Hace a�os, ya casi 5, conoc� a una mujer mayor que me atrajo no por su belleza de
rostro ni su car�cer, sino por su culo. He de admitirlo, ten�a un enorme, robusto y
bien torneado culo. Para su edad (superaba los 40) ese era un enorme m�rito. Y con enorme no se exagera. Ten�a unas ancas que maravillar�an a los dioses. Trabajaba para m�, era cocinera. No supe que tuviera estudios superiores. Era madre de dos ni�os. O tres. Cuando visitaba la obra en la que ella y yo trabaj�bamos siempre llamaban mi atenci�n sus enormes y bien torneadas caderas, adem�s de sus prominentes nalgas. No era muy alta, medir�a acaso metro sesenta. Ten�a unas piernas bien formadas, robustas. Siempre fantaseaba con ella y la manera de seducirla o al rev�s, que ella se entregara a m� solamente por sentir el placer que podriamos darnos. Su nombre era Celia. Era o es una mujer de la selva, morena, con el pelo ondulado y negro. Ten�a dos hermanas de similar contextura. Uno de esos tantos d�as visit� cerca del mediod�a el almac�n de la obra donde tambi�n se encontraba el comedor. Ella se encontraba cocinando, usaba una ropa ajustada a su cuerpo y se pod�a apreciar la juntura de sus nalgas y el monte de venus que era la gloria en su triangulaci�n. Ese d�a me qued� a almorzar. Sentado ve�a c�mo ella caminaba de un lado a otro moviendo su carnosa grupa y mir�ndome de reojo, no s� si conqueteando o curioseando. Yo le hablaba de cualquier cosa buscando oir su voz. Verla caminar me llenaba de lujuria y deseo.