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Antolog ía Po ét ica

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HISTORIA
DEL CORAZÓN DEL HOMBRE

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Demián André

HISTORIA
DEL CORAZÓN DEL HOMBRE

Antología Poética

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©Demián André, 2017
HISTORIA DEL CORAZÓN DEL HOMBRE
Antología Poética

Ediciones Tinta Roja


Primera edición, 2017

Diseño de portada Camila Muñoz


Diseño, composición y diagramación:
Ediciones Tinta Roja
Héroes de la Concepción 2985, Recoleta, Santiago
Fono: +569 98957839
email: roberto.munoz1609@gmail.com
Impreso en Santiago de Chile
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INDICE

Prefacio 11
Discurso del Poeta sobre la Poesía 13
Historia del Corazón del Hombre 15
Retrato de una Crisis 16
Autorretrato 17
El Pecado Original 19
Rogativa a la Locura 19
Los Relojes de la Muerte 20
Acerca del Idealismo Moral 21
El Interludio 23
Idilio y Realidad 24
La Amada Azul 25
La Soledad y el Crimen 27
Miedo 28
Visiones 29
Vida es Necesidad 30
Corrupciones 31
Por el Ocaso de los Dioses 32
La Mariposa que se Ahoga en el Estanque 33
Gotas de Luz 34
El Fracaso y la Desilusión 35
El Péndulo de la Historia 36
El Caminante 37
La Muerte que Camina Conmigo 38
La Última Noche de tu Juventud 39
El Costo 40
Si fuese el Universo Infinito 40
¿Dónde estabas? 41
La Ventana de mi Juventud 43
El Mundo al Revés 44
Más allá del Muro 45
La Era Global 46
La Fatalidad 48
Los Fugitivos 48
Profecías 51
La Espera de tu Llegada 51
La Visitadora 53
7
Alegría y Desilusión 53
Después de todo 55
El Rey de los Marginados 56
El Individuo, Obra Maestra del Capitalismo 58
Prontuario del Odio 60
Los Cuentos que nos Atan 61
De la Guerra y la Paz 62
Versos a la Orilla del Mar 64
La Ciudad de Piedra 64
Las Garras del Imperio 66
El Paso del Tiempo 67
La Fortaleza de los Débiles 68
Los Caminos de los Sueños 69
Ebriedad Nocturna 70
Punto de Inercia 71
Perdiendo el Control 72
El Animal Herido del Pantano 73
Ángel de un Sueño de Verano 74
Monumento a tus Misterios 75
Hemos Perdido 76
Fábula Vegetal 76
El Paso del Amor 77
El Recuerdo del Amor 78
El Mar en tu Vida 79
Claroscuro 80
Después de ti 81
De tu Retorno 82
Horas Felices 84
Dudas 84
Crepúsculos Fugaces 85
De nuestro Génesis y Adiós 87
Mariposas Esquizoides 89
He Estado Esperando la Primavera 91
Balada en el Silencio 92
Yo sé quien eres 95
Sinfonía Lírica para un Tiempo de Amor 97
Melancolías de Otoño 98
Te Hablo por la Lengua de la Tierra 99
Inclinación a la Belleza 101
Tardes Fúnebres 102
8
Inconciente Colectivo 104
Un Pájaro Cantó en la Noche 106
Princesa Prisionera 107
Será que la Vida 108
El Miedo es la Emoción más Rentable 111
Los Secretos de la Madurez 113
Analogía de dos Arboles 114
A la Sombra del Silencio 116
Cartas Misteriosas 117
Dios, a Imagen y Semejanza de la Ciencia 119
Adiós a mi Paisaje 120
¿Dónde están los Héroes? 123
Mi Generación 124
Hombres Casados 126
Tolerancia 126
Xenofobia 126
Réquiem para un Poeta 127
La Magia de la Lectura 129
El Señor Consumidor 130
Relato de un Amante Resiliente 131
Carta Abierta a los Reformadores de la Educación 134
Acerca del Éxito y Fracaso de la Poesía 137
Desarrollo Humano 139
Zona Estéril 140
Lo que no te perdono 141

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10
PREFACIO

Jamás el hombre o su mujer se librarán de la som-


bra del poeta donde sea posible su desarrollo comunicativo.
No solamente porque la poesía resulte ser abordada como
la máxima expresión del lenguaje sino, fundamentalmente,
porque me parece que es una especie de zona vital donde
convergen sus procesos psicológicos superiores permitien-
do transparentar los vestigios de su identidad cultural y es-
piritual. Deber del poeta es revelar la belleza relativa y sub-
jetiva de las cosas, pero también es denunciar su ausencia y
los horrores cuándo y dónde estos se manifiesten.

Definía a la poesía, don Antonio Machado, como


aquella “palabra sostenida en el tiempo”, yo mas bien creo
que se trata del tiempo proyectado en la palabra, el arte como
espejo-reflejo de su condición dinámica y mortal; posee, ante
todo, un valor antropológico. Mi poesía, al menos, suele dar
cuenta de tal propósito.

La misma motivación de quienes dejaron impresas


sus huellas en las paredes de las cavernas durante los albores
de nuestra humanidad, como testimonio de sus existencias,
acompaña y alienta también al poeta a escribir sus asuntos.
Pero, créanlo, la poesía, queridos amigos, ante todo sirve para
vivir, es tan necesariamente reivindicativa casi como el aire,
el agua o el resto de las reservas naturales coexistiendo con
un modelo económico que se torna estructuralmente cada
vez más contravalórico y desigual en pro de la deshuman-
ización en nuestra sociedad actual. Así, por lo menos, la en-
tendemos aquellos que la amamos, pudiendo ser incluso de
extraordinaria utilidad terapéutica a la hora de resignificar a
11
la propia realidad cuando ésta nos desbarata a través de su
experiencia.

Muchos de mis trabajos en esta antología aquí reuni-


dos, debo confesarlo, los he redactado en los momentos más
turbulentos y austeros o duramente difíciles de trascender,
cual cicatrices que me recuerdan que el pasado fue algo muy
real, por eso creo que deben vivir, lejos ahora de mi oscuri-
dad. Probablemente parezcan gemidos algunos o los aullidos
salvajes otros de un lobo gramático o bien, simplemente ar-
tificios lúdicos de la imaginación de un viejo niño. Al publi-
carlos ya no se sentirán tan solos bajo el sol o las estrellas, ni
siquiera seguirán siendo míos cuando alguien les otorgue ese
sentimiento metafísico con el cual fueron concebidos para no
jalar el gatillo. ¡Poesía o Muerte!

Demián André, 9 de junio 2017

12
DISCURSO DEL POETA SOBRE LA POESIA

Bienvenido, husmeante lector,


Al escenario virtual de la poesía.
Tomad asiento en la cima de este abismo
Donde los hombres se contemplan
Como hormigas y las ciudades
Cual sofisticados laberintos.
Aún queda tiempo para ser
Nosotros mismos.

Yo soy el poeta de toda la humanidad.

Hora es de que hablemos


Sin recursos de ningún estilo,
Sin metáforas ni epítetos.
Algo que sucede conmigo
Debo confesarlo en voz alta.

¡Oh, mortales! resulta


Que no hasta hace mucho
Era considerado el espejo
Que reflejaba con asombrosa nitidez
Vuestras pasiones, sentimientos y costumbres,
Vuestras esperanzas
De toda época y espacio.
Un noble juego de imágenes y conceptos
Inmortalizaba vuestros silenciosos
Pasos sobre la tierra.
Las cosas han cambiado.

Hacia el año mil trescientos declaré en Roma


Que “el amor mueve el sol y las demás estrellas”,
Esta vez señalo que las mueve el dinero.

De modo que me iba mejor antes.


13
Nunca he gozado de grandes privilegios
Ni los perseguiría, pero, al menos,
Era respetado y honrado.

¿Qué ha sucedido? ¿El espejo se ha empañado?


¿Ya no deseáis miraros por dentro? ¿Luzco
Como una latosa fuente de aburrimiento?

¡Ah, Francia! ¡Oh, París!¡ Inglaterra!,


Cuando a mediados del siglo dieciocho
Era el convidado de honor en las tertulias
De la aristocracia, si accedía a asistir
La mitad del éxito de la ceremonia
Se aseguraba, y sin menoscabo me sentaba,
Además, en la mesa de los pobres
A compartir su alegre vino y su pan.

Era, entre otras cosas, un seductor singular,


Odiado y amenazado por larga lista de rivales
Que quisieron darme muerte.
Muchos amores tuve,
Me divertí casi lo suficiente,
Mordí cuanto pezón pude, desfloré a vírgenes,
Fecundé hasta estériles, dejé
Digno testimonio de mis versos
Sobre la piel de ciertas nalgas.

Como dije me satisfice casi lo suficiente,


Un poeta es un hombre infinito,
Algo más espiritual me afligía,
Hallé frivolidad en la belleza.

El auge del desarrollo de la revolución industrial


Terminó por degradar todas las artes.
Reemplazó el concepto de lo importante por lo útil.
La música se prostituyó en las faldas del sistema,
14
En tanto abandonaba ese rimar melodioso.

He aquí el problema que me aflige,


Estoy en decadencia, no se trata
De que esté viejo o cansado.
Los editores afirman que mi trabajo no es rentable.
Sin embargo, ¡oh, mortales! no voy a claudicar.
No escribiré la basura que ellos me solicitan.

Apartad, militares, vuestras armas del camino,


Abridme paso, estoy desarmado,
Sólo vengo en son de paz a declamar
Esta viva verdad de todos los pueblos.

HISTORIA DEL CORAZON DEL HOMBRE

Hubo un tiempo de luz imperial


En el jardín inmemorable del olvido
En que todos los hombres eran azules,
Fundidos a la tierra como el pájaro al aire,
A la vida ligados como la fertilidad al agua.
Todavía la delicia se desnudaba sin pudor
Recostando su cabeza sobre el pecho del deseo,
El corazón de musgo con florecillas recubierto,
La belleza era tan de todos como de ninguno,
La privada propiedad, aún no nacida,
Flotaba en los vagos rincones de la nada
Hasta que sobrevino la enfermedad de esa peste
Que contagió, una a una, todas las razas,
Era el egoísmo con su saco de codicia,
Y grises los hombres se tornaron,
Gris el corazón de musgo con florecillas recubierto.

¡Ah, matanzas! ¡Oh, mortandad! ¡Oh, carencias!,


¡Malavenidas aquí!
Hombres grises pueblan las ciudades.
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¿Quién prefirió la muerte en aquel otro tiempo?.
Hoy los depresivos suicidas se lanzan
De los abismos, y para tus ojos
Son bellísimos pétalos que caen,
¡El viento de la adversidad los arrancó!
La mano de un divino o maldito ángel
Los guía seducidos por el hechizo
De un” más allá”,
Una venda que cubre sus cerrados párpados
Dota sus voluntades de coraje
Para vencer el vértigo a las azoteas,
¡Y ahí van los hijos de esta moda o anarquía!:
Los amantes sin techo, los enfermos sin cama,
La joven encinta, los desocupados,
El sidoso sin antídoto, los drogadictos fugitivos,
El condenado sin culpa, el ser que cree haber descubierto
La esencia de la vida, las lesbianas rechazadas,
El inadaptado intrínseco, el rebelde tembloroso
En un acto de quebranto.
Sus cartas póstumas no acusan culpables,
Pero sus silencios a un pueblo por entero condenan.
Hubo un tiempo en que todos los hombres eran azules.

RETRATO DE UNA CRISIS

La biografía del Espíritu


La escribió el Egoísmo
Y el destino de los hombres
Bajo la sombra de su árbol,
Dios es una invención
De su funesta creación,
Fruto de un ocio salvaje.

Refugiado en un rincón remoto,


A días cercanos de su muerte
Yace el viejo Espíritu
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Sentado en la piedra de un prado.

Lo cerca el destino,
Criatura de siglos de antaño,
Tan viejo que la prehistoria,
Como una boa, se le enreda
En el cuello de su memoria.
Recuerda ciertos poetas,
Ciertas obras de amantes,
Ciertos animales incluso
Que sobre su uniforme de soldado
Prendieron en su pecho medallas
Por donde pasó triunfante.

La mirada fija en la tierra,


La barba larga como sus alas,
Mientras ejecuta en su flauta
La melodía dulce del fin de sus días
Espera la carne de unas manos
Que opriman los botones
Para tenderse en su fosa
Que, por cierto, no tendrá epitafio,
Y esas manos siquiera una tumba.

AUTORRETRATO

Heme aquí, crucificado como los cristos


En la tierra del horror,
Crucificado junto a tantos
Por toda la desolación
Haciendo tuyo el dolor del hombre.

Montes oscuros de angustia,


Campos cuidadosamente minados
Impiden que alguien te libere.

17
La sangre cae de tu frente a la flor,
Tu pensamiento es ya un puñal
Que emerge de tus iras.
La mirada delirante en ese abismo,
Amando a Dios y al paraíso por imposibles,
Poeta de lo inalcanzable.

Los ojos te duelen de ver y andar,


Te duelen los intestinos de saber,
Te duele tu destino de ser y no ser,
Crucificado por toda la naturaleza,
Poeta de lo sobrenatural.

Cristo que quiere remediarse,


Sediento de justicia,
Hambriento de pecado,
Hastiado de la corona del mártir.

Susurran en los lagos de tus sesos


Cuatro voces que se atropellan entre sí:
-La realidad es miserable.
-La fantasía se preña de abundancia.
-La razón se torna autoridad.
-La libertad danza en la locura.

La luna besa la sangre en tus mejillas,


Brilla el oro de la lanza del poder,
Alrededor la muchedumbre sonámbula,
El Amor agoniza desnudo en el lodo
Y el paraíso está más lejos cada noche.

18
EL PECADO ORIGINAL

Furiosamente acudes a un monte


Fugado de la ciudad.
Se desploma, cuesta arriba,
El hierro de tu armadura,
Atrás queda el peso de tu escudo
Que precisas para pervivir,
Y en un abrazo te reencuentras
Con la vieja Ingenuidad,
Con un aroma suave de la pureza,
Pero pronto temes por tu suerte,
Porque te vaya a suceder
Que te descubran en esa desnudez
Y vuelva el Espanto a crucificarte,
Entonces tus temores pueden más,
Escapas desertando a donde
No puedes ya ingresar,
Golpeas, a toda prisa,
Las puertas del paraíso,
Acorralado, alucinado, desesperado,
Crees que vas enloqueciendo.
Más allá crucificas a alguien más:
A tu prójimo, tu hermano.
Así es la cadena del mal:
Un eslabón anuda al otro
Desde el pecado original.

ROGATIVA A LA LOCURA

Hipnotizante musa, destino terrenal,


Adorable fortuna de poetas,
¡Ah, demencia! ¡oh, locura!,
Caballo sobre el agua,
Esposa de su porvenir,
Abre las puertas de tu gran templo,
19
Tu mano delirando ruega,
¡Cúmplase la hora de tu llegada!,
No prolongues más su espera.
La razón es insensual,
Ostra famélica que exige
Siempre sólo respuestas
Para colmar su apetito sin fin.

Ha oído por las noches tus pasos


Quebrando las hojas secas,
Descalza tu figura a media luz
Con nubarrones sombríos a tu espalda.
El hechizo albo de tu túnica sabe,
Tu penetrante mirada inolvidable,
Mas tú, ¿has escuchado su grito,
Su clamor en el insomnio infinito?,
¿Sus rogativas febriles has intuido
Por las noches de amarillas lunas?

En los lagos púrpuras de su ansiedad


Te bañas desnuda,
Tu cuerpo contempla tras el follaje,
Creyéndote tangible cual la carne
Avanza tras tu conquista,
Pero aparece la lucidez vinagre
Y hondamente te sumerges.

LOS RELOJES DE LA MUERTE

Saetas ligeras en el sol


Avanzan hacia la muerte.
Relojes en los peldaños de las escaleras
Yacen para subirlas sin retrasarte,
En las coronas de los reinados
Midiendo el tiempo de sus historias,
Sobre los estambres de las flores.
20
Están en las mansiones y en los moteles,
En los bolsillos, en las pulseras,
En tu muñeca, en las ciudades
Es una plaga fatal.
Incluso aquello asemejado a un lunar
En la mejilla sonrosada de esa joven
Es un reloj minúsculo que mide
El lapso de su efímero encanto.

Las cárceles cuentan con un oxidado reloj


Que los reclusos contemplan fijamente
Hasta enloquecer por su marcha de tortuga,
Pero no has visto un reloj
Sobre el mármol de una tumba
O en el interior de una cripta,
¿Acaso tu instinto carece de fe
En la resurrección de esos muertos?.

Sin embargo hay campanas puntuales


En las iglesias, y los sacerdotes
Cuelgan más relojes que crucifijos
En las paredes de sus habitaciones.
El duende de los relojes
Ocupa su espacio detrás de una oreja
Acercándote el tic-tac de su juego.
Su única labor es esa
Y vaya, ¡qué bien lo hace!

ACERCA DEL IDEALISMO MORAL

Un monte sembrado de misterios


Y desafíos es el Ideal, que en virtud
De su belleza, encierra los peligros,
Quien osa en su aventura
Debe saberlo conquistar ,
Descalzo, sin más armas
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Que con su vocación, a vista
De las gentes, de peregrinos curiosos
Que allí se reúnen
Para honrar o condenar.

Si triunfa lo embalsaman
Delante de quienes quieran imitarlo,
Si fracasa lo entierran boca abajo.

Sugiere la armonía
Entre el sentimiento y la razón,
Dos tornados que se enfrentan
Para unirse en un solo vendaval.
El camino más largo
Que el hombre puede recorrer,
-Dice el viejo refrán-
Va desde la cabeza al corazón.

Hubo algunos, se sabe bien,


Los que a mitad de su marcha
Detuvieron su andar,
Se miraron en el fondo
Y se fueron a buscar
La alborada de su identidad.
Otros, menos honestos,
Con máscaras de consecuencia
Se disfrazaron, pero pocos compraron,
Más daño se hicieron a sí mismos
Que a los ingenuos que dirigieron.
¿Cuánto trecho puede andar el artista
Si en cada mano posee un mundo que sostener,
Uno que aspira a la razón,
El otro, tan sólo, a la emoción?

22
EL INTERLUDIO

Botado entre humeantes ruinas,


Entre escombros y cenizas,
Manchado de hollín, desnudo de fe,
Debajo de los hierros retorcidos,
Entre los pedazos del fin de una era,
Hallas, por fin, tu corazón.

Hacia el destierro cabalga la utopía


Montada en su corcel alado,
Malherida, solitaria,
Pero bella siempre y cautivante.

La Era enterró a sus muertos


En el cráneo amnésico de la Historia,
Los esbirros condujeron la Libertad
De vuelta al sitio de su calabozo arcaico,
La Esperanza fue encontrada maniatada
Flotando en un río sangriento,
El milagro convertido en barro,
Mas la joven Rebeldía, astuta heroína,
Burló a sus detractores herejes,
Y disfrazada permanece sigilosa
Aguardando el día para volver a encabezar
A su nuevo séquito de rebeldes.

Un viejo ciclo agoniza de pie,


Un nuevo tiempo boga a través del futuro.
Y tú, sobreviviente protagonista,
Que de las ruinas rescatas tu corazón en brazos
Como a un hijo que salvas de la guerra,
Que conociste el sentido de la esperanza,
¿Sabes para qué sirve la desesperanza?,
Tú, que navegaste a bordo de la certeza
¿Conoces los frutos del naufragio?,
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Y si la incertidumbre es el fantasma
Que habita en los interludios de la historia
¿Cuánto puede perdurar su resplandor?

IDILIO Y REALIDAD

La primavera es un caballo negro


Vagamente floreciendo y cabalgando
Para la humedad de tu melancolía.

Buscas algo que aún no has perdido


O que ya has encontrado,
Se esfuma entre tanto el sentido
De tu existencia.

Ahora tus alas de mortal renuncian


Al frío de las oficinas y vuelan
Hacia la tibieza solar,
Ahora las vértebras se liberan de ti
Y se desploma la columna de tus dogmas.

Marcha tu generación decepcionada


Con la mirada vuelta a la anarquía,
Llegan los ojos tristes a las vitrinas,
Llega una mancha de sangre de los calabozos.

Una boca tediosa se abre amenazante


Impulsada por el hambre
En mitad de la vida,
Hambre atada a cadenas con los senos golpeados,
Hambre multiplicada y ociosa,
Hambre de un nuevo reino,
Hambre de consuelo, besos y caricias.

