido en los
diferentes estratos de uso y sus
ESTUDIOS 113
usuarios, en la inadecuación con
la realidad que describe y
modela –y con ello, en el desfase
entre las experiencias y las
expectativas, entre el pasado y
el futuro–, hace que los
conceptos no puedan ser, sin
más, objetos de una historia
como piezas inalteradas que
reaparecen en diferentes
escenarios. 8
Haciendo acopio de las
reflexiones anteriores, el
concepto histórico fundamental
que es <<historia>>, se
constituye en el concepto
<<moderno>> por excelencia,
ya que al haberse tempo-
ralizado, democratizado,
ideologizado y politizado a fina-
les del siglo XVIII9 se convierte
8
Ibíd. p. 18.
9
Sobre la <<Ilustración>> hemos
asumido diversos “tópicos” que
requieren de una crítica más
concienzuda y rigurosa: la idea de la
Ilustración como un proyecto
humanista (humanismo filológico),
como una nueva interpretación de la
historia triunfante sobre el
oscurantismo del <<Antiguo
Régimen>> (crítica histórica) y como
un movimiento que impulsó la
114 ESTUDIOS
en seguida en el concepto
regulativo de todas las
experiencias pasadas y futuras.
La <<historia en sí>>,
comprendida desde antes de la
Revolución Francesa como la
capacidad de narrar constitutiva
a la sociabilidad humana, pasa
a concebirse como historia
única, singular, que recoge,
como historia del mundo, todas
las historias, y les da sentido a
ellas y a las acciones humanas.
Nace directamente como una
filosofía sustantiva de la historia,
historia natural, mundial y de
salvación: un campo de acción
moral relatable a la par,
estéticamente, como el
argumento de una novela. Y al
mismo tiempo, a lo largo del siglo
XIX nace la Ciencia histórica,
estableciéndose como ciencia
ampliación del acceso al conocimiento
científico; queda fuertemente en
cuestión cuando denotamos en sus
formas culturales un profundo retorno
al clasicismo y a la educación senti-
mental (empirismo) y en su visión de
sociedad la asunción de un modelo de
absolutismo político. Cfr. Francisco
Sánchez-Blanco: La mentalidad
ilustrada. Madrid, Editorial Taurus,
1999.
autónoma dedicada a estudiar
lo pasado. Esta <<historia en
sí>>, que la distingue entre la
historia que acontece, Ge-
schichte, y la historia que narra
y recoge lo acontecido, Histoire,
se convierte en el campo de
acción de los seres humanos y
en la sustancia misma del
tiempo histórico, en la
posibilidad de su experiencia.
A partir de ahora va a ser posible
decir que escribir historia y
hacerla no son dos actos
diferentes.
La Historia como
concepto guía moderno.
Un acercamiento preliminar
Cuando Friedrich Schle-
gel formuló en 1795 que la
marcha y dirección de la
formación moderna la
determinan unos conceptos do-
minantes, estaba presupo-
niendo la articulación de un
concepto moderno de historia
que se servía de una serie de
determinaciones actuales del
movimiento comprendidas
todas ellas dentro de dicha
construcción conceptual. En
esta medida, era particular-
mente cierto de la <<historia>>
lo que Schlegel reivindicaba
para los conceptos dominantes,
al considerar su decisiva
influencia a partir de que en la
época de la Ilustración, y a
merced de los efectos de sus
movimientos sociales desenca-
denantes, se habrían alcanzado
todos los logros previos
descritos hasta aquí y que
acuñaron el concepto.
La acuñación del
concepto moderno y reflexivo de
historia se fue llevando a cabo
tanto en las discusiones
científicas como en el espacio
lingüístico político-social de la
vida cotidiana, ámbitos que se
engarzaron dinámicamente en
las prácticas de sociabilidad de
la burguesía culta: sus
reuniones, sus periódicos, libros
y revistas fueron multiplicándose
en el último tercio del siglo XVIII
y en la mayor parte del XIX por
medio de la conformación de
numerosas asociaciones e
instituciones. El concepto
moderno de historia utilizado por
esta burguesía culta, les permitía
afirmar su autoconciencia
histórica y desarrollar esa
ESTUDIOS 115
función política y social a la que
hemos aludido, aspecto que se
reforzó con la ampliación de sus
pretensiones científicas. La
ciencia de la historia se
consolida bajo esta precep-
tibilidad gracias a la ampliación
de su propio espacio científico
como al apogeo que cobró en
el siglo XIX en el ámbito
germano, procesos que
recalaron en que esta autonomía
se signara en su nueva
acuñación como <<concepto
central de interpretación del
mundo>> que estilizaba
simultáneamente la auto-
conciencia de aquella élite que
la utilizó para refrendar la
irrupción de su proyecto político.
Así se refrenda lo señalado por
Schlözer cuando asignó a la
historia la función de <<servir a
la ilustración y a la dicha de la
sociedad civil>>. De ello
resultaron ampliaciones en la
organización y en los ámbitos
de estudio, así la escritura de la
historia llegó a ser considerada
como una fábrica compuesta de
infinitas labores de recopilación,
investigación y exposición de los
más diversos aspectos de las
116 ESTUDIOS
sociedades, las cuales se
empezaban a esbozar a sí
mismas como pueblos y
naciones.
La <<historia>> se
convierte así en <<Historia>>, un
concepto de reflexión, que
explicando, fundamentando y
legitimando, hace de
mediadora entre el futuro y el
pasado. Las naciones, las
clases, los partidos, las sectas
u otros grupos de interés,
podían, tenían incluso que
invocar la historia tanto que una
deducción genética de su
respectiva posición les otorgaba
títulos legales en la estructura de
acción política o social.
Corroboramos así un dicho
proverbial del siglo XIX: que con
la Historia se puede probar
todo. Lo decisivo era entonces,
colocarse en la plataforma de
las pruebas históricas para
identificarse jurídica, política o
socialmente. La utilización
política directa de la
<<historia>> dirigiéndose a un
amplio público de oyentes y
lectores sólo fue posible porque
la historia no se concebía
únicamente como ciencia del
pasado, sino, en primer lugar,
como espacio de experiencia y
medio de reflexión de la unidad
de acción política y social a la
que en cada caso se aspiraba.
Lo que vale para esta
conciencia nacional burguesa
intentaron ganarlo también Marx
y Engels para la conciencia de
clase de los trabajadores, aún
por desarrollar, en medio de una
reflexión histórica; lo que permite
explicar su creciente dedicación
a sendos estudios de Historia
que sirvieran a la articulación de
esta conciencia de clase, siendo
los más emblemáticos: “Las
Guerras Campesinas en
Alemania” o el “18 Brumario a
Luis Bonaparte”. En la ciencia
y en la política, la relatividad de
los juicios históricos formaba
parte de los conocimientos que
contribuyeron a constituir el
concepto de historia.
Independientemente de la
pretensión de verdad de la
historia como ciencia, el que
siempre se está atado a la
situación de conocimiento es un
principio empírico que el mundo
de la historia había ayudado a
descubrir en el siglo XVIII,
aspecto de la constitución del
espacio de experiencia y
horizonte de expectativa
modernos que la Teoría Crítica
haría objeto central de sus
aportes teóricos.10
Colofón
La ambigüedad funda-
mental del concepto historia
tuvo, desde el surgimiento de
éste, un influjo muy profundo en
el lenguaje cotidiano de la
política. Su propensión a ser
exagerado enfáticamente y
utilizado ideológicamente se
basa en la formación de la
palabra como colectivo singular.
Como categoría trascendental
comprende, a su vez, la Historia
y las historias; el concepto
<<historia>> indica una escala
cambiante de posibles
experiencias: espacio de
acción y proceso, progreso y
desarrollo, fundación de sentido
y destino, acontecimiento y
hecho. Parece como si el
antiguo significado del relato
10
op. cit. Koselleck. pp. 106-113.
ESTUDIOS 117
hubiera quedado desplazado a
un segundo plano.
La comprensión de los
múltiples significados de la
Historia, la reseña el
intempestivo Nietszche al
señalar los tres tipos de historia:
el anticuario, el crítico y el mo-
numental. Considerada
funcionalmente respecto a lo que
él llamaba vida, la Historia en su
conjunto resultaba ser un
espacio de senilización un
obstáculo para la vida; por lo
que reclamaba a la juventud el
tener valor para lo <<lo
ahistórico y lo suprahistórico>>.
De aquí que sigamos asistiendo
a ese intento creciente de
deshistorización de la
conciencia general, o al menos
de las ciencias. Esfuerzo
necesario para superar su
función normativa, de <<régimen
de verdad>>, siguiendo a
Foucault, pero en el que no debe
desantenderse el creciente y
riguroso autocercioramiento que
muchos historiadores hoy
hemos asumido de nuestra
propia tarea, comprendida hoy
como relato no sólo en su
expresión, sino también en su
118 ESTUDIOS
construcción como una reflexión
crítica atenta a las estructuras,
las permanencias, las
duraciones y las inercias,
logrando que dicho relato a partir
de la aprehensión sociológica y
psicológica del suceso pueda
inferir y, ante todo, explicar la
estructura social y cultural de la
que es expresión y a la que está
referido. Es proponer,
parafraseando a Geertz, una
deep interpretation sobre algún
aspecto particular de
organización de una sociedad
en otro ámbito de
11
periodización.
El <<Esbozo para una
crítica de la razón histórica>> de
Dilthey propone con el concepto
de <<historicidad>> una
categoría que permite a la
filosofía de la existencia y a la
hermenéutica la fundamentación
metahistórica de todo lo
histórico rebasándose cons-
11
José Cal: Los Estudios Históricos
recientes sobre la Reforma Liberal de
1871 en Guatemala. Sevilla,
Universidad Pablo de Olavide –
Departamento de Geografía, Historia
y Filosofía, 2003. pp. 2-11.
tantemente a sí misma,
posibilitando la recuperación de
lo que en el siglo XVIII se quería
decir con la <<historia como
tal>>, infraestructuralidad que
llegó a integrarse, como ya
explicamos, en la escritura
misma de la Historia.
Dentro de esta
diversidad de acentos que
signan este horizonte
comprensivo moderno de la
historia, se constata otra postura
que hace resonancia a Dilthey
por medio de Lessing, quien con
su <<historia como donación de
sentido al sinsentido>> seguía al
pie de la letra los presupuestos
subjetivistas dotándole
nuevamente de su dimensión
trascendental; presupuestos
que desde el marxismo se
criticaron por medio de la
elaboración de una comprensión
teleológica del devenir histórico
mismo.
El ataque más acerbo
contra el concepto de
<<historia>>, señala Koselleck,
lo ha formulado probablemente
Mauthner, quien partía de que el
historicismo, al igual que la
<<historia>>, sólo es posible
desde Kant, pero que ya había
sido superado por este mismo.
Ha sido tarea vana lanzarse a la
búsqueda de verdades
históricas. Pero los conceptos
suelen sobrevivir como
espectros, dice él, a los estados
de cosas a los que se refieren,
aun con el anuncio mismo de la
muerte del <<pequeño concepto
de historia>>; problemática que
Popper desarrollaría lúcida-
mente en su trabajo de crítica al
historicismo. Con todo, giros
como <<la pérdida>> o <<la
represión (Verdrängung) de la
historia>> expresados en las ya
conocidas, pero sin desperdicio
cuestionables, proclamaciones
triunfalistas acerca del <<fin de
la historia>>, siguen apuntando
casi siempre a su conservación.
Como dijera Ricoeur, hacer
historia es hacer Historia. Y con
ella, nos situamos entre las
experiencias y las expectativas;
en ese abismo creciente entre
lo vivido, lo esperado y temido.
Un abismo que crece cada vez
más rápido y que se llama,
todavía Modernidad. A este
ESTUDIOS 119
respecto, para finalizar esta
exposición, Koselleck cita la
siguiente anécdota:

<<En el horizonte ya es
visible el comunismo>>,
explica Kruschev en un
discurso.
Pregunta incidental de un
oyente:
<<Camarada Kruschev,
¿Qué es el horizonte?>>
<<Búscalo en el
diccionario>>, contesta
Nikita Sergeievits.
En casa, ese individuo
sediento de saber
encuentra en una
enciclopedia la siguiente
explicación:
<<Horizonte, una línea
imaginaria que separa el
cielo de la tierra y que se
aleja cuando uno se
acerca>>.12

12
Reinhart Koselleck: Futuro pasado.
Para una semántica de los tiempos
históricos. Barcelona, Ediciones
Paidós, 1993. p. 340.

