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Uga la tortuga.

Cuento infantil sobre la perseverancia

- ¡Caramba, todo me sale mal!, se lamenta constantemente Uga, la


tortuga.

Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus


tareas, casi nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo es
una dormilona.

- ¡Esto tiene que cambiar!, se propuso un buen día, harta de que sus
compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus
tareas.

Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan


sencillas como amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o
quitar piedrecitas de camino hacia la charca donde chapoteaban los
calurosos días de verano.

- ¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo


mis compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar.

- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta


no es hacer el trabajo en un tiempo récord; lo importante es acabarlo
realizándolo lo mejor que sabes, pues siempre te quedará la
recompensa de haberlo conseguido.

No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que


requieren tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrás lo que eres
capaz de hacer, y siempre te quedarás con la duda de si lo hubieras
logrados alguna vez.

Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la


duda. La constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo
que nos proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te
puede sorprender de lo que eres capaz.

- ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo


necesitaba: alguien que me ayudara a comprender el valor del esfuerzo; te
prometo que lo intentaré.

Pasaron unos días y Uga, la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres.

Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se
proponía porque era consciente de que había hecho todo lo posible por
lograrlo.

- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e


imposibles metas, sino acabar todas las pequeñas tareas que
contribuyen a lograr grandes fines.

FIN

1. La Llorona
La llorona es una de las leyendas más conocidas en Guatemala y, aunque hay varios
elementos que no cambian, existen varias versiones sobre el origen de esta leyenda.
Uno de los elementos que permanece igual en todos los relatos es el nombre de la
Llorono y su procedencia. Es decir, en todas las leyendas la mujer lleva el nombre de
María y es criolla, es decir, hija de de españoles en época de la colonia. Así mismo,
otro de los elementos en común de las leyendas es que María contrajo matrimonio y
que su esposo viajaba mucho. Los elementos que varian es que, estando de viaje,
Maria se enamoro de un fontanero de nombre Juan de la Cruz y producto de este amor
queda embarazada. Otra de las versiones es que de la persona que se enamora es de
un mozo de su finca y la tercera versión es que María llevaba una vida de libertinaje
y se desconoce de quien queda embarazada. Las leyendas, casi todas de ellas, cuentan
que, una vez embarazada, puede ser de 1, 2 o inclusive 3 hijos, y preocupada de lo
que diría su esposo, Maria va al rio y ahoga a sus hijos. Luego de haber ahogado a su
hijo o hijos, a María le da cargo de conciencia y trata de rescatar a sus pequeños y
termina ahogada ella tambien. Otro de las leyendas cuentan que María regresa a su
casa y al darse cuenta de lo que había hecho corre por las calles gritando “mis hijos,
mis hijos, donde están mis hijos” con lagrimas en los ojos. Finalmente, las leyendas
cuentan que la llorona está condenada a buscar a sus hijos por toda la eternidad;
asimismo, se comenta que si se escucha a la llorona lejos es porque esta cerca y cuando
se escucha cerca es porque esta lejos.

2. El Sombrerón
Al igual que la Llorona, El sombreron es una de las leyendas más populares en
Guatemala y por lo tanto, tiene varios elementos similares y varios elementos distintos
en cada uno de los relatos. Todas las leyendas concuerdan en que el sombreron era
una hombre de pequeña estatura, que usaba un sombrero muy grande, siempre estaba
con una guitarra y tenía una voz maravillosa. Cuentan las leyendas que el sombreron
vio a una mujer que lo deslumbro con su belleza, de ojos oscuros y pelo negro. Al
verla no puedo resistirse y quiso enamorarla, por lo que se acerco a su balcón y le
cantó serenata. La mujer, a quienes en algunas leyendas la llaman Celina, se enamoró
de este pequeño hombre con esta angelical voz a quien esperaba todos los días. Celina
dejo de comer esperando a la llegada del hombre con la voz melodiosa. Los padres
de Celina, preocupados, llaman a un sacerdote y al ver que este no podía ayudarla, la
llevaron a un convento. La muchacha murio de tristeza y el dia del velorio apareció el
sombreron cantando y llorando de tristeza. Desde ese día, cuentan las leyendas que se
puede escuchar al sombreron cantar con su guitarra en las noches y busca a mujeres
de pelo negro y ojos oscuros. Asi mismo, se dice que para auyentar al sombreron de
una mujer a la que persigue, a esta se le debe de cortar el pelo.
El adivino. Fábulas

Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De


repente se le acercó un vecino, anunciándole que las puertas de su casa
estaban abiertas y que habían robado todo lo que había en su interior.

El adivino levantose de un salto y salió corriendo hacia su casa, desencajado


y suspirando, para ver lo que había sucedido.

Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr le dijo:

-Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros,


¿por qué no has previsto lo que te sucedería a ti?

El adivino no supo qué responder.

Moraleja: no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el
futuro de los demás. Tan sólo pretenden estafarnos y quitarnos nuestro
dinero.

Fábula corta: La bruja


Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y
fórmulas para calmar la cólera de los dioses.

Con esta promesa a la bruja no le faltaban clientes y conseguía grandes


cantidades de dinero de este modo de vida.

Pero un día fue acusada de ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces
supremos del país.

Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la hicieron condenar a muerte.

Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:

- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has
podido persuadir a los hombres?

Moraleja: hay que ser precavido con quienes prometen solucionar todo
problema que tengas a cambio de dinero pero son incapaces de arreglar los
suyos.

Patria

Esta piedad profunda es tierra mía.


Aquí, si avanzo, lo que toco es patria:
presencia donde siento a cada instante
el acuerdo del cuerpo con el alma.

Esta voz es mi voz. Pero la escucho


en bocas diferentes. Y aunque nada
de cuanto dice pueda sorprenderme,
oírla me cautiva porque canta
en ella un corazón siempre distinto
que nos lo explica todo sin palabras.

Aquí, si avanzo, el mundo se detiene.


Todo es verdad primera y espontánea:
¡día, hasta fallecer, hecho de aurora!
¡Vida, hasta concluir, hecha de infancia!

Poema a La Patria de Manuel Acuña

Ante el recuerdo bendito


de aquella noche sagrada
en que la patria aherrojada
rompió al fin su esclavitud;
ante la dulce memoria
de aquella hora y de aquel día,
yo siento que en el alma mía
canta algo como un laúd.

Yo siento que brota en flores


el huerto de mi ternura,
que tiembla entre su espesura
la estrofa de una canción;
y al sonoroso y ardiente
murmurar de cada nota,
siendo algo grande que brota
dentro de mi corazón.
¡Bendita noche de gloria
que así mi espíritu agitas,
bendita entre benditas
noche de la libertad!
Hora del triunfo en que el pueblo
vio al fin en su omnipotencia,
al sol de la independencia
rompiendo la oscuridad.

Yo te amo… y al acercarme
ante este altar de victoria
donde la patria y la historia
contemplan nuestro placer,
yo vengo a unir al tributo
que en darte el pueblo se afana
mi canto de mexicana,
mi corazón de mujer.

RIMAS

Rimas

-I-

Yo sé un himno gigante y extraño


que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

Pero en vano es luchar; que no hay cifra


capaz de encerrarlo, y apenas ¡oh, hermosa!
si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, contártelo a solas.

- II -

Saeta que voladora


cruza, arrojada al azar,
sin adivinarse dónde
temblando se clavará;

hoja que del árbol seca


arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde a caer volverá;

gigante ola que el viento


riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y no sabe
qué playas buscando va;

luz que en cercos temblorosos


brilla, próxima a expirar,
ignorándose cuál de ellos
el último brillará;

eso soy yo, que al acaso


cruzo el mundo, sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.

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