En el edén de tu idilio hay


La humanidad trenzada,
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Un hombre y una mujer enredados,
Desnudos hasta los pies,
Casi un solo cuerpo, un solo ser.
Sin embargo,
El dinero pasa comprándolo todo,
Pasa el placer y te deja la cuenta.

Vislumbras con paso tambaleante


Al ser que se derriba en el asfalto,
Agoniza con su salario y su rutina,
El hombre pobre, el pobre hombre,
El hombre víctima con su cruz a cuestas,
El hombre, una utopía de Dios,
El hombre, sacrificio de cristos,
El hombre fábula del egoísmo,
El hombre, animal que fracasa.

LA AMADA AZUL

Blancos cementerios marchitos


Florecían reviviendo a sus muertos
Cuando presentían su visita.
El mar, frente a su ímpetu,
Devolvía alegres a los suicidas.
Sufría el dolor al verla vivir
Y la felicidad se contentaba.
Su rostro era un resplandor celeste
Que iluminaba todo a su alrededor.

Era más hermosa que la belleza


Que a su lado hasta yo embellecía.
Su esqueleto lo soñaba en mis brazos
Corriendo por la orilla del mar,
Fugitivos de la muerte
Que nos perseguía celosa.
Soñé una noche que su alma
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Era una rosa y la cortaba.
Su cuerpo puro ponía en fuga
Todo anhelo carnal.
Al besarla su aliento me revivía
Como un dios que volvía a rehacerme.

De haber nacido pájaro


Habría comido entre sus manos abiertas.
Pero ¿de dónde había venido este ángel?,
¿De qué planeta se habría caído?,
Me angustiaba ignorar.

Viajé a las fronteras de mi conciencia


Para revelar el misterio,
Leí la lista interminable en el libro
Que registra escritos los nombres
De todas las criaturas del universo,
Recorrí el espacio inmensurable
Que abarca el todo,
Y acaricié sus paredes,
Al otro lado reinaba la nada,
Un sabio impidió que me encaramara.
Tuve que regresar sin respuesta.

Hasta que un día se enfermó


La amada azul de mi ensueño,
Alegre, supe que no era divina
Sino de huesos y de carne.
¿Todavía seguirá tan azul?

26
LA SOLEDAD Y EL CRIMEN

Brota tu soledad entre las multitudes,


Te sigue y persigue, te atrapa,
Te envuelve como una enredadera.
Estás solo en medio del bullicio,
Solo entre tanta necesidad de roces,
Sediento en mitad del mar que te ahoga,
Solo como la última impresión de un suicida,
Solo como los mendigos y los vagabundos,
Solo como las rameras y los políticos,
Solo como los alaridos de dolor de las bestias,
Solo como el insecto que ha caído
En el tejido mortal de la telaraña,
Y mueve sus alas antes de ser devorado.

La muchedumbre solitaria viste su traje de fiesta,


Pero recorre la ciudad con fatigado esfuerzo.
Un hombre solo es alguien invisible
Que mira el placer a través
De la cerradura de la puerta,
Poco tarda en dudar de su existencia,
Una palabra cualquiera bastará
Para voltearle y probarle que existe.
La muchacha que hunde su mirada en tus ojos
No sospecha tu sórdido grito
Aunque perciba tu aspecto abrumado,
o le exciten tus labios entreabiertos,
Lo mismo que si no te viera.

¿Comprendes ahora por qué el poeta susurra


Su suave murmullo en el oído del genio?,
Pues una fiesta sin fin pretende conseguir,
El genio ha de calcular sus costos, y organizarla.

El testimonio de un testigo,
27
A quien nunca se le dio mayor crédito,
Describe cómo una noche
La Soledad sedujo al Crimen
Para librarse de la justicia,
Cuando éste era joven,
Y deambulaba con un inofensivo encanto,
¡Tantos ha de aquel entonces
Que no conocía todavía
Ni el vértice de un calabozo!

El Crimen fue hallado culpable


Y condenado a perpetuidad,
La Soledad fue absuelta
Y puesta en libertad.

MIEDO

Hay, en el misterio de los días,


Un murmullo de ultratumba
Que te sugiere: “No sufras. Vive”,
Y a veces contemplas la vida
A través de los ojos de los muertos
Todos ansiosos de amar, andar y arder.
Entre sus dedos hay un capullo
Cerrado para siempre.

Con su mirada penetrante la Muerte


Te advierte parada en medio de la luz:
-”Mortal, como un fruto es tu metamorfosis,
como un fruto eres.
Donde hay una fétida hojarasca hubo primavera.
Donde hubo algarabía hay un sórdido silencio.
Donde hay la negación de ser y hacer
Hubo, una vez, la oportunidad.
Vete, ahora, corre y busca amparo.”-

28
Antes nunca oíste otro mejor consejo
Ni más sabia profecía,
Ni realidad más inquietante
Que esta diáfana filosofía del cementerio,
Peor el miedo te ata las alas de los pies
Como te ata tu peso a la tierra.
Como el agua entre los dedos
Pierdes la oportunidad.
Se aleja el placer con su poción de amparo.

VISIONES

Hay, cada día, algo divino en lo humano


Y hay lo humano en lo divino cada día,
Cada muerte tiene su retoño,
Cada pesadilla su final,
Cada quebranto su sabiduría,
La larva se convierte en mariposa,
El pájaro canta hasta morir,
Pero, además, hay lo que te hiere cada día:
Una mano desde un hondo pozo,
El grito de un crimen a plena luz,
Una nueva trizadura
En los gestos del encanto cada día.

Coges del rosal la rosa púrpura,


Untando en tu mano la gota de sangre
Exclama tu emoción: ¡Oh, rosa,
Si pareciera que no tuvieras las espinas!

Las desaparecidas cosas dejaron su rastro


En la tierra y en las estrellas
Para buscarlas y encontrarlas
Cuando estuvieran ausentes,
Y la novedad pacta con el asombro cada día.

29
Un pájaro se poza en tu cabeza,
Perfora el cráneo de tu memoria
Y devora podridos e inútiles recuerdos.
¡Esas hojas secas del tiempo
Van a cubrirte si no cesan de caer!

VIDA ES NECESIDAD

Breve el placer como un respiro,


Y la necesidad larga como la espera.
Tal vez la muerte sea la ausencia
De la carencia, pudrirse ocioso
En el lecho de la eternidad,
Y no estén ansiando los muertos renacer
Porque a la vida le faltó siempre un cobre
Para ir de compras al mercado,
Se resignó a las vicisitudes de la miseria
Inmersa en el trastrueque de su existencia,
Se consoló con migajas y dio gracias a Dios.

Tal vez la felicidad consista


En subestimar lo que hace falta
Valorando lo que brilla bajo el sol.
Vale la pena vivir, pero casi te cuesta la vida
Merecer un abrazo de la alabanza,
Arrimarte al bienestar un sacrificio,
dolores desgarradores versificar,
Cayendo de bruces sobre un pantano
Y levantarte sin haber estropeado el Sueño.

A las necesidades cumplidas


Nuevas necesidades por satisfacer,
Y sin embargo la necesidad
Es la razón de tu existencia.

30
CORRUPCIONES

Decepcionado de noches y lunas y estrellas,


De árboles sin fruto, de esperanzas,
De instituciones, de autoridades, de decretos,
Decepcionado de promesas, de líderes,
Decepcionado de mundo miras alrededor
La ciudad salvaje, el humo, el progreso gris.

Decepcionado persistes, te empeñas,


Decepcionado te inspiras, decaes,
Decepcionado piensas, existes, te estimulas,
Decepcionado sonríes, te drogas, naufragas.

Decepcionado caminas, avanzas


Sobre la tierra de los muertos
Cantando con los desilusionados,
Con los que acuden al llamado del abismo,
Con los tristes marginados.

Decepcionado abres la puerta


De tu inconciencia,
Asesinas al amor con ardorosa ansia
Y arrojas sus vísceras a los perros;
Madrugas con la delicia
Que tenías por divina,
Pero sólo era mundana,
Y estrangulas su aliento con tu sombra
En su lecho infectado y corrupto.

Decepcionado, ebrio, anestesiado


De sensaciones
Violas a la felicidad virginal
Por sus juegos cruentos de coquetería.

Decepcionado, clamas de rodillas,


31
Sin consuelo, algo sagrado en qué creer.
Decepcionado te incorporas viajando
A un horizonte albo con vigor.

POR EL OCASO DE LOS DIOSES

-Buenos días-, te dice el sacrificio


De la pobre recompensa
Con su voz ronca y su figura fantasmal
Como burlándose de tu circunstancia.
La pereza, como una niña tímida,
Se esconde entre tus piernas.
La necesidad te arroja, deprisa, de tu lecho
Hacia el tráfico de la urbanidad,
Hacia las labores del día,
Hacia la vigilia y la competencia.

¿Es obra de la casualidad que el paraíso


No esté hacinado de vacantes ocupaciones,
Ni de fábricas, ni hospitales
Ni contralorías, ni ejércitos?
He ahí el ideal de tus instintos mayores:
El sueño de la ociosidad eterna y la felicidad
Si regulas tus actos o si te arrepientes.

¿Creíste que era sencillo vivir,


Optimista ciudadano,
Que no te corromperías fácilmente,
Que podrías alcanzar la perfección,
Que encontrarías la llave de la felicidad?,
Y si las cosas no marchaban
¿Creíste que los dioses te protegerían?,
Pues mira lo fenómeno que fueron:
Nunca tuvieron brazos para estrecharte,
Nunca tuvieron ojos para encontrarte,
Nunca orejas para oírte,
32
Ni corazón para apiadarse,
Y, sin embargo, de rodillas imploraste.

Los dioses llegaron del mar,


Pero por suerte se desangraban y morían,
No eran conciliadores,
Ni, mucho menos, benevolentes.

LA MARIPOSA QUE SE AHOGA EN EL ESTANQUE

Buscando en todo siempre


Urgente compañía, sin fruto ni flor,
La mariposa amarilla del sur
Revoloteó solitaria
Su viaje delirante
Y allí, en su reflejo,
Sobre el agua de un estanque
Halló, por fin, lo que quería.

Besa ahora el agua que le ahoga


Y aunque se moja no reniega
La hora en que el amor ya no demora.

La mariposa que se ahoga en el estanque


No mueve un ala por salvar su maravilla,
Su espléndida delicia, su mágica tersura.
(Quien ama a morir no mira
El hondo encanto de su propio vivir).

Ni benévola ni cruel,
Ni ardiente, ni frívola
Es la belleza,
Sólo es hermosa, cree
Para fenecer en ella amando
Con valiente corazón.

33
La mariposa sueña su ensueño de dos,
Mas sólo una ignora su noble soledad.

La mariposa cautiva, de vocación suicida,


En calma en su agonía ama el entorno azul
Del reflejo de su ser como a un divino espectro
Que se asoma por un hueco del paraíso,
Pero abajo, entre todas las raíces,
Sólo hay lodo.

La mariposa sin fruto ni flor,


Que perpleja tu mirada contempla,
Se ahoga en el estanque de su amor.

GOTAS DE LUZ

Bebo, del seno de los abismos,


Una miel amarga,
Miel singular que me amamanta
Siempre que acudo al borde
A mirar sus fondos estrellados
A la hora de la desolación,
Y un poco de luz me rescata,
Un poco de luz me reanima.

Hoy, alumbrado, cegado a raudales,


me recuerdo prisionero en el oscuro frío
De un calabozo donde un rayo de luz
Que se filtraba por un agujero
me ayudaba a pervivir,
Y en verdad, ¡apenas era un hilo de luz
Rompiendo las tinieblas!
De aquella triste oscuridad.
Yo sé cuánto puede valer
Una gota de la luz
Cuando se está lejano del sol.
34
¿Qué queda de tu espacio
Y de tu tiempo sin la luz?
La luz, que fecundadora, enciende el amor
En la frívola alma del pecado
Hace sollozar a los ciegos,
Brillar la primavera
Y resaltar los rostros de los jóvenes.

Las más nobles cosas representan a la luz


Y la luz representa a todas las cosas,
Al nacimiento y al sueño,
A la inteligencia y al sabio,
Al heroísmo y al glorioso.
Mi piel la reconoce
Como al cálido cuerpo de la libertad.

EL FRACASO Y LA DESILUSIÓN

Vestidos de harapos,
Surtiendo amapolas en los caminos,
Imitando a pájaros,
Lavando en los ríos sus raídas vestiduras
Van de pueblo en pueblo
El Fracaso y la Desilusión,
Deschavetados amantes y hermanos.
Padecen una romántica inclinación
Por los abismos y la bebida.
Al pasar murmuran a sus espaldas
La triste historia de sus pasados.

A embriagar sus lúcidos delirios


Se sientan al borde de los precipicios,
Alborozados cantan a la luna,
Se derraman, blasfeman, se insultan,
Ferozmente ríen con sórdidas carcajadas.
35
Cuando se sienten más que encendidos
Juegan saltando de estrella en estrella
Hasta que uno pisa el sol y se enfadan.
Con los colores del sol crepuscular
Se drogan con los vagabundos
En los callejones de los suburbios,
Beben aguardiente puro,
Se inyectan alucinógenos
Entre pobres marginados
Directo al corazón.

Alrededor de una hoguera


Enfrentan la madrugada y se marchan.
En leva perros y perras
Les siguen fieles por detrás.
El hambre los pone de cabeza
A buscar pan en la basura, razón
Porque me inspiran más los basurales
Que los grandes jardines.

EL PÉNDULO DE LA HISTORIA

Desde las sombras a la luz


Ha sido toda la historia:
Tras la miseria la esperanza,
Tras la guerra la paz,
Tras la falacia la verdad,
Un oscuro ismo y luego
Un sismo de libertad,
Y vuelve todo a rehacerse, otra vez,
Desde la luz a las sombras.

Siempre la misma eterna jugarreta,


Siempre el mismo péndulo incesante,
En el centro un instante de inercia,
Pedazos de luna naufragando.
36
Y así también la historia de tus días:
Tras la impetuosa presencia
La silenciosa ausencia,
Tras la salud la postrera enfermedad,
Tras la pena el consuelo que compensa,
Un sol radiante tras la tempestad.

La noche es azul
Como una copa
Que se colma de estrellas,
Alivia tu cansancio,
Entretiene tu sed.
No adivinas qué traerá la aurora
Si más sombra o más claridad,
Si más amor o más dolor,
Y ahí te quedas respirando
Sintiendo pasar la vida.

EL CAMINANTE

Como caminos tiene el sueño


Y caminos la esperanza,
Caminos las manos del hombre,
Las sombras del día,
Caminas para encontrar tu camino,
Para hallar, al fin, buen destino.

Camina contigo la muerte y el amor,


Un grito que sueña ser canción,
Un viejo escudo de hierro aguerrido.

Sin dar un paso sin sentido,


Sin realizar un movimiento
Lejos de algún sentimiento.

37
La muerte está tendida en el seno
De una esperanza combatida,
Por el sueño se filtra el paisaje
De una tierra prometida.

LA MUERTE QUE CAMINA CONMIGO

La muerte que camina conmigo


Por donde quiera que voy,
Subterránea, invisible,
Viva como la hierba que retoña,
Son los muertos de mi generación.

Estoy, sencillamente, hecho de ellos,


Son de cada noche mis estrellas,
Mi herida abierta en el tiempo,
Mis raíces, mi dolor descarnado,
Mi falta de olvido y de perdón.

Están esculpidos en el silencio,


Anónimamente heroicos,
Impunemente asesinados,
Todo por el fuego de la libertad.

Tengo la cabeza llena de muertos,


De cruces solitarias sin amparo,
De ojos que miran desde la nada.
No hay siquiera una inscripción
En alguna calle que recuerde sus gestos,
Poco y nada podría importarlo ya,
Ellos estaban sólo de paso,
Ellos venían de un mundo mejor.

38
LA ÚLTIMA NOCHE DE MI JUVENTUD

La última noche de mi juventud


Mas bien fue la aurora
De un nuevo de tiempo de amor.

De mi pecho arranqué el corazón


Y lo lancé al firmamento
Como recuerdo para la posteridad,
Y me estiré hacia el cielo,
Tan alto, hasta coger una estrella
Acomodándola en el sitio vacío
Por si era demasiado umbrío
Lo incierto de mi porvenir.

De mi locura huí en vano,


Corrí, pues, como un loco
Para retomar el viejo camino
Apoyado en la certeza
De que no hay un real sabio
Que antes no haya sido un gran loco.

Nunca la soledad fue tan auténtica


Como esa noche, desnuda estuvo a mi lado,
Y que es tanto mejor que la ilusa compañía,
Solo como yo mismo, sin testigos,
Sin boca, ni besos, sin amigos,
Sin vino, ni fiesta, ni son.
Noches después fue un saludable placer
Beber de otros seres, otras amantes.

La última noche de mi juventud


Un pájaro nació de mi muerte
Para volver a volar y morir de nuevo.
Sorprendí duendes traviesos
Ocultando cosas preciosas
Y entre ellas la verdad.
39
EL COSTO

Pagarás muy caro tu precio por vivir,


Pagarás con sangre y pagarás con dolor,
Pagarás el día y pagarás la noche,
La mesa, el vino y el mantel,
También los cumplidos, todos los burdeles.

Subirás tan alto hasta la cruz de Cristo


Para contemplar el mundo
Y descenderás a los infiernos
Cantando tus versos de amor.

¡Qué locura la tierra! ¡Qué infinito el deseo!


¡Qué ironía la muerte gratuita!
No hay huida posible.
No hay grito desahogador. Está escrito.

SI FUESE EL UNIVERSO INFINITO

Si fuese el universo infinito


¿cuántas asombrosas criaturas,
¿cuántos animales fabulosos?,
¿Qué pájaros exóticos,
selvas de fragantes colores
No han visto aún tus ojos?
Pasajes misteriosos,
Luces de otros cuerpos,
Ciudades sin tiempo, mundos sin caos,
Arenas atesorando.
Las verdades del Génesis,
El remedio que pretendieron los alquimistas,
El elixir de los sabios,
Piedras, metales,
Mensajes, símbolos, razas mayores,
Vírgenes parajes,
40
Espectáculos de crepúsculos,
Frutos impensados, melodías saludables
Si fuese el universo infinito.

Cuanto lograrás imaginar


Recostado en la hierba de noche o de día
Desenjaulando tus hondos pensamientos
Sería una evidente realidad
En algún desconocido sitio
Si fuese el universo infinito.
¡Qué importa si no alcanzas hasta allí,
Antes que tu pie llegará tu imaginación!
La soledad que creíste solitaria
Rodeada de innumerables compañías.
(Infinitas probabilidades
Para un universo infinito).

¡Detente, hombre de mil propósitos!


Levanta, al menos, por un breve instante
Tus pies fijos de la tierra,
Tu ritmo cardíaco está acelerado,
Y contempla sin ningún cuidado
El sendero sideral de tu condescendencia,
La frondosidad insospechada en lo alto
Sonriéndose de tu cegada prisa.

¿DÓNDE ESTABAS?

¿Dónde estabas?, amada azul,


Cuando los blancos guerreros cayeron
Ensangrentando las flores del nuevo día.
¿Dónde estabas?, cuando los ojos de la patria
Apuntaron su quebranto agudo hacia
La más vulnerable forma de mi sentir.
¿Dónde estabas?, cuando en nombre
De la suprema justicia
41
Fue acribillado el sublime anhelo
De la propia justicia.

¿Dónde estabas?, cuando en nombre


De la inalienable libertad
Fue recluido el hombre libre,
Cuando en nombre del pueblo
fuera sentenciado el mismo pueblo,
Cuando la ironía condecoró
Los uniformes manchados de los verdugos,
Cuando el catolicismo abrió las puertas
De sus templos al cristo perseguido,
Cuando los afilados corvos cercenaban
Las gargantas de los abogados querellantes
Mientras los oligarcas sumaban
A sus arcas oro y plata,
Cuando eran arrojadas las cabezas
De la vanguardia a un océano pacífico
Mientras engordaban las nalgas
En las butacas del poder.

¿Dónde estabas?,
Cuando había que inventarse un rostro,
Gesticular una sonrisa, hablar en voz baja,
Cuando la indiferencia era prudente
Y pasar soslayadamente a la muerte,
Al horror, al caos, a la barbarie,
Cuando la hilaridad era de plástico,
Y la lluvia, artificialmente programada,
Apagaba el fuego de nuestras barricadas.