120 ESTUDIOS
Maestra Isabel Rodas Núñez*
C olonización,
cacería y territorio
en el Usumacinta
medio petenero,
Guatemala
(1970-2004)1
*
Licenciada en Antropología por la
Universidad de San Carlos de Guate-
mala, Maestría en Antropología Social
en el Programa de la Universidad del
Valle-Paris 8 y candidata a Doctora en
la Escuela de Altos Estudios en
Ciencias Sociales, París. Profesora-
Investigadora del IIHAA.
Introducción
La colonización de
2
Petén se intensificó a finales de
la década de 1960. Su novata
población fue de campesinos
sin tierras y jornaleros agrícolas
expulsados de las fincas de
colonos del sur. La
consideración de ese referente
histórico permite, en primer
lugar, describir aquel contexto
selvático de llegada, agreste
para la vida campesina, el
1
El presente artículo forma parte del
material de campo que será articulado
en la reflexión de la tesis de doctorado
sobre las identidades narrativas y las
representaciones del sufrimiento en las
aldeas cooperativas del Usumacinta
Medio, en Petén.
2
El departamento de Petén se sitúa
en la región VIII, al norte de la República
de Guatemala. Su cabecera
departamental es la Isla de Flores.
Limita al norte con la República de
México, al sur con los departamentos
de Izabal y Alta Verapaz, al este con
la República de Belice y al oeste con
la República de México. Se ubica en
la latitud 16º 55´45´´ y longitud 89º
53´27´´. Cuenta con una extensión ter-
ritorial aproximada de 35,824
kilómetros cuadrados.
ESTUDIOS 121
proceso de domesticación del
territorio y la paulina vinculación
al mercado. Lanzados por la
dinámica económica de los
monocultivos de exportación,
interiorizaron el nuevo entorno a
través de prácticas que
implicaron la readecuación de
sus saberes laborales y de sus
necesidades domésticas,
mientras abrían las tierras para
sus siembras y se ligaban a un
mercado que los incorporara
como jornaleros o como
productores de granos. Analizar
la producción, el territorio y el
mercado supone descubrir sus
estrategias de producción y de
reproducción social.
Durante los primeros
cinco años de instalación
tuvieron que recurrir como
alternativa económica a la
extracción de los productos de
la selva. Las prácticas y la
relación con la naturaleza se
orientaron hacia ese recurso
como la primera solución
alimenticia, pero también resultó
siendo el primer producto ren-
table y con valor para el
incipiente mercado de la región.
En ese sentido, existió un
122 ESTUDIOS
manejo diferenciado de la
extracción, marcado por la
demanda doméstica o por la de
mercado: la irracionalidad de la
segunda disoció la práctica de
los marcos funcionales de la
experiencia inmediata. La
extracción no se dirigió a la
satisfacción alimentaria, no
obedeció a la comprensión de
la intervención sobre el entorno,
escindiendo el sentido de las
valoraciones sintetizadas en las
mitologías3 de las necesidades
de capitalizarse como los
3
Sobre las estructuras míticas,
refiriéndose al aporte de la antropología
estructuralista francesa en su
definición, especialmente de Levi-
Strauss, Koester sintetiza: “…nacen de
comprensiones colectivas: resultan de
operaciones intelectuales de
transformación tales como la inversión,
la expansión, la disminución o la
analogía. Este pensamiento objetivado
puede estar definido como los
productos de la actividad mental
humana que están de alguna manera
disponibles, libres de ser desplegados
por los miembros de una sociedad. En
ellas, lo mental recapitula lo social. Se
constituyen núcleos de pensamiento
objetivado que atraviesan múltiples
leyendas recopiladas en diversos
contextos”. (2004:86).
nuevos dueños y productores de
estas tierras.
Cuando la demanda
comenzó a organizarse,
disociándose del entorno para
orientarse al mercado, la
práctica de extracción se
convirtió en insensible a la
percepción subjetiva. Olvidó la
autoridad representada en los
personajes míticos y la norma
que regulaba el uso de los
recursos de la montaña,
desinteresándose por la lógica
de reproducción de los recursos
para privilegiar la intensidad de
los intercambios mercantiles. De
ese mercado global han
dependido diversas actividades
extractivas, entre ellas la
cacería, en las que se han
implicado laboralmente los
colonos de la selva.
En este artículo se
exploran dimensiones
conceptuales que permiten
analizar el papel de la cacería
más allá de las técnicas
instrumentales y de las
estrategias alimentarias. Fue
uno de los espacios de
socialización fundamentales que
les obligó a recorrer y a marcar
física y afectivamente el
territorio. En ese sentido, busca
entender cómo incidió en la
organización local de la
economía doméstica, el territorio
sobre el que se ejerció y la
vinculación al mercado que
posibilitó. Para ello se recurre al
concepto de socialización como
el mecanismo de reelaboración
de contenidos tradicionales,
enunciados en las narraciones
míticas y materializados en los
gustos alimenticios adecuados
a los nuevos contextos.
Cacería, socialización,
mercado y territorio
Durante la primera fase
de domesticación del nuevo
territorio, la cacería funcionó
como un factor de socialización
y como una estructura social de
la economía4 local. El análisis
desde la perspectiva de la
socialización focaliza en el
aprendizaje de prácticas sobre
4
Bourdieu llama micro cosmos
sociales al mundo social que está
presente en su totalidad en cada
acción económica. Para ello, afirma,
ESTUDIOS 123
el nuevo entorno natural de una
población acostumbrada a un
trabajo jornalero y temporal
ligado a la agricultura de
exportación. Las estructuras
sociales económicas se
constituyen sobre ese nuevo
ambiente en el que estos grupos
resolvieron su actividad
económica en una región
abandonada y sin vínculos
institucionales que propiciaran
su conexión comercial y política.
“…es preciso dotarse de instrumentos
de conocimiento que enfaticen la
multidimensionalidad y multifun-
cionalidad de las prácticas, permitan
construir modelos históricos capaces
de dar razón con rigor y parsimonia de
las acciones e instituciones
económicas, tal como se presentan a
la observación empírica. Este es un
ejercicio que intenta reconstruir la
génesis de las disposiciones
económicas del agente económico, de
sus gustos, sus necesidades, sus
propensiones o sus aptitudes (para el
cálculo, el ahorro, el trabajo mismo) y
por el otro, la génesis del propio campo
económico: es decir hacer la historia
del proceso de diferenciación y
autonomización que conduce a la
constitución de ese juego específico:
el campo económico como cosmos que
obedece a sus propias leyes y otorga
por ello una validez (limitada) a la
autonomización radical…”. (2001)
124 ESTUDIOS
El concepto de socia-
lización permite descomponer la
cacería como una práctica en
donde, primero, intervienen
disposiciones subjetivas, ca-
paces a la vez de estructurar
representaciones (visiones y
previsiones) y, segundo, se
generan acciones a partir de
esas percepciones y
orientaciones. Esta actividad
constituye relaciones de
intercambio que organizan
internamente al grupo y su
entorno y lo relacionan al exte-
rior. El territorio es una
consecuencia de esa
organización del espacio social
y un resultado de la apropiación
cognitiva y afectiva del espacio
físico.
En segundo lugar, ese
contenido interiorizado es el
producto de una historia, de una
secuencia heterogénea de
condiciones objetivas (posición
heredada y actual/disposición
de los individuos y grupos)
definida por la trayectoria de los
individuos. Es decir, personas
provenientes de una reserva de
mano de obra barata cuya
reproducción doméstica estuvo
sustentada en el bajo salario y
acceso limitado a las tierras de
cultivo, condiciones que les
obligaron al desplazamiento
permanente. Su antiguo entorno
social ya los había contactado
con la modernidad y el
desarrollo tecnológico y fijó
patrones de consumo y de
expectativas traducidas en
gustos y deseos por ese tipo de
riqueza. No obstante, la
propiedad de la tierra sin otros
recursos que garantizaran la
producción eficiente y la
distribución de sus cultivos, de
la que fueron beneficiarios como
colonos en una región sin
condiciones productivas ni
vinculación comercial, no
cambió su marginalidad a
aquella modernidad que les hizo
espectadores del desarrollo in-
dustrial del agro guatemalteco.
La articulación que
permite el concepto de
socialización 5 entre los
mecanismos de interiorización
de condiciones objetivas —que
5
Dubar. (2002)
implican posiciones y trayec-
torias de los grupos sociales
dentro de la estructura
económica y social guatemal-
teca (la condición de jornalero a
la de colono de la jungla)— y los
mecanismos de exteriorización
de disposiciones subjetivas (lo
que se sabe, se piensa, se
pretende, se siente) determi-
nada por la posición de esos
grupos en la sociedad, son las
que finalmente reproducen las
posiciones de poder y de
acceso y beneficio de los
recursos a disposición. Desde
este punto de vista, la cacería es
una práctica que les obligó a la
búsqueda de los conocimientos
interiorizados en el contexto de
partida y desplegables para el
nuevo entorno. Estas prácticas
fueron remodeladas a partir de
su vinculación marginal al
mercado y en su ninguna
incidencia por regulación de la
demanda de “productos
exóticos6 ” de la selva.
6
Fauna, tal como guacamayas,
monos, pieles de jaguares, o flora, tal
como maderas de cedro y caoba, xate,
pimienta, chicle.
ESTUDIOS 125
 Por su parte, los
territorios están determinados
por prácticas que llevan
implícitas un tiempo social,
expresado en capital cultural,
social y simbólico. En ese
sentido, territorio no es sólo un
espacio físico, sino la capacidad
de recorrerlo interiorizándolo,
marcándolo, significándolo,
jerarquizándolo y apropián-
doselo afectivamente. Sobre un
mismo espacio, un mismo lugar,
existen múltiples territorios en la
medida que diversos actores lo
convierten en el lugar de lucha y
de apropiación de sus recursos.
Las representaciones son el
producto de las experiencias
cotidianas de actividades y
prácticas productivas particu-
lares y que hacen recurso del
capital cultural interiorizado en
los sujetos: los mitos y los gustos
sintetizados en el conocimiento
producido por las generaciones
anteriores y por los grupos de
pertenencia. Pero el territorio
también es el espacio físico en
donde se reproducen las
condiciones de existencia de los
agentes sociales, es el que
visibiliza los límites a cada
126 ESTUDIOS
conjunto de actores en su
intercambio con los otros
territorios geográficos (pero
también de los que se
configuran en las prácticas de
actores diferenciados) y aporta
elementos para definir el tipo de
poder con el que cuentan los
actores para traspasar las
fronteras impuestas por otros
actores y sus capitales en
competencia. Las fronteras son
la materialización de la
capacidad de intervenir en la
determinación de la oferta, la
demanda y la construcción del
valor económico, limitando otras
formas de valor significativas
producidas por los habitantes lo-
cales sobre sus recursos, y
debilita los mecanismos de
intermediación que valoren sus
recursos en el intercambio con
la sociedad de mercado. Esos
mundos simbolizados, los
territorios, son los que operan
como mediadores entre las
estructuras lógicas, de
conocimiento, y operaciones
concretas y vinculantes para la
producción y reproducción de
los individuos y de los grupos
sociales.
El trasplante, una historia de
abandono
En 1968 se decreta
como urgencia nacional, bajo la
convocatoria del gobierno del
Presidente de la República, Julio
César Méndez Montenegro
(1966-1970) 7 , la colonización
estatal de las riberas de la
frontera petenera con México.
Fue la única medida a la que
pudieron acudir los políticos
guatemaltecos para evitar el
proyecto mexicano para
construir las hidroeléctricas en el
Usumacinta. Se proyectaron 64
asentamientos cooperativos, de
los cuales tan sólo se
concretaron 22. La instalación
de las aldeas cooperativas sería
coordinada por el departamento
de colonización del FYDEP8 ,
7
Samayoa. (1997)
8
En 1959, el gobierno creó una
dependencia especial ejecutiva que
tenía autoridad para el desarrollo y
colonización de Petén. La Empresa
para el Fomento y Desarrollo de
Petén, FYDEP, tenía la autoridad legal
para resolver aspectos de economía y
se convirtió en el gobierno efectivo de
ese departamento hasta 1990. Los
gobierno autónomo del territorio
norteño. Con esta orden, los
empleados del departamento de
colonización convocaron a
jornaleros agrícolas sureños que
no fueron favorecidos con la
adjudicación de parcelas en las
fincas del sur. Su precaria
situación no les hizo dudar de
únicos recursos sobre los que no tenía
decisión fueron el mineral y el petróleo.
Entre los objetivos que tenía el FYDEP,
algunos de orden nacionalista,( y otros
no), estaban:
• Integrar a Petén a las políti-
cas y territorio nacional, una meta
geopolítica por mucho tiempo dis-
cutida pero nunca realizada.
• El desarrollo económico de la
región, incluyendo la promoción de
medianos y grandes propiedades
ganaderas en las sabanas centra-
les de Petén y en partes del su-
reste y mejorar la explotación de
los recursos forestales, tales como
la madera.
• Abrir Petén a un poblamiento
racionalizado vendiendo la tierra a
colonos, preferentemente ladinos
capitalizados y no campesinos
mayas.
• Promover el incremento de
productos básicos –maíz y frijol–
para la creciente población urba-
na de la ciudad de Guatemala.
(Banco Mundial, 1998).
ESTUDIOS 127
migrar a las temidas selvas del
norte.
En los acuerdos
gubernativos, diversos ministe-
rios debían prestar la ayuda a los
colonos facilitando insumos
agrícolas, créditos para la
producción, ayuda técnica y la
construcción de carreteras e
infraestructura mínima. Sin em-
bargo, dada la premura y la
cortedad de objetivos del
Estado para estas coloniza-
ciones, tan sólo el departamento
Según el informe del Banco Mundial
elaborado en 1998 para el proyecto de
estudio catastral para Petén, en aquel
entonces se pensó que los
campesinos podían comprar entre 0.5
y 2.0 caballerías (22.5 a 90 hectáreas).
Después de algunas experimen-
taciones, el FYDEP concluyó que un
campesino agricultor podía sostenerse
con su familia y vivir por encima del
margen de pobreza con 22.5
hectáreas. Sin embargo, los
agricultores comerciantes podrían
probablemente necesitar entre 45 y 90
hectáreas. Los pequeños propietarios
tendrían que pagar inmediatamente
10% del valor de la tierra y después
tendrían 20 años para amortizar el resto
de la deuda conforme a las normas
establecidas para las propiedades
estatales.
128 ESTUDIOS
de colonización del FYDEP
respondió. De esta suerte, los
grupos de personas, dotadas
sólo de actas notariales que
certificaban su recién
organizada cooperativa, fueron
abandonadas sobre la selva del
Usumacinta. En el transcurso de
los meses, despejaron sus sitios
de vivienda y luego los guamiles
para el cultivo del maíz y frijol.
Tardaron un año para obtener la
primera cosecha.
Esta condición de
abandono les llevó a explorar su
territorio, descubriendo lenta-
mente sus recursos para
alimentarse, entre ellos la carne
obtenida de la cacería. Pero
también a buscar la relación con
el mercado que les suministrara
las fuentes de trabajo para
obtener el dinero para comprar
las mercancías de uso cotidiano
(azúcar, sal, café, vestidos,
herramientas, cerillos, jabón,
etc.). Una de esas primeras
ofertas para vincularse con el
mercado fue la venta de pieles y
animales de la selva tropical. No
desaprovecharon la posibilidad
de capitalizarse y se lanzaron al
negocio que pagaba
mercado.
México, el dinero y el
comercio
Esa fue la opción más
digna que tuvieron en su nueva
situación de terratenientes. Con
tierra pero sin dinero, el trabajo
asalariado más cercano se
presentó en México. Sólo así
pudieron hacer circular un poco
de dinero. Durante esos años no
vieron ni un quetzal, y el peso
mexicano fue la única moneda
con la que consumieron.
Algunos decidieron hacer
trabajos cerca de la frontera,
abriendo las parcelas de aquel
territorio o trabajando en la
compañía caminera mexicana9 .
Por esos años estaban trazando
las brechas, y comenzando a
repartir tierra en esa parte de
Chiapas. Los colonos guatemal-
tecos participaron en la
preparación de esa coloniza-
ción, lo que la haría cuali-
tativamente diferente a la suya,
sin carretera, agua y luz,
9
Cecilio Barrios, entrevista 1999.
el facilidades que los aldeanos
guatemaltecos hasta ahora
vislumbran.
Otros, al comenzar a
conocer a la gente de los
campamentos mexicanos,
lograron conectarse en el trabajo
de las excavaciones arqueo-
lógicas de Yaxchilán 10 . La
relativa cercanía a su aldea les
permitía retornos más frecuen-
tes con su familia. Otros más
trabajaron en un ensayo forestal
en donde aprendieron a ser
baquianos 11 , a manejar los
nombres de los árboles que hoy
aplican como parte del saber de
los guardabosques en el Parque
Nacional de la Sierra del
Lacandón.
Pero quien resolvió de
manera más estable durante esa
primera década el problema de
10
Belarmino Reyes, entrevista 2001.
11
Palabra petenera con que se conoce
a los hombres que saben reconocer y
nombrar las distintas especies de flora
y fauna de la selva. Está asociado al
trabajo de inmersión y campamento en
la selva para la recolección de chicle y
xate.
ESTUDIOS 129
dinero e intercambio comercial
de los aldeanos de Bethel,
Monte Sinaí, La Técnica
Agropecuaria y del resto de
nuevos parcelamientos fue José
Rivera, un habitante de Aguas
Azules que se instaló allí como
parte de los campamentos
madereros de los años 40. Él
hacía funcionar una pista de
aterrizaje. Poseía un motor y una
lanchita que se movía sobre el
Usumacinta con lo que los
abasteció de los insumos
domésticos que tanto añoraban.
Entabló con ellos diversos tipos
de comercios: les compraba los
cerdos engordados por las
mujeres con el sobreabundante
maíz que no vendieron en el
mercado nacional, sus gallinas
y los huevos. Pero sobre todo,
inició el comercio de las pieles
de animales de la selva:
jaguares, tigrillos, lagartos y
perros de agua. Su mujer, que
vivía en Tabasco, cerraba el
circuito comercial. Los días
martes y viernes venía la
avioneta. Les recibían la carga
a los colonos. Montaba las
pieles y los coches. Al regresar,
el vuelo traía los abastos: un
130 ESTUDIOS
quintal de azúcar o cualquier
otro pedido que le hicieran.
El rol de la cacería
alimentaria y la cacería
comercial en la
construcción de la
pertenencia
La cacería alimentaria
puede diferenciarse de la
cacería comercial por su
inserción en el mercado. Pero
ambas repercutieron de manera
similar en la construcción del
territorio y la implementación de
prácticas sociales. Las dos
fueron desplegadas por grupos
diversos de hombres jóvenes y
mayores. Una vez abierto el
mercado, la cacería comercial
se constituyó en una empresa de
trabajo para esa mano de obra
temporal. Invirtieron días de la-
bor en ello.
Por su parte, la cacería
alimentaria no era una vivencia
desconocida. Cuando los
colonos llegaron al norte, ya
traían alguna experiencia que les
permitió retomar contenidos y
lecciones heredadas de sus
progenitores. En el nuevo
contexto, la experiencia se
intensificó por la demanda
comercial y relativizó aquellas
normas enunciadas en las
narraciones míticas. Sin em-
bargo, a partir de la cacería
elaboraron un conocimiento
práctico, que a diferencia del
desplazamiento provocado en
su inserción laboral en México,
primero, les permitió pensarse
como protagonistas y dueños en
su empresa de domesticación
de la naturaleza; segundo, les
ayudó a construir un adentro (el
centro habitacional) y un afuera
(la montaña) como principios de
pertenencia y de identificación.
Conocieron los parajes, los
caracterizaron por sus
peculiaridades y vivencias, por
sus recursos y sus formas de
nombrarlos. Elaboraron un
conocimiento especializado,
distante del uso de azadón,
piocha y pala a la que estuvieron
supeditados en los trabajos
como mozos y jornaleros, en
posición de dominados, tanto en
el sur como en sus nuevos
trabajos del otro lado de la
frontera.
Estos trabajos de
jornaleros no son recordados en
las narraciones en las que se les
pide rememorar la experiencia.
Alrededor de esos recorridos de
mozos asalariados no hay
lugares de recuerdo: ni las per-
sonas conocidas, ni las
peculiaridades de los paisajes,
ni lugares de asociación. Tan
sólo el hecho de haberles
suministrado un salario, el
dinero para adquirir los bienes
para las necesidades
cotidianas. Y aunque probable-
mente ese trabajo en México
también generó un acompaña-
miento en el trayecto, no se
resalta la evidencia de la
compañía. En contraste, la
cacería facilitó algunos espacios
para el conocimiento del
entorno, de sí mismos y para la
implementación de formas de
acción social en la domestica-
ción del territorio.
Ninguna otra experiencia
(el corte de madera, la
recolección de xate o de chicle),
aunque implicaran el recorrido
de la montaña, marcó la selva
con tanta afectividad como la
cacería. La cacería agregó el
ESTUDIOS 131
enfrentamiento a la muerte como
factor vital de los individuos,
estableció los límites de lo
doméstico y lo salvaje, lo
conocido y lo desconocido,
principios de identidad que la
recolección de flora no removió.
La práctica de la cacería hizo
brotar las percepciones
articuladas en las narrativas
míticas del sur, los enunciados
de valor tradicionales de las
prácticas con la naturaleza: la
ambición, el miedo, la cobardía,
la enfermedad, el susto, el valor
o la huída fueron reintroducidos
como el conocimiento heredado
por las generaciones anteriores
en el contexto del sur.
La difícil medición del
consumo de carne y pieles
exóticas
En esos primeros años
de trasplante, entre 1969 y
1978, además de don Chepe
Rivera que facilitaría el
intercambio, también se
mencionó la visita de cazadores
profesionales. Eran vacacio-
nistas norteamericanos que,
una vez al mes, contrataban a los
aldeanos para servirles de guías,
132 ESTUDIOS
cargarles sus bultos y armarles
sus campamentos durante sus
días de safari. De ellos
aprendieron algunas técnicas y
algunas veces fueron pagados
con armas y municiones. Ningún
otro canal fue mencionado que
evidenciara un aumento de la
demanda de pieles de animales
exóticos. Tampoco existen otros
indicadores que permitan la
medición de hombres y de
aldeas involucradas en la
actividad económica de la
cacería, ni mucho menos un
inventario poblacional de las
especies vulneradas. Sin em-
bargo, es notoria una disminu-
ción de los precios de las pieles
a mitad de la década de los
setenta que puede relacionarse
con el aumento de la oferta. La
cacería comercial finalmente
cesó con el conflicto armado
interno, en 1981.
En esa época, los
hombres fueron restringidos en
sus movimientos. No pudieron ir
más allá de los milperíos
cercanos a las aldeas. Se
deshicieron de sus rifles, de las
pieles con las que habían
fabricado algunos muebles, de
las cabezas que eran guardadas
como trofeos y de cualquier otro
recuerdo de su encuentro con la
selva y de su actividad armada
que pudiera asociarlos
equivocadamente a la subver-
sión. Los nuevos socios
cooperativistas, que ingresaron
en 1984, recuerdan que la
cacería ya se había terminado
cuando ellos llegaron. Sin em-
bargo, el trasiego de aves
exóticas continuó. Fue una de las
actividades comerciales
aprovechadas por los bandos
militares durante el conflicto
armado en la región.
Cuando terminaron las
hostilidades entre la guerrilla, y
el ejército finalmente dominó la
zona, los hombres recuperaron
la confianza para internarse en
la selva y recorrer el territorio. La
cacería alimentaria, de aves y
mamíferos, recomenzó hacia
1989, 1990 pero con la
intensidad propia del consumo
doméstico. El abandono de los
parcelamientos y las coopera-
tivas vecinos, debido a la
persecución y desalojo de sus
pobladores, dejó nuevamente
libre el terreno, que volvió a ser
recorrido por la fauna de la selva
y por los cazadores de las
localidades. La práctica de la
cacería alimentaria renació en
menor cuantía, no sólo porque la
carne de res comenzaba a llegar
desde Las Cruces, cuya
vocación ganadera no se
interrumpió, sino porque ya
había una significativa
disminución de animales
salvajes. Si antes llegaban hasta
la orilla de los poblados, ya
entonces era necesario
adentrarse profundamente en la
montaña para encontrarlos. Por
el contrario, la tigreada quedó en
el olvido, pues ya no hubo
compradores de pieles.
Al llegar la carretera,
fluyeron nuevos comercios y
maneras de desplazarse,
emplearse y obtener dinero.
Nuevos pobladores ocuparon
los antiguos sitios de los
caseríos. Se abrieron otras
alternativas de intercambios
económicos y numerosas
brechas en el terreno. Hoy en
día, la existencia de áreas
protegidas ha empleado a los
cazadores de los años 70 como
guardarrecursos compro-
ESTUDIOS 133
metidos del CONAP12 . No obs-
tante, aumentó la población y el
pequeño comercio que atiende
el paso de migrantes
indocumentados y el escaso
turismo internacional. La
demanda de servicios ha
diversificado las actividades de
monetarización que sustituyeron
a la tigreada. Como nuevas
opciones se instalaron peque-
ños hospedajes, restaurantes y
tiendas que abastecen a las per-
sonas en tránsito. La carne de
animales de la selva se ofrece
en los menús de esos
comedores. Pero resulta difícil
cuantificar la oferta y sus
temporadas, puesto que, igual,
la creciente producción
ganadera garantiza el abasto de
carne de res. Probablemente los
pastizales amenazan más a esta
fauna que la oferta de su carne
12
El Consejo Nacional de Áreas
Protegidas, CONAP, y Defensores de
la Naturaleza son los co-gestores del
Parque Nacional Sierra del Lacandón
en donde se sitúan todas estas
cooperativas colonizadoras de los años
setenta. Algunos de esos habitantes
se han empleado como trabajadores
del Parque.
134 ESTUDIOS
en los menús de los negocios
aldeanos.
Los parajes y las presas
La cacería alimentaria se
planifica sobre la búsqueda de
alguna presa en la caminata de
un día, de seis de la mañana a
seis de la tarde. La marcha
puede reanudarse al día
siguiente sin que ello implique la
pernoctación en la selva. Recién
llegados los colonos, los
animales se encontraban en
cualquiera de los parajes que se
convirtieron en los referentes de
la orientación. La abundancia de
la época permitía recorridos
cercanos a los poblados y las
caminatas no eran de más de
una jornada. A pesar de ello,
perderse en la selva también fue
una experiencia frecuente.
“Pegar mal rumbo” sobre todo
en la cacería alimentaria —en la
que la dinámica reside en
perseguir a la presa sin tiempo
de marcar la brecha— puede
llevar al cazador a dar vueltas
alrededor del mismo paraje, de
la misma colina. Esta mala
jugada podía atribuírsele a la
influencia de una “burla”, a la
presencia del dueño de los
animales o de algún espíritu de
la naturaleza, aunque no todos
creyeran en ello.
Pero lo que era un
problema práctico tuvo sus
respuestas. Aprender a
orientarse en la densidad de la
selva era imprescindible, y lo
resolvieron con dos tipos de
destrezas. Una, la más simple y
aprendida de sus padres desde
la costa sur, era realizar un
picadito (un recorte de hojas y
ramas con el machete) a lo largo
de la caminata, dejar abierta una
pequeña brecha, un “troco-
pasito”, marcando con las
mismas hojas de los densos
montes el recorrido, lo que
permitía el retorno al punto de
partida. La segunda, producto
de la experiencia con el lugar,
era salir temprano, siempre
hacia el norte. El Sol sirve
entonces como guía para ubicar
la dirección al río, al cenote, o
hacia cualquiera de las aldeas
vecinas. La marcha se inicia a
las 6 de la mañana, al amanecer.
Se ve el sol y se lleva a la
derecha y allí se va directo. Si
se quiere dirigir hacia La
Técnica Agropecuaria se deja el
Sol al poniente. Si a Bethania,
toma uno hacia el saliente. Si se
está totalmente en el medio de
la selva, a dos o tres días de
Bethel, hacia el Ceibo, sin
brecha para regresar, se hace lo
mismo: se sale tempranito y se
tira hacia la izquierda, y allí va
saliendo al lugar poblado. El
asunto está en que llegado el
medio día no hay que seguir
caminando. Hay que aprovechar
para descansar y comer, tomar
agua. Porque cuando el Sol está
en la cúspide no es posible
orientarse. Hay que esperar, no
ponerse nervioso “porque uno
siempre se atormenta en la
serranía”. Se reanuda la marcha
cuando el Sol comienza a caer,
después de las doce, si no se
corre el riesgo de enrumbarse.
Por otra parte, en la
cacería alimentaria tampoco
conviene mucho alejarse del
poblado. A más distancia, mayor
el esfuerzo para la carga de la
presa. A pesar de que se
limpiaban de las entrañas, los
cabritos llegaban a pesar entre
50 y 60 libras, y los venados
hasta un quintal. A éstos se les
ESTUDIOS 135
amarran las cuatro patas para
poder mecapalearlo, y colocarlo
en la espalda. Si los cazadores
son dos, se les cuelga de un
trozo de madera que facilite su
carga sobre sus hombros. En la
cacería comercial, la carne no
interesaba, por lo que la
distancia no era un factor a
considerar. La piel se limpiaba
en el sitio de tiro y se salaba. Se
aprovechaba la carne que podía
consumirse en el retorno a la
aldea, pero sólo la de lagarto. La
de tigrillo y jaguar nunca la
consumieron, siempre se tiraba
en el campamento.
Cuando se sale a la
cacería alimentaria, se va a lo
que se encuentre durante el
recorrido, faisanes, cojolitas o
mancodolas. Cada presa es
objeto de la observación
cuidadosa del cazador: se trata
de entender su comportamiento,
de afinar el aprendizaje en la
relación de sorpresa que implica
este encuentro. Cuando oían
gritar a las cojolas, sabían que
era porque estaban cuidando a
sus crías. Los gritos permitían
ubicar fácilmente a la hembra y
136 ESTUDIOS
sus críos, pero no tiraban sobre
ella. En su lugar, buscaban al
macho que debía andar en las
proximidades. El tepezcuintle,
presa menor, se busca en sus
madrigueras, los perros los
olfatean y los obligan a salir de
sus escondites.
Los venados casi
siempre andan solos, a veces
con su pareja, pero se
mantienen a la distancia. Solía
aparecer entre los guamiles y los
sibales, no muy lejos de las zo-
nas habitadas. Pero obvia-
mente, con el aumento de
población humana, los animales
fueron retrocediendo a los cada
vez más reducidos y alejados
refugios de la selva. Tienen sus
propias veredas que a veces se
cruzan con las que van abriendo
los caminantes. Algunos
cazadores buscan los puntos en
donde saben hay comederos, se
suben a un árbol aledaño y
aguardan que baje el sol para
tirar. Otros esperan su encuentro
a los lados de las veredas. Otros
más recuerdan haberlos cazado
cerca de la cooperativa Monte
Sinaí, donde fluye una corriente
que forma varias pequeñas la-
gunas.
Pero entonces, cada
cazador poseía un sitio
preferente. Uno de ellos
recuerda haber recorrido los
guamiles abandonados por los
dueños de las parcelas de la
cooperativa La Técnica
Agropecuaria. Allí había unas
zapotadas y un bañadero que
frecuentaban los jabalís. Esta
especie, antes del conflicto
armado, se movía en manadas
de 10 hasta 60 animales.
Cuando se instalaron sobre el
Usumacinta, podían encontrarse
con cientos de ellas. Ahora
pueden caminar horas sin
toparse con ninguno. Su grito era
inconfundible, y después de él,
el inevitable ruido de la manada
movilizándose entre la selva.
Para su encuentro, también los
buscaban bajo las tamarin-
dadas del lugar, o cerca del
pantano de la Vaca, en el lugar
que llamaron Bolom, o en
dirección hacia el cenote para
continuar hasta el parcelamiento
Retalteco pasando por la troche
del Ceibo. Si no se encontraba
alguna presa en el camino, se
llegaba hasta el punto señalado
por estas depresiones
geográficas y se esperaba a la
manada. Estos animales se
detienen en los bajos, buscan los
lodazales para retozar y bañarse
en ellos. Esos sitios eran lugares
de espera para los cazadores.
Si no, seguían la caminata
tirando hacia La Técnica,
buscando una brecha con
dirección a Palenque. Allá, en
esa época de cacería comercial,
el bosque era cerrado, por lo
que era posible encontrar
cualquiera de esas presas y
jaguares.
Por su parte, los coches
de monte o jagüinos, andan en
parejas, y suelen aún acercarse
a los milperíos. En tiempo de
cosecha es cuando frecuente-
mente los cazan y venden la
carne en la aldea. Pero también
mencionan como punto de
encuentro cualquier sendero
que condujera a los parcela-
mientos cercanos: Bethania,
Retalteco o La Unión Maya Itzá.
El cabro, en cambio, se
desplaza en terrenos mucho
ESTUDIOS 137
más diversos y alejados, camina
en la serranía, en los altos de las
pequeñas montañas de la selva
lacandona y en los bajos. Pero
tampoco hacían grandes
caminatas para encontrarlo,
algunos refieren incluso haberse
quedado en la montaña a un
kilómetro del poblado.
El único sitio que se
aludió como lugar de
concentración de lagartos fue
Mendoza. Allá encontraron una
fuerte cantidad de especímenes,
pero cuando se corrió la voz del
secreto, no tardaron en hacerlos
desaparecer.
El compañero de caza
La cacería alimentaria se
acostumbra hacerla en solitario,
a veces acompañado de los
perros de caza, y si se comparte,
no admite más de un
compañero. El hombre que
escolta debe demostrar ser
buena compañía, empezando
por no revelar el lugar en donde
se ha encontrado la presa para
que otros cazadores no lo
frecuenten. No sólo porque
pueda mermar la cantidad de
138 ESTUDIOS
animales, sino porque algunos
tienen malos hábitos, tales
como dejar las pieles de los
animales destazados en el lugar,
ahuyentando a otras presas.
Hasta la actitud con la que
se va al terreno cuenta. La
ambición suele ser una
condición que impide la suerte
de acertar los disparos en los
animales. Interpretan que las
presas sienten la ansiedad de
los hombres por regresar con
bastante carne, se ponen
ariscas y huyen del lugar. Otras
personas, simplemente no
saben caminar, hacen mucho
ruido y se pegan a quien lleva el
arma, por miedo, por
inexperiencia. El acompañante
debe comunicarse silenciosa-
mente, entenderse con los
gestos, verse mutuamente,
calcular y anticipar los
movimientos del otro. Parar
cuando el otro para, respetar la
distancia entre ambos. El
acompañante debe estar listo
para buscar a la presa después
del tiro. Pero también tiene que
ver con portar la suerte que
garantice el éxito de la empresa.
Las 3 técnicas de la cacería
alimentaria
La luceada
Una de las técnicas
tradicionales, empleadas desde
el sur, tanto en la cacería sino
también la pesca en los ríos (el
Samalá, por ejemplo), es la
implementada durante las
noches. Suele hacerse también
individualmente y a lo sumo en
parejas. Con la ayuda de una
lámpara se trata de acertar
sobre los ojos de las presas,
reflejar en el brillo de sus ojos, o
dejar en evidencia la amplitud de
su perfil, moviendo la lámpara
para localizarlo. El reflejo les
permite apuntarles. En el caso
de la pesca, esta técnica se
completa con el uso del arpón.
Se trata de localizar los bancos
de peces y ensartarlos, uno por
uno, en el instrumento.
Los perros
La cacería con perros es
más que nada experiencia y una
exposición de temperamentos.
Para unos, la actividad depende,
junto con el rifle, de los perros
cazadores que persiguen al ani-
mal y luego lo buscan después
del tiro certero. Otros, los que
gustan de las pequeñas presas,
dependen nada más de ellos, el
rifle está de más. Y para un ter-
cer grupo, para los que la caza
es una actividad silenciosa,
prefieren abrir solitariamente
sus brechas en compañía de su
arma. No todos los perros
aprenden a correr la presa. Al
contrario, los que no sirven para
ello la espantan en su momento
de reposo. Cuando podrían ser
el blanco del arma, o después
de asustarlo y hacerlo levantar la
carrera, no buscan dirigirlo,
arrinconarlo o encuevarlo. Los
cazadores tampoco arriesgan a
sus animales. Por ejemplo, en la
caza del jabalí, ese animal
resulta peligroso, porque no
huye, sino que suele enfrentarse
al perro y matarlo a empujones.
El aprendizaje no es tan
evidente y, más que un entre-
namiento preciso, pareciera que
los animales fueran portadores
de la habilidad para coordinar
con sus amos. Se convierte en
un ejercicio de prueba y error, de
esclarecimiento en su
ESTUDIOS 139
reiteración. Levantar carrera,
hacer que la presa se dirija hacia
donde se espera —al río o al
fondo de la montaña—,
arrinconarlo o encuevarlo, o al
contrario, sacar al animal del
escondite y luego retirarse del
blanco.
Los canes vinieron con
sus dueños en la década de los
sesenta desde la costa. Cuando
recién llegaron los colonos, los
ancestrales habitantes de la Sie-
rra Lacandona se acercaron a
ellos para comprárselos. Y
desde entonces se inició el
pequeño comercio entre los
habitantes del lado mexicano y
entre los nuevos vecinos. Los
animales son caros y su
reproducción de raza es
limitada. Dado los pocos
ejemplares, las ofertas por
comprarlos nunca faltan. Los
sabuesos son la raza preferida
para levantar la carrera e iniciar
la persecución de venados y
cabros. Los perros cruzados,
que no son puros sabuesos, no
aprenden a correr al animal y
mantenerse detrás. Los que no
sirven, después de levantar la
carrera regresan, no se
140 ESTUDIOS
empeñan en la perseguida, sólo
espantan a la presa, ladran y
hacen bulla todo el camino, o se
mantienen tan cerca de ella que
imposibilitan el tiro del cazador.
Los sabuesos saben
mantenerse en la punta y luego
les siguen los otros. Los perros
pequeños se adaptan a la
cacería del animal de cueva
(madrigueras).
En resumen, existen dos
dinámicas, que dependen del
animal. La primera implica la
persecución de la presa,
venados o cabritos, a través de
la montaña. Los perros
encuentran el rastro del animal y
en el lugar en donde lo
interceptan lo llevan hacia
adentro de la montaña en su
intento por perderlos. La presa
regresa unas dos veces al punto
en donde se inició la
persecución. Fija su atención y
su punto de referencia en el lugar
donde fue atemorizado, en
donde inició la persecución.
Cuando ya se siente acorralado,
comienza a buscar el río, a
veces los sibales, para tirarse y
salvarse nadando en el agua. El
venado corre y nada tres o
cuatro veces más rápido que el
perro. Así que mientras los
perros alzan la carrera del
acecho, los cazadores esperan
en la ribera, calculando el punto
por el que los perros lo
empujarán al agua. Si el tiro se
efectúa en el río, después es
necesario sacar a la presa con
cayuco. Es indispensable saber
canaletear, no retirarse mucho
de la orilla del río. Si van dos
cazadores, cada uno se instala
en los extremos. Un solo
cazador debe situarse en el
medio del canalete para orientar
la cola y empujarse con las
piedras de la orilla para
permanecer pegado a ella y así
sacar al animal cazado.
Una segunda dinámica
relacionada con los perros es el
encuevamiento en la
persecución de las presas
menores. Los perros pequeños
se especializan en los
tepezcuintles y los jagüinos.
Acorralan a las presas en su
madriguera, o la llevan a lugares
estrechos que faciliten su
captura. Pero para encuevar, se
necesitan de buenos perros.
El rifle
Cuando llegaron de la
costa, sus armas eran
instrumentos viejos, escopetas
12 y rifles automáticos, ni
siquiera alineados. Algunas eran
mosquetes, lo que hacía difícil
recargarlos. Se les echaba la
pólvora, se les ponía un taco,
después los plomos, después
otro taco. Luego se llenaba la
chimenea de pólvora y eso era
el tiro. Esa larga operación
obligaba al cazador a afinar su
puntería, “blanquear”, para
acertar con la primera
descarga.
Con ese instrumento, la
cacería no dependía de la
pericia sino del tiempo invertido
en el aprendizaje bajo la
montaña. Tirar no era
simplemente ser hábil en el
manejo de esos rifles, sino sa-
ber administrar el breve
momento del encuentro
sorpresivo con la presa. Tirar
implica, en primer lugar, puntería.
Pero también requiere del
manejo de las reacciones del
animal, de los perros cazadores
y de las propias. Porque al salir,
ESTUDIOS 141
si acaso logra alcanzar con un
tiro a la presa, el que esté herida,
no le garantiza su posesión. El
tiro debe pegar en el lugar
exacto que haga caer a la bestia
a poca distancia del paraje. Si
no, el animal herido irá a morir
en un lugar imposible de rastrear
para el cazador.
La experiencia fraca-
sada es contada en el poblado,
y entonces otros hombres darán,
a partir de sus experiencias en
similares situaciones, los
consejos. En el caso de los
venados, no es en el codo de la
pata delantera donde hay que
asestar, porque si no el tiro
terminará en el vientre, y ello no
detendrá al animal inmedia-
tamente en su corrida, el animal
muere lejos. Debe apuntársele
a la paleta de la pata delantera,
en el borde, donde no se le mira
el hueso. Entonces el tiro es
seguro. No hay hueso de por
medio que impida que llegue al
corazón para que el animal
caiga a pocos metros.
Como la caza implica el
andar y el encuentro sorpresivo
de la presa, el primer reflejo del
142 ESTUDIOS
cazador es salir corriendo
detrás de ella. Pero esa
precipitación no funciona, hace
reaccionar al animal, que
percibe el gesto violento, y
descoordina la acción del
hombre y su arma. Es imposible
tan siquiera descolgar el arma
del hombro, no digamos
estabilizarla en el blanco.
Después de experimentado el
fracaso, se narra en el poblado.
El consejo es no irse detrás del
animal, porque a ese animal
arisco, espantado, es más fácil
tirarle tomándole la distancia.
Hay que correr paralelo a él,
dejando unos 15 metros entre
ambos. El animal detendrá su
carrera y dirigirá su atención
hacia el lugar en donde fue
perturbado, buscando a su
posible agresor en ese punto.
Pondrá atención en el foco origi-
nal de su espanto. Ese instante
de detenimiento es el que le
permite al cazador demorarse y
apuntarle certeramente. Con la
experiencia y el consejo se
regresa al lugar del encuentro
con la presa.
El momento para levantar
el arma también es crucial en la
serie de gestos del cazador. La
idea de que el animal se va a ir,
una vez alcanzado el inesperado
encuentro con la presa, precipita
las acciones, le cierra al cazador
las percepciones que le
permiten el cálculo de su acción.
El movimiento brusco para
desinstalar el arma del hombro
y ponerla en posición de tiro
espanta al animal. Se trata de
dominar el instante, al ver al ani-
mal hay que detenerse, no
moverse, tomar el arma
lentamente, sentir el tiempo
lento. No existe ninguna garantía
para que el tiro del rifle sirva.
Pero la actitud reposada
posibilita aún recargar esos
aparatos, agacharse a recoger,
despacio, el tiro que no
funcionó, volver a cargarlo e
intentar detonarlo nuevamente.
Sólo esa actitud permite afinar
la puntería y garantizar el tiro
certero.
La cacería comercial o la
tigreada
La comercialización de
las pieles inició a principios de
la década de los setenta, e hizo
aparecer una nueva forma de
relación monetaria. Les dio una
alegría, porque vieron en ello una
posibilidad de salir adelante.
Distinguiremos esta actividad,
que los aldeanos llamaron
tigreada, de la cacería con fines
alimentarios, no sólo porque
generó una técnica diferenciada,
sino porque durante casi 7 años
los hombres la pensaron como
una alternativa de trabajo, como
un ingreso estable que además
se acompañaba de los
adelantos en especie que el
comerciante les facilitaba. Una
relación con contratistas a la que
estos jornaleros agrícolas ya
estaban acostumbrados en la
costa sur. Las pieles de jaguar,
tigrillo y lagarto les suministraban
los fondos para cubrir sus
necesidades familiares durante
un par de semanas, tiempo
después del cual regresaban a
la incursión de nuevas presas.
Los precios de las
piezas, según el tamaño,
oscilaron entre 80 y 150 quetza-
les. Las más preciadas eran la
de jaguar (que ellos llamaron
tigre) y la de lagarto. La de tigrillo,
de 4 cuartas (aproximadamente
80 cm.), era pagada a 80
ESTUDIOS 143
quetzales. El señor Rivera les
conseguía los rifles calibre 16 y
22. Les adelantaba el parque,
café, azúcar, jabón y sal para las
expediciones de ocho y diez
días en la montaña. Marchaban
durante dos o tres jornadas, y
luego instalaban sus campa-
mentos. Podían matar uno o dos
animales en la luna menguante.
A veces, después de los 8 a 10
días de campamento no
regresaban con nada. Entonces
era la decepción con el
comerciante, que tenía que
adelantar nuevamente los
abastos para el tiempo de
permanencia bajo la selva.
Algunas técnicas las
aprendieron con los gringos
cazadores, deportistas que
portaban algún tipo de licencia
para cazar. Ellos llevaban
preparadas las carnadas de
algún animal muerto, carne
asada o salada. Bajaban en
Yaxchilán, donde había una pista
de aterrizaje. Allí los iban a
buscar y con ellos aprendieron
varias cosas sobre los
animales. Después ellos
aplicaban lo aprendido. Pero lo
144 ESTUDIOS
más difícil de las expediciones
de cazadores era ir por el río y
canaletear, porque entonces no
había motores. A los extranjeros
les gustaba buscar al tigre en la
orilla, cuando bajaba a buscar
tepezcuintles que estuvieran
abasteciéndose de agua o
comiendo alguna fruta cerca del
agua. Iban en los cayucos,
lucéandolos, y allí los mataban.
Pero también cazaban
tepezcuintle, venado, cojolitas y
faisanes. Algunos los
cocinaban. A los pájaros los
metían en formol y así se los
llevaban. Eso era para ellos una
gran algarabía, una fiesta y así
se divertían. Los gringos
bajaban cada mes. Cada vez un
grupo de 3-5 personas
diferentes, recomendados por
los mismos. Ya eran conocidos
por los clientes, que les llevaban
regalos: lámparas de cabeza
para la cacería nocturna, a
veces armas 22, rifles
automáticos y municiones.
Cuando empezó el conflicto
armado, dejaron de venir.
La tigreada quedó
instalada como un trabajo que
necesitaba de la compañía de
dos o tres personas, puesto que
no sólo se trataba de un
encuentro peligroso, sino de
implementar una serie de
trampas cuya instalación y
puesta a funcionar podía tardar
varios días. Se organizaban en
parejas y en raras ocasiones
partían cuatro personas, porque
finalmente la ganancia, fuera de
una sola pieza o de varias, debía
ser repartida por partes iguales.
Aprendieron que el jaguar
olfatea el rastro de su presa. Una
vez localizado el trazo se coloca
encima de la vereda, sobre un
árbol, y espera allí, estirado, a
que apareciera. Cuando el ani-
mal pasa, le cae encima. Por
eso en cada nueva búsqueda
debían cambiar los rumbos,
porque el “tigre” anda mucho.
Camina, según el cazador, hasta
20 leguas al día. La estrategia
para cubrir el recorrido consistía
en permanecer en un
campamento a dos o tres días
de marcha del poblado y
establecerlo como un centro de
operaciones.
A partir de allí se cubría
un área de dos kilómetros, se
abrían brechas para buscar los
animales que servirán como
cebos, normalmente monos
saraguates, y que colocaban
como los atractivos para las
fieras. Después, a lo largo de
esos días, supervisaban las
trampas. Los monos eran
entonces abundantes, las
manadas no se ocultaban de los
cazadores. Y aunque la
operación no dejaba de darles
tristeza, sacrificar inútilmente un
animal por otro, la técnica
pareció ser casi la única,
excepto en los casos donde el
encuentro fuera sorpresivo e
inesperado. Una vez cautivos,
se les amarraban las manos a
los monos y se les dejaba para
atraer a las fieras. Cuando
dejaba sus marcas podían
poner un segundo saraguate,
entonces lo velaban arriba de un
árbol para tirarle. Se intentaba
apuntarle entre las dos patas
delanteras, en la estrella que
forman con su encuentro en el
cuello, pero a diferencia de los
venados y los cabros, debía
esperarse en el árbol a que el
animal cayera. Cuando mueren,
los animales no dejan de
ESTUDIOS 145
despertar temor. Dejan sus ojos
verdes brillantes abiertos13 .
El sur y la cacería: la
formación del gusto
Para los años 60 la costa
sur ya casi había dejado de ser
montaña cuando los parcelarios
y los jornaleros agrícolas de las
fincas algodoneras y ganaderas
llegaron a la Sierra Lacandona.
Describen aquéllos esa época
como el momento de conversión
del bosque a fincas mono-
culturales. Dejaron escasos
lugares de reserva, previstos por
algún finquero para la
conservación de sus fuentes de
agua y sus arroyos. En esa
tumba y destronque, los
jornaleros de las fincas pudieron
conocer árboles grandes:
ceibas, santa marías y otras
variedades. Bosques ralos y
claros. Pero nada comparable a
lo que encontraron en el norte:
manaco, corozo y “otros mon-
tes” diferentes a los del sur.
Bosques cerrados y habitados
por animales salvajes.
13
Ver Anexos, relato 1.
146 ESTUDIOS
Cuando lo abandonaron,
el sur ya estaba completamente
domesticado. Los que habitaron
las costas de Retalhuleu y
Suchitepéquez hasta los 18
años, en 1968 cuando fueron
trasladados los primeros grupos
por el departamento de
colonización del FYDEP,
supieron de los animales porque
se mencionaban. Se oía de los
tepezcuintles, pero nunca los
vieron. Del venado, unos
tuvieron la suerte de cruzárselo
en el camino. Los animales
pequeños, de madrigueras en el
subsuelo, como el armado, el
tacuazín y el zorro, incluso las
iguanas, pudieron sobrevivir al
devastado territorio y formaron
parte del medio de esos
jornaleros agrícolas: como un
eventual plato en su dieta,
integraron los ingredientes de
algunos remedios de los “brujos”
de la costa, o se convirtieron en
los indeseados, y por eso
perseguidos, depredadores de
los gallineros. Sus usos y
perjuicios en la vida agrícola y de
crianza dieron lugar a alguna
práctica de cacería. Dado el tipo
de presa, las expediciones se
realizaban en las noches,
ayudados por una linterna, para
alumbrar los ojos de los
animales. Salían a lucear. La
rememorada actividad es
narrada, más que por la
expectativa del sabor de la
carne en la boca, con la chispa
de diversión que les animaba la
persecución. En el río, en el
monte, apoderárselos —en sus
comederos o tomando agua—
por el reflejo del brillo de la
lámpara en los ojos de los
animales.
La actividad estaba más
asociada a la aventura que a la
alimentación. Los animales de
caza no fueron realmente una
comida frecuente en la dieta de
la costa sur. Estaban ya
acostumbrados al sabor de la
carne de gallina o de res, la que
asociaban a días de fiesta. Los
dueños de las haciendas solían
festejar el día patronal a los
trabajadores, después de la
procesión, destazando para la
ocasión una res que se
distribuía entre todos los
habitantes de la ranchería. Así,
aquella hambre de los colonos
abandonados en la orilla del río
ni siquiera podía ser calmada
con la abundante carne de los
animales de la selva.
No tener acceso a aquel
sabor, igual que al dulce del
azúcar, a la sal o al lujo de los
consomés comerciales, se
agregaba la añoranza por el
sabor de la carne de res de los
días festejados por el patrón y
dueño de las tierras. Eso se
sumaba a las condiciones que
les hacía sentir el sufrimiento del
abandono y del encierro en el
lugar. Es más, cuando pensaron
que ya podían comenzar a
festejar la instalación en sus
tierras peteneras, cuando
finalmente sintieron que
comenzaban a domesticar su
territorio, a ser los dueños, lo
que entrañaban era reproducir
aquellas fiestas de abundancia.
Hacer como los festejos del
patrón de la hacienda, puesto
que ahora ellos eran los dueños.
Querían aquel sabor de la
abundancia lograda a través de
la distribución de la carne de res.
Así, durante algunos aniversa-
rios de conmemoración de la
llegada de los primitivos de la
cooperativa se repartieron entre
socios, para festejar su llegada
ESTUDIOS 147
el 5 de febrero de 1968, la carne
de una res, que ofrecían a los
visitantes, jugadores del torneo
de fútbol, o a los aldeanos y
familiares vecinos que llegaban
a la elección de reina de la
cooperativa.
Por su parte, la iguana y
la tortuga eran una recolección
emprendida por los lancheros en
su cotidianidad sobre las
márgenes del río. Eran otras de
las carnes que también
aprendieron a comer desde la
costa. Pero en el norte
incrementaron su consumo. La
carne de la iguana se sala y se
asa en el fogón, atravesada por
una rama. Pero lo que realmente
disfrutan es cuando logran
atrapar a la hembra cargada de
huevos. Éstos se cocinan en
caldo y se les atribuye un gran
valor nutritivo.
Además de la carne y de
la piel, algunos mencionaron el
uso medicinal de algunas partes
de los animales de la selva. La
cola del armado, por ejemplo, se
utiliza en una infusión para
controlar los ataques de tos. O
las patas de venado, conser-
148 ESTUDIOS
vadas en lo alto del fogón,
ahumándose, sirven para
preparar baños para los infantes
y endurecer sus huesitos y
ayudarles para que caminen
rápidamente. Pero son
conocimientos muy individua-
lizados, poco repetidos y no
creíbles para todos los
habitantes del lugar.
El susto como vivencias del
sur y de la cacería en Petén
Por otra parte, la inevi-
table actividad, alimentaria y
comercial, recuperó algunas de
las narraciones de las leyendas
tradicionales. Los jornaleros
volvieron a repasar estos
contenidos cuando, en su
práctica de cazadores,
experimentaron el encuentro
con los seres del bosque. Los
que vivieron antes de los años
50 en aquella costa, narran las
lejanas y frecuentes experien-
cias de cacería en las que
resurgen las leyendas
protagonizadas por los seres
míticos tradicionales. Las citas
de los personajes míticos y
legendarios y las sanciones con-
tra los que abusan de los
recursos del bosque, resumen y
llenan de significados el tiempo
de los individuos, la autoridad y
la racionalidad en la relación con
la naturaleza: el dueño de los
animales, el sisimite, la burla, el
susto, los rezos y las novenas.
Frente a esas construc-
ciones de sentido, las
narraciones de la experiencia
petenera se limitan a la
descripción de las emociones,
subjetiva e inmediata, que no
necesariamente vincula a la
autoridad que impone los límites
y regula la práctica. Los
acontecimientos que quedan
inscritos en la memoria, que
fueron experiencia de los padres
o antepasados inmediatos,
sirven como los casos
ejemplares, que permiten
hilvanar esas experiencias
individuales y colocarlas en el
sistema de conocimientos
sociales. Por ejemplo, no
poseer ambición es una de las
características para ser buen
compañero de cacería. La
ambición la siente el animal que
se pone arisco y huye de esa
presencia. En el relato del sur,
la ambición se asocia a la
pérdida del sentido de la
medida. En uno de los casos
narrados, son los dueños de la
naturaleza los que buscan
posesionarse de los espíritus de
los hombres que cazan con una
ambición desmedida. Cuando la
persona entra en negociación
con esos espíritus, para poseer
a los animales de la montaña, el
precio que pone el dueño de la
naturaleza es el de la entrega de
lo próximo, lo propio, lo íntimo.
Obviamente se prefiere la
carencia, no poseer a los
animales que perderse o trocar
a la familia. La ambición queda
restringida cuando los espíritus
imponen el límite vital del
individuo14 . Una de las tantas
experiencias recientes, vivida
por un joven ambicioso,
solamente cuenta la llegada de
un hombre hasta su casa.
Tocaron a su puerta, y al salir le
inquirió si era él el que andaba
matando a sus animales. El
muchacho, “mero brincón”, le
respondió con un porrazo. Pero
el visitante le golpeó
fuertemente en el pecho y luego
14
Ver Anexos, relato 2.
ESTUDIOS 149
desapareció. De la misma
forma, quienes se fracturan los
huesos en esas andanzas,
también mencionan apariciones
similares para explicar el
accidente.
La cacería también
permite la manifestación de las
burlas. Las burlas están
asociadas al fracaso en la
cacería, a ser espantado, a
atormentarse por el cansancio o
por la desorientación en la
caminata, agarrar mal rumbo,
extraviarse en la montaña, o
perder el alma por los engaños
de los espíritus que se
posesionan de los animales y de
los parajes. Al que lo asustan, al
que lo espantan, si es cobarde,
se enferma y puede morir. En el
caso de la cacería, las burlas se
manifiestan al creer haber
percibido un animal, un venado,
un “tigre” hermoso. Le tira y tiene
la impresión de haberle atinado.
Pero cuando el cazador se
acerca, no hay nada15 .
Los encantos y las burlas
poseen al animal, poseen a los
15
Ver Anexos, relato 3.
150 ESTUDIOS
parajes para desorientar y
perder el cuerpo y el espíritu de
los hombres. Sólo la observa-
ción aguda, el conocimiento y el
consejo experto —en suma el
conocimiento que ha domesti-
cado del entorno— pueden
ayudar a no caer en sus trampas,
en el caos del desorden, de lo
desconocido, de la naturaleza
cuyos poderes son ajenos y
contrarios al esfuerzo del orden
establecido por el hombre. En
estos relatos, los puntos de
referencia, los sonidos y la lógica
de las cosas tergiversan el
sentido de orientación del
cazador. Todo se organiza para
perder al individuo en la mon-
taña16 .
Otros afirman haber visto
a personajes legendarios: el
sisimite, un duende o un hombre
chiquito que le gusta equivocarlo
a uno. Éste exhibe la
particularidad de tener los
calcañares adelante y la punta
de los pies para atrás. Camina
al revés y deja las marcas de sus
huellas en sentido inverso. Hace
creer que va para un lado,
16
Ver Anexos, relato 4.
cuando en realidad va para el
otro. Saben que todos ellos
tienen sus caminos, los oyen con
regularidad, porque acostumbra
gritar en ciertas parcelas donde
siembran su maíz.
Una burla enfrentada con
valor, sin cobardía, tiene sus
recompensas. La cobardía
termina con el individuo, lo
desplaza, lo despoja de lo ma-
terial y lo espiritual. Así lo enseña
la historia de unos parcelistas en
la costa sur que aún es narrada
por los colonos de Petén17 . Al
contrario, enfrentarse a las
situaciones imposibles tiene su
recompensa, por ejemplo
romper con la dependencia del
patrón para convertirse en
propietario de su tierra o de su
labor. En las historias se parte
del valor como una determina-
ción del carácter personal que
evidencia fortaleza, inteligencia,
capacidad y decisión. Pero
también de la noción de valor
fundada en el precio (función,
uso y costo) que regula el
intercambio o la venta: el valor
de la familia, el valor de la tierra,
17
Ver Anexos, relato 5.
el valor de lo propio, el valor de
sí mismo. Sin embargo, en la
práctica petenera no parecen
haber encontrado en la
propiedad de la tierra ni aquella
autonomía ni un valor que se
transformara en bienestar. Al
contrario, la propiedad fue
sinónimo de encierro,
abandono, apocamiento.
Por otra parte, en la
dimensión individual, cuando
una burla gana al individuo, lo
corta. Es como un susto, queda
enfermo durante una semana o
un mes. Le hace brotar los
síntomas de la calentura, se pone
pálido y le quita el apetito, se
desgasta “hasta que se va”, se
muere. Hay que ponerse
“cuerudo”, sólo entonces las
burlas ya no le hacen nada a uno.
Los que no saben qué es una
burla, no le ponen importancia,
se enferman pero no saben por
qué. 18
Las burlas en formas de
gritos, en los terrenos, son
frecuentes. Las llamadas —que
pueden escucharse como voces
18
Ver Anexos, relato 6.
ESTUDIOS 151
humanas, los sonidos que hace
el venado, el canto de las
guacamayas, el ruido de los
pasos o el filo de un machete
cortando las ramas que atrae al
cazador— suceden para que se
pongan a buscar, a seguir la
pista. Después aparecen los
otros engaños: las falsas
percepciones visuales que le
hacen reaccionar, tirar o actuar
contra la imagen que no es. El
cazador debe saber distinguir
las señales, parar la búsqueda,
no invertir en el esfuerzo, para
no iniciar una lucha que lo puede
perder, en la que puede ser
ganado por los espíritus de la
naturaleza.
Las experiencias no se
limitan a la montaña. Los
guamiles, las parcelas de
trabajo, algunas alejadas de la
aldea, sirven como frontera en-
tre la montaña y lo domesticado.
Los espíritus también se
manifiestan en esos lugares
intermedios. Los oyen transitar
mientras llenan de agua la
bomba fumigadora, mientras se
rocía con el veneno la planta o
cuando se dobla la milpa en
tiempo de cosecha. Ruidos en-
152 ESTUDIOS
tre la plantación de maíz, voces
que al ser inquiridas no
responden, gritos que llaman por
su nombre a las personas o
pláticas entre personas jóvenes.
Luego visiones de hombres
vestidos de blanco que abren su
camino con el machete,
percepciones que distraen la
atención y la dirigen hacia otros
puntos. Pero cuando se trata de
interactuar con ellas no hay
respuestas, no hay señales
físicas de su paso por el lugar.
Al constatar la falta de rastros,
llegan a la conclusión de que se
trata de la presencia de la burla,
de espíritus. Tal vez de patojitos
que se murieron, de los finados
mayas que dejaron allí unos
montículos. Tal vez, piensan, que
algo quieren decir, que algo
dejaron y algo les quieren dar.
Esos valores que
asocian el bienestar a la
propiedad, a la valentía en el
enfrentamiento con la selva o en
el conflicto armado interno no
son fácilmente vinculables a su
experiencia jornalera ni a la de
productores de granos. En
todas estas relaciones
esperaron más de lo que
recibieron. Se les engañó, crisis al no poder sostener los
porque el Estado y sus valores interiorizados en ellos y
funcionarios no cumplieron. requeridos por aquellos dueños
Como grupo social, no de la naturaleza.
cambiaron su posición ni su
trayectoria. Se enfrentaron
como productores en un
intercambio comercial en donde
voraces intermediarios se
apropiaron de los beneficios de
su esfuerzo. Así, a pesar de ser
los dueños de la tierra, siguieron
sintiendo que eran la escalera de
los otros. Desde que llegaron a
Petén siempre ha sido
necesaria la búsqueda de la
relación salarial o la relación por
servicios, aunque sea temporal,
frente a la imposibilidad de
producir una renta proporcional
a la riqueza de la propiedad que
poseen. Probablemente esta
confrontación entre valores y
realidades hace que los relatos
no se sigan reproduciendo
como las enseñanzas difusas en
las conversaciones de los
individuos y en la reflexión de sus
experiencias. Probablemente la
confrontación entre sus
necesidades vitales y la crudeza
de la demanda del mercado,
que admiten haber satisfecho
con las tigreadas, entraron en