¿Dónde estabas?, cuando, a medianoche,


Los agentes del gobierno secuestraban
La convicción para darle una lección
En sus cuarteles, y a fuerza
De golpes, extirparle la verdad.
42
¿Dónde estabas?, cuando cayó Gonzalo
Y nos envolvió la noche más negra,
Honda y callada.

¿Dónde estabas? , luz de estrella lejana,


¿Acaso perdida en la oscuridad del firmamento?
¿Sentada acaso en el jardín inmenso
Sin recordar mi mano sobre tu mano?
¿Emigrando hacia qué otra extraña tierra?
Acariciando tu semblante frente al espejo?
Con ambiciones de qué tentación?,
Soltando tu cabellera entre el viento,
Dejándote arrastrar, enamorándome tu ausencia,
Andando por donde no anduve con tu fe
Y felicidad, con tus pupilas sordas,
Con tu precavida existencia sin pesar,
Con tu amor a la paz, tu miedo a la guerra
Y con tu bienaventurada, ermitaña oración.

LA VENTANA DE MI JUVENTUD

Por la ventana de mi juventud miraba pasar el día


Y el color de las flores como un cuadro de Van Gogh
Cuando el aspecto del mundo era todavía tan distinto,
Reflejo de mi candidez, proyección de mi identidad,
pasmado con los ojos enormes del asombro
Y no sabía realmente que el mundo era yo.

A través de ese ingenuo ámbito distinguía claramente


La agonía de un pueblo en amordazado silencio
Avanzar con la esperanza y esfuerzo por llegar a ver
La luz de su ígnea dignidad , y el semblante de los rostros,
El resplandor de la luna infiltrándose en mi cuarto,
La descascarada arquitectura de las casas,
El vacío de lo que restaba y sobraba,
La maravilla del placer, la figura azul de mi amada,
43
Y montada en un pegaso, elevada en mil manos y mareas,
Sostenida en los altares de la conciencia humana: la Utopía,
Y no sabía que la utopía era yo.

Solía desvanecerse, naufragar en el horizonte de lo imposible,


Entre el humo y las nubes de las candentes quimeras
Y no sabía que la utopía eran mis ojos.

Allá lejos, en las puertos de las despedidas y los encuentros


Contemplaba zarpar navíos, y en los aeropuertos
Los exilados, los pasajeros con sed de aventuras gigantes
Y no sabía que las distancias eran yo mismo.

Por la ventana de mi juventud miraba pasar


La rivalidad de los hombres, la contradicción
De sus bandos, y no sabía que el conflicto era yo.

EL MUNDO AL REVÉS

He sobrevivido entre colosales dinosaurios,


Entre simulacros de fusilamientos
Y vendavales homicidas,
Padecí de las heridas
Que me infirió la traición.

A golpes de quijadas y a fuerza de templanza


Asesté los dardos de una rebelión,
Yo, discípulo de Caín.
Hice mi camino andando al revés.
Hallé equilibrio en los extremos, santidad
En los infiernos, belleza en la fealdad,
Culpables a inocentes,
Impuros a los nobles,
Sabiduría en la sencillez,
Progreso espiritual en el dolor.

44
Déjame, ahora, vivir mi muerte,
Hipócrita adorador,
No pretendas salvarte con mi salvación,
No existe tal recompensa,
No soy tu pasaporte al edén.

MÁS ALLÁ DEL MURO

Más allá del muro impenetrable


Que retuvo el hambre de mi vivir
Debían de andar los compañeros,
Hermanos de revolución, con propósitos,
Ineludibles a la vanguardia, sospechosos,
Buscados, temidos, cargados,
En busca de algún vínculo vital
O evaluando el balance de una acción,
Padeciendo insomnio o el desvelo
Que da el sacrificio, la entereza
Por concretar la luz de nuestros sueños.

¿Cantarían esas canciones populares,


O comentarían sobre Sierra Maestra,
Moncada o sobre la Guerra de Guerrillas?
¿Beberían un cálido licor
Entre tímidas confidencias?
¿Leerían la prensa del diario acontecer
O asistirían al día siguiente
A un sepelio inmemorial,
Tal vez al propio de ellos en pedacitos?
¿Volvería a verles otra vez? ¿Estrecharles?
¿Y en cuánto tiempo? ¿En qué ciudad? ¿Qué calle?
¿Se acordarían de mí como de ellos yo?
Pensaba larga, muy largamente.

45
LA ERA GLOBAL

Hemos entrado en la luz de una nueva era global,


Amparados bajo el árbol de la ciencia
Y puede esto parecer
Fruto del progreso, reflejo del entendimiento,
Sólo que aún caminamos con los zapatos rotos
Que nos legó la noche fría de las divergencias.

Nos siguen a donde vamos, cual bestias o fantasmas,


Las viejas contradicciones que no disgregó el ayer,
Que dividen los sueños de la realidad,
Que separan la sencillez de la opulencia,
Los deseos de la privación, al oro del barro.
Nos acompañan, todavía, las cicatrices demarcadas,
Estigmas de un odio inaudito y atroz,
Que tiñeron de sangre los ojos de las miradas
Que colmaron de rencores nocivos los corazones,
Un cierto fulgor terrestre que fecunda las semillas,
Una herrumbrosa melancolía aguerrida y sangrante.

Aquellos que en el pasado hostil demandamos


La estrella de la igualdad proclamamos,
Esta vez, con el mismo fiero fervor la diversidad
Y puede esto parecer una paradoja de discurso
De no ser por la existencia de quienes
Bajo la luz de este mismo día,
En el centro de esta íntegra aldea,
Habitan en la edad de la piedra,
Y otros que a su vez no han visto un misil o una bala.
Resulta entonces absurda
La hegemonía de la cultura
Desde el eje de la economía imperial.

¿Quién se atreve a sostener que la modernidad


Navega precedida por la razón?
46
¿Quién supone que la racionalidad
Nos ha gobernado de forma tan certera.

Basta con mirar atrás, por encima del olvido.


Un siglo en ruinas se aleja en llamas,
Devastado por la guerra, el hambre y el dolor.
Un siglo de prisioneros en campos nazis
Donde la condición humana
Fue reducida a la de un animal.
Un siglo de flagelos se despide en harapos
Contemplado desde el remordimiento del error
Que dista largo trecho del horror y la maldad.

Quien crea que la ciencia ha tomado posesión


Del trono que ocupaba la religión
Y que la modernidad ha sepultado a Dios
Que vea caer los misiles en Irak,
Los ha desatado el patriarca del imperio
Más sofisticado de todos los tiempos
En una cruzada que él declara santa.

Todo se ha configurado de modo diferente


Desde los tiempos de Marx,
Desde la llegada del rey de los judíos,
Hoy pareciera que nos cuesta reconocernos
Y señalar quien es quien detrás de las investiduras.
El único detalle es que aún persiste la explotación
El poder sigue a la cabeza del terror,
Sigue siendo la muerte la solución,
El amor crucificado.

Habrá que revisar en los anales de la historia


Los anónimos fragmentos mutilados
Y reconstruir entre tantos la histórica memoria
Que nos dará una nueva mirada para sembrar el futuro
Con memoria de elefante en vez de mitigar el ayer,
En vez de suponer que la vida ha sucedido en vano.
47
LA FATALIDAD

Sacrificado para los días sucesivos de mi propia


Inmortalidad perecía Daniel. Su polvorienta muerte
Como un alud o relámpago de adiós testifiqué.

Demasiado temprano, una tarde plomiza de agosto


Cuando pisábamos, apenas, los primeros pastos
De nuestra adolescencia, se derramaba la copa
De su vida por un despeñadero hacia la nada.

Desgarrados gritos y manos desesperadas


Imploraban vivir a quedarse entre los presentes.
Atrapado en las alas despiadadas de la muerte
Su cuerpo volvíase polvo y cenizas flotantes.

Rodando atrozmente mis ojos le vieron descender.


Una brizna fría de culpabilidad a mi lado
Circulaba como si la mano de un jardinero
Regara una rosa y dejase a la otra marchitarse.

Me preguntaba en tales espantosos momentos


¿Dónde estaba Dios? y las sombras
De las interrogaciones, una y otra vez,
Oscuramente, volvían a ceñir mi dolor.

LOS FUGITIVOS

Huir del parto y del sepulcro,


Del amor hasta su desembocadura,
Escapar del yugo, los horarios,
Con la voz de los insultos de mi madre,
Huir de uniformados que cazaban
Hombres y mujeres en los bosques,
Huir de la grotesca algarabía
De mi barrio marginal,
48
Huir de la cursilería,
De refinadas élites señoriales,
Huir como Rimbaud
Trovando en su carrera delirante,
Huir como un Miguel Angel
Acosado por sus fantasmas fabulosos
Atragantado de palabras venenosas
Que aprendí a callar
Hacia cuyos confines de la tierra
No caben tantos en mi memoria
Quedándose enredados en las algas
De sus lagunas misteriosas.

Aún cuando no divisé ni de lejos


La silueta de la libertad
Mi adolescencia fue una grave escapatoria,
Ávido proceder, paranoia eléctrica encendida
De estar lejano y feliz para sorber entre montañas
En el aire estival de las tardes
De la belleza sus lágrimas de miel
Con los labios curtidos
En la fiebre como si ésta suave,
Dulcemente me consolara.

En esto andaba de recorrer las brechas


De la estéril soledad
Cuando en el camino
Encontré a otros que como yo
También venían de huir de sí mismos,
Cientos de ojos que alumbraron los días,
Disipando las brumas
En los túneles de la lóbrega tristeza,
Algunos vestidos estrafalariamente
Con raídos géneros,
Otros parecían guerreros sin armas
Con el cabello pintado,
49
Los hijos de la rebeldía
Cual más, cual menos armados de conciencia social
Agrupándose en pequeñas tribus,
Comunidades dentro
De una gran jungla llamada sociedad,
Atentos más que nadie al nacimiento
De ese movimiento revelador
Que emergerá de la pérdida de la fe,.
Fruto de los abusos del poder.

Salieron al encuentro los gentiles,


Los ermitaños, los hostiles,
Nos fuimos reconociendo poco a poco,
Volcándonos, midiéndonos,
Abriendo extrañas puertas, derribando muros,
Aglutinándonos alrededor del fuego
De la ineludible tibieza humana.

No eran psicópatas ni inválidos enfermos,


Pero en algún antaño momento
Alguien los había dañado, algo los había marcado,
Se sentían singulares en un planeta hostil
De dogmáticos consensos.

Nos dirigimos hacia el sur, al costado de las carreteras


Consumí nocivas dosis de droga que en imágenes psicodélicas
Me ilustraron el futuro activista de las gentes marginadas.
Nos restaba ahora encontrarnos a nosotros mismos.

50
PROFECÍAS

Acuérdate de estas criaturas que fuimos nosotros,


Escritores de antaño, estrafalarios y alucinantes,
Necios o crédulos, brillantes o mediocres cuando,
Amiga, sacudas el polvo del lomo de tus libros,
Cuando conduzcas tu auto elegante y pasees
Por los jardines de tu morada,
Cuando, peldaño a peldaño, hayas recorrido
Un buen tramo en la escalera de tus éxitos,
Cuando goces de ser la columnista anfitriona
De tu revista , y recostada en tu desván
Enciendas el televisor
Y te corroa la angustia de lo absurdo,
Y ahogada en triviales sucesos no encuentres
Las respuestas fundamentales de la existencia,
Descubrirás que occidente perdió el camino
Y oriente además, hojearás nuevamente
Las páginas de nuestras parábolas
Que profetizaron tu vacío aciago e inspirada,
Confundida , sólo en ese extraordinario momento,
Dejarás de sentirte sola y abatida.

LA ESPERA DE TU LLEGADA

Al atardecer, como de costumbre,


Aguardaba alrededor
De tu contorno florido
Mientras fumaba la melancolía
Tras observar la incertidumbre
En los espejos de las ventanas.

Habían de surgirme palabras rutilantes


En esas ávidas horas desojadas.
Habían de dormirse las musas
En medio de mi pecho fatigadas.
51
Hasta que tú pasabas, ligera,
Altiva, entrañada, radiante,
En flor, entre jardines mojados
Donde la lluvia de mi tristeza
Caía de gota en gota vencida.

Pasabas desde que te amaba


Alborotando un aroma de claveles,
Dejando un rastro que perduraba,
Desde que hospedaba frente a tu morada
Y me dirigía desde el lecho del letargo
Hasta la silla del corredor
Esperando tu retorno, tu llegada
Para ayudarte con los libros,
Ese resplandeciente instante en la tarde
En tanto que amargo sabor entre las horas
De un sucio reloj colgado
Al fondo de la habitación,
Y he ahí al fantasma de la ansiedad
Deslizándose en el crepúsculo
Anhelando volver a asir
Con dedos de joven temblorosos
La cintura exigua de tu vida.

Alrededor de mi silla
La rebelión de unos hombres,
Sobre mi libro abierto
Claveles ardientes,
Una esperanza secreta,
Una visión de horizonte,
Un corazón militante,
Tú, al borde de los caminos,
Advirtiendo los peligros,
Con la templanza de tu carácter,
Que aún cuando me amaras
alzarías en tus alas lo indecidible.
52
LA VISITADORA

Domingo refulgente, anhelado


Y generoso en que venía a mí
Tu prodigar cruzando
El puente de tu ausencia.

Largo había sido el silencio,


La lluvia, tan sólo, cantaba
La noche entera, luego
El viento en lo alto desataba
Las redes grises de la tempestad
Para hacer celeste tu claridad.

Por escaleras, por charcos


Como espejos, a mediodía pleno,
Venciendo los temores de aquel tiempo
Tus pies ansiosos se encaminaban
A una cárcel de piedra
Hasta donde yacía y redactaba
Lóbregos, pálidos versos
A la sombra de unos muros
Para que luego tú, entre tus prendas,
Ocultos los cobijases y llevaras
Lejos de ahí,
Como desvalidos hijos,
Hacia la luz, hacia la libertad.

ALEGRÍA Y DESILUSIÓN

Pocas cosas fueron hermosas


En esos años tan desilusionantes,
Una vez roto el cristal de la utopía.
Como el sol que por la noche
En el cielo ya no es útil
Innecesarios nos fuimos sintiendo,
53
Vagas notas de una armonía disuelta
En que ninguno requería
Con su vivir de servir a los demás.

Salvo esa belleza violenta


Que aún pregonaba y apedreaba,
El alma de una joven primavera
Que aún reivindicaba y cantaba.

En la ciudad el corazón, nido de temores,


Se pudría en mudo silencio, la mente
Una fuente sucia con un coro de complejos
Esperando horas amargas que pasasen.

Frente a nuestras miradas un ejército desfilaba


Enseñando el brillo ilustre de sus botas
Que quebraron en los cuarteles nuestras costillas,
Y en los balcones aplausos airosos que llovían.

El presidente invitaba a cenar


Al dictador vencido en tanto
Que a lo largo y ancho de aquí
Se levantaban los cadáveres
De desaparecidos hermanos.
Nadie los desenterraba,
Venían por sí mismos
Hartados de la tierra y las mordazas
A pedir ataúdes para sus sueños,
Funerales y otros petitorios más.

En la ciudad pocas cosas eran hermosas


Salvo esa capacidad de sufrimiento
Que nutrió el alma de nuestra miseria.

54
DESPUÉS DE TODO

Bajo el manto gris de la noche


Soñaba con mujeres violadas
Semejantes a la mujer que amaba,
Gobiernos que asesinaban a seres,
La unidad deficiente formaba
Un patético cuadro de los hombres
Contra un paredón desarmados.

Miseria a menudo, hambre


Y más muertes, a menudo
El amor me arrojaba a un mar
Con los brazos atados.

¡Qué pena que no formaras parte


De ese juego sangriento!
Que hubieran cegado los ojos
De tu conciencia, que pusieran
Tu sonrisa por delante
Y disparasen sin darte cuenta,
Que comprendieras apenas,
Que a fin de cuentas andábamos
Ambos a la par, que por salvar
Las manos tuyas mutilaban
Las mías sin darme cuenta.

Que, por cierto, no hagas caso,


Después de todo importaba poco
La patria por liberar,
Que si cuando me buscaban
Con armas mi cuerpo
Que en sueño amargo volaba
Sobre los pueblos comprometía,
Por lo demás, una sombra para la paz,
Que contaban con derechos, con razón
55
Cuando disparaban a tus hermanos,
A tu algarabía que desdentaban,
Que se nos iba la vida
En asuntos que no valían la pena.

EL REY DE LOS MARGINADOS

El rey de los marginados se enfrentó a colosales imperios,


A los dragones que habitan las cuevas de la ignorancia,
A las torres del odio, a los monstruos de la desolación
Con su lanza verde, su espada, su metralla ardiendo,
Con el coraje de su templanza de acero o mármol.

Cayó frente al dominio sobre la tierra vencido


Y su desangramiento tan largo regó la primavera reprimida,
Su sangre llegó a las raíces, llegó a todo un pueblo
Como una lactancia eterna que nutrió nuevas esperanzas.

El rey de los marginados de nuestro tiempo y otros tiempos


Fue crucificado, sepultado vivo, murió
Y fue resucitado por millones de hombres nuevos
Que recogieron su baluarte, su estrella, su ejemplo.

Fue biografiado y tergiversado en su palabra,


En su verdad como truco para borrar
Las huellas de su endecha abierta en la desesperanza,
Y sobre su tumba los burgueses no desmintieron su coraje,
Pero acuñaron su nombre como un hombre equívoco.

El rey de los marginados, siempre henchido de aventuras


Zarpó sobre el Atlántico, sobre el Pacífico o en mares remotos
Para emprender la travesía más temeraria de su vida
Por la vida y su muerte fue siempre una victoria para la vida,
Para la credibilidad de la alegría y la posibilidad
De que es factible construir una sociedad mejor.

56
El rey de los marginados, de carne y hueso igual a ti, a mí,
No se resignó a las injusticias de su entorno,
No miró el horizonte con los ojos del pesimismo ciego,
No se doblegó en las vicisitudes más austeras,
No le tembló la mano para barrer a sus enemigos,
Hizo de su convicción un pan de cada día y una plegaria,
Alentó a sus camaradas en las más desalentadoras jornadas,
No se vendió jamás para demostrar
Que el lucro contra su pesar no todo lo puede adquirir.

Fue también la oveja negra del rebaño,


El esclavo insurrecto que organizó a su pueblo,
El estratega que enfrentó a un enemigo más numeroso,
El bandido de los recompensadores buscado vivo o muerto.

Vivió como quiso, así forjó su destino.

Debió camuflarse como los animales mimetizados en las selvas,


Y en las ciudades de hidalgo caballero, de cura o mendigo.

Vio desmoronarse como una torre su obra frente a sus pies,


Triunfó la traición una vez más sobre el amor,
Triunfó la cobardía sobre la entrega sin condiciones.

Fue encarcelado y humillado,


Fue maldecido y desterrado, fue perseguido y acogido,
Fue conducido al infierno de la tortura y del suplicio
Para doblegar su estatura insigne, a rendir honores
A los esbirros absolutistas con sotana y crucifijos,
A los inquisidores revestidos de amor y fe,
A la corona del poder monarca, al invasor foráneo,
A los mercenarios vendidos, al dictador desquiciado,

Pero su conducta optó por la muerte a la deshonra,


Eligió el silencio mutilado a la corrupción de su lengua,
Prefirió seguir siendo en la agonía como había vivido.
57
EL INDIVIDUO, OBRA MAESTRA DEL CAPITALISMO

Hace más de dos mil años un hombre llamado Jesús


Arremetió su ira contra las bases de una sociedad mercantil
Que prosperaba armado tan sólo
De un lenguaje estructurante y de una sotana,
Por eso hubo que amordazarlo, por eso había que crucificarlo,
En el centro del odio, a la sombra del imperio del orgullo,
Y he aquí nuestro extraordinario reino cada día más infernal,
Un círculo vicioso girando alrededor
Del consumo que nos consume,
La telaraña en la cual yacemos mientras se aproxima
La araña de la muerte a roer los cadáveres de los sueños
Atrapados en las alambradas del hambre y la rutina.

Hace veinte años recorrí las calles de esta misma ciudad gris,
En ese entonces tenía menos libros en mente
Y más coraje vanguardista,
Creía en la posibilidad de vencer mi propensión al existencial-
ismo,
Nada sustancial ha cambiado,
Permanece la misma soledad del individuo,
Las mismas canciones que según éstas versan de amor,
Los ciudadanos portan teléfonos inalámbricos
Y las muchachas se disponen a experimentar
El más catártico de sus orgasmos virtuales
En las salas de chat que les ofrece la tecnología
Con un individuo desconocido a mil kilómetros de sus hogares,
Más de cien canales para terminar perdiendo el control
En la madrugada de domingo,
Alarmas con circuitos electrónicos,
Todo para nada, para seguir incomunicados
En un mundo de redes virtuales
Con la señal instantánea de los satélites sobre el planeta.

Lo más ingenioso de nuestro reino


58
Resulta en que nadie está al frente
Para ocuparse de resolver u objetar
Tanta demanda de un anti-discurso exaltado,
Nadie está presente para perder el tiempo
Reparando en lo ajeno
Ni para dirigir una lucha organizada
Contra el mentor del crimen,
No hay libro de reclamos
Para verter tanto inconformismo y/o atropello
Porque nadie atenderá
Las necesidades del hombre común,
Debes comprender que esa es tarea del individuo,
Que la solución depende única
Y exclusivamente de sus garras,
Por consiguiente, tienes plena libertad
Para escoger entre morirte
Recostado en la calle de un suburbio
Sin que a nadie le incomode
O enriquecerte si eres hábil comerciante,
Político o estafador,
No importa lo que vendas,
Mejor aun si no posees los escrúpulos.

Pero queda estrictamente prohibido


Tenderle una trampa al caos,
Organizar una colectividad subversiva
Que pongas en riesgo la seguridad ciudadana
Salvo inofensivas comunidades deportivas
o sindicatos corruptibles,
Tácitamente se prohíbe tener utopías
Que transgredan los límites de tus fronteras,
Nada que atente contra la tranquilidad
Del individuo sonámbulo que transita libremente
Por las calles taciturnas de su subconciencia.
Sin duda una mágica manera
De percibir el mundo que debe ser resguardada.
59
PRONTUARIO DEL ODIO

El odio, serpiente arpía,


Alma de Caín, tempranamente emancipó
A los pueblos a atravesar
Por los parajes del temor,
Fue guiatoria tea de caravanas
Por desérticas llanuras, por el vasto océano
De la debilidad humana y la abnegación.

Fue furioso por la tempestad,


Látigo en mano,
Rebelando a los ángeles de la trinidad.

Incitó a fundir el hierro en armaduras,


En espadas irascibles, en tenaces escudos,
Inventó la guerra y halló en esto buen negocio.

Traficó con la muerte, conspiró con el verdugo,


Vinculó a los desterrados, amotinó a los conscriptos,
Sobornó a los paladines fieles de la justicia,
Corrompió a la administración pública y civil,
Levantó a nación contra nación,
Indispuso a hermano contra hermano,
Legisló a favor de múltiples privilegios,
Privatizó los ejércitos y el Estado,
Desarrolló en sus macabros laboratorios
Sofisticadas máquinas para torturar,
Embaucó a las cúspides del mundo
Y halló también, en todo esto,
próspero poder.
El odio fue encarcelado por su rebelión,
Y sentenciado, castigado
En su paupérrima prisión
Urdió meticulosamente, año tras año,
La ira incontenible de su maldición,
60
Y una vez liberado, cuando
Se encendía la aurora de su ansiada venganza,
Se dispuso a saborear gota a gota
La sangre, entre sus manos, de su detractor.

A un paso se está del odio al amor


En cuanto puede corromperse la bondad.
Me privo, por mi parte, de esta
Descarriada pasión, y al viento,
al olvido dejo mis penas y mi rencor.

LOS CUENTOS QUE NOS ATAN

El viejo cuento de Adán y Eva,


El colapso del fin del mundo
Y de que la historia se terminó
No admite lugar a análisis alguno.
Las charlatanerías de la publicidad,
Las idioteces en los raiting de la TV,
Los artículos de consumo contemplados
En la canasta familiar del IPC,
Las excusas de la superpoblación mundial
Defraudan nuestra inteligencia y ofenden
La sensibilidad del sentido más común.
Los cuentos que nos ataron por siglos,
Los tabúes del sexo, la figura perfecta,
Y el machismo latinoamericano,
Los dogmas, los viejos dogmas
Que eclipsaron la luz de la verdad,
Los oráculos de la modernidad,
El horóscopo que predice nuestra suerte
Para este buen fin de semana,
las canciones de amor
De los artistas plastificados
Que no bordean un sólo ápice del amor,
La prohibición de la droga
61
Y los monopolios del tabaco y el alcohol
El control de los medios de comunicación
Que censuran la voz de lo primordial,
Las habladurías morbosas del vecindario
Las transparentes intenciones de los políticos,
La corrupción, los sobornados y los extorsionadores,
El abuso del poder y el descaro de su discurso:
Transgreden el sentido de la moral,
Los métodos altruistas de organización,
Deterioran la salud mental y nos ofuscan,
Entorpecen el desarrollo de la civilización,
Deploran los caminos de la juventud,
Atentan contra la felicidad civil del ciudadano,
Empañan la hermosura fulgurante de la poesía.
El problema no es de quien se beneficia o se lucra,
El problema es de quienes tienen que pagar el precio,
El problema no es de quienes formulan el cuento,
El problema es que todos somos cómplices,
El problema no es el miedo a romper las cadenas,
El problema es mucho más complejo,
El problema es cuándo y cómo vamos a remediarlo.

DE LA GUERRA Y LA PAZ

La paz es el camino largo que los hombres libres


Pueden recorrer cantando,
La guerra, en cambio, es un precipicio sin fondo
Donde son arrojados los esclavos en ejércitos funerales.

La paz tiene la expresión cándida de un niño sano,


La simplicidad de la alegría cotidiana.

La guerra es la visualización espantosa de la bestia del poder,


Sólo es el estiércol del cerebro humano,
El apetito devorador de la codicia insaciable,
La guerra es la venganza donde los vengadores
62
Se disfrazan de nobles ideales
Engendrando nuevos conflictos.

La paz es el fruto de la inteligencia humana,


La disciplina que rige el orden de la naturaleza
Para que todos los seres participen
De la existencia en su armonía infinita.

La guerra es el decreto estatal para el lucro de unos cuantos


Sentados plácidamente dentro de sus fortalezas
Mientras los hijos del pueblo entregan su sangre
En los campos de batalla.

La paz no requiere condecoraciones, ni de héroes, ni mártires


Sino del valor de quienes se empeñen por preservarla.

La guerra es la enemiga inmensurable de la vida,


El bombardeo sórdido, la fragmentación de la cultura,
El desconsuelo materno, el llanto eterno de lo irreparable
De aquello que no volverá a nacer.

La paz es la comprensión cabal, el ejercicio manso


De los cánones cristianos.

Habemos de preguntarnos, en definitiva,


¿Cuánto podemos desarrollar sobre el césped de la paz,
Cuidadosamente podado, y cuánto
Ha de tragarse la guerra con la tierra negra de sus tumbas?

63
VERSOS A LA ORILLA DEL MAR

Entre el mar y la tierra, por la ribera amarilla


Es este camino de andarse con paso firme y resuelto,
Donde fauna y flora se confunden en un beso.

La vida es una poesía inconclusa


Que la muerte interrumpe celosa
Matizándose con cuanto hay
En el paisaje, y al encuentro del forastero
Se dirigen las cosas a oír su respuesta
Cuando estrechen, cálidamente, su mano.

Y finalmente la muerte llega a vaciarnos los bolsillos,


A decirnos que no seguirán siendo nuestras las piedras
Que, por preciosas, recogimos a través de la arena.

Nos asegura:”-Todo lo que aquí atesoraste inútil


Te será desde ahora y para siempre-”.
Nos recuesta en un lecho blando de espumas.
El tiempo, presuroso, nos sumerge en el olvido.

LA CIUDAD DE PIEDRA

La ciudad de piedra erguida frente al mar


Con sus monumentos de piedra y sus sueños de piedras
Redimida con sus altares y su acomodada moral,
Su hipocresía al descubierto, sus crímenes impunes,
Su sangre de callejones ebrios, su foránea identidad,
Su metálica estridencia, sus baluartes y sus monopolios,
Su falta de sentido común y su razón de ser.
Adentro de sus casas hombres sentados
Frente a la pantalla de un televisor centelleante,
Adentro de sus cráneos la relojería oxidada
De un programa gobernado por la imagen.
Ha sometido al campo a su entero capricho,
64
Y después de comer el cereal de sus cosechas
Muerde la mano extendida sin el menor remordimiento
Y siéntese complacida.
Movida tan sólo por la inercia su panza famélica
Bosteza con tedio atroz y haraganoso.
Oigo por las noches rugir su corazón imperturbable,
El reventar de las olas contra su impávida coraza.
A la deriva de sus magistraturas elitistas
Firma con pluma de oro fojas
De proyectos para sus privilegios
Mientras el resto espera en la postergación.
Dormí sobre sus calles con lo puesto que vestía,
Bajo las estrellas, el frío , el rocío,
Un libro de Whitman bajo el brazo,
Sólo la poesía confidente y compañera,
No creo entonces haber estado tan abatido
Como su desidia ante la vida y sus desvaríos.
La ciudad de piedras erguida frente al mar
Con su oscura reputación , su mafia congresista,
Su fórmula barata de felicidad , su caro ilusionismo,
Su demolida arquitectura bombardeada
Por la ausencia de inversiones,
Su llamado a la fe y a la confianza,
Su absurdo optimismo,
Su magia dirigida a la mediocridad y su destreza,
Su ambigüedad y sus antítesis,
Su pseudo libertad de competencia
Y su incisiva mordedura a la calidad de vida
Se hundirá como una isla en el centro
De su propia sangre.

65
LAS GARRAS DEL IMPERIO

Cuando el águila del pentágono


Decide bombardear los niños en Bagdad,
Arrasar la miseria de su medieval desarrollo,
Desarmar a los iraquíes de sus supuestas armas químicas,
Y al cabo de un cruento montaje
Que no llega a ser siquiera guerra de guerrillas
Enfrentándose a la más débil resistencia
Resulta evidente
Que no le han tomado su parecer a nadie,
Salvo a los objetivos de su calculada codicia.
Lo cierto es que no prevén la conmoción universal
Que se expande en cinturones de marchas
Por la paz del mundo, una derrota política, sin duda.
Dicho exterminio, en nuestro diario panorama,
No es otra cosa
Que la antigua prolongación de la lucha por el poder
Nos encuentra y nos derriba,
Se convierte en el espejo del espíritu humano,
La guerra que comienza a hacer estragos
En nuestros propios corazones.

Antes fue la tierra y el oro, ahora es el petróleo


El que se sobrepone a la sangre, al llanto del horror,
Al padecimiento descarnado de niños, madres y hombres,
¿Mañana qué? , ¿Acaso un trozo de metal, un mineral
Usado como combustible que encenderá los motores
Y enceguecerá a los poderosos, el objeto de codicia
Que pondrá la vida una vez más
Bajo las orugas de los tanques,
Bajo la avaricia implacable de los emperadores?

¿Cuánto tendrá que recorrer el hombre


Sobre el cadáver de su enemigo?
¿Cuánto para reconocernos como hermanos
66
Sin la pupila en nuestros bienes o en nuestros males?,
¿Cuántos muertos colmarán la fosa del egoísmo
Para que al fin el hombre deje de ser el lobo del hombre?

EL PASO DEL TIEMPO

Pasa el tiempo
Siempre voraz, generoso,
Caprichoso o egoísta, incapturable
Girando en el círculo de su cíclica marcha.
No sólo somos hojas contenidas
En la energía del viento,
No vegetales
Sino las criaturas de un reino superior.

El tiempo que no nos dio tiempo a pensar,


El tiempo que nos arranca los cabellos
Y nos hace suspirar a gritos en el crepúsculo
Nos otorgó todas las flores de la primavera
Secando además los frutos del paraíso perdido.

El tiempo que hizo realidad los sueños del hombre


Convierte las niñas en madres,
Los pequeños en adultos,
El tiempo que nos roba el tiempo y a cambio
Aquí yacen en montañas de hojarascas
Recuerdos y nostalgias.
El tiempo que perdono y no concibo.

El tiempo que no sabe hablar


Nos fortalece a golpes,
Nos moldea y termina por esculpir a martillazos.
El tiempo enemigo del frenético impulso de la juventud
Duramente nos ha enseñado
La lección de la existencia.

67
El tiempo que, implacable, redujo la prehistoria
En acertijos para la ciencia, y a ruinas los imperios.
Derribó los dictadores que desafiaban la muerte,
Arrastró desde sus cavernas hasta el pleno día de sol
Los mitos y los demonios de la antigüedad
Estampándolos en historias de libros
Para entretenimiento de niños
O en archivos de bibliotecas
Para estudio de doctos pedagogos.

Sólo el tiempo guardó celosamente las llaves


De las secretas soluciones imposibles de resolver
En ese instante en que todo parecía tan oscuro.

El tiempo que precisa de la prisa


Para perfeccionar nuestro arte,
Viajando en aras
De un desconocido, enigmático proyecto,
Sentando las bases de las utopías
Que volaban por los cielos,
Corrigiendo errores, ensayando una y otra vez,
Moviendo las falanges del universo y originando
La transformación continua de las cosas,
Destronando nuestro orgullo presumido,
Sugiriéndonos la necesidad de equilibrarnos.

LA FORTALEZA DE LOS DÉBILES

La fortaleza de morir naciendo,


La fortaleza de vivir la pena
Pasa con su desolación,
A través del día,
Con su herida inmortal
De luto por cementerios
De funeral en funeral.
Le hallo con los muebles en la calle,
68
Morosa en la cuenta de su alquiler,
Saliendo solitaria de la maternidad,
O salvando vidas, enceres en un aluvión.
La fortaleza es flor al viento
Regada con sangre
Y por eso es virtud,
Virtud de lo que duele,
De lo que hay que andar y sangrar,
De lo que sobrevive y crece
Más allá de la tempestad.
La fortaleza vuelvo a verla pasar
volando cual colibrí,
Con su dentadura sonriente,
Hundiéndole su diente a la muerte.
Nunca deja de asombrarme
Su manera de sobreponerse al dolor.

LOS CAMINOS DE LOS SUEÑOS

Hasta donde puedes ver, amor


Cada torre de esta gran ciudad,
Cada cúpula de su imponente trama,
Todo fue un sueño en un principio.
Atrás quedaron siglos
De misterios y oscuras cavernas.
No fue el motor lo que movió la industria
Ni hizo despegar al hombre, ni encendió
La maquinaria de sus tentativas,
Fue sencillamente este afán rudimentario
De trascender desde su madriguera
Hacia el espacio exterior.
Otros sueños traerá el mañana
Y otros hombres vencerán sus desafíos,
Ya el musgo es el esmero del ayer
Que tapiza nuestros suelos de hoy.
El sueño inventó los recorridos
69
Que conducen todas las obras hacia la luz
Por eso, amada, soñé tanto tiempo errante
por los caminos para andar junto a ti la vida.

EBRIEDAD NOCTURNA

¿Quién pintará la luna que miro?


¿Quién le retratará sobre su atril, fecunda,
Colosal, perenne, febril en tanto sorbo
Este vino mágico de delirios en ascensión?

La luna temblorosa en mis retinas ebrias


Como con sus cráteres en signos de erupción.
La luna hecha del polen, de pureza germinal,
De primavera cálida, de savia y candor.

¿Quién enseñará, en esta hora, su pecho brillante


A las estrellas hacia lo sagrado, hacia lo azul,
A lo infinito, a lo indescriptible
Como buscando un dios, una ilusión sideral,
Como cansado de su pobre paso sobre la tierra?

¿Quién se lanzará, a lo lejos, desnudo


Como una flecha roja en el vacío?
¿Quién habrá visto esa estrella fugaz?

¿Quién retratará esta luna de noviembre


Mientras redacto este verso que alumbra
Su forma, su luz, su plenitud?
¿Quién pintará la luna que miro
Más allá, donde no ha de alcanzar
Mi pluma, mi vino, mi salud?

70
PUNTO DE INERCIA

Ahora que he cumplido mi venganza,


Ahora que está, tendido a mis pies,
Herido de muerte mi viejo opresor,
La flor marchita del amor consumado
Por cada palmo de su lirio
No hay propósito, ni saber, ni ambición,
Ni símbolo sexual en mis paredes,
Un flujo frívolo de sangre circulante,
Un aire de libertad pueril
A tientas entre tinieblas.

Ahora que no hay víctimas ni victimarios


En mi camino,
Ahora que reconozco en el odio
La maldita máscara del amor sentenciado,
Ahora que he perdido mis últimas esperanzas,
Mi mágico poder, mi orgullo, mi saber.

Estoy en la torre más alta


Mirando un viejo talismán
A donde se llega con desdén
Y he aquí que me interrogo
¿Qué juego juego entonces
Para ayudar mi alma a sobrevivir
¿Y qué más allá de la muerte?,
¿Y qué más allá de la vida?

Como un párroco que gastó su fe,


Como una mariposa que perdió su luz,
Como una brújula buscando horizontes.
¡Sálveme el pecado de una noche ansiosa!,
¡Sálveme la primavera con una flor furtiva!
O el fundamento de una necesidad suprema
Para estimular mi alma a sobrevivir,
A amar, reír, andar.
71
PERDIENDO EL CONTROL

Justo cuando me disponía acariciar mi mujer,


Blandir su suave claridad, recompensar su esmero
Y entrega, sin planificación ni horario
Llega otro fin de semana como
Si no hubiera más tiempo en el mundo,
Como si comenzara otra tierra en vez de la rutina,
La maquinaria del hombre emite su rugido
Con un bramido de cansancio sin redención.
Baja de la noche un viejo ser de alas blancas
Llamado Sueño que me empuja al misterio.
Probablemente permanezco horas y horas bebiendo,
Dialogando con este extraño encantamiento
De frágil aspecto y ligera presencia
Que me hechiza, me aturde, me envenena.
Ha secuestrado por años mi inspiración,
Ha condenado mi mirada a su contemplación.
Yo no sé lo que quieren ver otros hombres,
Sólo sé que busco un punto de vista diferente
Que contenga la belleza, el amor, la verdad.
Puede que me queme los ojos en este intento,
Puede que me abandone la cordura y mi mujer
Y me quede solo para siempre,
Es posible que se derritan mis alas en el sol
O que Virgilio me conduzca al paraíso
No sin antes contemplar mi loco rostro
En los espejos de la conciencia infernal.

72
EL ANIMAL HERIDO DEL PANTANO

En la orilla de un pantano cenagoso, una tarde,


Cuando el sol llameaba, hallaste mi cuerpo malherido,
tendido entre las hierbas venenosas, desviado
Del rumbo de la vida, aún inconsciente, maltratado
Por las fieras armas de mis rivalidades,
Allí, las larvas del delirio incubaban sus huevos,
Allí, los cuervos de la agonía acechaban mis entrañas,
El panorama del pesimismo hacía estragos en mis sesos.
Pusiste hojitas de hierba en mis heridas, calmaste
La fiebre y la tos convulsiva, ¡con cuánta delicadeza
Depositaste las gasas allí, donde el amor lo requería!
Apaciguaste la sed, el hambre, estimulaste mis ficciones,
Comiste de mi propia vasija, perfumaste mis harapos,
Oíste mis apreciaciones hasta dormirte rendida,
Interpretaste mi silencio y mis extravíos.
¿Cuántas veces nos emborrachamos hasta perder la cordura?,
¿Cuántas veces, por las calles del pueblo, nos intoxicamos
Entre los extraños locos de la noche,
Bohemios, artesanos, artistas
O vampiros que se esfumaban al despuntar el alba?,
Cargaste con el peso de mi cuerpo, en calidad de bulto
Hasta el cansancio, hasta el catre que nos sostenía
Mientras se obsesionaba tu vida de la mía,
Mientras perdía el control de mi destino,
Secuestrabas mi alma a fuerza de retener mi corazón,
Me oprimías el pecho y consumías mi aire,
Recortabas las alas de mi partida, cerrabas todas las salidas.
Tal vez estés pensando en todo esto, que soy un mal nacido,
El animal herido del pantano que un día rescataste,
Tal vez estés arrepentida de haber vertido tanto para nada,
Ahora que, ya ves, has abortado la idea del suicidio,
Examinando, en tanto, las cicatrices en mi piel de tus iras.
Donde quieras que estés recibe el beso sereno de mi gratitud
Que se recostará como una sombra en tu costado,
73
El amor que no nace de la imploración ni del ruego, ni del llanto
No siempre es recíproco, tal vez, tal vez lo hayas comprendido.