ESTUDIOS 153
Bibliografía bre, no. 628, Paris, pp.75-97

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née, août-septembre-octo-

154 ESTUDIOS
ESTUDIOS 155
 Anexos
Relato 1
Uno de los cazadores
narró su primera experiencia de
caza de tigre junto con su padre.
Aprendieron con los gringos.
Habían matado un saraguate
que amarraron entre unas ra-
mas. Al día siguiente el tigre se
lo había comido. Mataron otro
saraguate y lo dejaron en el
mismo lugar. Uno de ellos se
quedó velándolo arriba de un
árbol. Calculó que la fiera
vendría de día, así que esperó
hasta el anochecer. El animal
llegó a las 5 de la tarde. Esa era
su primera presa. Su papá le
había indicado dónde tirarle, en-
tre los hombros. Le pegó como
6 tiros calibre 22. El tigre pegó
un grito y se fue arrastrado. El
cazador, ansioso, bajó del árbol
y se le pegó atrás. Estando
cerca se le volteó y se le tiró
encima. El tigre gritó y ese
mismo grito también lo pegó él.
Inmediatamente vio un montón
de tigres y reaccionó pegando
otro tanto de tiros. El padre
corrió, pero sólo vio al tigre
tirado. Después del susto se
156 ESTUDIOS
pusieron contentos. Lo llevaron
hasta la laguna del Pantano y allí
lo pelaron. Les pagaron por la
piel 150 quetzales, que en ese
tiempo eran como tener ahora Q
1,500. Entonces se fueron
haciendo a la afición de la
cacería y, con el tiempo, se
hicieron maestros en ese
trabajo.
Relato 2
El caso habla de un hom-
bre que salía a lucear por la
noche a los venados. A veces
sus tiros atinaban a matarlos y
otros sólo a herirlos. En cierta
ocasión creyó que estaba a
punto de atrapar a un gran
venado con enormes cachos,
como ramas. Intentó varios tiros,
pero lo veía y no podía acertarle.
Estaba asombrado de su falta
de tino, hasta que finalmente ya
no lo pudo percibir más.
Al rato, se le apareció un
hombre montado en una mula
cerca de los cerritos que había
en la bocacosta. Era el dueño
del venado que cansado de que
lastimaran a sus animales lo
abordó preguntándole que qué
hacía por allí. El otro le contestó
que cazando unos animales
para comer. Pero el hombre de
la mula le dijo que esos eran
suyos y que a él le costaba
curarlos. Pero después de
reclamarle, le propuso un
negocio, muy favorable para él:
tenía que ir a comprar candela y
copal e ir durante nueve viernes
al asiento de una ceiba para
quemarlo y rezarle un padre
nuestro. Al cabo del rezo, le daba
el derecho de matar un número
determinado de animales.
Y cabalmente, cada tres
noches, al salir a lucear, ni
siquiera tenía que irse muy lejos
de su casa, allí estaba el animal
convenido. Cuando terminó la
cuota, ya había olvidado el trato.
Pero, igual, ya no encontró más
animales. Y en su búsqueda,
nuevamente encontró al hombre
montado en su mula que le
recordó el término del pacto.
Pero le ofreció otro trato igual
por el mismo esfuerzo. Y siguió
encontrando las presas y
matándolas. Cuando ajustó el
número de animales ofrecidos
ya había olvidado de nuevo que
tenía un límite. Lo recordó
cuando sucedió el tercer
encuentro con el hombre, que le
ofreció mantener el trato para
seguir cazando, pero esta vez
las condiciones cambiaron. Le
dijo que sabía que él era pobre
y que podía darle dinero, hacerlo
rico. Sabía que tenía familia, una
mujer embarazada y varios hijos.
Que por el momento quería al
recién nacido, pero que después
a toda su familia. Uno por uno, a
sus hijos grandes.
Pero, después de
pensarlo, a su familia no la
entregó. El dueño de los anima-
les aceptó el rechazo pero lo
amenazó diciéndole que el trato
estaba terminado y que no tenía
más derechos sobre sus anima-
les. Que si volvía a verlo por allí,
se lo iba a llevar a él. Ya no salió
más a lucear. Es más, vendió su
parcela y por eso se fue para
Petén. La moraleja: “existen
espíritus malos que andan
dominando a la humanidad por
medio del dinero. Y como
habemos tantos que ambicio-
namos tanto tener dinero, allí es
donde va uno a caer en la
trampa”. De este relato, en las
ESTUDIOS 157
prácticas de Petén, tan sólo
queda la asociación de la
ambición con el deseo por la
abundancia de la carne.
Relato 3
Uno de ellos recuerda
una experiencia en la que
después de tirarle a un venado,
oyó que el impacto tronó sobre
el cuerpo del animal, no pudo
hallarlo en el lugar. Al día
siguiente, volvió a salir con sus
perros y recuperaron la trilla del
animal. Era el mismo, porque no
había otras marcas más que las
que habían dejado el día anterior
en el paraje. Los perros lo
volvieron a rastrear, lo
encontraron. Entonces el
cazador hizo un tiro fallado, y el
venado, al voltear, fijó la vista en
él. Corría y se detenía para verlo
solamente a él. Más adelante, lo
encontraron echado. Lo
levantaron los perros y lo
sacaron hacia un guamil,
pasaron por un potrero y, en
cada reposo, el animal dirigía la
vista hacia el cazador. Tras un
movimiento significativo,
sintieron que el venado iba a
regresar por el camino, pero se
158 ESTUDIOS
metió a la montaña. En ese lugar
encontraron a unos hombres
xateando, que al preguntárseles
dijeron que vieron pasar a los
perros corriendo, pero que
adelante no iba ningún otro ani-
mal. En esa corrida, uno de los
perros se extravió, pero volvió al
día siguiente. Al regresar al
poblado, narraron el suceso, y
los señores de experiencia
confirmaron que efectivamente,
había sido una burla y que de
suerte no lo llamó, no lo ganó y
lo perdió en la montaña.
Relato 4
Así les sucedió a otros
tres cazadores. Decidieron par-
tir juntos, pero al cabo se
dividieron. Uno tomó otra
dirección para que, distan-
ciados de un kilómetro, fueran
aproximándose. Al acercarse,
debían gritar para ubicarse
mutuamente. Se fueron,
buscando animales para comer.
La pareja que quedó junta
comenzó a oír unos gritos,
extrañados de lo pronto que
había sucedido el encuentro con
el tercero. Ellos iban marcando
su camino, haciendo un picadito
y oyendo el grito por delante.
Pero por más que oían delante
de ellos el machete picando, no
hallaron los rastros de la brecha.
Se pusieron a pensar que tal vez
era una burla y siguieron con lo
acordado sin hacer caso de
esas señales.
Después de andar,
calcularon que ya era hora de
iniciar el camino para encontrar
al otro, y fueron dando la vuelta.
Al iniciar la desviación para la
coincidencia, encontraron un
arroyito de agua cristalina. Iban
a tomar del agua, cuando se
percataron en la orientación de
la corriente: fluía del poniente al
saliente, y nunca hay río que
corra así. Comentaron la rareza
del arroyito. Cuando iba a tomar
uno de los muchachos el otro
pensó que tal vez el que iba
gritando delante de ellos se
había vuelto agua. Mejor no
bebieron de sus aguas y lo
cruzaron. Y siguieron haciendo
su picado, marcando su camino.
Al rato le gritaron al otro señor.
Entonces contestó. Ese sí era él.
Cabal se encontraron. Le
preguntaron si no había cruzado
el camino antes. Y contestó que
no. Le contaron que habían oído
gritos y el picado del machete
abriendo la brecha. Rápida-
mente el señor les dijo que esa
era una burla, el duende. Ese
siempre sale, y si se le sigue,
sigue, sigue, lo pierde a uno.
Luego le contaron que
tras el picadito encontraron el
arroyo. Les inquirió si habían
tomado del agua y se tranquilizó
cuando supo que no. Tal vez no
hubiera sucedido nada, pero
son maldades de los espíritus.
Curiosos, fueron a buscar el ar-
royo en su regreso hasta donde
iban a acampar. Pero llegaron
hasta allá y no se toparon con
ninguna corriente de agua.
Relato 5
Llegó allí, a las parcelas
de la costa sur, un hombre
poderoso que comenzó a
comprarles a todos la tierra.
Ofreció dinero a los laboristas,
los inquietó, los convenció y les
compró la propiedad. Así se los
llevó, los fue destruyendo. Sólo
se quedó uno de ellos, un viejito
viudo y sin hijos. Pero no quería
venderle. El poderoso no dejaba
ESTUDIOS 159
de insistirle. Pero cuando se
enfermó el viejito, como no tenía
ni hijos, pensó mejor en
comerse el dinero. Se decidió a
venderle la parcela pero no sin
proponerle un trato al
terrateniente: que le hiciera el
favor de dejarlo allí en su rancho
hasta su muerte. Trato dicho,
trato hecho, le dejó la casita.
El viejito compró una
tinaja donde guardó las
monedas del pago, la selló con
cemento y la enterró en el piso
de la vivienda. Allí murió y el
dinero, también allí quedó.
Cuando llegaban familias a
pedir trabajo, el nuevo patrón les
ofrecía aquella vivienda para
posar, del otro lado del arroyo.
Pero las gentes no aguantaban,
las espantaban. Hasta que llegó
un mozo que fue advertido por
los otros trabajadores que no
soportaría esa presencia. Pero
ya prevenido, quiso averiguar
qué pasaba.
Se quedaron la primera
noche, pero no le dijo nada a su
mujer, porque las mujeres
siempre son débiles. Se instaló
afuera, en una hamaca y le dijo
160 ESTUDIOS
a ella que durmiera. La descrita
presencia espiritual esperó que
estuvieran durmiendo. Entonces
el muchacho oyó sus pasos y
sus ruidos sobre la mesa,
somatando trastos de la cocina,
como si los estuvieran
desbaratando. Pegó el focazo.
No había nada. Se decidió a
hablarle:
—¿Quién vive? ¿Quién vive?
¿Sos de esta vida o de la otra?
—De la otra.
No lo alumbró. En la oscurana
siguió la conversación.
—¿Qué te pasa?
—Estoy penando.
—¿Por qué?
—Por un dinero que dejé.
Le instruyó dónde encontrarlo, le
pidió que lo desenterrara y que
le pagara una misa cantada y
que se quedara con el resto del
dinero. En ese entonces el
sacerdote cobraba 150
quetzales, y era mucho dinero.
El muchacho escarbó y encontró
la tinaja bajo el horcón que le
señaló el espíritu. Al día
siguiente le advirtió a su mujer
que ese día no iba a trabajar, iría
a buscar al sacerdote de
Coatepeque y que para
mientras hiciera la bulla para que
los otros los acompañaran en el
rezo. Se hizo la ceremonia y el
muchacho le pidió bendecir el
resto de dinero y con eso salió
a buscar su terrenito para no
trabajar más como mozo.
Relato 6
Cuentan de otro señor
mayor que estaba tigreando.
Fue a revisar unas carnadas de
mono saraguate, y vio que ya
estaba todo pedaceado. El tigre
había pasado por allí. Y cuando
volteó, estaba a dos brazadas
de él, gruñéndole, regañándolo.
Llevaba su arma al hombro y
quiso montarla. Tiró pero el arma
no le dio fuego. Volvió a cargar.
Se espantó, sacó el otro
cartucho y tampoco le funcionó.
El tigre se le tiró encima y ya no
tenía cómo defenderse. Gritó, y
por suerte el compañero andaba
cerca. Al oírlo corrió hacia él y al
sentir la llegada del otro, el tigre
se cortó. Le tiró, lo hirió y huyó.
Al animal no lo agarraron, lo
encontraron dos meses
después, tan sólo los huesos.
De regreso, el primero de los
hombres ya venía con calentura.
Ya no pudo ni hablar. Se espantó
y el compañero quedó
temblando. Le dieron agua de
cenizas con ruda y unas pastillas,
y luego lo llevaron a curar,
aunque no recuerda qué hicieron
exactamente para recuperarlo.
Le tardó 8 días la calentura,
tirado en la cama. Le daban
agua caliente para que la
sudara. Eso es lo que llaman
cortarse.
Glosario
Blanquear: tirar al blanco.
Canaletear: habilidad y
eficiencia de una o dos
personas para maniobrar un
cayuco en la corriente de un río
caudaloso.
Cojola: faisán petenero.
Corozo: palma mediana
(Acrocomia media).
Encuevar: acción de acorralar a
una presa en un hoyo o cueva.
Enrumbarse: perder el rumbo u
orientación en la selva.
Gringos: extranjeros, general-
mente de Estados Unidos de
Norteamérica.
Guamil: Terreno de cultivo, que
después de haber sido
despejado de la vegetación de
ESTUDIOS 161
la selva, ha sido dejado en poca absorción del suelo.
barbecho. Tamarindada: conjunto de
Legua: medida española que se árboles de tamarindo.
fijó en 500 varas, es decir 4.19 Trilla: huella.
kms. La distancia varía, y suele Troche: camino abierto dentro
asociársele, más que al de la selva para la movilización
concepto de distancia, a lo de trozas de madera.
recorrido durante una hora de Xatear: internarse en la selva
caminata. para cortar la hoja de xate
Lucear: alumbrar el perfil de la (Chamaedorea elegans).
presa o buscar el resplandor de Zapotada: conjunto de árboles
sus ojos con un candil o una tropicales (Achras zapota) de
lámpara de baterías. zapote.
Manaco: palmera cuya hoja
suele utilizarse para cubrir los
techos de los ranchos.
Mecapalear: llevar carga sobre
la espalda, sostenida por una
banda que atraviesa la frente,
ayudando al portador a que el
peso se sostenga sobre ella.
Mero Brincón: altanero, abusivo.
Parque: Municiones.
Pedaceado: hecho trizas.
Picadito: marca dejada con el
machete al ir cortando hojas y
ramas que despejan la selva,
dejando abierto un sendero.
Saraguates: mono aullador
(Paliata).
Sibal: Pequeña extensión de
agua de lluvia, característica del
suelo kárstico petenero, que
tiende a conservarse dada la