ÁNGEL DE UN SUEÑO DE VERANO

Besé los florecientes capullos de sus senos,


Hijos de una precoz maternidad,
Tumbé su cuerpo anhelante con sus entrañas
Bajo las mías, me abrí paso
Ansiosamente con la delicada sorna
Por la tierra humedecida de su sexo,
Inundé el torrente hospitalario de su pubis
Y al fin toqué su sangre
Ardiente, voraz, más joven que la mía,
Seis horas antes de salirse el sol,
Toqué su sangre y al arrullo
De su entrega me he vuelto vampiro,
Toqué su sangre y era la aventura de la noche
Desangrándose entre gemidos y sudor,
Toqué su sangre
Nutriéndose de savia mi mortalidad,
Medio siglo antes de derrumbarse su cuerpo
Sobre la cripta de un frío panteón,
Toqué su sangre y era la noche estrellada
El manto celeste que nos cobijaba,
Tomé su sangre y no era precisamente su sangre
Sino la tierra lo que tocaba.
Arropó su esbelta desnudez una vez
Incorporada frente al espejo del ante-sala,
Llevó sus dedos, aún temblorosos, a sus cabellos
Y extendiendo el albor de sus alas de ángel radiante
Se desvaneció la imagen sagrada de mi camino.
Aún conservo en mi camisa su mancha indeleble.

74
MONUMENTO A TUS MISTERIOS

Gracia, chispa, luz… energía eras tú,


Movimiento, misterio indescriptible,
Cabellera nocturna, optimismo, vida,
Superficie, hondura,
Y gracia, chispa, luz
Son piedra en mí,
Piedra taladrada por mis versos,
Piedra más allá de tu muerte,
Piedra más allá de tus huesos.
Eras la ira de una paloma
Contra un toro,
Una flor minúscula hallada en invierno
Que vencía la lluvia y el viento.
La hilaridad de tu risa
Le dolía a los muertos,
A los tristes, a veces, hasta a mí.
Tenías la ferocidad de un tigre
En la mirada que mataba.
Eras de cuántos, ¡ah, de cuántos!
Y nadie era tu vida ni eras mía
¡oh, alma querida!,
Estabas unida a tus sentidos,
Estabas atada a la traición,
Debí asesinarte y te inmortalicé.

75
HEMOS PERDIDO

Hemos perdido con los días nuestro apetito carnal,


Un síntoma que en escala evidencia el desamor,
Los días que suman años y toneles de cansancio mortal,
Los días que se llevan el tiempo en nuestras manos,
Nuestra lejana luna de azahar, las promesas
Como sentencias selladoras que juramos no olvidar.
Hemos perdido la ilusión, el desvelarnos
En la puerta de un verde amanecer,
Entre cuentas, entre arrebatos o desvaríos,
Entre bienes frívolos y adquisiciones materiales.
Los velos oscuros de la noche van cayendo,
Nos vamos durmiendo con el beso flojo y tu oración,
Así sueño entre tanto que me elevo del lecho,
Subo al cielo convertido en corcel
Cabalgando montañas, atravesando páramos, valles, mares,
Tierras fructíferas donde al fin mi belfo ardiente
Bebe un agua con la sed de sus entrañas
Hasta que retorno, y estás ahí aún, despierta,
Desnuda, con la mirada fija
En lo porvenir como esperando nacer
La felicidad que un día salió a cabalgar.

FÁBULA VEGETAL

Nunca es estéril el dolor, y la desilusión


Tiene un vientre fecundo.
Lo sé por mi camino, lo sabe mi sudor,
Y quien se niegue a creerlo que comprenda bien
La historia de una semilla desdichada
Que no podía florecer.

Rodeada de vegetación silvestre, de esbeltas espigas,


De coloridos pétalos, entre gérmenes y abejas
Había soñado tanto crudo invierno
76
El ansiado día para echar en tierra su raíz.

Cuando su amarga desventura supo


Sucumbió en sollozos por no poder germinar,
Lloró el sueño ido de su fortuna preñada,
Lloró tanto su gran esmero, su truncada ambición,
Lloró la noche entera sobre la tierra tendida.

Las malas hierbas se mofaban,


Vanidosas flores se sonreían.

Al día siguiente sorpresiva fue la dicha


De encontrarse florecida que con el de su llanto
Hasta otras semillas fecundaba.
La burla lejos se sonrojaba, los pájaros le ceñían,
Y es que era la madre mayor del nuevo amanecer.

Nunca es estéril el dolor, y la desilusión


Tiene un vientre fecundo.

EL PASO DEL AMOR

Pasó el amor por mis manos como un libro de Bécquer,


Como una brisa intangible que esta vez se deja asir
En plena primavera con ademán sensual
Que me incendió de coraje la sangre,
Con su anatomía precisa comprimida entre sus tacos y su pelo,
Con su leyenda y egolatría, con sus reclamos de entrega,
Con sus papiros para firmar un juramento o una condena.

Pasó el amor, pasó el amor otra vez por mis entrañas


Con la trama prescrita en la piel de sus serpientes mortíferas
Portando los látigos de la esclavitud de la belleza,
Mitad fuego, mitad nieve, terciopelo, placer delirante,
En tanto que espejismo, verdad y mentira.
Pasó el amor simbiótico, romántico, obsesivo compulsivo
77
Para ser mejor retratado,
Con su atmósfera triunfal y fatal, su fortuna incalculable.

Miró con su hipnótica mirada hasta el fondo de mí mismo


Para hacer de mi vida un castrado emperador
Con el pasar cruel, mortificado, de los años venideros,
Que demanda el sacrificio, la incomprensión,
Pero como es sabido que la muerte ronda al amor
Me restringí, por temor, a la miel de su aventura efímera,
Me limité a palpar su piel y luego lloré mientras lo dejé partir
En busca de otro esclavo.

Me quedo aquí con la impresión de que se vive sólo un in-


stante,
Y se es feliz una tarde, un día, una noche cualquiera
En tanto persiste el deseo, en tanto refulge el amor, la entrega.
Quisiera no creer esto, pero en fin, ya veo,
Pasó el amor tan sólo para demostrármelo.

EL RECUERDO DEL AMOR

El amor profana la tumba


De su recuerdo inmemorial,
Desempolva el sucio cadáver,
Estrechándolo contra su pecho fecundo
De volcanes, cráteres y estrellas.
…Así, de rodillas permanece
Una eternidad, que desde luego,
Siempre, es tan sólo
Un infinito instante.

78
EL MAR EN TU VIDA

Me sorprendió la permanencia del mar


Detrás de ti, seguirte como una sombra
A donde fueras, y hundirse en tu prodigio
Como la mirada atenta de un padre
Del que te vigila, ama y resguarda.
Me sorprendía distinguirlo
A espaldas de tu distancia,
Enredarse con sus garras de tigre
En las inquietas algas de tus cabellos
En perpetuo movimiento.

Me sorprendía el mar teñir la extensión


De tu presencia hábil día tras día,
Sin que tú misma a veces lo notaras.
Me era fácil encontrarte en los abismos
Que te rodeaban cuando te volvías ausencia.

Jamás lo hubiera dudado si me hubieras referido


Que eras tú el paisaje, las hojas que pisaba,
El crepúsculo desangrándose, la brisa flotante
O los jardines que te vieron correr y florecer
Como una prolongación de tu existencia
Y no lo hubiera imaginado de no haberlo vivido.

Me cautivó el secreto azul de tus misterios


Como una perla salobre que el mar custodiaba.

Me sorprendía la noche al oscurecerse el mar


Cuando finalmente te dormías en lo alto
Como esas estrellas que sueñan ancladas al cielo.

Solías llevarlo puesto en el trajín de tus mañanas,


Era tu vestuario que se caía de tu armario,
Perfectamente visible en cuanto me sonrieras
79
Con ese albor de tu sonrisa y con la luz de tu mirada.
Era mirarte desde lejos e impregnarse de tu sustancia,
Era pensarte y matizar el concierto de la soledad
Con el fantasma de tu ser metido en mi cuarto.

Ahora podría envejecer tranquilamente.


Yo sé que el destino me condujo hasta ahí,
Hasta la arena de tu superficie,
Hasta el ruido de tus roquedales
Para habitar el centro de tu primavera
Como un lugar que la tierra conservó intacto
Mientras la muerte existía fuera de sus fronteras.

CLAROSCURO

Definitivamente
Era un difunto allí
Si hubieras palpado
El cinturón de muertes
Que me rodeaba,
Si hubieras colindado
Con el muro que nos separaba
De la libertad,
Si te hubieran estremecido
Las aguas oscuras de los estragos.
Hubieras visto amantes,
De por medio,
En caravanas marchantes,
Emigraciones,
Agrupaciones clandestinas
Y llamaradas en la noche,
Conspiraciones en silencio en la madrugada,
Cigarrillos trasnochados en los cuartos,
Cenizas que, sin embargo, me recuerdan
Que alguna vez me amaste.

80
DESPUÉS DE TI

Después de ti, lejos de ti


No tengo olvido
Ni rencores de luna
O incomprensiones que merezcan
Nidos en la noche
De mi pecho en calma.

Aun cuando un doloroso desafío


Unido al ardor de tu partida
Me designó tu belleza:
El deber de elogiarla,
Entre el hombre
Que te tuvo y perdió
Y el poeta que aún en éxtasis
Renace en la hierba de tus hechizos.

Después de ti, lejos de ti,


El poeta obligaba
Al hombre a recordar
Para dar testimonio por escrito
De la Odisea de su drama,
Como si desde otros tiempos,
A través de otros amantes
Fuera a ser interpretado
Estrenando su pluma
Con tinta azul de su memoria.

El hombre hastiado del poeta


Procurando olvido y sueños nuevos
Aspiraba encontrar
En tierras lejanas un brebaje
Para alivio de su mal.

¡Cuántas veces deseó arrojar


81
Su lira contra estrellas fatuas
Y convertir al bardo en cenizas
Cada átomo de sus sentidos!

¿Quién crees que venció?


Ese poeta que escribía
Y ese hombre negado al recuerdo,
No eran dos,
Sino uno en una lid feroz;
Eran yo sin ti.

DE TU RETORNO

I
Siempre harás de mí lo que quieras en primavera,
Pasen muchos siglos, pase lo que suceda,
¡Oh, dulce amada azul!

Volverás a mí, solemne, como de otra esfera


Desde el tiempo cósmico, circular,
Verterás sobre mi vida toda tu lluvia de diamantes
Y me arrastrarás hasta el fondo.

Me enlatarás, luego, cielo arriba para avistar el mundo


Desde lejos, desde antes, como éramos ayer.

Siempre harás de mí un hombre vulnerable o desnudo,


Y en invierno moriría por ti en cada latido de mi sangre,
Moriría por ti solamente por el placer de haber vivido en ti.

II
La mañana que me arrestaron no pude llegar, dulce amada,
Cuando mirabas inquieta las saetas de tu reloj al atardecer
En esas calles vacías donde cruzabas una a otra.

82
¡Ah qué no hubiera dado por cambiar todo el tormento
Por un diminuto instante de tu respiración en la mía,
Y por dar muerte a la sombra con la espada de tu luz!

Las cartas que te escribí las rompió tu padre,


No tuvieron la dicha mis palabras de presenciar tus ojos
Mas no arrugaron los días y las noches mi deseo de ti.

Nos separaron años, lazos largos y cadenas,


Nos dividieron creencias, pesadillas, maldiciones.

Nos prohibieron la luna, el sol, el trino, los ruiseñores,


Las flores que juntábamos, los rojos jardines.

Nos prohibieron la semilla, también el frío,


El fuego, la inocencia perseguida.

Y aun te he amado entre asesinos, locos y bardos,


Te he amado aún en otros brazos lejanos,
Te he esperado sin tiempo, sin fe entre las espinas.

He sobrevivido para volver a verte a los ojos,


Tus ojos que me estremecieron un día,
Desde que te vi cuando sólo eras una niña,
Y por acariciar tus dedos mojados de rocío
Como calas blancas, a punto de quebrarse.

Sobreviví, aunque he muerto tantas veces


Sin redención, sin esperanzas de volver a hallarte.

Y sin embargo te toco, te aprieto contra mí… no lo creo cierto


Como si todo el tiempo fuera mentira y sólo el amor verdadero.

83
HORAS FELICES

¿Recuerdas nuestras horas en esa roca frente al mar?,


Nuestro sitio de apoyo predilecto donde solíamos acudir.

Los dos abrazados ahí, percibíamos que la tierra era redonda,


Ciertamente ignorábamos que la vida también puede girar.

Reconociendo las cosas del universo como por primera vez,


Desconocíamos que la memoria retornaría a su mejor edad.

…Y reíamos ¡ah cuánto solíamos reír!, amar contando los


navíos.

Sabíamos que el horizonte era no más que una ilusión


Donde nunca se funden el cielo con el mar.
No creíamos que una sutil línea pueda separar
La razón del misterio del amor.

De pie en esa roca, los vientos no dejaban de entrelazarnos.


Nunca imaginamos que después de tantas miles de tardes
El tiempo nos reuniría tan sólo para volver a contemplar
Cómo solíamos desde ayer hasta hoy besarnos y reír.

DUDAS

Eres pluscuamperfecta… te sienta bien esa mirada


Cuando inclinas tu cabeza preocupada sobre el torso
Y sentimientos de dudas te nublan la mente.

Huele a eternidad esa fragancia que emanas.


Te lucen bien las estrellas al fondo de ti,
El universo, la noche que te pongas en tu espalda
O la luz que descansa en tu escote
Como si posaras sin querer siempre para el amor.
Hasta creo que dejas tu rastro en las cosas que miras.
84
Amada, el amor es un lenguaje extraño,
Demasiado fabuloso como para ser interpretado,
Alguien a menudo introvertido
Que esta vez no quiere callar,
Curiosamente nunca encuentra las palabras,
Quizás por eso mi pluma, mi boca
Sólo saben decir “te amo”.

Amada, no sé si la belleza eres tú


O un sentido de mí que encuentra su extensión en ti.
El amor es algo curioso, me da lo mismo la gloria
Que vivir en ruindad si la paz la comparto contigo.

Días de vigor vivo y débilmente otros


Que requiero de tu mano.
¿Debería partir, para no romper el encanto,
Sin decirte adiós o quedarme atado
En la suave benignidad de tus abrazos?

CREPÚSCULOS FUGACES

Nunca quise perder de vista


El abanico de crepúsculos,
Ni el enlutado mar de tus misterios
Que flotando más allá de tus ventanas
Te hacían parecer
La última mujer del mundo.

¿Para qué estar lejos del jardín de tus besos


O del secreto aroma de tus entrañas?,
Pero el llamado de la tierra
Finalmente hacen lo suyo,
Y suele ser inoportuno,
Mi juventud también palpó
Los muros del cadalso donde te escribí.
85
Nadie pudo regresar intacto.

Malditos sean todos los caminos


Que nos conducen al infierno,
Malditos los generales
Que confunden a sus enemigos,
Los que disparan a quemarropa
Contra quienes dicen defender,
Los que desnudan en las tinieblas
A un hombre, a una mujer
Y no precisamente para acariciar.
No puede haber una gota
De honor en la cobardía.

Matemos la muerte
Que nos mató en vida,
Busquemos ahora
La casa de la abundancia
Donde reside la alegría,
Podemos construir nuestro mañana.

Hasta aquí la tristeza


Sólo nos sirvió de frívola compañía,
Pongámosla de regreso en su asteroide,
No es para el amor la crueldad
Ni la soledad del individuo,
Mi piel lleva las marcas,
Las mordeduras del odio estéril, pero
He aquí también el fruto del sufrimiento,
La flor rebelde de mi corazón
Que no supo morir en el otoño gris,
He aquí nuestras raíces entrelazadas,
No sedientas de sangre
Que hallaron en la humedad
El fuego de sus destinos.

86
DE NUESTRO GÉNESIS Y ADIÓS

¿Has oído hablar de un paraíso perdido,


Un sitio ideal llamado Edén donde Adán y Eva
Se reconocieron el uno al otro por primera vez? ,
Contemplaron sus desnudos cuerpos con pudor,
Se cubrieron con hojas y luego se hicieron el amor.

Pudimos nosotros haber permanecido encantados


Como ese primer hombre y esa primera mujer,
Fuertes y ágiles recién creados para amar
Si nuestros sueños hubieran coincidido.

Podríamos haber explorado


La exuberante tierra de sol a sol
Hasta hacernos sedentarios
A orillas de un buen río,
Y aún mordiendo el fruto prohibido
Del árbol del conocimiento del bien y del mal,
Aún siendo expulsados de nuestro jardín
Por la inocencia de nuestra tentación primitiva
Hubiéramos sobrevivido al éxodo y a la adversidad
De las tempestades, al más cruento de los castigos,
Podríamos haber vencido bestias ávidas de hambre,
Soportado fríos como lanzas, lluvias de fuego,
Rayos de violenta furia desde todos los cielos.

Contra todo, hubiésemos dado a tiempo con un refugio,


Morada cubierta por árboles y fabulosas madreselvas.
Hubiéramos cosechado la siembra de nuestro germen,
Y al fuego de nuestra hoguera tu vientre dado a luz,
Entre desgarros, a razas robustas y a heroicas naciones.

La luz de un génesis divino alumbrará nuestros caminos,


Persistirá el encanto en el recuerdo de un trasfondo soterrado,
Lo que soñamos a veces ser y lo que fuimos en verdad,
87
Serás siempre mi más pura flor entre los jardines más bellos,
Un amor sin olvido de una época dolorosamente humana.

Un jardín encendido contendrá los momentos


Donde depositara, en tu boca cerrada, mi beso
Como un capullo que tus labios hicieron florecer
Acusando la luz el rubor de tus suaves mejillas.

Puedo sentir en mis venas al primer hombre que amó.


Puedo reconocer en tu mirada la primera mujer que pecó.
Pudimos haber envejecido juntos bajo el calor de las estrellas
Y despertado aún más vigorosos con el sol de las auroras.

Pudimos haber iniciado el día recortando esas flores


Con tinte azul que nos gustaba surtir en primavera,
Pero todo lo que unimos se deshojó en nuestras manos,
Los anhelos fueron agua en nuestros dedos,
Y sin embargo fue esplendoroso reunirnos, a media luz,
En aquel sitio, a la hora donde el amor todo lo dispuso.

Sabía que el tiempo se detendría cuando tocara tus labios,


Un miedo visceral me presagió una angustia que vendría.
Una serpiente inoculó siempre en mis sesos su veneno
En los mejores momentos construidos minuto a minuto.
Tormentas de arena y nieve dividieron nuestros caminos.

Fue hermoso amarte de principio a fin, amada azul,


No pudo ser mejor andar nuestro destino sin un desenlace.
Aún después del tiempo no me canso de volverte a revivir.
En vano busco en mi garganta las palabras para decirte adiós.

La misma naturaleza que nos separó no fue menos sabia
Que aquella que un día nos unió en un reino que perdimos
Sólo porque nuestros sueños nunca llegaron a acuerdos
Como lo consiguieron nuestros cuerpos casi sin palabras.

88
MARIPOSAS ESQUIZOIDES

Aquí nadie se enamora de alguien


Ni se derrumba nadie
Desde su frágil estructura,
Siempre pasó el deseo delante de un rubor.
Aquí los hombres, las mujeres
Perdieron el rostro, los ojos
Hasta los instintos,
Y pasean por ahí con máscaras afables.
Aquí todos temen volverse vulnerables.

Sólo yo estoy de pie y desarmado


Adorando alguien a solas
Tan furtivamente, tan tímidamente,
Contemplando la resplandeciente tarde
Posar sus rayos
Sobre el oro de tus rizos
Cuando tu columna angelical me antecede
Frente a aquel paisaje donde te rescato
Y rodamos por ahí… enredados
En largas hierbas en húmedas praderas,
Sobre libidinosas flores multicolores
O desde la barba de los inviernos.

Sólo yo me guardo la luna en el bolsillo


Como un recurso limitado
Por si mañana escaseara
Aunque pálida su útil figura
Para curarme de la vieja ansiedad
De tu mágico ser
Y hasta conspiro al pensarlo, tránsfugo,
Escapando sin permiso
Por montes de tu mano
Tras ciertas nubes de sueños,
Promesas, ilusiones
89
Que luego no logro condensar.

Es tan triste el tono en que te circundo,


Es tan triste el ritmo en que te describo
Tan triste como el humo en que tú giras
Cuando tantas ventanas están cerradas
Y tantas puertas
Se mueren por ser penetradas.

Aquí nadie se enamora de alguien,


Ni nadie es visto desnudo a contra luz,
Sólo yo no contengo el suspiro
Cuando te acomodas en el centro
Apoderándote del resto
De todas las maravillas,
Y cruzas la entrepierna,
Y cuando sacudes el cansancio
De tu hirsuta cabellera
Agitando las suaves mariposas
Que flotan misteriosas,
Jugueteando en mi camisa,
Mariposas esquizoides,
Mariposas perturbadas,
Mariposas prisioneras.

Lo cierto es que aquí


Nadie se enamora de alguien
Ni se casa o se va a la cama, o se duerme
Con pasiones furtivas,
O con dulces, seductores delitos.
Aquí es tan triste perder la cordura
Como si ignoraran que el amor
Es lo que se esconde
A la base de todas las angustias,
Como si tomaran el control
De algo impropio.
90
Sólo yo estoy de pie varado
En la torre del olvido
Improvisando sortilegios, sin máscaras
Ni atuendos de sabio
Tan sólo para interpretarte,
Tan sólo para brindarte una corona,
Y ser el testigo que se eterniza
En tu última mirada,
El que acomoda tu cabeza
Mientras te vas quedando dormida.

HE ESTADO ESPERANDO LA PRIMAVERA

He estado esperando la primavera tanto tiempo


Como una señal o un signo de ti que nunca llega
A salvarme, sentado solo en la humedad vacía
Entre la mansedumbre y la triste desesperación
Que he dudado, en realidad, de poder verle un día florecer
Como he llegado a desistir de tanta utopía extinta.
Temo no ser el mismo cuando por fin me encuentres
Con muchas flores en el camino.

Octubre es sólo otra nube de hielo en el cielo


Que no se ha querido ir,
Que me obliga al abrigo y me separa de la ventana,
Que eleva los precios de verduras y frutos
En el mercado.

Hoy no ha sido divertida la agonía de verme


A medias sin tu sombra siquiera en la pared,
Tener que ahogar la ansiedad ciega de la prisa,
Habitar el infinito espacio que nos separa y contiene
Reteniendo con la propia mirada las alas
De mágicos pensamientos erguidos hacia ti.

Hasta he aprendido a convivir


91
Con lo que antes
Hubiera decidido matar
Como un animal que, en fin,
También se adapta a sus atares,
Pero esta vez presiento que no toleraré
Volver a usar la luna como papel
Para redactarle encima otro soliloquio
De amor extendido, solitario y pálido
O hacer de tu rostro un retrato inventado
Armando en armonía muda
Un concierto de palabras gastadas,
La incertidumbre de cavar en el vacío.

Tú eres también la ruta a todos los infiernos


Arruinando noches plenas de estrellas,
La escalera que, grada a grada,
Me introduce en el subterfugio de un abismo.

Tú eres también el fulgor fulminante


Absolviéndome o sentenciándome a la pena,
Tu respiración es el aliento
Que nutre el fuego de mis sentidos,
Tu belleza; el diamante genuino de mi ambición.

BALADA EN EL SILENCIO

Mi amor es tan grande y tan digno


Como tu propio desprecio,
Y tan ciego
Y tan necio
Como tu prisa
Que corre
Y tu espalda
Que se marcha,
Y tan sabio
Como tus
92
Defensivos mecanismos,
Y tan solo
Como tuya la soledad
En tu cama vacía,
Y tan abstraído
Que solamente puede ser mío.

Mi amor es tan noble


Y tan bello
Como sólo puede ser
El paisaje
De la belleza
Perpetua en ti
O como un rito sagrado.

Mi amor suele parecer


Tan distraído
Análogo a tu dulce inconciente,
Las blancas arenas
De tu lado oscuro
Repletas de huellas de aves
Del amanecer.

Mi amor se aleja por calles desiertas


Y azules hasta el mar.

Mi amor se desnuda libre en la tarde,


Una vez en la noche encuentra las estrellas,
Y en las estrellas nuevamente tus ojos.

Mi amor no sabe
De lazos ni de fronteras,
Mi amor se ahoga en silencios.
Mi amor se precipita en el vacío
Y a veces llora
O gime,
93
O a veces te nombra,
O ruge,
O se sonríe,
O se le inflama hasta la sangre
Cuando te percibe intacta
En medio del día.

Mi amor se vuelve fuego,


Luz de cenizas,
Mi amor que regresa
Salvado del mar,
Mi amor se convierte en primavera
Y espejismo,
Mi amor que nació de la tempestad.

Mi amor platica con la luna


Analiza las sutilezas,
El polvo de los ayeres,
Las promesas de los porvenires
O conspira contra la nieve.
Mi amor es mucho más que la ansiedad
De la humedad
Y más que la fertilidad
Del pensamiento, es naturaleza viviente,
No es un estanque o una colmena,
Es un rayo en la tierra,
Un río fluyendo paralelo
Al ritual de tu vida.

Mi amor es más que un triste síntoma


De desesperación, y más que un rugido,
Es un sentimiento empedernido
Que no sabe de equilibrios
Sin tratamiento ni medicinas.

Mi amor también se parece


94
Al juego de una danza
Y a una estrategia y a un delito
Como, a su vez, a la flor fresca
De un niño traída en la mañana,
A la brisa inquieta y a la risa de las olas.

Mi amor es el pasto de la esperanza,


Donde moran los deseos en rebaños,
Mi amor que representa al despeñadero
Desde donde emigran en bandadas
Las nubes de la pálida tristeza.

YO SÉ QUIEN ERES

¡Yo sé cuán digna eres de ti!


Cuánto te debes a ti misma
Y cuánto se merece encontrar
Tu belleza y dignidad
Lo mejor de la tierra
En una larga vida sin llantos
Ni en pálidos inviernos,
Cuando dejo caer mi pesada cabeza
Soñolientamente sobre la almohada de la luna
Vencida por la gravedad de los deberes
Lejos de las plumas más suaves del mundo.

Cuando creo que me sumaré a tu lecho


Si cierro mis párpados fatigados
Uniéndome paralelamente
A la fragilidad de tu resuello.

Yo sé que a ti también
El cansancio te asesina
Cuando pierdes el sentido
Y te sientes sin sangre,
Y te falta
95
Hasta el aliento,
Cuando te abandona
La respiración,
Cuando recuerdas esas claras épocas
De tu abundancia disiparse
En los trenes que se llevan un tanto más
De la sencilla arcilla de tu juventud,
Cuando el tiempo se hace tu enemigo,
Cuando te comparas con los estándares de la moda,
Cuando tus vecinos te hacen la guerra
Y cuando ya has asumido bien
Que aquí las lágrimas
Ya no son útiles, gotas de agua.

¡Yo sé quien eres!,


Sé cuánto el día lunes te deprime.
Yo sé cuán digna eres de besos
En largas horas de amor
Sin muerte,
Cuando tocas el fondo
De tu abismo negro,
Cuando te sueñas
Rodeada de charcos
Sangrientos
Y cuando te elevas
Como una musa blanca
Envuelta
En la áspera soledad
De tus sábanas vacías.

Yo estoy hecho
De la misma materia,
Llevo la misma enfermedad
De tus demonios hacia los destierros
En los espacios donde anida
La inconformidad eterna.
Suelo soñar ser todavía más.
96
SINFONÍA LÍRICA PARA UN TIEMPO DE AMOR

Hace frío en el verano mustio que nos prometió arder.


Hace falta que regresaras de tu abismo oscuro.
Hace falta tu mirada de gran faro solitario
Que alumbra horizontes extraviados
Y detecta a tiempo los naufragios imposibles.

Hace falta que bajara un ruiseñor en esa estrella.


Hace falta un riachuelo que absorbiera al aguacero.
Hace falta que reintentaras el milagro.
Hace falta el núcleo de una lágrima en una esfera.

Hace falta que me sirvieras el café.


Le hace falta también al sueño una quimera.
Hace falta que representaras la tragedia.
Hace falta que, al menos, insinuaras poesía.
Hace falta que me restringieras el tabaco.
Hace falta armar un rompecabezas
Con las piezas que aún conservo de tu explosión.
Hace falta una palabra, una excusa, una llamada.
Hace falta tu silueta, un crepúsculo para la tentación.

Hace falta que nos mudáramos de país


A vivir en un lugar feliz sin fichas ni fronteras.
Hace falta que nos riéramos hasta desnudarnos.

Hace falta que te rescate de las garras de un dragón.


Hace falta el canto de una princesa prisionera.
Hace falta hipnotizarte con un girasol.
Hace falta rescatar un buen recuerdo.
Hace falta vernos en el espejo de una comedia.

Hace falta el hechizo de un brujo para encantarte.


Hace falta hallar la llave de un reino.
Hace falta un viaje de placer en hora buena.
97
Hace falta que ahuyentaras la muerte hasta su cueva.
Hace falta… ya no sé qué inventar para que me quisieras.

MELANCOLÍAS DE OTOÑO

Debo sacudir las cenizas de la luna en mi calvicie,


Debo prevenirme del polvo de la melancolía
Debo dejar de pedirle deseos a las estrellas cada vez
Que una de ellas se arroja desde su cúpula para suicidarse.
Debo dejar de suponerte el rostro cada vez que miro el cielo
Buscando inspiración erosionada por la brisa de la madrugada.

Ayer llegó el otoño como el viento del sur a sepultar las hojas,
Pero esta vez la ira vino consigo a arrugar los papeles
Donde te describía vorazmente apoyado con los codos en el
delirio.
La ira de estrellarme contra un muro de hierro invencible.

Los cielos se han cerrado sobre mi cabeza y otra vez la lluvia


Empapa mis esperanzas que se marchitan como flores
En el fango de la medianoche más allá de la vida real.

Si pudiera darte lo que nunca tendré y lo que aún no he sido.


Si no estuvieran en el límite de la pobreza los bolsillos de mi
abrigo.
Si no estuviéramos atados al deber de nuestras ocupaciones
Imprimiendo día a día nuestras huellas digitales
En las herramientas del hombre y contáramos con tiempo.

Si te rieras conmigo con tu risa de fuego hasta sonrojarte.


Si fuéramos capaces de dar un paso más allá del horizonte.
Si hubiera encontrado a tiempo
Un artificio adecuado, la otra tarde,
Cuando platicábamos de fenomenología
Y no me hubiera distraído el viento
Que no dejaba de entrar y salir emborrachándose
En la turbulencia de tus cabellos.
98
TE HABLO POR LA LENGUA DE LA TIERRA

Comienzo estos versos delicadamente como un niño


Que aprende amar, regocijado en la mañana cadenciosa
En que todo lo has vuelto a inventar para mí.
Mi canto enamorado persiste con sus palabras
Como una ronda de mariposas fabulosas que te asedian.

Eres hermosa como una invasión de pájaros


Que se apodera del mundo con sus tristezas.
Eres hermosa como una niña sucia de hollines
Que se levanta entre las ruinas de una guerra.

Eres hermosa como la libertad concedida a los prisioneros


Que miran el cielo en movimiento, rascan sus cabezas
Y no saben ahora qué hacer con ella.
Eres hermosa como algo que nunca ocurre y desearías ver.

Ni siquiera trato de inventar un nuevo idioma,


En verdad te digo lo que se ha dicho desde hace siglos.
Te amo y te estremezco a través de la lengua de la tierra.
Corro el riesgo, en cada verso, de perder el sentido.

Eres hermosa como el cadáver de una joven madre.


Eres hermosa como la niebla que ama el sueño de las estatuas.
Eres hermosa como el rostro de la muerte cuando se desea.
Eres hermosa como el veneno de los amantes muertos.

¿Hubieras creído que hablaba de ti, noches atrás,


Cuando te describía prolíficamente a mis amigos ebrios?
Eres hermosa precisamente porque no lo has advertido.

¿Cuándo vas a creer en ti, cuando confiarás en tus instintos?


¿Cuando llegarás a ser lo que ya eres en el fondo de ti misma?
¿Cuándo dejarás de torturarte con tus dietas de comienzos de
mes?
99
Eres hermosa aunque no hayas tenido tiempo de prepararte.

Mujer, si por un momento dejaras de correr, te relajaras,


Te tendieras en esa arena hasta agudizar tus sentidos
¡Maldita sea la neurosis colectiva de la vida moderna
Y me entendieras lo que no tengo que decirte a gritos!

Eres hermosa como la novia joven del mar con su traje infinito
Hecho de espumas que se extiende a través de todas las costas.
Eres hermosa como el día que sabiamente me condujo
Hasta ti para mirarte a los ojos.

Eres hermosa como una célula al microscopio que lucha


Con sus cilios por su vida en su diminuta existencia.
Eres hermosa aunque no lo seas tanto como sólo yo lo creo.

Tenemos tanto que reírnos de nosotros mismos


En el verano ardiente, encima de algún astro
Junto a la soledad entusiasta e infatigable de las olas,
Tenemos tanto que decir y no sé por qué todavía callo.

100
INCLINACIÓN A LA BELLEZA

El genio mira de reojo hacia la calle,


A través de su ventana
Pasa el mundo siempre prisionero.

Eruditos de salón, por sobre las cuantiosas controversias,


Reunidos alrededor de la sal de los banquetes
Intentan desesperadamente mediar un gran acuerdo
Para promover un consenso de la verdad.

Dogmáticos devotos de Cristo esta mañana de domingo


Han llamado a mi puerta, me han tratado como a un hermano
Sugiriendo arrepentirme, inclinándome
Ante su dios en el sagrado sitio de sus altares.

Diplomáticos narcisistas rondando en caravanas de lujo


Se han acordado curiosamente de nuestro bienestar
Para otorgarles nuestro voto y confianza,
Ayudando a empujar luego
El carro de sus perezas hasta sus victorias.

Yo, en cambio, que no he sido brillante ni diligente,


Ni muy docto, ni tan santo, ni muy diestro,
Que hasta he despreciado dioses,
Contrataciones de servicios y poderes,
Que sólo soy el grácil vigía que mira siempre
Tu silueta de soslayo limitándome
Al estudio de las curvas de tu geografía,
Solamente puedo inclinarme ante ti,
Para aseverar que tú
Representas lo más hermoso de la tierra
Sentada allí con tu cálida expresión
Sin pedir nada, sin convencer a nadie,
Sin discursos ni rodeos, inmóvil, pensativa
Con tu frente, tus dudas, tus deudas y tus ideas.
101
TARDES FÚNEBRES

He hallado en el lenguaje
De la poesía
Una fuerza mágica,
Misteriosa y solemne
Pero tus ojos que he amado,
Tus ojos que no se han cerrado
Dicen más
Que todas las palabras.
He llegado a comprender
Complejas teorías y tratados
Mas daría todo lo que he aprendido,
Aunque esto fuera lo único;
Por saber tan sólo
¿Por qué algún día se han de morir?
Y porque permanecieran intactos
Como los vocablos
Que nunca los describirán.

Me he sorprendido a mí mismo
De pronto extraviado
En la arquitectura de tu espalda
Donde se posan sutilmente
Las palomas invisibles
De tu ser profundo.

He amado el resplandor de tu torso


Que sostiene cada espiral dorado
De tu melena ensortijada,
Y lo que tu cráneo pequeño
Contiene y propaga.
He amado también
La prisa de tus ansias
Por alcanzar un objetivo,
Aquello que te mueve
102
Y aquello que te impulsa
A ser tú misma
Con tu neurosis, tus angustias,
Tus urgencias
Envueltas en la fragancia
De tu actitud sin calma
Hasta divertida
Proclamando
Lo que es justo
Y lo que es nuestro,
Con tu cuerpo frágil,
Con la dignidad de tu estatura
Tus garras de tigresa malherida,
Tu carácter de salvaje o de asesina.

Amo en verdad la velocidad espontánea


Con que respondes a los estímulos,
También tu lengua y tu lenguaje,
Las delgadas alas de tus labios
Que súbitamente
Se tornan en tu boca,
Y las chispas de luz
Que se convierten en tu mirada
La voz enérgica de tu templanza salobre
Con el ruido de campanas
Que dejan en el aire
La vibración de tus palabras,
Y lo que tus instintos de mujer
Callan, reprimen o muerden.

Lo bello es que todo vuelve a suceder


Y todo vuelve a reencontrarnos
En el sitio jamás previsto,
A la hora menos señalada
Por obra de un magnífico recuerdo.

103
El único riesgo de vivir y de hacer
Es que el remordimiento
Sea nuestra mayor condena.

Para ese entonces


Quiero contemplarte desde hoy,
Recostada en una hamaca
En el patio de tu casa
Entre el brillo de tus amapolas
Y el rubor de tus naranjos
Sacudiendo el polvo
De estas viejas palabras
Para cuando tal vez
Esté más cerca
De las raíces de tus árboles
Que de tus propias manos,
Recuérdame forjado
Como sobre estas tardes desiertas
Con un pie en la tierra,
Una mano en las estrellas,
Inclinado en mis papeles
Sobre la mesa
Tratando de describir
La belleza indescriptible
Que un día, sorpresivamente,
Voló de tu costado como si hubieras
Dado a luz a todos los sueños
Y criaturas del mundo.

INCONCIENTE COLECTIVO

Durante miles de años un hombre y una mujer


Se encontraron a solas sobre la arena del mundo,
Se protegieron el uno al otro, cazaron juntos,
Tuvieron que anudarse para sobrevivir,
Recorrieron la tierra de extremo a extremo,
104
Asistieron cada noche al concierto de las estrellas,
Buscaron su medicina en las hierbas,
Inventaron dioses, festejaron la fertilidad,
Se llenaron de mitos y explicaciones,
Huyeron del rayo y se refugiaron de la lluvia,
Sintieron miedo, se abrazaron,
Se amaron, murieron congelados en la nieve.
Otros, en tanto, engendraron hijos, y los hijos
Se perpetuaron en pueblos y naciones.

Durante miles de años


Un hombre sin lenguaje y sin ley,
Sin gramática ni control social
Arrastró a golpes a una hembra hacia su guarida
Para satisfacer su sed quemante de deseo
Y entre ambos encendieron el amor.

Durante miles de años el amor


Fue la única fórmula o actitud de salvación.

Puedo intuir estas cosas cuando contemplo tus esfuerzos,


Puedo ver en ti la soledad del mundo en su erosión constante
Con la esperanza de ser arrastrado hasta un sitio a salvo,
En ti que aún estás sola para emprender todos los designios,
En ti que aún conservas la desconfianza
Como escudo de tu virtud protectora.

Durante miles de años el amor se transmitió de mano en mano,


De boca en boca, de abrazo en abrazo, de acción en acción,
Vino hasta nosotros cuando aún no existía otro valor.

Ahora tú y yo nos mirarnos


A través de las sombras de nuestros arquetipos
Yo la bestia vestido de señor, tú la felina angelical
Que antaño rodamos sin testigos
Salvajemente unidos por la tierra,
105
Rompimos las cadenas de la muerte y en un intento
Por organizarnos nos civilizamos alrededor del orbe
Fijando reglas y tediosos patrones de seducción.

UN PÁJARO CANTÓ EN LA NOCHE

Apoyaba mi cabeza sobre el musgo de un muro,


La mirada extraviada en millares de estrellas ausentes
Hace ya cientos de años luz en el firmamento,
En el pecho las cadenas que nos atan a las heridas
Y el corazón trovando en aguas de una crisis, cuando oí
Una apacible melodía surgir de un pájaro a medianoche.

-Pensé-, tal vez anuncie con su vehemente trino


El advenimiento sutilísimo de la ignorada primavera,
Acaso un tiempo venidero de encuentros, mieses y retoños,
Quizás trine para señalarnos- no los colores del cielo-
Sino los sabores de las especias de la tierra olvidadas,
Tal vez trine para demostrarle a la tristeza el desafío
De cantar aun en medio de tanta noche oscura o túnel,
Para despedir la insensatez del dolor aun lejos de la claridad
Y abrirle de par en par las ventanas y puertas a la alegría.

¿Cómo sabe un pájaro, un pájaro que sólo es un pájaro


Lo que un hombre de barro o piel o ácido cromosoma
Olvida en el ritual de sus días y sus noches más austeras?,

Un hombre que yace nunca conforme con lo puesto,


O cuando ve sepultarse, de súbito, toda esperanza
Y hacerse humo negro el sentido de su ser.
¿Cómo es posible que un pájaro sepa lo vital de la vida
Y más de lo que cuentan los libros, los sabios, las canciones…?

Un pájaro cantó en la noche y se estremecieron mis alas.