162 ESTUDIOS
 Edgar Barillas*
El mundo de Neto en
“El silencio de Neto”
* Historiador de cine guatemalteco,
investigador del Instituto de
Investigaciones Históricas, Antropo-
lógicas y Arqueológicas, USAC.
“El Silencio de Neto” rompió
el silencio
La familia de Neto Yepes
escucha el discurso de
despedida del presidente
Jacobo Árbenz Guzmán, el 27
de junio de 1954. Una casona
señorial de La Antigua Guate-
mala con sus espaciosos
ambientes es el escenario en
donde convergen el drama del
país y el drama de la familia.
Los Yepes concentran su
atención en el mensaje captado
por el radiorreceptor. No es
tiempo todavía de la televisión
en los hogares, la radio es la
portadora de las noticias, el
entretenimiento y la homogenei-
zación de la cultura.
—“Viva la
Revolución de
Octubre, viva
Guatemala”—,
suena la voz del
gobernante que
trató de moder-
nizar a su país
sin seguir el
libreto dictado desde Washing-
ton. Está declinando la
presidencia, luego la invasión
ESTUDIOS 163
del país por fuerzas irregulares
patrocinadas por la administra-
ción estadounidense. Árbenz
denuncia la injerencia extranje-
ra. Sus palabras son recibidas
con encontrados sentimientos.
—“Nos devolverán las tierras
que nos robaron los comu-
nistas”— dice conmovida la
abuela. Y agrega, —“¡Gracias,
Señor de Esquipulas”—, en
aprobación a la contra-
rrevolución. No todos en la fa-
milia están de acuerdo, por
cierto. Sus hijos se oponen a la
invasión y comparten el criterio
de que se trata de una
intervención foránea, con el
apoyo de la oligarquía
guatemalteca. Esas posiciones
en conflicto caracterizarán al
país en las décadas siguientes,
con el marco internacional de
la Guerra Fría.
Para los guatemaltecos y
las guatemaltecas de ficción
como la familia Yepes, la
protagonista del filme El
silencio de Neto (Luis Argueta,
1994) tanto como para los “de a
de veras”, esas palabras cierran
en la práctica la llamada
Revolución de Octubre. El
contexto histórico en que se
164 ESTUDIOS
desenvuelve la historia familiar
en la película es el de los
momentos finales de la época
revolucionaria y el discurso del
presidente es el suceso que
permite llegar al clímax
dramático. Pero la Guatemala
real vivirá a partir de ahí casi
cuatro décadas de enfrenta-
miento, hasta la firma de los
Acuerdos de Paz en los inicios
de los años noventas. Éstos
funcionarán como una válvula de
escape para muchos de los
conflictos estructurales que los
gobiernos revolucionarios
trataron de encarar pero que
luego no se afrontaron sino sólo
se disfrazaron, como en la
puesta en escena de una ficción.
La represión será una
constante, pero llega a puntos
álgidos en la reinstauración
contrarrevolucionaria y en la
década de los ochentas.
Coincidencia o no, la
primera generación de
largometrajes guatemaltecos de
ficción (1949 – 1953) se dio en
el período revolucionario y se
detuvo con la contrarrevolución
y el inicio de los regímenes
autoritarios de corte anti-
comunista. Cuatro películas
rodadas en el país, con
participación de connacionales
en la producción y en la
interpretación, eran un buen
presagio para el estableci-
miento, si no de una industria, al
menos de una recurrencia en la
realización de filmes. Cuatro
vidas (1949) fue el primer filme
coproducido con México. En
aquel tiempo las coproduccio-
nes –hoy una moneda de uso
común– no eran consideradas
un argumento válido para hablar
de cine nacional, por lo que no
extraña que esta película
siempre haya sido considerada
una película mexicana rodada en
Guatemala. Si hoy vemos la
película, observaremos que hay
razones para considerarla más
que una incursión de equipo y
elenco mexicanos en nuestro
país. Además de la inter-
pretación de actores gua-
temaltecos como Adriana
Saravia de Palarea y Alberto
Martínez —ciertamente en
papeles secundarios—, la
bibliografía fílmica mexicana
atribuye la coproducción a Gua-
temala Films y a la mexicana
Producciones Brooks. La
película fue rodada en
escenarios que incluían el Lago
de Atitlán y La Antigua Guate-
mala.
Menos calificada quedó
aún Cuatro vidas, con el rodaje
en 1950 de El Sombrerón,
pues ésta fue presentada como
el primer largometraje cien por
ciento nacional, lo cual era cien
por ciento verdadero. Desde la
dirección y producción hasta la
actuación pasando por el
equipo técnico, fueron
nacionales y esto despertó aún
más los sentimientos de
etnocentrismo y xenofobia, un
cóctel bastante descalificador,
como es sabido. Aun con las
expresiones nacionalistas
ESTUDIOS 165
exacerbadas, esta película de
Guatemala Films tuvo un éxito
local que no alcanzó a financiar
la empresa cinematográfica
formada por Guillermo Andreu
Corzo —quien dirigió el filme—,
Alberto “El Canche” Serra
—fotografía— y Eduardo
Fleischman —laboratorio y
edición—. Como el aplauso es
un reconocimiento que satisface
al artista pero que no sustenta
al inversionista, Guatemala
Films bajó el telón de sus
producciones y sólo individual-
mete volverían sus miembros a
incursionar en el cine. Quedaba
demostrado que el mercado lo-
cal no era suficientemente fuerte
como para dar el impulso inicial
a la producción cinematográfica
guatemalteca. Sin embargo, El
Sombrerón ha quedado
inscrito en el imaginario de
ciertos colectivos como la
primera película del cine
nacional.
En 1951 hubo cambio de
gobernante pero no hubo
película guatemalteca alguna.
Juan José Arévalo Bermejo,
quien encabezó el primer
gobierno de la revolución,
entregó el poder a Jacobo
166 ESTUDIOS
Árbenz Guzmán, en marzo de
ese año y la revolución
profundizaría el cambio social
con propuestas que siguieron
desafiando al imperio y a los
sectores conservadores. El
traspaso del mando se dio en-
tre un agudizamiento del
conflicto social, lo cual no era un
buen clima para aventurar
capitales en proyectos
cinematográficos con inversión
de dudoso retorno. Sin em-
bargo, un nuevo empresario se
preparaba para entrar en
escena. Se trataba de Salvador
Abularach, un inversionista que
además era promotor de
espectáculos el que decidió
apostarle al cine. De su pluma
salieron los guiones y la música
de Caribeña (1952) y Cuando
vuelvas a mí (1953), y de su
contabilidad los fondos para la
Productora Centroamericana,
su empresa para la producción
de películas. Contrató a José
Baviera, un actor español
radicado en México, como direc-
tor-actor para ambas películas,
equipo técnico mexicano y
algunos intérpretes que tenían
cartel en el ámbito ibero-
americano, el que completó con
el apoyo de intérpretes
nacionales. Abularach expuso
sus propuestas tanto en México
como en Guatemala. De
acuerdo a la tradición oral, la
pasión de don Salvador por el
séptimo arte le llevó a la quiebra.
De ahí que se podría concluir
que tampoco la contratación de
estrellas y técnicos extranjeros
garantizaban la inversión en el
cine nacional.
Un filme poco conocido,
pero igualmente coproducido
con México fue rodado también
en nuestro país en 1953. Se
trata de El Cristo Negro (Carlos
Vejar hijo y José Baviera, 1953),
que contó entre su elenco con
Enrique Arce Behrens, un
conocido locutor de radio quien
también tuvo contacto con la
animación en televisión. Este
filme fue estrenado hasta 1955.
Y aquí el primer lapso de
silencio para los largometrajes
guatemaltecos. Por lo difícil de
la inversión en un medio difícil,
por la represión política que
significó la contrarrevolución, el
asesinato del líder de la llamada
“Liberación” como se denominó
a la contrarrevolución y la
búsqueda del posterior
gobernante entre golpes de
Estado y sustituciones militares;
o quizás por una conjunción
planetaria desconocida, no hubo
intentos de cine guatemalteco
—léase largometrajes de
ficción— en el resto de la
década. En el filme El silencio
de Neto, uno de los silencios de
los que se habla es el de la
sociedad guatemalteca que
sufre callada las vejaciones a las
que es sometida. Los
guatemaltecos y las guatemal-
tecas más o menos pudieron
hablar durante los diez años de
la revolución —tampoco hay que
olvidar que se vivía una época
de polarización política–. Pero la
constante posibilidad de recibir
acusación de tener simpatías
hacia los comunistas o de serlo
abiertamente, hicieron que la
autocensura enmudeciera si no
las conciencias, al menos sí las
letras y los otros signos. Si la
represión abierta o encubierta
no tuviera la suficiente fuerza
para desestimular la expresión,
la inestabilidad política
agregaría otro ingrediente al
riesgo de la inversión en la
cultura y el arte. En el lapso de
1954 a 1960 hubo seis
gobernantes, con el ejército en
ESTUDIOS 167
el papel protagónico aunque no
siempre delante de las
bambalinas.
Habría que esperar hasta
1960 para que volviéramos a
tener otro largometraje, La
alegría de vivir, de Alberto
Serra, aunque hay quienes la
atribuyen a Rafael Lanuza. De
acuerdo a lo que hemos
documentado, Lanuza hizo la
fotografía de esta película, que
reiniciaría la producción de cine
nacional. Para no cambiar de
carrete, otra vez la polémica de
las coproducciones surgiría en
1961. Pecado (Alfonso Corona
Blake, 1961) trae otra vez a
actores reconocidos en el
medio mexicano y equipos
técnicos de ese país, esta vez
con una nueva empresa
productora guatemalteca,
Panamericans Films, de Manuel
Zeceña Diéguez. Se iniciaban
dos décadas en las que nuevos
largometrajes y nuevos nombres
se conocerían en sus esfuerzos
por impulsar el cine del país.
Casi una treintena de filmes a los
que podríamos considerar
guatemaltecos se produjeron
entre 1961 y 1977. Zeceña
Diéguez y Rafael Lanuza fueron
168 ESTUDIOS
los más prolíficos y también los
más internacionales, aunque al
primero le queda más a la
medida esa calificación, pues
produjo en varios países
muchas más películas de las que
podríamos denominar guatemal-
tecas.
Menos empresario y más
cineasta que Zeceña fue Rafael
Lanuza, de quien aún se exhiben
filmes, en especial El Cristo de
los milagros (1972), la que es
programada incluso en la
televisión internacional para la
Semana Santa. Rafael Lanuza
se hacía acompañar de sus
hermanos Carlos, en la
fotografía, y Claudio en la
actuación, con lo que tenemos
a tres hermanos escribiendo sus
nombres en las marquesinas del
cine nacional. Pero no es el
único caso. Herminio Muñoz
Robledo, director de tres
largometrajes de la época que
revisamos, también recibió el
auxilio técnico de sus hermanos
Araldo y Arnoldo, en la
realización de sus filmes. En
ambos casos, el rodaje
involucraba también a otros
miembros de la familia, aunque
si bien en una forma más
esporádica y menos notoria.
Una diferencia es necesario
apuntar: los hermanos Muñoz
Robledo nunca realizaron
coproducción alguna, por lo que
Tacana Films y Cine
Producciones Muñoz, sus
productoras, siempre recla-
maron la justicia de hacer cine
netamente guatemalteco. Tikal
Films, la productora de Lanuza,
en cambio, realizó coproduccio-
nes generalmente con la
mexicana Agrasánchez.
Otros intentos de hacer
cine nacional se deben a Carlos
del Llano, quien con la
colaboración en fotografía de
Alberto “El Canche” Serra,
realizó en 1968 Los domingos
pasarán; y a Otto Coronado,
quien nos dejó dos
coproducciones siguiendo el
patrón de las interpretaciones
mexicanas de los westerns de
Sergio Leone. La última película
de esta generación fue
Candelaria (Rafael Lanuza,
1977), la cual da paso a un
nuevo lapso de silencio.
Coincidencia o no, de
1978 hasta los primeros años de
los noventas Guatemala vivió
una de las más desgarradoras
épocas de la violencia política
latinoamericana y durante ese
período sólo se filmó una
película, con equipo y elenco
guatemaltecos. Respecto a la
represión, los conceptos de
tierra arrasada y genocidio son
usados generalmente para
explicar los hechos que aún hoy
siguen develándose. Y respecto
a la película, Tahuanca, gran
señor de la selva (1986), fue
una producción de César
Beltetón que dirigió Herminio
Muñoz Robledo, la única
golondrina en ese invierno que
algunos han descrito como
infierno.
Luego, fue El silencio de Neto
la que rompió el silencio.
La cultura de masas en el
mundo de Neto.
Decir que con El silencio
de Neto se presenta una nueva
generación de gente de cine en
Guatemala, sería como anunciar
que hemos descubierto el agua
tibia. Pero además de ese
acercamiento a lo fútil, corremos
el riesgo de presentar a los
nuevos rostros del cine
ESTUDIOS 169
guatemalteco como novatos.
Valientes pero inexpertos. Y no
hay tal. Menos en el caso de Luis
Argueta quien ya en los setentas
nos había conmocionado con la
denuncia de El costo del
algodón (Luis Argueta, 1978).
Claro, no sólo por la denuncia en
cuanto tal, sino por el tratamiento
cinematográfico y documental
del tema, lo que significaba un
dominio del lenguaje
cinematográfico. Y menos aún
si se presentaba con la
compañía de Justo Chang, un
maestro de los que ahora son
maestros en eso de hacer cine.
Con sus saberes del cine
y de Guatemala, Argueta y
Chang no sólo rompieron el
silencio del cine nacional, sino
lo hicieron de una manera
cualitativamente distinta, lo cual
va a caracterizar al nuevo cine
guatemalteco, incluyendo a las
producciones del 2003 y del
2004. Argueta y Chang dieron
al guión un toque guatemalteco
que lleva al filme más allá de la
usual utilización del país como
decoración. El diseño en la
película, pues, responde al
guión, por lo que quienes
170 ESTUDIOS
esperaban ver en una película
guatemalteca las características
panorámicas de La Antigua
Guatemala en las que se
aprecia el arco de Santa
Catalina con el volcán de Agua
recortándose al fondo, sin duda
se sintieron defraudados. ¿Por
qué? Porque en El silencio de
Neto lo guatemalteco aparece
más profundo, más en las
imágenes de lo cotidiano de las
familias de eso que llaman la
clase media y no en lo monu-
mental y en lo colorido del
paisaje natural y cultural. El
habla de los personajes sirve
también para “entrar” en Guate-
mala y no se utiliza como un
recurso para demostrar “lo
folklórico que somos”. Ello sirve
de vehículo para enfatizar el
diálogo que lleva al drama del
país (que provoca el silencio de
Neto, el niño) y al drama familiar
(que produce el silencio de
Neto, el tío). Trataremos de
acercarnos a esa propuesta
examinando el mundo que Luis
y Justo construyeron para Neto,
un preadolescente que debe
tener en la película la misma
edad que tuvieron sus creadores
en aquel 1954. Tal vez por ello
 radio y los globos se convierten
desde el entonces en símbolos
de la cultura de masas y de la
cultura tradicional que estarán
presentes a lo largo de la trama.

El que convivan en una la

cultura de masas y la cultura
tradicional se vuelve impercep-
tible para los miembros del
grupo social al que se
pertenece. En cambio, es
evidente para quienes no
pertenecen al grupo, que ven
los juegos y los intereses de rápidamente la adaptación de
Neto tengan un dejo de los elementos culturales en una
autobiografía. Pero dejemos de interpretación propia. En una
especular. ocasión un investigador
ecuatoriano nos explicaba cómo
Neto vive bajo el influjo de el saxofón, un instrumento musi-
dos fuerzas culturales: la cultura cal ajeno, llegó a ser un
de masas y la cultura de su gru-
po social. Esto queda claro des-
de los planos con que se inicia
la película, cuando enciende la
radio y sintoniza una trasmisión
de un partido de béisbol entre
los Indios de Cleveland y los Gi-
gantes de Nueva York que na-
rra un locutor al mejor estilo de
Buck Canel. Luego abre una
caja en la que encuentra mate-
riales para hacer globos de pa-
pel a la manera tradicional. La

ESTUDIOS 171
instrumento musical tradicional
ecuatoriano, con muy poca
semejanza con su par europeo.
El saxofón ecuatoriano, decía,
suena a ecuatoriano y el
europeo suena a europeo. En
Guatemala el béisbol tuvo su
propia interpretación en el juego
llamado barra, una versión
callejera del “deporte rey”.
Buck Canel
fue un
narrador
argentino
que llegó a
ser el primer
latino que
ganó el
premio Ford
C. Frick Award, a los comenta-
ristas y narradores de béisbol,
lo que logró en 1985. Llegó a
narrar 42 series mundiales
desde 19371 , por lo que su voz
era reconocida entre los
amantes de ese deporte, al que
ayudó a popularizar entre la
población que hablaba español
en el continente. Surgieron
muchos narradores deportivos
1
http://www.terra.com/deportes/ar-
ticulo/html/fox7069.htm
172 ESTUDIOS
—no sólo de béisbol— que lo
imitaron y también hubo otros
con méritos propios como Felo
Ramírez. Lo cierto es que estas
voces se oían en la radio con
frecuencia, como sucede con
Neto en la película. No era que
el béisbol fuera el deporte más
popular en la Guatemala de
1954, sino que los medios de
comunicación no trasmitían aún
con regularidad el fútbol, el
deporte más gustado. En aquel
tiempo, tanto en la onda larga
como en la onda corta de los
radios se sintonizaban emisoras
internacionales como la XEW de
México o radios cubanas, que
compartían la audiencia con la
emisora nacional TGW.
Entonces, en los hogares que
tenían cierto nivel de ingresos
que les permitía tener un radio
receptor en casa —el caso de
los Yepes—, oían béisbol,
coleccionaban estampas de los
más famosos beisbolistas las
que compraban o recortaban de
las cajas de Corn Flakes de
Kellogg’s y algunos alcanzaban
incluso a poseer un souvenir
como la gorra de los Yankees de
Nueva York que luce Neto en
algunas escenas de la película.
Estos dos deportes y otros más
como el ciclismo, el boxeo y el
automovilismo se habían
convertido en poderosos medios
de entretenimiento para las
sociedades de la mitad del siglo
XX, tanto así que habían
modificado los patrones del
disfrute del ocio. Los medios
de comunicación, entre ellos la
radio y la prensa, dedicaban
importantes espacios en sus
ediciones para divulgar los
acontecimientos deportivos y
también los estrenos
cinematográficos, otro de los
fenómenos de la cultura de
masas y por ende,
propiciadores de la cultura
homogénea.
Pero no sólo noticias
como el avance de las fuerzas
contrarrevolucionarias o los
deportes llegaban a la radio.
También cautivaban a los
radioescuchas las trasmisiones
de series como Tamakún, el
vengador errante y Los 3
Villalobos que escuchan en casa
de Neto Yepes. Estas series se
originaron en Cuba, pasaron a
México para finalmente llegar a
Guatemala a las radios
nacionales. Ambas fueron
creadas por Armando Couto en
el formato de radionovela. La
serie de los 3 Villalobos, por
ejemplo, se inició en Cuba en
1943 y rápidamente se hizo
popular. Neto Yepes y sus dos
compañeros de aventuras se
identifican con los nombres de
los Villalobos: Rodolfo, Miguelón
y Machito.
En 1954, las aventuras
de los 3 Villalobos fueron
llevadas al cine en México por
Fernando Méndez, quien realizó
dos películas: “Los 3
Villalobos” y “La venganza de
los Villalobos”. Los intérpretes
fueron los mexicanos Joaquín
Cordero, Freddy Fernández
ESTUDIOS 173
 Tamakún fue escrita por
Couto en 1941 y presentaba la
historia de un héroe que vestía
como hindú con turbante y todo.
El héroe buscaba recuperar su
reino perdido a manos de su tío
y sus aventuras estaban
salpicadas de violencia. Más
tarde, la historia fue imitada por
Kalimán, un héroe con
vestimenta similar que poseía
alias El Pichi, y Raúl Luzardo.2
poderes sensoriales, que
De ahí que formen parte del
terminó superándolo en éxito.3
mundo de Neto Yepes y sus
Tamakún se escuchó en Guate-
compañeros y se escuche la
mala en 1954 a través de la
canción tema de la serie: “Tres
TGW, la radio nacional, por lo
eran tres / los tres Villalobos; /
que no es raro que aparezca en
tres eran tres / y ninguno era
el “lenguaje cifrado” que utilizan
bobo.”
Neto y sus amigos como
contraseña para ingresar en su
“club”.

No termina ahí la
influencia de la cultura de masas
en el mundo de Neto y sus
amigos. Las hazañas de otros
héroes eran también su
inspiración. Esta vez provenían
de las historietas, revistas
cómicas, “chistes” como se les
llamaba en Guatemala o “co-

3
2
http://www.angelfire.com/comics/ http://www.angelfire.com/comics/
latinoamerica/los_tres_villalobos.html latinoamerica/tamakun.html

174 ESTUDIOS
 buscar los orígenes y la
evolución del héroe.

La historia de Tarzán, escrita por

Edgar Rice Burroughs fue
publicada en 1912 como revista
“pulp”, que eran unas
publicaciones baratas
destinadas al consumo masivo
de público de bajos ingresos y
poca formación en los Estados
Unidos. La literatura de los
“pulps” ponía la prensa al
alcance de las masas. Como
dice Claudia Quintero:

“Las revistas pulp,

mics”, como son conocidos
internacionalmente. Uno de los
héroes máximos era Tarzán.
Cuando los compañeros de
Neto salen de su club secreto,
luego de ver clandestinamente
revistas de mujeres en traje de
baño que les proporcionaba
Rodrigo (tío y socio de Neto en
el negocio), uno de ellos sale
sintiéndose “muy hombre”,
satisfecho por haber realizado
una gran proeza. Se golpea el
pecho y grita como Tarzán. ¿Por
qué Tarzán representa la
virilidad? Bueno, es necesario
antecesoras del comic-
book, fueron el vínculo per-
fecto entre el proyecto de
inclusión nacional y el
entendimiento de un pueblo
que empezaba a
conformarse a partir de
millones de inmigrantes
pobres venidos de Europa.
Los pulps, además de ser
entretenimiento y literatura
asequible, sirvieron en
Estados Unidos para
enseñar el idioma inglés a
inmigrantes; mostraban
idiosincrasia y satisfacían
necesidades. La literatura
de sus contenidos y cierta

ESTUDIOS 175
 calidad didáctica eran ma-
teria de información
alcanzable para los pobres
y para la clase trabajadora,
lo que produjo una sociedad
activa y ansiosa de
diversión a bajo costo, por
tanto, como muchos otros
productos para grandes
públicos, fue tildada por los
pocos como cultura
desdeñable; ‘de’ o ´para’ las
masas”4 .
Tarzán presentó la
novedad de presentar en un solo
fascículo una historia completa,
la de un niño inglés que crece en
la selva entre los monos (de ahí
el nombre de la historia, Tarzán
de los monos, una historia de la
selva). Sin embargo, con el
enamoramiento del hombre-
mono de Jane, una joven
estadounidense, el autor dejó
abierta la expectativa de más
aventuras de Tarzán, creando
una expectativa a la que Rice
Burroughs no defraudó. Pero el
éxito mediático se incrementó
4
Claudia Quintero, “Tarzán, el primer
héroe mítico de la cultura masiva”, en
Razón y palabra, www.cem.itesm.mx
176 ESTUDIOS
cuando la historia se tradujo al
formato del “comic” o historietas
ilustradas, que potencializaba
aún más las historias seriadas,
al ser publicaciones atractivas
también para los jóvenes. Los
chistes o historietas se llenaron
de héroes y superhéroes al estilo
de Superman y Superwoman,
Batman, Spiderman, etc.
Bien, ya tenemos al
héroe de la selva con nosotros.
Pero eso no explica por qué se
convirtió en símbolo de la
virilidad. Esto también tiene que
ver con la masificación del arte.
Resulta que el primer ilustrador
de Tarzán fue Harold Foster,
quien creó un lenguaje cuasi
cinematográfico en las tiras
diarias de historietas para
presentar al héroe. Esto incluía
la eliminación de los globos en
los que se escribían los diálogos
entre los personajes, para
colocar en su lugar leyendas que
describían la acción, lo que deja
espacio al dibujante para
manejar más libremente la
composición. Hasta aquí, ya
tenemos al héroe y su
enamorada en unos adecuados
escenarios plenos de exotismo,
debidamente encuadrados.
Pero faltaba aún el último
detalle. Al dejar de dibujar la
serie de Tarzán, Foster cedió su
lugar a Burne Hogarth. Este
puso mayor atención a la figura
humana y copió los modelos de
Miguel Ángel Buonarroti, con lo
que las figuras del artista
renacentista italiano llegaron a
las masas y nuestro héroe de la
selva llegó a ser el prototipo del
hombre viril. Compárense estas
ilustraciones que nos presenta
Claudia Quintero, para
visualizar por qué a Hogarth se
le llamó “el Miguel Ángel de los
comics”5 .
La importancia de Tarzán
en la consolidación de la cultura
de masas, es resaltada por
5
IbÍd.
Eduardo del Río, Rius, en su
libro La vida de cuadritos:
Tarzán fue pionero en varios
aspectos:
• Primer comic “serio”
• Primera historieta
colonialista
• Primero en la que el
dibujante no era el autor del
argumento
• Primera donde no se
utiliza el globo
• Primera donde aparece
un “héroe” dotado de
poderes extraordinarios
• Primera que sirvió de
modelo para ser llevada al
cine, y…
• Primera en ser
fuertemente criticada 6
Rius, con su característi-
ca mordacidad, agrega que
“Tarzán es un anticipo de histo-
rieta en la que un héroe BLAN-
CO dispone del destino de pue-
blos enteros NO-BLANCOS, ‘in-
capaces de pensar y hacer algo,
6
Eduardo del Río, La vida de cuadritos,
México, Editorial Grijalbo, 5ª. edición,
1984, p. 38
ESTUDIOS 177
salvados gracias a la inteligen-
cia del héroe blanco’”.
Para acercarnos aún
más al mundo de Neto y para
comprender mejor su
apropiación de los héroes
(deportivos, como Babe Ruth, o
mediáticos como los 3
Villalobos, Tamakún y Tarzán),
tomamos en consideración la
reflexión de Miguel Rojas Mix, el
prestigioso investigador del
imaginario, para quien la
historieta representa una de las
formas de la modernidad y de la
posmodernidad.
Sus imágenes persistentes,
dice Rojas Mix, “...han ser-
vido como vehículos a los
mensajes más diversos, co-
menzando con la difusión
del american-way-of-life y
pasando por todas las ideo-
logías, defendiendo, recom-
poniendo o desmantelando
prejuicios raciales y
sexistas, valores sociales y
políticos. Su lenguaje ha
obligado a repensar nues-
tros sistemas de represen-
taciones, nuestros imagina-
rios y ha renovado las
178 ESTUDIOS
iconografías tradicionales.
¿Es posible para un niño de
nuestros días concebir lo so-
brenatural de la misma ma-
nera que lo hacía hasta el
siglo XIX, cuando no exis-
tían los superhéroes?…”7
Pensemos en el mundo
de Neto y cómo idealiza la figura
de su tío Ernesto, con el que
tiene comunicación aún
después de que éste ha muerto,
lo cual es posible en el
imaginario de los héroes con
poderes sobrenaturales. Los
ídolos del imaginario individual
y colectivo llegan a ser indis-
pensables para dar sentido a la
vida, posibilitan el sentido de
pertenencia, permiten afrontar la
vida cotidiana.
Pero la cultura de masas
llega más allá y penetra en todos
los rincones de los hogares,
primero de los sectores
acomodados y luego se
populariza más y más. Los
7
Miguel Rojas Mix, Los héroes están
fatigados, el comic 100 años después,
San José, Editorial de la Universidad
de Costa Rica, 1998, Colección
Identidad Cultural, p. 8.
modelos de vida que los medios
(la prensa en sus distintos
formatos, el cine, la radio)
presentaba, se convertían en
aspiraciones. La publicidad y la
propaganda los convertían en
necesidades. Así, las familias
aspiraban a poseer carro, radio,
teléfono, plancha eléctrica,
máquina de coser. La familia
Yepes posee de todo esto. El
tío Ernesto tiene un auto
deportivo con radio y viste “chic”.
El papá de Neto también tiene
su carro familiar. En la casa hay
tres radiorreceptores (uno de
Ernesto, otro en la sala y otro
más para Nidia, la empleada
doméstica). Eduardo Yepes, el
papá, tiene otro receptor en su
oficina. Hay varias extensiones
telefónicas, aunque Neto quiere
uno que pueda llevar en su carro
ideal. Antes era mejor la
comunicación sin el teléfono, se
conversa en la casa de Neto.
Nidia ya no usa plancha de
carbón, sino eléctrica. La mamá
usa una máquina de coser.
Obviamente, sus patrones de
consumo no son los de la
mayoría de los hogares
guatemaltecos, sino de las
élites.
Otro elemento importante
de la cultura de masas que
busca en la película la recreación
de la época, es la música. Este
también es un buen criterio para
acercarnos al mundo que
rodeaba a Neto Yepes. Los
adultos de la familia oyen bole-
ros y Nidia, la empleada, oye
rancheras, pero las situaciones
distendidas de la trama se
acompañan con ritmos como la
guaracha y mambos, que
procedían de Cuba ya sea
directamente, o en sus versiones
mexicanas. Efectivamente, la
isla antillana comenzó a enviar
música desde los cuarentas y ya
en la década siguiente era
común escuchar al Trío
Matamoros, a la Sonora
Santanera y sus cantantes como
Celia Cruz o Celio González.
Dámaso Pérez Prado, luego de
abandonar Cuba y trabajar en
varios países, internacionalizó
desde México sus famosos
mambos y la voz y el estilo de
Benny Moré se conocían por la
radio, dado que los aparatos
para reproducir discos aún no
eran muy usuales.
ESTUDIOS 179
 Es pertinente anotar que
la música en marimba se utiliza
discretamente, en el filme, como
sonido de fondo. Esto establece
el equilibrio que tenía la música
internacional que se escuchaba
en aquellos tiempos con la del
instrumento nacional. En
cambio, sí aparece en el
cumpleaños, o sea, en una
celebración, que fue uno de los
papeles asignados a la ma-
rimba por la cultura de élite. Otra
decepción para los espíritus
patrioteros, al igual que las
imágenes de La Antigua,
también usadas con mesura,
como ya dijimos.
Los bienes de consumo
se convierten en símbolos de
diferenciación social. Pero
también lo son el colegio (que no
es una escuela pública), la
piscina, las clases de ballet con
maestra francesa de la niña a la
que Neto corteja, la mansión
colonial. El tío Ernesto hace
turismo, una de las
incorporaciones de la
modernidad a la cultura de
nuestros países y otro signo de
distinción, tanto como de
adaptación a la cultura
180 ESTUDIOS
extranjera. En este mundo lleno
de imágenes importadas, vivía
Neto. Pero lo nacional también
tenía su lugar en el imaginario de
nuestro protagonista.
Lo guatemalteco en el
mundo de Neto
El tío Ernesto juega con
sus dos sobrinos, Neto y Mario,
en la terraza, entre la ropa
tendida. –“Tin marín / de dos
quién fue, / cúcara mácara títere
fue; / chorro medorro, / Martín
pedorro”,– dice Neto, para
escoger quién “llevará la tenta”.
–“Salgo”– agrega y se separa.
El tío dice entonces que
les enseñará otro juego de
palabras: –“En el lago Titicaca /
una vieja se hizo caca, / como
no tenía pañuelito, / se limpió con
el dedito / y el dedito eres tú” – y
se señala, con lo que el sobrino
menor, Mario, será a quien le
toque correr al hermano y al tío.
La tenta es un juego que se
juega tradicionalmente en Gua-
temala. Ofelia Déleon, del
Centro de Estudios Folklóricos
de la universidad estatal de Gua-
temala, lo define así:
 “Tenta: uno de los
jugadores debe correr y
alcanzar a los otros; el que
es alcanzado debe hacer lo
mismo. Si antes de ser
tocado un jugador dice
‘pelo’, queda libre o si se
coloca frente a un pilar.”8
Una definición más
antigua la presenta Lisandro
Sandoval en su Diccionario de
Guatemaltequismos, (de 1942),
en la que luego de
seleccionados los jugadores
(por conteo y no por juego de
palabras como en la película),
“…todos los jugadores
salen huyendo, en diferen-
tes direcciones, con el fin de
no dejarse tocar del que
lleva la tenta, pues el que
se deja tentar substituye a
su perseguidor, y así
continúa el juego. De este
modo, los niños se ejercitan
en la carrera. El nombre de
8
Ofelia Columba Déleon Meléndez,
Folklore aplicado a la educación
guatemalteca, Guatemala, Editorial
Universitaria, 1985, segunda edición,
p. 130.
tenta viene del verbo
tentar.” 9
Los juegos tradicionales
guatemaltecos comparten, pues,
el mundo de Neto con los juegos
“importados” procedentes de la
masificación de la cultura en los
países industrializados. Así, al
mismo tiempo que nuestro
héroe juega trompo en la fiesta
de su cumpleaños, sus invitadas
disfrutan de jugar a la pelota a la
usanza del básquetbol. En el
contexto histórico de la película
los trompos eran de madera y la
cuerda con que se hacía girar
era de cáñamo, antes de que
vinieran los de plástico y se les
incorporaran sonidos y luces.
Incluso había niños (general-
mente eran varones) que
fabricaban sus propios trompos,
buscándose maderas duras
como la del palo de guayaba.
En la punta se colocaba un clavo
al que se le cortaba la cabeza y
se limaba para darle
esfericidad, a fin de que el
9
Lisandro Sandoval, Semántica
guatemalense o diccionario de
guatemaltequismos, Guatemala,
Tipografía Nacional, abril de 1942.
ESTUDIOS 181
trompo pudiera girar sin
dificultad. Eran tiempos en que
también se fabricaban y
disfrutaban de otros juguetes
como los tractorcitos hechos de
los carretes de madera en que
venía el hilo para coser; o los
“chajaleles” que se hacían con
las corcholatas (tapitas) de las
aguas gaseosas o de cervezas.
Se fabricaban además
barriletes (cometas) que vienen
a ser parientes de los globos
como los que eleva la familia
Yepes, porque utilizan los
mismos materiales. Había
juegos que se hacían a escoba. Hacia mediados del
escondidas, porque los padres
los tenían por peligrosos, por
ejemplo, jugar con “hondas”,
como las que usan Neto y sus
amigos. El padre de Neto le
prohíbe elevar globos, aún
cuando el tío le impulsa a que
incluso los fabrique él mismo.
Una de las más notorias
integraciones culturales
(simbiosis dialéctica, dirían en el
Centro de Estudios Folklóricos)
ocurre en la celebración del
cumpleaños de Neto. Ahí está
la marimba, antes de que se
convirtieran en “marimba
orquesta” en donde el
182 ESTUDIOS
instrumento nacional ya casi no
se escucha en medio del
estruendo de trompetas, bajo y
teclado eléctrico, o xilófono.
Marimba sólo acompañada de
una batería, un contrabajo o
tololoche y un saxofón que suena
a guatemalteco, para recordar al
maestro ecuatoriano. Marimba
para acompañar la fiesta y para
bailar. También está la piñata,
que en ese tiempo se hacía con
una tinaja de barro que contenía
los dulces (caramelos) que se
desparramaban al darles un
golpe certero con un palo de
siglo XX aún se confeccionaban
piñatas con figuras de animales
sin la disneyización que ocurrió
después. La piñata guatemal-
teca, es tan querida, que llevó al
poeta Julio Fausto Aguilera a
decir:
Para mi patria niña, yo
quiero una piñata
Yo quiero una piñata
repleta de alegrías,
de alegrías de todos los
sabores,
para romperla un día de
universal festejo,
romperla entre canciones,
 abrazos y algazara
entre toda la muchachada
entre todos los pueblos
hermanos de la tierra.
Si hasta aquí todo parece
muy guatemalteco, alguien
podría extrañarse que a la hora
de partir el pastel, se cante el
“happy birthday”. Pero, aunque
existan las “Mañanitas
guatemaltecas” o las
“Mañanitas” mexicanas, aquí
siempre se desea un feliz
cumpleaños cantando en inglés.
¿De dónde provino esta
costumbre? ¿Cuándo se
comenzó a utilizar? No
sabemos las respuestas, pero
década tras década, el “happy
birthday” acompaña los
cumpleaños guatemaltecos.
Dicho de otra manera, la forma
tradicional de celebrar los
cumpleaños en las familias
ladinas guatemaltecas, pobres
o ricas, incluyen el “happy birth-
day”, una muy notoria señal de
la influencia de la cultura
estadounidense en la
guatemalteca. Así es que a Neto
le cantan en la película a la
manera tradicional, o sea, en
inglés.
La convivencia de
elementos tradicionales con los
importados también se ve a la
hora de la merienda. Eduardo
Yepes y su esposa Elena, los
padres de Neto, están sentados
a la mesa y utilizan un juego de
plata para las bebidas calientes
y un canasto tradicional de fibra
con su correspondiente servilleta
de tela, que bien puede guardar
el pan, bien las tortillas
calientitas. Aunque no lo
pudimos apreciar, no sería raro
que en uno de los innumerables
tragos que se toma Eduardo a
lo largo de la película, hiciera el
tradicional movimiento rotatorio
de la mano que sostiene el vaso,
como si se tratara de enfriar el
atol prehispánico. Apréciese
bien: un “highball” en Guatemala
se toma moviendo rítmicamente
el vaso.
El habla guatemalteca es
un elemento cultural que
aparece a lo largo de la película.
Ya hemos dicho que ese
elemento no se utiliza, como en
el pasado, como una estrategia
para demostrar nuestro ingenio,
nuestra chispa, así como para
rescatar momentos demasiado
tensos y provocar la risa.
ESTUDIOS 183
Lejanos están los tiempos en
que nuestras expresiones
aparecían en boca de
personajes dicharacheros y
simpáticos. Paco Pérez, el
famoso compositor de melodías
como “Luna de Xelajú” y
“Chichicastenango”, inunda de
alegría la pantalla con su
personaje Ciriaco, en El
Sombrerón. Mario Abularach
es un simpático sirviente que
habla “en guatemalteco”, en
Caribeña. Sin embargo, para
las nuevas generaciones de
cineastas de nuestro país, el
habla popular ladina es objeto de
otras búsquedas, que incluso
llegan al lenguaje escatológico
cotidiano, como en el caso de
La casa de enfrente (Elías
Jiménez, 2003) que tanta
discusión ha generado.
Argueta y Chang utilizan en
El silencio de Neto
expresiones como “pata de
chucho”, “me zurré en los
pantalones”, “¿dónde pichiri-
los?”. Pata de chucho se le dice
a las personas que les gusta
mucho estar en la calle. Zurrarse
en los pantalones significa que
se defecó en la ropa. Pichirilo
es usado para referirse a un
184 ESTUDIOS
automóvil (“Me voy en mi
pichirilo”), pero en la película
Eduardo Yepes pregunta que ¿a
dónde pichirilos se van a vivir si
abandonan la casa de la capi-
tal?, por no decir “¿a dónde
pisados?”, que es una expresión
vulgar para remarcar la
incertidumbre por un futuro
incierto. Nidia ofrece a los niños
Yepes “su refacción”, lo que no
significa que les esté ofreciendo
repuestos de autos, sino una
merienda de limonada y
“roscas”, unos panecillos dulces
de la variada oferta de la
panadería guatemalteca. Esta
es la cultura mestiza de las
familias ladinas guatemaltecas,
la que se matiza según el grupo
social de que se trate. En el caso
de la familia Yepes, una familia
acomodada de un alto
funcionario, pero que se
diferencia según se trate de una
familia capitalina o una de la
provincia, de un sector social
pobre o privilegiado, si convive
con algún pueblo indígena (como
en el altiplano) o si la región es
predominadamente de origen
hispánico (como en poblaciones
del oriente del país). Cuando
hablamos de “lo guatemalteco”,
en el mundo de Neto, no nos
estamos refiriendo a la
existencia de una “cultura
nacional”, homogénea, sino a
una de las formas del mestizaje
en un país de una amplia
diversidad cultural, en donde
todas las culturas comparten
historia y territorio.
Pero hay algo más, en el
mundo de Neto. Es el contexto
político. Por la radio se escucha
la cadena en que el presidente
Árbenz anuncia el bloqueo de
las costas guatemaltecas por los
Estados Unidos. Son los
tiempos de la Guerra Fría y del
macartismo, que llevaron a la
sociedad estadounidense a la
paranoia anticomunista y al
nacionalismo ultraconservador.
La política exterior reflejó esa
patología social y por ello los
gobiernos revolucionarios
guatemaltecos cayeron en la
mira por “sus simpatías hacia el
comunismo”. Las relaciones de
los Estados Unidos y la
revolución fueron difíciles desde
el gobierno de Arévalo y se
agravaron aún más con la
Reforma Agraria de Árbenz,
sobre todo si se considera que
afectaba los intereses de
funcionarios de la administra-
ción estadounidense, como lo
son los hermanos Dulles. La
histeria anticomunista en los
Estados Unidos tuvo su réplica
en Guatemala entre los sectores
afectados por las medidas
revolucionarias, principalmente
los terratenientes. La campaña
anticomunista guatemalteca se
fortaleció cuando el jerarca de la
iglesia católica Mariano Rossell
y Arellano tomó partido. La
Comisión del Esclarecimiento
Histórico —CEH—, surgida de
los Acuerdos de Paz de los
noventas, en su Memoria del
Silencio, consigna el hecho de
la siguiente manera:
“En ese clima de fuerte
polarización ideológica y
política que vivió Guate-
mala, la Iglesia Católica
surgió como un actor de
primer orden, y su influencia
fue aumentando hasta
apoyar clara y enérgi-
camente el complot
anticomunista contra
Árbenz. La carta pastoral del
4 de abril de 1954, ‘Sobre
los avances del comunismo
en Guatemala’, es una
abierta apelación religiosa
a la rebelión. Se aprobó
ESTUDIOS 185

además que el Cristo de
Esquipulas, muy venerado
por los católicos
guatemaltecos, hiciera un
recorrido por el país en
señal de alerta sobre el
sentido anticristiano del
momento. La Iglesia
Católica asumió así el
liderazgo nacional de la
cruzada contra el
10
comunismo.”
La CEH incluye en dicho
documento, una cita de la carta
de Rossell y Arellano:
10
Comisión para el Esclarecimiento
Histórico, Guatemala. Se puede
encontrar el documento en la siguiente
dirección electrónica: http://
shr.aaas.org/guatemala/ceh/report/
spanish/toc.html
186 ESTUDIOS
“La gracia de Dios, que
todo lo puede, ha
despertado en Guatemala,
una cruzada sincera contra
el comunismo, que
encabezan los mismos
obreros y campesinos...
Todo católico debe luchar
contra el comunismo por su
propia condición de cató-
lico ...”
Cuando la abuela de
Neto dice, “Gracias, Cristo de
Esquipulas”, no hace sino res-
ponder al manejo ideológico de
la situación en aquel junio de
1954. El conflicto social
generado por la contra-
rrevolución sigue a Neto en
cada momento. Se exaspera
cuando una cadena nacional
interrumpe la transmisión de un
episodio de Los 3 Villalobos: “no
debían poner cadenas a esta
hora”. Se exaspera el padre,
que exclama exigiendo silencio
a la familia: “esto no es un circo,
es la guerra”. La maestra
escribe en el pizarrón: “No hay
poder humano capaz de humillar
la voluntad de un pueblo, cuando
sus gobernantes no lo traicionan;
pueblo y gobierno juntos
producen dignidad. Juan José
Arévalo, presidente de Guate-
mala, 1946 - 1951” y al recreo
una avioneta pasa esparciendo
volantes anticomunistas que
caen en las manos de los
estudiantes. (Por cierto, Arévalo
gobernó de 1945 a 1951). En-
tre cadenas nacionales y
trasmisiones de Radio
Liberación, la clandestina
emisora de los anticomunistas,
Neto vive los arranques de ira de
su padre autoritario, las
costumbres disipadas de su tío
y su romance con una
compañera de estudios. Los
sucesos se precipitan. La fa-
milia se refugia en La Antigua
Guatemala. Cae Árbenz y
Eduardo Yepes pierde su
empleo. En el colegio cambian
la maestra por un prepotente
docente pro estadounidense…
En el clímax dramático
de la película, el tío Ernesto
regresa enfermo de Italia. En un
viejo baúl, Neto descubre un
secreto entre su madre y su tío.
El mundo imaginario de Neto es
sacudido por las evidencias.
Por primera vez está preparado
para subir el volcán de Agua y
volar por sí mismo un globo
construido por él. Está listo para
dejar atrás viejos silencios, pues
su mundo ha cambiado.
Consideraciones finales
Con el Silencio de Neto
se rompen varios paradigmas.
Las opiniones divergentes sobre
cine nacional coproducciones
son cosa del pasado. La
globalización se la llevó sin darle
tiempo a respingar. Hoy, Casa
Comal trabaja coproduciendo
con Cuba, Alejandro Castillo lo
hace con Estados Unidos,
Méndel Samayoa convoca a un
director mexicano para Donde
acaban los caminos (2003) y
ya no se pone en el tapete si son
o no son películas guatemal-
tecas. Ese camino lo abrió la
película de Luis Argueta.
También se ha cambiado el uso
de Guatemala sólo como
escenario o como excusa. Esta
nueva generación de gente de
cine, busca más bien interpretar
a Guatemala en sus
producciones.
Otro cambio es la
pérdida del miedo a exponer la
producción nacional. Ya los
documentalistas guatemaltecos
habían ganado premios
ESTUDIOS 187
internacionales como los de
aquellas lejanas No más
ángeles con hambre, de
Monsón Malice y Marcel
Reichembach o Un rincón de
Mesoamérica, de los hermanos
Muñoz Robledo. Pero ahora son
los largometrajes de ficción que
se presentan en los festivales al
escrutinio de un público más
amplio que el nacional. En fin,
El Silencio de Neto comenzó a
dejar escuchar nuevas voces,
luego del prolongado conflicto
armado interno que acallaba la
expresión guatemalteca.