106
PRINCESA PRISIONERA
A Francisca Silva

El mundo parecía esa mañana


Una apacible morada,
Debajo de las nubes perseguidas
Un sitio exacto para estar vivos
Que sólo el alma fría
Del crimen jamás podría apreciar.
Nadie sospechaba lo que el atardecer,
Con sus sombras negras traería…
Cuando el asesino ya había fijado
El ojo de su perversión y su inmunda mirada
En los tempranos pétalos de sus lozanías…

Era apenas una niña


De cinco radiantes zafiros,
Corriendo aquí, saltando allá
Con sueños de princesa,
Con caminos largos por recorrer,
Tenía entre sus dedos unas flores escogidas,
Un corazón que no cesa de amar y reír,
Un vestido que estrenaba todo su candor,
Hasta que se le acercó el criminal
Sigiloso como una víbora
Con los artilugios que atraen la inocencia,
Le habló de un juego extraño,
- Le refirió a su abuela que no tardaría -
Y la condujo hasta su escondrijo de bestia
Donde ardería el alma del crimen,
Donde se extingue el coraje de lo que escribo.

…Una vez consumada su abominable lujuria


Quebró sus pequeños huesos como pudo,
La introdujo dentro de un bolso que después
Arrojó al mar aún cuando su corazón ardía
107
Mientras todo el pueblo enloquecido
La buscaba con ansias de hallarle viva.

Aunque el mundo ya no parece tan apacible


Para ninguno de sus habitantes desde ese día,
La gente ora fervorosa por su resurrección,
La gente cree que Dios le ha recibido
En el trono de su reino donde provenía.

El amor de un pueblo que no le olvida


Abraza el ángel de su tumba en el panteón
Donde hasta se comenta el milagro
De convertir los deseos en favores concedidos.

Yo sólo sé que su abuela no ha visto ningún reino


En el banco de aquel psiquiátrico de la ciudad
Donde le espera todavía
Sedada por los médicos con pastillas.
Sus ojos parecen perseguir las olas
Para arrebatarles el misterio del por qué…

Mi corazón que se deprime va cada noche


Con su grito dolorido de princesa prisionera
(Como si pudiera ayudarle en su ruta crucial)
Aun dentro de ese horrendo bolso
Que se lleva la muerte hasta el mar
Abrazándola fuerte, largo, hondo…
Hundiéndonos en la sal de su agonía.

SERÁ QUE LA VIDA

¿Será que la vida aún no me ha dado hijos?,


¿Que no he plantado un árbol en tierra?
¿Será acaso que no está escrita toda mi verdad?
¿Será que me he vuelto viejo antes de tiempo?,
¿Demasiado melancólico o que me encanto con lo ajeno?
108
Que tu recuerdo de niña viene a mí desde el pasado
A dormirse fatigada de esperarme aquí en mí pecho,
Vienes con tu cara pintada de payaso, vienes
Con tu risa de piano desdentado, con tus orejas de duende
Vienes a mí con tus chantajes para convencerme,
Vienes con tu fingida tos de enferma,
Vienes llorando porque te has caído corriendo,
Vienes a enseñarme tus muñecas sin brazos,
Vienes con tus travesuras de enero a diciembre
Amenazándome de que no seremos más amigos,
Que no me permitirás concentrarme en mis libros
Si no te presto la hoja, si no te llevas esas monedas…

Desde que tus pies de niña se fueron por el mundo
Y de tus padres no he vuelto a saber
No he sido feliz ni tan sabio, ni tan niño como solía serlo
Al sentarte en mi rodilla para enseñarte los colores,
Los números del uno al diez, lo de abajo
Y lo de arriba, lo que está en el centro,
Lo que se queda en las esquinas,
Lo diestro de lo izquierdo, las figuras geométricas
Y el valor del equilibrio al hacerte caminar
Sobre la corteza de un tronco viejo.
La gente suele amar
Con esmerada propiedad
Lo que le es suyo, y tienen razón,
Aman su casa porque es su casa,
Aman su auto porque es su auto,
Aman su perro porque es su perro,
Aman sus hijos porque son sus hijos.
Nadie mueve un dedo en tanto
No le toquen lo que le es tan propio.

¿Acaso sea que sólo los poetas y los héroes


Amemos lo que no es nuestro
Sin un sentido de pertenencia?
109
Mi princesa, menuda estrella, pesadilla
Aunque hayas crecido lo suficiente,
Nunca dejes de ser niña,
No permitas que ninguna tristeza
Te haga perder el equilibrio,
Siempre valdrá la pena estar vivos,
Ya sabes que los monstruos no existen,
Son nuestros propios temores disfrazados,
Ojalá tengas muchos hijos en vez de libros
Y los ames como yo te he amado a ti
Al levantar tu cuerpo entre mis brazos
Para que vieras con la luz de tus ojos
Dios, el mar y la danza de las estrellas…
Ojalá nunca tengas que llorar por amor.
Ojalá que no te pase lo que a mí me pasa,
Ojalá sigas aprendiendo con entusiasmo
Tanto en el jardín como fuera de él.

¡Y ve, ve por el mundo a conquistar tu reino,


Esfuérzate día a día por tus sueños!
Coge los frutos generosos del árbol de la vida,
Hay pensamientos como globos gigantes
Que valen más que alas y estrellas,
Aunque otros no te crean no te desanimes,
Créeme que hay más colores en un atardecer
De los que yo he podido mostrarte en mi rodilla
Y números más grandes y cifras increíbles,
También dolores que no se pueden evitar, y siempre
Te hará más fuerte la espada, el dragón,
El hierro que no te supo matar bien.

110
EL MIEDO ES LA EMOCIÓN MÁS RENTABLE

El miedo sigue siendo la emoción más rentable,


Desde remotos tiempos ha sido estratagema
De gobernantes que con una mano oprimen
Y con la otra sustraen diamantes.

El miedo es la emoción que más vende,


Empleada por estafadores que con trucos
Nos arrancan la piel y los ojos,
Usada por charlatanes que no tardan.
En imponerla a la vanguardia de la moda,
Refieren que el mundo terminará mañana,
Predicen que pasará un meteoro,
Mayor que la tierra, que nos hará pedazos,
Cuando los planetas se alineen,
Que lloverán tormentas solares,
Que todo estaba escrito,
Que después del hombre
Las cucarachas sobrevivirán
Aún más grandes que mi mano,
Que los roedores tendrán
El tamaño de un gato,
Que escaseará el agua potable
Y el aire ya no será puro,
Aseguran que los mayas lo sabían,
Pero lo definitivo es que el mundo
Muere día a día para tantos,
Muere de hambre y sed y pena
Pero a quien le importa
Si ese hecho no genera
Una emoción rentable
Mientras la vida prosiga
Para otros en su órbita constante.

He conocido hombres sin asombro,


111
He conocido hombres que no aman,
He conocido gentes con rabias herrumbrosas
Que les corroen el corazón y los huesos,
He conocido gentes con tristezas incurables,
Pero no he visto un hombre que no tema.

Mientras la ignorancia existencial


No sea resuelta, en tanto el enigma
De las preguntas primigenias no se respondan,
Mientras no se sepa el misterio
Que nos reserva el futuro,
Mientras ignoremos
A donde vamos, quienes somos,
Seguirán asistiéndonos extraños personajes
Con máscaras duras como rostros,
Se bajará un sacerdote de su automóvil
Con una sonrisa empalagosa dirá –“fácil,
Dios tiene las respuestas-”.
Luego se presentará un vendedor de seguros
Nos ofrecerá la promoción de un convenio
A un bajo costo de sus primas,
Extenderá su pluma para decir:- firme aquí, señor-.
Y después un gitano tras un célebre tarotista,
Una ecologista tras un ufólogo respetable,
Y así un científico de interés relevante
Con un psíquico mentalista seguido
De un historiador connotado,
Un constructor de bunkers con sus planos,
Un profeta moderno amante de Nostradamus,
Una astróloga leerá sus cartas astrales,
Hablarán del tema, dirán que ya nada es seguro,
Y cuando llegues de retorno a casa, la televisión
Te mostrará cuáles productos consumir,
Específicamente los reciclables porque patentan
La teoría del calentamiento global,
Y más tarde otros estarán ahí para asistirte
112
En tus creencias, y cómo vivir alerta,
Cómo soñar despierto, cómo cambiar para ser….

No les hagas caso a ninguno de ellos,


Todos quieren algo de ti,
Si no es dinero, en el mejor de los casos,
Es control o sumisión,
Se alimentan de la ignorancia como parásitos
Se mantienen alejados de los estudiantes,
Sólo porque el miedo sigue siendo
La emoción más rentable de la historia.

LOS SECRETOS DE LA MADUREZ

Deberíamos aprender más de los árboles


Y de las semillas que forman
Extensos bosques,
Procurar el crecimiento interior
En vez de maestros que rondan
En laberintos enrejados como escuelas
Donde se privan los instintos naturales.

Deberíamos aprender de las sencillas gentes


Que pasan y un día de esos se desvanecen
Llevándose la historia, la que nunca se escribe.
Deberíamos fortalecer nuestros tesoros
De rama en rama para nido de los más débiles,
Deberíamos aprender de las raíces invisibles,
Del trabajo silencioso en vez de hacer alarde de acciones,
Deberíamos no perder de vista el viaje de los ríos
Cuya desembocadura final siempre es el mar.

Deberíamos aprender de los terremotos


Más que de los sismógrafos,
Y de los fracasos más que de éxitos volátiles,
De los derrumbes más que de ostentosas construcciones,
113
De lo que no se renueva en vez de lo que abunda,
Y de lo que otros carecen en vez de lo que nos falta.

Deberíamos ser más niños y menos serios consumidores,


Reírnos a carcajadas de nuestros insólitos caprichos.
Deberíamos aprender a respetarnos en vez de temernos,
Enarbolar más verdades que enredaderas de mentiras
Aunque alguien resulte herido o liberado.
Deberíamos aprender más de los cambios que estremecen,
De las catástrofes para quienes el mundo se termina,
Sin dejar de pretender proyectos duraderos.
Por cierto, no deberíamos olvidar la madre de nuestro origen,
Que nos legó en el tormento la materia de la cual fuimos
hechos.

Nos iría mejor por la vida si fuésemos menos arrogantes,


Y más auténticos ciudadanos en vez de terminar desplomados
Encima de falsas corazas que acumulan confusiones.

Deberíamos ser más locos y traviesos que cautelosos enemigos.


Sería reconfortante colgar la máscara de nuestras investiduras
Y dialogar cara a cara de lo que siempre se silencia por tabú.
Deberíamos desaprender lo que ya es tan sabido y cuestionar
Lo que se impone por decreto desde arriba para controlarnos.

Deberíamos desentrañarnos de ser protagonistas de la vida


Aun cuando la rutina sea el paisaje frecuente donde transita-
mos.
Deberíamos revitalizar nuestros sueños antes de dormirnos.

ANALOGÍA DE DOS ÁRBOLES

Aunque hoy no es ayer y nosotros


Ni la sombra de lo que un día pudimos ser,
Persisto en contemplar por mi ventana
Dos árboles, algo familiares para mí.
114
Se han quedado donde estaban
Desde que los sembrara
El misterio del azar junto a la mano
De un jardinero que pasó;

Son dos verdes pinos, ya muy altos,


Flexibles, silenciosos como esperanzas.

Entre los pastos, se desarrollaron


Con nosotros cuando llegamos a esta casa,
Hace ya casi una docena de años
Cuando el ayer era hoy
Y nosotros la luz en vez
De ser esta penumbra que nos separó.

En verano, cuando los fatiga el calor


Con sus follajes se hace sombra el uno al otro,
En el frío del invierno se cubren con sus ramas
Cual pareja que se abraza
Sin que ninguno sepa hasta ahora
Qué diablos es en verdad la soledad.

Aun cuando no se toleraran entre ambos,


Si los árboles se disputaran entre sí,
Sus raíces se entrelazaron de tal suerte
Que ya nadie podría desprenderlos.
Aunque el viento los doblega con gran tesón
Se inclinan en un mismo sentido a la vez.
Hasta cuentan con algunos brotes dispersos
Creciendo fuertes a su alrededor.

Nosotros que siendo humanos,


Que fuimos pareja y algo más,
Aunque ya conocíamos la soledad,
Que sí tuvimos opción
De permanecer juntos,
115
Que nos elegimos deliberadamente
El uno al otro y sólo por amor,
Muy por el contrario
No hicimos nada de eso;
Por terquedad no nos refrescamos la piel
Al enardecérsenos los ánimos,
Cuando el frío llegó a nuestro hogar
Cada uno se refugió en su cuarto
Ni nos desplazamos en una misma dirección
Cuando soplaron los vientos de la adversidad,
Ni nos complementamos amorosamente
Como esos dos pinos que aún crecen allí
Desde que el azar los uniera, y yo aquí, sin saber
Si sus destinos compadecer o amar.

A LA SOMBRA DEL SILENCIO

Hay un silencio voraz, largo, definitivo que respiro.


Sólo silencio, silencio, silencio es lo queda alrededor
Después de amar y vivir una vida de estruendos.

Horizonte donde se adormecen las alas del tiempo,


Se ahogan en su sus aguas los gritos
De los dolores y sucumben las voces de las baladas.
Serpiente devoradora de carne de todos los deseos
Con siete lenguas de cenizas y antimateria.
Silencio que surges de la nada, devuélveme
Lo más amado que escondiste en tu fardo de avaricia.

¡Y aléjate de mí, regresa por donde has venido!,


No necesitas de una mano que escribe,
No de un rojo corazón murmurando tempestades.

Deja ya de fastidiarme, no me hipnotizará tu mirada,


No tengo nada que contarte, no platicaremos esta vez,
Ni te sientes en el borde de mi cama con tu cuerpo
116
De estatua pálida que irradia el frío de tus soledades.
Deja de contemplar qué es lo que hago y miro.

No verás con tus ojos a través del polvo de la tarde


Mis pensamientos que aún flotan en el aire, misteriosos.
Si no fuiste verbo vete con tu sustantivo al infierno.
No compartirás conmigo esta noche la luna y el sueño,
La almohada que contendrá mi cabeza y mi letargo.
Déjame solo, silencio, pero no te lleves las palabras.

CARTAS MISTERIOSAS

De vez en cuando recibo cartas


Sin remitentes, delicadas notas
Que recojo por debajo de la puerta
Con maliciosa intención de fastidiarme.
No esta vez se trata de cobranzas financieras
Ni de tenebrosas citaciones a juzgados,
Alguien las acerca con mucho sigilo
En noches en que escribe mi corazón en calma
Impregnado de húmedas aspiraciones,
Precisamente cuando apoyo el lomo
De una novela de F. Dostoyevski
Fatigado debajo de mi cama
O cuando interrumpo a Marcel Proust,
En busca de su tiempo perdido.
Son cartas, melodramas, objetos de olvido
Cuyos recuerdos me estremecen a escalofríos
Me quieren morder como perros furiosos
Hasta desangrarme,
Se aferran a mis pantalones y me arañan las camisas,
Es la ira del ayer que circunda mis talones
Con la suela de sus viejos zapatos,
Es la ira melancólica del odio que no comprende
Con evidentes signos de despecho,
Por misteriosa razón que sospecho
117
Me acosan gentes con máscaras, encubiertas.

De vez en cuando, las acercan a mi morada,


Sutilísimas fotografías ilustrando juegos y carcajadas,
Impactantes colores de momentos jubilosos,
De años de juventud deshojados
De resonancias que creí soterradas
En prefectas condiciones de mi dentadura
Y de mi salud sexual,
Se filtran por mis sueños cuando duermo,
Irrumpen mi inconsciente,
Atormentan mis creencias,
Y acaban por dividirme en dos hombres
Bajo la misma luna plateada,
Con mi sombra que se queda en medio,
Perpleja, no sabiendo bien
A quien serle fiel,
Conspiración de sentimientos,
De besos agotados, de pétalos marchitos,
De niñas revoltosas jugueteando.
Se trata de cabellos que he perdido,
De caricias sin rostro, de gestos imposibles.

Sorpresivamente
Las encuentro esparcidas en el corredor
Volviéndose ahora en mi contra,
Me buscan el corazón y se abalanzan
Con todo su orgullo, con espinas de sus cizañas
Como si de nuevo quisieran contenerme a merced,
Negras manos acercándome una ironía de mal gusto,
Una palabra pétrea, una sortija del olvido,
Una gota de rocío ensangrentada
Con dedos filosos como puñales,
Presuntuosos que no querrán tocar.
Me atraviesan las entrañas,
Sacuden la red de mis propósitos,
118
Noticias que navegan del oscuro del pasado,
Que me deprimen, me derrumban,
No quieren dejar que vea ni oiga caer,
Por la tarde, la lluvia pura que limpia el mundo,
Y renueva lo que tiene que volver a nacer.

DIOS, A IMAGEN Y SEMEJANZA DE LA CIENCIA

Al físico tradicional dejaron


De encantarle las estrellas de la noche,
Cerró una madrugada
Su libro celeste de astronomía,
Introdujo sus gafas, su nariz
Y cuanto pudo
Dentro de minúsculos átomos,
Con gran asombro de explorador
Los recorrió examinándolos por dentro
Y por fuera, entonces lo diminuto se hizo
A sus ojos aún más diminuto,
Y lo indivisible todavía más divisible.

Cogió unas cuantas partículas,


Mas bien intocables y traviesas,
Las encapsuló dentro de un túnel
Que atravesó toda una ciudad,
Las sometió a extremas temperaturas,
A frecuencias electromagnéticas
A variables inauditas,
Las hizo correr casi a la velocidad de la luz,
Dentro de ellas percibió
Espacios vacíos unos tras otros
Que en realidad sumaban tantos más
Que la propia materia
Y le llamó “antimateria”,
Prosiguió observando estas esferas,
Se enamoró de su geometría aleatoria
119
Como antes de las estrellas,
Perplejo corrigió obsesivamente
Sus ecuaciones indescifrables,
Hasta percatarse de ser
Un observador observado.
Se tiñeron sus creencias
De un mentalismo sentimental.

Otra vez alzó su relativa mirada


A las estrellas
Reflexionó un instante:
“un diseño inteligente
gobierna todas las cosas”,

Y le refirió a Dios
Acomodándose las gafas:

-Pensábamos que te habíamos matado,


Pero tú comienzas donde termina
Nuestra ciencia,
Tal vez por eso no intervienes
En asuntos humanos
Concentrado en tu laboratorio multiversal
Normando noche y día su conectividad infinita-.

ADIÓS A MI PAISAJE

Si pudiera llevarme este paisaje


Antes de abandonar la casa y el sueño,
Colgarlo como un cuadro en la pared,
Si fuera un gigante en vez de un habitante,
Si el paisaje fuera un libro
En vez de ser todo un pueblo.

Si pudiera llevarme este árbol


Como un jarrón,
120
Esta rama en tiempos de espera,
Esta pequeña rama pegada a mi ventana
Puede resumir mi esperanza.
Si pudiera llevarme esas calles
Como a mis propias venas
Que me han visto
Trastabillar y trascender.

Este paisaje de lo extraordinario,


De lo que parece fácil
Con sus gentes de mal vivir,
Con sus acontecimientos criminales,
Sus bodas de octubre
Y sus fiestas de bautismos,
Conoce mis sueños por dentro,
Y también mi sentido
De lo absurdo y de lo sin fin.

Este paisaje me ha visto fenecer


Reviviendo entre cenizas sangrientas
Que aman la primavera.

Este paisaje como un lamento,


Como un murmullo de injusticia
Donde está de moda la pobreza
Y la riqueza de la vida austera.

Este paisaje tiene algo de mí


Que es tan de todos y de ninguno
Como esos perros
Que aúllan a la luna,
A la luna que prefiere
Mi espejo para pintarse
Antes de salir al monte.

Este paisaje me acerca su mirada


121
De ventana melancólica,
Y me alarga el silencio
con sus brazos de musgo y de rocío,
Me dice -hablemos -, me dice- quédate, -
Desde la humedad de sus deseos,
Desde la persistencia de su olvido
Con su cara de lánguido fantasma.

Aquí, donde las mujeres toman


La rienda de sus maridos que son mis amigos
Y les levantan la mano cuando se emborrachan,
Aquí donde aún juegan niños y animales,
Gallos y gallinas, testigos de la madrugada,
Corren con sus caballos y sus puercos,
Con sus guardianes de casa
Y sus gatos devorando pájaros,
Y sus pájaros absorbiendo
El germen de su urbana sustancia.