Guatemala, julio de 2004

188 ESTUDIOS
 Juan Antonio Valdés* y El sitio arqueológico de
Jonathan Kaplan** Chocolá está situado a 900
msnm, en la Bocacosta
occidental de Guatemala, al Sur
de la cadena montañosa de la
Sierra Madre, en el actual
departamento de Suchite-
péquez (Fig. 1). Esta zona fue
documentada a partir del siglo
XVI por cronistas españoles,
sacerdotes y administradores
de la corona española, después
de la conquista capitaneada por
C hocolá: Pedro de Alvarado (1934,
Cortez y Larraz 1958, Fuentes y
redescubriendo Guzmán, 1975). El interés de
un sitio olvidado todos ellos se centró en la
descripción de parajes y riqueza
para la arqueología
de la tierra, haciendo énfasis en
de la Bocacosta de San Juan de Nagualapa, San
Guatemala Antonio Suchitepéquez y
Zapotitlán, que tenían fama de
ser las regiones que producían
el cacao de mejor calidad
(Carrasco 1982), junto con la del
Soconusco en Chiapas. Por
medio de las crónicas indígenas
(Recinos 1980) se sabe que
*
Doctor en Arqueología. Investigador durante el período Posclásico el
de la Escuela de Historia, de la Uni- grupo Tz´utujiil ocupó el sur y
versidad de San Carlos de Guatema- suroeste del lago de Atitlán, pero
la.
**
también se describe que los
Doctor en Arqueología. Investigador
asociado de la Universidad de Nuevo K´iche´s y los Kaqchikeles
México, Estados Unidos. lucharon contra los Tz´utujiiles

ESTUDIOS 189
190
Chichicastenango
Quetzaltenango
Totonicapan
Sololá

ESTUDIOS
CHOCOLÁ L. Atitlán
Ciudad de Guatemala
Abaj Takalik
Kaminal Juyú
Retalhuleu
El Baúl L. Amatitlán

n
Figura No. 1

o Ica
Rí
Pueblo Nuevo
Tiquisate ate
u
hig
c
A
Río
Localización de Chocolá en la Bocacosta guatemalteca

0 10 Kilómetros
por controlar una franja de tierra
hacia el Océano Pacífico, para
tener acceso a productos de
gran valor, como la cochinilla,
caracoles, conchas, sal, hule y el
preciado cacao.
El deseo de obtener
bienes de lujo, como jade,
plumas de quetzal y cacao,
condujo al emperador azteca
Ahuitzotl a la conquista de
Soconusco, entre 1486 y 1502,
en un proceso expansionista por
ampliar su imperio hasta la
costa pacífica de Oaxaca y
Chiapas (Smith y Berdan
1996:2), tal y como se
ejemplifica en el Códice
Mendoza. Aunque los aztecas no
llegaron a conquistar el sur de
Guatemala, el emperador
Moctezuma II tenía noticias de la
calidad del cacao de
Suchitepéquez, por lo que
estaba enviando emisarios
comerciales para obtener ese
producto y enviarlo a la gran
Tenochtitlan. Para tener una
mejor idea de la producción de
cacao en Suchitepéquez, en un
documento del año 1583,
recientemente encontrado en el
Archivo General de Centro
América (AGCA) por el
historiador Óscar Haussler
(com. personal 2004), se
consigna la compra de 58
cargas de cacao, y se explica
que cada carga contenía 24,000
pepitas, por lo que el comprador
adquirió un total de 1.392,000
pepitas de cacao. A manera de
ejercicio, es interesante
considerar ¿Cuál era la cantidad
de cargadores necesaria para
transportar cantidades similares
de cacao? y ¿Cuánto sería el
tiempo de desplazamiento
desde Suchitepéquez hasta su
destino?
El Poblado de Chocolá
Chocolá está entre las
regiones más altas y frescas de
la pendiente hacia el altiplano.
Las montañas están cerca y
normalmente se pierden en la
niebla, mientras que el mar
aparece como una franja blanca
en el horizonte. Desde los
montículos del sitio se divisan los
volcanes Zunil, Santa María y
Tolimán, en la cadena
montañosa de la Sierra Madre.
La superficie de la región tiene
la apariencia general de una
ESTUDIOS 191
placa ondulante de arbustos, con
parches de cultivo, pero en ésta
hay infinidad de barrancas
profundas que no se notan hasta
que se llega a ellas. Al dirigirse
hacia las montañas que parecen
impenetrables, también se
descubren pequeños y que se deriva del idioma k’iche’:
encumbrados pasos entre
montañas formados por veredas
milenarias, que se van
distribuyendo hacia diferentes
direcciones dentro de las
serranías.
En la actualidad es
reconocida la importancia
comercial de la zona, que se
manifiesta por medio del
mercado comunal, a donde
llegan a vender sus productos los
comerciantes de Santo Tomás
La Unión y otros pueblos
costeños, así como mercaderes
individuales que también
descienden a pie desde el alti-
plano. La ubicación geográfica
del poblado está en un punto
estratégico, por lo que
consideramos que en la
antigüedad ésta también pudo
ser una de las razones por las
que se decidió fundar aquí la
ciudad, lo cual les permitía
192 ESTUDIOS
mantener control sobre rutas y
desplazamiento de productos
comerciales entre el altiplano y
la zona costera.
Según los habitantes lo-
cales, Chocolá es una palabra
“Chok’ la ta”, que traducido al
castellano significa “Pase
adelante, señor” o “Bienvenido
sea usted, señor” (Maximiliano
Carrillo, información personal
2001), aunque Coe y Coe (1996)
analizan una antigua propuesta
de Tedlock en cuanto a que la
palabra correcta sea Chocola´j,
que significa «tomar chocolate
juntos» y más recientemente, los
estudios etnohistóricos de Van
Akkeren (com. Personal, 2004)
lo llevan a sugerir que el nombre
podría significar «lugar de
barro».
El poblado actual se
encuentra sobre el mismo lugar
donde está el sitio arqueológico
y sus inicios se remontan a
1864, cuando el español José
Guardiola adquirió las tierras
para dedicarlas a la caña de
azúcar y después también al
cultivo de café, movilizando
trabajadores del altiplano. A
partir de 1890 la finca se amplió,
bajo la administración de una
empresa alemana de
Hamburgo, y se formalizaron las
siembras de café, al igual que
fue creciendo el poblado en el
casco de la finca, sin embargo,
la situación cambió cuando los
alemanes fueron expulsados de
Guatemala durante la Segunda
Guerra Mundial, pasando la finca
a manos del Gobierno de Gua-
temala (Wagner 1996, 2001).
Los habitantes de
Chocolá se agruparon para
formar la Empresa Agraria
Chocolá (ECA Chocolá),
posteriormente a que el
gobierno del General Romeo
Lucas García dividió la finca en
parcelas y fueran adquiridas por
los antiguos trabajadores. La
finca consta actualmente de una
extensión territorial de 19
caballerías, 49.5 manzanas
aproximadamente (sin autor
2001), aunque alrededor de
1920 alcanzaba una extensión
de 60 caballerías (Wagner
1996). El tamaño de la
comunidad ha hecho que se
divida en varios sectores: El
Centro, El Calvario, El Mercado,
Cerro Grande, El Salón, Cerro
Partido, IAN Casitas, IAN
Tarrales, El Toronjal, El
Ixcanalero, Socorro, Pacacó y el
Hato.
La ECA Chocolá está
formada por campesinos
beneficiarios del proceso de
transformación agraria,
constituidos en una colectividad,
bajo una gestión común, para
explotar directa y personalmente
la tierra en forma racional,
aportando el trabajo, industria y
servicios, con el fin de mejorar
su producción en el campo y
compartir utilidades que resulten
en cada ejercicio contable. Esta
organización es la encargada de
velar por los intereses de todos
los pobladores del lugar y por
ende también de la protección
del sitio arqueológico. Para su
mejor funcionamiento está
integrada por dos órganos
principales: 1) de Dirección; que
lo compone la Asamblea
Comunitaria y la Junta Directiva;
y 2) de Gestión; formado por la
Junta de Vigilancia y los Comités
ESTUDIOS 193
de Producción, Comercializa-
ción, Finanzas, Participación
Social y Seguridad.
Recientemente se está
realizando en Chocolá un
proyecto concerniente a la
producción de abono orgánico
a partir de la pulpa del café. La
“lombricultura” se refiere a la
utilización de lombrices en la
transformación de la pulpa de
café en abono orgánico y es una
nueva biotecnología que se
realiza con la finalidad básica de
obtener dos productos de gran
importancia para el hombre, el
humus y la harina de lombriz. El
primero como el mejor
fertilizante orgánico y la
segunda, como una excelente
fuente proteínica para la
alimentación animal.
Fisiografía de los
alrededores
La región de la Boca-
costa es una franja muy angosta
que transversalmente se
extiende desde el departa-
mento de San Marcos hasta el
de Jutiapa, situada en la ladera
montañosa de la Sierra Madre,
194 ESTUDIOS
en el pronunciado descenso
desde el altiplano hacia la
planicie costera del Pacífico, con
elevaciones de 300 a 1,500
msnm. Las lluvias alcanzan los
niveles más altos del país entre
los meses de junio a septiembre
y los valores de temperatura
aumentan a medida que se
desciende hacia el litoral del
Pacífico.
La topografía predomi-
nante es quebrada, con
pendientes pronunciadas y alto
riesgo de erosión. Los suelos
son fértiles por ser de origen
volcánico y en el mismo Chocolá
aún existe una reserva de
bosques naturales primarios, así
como grandes áreas con cultivo
de café bajo árboles de sombra.
El suelo está representado por
rocas ígneas de origen
volcánico, andesitas, dacitas,
basaltos y riolitas, que
corresponden a los períodos
Terciario Superior y Cuaternario.
Asimismo, la presencia de
abundantes riachuelos
rodeando el sitio hace de la zona
un marco particular propicio para
la siembra de múltiples
productos, incluyendo el cacao
en época prehispánica. El
poblado y el sitio arqueológico
están rodeados por los ríos
Camaché, Chocolá o Nimá en su
parte oriental, así como otros
arroyos que desembocan en el
río Nahualate. Hacia el Oeste se
encuentran los ríos La Montañita,
Chichoy, Arroyo Gorgonato y
otros, que desembocan en el río
Ixtacapa.
En el casco de la finca
corren las aguas de una toma
formada por dos afluentes:
Patzín y Camaché. Las aguas
de esta toma se utilizan de
diversas maneras, siendo
aprovechadas en el taller para
mover las máquinas con que se
efectúan trabajos de carpintería
y mecánica, dando movimiento
a los tornos impulsados por
energía hidráulica, y para el
beneficio húmedo de café.
Antiguamente generaba
energía eléctrica a través de una
planta generadora. Chocolá
cuenta con una red de agua po-
table que abastece al 90% de la
población.
El estudio de este
recurso hidráulico ha sido
tomado en consideración en el
Proyecto Arqueológico Chocolá
(PACH) luego que se ha podido
observar el empleo de canales
conduciendo agua, no
solamente en tiempos de la finca
alemana sino también desde la
época prehispánica, tal y como
se está demostrando durante
las excavaciones al Norte y
centro del sitio arqueológico.
Una nueva época en la
arqueología de Chocolá
La primera noticia
arqueológica acerca de
Chocolá fue dada por Karl
Sapper en 1895, pero fue Ro-
bert Burkitt quien lo inspeccionó,
hizo un mapa esquemático con
11 montículos y excavó el
Montículo B en 1924, publicando
sus resultados en el informe “Ex-
cavations at Chocolá” (1930). El
trabajo de Burkitt permitió
reconocer la existencia de
arquitectura de barro, tanto al in-
terior como exterior del
Montículo B, llegando a causarle
confusión, aunque esto hubiera
podido evitarse de haber
conocido los resultados de las
excavaciones que realizaban
ESTUDIOS 195
los señores Villacorta (1927) en
Kaminaljuyu, donde ya habían
determinado el uso de barro en
su arquitectura.
Dentro de lo más
sobresaliente de la época de
Burkitt fue el descubrimiento del
Monumento 1 de Chocolá,
extraordinaria escultura de
basalto, fechada para el
Preclásico Tardío, que
representa una escena que
incluye al soberano triunfante
acompañado con íconos
relacionados con un evento
guerrero. La similitud estilística
entre este monumento y la
Estela 10 de Kaminaljuyu es
clara y por eso C. Jones (1986)
argumentó en su estudio la
relación que debió existir entre
ambos sitios.
Aunque Burkitt fue el
único que excavó en Chocolá,
Edwin M. Shook lo visitó en los
años cuarenta, siendo él quien
lo registró formalmente como
centro arqueológico en el
Instituto de Antropología e
Historia, describiéndolo como
un sitio «grande» e «impor-
tante». Según él, tenía cerca de
196 ESTUDIOS
100 montículos, muchos de los
cuales alcanzaban 20 m de
altura o más, muchos de los
cuales han sido eliminados por
la creciente construcción de
obras de infraestructura.
También reportó la presencia de
vestigios arqueológicos como
figuras y monumentos de piedra,
tiestos y figurillas de cerámica
diseminados por todo el pueblo.
Con poca información,
pero con mucho interés en la
región, visitamos el sitio con
detallado interés, efectuamos
recolección de superficie y
observación del sistema de
asentamiento. El sitio nos
pareció sorprendentemente
valioso desde el punto de vista
arqueológico, por lo que los
autores de este artículo
consideramos unir esfuerzos
para desarrollar un proyecto que
permitiera conocer el potencial
político y económico que tuvo la
ciudad en el pasado, como una
posible capital regional ubicada
en un punto estratégico entre los
grandes centros de la Costa y
del Altiplano, tales como Abaj
Takalik y Kaminaljuyu.
 En el mes de mayo 2003
se firmó el convenio de
autorización de trabajo con la
Dirección del Patrimonio Cultural
y Natural, aunque previamente
se habían realizado conversa-
ciones y obtenido el permiso de
las autoridades de la actual
comunidad de Chocolá, que es
una aldea construida
parcialmente encima del antiguo
sitio de Chocolá. Dos
temporadas de campo se han
efectuado en los años 2003 y
2004 (Valdés y Kaplan 2003;
Kaplan, Valdés y Paredes
2005), contando en ambas con
la participación de profesores y
estudiantes de la carrera de
Arqueología de la USAC, que
han realizado prácticas de
campo y gabinete1 .
1
Los profesionales de la USAC que
han participado en el PACH son Lic.
Óscar Rolando Gutiérrez, Mtro. Edgar
Carpio Rezzio y Dr. Edgar Gutiérrez
Mendoza. Por parte de los estudiantes
de la carrera de arqueología están:
Edgar Alfredo Arévalo, Julio Barrutia,
Diana Belches, Rafael Cambranes,
Margarita Cossich, Juan Pablo Herrera,
Federico Paredes, Antonio Portillo,
Óscar Alberto Molina, Juan Carlos
Ramírez, Armando Rodríguez, Marcelo
Rodríguez y Alvaro Soto. Como
El sitio de Chocolá se
localiza entre Kaminaljuyu e
Izapa, y cerca de Abaj Takalik,
La Blanca, Ujuxte y Palo Gordo.
Al parecer, Chocolá tenía una
conexión política con la ciudad
más grande del altiplano de Gua-
temala, que era Kaminaljuyu, por
lo que no se duda que haya
tomado parte en el desarrollo y
en la dinámica del área Sur de
Guatemala durante los períodos
Preclásico y Clásico. Durante
las últimas décadas, han sido
varios los arqueólogos que
remarcan la estrecha relación
que existió durante el Preclásico
Tardío entre el altiplano y la costa
occidental de Guatemala
(Schieber y Orrego 2001, 2002;
Valdés et al 2003), basados en
datos de escultura, cerámica,
lítica y arquitectura. Para poder
considerar estos contactos, en
voluntarios de arqueología durante la
temporada 2004 participaron Liliana
Padilla, Christopher Martínez, Víctor
Castillo y Claudia Valenzuela, a
quienes se agradece su interés y
esfuerzo durante la elaboración de
recorridos, mapeo y excavación. De la
carrera de antropología asistieron en
2003 los estudiantes Kristian De León
y Jaime Chicas Zea.
ESTUDIOS 197
el Proyecto Chocolá se
consideró conveniente también
que debían buscarse nuevos
corredores o pasos entre
montañas, que hayan servido
como rutas de comunicación
entre diferentes ecosistemas,
por lo que se iniciaron
observaciones topográficas de
la región y consultas con
informantes, llegando a
constatar la existencia de una
antigua ruta comercial, que
inicia en Chocolá y termina en
Nahualá (Sololá), poblado
ampliamente conocido por su
riqueza agrícola y comercial.
Esta ruta también tiene
bifurcaciones hacia Cantel
(Quetzaltenango) y hacia el lago
de Atitlán, lo que conduce a
suponer que el estudio de
Chocolá puede ser más
complejo de lo considerado
inicialmente, y que su ubicación
en uno de los extremos de la ruta
comercial que comunicaba la
Bocacosta con el Altiplano
obedece a una planificación
intencional.
La región de la Boca-
costa representa uno de los
núcleos de desarrollo primario
198 ESTUDIOS
en materia ideológica,
mostrando evidencias de los
inicios mitológicos del Popol
Vuh, además de la escritura
jeroglífica más temprana del área
maya, entidades urbanas y
complejidad estructural en su
organización social interna.
Aceptando que la zona maya del
Sur y, más aún que la Bocacosta
guatemalteca, es poco
conocida, las investigaciones del
proyecto Chocolá deben ser
consideradas esenciales para
entender adecuadamente los
orígenes de la alta cultura en
Mesoamérica. El potencial de
Chocolá para proporcionar
nueva información se manifestó
durante las primeras semanas
de trabajo en la temporada
2003 (junio-agosto), ya que se
descubrió que: 1) el tamaño del
sitio dentro del contexto
Preclásico fue significativamente
extenso, 2) el buen estado de
conservación en la mayor parte
del sitio, a pesar que encima de
gran parte de sus vestigios se
encuentra construido el actual
poblado de Chocolá, 3) a partir
del sistema de asentamiento,
son evidentes los altos logros
sociales y culturales, como la
presencia de monumentos
esculpidos y sofisticados
sistemas de canales para
manejar el agua, y 4) la
longevidad clara de su
ocupación, desde Preclásico
Medio hasta algún momento no
definido del Posclásico.
El primer paso a dar en
las actividades del Proyecto
Arqueológico Chocolá (PACH)
fue el reconocimiento e
inspección de campo, con el
objetivo central de preparar un
nuevo mapa del sitio, que
permitiera al mismo tiempo,
identificar rasgos culturales y
naturales para planificar los
trabajos de investigación a
realizarse en un proyecto de
cinco años, así como también
para visualizar las acciones y
planes a seguir durante la
investigación. El reconocimiento
y mapeo preliminar efectuado
durante la temporada de campo
2003 definió un área con densa
frecuencia de montículos y
artefactos de superficie
alrededor del poblado actual
(Fig. 2). Las excavaciones de 25
pozos de sondeo distribuidos en
diferentes conjuntos arquitec-
tónicos recuperaron miles de
tiestos, artefactos líticos,
obsidiana y monumentos
esculpidos. Además, al norte de
la ciudad los primeros pozos
descubrieron evidencia de un
sistema compuesto por tres
canales subterráneos para
conducir agua debajo del
Montículo 15, hallazgo que vino
a confirmar una de las hipótesis
del proyecto, que plantea que
debido a la superabundancia de
agua —ríos y arroyos de alta
descarga, nacimientos de agua
y lluvia de 5 m anuales— los
ingenieros de Chocolá desarro-
llaron sistemas adecuados para
manejar este recurso hídrico,
con el consabido beneficio para
la clase dirigente local (Kaplan
y Valdés 2004).
Estaba claro desde los
primeros días del proyecto, en un
sentido ecológico cultural, que el
agua debió ser el factor primario
de los desarrollos sociales en
Chocolá, aunque se desconoce
si los antiguos habitantes
habrían desarrollado un sistema
de evacuación de excesos de
agua desde las plazas, la
ESTUDIOS 199
 Figura No. 2
Mapa del sitio arqueológico Chocolá

200 ESTUDIOS
manera de distribuirla hacia las
casas o su frecuente uso para
agricultura. Al respecto, el
proyecto está buscando
evidencia para apoyar la
hipótesis que Chocolá utilizó su
rico recurso de agua y su
ubicación geográfica para lograr
el éxito en la producción y
comercialización de cacao.
Observando hacia las
alturas sagradas
Se sabe que los antiguos
astrónomos dedicaron gran
parte de su vida para
comprender el transcurso y
cómputo del tiempo y
perfeccionar sus sistemas
calendáricos, utilizando puntos
geográficos como marco de
referencia. El control del astro
solar fue necesario para este fin,
lo que ha sido plenamente
documentado a través de
evidencias arquitectónicas en
sitios fechados desde el
Preclásico Medio en Chiapas,
Petén y el Altiplano guatemal-
teco. Sin duda, se colocaban
«alineamientos de montículos,
que hacen pensar que antes de
desarrollarse el complejo
calendario, se señaló el
principio del año trazando un
eje en el que se alineaban los
santuarios de acuerdo con las
posiciones anuales extremas
del nacimiento y la puesta del
sol durante los solsticios de
junio y diciembre» (Aveni
1993:57).
Este proceso de
observación solar apoyado en
puntos geográficos también se
manejó en Chocolá, por lo
menos desde el Preclásico
Tardío. No cabe duda que el
manejo visual se tomó en cuenta
al momento de planificar el
centro ceremonial, según
pudimos comprobar durante el
solsticio de verano (21 de junio)
del 2003 y 2004, cuando se
realizó observación de la salida
del Sol y medición de puntos con
brújula y estación total, desde el
Montículo 1 hacia el horizonte
Este. El eje exacto de 90º que
marca la salida del Sol durante
los equinoccios de primavera y
otoño (21 de marzo y 21 de
septiembre), lo define el vértice
existente entre el volcán Atitlán y
la montaña Paquixtán,
marcando un punto de
ESTUDIOS 201
referencia visual claramente vi-
sible (Valdés et. al. 2004).
Para localizar el punto de
salida del Sol durante el solsticio
de verano (21 de junio), se
observó una variación angular
de 25º norte y el Sol salió en un
descanso natural sobre la colina
del cerro Chuichumil (localmente
llamado Picul). Las proyec-
ciones realizadas permiten
indicar también que para el
solsticio de invierno (21 de
diciembre) el Sol sale sobre la
planicie costera (115 grados al
sur) sin que exista en la
actualidad ninguna referencia
geográfica asociada (desde el
Montículo 1).
La observación anterior
ha llevado a suponer, que si los
habitantes de Chocolá hicieron
observaciones solares, al igual
que todos los pueblos
mesoamericanos contempo-
ráneos, también debieron poner
énfasis en explorar la bóveda
celeste al anochecer, cuando el
cielo costeño se tiñe de estrellas
en un cielo despejado en que
sobresale la Luna. Aunque esto
aún no ha sido estudiado en
202 ESTUDIOS
Chocolá, recientemente Marion
Hatch (2002) propuso que du-
rante el Preclásico Tardío los
habitantes de Abaj Takalik
alinearon monumentos escul-
pidos con la estrella Eta
Draconis en la Constelación
Draco asociados con la
Estructura 7. El cielo nocturno ha
sido y seguirá siendo un enigma
para los seres humanos, sin
importar la cultura a la que
pertenezcan o el momento
histórico que les toque vivir, pues
desde el momento en que los
cuerpos celestes fueron
asociados a divinidades
cósmicas surgió la necesidad de
levantar templos o santuarios
para adoratorios, para repro-
ducir el movimiento de esos
astros, una tendencia común a
la mayoría de las culturas de la
antigüedad.
La información anterior
permite notar que los habitantes
de Chocolá conocían la relación
dual entre cielo y tierra antes de
planificar su ciudad. La
evidencia arqueológica y
etnohistórica demuestra que
desde el Preclásico hasta la
colonia, el universo se
manifestaba en dos planos: uno
horizontal (de la vida real) y otro
vertical (de la vida sobrenatural).
«El plano horizontal tiene
cuatro lados que marcan los
cuatro rumbos cardinales, el
cual es interceptado por el
plano vertical, conocido como
el árbol de la vida o axis mundi»
(Logan 2000), dando lugar a la
concepción del quinto punto al
centro, como el más importante
del conjunto. Esto marcó la
creencia en la división
cuatripartita del tiempo y el
concepto de las cuatro esquinas
del cielo, cuatro cargadores del
mundo y cuatro árboles
sostenedores del cosmos.
Aunque este concepto tuvo su
origen en el sitio Olmeca de La
Venta, los grupos mayas
desarrollaron la «ideología
sagrada» de una manera mucho
más amplia y compleja.
Asociado con este concepto,
durante la temporada de campo
2004 se descubrió una ofrenda
al centro de la estructura 15-1,
que entre otras cosas incluía
cinco piedras lisas colocadas en
posición vertical, marcando los
cinco puntos, que sin duda
demuestra que los dirigentes de
Chocolá estaban compartiendo
con los grupos vecinos la
creencia de un cosmos dividido
en varios niveles y planos, tanto
para el aspecto humano como
para el sobrenatural (Valdés y
Vidal s.f.).
Los otros elementos de la
geografía sagrada que se
encuentran en las cercanías de
Chocolá son las cuevas y
múltiples fuentes de agua. En la
cueva de Las Ventanas se
siguen realizando rituales
diariamente, mientras que gran
cantidad de nacimientos,
riachuelos y ríos delimitan y
circundan el sitio. Otra
asociación con agua podría
estar definida por el lago de
Atitlán, localizado detrás de las
montañas sagradas.
Construyendo un nuevo
mapa: trabajo de
reconocimiento y mapeo
Con la ayuda de
estudiantes del área de
arqueología de la Universidad
de San Carlos y de personal del
proyecto se ha logrado el
reconocimiento y mapeo de 10
ESTUDIOS 203
Km², dando como resultado un
nuevo y más completo mapa del
sitio (Fig. 2). En él se incluyen
todos los rasgos existentes en
el terreno, como arquitectura
prehispánica, fuentes de agua,
canteras, barrancas, esculturas
y piedras labradas, así como
posibles talleres (Valdés et. al.
2004; Herrera 2005).
Los reconocimientos han
permitido conocer mucho del
sistema de asentamiento,
definiendo que el grupo dirigente
ocupaba la parte norte y más
elevada del sitio, con acceso a
mejores recursos naturales y
gozando de una excelente vista
sobre el resto del poblado y la
zona costera. En la sección sur
del sitio existen grandes
plataformas que debieron ser
para residencias de familias
extensas, pudiendo incluir al
mismo tiempo, residencias de
administradores y talleres
artesanales. Sin embargo, no
cabe duda que el sitio fue
construido aprovechando las
terrazas naturales que de
manera descendente presenta
la topografía local, al igual que
sucedió en Abaj Takalik
204 ESTUDIOS
(Schieber y Orrego 2002, Valdés
et. al. 2004). Este sistema
determina la presencia de
grupos y edificios siguiendo un
eje Norte-Sur, formado por
grupos arquitectónicos cerrados
y muy bien definidos, por lo que
el acceso y la comunicación en-
tre ellos debió estar bastante
controlado por los guardias y
administradores de la ciudad. El
sector norte del sitio debió
comportarse como un área
restricta, donde sólo los nobles
y miembros de la corte podían
circular libremente, mientras que
el paso de los pobladores
comunes debía ser permitido
con razones justificadas.
Al analizar el mapa se
puede comprender la relación
entre el asentamiento humano
con el ambiente y la forma en
que dicha relación fue utilizada
para beneficio del ser humano.
Con los datos obtenidos en los
reconocimientos y excava-
ciones, se pueden determinar
ciertos aspectos básicos de la
distribución del sitio, pero aún
falta mucho por conocer en
cuanto a límites del poblado, su
potencial agronómico, su
relación con sitios secundarios
vecinos y la cronología exacta
de los mismos. Esto ayudará
para conocer las relaciones
externas y procedencia de
recursos foráneos, inferir sobre
las condiciones económicas, y
al relacionar el sitio con los
artefactos asociados, se
obtendrá el grado de
especialización y sistemas de
intercambio.
Arquitectura y Fechamiento
del sitio
Durante la primera
temporada de campo se
excavaron 25 pozos de sondeo
distribuidos en diferentes plazas
de todo el sitio y se revisó el
trabajo de R. Burkitt en el centro
del Montículo 2 2 . Para la
temporada siguiente se decidió
excavar en los Montículos 5 y 15,
localizados en los extremos Sur
2
Varias instituciones y personas
individuales han colaborado de
diferentes maneras para poder realizar
las dos temporadas de campo del
Proyecto Chocolá, por lo que
deseamos agradecer a todos, pero
particularmente la ayuda recibida por
parte de las Juntas Directivas de ECA-
y Norte del sitio. Dos áreas de
retícula para excavación
intensiva fueron dispuestas, una
en el Montículo 5, y otra en el
Montículo 15, separados por 3.5
km de distancia 3 (Kaplan y
Valdés 2004; Kaplan, Valdés y
Paredes 2005). Todos los pozos
excavados fueron de 2x2 m y se
Chocolá a partir del 2001, la Dirección
General de Patrimonio Cultural y Natu-
ral de Guatemala, Foundation for Ad-
vancement of Mesoamerican Studies
Inc. (FAMSI), Earthwatch Institute,
Universidad de San Carlos de Guate-
mala, The New World Archaeological
Foundation.
3
La metodología y estrategia utilizada
en todos los procesos de campo es
total responsabilidad de los Directores
del proyecto: Dr. Jonathan Kaplan de
la Universidad de Nuevo México y Dr.
Juan Antonio Valdés de la Universidad
de San Carlos de Guatemala. Todos
los miembros del equipo participaron
en discusiones sobre procesos de
trabajo en campo y laboratorio. La
excavación del Montículo 5 fue
encargada al arqueólogo Óscar
Rolando Gutiérrez, mientras que en el
sector donde se localiza el Montículo
15, las responsables fueron Diana
Belches y Margarita Cossich, con el
apoyo de otros estudiantes de la
USAC.
ESTUDIOS 205
utilizaron niveles arbitrarios de
0.20 m.
Excavación de la
Estructura 5
En 2003 se excavaron
dos pozos en este edificio, a
cargo del arqueólogo Óscar
Rolando Gutiérrez, detectán-
dose la presencia de una hilera
de piedras perteneciente a la
primera grada de la escalinata
que posee el edificio hacia el
lado oriente. Esto dio la pauta
para considerar presencia de
arquitectura pétrea en el sitio y
ampliar la excavación el
siguiente año, por lo que se
investigó con detalle los lados
Norte y Este para comprender el
sistema constructivo y la posible
presencia de etapas más
antiguas. En la parte superior se
hicieron varios pozos para
conocer su cronología.
Dos meses y medio de
trabajo permitieron recolectar
información que asegura se trató
de un edificio construido
formalmente con varias hileras
de piedra, que contó con una
escalinata de acceso en el lado
206 ESTUDIOS
oriente y muros de forma
redondeada en las esquinas
noreste y sureste. Su fachada se
orienta hacia el Este donde
existe una plaza y sus
dimensiones son de 44 m de
largo (Norte-Sur) por 20 m de
ancho (Este-Oeste), y aunque
aún se desconoce su altura, el
montículo tiene casi cinco
metros. El sistema constructivo
en el interior está basado en
rellenos de diferente barro,
compactados para dar mayor
fuerza. Cubriendo estos rellenos
fueron colocados muros de pie-
dra (hasta de ocho hileras),
siguiendo un ligero talud.
Particularmente significativo fue
conocer esquinas redondeadas,
ya que no son usuales en la
Bocacosta y porque implican
mayor conocimiento del trabajo
de la piedra para que formen un
engranaje perfecto unas con
otras. A partir de los elementos
de su construcción, como por la
presencia de fragmentos
cerámicos, se ha asignado su
fechamiento para el Preclásico
Tardío, aunque por el momento
no se sabe si tuvo otras etapas,
sin que se descarten arreglos
parciales en su mampostería.
Excavación de la
Estructura 15
Está localizada en el
extremo Norte del sitio, en el
sector relacionado con fuerte
ocupación Preclásica y
asociado con la clase dirigente.
Las excavaciones revelaron la
existencia de varias plataformas
de baja altura encima de la
Estructura 15, por lo que se
procedió a excavar una de ellas,
denominada como Estructura
15-1. Se trata de una plataforma
de 0.40 m de alto construida con
piedras seleccionadas, que
mide poco más de 12 m de largo
por 6 m de ancho y está
orientada hacia el oriente, donde
tiene dos amplias gradas, a
manera de banquetas para
ingresar al interior del recinto.
Sobre el piso de la plataforma
(de barro apisonado) debió
existir un recinto o una
construcción de materiales
perecederos, de la cual no
quedan vestigios. Sin embargo,
se descubrieron varios
alineamientos y agrupaciones
de piedra sobre el piso, que
parecen indicar separación de
ambientes o posiblemente
áreas especializadas.
Aunque por el momento
no se puede asignar una función
al edificio, su asociación con
prácticas religiosas es clara
gracias al descubrimiento de
una ofrenda dedicatoria a su
construcción, colocada simbó-
licamente al centro de la
plataforma (Rasgo 14). Se trata
de una ofrenda de gran
simbolismo compuesta por un
cántaro café de gran tamaño
colocado a la par de un conjunto
de cinco piedras planas en
posición vertical. Como ya se
indicó en párrafos anteriores, la
presencia de cinco piedras tiene
gran contenido simbólico ya que
se asocia con el patrón
cuatripartito y sus creencias
cosmogónicas (Valdés y Vidal
s.f.). Por lo tanto, no cabe duda
que la interpretación respecto a
la función de la estructura debe
tener en cuenta la existencia de
canales para redistribución de
agua junto al edificio, así como
también el elevado simbolismo
de la ofrenda que contuvo el
Rasgo 14.
ESTUDIOS 207
Una ciudad sobre el agua
Particularmente impor-
tante fue el descubrimiento de
varios canales subterráneos
empleados para llevar agua de
un lugar a otro de la antigua
ciudad, a través de un sistema
complejo de construcciones
hechas generalmente con dos
hileras de piedra para formar las
paredes laterales y encima
cubiertas con una tapadera de
piedra laja (Kaplan y Valdés
2004).
El descubrimiento de
tres canales del Preclásico
Tardío en el área que ocupa la
Estructura 15 conllevó ampliar la
investigación durante la
temporada del 2004, buscando
mayor información sobre estos
elementos y su posible impacto
en las condiciones de poder en
el sitio. Las excavaciones
comprobaron nuestra suposi-
ción inicial, al detectarse nuevos
canales en el extremo Norte,
junto a la estructura mencionada,
sobrepasando nuestras expec-
tativas al encontrarse una caja
desarenadora hecha con piedra
bien formada, canales con
208 ESTUDIOS
varias ramificaciones, variados
sistemas constructivos para los
canales y una particular
inclinación en cada canal,
producto del propio terreno natu-
ral, para que las aguas fueran
conducidas rápidamente por
gravedad. Otros canales más
fueron descubiertos también en
la parte central del sitio
siguiendo una orientación
noreste-suroeste, donde
también hay presencia de pla-
zas formales con arquitectura
monumental, comprobando que
debajo de los conjuntos de la
antigua ciudad debe existir un
sin fin de canales, formando
verdaderas redes para mover
agua de una terraza a otra o de
un grupo arquitectónico a otro,
según lo quisieran los dirigentes
de la ciudad (Kaplan, Valdés y
Paredes 2005)
Parece claro que el
grupo gobernante estaba
controlando este recurso hídrico,
pero aún se desconoce si los
canales son únicamente para
evacuar agua de las plazas o
también para captar agua en
recintos especiales. Tampoco se
sabe de dónde venía el agua
manejada o si sólo se captaba
durante la época lluviosa. Pero
si esto último fuera así, tendría
que descubrirse algún estanque
o grandes recipientes para
almacenar el líquido.
En la parte sur del sitio el
manejo de agua pudo
efectuarse sobre nacimientos y
riachuelos que corren
constantemente entre grupos
habitacionales, pero aún no se
han descubierto canales
construidos por el hombre. Es
altamente probable que la
presencia de tanta agua
alrededor del sitio pudo ser
aprovechada para el cultivo de
cacao, como lo reportaran siglos
más tarde las fuentes indígenas
y españolas durante la época
colonial. Debe recordarse la
importancia del cacao para el
desarrollo de ceremonias y
rituales, por lo que fue
ampliamente solicitado por
Kaminaljuyu y otros sitios del al-
tiplano, donde no se producía
debido a la altura del terreno. Por
lo tanto, también se considera
probable que los habitantes de
Chocolá hayan empleado
sistemas de canales abiertos
(sin techumbre) en los campos
de cultivo, para implementar un
sistema de una agricultura
intensiva y aumentar excedentes
de producción, tal y como
estaban practicando en
Kaminaljuyu durante el
Preclásico Medio y Tardío.
Manejando el esculpido de
la piedra
El hallazgo de monu-
mentos esculpidos y lisos está
demostrando la existencia de
varios tipos de arte en Chocolá,
que difieren claramente unos de
otros, dependiendo aparente-
mente de su función y de quién
fuera su propietario, para
enmarcarlo dentro de un tipo de
escultura local. Sin embargo,
también existe otro arte regional,
donde varios sitios mayores
compartieron elementos icono-
gráficos comunes arraigados
ampliamente en todo el área
maya desde el Preclásico
Tardío, sin importar la distancia
que los separaba. Por eso, se
está preparando un catálogo de
los monumentos de Chocolá,
para observar similitudes,
diferencias, contextos arqueo-
ESTUDIOS 209
lógicos, temporalidad, icono-
grafía, parafernalia, etc.
(Paredes Umaña s.f.).
Se han recuperado
varias esculturas, dentro de las
que sobresale el Monumento 2
(Fig. 3), que muestra un
prisionero en posición sedente
con las manos amarradas hacia
atrás. De gran calidad es el
detalle de la cuerda y el
esculpido de manos y dedos. Lo
curioso es que el corte de la pie-
dra indica que la escultura
estuvo compuesta de varias
piedras labradas, a manera de
mosaico, por lo que no fue
labrada en un solo bloque como
es usual (Kaplan, Valdés y
Paredes 2005).
Al anterior debe sumarse
el descubrimiento de un
barrigón esculpido en piedra
suave, al pie del Montículo 9 en
el sector norte del sitio. La
escultura tiene el rostro bastante
borroso, pero se distinguen aún
algunos rasgos de los ojos,
manos, cabeza y cinturón. Las
personas del poblado relataron
que anteriormente esta imagen
210 ESTUDIOS
estaba localizada en la parte
superior del montículo y recibía
culto de las personas que
llegaban a efectuar ceremo-
niales al lugar. Posteriormente,
el propietario del terreno decidió
enterrarla porque consideraba
que tenía relación demoníaca y
para evitar que los pobladores
destruyeran las plantas de café
en su propiedad.
Particular importancia
tiene también el hallazgo de
varias piedras mostrando
«perforaciones acopadas” en
diferentes partes de la superficie
(Fig. 3). Estas perforaciones
pueden encontrarse en la
superficie de algunos altares
cuadrados finamente traba-
jados, pero de preferencia
aparecen asociadas a fuentes
de agua, por lo que se les
observa en cualquiera de los
pequeños ríos que bañan el
poblado. En la literatura
arqueológica regional, es
frecuente descubrir su mención,
como en Abaj Takalik, pero es
poco clara su antigua utilización
y fechamiento.
 Figura No. 3
Dibujo de altar cuadrado con perforaciones acopadas y de una
escultura en bulto representando un prisionero

ESTUDIOS 211
 Sin embargo, hasta el
momento, el mejor ejemplar de
escultura sigue siendo el
Monumento 1, descubierto du-
rante la estancia de Burkitt en la
región y trasladado al museo de
la Universidad de Pennsylvania.
Éste denota claramente la
propagación de los cánones
preclásicos a través del arte, y
de allí su semejanza con el Altar
10 de Kaminaljuyu.
Evidencias de relaciones
comerciales de larga
distancia
Alrededor de 3,000
muestras de obsidiana han sido
analizadas por el Mtro. Edgar
Carpio y el estudiante Rafael
Castillo (USAC), demostrando
las diferencias en cuanto a uso
y función del material. El análisis
para conocer la fuente de
procedencia indica que la
mayoría de la muestra (56%)
provino de El Chayal, dominada
por Kaminaljuyu, pero curiosa-
mente también existe un
porcentaje bastante significativo
(41%) procedente de la fuente
de San Martín Jilotepeque,
Chimaltenango.
212 ESTUDIOS
Para el estudio descrip-
tivo se elaboraron tablas
analizando variables: tipo, uso,
retoque y fuente. Los resultados
marcan que las navajas
prismáticas fueron el artefacto
más usual encontrado en los
contextos arqueológicos, al igual
que sucede en otros sitios de la
Costa Sur. Por sus caracterís-
ticas morfológicas, la navaja
prismática se adapta con
facilidad a las tareas de corte a
nivel doméstico y a nivel
especializado. Es curioso, sin
embargo, que existen pocos
núcleos agotados, lo que podría
indicar que las navajas quizá
llegaron al sitio previamente
elaboradas, tal y como se ha
notado también en Escuintla
para el Preclásico Medio y
Tardío (Carpio 1996). Sin em-
bargo, no debe descartarse una
producción discreta en el mismo
sitio de Chocolá, pues existe la
posibilidad de que algunos
núcleos prismáticos agotados
pudieran ser reducidos
posteriormente por la técnica
bipolar.
La situación anterior
podría cambiar en las siguientes
temporadas de campo si se
llegan a excavar las áreas
consideradas como «talleres»,
ubicados en la zona
denominada «Área 35» (sector
sureste del sitio), lugar que está
compuesto por grandes
plataformas con pequeñas
residencias encima, y donde se
notan a simple vista miles de
pequeños artefactos líticos en la
superficie del terreno actual.
Hasta el momento no se han
realizado excavaciones en
estos lugares por lo que futuros
trabajos serán beneficiosos
para replantear el comentario
inicial respecto a este tipo de
industria.
Por el momento, debe
considerarse muy seriamente
los porcentajes indicados en
cuanto a la presencia de las dos
fuentes principales de
explotación de obsidiana, ya que
en primer lugar confirma las
relaciones comerciales de
Chocolá con sitios del altiplano,
y específicamente con
Kaminaljuyu. En segundo lugar
será importante conocer la
manera en que cambió una
fuente por otra y si esto tuvo
relación con los cambios
políticos que se dieron al inicio
del Clásico Temprano en la
región de las Tierras Altas y que
afectó sin duda también a la zona
de la Bocacosta.
Arqueología Industrial: la
otra forma de hacer
arqueología
Se decidió incluir un
estudio específico del tema a
cargo del Dr. Edgar Gutiérrez
Mendoza, en vista de la
importancia que tuvo Chocolá en
la industria que se iniciaba en
Guatemala a finales del siglo
XIX. Esto se manifiesta aún en
las máquinas que siguen siendo
utilizadas en el taller y el beneficio
de café de la finca, que nos
refieren a una época dinámica
en lo económico, social y
político. Estas maquinarias han
perdurado hasta nuestros días,
siendo testigos materiales de un
devenir histórico tanto del país
como de la comunidad de
Chocolá. Esto originó la
pregunta de investigación:
¿Cómo se puede hacer una
relación maquinaria-arqueolo-
gía? Se consideró que una
ESTUDIOS 213
posible respuesta sería el
conocimiento de las máquinas
in situ y tomarlas como
artefactos arqueológicos
localizados en un tiempo y
espacio, así como dentro de un
contexto histórico (Gutiérrez
Mendoza 2005).
El programa de arqueo-
logía industrial está haciendo un
registro completo de la
maquinaria de café que funciona
gracias a energía hidráulica, ya
que no existe actualmente ningún
inventario o registro del equipo.
La arqueología industrial como
práctica arqueológica en
América Latina es nueva, por lo
que se trata de aplicar la
metodología arqueológica de
clasificación, registro y
fechamiento de los restos indus-
triales, en este caso de
máquinas utilizadas para la
producción de café. Las
máquinas como objeto de
estudio son parte de la
investigación arqueológica,
pueden clasificarse, foto-
grafiarse, medirse, dibujarse,
conocer de qué material están
hechos, etc.
214 ESTUDIOS
Durante la fase de trabajo
2004, el desarrollo del tema
consistió en:
• Registro, inventario de
maquinaria
• Registro fotográfico de
áreas de maquinaria
• Registro fotográfico
detallado de la maquinaria
• Reconocimiento de
campo del casco de la finca
• Entrevista a operarios y
encargados de maquinaria,
descendientes de operarios
o trabajadores. Se entrevistó
a Florentín Gómez Chávez
(antiguo trabajador) y a
Héctor Vitelio Gómez
Chávez (encargado del taller
de máquinas).
Es importante considerar
que en el contexto del siglo XIX
estaban funcionando paralela-
mente en Guatemala, el
ferrocarril, la fábrica de hilados
de Cantel, la fábrica de jabones,
la Cervecería Centroamericana
y otras fábricas menores. Todo
ello mostraba la importancia de
la importación de maquinaria
fuese para un determinado
producto o para repuestos de
piezas de las máquinas.
Implicaba también una mejor
administración de todas estas
máquinas y los productos que
producían.
Se puede decir que
desde que se inició y se
consolidó la revolución industrial
en Europa, ha existido una
constante importación de
maquinaria destinada a la
transformación de los recursos
naturales de los países
latinoamericanos. En el caso de
Guatemala, desde 1870 hasta
1940 existió una fuerte
importación al país de
maquinaria industrial (predo-
minando la de fabricación
alemana) con la condición de
modernizar el país, apoyado por
los gobiernos liberales (García
Laguardia 1985). Sin embargo,
no debe olvidarse que a partir
de 1920 se incrementó la
importación de maquinaria
norteamericana desplazando
paulatinamente a la alemana. Su
empleo estaba encaminado a la
fabricación de papel, tostadora
de café, tabaco, azúcar
(ingenios), textiles, metal,
madera, etc. Con el correr del
tiempo, estas máquinas han
quedado en el olvido y han
cumplido su función,
abandonadas completamente
en áreas en donde preparaban
determinados productos como
es el caso del cultivo del café en
fincas alemanas (Cambranes
1996, Wagner 2001). En el caso
de Chocolá, su importancia
radica en que muchas de las
máquinas siguen siendo
utilizadas después de casi un
siglo que llegaron a Guatemala,
por lo que se trata de piezas de
un «museo vivo», siendo
mantenidas y reparadas por
personas locales. Caso particu-
lar es el reloj que adorna la torre
del taller de máquinas, fabricado
en Alemania en 1896 y traído
directamente a Chocolá para
dar la hora a los empleados de
la finca.
Logros del Proyecto Chocolá
El trabajo durante dos
temporadas ha dejado eviden-
cia fundamental del potencial
arqueológico de este sitio,
incluyendo la recolección de
evidencia sustancial de
arquitectura Preclásica em-
ESTUDIOS 215
pleando piedra, hasta ahora
poco conocida en la región, así
como también el descubri-
miento de sofisticados y
extensos sistemas de canales
para manejo de agua, de la
existencia de estilos artísticos
locales en contraposición a los
de arte regional y de las
relaciones de tipo político y
comercial (de corta y larga
distancia) mantenidas con otros
sitios del altiplano del país.
El mapeo fue extendido
para comprender las dimen-
siones que tuvo el antiguo
pueblo de Chocolá, llegando a
conocerse ahora 10 km² y
pudiendo detectarse gran
cantidad de rasgos culturales. En
la sección sur del sitio se han
podido observar algunas áreas
residenciales espaciadas junto
a riachuelos y buena tierra,
sugiriendo áreas de cultivo con
elevado potencial agrobotánico.
Este sector es, sin duda, el mejor
espacio para ser investigado en
la búsqueda de evidencia
respecto al cultivo de cacao y
demás productos agrícolas en la
zona.
216 ESTUDIOS
Respecto a la excava-
ción, los resultados son
halagadores ya que están
ayudando a conocer mejor los
sistemas constructivos em-
pleados en diferentes tempo-
ralidades, así como la
implementación de nuevas
tecnologías y materiales de
construcción a través del tiempo.
Aunque aún no se puede res-
ponder preguntas sobre la
función de los edificios
excavados, ya existen signos
que denotan actividades
completamente diferentes. Por
ejemplo, en la Estructura 15 se
tiene una construcción sencilla
donde predominan los
materiales perecederos, pero
que denota la presencia de
actividades rituales por la
presencia de la ofrenda en el eje,
compuesta por una olla y cinco
piedras verticales colocadas
junto a ella. Otra característica
importante asociada a la
Estructura 15 ha sido el hallazgo
de la red de canales de
distribución de agua hacia
diferentes puntos del sitio,
manifestando el conocimiento
de los dirigentes en el manejo de
recursos naturales desde el
período Preclásico Tardío.
Aunque esto último pareciera
estar más relacionado con
aspectos prácticos de captación
de agua, debemos recordar que
pueden asociarse con el con-
trol político y poder de un grupo
determinado de personas al
manejar a su antojo un recurso
que era necesario para la
sobrevivencia de los demás
pobladores. El paralelismo en
los sistemas y materiales de
construcción indican también,
que varios sitios estaban
participando de las mismas
costumbres, por lo que su
relación debió ser muy frecuente
y con estrecha comunicación en
otros niveles jerárquicos, tal y
como se nota ahora en
Kaminaljuyu, Takalik Abaj y
Chocolá.
Las relaciones de larga
distancia y participación dentro
de una esfera política regional
cobran vida y obtienen
respuesta poco a poco
conforme se amplían las
excavaciones y se obtienen
resultados de los análisis de
materiales estudiados en
laboratorio, tales como
obsidiana y cerámica. La
presencia de obsidiana de
varias fuentes demuestra
comercio interregional, y
posiblemente más adelante
podamos también aprovechar
su estudio para explicar los
cambios de presencia en cuanto
la llegada de materiales de otras
fuentes del altiplano.
El estudio y catalogación
de monumentos esculpidos
también da resultados que
apoyan parcialmente la filiación
con los grandes centros
mencionados antes, pero
también deja ver que existió un
arte oficial con ejemplares
finamente esculpidos, así como
otro tipo de arte, que llamo el
arte público, practicado por
gente común, donde represen-
taban imágenes más sencillas y
a veces «semigrotescas»
dentro del concepto de arte
occidental, pero no así dentro del
simbolismo religioso o mitoló-
gico en que fueron realizadas.
En suma, la investigación
ha continuado y se ha extendido
en un gran sitio que permanece
casi intacto y a la vez,
ESTUDIOS 217
irónicamente poco investigado,
aunque al decir de muchos
investigadores, un sitio
engendrador en la Bocacosta
guatemalteca, importante centro
de la zona maya del Sur. No
cabe duda que la investigación
ha avanzado significativamente
hacia su meta a largo plazo, de
identificar el substrato material
para los altos desarrollos
culturales y sociales que dieron
origen y llevaron a la cúspide a
la civilización maya.
218 ESTUDIOS
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222 ESTUDIOS
 Carlos Rafael Castillo
Taracena*
Los Artefactos de
Obsidiana de Chocolá
* Ayudante de Investigación I del IIHAA
y estudiante avanzado del Área de
Arqueología de la Escuela de Historia,
USAC.
Durante la temporada de
campo del año 2003 en el sitio
arqueológico Chocolá, ubicado
en el municipio de San Pablo
Jocopilas del departamento de
Suchitepéquez, fueron
realizadas excavaciones en
diferentes lugares del antiguo
asentamiento. Dicho proyecto
fue coordinado por el Dr. Juan
Antonio Valdés y el Dr. Jonathan
Kaplan, además se tuvo la
participación de un grupo de
estudiantes de la Escuela de
Historia de la Universidad de
San Carlos de Guatemala. En
dicha temporada fue
recolectada una muestra de
artefactos de obsidiana de 977
unidades provenientes de
diferentes recolecciones de
superficie, sondeos y
excavaciones.
Es importante mencionar
que el análisis de laboratorio fue
realizado dentro de las
instalaciones de la Escuela de
Historia de la Universidad de
San Carlos de Guatemala y
estuvo a mi cargo y bajo la
asesoría del Mtro. Edgar Carpio.
Además fueron otorgadas dos
prácticas de gabinete a los
ESTUDIOS 223
estudiantes Jober Orozco y Judy
Carrillo cursantes avanzados de
la carrera de Arqueología de
esta misma casa de estudios.
De esta manera el
siguiente artículo hace la
descripción e interpretación del
comportamiento de la muestra
respecto a sus variables más
importantes como lo son: tipo,
fuente, uso y retoque,
ayudando así a la compresión
de ciertos aspectos de la forma
de vida de sus antiguos
habitantes.
En primer lugar,
observamos que en la muestra
predominan las navajas
prismáticas de las cuales
pudieron identificarse las de
segunda y tercera serie1 (Fig.1),
seguidas por lascas y trozos de
talla como se muestra en la
Gráfica 1. Estos últimos junto
con las astillas columnares
presentan actividades de
1
Éstas categorías son propuestas por
John Clark en su artículo “Fabricación
de Navajas Prismáticas” publicado en
el libro La Obsidiana en Mesoamérica.
1989.
224 ESTUDIOS
devastación y retoque bipolar,
por lo cual es posible pensar que
algunos artefactos eran
reutilizados aprovechando al
máximo su utilización. Las
demás variables representan un
bajo porcentaje en la muestra.
En la colección se cuenta
con una punta de flecha. Estos
artefactos son asociados a
temporalidades Posclásicos
(Carpio, 2003), pero se debe
indicar que la obsidiana
analizada no proviene de
contextos primarios, por lo que
es probable que sus depósitos
arqueológicos hayan sufrido
alguna alteración dado las
remociones de tierra producto
de actividades agrícolas
actuales de la zona, ya que el
sitio está ubicado en la finca
Chocolá explotada en la
producción de café desde la
época de los propietarios
alemanes hasta en la actualidad.
Por tanto, es posible que los
materiales de diferentes
temporalidades estén mezcla-
dos.
Es interesante observar
que si bien las navajas
prismáticas representan más
del 50% de la muestra, los
núcleos prismáticos agotados
están casi ausentes y se
identifican solamente sus
distales, situación que denota la
posibilidad de que los antiguos
habitantes de Chocolá no
elaboraron navajas prismáticas,
sino más bien, las importaron
de otros lugares. Existe la
posibilidad que todos los
núcleos hayan sido reutilizados
y devastados al máximo para
obtener nuevos filos, ya sea en
astillas columnares, como en
lascas, a pesar de que estos
últimos son numéricamente
escasos. Los pocos núcleos
fragmentados encontrados
presentan actividades de
retoque y reutilización,
confirmado así que la obsidiana
fue escasa en este lugar
obligando a estas personas a
maximizar la utilización de los
artefactos.
Aunque el reciclado
puede realizarse por múltiples
causas, la más frecuente en lo
que afecta a los productos líticos
es la que se refiere a los
instrumentos de trabajo que
después de un prolongado uso
y mantenimiento, ya no están en
condiciones de cumplir con las
labores para los que habían
sido elaborados (Jover
1999:60).
Además de este ejemplo,
podemos observar en la Fig.2
artefactos utilizados fuertemente
ya sea para cortar o aserrar o
incluso instrumentos utilizados
como perforadores.
El uso que muestra el
núcleo de la Fig.3 es
sumamente interesante, ya que
presenta un desgaste muy par-
ticular en uno de sus lomos,
dando la idea de haber sido
utilizado como un raspador
sobre alguna superficie,
ejemplos iguales se encuentran
en el material proveniente del
Taller de Obsidiana del sitio El
Baúl, Santa Lucía Cotzumal-
guapa (Carpio 2003)
En la Fig.4 se muestra un
núcleo devastado con retoques
bipolares, este tipo de actividad
da como resultado astillas
ESTUDIOS 225
columnares, como la de la Fig.5,
las cuales proporcionan nuevos
filos utilizables ya sea para
preparación de alimentos o bien
para manufactura de otros
bienes.
De esta manera se
puede pensar que la obsidiana
no sólo fue utilizada para cortar,
sino también para raspar y
perforar algún otro tipo de
objetos. Sería interesante
conocer a qué corresponden las
huellas de uso del artefacto de
la Fig.2 y así identificar algunas
de las actividades de
producción doméstica que
reproducen la vida cotidiana de
los pretéritos habitantes de
Chocolá.
En la Gráfica 2 es posible
observar que más del 50% de
los artefactos analizados
presentan huellas de uso, desde
usos fuertes fácilmente
detectables a simple vista que
deformaron prácticamente el
artefacto, hasta usos medios y
leves observados de visu o con
lupas de aumento. El otro 50%
de la muestra no presenta
226 ESTUDIOS
actividades de uso, al menos
macrovisual.
Dentro de la muestra fue
posible identificar al menos 12
lascas con corteza represen-
tadas en macrolascas. Esto in-
dica que no eran realizadas
actividades de descorteza-
miento de la materia prima en
forma de nódulos cubiertos con
corteza, sino más bien, como se
mencionó anteriormente, fue
obtenida la obsidiana en forma
de productos terminados listos
para la utilización. Tal situación
nos indica que no existieron
actividades de producción
relevantes en el sitio,
relacionadas a la elaboración
de productos finales de
obsidiana, exceptuando las de
mantenimiento y reciclado. Por
otro lado, el porcentaje de lascas
no supera al de navajas
prismáticas, como sucede en
otros lugares donde se ha
podido comprobar que en
talleres y/o áreas de actividad de
elaboración de artefactos de
obsidiana, las lascas
representan un desecho o
basura de actividades de
elaboración de artefactos y se
encuentran en grandes
proporciones.2
Dentro de la muestra, la
mayor cantidad de artefactos
fueron elaborados de obsidiana
proveniente del Chayal, seguida
por la fuente de San Martín
Jilotepeque, a la que se podrían
sumar las muestras
consideradas como posibles
del lugar anteriormente
mencionado, por poseer
características visuales
similares a ésta (Gráfica 3). En
el caso de las fuentes no
identificadas y las consideradas
como “otras”, es necesario
mencionar que si bien no
representan una cantidad
mayoritaria sí son representa-
tivas y habrá que realizar un
2
En el proyecto de laboratorio del sitio
arqueológico El Baúl coordinado por
Oswaldo Chinchilla, durante el año
2003 se analizaron aproximadamente
40,000 artefactos de obsidiana
provenientes de lo que se cree fue un
taller, en dicha investigación se pudo
comprobar que las lascas son
numéricamente mayores a las navajas
prismáticas.
estudio minucioso para poder
identificar su procedencia.
La obsidiana estudiada
tiene la tendencia a estar
vinculada a actividades
domésticas en donde los filos
fueron aprovechados al máximo
y algunos objetos fueron
retocados por mantenimiento.
La presencia de astillas
columnares con retoque bipolar,
pone en relieve el uso de esta
técnica que, como menciona
Carpio (1989), está asociada a
actividades domésticas de
economías austeras. A pesar
que la muestra analizada no
representa todo el universo que
puede recuperarse en el sitio, es
una evidencia de que
posiblemente la obsidiana
estaba sufriendo un control
desde afuera del sitio, del cual
los habitantes de Chocolá
tuvieron que depender para
obtenerla.
Un total de 161 artefactos
fueron retocados de distinta
manera, bipolar, bifacial y am-
bos, aunque la mayoría no
presentan retoques de ninguna
ESTUDIOS 227
especie (817). Sin embargo,
parece relevante la cantidad de
artefactos retocados si
consideramos que un 50%
fueron utilizados dado a sus
características físicas3 (Gráfica
2) y de éstos el 35%
aproximadamente fueron
retocados. (Gráfica 4)
Comentario
Al final de este análisis es
posible aseverar que al sitio se
estaba importando obsidiana
principalmente de la fuente El
Chayal en forma de navajas
prismáticas o incluso núcleos
prismáticos, los cuales fueron
agotados y reutilizados hasta su
devastación. Los artefactos de
fuente San Martín Jilotepeque
tienen las mismas característi-
cas de uso y reciclado, aunque
esta fuente comprende
solamente un 25% de la muestra
total.
El 50% de los artefactos
analizados presenta uso, que va
3
Existen artefactos que su naturaleza no
permite una utilización, como las lascas
pequeñas.
228 ESTUDIOS
desde leve hasta muy fuerte,
detectado principalmente en
navajas prismáticas, que
además comprenden un poco
más del 50% de la muestra.
Aquellos artefactos no utilizados
están regularmente asociados a
lascas y trozos de talla, que
básicamente representan
desechos de las actividades de
renovación de filos, por lo que se
convirtieron solamente en
basura sin aprovechamiento
alguno.
Para finalizar, es
importante reconocer que si
bien la muestra es pequeña,
proporciona información
preliminar para comprender el
papel de los artefactos de
obsidiana en la economía y vida
cotidiana de los habitantes de
este antiguo asentamiento.
Bibliografía
CARPIO, Edgar
1989 Las herramientas de
obsidiana de Balberta:
Tecnología y Función,
Universidad de San Carlos
de Guatemala, Escuela de
Historia, área de
Arqueología. (Tesis de
Grado).
2003a “La obsidiana de las
Margaritas, Chiapas; El caso
de las puntas Coxoh.” En:
Memoria del III Congreso
Internacional de Mayistas,
Chetumal, México. Instituto
de Investigaciones Filoló-
gicas, UNAM.
2003b Artefactos especiales de
el taller de obsidiana de El
Baúl. XVIII Simposio de
Investigaciones Arqueoló-
gicas en Guatemala; Museo
Nacional de Arqueología y
Etnología.
CLARK, John
1989a La fabricación de
navajas prismáticas. En La
Obsidiana en Meso-
américa. Coordinadores M.
Gaxiola y J. Clark. pp. 213-
217. Serie de Arqueología,
Instituto Nacional de
Antropología e Historia.
México, D.F.
JOVER, Francisco
1999 “Algunas considera-
ciones teóricas y heurísticas
sobre la producción lítica en
arqueología”. Boletín #34 de
Antropología Americana.
pp. 53-63. Instituto
Panamericano de Geografía
e Historia.
NELSON, Fred
1989a “Resumen de los
métodos analíticos usados
para la caracterización de
los yacimientos de
obsidiana”. En La Obsidiana
en Mesoamérica. Coordi-
nadores M. Gaxiola y J.
Clark. pp. 21-26. Serie de
Arqueología, Instituto de
Antropología e Historia.
México, D.F.
ESTUDIOS 229
 Gráficas y figuras

Fig.1 Mediales de navajas prismáticas.