Si pudiera llevarme este paisaje


Que no está en ningún mapa,
Que los turistas ignoran
Donde se matan a besos los amantes
Debajo de esa higuera,
Y disparan contra el cielo los escépticos.
Si pudiera llevarme este paisaje
Junto a mis binoculares
Quienes juran no haber visto nada,
Al empacar el sueño y la mañana,
Si fuera dos hombres a la vez
Uno se quedaría aquí,
Pero mi vida sólo puede tener un sentido.

122
¿DÓNDE ESTÁN LOS HÉROES?
En visita al Museo de los Derechos Humanos, Santiago.

He venido a buscar a los héroes,


Quiero estrechar sus osamentas,
Doblar mi rodilla ante sus monumentos
Reconocer que murieran por sus sueños,
Por esta patria desangrada,
¿Dónde están sus cabezas ahora?

No he venido a buscar a los cobardes.


Exijo escarbar la tierra en este punto.
Como en toda contienda del pasado
Contuvo a personajes adversarios,
De otro modo y sin más motivo jamás
Hubiera acontecido ninguna historia.

He venido a buscar a los justos


Y a cambio de ellos
¿A quienes encuentro?:
Una tierra plagada de villanos,
Los rostros de los verdugos,
¿Un culto a la cobardía?,
Listados interminables
De víctimas desarmadas.
Un museo de la desidia.

En Chile, ningún héroe,


Después del derrocamiento
De la Dictadura Militar
Fue reconocido por el Estado.

123
MI GENERACIÓN

Éramos, yo diría,
Una generación
De bárbaros soñadores,
Un puñado de locos hebefrénicos
Contra un ejército de asesinos.

Esfuerzo también
De la melancolía
Contra el odio,
Carácter de la tristeza
Contra el horror,
Un horizonte de cultura
Contra las sombras
Del poder vertical,
Una voz unida a otra voz
En el silencio de la impunidad,
Pureza de la juventud
Alzada esta vez
Contra la vieja opresión
Cortando los alambres del peligro
Donde había que rescatar al amor.

Fuimos todo eso y mucho más,


Torres de furiosa arquitectura,
Templos creados
Para el sueño y la unidad
O quizás puentes para el paso
De nuevas generaciones
Provocando a los guardianes
De la autoridad
Como quien cruza
Una línea de fuego y de esperanza.

Nuestra única droga consistía


124
En el letargo de soñar
Cómo sería ciertamente
Vivir en libertad.
Nuestra única doctrina
No fue más que un pretexto
Para ese encuentro total
Con la alegría y el valor,
Con un florido mandato
En las calles,
Y un rojo fundamento.

Porque nosotros sí sabíamos


Dónde estaban las armas
Y dónde se refugiaba
El amor perseguido
Y dónde pernoctaban
La luna y el sol clandestinos
Mientras caímos al suelo
Con las costillas rotas
Y apretábamos los dientes
Bajo el agua en los calabozos
Y porque a pesar del dolor
No éramos víctimas
Ni pasivos transeúntes
Que cruzaban las fronteras
Sino culpables deliberados
Que resueltamente decididos
Alegaban su inocencia en los tribunales,
Y porque nuestros enemigos
En tanto hacían lo suyo
Nosotros hacíamos lo nuestro.

125
HOMBRES CASADOS

Antiguamente los hombres casados


Si tenían amantes, a la hora de definirse,
Preferían, sin lugar a dudas, a sus señoras.
En la actualidad, es similar,
Pero con lugar a dudas:
Adoramos a nuestras amantes,
Detestamos a las esposas,
Elegimos por tanto a las amantes,
Hacemos sufrir a los hijos
Hasta que nos damos cuenta
Que los viejos sí sabían discernir.
Las mujeres, por otra parte
Odiaban a todos los hombres,
Hoy ninguna quiere tener dueño.

TOLERANCIA

El problema de la libertad no consiste


En elegir lo que uno quiere
Sino mas bien en permitir que otros hagan
Lo que uno no siempre quiere.

XENOFOBIA

Si matamos a los artistas


¿Quien denunciará los flagelos?,
Si matamos a los filósofos
¿Quien hará las preguntas?,
Si matamos a los escritores
¿Quién contará la historia?,
Si matamos a los poetas
¿Quién exaltará la belleza?,
Si matamos al Presidente,
Si bombardeamos la Moneda,
126
Si dinamitamos a los civiles
En los metrotrenes
¿Qué loco uniformado
Le dará las órdenes a la Nación?
Y a punta de metralla
Nos hará cantar el Himno Nacional
En campos de concentración.
Si matamos a los judíos
Y hacemos lámparas con sus pieles,
Si matamos a los negros,
Y si después seguimos
Matando rojos y amarillos,
Si matamos a los locos y a los disidentes,
Si matamos a los críticos
Y a los psicoanalistas,
Si matamos a los que no nos entienden,
A los que no se nos parecen,
A los que no se resisten
¿Quien quedará sobre la tierra?
¿Quién arrojará la última piedra?,
Pero si en vez de tanta sangre
Eliminamos la xenofobia,
Ese miedo absurdo a no reconocer
En otros algo de nosotros mismos
Entonces ya no será necesario
Seguir matando extraños.

RÉQUIEM PARA UN POETA


A Delfín Laborda

Al poeta yo vi caminar
Hacia su tumba
Esta mañana,
En su fenecer
Iba a paso lerdo,
Casi dormido,
127
Bajo el sol de enero
Sobre esta tierra.

Me dio tanto coraje


Recibir la ofrenda
De su mirada melancólica,
Su sonrisa de bandera
Y su tristeza azul
Diseminada en sus quimeras
Que un tanto morí con él
Cual si yo fuera
En sus zapatos.

Enfermo, como pudo,


Se arrancó de su lecho.
En una plaza frente al mar
Se despidió de sus amigos.

Llevaba su frente en alto,


Su lámpara de esperanza,
Su cuota de amapola,
Y con toda dignidad
La cruz de su martirio.
-Lo lamento- dijo un ruiseñor,
Sobre su hombro. -lo lamento. –

Poco a poco lo envolvió


La sombra lunar,
Más abajo
Lo esperó la primavera,
Esta vez
Pudo más la muerte
Que su espada y que su lira.

Pese al silencio inoportuno


Sus coplas de romántico fuego
128
Hoy irrumpen los senderos,
Algo similar
A la energía de un relámpago,
A un resplandor de oro
Para que nunca más la poesía
Palpite en las tinieblas.

LA MAGIA DE LA LECTURA

Cuando el hombre a prendió a leer


Quedó ensimismado en un mundo de ideas.
Supo que lo vital es, a los ojos, invisible
Y que lo visible muda de piel y de esqueleto cada día
Siendo la única permanencia el cambio que progresa.

Cuando el hombre aprendió a leer


Descifró las claves de la sabiduría,
Exilió los demonios que invadieron su ignorancia,
Rescató los pensamientos de enlutadas bibliotecas
Y marchó con ellos a plena luz
Por las calles a favor de su dignidad.

Cuando el hombre aprendió a leer


Voló por primera vez sin tener alas,
Viajó sin trasladarse, construyó su realidad
A partir de sus secretos sueños e ilusiones,
Se liberó de su limitada circunstancia.

Cuando el hombre olvidó los libros


Volvió a ser esclavo definitivo
De otros hombres, enredado
En la telaraña de sus arcaicos temores.

129
EL SEÑOR CONSUMIDOR

¡Ha muerto el ciudadano ilustre!


Que nos legó el Estado y la Nación.
Publicaron su muerte en las redes sociales
Y en los medios de incomunicación.

Ardiente caballero entre fábricas,


Minas de salitre y carbón,
En sindicatos de huelguistas,
Quijote procurador de la igualdad.
Hijo de los poderes de la república
Y de la revolución francesa.

Lo mató el cáncer de la individualidad,


Lo enterró la izquierda que también envejeció,
¿Será que cumplió su ciclo en este mundo?

Hoy, en pleno centro de su espacio vacío


Se abre paso otro personaje, actor social,
He aquí, os dejo con ustedes:
Al señor Consumidor,
Quien le ha de reemplazar,
Salvo que él no concurre a las urnas,
No distribuye panfletos en las calles,
No pierde su tiempo
En reuniones clandestinas,
Su poder adquisitivo
Es la medida de todas las cosas,
Solamente cree en su bolsillo
Y sueña en su realidad tangible.
Se siente pasado a llevar
Cuando ha pagado un precio excesivo,
Procura ser un sujeto exitoso,
Le sabe un tanto más que utópico
Eso del paraíso terrenal,
130
Sólo el progreso palpita en sus venas.

Da gusto encontrarle por ahí,


Tan ansioso en tiendas y supermercados
Acaparándose de objetos tecnológicos,
Es tan sofisticado, ya saben
Hasta ha previsto comprar su sepultura.
Resulta impresionante
La cantidad de sus desperdicios
Y la montaña de medicamentos
Que ingiere cada noche
Para compensar su neurosis
Y soportar al día siguiente
La cruz de su emprendimiento.

RELATO DE UN AMANTE RESILIENTE


(Basado en el relato de un paciente)

Fue como si el mundo


Se me viniera a los ojos
Con todos sus horrores
Cuando me dejaste.

Se me cayó la cara
Sobre la luna,
Me azoté el cráneo
Contra el cielo,
Creí caer hacia arriba,
Se me desprendió la piel,
Cáscara partida,
Me abrí las venas,
Pero adentro, ¡adentro
Se me secó la sangre!

Chillé como un condenado,


Como un niño asustado
131
Llamando a su madre.

Cuando me dejaste
Quedé desfragmentado
Y loco sabes, retorcido
Como un óleo daliliano.
De mí se reían
Hasta las piedras del camino.

Mi dentadura
Olvidó la risa por competo.
Para ser franco
No quería vivir,
Tomaba todo el tiempo
Coca- Cola a granel.

Me fumé la biblia entera


Ese primer mes
Cuando me dejaste,
Hasta que se me apagó la tele
Y dormí innecesariamente.

Me odié a mí mismo
Por ser lo que soy.

Me revolqué con prostitutas


Que carecían de la ruta
A la tierra de tu paraíso,
Y grité tu nombre, ¡tu nombre!
Sobre sus espaldas de hierro.

Me volví dramático,
¡Realmente dramático!
Como un jugador
De fútbol argentino
Que se retuerce y se agazapa
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Sobre el césped de la cancha
Sin que nadie lo topara,
Porque espera que pase el tiempo
¡Que pase el tiempo, che!

Y como un animal gramático


Escribí poemas, canciones,
Imbéciles estribillos,
Corrí, calle abajo,
A buscar a mis lectores,
No encontré a ninguno,
¡No encontré a ninguno!
Hijos de puta
Que bien saben esfumarse
Cuando se les busca.

Pero a ti no te importó
Mi cabeza ni mis letras,
Ni mi sangre en absoluto.

Después me puse a trabajar


Como chino en un matadero,
Allí se fue dorando mi templanza
A fuego lento junto a las reces.

Ahora regresas a buscarme,


Ahora vienes, dices
Por mi alma y por mi carne,
Ahora que ya estoy
Curado de espanto,
Te lo puedo confesar
Así de pie,
Tranquilo y sin rencores
Que a pesar de los dolores
No me cansé de amar
Y tú te puedes regresar
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Por donde mismo has venido
Porque ya no es a ti
A quien estoy amando.

CARTA ABIERTA A LOS REFORMADORES DE


LA EDUCACIÓN

Mi bisabuela siendo muy joven


Leyó a Campoamor,
Embelesada y furtiva.
Aunque hubiera preferido
Hacerlo bajo las estrellas,
Lo consiguió bajo su lecho
Con un escueto cabo de vela
Para alumbrar por las noches
Sus páginas amarillas,
Y para ahorrarse de su padre,
Quien le prohibía la lectura,
Una paliza repentina.

No sé cómo aprendió a leer


Si no había tiempo
De ir a la escuela
Porque había que trabajar
Ni cómo aprendió el amor
De un beso frío del dolor.

Una noche de invierno


Su amoroso protector
Le dispuso una carreta
Con dos caballos negros,
Apenas cumplió los doce años,
La expulsó de sus tierras
Bajo la lluvia del sur
Arrojando a sus pies
A su hermano menor
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Para que se hiciera cargo de él,
Y no volvió a verle jamás.
Así aprendió la vida,
Así aprendió a morir.

Era una mujer verdadera


No sólo lo digo por esta sangre
Sino mas bien
Porque, en general, los viejos,
Creo yo, eran personas admirables
Que honestamente
Nos heredaron con tan poco
La cornucopia de una patria entera.

Me enseñó a decir buenos días


Si era yo el que llegaba
Y a decir adiós
Si era yo el que me iba.
Aunque nunca he comprendido a Dios
Me hacía juntar las manos
Para rezar un Padre Nuestro
Y a dar las gracias
Por el día vivido,
Y a pedir permiso
Cuando es debido
A disculparme ante los errores,
A ser feliz con lo preciso,
A multiplicar los panes en la mesa
A perdonar, pero no olvidar,
Que a la a cosecha
Le antecede la siembra,
A no ser malo, en definitiva,
Aunque nunca fui muy bueno,
A tratar bien a la mujer
Aunque tampoco
He sido buen amante.
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-Que con las parejas nunca se sabe,
Ni todo el dinero ni todo el amor,-decía-
De haberle comprendido antes
¡Ay cuánto derroche malgastado!.
Decía que cuando sufres penas
Es preferible hacer un agujero
Y contárselo a la tierra,
Porque la tierra no te traiciona.

Escribo estas líneas


En el quinceavo año del siglo XXI,
Ahora que cargamos
A la mala educación
Con el paquete de nuestros males
En el país,
Ahora que se ha puesto de moda
Vender la intimidad
Y los principios escasean,
Y el individuo procura
No más allá de lo intrascendente.
De haber vivido Darwin.
¿Qué hubiera pensado?

Me cuesta trabajo comprender,


Admitir cómo el progreso
Ha barrido con tantas virtudes,
Precisamente porque los viejos
Siendo más ignorantes quizás
Le dieron de comer a sus vecinos,
Criaron a hijos ajenos,
Trabajaron sin derechos,
Resolvieron sus problemas,
Cuando los presidentes
No usaban guardaespaldas
Y el paisaje urbano
No parecía una cárcel de asesinos
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Con tantas protecciones,
Cuando no había que vivir armado
Y donde casi todo era un sacrificio,
Y nadie se quejaba de su mala suerte
Porque esos fueron
Los valores de su cultura,
Y porque cultura
No es sinónimo de educación.

ACERCA DEL ÉXITO Y DEL FRACASO DE LA POESÍA

En tanto se ponga resistencia


A lo que se escribe
La poesía aún está en el pan,
Está en las alas del día,
Sustancia liberada de su esencia
Subyace en la penumbra,
Y en la luz de su íntima textura,
Pervive en las bases y en las utopías,
Transita en cuadernos de estudiantes,
Palpita en los amantes sin freno,
En los talleres de artesanos,
Se sale de contexto y vuelve a su lugar,
Declama en el Podio y bajo la ducha,
Está en la verborrea de los borrachos,
En la integridad de los que callan,
En las consignas de los refractarios.

Probablemente no sea de interés


Para los adictos a la adrenalina,
Tal vez carezca
De entrevistas en los diarios,
Tal vez tenga tejado de vidrio,
Tal vez se ausente de la pantalla.
Probablemente no sirva
Para llenar la olla
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O acompañar al pescado frito
O a las carnes rojas,
O para levantar una barricada,
O para arrojársela
A los policías a la cara
En las manifestaciones públicas
Y en las detenciones arbitrarias.

Tal vez no sirva para nada,


Tal vez no se vista de gala,
Aunque sea citada
En parlamentos y en los seminarios,
Pero caemos a sus pies rendidos
Los hambrientos de sentido,
Los sedientos de palabras,
Los fabricantes de cultura,
Los devotos de la belleza.

Vino una vez


Un mecánico de automóviles
Hasta donde mismo declamo
Aquí de pie,
Quien escribió un poema,
Dijo que el motor del hombre
Necesitaba una nueva caja de cambio
Todos se asombraron,
Vino una vez un dirigente sindical
Quien también escribió un poema,
Todos lo aplaudieron,
Vino una vez un comunista,
Quien escribió con roja pluma
Un manifiesto lírico de hermandad,
Decía que el capital era el problema,
Todos coincidieron en rebelarse,
Vino una vez un novidente
Quien escribió otro poema,
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En él decía
Que el mundo estaba ciego,
Todos lo siguieron,
Vino una vez un cura
Quien decidió escribir sus cosas,
No dijo mucho,
Pero esta vez todos los niños
No sé por qué corrieron a perderse.

Como ven, no sé si me explico,


Ya casi todos tienen su estilo propio,
El único inconveniente de la poesía
Es que ya nadie lee a los poetas.

DESARROLLO HUMANO

Donde algunos ven semillas en sus manos


Otros descubren bosques potenciales.
Donde la mayoría resta o se contrae
Otros suman y se expanden.

Donde hay quienes advierten amenazas


Otros vislumbran oportunidades.
Donde algunos perciben peligros
Otros consideran retos.

Donde muchos evitan tortuosos sacrificios


Otros ofrendan sus vidas con total pasión.
Donde algunos dicen “no se puede”
Otros demuestran que nada es imposible.

Donde algunos se aburren y se adormecen


Otros trabajan duramente y sueñan despiertos,
Donde algunos viven con temor de rodillas
Otros se ponen de pie a combatir con valor.

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Donde algunos exclaman “esto es una locura”
Otros hallan sentido y razón,
Donde algunos se tropiezan con desperdicios
Otros encuentran tesoros a sus pies.

Donde algunos creen aproximarse a un final


Otros ven el surgimiento de una nueva etapa.
Donde casi todos claudican a la primera
Otros lo vuelven a intentar hasta vencer.

ZONA ESTÉRIL

Donde quiera que uno habite


Y ese sea probablemente
El lugar, la zona donde
A menudo seamos advertidos
Con hostil autoridad de castigos,
A través de sentencias tales como:
“Se prohíbe amarse a sí mismo”,
“No diferenciarse de los demás
En peligroso grado”,
“No mencionar ciertos fantasmas”,
Cualquier modo de exterminio,
De autocuidado y de excesos,
Donde se censure por decreto
El derecho a reflexionar
Y a reformular el problema,
Hacer uso de la sin razón
Y se pretenda un control
Bajo cualquier ominosa normativa
Contra la voluntad de sentido”,
Donde quiera que esto ocurra,
Donde uno fuera considerado
Un instrumento para un supremo fin,
En ese preciso momento
Debemos reconocer
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Que estamos en una zona estéril
Donde nadie podría desarrollarse
Ni mucho menos ser feliz,
Todo lo cual nos indica
Que debemos ir preparando
Nuestro equipaje
Antes de que se haga
Demasiado tarde.

LO QUE NO TE PERDONO

Si me has dejado de amar


O si sólo yo te amé,
Si lo que hubo ya no está,
O bien si tus dulces labios ahora sean de hiel
Y ya no evoquen mis besos la miel de tu amor.
Si no fui yo ese hombre que tú soñaste,
Si de golpe te decepcioné,
Y esquivas tus manos
Frágilmente de las mías
Y jalas de tu piel como una manta
Dejándome en el frío al descubierto.
Si ya no hay remedio
Que cure al desencanto,
Y por todas estas
Y tantas otras razones
Prefieras retirarte
Por tu luz y por tu bien
Como una ola de mi vida,
Eso lo puedo entender.

Si te cansaste de recorrer
Por nuestros paisajes
Tomados de la mano
Como dos niños que se juntan
Para luego extraviarse
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En un oscuro bosque.
Si te agobiaron
Los obstáculos del camino,
Si tu corazón de piedra
No volverá a abrirse jamás,
A ser flor total para mí
Como lo fuera antes
Sobre la llama ardiente de mi pecho.

Si cometí tantos errores,


Si todo lo hice mal,
Si sólo eso signifiqué para ti.
Si piensas que ya no queda nada
Que valga la pena por qué luchar
Y por qué recomenzar.
Si al pasado resuelves colgarlo
Como a un traje viejo en un armario,
Y olvidar el ayer te resulte
Más cómodo que soportarme,
Todo eso, créeme, lo puedo aceptar.

Pero si te alejas obstinada


De mi vida y de mi arena,
Si renuncias con un secreto fulgor interior,
Con al menos una gota de amor
Circulando, temblorosa, por tus venas
Como creo que aún perviven tantas
En la intimidad de tus entrañas,
En la raíz de tus tinieblas
Y en la salobre cruz de tu dolor.
Si me dejas, amor, y aún tu pecho arde
Por mí en el hermético túnel de tu silencio,
Eso no te lo voy a perdonar.

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