Fig.2 Artefactos reutilizados.

230 ESTUDIOS
Grafica 1. Las barras representan la frecuencia
de cada tipo de artefacto.

Fig.3 Núcleo Prismático Agotado y reutilizado

ESTUDIOS 231
 Fig.4 Núcleo devastado con retoques bipolares.

232 ESTUDIOS
 Fig.5 Astilla columnar (Pozo 2-75)

Gráfica 2. Muestra las cantidades en categorías de uso.

ESTUDIOS 233
 Gráfica 3. Se tiene a El Chayal como
la fuente predominante seguida por San Martín Jilotepeque.

Gráfica 4. Muestra los artefactos retocados vrs.

los no retocados de la muestra total.

234 ESTUDIOS
 Óscar R. Gutiérrez* y Introducción
Juan Antonio Valdés**
En este trabajo se
presenta una propuesta
respecto a la ubicación de sitios
relacionados con el sistema de
rutas comerciales en la
Bocacosta de Guatemala. Se
considera que esta región es un
área intermedia entre la planicie
costera y el altiplano, que tuvo
vital importancia en la época
anterior a la conquista española
Ubicación espacial debido a que allí se asentaron
ciudades aparentemente
de las ciudades dispersas y sin ningún orden,
prehispánicas en la pero que en la realidad siguen
Bocacosta de un patrón regular en cuanto a las
Guatemala distancias que separan cada
una de ellas. Asimismo, están
dispuestas de tal forma que
facilitaron la comunicación
efectiva entre las regiones de la
Costa y el Altiplano, al
encontrarse localizadas en las
entradas de callejones naturales
que comunican poblados entre
regiones, lo que sin duda
fomentó el trasiego de bienes y
*
la cultura misma entre ambos
Licenciado en Arqueología.
Investigador de la Escuela de Historia,
ecosistemas.
USAC.
**
Doctor en Arqueología. Investigador
de la Escuela de Historia, USAC.

ESTUDIOS 235
Argumentación:
Para comprender por
qué surgieron varias ciudades
importantes, como Izapa, Abaj
Takalik, Chocolá, San Julián, El
Baúl, y otras más en la
Bocacosta de Guatemala, es
importante saber cómo están
interconectados entre ellas y su
localización.
Una forma que puede
ayudar a entender esto y da la
pauta para comprenderlo, es el
esfuerzo físico de un
desplazamiento personal, sea
con carga o sin ella.
Recordemos que en la época
prehispánica los bienes de
intercambio se transportaban en
la espalda de los cargadores
comandados por un comer-
ciante y debemos también
entender que el esfuerzo
humano tiene sus límites en un
día.
Con anterioridad, Marion
Hatch (1989, 1994) propuso
rutas en la región de la Costa y
Bocacosta guatemalteca,
basándose, en muchos casos,
236 ESTUDIOS
sobre las evidencias cerámicas
analizadas por ella y Edwin
Shook a través de los años. La
ruta más antigua se propuso
siguiendo el eje este-oeste con
sitios localizados cerca del mar
o los estuarios durante el
Preclásico Medio. Con el
surgimiento de nuevos
poblados, la ruta parece
haberse alejado del mar hacia
la zona de la Bocacosta, durante
el Preclásico Tardío, pero
siempre siguiendo una
alineación este-oeste, al pie de
la cadena montañosa. En am-
bos casos, se consideró
movimientos comerciales y
migratorios de manera interna a
la región de la costa y
Bocacosta.
De los estudios
realizados por el Proyecto
Arqueológico Chocolá respecto
a la observación en la simetría
de la ubicación de las ciudades
(Valdés et. al. 2004; Kaplan y
Valdés 2004), se desprendió la
hipótesis que los sitios de la
Bocacosta fueron construidos
de manera previamente
planificada, no sólo con el
propósito de ampliar las rutas de
comercio con otros sitios del al-
tiplano, sino también como
puestos de control político o
administrativo, para manipular el
paso a través de los callejones
naturales formados entre
montañas y volcanes de la Sie-
rra Madre. Por lo tanto, debía
existir una sistematización en
cuanto a la ubicación de sitios
en la Bocacosta, además de
Izapa, Abaj Takalik, Chocolá y El
Baúl.
La conexión comercial
entre sitios del Altiplano y la zona
costera se confima continua-
mente a través de los materiales
arqueológicos, tales como
cerámica y obsidiana llegados
de tierras lejanas, así como si-
militudes en arquitectura y
elementos iconográficos en
monumentos esculpidos,
fechados principalmente para la
esfera Miraflores del Preclásico
Tardío y, aun en tiempos
posteriores del Clásico y
Posclásico, aunque en
diferentes proporciones (Hatch
1989, Schieber y Orrego 2002,
Valdés et. al. 2004).
A partir de lo anterior, se
efectuó una observación visual
y planimétrica de la región de la
Bocacosta, llegando a observar
que existe una separación
simétrica entre poblaciones
prehispánicas, que presenta un
estimado de 32 Km, entre cada
una de ellas. Esta distancia
separa Abaj Takalik de Chocolá,
mientras que a otros 32 Km,
aproximadamente al oriente de
Chocolá, se encuentra San
Julián. Se calcula que un día de
camino se requiere para salvar
el recorrido entre cada sitio y, los
tres cuentan con estructuras
monumentales construidas con
piedra y barro, así como con
escultura de barrigones, un
estilo característico de la Costa
Sur de Guatemala.
Contexto físico geográfico:
Las ciudades prehispá-
nicas de la Bocacosta se ubican
entre los 600 y 1000 metros
sobre el nivel del mar (msnm),
permitiendo a estos centros
poblacionales estar casi a la
mitad del camino entre la parte
baja de la llanura costera y las
ESTUDIOS 237
ciudades del altiplano que
generalmente se encuentran
arriba de 1400 metros sobre el
nivel del mar.
La Bocacosta es una
región muy rica en recursos, los
que la naturaleza puso allí sin
necesidad de que alguna
sociedad prehispánica se
preocupara de su sostenibilidad.
Los ríos caudalosos bajan en
pronunciada pendiente y
precipitada carrera hacia el mar,
y son fuente de peces,
camarones, ranas, cangrejos,
etc. La flora es extraordinaria y
exuberante, la fauna es variada
y abundante en: mamíferos,
batracios, reptiles, aves,
insectos, etc. Los árboles
frutales, como el zapote, el chico,
el mamey, el aguacate, el
caimito, el cacao y otros, crecen
sin necesidad de un cuidado
intensivo. Claro está que, con
la intervención del hombre el
sistema agrícola se perfeccionó
y superó de sobremanera su
producción.
En las relaciones del
siglo XVI (Acuña 1982:36) se
percibe claramente cuál era la
238 ESTUDIOS
visión española de la
abundancia de la tierra a partir
de la siguiente descripción:
“...también esta costa es
abundosa de los frutos y
mantenimientos que en ella
hay, como es cacao y maíz,
frijoles y camotes (que en
otro nombre son batatas) y,
en algunas partes, algodón
y otras muchas frutas de la
tierra, Y, de Castilla hay
pocas.”
Los árboles de diversos
usos, medicinales, frutales y
maderables, se propagan en
una forma increíble todavía en la
época actual, aunque
lamentablemente éstos están
siendo talados sin miramientos
de ninguna clase.
Precipitación pluvial:
El fuerte calor del trópico
y la altura de la Bocacosta se
combinan con las copiosas
tormentas que caen durante los
meses de lluvia. Alrededor del
medio día surge viento
refrescante desde el Océano
Pacífico hacia tierra adentro,
llevando el vapor de agua a
través de nubes que chocan con-
tra la cadena montañosa de la
Sierra Madre, produciendo
tempestades que suelen
ocasionar inundaciones en los
ríos, al grado de volverse
peligrosos para las personas
que se aventuran a atravesarlos.
Estas características climáticas
hacen que los restos orgánicos
se pudran muy pronto,
volviéndose un abono natural
que acrecienta el estrato de la
tierra negra, por lo que arbustos
y árboles se reproducen sin
necesidad de ayuda del hombre
o de la presencia de
sociedades organizadas.
Clima:
En cuanto a este tema, es
interesante la cita de Acuña (op.
cit.: 35, 36) donde deja su im-
presión de lo que sus ojos per-
cibían en estas tierras del Nue-
vo Mundo, las que se reflejan tex-
tualmente al decir:
“Y porque mejor se en-
tienda lo que toca a los tem-
ples de esta tierra, pondré
aquí la orden que en estas
provincias guardan los tiem-
pos de los inviernos y de los
veranos, que parece es al
contrario de lo que según
razón había de ser. Y es
que, cuando el sol esta apar-
tado a la parte del Sur (que
había de ser invierno), es
verano: porque casi desde
el principio de octubre has-
ta abril no llueve, o muy
poco, y solo el efecto del sol
en este tiempo es de secar
y dar calor a la tierra. Y des-
pués que el sol pasa de la
parte de la equinoccial para
la parte del Norte, hasta que
llega al Trópico de Cáncer
y vuelve otra vez a la
equinoccial, que es desde
once de marzo a trece de
septiembre, como anda casi
el sol siempre en el cenit
desta costa y provincias, y
están tan cercanas y veci-
nas a la mar, y tan llenas de
ríos y arroyos y lagunas,
pantanos, ciénagas y atolla-
deros, hallando el sol tanta
abundancia de humedad,
como esta tan perpendicu-
lar y a plomo sobre esta cos-
ta desde que sale por el ho-
rizonte hasta las dos o tres
ESTUDIOS 239
 de la tarde, a manera de
bomba de nao saca tanta
humedad y vapores de la
tierra que después de la dos
o tres para la tarde hasta
gran parte de la noche, no
hace otra cosa sino derra-
mar agua. Y esto cada día,
y de tal manera y con tanta
furia, que se puede compa-
rar ni aun como cuando con
mayor violencia llueve en
España. Y lo peor es que,
que viene con tan horribles
truenos y relámpagos y mu-
chos rayos que es temeri-
dad vivir los seis meses que
esto dura en esta provincia.
Y por estas razones viene a
ser el invierno verano, y el
verano, invierno. Aunque de
naturaleza no deja de co-
rresponder y obrar según ra-
zón, porque aunque desde
octubre hasta marzo no llue-
ve, todavía no deja de co-
rresponder a frescura y aun
en partes de frío: y, aunque
desde marzo a septiembre
no deja de llover por la or-
den dicha, y el agua en par-
te refresca, no por eso deja
de haber excesivos calores
en las tierras bajas, pero
240 ESTUDIOS
aun también en las mayores
alturas. Y ansi mismo, es
esta provincia, generalmen-
te, de muchos temblores.”
La tierra y el dato
arqueológico:
La Bocacosta tiene
aproximadamente 400 kiló-
metros de largo y se extiende
desde el istmo de Tehuantepec
en México hasta la parte orien-
tal de El Salvador, cubriendo
todo el territorio guatemalteco.
La fertilidad de la zona fue de
alguna manera un incentivo para
generar luchas y disputas por la
tierra, donde la producción de
cacao, hule y otros recursos
fueron indispensables para el
ser humano y la prosperidad de
las sociedades prehispánicas.
Su posición geográfica hizo la
función de corredor natural, para
que desde la época de los
complejos paleo indios, se
observan migraciones en este
sector. Asimismo, las culturas
que se asentaron posterior-
mente tuvieron intercambio con
mercaderes y grupos que se
desplazaban caminando por
esta región, tal como
pobladores olmecas, nahuas o
nahuatls y después los
europeos.
La riqueza de la zona se
extiende también a las
provisiones proporcionadas por
ríos, esteros y el mar, incluyendo
carne de peces, productos
marinos, moluscos y de manera
muy especial, la sal, que era un
recurso de primera necesidad y
de gran comercio. Sobre la sal
encontramos la siguiente cita de
Acuña (1982:47, 48):
“Lo que obliga entre
otras cosas, a temer es que
un procurador de Guate-
mala se dio a querer hacer
sal en esta costa, y dice que
se gastó largo en la
experiencia y no salió con
ella. No he entendido que
fuese la causa. Y lo que da
esperanza, además de
otras cosas, es que en
Tehuantepecque, que es en
la costa desta Mar del Sur,
no muy lejos de aquí se
hace mucha sal y muy
buena. Y parece que obliga
mucho hacerse la prueba de
si se podría hacer sal en
esta costa, por la gran falta
que es esta costa y en todas
estas provincias de Guate-
mala, hay, por proveerse de
Sacapula y San Mateo
Ixtatán, que es sal que se
hace de pozos de la tierra
con fuego. Y también se
hace en esta costa sal de la
mar, pero de una manera
que parece que es más el
gasto que el provecho.”
Otra referencia al
comercio de la sal y relacionada
con otro recurso vegetal como es
el algodón la encontramos en la
obra citada (Acuña 1982: 95):
“La sal que los naturales
y otras gentes han de
menester la traen de
acarreo los indios que en
ello tienen su contratación,
que van a la Costa por ello,
a los pueblos de la mar del
Sur que son y viven de
hacer sal, y la traen en
caballos y a cuestas para lo
vender en los tianguis y
mercados de pueblo y en los
comarcanos. Y Ansi los
deste pueblo (Santiago
Atitlán) no la alcanzan si no
ESTUDIOS 241
 es desta manera. El
algodón de que hacen man-
tas, de que hacen su vestido
los indios e indias, lo van a
comprar a los pueblos de la
Costa, en tierra caliente
porque en este pueblo no se
cría ni se coge.”
En materia arqueológica,
no solamente Abaj Takalik,
Chocolá y San Julián se
encuentran en este lugar
privilegiado por la naturaleza,
sino que toda la franja es
propicia para el asentamiento y
habitación de grandes
comunidades, por lo que
también se localizan otras
ciudades prehispánicas, como
El Baúl y los sitios de
Cotzumalguapa. A lo largo de
este corredor natural, en una
posición entre 600 y 1000
metros de altura aparecen en
marcado eje este-oeste los
lugares de Izapa (Tapachula),
Abaj Takalik (El Asintal,
Retalhuleu), Chocolá (San Pablo
Jocopilas, Suchitépequez), San
Julián (Patulul, Escuintla) y El
Baúl (Santa Lucía Cotzumal-
guapa, Escuintla). Estos sitios
tienen la particularidad de
242 ESTUDIOS
encontrarse separados uno del
otro, a una distancia promedio
de 32 kilómetros, que son
justamente lo que un individuo
con carga puede caminar du-
rante una jornada diaria.
Una de las incógnitas
reconocidas es que entre Izapa
y Abaj Takalik la distancia es
muy larga, por lo que tendrían
que existir una o dos ciudades
intermedias con características
complejas, con arquitectura y
escultura monumental.
Siguiendo el esquema espacial
de 32 Km de distancia entre
sitios ya conocidos, se
considera que debe encontrarse
un sitio mayor al norte de
Pajapita, más o menos antes de
llegar a San Rafael Pie de la
Cuesta, en San Marcos, y
seguramente otra en la región
de Colomba, Costa Cuca. Estos
dos sitios hipotéticos no son
conocidos actualmente, pero
deben estar en esos lugares
para apoyar los desplaza-
mientos y descansos de los
fatigosos viajes que realizaban
los mercaderes. Siguiendo con
la línea que forma el eje linear de
este-oeste, siguen Abaj Takalik
y Chocolá separados por 32 km,
distancia similar que separa
Chocolá y San Julián, al igual
que otros 32 kilómetros existen
entre San Julián y El Baúl. Al
analizar la situación, 32 km, al
oriente de El Baúl está el
poblado actual de San Andrés
Osuna, y por último, otro trayecto
similar llega a la finca San Die-
go, donde tendría que existir otro
asentamiento prehispánico.
Cabe mencionar que a partir de
este lugar se logra ascender
perfectamente hacia el Altiplano,
ya que conduce directamente a
lo que actualmente es Ciudad
Vieja (Ver mapa No. 1). Por lo
tanto, se propone que en San
Andrés Osuna y en San Diego
debieron existir otras ciudades
que permitieran la fluida
comunicación entre los
diferentes ecosistemas de la
región.
Para entender esta zona
de la Boca Costa como un
callejón franco de comercio
veamos la siguiente cita de
Acuña (op. cit. p. 37)
“...úsanse en esta provin-
cia tres lenguas, según los
que las entienden: la mexi-
cana, que es la general: y la
otra, que llaman achí, que
es la materna desta costa, y
otra que se llama mame. Y
estas dos se entienden, aun-
que no con perfección.”
Recordemos en esta
parte del texto, que la Costa Sur
y la Bocacosta, pertenecieron en
tiempos prehispánicos a la
cultura Mam, posteriormente fue
una región Tzutuhil y se refiere
también conquista parcial por
los quichés, al mando de su rey
Qui´kab´, que aún durante la
época colonial se trenzaron
estos dos pueblos aborígenes
en un litigio ante las autoridades
reales, el que fue resuelto por la
administración colonial
(Gutiérrez, Óscar 1993:4) Este
juicio de litigio habla que en sus
gentilidades estos pueblos
tuvieron batallas por controlar las
áreas de cultivo del cacao en la
Bocacosta, lo que demuestra la
forma cómo las ciudades del al-
tiplano y sus caudillos llevaron
sus conquistas al área, para
imponer pesados tributos en
cosechas de cacao a sus
nuevos súbditos (Gall citando a
ESTUDIOS 243
Recinos, El Diccionario
Geográfico 1999: Tomo I: 177).
“...los títulos de la casa
Ixcuin-Nehaib, mencionan
entre las conquistas de los
quichés en esa región las
tierras que bañan los ríos
Zamalá, Ucuz (Ocos), Nil y
Xab, que todavía se cono-
cen con estos nombres,
Ayutl en náhuatl es la tortu-
ga. El nombre precolombi-
no de esa costa era Ayotlán
y así aparece en los Anales
de Cuauhtitlán. Anáhuac
Ayotlán era el nombre de
toda la región de
Tehuantepec, bañada por el
Océano Pacífico, que
Sahagún llama costa de las
tortugas y que más tarde se
llamó Soconusco.
Continúa al hablar de las con-
quistas quichés…“También
eran nuestros bisabuelos
este cacique y principales.
Luego se juntaron con sus
hijos y todos armados con
muchas flechas para ir a la
conquista que hicieron, fue-
ron entrando por Nagua-
tecat… Luego entró por otro
244 ESTUDIOS
pueblo llamádose Ayutec,
también peleando, habien-
do tomado a doscientos in-
dios ayutecos y les quitó
muchas perlas, oro, esme-
raldas y muchas riquezas.”
Lo anteriormente men-
cionado nos da una idea de lo
importante que era el dominio
militar y civil de la región de la
Bocacosta en tiempos tardíos y
específicamente estos lugares
estratégicos. Por ende es
posible que hayan sido
utilizados como lugares de
intercambio y tránsito de los
comerciantes del Altiplano y
quizá también por mexicanos en
tiempos tardíos.
Para el caso de Izapa,
abre la puerta desde el océano
Pacífico hasta las tierras altas
llegando al área Mam por el
oeste de Huehuetenango, más
o menos por Nentón y
Jacaltenango, región rica en
materiales líticos. Para el caso
del posible sitio arqueológico en
la región de San Rafael Pie de
la Cuesta, abriría el camino
hacia lo que actualmente es la
ciudad de San Marcos y San
Pedro Sacatepéquez, y que
tendría en el camino desde la
costa al altiplano una fuente prin-
cipal de obsidiana, como es el
área de San Rafael Pie de la
Cuesta, llegando directamente
al corazón de la cultura Mam.
Este camino terminaría
comunicando con áreas más al
norte, como la parte central de
Huehuetenango y el valle de
Quetzaltenango.
En el caso de Takalik
Abaj, abre la puerta de la Costa
Sur hacia Concepción
Chiquirichapa y San Juan
Ostuncalco, para llegar al Valle
de Quetzaltenango y al actual
San Pedro Sacatepéquez, en el
valle del actual San Marcos, en
una forma rápida, al menos de
dos jornadas de camino,
siempre en lo que antiguamente
fue área cultural de la etnia Mam.
Siguiendo hacia el
sureste continúa el sitio
arqueológico de Chocolá, que
conecta la Costa Sur, desde el
Océano Pacífico, subiendo
hacia Santo Tomás La Unión,
para luego remontar la montaña
y llegar a dos posibles destinos,
Nahualá al noroeste del Lago
de Atitlán, y Cantel junto al Valle
de Quetzaltenango.
En el caso de San Julián
(actual finca de la Universidad
de San Carlos de Guatemala),
está localizada unos cuatro
kilómetros al norte del actual
municipio de Patulul, a 560
metros sobre el nivel del mar,
tiene montículos de regular altura
y escultura mayor de barrigones.
Este sitio conectaría el área
costera con la parte sureste del
Lago de Atitlán para tomar
camino hacia Iximché.
Las referencias a caminos
se encuentran también en Acu-
ña (op. cit. p. 38)
“En lo que distan los pue-
blos de los otros, se colegirá
de la pintura, a poco mas o
menos; aunque se tuvo con-
sideración a la disposición
de la tierra y caminos dobla-
dos y rodeosos, que se ta-
san las leguas conforme a
como son malos o buenos,
aunque ninguno se puede
ESTUDIOS 245
 decir bueno. Y para más
claridad, pondré aquí algu-
nos pueblos comenzando
de la ciudad de Guatemala;
que hay hasta el pueblo de
Izapa, dos leguas; de Izapa
a Patzicia, otras dos. Y es-
tos pueblos no son desta ju-
risdicción de Zapotitlán. De
Patzicia a Patzum, hay otras
dos (en Patzum comienza el
termino y jurisdicción desta
provincia de Zapotitlán ); de
Patzum al Tolimán Alto, hay
cinco leguas no grandes; y
del Tolimán a Atitlán, hay
tres leguas grandes, Y, de
Atitlán al Rancho de San
Bartolomé, cuatro; y del
Rancho a San Bartolomé,
dos; y a este pueblo de San
Antonio otras dos; y, de San
Antonio a Zamayaque, le-
gua y media; y, de allí a San
Francisco, otras dos; y de
San Francisco Zapotitlán a
San Luis, tres; y, de allí a San
Catalina dos; y de Santa Ca-
talina a los Ranchos, cuatro
(en los Ranchos se acaba la
jurisdicción de esta provin-
cia por la Costa) de los Ran-
chos a Tilapa, hay otras cua-
tro leguas. Tilapa es de la
246 ESTUDIOS
provincia de Soconusco.
Todos los caminos, desde
Patzum hasta San Luis, son
malísimos, y especialmen-
te la cuesta que dicen de
`Atitlán´, que tiene muy lar-
gas tres leguas de subida o
bajada, y de malísimo ca-
mino.”
Este texto confirma en
parte que una de las bajadas del
volcán de Atitlán, llegaba
justamente por lo que
conocemos actualmente como
San Antonio Suchitepéquez. Al
hacer las conversiones de
medida de leguas a kilómetros,
vemos que coinciden las
distancias que actualmente se
manejan sobre la carretera, de
San Antonio Suchitepéquez a
lugares como Samayac, San
Francisco Zapotitlán y
Retalhuleu (que es la antigua
Santa Catalina). Es interesante
la observación que Tilapa en la
actual república de Guatemala,
se describe como perteneciente
al Soconusco, (op. cit. pág. 38)
y es también, junto a los
Suchitepéquez, otro lugar
proveedor de cacao de gran
calidad.

Conclusiones:
1. La disposición espacial
estudiada y propuesta para
las ciudades prehispánicas
en el sector de la Bocacosta,
obedece a un patrón de
comportamiento en el
esfuerzo humano del
caminamiento diario, así
como lugares planificados
adecuadamente para
manejar el control de la
población y el paso de per-
sonas entre las regiones de
la Costa y el Altiplano. Esto
último implica una sistema-
tización en la disposición de
las ciudades, controlando
productos de intercambio y
su redistribución por las
rutas que se internaban a
través de callejones natu-
rales.
más fuerte del Altiplano
guatemalteco. Estrategias
de control político o militar
pudieron compartirse junto
con la administración
comercial, apoyando la
hipótesis de un centro rector
de características culturales
mayores como Kaminaljuyu.
3. Se espera que futuras
investigaciones de campo
analicen la propuesta
planteada y confirmen o
nieguen nuestro plantea-
miento respecto a ubicación
espacial de los sitios
prehispánicos de la
Bocacosta.

2. Este corredor natural de

bienes y personas formaba
parte de una red mucho más
compleja de caminos o rutas
entrelazadas, manejadas por
un centro rector, que debió
ser Kaminaljuyu, la ciudad

ESTUDIOS 247

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250 ESTUDIOS
ESTUDIOS 251
 Las páginas interiores de esta
publicación fueron impresas en el
Departamento de Materiales de la
Escuela de Historia de la Universidad
de San Carlos de Guatemala, en el mes
de noviembre de 2005.

La edición consta de 1,000 ejemplares

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